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ORBIS TERTIUS Revista de teoria y critica literaria Centro de Estudios de Teoria y Critica Literaria Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educaci6n, Universidad Nacional de La Plata impreso en Argentina Printed in Argentina ISBN N° 0328-8188 ut PEREGRINACIONES PARISINAS: RUBEN DARIO. Por Beatriz Colombi (Universidad Nacional de Buenos Aires) RESUMEN ‘Toots 1900s: mile en Pars wn gripo de coresponsalerainowmericaasconformand wa sere rtctave qu oon a igras come Fbsn Dari, Montel Ugarte,Aiyado Nerwo o Enrique Ges Ciera Desde ue rupees colunnes esto eronistas consiraven ingenes del mundo moderna CGrivecades pref eonfete de peranncia ¥ marginoldod respecto a smo. Exe abajo analiza purges gue Rubén Dario esrb para La Nactn» de Buenos Aires dante la Fera Internacional Pan 1900, rlacin con su cntesto dizcersto. En Ja enmntociin de estes ermiay 3° Mrirnan pasyes donde prima la siperiilidad dele crnic elegant pars cow otras seciones roumaernes que dan cwnia defo deplazamienis de ese sto entre el sclronguenr> el ‘lect gue intervicne vem la astra ge fe toro su liderargo esco- ene? campo de las rat polite deamoromand cual ferehrsaciin del espeiicuo, Dari rama en 3 crénica de a de arti com ee ie tare de dart, inponiondo vat dees esto mercado, Lae cris, reanidas lego en Pererinnsenes de TOO, selon tomb cl pase reel gran mercado entra el pegweRo mercado exc, er una posiién anfthia prop de esta textual. Todo es alegra, exuberancia y bienstar, asombro y confusion, en el coma 1 vistas aime oxposcon temacional del Siglo XIX, El mando se concer, a una maguta, evel ant de Paris, a alle de las Naciones, dead po os Tacos aioe os dino paises y areas de conocmiznto, exit el ogilo de Ta ra, el tun ela maquina, ls logos del confor moderne; aunque actado pore acadenicismo, area ones ugar Este af, a Expose Intracional a Pars ha privileado cet ras: a fabricacin militar os asuntos colonials, confort, la decoracién, Ia recreacién'. Dos aspectos llaman la atencion a los distintos_ corresponsles que cubren el event: de todos Ton elle,dpocas y gusts esti represetados en const Jotas come faces Viney, UGE, coro adel beckons ants dea tormenta, T Vian Knnaberg, Melvin y Comat W Purse eis), Historie de la teenoogi. Lainie en Decidente dels Preitort a 190. Paxslona, Gustavo Gill, 1981. Las exposiiones intemaionales {ai Siglo XIX siren de ate al rogreo, ya que ls reas, ques iden en unos naconaes hrs Ie ise partite, impulsen mnsicaions de odes Js bts: iets, indusikes, datos. 18 Orbis Tertius, Aflo ll, N° 4, 1997 {La mirada de Rubén Dari, en as sucesivascrénicas que escribe para Lat NaciGn®, ira deslosando ese entusiasmo, ee clima de celebracion, para descubir la guardarropia dela feria: los enfrentamientos, los orgullos nacionales, el orden neocolonial en estado do ebullicién, que evidentemente retrotrae alos sucesos, ain frescos, de la guerra de tuba. Dario se hace eco del conflict de los boers; la visita a Paris de su lider, Pablo ruger, en las postrimerias dela exposicién coloca en la primera plana y en la boca de fos asistentes al gran acontecimiento, ta lucha det pueblo de Transvaal contra ef colonialism inglés. Elestado francés apoya al patriarca derrotado, a sabiendas de que este gesto desprestigia a su contrincante en la hegemonia mundial, pero sin itencién de cambiar el destino del vencido, Por eso, dice Dario: «Para Paris el alma de Kruger ¢s extranjra, yel pueblo boer no es sino un pueblo barbaro.» (P, 103). Las categorias de barbaro, extranjero, parverm, rastacueros, todas las formas gue tiene el djscurso del etnocentrismo para caratular al otc atraviesan las crénicas de Dario, atento a las pulsiones dl colonialsmo de fin de siglo La columna y su contesto discursivo Los articulos de Dario sobre la Exposicién intemacional de Paris de 1900 para Nacién estan fechados entre abril