InoIce
Agradectmientos n
Prefacio 2
Introductn: La paradoja demoertia «ee eeeeseee 7
4 La democacta, el poder yao petheor oes eeeeceee 3
2 Car Schmit y la paradoja de La democraca bert... 51
3. Wittgenstein, la teoria politica y la democracla B
4, Para un modelo agonfstico de democracia... 93
5. gUna politica sin adversario? . 9
‘Conclusién: La ética de la democracla G 139
indice de nombres... 153[AGRADECIMEENTOS
Los articulos de ese libro se publicaron incialmeate como s-
sue: La democracia, el poder y “lo poltico”» aparecis en una vr.
Sida ligeramente distineavtulads «Democraciay plaalismo: una
ritca del enfoqueracionalistar, en Cardozo Law Review, 16, 5, de
marzo de 1995; «Carl Schmitt y la paradoja dela democracia le
betas, en The Canadian Journal of Law and jurisprudence, X 1, de
enero de 1997; «Para un modelo agonistico de democracia», en
tuna versin alg diferente, se escribis para see publicado en Political
“Theory in Transition, obra compilada por Noel O'Sullivan (Row
tledge, 2000}; =;Una politica sin adversario?», en una version lic
‘geramente distnta titlada «El centr radical una politica sin a
‘ersario?,en Soundings, 9, verano de 1998, «Wingenstcn, la roria
politica y la democracia: ese desarrollo de un trabajo presentado
‘en una confeencia celebrada en la Universidad de Bielefeld en enero
de 1996.
‘Quiero agradecer @ Daniel Habn su apoyo editorialLos ensayos que recoge este volumen han sido escitosen los
“ltimos cinco afos. La mayoria ya han sido publicados, algunos
fen una version distinta. Uno de ellos, un artculo leido en una
conferencia, aparece aqui por vez primera. La introduccion y la
onclusién fueron esritas especialmente para esta obra, pero in
cluyen ideas desarzolladas en varios articulos que no se ineluyen
Saul
Soy conscente de que, por lo que respect alos temas prin:
pales, hay una cera tendencia ala teiteacion. Sime he decidido a
Inclurlos en su forma original ha sido porque hubiese sido impos
ble climinar esas eperciones sn alterat la ntligibilidad del argu-
mento que se expone en cada articulo.
Tos asuntos que se debaten en La paradoja democrdtica son la
continuacion de una reflexininciada conjuntamente con Ernesto
Laclau en Hegemonia y estratepia socalista, reflexion proseguida
posteriormente en El retomo de lo politico. Los acontecimientos
politicos que se han producido tras la publicacin de este ultimo
libro, acontecimientos que mucsran la creciente tendencia de lor
partidos socialdemécratas hacia una consensuada politica de cen-
tro, han robustcido mi conviccia de que es urgente que la teoria
politica proporcione un marco alternativo al que ahora domina la
feoria politica democrtica. La comprension de los principales de-
fectos que presenta el nico de lo que se ha dado en lamar ster
cera via» exigeenfrentarse ala conflictiva naturaleza dea politica
yal hecho de que no es posible erradicar ef amagonismo, justa-
‘mente todo lo contrario de lo que lo que teata de hacce por todos
los medio el cada ver mis de moda enfoque dela «democracia de-
beraiv
Al reler estos textos para su publicacién me he dado cuenta
dde que todos ellos, aunque en diferentes formas, destacaban a na-
turaleza paradojca de a democracia liberal moderna. Dado que laaversin a las paradojas esté muy extendida entre os pensadores
‘acionalistas con los que polemizo, consideré que esa eralafaceta
‘de mi acral labor que vali la pena destacat De abi el titulo de
cee libro
NTRODUCCION
[UA PARADOJA DEMOCRATICAAunque en diferentes formas, rodos los ensayos reunidos en
‘sta obra tatan de o que yo llamo la «paradojar de la democra-
‘ia moderna eintentan examina ae dstineas impicacions tedricat
¥ politica de esta nocién. Mi reflexion comienza con un examen
dela nauraleza de la democracia modema, que ceo que est lejos de
haber sido adecuadament elucidada, Para empezat,zcul esa for
‘ma ms apropiada para definir el nuevo tipo de democracia que se
ha extablecido en Occidente en cl transcurso de los dos tltimos
siglos? Se ha empleado un gran nimero de términos: democracia
moderna, democracia representativa, democracia parlamentaria,
ddemocracia plralsta, democracia consttucional, democracialibe-
‘a Ba ales xray pn deste a
Siaanigua side en hecho de queaen unas sociedades de ay
‘ainaiovcombeidad, las fomas dela deoccacia disbane
jadadeser posibles pox sz motivo democsacianadeana debe
‘Saesoprenomatver Otros autores, como Claude Lefor,insisten en
[a wansformacion simbélica que hizo posible el adveniento dela
sdemocracia moderna, esto 5, en «la disolucion de los marcadores
‘de ceridumbres." Dede ext punto de vista, la modeena sociedad de
‘mocritica es una sociedad en la que el poder, la ley y el conoct
‘miento han experimentado una radical indeterminacin. Esto es
consecuencia de la «revolucin democratca», que conduce ala de
‘siparicion den poder que antes encarnaba la persona del principe
{ys vinculaba a una autordad trascendental. Se inauguré asi un
nuevo tipo de insitacion de lo social en la que el poder quedo con-
‘etido en sun gar vacion.
