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de Eleonora Arroyo toqueteo Monigote en la arena L. arena estaba tibia y jugaba a cam- biar de colores cuando la soplaba el viento. Laurita apoyé la cara sobre un montoncito y le dijo: —Por ser tana linda y amarilla te voy a dejar un regalo —y con la punta del dedo di- bujé un monigote de seda y se fue. Monigote quedé solo, muy sorprendi- do. Oyé cémo cantaban el agua y el viento. Vio las nubes acomodandose una al lado de la otra para formar cuadros pintados. Vio las mariposas azules que cerraban las alas y se ponian a dormir sobre los caracoles. —Hola —dijo Monigote, y su voz soné como una castafuela de arena. El agua lo oyé y se puso a mirarlo en- cantada. —Glubi glubi, monigote en la arena €s cosa que dura poco —dijo preocupada 10 s hacia atras para no mojar- dio dos paso : te més lindo, tenemos lo—. ;Qué monigo idarte! que a Qué? jEs que puede pasarme algo malo? —preguntd Monigote tirandose de los botones como hacia cuando se ponfa nervioso. —Glubi glubi, monigote en la arena es cosa que dura poco —repiti6 el agua, y se fue a avisar a las nubes que habia un nuevo amigo pero que se podia borrar. —Flu flu —cantaron las nubes—, monigote en la arena es cosa que dura poco. Vamos a preguntar a las hojas voladoras como podemos cuidarlo. Monigote segufa tirandose de los bo- tones y estaba tan preocupado que ni siquie- ra probé los caramelitos de flor de durazno que le ofrecieron las hormigas. —Crucri crucri —cantaron las hojas voladoras—., Monigote en la arena es cosa que dura poco. Qué podemos hacer para que no se borre? El agua tendid lejos su cama de bur- bujas para no mojarlo. Las nubes se fueron 12 uina para 20 rozarlo. Las hojae hici ronda. La Iluvia no llovid. Las no hiciero ‘ci ros caminos. —— oe ate solo solo solo. No puede ser —decia con su voce- cita de castaiuela de arena—, todos me quieren pero porque me quieren se van. Asi no me gusta. Hizo “c hojas voladoras. é —No quiero estar solo —les dijo—, no puedo vivir lejos de los demas, con tanto miedo. Soy un monigote de arena. Jugue- mos, y si me borro, por lo menos me borraré hasta la es Ja cla cla” para llamar a las jugando. —Crucri crucri —dijeron las hojas voladoras sin saber qué hacer. Pero en eso Ilegé el viento y armé un remolino. —iUn monigote de arena? —silbé con alegria—., Monigote en la arena es cosa que dura poco. Tenemos que hacerlo jugar. A ne i 7 cla cla”, hizo monigote porque Molino era como una calesita 13 Las hojas voladoras se colgaron del viento para dar vueltas. El agua se acercé tocando su piano de burbujas. Las nubes bajaron un poquito, bradas en rayos de sol. Monigote jugé y jugo en medio de la ronda dorada, y rio hasta el cielo con su voz de castafiuela. enhe- Y mientras se borraba siguié riendo, hasta que toda la arena fue una risa que juegaa cambiar de colores cuando la sopla el viento. El garbanzo peligroso U. dia un garbanzo peligroso se cayé debajo de la cama. Hizo kec y desperté a la pulga que vivia sobre el gato. La pulga hizo bu y desperté al gato, que se colgé de la soga de la campana. La campana hizo clin clon y desperté a las palomas azules. Las palomas hicieron rucuct y des- pertaron a las gallinas. Las gallinas hicieron cloqui y despertaron a tia Sidonia para que les diera maiz. Tia Sidonia hizo muaad y desperté al raton que duerme en su zapato. Y el ratén tropezé con el garbanzo peligroso que estaba debajo de la cama. —Kiii —dijo el ratén, y salié volando a contar a todos que bajo la cama habfa un garbanzo peligroso que seguramente estaba Por explotar como una bomba. 