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Salvador Diaz Mirén 163 VL Parodi 164 “20 opi Sapuouoyy uur oleae, Gd “opeqpe yy oruonuyy Keuptaal ugwerg uonl urpupayo), 9p Howry, “ounusoury ap jerlfiyt omn0d ‘sgndsap of8ts UA edied as vouangur vAno ‘saropesuod { sosopezreu ‘sv ~20d ¥ odnife onb g6 pp uopeusy,, vpecmey] ej ou vsoy[favseus ue epedgid vun op oruorungins [a oyqisod ozry opreq, uaqny asuanSereoru pop vuedsy wa vorT vpuasard ey aonb orsnd pe) & ‘samreas9> op vuuorpr [> v9 emaesony vy sudurors ured oxoye edomg we woreq -oxd souvopsurounyy seiaod sot nb uoranjoaar wy ‘esreroqy ezed eidoxd exoy vun & woe erptanaso onb aiuaqe] apuanp owioo se equprenSe sexe sojats apsap anb vosayy enSe ap soenueueur soqqurour “ABUT OpEiorq weFeIqnY LIP 9p & vouedse vsood vy ap serewoffux sea03 sey o1ord ap opeoos asorqny vortyur vpey un Js Ouod enSua] eNsonU op vOET] ey ozOWAT —ousurguay o “ugysesdx o— omuorumaout a3s9 ap o1 -votunSmsax Jo anb sa pepsa wy ‘soropeurmop son8n “we sns auqos vuvdsry roppury yf ap afeyfesea sound ja own Jsu O8fe «,sepoquzea sey ap ous0I2x Ja, Tez FOqUITS vOUSIA OMSTUZPOY| [> ob opeumTyE vy os asd [nzy ap oysodoid y De maneta que el Modernismo y Rubén Dario se confunden, especialmente a partir de 1888, cuando el genial centroamericano publica su libro Az. el primer pilar de su gloria literaria. Tenfa apenas 20 afios de edad y la suficiente conciencia del oficio que habfa asumido, En Azul... Dario reunié textos poéticos en donde se encontra- ban lejanas reminiscencias de la poesia romantica francesa, junto con prosas narrativas con brumo- sos ecos patnasianos. Sin embargo, en la novisima expresién personal del joven artista, como en un singular laboratorio, apatecieron construcciones nunca antes leidas en nuestra lengua. Dario tuvo la audacia de desafiar la estructura tra- dicional de la poesia espafiola: combin6é de manera espectacular la métrica francesa con la ibérica, alter- nando el uso de los eneasilabos con los decasilabos, endecasilabos con los alejandrinos, dodecasilabos con heptasilabos, y versos libres, largos y anchos como al- gunas imprecaciones del Antiguo Testamento. Todo ello, junto con el rompimiento de la te- matica rural con un salto al cosmopolitismo, lanzé Dario en Agul.. hacia una atmésfera nueva, fresca, remozada, aun cuando cayera en los excesos del exo- tismo, el sensualismo y lo artificioso. Acusado de afrancesado por sus antagonistas, sati- tizado por sus pates como Jasé Asuncién Silva, alabado por prohombres como Jos? Marti y pot iconoclastas como Vargas Vila, negado como poeta americano | | ' i | | | bemoin por pensadores como Rod y acusado de galicismo mental por hispanistas como Juan Valera, el indio nicaragiiense logré, sin embargo, ser el poeta mas fiel a su entorno y a su tiempo, especialmente en su libro inicial Agu..; por cuanto anuncié alli toda la carga expresiva que vendrfa en el siglo XX con una expresién verbal riquisima, habiéndola despojado de la mordaza de la monotonia, y a la vez otorgado un gran aliento épico, arterial y epictireo, que devolvié a Espafia y a América en su verbo castellano, todo el esplendor hibernado de sus mejores tiempos. José Luis Diaz-Granados ~OGY WsOdd Nd SOLNIND Jean-Antoine Watteau, The Halt during the Chase (1718-1720) CCUENTOS EN PROSA El Rey Burgués QO Cuento alegre jAnigo! El cielo est4 opaco, el aire fijo, el dia triste.Un cuento alegre... asi como para distraer las brumosas y grises melancolias, helo aqui: ote Habia en una ciudad inmensa y brillante un rey muy poderoso, que tenia trajes caprichosos y ricos, esclavas desnudas, blancas y negras, caballos de lar- gas crines, armas flamantisimas, galgos rdpidos y monteros con cuernos de bronce, que Ienaban el viento con sus fanfarrias. (Bra un rey poeta? No, amigo mio: era el Rey Burgués. a gsouoyes sorupns? ‘omen ‘san “sop SuIpreyD, ap A neoneg) ues8 jap sospend woo ‘saqueye8 soduon so] ap uoTes Jp ‘sommes A seguTu ‘svsnun ‘sesorp :sojour -3yts ap ovat] ‘oFond uoTes un YquY ‘spUIDp Of Jog -seypoy ap sofoueur 4 sopesnise sooze weaat] anb A ‘sououys soy vasey 23q, -no sof anb jord wun woo sosvaze2 sozorzon3 Avy onb uo sefjonbe ap ‘soxSrs soypnur op seuvjsorod ‘sax -oqn 4 ‘zorse ap svyeur soproa op 4 svlox sezre3 op sepesquies ‘vuvse ap so[ty vod seprfea owioo “eT -eure epos ap svoruTa ‘oaony op seysuod ua A fo107, ap sJoy opuvsoaap souoSesp uoo sempeundwso { seunsmbnue seloy ap seuesarzed ‘soars uasony 18 owod solo vos £ sofeusozut soxsod op sereosvur {sox0[09 ap sored A saved ‘sopared sey v oun! soo -Tueqe sores op svsodiseux feproouoosop vuney vun ap sopeurue A esonnsuour vsog vun op seures 4 sv{oy op souoreIsnIoUT VOD O10TyY ap s¥dET ‘sOsoT] -tasreur £ soonsyauvy sodna8 ua “sepeasorua sejo sey seazatqe soney se] oD 29003 ap seJourMb :0s -o15 un op souoT[pur so 2p AamosUON un op orsn3 Pp ouStp uopes un op soo" yo oszep wrpod uag ‘syur epea & olny sod jseysoury5! jseyzouode(! ~eygeaZonz0 ey ap A ely] e ap swweure out -Hqns wure ‘soaze uD oprure] Opous yop A ‘senI9 UD BD TuIgPeI" UOIDIETIOD EI Bp OWUTTIQIE JOSUDzOp IS OSE “seosa[Isouniay svonpo o ‘sofvonvuresS souonsond 2aqos Soxqy SoTJoq © 49U4O "W op seoaou opuak -2] ‘naudsa ns seqouesuo v eqr ve ap vos00 f four PP ‘offnsze ppp ‘eruousse yj op s1uvUTe ONO ‘vsoreled suid N3 SONIND 1 OL vISeA EUN ¥yUOI ‘SOUST SOT Op SPUI Y ‘OWUATUIEUyOY “SosTUQUIO["S SOUOI SOT aP SOT OUTOD ‘JourI~UT ap sou ~o9| Sope| so] ¥ ¥suas anb ‘vurpSexeusso ap 4 onseqeye ap seuumoo ap vuat] ws2[e9s9 vun sod eIGng “oIsNd wang ‘sopernse sosvayy soy Jod anb sarue ‘ooue(q OT -ond op sous> soy Jod opepnyes opuars ‘sanbueisa sosuaixe £ sey ap sodna8 anua sod jp v eqeSory ‘sosoppavseur aaze ap soiolgo A sezonbrr opejnumoe wiqey, epuop oiqoqos orseed un vu Sor TE op -owotA [e sexoqJoquo sey A suprpuooue surK> sey eqeaay] £ soamd:ind sozueur so seapuo wEIEY gut oj ua epnoradax op200A Ja A ‘sepeisnse SoAL Sef ¥ SOprt sns ap ses wey 4 ‘sopedon sns woo anbsoq J? opueuone eze ap var ‘IUeTINq pepnio ef ap eq -ensey as opuend ‘upsey ep opm op 4 sepefvores ap Sseorsnun ap vudT] erEoiqeg ns uo ‘Jos Ax un eG, “sopseyfed 4 sooruns soqusrutaour uos seumped wepeq sazafnu sey 4 ‘easary anb ox0 ap outa yop sedoo sep UEqEUaT] SOPEID soy fseAIsN[e ssuOPUED EOTIOIET ap sazosqgord sns v gestaoidun vey ‘owanues 4 opr -2y Jleqe! 0 oz309 Je oun “visoI0Y eI & EGE OpuEND, -vunr8so op sonsovur A soxaqaeq ‘soreanog ‘soxoynoso ‘soroquid ‘soqures Typ 9p sesopaoey sns v ‘soatsnur sns ¥ ezanBre] woo pppazoar; foUNIaqOS 2 SoUTE Su] ¥ OpLUOPYE Anux wy ole waqny Rubén Dario Y Mecenas se paseaba por todos, con la cara inun- dada de cierta majestad, el vientre feliz y la corona en la cabeza, como un rey de naipe. he Un dia le llevaron una sara especie de hombre ante su trono, donde se hallaba rodeado de cortesanos, de retdricos y de maestros de equitacién y de baile. —2Qué es eso? —preguntd. —Sefior, es un poeta. El rey tenia cisnes en el estanque, canarios, go- rriones, senzontes en la pajarera: un poeta era algo nuevo y extrafio, —Dejadle aqui. Y el poeta: —Seior, no he comido. Y el rey: —Habla y comeras. Comenzé: —Sedior, ha tiempo que yo canto el verbo del por- venir. He tendido mis alas al huracdn, he nacido en el tiempo de la aurora: busco la raza escogida que debe inspirar con el himno en la boca y la lira en la mano, Ia salida del gran sol. He abandonado la inspiracién de Ia ciudad malsana, la alcoba llena de perfume, la musa de carne que lena el alma de pequefiez y el rostro de polvos de atroz. He roto el arpa adulona de las cuerdas débiles, contra las copas de Bohemia y las jarras donde espuma el vino que embriaga sin dar fortaleza; he arrojado el manto que me hacia parecer histrién, o mujer, y he vestido de modo salvaje y es- | i | i a CUENTOS EN PROSA pléndido: mi harapo es de purpura, He ido a la selva, Gonde he quedado vigoroso y ahito de leche fecunda ylicor de nueva vida; y en la ribera del mar aspero, sa- cudiendo la cabeza bajo la fuerte y negra tempestad, como un angel soberbio, o como un semidiés olimpi- co, he ensayado el yambo dando al olvido el madrigal. He acariciado a la gran naturaleza, y he buscado, al calor del ideal, el verso que esta en el astro en el fondo del cielo, y el que est en Ia perla en lo pro- fando del océano. jHe querido ser pujante! Porque viene el tiempo de las grandes revoluciones, con un Mesias que es todo luz, todo agitacién y potencia, y es preciso recibir su espiritu con el poema que sea arco triunfal, de estrofas de acero, de esttofas de oro, de estrofas de amor. Sefior, el arte no esté en los frfos envoltorios de marmol, ni en los cuadros lamidos, ni en el excelen- te sefior Ohnet! jSefior!, el arte no viste pantalones, ni habla en burgués, ni pone puntos en todas la ies. Bl es augusto, tiene mantos de oro, o de Hamas, 0 anda desnudo, y amasa la greda con fiebre, y pinta con luz, y es opulento, y da golpes de ala como las Aguilas, 0 zarpazos como los leones. Sefior, entre un Apolo y un ganso, preferid el Apolo, aunque el uno sea de tierra cocida y el otto de marfil. Oh, la Poesial ¥¥ bien! Los ritmos se prostituyen, se cantan los lunares de las mujeres, y se fabrican jarabes poéti- cos, Ademés, sefior, el zapatero critica mis endeca- silabos, y el sefior profesor de farmacia pone puntos jeasta ey wasepy! joduran & sou -eor op ugraide un ‘osexy von wUNTe Jo wIUOTED O1ENOl org” sesjoourpour sos A sesoumnaq UeIOL,J *9ISEn EP P ‘ony ane jp ‘ooedo vaso ofsp jp “joSrure yur “Yo! - ‘onqnueu [2 ve ouwUE By vod wraepor & ‘sorqey Soy us ¥Bzeure esErGOS wun YOO ‘ojary Jp exer anb ugETOS ouros ‘souesa1z09 sns A fox [p voreey of sams wp je anb wsepy “0x0 ap 0 ‘seurel] ap oie oUTs souCEIUEd vyTNSOA OU aure Jo onb wo 4 ““peapr [9 |p woo £ ‘oxopruaa vIp [PP Jos | eff208u anb us opuesuod “-orsonur gponb 98 4 Ssepppspens & sedope8 sey ap e200] vorsnun vy svloy wis s9]Oqze Soy a77US TeUOSAT OpuaTDEY “EIquIOS ayDOU vy wo “epeyay & a1quorpdun emoueTq yy ofeq ‘ozD19 [> aod opesfnsur ‘oprrare 4 osoxojquiay ‘asrequayeo ved orgnueu [e seyjona vqep ‘onbuvyse yop v9309 “2aaTe ap oyarqns zrazur [> A jwIsey ap aydou ‘ousorAuT ap 2420! “zeny £ osourmmy oofnging ns uoo vued -weyp Pp Baroy sepezteasto sedoo sey ua sexjuaru ‘sombund ap 4 soisadewe ap ‘sopoyp ap sopefend “voigiax ap JOsayord rOUSS oP STPUTIG soy eN20] v wasey uvspnepde os x ‘seuvpporod svfara se] ap saurt -vpueus soy op svoruna sey axgos 4 00 J2 auqos ‘59 -owzgur soy asqos axSare vjos seuese seq ap zny ey A “unsoy eqey orsered Jo wo ‘sepezrensts9 seyrumnyd 9p vouElg BLAN|] e] Ore Of ap eFeo anb us you un X ‘onsor [a equioze aj £ souseo sey erpsour 9 onbz jepes are fe ofap a] 28 9 vA ‘9Btuqe sop 9s soreled soy v SsoqTeseA ‘Wsoud Na SOLNIN sns { fax [> ‘fp ap woreprapo as aaaTu ey ofe> opuens x iHn! ‘onqnueat ye seyana equp anb orqerp aqod un OUTS vx9 OU ‘seIMBy ap epeuoIOD eURIUOW FT 9p wneod [p £ ‘oprajo jp ua uequiss souumry sopues8 soy £ ‘oproymad owos equaso oxqoza9 ns X “vuNTe [9 ua £ od “Fano [P wo O73 onUIS axqod [> £ ‘ousorAUT Jo OBI] X jes8ou exs9n vy x wees anb seurnsdyy! ~-svuns8g] op solo sor uequusyy 9p £ onsox po ueqeord 91 enb ‘svfaqe sey 2p opiquinz Ja oxquo ‘seprzog sey “HT SBI U2 OFDOr raqoq ¥ Ueqeaq] onb sosqy, soreled So] ap eEMQ yf anUS Opoy, ju) ZoFuuIgISe [> seuaTr anb yqep? porn “upsaETy! esesueor99 se 10d for ja eqeseg? jos uvz8 Jep sepesrur sey x op ~ezuoSieae! “up ‘up :onqnuvur [ev sean zqup onb owarzqurey waod [x ‘sousto sor 9p onbuey -s9 [Pp eo vv osraa opnd wp jenbe apsop x ‘PI “sofeapr ap ru sezuo8 ~pol ap epeny ‘ued op ozepod sod voysnun ap wzarg ‘arquiey 2p soxou steryasd ou our09 ‘sedoped seppespend ‘sasfea. e901 anb vorsnur ap vfeo vun seuos SIPIEE "¥90q Ff sigTeIIaD ‘oFNqnueUT Un ¥ seafonA STAT ~eq —wieod fe asopupisinp & ‘hex [> olfp— 1g— ‘sigosed so opueno ered ‘sousia soy ap vo120 “aypzel PP U2 apreD0[09 sourapod ‘eorsnur ap eles eun uO0D vpruzoo ¥[ asseued opond ‘souas ‘sprussod of 1s— 108n |e oJosopy un X gz0ey and? -opro saqey eX — dumssaqut Aor [gy “[Ropr [> ‘[eapr TA “Jo189 opor siyztome of soa A! Gouag ‘uorsendsut tur v seu09 £ ojieg waany Rubén Dario EI Satiro Sordo HOD Cuento Griego Haitaba cerca del Olimpo un sitio, y era el vie- jo tey de la selva. Los dioses le habian dicho: «goza, el bosque es tuyo; sé un feliz bribén, persigue nin- fas y suena tu flautay. Ell sétiro se divertia. ete _Un dia que el padre Apolo estaba tafiendo la divina lira, el satiro salié de sus dominios y fue osado a subir el sacro monte y a sorprender al dios crinado. Este le castigé tornandole sordo como una toca, En balde en las espesuras de la selva lena 22 I i t | | | | { i CUENTOS EN PROSA de péjaros, se detramaban los trinos y emergian los arrullos. El satiro no ofa nada. Filomena Iegaba a cantarle sobre su cabeza enmatafiada y coronada de pampanos, canciones que hacian detener los arroyos y enrojecer las rosas palidas. El permanecia impasible, o lanzaba sus carcajadas salvajes y saltaba ascivo y alegre cuando percibfa por el ramaje lleno de brechas, alguna cadera blanca y rotunda que acaticiaba el sol con su luz rubia, Todos los animales Je rodeaban como a un amo a quien se obedece. ‘Asu vista, para distraerle, danzaban cotos de bacantes! encendidas en su fibre loca, y acompafiaban la armonia, cerca de él, faunos adolescentes, como hermosos efebos, que le acariciaban con su sonrisa, y aunque no escuchaba ninguna voz, ni el ruido de los crétalos, gozaba de distintas maneras. Asi pasaba la vida este rey, que tenfa patas de cabro. ote Era sétiro caprichoso. Tenia dos consejeros dulicos: una alondra y un asno. La primera perdié su prestigio cuando el satiro se volvié sordo. Antes, si cansado de su lascivia so- plaba su flauta dulcemente, la alondra le acompafiaba. Después en su gtan bosque, donde no ofa nila voz del olimpico trueno, el paciente animal de las largas orejas le servia para cabalgar, en tanto que la alondra, en los apogeos del alba, se Je iba de las manos, can- tando camino de los cielos. 1 Mujeres griegas adoradoras de Baco,quien es el dios de la vendimia Gecoleccién de uvas) y el vino, inspirador de la locura ritual y el éxtasis. 23 sz ‘ojopuyaiie seu0s savy 98 A ‘soyzea soon uo sopenzasur sooryiour soyneyd auapuoa anb ‘exnp “sxr94 ap 0 or ap wUNI03 UoD “TworSTUT OIUSUMAISUT UN S9 ONSIG [He se & Joseze9 ap o2v0R un ap opins jp ‘epajoqze wun ap oxmnsns [p ‘erjoo vdze un op erporsur ef gordxo Isy -oxpeur ues “exz0n ey ap A azge [ap sopeprumpur se] ap g1ueD “TeIUKD "IqQes UgIquIN] aonb om"s-sorp ‘sonb -S0q So] 9p ouvIEqog ‘seUMIUOUT sey ap operodury ‘oeg v A ‘axBope one yo azary onb oss Jo 4 ‘orsruorq, ap edoo vy orueo ssoquarpre sozuvaeq sey ap £ Sopsey] -v8 somvqua9 soy ap ‘epoxy ap ‘sorg ap ‘eaof ues PP o1ueg ‘oreo ‘peprrendsoy aprpad ured A ‘zezer -uous £ opnyjea oxys [9 vqvaso spuop vasvy OBST] -aquvrpes A epméza ‘osoyfn io wi20d ap aquaxy ns ‘eT ns ‘Jarnxy ap vuosOD ns vOD ony gousTig ow0s so1so8 opuarsey A sopoaq soune; soy ap aqwvpep eqerreq apadrideo faz yo apuop & «,sonsts ap sopms 4 sesox { sean eyquy apuop ‘souadizza axd ~wors A sepeppeoe oxduras ueso saquvoeq A sezur apuop ‘erin(ny 4 vzazjaq ‘ezuep 4 esBaye epor vajs {sorpruzes un owro> optus; eyes apuop ‘ereyuEoue [p uomb v ‘omys pop vy anb rofour vapos nd? “Sq 2p JOH OUIE as { epeUTDsy Orpuadsap UIAA -sa vun f ‘vlox vsodrreur oypoy offes ns ap yeaep> un QJOA ZoA vUL “UTD ns oIUAEPULIG UeFACUT souOT| So] ‘uequiuaaex suiwes sey ‘wafod ns ueqvuressep stroused se] ‘0208 erjuas royaUIZC] ‘oauTTods onsor PP U9 wsErUOs Iquy IT NS BFEEI 02330 OpuEND ‘cquauminsut ns ap seu0s |e vpra ap £ r0ure ap O80 A wyoousey ap sojquia wspuod pp apuop A ‘spseax9 OO uepeypnase A weprapuarduos af sexpard sey { soauon sO] ‘Ws0ud Na SOININD { | | | | | | | | | | ! | ] ! | | ve ‘SoIpang| ap woang ue opunueszu Te ofeq opens oxoquar e-mLEHOP ‘oj ea ns uoo war eon wdopoms e 2p ofeuosrod osourEy Un $2 0330), ‘UOTDUITeU Bap OMS [9p oo ypeisenuoa eed wundy ns ezrThn Opec] weqMy ‘SootpES sossaA iquose od e20d9 ns v2 oproouoo ‘sgouey wzod un x9 1e288e_ ¢ “wun A eBon3 emaezany ey ® sorpnsso 32084 10d 08 -oury ‘sasopurjoy soSopory sojediound soy 9p oun ang seusuPaEy [ore apuop ‘sonbsoq soy & amy osuad ‘sauquioy so] ap senas “jus sey ap opzaredsa “w190d ‘,09410 ‘Serp sojjonbu 30g “erquios spooey esed soferjoy sns ueq ~eurpUr sooqay sapursd soy x ‘sary sey A seqzod sey 30[0 ns ueqep 9 ‘oyquune 4 vaBou wrIaN vf axqos wsoIs ns s7WuOp TY ‘fe opeumus wz x ‘wueze8 ns ap ouenxe opsooe [2 anbsog Jap epaaog x] ofeq eqezury 4 opueno ue opuens op sa209 eqep ‘oqes [2 uo equa ~uvdso se] ‘seosour sey ueqeord 3f 1s ‘opnzustoed ‘|g ‘Jouedss wa vurezepfe, Jox0p Jo OBure pax A epesog ‘sgouway uo ‘o8nE] wed Ja A uOYNG ‘awiasseg “UPE] Ua ,SNISUIH] [PUL] KOT Ns Us VaseIquose onb opeurs -wunT EEEqLY 2s OU ‘SeINgypuEUE sns OpucTAopY “wu e830] wey Soy Ouro vyuM ou Ouse [> seyp sorfanbe Uy ‘sopesuad [x op vapy wae vyuos ‘oavsd ase vod selazo se] opustaour “eanysed vy ua seououres BDA af anb oF “Hes [gq “UNWIOD Apap [a UNFes ‘eyOsoTy uD czodxa vaa (WUB>Y WOO OpEsTaAuoo eIqey OU seauCI2 anbune) ouse 1 ‘PepIsusurur ns ofeq epsrxo ‘eoryp wea ‘eyo anb wiqes ‘spuesd wea Jaze opuoy [> X “euwUEUL BT 9p ONT P Jod epeure tro Jos [ap osoq un UOD EquIDpEpP 2g “er ~eugidsep ‘2\q03 ofsra» :2[opugrorp [Gor ye equazadsap sSoyOIDE Soy Ua O|OX EIqGoq feIOINE YI Bp soser sou so sod epepnyes wo wzpuoye wy ‘oised Jo ouse ye ‘xq, ~umo Ff EIPUOTE Fe equDO} FIP aCT ‘DUNIOUD eID EAS VT ouied ugany Rubén Darfo notas arménicas que brotan de un sitinga. Canté del verso, que baja del cielo y place a los dioses, del que acompafia el birbitos en la oda y el timpano en el pean y el buche del péjaro y la gloria del sol. Y desde el principio del céntico brillé la luz con mas fulgores. Los enormes troncos se conmovie- ron, y hubo rosas que se deshojaron y lirios que se inclinaron languidamente como en un dulce des- mayo. Porque Orfeo hacia gemir a los leones y llorar a los guijarros con la musica de su lita ritmica. Las bacantes mas furiosas habian callado y le ofan como en un suefio. Una nayade virgen a quien nunca ni una sola mirada del sitio habia ptofanado, se acet- 6 timida al cantor y le dijo temblando en voz baja: «yo te amo». Filomela habia volado a posarse en la lira como paloma anacreéntica. No habia mas eco que la voz de Orfeo. Naturaleza sentfa el himno. Venus, que pasaba por las cercanias, pregunté de Iejos con su divina voz: «iEstd aqui acaso Apolo?» Y en toda aquella inmensidad de maravillosa ar- monfa, el tinico que no ofa nada era el satiro sordo. Cuando el poeta concluyé, dijo a éste: —Os pla- ce mi canto? Sies asi, me quedaré con vos en la selva. El satiro dirigié una mirada a sus dos consejeros. Era preciso que ellos resolviesen lo que no podia comprender él. Aquella mirada pedia una opinién. —Sefior —dijo la alondra, esforzandose en produ- cir la voz mis fuerte de su buche—, quédese quien asi ha cantado con nosottos. He aqui que su lira es 26 Tr | i : i i Cee cee rename CUENTOS EN PROSA pella y potente. Te ha ofrecido la grandeza y la luz sara que hoy has visto en tu selva. Te ha dado su armonia. Sefior, yo sé de estas cosas. Cuando viene el alba desnuda y se despierta el mundo, yo remonto a los profundos cielos y vierto desde la altura las perlas invisibles de mis trinos, y entre las claridades matutinas mi melodia inunda elaire, y es el regocijo del espacio. Pues yo te digo que Orfeo ha cantado bien, y es un elegido de los dioses. Su mtisica embriagé el bosque entero. Las guilas se han acercado a revolar sobte nuestras ca- pezas, los arbustos floridos han agitado suavemente sus incensarios misteriosos, las abejas han dejado sus celdillas para venir a escuchar. En cuanto a mi, joh sefiorl, si yo estuviese en Ingar tuyo le daria mi guirnalda de pampanos y mi tirso. Existen dos po- tencias, la teal y la ideal. Lo que Hércules haria con sus muiiecas, Orfeo lo hace con su inspiracién. El dios sobusto despedazarfa de un pufictazo al mis- mo Athos. Orfeo les amansarfa con Ia eficacia de su voz triunfante, a Nemea su leén y a Erimanto su jabali. De los hombres unos han nacido para forjat los metales, otros pata arrancar del suelo fértil las espigas del trigal, otros para combatir en las san- gtientas guerras, y otros para ensefiar, glorificar y cantar. Si soy tu copero y te doy vino, goza tu pala- dar; si te ofrezco un himno, goza tu alma. ‘Mientras cantaba la alondra, Orfeo le acompafiaba con su instrumento, y un vasto y dominante soplo liti- co se escapaba del bosque verde y fragrante. El satiro ez “sepezsoeur sequory 9p sped + optiogqeys ‘uorsenpes® wiyp ap souesy JOIN] UN $9 VsNONIEY) eT y 28 soxqejapueo soy ap zny ey A ‘sesopord sexpord ap uo -njosrp von OvHOD wsOUE ¥[ BP SITLISHD So] UD vIDA 9g + ,asnanzeyp Jap wxOY Y] BIG “sepesoruos seus sey aU cour(g “epaumny reonze op UoHIN un “esoO8 eUTE OULD gednyp us vrusionus os uozes vv womb visedsy en -sonu wpisorg ‘SOBure sios vasey ¥SOUT FB SOUTERTTEY sou ‘sepueSeaenx sns od opunur ye 1199p anb opep vy oqwe aonb vperquipus 4 vsoypudes zenoe eso *eIqsaT apmbpe ep eqeqese ayusureurmyn anb oynaseo [> os] asualsyeg o}UaND ove eUIN e7 ‘sould N3 SOININ ez 7 “SoIpHINg woo gseo as ood ‘goTOYe as ON ‘ourures ns ua asety | -ey onb jomey sound jap osreoxoye v orsondstp 1sv9 | 4 opros omes op eapps w ap austen offes 0231Q | “seoraguioy woreareT] 9s sandsap anb sorqeprunios sep -vleoze9 ap ox09 un ‘eut03q 9p UEqLIse SeSorp SO] ap -op “gITe guosar £ 09a [> o8eqq dur] oF au Balas ¥[ ap EPITeS ¥[ OJIO v OpurfeuDs ‘ouIEPxa “peu 2p muons osrep urs £ ‘ofous uoo auogy ns OBE “oy | 90s [> omnes |p ory ‘oprpuay aid ns woo ‘saoucqus] i “epour anb orges [> ou0> ‘osopousyis ‘coxa ‘oavs3 ‘ono v opel un op wzoqeo 2] 91AQUE Ouse J9 ‘opEsBus [nze Jo ofeq “exoUOs 4 aut “tous eapps vy 21Ue ‘waIq song cuorardo ns eqeaTe.]? “oust [e vista ns orSiarp “wy 30g [eyo ou omys jo ored! ‘opeques eqey espuore eI ‘iqTy! gsorsfpsuoo sop sns uepap ang)? zesonadnyoa £ voor ez “ep &| opeseo eyquy Jp ate gnb 30g? gauuenstA oueNKD /pnbe exo ugg)? “osreuopedus e eqezuoui0 opi0s oiled waqny descomponia en las copas medio vacias, donde que- daba algo de la parpura del borgofia, del oro hirviente del champafia, de las Iiquidas esmeraldas de la menta. Se hablaba con el entusiasmo de artistas de buena pasta, tras una buena comida. Bramos todos artistas, quien més, quien menos, y atin habia un sabio obeso que ostentaba en la albura de una pechera inmacula- da, el gran nudo de una corbata monstruosa. Alguien dijo: —jAh, sf, Fremiet! —Y de Fremiet se pas6 a sus animales, a su cincel maestro, a dos perros de bronce que, cerca de nosotros, uno buscaba la pista de la pieza, y otro, como mirando al cazador, alzaba el pescuezo y arbolaba la delgadez de su cola tiesa y erecta. ¢Quién hablé de Mirén? El sabio, que recit6 en griego el epi- grama de Anacreonte: «Pastor, lleva a pastat mis lejos tu boyada, no sea que creyendo que respira la vaca de Mir6n, la quieras llevar contigon. Lesbia acabé de chupar su azticar, y con una car- cajada argentina: —jBahl Para mi los satiros. Yo quisiera dar vida a mis bronces, y si esto fuera posible, mi amante seria uno de esos velludos semidioses. Os advierto que mAs que a los sétiros adoro a los centauros; y que me dejarfa robar por uno de esos monstruos robustos, sdlo por ofr las quejas del engafiado, que tocarfa su flauta leno de tristeza. El sabio interrumpio: — Bien! Los sitios y los faunos, los hipocentauros y las sirenas, han existido, como las salamandtas y el ave Fénix. 