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Desmesuras, desencantos, irritaciones y desapegos" Karaya Araujo? El desenlace de las revueltas de octubre en Chile esté abierto, Quedaré abierto por mucho tiempo, la verdad... O, mejor dicho: ojalé que asi sea. Es asf y debe ser asi, porque la clausura prematura de lo que aqui ha emergido no seria algo deseable. Darnos el tiempo es esencial para hacer que el dialogo se vuelva un hébito, Esencial para desanudarlo anudado y reanudarlo de nuevas maneras, para que podamos hacer lo que nos es in~ dispensable para restaurar un tej lo social cuyas tramas han sido heridas —y en cierto modo desgarradas— por las violencias estructurales, sim- bolicas, politicas, estatales, inorginicas o interpersonales desde hace ya ‘mucho tiempo. Para que las responsabilidades no cumplidas tengan con- secuencias, Aunque las urgencias deben ser atendidas ya, qué duda cabe, ta resumir algunos dels llangosfundasnentales de una larga agen- éo. ntenta se i alo que ellos mostraron antes de octubre de 2019, porle que, aunque su faturaes para est libro, se spoys de mara muy importante ‘en un camjunto rauy diver de publications en las qu esos reads Saeco presentados en su momento, De manera conscientey dliberads me ato plago, sea To que sea que ext: alocada denominaciGn quira deci Directors del Centro Nicleo Milenio Autoridad y Asimetras de Poder. Académica IDEA, Universidad de Santiago de Chile. Estas reflesiones se hicieron parsalments al alero del proyecto de investgicibn Fondeeyt N°1180338, “Problematizaciones Gel individualismo en América de Sar KATHYA ARAUIO necesitamos darnos el tiempo y no cometer los errores anteriores, como los de los afios noventa y posteriores, con una transicién ala democracia ‘que opté por suturar una herida atin supurante. La prisa y la aceleracién, caras tanto al ideal neoliberal como al universo del reinado ierestricto del orden, son malas consejeras cuando lo que tenemos delante como deber es re-pensar y re-hacer la sociedad de tal manera que podamos sentirnos parte de ella y haya lugar para todos y todas. Lo que tenemos delante de nosotros y nosotras es un debate extremadamente importante respecto no solo de cual es la sociedad que queremos, sino de cémo queremos llegar a ells...y un largo camino para intentar conquistarlo. Para contribuir en este camino, evidentemente, es indispensable entender lo que en octubre del 2019 ha comenzado a fraguarse, pero dada la cercania de los acontecimientos mi objetivo aqui es més modes- toy realista; tratar de poner en perspectiva lo que hoy vivimos. Lo haré cifiéndome a aquello que los estudios que he desarrollado a lo largo de los ttimos dieciséis afios han ido mostrando? Estos trabajos me permiten afirmar que lo que hoy enfrenta- mos es expresivo de la cristalizaci6n en la sociedad de un circuito de > La primera, una investigacin desarrollads en dos etapas (2. 7), cen la que se estudis Ia manera en que el Derecho, en cuanto ideal normativo,partici= peba ono en la regulaciGn de ae relaciones coidianas eate las personas, y entre estas ¥ las instcuciones, Se interrog6, asf, el conjunto de elementos a partir de los cuales las aciones de los individuos esultaban iteigibles, asf como las formas de justifcar Yyexplicar el tipo de relacin con as normas que ellos establecian (Araujo, 2009). La Segunda, desarrollada en colaboracién con Danilo Martuccelli, buses identifcar los dlesafios sociales estructarales que enfrentan los individuos, la jerarquizacién que hacen de ellos, y el tipo de individuos que son impulsados 2 encarnar al enfrentar- las, Esta se lev a cabo entre los afos 2007 y 2011 (Araujo y Martueelli, 2012). La cercorainvestigacin, desarrollada entre 2011 y 2014, fue un estudio descinado a identifica las formas de eerccio dela autoridad y las eazones para la obediencia en cl comtesto de los procesos de democratizacién social en