y agosto de ese aii, su publicacién no es jorrelativa, sino diferida en el tiempo en aproximadamente un) mes. La columna, que ‘se titula La Exposicién, se interrumpe en octubre con una nueva entrega bajo el nombre Diario de ala, que inicia una nueva serie. La frecuencia de los articulos guarda un cierto ritmo al comienzo, pero luego es ertatica, hay paréntesis, silencios, un desorden ‘muy dariano frente a una escritura que es un deber, y que preanuncia la desercin del ). Las crénicas de la exposicién del 900 mwestran iperegrinar del cronista por el mundo modemo y de algxin modo cifran el proyecto de iajar para contar» que se concreta en libros como Fspafta Contempordnea de 1900, ‘Peregrinaciones (1901), La caravana pasa (1902) 0 Tierras Solares (1904), textos, ‘que giran entomo al gjeprestigioso del viaje y que Dario publica de modo casi inmediato 4 su circulaciin periodstica. En este punto el proyecto de Dario cronista/viajero, y de ‘tros cronistas como Gomez Carillo o Manuel Ugarte, se aproxima al de Teophile Gautier, que itn sus crénicas periosticas en libros ade viaje» como Viaje a Espaa, Constariinopla, EI Oriente 0 Viaje a Italia, de modo de Hlevar al campo literario los tos que previamente circulan en el campo del gran consumo cultural. Dario privilegia una vista panorémica, de conjunto, como la que se obtiene sde Ia Tore Eiffel, mirador concebido como efimero peto hecho eterno por la ibicién de 1889, Dice Justo Sierra: «Las primera hojas del libro son manchas de Paris, come los pintores dicen, totales de ta diltima Exposicién, ‘gloria de los ojos’ como dios el poo artiulos panoramicos» 1) iim a ‘modo de asentar en algin lugar seguro, y a veces convencional Pareciera que en estos tecortes connnotara un saber ya pautado sobre fa ran capita, 7 -Wease Ara Anes Lo eonivaperiditca, Benes Aires, Fatal As, 1995 y Andrea Adltin Enunctactin y eréntca periodistico, Buenos Aites, A1s. 1996: Pierre Nora, «La vuelta del scontecinicoton, en Le Golf y Pierre Nora, Hacer la iota, Barcelona, Las, 1985 y Roland Barthes, fla csucturedel suceion, en Fasavascrtcos, Barcelona, Seix Baral; también mu trabajo Cronies Inodemista este el eacontximicnto» Ta wprosa atisticar,inéto. 8 Véase aDaguere 0 Loe Panori, eu Water Benjamin Poesia y copitaismo, Maid, Tours, 1980 wt" Orbis Tertius, Aflo Hl, N° 4, 1997 en la que la Exposicién con su novedad arquitecténica inaugura nuevas posiblidades de «paisajesy: «La vista desde Ja Explanada de los Invélidos es'de una grandeza soberbiais (P; 25), «Desde lejos, suavizando los colores de la vasta decoracién, la visién es deliciosa, sobre el puente de I’Alma y el palacio de los Ejércitos de Mar y Tierra» (, 42). Por otra parte, la parsimonia de la toma esta mas cerca dela morosidad ol daguerrotipo que de la inmediatez de la fotografia, manifestacién de una opcién lariana que recorre todas las entregas, donde los.signos de lo modemo, aunque ctivos, nance desplazen 2 la semiosis de lo clisico: «La moda parisiense es ‘encantadora: pero todavia fo mundato modemo no puede sustitur en fa gloria de la alegoria o del simbolo alo consagrado por Roma y Grecia» (P, 27) iudades dentro de la cid divisions, atenerse al itinerario pautado, ‘«Después, a medida de lo fortuit, sin preconcebido plan, inemos viendo lector, la serie de cosas bellas, enormes, randiosas y curiosas.» (P, 31). Como un presentador circense, promete maravillas, ea expectativas de sompresa frente al evento, adopta la retérica del suceso con st ructura paraddlica y atrayente, su cteatralidads?: «Visto el magnifico especticulo ‘como lo veria un guia, es decir, desde las alturas de la torte Eiffel, aparece Ia ciudad fabulosa de manera que cuesta convencerse de que no se asiste a la realizacion de un uetiov. La crénica se contamina de la mecénica implicita al acontecimiento moderno, impreana de su légica y también de sus recursos, adoptando