Creo ques vital subraya, como hace Lefory, la aparicin de un
nuevo marco simbslico ai como la moderna imposiblidad de pro-
poreionar una garanti final, una legitimacion defntiva, No obs-
1. Chae Lor, Demand Pit! Theory, Oxon, 198818.tate, en verde idenifcar simplemente la forma moderna de de-
‘mocraia cone lugar vaco del pode, quisiera subraye tami Ia
distinc entre dos aspects: por un lad, la democracia como
forma de gobierno, es dei el principio de soberania del poco,
1 por oto el maecosimbalico en el que ve ere esa rela demo
{ritica. Lanoveded dee democracia modern, fo que a cooview
fexpropaiente moderna» esque asl advenimicnto dela Te
lytén democritiea el sj principio democraca de que el po
derdehe sec sjecido pordl push» wucveaemergen peo sata et
‘eammasca sinbdliz conigurad pore discus ibeca, con 50
‘entice dass enal valor dela iserad individual Lo derechos
Ihumanos. Esto valores son ls valores naceares del adicon Ir
‘eral son constttivos del vision moderna de mando, Sa ey
‘atgo-no deberiamon sonsidertlos como pate separable dela
‘redid democritia, cys valores centralesiguadad y sober:
‘ia popular- son diferentes. De bec, la sep
sel Eo, ene cambio del pico y ede op
ome la propia idea del Rechtstat, ue es cetel pars a policea
del liberaismo, 0 encuentra sa orgen ene discatso democraico
Sino que provene de otro sito.
Por consguinte es crcialcomprender que, con la democracia
moderna, hemos de enarar una nueva forma politica de sociedad
Sip Sead en dea arcane don adios
diferentes. Por un lado tenemos la
yabsepe:
‘ala libectad individual; por otro, la radicign democeiticacuyas
‘ideas principales son las de igualdad, identidad ents gabernantes
vel ‘soberania opulac No existe una relacion necesa-
‘a entre estas dos tradicione distintas,s6lo una imbicacion bis
‘rica contingent A tavés de esta imbricacion, tal como le gu
‘a subrayara C. B. MacPherson, el liberalism se democrat y
emocracia se liberal. No olvidemos que, aunque hay en. ia
‘ademos a dac par supuesta la existencia de un vinculo.enze a
Seca i dencac sunita os de ab sonsinuda
proceso fluido, ha sido seautada de enconadas pugnas. Muchos
liberales y muchos demécratas eran-perfrtamente conscientas del
conflict-ente sue
come delos limites que a
‘democeacia liberal imponia aa, -objeti-
as De hecho, ambos bandos sempre han tratado de inezpeetar
sus normas del modo mas convenient para sus propéritos, Desde
un puno de vista técco algunos iberales como Hayek han a
mmentado que sla democracia [es] eencialmente un medi, un
Posto utlarita pare salayuarda a pax imei la iberead
mientras no ponga en peligro la institciones =
berales, pero epidamenteprescndble stempee que lo haga. Oros
liberales han seguido una estatgia diferente, argumentando que
sila gente decdera «de un modo raconal seria imposible que fe-
‘en contra los derechos y a ibertades,y que, silo hiciera, su de-
Gsi6n no debera consdearselegitima- En lotro bando algunos
emécratas e han mostrado muy dispuetos 2 descartar la inst
‘ucionesiberales por consdearatsbertades formals burguesse,
{sfcomo a Tacha por su sustitacion por aqullas formas drectas
de la democracia mediante las cuales puede expresarse sin ob
‘culo Ia voluntad de lat personas
Tatseadenia dominate en naestos dias conse en consde-
rar la democracia de una forma que la eniia cas exasivamen-
‘econeLRechsstaat la dfensa de los deaschosbumanos,deiando
er aber
dle democriicos aus ado papel
coulda, papular nla
nario democratic, pus tect clstosanuy pele sobre la eal-
‘ed motada secon demos La propia atin
ddad-de la democracia liberal so bas en la den de la sberania
popular yl como inde a movilzacin deers idea por pate de
Ton polices popula de derechas, sera un grave error cosiderat
‘qua legado el momento de rennciar sella Las insicions I
