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J. Guillermo Milin-Ramos Nina Virginia de Araujo Leite © Suely Aires (organizadores) A HISTORICIDADE NAO E O QUE SE ESPERA caso, ficgao e poesia em psicanalise fascinacién al método en ‘Moisés de Miguel Angel Paola Bebetti Saber, incluso en el orden histéice, no significa “recobrar”, ni cho ‘menos “recobrarnos”. La historia sera ‘efectina’ en la medida en que introduzca lo discontinuo en nuestro propio ser (..). El saber no esté hecho para comprender, sino para cotar. M. Foucault, 1971. “De repente lo comprendi”, escribe Freud el 6 de setiembre de 1901 después de haber visitado en Roma el Moisés de Miguel Angel. Ca- torce afios mis tarde, le dira a E. Jones: “en el asunto del Moisés me voy contradiciendo a mi mismo de nuevo”. (Gay 1988[1989, p. 359]). Aquel viaje a Roma, seri el primero de seis, y se refiere a él como un suefio largamente acariciado, y a un “momento culminante” de su vida. En 1912, vuelve a la estatua, y se pasa tres semanas estudiandola. Frente a ella, emprende un trabajo de observacién que bien podriamos llamar clinico, sostenido y persistente, que no sélo implica ensayar la observa- cién, elaborar y desechar interpretaciones, confrontarlas con las de otros y volver a observar, sino que también la dibuja. Se declara un profano en cuestiones de arte; tratando de comprender los efectos que le provoca la estatua, se entrega a una expetiencia. Interesado més por la intensidad de la atraccién que siente, que por las propiedades formales y técnicas de la escultura. Desconoce y se apasiona por saber qué motiva esa emocién. Coleco TerraMar 435, ‘Explicita su interés aludiendo a “una disposicién racionalista o quiz Iitica”, que no le permite pasar por alto su necesidad de abordar concep almente aquella emocién a la que adjetiva de “impresién violenta” (Hi 19141989, pp. 217-218). El texto de Freud puede leerse como un registro de tres ‘diferentes: E/ primero es dado por el efecto de la mirada furiosa de y la identificacién de Freud al pueblo judio que adora al becerro de oro. tubica como destinatario de la mirada de Moisés, un hijo que se ante la mirada del padre. (9 he tratado de sostener la mieada desprecatvn y cokirica del hérog muchas veces me deslcé a huradills (..) como si yo mismo fuer un de esos a quienes disge su mirada, esa canala que 20 puede mantener ninguna conviccién, 20 ene fe ni pacienciay se alegr si le devuelven a ‘uci de los idol. (Freud 19141989, p. 219) Como efecto de seguir un método de estudio, que no deja de alguna especie de indagacién sobre si mismo, Freud vence tanto el ‘como la fascinacién inicia Un segundo momento, se trataria del enigma: saber qué es lo que atrae tanto de Ia estatua. Su hipétesisinical alude al propésito del art ppero entiende que ese desciframiento no es posible realizalo Ginicam ‘con un trabajo intelectual, al que, sin embargo, se entrega de manera rosa, compilando las diferentes interpretaciones realizadas por estud ¢ historadores del arte (Como Grimm, Thode y Morel entre oto), Jo escrito pot Miguel Angel, no es s6lo conocer el final del renacit cl amuncio del barroco, en la obra de dicho escultor. ‘Su método de trabajo se bas6 en Ia observacién directa de la 0 ~ tal cual proponia I escuela vienesa de historia del arte, bajo a inf de Morelli — lo que implica realizar una lectura de detalles e i 1m procedimientosiguroso de argumentacién, comparacin y de lee la estatua como un texto. Los detalles observados meticul lo llevan a interpretara de la siguiente'manera: primero, Moisés no levantindose, sino conteniendo su ira; segundo, entre las Tablas de la la barba, hay un movimiento de la mano que expresa el gesto captado 436 Ectora Mercado de: ‘Miguel Angel; tercero, tablas, barba y mano, son los tres detalles de la esta- ‘ua, que se transforman en las evidencias que sostienen su interpretacién. ara Freud, el gesto de Moisés no seria un anuncio como lo es para la tradicién de la historia del arte, que, siguiendo 1 texto biblico, y cen- trindose en la furia — la “erribiftd” que se desencadena cuando Moisés ve 4 su pueblo entregado a la idolateia ~ interpreta que va a levantarse. Por «l contratio, propone una conjetura