16 La pulga del gato, el gato, las Palomas Jas gallinas y tia Sidonia salieron corriendo de k en la vereda de enfrente a e, casa y se sentaron perar que el garbanzo peligroso hiciera buuum, Pero el garbanzo se habfa dormido debajo de Ja cama con un suefio chiquito y redondo. Como tfa Sidonia estaba cansada de dose los oidos, tomé una jaula esperar, tapan ' te fue a cazar al y una escoba Y valientemen garbanzo peligroso. type o, te 17 Y lo caz6. Y lo encerré en la jaula. —Un garbanzo peligroso debe ser enterrado —dijo el gato. Cavé apuradisimo un pocito y alli fue a parar el garbanzo. Las gallinas taparon el pozo con las patas y las palomas con el pico. Pero entonces el garbanzo peligroso empez6 a cantar como cantan los garbanzos cuando estan bajo tierra. Y cantando se puso a brotar y a crecer. 18 Llenéd el patio de hojitas, d ’ : » de que parecia serpentinas, de flores 7 Pith nas Ilenas de garbanzos peligrosos © Vai. dos, redondos, que ahora sitven a I, radon. S Chi para contar en la escuela y para j ics Jugar a |, ‘as bolitas. Cuento que cuento U.. mafiana tia Sidonia se levanté temprano y se froté la nariz para no tener frio, Cuando quiso ponerse el zapato iz- quierdo no pudo, porque adentro haba un grano de maiz amarillo, panzoncito y con nariz blanca. — Qué grano tan pupipu! —dijo tia Sidonia—. Lo voy a sembrar. La planta dard choclos. Entonces haré sopa de choclos para Afio Nuevo y podré tener invitados. Tia Sidonia guards el grano de maiz dentro de un balde, porque era lugar seguro, y salié a buscar invitados para Afio Nuevo. Gallito Quiquiripum pasé cerca del balde y vio el grano de maiz, amarillo, pan- zoncito y con nariz blanca. —jQué grano tan pupipu! —dijo—. Se lo voy a regalar a gallina Cocorilila, porque nos vamos a poner de novios en Afio Nuevo. 20 Guardé el grano de maiz debajo de Eh porque era lugar seguro, y se fue g buscar a gallina Cocorilila para decirle que se pusieran de novios en Afio Nuevo. Detrés del pastito estaba la vaca Mumufionga, dele comer. Mientras comia vio el grano de maiz amarillo, panzoncito y pastito, con nariz blanca. —j Qué grano tan pupipu! —dijo—. Lo voy a pegar en mi cencerro asi todos creen que tengo una piedra preciosa y puedo ha- cerme la vaca linda en Afilo Nuevo. Guardé el grano sobre un poste, por- que era lugar seguro, y se fue a buscar goma de pegar para hacerse la vaca linda en Afto Nuevo. Sobre el poste se posd el gorrién Jorgelino y vio el grano de maiz amarillo, panzoncito y con nariz blanca. —Qué grano tan pupipu! Se lo Ilevaré a gorriona Jorgelina para que haga caramelitos de maiz en Aftlo Nuevo. Guards el grano debajo de una pie- dra, porque era lugar seguro, y se fue a ver si gorriona Jorgelina podia hacer caramelitos de maiz para Afio Nuevo. Entre las piedras andaba Ratén-Ratén y vio el grano de maiz amarillo, panzoncito y con nariz blanca. —jQué grano tan pupipu! —dijo—. Le pediré al gorgojo que lo ahueque como un vaso y lo usaré para tomar vinito en Afo Nuevo. 22 Guards el grano de maiz dentro q rapato, porque era lugar seguro, y se fue i car al gorgoi? para poder tomar vinito en a Nuevo- ° Cuando tia Sidonia quiso ponerse el.» rdo no pudo, porque adentro helt de maiz amarillo, panzoncito y con Lo voy a sembrar. La planta dard choclos. En- tonces haré sopa de choclos para Afio Nuevo y podré tener invitados. Tia Sidonia guardé el grano de maiz dentro de un balde, porque er lugar seguro y salid a buscar invitados para Afio Nuevo. Guy E. elefante del circo se llamaba Guy. Tenia una trompa larga para barrerse el lomo con manojos de pasto. Y tenia dos orejotas de higuera. El circo era chiquito y lleno de la misi- ca que los misicos tocaban con sus guitarras y baterias. Los musicos tocaban, y los grandes y los chicos sentian burbujas en todo el cuerpo, porque la funcién estaba por empezar. Cuando sonaban las guitarras y la ba- teria, Guy se paraba en dos patas y jugaba con una gran pelota roja, tirandola al aire. Ademas de los misicos y de Guy, el elefante, en el circo estaba Nina. Nina era como un montén de chis- pas. Se arqueaba saltando para aqui y para alla. Daba volteretas en el aire y giraba, giraba, hasta que su vestido de cintas hacia un batifondo de colores. 