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oraz COMO NUNCA ANTES... Identidad, procesos sociopoliticos y construccién del conocimiento en la América Latina del “Bicentenario” Eduardo Urbano Para alumnos y coleoas, compaiteros de ruta en el campo social, esta reflerién, como un modesto agregado ta biequeda de identificar esas voces... que repican desde el fondo, vienen desde atras, se escuchan desde lejos y se bienten... jeada vez mds cereal Refirléndose a América Latina, ante el horizonte que por entonces presig~ rificaba el aio 2000, en un delicado momento de su gobierno (1953), un ya Curtido lider politico, referente de uno de los idearios més propios del cont Hente, decia: “Pienso yo que el a8o 2000 nos va a sorprender o unidos 0 domi- JHados... (Perén, 2005: 60}. Hoy, en 2010, en lo que pareciere ser una suerte de efemérides liminar a nivel de las culturas oficiales y mediaticas, antes de Jadiscusién de si unidos o dominades, o de cudnto de cada... vale reparar e que luego de la devastacién del necliberalismo, haber comenzade un nuevo Tiglo como latinoemericanos fte un hecho en si mismo destacable. Luego de nuestra “década perdida”, Ia del 80, con democracias estrangu- ladas por una deuda externa inaceptable ¢ impagable, que no lograron cons- disuir un club de deudores que le pusiera los puntos a la posicién de los acree- Gores, el verdaval del pensamiento tnico impuesto por el telunfo del capita liemo globalizedo en el campo internacional, en nuestras naciones durante os 90 con la privatizacién de nuestros patrimonios piblices, mestros recur sos naturales 7 nuestras précticas politicas, completé In destrucciéa que en Io material, en lo ideolbgico y ex 10 cultural habien realizado en los afios 70 lee dictaduras del terrorismo de Estado y de la doctrina de Ia seguridad nacio- nal, aquella que, al colocarnes geopaliticamente en la l6gica del mundo bipo- Jar como “el patio trasero” de Estados Unitios, le marcaba a muestras Pucrzas ‘Acmadas Ja “tarea” de combatir a] “enemigo intemo infiltrado” entre los eit Gadanos, mientras le primera potencia del “mundo libre” garantizaba la segu- ridad “externa” del continente. [691 0 Bduerdo Urbano Yes claro que, sin Ia accién del terror de esos afios, no se explican ni la “década perdida” ni la “década feliz". Hoy el proceso por el que en ios tltimos afios nuestras naciones parecen efirmarsc en la decisin de defar de ser “patio trasero” y construir caminos propios con “presidentes que se parecen @ sus pucblos’,! nos muestra con mayor nitides las fragmenteciones sociales y culturales que en el interior de nuestras sociedades seguimos manteniendo. Hacla 2010, a1 cumplirse para tos antes (Halt), para otros después (Pera, Brasil), el bicentenario de las revoluciones antivcloniales en nuestro continente, no todos sus habitantes celebran... EL PROBLEMA DE NUESTRA IDENTIDAD Para més de una mitad de Ie poblacién actual, compuesta por comunidar des de pucblos originarios y afroamericancs, no se trata de un momento “fun. dante"; para sectores y personas convencidos de la importancia de seguir “el rambo que lleva a la calidad de vida que tienen los paises més grandes del mundo" es una fecha que nos debe disparar al futuro reivindicande del pasado Jo que nos permitié vivir en algunos momentos como en esos grandes paises; ara quienes cuestionamos lo sucedido, entonces y ahora, se trata de un ‘momento que provoca;preguntas que remiten a otras preguntas por lo que fae, or lo que somos y por lo que queremos. Este tltimo caso, que ee el mis complejo frente al asunto, es el caso de quienes, como quien esto escribe, tenemos planteado abiertamente el pro- blema de nuestra identidad, ‘Simén Bolivar lo tenfa claramente planteado, cuando se dirige, por ejem- Plo, al Congreso de Angostura que va a decidir la organizacién politica de ‘Venezuela. Bn momentos de duca o