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Florence Thomas Conversaciones con Violeta HISTORIA DE UNA REVOLUCION INACABADA ss | ae 1 \ AGUILAR is 3 e Florence Thomas Naci6 en Rouen, Francia. Es psic6loga y magister en psicologia social de la U versidad de Paris. Desde 1967 se encuentra vinculada a la Universidad Nacional de Colombia como profesora titular y emérita del Departamen- to de Psicologia; y desde 1985 es coordi- nadora del Grupo Mujer y Sociedad del mismo centro docente. Feminista activis- ta, ademés es asesora de organismos oficia- les no gubernamentales en el campo de la problematica femenina y los estudios de género. Ha escrito varios libros, entre los que se destacan El macho y la hembra recons- truidos, Los estragos del amor, Conversa- cion con un hombre ausente, La mujer tiene la palabra (Aguilar, 2001), Género: Femenino (Aguilar, 2003) y Palabras en el tiempo (Aguilar, 2003). Desde 1999 es columnista del diario El po de Bogota. jora en el 2005 del Premio Simon war por la mejor columna de opini6n. ns Conversaciones con Violeta Florence Thomas Conversaciones con Violeta WISTORMA DE UNA REVOLUCION IMacaBADA AGUILAR © 2006, Florence Thomas © De esta ediciés 2006, Distribuidora y Editora Aguilar, Altea, Taurus, Alfaguara S. A. Calle 80 No. 10-23 Teléfono (571) 6 39 60.00 ‘Telefax (571) 2 36 93 82 Bogotd, Colombia * Aguilar, Altea, ‘Taurus, Alfaguata, 8. A. Av, Leandro N. Alem 720 (C1001 AAP), Buenos Aires, + Santillana Ediciones Generales, S. A. de C. V. Avda. Universidad, 767, Col. del Valle, México, D.F. C. P..03100 *+ Santillana Ediciones Generales, S. L. Torrelaguna, 60.28043, Madrid Disefo de cubierta: Nancy Cruz Tustracién de cubierta: Jeanpaul Zapata ISBN; 958-704-394-4 Printed in Colombia Impreso en Colombia Primera edicién en Colombia, marzo de 2006 Primera reimpresién, mayo de 2006 ‘Todos los derechos reservados, Esta publicacién no puede ser reproducida, ni en todo ni en parte, ni registrada en 0 transmitida por un sistema de recuperacién de informacién, en ninguna forma ni por ningtin medio, sea mecénico, fotoquimico, clectrénico, magnético, electtodptico, por fotocapia, © cualquier otro, sin el premiso previo por escrito de la editorial Contenido |No, Violeta... no hemos llegado! 25 I'l amor o el lugar por excelencia de una fragilidad no resuelta........0..0. eee LG, NI cuerpo femenino colonizado: (uc ha sido objeto de deseo tantas veces, y lan pocas amado y celebrado ............... 115 Mamilia-trabajo: un binomio problematico ................ 004 147 Bl lenguaje usurpado - 187 Conclusion: Si, Violeta, creo en la posibilidad de otro mundo mejor para todos y todas 211 Prefacio | | ace varios meses, me encontraba en la sala de espera de un consultorio odontolégico. Pocas revistas, algunas de- inasiado viejas, otras banales. Habja olvidado traer algo de Jectura y la espera pintaba larga, En la sala solo quedaba- mos dos mujeres. En efecto, a mi derecha, una joven mu- jer de unos veintiocho 0 treinta afios, vestida con blue jeans, camisa de lino y una chaqueta més bien ligera para el frio de la ciudad, esperaba pacientemente su turno para ese otro parto que es la dentisteria. Y sucedié lo que mAs tarde dio origen a este libro. Ella, que hoy llamaré Violeta, probablemente mot- vada por el aburrimiento mutuo de nuestra espera, enta- ld la conversacién. Indagamos entonces las cosas usua- Jes que se preguntan dos mujeres que tratan de romper la monotontfa del momento. Ella dijo que me habia visto una © dos veces en television pero no recordaba el contexto. ‘Lravé entonces de contarle el probable escenario de esas entrevistas. Y para no dejar morir la conversacion, decidi hacerle un par de preguntas mds. Realmente solo queria yeguir conversando. Asi supe que esta mujer habja estu- dliado algunos semestres de administracién de empresas y luego se habia cambiado de carrera. Me conté también CONVERSACIONES CON VIOL EL que vivia sola, aun cuando hacia algun tiempo habia en- sayado la convivencia con un hombre con el cual no fan- cions la cosa. Me hablé de su madre, trabajadora social, hoy separada; me hablo de un padre lejano, ingeniero y de un hermano atin universitario, Entre muchas otras cosas me relaté algunos nudos propios de su generacién: una vida laboral inestable, unos amores dificiles, su incégnita frente a la maternidad y las dificultades de comunicacién con su madre. Fue entonces cuando le pregunté lo que ella pensaba del feminismo y de la defensa de los derechos de las mujeres: —No sé, pero para mi el feminismo es otro de esos «ismos» pasados de moda y que no sirve de gran cosa hoy. La respuesta, en el momento, no me impacté. E's mas, la conversaci6n continué normalmente hasta que el odon- télogo me hizo pasar a su consultorio. Durante cientos de charlas, conferencias y seminarios, he oido esta clase de reflexiones sobre el feminismo, ademas de otras, por cier- to mas duras. No obstante durante la sesién de odontolo- gia me invadié una extrafia rabia. ;Cémo esta mujer que habia tenido casi todo y que podia vivir muchas de las co- 5 que nuestra generacion no, habia podido decir lo que dijo! ‘Triste, regresé a mi casa con una amarga sensacion de que estaba perdiendo el tiempo. Y, sin embargo, sabia que esa joven mujer de la sala de espera de mi odontélo- go era, de alguna manera, la misma 0 igual a las amigas de mis hijos —-que tienen hoy entre 28 y 35 afios—, las pe- tiodistas que conozco, las jévenes ejecutivas que encuen- tro en los aviones, las profesionales que tratan de coneiliar trabajo, maternidad y marido 6 compafiero, o las mujeres afectivos, que de treinta aos, atin sin compromisos PLorence THomas preguntan «¢y