por momentos 1a jenidad y el asombro como modo de producir en el lector efectos similares. «La isposici6n genoral es el admirar. {A qué se ha venido, por qué se ha hecho tan largo viaje sino para contemplar maravillas? Ei! una exposicién todo el mundo es algo ‘aida. Por momentos se percibe una disonancia entre el rfinamiento dela escritura, que se construye con evidentes marcas de «estilon, y la previsible vulgaridad de lo contemplado, que impone una distancia irdnica entre el evento y su representacin y cconstnccién como «acontecimiento» en el texto. Bl eroni 1a y el feriante: del fetichismo a la duda Quizés contagiado por el clima festivo, en las primeras entregas prima el ‘optimismio que se trasunta en una retorica condescenciente con la mezcl la convivencia, la confratemidad de los pueblos, los estilos, las esferas de actividad humana: «Lina de 9 Véose Pena Nora. op eit Pevegrinaciones parisinas: Rubén Darlo 123 as mayores virtudes de este certamen, fuera de la apoteosis dela labor formidable de cerebros y brazos, fuera de la citafratoma de los pueblos tos, fuera delo que dicen cl pensamicnto y el cuto de lo bello y de lo itil, ol arte y la industria, es la exaltacién del gozo humano, la glorficacién de la alegra, en el fin de un siglo que ha traido ccansigo todas las tristeza, todas las desilusiones y desesperanzas» (P, 23). Bajo cl cielo de un Paris siempre ratilante por el chorro luminoso del gran far, los feriantes cexplayan su vitalidad: «Pareceria que todos los visitantes existiesen en ef mejor de los ‘mundos posibles...» (ED, 57), yt la referencia al feriante como al personaje Cndido de Voltaire, Dario rvorta un espacio de critica hacia el clima de fiesta: «Un placer tan incesante que hace dafio; una alegria tan perenne que casi es dolorosa» (ED, 63) ria y alienacién van de la mano por los pabellones; por eso Dario se encarga de mir una Voz que se pregunta ain por las cosas, aparentemente, mis obvias: hacia ude va tota esta alegria? El deslumbramiento no adormece los reflejos del cronista, atento a cualquier discordanci: de colores, de sentidos, de sigos. A diferencia del feriante, que se deja oar porelentusasn il el ne Sa SS ‘no faltara ef turista a quien tan sot Ttamaita coniemplacion una fase paralela al famoso: “Que d’eau!”» (P, 22) : es feriantes se entregan al fetichismo del especticulo y a su consumo deprejuic ‘oloreschilloes, a vulgaridad de lo exhibido', Detras dela «joie de vivre» que arrastra ala multitud porta Calle de See aT. mueven ese ‘gran teatro: los orgullos nacionales, fas guerras coloniales, la lucha por la hegemonia ‘en el mundo, el desplazamiento del arte en beneficio de Ia técnica, la vulgaridad del especticulo de masas, el desconocimiento de Paris hacia todo aquel que sea «otro» ficilmente aiquetado como «exético», incémodo sector en el que, a su pesar, habré de cluirse el propio sujeto y sus pares latinoamericanos, Dario cumple con su misién, pero en la seleccién y recorrido va sembrando la \da respeco al espectaculo que presencia y respecto al carscter mismo de su tarea. tanto recuerda su misién de «informanten y tematiza el tedio de a escritura del repérter: «Asi apuntas, informais, vais de un punto a otro, ogéis aqui una impresién, To cis Fapockioncs Unisonsles son laces de poregrinacin al fticbe gue o# Te canes. resin an itesmagrs eo goes denial be at djne ds. TESRE'SWtnttgo sc bce Geil el ele ala combre del meant Se dona a ew inliingeal ue de engin dss mimo Y Oe bs dens, 0 Weer fnjnin.