sobre Io que pudo haber sucedid ‘que vemos, es el final de una secuencia que comienza con Moisés senta- do, mirando hacia el frente, sujetando las tablas con la mano derecha, Un. ruido le habela mado Ia atencién. Gia la cabeza hacia la izquierda, ve 1 su pueblo adorando al becerro de oro y se enfurece; toma su batba con a mano derecha, realiza el gesto de levantarse, pero se frena, domina sus pasiones, y se sienta. Al notar que las Tablas resbalan y estin a punto de caer, su brazo derecho retrocede hasta sujetatias contra el cuerpo y en st. retirada se le queda enredada en tin dedo, parte de la barba.! Figura 1: Los indicios se transforman en letras “Moisés no esti a punto de levantarse, sino que, habiendo dominado su primer impulso, concentra sus fuerzas en resguardar las Tablas de la ley. _2Cémo argumenta esta interpretacién? Por un detalle en elacion a las Tablas: Sise las mira con mayor atencién, se descubse que el bord inferior de las Tablas ene otra forma que el superio: se inlina oblcuamente hacia addlante. El borde superior termina en Hines recta; el inferioe, en cam- bio, muesta en su parte anterior una salienciaen forma de euern, y eon 1. ‘Todas as fue iad en presente artculo se encuentran en Melenotte, 2014 Colegio Ferrata 7 ‘es salienciajustamente tocan lat ‘Tablas of asiento de pled (Proud 1914(1989, p. 291) Freud entonces se pregunta, tal cual lo hubiera hecho Morelli: Qué com puede significa ese detale, por lo dems reproducido de ‘manera ersinea en un gran calco en yeto de la coleccin de la Academia de Artes Plisticas de Viena? (Freud 19141989, p. 231) El cuerno en el borde de las Tablas, corresponde a la parte s 4el escrito, por lo que Tas Tablas esti giradas, puestas cabeza abajo. La interpretacién de Freud apunta a reconstruir los movimientos previo: “Moisés. Reconstruccién hecha a partir de indicios minimos: la posicién. la mano en relacién a la barba y la posicién de las Tablas apretadas bajo bbrazo izquierdo. Indicios que leet’ mas como huellas de lo ocurrido que ‘como anuncio de lo por venis. ‘Una evidencia del detalle que atrapa a Freud en la contemplacién de In estatua, se desprende de las anotaciones que hacia durante sus viajes, en sus cuadernos de bolillo 0 pocket notebooks? (Freud 1910). 2 La imagen corresponde al cuademo de vise que levaba Freud en 1912 donde se encuentran varias piginas de anotaciones probablementerealiadas fente a cstatua del Moisés de Miguel Ange . 438 Fctora Mercado de letras ‘La mano detecha de Moisés hace un movimiento en tres tiempos, ‘que Melenotte lee como una danza y llama “una eseritura coreogrifica de Freud” (2014, p. 177): primero esti abajo, a la altura de la nalga derecha y sostiene las Tablas; luego se levanta, va hacia la izquierda y se hunde en la barba como si se volteara sobre su propio cuerpo; finalmente, se retira hhacia la derecha llevndose con el indice extendido un importante cordén inquierdo de la barba. La guirnalda de la barba seria la huella dejada por la ‘mano en su movimiento de retiro. Este detalle le hace signo a Freud, que construye una hipétesis interpretativa a partir del mismo, descomponien- do el movimiento, Asi Freud “se desmarca de los historiadores del arte «que se apoyan en la observacién y no en eso que se escapa de ella” (ibid, p-173). Apoyandose en Julia Kristeva, Daniel Arase se pregunta “si el gesto del indice es un signo” (ibid, p. 184), y critica a Freud que lee la escultura ‘como representacién de un personaje real y no como escultura, con sti propio lenguaje. Al respecto Melenotte seftala que, tomandolo como un cuerpo real, Freud “trata el indice y su anomalia como un sintoma”. Freud no se ubica como observador de una estatua; esti mirando el doble de una persona; no esti frente a un inmévil que va a cobrar movimiento, sino frente a una serie de movimientos que fueron fijados por la escultu- 1a, No lee hacia adelante como los profetas cuando anuncian, sino hacia ateis como los detectives. La mirada cambia de direccién, metddicamente; superadas las ganas de huit, Freud se deja guiar por el enigma y la mirada se interesa por una parte del cuerpo. Toma los detalles minimos como huellas que permiten leer lo que sucedi6 antes y