24 Y estaba Totén, el mago, con sy sombrero lleno de conejitos y un canario que cambiaba de color cuando él hacia tip tep con los dedos. Pero lo mds lindo que tenia Totoén era terminar su numero, sentado sobre la mesa magica, ensefiando a los chicos alguno de sus trucos. En el circo habfa también caballitos manchados, de crines muy largas. Y varios monos que comian bananas y se colgaban de unos aros redondos. Y un camello color aserrin. Y un papagayo de pico brillante que sabfa decir “un don din de la poli politana”. Y un ratoncito que vivia con los ani- males y a veces hacfa pruebas en la pista, pero nadie lo vefa porque era demasiado chiquito. Un dia el circo acampé cerca de un rio que sonaba como si estuviera hecho de nueces. Clas, cles, clis, cantaba mojando el enorme collar de piedras redondas que bor- deaba su orilla. A Guy le gustaba jugar con el agua, asi que se fue al trotecito a conocer el rio. Le costé acercarse porque las piedras —que también tenfan el color de las nueces— lo hicieron bailotear sobre la arena. —iUy, que me caigo, que me caigo! —decia Guy. Pero por fin llegé y se miré en el agua. Su cabezota se reflejé con trompa larga y orejas de hojas de higuera. Era lin- do mirarse en el rio. El agua pasaba, pasa- ba, y la cara se quedaba alli. Guy se miré durante largo rato. Guifié un ojo y después el otro. Movié la trompa para aqui y para alla. Sacudié las orejotas. Puso cara de elefante enojado. Puso cara de elefante sonriente. Y estaba pensando que su cara le gustaba bastante cuando de repente, pacate, pisé una piedra redonda y se cay6. 26 Y Guy, caido, no vio més su cabezota reflejada en el agua. Estirado sobre la arena hiimeda, buscé y bused su imagen, Pero no la encontro. — Uy! —dijo con tertor—. jNo me veo en el agua! ;Desapareci! Soy un elefante desaparecido! Y se levanté de un salto. Despacito, miré de nuevo y vio su cabezota reflejada en el agua, con mucha cara de susto. —jSi me caigo, desaparezco! —dijo Guy angustiado—. Mejor trato de no caer- me mds. ;No tengo ganas de ser un elefante desaparecido! Y se alejé del rio con pasos corti- tos, caminando como si lo hubiesen al- midonado. Tenfa mucho miedo de volver a caerse. —Un elefante ocupa mucho espacio, si cae de espaldas desaparecer4 —iba murmu- rando Guy camino al circo. Y se cuidaba muy bien de no pisar piedras redondas. Desde ese momento empez6 a quedarse quieto, quieto. 28 Cada vez fue més dificil para ¢| ites, con la gran pelota roja en las funciones de circo. Dejé de pasear con el camello color aserrin. Dejé de trotar con los caballitos man. chados. Dejé de decir con el papagayo “un don din de la poli politana”. No miré més los barriletes ni las pruebas de los monos, ni levanté la cabezota para estornudar, porque no queria saber nada de caerse para atrds en un descuido. Todos sus amigos del circo fueron a ver qué le pasaba. Y a todos Guy les decia lo mismo: —Un elefante ocupa mucho espacio, si cae de espaldas desaparecerd. Los miisicos tocaron las guitarras y la baterfa para Guy. Nina hizo cabriolas con su ves- tido de cintas. Todo el citco hizo de todo. Pero el miedo de Guy no se curaba con esas cosas. Un dia el ratén, que hacia pruebas en la pista y al que nadie vefa porque era _ rs] demasiado chiquito, le dio tres palmadas en la cabezota y le dijo: —Me parece, Guy, que esto es cosa tuya. Nada de lo que nosotros hagamos pue- de curar el miedo de caerse y desaparecer. —Un elefante ocupa mucho espa- cio —contesté Guy—, si cae de espaldas desaparecera. Y se queds tristemente quieto todo el dia mirando pasar las hormigas, porque asi estaba seguro de no caerse. El circo chiquito siguié andando. Los misicos, Nina, Totén y todos los demas preguntaban a veces a Guy: —;Hasta cuando vas a trabajar de estatua de elefante? —Un elefante ocupa mucho espacio, si cae de espaldas desaparecera —contestaba Guy que casi, casi se habfa olvidado de decir otra cosa, porque ya no queria mover ni si- quiera la lengua. El circo era una cajita de luces, y los