Chile (Araujo, 2016a). La ‘cuarta, buse6 indagar las maneras en que los individuos enfrentan la vida social y los desaffos que esta les presenta intentando identifcar la dimensiones y elementos que ‘movilizano sobre los que se apoyan (Araujo, 2018). La quinta fue un estudio sobre las eales en Santiago y las experiencas a ella asociadas ea el contexto de la preguata por la desigualdad y el lazo social (Araujo, 2016b). La sexta y dltima fue un estudio Fobre as reaciones entre crores de la politica institucional y la ciudadani, indagan- cdo en ls premises y experiencia inrerativas que ordenaban la interpretaciones y orientaciones de accién de los primeros (Araujo, 2019). iores, como democracia aceleracién, restricto del cate como deber 105 sentirnos cs indispensable guarse, pero sies més modes- © hoy enfrenta- ircuito de 05-2007), sivo, parici= 1 enfrentar~ li, 2012), destinado 4 pregunta wdadania,indagan- _Desmesuras, desencantos,inritaciones y desapegor desapego. Un circuito compuesto por una articulacién de desmesuras, desencantos, iritaciones y,finalmente, desapegos. Se trata de un circui- to que admite dos entradas comprensivas. Puede ser leido de manera lineal, es decir, entendiendo que una cosa siguié a la otra en el tiempos Jas desmesuras Ilevaron a los desencantos, los desencantos a las irrita- ciones y estas a los desapegos. Pero, también es posible hacer de él y de sus componentes una lectura mas bien circular y sincr6nica. Todos estos componentes actéian hoy simultineamente y la actuaci6n de cada cual retroalimenta a los dems. Resulta imposible entender la magnitud de los desapegos sin la intensidad de las desmesuras. No es posible dar razén de ls lencia de las irvitaciones sin considerar la profundidad de los desencantos. Este circuito cuya estaci6n final son los desapegos, el que se instal6 en la sociedad chilena, ciertamente no explica por completo el “acontecimiento octubre” (el tipo de “politicidad”, sus modalidades, su magnitud, su formas expresivas), sin embargo, me parece, permite en- tender lo que se juega en él y lo que se abre como desaffo para el futuro; por eso vale la pena seguir sus huellas. Los estudios realizados sugieren que para entender el surgimien- to de este circuito resulta necesario situarlo en el marco de los efectos sobre los individuos y el lazo social de la transformacién de la condi- cién histérica que ha suftido la sociedad chilena en las tltimas cuatro décadas (0 poco més). En este contexto, ellos han mostrado también que dos han sido las corrientes principales que de manera simultinea, contradictoria y complementaria han cincelado la condicién histérica actual: Ja instalaci6n del modelo econ6mico neoliberal al que se le ado- 86 un nuevo modelo de sociedad, y una corriente de fuertes empujes ala democratizacién de las relaciones sociales.* Veamos, pues, de qué En lo que sigue uilizaré l pasado como tiempo natrativo. Con eso quiero hacer orar que me restinjo a lo que sabia hasta occubre de 2019, Por supuesto, con ello 1 inten:o subrayar que luego de eso “Chile carbié. No creo que sea ast. Fa los momentos de crisis, el antes del estallido parece un pasado lejano. Pero verlo de este modo es un espefismo. Aunque la vevucla y las situaciones emergentes sean los componentes principales en este momento, el “minuto anterior” sigue actuando 7 KATHYA ARAUIO manera cada na de estas corrientes ha aportado y nutrido la produc- cidn de este circuito que entrama la sociedad chilena actual. Un modelo llamado neoliberal La instalacién del modelo econémico y social neoliberal en curso des- de algo més de cuatro décadas implicé nuevas exigencias estructurales para los individuos, al mismo tiempo que impulsé nuevos ideales socia. les. La economia nacional se orienté a la exportacién, la que se abrié al mercado internacional y, més tarde, al mercado de capitales. El merca- do de trabajo se regulé sobre nuevas