30 CCUENTOS EN PROSA ‘Todos reimos pero entre el coro de carcajadas, se ofa irresistible, encantadora, la de Lesbia, cuyo rostro en- cendido, de mujer hermosa, estaba como resplande- ciente de placer. ob —Si—continué el sabio—, econ qué derecho nega- mos los modernos hechos que afirman los antiguos? El perro gigantesco que vio Alejandro, alto como un hom- bre, es tan real como la arafia Kraken, que vive en el fondo de los mares. San Antonio Abad, de edad de no- venta afios, fue en busca del viejo ermitafio Pablo, que vivia en una cueva. Lesbia, no te las. Iba el santo por el yermo, apoyado en su baculo, sin saber dénde encontrar a quien buscaba. A mucho andar, gsabéis quién le dio sefias del camino que debia seguir? Un centauro, me- dio hombre y medio caballo —dice un autor—hablaba como enojado; huyé tan violentamente, que presto le perdié de vista el santo; asf iba galopando el monstruo, cabellos al aire y vientre a tierra. En ese mismo viaje, San Antonio vio un sétiro «hombrecillo de extrafia figura, estaba junto aun arro- yuelo, tenfa las narices corvas, frente 4spera y arrugada, y la tltima parte de su contrahecho cuerpo remataba con pies de cabran. —Ni mis ni menos —dijo Lesbia—, M. de Co- cureau, futuro miembro del Instituto! Siguié el sabio: —Afirma San Jeronimo que en tiempo de Cons- tantino Magno se condujo a Alejandro un satiro vivo, siendo conservado su cuerpo cuando murié. 3 fe “eqpung 96 vj senuoTus vpausop vpzea ap oBony sruIa2y 30d 0a20f we opeunojsen ong [end Jp “UoMay ofan sarc Te az0H93 9g , -exBou vppous woo vqre vurard eum ow0> ‘ouvgg ep JoJo Jap OT|ENd Jp pewur ef woUIA onb sono 4 ‘onseqrye we sopejaauT oMr09 soouE]q sousto Avy apuop anbuvase [2 wa “epajoqre e] ap o29s0 of UD vie ‘opms un Jo opuens sows sofea op oIUTIOR] [P sod eqeBe, “soosozue8i¥ sojsnur & seppedsa seysue oo ‘oopUEpE Uapso Jap SavOURET=I SOsOIOEA f ‘SAID -sey & seouviq sepor sopryzits ‘searuol souorsearut sey] -0q ‘sooniod soy ‘sexapepazue op svizoiqno sepeuiny ~zod seia170[8 sx] ‘seoruu sexnasod sviqzaqos sns u> sosojnasnur sssoperpe(d soy “22U01q ap So;oagDsIP $0 ‘exquimuod ey uo senzeyso sv ‘soofoqe [fur ap oust] sopidna sofeures soy ‘sajoqae soxye soy sandsaqq -woBita ¥ 20[0 ns & aiqisede 30109 ns vod ‘sodna8 sopues uo ‘Sea3[OIA SET BITE seu ‘saonp soumysod ep ayueoued vpuo YT ‘UOTTUNA Jo “UFULIED Ja sso se] UG “ODI 4 o10 ap soiad sns woo ‘epresauiso ap sezui09 sns uoo sozeioad soy ap ueypuazop as anb sofeqesvoso sof & ueqeowre A ‘svaonu sep sv] asqos uequy[ryp souor103 So] ‘opruxspoduro sopeuos un op azre Ja Uod ‘oryAseo ppp anbsed pp 30d equiva o ‘Texoavumtad exp un erg isvea svy na “Casrxe sezurT se! —esodo vy] Of OOS anb vred owios eperes 20a uoo A vsaunvy ap solo sns vos suopupuranb ‘eiqsey ofp 201— janb! x “seuosiad ap & ‘sesrs op eSny ues3 vun woo “ex8a[v o1s1su09 janbe ofnpuoy “uasrxco ou svyuru sey oi0q ‘sozzod soy 30d opezepadsop asony ‘ugasy owoa anbune ‘sa1uan} Sowa Na SOLNAND. zee se] 9p 4 sanbsoq soy ap ssoapnusep seso sepdursqu0> vyreasap Ox jseguru sey! ur ered “—gurepoxo- jyo!— “sorqey srur opeSodsap eiqey ON “z1foy equiso OK "wquaur Jaqoq 2p Oquoe X “eIQS9] Offp —erpiqes op vaseg— “SpUISpy ‘SoIUyJa[9 OOD sey op vUM ‘somMENID —odry ap sosep sop op epuaisrxo yy vume— aquour -s1ued9p9 ores Jo okn|PUOS —oueTEIT, OBI] A— “peprsondnjoa, 2p ovat] ou seapreU set eqeureyUT 9 eoUIONISS 9s [eMITER [> seXUSTU ‘voOq Bf Ua OSaq UM OTP 3] X Tere na xyUA anb onsuoUL jp ‘eaIOT}— 'S0por ap vsts ap souorsoydxo sey axquo A “vue ns ¥IOWIOL, ‘opo8[e ep odoo un vpored onb eEOppey eum. “uIg-wOE}OD OB>T A wIqseT oUIS— jouquiojoD!— “svuvd sepor woo our vqaq 4 epro0a sure9 vwod ‘(eyMbsoo usssiory uomb x vponorys vun owiod equilSe as eiqso7]) somsonu so] Ow09 OT -94 UIs Uea soURUE A sozEzq ‘soysnUE Soy (eTOs ¥IqS>]) ‘omrod ap vzoqeo vyuar ferouery ap fox je vosoles anb onzisuour un vood9 ns uo ora ofueour, ‘oud -ed J ue ozesq ojos un A ‘ard ojos un woo sarqui0y wqey REE, op sez uo onb vmBose ouvw07, comug ‘vuoleg ap seqour so] ua somys sop ¥ UOF 1809 odwop ns we onb“ougepy oreqiy 21q— “ours jewrue un ¥jeY O] OWIOD apzaA TOOT] [9 UO ENSUDT YI YOopouMY A eauou ap edoo ns seuayy v oxsna wquy vIqsoT ‘ymbopuy ua soperodurs [9 a]0ra ‘sywopy siieg wang Rubén Dario Llegué més cerca. (Sofiaba? ;Oh, Numal Yo senti lo que ‘ti, cuando viste en su grata por primera vez a Egeria. Estaba en el centro del estanque, entre la in- quietud de los cisnes espantados, una ninfa, una verdadera ninfa, que hundia su carne de rosa en el agua cristalina, La cadera a flor de espuma pa- recia a veces como dorada por la luz opaca que alcanzaba a llegar por la brecha de las hojas. jAhl, yo vi litios, rosas, nieve, oto; vi un ideal con vida y forma, y of entre el burbujeo sonoro de la ninfa herida, como una brisa burlesca y armoniosa, que me encendfa la sangre. De pronto huyé la visida, surgi la ninfa del es- tanque, semejante a Citerea® en su onda, y recogien- do sus cabellos que goteaban brillantes, corrié por los rosales, tras las lilas y violetas, més alla de los tupidos arbolares, hasta ocultarse a mi vista, has- ta perderse, jay!, por un recodo; y quedé yo, poeta itico, fauino burlado, viendo a las grandes aves ala- bastrinas como mofandose de mi, tendiéndome sus largos cuellos en cuyo extremo brillaba brufiida el Agata de sus picos. Después, almorz4bamos juntos aquellos amigos de la noche pasada; entre todos, triunfante, con su pechera y su gran corbata oscura, el sabio obeso, futuro miembro del Instituto. Y de tepente, mientras todos charlaban de Ja ulti- ma obra de Fremiet en el sal6n, exclamé Lesbia con su alegre voz parisiense: * Se refiere a la dimensién de la isla griega que eva por nombre Citerea. 34 | | Cusnrosn pros | | —{Tél, como dice Tartarin: jel poeta ha visto ninfasl.. La contemplaron todos asombrados, y ella me miraba, me miraba como una gata, y se tela, como una chiquilla a quien se le hiciesen cosquillas. 35 -9109 ap & vdid vsau ns reBedv ap sandsap ‘oworse 9p epaI98 2] onb vxpard vy wo {9 ‘seony sns erpusoua Pepnnp vy A seumaq ap uessqno os sejo se] sexiuarur ‘sypou vppenbe zezuau0o fe “orsyax of ow Opor x “oumazua equyfey our seuoaua anb ‘uoned Sur ¥ & sommbryp soy v “ra{nuz pur & sopor ¥ 300109 ap sou ~rep 10d ‘opyo pp ug eormur ow 28 ouI99 an? — “soouous uosapepoumy as ‘sepnjad A sostz3 sel -99 su] ofeq soaverquinjar & soaryp ‘solo sopanby igymur our 9s onb soue sop sovy] ‘uoned ‘sg— :svonry op ja mbe x ~-£ ‘oly un Oana A ‘opeses so X ‘sosopenpy vasey ay ns oo mr ved seppusysisos Oana vpaepoy anbuoD! jsoutng 9p opep “Jos ong ozour op anbuo>! jresqrar ang anbuos “yy! onuagut oyped ap osad ‘orseq asquzoy ap ow109 sep -03 ‘septis0 sepoa se ‘souoIseyor sns soz02Ut LOD ¥%0 9 4 ‘olata opns janbe v OUTED UoD DA OX “PUTA e] ap aqwarary ax8ues vy A onorod [op owed PP Woo anne as A ‘opnasnur fap vzrong vy A pnyes euang 2 ep anb ef “szuvoyn303 ofeqen [op epra vy waar anb soasoa sasquioy soaesq so] uoo seIqeIwa aoe{d Jur anb wappns £ oqupexe vey uso ‘vpeyp ve ozodurs x -onsuoned ‘sand §g— gesuvasep 99? ‘svonry op *Ygy— “eur pp asm wa ‘v90q vy wo vdid yf wOD < “expard wun ua opeaues equase “exp > opr opeleqen wqery ‘opuvaloD uxfoo anbune ‘anb X ‘ugar un v vonseq ¥un TIqNs [e aid un emadonso as eueweur x 30d anb ‘seony on of “31a |p aauourypos ‘ed opr eIqey 28 sozayDUL] sof SOPOT, sould N3 SONIA oe “osvaqeo onuTUOD UN Ua seuBDIa0 SeYDUL] Se] eyuomrer ‘aqns aysou vf anb we wioy vf e wzonge seu ap udos anb operes oauara opeumy 2 A “oyjenur [2p oleqap equinuuznes wnSe [ef “seseo sey B BequUFEAEDUS 98 soropeuso! sof ‘sarueasad so] 2p ozeIq 2uHOUD P TAouruy ‘sozeysra sns pe A be opuyp ‘sels. sey wasey, sepnaur svax08 svj ‘ono v caund un ap ueqesed sep -ren3 soy ‘praamb us opueponb eq [eosy apjanuy ja we -squapue9 oxsery ap oostp Uex8 un owoD “sepemdind sedsryp ap sourjaqzor sns 4 ox0 ap soajod sns woo ‘Jos Pp opuarpuny eqr as ‘sofap sor { senZe svj usedas aonb ‘jeaw adgyon woo vpezen ows vous U2 solo 7 ove opie [4 sued waaay Rubén Darfo cérsela en la oreja, y de estirar y cruzar sus piernas flacas y musculosas, cubiertas por los sucios panta- Jones arremangados hasta el tobillo. El muchacho era muy honrado y muy de trabajo. Se quiso ponerlo a la escuela desde grandecito; jpero los miserables no pueden aprender a leer cuando se llora de hambre en el cuartucho! El tio Lucas era casado, tenia muchos hijos. Su mujer levaba la maldicién del vientre de las pobres: la fecundidad. Habfa, pues, mucha boca abierta que pedia pan, mucho chico sucio que se revolcaba en la basura, mucho cuerpo magro que temblaba de frio; era preciso ir a evar qué comer, a buscar harapos, y para eso, quedar sin alientos y trabajar como un buey. Cuando el hijo crecié ayudé al padre. Un vecino, el herrero, quiso ensefiarle su industria, pero como entonces era tan débil, casi una armazén de huesos, y en el fuelle tenia que echar el bofe, se puso enfermo y volvié al conventillo. jAh, estuvo muy enfermo! Pero no murié. No murié! Y eso que vivian en uno de esos hacinamientos huma- nos, entre cuatro paredes destartaladas, viejas, feas, en Ia callejuela inmunda de las mujeres perdidas, he- dionda a todas horas, alumbrada de noche por esca- sos faroles, y donde resuenan en perpetua llamada a las zambras de echacorveria, las arpas y los acordeo- nes, y el ruido de los matineros que llegan al burdel, desesperados con la castidad de las largas travesias, a emborracharse como cubas y a gritar y patalear como condenados. ;Sil, entre la podredumbre, al es- 38 CCUENTOS EN PROSA trépito de las fiestas tunantescas, el chico vivid, y pronto estuvo sano y en pie. Luego, llegaron después sus quince afios. he El tio Lucas habia logtado, tras mil privaciones, comprar una canoa. Se hizo pescador. Al venir el alba, iba con su mocetén al agua, lle- vando los enseres de la pesca. El uno remaba, el otro ponia en los anzuelos la carnada. Volvian a la costa con buena esperanza de vender lo hallado, en- tre la brisa fia y las opacidades de la neblina, can- tando en baja voz alguna «triste» y enhiesto el remo triunfante que chorreaba espuma. Si habia buena venta, otra salida por la tarde. Una de invierno habia temporal. Padre e hijo, en la pequefia embarcacién, sufrfan en el mar la locu- ra de la ola y del viento. Dificil era llegar a tierra. Pesca y todo se fue al agua, y se pensé en librar el pellejo. Luchaban como desesperados por ganar la playa. Cerca de ella estaban; pero una racha maldita les empujé contra una roca, y la canoa se hizo asti- las. Ellos salieron slo magullados, jgracias a Dios!, como decia el tio Lucas al narrarlo. Después ya son ambos lancheros. pendiente como una sierpe de hierto del macizo pes- cante que semeja una horca; emando a pie y a compas; 39 “PqEATES TP OTS “sajeorad & sououy ‘sousur opuens ‘ona -suour [2 ¥spuai seyesUD se[ us A fsorodsy £ sopnz -2qv9 SOA¥[D WOO seprrside Ueqeiso OxZaTY ap seIUTD sng “svony] Op [9 woop — «xueueIp» ua sexaT— ‘solo owroo uequrrur onb senor wiquy ‘somBuera £ StaU] ap Orpaut ud ‘sopeysoo sns azqog ‘oxseTY op sva1z09 uoo sopely A euoy ua soyenaua “worseizod “UT ¥] ap sourstesord soy sopor ows o8fe xs “ofeo9z osonad [> vexed vin3y eyonbod van vzo ‘[p axqos ord ap aquioy UD “eyDUET BT ap Opuos Jo wo ¥FUDA “¥aIq v OsOIOIO opio8 ‘oypur ‘sopo ap opurs3 sew [2 vxgq -opesad Anux ‘opesad Anur oun wiqepy ‘orus0 [p uo aprurend 2p opour ¥ ean uequunsos soisq{ ‘sopzey ap epeur{oo uopeorequia x] opuvns us opuens ap auoUEpEs -ned vyaour yo vy ‘vpeuoqoure vquiso eBiv> vy “ope Jp ud ‘olepeq un ow10d ‘ono vied opey un ap asopuynge ef ‘soomb vA ‘epuos wun ap oword Jap 0 ‘openzu un uo zad un op vroueur yy uesqns so2s9 soouows & ‘oyreS un uo viwurex anb euapes vBz2] eT eqeleq odursn us oduion agi “sopsey ap viadex vypuel ef seen onb viqepy -esisd vpor v opurdzeo -sap ‘SorOYDUE] SOMO UOD svoR'] ON [ep offy JP equ -89 aqjenur Jp soweasod soy ap oun ap oleqaqy -odna8 wa soravu so] ap seraze{ 4 sajoqay ap anbsoq, pp 0d opuesed oywora Ja £ ‘exambop sod soayanbun forzary Jap vos [> ‘oBnsaA vp anb oleqen fap UoTSH -Woo wei8 ¥ BIG “seuOpED se] Uequo0yD ‘seajod svt ‘50d N3 SOININD) or weyins9 ‘soyarr sns axqos soxre> soy uequpox ayfanuz TP Uy “OF ap os ap ‘esLpD zNy ap erp op[aq un eI “eIIeIp eusey el & ‘osreU -ndesap wis ‘opuarss09 1se9 ‘ojos “oftty [> ang os K “opeqys so foy fered reosnq v ‘ofequn [e ‘OltEJ— "8 0x9 Ssommounrpe & seupepour readenoo aonb BqeYX [HO! “sosony soy eqespeyea ay & semnaun sos Se] eqeypury 2] ousAeumor Jo onbsod ‘eure ey op asreaour opnd ou seory on yp wp un onb wasepy op ‘opegrreaue axped op £ olora cnoz op sexqpyed seo -snaq sns uoo ‘opour ns woo ‘olfy ye wiSiaIp “equnsorpe Sequyasus ‘vues eun xopied v sea and ja109"4 P over vy a809 91 ond! jezaquo x sodwior 23 onb ‘oyseyonpy!