terales demoeriias no deberian tomarse como un elemento ga
tantzado: sempre ex necearo robustectrasy deenderas. Esto
{xg aprehender sa dnamca espe reconoee la tension ue
$= deriva dels efectos de sus ditinta gas. Slo aeprando la
furadoja democriie podeemos considera modo de enfrentar
fovaell
como alara mi examen de as tess de Cat Schmit ent
capitulo 2, la I6gica democratica siempre implica la necesidad de
tar ie rin ee els y een ne ale
oe pertnecen al sdomose y aquelos use encucntan fers de €
‘rasa condcin pars lero mmo de ls derechos demo
2 Haye, The Ro Som, Londres, 1944, pS Tad st Cam
devon, Mad, 200,cos, Una condicisn que crea necesaslamente una tensin con
cl nfass liberal en el respto de los =devechos humanos, dado que
ro existe garantéa de que una decison adoptada mediante proced-
Imieatos democrticos no termine vulnerando algunos derechos ya
cexistentes. En una democ ponen siempre limite al
respeto de los derechos humanos ¥ no negaciable:
hecho, debido 2 que dependen del modo en que se definan einer
preter los «derechos humans» en un momento dado, son la expre
Sin de una begemonia preven por cosine, oj de
daira idea dequecs leptise esablecer limites pasa laso-
berania populace nombre de aibertad. De abi su-naturaleza pa
ingtancia som incampatibles, y que nahay forma de seconciislas
sig.imperfccign. O bien, por decislo ala manera de Wittgenstein,
‘Que hay una tension consttutiva entre sus rspectivas spramati-
ass, una tension que nunca puede
haya sido objeto de constantes pugnay pugnas que
hhan constitude la fuerza impulsora de los desacrollo politicos
« histricos. La tesin entre sus dos componentes slo puede ex
bilizarsetemporalmente mediante negociacions prapmatias entre
fuerzaspolcicas,y dichas negociaciones siempre establcen la hep
‘monia de una de ellas. Hasta hace poco, la existencia de fuerzas
‘opuestas se reconociaabiertamente, slo en nuestros dias, cuando
la propia idea de una posible alternativa al orden existente ha que
dado desacreditada la estabilizacion lograda durante ef perfodo de
Ihegemonia del neoliberalismo con su muy especficainterpretacion
de cudles son los derechos importantes y no negociabes~ aparece
Prdcticamente libre de todo cuestionamiento.
Una vez que ve da por supuesto que latensin entre la igualdad
¥ la libertad no puede eeconcliarse v que solo pueden existe for-
‘mas hegeménicas contingents de establizacin del conficto, se ve
, Den nado muy siya tecea via de Blt
cl snewe Mites” de Schroder, ambos nspirados por i estategia
4s tranglacine de Clinton, acepan el terreno de argo estat
eco por sus predcesores aoiberlsIneapace deo no di
‘ucsos oe ver rnguna allernativa ala presente diposin hee
fone abogan por una forma de pols que pretend suarse
“inde ald aie yl erecha, categoran qu epresentan
como obvoletas, 8 objetivo esa exeaion de un sconsenso de cen
trons ona ey segnse declarer el nico tipo de plea adap-
{ado la neva soredad dela informacin, mientras se dsacreita
odor aquello que se opongan sexe proyecto =moderiador>
“idinoloe de forza conservadoras Sin embargo, como he de
tmostar en el capio 5, cuando rascamos la peri de estar
{Gres percibinosenseguida qu, de hecho, sea limitado sim
‘lemente 2 abandona a tradicional lucha dela aquerda por la
* Lerner (Ndiqualde, So pretexto de repensry poner al daa exigencias de-
ezine fb
lade yal responsabilidad encubrens negative a comidra as
‘ivinicaciones de lot sectors populares, que qvedan exludos de
$s prordads politica y socal: An peoy ess reivindcatones
sete ca emt i in
tn sie proyecto de iaguerd hoy ya completamente descr
tad Eh ere man ida en siden coe
‘lui postbildad de anstormaion de a relactones de poder
fa guedadocliminada,no ex orprendente gus los pardon Foe.