encadenarlos. Vestigios de algtin acontecimiento anterior que pueden leerse como una escritura de lo sucedido. Didi-Huberman — filésofo contemporineo ¢ historiador del arte, yun gran teorizador de la imagen — plantea que, ante una imagen, sea antigua o contemporinea, presente y pasado no dejan de teconfigurarse; (-) ent imagen sdlo deviene pensable en una construcein de la memo- sia,cuando no dela obsesdn (..) ante una imagen, tenemos humildemen- te que conocer lo siguiente: que probablemente ella nos sobreviviri, que ante lla somos el elemento fig el elemento de paso, y que ante aosoteos lla es el clemento del futuro, el elemento de la duracién. La imagen a ‘menudo tiene mis de memoria y mas de porvenie que el ser que la mie (Didi Huberman 2000(2008, . 32) olegto Teter 439 Michael Shepherd, en Sheriack Holmes ¢ 0 Caso do Dr. Freud, realiza tun rastreo de las pistas ofrecidas por el mismo Freud. Va a decir que Mow reli, citado como maestro en localizar y observar los detalles, estar she {guiendo lo que llama el método de Zadig: La profecia retrospectiva (Shep 1985(1987, p. 17), cuya influencia puede rastrearse en Cuvier y su tral en paleontologia; en Huxley;? en Poe, en su creacién de Dupin, ete. decia que una sola huella puede proveer al observador de infor sobre los dientes, la quijada, las vertebras...ete. del animal que recién por un lugar (Ginzburg 1986[1994)). En la novela de Voltnire (1747), dig es un héroe enamorado, que da una descripeién detallada de un cal al que unca vio y deduce por sus huellas. A la marca de las herraduras, ssuma el polvo de los érboles bartido porla cola del caballo, las hojas e desde cierta altura el roce de una brida en una piedra.. Freud seguiré a Morelli, explicitando que su procedimiento es ‘muy emparentado con la “téenica del psicoanilisis”. Dice: “También és suele colegir lo secreto y escondido desde unos pocos rasgos menospreci dos 0 no advertidos, desde Ia escoria ~“ryfise”~ de la observacién” (Freud 1914[1989, p. 227]). Morelli se basaba en la observacién de “los detalles ‘menos trascendentes”, pero de los cuales podia inferir una singularidad. Afiema que ‘Como la mayora de los hombres que hablan o esciben tienen hibitos ‘verbales,usan iavoluntaramente sus palabras o Frases favoritas(..) cas todo pintor tiene sus propia peculirdades que eseapan a su conteol Y se manifiestan sin que dl re dé cuenta. Morelli, citado por Shepherd 198511987, .19)) El lenguaje que implica el desciframiento de la huella, es por natu- raleza metonimico, porque es de la parte al todo, del efecto a la causa y por eso realiza lo que Peirce llama abducriém: Ia inferencia que va desde los ‘efectos ala causa. Inferir es producir conjeturas. Un tercer momento en el trabajo de Freud, seria el de la escritura del ‘ensayo, Son varios los montajes que podemos identificar a partir de la 3. Huxley, publica en 1881 “Sobre el método de Zadig: La profecia etrospeciva ‘como tna funeién de la cienca”, la novela de Voltsite “Zadig 0 el destino” es lo «que ext eyendo la Justine de Sade (1791), 440 Eaitora Mercado de Letras a ———— Aectura del texto. El primero es que tres versiones de Moisés se suceden: €1 personae biblico que Freud encuentra que no coincide con el de Mi- guel Angel, y el Moisés de Freud. Por otra parte, el ensayo es producto de un montaje de texto, fotos y dibujos. Al texto que propone, no le bas- tan las palabras. Necesita una apoyatura. Por un lado, carga el texto con las imagenes, por otro, esas mismas imAgenes lo alivianan ayudando a la comprensién de quien lee. El articulo incluye cuatro dibujos de la estatua solicitados a un artista, asi como también fotografia. Freud recurrié a vvatios dibujantes pata peditle bocetos, pero no quedaba conforme, con Jo que recibia. Finalmente acept6 unos que estaban incompletos; pero su sucesién descompone los movimientos y como anota “el efecto de estos detalles produce un distanciamiento del original. Como si Freud, con sus dibujos, se alejara de Ia estatua y fabricara una nueva” (Melenotte 2014, p 172). Grubrich-Simitis indica que, en las pruebas del texto, se encuentra un dibujo rechazado por Freud, que muestra la estatua en su conjunto ya Moisés sosteniendo su barba e