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FUNDAMENTOS DE ANTROPOLOGIA SS Ftinamenros pe anTropotogia —a {LA VIDA SOCIAL mente econdmica. Las instituciones educativas, asistenciales, culturales y religio- ‘sas son aquellas en Jas que crece con més propiedad ese tipo de bienes, y el modo de funcionar de éstas exige una I6gica solidaria. Si se reducen a la bisqueda de beneficio se degradan, se corrompen (basta con ver Ia elevada cantid ‘des que se llevan a cabo desde organismos supuestamente asistenci ‘que no llega al Tercer Mundo, pobres que acaban esclavizados de mafia nales, engafios a los més indefensos, etc.) Eli ismo tiende a desentenderse de la Nadie, en su casa, le dice a su madre «Se os ha fundido una bombilla en mi ha- iénm, sino que ve que es asunto suyo el conseguir otra y cambiarla. El senti- "1 en la misma direcci6n: no rompo las papeleras de mi calle porque no iis se merecen un ambiente agradable, debo cooperar para i hasta donde su ado, Pero ésta smo, a la larga, nsecuencias que a largo ‘opciones del individuo. Conta en que, debido a que la natura- sma buena, esa espontaneidad produciré por si misma una armo- es engafiarse y poner los pre el desengafio. Precisamente por ello Tecnoldgico, que trae consigo un gran d a (comunicaciones, viajes, informatica, mejora sanitaria, ‘etc.), produciendo el retro- yresionante crecimiento de la esperanza de vida en hombres sor 5; por tanto, no se puede abandonar a cceso de la miseria y un cre ‘ma que le impide un desarrollo proporcionado de sus capacidades humanas. grandes masas de poblaci6n”; la globalizacién de los mereados,y de la sociedad hombre no puede estudiar porque esté buscando diariamente medios para subsis- ‘misma, con un considerable avance de las libertades itico aumento de tir, zno habré que ayudarle a salir de porque le han robado El problema es que cu: dos nos acaba ocurriendo), no tendré més que argumentos para reconocer que su. postura resultaba totalmente equivocada. Cooperar es realizar tareas comunes. No hacerlo es ser insolidario. Cooperar es no tira papeles en el pasillo, avisar de una averia, aceptar y hacer propias las reglas del juego social, permitir que surjan las condiciones para poder trabajar y vivir juntos, no comportarse como un extrafio en un terreno que a uno le pertene- nariamen (estudios, \- | etc.), en menos tiempo y viviendo de media un mayor mimero de afios. Parece , entonces, que el hombre: tiene hoy unas posibilidades mucho: mayores que en el pasado. . : Pero, junto a este conjunto de rasgos tan atrayente y vivo, se pueden mencio- nar otros un poco més inquietantes: ‘a) Una de las vivencias més frecuentes acerca de nuestra sociedad es que cesté profundamente despersonalizada: es un sistema anénimo, formado por sub- 30, Los economistasclsicos como Adam Smith, hablaron de una «mano invisible» que corige Jas desviaciones esponténeas del mereado, lo cual se ha convertido en un tépico ya inservible. Cf. P. Hazard, El pensaminto europeo ene sigho XVII cit, 272,298, 330-331. 31. A. LLANO, La nueva sensibilidad, cit, 6-69. 32, G. Sasi, Historia dela reoriapotica, cit, 5259 88, 35 Sone eae esumo, cf. SIMON, The lime resource 2, Princenton UP, Princenton 1996, FUNDAMENTOS DE ANTROPOLOGIA sistemas igualmente andnimos, frente a los cuales los individuos no son recono- cidos como personas singulares. Somos clientes, pacientes, un D.N.L., peatones, niimeros de una estadistica, etc. Faltan ambitos publicos en los que podamos ac tuar en nombre propio y ser reconocidos™. Esto es una realidad que ha hecho surgir una linea de pensamiento™ qq tiene que es la sociedad la que hace al hombre y no al revés: la persona no s libre en ella, sino una mera funcién del sistema. En ese sistema las singularidades no tienen posibilidad de modificarlo, y han de estar despersonalizadas para ser eficaces: 1o importante es que alguien conduzca el autobiis, no si lo conduce éste © aquél. El