dénde estén los hombres?», en fin, la gran mayoria de las hijas de mis amigas... ¢Qué ha pasado con nuestra revolucion silenciosa y fa generaci6n de nuestras hijas? ¢Por qué se hacen todas, 0 casi todas, las que no quie- ren saber cémo vivian sus bisabuelas, cudles fueron las fu- chas, la toma de conciencia y las rupturas que tuvieron que librar sus abuelas y madres para que ellas pudieran reco- ger y vivir hoy los logros conquistados? ¢Cémo es posible que, a pesar de todo, no busquen ex- plicaciones a ese extrafio malestar que viven atin muchas de ellas en lo cotidiano? Por qué es tan dificil para ellas seguir ese camino ini- ciado por sus abuelas y seguido por sus madres, tratando de asegurar que no haya retroceso posible? ¢Por qué aceptan tan facilmente que «los hombres las prefieren brutas» cuando ellas los quieren inteligentes? Dedico este libro a todas ellas y a sus amigos y compa- Heros inteligentes. I Pi 1 abrir mis encuentros con Violeta, escogi epigrafes de autores masculinos para que ella sepa que existio tam- Iien-un feminismo en masculino aun cuando el concepto de feminismo ni siquiera existia. A lo largo de los siglos en- \tramos algunos hombres inteligentes, preocupados por esta tenaz exclusién o discriminaci6n cultural nuestra; hom- Ives asombrados por nuestra inteligencia, hombres que wworaban nuestra compaiifa para debatir conjuntamente sobre los problemas mas serios del mundo, hombres que se senuan huérfanos de compafifa femenina, hombres que {ron en nuestra paulatina visibilizacién. Por supues- ta bien entrado el siglo xx, ellos fueron tildados de , anarquistas 0 locos de remate. Y Violeta tendra «uc saber que nuestro advenimiento en cuanto sujetas de palabras, de derechos y de deseos, lo debemos a las lu- thas de las mismas mujeres. De hecho, ni los Estados, ni los hombres mas inteligentes, ni siquiera nuestros com- pancros de vida y amores, nos regalaron algo. Todo lo que Violeta va a encontrar en las paginas siguientes, la marcha adelante nuestra, fue, y es atin, liderada por mujeres. No hay duda de esto. toy wtopist: Pero aqui van algunas frases bellas de hombres: «Las mujeres tienen razén de rebelarse contra las leyes porque las hicimos sin ellas». MOoNTAIGN «Podemos afirmar, con toda certeza, que el conocimiento que los hombres pueden adquirir de las mujeres, de lo que son, sin hablar de lo que podrian ser, es lamentablemente limitado y superficial y seguir siendo asi mientras las mujeres no puedan decir todo lo que tienen que decir». Jon Stuart Mit «Si prefiero las mujeres a los hombres es porque ellas tienen la ventaja de ser mas desequilibradas, es decir, més complicadas, mas perspicaces y mis cinicas, por no hablar de esta misteriosa superioridad que confiere una esclavitud milenaria». CIORAN posible que el anténimo de “olvidar” no sea “recordar”, sino “justicia”?». YERUSHALMI «Pero un filésofo sofiador, cuando suefia el lenguaje, cuando las palabras para él salen del fondo mismo de los suefios, gcémo puede no ser sensible a la rivalidad entre lo masculino y lo femenino que él descubre en el origen de la palabra? ». GASTON BACHELARD «El cambio mayor es sin duda el hecho de que la dominacién masculina ya no logra imponerse con la evidencia de antes, con la evidencia de lo que ni siquiera tenfa que ser demostrado». PIERRE BOURDIEU ~No he nacido para la inquietud. Mas bien para el dolor, para el infinito dolor de la pérdida». MARGUERITE YOURCE: Introduccion Gieo que desde que tengo la conciencia clara de ser fe- minista, no he hecho otra cosa que preguntarme :como ayudar a construir ese capitulo de la historia que se ha que- dado sin escritura y sin voz? ¢Cémo remediar la pérdida? somo dar existencia al saber de las mujeres, ese saber ig- norado por la historia oficial? ;Cémo ayudar a las muje- res a darse a luz a ellas mismas? ;Qué hacer para que su palabra sea escuchada y reconocida ante la ensordecedora palabra de un Dios masculino, del Padre, del Amo, del Ma- rido y del Hijo? ¢Qué hacer para que esta orfandad de los hombres se acabe? ¢Cémo instaurar una cultura que per- mita pensar en la otra, una cultura del dos, una cultura del estar juntos, capaz de generar una nueva ética de la dife- rencia escribiendo el ultimo capitulo del apartheid sexual que nos ha tocado vivir desde hace ms de veinte siglos? Muchas preguntas que tal vez tienen una sola respues- ta: nous voulons guerir d’étre femme. . Y en- tonces de repente, dudan... empiezan a sentir adentro un bichito al cual no quieren ponerle nombre, y se instala po- SON VIOLETA CONVERSAGIONES co a poco un extrafio malestar... no obstante, pareceria que no quieren saber. Como si tuvieran miedo de perder algo. :Perder qué? Lo tinico que pueden perder es ese es- tado de malestar que, incluso en estos estratos, termina a veces en depresion. Por algo repito a menudo que prefiero mil veces tra- bajar con mujeres populares, Ifderes comunales, madres solteras, mujeres pobres, campesinas, todas estas mujeres que han vivido tantas discriminaciones y tantas inequi- dades grabadas en la piel y en la memoria, que saben que no tienen nada que perder y todo por ganar. Por lo me- nos ellas entienden que les ofrecimos y ofrecemos digni- dad a través de un estatus de ciudadanas que les permi y les permitird seguir adquiriendo derechos; les ofrecemos escucharlas, les damos la palabra, que, en la gran mayoria de los casos, no habian tenido nunca, y asi pueden recu- perar algo de su propia historia, resignificandola desde una trama hecha esta vez de nuevas explicaciones. Les mos- tramos la importancia de tejer redes y fueron ellas las que nos ensefiaron a nunca dar un paso atras, porque cuando arrancan, nunca