48.micropilote (Bustamante)

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Michel BUSTAMANTE Doctor ingeniero ENPC Seccién de Cimentaciones Laboratorio Central de Puentes y Caminos (Paris) 1. ELEMENTOS TECNOLOGICOS Y DEFINICIONES [1] Suele denominarse anclaje inyectado o micropilote inyectado a una armadura me- talica formada por tubos, barras, hilos 0 cables (fig. 1, 2 y 3) introducida mediante un Fig. 1—Anclaje con tubo-manguito central y cables. Primer sistema IRP-Soletanche taladro de pequefio diémetro y sellada al terreno con inyecciones de lechada o de mortero a presion mas o menos elevada. La inyecci6n se realiza a partir de unos disposi- tivos particulares constituidos, para los mas sencillos, por un flexible que desemboca en la parte inferior del taladro, y, para los mas elaborados, por un tubo dotado de una sucesién de valvulas antirretorno, comin- mente llamado tubo-manguito. Como qui Fa que esta definicién asocia el micropilote ‘a-una inyeccion realizada bajo presion, ell permite considerar que ef mét flcu- lo que vamos a proponer_no card ecesariamente a los micropil 19 inyec- (+1 Como es sabido el txmino de microplotes se resarva 8 menus, por parte de certs practices 3 oe plotestaladrado de poqueno dismatro UN METODO PARA EL CALCULO DE LOS ANCLAJES Y DE LOS MICROPILOTES INYECTADOS tados, llamados simplemente asi debido a Fig. 2—Anclaje con tubo-manguito envolvente tras a ‘excavacion, Sistema TMD-Bachy Los didmetros de perforacién mas‘utiliza- dos corrientemente para los anclajes o los micropilotes van actualmente de 80 mm a 250 mm. Mientras los anclajes sdlo se desti- nan a absorber esfuerzos de arrancamiento, el micropilote se utiliza a menudo para ab- sorber igualmente esfuerzos de compresi6n La duracién de un anclaje, pretensado 0 no, permite considerarlo como provisional Fig. 3—Micropilote con tubo de pared gruesa @ 1781187 mm. con tubo-manguito lateral Sis. tema IM-Solétanche © permanente. En cuanto a los micropilotes, generalmente no son pretensados, aunque técnicamente es posible realizarlos y se utilizan mas frecuentemente como cimenta- ciones permanentes. Sin embargo, durante la fase de montaje pueden utilizarse de modo provisional. Para un suelo determinade, la resistencia de un anclaje o de un micropilote depende de varios factores: — El modo de sellado o Ia técnica de colocacién de a lechada — El niimero de pasadas de inyeccién (N))y las cantidades finales de lechada inyectadas. — Las presiones efectivas de inyeccion 9. — Los caudales de inyeccién (Q)) — Finalmente, la naturaleza de la lecha- a, cuyas caracteristicas reoldgicas y ‘mecénicas deben estar conformes con las especificaciones del documento TA.77 (2). Por ser determinantes para el aguante del sellado, cada uno de estos parémetros me- Fece ciertos comentarios. La concepcion misma del anclaje 0 micropilote determina el modo de sellado. Se puede distinguir entre los sistemas que se prestan a la inyec- cién repetitiva 0 selectiva, tipo IBS, de aquellos para los cuales la inyeécion se realiza globalmente, y mas frecuentemente en una pasada Unica, tipo IGU, Las pruebas comparativas muestran que, por regla ge- Neral, el modo de sellado IRS es el que confiere al anclaje o al micropilote la mejor resistencia, Pertenecen al primer tipo (IRS) todos los anclajes o micropilotes sellados en el suelo mediante la introduccién de un doble obtu- rador en el tubo-manguito que permite for- zar la lechada en la formacién a nivel del Manguito elegido (selectividad) y de repetir 'a operacién, en principio varias veces (re- petividad). Por ejemplo, en Francia pertene- Cen al grupo IRS el conjunto de anclaje de la familia IRP-Solétanche [3] 0 IMD-Bachy [4), asi como los micropilotes emparentados con el sistema IM-Solétanche [5]. Pertene- cen al segundo grupo (IGU) los anclajes y micropilotes que comportan 0 no tubo- manguito, pero para los cuales —y es lo ue caracteriza toda la diferencia—la inyec- cién de la lechada se efectiia a partir de la cabeza del anclaje, partiendo de un simple obturador 0, como en la mayoria de los casos, a partir de un simple flexible empal- mado directamente con la bomba (fig. 4). Los anclajes sin