las de derechasexgn protagoniando signicatvosavancr eo
‘aos as Et mucha on con deca
“onsets de centro watan terreno dela lh qu
handonatoliqoierda,Pasclacneteprocapane ee becho
ee muchos sectors de a cle rabajaora seman gues i
‘cress estan mejor defenidos en manos de eos partidos que en
anc els oclemacae Al her edo en ec
tal proceso democrtico, sm un blanco fl pra ls demagogos
de la derecha. 7
“La stuaci politica que acabamos de describ, caraceriada
por el ensalramiento de los valores de una politica de eosenso
encase Io que vertebra mi indspacn rede, Eta aaron
de que ponga un fais especial en lax consecoencas negara de
Considerar lies! dela democracia come la reltactn de on
Sin, desarrollada en el Cpiulo 2, conateen qu est carder
tn tlie sermino irecoetiable io dee entendrsenecesaria
tent al modo de una contradic, sno como fcws de una p=
jh Yosonteng qo, pse aque Schmit ene azn al dsaear
ins deremes formas en gue a Yogic universalist liberal eopone
al concep democritic de igualady ala neeidad de consiuir
rliiainente un sdomov», no estamos bigadorsromncana
Eis doe teccones, Coders arculcn como el etd de
tna confguracion praca pemie vara esi ene ae
tas logs de un tnodo psitv, en lugar de vera com algo gi
ondace a una contradcrondestoctiva Ea ver dee, super be
lech de reconocer eta paradoja os permite comprender cuales
ta auenia fre dela democraia ber
‘A dsr constatemnte as lance de incani/exhsin
que implica la constitcion police sdel pueblo» ~necrsara para
Sjercco del democracia-rel curso liberal elo derechos
manos universales juega un importante papel en mantener viva la
lucha democrtica. Por ota pare, sélo gracias ala logica demo-
critica dela equivalencia es posible trazar unas fronterasY esta
blecer un demos, sin el cual no seria posible ninginejerccio real de
los derechos
Es preciso subrayas, no obstane, que esta tensin entre demo-
craciayliberalismo no deberiaconcebise como una tensinexisten-
te entre dos prineipiosenteramente externos el uno al otto, entre
principios que establecen entre ellos simples relaciones de nego-
‘acion, Sila tensin se concibiese de este modo, se habriainst-
‘ido un dualismo muy simplista. Enver dees, la tension deberia
considerarse no como algo que crea una relacion de negociacin,
‘ino como algo que crea una relacion de comtamninacin en el sen
ina Ver que se ha efecuado la ariculacion de los dos
clus en el caso de que se haya hecho de forma pre-
tno de ellos cambi la identidad del oteo. Los repine-
nes deidentidades coletivas que resultan de este proceso de articu-
lacion son conjuncos cuyas configuraciones son siempre algo mis
«ue la suma de sus elementos interno. Como siempre ocurte en
ida social, hay una dimensign =gestlica» que es decisiva para
omprender la percepcin y la conducta de los sujtos colectvos.
‘La visualizacion dela dindmica de la politica liberal democrs
tica como el espacio de una paradoja cuyo efecto esrba en impe-
dir tanto el cierte total como la diseminacién completa, posbilidad
{que esd inscrita en la gramitica dela democraciay el liberalism,
+ una visualizaciin que abre muchas posibildades intresantes.
Sin duda, al imped el pleno desarollo de sus respectvas locas,
cesta atculacidn representa un obstculo para su completa realiza
‘in eanco la perfecta libertad como la perfectaigualdad se vue.