mds dan reversa. No tienen reversa. Pero la historia que voy a contar en estas paginas no es exactamente la historia de estas mujeres, aun cuando creo que muchas de las reflexiones que siguen pueden adaptarse a su condicién. En general la historia que si- gue es una historia situada en un contexto social distinto; es la historia de Violeta y de sus compafieras de clase, quie- ro decir, mujeres profesionales de clases medias y de con- dicién socioeconémica privilegiada. Pues sf, espero convencer a Violeta y a sus amigas de que tengan mucho cuidado con esos discursos politicamen- FLORENCE THOMAS 'e correctos que las convencen de que el feminismo fue im- portante pero que hoy dia no tiene sentido, pues las mu- eres estan en todas partes, tienen todo o casi todo, han si- lo escuchadas, y hombres y mujeres ya son iguales y punto. Y he ofdo a hombres afiadir, previniéndolas: «Dejen a estas feministas, malamadas, vengativas y amargas, y si- #11 como mujeres inteligentes, seduciéndonos con estos atributos que nos gustan tanto». Si, a través de Violeta, quisiera convencer a mujeres ya hombres inteligentes que nunca, por lo menos en Co- lombia, ha sido tan pertinente el feminismo y que sus de- hates son debates de la modernidad, de la democracia; son debates que anhelan un mundo mejor, y que al contrario del machismo que maltrata, violenta, humilla y mata to- dos los dias, nosotras solo sofiamos y actuamos con esa utopia en el coraz6n, una utopia que nunea ha matado a na- dic y que hace avanzar la democracia en el pai Y no olvi- demos que la misoginia fue la que suscité o que generé el feminismo y no a la inversa. Y bueno, para mi escribir siempre ha tenido el fin de salvar algo. Gracias a Violeta, espero lograrlo. iNo, Violeta... no hemos Ilegado! Un poco de historia a que no sigas repitiendo que no ticne sentido ser minista hoy... ¥ para todos y todas los y las que ereen tes... yaquellos que afaden en general... «qué mas - No, Violeta, el debate sobre el lugar de las A lejos de cerrarse. quierer mujeres y sobre el feminismo e [impezaré con un poco de historia’, de historia reciente porque de hecho la historia de las mujeres es la de su ac- so ala palabra, Antes de esto, las mujeres habjan sido re- in esta breve historia menciono algunos eventos, wante nacionales como inter- ssacinmales, que cambiaron de alguna manera el rambo histGrico de las mujeres co- n muchos mis de los que se resumen aqui y hay ya trabajos ¢ inves- jones que «lan una rnirada mas completa de tos cantextos, legislaciones e s particulares de las mujeres colombianas y-de las emujcres en la historia cn cial de Ia mujer. 5 in juridica y Historie de Colombia, t ita, Bogota, 1989, Los tres tomas de Las anujeres ex le bistariat de Colombia, bajo la direce dala Vel ct. Tore, editada por Norma, Bogari, 1995 ie cox: Lats Pres alas def femrinisnra, realizade par Ch Fauna Wills. rs, 4 CONVERSACIONES GON presentadas y fantaseadas por los hombres, quienes no lo- graban describirlas o hablar de ellas, come si no tas co- no dar la medida de sus er de hue- nocieran 0 no hubieran podido s temores y fantasmas hacia ellas. Antes de ser muj sos y carne, de palabras y deseos, fuimos todas mujeres ima- ginadas, fantaseadas, mujeres de la ilusion, de la ilusion de los hombres, dirfa Ana Maria Fernandez’. Conocer nuestra historia es la inica manera de darle un sentido a nuestra existencia y comprender nuestro em- pefio por seguir rompiendo los moles exigides por una cultura patriareal y una moral judeo-cristiana terriblemen- te duras con nosotras, Conocer nuestra historia es una de las pocas estrategias que nos permite hoy resignificar nues- tra manera de habitar el mundo, interpretarlo y actuar so- pocas estrategias que nos permite to- lo que significa haber nacido mujer bre él. Es una de las mar conciencia sobr en una cultura patriareal. - deeia Jane Austen a propdsito de | :Sabes lo qu historia off jo? Pues escttchalat: fa solemne historia real, no me La histori a usted? 2sa casi nad Asi mismo, ya tenemos un acerve de tesis de maestria de la Eseuela de Estudios de Género de la Universidad Ide Colombia sobre varios dle bes proble- mus abordadas en esta conversacion com Vioketa * Ana Maria Ferndndes es psicdloga, psicoanafista y Ferninista argentina, profe jitulada de La WEA y autora de varios libros sobre la cuestiom femenina, entre los es esta [a atyfer de files: pacts y coutactos entre lnaunbires y anajere Nicole Loran, Les experiences de Tiresins, Le féminin et lboneme grec rl, LORD, Hlorexce Tomas —Adoro la historia —{ Qué envidia me da! He leido algo de historia, por obligacién; pero no veo en ella nada que irrite o no me aburra: disputas entre papas y reye: ucrras 0 pestes en cada pagina, hombres que no va- len gran cosa y casi nada de mujeres, jes un fastidio! Si, la historia contada exelusivamente por los hom- bres ha sido y sigue siendo un fastidio, estoy de acuer ne Austen, do con Ja Y en esta primera conversacion contigo, Violeta, arran- caré con la historia de tu abuela, Una abuela que habria podido nacer en 1911; de he- cho, mi madre, Marie Thérése, nacié en 1911, pero ha- blo de un abuela tuya hiperética, colombiana. Bien, tu abuela no podia merecer ain el ealificativo de ciudadana y a los 20 afios (en 1931), no solo no tenia de- recho a votar, sino que en caso de una herencia paterna, no podia administrarla. Tenia que entregarla a un hermano mayor oa su marido, en caso de estar casad Dicho en otras palabras, tu abuela era interdicta judicial, lo que significa que estaba totalmente pri- vada del ejercicio de ciertos derechos al igual que los dementes, los nifios y las nifias. Estudiar era todavia