— :osopepmo wro auped psy “seBreosop £ ews pp ‘uyfen [p vquzadurgy “vysuyy vf op usu un uo sojopuysn ‘vores vy sezuaw0D Je ueqeab os aonb sopesod A soxasoa8 sowdez sns wun v s¥u0s opuarey A ‘supeiojoo sepueq sepuss uos semaur sv] sepeley ‘ofora ap soppsaa ‘ofeqen Te svxp soy sopon asueqy ‘oj[pusauos yep sepaniinSues sepuonb sns ured A soy ered ‘eusol ns opueue3 soq ~we ‘opuvafeoroy soqure “uoles un aaqos sepefeoroy & Pp Loxped p ‘oypeysnur pp A ofora pp ‘soxay> ‘ompusd un ouros sojopuvacvpeq wueAd, sO] anb auaiod eum vf us sopeysueua wred soynq sopes -od soy weindura 9s opuens ;d2c0ony! :opuean ‘oyponur pe z0dea jap 4 zodea Je afjonus jop wysury ef WOO opuak Seq wpand J t } Rubén Dario —Se va el bruto! — dijo uno de los lancheros. — [El barrigén! — agregé otro. Y el hijo del tio Lucas, que estaba ansioso de aca- bar pronto, se alistaba pata ir a cobrar y desayunar- se, anud4ndose un pafiuelo de cuadtos al pescuezo. Bajé la cadena danzando en el aite. Se amarré un gran lazo al fardo, se probé si estaba bien seguro, y se grit6: jlzal mientras la cadena tiraba de la masa chirriando y levantandola en vilo. Los lancheros, de pie, miraban subir el enorme peso, y se preparaban para ir a tierra, cuando se vio una cosa horrible. El fardo, el grueso fardo, se zaf6 del lazo, como de un collar holgado saca un perro la cabeza; y cayd sobre el hijo del tio Lucas, que entre el filo de la lancha y el gran bulto, quedé con los rifiones rotos, el espinazo desencajado y echando sangre negra por la boca. ‘Aquel dia no hubo pan ni medicinas en casa del tio Lucas, sino el muchacho destrozado al que se abrazaba llorando el reumitico, entre la griteria de la mujer y de los chicos, cuando levaban el cadaver a Playa-Ancha. ob Me despedi del viejo lanchero, y a pasos eldsticos dejé el muelle, tomando el camino de la casa, y ha- ciendo filosofia con toda la cachaza de un poeta, en tanto que una brisa glacial que venia de mar afuera pellizcaba tenazmente las narices y las orejas. 42 CUENTOS EN PROS: El velo de la Reina Mab HO Loa reina Mab, en su carro hecho de una sola petla tirado por cuatro coleépteros de petos dorados alas de pedreria, caminando sobre un rayo de sol, se col6 por la ventana de una buhatdilla donde esta ban cuatro hombres flacos, barbudos e impertinen| tes, lamentdndose como unos desdichados. Por aquel tiempo, las hadas habjan repartido su dones a los mortales. A unos habian dado las vatita misteriosas que Henan de oro las pesadas cajas del co. mercio; a otros unas espigas maravillosas que al des; granarlas colmaban las trojes de riqueza; a ottos unos cristales que hacian ver en el rifién de la made tierra, 43 sp -ne srur 2p ompour wo weg ‘sopvapr srpy JURE A ap safeasonbio seysequey sx wsey oxpuediay, op BIT] Bl. apsap ‘seyuourzey set sepor oyonoss OX ‘sou -o1dasap sé] sepor owas “seyuoyurs srux ap UoISNTE ues vy uo vor Tur vprpieq— iono [Pp eDep K “onusp jnby o3usj nb oxpeno wes p sezen ‘wound -SUY Tux ap quaTUNDIWIANIS9 [2 Ua “e~Epod enb ‘04 x! irezrousfe x9pod vzed sesosad sop u2 enedoa]p vun ropa! jrruoasod jal ‘joruvsuesap 21q, ~qa1ay Jp axduzays oxod ‘yy! ‘sourqnsenb soy ap see se] A soiues soy ap soquiru soy sozuary syur us opezen 9ET ‘SeauN sepour sooeGng sns woo { souopeUsED sms ap sou0} soy wos ‘sefousayruSeu sns uos ‘opnusop [pp Joperope opis afj “epranb wun v owoo opezeaqe ay e] 4 “epeure vun ¥ oWoD zn] vj ¥ OpENpE ay {$998 -wur sns ‘soz0]09 sns seuidureo sey v oprpad of] “euop “YX ¥ ap onsor pp A vuRIC] ap ossoi Jo opesutd oF “svonsnie souorsendsut sey sepoa ‘svjanose se] sepor oprsosar oF] gpzeproge and? cuoTes Jo we oparupE pias OU OFpENd tu axsod yf v 1s ‘opuOR odwe9 [op vasqed ues wso A siat J oramb anb vseg? ‘sopourd sur 920dui0s £oy so anb o--— :ono [2 wap _K “omrorfesop [a ezereqe out onborg ofsour onb vprpauy v anbiog ‘svasnvyxo seziany sul £ osuaurur peapr j9 ojdurozu0o anbsog ‘foy ap sepez “Tur se] aIue o[quian anbrog “sosoroj# soduson soy udresed onbsog ‘zoyenbed jw op o1spzeu ja caval vzopuvad ni 39a [e X “U]IS93 op vdoo us a1ULJ9[2 [eP opfrumos j2 £ oxsyjnuns ue ¥203 vf sorzapAUOD ‘oBeus um Ouro “ny, ‘seuvroqos A svsaAas SAIeUTY SU] ‘S08 ‘sous N3 SONIA) I a ‘seamnpe sozo{nus 10d opwsn oxa1ua odiano ap opnseA, ‘TOMY yp “eseo bun ap JOHIIUT OYDAI, :PUOFTA ¢ -ourumy 4 soiqns sojody soy uos p ereg “uoSsra vUTA ul ap sourdured soy aus vafns0 ‘Jos jap aueure ‘33 -2819 e] eINpe a2 A ‘ostoA uN OUIOD osTUOWIE adjo3 Jp Buens f ‘jourryur Ja seuop £ sozory ‘seodqo$ ny, ‘aaatu { voz ap sodzono sus uo “vung ¥] 9p zaprpuaidss vy opuezisour “,u03Y> oogyu8eur [9 uelorre sofo sna v onb semsours9y ap onpa9fa un ome fox “ezaqjoq vuse1e vy] ap UTIs [> uo ‘sorpruzas Un Ouro oisnSne A orqzaqos yur ved S939 DL [SeIPkT “YO! “sozesq soy spusy ounvy yo £ adny ezuru ef anb ua sopnusop soy oure 4 ‘o3q9309 JP. 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Todos los raidos pueden aprisionarse, todos los ecos son susceptibles de combinaciones. Todo cabe en la Iinea de mis escalas cromiticas. La luz vibrante es himno, y la melodia de la selva halla un eco en mi corazén. Desde el ruido de la tempestad hasta el canto del péjaro, todo se con- funde y enlaza en la infinita cadencia. Entre tanto, no diviso sino la muchedumbre que befa y la celda del manicomio. ote Y el tiltimo: —Todos bebemos del agua clara de Ia fuente de Jonia. Pero el ideal flota en el azul; y pata que los espiritus gocen de Ja luz suprema, es preciso que asciendan. Yo tengo el verso que es de miel y el que es de oro, y el que es de hierro can- dente. Yo soy el Anfora del celeste perfume: tengo el amor. Paloma, estrella, nido, lirio, vosotros cono- céis mi morada. Para los vuelos inconmensurables tengo alas de 4guila que parten a golpes magicos el huracén. Y para hallar consonantes, los busco en dos bocas que se juntan; y estalla el beso, y escribo la estrofa, y entonces, si veis mi alma, conoceréis a mi Musa. Amo las epopeyas porque de ellas brota el soplo heroic que agita las banderas que ondean so- bre las lanzas y los penachos que tiemblan sobre los cascos; los cantos liricos, porque hablan de las diosas y de los amotes; y las églogas, porque son olorosas a 46 CCUENTOS EN PR verbena y a tomillo, y al sano aliento del buey cor nado de rosas. Yo escribiria algo inmortal; mas m¢ abruma un porvenir de miseria y de hambre... Entonces la reina Mab, del fondo de su carr hecho de una sola perla, tomé un velo azul, < impalpable, hecho de suspiros, de miradas de 4 geles rubios y pensativos. Y aquel velo era el vel de los suefios, de los dulces suefios que hacen vet la vida de color rosa. Y con él envolvié a los cui tro hombres flacos, barbudos e impertinentes. Lo: cuales cesaton de estar tristes, porque penetré er] su pecho la esperanza, y en su cabeza el sol alegre, con el diablillo de la vanidad, que consuela en su profundas decepciones a los pobres artistas. Y desde entonces, en las buhardillas de los bri lantes infelices, donde flota el suefio azul, se piensa en el porvenit como en la aurora, y se oyen risas quq quitan la tristeza, y se bailan extrafias farindula alrededor de un blanco Apolo, de un lindo paisaje de un violin viejo, de un amarillento manuscrito. a7 or auop suoris ey anb (ojes uea8 9 A ‘epuoyq vizoxpod ap ‘wqgoiqno wuasour eraou vy A orqna OTAou Je SuaTs 9007 ns vos anb amour [a 4 oses yp ‘oarory onb outa oox9e po 4 enn ef ‘opuryq oye] [2 “zrz eqana ve] sandsop x ‘oSeuioasa Jo JeuaT] ered OSnspuaur un sous) ou sod ‘owsiqe Je opusses ‘esquios emadzod wo ‘jorus sor! suaata anb soy sopos ap “e8ey] ey 2p £ odesey [ap “soy ~¥xI0 SO] SOpo? dp ‘seploMs soy sopo? ep ‘seyqurastut soy sopos ap ‘sopereduresop soy sopos ap ‘sosrpusur SOT SOpOd Op WOISTA Ef ON,J “SaIUAT]D SO] 7eD04IarIU0 yyoey A en Buy vy erpusoue 2] anb ouwry oysoy ¥90q UT & OBaI].£ ‘ugrsasdo ang £ ‘oypad je osed onb vopr zun op wowed Jo OWI0D or0Iq ‘opyes OFOIqUIOS UN qeyjnz0 anb ‘o90] ap oxqeso9 jane ua “soouorw gy ‘(qooyy‘seapond soy svaBoduras opuogrog afonsivs po rusesso opsnf ap odjo8 un» opeileo Cosopms ‘cuaus psy “ope po uo uguiog ns Cogan po ‘guaduvpapszap sued oSppuoue ya aub ‘upgsuras 27 0 ouquagos poy woo vugua Colaund oun vlog olas Coston ‘opoyosuys C auuouaey reg ux ovored yop sesand 90 w obey | -apany vy sony) coprye spur X ‘oprramy A ewan eqsoh vy sey sruozTrOY ouel9y Jp apsop soINp epuo zun ua aajenaus 4 omnd opp un op Brows anb soored opusos ouor Jo anb ua svpsense sesomord st] A Geuuog o puvmg vusy onb oxenas 2 ‘odwian | god opeiop osorfea ozpeno Jo yire sey BIT sem «qo! vi99 vourlq ns op voeDONSITE vy sesngord SEPA se] Uezpe epuop ‘seuTTeAsHO svuETe svy A SempeIweP ‘pUTT BUN OUIOD sv[D03 sns OpuLAsOUL a1 anb ‘o791q2 A ox8ou ouerd Jo 4 ‘souegg soy 4 soxeoee soy ‘soxp2? soy A soxspuvsred soy ‘svuvpousa seuny se] 08907 ‘YsOud N3 SOINEND ay ‘soapuejdsos onb vpas vj uo zn] vj resqLa aoey [EIUDTIO 2390 |p aptop ‘seiu2jndo saroy ap epeuzo “wpey eu owos eprBooes vunsoo wes x ‘sopidma sojezonre sanze sodurea op o1sorqno z0qH | ouTY> sou0Iq [> “enaeise voue{q vj ‘030 ap over] & opesndind zidea jo 3e3s9 ap viqep ‘sauces Sopuex soy uD ye A ‘OWN un ap Ao] Bf ofeq owios s1owepurlq & epeseduroe ueqeasurjeq 9s onb svures A susor ap sopeaidyus sosopsea sapuvs’ ‘sourprel sosusixs UeqUUTAIpE 9s selax sv] svg], “sosopesuvous soyru op A sepreyjed saza{nus ap somsox ‘ezonbrs vy] 2p SoDyrps soysea, SO] Uo ‘seULIUAA sv] OP SOLPLA soy svIa LIqUET ‘opungzsour os Jap epred votre vy uaqzoas ‘“seperop seindno sey ‘sosts3 sosourssy soy ‘seuuMOD SLATE Se] apuop | ve jouryur jp 4 weBe Ja ‘opyaod Jo A x1u9 Panwa viqsaqos op soyesop Avy apuop ‘“sorsvped soy ap ales wes ef ‘soureyy scape soy ap vaquios x] ofeq ‘o8o “eiood un spznb ‘oursBorad un zaa [er ‘oSIp -bout un sezen se sod ‘owuardeney an “esp fanb 7 ove -O10 ap UQIOURD eT] ojieq upany pet para medir la vida de los felices opulentos, que en vez de granos de arena, deja caer escudos de oro. obs Aquella especie de poeta sonrié; pero su faz tenia aire dantesco. Sacé de su bolsillo un pan moreno, comié, y dio al viento su himno. Nada mas cruel que aquel canto tras el mordisco. ote jCantemos el oro! Cantemos el oro, rey del mundo, que leva dicha y hiz pordonde va, como los fragmentos de un sol despedazado. Cantemos el oro, que nace del vientre fecundo de la madre tietra; inmenso tesoro, leche rubia de esa ubre gigantesca. Cantemos el oro, rio caudaloso, fuente de la vida, que hace jévenes y bellos a los que se bafian en sus cortientes maravillosas, y envejece a aquellos que no gozan de sus raudales. Cantemos el oto, porque de él se hacen las tia- ras de los pontifices, las coronas de los reyes y los cettos imperiales; y porque se derrama por los mantos como un fuego sélido, e inunda las ca- pas de los arzobispos, y refulge en los altares y sostiene al Dios eterno en las’ custodias radiantes. Cantemos el oro, porque podemos ser unos per- didos, y él nos pone mamparas para cubrir las lo- curas abyectas de la taberna y las vergiienzas de las alcobas adilteras. 