(P, 2, «Azorado caballo salvaje contra ferrados unicornios»: imperios y colonias _Laexposicin ganora una patca dela acumulacib'y da sintesis 10s palacias de las distintas naciones superponen en su fabricacién y ortiamentacién' los distintos’ estilos y épocas, produciendo en la arquitectura una voluntad de representacién de- historias e identidades superpuestas: «Es la agrupacidn de todas las arquitecturas, la profs de todos os estos, de la habitacidn y al movimiento humanos; es Bagdad, ‘son las cipulas de los templos asiaticos; es la Giralda esbelta y gil de Sevilla; es lo titi, lo romano 1 del renscininton (P, 22)QEGNASeISTEARIDn In arquitectura, la multiplicidad de esilos, en los colores, la policromia, en los feriantes, aac emyatmoee hide Tou kiyenocnetunsoe aes gra nt cipecie de Babel corn Mem Hor, Carino To qs eatabloe a mapa do fovaro, elo diene sido por el ren cosmapoita de Pris Secrets dena gum cap eon (223), fsa ami so apoya en un etnocentrismo que Dario, en un comienzo, celebra. Parises como Atenas, Alejandria © Roma, donde acuden fos barbaros para ser conquistados, dices.usando una figura que invierto el expansionismo colonialista, ya sero y de Ia cautiva /«E] ambiente de Paris, la luz de Paris, el espiritu de Paris, son inconquistables, y la ambici6n del hombre amarillo, del hombre rojo, y del ombre negro, que viene a Paris, es ser conquistados» (P, 4) Dario visita los pabellones de Italia, Espafia, Alemania, Inglaterra y Estados ‘Unidos. En su recorrido por los palacios de las distintas naciones hace «sicologismo» 12 ease Reber Schmutz, Art Noweor, London, Thames sad Hoda, 1978, 126 Orbis Tertius, Afio Il, N° 4, 1997 de los pueblos, una de las inflexiones del ojo viajero. Muchas voces ficcionaliza un didlogo con un presunto acompaiiante que le permite poner en la boca de otro las palabras que circulan en los pabellones y explanadas. Italia, por ejeniplo, es una potencia dormida fatigada por siglos do belleza. El interlocutor de Dario en la visita al palacio italiano es un francés nacionalista, que discurre sobre el orgulloy altivez de los pueblos: «La guerra dela fuerza, dispensa la vida. La guerra es la grande alcoba de humillacign yy de orgullo en que un pueblo se baja 0 un pueblo se elevan. La rivalidad entre las fnaciones es e! murmullo del momento: quién triunfa, quién es mas fuerte, Frente a una Espaiia que trae «ana especie de ciroon, Alemania, triunfadora en los certémenes, cexhibe su progreso continuo y sélido; sélo la clocura chauvinista», cel irreflexivo nacionalismo» impide la visita del Kaiser. Alemania se presenta a los ojos darianos ‘como un modelo de desarrollo arménico de arte e industria, opuesto al modelo latino, visto como rémora. Losingleses son el pueblo del espiritu funcional y el sentido practico, Inglaterra es, también, la gran potencia colonial rival de Francia. Dario ironiza sobre la convivencia tensa de los imperios, apelando a un toque de frivolidad que la crénica parisina le permite desplegar: «la relaciones entre Paris y Londres son absolutamente necesarias. Porque si no, adénde mandaria M, (Marcel) Prevost a planchar sus camisas?» (P, 70). Dario recorre los pabellones de las cotonias inglesas: la India, Ceylan, Australia, Canad, Santa Elena, Jamaica, Nueva Guinea, donde no deja de asombrarse por el arte, la riqueza y el exctismo, puesto de moda por la mirada del viajero europeo de fin de siglo topica privilegiada de a literatura: «Lo que expone Ceylan daria los materiales preciosos para un poema de Leconte o un soneto de Baudelaire» (P, 66), Pero el exotismo no se resume en Dario la ingenuidad ramplona de Pierre Loti, sino que apunta: «Aqui estan, en el palacio colonial, representados todos los lugares en donde se canta forvorosamente -0 a la fuerza if you please- el God save the Qucen. Los ingleses, ‘codiciosos, «aatadoresde boers, con un Rudyard Kipling «carmando a la nueve musas yal Apolo inglés de fusiles de precisién con balas dum-dum, también ofrecen su otra cara: Ruskin, Burne Jones, la presencia palida aunque intensa de los cuadros de la «diermandad» inglesa, Alvvolver de su viaje a Italia yen las postrimerias del gran evento, Dario dedicara tuna crénica-a Kruger, jefe de los boers vencidos por los ingleses, que aunque recibido clamorosamente en