complicado aun cuando existian ya unos colegios de monjas. Tu abuela, tal vez, habria es- tudiado en el Colegio de La Ensefianza de La Compa- fia de Maria. Alli le habrian ensefiado ante todo a rezar, a coser y a bordar, a hablar un buen castellano y un poco de CONVERSACIONES GON WIGLIE ES. contabilidad, cosa importante para la «economia del ho- gar», y a volverse un ama de casa responsable. Su tnico destino era ser una esposa inmejorable, cuyo significado era la decencia y la represion de todo deseo que no estu- viera vinculado a la maternidad como tinica posibilidad de existir para una mujer de principios del siglo xx. Igunas mujeres de sectores me- de el final del siglo sax, Norma de losa Por cierto, p: dios, existian d Seforitas para formar macstras, ¥ a par jas escuclas de veinte surgi la ensenanza comercial y S Se- artes y.olicios, en las telegralistas, entre otras, En 1928 se cred even el Instituto Pedagégico Femenine. ‘Tu abuela, como ya lo mencioné, no podia represen- tarse a si misma legalmente y estaba lejos de tener igual- dad juridica con los hombres, pues ella, que se cas6 en 193 con un sefior que le Ilevaba 15 afios, estaba, ademas, bajo el yugo de la potestad marital. Salia poco a la calle y cuan- do lo haefa, siempre iha acompaiiada. Su palabra no podfa circular sino en el patio de atrds o en la cocina con sus hermanas, su madre y las comadres para comentar algunos eventos de la vida doméstica mien- tras ayudaban a preparar el ajiaco dominguero o el arroz de leche santaferefio. Muy pocas veces Ilegaban a sus oi- dos acontecimientos de afuera. Y aun cuando la hubieran aleanzado los ecos de la vida politica del momento, nadie le pedia id iera muy dificil darle un sentido a su existe! ndo o historizandola. El orden na- tural era la tinica explicacion que tenia.a mano para sopor- FLORENCE THOMAS lar y sobrevivir a su condicién de mujer. Las cosas eran asi y punto. Era un mandato de la naturaleza. Ademas, las lecturas que le estaban permitidas le reforzaban esta re- presentacion de un femenino fragil, emotivo, dependien- te econémicamente y pasivo sexualmente, es decir, una mu- jer predestinada a la maternidad, al servicio, a un amor abnegado, a la victimizacién y al sacrificio. Una mujer sin existencia en sf, tal cual la Maria de Jorge Isaacs. Era el rei- no absoluto del patriarcado y de la voluntad de una reli- gion que seguia considerando a las mujeres como el mayor peligro, es decir, como seres que hay que reprimir frente alas posibles manifestaciones de la inteligencia y de un de- seo propio, mejor dicho, de la carne, sinénimo de pecado. E] sujeto de deseo que tii eres hoy, Violeta, era una utopia para tu abuela. ¥ no sé si algunas mujeres de su weneracién lograron encontrarle mieles a una existencia alienada, a una palabra sin ecos, a unos cuerpos coloniza- dos y a unos pobres deseos mimetizados en deseos oficia- les, es decir, masculinos. No sé tampoco si tu abuela Io lo- #16; no lo creo, a menos que esa tan larga represién de una existencia propia muy sutilmente naturalizada haya lo- grado convertirse en una especie de sacrificio gozoso que muchas de las mujeres de esta época le ofrecian a Dios. «Suponer que la mujer pueda sentir placer se- xual es una vil calumnia». Acton (médico contempo- rineo de Freud), ‘Tu abuela habré podido, tal vez, leer Ed segundo sexo de Simone de Beauvoir —cuya primera edicién francesa es de 1949— a principios de los afios sesenta cuando ya Canversscioniin GON VIOLEDA tenfa cincuenta afios y cra muy tarde para ella. Resigni- ficar su vida exigirfa mucho valor a esta edad. ié en 1908, su hermana Simone de Beanvoi Héléne, en 1910. Mientras Simone escribia y se volvia un personaje célebre en el mundo entere por su de- a, Héléne fue una pintora, fensa de la causa feme: wucho menos conocida a pesar de tener una obra im- rade varias exposiciones. A Simone escribio: «No es portante y de haber real herm proposito de s' casualidad que dos hermanas de temperamento te diferente compartieran una actitud similar ur has ante la vida: las dos deseamos furiosamente otra exis- tencia que la que conocié nuestra madre, nuestras tias y todas estas mujeres Hlenas de virtudes, resignadas y que no hablaban sino de deheres, Nosotras dos que- dad, | primera ed ida, queriamos crear». riamos la fel in en espaol legé a Colombia, Siglo Veinte, en 1962, en dos tomes. No fue la Espana gracias ala editorial argenti una edicién rts franquista, por supuesto, la que tradujo la obra. En anto al Vaticano, se apresur6, por intermedio del rar EJ seguado sexo en el indice ante Oficio, a regis idos. de libros prohi Yo, tu madre, podré resignificar mi vida. ¥ ed recoge- ras los frutos de haber tenido una madre beauvoiriana... ‘Te cuento todo esto, Violeta, para que no olvides esta historia ruya tan reciente. Es la vida de tu abuela. Que po- dria haber muerto hace poco. No sé si esto te da la medi- 30 FLORENCE THoatas: da de lo que han significado los rompimientos que tuvie- ron que hacer las mujeres de mi generacién Pero, bueno, volvamos a los‘aiios treinta.../ 1930 ymi- remos los timidos cambios legislativos que van a ocurrir a partir de esta década. Gracias a Ja bulla de algunas muje- res de la generacién de tu abuela —un pufiado desmujeres— i , tebeldes, tercas_pero sobre todo. sofiadoras_y ansiosas de felicidad—se logré agrietar.el pesada-yeso.del molde oficial de Ja feminidad y dar los primeros pasos de una revolucién silenciosa que no ibaa dejar de crecer-y madurar sin estallar nunca. A esas mujeres del final de la década de los veinte y de los treinta que mi generacién re- conoce como las verdaderas pioneras del feminismo, aun cuando muchas de ellas