tubo-manguito se realizan Mayormente en el extranjero: la lechada se —emencen et extranjero: la Fig. 4—Micropilote sistema Dywidag-Gewi durante la inyeecion fuerza bajo presién en la formacién, en el ‘Con este procedimiento, la totalidad de la “lechada prevista debe inyectarse de una sola vez. Cuando el anclaje comporta un tubo-manguito, el hecho de inyectar direc: tamente a partir de la cabeza limita muy seriamente las posibilidades de reanuda- cién de la inyeccién, Por esta razén, en la practica, se intenta el sellado en una sola pasada. A titulo de ejemplo, los anclajes IMS-Bachy [4] y Dywidag [7], utilizados co- rrientemente en Francia, se emparentan bastante bien con los anclajes de tipo IGU, aunque a veces sea posible reanudar la inyeecién, por lo menos parcialmente y en malas condiciones de control. EI sellado de un anclaje 0 micropilote perteneciente al tipo IRS se efectia en va~ rias fases espaciadas en el tiempo. Durante una misma fase se fuerza en el terreno por pasadas ascendiendo y mediante el doble obturador al nivel de cada manguito, una cantidad predeterminada de lechada que s6lo constituye una fraccién de la cantidad total V, prevista para sellar el anclaje. Para los aluviones, parece ventajoso pro- ceder en una o dos fases. No es raro que unas condiciones particulares obliguen a sellar en tres 0 cuatro fases, pero un nume- 10 de fases demasiado grande tiene siem- pre el inconveniente de alargar la duracién de las operaciones, asi como también el de reducir considerablemente las posibilida- des de introducir.en el terreno a cantidad total de lechada deseada (dificultad de frac- turacién 0 «claquage»). En las formaciones nes muy compacts que no imponen un tratamiento de obturacién previa, como puede suceder con el gres 0 con las calizas muy débilmente fisuradas, podremos limi- tar a dos el nimero de fases, destinando la segunda a controlar la calidad de ejecucién, La cantidad total de lechada inyectada V; al nivel de la longitud sellada determina incuestionablemente la capacidad de bulbo de anclaje {8}, 9}, [10]. Sin embargo, su estimacién ain sigue siendo muy dificil. En ‘el caso de un suelo mueble (arcillas, arenas y gravas}, en el que deseamos sellar en tres fases (N; = 3),por ejemplo, la buena regla podria consistir en inyectar durante la pri- mera fase mas 0 menos la mitad de V;, y 1 seguidamente, durante la segunda y tercera fase, sucesivamente, la cuarta parte de esa misma cantidad, dejando pasar entre dos fases consecutivas de 6 a 12 horas para evitar cualquier fendmeno de resurgencia, pero menos de 48 horas para facilitar la reapertura de los manguitos («laquage»). En un suelo de naturaleza rocosa, muy compacto, en el que parece razonable limi- tarse a dos fases (Vj ~ 2), se preconizaria inyectar la mayor parte de V; durante ta primera fase, reservando el resto para com- pletar simplemente la inyecci6n. Muy evi- dentemente, en los suelos rocosos frac- turados 0 complejos, as cantidades ini- cialmente provistas corren el riesgo de ser traspasadas en demasia. En lo que concierne a la presién de inyec- cién p,, en primer lugar conviene advertir que dicho pardmetro corresponde a la pre~ sién medida en la cabeza del taladro y no al nivel del manguito. Por esta raz6n pri: mordial, agravada por muchos otros facto- res debidos a las condiciones de trabajo en la obra y a las manipulaciones de cemento (decantaciones parciales en los circuitos, caudales variables), unos altos valores de p; no garantizan sistematicamente, como a veces se ha podido afirmar, unos sellados de calidad [3], [11]. Pero no deja de ser \ cierto que unas presiones de inyeccién p, | bien controladas(*), al menos iguales 0 li- |_geramente superiords a la presion limite det_ | ‘Suelo p,, garantizan aos anclajes 0 micropr= fes IRS, y cuando menos para los suelos blandos [11], [12], unas resistencias de se- lado netamente mejores que las que con- ducen a las presiones p, casi gravitatorias 0 que sélo representan una modesta fraccién de p,. Esto es menos cierto para las forma: | signes Gommoactes y de nsturaleza racase, ara Tas CUBTESet Tecurso a unos altos | Valores de presién p, constituye més bien | un