Paris, obtiene sélo los lauros de la compasién. Dario resume este ‘orden colonial, imposible de romper: «raton contra gato, gato contra leopardo, azorado caballo salvaje contra ferrados unicomios» (P, 108). Frente a la ley colonial, Dario aiiora la presencia de un letrado ordenador, de una palabra autorizada que venga a Peregrinaciones parisinas: Rubén Dario 7 cerénicas, titulado «El triunfo de Caliban", referido a ta agresién norteamericana contra Espaia, Dario recoge la voz de importantes figuras como Paul Groussac-o Saenz Pia sobre los acontecimientos, pero lamenta también a ausencia de Mart «qué diria hoy el cubano». En-este mismo articulo, que Dario comienza con una ‘etunciacién subjetiva a la par que enardecida, «No, no puedo, no quiero estar de parte de e208 bitflos de dientes de plata...», Dario seialael juego de los imperios: «No veis ‘cémo el inglés se regocija con el triunfo del norteamericano, guardando en la caja del Banco de Inglaterra los antiguos rencores, el recuerdo de las bregas pasadas?». La visién de los norteamericanos es caricaturesca, son los «barbaros» de la ‘muestra, percepcién sintomatica del 900: «Dicen que invaden los yanguees, que el influjo de los barbaros se hace sentir desde hace algiin tiempo» (P, 24). Ya en una ‘erénica de 1893, «Edgar Allan Poe», publicada en la Revister Nacional y después reunida en Los raros, Dario alude a Manhattan como una isla de calibanes; después en ocasin de fa intervencién yanquee en Cuba, escribira «El triunfo de Caliban, donde el rectazo por ef mundo de valores norteamericanos esti acompafiado por un reencuentro gradual con el universo hispénico, que insinuado en crénicas como la que ‘scribe en 1897 sobre la presentacion de Maria Guerrero en Buenos Aires", preparan Ja reconciliacién definitiva con Espaiia en las erénicas después reunidas en Espa Contemporinea, «Sobre la cipula presuntuosa, el Aguila yanguee abria sus vastas alas, dorada como una moneda de 20 délares, protectora como una compa de seguros» {®, 70). La ironia dariana se desborda a cada paso en el pabellin yonguee, donde se ‘posa «el glorioso pajaro de rapitian. Dario ridiculiza su monumentalismo, sus rutinas, sii instituciones, su sentido del orden y la eficacia; no obstante, luego se aparta de esta primera mirada discriminadora para reconocer que: «Entre estos millones de Calibanes nacen los mis maravillosos Arieles». Arieles como Whitman, Poo, Emerson, Sergent, Whitsler, slo los artistas redimen al imperio plutocratico, «ana minoria intelectual de innegable excelencian (P, 73). En la visita al pabellén norteamericano resuenan las cxénicas de José Marti sobre las exposiciones norteamericanas, particularmente 1a Exposicign de Ganado de New York de 1887, indudable intertexto de la corresponsalia dariana: «esas exposiciones monstruos que de sus ganados suelen hacer los norteamericanos, como aquella que una vez celebré en La Nacidn, con su prosa lirica y pletérica, el pobre y grande José Marti, en una correspondencia que se asemeja a un canto de Homero» (P, 76). Entre el sarcasmo y la admiracion, entre la caricatura y la imagen apolinea, entre seguir a Marti y desviar su trazo hacia el grotesco, Dario cierra su visita a le muestra del pais del norte: va Orbis Tertius, Aiio Il, N°.4, 1997 En la enunciacion de estas crénicas se alterman pasajes_donde prima 1a a Cee donde ono acquit inflexiones - “«graves». Estos cambios dan cuenta de los distintos desplazamiientos en la enunciacién de ete jet que por momedto sun chvoniqucur mi, y por momentos asume a voz de un intelectual que interviene, con la autoridad que le otorga su liderazgo estético, en ‘el campo de los sucesos politicos'*, En este sentido, la guerra por Cuba puede set pensada como nuestro affaire Dreyfus, ya que detona estas colocaciones piiblicas de los eseritores latinoamericanos, entre ellas la’ de Dario -adalid de la