no conoctan ni siquiera ese cali- ficativo, no las podemos olvidar’. Ellas se Iamaban, entre muchas otras,|Maria Cano, «La flor del trabajo», una de- fensora de las familias obreras que, entre otras cosas, hablé de los tres ochos para los hombres y-las-mujeres_trabaja- doras y obreras: ocho hor: trabajo, ocho horas de des-. canso y ocho horas de recreacién; Betsabé Espinosa, otra luchadora tan mal conocida, también defensera-detas-tra- bajadoras de esta €poca y especificamente-de las-textiteras~ de Antioquia y, por supuesto, Ofelia Uribe, Esmeralda Arboleda, Georgina Fletcher, Josefina Valencia —herma- na rebelde de Guillermo Leén Valencia—y Aydeé Anzola, entre otras, quienes consiguieron, en medio de inmensas documentacién sobre la vida de estas mujeres, se puede consultar el revista En Otras Palabras: «Mujeres que eseribieron el siglo XX. Enero- julio de 2000. El N° 7 se encuentra en a Fondo de Document: nero de Ia Fac | de Ciencias Humanas de Ja Universidad Nacional de Colom- bia, en la Biblioteca Nacional y también en la Biblioteca Luis Angel Arango. 31 CONVEHSACIONTS CON VIOLIEA resistencias, algunos progresos legislativos y_despuds de mas de 25 afios de lucha, el sufragio para las mujere: lombianas. Pero de pronto tu abuela no hacia parte de ellas. ‘a conocer mejor a Betsabé Espinosa; el 14 de de 1920 tiene lugar en Bello (Antioquia) un acontecimiento insélito, Las obreras de la fibrica de Emilio Restrepo, Compania de Tejidos Medellin, pa- ralivaron sus actividades en exigencia de aumentos sa- es, de la destitucién de los administradores que to de capataces» y del ce- mbién pe- lari pretendian imponer «un tre al del que eran objeto; t ala arbitraria prohibi se del abuso sexu dian que fuera aboli calzado, pues por su causa habian contra enfermedades, ademas pidieron el derecho a un Gem- alimentos. po para consumi | Las obreras encabezadas por Betsabé pe ron 22 dias en su movimiento. De nada valieron las sti- plica roco de Bello, ni la actitud intransigente de Emilio Restrepo, pues las obre apoyo de los pobladeres del municipio, que di¢ron to- do su respaldo a la huelga. ‘as a la mediacion de otros empresarios, de s del pi as contaban con ¢l Graci autoridades y del mi acuerdo en el cual se estipulé que la jornada de traba- a mayor de nueve horas y cincuenta minu- tos; s¢ logré un aumento del 40%, la posibi- lidad de que las obreras fueran oidas en sus cargos a destitucian de fos ca- mo obispo, se logré firmar un jo no ser los administradores y sosadores. (Citado en: revista Ea Otras Pa- contrs pataces 4 labras | enere-junio de 2000.) 32 N° 7. «Mujeres que escribieron el siglo XX», Fok nee Thomas 1932 (Ley 28): derecho de la mujer a administrar sus bie- | nes 1933 (Decreto 1874): derecho para las mujeres de in- gresar al bachillerato | 1933 (Decreto 227): derecho a la educacién superior para las mujeres | 1936 (Ley 45): establece el derecho de la mujer a desem- pefiar cargos publicos pero sin derecho al yoto jQué tal semejante incongruencia! Incongruencia que se traducfa a menudo en problemas muy concretos, tales co- mo el hecho de que estas mujere: nar puesto que no tenian cédula 10 ¢ podian posesio- Algo mas tarde y en el escenario internacional, entre muchos otros eventos, ocurrieron dos hechos trascenden- tales para el futuro de las mujeres. 1945: creacién de la Organizacién de las Naciones Unidas. 1948; Declaracién Universal de los Derechos Huma- nos que proclama, entre otras cosas, que «toda persona sin distincién de sexo es titular de todos los derechos y liber- tades que fija esta declaracion...». i Qué bella esta primera declaracién de principios: Pia- dosa y generosa pero absolutamente ingenua mientras se segufan desconociendo —o, mds grave aun, ocultando— los mecanismos y las multiples estrategias de la produc- ci6n y reproduccién de la desigualdad entre los sexos, [la- mada mas tarde desigualdad de género, y mientras se se- guia creyendo en una naturaleza femenina que ubicaba 33 CONV PRSACIONES CON «naturalmente> a las mujeres en un lugar de subordina- cidn y de inferioridad. Te cuento que durante muchos afios, en la Declara- cién Universal de los Derechos Humanos, no se encon- traba ninguna referencia explicita a las mujeres. Existia una concepcién «unisexo» de los derechos humanos y subyacia el concepto de hombre como sujeto universal que englobaba y representaba a los sujetos particulares. Las mujeres seguian sin existencia propia porque nacer hom- bre o nacer mujer era lo mismo. Esto representa exactamente el pensamiento univer- ta, un pensamiento que permite expresar frases como: "Todos los Hombres son iguales. ¥ me pregunto: gIncluso las mujeres?, porque de cada dos Hombres se debe supo- ner que uno es mujer, 20 no? Y¥ de una vez te digo y lo repetiré hasta el cansanci Una mujer no es un hombre, gde acuerdo?, por consiguien- te no es tampoco un Hombre, :seguimos de acuerdo?, en- tonces, una mujer es una mujer, asi de sencillo, pero, so- bre todo, de légico, zno te parece? De alguna manera se repetia lo que ya habia denuncia- do la gran Olimpia de Gouges en el momento de la De- claracién de los Derechos del Hombre y del Ciudadano en 1789, declaracién que nunca nombraba a las mujeres a pesar de su importante participacién en la Revolucién Francesa. Si, yo sé que ti ya conoces la historia de esta mujer porque me la has escuchado contar miltiples veces en mis conferencias, pero la vuelve a contar para los y las que no la conocen. Olimpia, ofuscada por esta tan viril De- claracién de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, redacta una Declaracién de la Mujer y de la Ciudadana, 34 FLoke sek THastas: en la cual traspone a las mujeres