bases, lo que impulsé la ereciente flexibilizacién, el ingreso de Iogicas de competencia, y el quiebre de Ia asociatividad colectiva en aras de una individualizacién progresiva de las relaciones entre empleadores y empleados (Ramos, 2009; Soto, 2008; Todaro y Yafiez, 2004), Se transformaron los principios de la protec- cién social y, debido a la expandida privatizacién de la educacién, la previsién social y de la salud, se restringieron los servicios pablicos los cuales los ciudadanos pueden acceder. El consumo se convirtié en un fundamento estructural y de la definicin de status (Moulian, 1998), y el crédito en un elemento estructurador de las relaciones sociales y de la vida personal (Ossandén, 2012; Banco Central de Chile, 2018). Las relaciones entre los grupos sociales sufrieron una profunda trans- formacién. Pero el modelo econémico neoliberal implicé ademas una nueva oferta de modelo de sociedad. Se introdujo la imagen de una so- ciedad perfectamente mévil y competitiva; la valoracién de la ambicién compleja, permanente y decididamente, Sin embargo, decir lo anterior eampoco sig- nifica que considere que octubre no dejard sus huellas ytransformaciones. Escribir cen pasado es, simplemente, un reconocimiento de que, por ahora y con toda serie- dad, me es imposible saber cud es la naruraleza y la dimensién en que el tejido social yas elaciones sociales han sido 0 no tocados por estos acontecimientos fo la produc- o neoliberal se abrid al El merea~ a creciente quiebre de la progresiva de Soto, 2008; de la protec- educaci6n, la s publicos a nvirtis en lian, 1998), es sociales y Chile, 2018). funda trans- ademés una n de una so- ambicién pace sig- 5 Esexibir Desmessras, desencantos, irrtaciones y desapegos ‘onal y la confianza en el esfuerzo propio; a imagen de actores fuer- lente responsabilizados de su destino personal; cl empuje de una gura de individuos propietarios de diferentes formas de capital que en obtener y aumentar (estudios, compras de bienes, redes, etc.); principios de competencia generalizadas y una oferta de integeacién via consumo y crédito (Araujo y Martuccelli, 2012 y 2013). El neoliberalismo, nombre con el que ha sido denominado por os individuos este modelo, ha sido asociado @ la mejora de las condicio- de vida, lo que aparece como un hecho innegable y bien valorado en 0 posibilita logros que, para muchos, constituyen verdaderas rup- csras en sus propias historias familiares.’ Como lo muestran nuestros Jtados, las personas valoran de manera importante los saltos inter- acionales en las condiciones de vida que evidencian sus propias (cus abuclos que debian ir desealzos o vivir en casas con piso +4; sus padres que no accedieron a Ia ed in superior). Existe mis de un indicador a este respecto: el aumento de los niveles de escola- y elporcentaje de nuevos grupos que se incorporan a la educacién jon el descenso del ntimero de personas viviendo bajo la linea de 22; el mejoramiento del equipamiento de los hogares? 0 el au- o de oportunidades de consumo (Larrain, 2005; Ossandén, 2012). La mejora de las condiciones de vida ha derivado en un aumen- de las expectativas de acceso al consumo y de la participacién en cl reparto de la riqueza, como lo han sefialado algunos. Pero, sobre do, el modelo, sus ideales, sus empujes y las experiencias provistas, =vieron como efecto relevante la recomposicién de lo que las personas. Ua 49% de chilenos pereibe una situacién de mejora en la posici6n socal especto adres; un 58%, en el nivel de ingresos; un 5496 en a situacin laboral y un en la vida familiar. Encuesta CEP 2014 Estudio Nacional de Opinin Pblica joviembre 2014. htp://3ww.cepchile. consecuencia del reconocimiento de que para sostenerse como ca lo social resulta absolutamente necesario partieipar en las 16- consideradas como atentatorias contra lo que preservan, odo, como ideales. Por supuesto, no todas estas I6gicas