50 CUENTOS EN PROSA Cantemos el oro, porque al saltar del cufio lleva en su disco el perfil soberbio de los cesares; y va a re- pletar las cajas de sus vastos templos, los bancos, y mueve las maquinas, y da la vida, y hace engordar Jos tocinos de los privilegiados. Cantemos el oro, porque él da los palacios y los carruajes, los vestidos a la moda, y los frescos senos de las mujeres garridas; y las genuflexiones de espi- nazos aduladores y las muecas de los labios eterna- mente sontientes. Cantemos el oro, padre del pan. Cantemos el oro, porque es, en las orejas de las lindas damas, sostenedor del rocfo del diaman- te, al extremo de tan sonrosado y bello caracol; porque en los pechos siente el latido de los cora- zones, y en las manos a veces es simbolo de amor y de santa promesa. Cantemos el oro, porque tapa las bocas que nos insultan; detiene las manos que nos amenazan, y pone vendas a los pillos que nos sitven. Cantemos el oro, porque su voz es musica encan- tada; porque es heroico y luce en las corazas de los héroes homéricos, y en las sandalias de las diosas y en los conturnos trdgicos y en las manzanas del jardin de las Hespérides". Cantemos el oro, porque de él son las cuerdas de las grandes liras, la cabellera de las més tiernas 1 El Jardin de las Hespérides es el huerto de Hera en el oeste, donde un tinico arbol 0 toda una arboleda daban manzanas doradas que proporcionaban la inmortalidad st es “soqustp onus opueSuozor ‘eaquios 9]qH1793 ey Jd oYD -reur 98 £ “opeoyrned ued ap o8aspusur own ns orp ap ‘trod un sezmb ‘ounfored un zoa [es “oBrpuous un sezen svy 10d ‘oquardesey ap a1adse vyjanbe x -vusouny orpid 4 vfora van oseg “Se|gaTUN se] Ua equUOSar O20 [a ‘OpEua BIquy Ly A wrnoso aypou eI vA owt0o & Sepeleorea £ oquresmIp Sopra’ ap vjazour ‘ouumry fanbe Qaa|] 9s 099 [> K “010 Je sowie) jex1on ef ap sasorprmnas soy v ‘sozanbueq so ¥ ‘sosorapod soy ¥ ‘s20119 so] v souoUI~EL) jse120d yo ‘sonosoa ‘opos auqos £ ‘sounzeBjoy Soy sonosoa £ ‘sopexroisop so] sonosoa 4 ‘sounsBazad ‘sar3s -orprod ‘soprpueq ‘sorares ‘soa ‘soBrpusur ‘seanmsord ‘pepruursjos ap sosqod ‘sopooq ‘sojquiostus “yy! “seurpieise svaqy] ap axquinpaysnus uex3 vun ouros ‘osoq ounyn yop sondsop ‘sasueyEsq sejonso ap eSor uodsox> op vstureo edna ‘oysou 2] Sp oprzoureua ‘fos oysay ‘oro Ja sowayuED “Jalg op woTNvUIEIUA ‘zn] ap onprsor “sonse 9p 019 ‘souedum 2p o109 un our09 squeuos “epra vpoy & & Jos oua[d ¥ vIOIq OpuENd osorring £ ‘egenua ns uo opyyes & osopaisrus “e202 ap OUvIgN? ‘oF7999q SoIp ‘oI [2 soWIaED “ound yap sofeayes & seansimy sexoy sup A eqye [op sore -zd soy ‘oypou vy ap svyjanse svy soSrure sod { vouorq vasno wun sezgore sod euay uomb ‘ouemmy [> O14 -vg sod opreprews ‘uopepy sod operrumy ‘onoey sould N3 SOININD, | | | { zs sod operpuadyra ‘orsorsy sod opelorse ‘ourruos -25) sod opersardsop ‘oavpaso ‘oxo Jp sowraqueD -jowsyur ap orered jo sod auquioy [2 owos “epas ap ayanase [9 Jod opezqvaz speptsesau xy sod osquioy {9 ows ‘ojpaeur je rod opeodjoS ‘erpraue x sod asquioy ja owoo ‘eur ey rod oprpsour ‘oyerurayns ja sod arquioy ]> ouro9 ‘oSanj Jp od opeayrmd ‘oso Ja sowsqueD) “soxgqnd 4 sopra -npo ‘syu98 savy sou anbsod ‘oro Ja souayaED “soquaramry sorsedor op wornjostp vun ow0s vaingzng enb vuedureyp jp us 4 onse Jap odes Ja ua Seav[pso Bf ap ouds [9 ax21Y anb sa] YTe [2 Ua ‘ooeIsTUOTp upsey Jap edoo yy ua ‘sesourumy sezoquo ours anb or -ne] P va ‘epedso ¥I ap ound yp ua ‘exan8 ap oxo JP Uo ‘o[fequo pp spuTe [P UD ‘orO Je sowaUL_ “BAXOUTP] 9p ale [9 29ey SEIPLT anb ap war ‘ofopr ap ousvo fox3ues op oun os 2puop ‘oquaquod [2 uo osoropod SexseBsap 98 vD0r ey A eyDNT arquioy [a epuop ‘eur vy ap doz foyueuerp Jo eqn -ur anb ox89u o70 ‘uogse Jap ovewmsy ‘sorwoTq -urey soy Jod [EA ap OproyTes ‘oro Jo sowaquED “gyronur ¥] OWOD OT]]TeUIE ‘OIO Je SOUTEIULD ‘oword op easey, & axqoo ap “vied ap ‘eded op opezeaysip ‘opunut [ep [eaeuzeo Jo sod vena anb ‘oro ja sowie ‘oprpurq jop orsed & sopeleqen yep v0] & ormerd ‘oro yp soummueD -wromne vordurtfo vy 21sta osreIUEAS| Te onb ojdad jo 4 eBidso ej op soues3 soy ‘sepewe oie wang Rubén Darfo El Rubi —iA\n! Conque es cierto! jConque ese sabio parisiense ha logrado sacar del fondo de sus retortas, de sus matracas, la purpura cristalina de que estén incrustados los muros de mi palaciol Y al decir esto el pequefio gnomo iba y venta, de un lugar a otro, a cortos saltos, por la honda cueva que le servia de morada; y hacia temblar su larga batba y el cascabel de su gorro azul y puntiagudo. En efecto, un amigo del centenario Chevreu —cuasi Althotas—, el quimico Fremy, acababa 54 | CCUENTOS EN PROSA de descubrir la manera de hacer rubies y zafiros. Agitado, conmovido, el gnomo —que era sabidor y de genio harto vivaz— seguia monologando. jAh, sabios de la Edad Medial ;Ah, Alberto el Grande, Averroes, Raimundo Lulio! Vosotros no pudisteis ver brillar el gran sol de la piedra flosofal, yhe aqui que sin estudiar las formulas aristotélicas, sin saber cabala y nigromancia, llega un hombre del siglo decimonono a formar a la luz del dia lo que nosotros fabricamos en nuestros subterraneos! Pues el conjurol, fusidn por veinte dias de una mez- la de sflice y de aluminato de plomo; coloracién con bictomato de potasa o con éxido de cobalto. Palabras en verdad que parecen lengua diabélica. Risa: Luego se detuvo. El cuerpo del delito estaba alli, en el centro de la gruta, sobre una gran roca de oro; un pequefio rubj, redondo, un tanto teluciente, como un grano de granada al sol. El gnomo tocé un cuerno, el que levaba a su cintura, y el eco resoné por las vastas concavidades. Al rato, un bullicio, un tropel, una algazara. Todos los gnomos habian llegado. Era la cueva ancha, y habfa en ella una claridad extrafia y blanca. Era la clatidad de los carbiinculos que en él techo de piedra centelleaban, incrustados, hundidos, apifiados en focos miiltiples; una dulce luz Io iluminaba todo. ‘A aquellos resplandores, podia verse la maravillosa 55 “s sseSnuze op wusT] eIvo ns ‘esed oypay vorEE -ed op owodse ns ‘epeasu uqzeq ues8 ns ‘seppsor seurad sns woo opupur ‘ofera, syur owous [gq jsopeogrprfos oyaruod jap soxes ap oypapy!— joqo(3 Jap Opuoy of ap opunsiqnr orosa1 Tq!— sat Ppp orawey un eau apustsIg— peoreayn!— iereqeo £ eyozuog!— jopyere'— jorpral— jtood so onb ‘orges ap 0 ‘oxquioy ap exqo ‘espex expard vpenbe 9p vorsoe ‘syndsap uormdo ns worrp x ppng fra “al! — joapeqeoseo and! epeleoreo vy woreyos SOPOT, “sipua} O| FAV ‘3493 |p vorTepew Pp A voTepaur un gnbuvsze 31 OT] -ono eq] “eprinop safnux esounoy eUN EGET] ““e3Oq wo Anux opesor a1ouIged 17919 easey 309 aur OX— cordunars vstruos vreard woo X “seuopeund sey ap saxapezvaq so] ua A souerpent sodio -uyid soy op soprire sop wa ‘sienbrpsne Soy 9p SeOHOXe s9UO]IEIODIPUOD Se] UD ‘seUSAIIOD sv] OP SeIvT]OI soy uo weqerng “saxred sepor sod 1a soy ‘aqstauT OP -uvjoa ‘seg ap pepnio wer8 vy wy jsorqns sosyyI— soyons un op sa0"/d [a ws ase[qety 1s ow09 ‘oBony “Ba]O Ul BP ODLSTUI Isvd JOpysope uN ‘eUN ¥] 2p CARPso UN OUTS Opts ay OU EUR, B eFoA anb wo oduon yo apsoqy polayy ‘yo! jesror], “YO!— :onuTu0}) ondisdry un ap svy e sazuelauses sould Ni SOLNIND Ee 9s ‘suje sepuy] se] orquuose ap oys98 UOD UequUTUIEXS Bp 8 sourorao spur soy 4 ‘ezaquo op UOPEUTIOUT vpes -ned vun vos Sang ¥ svises8 svy uequp ‘s21081q soy ap uequin as ‘sor vy & sopezuas ‘souoUd so] “soosop soso oypaysnes ay £ ‘euvamY UOEOyISTES Bag [9p esonur-eun asofen so onb oprpod sraqey ay— se Offp yong ‘sosorms sopor ‘eproxpad ap seuoy] ‘sepeureous f sommeurey seznsodeo uo “eet 2p sono ‘soueur se] uo seypey seaz09 A soyppzwur sns Yoo soun ‘sorm| UororAnaso souFoUs soT opuEND ‘ojeous ppnbe opo ap oo] 1020 p anus uoEUTyord BUN OUIOD ‘OxO ap ¥dOF FT aAGQOs TYE equisa anb Jp ‘oproy “SPY }qO4 PP ‘ou PP odzeno |p opeagTy wqeY Tel PPM oresid pp! ‘onmse Jp us opnoworus wquy 2s ON “oquowiosa| Anus epyfdos vorpiour winey vu op se] owoo ‘seorugume svi08 ¥ ‘vorsnur emzjnp un oo veo onb ‘enBe ap offy un oysex1 we oy20x3 2p eqeiorq ‘eave Jo A visezosts9 wpynd vf axqos ‘sopedo ap opefens ‘orouraed Jo uo £ formar Jo selueay wo ueqepunos1o ‘seasneure sey ‘soperop soredoa sory “sesorojquias 4 somnze souoy sopues ueqelowias ‘ozren> Ppp werptod onb sorayrurer uo ‘sores sowuarureuoquoUre uo ‘soryez soy A sopzaa soxopurjdsas sus uepredso sep ~[eIOUIS9 sey ‘SeINOETEISS UD soIUTeB[OO seTUOPoo[ED Ip vorso ‘SqUODEZTTEISHD Shs 9p SHIT soy UEBIOWD ‘ene ap svi08 owoo sorduury £ soouyjg ‘saueusep sory “ses ~orsord sespord op orqumpoypnur wes ‘emmbzour eu ap soosaquse so} owioo ‘sofnqyp sosoysudes uvquus “103 RzypsIdey op seuss axud ‘oro A vaed ap sozepod argos ‘somos soy ug “Topustdss ns oper wo uoIsuEUT ojieg wean _Rubén Dario —|Sefiores! -dijo-, jque no sabéis de lo que hablais! ‘Todos escucharon. —Yo, yo que soy el més viejo de vosotros, puesto que apenas sirvo ya para martillar las facetas de los diamantes; yo, que he visto formarse estos hondos alcézares; que he cincelado los huesos de la tierra, que he amasado el oro, que he dado un dia un pu- fietazo a un muro de piedra, y caf a un lago donde violé una ninfa; yo, el viejo, os referiré de como se hizo el rubi. Oid. of Puck sonrefa curioso. ‘Todos los gnomos ro- dearon al anciano cuyas canas palidecian a los res- plandores de la pedrerfa, y cuyas manos extendfan su movible sombra en los muros, cubiertos de pie- dras preciosas, como un lienzo Heno de miel donde se arrojasen granos de arroz. —Un dia, nosotros, los escuadrones que tenemos a nuestro cargo las minas de diamantes, tuvimos una huelga que conmovié toda la tierra, y salimos en fuga por los crateres de los volcanes. El mundo estaba alegre, todo era vigor y juventud; y las rosas, y las hojas verdes y frescas, y los péjaros en cuyos buches entra el grano y brota el gorjeo, y el campo todo, saludaban al sol y a la primavera fragante. Estaba el monte arménico y florido, leno de tri- nos y abejas; era una grande y santa nupcia la que celebraba la luz, y en el 4rbol la savia ardia profun- damente, y en el animal todo era estremecimiento 0 58 7 CUENTOS EN PROSA palido o céntico, y en el gnomo habia risa y placer. Yo habia salido por un crater apagado. Ante mis ojos habia un campo extenso. De un salto me puse sobre un Arbol, una encina afieja. Luego bajé al tronco, y me hallé cerca de un arroyo, un rio pe- quefio y claro donde las aguas charlaban diciéndose bromas cristalinas. Yo tenfa sed. Quise beber abi... Ahora, oid mejor. Brazos, espaldas, senos desnudos, azucenas, ro- sas, panecillos de marfil coronados de cerezas; ecos de risas uteas, festivas; y all4, entre las espumas, entre las linfas rotas, bajo las verdes ramas... —¢Ninfas? —No, mujeres. —Yo sabia cul era mi gruta. Con dar una pata- da en el suelo, abria la arena negra y Hegaba a mi dominio. Vosotros, pobrecillos, gnomos jévenes, jtenéis mucho que aprender! Bajo los retofios de unos heléchos nuevos me escurri, sobre unas piedras deslavadas por la co- rriente espumosa; y parlante; y a ella, a la hermo- sa, a la mujer, la agarré de la cintura, con este brazo antes tan musculoso; grits, golpeé el suelo; descendimos. Arriba quedé el asombro, abajo el gnomo soberbio y vencedor. Un dia yo martillaba un trozo de diamante in- menso, que brillaba como un astro y que al golpe de mi maza se hacfa pedazos. El pavimento de mi taller se asemejaba a los res- 59 19 “orsexdsop [> “jusiq xI— sowoug un ap pepruaip x] xpos woo “ood aq] -uvyor £ svsou -umy svspord seosoimediS svy ore ye ueqezuey x “so[09 ap 4 opfiaq ep waz0 wun v9 ofjonby— (exter, axpeun yo! ‘onsonu oy mbe 2E[— sweep 4 fox8ues oypoy seu un oUrOD sauvodstyp & solos ‘vfuvreu vun ouos sopuwsd s91q -na ‘oosoquse ap sozeped somur so, 2p seouesre & woxong ‘yje sod ono ‘Inbe sod oun “epuos us x jofeqeavaso un ap ezes09 vy ow409 epuopor szl— jemysodury!