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PAIDOS CONTEXTOS ‘Chimes ttulos publicados: ©. MLE ttipyen Ea mln ce @. Gf Se yer elcome ied wo Fe cain ga re toner 12 Bc om mat de Oo oe B Gate poem mae ete komma Ee ntyems nee PE pac etc RateBeer? Hapa. a a atte terest aa 8G Banks Lancome lense Bde mR Rel la ts de ads iene a an oad 100, ERE tact i Sasgaresegss s xeseeesyasee eee IIE A Camper Hine dens ANDRE COMTE-SPONVILLE EL ALMA DEL ATEISMO Introduccién a una espiritualidad sin Dios w..PAIDOS “ida og pt de ame Tear eo Tet oa Nat Eas $n Se agar pect aes SedEcintcunac ssoasspace en 1 ay And Conte opie 8 dose ncn, Jo Tet 1 doe ded reer cea ora Nancy Huston Sumario (QUE es una religi60? enna Ua testimoaio persona. Delos y sitales [Ninguna sociedad puede rescind de side fidelidad Nihilsmo y barbaric... Qe ela de Osetia undo ya noc cristiano? acto cistianc» 0 «00 judo simian? ‘Dee mabinot, un Dala-Lama yun perigrding Qué cammbia la pérdida dela fe? é Nibilismo ysofstica las dos tentacones de la ELE dels Coy ame. Bniste Dios? [La ausenci de prueba: una rezén para no Debildad de as experiencia. ‘Una explicain incomprensible Exeeso de mil en ‘Mediocridad del hombre. El deseo yl iusi6a.. El derecho ano creer. Got epinalided opens s? 5 SSeeegeees Independencia ‘Lamuere ya etemidad Mistcayati890 on Lo absoluto yo rlativ Una espiritualidad paral vida coidiana Inno ymin manenciny apertura. CConclusi: El amor, la verdad. v= 190 193 195 197 199 201 207 Agradecimientos ‘Este ibro es muy deudor de los amigos que le pro- vocarony acompafaron: Nancy Huston sin quien 90 habria existido, Antoine Audouard, Marcel Conche, Susanna Lea, Patrick Renou, Sylvie Thybert, Tavetan ‘Todorov, Isabelle Vervey y Maze Wezel. Deseo agra . Corresponde los seosinventar la ‘spititualidad que o acompadia. Ext bro pretende con- ‘buira ello. Deliberadamente, prefer que fuera breve ¥ accesible pata acceder mas ripidamente alo esen- daly dtigime, asi al mayor nimero de personas. Cet ‘que era urgent. La erudicign las disput ene espe- cialistas pueden esperar libertad de pensamiento, no. Qué cso csencial?Altratarte dela epiritualidad, consideré que se apoyaba en tres preguntas: «Pode- rococo " ‘mor preseindlt dela religidn?», «Este Dios, «2Qué tipo de espiriuaidad podemos proponet alos eos?» “Habra que responderla, Tale el objeto de ete libito. Los ateos no poscen menos alma que los demés. , Luego, pasan los aos, uno se dice «jQué bien _que haya vvido, que nos hayamos encontrado, copec- do, amadol>. Tales el trabajo del duelo: trabajo del tiempo y de la memoria, de la aceptacin y dea fidel: dad. Pero, en el momento, eo es evidentemente impo- sible. Sélo queda el horror, sslo queda el sufimiento; sélo queda lo inconsolable. ;Cuinto nes gustarfa en- tonces creer en Dios! ;Cusinta envidia sentimos a veces Ihacia Jos que creen en t Reconozcémosl: ste ex el ‘punto fuerte de las eligiones, ali donde son cas inven- cles. Pero ces ésta una razén para creer? Para algu- ‘nos, sn duda. Para otros, entre los que me cuent, seria mis bien una razén pars negarse, basta tal punto pare: ‘ce burda a triquifivela, como suele decrse,o vencills ‘mente por orgllo,rabiao desesperaién, A pesur del dllor, se sienten como reforzados en suatismo. La re Delién frente a lo peor les parece més justa que a or Nic fos, buenas noches: Océidente ya no tiene fe, tene 4 ALMA Dat aTeSMO (O bien, segundo término de la altermativa, pensi- ‘mos que queda algo del Occidene eristano cuando ya ‘noes cistano...