criterio de control de la calidad de ejecu- | cian, sablondo quo so sella tan efcarmrente una armadura en un taladro bien calibrado en la roca mediante una lechada inyectada | Por gravedad como bajo alta presién Los anclajes 0 micropilotes de la gama (+) Suetos pertstamente roconocidos, ircuito de inyocion ‘muy corto 0 previamente calirado, caudales constant ‘bles, bombs inyeclény reistrador en pececto es Ge funconamiento _IGU plantean en principio menos proble- mas respecto a la eleccién de la presién py, pues la relacién detallada y las observacio- es que los atafien muestran que unas presiones efectivas p, de al menos 0,5. MPa. bastan en la -mayoria de los casos para garantizar unas resistencias de sellado que rebasan claramente las capacidades que ofreceria una armadura sellada por grave- dad, sin olvidar, no obstante, que general- mente su resistencia queda n pe debajo de lar de tipo IRS. Asi pues, para simplificariog critarios de _eldetton dele pasion, posers proponer para los diferentes sistemas vf — p, =p, para los anclajes y micropilotes IRS. foes — 05 p< pi =p; para los anclajes y mi- cropilotes IGU. El caudal de inyeccién Q, constituye final- mente un factor cuya incidencia sobre la resistencia del sellado nunca se evoca. Los muy raros datos que tenemos, sin embar- go, al respecto [12] para los anclajes de la gama IRS en las arcillas plasticas hacen suponer que un débil caudal reduce los riesgos de pérdida de la lechada necesaria para la constitucién del bulbo. Sin que de momento pueda hacerse aparecer este pa- rémetro en el método de célculo propuesto, sefialaremos que se ha notado que los siguientes valores de caudales conducen a una buena calidad de sellado: — 0,3 a 0,6 m’h para los suelos cohe- rentes. — 08 a 1,2 m¥/h para los suelos de fric- cién El respeto de dichos valores no constitu- ye una regia absoluta en ningtin caso. Es muy evidente que todos los parame- tros relativos a la inyeccién siguen siendo interdependientes en la préctica. Asi, las cantidades de lechada (Vj) que proponemos inyectar serén tanto més consecuentes en cuanto sea posible disponer de unas altas presiones de inyeccién (pj); igualmente, po- dremos multiplicar mas facilmente ol ni- mero de pasadas (Nj) en la medida en que el anclaje (0 el micropilote) esté dotado de un sistema de sellado que permita efectuarlo. De cuanto hemos dicho se desprende que todo andlisis puramente tedrico de calculo de las cimentaciones inyectadas sigue sien- do dificil, por no decir ilusorio. No obstante, como contrapartida, todo método «empiri co» resultante de la observacién de las cimentaciones inyectadas reales deberd to- ‘mar en consideracién, para ser plenamente convincente, la totalidad de los factores que acabamos de enumerar, sin olvidar, eviden- temente, la naturaleza y la compacidad de los suelos de anclaje. En el apartado 4 veremos en qué medida esta condicién ha podido ser efectivamente satisfecha con el método propuesto. 2. EL SOPORTE EXPERIMENTAL DEL METODO. Los elementos que permitieron elaborar el método de calculo que vamos a describir y formular las observaciones asociadas se basan en la interpretacién de un total de 120 ensayos en verdadera magnitud, entre os que figuran 101 de arrancamiento y 19 de carga realizadas sobre anclajes, micropi lotes o inclusive pilotes inyectados. Dichos ensayos fueron realizados por los Laborato- rios de Puentes y Caminos conjuntamente con empresas de cimentaciones especiales francesas, de 1974 a 1985, sobre un total de 34 lugares repartidos en el conjunto del territorio, como los indica la figura 5. Se tuvieron en cuenta, asimismo, los resulta- dos obtenidos por autores extranjeros co- ‘mo Fujita [13], Koreck [14], Jones y Spencer [15] 0 Jones y Turner [16], y muy evidente- mente los resultados particularmente valio- sos de Ostermayer [17] 0 de Ostermayer y Scheele [18]. Por consiguiente, se habrén utilizado en total un conjunto de datos y observaciones referidas a un total de 249 anclajes, micropilotes o pilotes inyectados. El cuadro 1 precisa el origen de los datos, el nimero de lugares a los que deben ligarse, asi como los diferentes tipos de anclaje interesados. Los valores