‘ven imposible, Sin embargo, esta es [a condicion de posbiidad
‘misma para una forma plualista dela coexistencia humana en
Ta que poedan existe yejercerse los derechos, donde la libertad y la
igualdad puedan arreplisela para coexist de algin modo. Este
tipo de comprension de la democracia liberal, sin embargo, es pre-
csamente lo que impide el enfoque racionalita que, en vee de re-
‘conocer la imposibilidad de eradicar esta tenis, eata de encon-
trar formas de eliminaca. De ahi la necesidad de renunciar ala
iluson de que padiera legae a producise un conseaso racional alt
ddonde esa tension sehubieralogeado eliminay, de abi cambigm la ne-
‘ceaidad de comprender que la politica pluralista democratica con-save en una serie de formas pragmatica, precariasy necesariamen-
te inestables de negociar su inherent paradoya
Esta aceptacion dela paradojica natraleza dela democracia i
beral exge comper con la perspectva racionalista dominante yre-
(quiere un marco teérico que reconazca la imposiilidad de consiuir
tuna forma de objetvidad social que no est fundada en una exclu-
‘6a original. Esta es Ia eaz6n de que el hilo conductor de mi ar
fgumentacién para una adecuada comprensién de la democracia
onsisa en destaca la importancia de un enfoque no esencalisa,
‘deudor del posestrucaralismo y de Ia deconstruccin. Una tesis
clave de mi trabajo ha sido, durante algn tiempo, la de que un en
fogue racionalista est condenado a permanecercego ala dimen
sin de antagonismo de slo politico, y tambien he sfirmado que
‘esta omision ha tenido consecuencias muy serias part la politica
‘democrétia, Esta pespectiva ya quedé expuesta en Hegemmonia'y
‘strtegia socialists y en El retorno de lo politico, y varios eap-
tulos de este libro son una continuaci de aquellos andi. Ea el
‘capitulo 3, examino igualmente lo que considero que es una con-
tribucién muy important ala elaboraciOn de un enfogue no ra-
‘ionalisea dela teoria politica. Sugiero que en el limo Wittgens-
fein enconteamos muchas intuiciones que pueden utlzase para
bordar la cuertion de que la lealtad alos valores democriticos no
fe crea mediante una argumentacia racional sino através de un
conjunto de juegos del engusie que coastruyen formas democrit-
as de individualidad. Conta la actual bisqueda ~desde mi punto
‘e vista, profundamente equivocada-, de una legtimidad fundada
fen Ia racionalidad, la posicion de Wittgenstein, segin la cual el
‘acuerdo se alcanza através dela participacia en las formas de la
‘ida comin, al modo de un «Einstimmung>,y no de un «Eiwvers-
tand>, representa una perspectva pionera ualmence importante
‘para un enfogue auténtcamente plurals 6 Su concep de »seguir
tina regla» que, de acverdo con mi argumentacin, puede ayudar-
nos avsualizar la diversidad de modos en que puede jugarse el jue-
‘go democritico.