chicos y los grandes se acordaban de Guy y pedian que saliera a jugar con la pelota roja. 30 Pero Guy movia solamente los ojos diciendo no, no, no. Una noche en que los mtisicos toca- ban una misica llena de burbujas, Guy sintié muy fuerte en todo el cuerpo las ganas de ju- gar y de moverse. Era como una cosquilla que lo hizo pararse en dos patas por un ratito. Pero en seguida tuvo miedo y volvié a quedarse quieto, quieto. Al dia siguiente le pasd lo mismo. Has- ta tomé6 la pelota con la trompa y la hizo girar. Y al otro dia Guy también giro y se sintié muy bien bailando bajo las estrellas. Pero volvié a quedarse quieto. 31 A la noche siguiente gird la pelota, gird Guys y ademas inventé un juego nuevo que lo divirtié muchisimo. Y estaba jugando y jugando olvidado de su miedo cuando de repente, pacate, pisd una piedra y se cay6. Guy sintié como si el mundo se rompie- ra en pedacitos. Cerré los ojos para no verse desaparecer. Y tirado en el suelo, esperd y esperd, Como no pasaba nada abrié despaci- to los ojos. Vio su trompa enroscada justo en el lugar de las trompas de los elefantes. Tanteando, tanteando, se tocé el lomo. Allfestaba su lomo redondito. Se tocé las patas, una a una. Alli esta- ban, las cuatro. Se tocéd la cabezota. Y alli estaba, con ojos, orejas y todo. —jMe cai, me cai y no desapareci! —grité Guy abanicando las orejas. Se hamacé con el lomo y, pacate, se paré sobre las cuatro patas. Todos los amigos del citco fueron corriendo a ver qué pasaba con Guy, que gritaba tanto. Y Jo vieron tomar la pelota roja y bailar y tirarse al suelo y volverse a levantar y jugar con la pelota usando la trompa y las patas y todo su cuerpo de elefante como nunca, nunca, lo habfan visto antes. 33 —jGuy, Guy, Guy! —gritaban todos contentisimos. Y Guy, todo de plata bajo la luna, sacudié las orejotas de hojas de higuera y dijo resoplando: —Un elefante ocupa mucho espa- cio; si cae de espaldas ocupa mucho mas, pero si quiere se puede levantar! Historia de Ratita VERSION LIBRE DE UN TEMA DEL PANCHATANTRA H.:: una vez una ratita gris que vi- via con sus papas en una cueva tan tibia, tan tibia y tan cerrada, que un dfa tuvo ganas de salir. Y salid. Y se quedé un rato encantada en la puerta de la cueva, porque el mundo le pare- cié més lindo que un jardin de quesitos. Despacio se puso a explorar, a oler, a mordisquear, a hacer tumbacabezas, a conocer. Y Ratita sinti6 que no hay nada mejor que descubrir el mundo pasito a paso. Bailé con una hoja. Patind sobre un papel de chocolatin. Jugé a fumar, con un palito. Se puso anteojos de papel de caramelo. Tomé mate en una flor de campanilla color lila. Se puso aros de arroz. 36 Y le dieron unas ganas barbaras d ponerse de novia. . Cuando vio el sol del amanecer, tan redondo, tan naranja, con luz, tan caliente como un tapado de pelusita, le dijo: —Sefor Sol, usted es muy by . mozo. {Quiere ser mi novio? —Cémo no —dijo el Sol, porque la ratita le parecid preciosa—, te daré calor, te cubriré con mis hilos de oro y todo el mundo ser4 sol para los dos. —Ah, no —dijo Ratita—. Asi no vale. El mundo es mas que eso. ;Qué haria yo en un mundo todo de sol? Bastante tuve ya en un mundo todo de cueva. —Qué lastima —dijo el Sol—. Te presentaré al nubarrén, que a veces me tapa- un poco, y no es tan sol como yo. A lo mejor te gusta. —Bueno, gracias —dijo Ratita. Y se senté a esperar hamacAndose en una violeta. Llegé el nubarrén, muy elegante, vestido de gris. A Ratita le gusté muchisi- mo porque a veces tenfa forma de helados; 37 aveces de calesita y a veces de dibujo que no se entiende. —Sefior Nubarrén —dijo Ratita—, usted es muy buen mozo. ;Quiere ser mi novio? —jComo no! —dijo el Nubarrén, porque la ratita le parecié preciosa—. Te daré gotas de agua, te envolveré en mi capa flufli y todo el mundo sera nube para los dos. —jAh, no! —dijo Ratita—. Asi no vale. El mundo es mas que eso. ;Qué harfa yo en un mundo todo de nube? —jQué lastima! —dijo el Nubarrén—. Te presentaré al viento que a veces me empu- ja por el cielo y no es tan de nube como yo. A lo mejor te gusta. —Bueno, gracias —dijo Ratita. Y se senté a esperar recostada en un mani. Llegé el viento soplando flautas. A Ratita le gust6 muchisimo porque se movia bailando musica beat. —Sefior Viento —le dijo—, usted es muy buen mozo. ;Quiere ser mi novio? 