han .0 destino en esta dinémica de varias décadas. os primeras, jerarquias naturalizadas y privilegios, han sido eriticadas, y han aleanzado una relevancia publica y politi- crminado por ser si no debilitadas, al menos puestas en cues- impulsos al igualitarismo, pero también, paradéjicamente, 10s muy vinculados al modelo social promovido por el o: la entronizacién del mérito y una apelacién al sujeto 7 KATHYA ARAUIO responsable de si mismo. Si es cierto que ellas no han desaparecido, y no es necesario escarbar mucho para encontrarlas actuando incluso en la detonacién del estallido de octubre, su justficacién en el debate pitblico es cada vez menos posible, y a fuerza de la critica hacia ellas ha sido ca~ paz de ir estableciendo gradualmente sanciones y limites para su actua~ cidn. La tercera y la cuarta jerarquia, autoritarismo y confrontacién de poderes, en cambio, han profundizado su cardcter paradojal, esto es, ha crecido la critica a estas légicas, pero se ha fortalecido al mismo tiempo su reproduccién de manera transversal en la sociedad (Araujo, 2016). En el caso del autoritarismo, asistimos a la recomposicién de lo que se considera cjercicios de poder justificados. Emergié una critica compartida y considerada legitima al abuso de los poderosos, al malera~ to del superior, a la exclusién por parte de las élites, entre otros. Se ha producido un rechazo muy grande a formas de ejercicio de la autoridad basadas en Ia fuerza y el tutelaje, aunque las personas siguieron consi- derando que el autoritarismo es esencial para enfrentar la vida social, algunos por conviccién, otros como efecto de lo que perciben como el fracaso del uso de formas de ejercicio de autoridad més dialogantes 0 democriticas. En la medida en que hay una tendencia a utilizar al au- toritarismo como clave de lectura critica indiscriminada, la capacidad de diferenciacién entre lo autoritario y la autoridad aparece velada. De este modo, la autoridad se hace dificilmente discernible, reconocible y legitimada, porque se la equipara al autoritarismo. La deslegitimacién de este tiltimo arrastra consigo la deslegitimacién de toda autoridad y dificulta todo ejercicio de la autoridad, incluso si se trata de formas no autoritarias, es decir que desestabiliza intentos de ejercicio més demo- exitico de la autoridad. Por esta via, en vez de retroceder, el uso de la imposicién ha avanzado y se ha generalizado, Lo anterior se conecta con lo que ha acontecido con la légica de la confrontacién de poderes. Durante las tiltimas décadas, esta l6giea ha encontrado un potenciador en la instalacién del llamado modelo neoliberal y de la evidencia sus principios: la competencia, la primacfa del valor de cambio y una conflictividad expresada en desconfianza. Esto ha tenido como efecto la desmedida importancia que continué Desmesuras, derencantos, irvtaciones y desapegos arecido, y no sicado en la sociedad la movilizacién constante, aunque eauta, de lo incluso en la nos de poder, los juegos de “tasacién” y las estrategias sociales de debate piblico Sczlo y evitacién que gobiernan las relaciones. La posibilidad de re- as ha sido c2- nds igualitarias es débil en un contexto como este, porque los horizontalidad tienden a ser leidos como signos de debilidad. nnfrontacional del poder y la habilidad de imponerse sobre tan considerados por muchos esenciales para enfrentar la 1. La sociedad aparece, asi, como un campo de enfrentamien- 2016). z ion de lo rnde, a falea de un consenso de lo que se puede considerar un o del poder admisible, todo ejercicio de poder, excepto el pro- (6 una critica me. <5 puesto bajo sospecha. El cardcter antagénico de la vida social 0s, al maltra- como una percepci6n extendida y Ia ley del més fuerte hace su 0 (Araujo, 2019). Una consecuencia de lo anterior ha sido el estado de irritacién cciones sociales, que se ha expresado principalmente a nivel de -ciones