las ventajas del Estado de Derecho, insistiendo en el cardcter bisexuado de la comu- nidad civil y politica. Ella, quien diria mds tarde, dos afios antes de subir a Ja guillotina, «si la mujer tiene derecho a subir al cadalso, también debe tener el derecho a subir a la tribuna». Fue guillotinada por tanto atrevimiento.,. Y de hecho fueron necesarios muchos afios, inuchas luchas y muchas mujeres ilustradas para lograr superar la trampa del universalismo que nos obligaba a medirnas con pardmetros masculinos como si la historia y las necesida- des de las mujeres fueran las mismas que la historia y las necesidades de los hombres. a pesar de su grito tan idad» nde las mujeres. Las ignord de La Revolucién France: esperanzador de «Li ertad, Igualdad y Frat no mejord la condici manera vergonzante cuando muchas de ellas fueron activas revolucionarias y reclamaban justicia por me- dio de periddicos y clubes de ciudadanas revolucio- narias. Sin embar; ‘0, los hombres, bajo el pretexta de la natomia femenina y de sus «servidumbres fisio- lgicas», s fan rechazando cualquier posibilidad de otorgarles derechos. Aun asi, existieron 2 mocionantes excepciones tales como la del fildsofo et quien, desde antes de 1789, fue el tnico p de la Revolucion que reclamé la igualdad de teéri d de los Derechos del Hombre y del Ciuda ra las muje! chos entre los sexos y que critics la Declaracion ano por no mencid s niincluir de 0s para ellas. Deci «Por qué unas personas expucstas a embar zs y a indisposic n ejercer CONVERSACIONES GON VIOLETS derechos que nadie pens rechazar a hombres que tie nen gota o que se resfrian fei Y aprovecho para recordarles a las mujeres, a todas las mujeres del mundo y de paso a Elizabeth Badineer (que tanto quisimos con sus primeras obras —particularmente Fl uno es el otro’ y XY, ke identidad masculina*— y que tanto nos decepeiona hoy con su desacuerde con Ia ley de pa dad francesa), que antes de ser sujeto universal, tenemos que aprender a ser mujeres. Mientras no exista igualdad de oportunidades para hombres y mujeres en todos los es- pacios de la vida, tenemos que reivindicar nuestra condi- cién de mujer y no olvidar que la inmensa mayoria de ellas vive en situaciones y/o contextos socio-politicos de vul- nerabilidad y tiene una larga historia de discriminacion que hacen necesarias acciones positivas, es dec nisms legislativos, u otros, de reparacion histérica. Por- que si el universalismo consiste en ignorar absolutamente la diferencia sexual, es decir, el hecho de que la especie hu- mana esta hecha de hombres y mujeres que no tienen !a misma historia, entonces s¢ hace imperative realizar una critica filosdfica y politica del universalismo. meca- veth Badinter bY rte es ef 4 El ensayo de Eliz és una invitacion a reflexionar sobre las relacianes tre hombres y mujeres lo large de la historia y lo re— ado en: Bennite Groult, Lar feusinisme aw masculin, Editions Denoel/Gonthier, eth Badintec, Ey sino es ef otro, Planeta, 19% peth Badinter, NY, la Menrided maseuling, Norma, 1993~ 6 Fiore sce Tirosias comiende a todas las personas que quicran saber nis sobre la histe 2 del patriarcado, El texto se divide en tr randes partes cuyos ti tulos son guificatives, La primera parte Ihonada «E11 une * y’ el otre», desarrolla la hipéresis de ana com- plement ad original de los sexos en la época de fos cazadores-recolectores. La segunda, «l] une “sin” cLotres, corresponde ala época de un p alo ab- uto que se perfeccianand con el poder divine y abso- del Dios Padre. La tercera y altima parte titula- Pune “es” clotro», muestra la posibitidad de una autacion vertiginasa con La vde fa androginia ima cntences con la utopia. La dirima frase del eve hombre», to es «EI fin del hombre? No, ann Por el momento, y creo que por mucho tiempo atin, el planeta Tierra esta poblado de hombres y mujeres cu- yas historias, tanto de sus conciencias como de sus cuerpos, han sido demasiado diferentes. Y el famoso universalismo tiene cara de hombre, qué digo, de varén, aun cuando hom- bre se escribe con H mayiscula. Los pardmetros del uni- versalismo nunca son neutros, Violeta, son masculinos por Ja sencilla razén que el mundo fue pensado por hombres y para hombres y que esta famosa neutralidad es légica- mente masculina. Violeta, no olvides esto: Aprende a ser mujer, a cono- cer la historia de tus congéneres, empezando por tus abue- las, tus bisabuelas y todas estas mujeres que vieron an- tes, durante y después de la coloni CONVERSACIONES CON VIOLETS «Una mujer es la historia de sus actos y pensa- mientos, de sus células y neuronas, de sus heridas y entusiasmos, de sus amores y desamores. Una mujer es inevitablemente la historia de su vientre, de las se- millas que en él fecundaron o no lo hicieron © dejaron a de lo peque- a de lo callad a de muchos hom- de hacerlo... Una mujer es la hist no, de lo trivial, lo cotidi: Una mujer es br: raza. Y cs la historia de sus raices y su or no, siempre la histo: s, Una mujer es fa historia de su pueblo y de su gen, de cada mujer que fue alimentada por la anterior para que ella naciera: una mujer ¢s la historia de su sangr Pere luchas interiores. T ambién es la a de una conciencia y de sus nuna mujer es la historia de su utopia». (Mare Serrano, Antigna vida min.) Si, ya sé, ahora me vas a decir que la vida de muchos. hombres no era tampoco deslumbrante en estos tiempos, ni siquiera hoy dia. Me vas a decir que hay muchos hom- bres discriminados por su clase, por su etnia, el color de su piel o por su preferencia sexual, y es cierto, tienes razon, Violeta, hay muchos hombres discriminados. Pero, escti- chame bien, ningtin hombre ha sido discriminado por ser