38 — Como no! —dijo el Viento, por. parecié preciosa—. Te har que la ratita le te envolveré en mj cosquillas en el miisica, y todo el los dos. —Ah, no! —dijo Ratita—. Ast no vale. El mundo es més que €s0. ¢Qué haria yoen un mundo todo de viento? — Qué lastima! —dijo el Viento—. buscar al muro, que a veces Jo y no es tan de viento pelo, mundo sera viento para sPor qué no vas a me detiene en mi vue como yo? A lo mejor te gusta. —Bueno, gracias —dijo Ratita. y subiéndose a un conejo que trabajaba de émnibus llegé hasta el muro. El muro sonrié quieto, quieto, dere- cho, derecho. Estaba hermoso, y muy blan- queado con cal. A Ratita le gusté porque tenfa un monigote dibujado, justo a la altura de un chico. —Sefior Muro —dijo—, usted me gusta. ¢Quiere ser mi novio? —jCémo no! —dijo el Muro, porque la ratita. le parecié preciosa—. Te alzaré 40 muy alto, te esconderé en un huequito de mis ladrillos y todo el mundo seré muro para los dos. —jAh, no! —dijo Ratita—. Asi no vale. El mundo es mas que eso. éQué haria yoenun mundo todo de muro? — Qué ldstima! —dijo el Muro. Y si- guid quieto, quieto, derecho, derecho. —Me parece que asi no voy a encon- trar novio —pens6 Ratita un poco preocu- pada—. Lo que pasa es que ni el Sol, ni el Nubarrén, ni el Viento, ni el Muro, tienen una colita como la mia, ni un coraz6n que hace tipi tepe. Yo me equivoqué. Y pensando asi caminé y caminé por el sendero de las margaritas. De repente llegd a un lugar donde habia muchisimos ratones y ratonas y ratoncitos. Era todo un barrio de ra- tones color café que la saludaron amable- mente diciéndole: “Cémo-te-va’. ae ee ee nen por el barrio cando muebles con féel eam fee y pelos de cepill vr in i boteias Pillos. A la ratita le gustd 41 muchisimo cémo silbaba y llevaba el compas con la cola. — Hola! —salud6 Ratén-Raton. —jHola! —saludé Ratita, y se acer- cé para mirar los trabajitos. El Ratén le ofrecié una silla y Ratita sintié que al lado de Ratén-Ratén se estaba muy bien, porque tenia cola y un corazén que hacia tipi-tepe. —Me alegro de verte —dijo Ratén- Raton, y también sintié que al lado de Ratita se estaba muy bien. —;Podriamos ponernos de novios? —preguntaron los dos juntos. Y los dos juntos contestaron que si y se dieron un besito con muchisimo carifio. Después siguieron explorando, tra- bajando, oliendo, mordisqueando y descu- briendo el mundo pasito a paso. Ratita se hizo una hamaca de plumas. Ratén-Raton aprendié a saltar de rama en rama como Tarzan. Ratita pinté cuadros con la punta de la cola. 42 Y los dos juntos aprendieron a con. tarse cosas. Y los dos juntos aprendieron a ser Papés, Tuvieron hijitos y les dieron una cueva tibia pero con una puerta facil de abrir, para que pu. dieran salir a conocer el mundo pasito a paso, cuando tuvieran ganas. Puro cuento del caracol Bu Cuando el caracol Bu se cansé de su casita que parecia un cucurucho, se la sacé y la dejé sobre una piedra. Una piedra de cuen- to, de un jardin de cuento, donde todo es puro cuento. Ese dia el jardin redondo tenia un sol de girasol y tres nubes de ovejitas blan- cas. Bu saliéd contento a buscar una casa nueva. Debajo de un pastito encontré un grano de maiz amarillo, panzoncito y con nariz blanca. —jQué grano tan pupipu! —dijo, y se lo puso para que fuera su casa. Bu probaba su casa nueva por los canteros. Iba muy tranquilo, caminando como caminan los caracoles, que es mas despacito que no sé qué, cuando salté el sapo y lo saludé: —jAdids, seflora lombriz. con \ maiz arriba! ane : | —

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