— joruouepred vpprg!— jseaooey ua1 ou ‘perry! — “orqes PP anypoy ‘espey expord vy vosso op sew voseUTUNEXE “uoreWBAg] 98 $98 “38 Anur sowou so] coppussdwios sigqupy?— ~esneg, op ~-solos sorseurerp 9p asqumpayonur eyjonbe 9x09 -vo ‘T][e 3od osed ‘sonsozsox seuvsIUd sel 9p SoTprusas ouvuaues fe ‘onsenu vosemed uvs8 fp opueny, ‘ajzour gpanb odzano Jp fewye Jo :eprpusoue vooq eyjenbe op opres ourny -zod un ‘osoq un opsep |e ‘epiues aonb opered ayy ‘cues op eye as vopUEUNEp vsver UEIB Bl A ‘oT -ar |p Opuepunur ess09 axBues vj seu ‘sequerpre Spo sosaq,stux 1p 2 ‘sozeq spur ua 9uI03 ef ‘gazadsop OK ‘Ysoud Na SOLNGN 09 opp ‘YO! ‘seusZyy sv] wisvy sosopaaouruos were sopifonb soy foxSues vy equazz0yp ‘sopeasoo sns SOpHOp] “SOIOE saIUeUTEIP SOT BP SOTY Soy wa “esox £ youszgux A seypze op ouroo aaens £ oouyiq odseno ns ozonsap ‘e[[aq 4 epnusep ‘ouues3 ap wzeur tur rod courage oso{nBe [2 3od smny opuatsanb 4 jAy | -epeqos sofnur vy ‘esur vpeure vy “epezodsosop ‘earng opejoa wyqey ‘sUaIIO op svUTE se] sepor op sey anb eons & esourumy seu vorsueur ns ap ‘oypat ns acy “oprusa un owios o8[e 30 Te ores [e podsoqy sjunop aww £ voor von ordwor onb ozeyppzeur un tp Seuaey v] 9p UY [y “TASH OOF Jap oIGorUTezepedsop 22 -trequiq |p opuvzadsa “pos uco soiqey owoo owes’ ap seqarad sns esqe viton P| ‘eyp UN Ua soypeYy sayueUIeIP ap uoruow wed un ‘ofeqen ru of opeqese IqUHT “98 of ou ‘fos warmb 398 YOR guepuias 9s Joe soquae OWIOD? “erOFUDD ap sopeagd ouroo soasaxy 4 sopesox sorqyy sns eqeisa onb we seaqns souorsqnauoo —equiou of ok — eyuan ‘epes -oureua vf ‘erfo 4 fuypre{ o1sa1 ap sesox sey eqesoq ‘uaiqurei ejopuywe Ip A {J ¥ Ueqedaqy] A axisazz03 eza2 -309 ef ap soiod soy ueqused sorsy ‘sordsns vqeraua 3 wolstad ns apsap A ‘orquioy un v vquure UST “exzon vj resedsen op zedeo so & ‘opor vsiaued oj uotsed ns ‘ses9a op vue orquioy [a opueng “eqvueSus our ‘epfoq rex ‘eprronb quo “euor Tur ‘sOruTMOP sTUI 9p OPUO} [> UD OFag -esorp vun owioD vprpugdss £ epnusep vpor ‘v0 op [east op oypey Un wo ‘or [op zEMEIEduIe “Bez 2p soxxeoeur axuS aur op wsor ‘ope] UN z eqLS ~oeosep epeure zalnur vy “sez73 OYDaY TOS UN ap Sor ojieg veany Se comprendieron todos. Tomaron el rubi falso, lo despedazaron y arrojaron los fragmentos —con desdén terrible— a un hoyo que abajo daba a una antiquisima selva carbonizada. Después, sobre sus rubfes, sobre sus épalos, entre aquellas paredes resplandecientes, empezaron a bai- lar asidos de las manos una farandola loca y sonora. ¥ celebraban con tisas, el verse grandes en la sombral Ya Puck volaba afuera, en el abejeo del alba re- cién nacida, camino de una pradera en flor. Y mur- muraba —jsiempre con su sonrisa sontosadal— yh madye Tierral, eres grande, fecun- da, de seno inextinguible y sacro; y de tu vientre moreno brota la savia de los troncos robustos, y el oro y el agua diamantina, y la casta flor de lis. Lo puro, lo fuerte, lo infalsificable! Y ta, Mujer!, eres —espiritu y carne— toda amor. 62 CCUENTOS EN PROSA EI Palacio del Sol HO A sosoteas, madres de las muchachas anémicas, va esta historia, la historia de Berta, la nifia de los ojos de color de aceituna, fresca como una rama de dutazno en flor, luminosa como un alba, gentil como la princesa de un cuento azul. ‘Ya veréis, sanas y respetables sefioras, que hay algo mejor que el arsénico y el fierro, para encender la pirpura de las lindas mejillas virginales; y que es preciso abrir la puerta de su jaula a vuestras avecitas encantadoras, sobre todo cuando llega el tiempo de la primavera y hay ardor en las venas y en las savias, y mil 4tomos de sol abejean en los jatdines, como un enjambre de oro sobre las rosas entreabiertas. 63 9 ‘Jaze oywend un ap vssourd ¥] omos [pues ‘eqye un owo9 esourum| ‘Joy uo ouzemp ap vurex Eun oWIOD vosaxy cuNaaDe 30]09 ap sofo soy ap wuru vy ‘eyz9g ‘fos [e OpudTTUOS 4 eproyid ‘owuora yo 20d vqy vpey Jp 01389 [a ua OWOD worsra “exp Jap ZN] vf ‘OsoTNBI0 OuNRy Jo ‘SaIOY Sef X-enBe ap JOH v dus|> UN ap zAIOD Ue [9 oIGOs EP eBjoy opv3so wsaiqny anb ‘oso 9p oxre9 Jap eyDUOI zB] we odno opow yea ap ‘oprauenbadura esaiqny as vusag Is ow x “epey [2 orpuodsaz— aqng— gsou -ons u9 oe} axomnb aur onb vy saxo nIP— epey |e offp 4 ‘oxuvoua 3od ov109 oumuvar a8 ‘ax8aye seared Neg ‘O89 9p wPeN| coxpoure 98 eaZOg anb stg9aI>? seed ap enzea ns £ seprod ap euraperp ns ‘oppor ap ozazape ns woo ‘saqudjedunt > sounsp -WeTTEG sory op epnsea ‘omurunp £ oasny ox ns us “epey un ouqns ep orfms |p ep opuens “oy vy 9p ZIPS [2 Opesc wqey GaIq ou <—peprvas epranb vun uo souopeorde sns sigzaa vf orad ‘sepur strouas ‘sepey op oyand un Ig— ~eqeYy UaIq ON “op13809 vred oueus vy ospso £ ‘oouyyq zqg9 ns op vzarnd vf [nze [e exo onb omy] un or, ‘opnusap 4 oprpug[ds> osi03 ns zny ue eqeueq JouLYUT ap soTJaquo sns OOF 2p sopoumy ‘onb ‘ezeig 3od opepsoup ‘oxreziq 4 or, ~Faqos ouney un op O[90z Ja Ua Ofode ag “epaA ap 893 -sin uvqeise sazoy sv A ‘pie ‘gabe ‘oquins us equsz2 opuendsng “a vqye Je enb ua exoy vy & ‘eoyoouepeur vyoow eBea ns woo asdussys A ‘jos ‘urpsel ye ofeq 82 -Tuo3ue epmduyy ey eueeUT vun onb vasepy ‘seyfaou0p aaa ana Lt Se] op pert Jap seouriq sured sey ua resuod ap oqny, pureur [eqUsUMIUDs A vues yy A ‘o1sered [p ua ule 3od ‘wequIO]] Sopoy, ‘stZ9nu ¥| ap seuzond sey ep un o8oT, yzeur osopard un owos vpyed “eag £ ‘onupuoD vzaI8{Ni ¥f ‘UoOAsISIod svzalo sel ‘opoa ap swsod y ye Jaze owuand un op vssourid vf OWOD [UDB ‘eqe UN wrod vsoupumy ‘“IOy Ue OUZEINp op eUTEX EUN OUIOD vosaxz 3¥389 v OBay] anb ‘eunsa2" ap IOJOd ap sol soy ap kuru ey “vxoavunad vy sezusUr0D Te ‘setanp 4 sofnqg/ vos ‘vyjoourjour ns sem v gzaduia x ~roquarureren [qf “seyDNp o8any ‘osoruasze Opry op sopnggys eure essona ¥ pep ‘stoqus vA ““uorendied “souats svy uo s200a v sepezund ‘ezaistn ‘oysed [2 ua ugrsazdo vun owes o8[t ‘omade ap waxy ‘sore seu -o1uys “pepo vf ‘ojforzesap yg TeMEE wID OT “uoxtaay opvznas [2 4 axasnqt eaqeo yy ‘soxBou saruen3 soy ‘Korea ap soe op svszednue sey woseSor x “3010p |e aure[] as onb song— ~-yorwur ‘asen Soasgq— “saouoITy— ‘puseur ‘sopop Soy Uapanp 2j\— SOUIMIIONT SOT JVI OYDSY S— “~vureus ‘oxen se] ON— ~seoounuy sop opexduros oy a2 *e79gq— “svor[oourjaur sezafo ap uequap -o7 98 sa1uvowrey] sofo sns onb orsea uo ‘x9001s1109 ¥ ozodui warog ‘soue soumb sns soprydum op Sieg wang Rubén Dario ots Cuando Berta, ya alto el divino cochero, subié a los salones por las gradas del jardin que imitaban esmaragdina, todos, la mamé, la prima, los criados, pusieron la boca en forma de O. Venia ella saltando como un péjaro, con el rostro Meno de vida y de purpura, el seno hermoso y henchido, recibiendo las caricias de una crencha castafia, libre y al des- gaire, los brazos desnudos hasta el codo, medio mostrando la malla de sus cuasi imperceptibles ve- nas azules, los labios entreabiertos por una sontisa, como para emitir una cancién. ‘Todos exclamaron: —jAleluya! na al rey de los Esculapios! jFama eterna a los glé- bulos de Acido arsenioso y a las duchas triunfale: Y mientras Berta corrié a su retrete a vestit sus mis ricos brocados, se enviaton presentes al viejo de las antiparras de aros de catey, de los guantes negros, de la calva ilustre y del cruzado levitén. Y ahora, ofd vosotras, madres de las mu-chachas anémicas, cémo hay algo mejor que el arsénico y el fierro, para eso de encender la purpura de las lindas mejillas virginales. Y sabréis cOmo no, no fueron los glébulos, no, no fueron las duchas, no, no fue el farmacéutico, quien devolvié salud y vida a Berta, la nifia de los ojos color de aceituna, ale- gre y fresca como una rama de durazno en flor, Tuminosa como un alba, gentil como la princesa de un cuento azul. 66 CCUENTOS EN PROSA ot Asi que se vio en el carro del hada, le pregun- 16: —éY adonde me llevas? —Al palacio del sol. Y desde Inego sintié la nifia que sus manos se torna- ban ardientes, y que su corazoncito le saltaba como henchido de sangre impetuosa. —Oye —siguié el hada—. Yo soy la buena hada de los suefios de las nifias adolescentes: yo soy la que curo a lis cloréti- cas con s6lo Ievarlas en mi carro de oro al palacio del sol, a donde vas ti. Mira, chiquita, cuida de no beber tanto el néctar de la danza, y de no desvane- certe en las primeras répidas alegrias. Ya legamos. Pronto volverds a tu morada. Un minuto en el pa- lacio del sol deja en los cuerpos y en las almas afios de fuego, nifia mia. En verdad, estaban en un lindo palacio encan- tado, donde parecia sentirse el sol en el ambiente. jOh, qué luz!, ;qué incendios! Sintié Berta que se le Henaban los pulmones de aire de campo y de mar, y las venas de fuego; sintié en el cerebto esparcimien- tos de armonia, y como que se ponfa més elistica y tersa su delicada carne de mujer. Luego vio, vio suefios reales, y oy6, oy6 musicas embriagantes. En vastas galerias deslumbradoras, llenas de clatidades y de aromas, de sederias y de marmoles, vio un tor- bellino de parejas, arrebatadas por las ondas invisi- bles y dominantes de un vals. Vio que otras tantas anémicas como ella llegaban péllidas y entristecidas, respiraban aquel aire, y luego se arrojaban en brazos de jévenes vigorosos y esbeltos, cuyos bozos de oro 67 69 ‘Jnze oqwano un ap essoursd ¥ owod soppUe8 ‘ere UN OWOD sesoUsUM ‘JOH Ue OUZeMp ap vUNEI eUN owios svosaxy “eunII0" 1009 solo soy ap vy “eII9q owios seuru sey Uaajna apuop ap ‘Jos yap opered |e ‘4g ‘svunfe set uo sodsona sof ua Jos [a ‘seanor0[2 SenSONA wrEg “seITSIquaTIUD svsOI SE] 23q08 050 ap aaqurefas un owio> sourpse{ soj us uealeqe jos ap sowory [ru & ‘seraes set uo A svuaa sey ua ropre Ley opuend ‘vzaavunsd vy 2p odwion yo ua opor a1qos SeIOPeIULIUS SeIDDAL seNsONA ¥ BINEl ns ap vaond Uy sage ‘sopeunarta seppfous sepuy se, ap oysosord ua ‘ospoaid so :o8rp so pepsea uo osag 3010p 10s PP sorysojodry 9 sorruasze soy ap v0}91A vy 10d otDyay so ‘jsvoqupUE seySeyDaUE sey ap soxpeyy! we ‘soud Na SOLNAAS 99 -seqqfour sey wa £ sepyey sey ua sesox opueA -2]] ‘sayeyunrn seyonp A somnggys soy ap exuoy ered ‘sop¥907q SOIT SEUT SNS SOA v EIIIG ony ISy “SOUS S2OT]¥ SOT 9p a1uexID BUTTE fp WTO THO Ered ‘seman seures se] ¥ aquoUTEONsyUX eqns anb ‘soumy -iod op epesjo eum uo eypnaue sorog eqeyo apuop uypse{ Te ‘opered ns ap uypze{ Je opayoa YT wpe TA oe jsyur sigrodso ou ‘on! “epra ap 4 sosorapod sorange ap fos ap ueqvuaTy as vure ns & odzano ns anb gnurs epfe sequoia x -“soperuars0 & sourpeasti9 soport -ad soy ap ‘sesos0]0 A sepwstrt sosvay sey 2p ‘soqqrede soyqeooa soy ap vorunyr & ysoxoure enBugy ¥[ Uo ‘opro Te vopuyyqey A ‘oy[e3 ns opusyro ‘seysopeS svasea sey god vqensese vy [2 A ‘Teoaeurad epesrur op solo sopues3 sns woo ‘orsueduros osoursay Je resTUs Ip eqesoo ou anbune ‘ezuep y 2p OUTA [> UOD oTUE} asreSepquis op eqop ou anb saauoqus vqupsozex 4 fopene saoed un ap soursedsa soy aus ‘osed ‘ond & ojreq 4 ‘oqadene uonspeeu [e ‘ourfoutos ye oft usiquies ey Al— ““sesopeBerquia sesos us opuey -os ‘opuvyos ‘se { ‘sepesoruos sviueBse8 sey ‘sores ~1djed souas so] ‘epas ap soutloo axqos eye ‘ojana ose] un op sepeSney seuoped ousoo ‘seprpuer ‘so -uvapel ‘orqay uoo anb vysey ‘vous ap ‘vi2[01A op _ ‘x UOL, ap vqvy dp ‘e[LUTeA ap soUTEY OUTED OIL? UO owes ap opuendsor ‘vue ye ueqr anb sosorroysyut soaqombex opusso ‘zoysanse oywarpse wun UD ‘SOT? uoo ueqezuep A ‘zny vy & UeqETTEg sopfequo souy & oiieg ugany Rubén Darfo El pajaro azul Ho Pais es teatro divertido y terrible. Entre los concutrentes al café Plombier, buenos y decididos muchachos —pintores, escultotes, esctitores, poe- tas—, si, jtodos