experimentales de rozamien- to lateral unitario obtenidos por Littejohn y Bruce {19}, [20] y sintetizados por Hanna [21], al igual que los trabajos de Comte (22), CUADRO! [Numero de ancales sometdos alo ensavos ‘Autores y organismos que han nterprotad los sneayor ‘Total de tgares ie Micropilotes a Aneta inyectdos Laboratorios de Puentes y Camin (Bustamante y otros) 3 4 ” 8 Ostermayer y Scheele no precisado a7 ° ° Fujita y otros ‘ho precisado 24 ° ° Jones y Spencer 1 a ° ° Jones y Turner 1 o 9 ° Kreck 1 o 1 ° Total >a 213 27 9 Gouvenot [11], Dupeuble {23], Jorge (31, facilitaron, por otra, parte unas indicaciones ‘muy apreciadas durante la puesta a punto final del método evocado. Tegion parising 34 lugares o region parisina Fig. 5.—Implantacién de los lugares de pruebas de los ‘anclajes y mieropilotes Inyectados sobre los ‘que trabajaron los LPC En cuanto a los lugares en los que han trabajado los Laboratorios de Puentes y Caminos, se han podido excavar, tras las pruebas sobre cinco de ellos, un total de 26 anclajes y un pilote inyectado. Notaremos a este respecto que la totalidad de los ensa- yos relacionados por Ostemayer [17] y Ostemayer y Scheele [18] solamente se referian a unos anclajes excavados. El cua- dro Il ofrece una visi6n de las caracteristicas geométricas medias y extremas relativas a {0s anclajes y micropilotes probados por los. Laboratorios de Puentes y Caminos. Por ello podemos tener una mejor idea de la representatividad del método de céiculo propuesto en el apartado 4. Para facilitar mejor cualquier estudio comparativo, la to- talidad de los ensayos realizados por los Laboratorios de Puentes y Caminos se efec- tuaron segtin las directrices del Modo Ope- rativo de Ensayo previo estatico del anclaje inyectado de los LPC [24] 0 del documento TA77 [25]. Recordaremos que esos dos textos reglamentarios preconizan un mis- mo Modo Operativo de Ensayo, cuyo pro- grama de carga consiste en probar los anclajes —o micropilotes— mediante esca- lones crecientes de la misma intensidad sin descargas intermedias (fig. 6). Tras dichas pruebas, a las que hay que someter un minimo de dos anclajes —o micropilotes— para un terreno determinado, se determina: Fig. 6—Realizacién de una prueba previa sobre ancla Je TMD sellado en coluviones de ladera 1. La traccién critica de fluencia T. (251, [26] 0 la traccién limite de sellado T, del primer anclaje (fig. 7) 2. A partir de las tracciones limite T. 0 critica T, resultantes de la primera prueba, PRUEBA PREVIA 1°" ANCLAJE (TA.86) freon 191 2 — cbligatorio’——__ Seacon in 3 WS programa 3 tore 08 wv 05. wZ oa 1 o3| 1h 02] vA ee 7 eas 6 O59 sin escalon despiazamientos J Fig. 7-—Programa de puesta on traccién del 1." ancla- je de pruebs, segin TA77 el valor de los escalones de carga y del escaln de influencia que se propone medir durante un perfodo de tiempo que puede ir de 24 a 72 horas para el segundo anclaje (fig. 8). 3. Finalmente, tras el andlisis y la compa- racién de los resultados obtenidos durante las dos pruebas, la traccién de servicio (o admisible) T para los anclajes 0 micropilo- tes de la obra. La totalidad de las pruebas realizadas por los LPC no han podido efectuarse hasta la obtencién de la traccién limite T,_del-sella-_ 2° CASO 1€F CASO Tey < Tez 9Tey>Tc 6 2 S & a traccion Fig. @—Determinacion de la traction eritcas, sequn TAT? deslizamiento_ del sellado con relacién al terreno. Notaremos, ademés, a este respec- to que este nivel caracteristico se ha alcan- zado tanto mas raramente en cuanto la formacién era mas compacta. Cabe retener, a titulo de indicacién, que para un conjunto de 120 cimentaciones probadas por los LPC, el 64 por 100 pudieron llevarse hasta T., Fepresentando dicho porcentaje respec- tivamente para cada grupo de suelos: — Limos y arcillas: 84 por 100. — Gravas y arenas: 70 por 100. — Creta y margo-calcarea: 65 por 100. — Roca alterada y fragmentada: 5 por 100. Se observa perfectamente la importancia del nimero de ensayos que no pudieron llevarse hasta el deslizamiento del sellado en la roca. Esto explica por qué motivo, durante la elaboracién de los dbacos de célculo aplicables a este tipo de formacién, tuvimos que alinearnos en valores de resis- tencia muy probablemente aminorados. (Véase apartado 4 dedicado al célculo.) Cuantas veces lo permitieron los medios y lo justificaban los objetivos deseados, nos. do, es decir, iccién provocadora del’ _esforzamos por instrumentar los bulbos de CUADRO II Coraenistieas goomis| eciles —Micropiotes Longitudesttaes Ly {ais 208 128 ie — Jaa 65.3 2075 Longitudes selladas ts {medias 738 18 iy extromas sate aya 12 Dismetros de perforacion Dg {medios 132 160 inf" jextremos 952170 115 a 242 Fig. 9.