hombre, quiero decir por su sexo, mientras que todas las mujeres lo somos. Mira, un hombre negro sera discrimi- nado por el color de su piel, una mujer negra sera discri- minada por el color de su piel y por ser mujer. Un obrero sera discriminado por su clase, una mujer obrera ser dis- criminada por su clase y por ser mujer. Entonces, ojo con el universalismo y con el hecho de que todos somos her- manos, todos seres humanos, personas etc.... argumentos que he ofdo miles de veces durante mis charlas, conferen- Flomrxer Tomas cias o seminarios. Si, Violeta, todos somos seres humanos pero hay una manera masculina de vivir nuestra humani- dad y una manera femenina de vivirla. ;Ademéas, me rehti- soaser hermano de alguien! No soy hermano de nadie... Bueno, pero con todo ese discurso sabre lo peligroso del universalismo, me anticipé porque solo en la década de los aiios noventa se formularon correctivos a esta vision universalista de los Derechos Humanos. Volvamos entonces a lo nuestro: 1954 (Acto Le al voto a las rislativo N" 3): otorga el derecho jeres. Y como este acto legislative es muy particular, te lo transcribo textualmente: | = s Bail x ACTO LEGISLATIVO NUMERO 3 DE 1954 REFORMATORIO DE LA CONSTITUCION NACIONAL | POR EL CUAL SE OTORGA A LA MUJER EL DERECHO ACTIVO Y PASIVO DEL SUFRAGIO La As; blea Nacional Constituyente DECRE’ Articulo 1. El articulo 14 de la Constitucién Nacional | quedard asi: «Son ciudadanos los colombianos mayores de veintitin afios. La ciudadania se pierde de hecho cuando se ha per- dido la nacionalidad. También se pierde o se suspende en 39 Convrasaciones CoN Viglen virtud de decisién judicial, en los casos que determinen | lasleyes. Los que hayan perdido la ciudadania podran so- licitar rehabilitacién». Articulo 2. El articulo 15 de la Constitucién Nacional quedara asi: «La calidad de ciudadano en ejercicio es condicién pre- via ¢ indispensable para clegir y ser elegido, respecto de cargos de representaci6n politica, y para desempeiiar em- pleos publicos que lleven anexa autoridad o jurisdiecién>. Articulo 3. Queda modificado el articulo 171 de la | nal en cuanto resiringe cls gio a los ciudadanos varones. | Articulo 4. El presente Acto Legislativo rige desde su sancién. Aprobado en segundo debate por la Asamblea Nacional | Constituyente, en sesién del dia 25 de agosto de 1954, | El Presidente, Mariano Ospina Pérez | El Secretario, Rafael Azula Barrera Repiiblica de Colombia. Gobierno Nacional. Bogota, 27 | de agosto de 1954 Publiquese y ejectitese Teniente General Gustavo Rojas Pinilla | El Ministro de Gobierno, Lucio Pabén Niifiez Di Oficial N° 28576. Bogota, septiembre 14 de 1954 Y tu abuela vot6 por primera vez en 1957, cuando te- nia 46 afios. Si, tienes raz6n, Violeta, es probablemente el tnico pais del mundo que otorga el sufragio a las mujeres durante una dictadura. 40 PLORENGE THOMAS Violeta, hace apenas 51 afios que las mujeres colom- bianas son ciudadanas. ‘Te acordards de todas las manifes- taciones, festejos, escritos y reuniones que realizamos en agosto del 2004, con una muy relativa cobertura de los me- dios, como siempre cuando se trata de dejar constancia de la marcha adelante de las mujeres. Un paso en falso de una reina de belleza durante el Reinado de Belleza en Cartage- na es mas noticia que los 50 afios del voto femenino... Y no te cuento toda la sarta de imbecilidades que tuvieron que ofr por parte de los Padres de la Patria 0, peor aun, de sus maridos, hermanos o mejores amigos, estas mujeres lu- chadoras. Ya te veo, quieres ahora saber si Colombia estuvo muy atrasada en relacién con otros pafses en cuanto a la fecha de obtencién del voto femenino, Pues mira: én primer lugar, en la mayorva de los paises del mun- do, los hombres obtuvieron el derecho al voto mucho : tes que las mujeres, con excepcion de Dinamarea que otor- gé el derecho al voto para hombres y para mujeres en la misma fecha: 1915... pero es el tinico pais del mundo. Y lo que es necesario saber, aun cuando no nos extraiia en absoluto, es que la resistencia a la obtencidn del sufragio femenino fue muy grande en practicamente todos los pai- ses del mundo. Pero bueno, ahf va la lista de algunos paises y la fecha en que otorgaron el voto a las mujeres... 1893: Nueva Zelanda: Medalla de oro del mundo... No, falso, el primero del mundo, en 1869, en otorgar el de- recho al voto a las mujeres fue un Estado del Far Hest, Wyoming. jNi siquiera! Violeta, como historiadora ti bien sabes que fue Colombia, llamada atin Nueva Grana- n- 41 CONVERSACIONIS CON VIGLETA da, y mas exactamente la provincia de Vélez (Santander), cuando un grupo de liberales extremos otorg6 el voto a las mujeres en 1853, decreto que, de hecho, no tuvo vigencia. Para la pequeiia historia, es interesante saber que las mu- jeres estuvieron furiosas con este decreto que les perecfa vergonzoso ¢ impropio de su condicién de mujer. Si, Vio- leta, esto nos muestra lo importante del contexto cultural que por supuesto no estaba acorde con ese decreto. 1902: Australia 1906: Finlandia 1913: Noruega 1915; Dinamarca 1917: Rusia 1918: Canada, Polonia 1919: Paises Bajos, Suecia 1920: Estados Unidos 1928; Inglaterra 1929: Ecuador. ;Si, Ecuador tiene la medalla de oro de América Latina... bravo! 