buscando el viejo laurel verdel, ninguno més querido que aque! pobre Garcin, triste casi siempre, buen bebedor de ajenjo, sofiador que nunca se emborrachaba, y, como bohemio in- tachable, bravo improvisador. En el cuartucho destartalado de nuestras alegres re- uniones guardaba el yeso de las paredes, entre los esbo- 20s y tasgos de futuros Clays, versos, estrofias enteras €s- critas en la letra echada y gruesa de nuestro péjaro azul. 70 CCuENTOS EN PRosA| El péjaro azul era el pobre Garein. No sabéis por qué se Tamaba asi. Nosotros le bautizamos con ese nombre. Ello no fue un simple capricho. Aquel excelen te muchacho tenia el vino triste. Cuando le pre. guntébamos por qué, cuando todos refamos como insensatos © como chicuelos, él arrugaba el cefio y miraba fijamente el cielo raso, nos respondia con cierta amargura: —Camaradas: habéis de saber que tengo un paja- ro azul en el cerebro, por consiguiente... ab Sucedia también que gustaba de ir a las campifias nuevas, al entrar la primavera. El aire del bosque hacia bien a sus pulmones, segtin nos decia el poeta! De sus excursiones solfa traer ramos de violetas y gruesos cuadernillos de madrigales, escritos al rui do de las hojas y bajo el ancho cielo sin nubes. Las violetas eran para Nini, su vecina, una muchacha fresca y rosada que tenfa los ojos muy azules. Los versos eran para nosotros. Nosotros los lefa. mos y los aplaudiamos. Todos tenfamos una alaban- za para Garcin. Era un ingenio que debia brillar. El tiempo vendria. ;Oh, el p4jaro azul volaria muy alto! {Bravol, jbien! |Eh, mozo, més ajenjo! oe Principios de Garcin: De las flores, las lindas campénulas. Entre las piedras preciosas, el zafiro. De las inmen: sidades, el cielo y el amor; es decir; las pupilas de Nini, n seurood Jo rye ay ‘feded op offrsze1o un ‘oyeutar sod ‘seurope opueumy “ene vood wos ofale ya aqaq as & squexz vy eSnaze 98 ‘oJaI9 [9p solo soy uezTE as “oauEID Jap sopazed sey enuoo vp 9s A see sey axqe A re[0a ox9Inb oseled [a opuen ‘sopvsox A sax8ae sosraa ussey 28 “EUS ozeled Jo opuen> -opeuorsrzde epanb apuop us ‘ei -20d yop oxqoz99 Jap oxuap eprue ‘opuyNd TE OUIOD sages urs ‘anb |nze oreled un ‘orfanbe opoi asqos “op -wejoa ‘opurjoa yaus onb soc, uang je ‘umprpeue zod A ‘sapuva8 £ sopoumy rary ap solo soy ‘saz0y. amu9 sopewose souru ap soxsox 40x07) ap yoouid Ppp ¥iBeur x] 30d owios sopeiosq salesred “vasoxy Anu eyidures wun ‘osoursy Amur opr un Bey ITV “opesexedsrp ‘ourygns ‘qu9[99x9 vio offanby “qo YL 8p O8fe error eXIsonU Ua UID] 2s SyDOU Epes Tnze oreled 1g :oz¥[D sa sond ‘oper “tap sowora1 vo vuod un gzuoWIOD A vaaNU EITAST gaduroo “eys897e ap oueq un orp 98 Sopepreya orayoa 2g “alow ap oIquIEs UPIED sooUOIUD opsoq, ize oxeled op vne{ oxqaza9 tur vas sexuarur “o3q2] -29 & opnejde [end of ‘npue¥ un osdwaIs 9308 ‘Is sopzonoex ou eur 1s ‘ueququoe anb ‘seyonso sequens svun gstaosduy ‘vusa vf ¥ od “en p opuryes 4 eure ey ordwioy jupr| oavig! eseuopsoq?— gseadooy?— estat a1 ON?— eseat oy xP— “‘FoIqWIO|d 3F¥D [P Uo Odd] as va vase ‘soud Na SOLNIA> we XxX offs pp sordisurd sey soumuss ¢ op epouous By equudisep ‘anb ‘ouuios snprjos [ap s1u2pao0ad ‘esaouey enBpue epouoyY nos 2, “«oxouTp fur sexpuay ‘seyr -squ0} op somosnueus sna ‘{npued ‘opeuxonb sesey opueno f ‘ugovunye Tur ap sory Soy TeAaT] v BOA, + ,f#08 OJOS UN Jur ap seIpUDI OU ‘opouT B89 ap SLO -gguvurred sexuary “srg U9 Sendo] sma ap 9g» ssowaur O spur ov0d ‘a1uamngis of yop onb wares vun ‘soden op s1uersrowi02 “epuvutzoN ap ouvpuraosd ofara un ‘azped ns op orqnes wp uN “o00] equase USTED opErsexSsep [a ‘a1GaUTEPIPHOC] “epnp & 2eBny weqelp ow soordojored sorpnase sng -Tepadso eruoiouoUr vun oWIOD Os¥d [> 9OHTTEO “equs -ed onb o| ap epnou orp 9 98 verb v estuary up, “wozes Pf ap orqe[ed -sop un ua 39039 v vosedoy] anb sounsje oqnyy “peazaqy ns azomb enb jnze orelyd un osasd yaso osqaxao tux op ynel ve] 9p oMUEP Is— repop sou 4 ‘ofuale ap osea ns erpad ‘opueso]] 1se> ‘opeafexa ‘oprAcutuos ‘sonosou ap ¥o -snq ua 9789 Je BISIOD “equaidsns { opp jp yey on -sox 2 ¥JAjOA ‘osreSoyesop vsed ‘oqwuaxy vy vquensre ‘osorpraus aiueureprplsep equiv[ep 9s ‘souoTDIpe sus -ofny sey 794 [e 4 ‘equawisny ‘suxarspra sey v eqeBaq] os ‘sosqyy ap ugoeunTe tn ap vox09 vqused opuens ood fejaruos osofol un ap azesedvaso |e orwony ‘sozolnur sesourzay sey ‘sqreSap9 soy ‘safenzzv9 soso{ny soy $32 ~uasayrpur sesed vyoa ‘sarvastnog soy sod eqepuy -aaquimisoo op onb asin seus vquaso urorey 89098 y “peprpequy vv ssomou vl a1qurayasd so oxdurars aonb 0237) ve190d yo enodox X ojseg upang Rubén Dario ob Una noche legé Garcin riendo mucho y, sin em- bargo, muy triste. La bella vecina habia sido conducida al cementetio, —(Una noticial, juna noticial Canto tiltimo de mi poema. Nini ha muerto. Viene la primavera y Nini se va. Ahorro de violetas para la campifia. Ahora falta el epilogo del poema. Los editores no se dig- nan siquiera leer mis versos. Vosotros muy pronto tendréis que dispersaros. Ley del tiempo. El epilogo debe de titulatse asi: De cémo el pdjaro azul alza el vuelo al cielo azul. [Plena primavera! Los arboles florecidos, las nu- bes rosadas en el alba y pélidas por la tarde; jel aire suave que mueve las hojas y hace aletear las cintas de los sombreros de paja con especial ruido! Garcin no ha ido al campo. Hele ahi, viene con su traje riuevo, a nuestro amado café Plombier, palido, con una sontisa triste. —Amigos mios, jun abrazo! Abrazadme todos, asi, fuerte, decidme adiés, con todo el corazén, con todo el alma... El pajaro azul vuela... Y el pobre Garcin Llor6, nos estrech6, nos apreté las manos con todas sus fuerzas y se fue. ‘Todos dijimos: Garcin, el hijo prédigo, busca a su padre, el viejo normando. Musas, adids; adiés, Gracias. {Nuestro poeta se decide a medit trapos! JEh! (Una copa por Garcia! Palidos, asustados, entristecidos, al dia siguiente, todos los parroquianos del Café Plombier, que me- 74 CCuENTos en PRosA| tfamos tanta bulla en aquel cuartucho destartalado, nos hallébamos en la habitacién de Garcin. El es taba en su lecho, sobre las sfbanas ensangrentadas con el craneo roto de un balazo. Sobre la almohada| habia fragmentos de masa cerebral. Qué horrible! Cuando repuestos de la impresién, pudimos lorat! ante el cadaver de nuestro amigo, encontramos que tenia consigo el famoso poema. En la tiltima pagina habia escritas estas palabras: Hoy, en plena primavera, dejo abierta la puerta de la jaula al pobre péjaro azul. ote jAy, Garcinl, jcudntos llevan en el cerebro tu mis ma enfermedad! 75 aL ipeazaqry! “esvo rus ap ouyures “wiaes vun oWI0D opides ‘souopeoea 9p yes A sejoos owe ap uy un o8ar] Pauly Coqng Jor] ‘odursry, ‘ousinbxo s20¢1d tn wuss sosoq sor nb ‘sey anuyl‘ses09 seypnur adng -sepunyosd souoprpas: oam o8on : “spuy eunsd rar uo —aquowresort ~ersyn A eBea vaepo— sued ‘uous 9p ormourq TP asorpuesdeaos of anb s20¥y vounu o2S0T ou anb ‘seoppursrew ap s0sojoxd ror ap sutrednooasd ap zaa ue ‘epodso ouswoUsy un sod “souoqUR “uDAO! & used onb oure Jap ofnoypr oportad fe an Bap ‘soouor 4 sopemepe soxqum guior z0a Ty, ‘oradut0> 10d guodsep os viouaasafope mur o18o[09 Jo ud ¥ITy paeg “sooue|q sojad op sox¥ou salen soy equuayy our £ seuzaid srr ua stusuesourea tqeBansor 9s nb ouewior aquapoxe un— oe ror “eens pox “vponqe fur “ese rus —joz0us op opunur rurl— opunur yp aa ou © ‘soqueIpnase sof 9p soaisypp soxwjd soy JouI0D & ‘owes “8TYPeq Op sorpnysa sopry soy v sureoIpap ¥ ‘IST 4 age opeuzaiur ua ‘orojoo un & senUD BICEP OK “¥[PP Owtos owe) ou OFad SupIquIE OX “eyIOI SUT “vanzinoe yy ap orwspea P opueqeyy ‘Pru 2p est vod wees anb ‘eqrurey vy ap sarofeur seuosiad seqfouas se ap 0208 Pp woo oper ‘9s0f, eg rOUes |p A eEEYy esouLIOY YI ‘snsef oUTE [ep ammEFp ysoua N3 SOININD, 9 equrees { vqerreq apuop ‘vparosed wun wo ‘oqaureumb -vus ‘egourour ap equiier wp anb of —varq Aner op -roncex of — wpusaduaoo f ‘eye anb same 129] puarde Of ‘omeasqo ON ‘of onb z0feur oood un wx szUy jsoqonog op vs -onbrew vfata vun outos ‘sopiBooa1 & sodsax3 soyjaq -vo sns A ‘sox0y sopuesd v sofen sns uoo ‘exalora ey ‘siqesopy! ‘souresguiz ou anb opusra ‘owauresopep -in> souopurpSiA “souvuNy OWIOD souIaA yDEY, sou & oypntr vqvure sou onb wyyjonge vuang ey op seo uo ‘souru Anur apsap ‘sown! soperss sowmny “euwuroye um ouo> vag e39 spur umd 9) Ay ove seudiOU SezZIe3 *Y seourlq sewojed shied wand Rubén Dario co Mi prima —pero, jDios santo, en tan poco tiem- pol— se habia hecho una mujer completa. Yo de- Jante de ella me hallaba como avergonzado, un tan- to serio. Cuando me dirigia la palabra, me ponfa a sonreirle con una sonrisa simple. Ya tenia quince afios y medio Inés. La cabellera, dorada y luminosa al sol, era un tesoro. Blanca y le- vemente amapolada, su cara era una creacién muri- Iesca, si se veia de frente. A veces, contemplando su perfil, pensaba en una soberbia medalla siracusana, en un rostro de princesa. El traje, corto antes, habia des- cendido. El seno, firme y esponjado, era un ensuefio oculto y supremo; la voz! clara y vibrante, las pupilas azules, inefables; la boca lena de fragrancia de vida y de color de pirpura. Sana y virginal primaveral La abuelita me recibié con los brazos abiertos. Inés se negé a abrazarme, me tendié la mano. Des- pués no me atrevi a invitarla a los juegos de antes. Me sentia timido. jY quél, ella debia sentir algo de lo que yo. [Yo amaba a mi prima! Inés, los domingos iba con la abuela a misa, muy de mafiana. Mi dormitorio estaba vecino al de ellas. Cuando cantaban los campanarios su sonora llamada matinal, yo estaba despierto. Ola, oreja atenta, el ruido de las ropas. Por la puerta entreabierta veia salir la pareja que hablaba en voz alta. Cerca de mi pasaba el frufra de las polle- ras antiguas de mi abuela y del traje de Inés, coqueto, ajustado, para mi siempre revelador. 78 CCUENTOS EN PROS: jOh, Eros! —Inés... an Y estébamos solos, a la luz de la luna argentina, dulce, una bella luna de aquellas del pais de Nicaragual Le dije todo lo que sentia, suplicante, balbucien! te, echando las palabras, ya rdpidas, ya contenidas, febril, temeroso. |Sil, se lo dije todo: las agitaciones sordas y extrafias que en mi experimentaba cerca de ella, el amor, el ansia, los tristes insomnios del deseo, mis ideas fijas en ella, alld en mis meditacio. nes del colegio; y repetia como una oracién sagra da la gran palabra: jel amor! ;Oh!, ella debia recibir, gozosa mi adoracién. Creceriamos més. Serfamos marido y mujer... Esperé. La pilida clatidad celeste nos iluminaba, El amt biente nos levaba perfumes tibios que a mf se me imaginaban propicios para los fogosos amores. Ca bellos 4ureos, ojos paradisfacos, labios encendidos y| entreabiertos! De repente, y con un mohin: —jVel, la tonteria... Y cortid, como una gata alegre adonde se hallaba| la buena abuela, rezando a la callada sus rosarios y| responsorios. Con risa descocada de educanda maliciosa, con aire de locuela: —iEh, abuelital, ya me di... {Billas, pues, ya sabian que yo debia «decir»! 79 18 iseaqered sojqeyour sey us ap vore0 zea vous 30d omuzmur onb “e20q vyjanbe ves eupusg! “sour oA -onu pp ang wpe ‘oxBo7e ef ‘vsoreas vy “eueTT jseS2T] ap iqey wp pp “vunTe rr wed woes £ auerpre esnpy ‘aya9p OsoraysTu Jap osyesed opeyos Pp solo syur v openisoun jée! ‘wiqey ou viqns £ vouEq vuiojed vy -pepnp wo v wased oduson ov0d ry “pagurur gponb ‘opeumage ‘ox “sosozojquiar soisnq, -a8 Soy azqos see op opm osedo un opuemos ‘opana Pp uorez[e A uoseisnse 98 seusored sey “eSny we ores ‘epelous orses un “epg ‘vsoIsNy UoRsed op ayueuroNb ‘opidys osaq un ‘eplour eun ua ‘osoq un rp a A vz -oque vf 9uIER OT “syUT alfp ON] ‘seypIP op oxOsay uN Ssopze ap ‘o8ang ap euaqy ‘oduron ordosd pe ‘4 ‘ourgqns A vourig ‘eueumy 4 vsouray euoped eun spur equlon -Uv our Og “TFUDUTEZ vUNOTe ap arzony A a[qistaUT epuO Bun oxqazao Ja uquqiny apy “Ueqvopos sou sopeuNTEE soprpuyo sory “oAns qe oxtm{ vquisa onsoz TY “set gubsooe oy ‘Tensuas A vosaxy vo0q ns ap seprad sey an1 -u9 o8{n ap soues8 jopuyp ousrur vf epg ‘sozezq sms ap oun & gjoa vuoped up “Hor v guIO1 ssouOWE joure oy!