—Insercién de un extensémetro amovible en un. anclaje anclaje para intentar recoger las informa- ciones sobre el reparto de los esfuerzos a lo largo de los mismos y evaluar la com- Ponente esencial de la capacidad de anclaje constitutiva de la friccién lateral unitaria q, La instrumentacién pudo efectuarse para un total de 14 anciajes (5 lugares), once micropilotes (7 lugares) y 5 pilotes inyec- tados (cuatro lugares). Seguin los casos, hemos utilizado unos extensémetros amo- vibles LPC de tipo corriente (2 48 mm.) Ineercién de un extensémetro amovible en tun micropilote Fig. 10. © del tipo miniaturizado (2 25 mm.) [27]. En ciertos lugares, cuando la armadura del anclaje o del micropilote la constituia sol mente una barra Gnica, la instrumentacin consistia en bandas extensométricas (casos tipicos de los anclajes cuya armadura sola- mente la constituyen un haz de cables) om 500 mmo to 0 : nauadey Wy Ty ZZ 7 fh 1 s fesse Ge aff 8. LAE MICROPILOTE LM. N“1 3 1 0g =242mm 2 E07 | armadura:@=128/118mm : + 89/ 78mm Ea [eae eens | ss Jee | Fig. 11—Ejemplo de distribucién de las dotormacio ines unitarias 2, 1/1 alo largo de un anclaje TMO sellado en arcillas plisticas om 00008 AI GOey ‘ Bi og x 2 “Ss 3 7 4 a 74] Via izquierda del Sena 8 anclaje n°1-1RP = Ly=28m Lg=11,50m 3? arena de Beauchamp 10 Fig. 12—Distribucion de las deformaciones unitarias {6 Wa lo largo de un micropilote tipo IM sellado en arena ‘Sin embargo, cabe agregar que si la me- dida de las deformaciones unitarias a lo largo de los bulbos pudo efectuarse bastan- te facilmente en el conjunto y desembocar en las reparticiones de € significativas (figs. 11y 12), en la fase ulterior de cdlculo de los. esfuerzos.y de los valores de las fricciones unitarias hemos tropezado con dificultades de interpretacién muy serias debidas a los cambios bruscos de secciones (dispositivos de empalme de las armaduras, paso de las llamadas partes libres a las partes selladas), alos montajes particulares (ondulaciones 0 almenados, asi como a las disparidades de materiales constitutivos (aceros de alta re- sistencia de las armaduras, lechada de se- llado, eventualmente aceros dulces de los tubos-manguito envolventes), que hacen siempre muy problematica la eleccién de un médulo de elasticidad equivalente Eoq- Es asi como pudimos llegar a emprender en el Laboratorio, tras las pruebas realizadas en las obras, los estudios complementarios de tarado (fig. 13) para intentar desentrafiar unos valores realistas de los médulos E oq 0 recoger informacién sobre el mecanismo de transferencia de las elongaciones a in- terfase lechada-armaduras. Fig. 13—Montaje para el estudio en el Laboratorio de os médulos equivalentes E,, para un micro pilote 3. EL CARACTER GEOTECNICO DEL METODO DE CALCULO Considerando la importancia que tiene para la elaboracién de cualquier método de célculo de cimentaciones profundas el co- nocimiento de las propiedades mecénicas de los suelos a los cuales se asocia, hemos tratado de realizar el maximo de pruebas en 10 tos 34 lugares donde trabajaron los LPC. Estas podian comprender las pruebas in situ, de tipo presiométrico (sonda Menard), penetrométricas estéticas CPT y a veces incluso SPT, y cuando evidentemente la naturaleza de los suelos lo permitia, unas tomas de muestras intactas para la realiza- cién ulterior de ensayos de laboratorio. El cuadro Ill ofrece una visién acerca de la posibilidad de realizacion y las dificultades encontradas durante la ejecucién o la i terpretacién de las diferentes pruebas. En su conjunto confirma o incluso acentua, a veces, ciertas tendencias que ya indicaba un estudio comparativo similar realizado