confusiones, ea irresistible recurrir a él, 2Qué les dice @ los representantes del pueblo? No somes europeos, ro somos indioe, sino una especie media fentre los aborigenes y los espaficles. Americanos por nacimiento y europens por derechos, nos hallamos en el conilicto de disputar a lo naturales lo titulos de posesién y de mantenernes en el pais que tes vio nacer, contra la oposicién de los tnvasores; asi nuestro caso e8 el ms extracrdinario y complejo, (Bolivar, 1983: 65) Bn linea con ou gran maestro, Simén Rodriguez, que refiiéndose a la construccién de nuestras patrias habia acufado la expresion “o inventamos © ccramos", Bolivar advirtid en ese mismo discurso sobre la necesidad de per. samnos desde lo propio nuestro: 2. La expresitn, verdadero hallazgo, la trae Daniel Films en a presentacién de un ciclo de entrevstas que realizara durante 2009 a presidentes dela Fegién, transmtidas por Ja televisin publica con a! tal “Presidentes de Latinoemérica™ osort22 Como nunca antes. as tame petiolate el Congo she naa aque pusde set de tne bnportanca vital. Dengemoe eu cute que Buesuo pueblo no el europea ni el amenicane del norte, que aks Bie tn aust de Ae y de Anson qu una emanate Europa: puce que hasta la Sapa miama dja Ge ser earopen por st Suagre ficana (Grate, por Sus inatnalones y por au execter: Bs imposible asgaar con propiedad a qué familia humana pertensremoe Eaimayor pars del indigena ge ha sniqulado,«exzopeo ge ha mes. clado con el americano con sl afc, te oe ha tesco con el indloy con el europen, Necsiostolos de sene de una misma mache, ruesizos padre, ciferentes en tigen yen sangre, aon erates; 7 todos dinarenvsiblamenteenla epidermis; eata desemejanca trae ut reato de la mayor trascendencia. Bava, 1982: 7) La reflexién y las preguntas acerca de qué y quiénes somos con relacién. a los otros y la necesidad de asumir auestros origenes al fandar un destino comtin estén aqui, en pocos renglones, claramente expresadas y con palabras simples, por parte del Libertador. QUE PASO ENTONCES...? Hecia 1880, al constituirse cada Estado-nacién Iuego de siete décadas de lushes civiles que siguieron a las revoluciones anticoloniales, se produjo un corte entre esa patria que querian forjarios emancipadores y las naciones que “disetian* las elites “criollas* ganadoras de esas luchas civiles, que se sentian descendientes de europeos y ve consideraban “uno de ellos", sin nada en ‘comin con “esos otros” indios, negros y mes¥zos americanos (Fernandez Retamar, 2006). Civilizar, primero; modernizar, después, fueron procesos eémpulsivos por Jos que la matriz colonial iberoamericana se “reprogramaba” imponiendo lo europeo de Francia e Inglaterra y lo “americano” del norte, encima de lo “bar bere” (y atrasado) nuestro, al contratio de lo que Simén Rodriguez llamara “colonizar con los propios habitantes... huasos, chinos y bérbaros; gatichos, cholos y guachinaigos; negros, prietos y gentiles; serranos, calentanos, ind _genas} gentes de color y de ruana; morenos, mulatos y 2ambos; blazicos por- flados y patas amarillas, y una chusma de cruzados, tercerones, cuarterones, quinterotes y salta atrés..." (Rodriguez, 1983), Ena derrota de esta matriz de identidad, poco importé que Francisco Bil- ‘bao (1986) recordara que fuimos “los pobres de las reptiblicas del sur los que teminamos con la esclavitud mientras los felices y ricos del norte, no; que Pusiera como ejemplo de le prostitucién de la palabra que el “civilizado” pidiera el exterminio de indios y gauchos, y que preguntara: {For qué no coloniaais vusstra terra con sus propios hijos, con vyuestros propios hermanos, con sus actuales habitentes, con los que deben ser sus poseedores ¥ propictarios? 