4. Emoto Lacan Chat Mos Hegomany nd Sct Sate: Towards
«Reda! Demat Poe Landes, 985 lad cats Hegemon eae
Socal, Med Sp XX, 187)
‘Chana! Mout, The Retr of the Flt, Lode, 1993 [Tract EL
aor el pli, aon, Pn, 199
El rabajo de Jacques Derrida también es relevante para mi pro-
recto. En est caso, esa nocin de un sexterior consteuivos lo que
‘me ayuda a destacar la urlidad de un enfoque deconstrucivo para
aprehender cl antagonismo inherene a toda objetivdad, asf como a
Subrayar el cardter central de la distincion entre nosotros ellos en
|a consttuci de las identidades politicascoletvas. Con el fn de
vita cualquier equivaco, sefalaré que el sextriorconsitutivor no
puede educine a una negacin dialectic, Para ser un autentico ex
{eriog dicho exterior tiene que serinconmensurable con elinteioe ¥
al mismo tiempo, condicin para su surgimiento. Esto so es post
ble silo que etd fuera» noes simplemente el exceior de un conte:
ido conzreto, sino algo que pone en cuestion la econcrecion» como
tal, Esto es lo que impic la nocin detridiana de un «exterior cons-
titutvor: no un contenido que result afirmado/negado por otro
contenido que sera simplemente su opuestodialético Ho ques oct
‘iia sdo estuiéramos dciendo que no existe un =nosotros sn un
«ellos sino un contenido que al mostrar el caricterradicalmente
Indecidible de la tens de su consitucin, haga desu propia post
tividad una funcin del simbolo de algo que la supera: a posibildad
imposibilidad de la posivdad como tl. En ete caso, el antagonis-
‘mo no se puede redcir un simple proceso de inversion dialécoca: el
‘ellos» no es el opuest constiutiva de un nosotros» coneret, sno
l simbolo de aquello que hace imposible cualquier «nosotros
‘Concebido de este modo, el exterior constituivo nos permite
bordar las condiciones de emergencia de un antagonismo. Este
surge cuando dicha relacién ence el nosotros y el ellos, que hasta
entonces sé habia sido percibida como una simple diferencia, em-
pieza a considerarse como la que existe entre un amigo y un ene-
rmigo. A partir de exe momento, se conviere en el locus de un an-
tagonismo, es deci se converte en algo politico (en el sentido que
, que es una forma distinta de maniestacion
{el anagonismo, ya que no implica una relacion entre enemigos
Sino entre sadversarios,término éste que se define de modo para-
{jico como enemigos amistosos, eto es, como personas que son
“amigas porque comparten un espacio simbelico comin, pero que
también son enemigns porque quieren organizar ete espacio si
blico comin de un modo diferente.
‘Consider la categoria de «adversrio» como clave para con-
cebir la expecficidad de la politica pluralista y democritica mo-
‘ema, y ex una categosia que se encuentra ene centro mismo de mi
Comprension de la democracia como «pluralismo agonista». Ade
‘ns de perme rebate argumento de Schmit sob l carter
‘contracictorio de Ia idea de democracia pluralista también me
Syuda a poner en primer plano tanto las limitaciones de los ter-
os dela sdemocraciadelberativa» como las dela politica dl se
‘icente «centro radial», En el capitulo 1, por ejemplo, examino la
‘yersion mas reciente dei beralismo politico de Rawls y muestro
Tas implicaciones problematicas que supone para un enfoque pla-
ralist de su concepto de «sociedad bien ordenada>. Sugiero que un0
{de sus principales puntos débiles es precisameate el hecho de que
tiende @ borra el propio lugar que ocupa el adversario,expulsando
Sereste modo cualquier oposicion legiima de a esfra public de
Enel plano politico, se observa un fenémeno similar ene caso
dela stercera via, que es abordado en el capitulo 5. Argumento
‘que es una «politica sin adversariox que pretende que todos los
tereses pueden reconcliaesey que todo el mundo —suponiendo, por
Spuesto, ques idenifique con vel proyeeto>— puede formar par-
te wdel poeblo-. Con el fin de justifiar la aeptacion de la actual
Ihegemonia neoliberal -y pretender al mismo tiempo seguir sendo
Fadia la stercera via~ pone en marcha un concepto dela polit-
‘Ga que ha evacuado la dimensin del antagonism y que postls la
tnxistencia de un snterés general dl pueblo» cuya puesta en prée-
tica supera a antetioe fotma de resolucin de conflictos basada en
Ia dicoromia ganadoresiperdedores. HI trasfondo socioldgico de
states sostiene que el ilo dela politica de la eonfrontacion que
se ha mostrado predominante en Occidente desde la Revolucion
Francesa ha legado a su fin. La distincidn entre iquierdasy de
cas aparece ahora como itelevante, ya que estaba vincul
