Ago 32.
México, Martes Zé de Websere de 1885.
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EDITOR-PROPIETARIO, J. F. JENS,
‘a Administracton y Redaccion del Semafiario
“LA PAMILTA’’
esti en IaTmprontay Librerfade =’,
J.P. TENS *y
CALLE DE SAN JOSE EL REAL, NUMERO #
Apartado postal, 172.
“La Fastuta” s0 publicars los dias, 1%, 8, 16 y 21 de cada mes.
El precio do susoticion es:
En a capital, por un mes, pago adelantado.
Enlos Estados, Rstados Unidos y Europa,
porte, pago adelantado,
‘El ndimero suclto...
‘Los anuncios en cl forro se cobrarin & precios convencionales,
‘A lnspersonas que tomen avisos en este somanario se les repartini
qritis la pablicacion,
‘So roclben suscricloves on la impronta y libretta de J. ¥. ons, calle
ae San José el Real nim, 22; on la Librorfucentral de los Sres. Dublan y
2, Bajos de la Gran Sociedad; en ckestanquillo del Géear, 1» de Santo
Domingo nim. 11; ena ibroria y controde suscricionesde los Sros. ML.
‘Cambeses y 0%, y en Ja libreria del St. Cirlos Bouret, Avenida del 5 de
‘Moyo niimero 14,
SUMARIO.
ustus & mi hija,” por Dos cetros y dos almas,”
(contima), por Emilio Ferrari. —“Un matrimonio,cn los
Estados Unidos,” por Simon Camacho. ‘A. Dios,” por
Manuela Varela. —“De Ia moda y de Ins eostumbres,”
por El Conde de Segur.—‘A una estrella,” por Nicolés
Niembsch von Strehlenau; traduccion de Federico Gir-
Jos Jens.-—"“A las puertas de la muerte,” (continda,) nor
Jose Bstremera.—‘La pasionaria,” por José Maria Es:
teva—“‘Academia Nihuatl 6 estudios sobre el idior
Mexicano.
SANTORAL.,
24 Mértes, San Matias apdstol y San Modesto obispo.
25 Miércoles. (Témporas.) El B. Sebastian de Aparicio y
San Cesireo confesores.
26 IJuéves. San Néstor obispo y San Porfirio obispo mr.
27 Viernes. § (Témporas.) Pestivipap pp LA Lanza ¥ ChA-
vos pz Divino Sazvapor y San Baldomero diticono,
28 Sabado. (7émporas.) San Roman Abad y Sen Rufino
mifrtir.
SAMI AISA.
CARTA XNXIL
La caridad! si, todavia Ja caridad!
Materia es esta tan fecunda, que no dos car-
tas, sino dos tomos en folio podrian eseribir-
se sin gran trabajo.
Voy solamente 4 darte
que presoncié y Hamé mucho mi atencion, no
hace mucho tiempo.
Era la época de Ja intervencion francesa y
acababan de dar Jas nueve de Ja mafiana,
CART.
heel
Las calles de San Francisco y Plateros se en-
contraban literalmente llenas de gente que
caminaba en todas direcciones, como suce-
de siempre 4 tales horas, especialmente los
dias festivos.
Yo estaba en la esquina de la Profesa ad-
mirando los hermosos ramos de flores que so
vendian alli como de costumbre, y esperan-
do al mismo tiempo que pasara el mariscal
Forey, quien de vuelta de la misa, se veia ya
venir 4 caballo por la 1* Calle de Plateros
seguido de todo su estado mayor.
‘A Ja sazon Mamé mi atencion un infeliz cie-
Go que se encontraba en la esquina opuesta
pretendiendo pasar al otro lado, perosin po-
der verificarlo por los muchos carruajes y ca-
ballos que por allitransitaban. Hi desgracia-
do ciego emprendia de nuevo & cada momen
tosucamino, pero de nuevo tenia que vol-
verse atras, cuando el ruido de algun carrua-
je le. advertia del peligro que le amenazaba.
Vi enténces salir del templo de la Profesa
tres personas; una joven como de quince 4
diexy seis atios; un nifio de mucho ménos
edad y una sefiora mayor que cuidaba de am-
bos: él porte y el traje de la jéven indicaba
que pertenccia & la buena sociedad.
Ver aquella graciosa joven al pobre ciego,
eno dosoo comprondié desde Ik
enye deseo comprondié desde li
sele, tomarlo por Ja mano y ponerse en mar-
cha con él por en medio de la calle, obra fad
todo de un momento, La gente sorprendida
de ver aquella tan heterogénea pareja atrave-
sar lentamente la calle, no quitaba, sus ojos
de ella; mas cuando solo habia andado poco
més de la mitad de su camino, se presenta
Forey con todo su estado mayor. jAh! entén-
cos fui testigo de una escena que dificilmen-
te se borraré demi memoria. Aquella joven,
mborizada, porque consideraba’ que era en
aguel momento el objeto de toda la atencion
publica, segnia sin embargo adelante con su
ciego de la mano y bajaba la vista, haciendo
esiuerzos para liegar lo mis pronto posible
As destino,
El general Forey qui: desde antes venia ob-
servando Io que pasaba, ego con su comiti-
va hasta ponerse 4 muy pocos pasos de la j
yen, par su caballo délante de ella, y se des-
cubrid, permaneciendo en esta posicion has-
ta que la jéven Hee6 con el ciego al extremo
opnesto de la calle. Asi quiso sin duda ma-
nifestar el mariscal francés 4 aquella intere-
sante icana tode ol respots qué
recia su bella accion.
Imposible es que pueda yo describirte las
emociones tan tiernas, tan delicadas que pro-
dujo en los espectadores aquella escena; to-