1931: Espafia 1932: Brasil, Uruguay 1934: Cuba 1942: Reptiblica Dominicana 1944: Francia 1945: Japén, Italia 1946; Panama 1947: Argentina, Venezuela 1949: Chile, Costa Rica 1950: El Salvador 1952: Bolivia 1953: México ca Florence Tionias 1954: Colombia 1955: Nicaragua 1961: Paraguay 1971: Sui 1975: Portugal 1979: Peri. Otra medalla de oro, pero de la vergiien- Y casi el tiltimo en Ia lista. Como ves, Colombia esta: a a mas bien en la cola, si bien no de los paises del mundo, por lo menos de los pai- ses de América Latina. Bueno, entonces estamos en 1954, Y, a pesar de que las mujeres han obtenido el derecho al sufragio, derecho que ejercen por primera vez en 1957, te cuento que les falta atin mucho trecho para que su voz y, de alguna manera, su autoridad, sean reconocidas; me- jor dicho, si bien tu abuela podia votar, no por esto su vi- da cambiaria mucho, Muchas mujeres, |: hementes, seguian sintiéndose incémodas en un mundo que, politicamente y por apertunisme coyuntural, les ha- bia otorgado una ciudadania mas formal que real. Ellas bian que su ciudadania estarfa en entredicho mientras la cul- tura patriarcal no recibiera una estocada mortal capaz de poner en tela de juicio sus fundamentos mismos de exclu- sidn, de relaciones autoritarias y de concentracién de po- der. Sabian que mientras sus cuerpos siguieran siendo lu- gares por excelencia del ejercicio del poder patriarcal, y sus inteligencias colonizadas exclusivamente por las preo- cupaciones de una domesticidad al servicio de los hombres —sus padres, marides o hijows—no podian ejercer una ciu- dadania plena. Sabian que, mientras no pudieran salir del patio de atrds para irrumpir en el ambito del saber, mien- s mis tercas y ve- 3 CONVIESACIONES CON Vi tras no aprendieran a decir «mi cuerpo es mio», tinica ma- nera de volverse paulatinamente protagonistas de su pro- pia vida, su ciudadania no valdria mucho. Entonces la utopia logré, una vez mas, hacerse rea- lidad, esta vez con la conjuncién de varios factores tanto politicos como sociolégicos y cientificos: la era de la an- ticoncepcién habia llegado y por primera vez en la histo- ria de la humanidad, las mujeres podian separar sexualidad de reproduecién. Al mismo tiempo que, en solo algunas dé- cadas, conquistaron el saber y salieron al mercado laboral, cosas inimaginables para nuestras bisabuelas ¢ incluso pa- ra tu abuela, Violeta. leta, a partir de los afios sesenta, la revalu- cién de las mujeres caml de velocidad al encon- trar de alguna manera su piedra angular: la anticon- cepeién, Para tu generacién, puede que esta palabra no encie- rre tanto significado como para la mia. La anticoncepcidén, mds corrientemente llamada planificacién familiar —jsi, era mds necesario que nunca recordarnos la importancia de la familia con el fin de que no nos volviéramos todas pu- tas!— implica una gran carga subversiva, pues es, en si, in- mensa y los hombres lo sabian. Para los patriarcas, los ma- ridos, los amos de las mujeres, pensar que ellas estuvieran recuperando e! control de su fecundidad, el control de su cuerpo, el posible encuentro de un nuevo deseo por me- dio del nacimiento de mujeres como posibles sujetos de de- seo, cuando habia sido el privilegio de los hombres desde los albores de los tiempos, era inaudito y al mismo tiem- 44 FLORENCE Thtamas po una estocada casi mortal de su poder que se ejercia an- te todo sobre la sexualidad femenina. Violeta, se te ha ocurrido pensar lo que significaba hacer el amor para tu abuela? ; No? Pues piénsalo dos mi- nutos. Para muchas mujeres de la generacién de tu abuela —en los afios treinta—, hacer el amor era todavia con: derado como un deber (déhito conyugal) por excelencia. Era un deber, Violeta. Un deber temeroso, situado en los limites del deseo masculine que las mujeres habjan apren- dido a hacer suyo, exiliando casi totalmente un deseo pro- pio. Y temeroso porque de ahi podia resultar un embara- zo mas, a pesar de que tu abuela ya conocia algo del método del ritmo, ese famoso método Ogino, unico aceptado por el Vaticano y generador de una cantidad desmesurada de hijos ¢ hijas no deseados. Seguramente también habia expe- rimentado el famoso coitus interruptus que, de hecho, era el método mas utilizado en estos tiempos por los hombres temerosos de embarazar a las mujeres, ademds de las du- chas vaginales para ellas, entre otras practicas poco atrac- tivas... Sin embargo, el débito conyugal era dificil de rehu- sar para mujeres de deberes. Sf, dificil imaginar esto para tu generacién, yo sé, pero me parece pertinente recordar estos tempos de una sexualidad femenina a menudo tris- te y desencantada, cuando, para 0, hacer el amor es un go- ce o una busqueda desde el misterio del cuerpo del otro, y cuando tienes la suerte de estar con un hombre sensible y humilde en estos asuntos del amor, podran buscar, los dos, el camino de un posible encuentro, aun cuando, lo sé, sigue siendo un albur y lo seguird siendo por mucho tiem- po atin. Pero, gun deber? Nunca mis. 45. UNTER SACTORES- GR TOURER FRORENCE TILOMAS La anticoncepcion made pequena pildora i m1, pa- P labra tan bella que significa salirse de las manos de al- ves Lt piedra angular ventada por un seior Han de nuestra liberac neus, va a transformar su vida de una manera tan profunda que después de ella nada sera igual». guicn. Por supucsto, la asociacion de padres de familia casi logra hacerla echar del liceo y su permanencia so- Yo tenia veinte afios cuando la pildora llegé a Paris, y lo se debi6 a sus enormes cualidades académicas fren- yo intuia su enorme significado. .. Tuya conoces esta histo- tea las cuales el Secretario de Educacién no pudo ha- ria... Sin ser feminista atin, yo intuia la carga simbélica, cer nada ademas de la hormonal, contenida en esta pequefia pildo- En el 63, la pildora se socializa en Francia y en ra que habfa que tomar cada noche con mucho juicio, du- el 65 entra de Heno en el mercado. Tengo entonces rante 21 dias del mes, Me tomé todas las pildoras del mun- 22 aos y los Beatles cantan su

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