— ‘osed un ‘ep ~zasnsv OUsOD oTpasomas UJ OpuENd “esa EIqap 14 ~eprursoy ‘zepny “ela & aquaqy Zopides vos gour] SIAL -giqisod ex9 ou ofjenbe ‘yO! juaiq A! “squawe|qys799 “quowsjonao syx v osnd as 4 ‘oquersyree A vses £ vata vurey] wun solo srur wo ‘zy ef epralorus ‘opnuig7 sOud N SOININD ald, ora ayy [1098 eunsd xf ‘apuosso jut sod go3008 2s uy og! “solo so] uoo vqesOAap vy ‘soreuruzel soun ap sofeures soy sv} oynd0 vquase OX “TOT eOeE “seyed sns op vpeurunzese vljamse vj om9so Opens Jo we wera 2 ‘opuranbnonsns sopaparye ns ¥ UeqepuE SaAe Sey vedsax9 zny owoo yur vied vzo ‘vsox A voueyq vonu ns ap opriorogye oyfaa J 4 ‘sopaumy 4 soprSooex vyUA} Soy SOTTaqLS Soy ‘soURRSeqUTE sozerq sopeUTIes sof oxa1ua sod Ise9 za ueqelop anb ‘seSueur seysue ap ‘opernze ‘stz3 —ousstu [9 vos orsta ay vy Opeuos ay vf woo anb asdurays— afer un vquasyy “s2[eo -Isnur ayuauresosoure { soaayy sayong sns GOD ‘sex -opernaze ‘seqre sewed seun sseSrure sns equarey] anb sey ‘sos0y sey A sorsnqae soy 2x09 ‘o8r opued -ax uyprel Jp wa equisa sguT Jos ouard v ‘ep UA goquakene eurruo [op opaa Jo ePeSsex as nb uo ponbe 439s ru op opuoy fp vpesmu arsapoo wun wysEIq -umye onb uo oueraqos oruawiow [a vrreSoy] opueng? Soure ap pas uesuar goqnd op odsona yur A wunpe ru & ‘sorgey So[ sostaa ap ‘ezaquo vf souOrsnE ap sou -a]] epuas ‘oz0q 9 suIZeztAUIOD Je “vax ouT CWIOD wjaod ouanbad un ‘opeyog jorur sorq! ‘aruatep -voy ueAouruoD aux ‘naydse Tur ap souoPENe sey A uespaons as yur ua anb soo1Soporsy sorquaes So] jarquioy ap soueBuasep stu ap sexound sey! ‘svSreure seumsdey eqesoyy Ts “eqesio[y ‘sofa] ap ‘eursny eT & “ej2A O[ Opor anb ‘of x “eMpUyUT -9 Ns op s¥iano sey OpuErsese vanesuod oponb as anb ‘euepue vf ap ozax [a vidumszoruy ayer ns woD Sued wang Rubén Dario Era all4, en una ciudad que esté a Ia orilla de un lago de mi tierra, un lago encantador, leno de islas Aloridas, con pajaros de colores. Los dos solos estaébamos cogidos de las manos, sentados en el viejo muelle, debajo del cual el agua glauca y oscura chapoteaba musicalmente. Habia un crepiisculo acariciador, de aquellos que son la deli- cia de los enamorados tropicales. En el cielo opa- lino se veia una diafanidad apacible que disminuia hasta cambiarse en tonos de violeta oscuro, por la parte del oriente, y aumentaba coinvirtiéndose en oro sonrosado en el horizonte profundo, donde vi- braban oblicuos, rojos y desfallecientes, los iltimos rayos solares. Arrastrada por el deseo, me miraba la adorada mfa y nuestros ojos se decfan cosas ardoro- sas y extrafias. En el fondo de nuestras almas canta- ban al unisono embriagador como dos invisibles y divinas filomelas. Yo extasiado veia ala mujer tierna y ardiente; con su cabelleta castafia que acariciaba con mis manos su rostro color de canela y rosa, su boca cleopatrina, su cuerpo gallardo y virginal; y ofa su voz queda, que me decfa frases carifiosas, tan bajo, como que solo eran para mi, temerosa quizés de que se las Hevase el viento vespertino. Fija en mi, me inunda- ban de felicidad sus ojos de Minerva", ojos verdes, ojos que deben siempre gustar a los poetas. Luego, erraban nuesttas miradas por el lago, todavia leno '9 Se refiere 2 la diosa Minerva, protectora de la sabidurfa, las artes, Jas técnicas de la guerra y patrona de los artesano 82 de vaga claridad. Cerca de 1a orilla, se detuvo un gran grupo de garzas. Garzas blancas, garzas mo- renas, de esas que cuando el dia calienta, legan a las riberas a espantar a los cocodrilos, que, con las anchas mandibulas abiertas, beben el sol sobre las rocas negtas. [Bellas garzas! Algunas ocultaban los argos cuellos en la onda o bajo el ala, y semejaban grandes manchas de flores vivas y sontosadas, mé- viles y apacibles. A veces una, sobre una pata, se alisaba con el pico las plumas, o permanecia inmé- vil, escultural o hierdticamente, o varias daban un corto vuelo, formando en el fondo de la ribera Nena de verde, o en el ciclo, caprichosos dibujos, como las bandadas de grullas de un parasol chino. Me imaginaba junto a mi amada, que de aquel pais de la altura, me traerfan las garzas muchos ver- sos desconocidos y sofiadores. Las garzas las encon- traba mas puras y voluptuosas, con la pureza de la paloma y la voluptuosidad del cisne; garridas con sus cuellos reales, parecidos a los de las damas in- glesas que junto a los pajecillos rizados se ven en aquel cuadro en que Shakespeare recita en la corte de Londres. Sus alas, delicadas y albas, hacen pensar en desfallecientes suefios nupciales; todas —bien dice un poeta— como cinceladas en jaspe. Ah, pero las otras tenfan algo de mas encantador para mi! Mi Elena se me antojaba como semejante a ellas, con su colot de canela y de rosa, gallarda y gentil. 83 se —— IGS —— AMHD NF ole ve ‘sow op aiessur round ojquyout jo wo ‘seurArp SUPP Se[ 9p O193998 |2 a1svjaaaz aur m4 snbiog ‘Tezourur zny vun “ousygns £ ose spr of weUETOS eure fur uo anb sopronsex soy ua sua ny, jeuar -our vzre8 wprionb rex “ejoq rex ‘ayquiope rw “yy | op “syur soureuos ou vp janby 1014 oniug qus-20] 22 ay ‘orpeu owIoD ISTP of na ‘je190d year £ oaqyq ‘uowIOTEg “YO! “Zofnux 9p sorqey 2p opiqrer osaq saurtd J :ourerdns £ owns ~peres jus ezed osaq un woo ‘somuren sopor *e20q 2] we souresaq sou ‘squordxour ooWOW Un Ua “e -suDes vzsong vun sod soprene ouros & oywosd oq, “ono v oun aquowreonsfur sopexBesuod ‘saxopeUOS $21 ~ueure sop Fyv vISeY OpIs soUTEIqUEY “esuoUTUT UOIsed 2p onp opmuy un ua souremgos somunt A ‘sepryo £ sengyper sosexy A soywaurem| srux wos ayusureux98 ep ~vure vf 8 opederey eiqey OX ‘TeuaTIO Aax ap viwe[ndo zindind us epor opuenserre vporedesop OS [> PA oiled waany Pe | Soe Antonio Smith, Rio Cachapoal (Chile) (1870) EN cite Album Portefio Ho I En busca de cuadros Sin pinceles, sin paleta, sin papel, sin lapiz, Ricardo, poeta lirico incorregible, huyendo de las agitaciones y turbulencias, de las maquinas y de los fardos, del ruido monétono de los tranvias y el cho- car de los caballos con su repiqueteo de caracoles sobre las piedras; de las carreras de los corredores frente a la Bolsa; del tropel de los comerciantes; del grito de los vendedores de diarios; del incesante bu- llicio ¢ inacabable hervor de este puerto; en bus- ca de impresiones y cuadros, subié al cerro Alegre, que, gallardo como una gran roca florecida, luce sus flancos verdes, sus monticulos coronados de casas risuefias escalonadas en la altura, rodeadas de jardi- 87 oe “eur svonu Se] 21gos UBIOY OpuLNd sopeIOP sorfaqe> soy soquiope wos onb us rexpour ured ous oduan youa) osmb ou £ fsqustruos ‘yuan “esouzay ‘ujpse! PP Ugou un ap woaol vun seBoI] ora is0d [| rey — requareyy] ‘TauEppp pp “emos0 ves vy axqQOg “vos pres Avmpew vuvzueur op s0[09 woo seu ‘sepeSnaze sey four se ‘opeazoous odzono y2 ‘ziseu vf a3q0s soloa1 -B¥ Soy ‘epEIUISUD BYOD eT VOD ‘seoIsETD ‘s¥TOs ‘seoTEN. ‘sesojSur selara seso op wun vquiso ‘suayDIC] op EDA -OU vUN ap EPrENxs OUNCD ‘vse v] ap vizoNd vf UG “eso 9p J0]09 op eIeSe un we opErqy asang Js owi0d axysny [ea UoD A opaut -ny oord Jp opusraour 4 ‘eiosuy un op esue [ap 0 BIT] van ap Ozeq [9p eUNIO ef UD OTTaND [9 opuLdzeua ‘oaare ap JooUKq uN 9p supe sj Opudrpnses “Ende PP Opustafoaar equzndeys ous un epd ef ug vary £ 20[Np oaons un vred vyDoy owoD wyseD vUN ap vox99 ‘sazopnns urs osod ‘voueiq eid ean woo :senqeisa urs o1ed ‘“souoszel Uo urpzel ou -enbod £ offaq up, ‘sesox aonb sviajora seu svayeze on sesor spur o> “uspre! ofjaq un ¥2329 wIGEL | ejarenoy qr SHO Na “VISTA Uy OFAJOA ‘soxpend op vosng ua £ souoysosdumt ap vzvo v vqupue anb 4p x «Arey ‘Arepp— :oyonaso oavosd aq -ofoaue uo ean soy owoo souodsrp wapend souuary soy £ sourfes soy uaaey anb soy —oquaureasazzod ¥q, -¥8 0] [2— [eno [pp ‘Ize ofsedse osuowrur jp sewape vuoi & ‘sepexoureuo svlazed sv30[09 ap orsn3 Ja aszep epod uarq spuop ‘ousra [e sopru ouos ‘seaquzm9 93q -08 sesoo ‘souourind sns exed oosexy axte Te BIGEHT “orreuoyffur vxony onb vyood un ap zazvyayjsap vise -nv ¥] epor woo ‘sompr ve opursuad vat a “ena ey 2p our Jap OBse] O| & |p vquasey ‘oleqe ap soruaTuE ~pouranse so weRUDS 9s 1S seuade ‘ox399 Jap oe SUT 0] wo 18e0 ‘oprurspaduzo Jopeuos Je eqraso apuoc, Jos |p ‘sopep. ~pedo anus ‘equry ‘oueley A jnze ayuozsoy [a ‘odnz3 ua soozeq so] ‘osournsg ‘opezade ‘etn [> “ELT SEAL -uvsed onb sazafnur St] ap sonsox sopury soy ‘sesoizpra sey U2 vjO3q anb zny ¥] & OpusrA ‘SoytreUTe soruens { ozesq ye oFqe ‘doo ap orssquios osonisny wos oqe’) op oTT¥> ¥I UO aq{nq aypou xy rod £ ‘oued ep osesquuos woo ‘soxp ~eno ¥ ‘ozrmoyd o eure ouxa; voeuLUS vj 3od asta anb ‘sosueq so] opeaut 2 sousovusre soy zjgand anb ‘eBeyex vun ouioo aid v epue onb ‘souoroesuen 92ey onb osreredye, jap serquinys23 sey uvqzaso ofeqy -svorjg8uv sezvo ap sorq ~ny souru 4 sesoasta seloz ‘soz0g ap svzzel ‘sozeled op svjne{ ‘sezopeparus ap svuni0o seiueepuo wOd ‘sou died wang Rubén Dario méreas y en que hay rostros que bien valen un alba, Luego todo eta delicioso. Aquellos quince afios en- tre las rosas —quince afios, si, los estaban prego- nando unas pupilas serenas de nifia, un seno apenas erguido, una frescura primaveral, y una falda has- ta el tobillo, que dejaba ver el comienzo turbador de una media de color de carne; aquellos rosales temblorosos que hacian ondular sus arcos verdes, aquellos durazneros con sus ramilletes alegres don- de se detenian al paso las mariposas errantes lenas de polvos de oro, y las libélulas de alas cristalinas itisadas; aquel cisne en la ancha taza, esponjando el alabastro de sus plumas, y zambulléndose entte es- pumajeos y burbujas, con voluptuosidad, en la trans- parencia del agua; la casita limpia, pintada, apacible, de donde emergia como una onda de felicidad; y en Ja puerta la anciana, un invierno, en medio de toda aquella vida, cerca de Mary, una virginidad en flor. Ricardo, poeta lirico que andaba a caza de cua- dros, estaba alli con la satisfaccién de un goloso que paladea cosas exquisitas. Y la anciana y la joven: —2Qué traes? —Flores. ‘Mostraba Mary su falda lena como de itis hechos trizas, que revolvia con una de sus manos griciles de ninfa, mientras sonriendo su linda boca purpu- rada, sus ojos abiertos en redondo dejaban ver un color de lapislézuli y una humedad radiosa. El poeta siguié adelante. 90 aT En cnite It Paisaje A poco de andar se detuvo. EI sol habia roto el velo de las nubes y bafiaba de claridad 4urea y perlada un recodo del camino. Alli unos cuantos sauces inclinaban sus cabelleras ver- des hasta rozar el césped. En el fondo se divisaban altos barrancos y en ellos tierra negra, tierra roja, pedruscos brillantes como vidrios. Bajo los sauces agobiados ramoneaban sacudiendo sus testas filo- sdficas —joh, gran maestro Hugo!— unos asnos; y cetca de ellos un buey, gordo, con sus grandes ojos melancélicos y pensativos donde ruedan mira- das y ternuras de éxtasis supremos y desconocidos, mascaba despacioso y con cierta pereza la pastura. Sobte todo flotaba un vaho cAlido, y el grato olor campestre de las hierbas chafadas. Veiase eft lo pro- fundo un trozo de azul. Un huaso robusto, uno de esos fuertes campesinos, toscos hércules que detie- nen un toro, apatecié de pronto en lo més alto de los barrancos. Tenia tras de si el vasto cielo. Las piernas, todas misculos, las llevaba desnudas. En uno de sus brazos trafa una cuerda gruesa y arrolla- da. Sobre su cabeza, como un gorro de nutria, sus cabellos enmarafiados, tupidos, salvajes. ”

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