entre individuos, y entre estos y las instituciones. En 0, as relaciones con los otros se constituyen en un eampo de como el nis dialogantes © ¢ irritacin, porque en ellos entran en disputa de manera dra- lizar al au- cz las nuevas aspiraciones y los viejos moldes relacionales. da, la capacidad Como hemos discutido en otro lugar (Araujo, 2016c), esta irrita- ce velada, De c vinculado, primero, con la sensibilidad a las desigualdades in fa, de civilidad latos de lo que . la decepeién, una fuente de amenaza para la integridad, sumillaciones, un competidor por recursos tan basicos fo o la dignidad. Las relaciones se terminaron por vivir ssectores sociales. en la modalidad del roce, y su correlato interpretativo y ¢s particularmen esual ha sido la irritacién (Araujo y Martuccelli, 2012). d dividida, en ble, no se circula = breve, las expectativas promovidas por las promesas de igual- chos y autonom(a, magnificaron la percepcién de formas de spios”, porque = de las relaciones en la sociedad, las que se ven desme- 2 sospechosos y -0 contradicen los ideales y los anhelos que se han produ- culos de agresio- Al mismo tiempo, la fuerza de las experiencias sociales inémica de reproduccién de las mismas, y en algunos duccién fortalecida, lo que ha sido experimentado por sin duda no por todos, como una forma de traicién a bir miradas de ma fisica, con la sociabilidad = as. Las definicio- z El desencanto se instalé y la frustraci6n de estas promesas fi scimientos de adhesin de los individuos las instituciones y afectadas por la - a, 2 la inritacién de las relaciones sociales, y afec- 31 KATHYA ARAUIO al colectivo en general. En algunos grupos sociales més que en otros, se ha producido un gradual pero constante distanciamiento respecto de las reglas y normas que politics, juridiea y civilmente han sido considera~ das como fundamento de la regulacién de la vida en comin, asf como el sentimiento que la orientacién y regulacién de los actos y decisiones Je competiaa cada cual individualmente. El desencanto aqui también ha dado paso al desapego Un efecto fisional en la sociedad se ha ido produciendo como re- sultado de que la relacién con los principios normativos que pretenden acomunarnos se tiende a establecer desde la desconfianza, la impoten- cia, la resignaci6n o, en su versién més preocupante, desde el rechazo radical. Reflexiones finales Esa constelacién que se ha producido en la encrucijada de los procesos descritos a lo largo de este texto, la que, me parece, permite poner en perspectiva los acontecimientos politicos hoy. Como hemos intentado mostrar, las transformaciones socia- les acontecidas abrieron a un escenario complejo, en el que junto con tun nuevo horizonte de expectativas aparecieron formas renovadas de dominacién y explotacién; en el que se reconstruyeron los rasgos que estructuran la sociedad al mismo tiempo que el lazo social se ha visto sometido a altas dosis de tensién; en el que terminaron por convivir légicas relacionales contradictorias que han hecho dificil la generacién de sentimientos de pertenencia y de comunidad (Bengoa, 2009); y si- ‘multénea y tenuemente, aunque esto no haya sido el foco de este texto, han hecho que nuevas formas de solidaridad ¢ implicacién empiecen a desarrollarse. Lo que se desplegé en estas décadas ha sido una suerte de cir cuito de retroalimentacién continua, que conecté la vivencia de la 32 es mas que en otros, se niento respecto de las c han sido considera- en comin, asi como =los actos y decisiones to aqui también ha roducienda como re- vos que pretenden confianza, la impoten- , desde el rechazo icxiones finales dda de los procesos permite poner en nsformaciones socia- nel que junto con formas renovadas de on los rasgos que iazo social se ha visto jaron por convivir dificil la generacién -ngoa, 2009); y si- 1 foco de este texto, icacién empiecen a una suerte de cir- la vivencia de la