para los pilotes [28], es decir, que para un contexto geotécnico muy diversificado, o sea, rico en suelos de estructuras complejas en capas rocosas con un indice de altera- cién y de fragmentacién importante, pero también en materiales claramente pulveru- lentos, el presidmetro [29] Menard era el instrumento més universal por ser suscepti- ble de facilitar unos resultados explotables Y significativos en la casi totalidad de los suelos. Ademéas, explorando la similitud ofrecida por la expansién de la sonda en el terreno y el reflujo del mismo bajo la accién de la lechada [8], esta misma prueba podia pre- sontar en la experimentacién un criterio interesante de control del modo de sellado, que, como lo hemos visto anteriormente (parrafo 1), esté intimamente ligado a la resistencia del anclaje o del micropilote. Todas estas razones explican que, en defini- tiva, hayamos considerado bueno basar_el inttade sobre la pruche presiométrica No ‘obstante, cabe Tamar Ta atencién sobre el hecho que en el 20 por 100, aproximada- mente, de los casos relacionados en el cuadro Ill las sondas presiométricas utiliza- das, debido a la excesiva compacidad de las capas, o de estructuras particulares favore- cedoras de estallidos, no permitieron alcan- zar las presiones limites efectivas p). Ello ilustra perfectamente la necesidad existen- te en la actualidad para los suelos duros, intermediarios entre los suelos blandos y las rocas, de poder disponer de sondas adaptadas; por ejemplo, unas sondas capa- ces de trabajar con seguridad en las gamas de presién de 5,0 al 15 MPa constituirian probablemente un progreso real. CUADRO Relacién de las diferentes pruebas geotécnicas para el conjunto de los lugares donde los LPC efectuaron unos ensayos en magnitud real sobre anclajes o micropilotes Lugares donde Tipo de pruaba geotéenica | yi) | _ Lugates was ee (a ee lugares con prusbas no efectuadas ‘ei lugares | alizadse Prosiémetro MENARD | 34 33 6 1 () p) excediendo | Sobre este lugar también el p, real co- 18s posblidades | ‘ra el riesgo de rebasar las posibilida- ‘dela sonda | des dela sonds ‘lizada Penetrometro estitico | 34 7 4 7 or Negativa | Entre los cuales 17 considerados, 3 (a prematura | prior irrealizables debido a la excesiva Eompacidad de las capas que se opo- hen @ la penetracion Pruebasdelaboratorio | 34 5 4 ig (eo) importante | Entre ellos, 11 considerados inexplota- remoldeado | bles, a priori, debido al remoldeado imnaceptable o a la imposibilidad de to- sPT 4 a 0 31 ww De los cuales al menos 10 considera dos, a prior, como Inadaptados debido a'1a naturaleza de fos suelos 0 de su excesiva compacidad Las otras pruebas de reconocimiento efectuadas merecen ciertos comentarios. En lo que respecta al penetrémetro estatico CPT, su realizacién s6lo pudo efectuarse con éxito en trece lugares, lo que represen- ta el 38 por 100 aproximadamente de los casos relacionados. En su conjunto, esta prueba aparece como bastante mal adapta- da al reconocimiento de los suelos destina- dos a recibir los anclajes 0 micropilotes, salvo, evidentemente, cuando los subsue- los sélo comportan una sucesién de capas que se prestan a la penetracién sobre fuer- tes espesores, lo cual acurre, sin embargo, a menudo en ciertas porciones del territorio ‘como el Norte de Francia, las partes litora- les de Aquitania, del Languedoc o del Me- diodia, etc. Igualmente, para las pruebas de laboratorio, si la realizacién sigue siendo posible en la casi totalidad de los lugares, las posibilidades de poder disponer en defi nitiva de unos resultados realmente signifi- cativos se reducen a un 55 por 100. Sin ‘embargo, cabe afirmar, en descargo de las pruebas de penetracion estatica y de labo- ratorio, que para los anclajes y, quizé en menor medida, para los micropilotes, 1a tendencia de los proyectistas 0 de ios con- tratistas los conduce, muy naturalmente, a buscar el anclaje en capas mas duras, cuya naturaleza se opone a la realizacién del penetrometro y limita seriamente las posi- bilidades de unas tomas de muestras in- tactas. Por el contrario, las pruebas SPT, aunque totalmente inadaptadas como modo de re- conocimiento en las capas duras o de