2 Eduardo Urbano Es evident jue, para quienes esto impulsaban, no se trataba de hijos, de hermanos, ni de poseedores ni propietarios correspondientes; si de “actuales hhabitantes*, a los que jusgaban sin la menor consideracton de lo que José ‘Marti les imputara conic ‘el pretexto indefendible’: De que unos ambicioges que saben latin tienen derecho natural d= rebar su terra a1unos affieanos que hablan grabe; (..] de que la efii- aciin, que es el nombre vulgar con gle corre el estado actual del hom bre europes, iene derecho naterel de apoderarse dela terra ajen per fenesiente ala borbarle, que es el nombre que los que desean la terra jena dan al estado actual de todo hombre que no es de Europa o de JTa.América europea. (Citado por Fernandez Retamar, 2006) LAMEMORIA DEL REVES ‘lelamente, y proyectiadolo de generacién en generacién, les elites que hegemonizaron los procesos politicos y culturales impusieron, en le constrc- cidn del conocimiento sobre nosotros mismos, el eurocentrismo como valor cultural. Por una compleja tram de sazones y circunstancias que estudiosos de st propia cultura han abordado con agudeza (Bitterli, 1982; Lindqvist, 1996], los, europeos que “conguistaron el mundo” hace mas de cinco sigos evaban con sigo una idea de civiizacién que les hizo sentir en su alteridad con esos Sotros’ que Cina 0 el islam eran “superiores" y las gentes de América eran “inferiores". Esto explica en parte por qué, por cjemplo, 1a geometria, la astro- nomiao la arquitectura que admiran en los érabes Ja destruyen en los mayas. ‘Ese mirar el mundo desde Burope de las elites latinoamericanes -el euro centrismo~ se reprodujo a travée de campos culturales estratégicos, como la educacién, en la que la construccién de nuestra historiografia es uno de los cjemplos de mayor significacién en la conformacién de nuestro sentido comitin, entendido éste como aquel conjunto de conocimientos primarios y de “saberes" que nos hacen aceptar que lo que “vemos" y “nos dicen” “ce” asi... ‘En nuestro caso, en Ia Argentina, no sélo en nuestros programas de estt- Gio, por ejemplo ~pretenciosamente “universalistas’=, las culturas america: nas han aperecido por décadas ~y aparecen aun en muchos casos~ a partir Ge su “contacto” con los europeos no antes, como en verdad “aparecieron", Sino que en lo que refiere a Asia o Africa -las otras “partes” del mundo con- quistado- cualquier menciéa a ellas tiene un punto en la desintegracion del Imperio Romano para “reaparecer” ~salvo aisladas alusiones como en. 10s “via- jes de descubrimiento” 0 en expediciones como la de Napoleén a Egipto~ recién sobre fines del siglo xx, cuando son objetos de “reparto" entre las potencias imperialistas europess. Los preceptos del Marti de Nuestra América (1980) no han sido los que nuestras elites entendieran para articular practica politica, culture y conoci- miento: cennee como munca antes. a conocer es resolver. Conocer el pais, y obernarle conforms l eon0~ cuniento, e2 el dnico modo de Hbcarlo de tiranias. La universidad earo- (Gea ba de coder ala universidad americana. La historia de América, de Be incas act, ha de ensefarse al dedllo, aunque no se enseAe Ie de los sreontes de Grecia. Nuestra Grecia es preferible ala Grecia que 2 eS iresira, Nes e8 mide necesaria. Los palticos nacionsles han de seem Fines a los polftcos exdticos. Injétese en nuestras replblics e] Pinndo, pero el tronco ha de eer el de nuestras replicas, (12) ‘Bee corte del “qué pasé entonces” entre la patria delos emancipadores y les naciones que “disefiaron” las elites “criollas” trastocd nuestra alteridad y planté nuestra memoria det revés... NUESTRA ALTERIDAD En los origenes del “encuentro” entre América y Buropa, nuestro “bau- tismo" como "Nuevo Mundo” expresa. que Io que se “ve” como “novedad” Io es fon relacién al horlzonte de conocimientos que los europeos xenen sl momento del hecho. Roy Prelswerk y Dominique Perrot (1979), en un trabjo ya clésico, llama ron “tipelogia eutocentrada” al producto de 1a operacion cognoseitiva que para entender