Desmesuras, desencantos, iritaciones » desapegos las exigencias de la vida social; de las desigualdades en 13; 0 en el uso del poder) con el desencanto por las pro- no cumplidas, tanto econdmicas como normativas y, por especto de aquellos que han sido o tendrien que haber 2s principales. De alli, en un paso, se genera la irvitacién. rodo lo anterior aport6, en medidas y grados distintos, al lesapego respecto de muchos de los principios, valores lan la vida en comin, -abal comprensién de lo acontecido requiere también, «, considerar a los individuos y las valencias que le otorgan al ontecido, Hoy, como se deduce de lo expuesto hasta aqui, la cuenta con individuos més fuertes; con mayores ex- rizontalidad; con la conviccién de poder actuar sin las 1n expectativas mds altas sobre el minimo vital digno; dores de una aguzada sensibilidad frente al abuso y la ecepcionados y/o a distancia de los principios, valores gulan [a vida en comiing con un gran rechazo al ejercicio 2 autoridad, pero con un gran apego todavia al uso de en sus propias précticas. de todos estos los elementos permite subrayar que lo ar en juego en esta sociedad no puede ser entendi- smente como efecto de un malestar colectivo o de una nostalgia mpoco de una mera inflacién de expectativas. Como crado nuestros trabajos, las dinémicas hasta ahora descri- sstela del neoliberalismo como de Ja democratizacién sociales, han conducido a la sociedad chilena hacia un ue la tarea principal en curso es a recomposici6n activa, incierto y desgastante de las formulas y principios s interacciones, las legitimidades y las racionalidades siruacién, me parece, en la que octubre de 2019 en- enfrentamos en el pais, asf, no es un simple estallido por mis profundo, si atendemos a los hilos que entraman la por cierto, en una disputa por la redistribucién del 33 KATHYA ARAUIO poder y de las riquezas de Ia sociedad. Detener los abusos y la des- mesura de las exigencias en Ia vida social (largamente sufridos) es una de las luchas centrales hoy. Esté en juego, por supuesto, alcanzar los minimos vitales que hoy se consideran dignos. Pero es indispensable recordar que lo fundamental de la disputa, ya desde hace un tiempo, es la forma y textura que queremos, podemos, darle al lazo social. Es decir, las nuevas modalidades especificas que deben tomar las relaciones entre los individuos de la sociedad. Una de las cuestiones esenciales que encaramos en este contexto es el desafio de reconstituir los principios gue regulan la vida social para hacerlos aceptables y que, en esa medida, no solo sea posible sino también deseable la vida en comiin para los di- ferentes miembros de la sociedad. Producir el apego indispensable para el enlazamiento social. Es una tarea de muy largo plazo, que implica un proceso extremadamente incierto ¢ inevitablemente conilictivo, que re~ querird de una enorme creatividad y de la voluntad de enfrentar en este ‘camino no solo al adversario externo sino también a ese otro, el peor de todos: el que habita al interior de cada cual. Referencias Araujo, K. (2019) La politica en tiempo de transformacién. La relacién entre ‘iudadaaia y politics institucional desde los actores politicos. Analisis, 3. hup:/ibeary.fs.de/pdf-files/bueros/chile/15387-paf (2019b), Las calles. Un estudio sobre Santiago de Chile. En prenss (2018). Los anclejessocio-existencials: el caso de las expect DADOS, 61 (1), 341-371. heps//4x.doi.org/10.1590/00115 (20162). El miedo «los subordinados. Santiago de Chile: Lom ediciones (2016b), La calle y las desigualdades inveraccionales. Serie documentos de Trabajo PNUD-Designaldades N° 6, Santiago de Chile: PNUD, (2016c). Desigualdades interaccionales ¢ irvitaciones relacionales: sobre Ja contenciosa recomposicién del lazo social en Ia sociedad chilena, Serie Documentos de Trabajo COES. Santiago de Chile: COES.

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