es- tructuras complejas, no dejan de ofrecer interés: — Porque se han mostrado realizables y razonablemente explotables en cerca del 70 por 100 de los casos exami nados. Finalmente —y se trata de un argu- mento de peso—, porque las empre- sas francesas que trabajan en el extranjero, debido a la articulacién actual de los mercados, a menudo pueden contar Unicamente con este tipo de prueba para responder a una licitacién internacional. Durante la ela- n boracién de los abacos de calculo aso- ciados al método propuesto (véase parrafo 4.2) tuvimos que doblar la escala de referencia de las compacida- des expresadas en p; por una escala correspondiente, tomando como uni dades el valor caracteristico N (o ni: mero de golpes por 0,30 m. de hundimiento}. Las correlaciones p-N, que forzosamente implicaban sentar una opcién semejante, fueron extrai- das de unas pruebas comparativas (lugares de Fleury, Chalons-sur-Mar- ne, Lille, Merville, Limay y Amberes, Dunkerque y Estrasburgo) realizadas Por el autor, pero teniendo en cuenta igualmente las proposiciones formu- ladas al respecto por Baguelin y otros [29], Cassan [30] y Waschkowski [31]. Por razones evidentes, dichas correla- ciones no pudieron establecerse debi- do a la roca alterada y fragmentada 0 a los suelos margo-calcareos, pero lo han sido para la creta. Por esta razon, los abacos q, propuestos para tales formaciones comportan una doble es- cala Gnicamente para la creta. En cualquier caso, tendremos presente que, debido al cardcter siempre discutible ofrecido por toda correlacién en materia geotécnica, el método de calculo ha sido aplicado esencialmente en las pruebas pre- siométricas. La referencia a las pruebas STP, sin carecer de interés, reviste un cardc- ter indicativo, 4. EL CALCULO DE LOS ANCLAJES Y DE LOS MICROPILOTES AL ARRANCA- MIENTO 4.1. Generalidades sobre el miento \ension: Después de determinar para un anclaje la direccién y el valor del esfuerzo de traccién de servicio Ta inducido por la estructura (lo mas frecuente hoy a partir de un programa de céloulo automatico de empuje activo y pasivo), el proyectista debe dimensionar las diferentes partes del anclaje, es decir: — La seccién de acero de las armadu- ras S,. — La llamada longitud libre Ly. 2 — La longitud de seliado Ls, Estas diferentes partes estén indicadas en la figura 14a, la cual, sin la llamada longitud libre Ls, conduce naturalmente al esquema del micropilote inyectado representado en la figura 14b, b) an. a) {* c Fig. 14—Representacién esquematica de un anclaje ‘a1 ¥ de un micropilote b) Una vez elegido el tipo y Ia calidad del acero llamado a constituir la armadura se calcula la seccién necesaria S,. Basta para ello aminorar el indice de trabajo corres- Pondiente al limite eldstico convencional To. En el caso de un anclaje, y segin su tipo, adoptaremos, conforme a las reco- mendaciones del ultimo documento TA 85 (32]: ie Ta < 283 Ta para los anclajes provisio- | | nales, Ta $060 Tg para los anclajes perma- nentes. En ambos casos,Ta se refiere ala fuerza — de tras te al limite eldsti- ‘60 de la arm: 1 anclaje. Respecto a los micropilotes y conforme a las directrices de! documento DTU 13.2 [33], se comprueba que: Ta $23 To para las solicitaciones de! primer género, Ta <0,5 To para las solicitaciones det segundo género, con Tg definido co- mo para los anclajes. La longitud libre L; de un anclaje, dictada a su vez por la situacién de la capa de anclaje, es objeto de una comprobacién, consistente en asegurarse de que dicha longitud es suficiente para delimitar un vo- lumen de suelo, que, asociado a la obra, no corre ningtin riesgo de ruptura de conjunto. Esta se estudia teniendo en cuenta el modo de funcionamiento o deslizamiento para las contenciones, levantamiento para los enti- bados y losas, etc. Este tipo de andlisis y de célculos asociados son objeto de numero- sas publicaciones y textos de caracter reglamentario. El conjunto de observaciones efectuadas sobre la comprobacién de la estabilidad conjunta de los anclajes es transferible a los. micropilotes con ciertos detalles més o ‘menos. 