autonomia-, sustentada en la autoridad que le otorga el arte y no ya la politica «Bin Ia iejania de vagas Venezuetasy: Ia ferin y los rastacueros Entre estos perfiles nacionales, Dario recorta el éspacio de los hiispanoamericanos'®, Los saludos protocolares, «Adiés general», «Adiés doctor», los titulos, los ademanes, la indumentaria, delatan al rasfaqruere, una categoria que inventa el etnocentrismo para denostar al «otro» que se asimila; que quiere parecérsele, pero ‘que slo consigue ser su remedo, Curiosamente, el término rasfaguere en el diccionario Larousse francés figura como «espaiiol de América», no obstante el termino no se ‘encuentra en los diccionarios espafioles consultados donde si aparecen otras voces americanas" Otras posibles, aunque refutadas, etimologia de la palabra son discitidas por Dario en un articulo posterior, «La evolucién del rastacuerismon' acelin No oon cca del «rastan, que es un modo de fa aculturacion del lado de quien fa practica y un modo 15, eines coasuye como tal al interveniren el eampo potico en el nombre de a antonomia ¥ de Is valores specifics de un campo de preduecién cultural que a dcenzedo un elevado nivel de Independencia con reapecto« los poderes, Pieme Bourieu, Las reglos del are, Barcelona, Anogsaia 1995, p. 197 26 as hispmoumericanos. Newsy anbidstas, Lo Nac, V/8/1900. 17 La pba rasacuero no Figura en el Diccionario de la lengua espaol, Eapasa Calpe, 1970, ni en el Diccionario de Us0 del Espaiol de Maria Moline, Gredos, 1980, ni en el Pequetio Larousse Husrado, 1992. No cbstate en el Lagousse rants, const: 6 880-1886, esp. d'Amerig senrsinceuire,designaat des parvenues, Fan. Etranger aux ares voyantes, fiche suspecte » Antonio Pérez Amuchisegui en Memialidades Argentinas, Buenos Aires, Fudeha, 1965, registra el orign dela pollen en Francia hacia 1880, En la Gran Enciclopedia Argentina, de Diego A de Sanilan, Fir, 1963, consta: es easellnizacién dela vor francesa rstaquouere, que en Francia se apa como eptt al exranyjeo que vive rumbosament, sin que se eonoecan sus medios de vida También se regis entenosotos las formas castlinaradae rstcuery rstacuere. Lo ms ineresnte el caso‘es que vor francesa tiene su. origen en el americansmo arrasifacueros, que en el tinsito iiomatico se voli rasracuero, pr axes, vIuepo fe galicado rastoner pera volver Pastacuera.» Peregrinaciones parisinas: Rubén Dario 129 de la heterofobia, del lado de quien la seiala. Dario intenta definir otto lugar para el hispanoameticano por oposicién al «rasta», por un lado, y por otto = aa ee ie acaba de presentar una serie de tipos nacionales a propésito de sus monedas respectivas; yes de ver cémo se asemejan el sol peruano, el peso argentino, el oriental, 1 mejicano,et.; @ 10s tipos levantinos, egipcios, griegos. Son los rasgos comunes al seiialado rasta intemacional. No se ve, pues, a nuestros paises sino por ese lado poco sgradable, Emograficamente todo se confunde en la Iejania de vagas Venezuelas y }oco probables Nicaraguas...», La colocacién del hispanoamericano es eonfusa y fsa el discurso etnocéntrico: da lo mismo ser argentino, oriental, levantino o griego, ya u este discurso opera por analogia, recortando al otro segin los modelos de su propio ettorio: «Tanto sabe Tolstoi de Porfirio Diaz a quien ha colocado creo que entre César y Alejandro, como Rodin de Sarmiento, a quien ha esculpido con su excepeional audacian (ED, 64). «He dicho alguna vez que, hablando con un seior muy culto, averigié que para él Bolivar era.un sombrero y San Martin un santo». (ED, 65). srofobia de segundo orden, srr tandem om cr ome con >ropios, cuando son indigenas, «los aztecas, chorotegas, quinches ¥ coyas que .cen el marques y el principen. El rastacuerismo como discurso generado desde el r0, Paris, es un modo del chauvinism que. su vez promueve otras diseriminiaciones: «Por otra parte ¢s una injusticia hasta cierto punto el