¥ silo que queda de él ya noes una fe ‘comin (porque de hecho ha dejado de ser coméin: ac- tualmente, un francés de cada dos es ateo,agndstco © ‘carece de religén, uno de cada catorce es musulmén, etc), slo puede ser una fdelidad comin, es deci una adhesin compartidaa los valores que hemes recibido, Jo que supone o implica, para cada no de nosotros, Ia voluntad de transmits. Creer o.n0 creet en Dios? Para el indvidvo, la cuestisn es apasionante (a ella dedicaré mi segundo ‘apivula), Pero 20 elo fundamental para lot pue- bios. ;No podemos hacer gravtar el destino de nues tra civilizacin de una euestidn abjetivamente inde- idible! Hay algo més importante, mé Incluso desde el punto de vista de os ini Jo demi, la cuestén de Ia fe no podtia eclipsar la ims decisiva de la Sdelidad. ‘Someteré mi eoncien ia a una creencia (oa una ineredulidad) inveifca- ble? gHaré depender mi moral de mi metafisca? constinyyen la ley en su iniegriéad, que la Gaica By Tula consste en amar, y que no existe stra virtud, “re Spee Ie eae le perme era Feralas pder de ext mensaje? 8 LAIMA DEL ATES 4B CHITIANO 0 NO JUDO ASDALADO®? Pac astra esta exigencia de fidelidad, espondé cuatro anéedotas,o mis bien dos recuerdos, un cuento chistoso y una angedota, Comienzo pore recuerdo menos aniguo. Sucedis hace una quincena de aos, en Slzburgo, Austria, ds ‘ante un coloquio interdiscipinario que gitaba en tor- no a la evolucién de nucstrs saciedades. Uno de los debates en los que participé estaba animado por Jean Boissonnat, que entonces dirgi en Francia, une gran revista de cconomia. Manruve, sobre el tema que nos ‘ccupabe,y sn ocular i aes, una posture gue ca sleme a lo que actualmente amo «fidelidady:ceé a Montiigne y Rowsseay, « Kant y Wingenstein, aunque tambidn y esto sorprendié mis, tl o cual passe del n> tiguo yel Nuevo Testamento, que comenté a mi mane: ta apoyindome a veces en Tomés de Aquino, Pescal 0 Kierkegaard... Jean Boiseonna,sorprendido por seme jante orientacién, que consideraba singular en el pano- ‘ama intelectaal francés, me dijo: «En definitiv,seior Comte Sponuile,justed es un ateo cristano!». La f- mula me patecis excesivameate paradéjice,¢ incluso ‘contradicts, como para poder aeptata: «Un crs no cree en Dios —le respondi—, y és no. mi caso. [No soy cristo, Pero soy, ontento se, un ateo il.» Erala primera vez, s no me fallala memoria, que uit zabalaexpresién. “Algunos dias més tatde, de regreso en Pris, conté ‘xt ancedota a un amigo. Ceé la expresign que habia vrlizado Jean Boissonnat, mencioné mi sorpresa y mi respuesta... Y mi amigo comenté: «Que diferencia existe entre un atco cristiano y un ateo fil? Enel fen- mopenos resscnmm peLAnELcion 49 o, ;Boiszonnat tiene azn! Observa a nuestros ami- 42 judior: muchos seaman “jude ateos™. Qué sig: nifica eso? Desde luego, no que tengan genes judios, ‘uya exstencia es como minimo duds y de les que la ‘mayoria se butlasbieramente! No, lo que quieren de- ddres que no creen en Dias, que son ateos, pero que es0 to les impide vivire a x miemos como judios, Por ‘qué? No a causa de os genes, que carecenen este aun to de toda pertinencia, no a causa de laf, que no te ‘en, ytampoco nicamene, yal margen dele que haya pensado Sartre, como reaceia frente al antisemitis: ‘mo. Sise sienten udios es porque se saben y e quieren partcipes de una deteminada histori, de una determi frada tadiciga, de una determinada comunidad, Naya! ;Exactamente en el mismo sentido en el que Cll eHlaman “judiosateos”, 8 podrias amare “exs- No segui su conse, que cori el riesgo de aras- trae, me parecia ami, no pocasconfusionesy malenten- ides, Pero, en el fondo, y a pesar de palmaras dife- rencas (eo la historia del erstinismo no existe un cguivalente de a didspor, ni de la Sboab,ni de Isa), ri amigo no se equivocaba: me siento ligado a a ta licién exstiana (o judeocristana: ya volver€ sobre el tema), un poco al modo como ta o cual de