algo “distinto” toma concepts y establece hipétesis que tienen Romo susirato la autoimagen de la propia sociedad o grupo: se considers, de SGe modo, al “otro” por lo que no es con relacion al “si mismo", antes que por qo que es precisamente; se explica la situacién de los otros recurriendo a con- cepts que sirvan ol andlisis de la situacién del que analiza (por ejemplo, eekiegad con Estado, economia de mercado, cultura escrita) y deja de pe: ‘birse tanto la posibilidad de no contar con tn concepto que corresponda el fendmeno que se esté observando, como la de ester realizendo una transfe- rencia intercultural de conceptos inadecuads. Claro que en este ditime caso habria que partir de aceptar la existencia de soua® cultura, y para nuestro “descubrimiento” la nominaciéa de “Nuevo Mundo” entrade, a la vee, us juicio acerca de la historicidad de las eociedades famericanas y de sus realizaciones, en funcién de lo que los europeos creian 0 pensaban para si mismos ‘Entonces, lo que se presenta como wn “hecho objetivo” ~el descubrimiento de América: es en realidad un juicio de valor establecido desde los parémme- troe del conquistador. ‘i reconocimiento de le alteridad a través de un “otro” dietiato a “unc”, como modo de relacionamos propio de nuestra especie, cuanto no ee com- prende en su justa significacién 0 se niega, se operativiza en racionalizacio eee quie por la “negative” o por la “positiva” toman la forma, cegin el ease, de fa descalificacion o de 1a idealizacién de exe “otro” ‘Bn cu dimension intracultural, cuando esto ocurre, los vinculos com tn cotzo" que vive en la misma sociedad quedan definiées por el sociocentrismo 6 Bauardo caracteristico de quien, al hacer Ia consideracién toma como perimetso el “srapo" propio y al no aceptar como valida ~o legtima- la diferencia, a alte- ridad, no se comprende, o directamente se niega, fiindando las formas de rechazo de més variado origen: étnico, social, de género, etario, texcal, rel gos, nacional. Quien no se me parece no es (negacién), af merece ser (exchusiénl; quien no se identifica con nuestros valeres no puede ni debe estar con nosotros ie, criminaeton). Visto desde el mirador social de la zona media y alta de nuestras socieda des latinoamericanes, ¢s la consideracién més contin sobre pobres, marginas les, determinadts “ininigrantes" y “originarios". En su dimensién intercultural, cuando habiendo hebido una relacion de dominacién ésta fue suficientemente efectiva como para que la “superiorided” aque 18 “justifica” fuera internalizada en el dominado, es este mismo el que desde ou “inferioridad’ idealiza esa alteridad En pleno escenario de tierra arrasada por dictadura y neoliberaiamo, ea Paraguay une encuesta de principios de la década de 1980 mostraba que, lejos de reivindicar el hecho de que el guarant sea el dnico caso en el que la Jengua del dominado es idioma oficial de tn pais, la mayoria de los paragua~ yos consideraban que quienes no entienden el espaiiol son como animales (Galeano, 1992: 18-19). Hoy, este gigantesca operacion de trastocamiento de nuestra alteridad sigue teniendo para nosotros dos consectiencias estratégicas en la constmuc- ign del conocimiento: 1) el conocimiento “cotizalo” como tales el que se pres duce en Europa (en ciencias socisles, Francia, Inglaterra, Alemania) on Estados Unidos, y 2) producido aquf, en Nuestra América, desde lo eapect- fico nuestro, desde lo “atipioo” en términos de los paradigmas euroestadouni= denses dominantes, ae “ve” como *pintoresco",« lo sumo, come “cultural, Es iimpensable que pueda ser tomado como fuente para el desarrollo de la cien- cia y dela comunidad. EL PRESENTE DEL DERECHO ‘Alas puertas de una curiosa celebracién, promovida deste Bspatay acep- tada de buen grado por los gobiemnos neoliberales de entonces, Ia del “Quinto Centenario del encuentro de dos mundos", en 1992, Eduardo Galeano (1992), al iniciar un escrito diciendo “el 12 de octubre de 1492 América desculicié el capitalismo” (17), hizo célebre Ia inversién de una frase, desde el punto de vista del “otro” ~que en este caso, somos nosotros... instalada por generacio. nes en nuestros textos eacoleres. Entonces, como ahora, nos retrotrajo sobre nosotros mismos en le cuestién de nuestra alteridad. Sera que todavia no terminamos de “descubririo"? 