42. Calculo de la longitud de sellado Ls Para que el sellado desempefie su come- tido, tanto para el anclaje como para el micropitote, en primer lugar se necesita que los aceros no puedan deslizarse en el in- terior de la lechada. Se ha convenido no efectuar a dicho nivel ninguna comproba- cién, por cuanto las lechadas utilizadas ha- bituaimente ofrecen unas adherencias «acero-cementon de 1 a 2 MPa, que se amplifica ademas «mecdnicamenten me- diante el corrugado de las barras y el ca- bleado de los hilos. Ademés, para los anclajes, las ondulaciones de los haces de hilos 0 cables y la curvatura eventual de los taladros vienen a perfeccionar el enlace de los aceros o lechadas. Respecto a la determinacién de la longi tud de sellado en el suelo, es decir, L,, el método propuesto toma en consideracién las conclusiones extraidas de los estudios rolativos al mecanismo de movilizacién de los esfuerzos a lo largo del sellado y del mecanismo de ruptura 0, mas precisamen- te, de descalce [12], [34], [35]; recordemos que el descalce de una cimentacién inyecta- da resulta igualmente de la aparicién en el contacto del bulbo de una superficie de deslizamiento (fig. 15) sobre la totalidad de la cual la friccién lateral alcanza su valor imite, Esta constatacién muestra que el fenémeno se parece una vez més a las ‘esquematizaciones facilitadas para la ruptu- ra de los pilotes [36], [37], (38). Fig. 15.—Vista de una parte dela superficie de desliza miento a lo largo de un bulbo de anclaje Sellado en arcillas plasticas Partiendo de dichas consideraciones, propondremos calcular Ls a partir de la formula general: donde: T= My: Ds: be aoe tM ia traccion limite del anclaje o del mi- cropilote aislado, Dg = el diémetro medio del bulbo de se- llado (véase fig. 14), a friccién lateral unitaria limite que se ejerce a lo largo de la superficie la- teral det bulbo. a El valor Ds depende en primer lugar det didmetro de taladro Dg, pero igualmente de la naturaleza y la compacidad de los suelos y del modo de sellado, IRG 0 IGU, al cual se recurre. Dicho valor se toma igual a Ds = Dd, introduciendo un coefiente de mayora- cién @ cuyos valores son facilitados en el cuadro IV. Los valores de la friccién lateral limite unitaria q, dependen, asimismo, de la naturaleza del suelo, de su consistencia o ‘compacidad y muy evidentemente del mo- 3 ARENA+GRAVA 07 SG.1 eT EESG.2 os He HEE i t Pycmpa) ° (O05 10) 15 20 5 O80 MoO) 95s OD eo 0 [Froja [media densa densa ~—Tmnuy densa Q 20 40 60 80 100 120 N/03m, ° SPT Fig. 16—Abacos para el célculo de g, para arenas y gravas qs (MPa) ARCILLA + LIMO 04. 03. AL.1 02; a1 oF Pi (mPa) OS 10 15 20 25 [Bon feme [rigid muy gia ‘dura } 0 5 10 5 20 25 30 N/03m, SPT Fig. 17.—Abacos para el cifeulo de q, para arcillas y limos do de sellado elegido (IRS 0 IGU) para _delas figuras 16, 17, 18y 19, a los que cabe realizar los anclajes o los micropilotes. Di- _asociar el cuadro V para efectuar las selec- chos valores son facilitados por los Sbacos _ciones que se imponen. ] s(mMPa)H+] CRETA+MARGA+MARGO-CALCAREA o8| MC.1 06 04 MC.2) 0.2, Py «may oO AL 50 60 70 80 90 100 10 20 30. 0 {sland aterags “0 "raptor Cl) a a eee ee SPT (N/0.3m) Fig. 18—Abacos para el cileulo de a, para eretas, margas y margas calesrees o Qs(mpa)-+] ROCA ALTERADA Y FRAGMENTADA R.1 4 06 FoR. 2 Pima) 0 10 20 30 40 50 60 70 80 90 * 100 Fig. 19—Abacos para el célculo de q, para roca alterada y fragmentada CUADRO IV ‘COERICIENTE « ce suttos a a fe Jechada aconsejad V, Grava rears | 1aa14 15, Grava arenosa teats | 12are 1sV, Arena en grava asats | 12013 1s; ‘Arena gruesa wears | tat 15, ‘Arena mediana taats | iariz iv, ‘cena fina veers | 1ia12 15, 18.820 V! para IRS Arena limosa agar | 1012 15 V, para 1GU Lime tdars | 1tai2 20 V, para IRS 15 V; para iGU Accilla 118220 2.5.4 30V. para IRS, 115 220 V; para IGU Marga 18 watz 188 20, para capa compacta Marga-alebrea 18 thon Cretaalterada ° fragmented 18 aaet2 2,02 60 V, 6 més sla capa est fracturada Roce altorada 0 fragmentada rears | aa 1.1 15V, sia capa estéfinamentefssurada 2.0 6'més sila capa esti fracturada vz: Volumen dl bulbo de sellade In: Inyaccion Repetitive y Selectiva GU: Inyeecion Global Unificad con 9B, con 05 p,'

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