mis amigos judkos ateos se sent lgndos a su propia radicién 0 ‘comunidad, Algunos de ellos, por otra parte, me a aron a entendedo, y es lo que me lleva a mi segunds anéedota Sucedié algunos afos antes. Yo era un joven profe- sor de flosofi, que daba cases de secundaria, en pro vincias. Un da, de paso por Pars, me enconté, en el Boulevard Sint-Michel, uno de is antiguos compa 30 Lata Det areNO exon del curso de preparacign paral Eucacion Ne onal Superior de leas, al que no habia vue aver . Quien en loldos par of yl sufcieate humor, que ois. © Par 20.6 neces — hay que deco? ser jadi, ser cristiano, aber sido. Noy pula de- do oi cvliacién oblgadaEvdemenente si bubirs acd en Chia, ela nia oc Afi, mi rayectora Ib ido fee, Pro Spumente sua pasando eopenoe renscrnoiR DELARLLIGION? 55 por una forme de fielded (aunque fuera rca oimpia, como esa mia), la inca capaz de suscta, mis al dela fender, contra elo, neste bert de examen y on- cdencia Por qué motivo hubria de someter mi alma a ‘ma fe queno comparto, una reigién que noc la mia, ‘ensuma, alos dictados de un jefe declan ode guerra que ‘vid hace silos o milenis? Fidelidd, i, pero eta, reflesiva y actualizada. No sumisén cega Pero dejemos de lado estas dispurs o eos ara amos. En todas ls grandes cvestiones morales, excepto rales integrsas, creer ono creer en Dios no exmbiaen ‘ada o fundamental Se tenga 00 una regi, exo 90 Jeeximea uno de respetar al oro, su vide, su libertad ys digi, Esto noinalidalasuperiocidad del amor sobre odio, dela generosidad sobre el egismo ode jusicia Sobre a injuscicia, Que ls religiones nos hayan ayudado ‘scatendero forma pare de su aportaciénhisrica, pero ‘exono significa qu sebasten as misma 0 que tengan sa monopolio, Bayle, desde finales del siglo xv, lo habla se- fualado con rotundidad tan certo es que un ateo puede ser vrruoso como que un reyente puede no sero. [Nass ¥SOFISTICA: LAS Dos MENTAGIONES Ay! eQuién lee hoy dia a Bayle? Sade y Nietzsche, ‘entre nuestros intelectules, esti mis de mods. Quizé porque edirgen mis a nuestra fatiga, a uestro ted, £ nivestos senides © a nuestras mentes embotads. De todo se cans uno, incluso y sobre todo de a gran- o vais ben Ares deea, De lo comtatio, zpodtia haber decadencias? En todo caso, dos tentacones, una y otea moriera, re precntan una amenaza desde el interior a nuestra mo , que no es regi sino una moral. «No hay nada tan bello y legitimo —decia Montaigne— como cumplir bien con Inmisign del hombre y tal como es debido» Cumplir Dien con la misién del hombre yeumplir bien con la mi- ‘ign de a mujer (porque ls umanidad est sexuada) es el humanismo en acto y Io contrario del niilismo. Se ‘tata de n0 ser indignes de lo que la humanidad ha he- bo consigo misma, ni por tanto de lo que la civiliza- ‘na hecho con nosotros. El primer debe, ye pin- ‘pio de todos los dems, consise en vivir y en acruar umanamente Ta rligin no es suficiente ni nos exime de ell. EL seis, tampoco, LA GaYA DESESPERACION Asin fatal ercera pregunta de Kant: Qué nos esté _permitdo esperar? Pata nuestro tema, aqui es donde se ‘pone en juego lo fundamental. La pérdida dela fe no al tera nada en el conocimiento y bien poca cosa en It soni. Pero modifica de un modo importante Ia di smensién de a esperanza —o la desesperanza— de una cexistendia humana LaopmMosrREseIMDELARELIOWON ——65 Si eres en Dios, cqué os est permitdo esperar? Todo, o en.cualguier cas, lo fundamental: el triunfo ‘imo del vida sobre la muerte, de a usticia sobre la injustcia, de la paz sobre la guerra, del amor sobre el odio, dela felicidad sobrela desgracia..Una infnided de vida infinitamente feliz, decia Pascal. Filoséfcx _mente,considero més bien que se trata de una objecion «contra lareligén. Lo explicané en el proximo capitlo, Pero, subjtvamente, gaantiza ala religién un largo pporvenir ln esperanza, que se burla de nestrs rezona- ments, le dala azn Y al evs, sino creis o ya no eretis ex Dios, qué 0s esté pemitido esperar? Nada, o en cualquier caso, ‘ada absolut 0 eterno, nada mas alla del donde sca. rode la muerte, como decia Gide, de mancra que to das las esperanzas que ponemos en esta vide, por les timas que sean (que haya menos guerras, menos suftimiento, menos injustcias..), aaban desembo- ‘cando en esta nada ima qu 1o engulle tod, tanto lt felicidad como la despracia, y supone une injustcia abadida (cl hecho de que la muere afecte de modo idéncico tanto al inocente como al culpable), una des dicha mis, o varias (jcuintos duelos se agolpan en la vida de un hombre!), que nos abocan a Io tgico 6, para olvidaro, ala diversién. Es el mundo de Lucre: co, el mundo de Camus, y es el nuestro: la natutaleza ¥ ciega, nuestos deseos son insacablesy tan so la mucrtccsinmortl Lo cual no no impide char por justia, pero nos probe crer del todo en ellao estar convencidos de su posible triunfo. En resumen, Pas- cal, Kant y Kierkegaard tienen razén: un ate licido fo puede zafare de la desesperacign, Intenté llevar ‘este pensamiento hasta el final, en mis primeros ibros, . eg sansa aso especialmente en miTrité du despre de le béati- tude, Para hundirme en la desdicha? {Al conti! {Para scapar all, pata demostar que la felicidad no TAO mHUTT Tagen, Pero spor gue tend que anoarla? Es preferible aceptri,yalepremente, si se cde, Sabideca ei sabidoria de la flicidad y la Inmpermancaca, de I felicidad y Ia desesperacion. Fs menos paradico de lo que parece Slo seespent lo i vse dene, Por unto, si uno pera se fe ‘ore la elcid le fata. Al conta, cuando ett presente, ggué falta por esperar? Que dure? Esto ‘uivaldea a remer so fin, y vemos e6mo de pronto la Felicidade desvanee nla angus... Tales la tramp dea capers, con o sin Dios: a fuera de espera ia felicidad para aan, nos vedamos viva hoy. “Que fe seria si ues fea, bomen Woody Allen. Peo smo po ser eli, ya qe no de dee err legal? Todos nos encontamos en ex tua Al menos, Gael endencia, Slempre cable tor hacia el fruro, como deca Monten. Siempre insatsfechos Stempresruadoe de esperenssyde mic sds, La flcidad? Conia en porcero qu se dese ero como sel dese catencia? Sisdloe desea lo que ‘nose ene, meas tene lo que desc. Nos vem as ‘epanndos de a felicidad case des esperanaa misma ‘ge ls persiave eparados del presente, que lo & todo, ‘or a farro, que n0 sada, Pasa resumé lo fund ‘ental de una maners sein «Por eo, nunc vives, tno gue eperamos viv de manera que eles sem. pe depustoe acer ecs x ineviable ue lo sexo janis. Quis excapar act doevbleny ema de ea ‘aneralo qu lame un ears dela desespericiny, JAODENOH PRESCHDEEDELARELIGION 67 gue se deasrola tuto en Occiente —Ia dels epic {ravo lotion o mista la de Spinors— como ea Oriente la del bad oe Smthye (Stoel dees peo efi, puede ler nl SaaS, por Guelacsperanaa ela mayor tomar y la descsperacén, mayor felcidads)—Tambin agua prado so space El ubio slo desea lo que colo gue depend 44. (Got necnidad tia de pen? Ellon sso seal que a e (eso qu ding a esperanza de smn] yloqueno depend ded eso guedstinge ls pena dela volun. Cmo poder fela? No dja Ge coperar. Cio poddano sentry miedo? «No hay espesanza sin temor—explica Spinoza—ni sem? dn pena» Sila sreidad es azenia det tor, como india el endo odinario del palabra, os consecventemente umbiéa auencia de esperanza i presente queda expdito pra aca el eonocinien> la alera! Nada ue ver co a pasa lapreaa ola ‘eigacén. Decal qu depende de novouos (gers) Simic aporar los medioe neceace