2O que ahi estd nues- tra “tara” originaria? .O serd ambas coses? i “mademnizacién” signiticé para nosotros liquidacién patrimenisl, vacia- oazrt22 Como munca antes: i miento cultural y genocidio social, epodemos aceptar de hecho transitar un, presente ‘sin historia"? ¢Podemos seguir creyendo en un futuro “sin pasado”? Puede que con motivo del "Bicentenario” estemos a punto de asistir, por parte de las culturas mediaticas “oficiales” construidas desde ese mirador social de Ja zona media y alta de nuestrae sociedadee latinoamericanas, a la conerecién de un nuevo “encubrimiento” de la voz de los pueblos originarios ¥ de los aftodescendientes, asi como la de los emancipadares y de los pobres ¥ excluidos sociales, bajo el colorido discurso “multicultural” de la inclusion, en los “derechos ciudadanos Pero, en esta ocasién, en un mundo en el que ya los “grandes paises” no parecen tan grandes en tanto “garantias” de prosperidad, nl pueden tampoco disimular més su responsebilidad central en la promocién de las erisis ~sociceconémica, alimentaria, ambiental, financiera, politica que atraviesan nuestra especie y el planeta, nuestras sociedades como conjunto, como colec- ‘ivos sociales, tienen, como tal vez nunca antes, con etos “piesidentes que se parecen a sus pueblos”, condiciones de visibilidad sobre sf mismas que hacen que hasta quienes no quieran verlo, no lo puedan negar... ‘Los trabajadores del conocimiento, para contribuir en esta coyuntura linica a la articulacion correspondiente entre practica poliwea, cultura y cono- cimiento, deberiamos ya -geudndo si no ahora...?~ acompaiiar la marcha de los procesos politicos y sociales de nuestro continente con la osadia de enten- cer lo que nos pasa y de entender el mundo, desde nosotros, producir teorla propia, replegamnos sobre nuestros pensadores funcadores y “convertislos” en fuentes de divulgacién y de consulta, Volver nuestra mirada sobre nuestra historia, “leyéndola” en Bolivar, San Martin, Marti, Artigas; sin dejar de leer a Piaget o @ Foucault, leer mas a Paulo Freire y a Franz Fanon. ¥ jugarnos a darles mas lugar en nuestros programas y Planes de estudio, En esta hora de Ja humanidad, nos sobra inteligencia original para “dexra- nar’ desde nuestra América al conocimiento del mundo a Rodolfo Kusch, Josué de Castro, Darcy Ribeiro, Juan Bautista Alberdi, Arturo Jauretche, José Carlos Mariétegui y cuéntos ms... Desde esta perspectiva, una efemérides, la del “Bicentenario”, “definida” & Fartir de lo que nos pas6 con ellos, los conquistadores, seria apropiada por rosotros, en el camino de definimosdesde nuestra mismidady en la supera- cign de nuestras fragmentaciones. ‘REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS Juno, Francisco (1986), Iniciativa de la América. Idea de un Congreso Fecleral de las Repiblicas, Mexico, UnaYe-UDA Brremtz, Urs (1982), Los “salugjec” y los “clulizados", Bl encuentra de Europa y uuliramar, México, Fondo de Cultura Econémica. Bouvaa, Simén (1983), El pensamiento vivo de Holiver, Buenos Aires, Losada. 16 Bduerde Urbano enwanpez REWAAR, Roberto (2006), Pensamiento de Nuestra América, Autorrefte- wiones y propuestas. Buenos Aires, CLACSO. Gatzano, Eduardo (1993), Ser como ellos, Buenos Aires, Catélogos. Linguist, Sven (1996), Bxterminad a todos fos Drutos, Buenos Aires, Oficina de Publicaciones dei cac, Universidad de Buenos Aires. 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