achacar a los americanos de lengua espaiola la mayor parte en lo que se ha llamado ‘rastacuerismo’. Innumerables valacos y griegos, muchisimos italianes, espaftoles y gente de Oriente han dado y dan notas sonoras en tal campo.» (ED, 65), Frente al escandalo de rasta, que ace publica su asimilacin sin conseguirla, Dario recorta la asimitacién discreta dé las familias hispdncamericanas nobles que se codean con «la flor de la aristocracia francesa» (ED, 66). El discurso dariano se desliza hacia la columna de sociales, con recornendaciones ppara «el joven chien en Paris, quizis una marca discursiva de sus posibles receptores. El intelectual hispanoamericano no escapa a esta colocacién: «se nos conoce apenas, «os ignoran de la manera més absoluta» (ED, 68). No sélo reclama de la ~ sinotambien la indeterminacién: «...no sehace diferencia entre el poeta de de la Argentina, el de Japén o el de México» (68). Esta angustia de la anomia, dela carencia de una identidad que el otro reconozca, es una de las marcas discursivas de hispanoamericano frente a Europa”. En 1899 Dario habia mantenido 1p Resjecio los temas de Wentide, nia, naconalismo, ravisme, que ve dsbaten en este tho, ‘Gaze: Anderon, Benedict, imagined Communities, London, Verso, 1985; Babh, Homi, ed. Nation ‘and Narravos, 1990, Geliner, Ernest. Neciones y Nactoneltsoo, Matiid, Alianza, 1988; Todorov, Teetan, Noscros v las otros. Méxivo, Silo XE. 1991 130, Orbis Tertius, Afo Il, N° 4, 1997 tuna suerte de polémica con Unamuno con referencia a la situacién de los eseritores, hhispanoaméricanos en Paris y el afrancesamiento, que se desarrolla a partir de una nota de Dario en Vida Nueva, la respuesta de Unamuno en ESol, y que se continia en la correspondencia entre ambos escritores. Dice Unarmuno en carta de 16 de abril de 1899; He vuelto a leer su articulo, el articulo en que usted decia que son ustedes mentalmente de Paris, que aguardan les dirjan una mirada que les descubra (asi, subrayado), pues sin ser tanto como los rusos, escandinavos o japoneses, son mas que dos finlandeses 0 los chocos (yo creo a éstos tanto como a aquellos), que Paris les mira ‘con destén sin conocerlos siquiera, y afiade usted: “besamos la orla de su manto, e! borde de su falda y no se nos recompensa ni se nos mira, Tal es la queja’». A fo que Dario responder el 16 de mayo de 1899: «Yo no me quejo, sino que celebro el desdén de Paris con nuestros mediocres y amojamados de Américay. En evideate en la.critica de Unamuno el rechazo hacia la consideracién de que toda consagracién depende de Paris, de modo que no ser visto (0 descubierto) por Paris tiene el valor de una inexistencia; por otra parte, setiala agudamente ia heterofobia darina («yo creo a éstos tanto como a aquellos»). La «queja» dariana tendra continuidad: mas tarde, en el Canto Errante, dirs que en Paris, «ombligo de ta locuray, hace buenamente su papel de savage. Dario recorre a feria de fa méquina sin ver fa maquina, ausculta la muestra del progreso y.escucha la voz del absurdo, quiere ver el arte y encuentra la academia, admira a la «brava raza inglesan, pero se solidariza con la guerra anticolonialista de una colocacién problemstica, rbaro, entre chroniqueur e intelectual, entre poeta y diarista, Dario cierra su. ‘rénica parisina de 1900 con una pregunta «Es Paris, en verdad, el centro de toda sabiduria y de toda iniciacién?». El otrora cosmopolita” duda, yes posible que la dada abra la tradicién de nuevos peregrinajes. 30. Rubén Dario, Epstolio 1, Obras Completas, Vol XL Maid, Biblioteca Rubén Dario, 1926 21 Respecto a I ignificacién del eosmopoltismo de Dario y en otros modemisias véase Catlos Real de Azia eModerismo ¢ Idelopiass, en Punto de Vista, Buenos aires, Ao IX, No, 28, Noviembre 1985: también Salomon. Noel. «Cosmonaliimo e intemasionaisma (dele 1880 hasta FUN on

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