‘uns bipolaridad socal que ha djado de exis. Para tericos como
‘Anthony Giddens, la division entre la inquierday a derecha ~que él
identifica con la oposicon entre una democeacia social al Viejo
cstilo y un fundamentaismo de mercado~ es una herenca de la
‘modernizacion simples, y debe ser trascendida. En un mundo
{lobalizado marcado por el desarrollo de un nuevo individualis-
to, la democracia debe volverse«dialgica>. Lo que necesitamos
‘una svida politica» eapaz de llegar a las diversas areas dela vida
personal creando una =democracia de as emociones,
Lo ue falta en esta perspectiva es alguna comprension de las
relaciones de poder que estricuran las sociedades posindusrales
‘contempordneas. Nadie niega que el capitalismo se haya transfor-
‘mado radicalmente, pero eso no quiere decic que sus eleetos se ha-
yan vuelto mas benignos, lejos de eso. Quind hayamos abandonado
[a ides de una alteracva radical al sistema capitalist, pero incluso
tuna socialdemocraca renovada y moderizada ~que ¢3 fo que pre=
tende see la tercera vi debera desafiar las trincheras de eiquea
poder de a nueva clase de gestores si quiere alumbrar una sociedad
‘ns usta y responsable. El po de unanimidad social que consttu-
yela marca de fibrica del blatrsmo slo conduce al mantenimiento
elas jerarquis exstetes, Ninguna cantidad de dlogo o de pré-
fica moral lograra persuadi jamais a la clase dirigente de qu re-
nunc a su poder. EI Estado no puede limitaredniamente a tratar
Tas consecuencias sociales de los defectos del mercado,
‘Sin dada, hay muchas cuestiones nuevas que una politica para
la emancipacin debe abordar, Para considera la eeacién de una
‘Bueva hegemonia es preciso redfinirla concepeion tradicional que
se iene dla iaquerda yl derecha; sin embargo sea cual eae con
tenido que demos a estas eategorias, hay una cosa segura estamos
fen una época en la que uno debe decidir en qué lado de la com
Frontacion agonisica se sta. Lo especifco y valioso dela demo:
cracia liberal moderna es qu, sies estudiada adecuadamente, crea
‘espacio donde esa confrontacin e mantiene abierta, donde las
relaciones de poder estan sempre custionindose y ninguna de ells‘puede obtener la victoria fina. Sin embargo est tipo de democea-
{ia wagonistca> exgelaaceptacién de que el conflictoy la division
son inherentes a la politica y de que no hay ningin lugar en el que
pueda alcanzarsedefinitivamente una reconcilicién en el sentido
4e una plena actualizacin dela unidad del «pyeblo».Imaginar que
la democraca plralista podria egae ase algin dia un sistema pee-
fectamente arviculado es transformarla en un ideal que se refuta a
simismo, ya que la condicin de psibildad de una democraciaplu-
lista es al mismo tempo lacondicin de imposbilidad de su per-
oesta en prctica, De ahi laimportancia de reconocer su na
turaleza paradojica.‘Schmitt no podia coneebit le paecia imposible. Dado que su obje-
‘vo era atacar al iberalsmo, no puede sorprendernos esta atitud,
pero ciertamente indica ls limites de sureflexin teria,
"A pesar de estos defects, la critica de Schmit al liberalism es
muy podeross. Pone de manifesto varias debilidades de la demo-
‘aia liberal y pone en primer plano su punto ciego. Noes posible
‘gnorar estas deficiencias. Si hemos de claborar un concepto de la
sociedad democritica que sea convincente y digno de confianza,
‘Son defcincias que debemos abordar. Schmit es un adversario del
‘Que podemos aprender, ya que podemos inspirarnos en sus int
‘Gones. Al volver sus argumentosen su contra, deberemos usarlos|
para formolar una mejor compeensin dela democraca liberal una
‘Comprensign que reconozca su naturaleza paraddjc.SOlo tas acep-
{arel doble movimiento de inclusdniexclusién que implica lap
fica democeitica podremos enfrentarnos al reo que aos plantea
hoy en di el proceso de la globalzacin.
\WITTGENSTEIN, LA TEORIA POLITICA ¥ LA DEMOCRACIALas sociedades democriicas se enfrentan hoy a nuevos retos 2
los que apenas pueden responder debido a que son incapaces de
comprender la naturaleza de lo politico, y a que no logran aceplar
Ia paradoja que se encuentra ene nicleo de la moderna democracia,
liberal. Una de las principales razones de esta incapacidad reside,
desde mi punt de vista, en el marco racionalista que informa alas
(Vsbermar)
“Tal como ha sefalado Petr Winch en referencia Rawls, «El
“velo de gnorancia” que caracterza su posicion choca cone punto
deta de Wirgenstrn de gue lo que es "raronable"no puede set
‘aracterzado con independencia del contenido de determinados "ja
Sos" crucaese?