conductor del autobis no es nadie, es s6lo un conductor de autobiis. Este modo de explicar la sociedad se ina funcionalismo. En él hay lo eres alguien en la medida en ero no eres més que lo que ese centonces una libertad muy escasa, porque es- funcionalismo detecta una gran verdad, que a fuerza conlleva el peligro de que la so- ciedad automatice sus mecanismos y éstos se independicen de la persona. Pero el funcionalismo es pesimista al negar la posibilidad de una actuacién social perso- nalizada que genere bienes comunes. b) Una sociedad tan sofisticada y tecnol6gica como la nuestra tiene un ele- vado grado de complejidad™. La gestion de la complejidad puede madora, y se hace preciso encontrar férmulas para simplificar ese jorme burocracia que la haga funcionar. Cuando el hombre se ve pre- }6gica interna de ese aparato administrativo, que no le reconoce como se produce la vivencia de ese absurdo que Kafka ha expresado de mane- ra genial en algunas de sus novelas. Es necesario dotar a la burocracia de rostro ‘humano: ver detrés de la ventanilla a una persona y no a un papel. Como se pue- de suponer, esto sélo se consigue desde un compromiso personal ©) La consecuencia de lo anterior es que las personas singulares estén muy alejadas de los centros de poder. De hecho participan muy poco en la elaboracién. de las decisiones y en la correccién de éstas: las Grdenes se emiten por escrito, de forma impersonal, sin atender a los casos coneretos, y se hacen precisos comple- Jos sistemas de reclamacién. Esto produce la convicci6n de que, de hecho, la de- ‘mocracia no existe en nuestra sociedad, En buena medida el ejercicio de la auto- ridad en nuestra sociedad es despético, es decir, poco dialogado. Cuando se ha 34, Estes una de ls tesisimponantes de H. ARENDT: ft. La condicdn humana cit, 222-240, 235. Los mis conspicuos on los de N. Luhmann. Se puede encontrar una exposicisn snttica en A.NavaS, La tari socoldgica de Niklas Lukann, EUNSA, Pamplona, 1989, 36. Chr. A. LLaNo, La nueva sensblidad, i, 30. 196 “eideales, que son sust las convicciones o los esfu 8 ton Pacce {que el ideal més grande al que se debe aspirar es al del bienestar fisi- co: «ser feliz es poder exclamar hoy no me duele nada». Pero eso es, evidente- ‘mente, una idea pobre de libertad. ‘optimista de la condicién humana— ‘gue estando en las manos de todos, 4 ‘moso. Pero ese todos implica que no Estado) 0 que cada uno realice su parte LA VIDA SOCIAL ta ipa sora eri Sbito de razonar acerca de las 6rdenes emitidas, si los subordinados Fsomiaed de hacer oft su voz, lo que desean es imponer su cuota de er, Entonces la democracia se convierte en la lucha de pequefias autoridade: que tratan de conqustar cotas de poder para imponer sus decisiones, 1 plantea la urgente necesidad de una regeneracién comunitaria de las jones y la recuperacién de verdaderos ideales significa muchas veces la ausencia de valores consumo y los bienes puramente materiales. ‘cambio de un bienestar fisico se dejan de ‘que siempre aparecen como extraordina- ) El pluralismo —si se tiene una consideracién minimamente afirmar que la tarea de mejorar el mundo si- jue no cabe desentenderse de un reto tan her- ‘basta con que lo haga un ente abstracto (el 10 que sefiala que s6lo Se puede ser més ambicioso y ¢s posible alcanzar la excelencia en lo ‘en el esfuerzo por Il traiga progreso. uno. Y es que irrepetible por un ‘yiduos da como result grupo de personas que sona es esa realidad tan compleja que uni d .y la necesidad del otro: sumar lo que hacen muchos indi- io algo mucho menor a lo que es capa de llevar a cabo un formen una comunidad, que tengan una tarea en comin los intereses privados 0 egofstas de cada uno. de vista sorprendentes. La i ay hided. Por el contario, el comportamiento pateralista supone la desconfianza y nidad. : cl desprecio del subordinado, y no ayuda a nadie a crecer.

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