pact reakzdo Desearo que no depende de nontos espe) siiicn abandonare la impotenia yl reeinento. Exo se fala alicenemente cl camino que se debe seg ls ‘oes ua hombre de ecg, mientras quel tonto se con- tena con esperar teeos0 tembloros.Elsabio vive en dl presete sto daca lo que (erp, amor) ol quel cabo (volun) Tales el epi de etic Io. Yeap dl spinorsmo, También es esp, sea cuales foeren as downs, de oda abu Lae peranz no slo que ina ala secén(eudata gate cs feta sia y no hacen nada por ela) sno avoid {To gue nos ikera no es a pena Sno la verdad. Lo ques hace vino ela esperanza, sino el anor 6 LALA Dat aTatsNO Por es a desesperacién puede se vivfcante, sl tlera, alegre. Es lo contario dl nihilismo, osu ant doto, Loe 0: (pero uno tan slo se decepciona con respecto ‘uns esperanza previa), hastiados, amargads,llenos de rencor y de reseatimiento. No le perdonan a la vida, nial mundo, i ala humanidad, que no cones: pondan a las esperanzas que aban depestado en ellos. Pero gde quiéa es Ia culpa, si sus experancas xan ihsorias? Y al revés, quien no espera, 26m po- dia sentrse decepcionado? Quien silo desea lo que es ‘lo que depende de (quien se contenta con amar y querer), Zeémo podria sentirse hastiado o amargado? ‘Lo contrario del rencore5 la gratitud. Lo contrario del _esentimiento, la misericordia. Lo contraio del niilis- ‘mo, elamor el corse. “Quién podria negar que hay algo desesperante en J condicin humana? Pero jno es uns razbn para dejar de amar a vida, sino todo lo contraio! Que un vije deba tener un final, gaaio e¢ una rz pare no em- renderlo o para no aprovecharlo? Que sé tengamos ‘una vida, ¢acaso es una én para malgastaia? Quen se pueda garantzar triunfo de la paz y la jasc, aciso es una razén para dejar de luchar por elas? {Desde Inego que no! Al contario, son oma tants ones, y muy fuertes, paca dedcar ala vida, ala paz, a Ja justicia —y a nuestros hijos— todos nuestros cuida ‘dos. Cuanto mis raray precaria es, mis preciosa es la vida, La justcia y a paz son tanto rs necesris yur- gentesen la medida en que nada garaniza su victoria 1a bumanidad, tanto mis conmovedora cuanto mis sola se encuentra, es mis valiente y emante. «Cuando Ihayas desaprendido a esperar —cscribla Séneca—TE" eonenoe rrescuminDeLanentcIos? 68 _gosefiané a querer» Yo aaa secilamente, con Spi Pe Sahre eo ect vaco bec, Tela neni, de ninguna manera erénea, de que me encontrabe en dl extemo opuesto al cistanismo, «Lo contratio de esespear es creer, habia afrmado Kierkegaard. Yo Saver la rec Lo conteario de erer es desesperar>. “Hablaba de gaya deesperacén (un poco ene sentido en que Nictsche hablaba ce una ge oni) sem: preme del sabor amargo yetimlant. ELREINO DE Los C06 HL AOR Txte sel estado al que bubia lego mi reiexiba hard unos quince afos. Enel fondo, apenes he cambi o, salvo en uh punto: ya no estoy tan seguro, ecual> mente, de que lacuestibn de la esperanza, por impor. tante que sea implique una oposcién global entre la religin y el atessmo, “También agu voy # contar una anéedota. Sucedi6 hace algunos aos. Daba una conferencia, en una ciu- dad de provincia, sobre la idea dela espisinaidad sin Dioe. Tras mi charla, varias personas Se aceraron a Judamme. Entre ells, un hombre de edad avanzada que se present ante mi como sacerdoteextico (en efecto, Hlevaba una crucecita dorada en ia solapa), «Vengo # dare las gracias —me dijo; me ha gustado macho sa cnnferencia» Luego afadié: «Estoy de acuerdo con todon. Le di ls gracias a mi-vez, pero contesté: «Sin embargo, querido Padre, cuando-dice que esti de acuerdo con todo, me deja un tanto perpej.. Cuando hablo dea exstencia de Dios ode ainmortlidad del

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