or su part, Richard Rorty, que propone una lctura «neo-
pragmticas de Wigenatin, ha allrmado, contaramente a Apel
} Habermas, que no es posible extacr una fosofa moral univer-
Salista de la ilosofia del lenguaje. Sein no hay nada en lana
turaleaa del Lenguaje que pudera verir de base para justiicar ante
todas la audicncias posites a superioridad de la demosaci ibe:
tl Rory aa gent «Deamon abana en
‘speranca de hallarpremisas poiicamenteneutas, premisas ue
puicran parecer justifiadas a todo el mundo y dels cuales pur
‘ira infers una obigacion de avanzr en la politica democeti
‘as! Rory sostene que mo resulta el considera los avances de
tocrdico como algo vinculado al progreso dela racionalidad, y
gue deberamos dejar de presentr lat institciones de lassie
«dads liberates cccdentales como la solucon que otras personas
hubein de adopter necesaiament cuando dejen de et sitvacionar
lesey se welvan «modemnas Siguendo a Witgentcin, Rory 20
2, Pee Winch, «Cerny and Aube A Flips Gi comp
‘Wings Ceeary Eys, Carbide, 199, pa 238
Riad Roe Sia Ausagen unre Grhungsansruche», Des
he Ze fr Psp 61984, p86,considera que lo que estéen juego sea una cuestién de racional-
ad, sino una cuestion de creenciascompartidas. En este context0,
lamar a alguien iraconal,afirma, «noes decir que no est haciendo
tun uso apropiado de sus facultades mentales. Fs decir sncamente
‘que no parece compartir con nosotros el suficiente numero de ret
«las y deseos como para conversa fructiferamente con él sobre el
punto en discuss,”
‘Abordar la accién democritica desde un punto de vista witt=
gensteiniano puede por tanto ayudarnos a plantear de tro modo
Ta euestin de la lealtad ala democracia, De hecho, nos vemos
abocados a reconocer que la democracia no exige una teora de la
verdad ni nociones como Ia de validerincondicional universal,
sino mas hien un puiado de prictcasy de iniciativas pragmaticas
bvientadas a persuadir ala gente para que amplie la gama de ss
‘compromisos hacia ls demas, para que construya una comunidad
ris incluyent. Este cambio de perspectiva revela que, al hacer
hincapi¢ exclosivamente en los argumentos necessrios para
rantzar la legitimidad de las inttuciones liberals, los teSricos
‘morales y politicos de os ilkimos tiempos han estado planteando
tuna pregunta errOnea F verdadero problema noes el de encontrar
argumentos para justificar la racionalidad ola universlidad dela
‘democracia liberal, argumentos que sean aceptables para toda pe
sona racionalo razonable. Los peincipios liberal democrticos slo
pueden defenderse como elementos constiitivos de nuestra forma
de vida, y no deberiamos tratar de fundar nuestro compromiso|
‘on ellos en algo supuestamente mas seguro. Como indica Richard
Flathman ~otro tebrio politico influido por Wittgenstein, los
acuerdos que existen respecto a muchas de ins caracteristicas dela
sdemocracia liberal no necestan estar sostenidos por ninguno de
los sentidos filosofios de a certidumbre, Desde exe punto de vist,
{Nuestros acuerdos respecto a eso uicios eonsituyen el lenguaie
‘demuestra politica Es un lenguajeal que hemos llegadoy que con:
tinuamente modificamos mediante nada menos que wa historia
del discurso, una historia en la que hemos pensado sobre ee len-
9. Richard Romy, Jota Larger Loyalty rel presntdo ena
‘il Confrence de Pols dl Ete Oct, Unveslad Se we cnet
de 1995; pubiadn en Jusice and Democracy. Coss Calaral Pps,
1 Bouenkoe y M-Sepaiats compe, University of Hawa Pre 199,
tna mimo tempo qu nos foamosvolviendo captcs de pen:
‘La apropiacién de Wittgenstein por Rort es muy i para ci-
ticarias pretensiones de os hlésofos de inspiracion kantiana como
Habermas, que quieren encontrar un punto de vista que se ence
te por encima dela politica y desde el cual se pueda garantzat la
superioridad de la democraia liberal. Sin embargo, creo que Rorty
se aparta de Wittgenstein cuando considera el progreso moral y
politico en ls términos de la universlizacion del modelo liberal