inclinado hacia delante. Freud toma posicién en el mon- Faaieea aaa eeae aes propia historia. Un texto escrito por ‘mano y cincel sobre una gran roca de mérmol, pasa a un texto escrito con tinta sobre papel. Con Didi-Huberman (2007{2013)), en Cuando las imégones to «an lo real, diremos que seria una enor- me equivocacién, el querer hacer de la imaginacién una pura y simple facultad de destealizacién. Rilke escribia so bre la imagen poética: “Si arde, es que cs verdadera”. Lo que con R. Barthes (1980[1989), en La aimana dicda, pode- ‘mos llamas elpurctun de la fotografia; ese detalle que nos punza, nos pincha, en una imagen. Un ltimo montaje, sur- ‘ge de lo que Melenotte llama “un texto escrito a 4 manos” (2014, p. 182), para rferisse al ensayo de Freud: la mano del gesto apasionado de Moisés; la mano de Miguel Angel; la del artista que dibuja por encargo de Freud; y finalmente, su propia mano dibujando; a a que cabria agregar una quinta, ya sea ésta de Moisés o del mismo Dios en la escritura de las tablas segiin el texto biblico, pero de la cual no aparecen huellas en la estatua. (Colegio TeraMer 4 Entonces gcdmo arreglarnos con esta composicién, con vatios bor: samientos, rechazos o recortes? Didi-Huberman viene en nuestro auxilio cuando sefala: ‘Saber mirar una imagen sera, en cierto modo, volvense capas de disceenie gar dade are, cl gae donde su eventual belle reserva un sito a una “sei secret", una criss no apaciguada, un sintoma. El Iupar donde la ‘eniza no se ha enfeiado (Didi-Huberman 2007(2013, . 8) Y agrega: 1H] montaje ser precsamente una de lt sespuestas fundamentales a ese problema de construcciéa de la historicidad. Porque no esti orentado sencilamente, el montaje escapade las teleologas, hace visiles las super- vivencas los anacronismos, los encuentros de temporaldades contradic- torts que afectan a cada objeto, cada acontecimiento, cada persona, cada geste. Eatonces, el historiador renuncia @ conta “una historia” pero, al ‘hacerlo, consigue mostrar que la historia no es sin todas ls compleidades el tempo, todos los extratot de I arqueologi, todos los punteados del esting (Didi Huberman 2007[2013, p. §)) Para fnalizar... “gPor qué tendsia que estropear el Moisés poniéndole mi nom! Es una broma y quizé no del todo mala’, escribe Freud en una carta a Jones, el 16 de enero de 1914 (Melenotte 2014, p. 192). En otra, esta ver ‘Abraham, el 6 de abril del mismo afo: (.-) el Moisése¢ andnimo, en parte por diversién, por otra parte, porque ‘me da versienza su manifesto detantsmo,(..) porque mis dudas en ‘cuanto al resultado son mis grandes que de eostumbre ~y silo publiqué, ‘stnicamente por la presi de a reduce * (Ibid, p. 192) 4. Bin 1927, apaecest un breve Spm fray Wf Maid de Mig gh, done ou conGzmard whips a tavsde descent de una ent de Mabe sd por Nicol de Ven, Freud no solo no firma su ensayo, sino que dos voces surgen de ‘un desdoblamiento de la voz anénima que escribe. Un supuesto editor de la revista, habla como si desconociera de quién es el articul, justificando su publicacin en la semejanza del método de anilisis de la escultura con 1 método psicoanalitico. Sabemos hoy, que ese pirrafo fue escrito por Freud. Si hay método, importa mis qué se escribe que quién lo hace, pa- rece decir esta vo2. _Avignar es afiemae un lazo entre el eseritor y su firma; es personali- zat. Un trazo de caricter tnico de un “si mismo”, irreductible a los otros. En el Seminario La Identfcacion (24/1/62), Lacan trabaja sobre la huella que deja el sujeto, y habla del borramiento de la huella. Propone tres tiempos: elprimero, “la hella de pas”... como la buella (/raz) de alguien. Un tiempo segundo, el borramiento de la huella; el sujeto borra su huella, pero para borrar esta huella de pastida, fue necesario un sujeto. El tercer tiempo, el ‘trazado de un cerndo: “sila huella es borrada, el sujeto rodea el lugar con un ccernido, algo que desde entonces le concierne. La marca del lugar en el que hha encontrado la huella, y bien, tienen ahi el nacimiento del significante” (Lacan 1961-1962 (2008, p. 238]). El borramiento de la huella da lugar al significante. ‘Al animar la estatua, Freud la hace bailat. De esta operacién deja ‘una huella borrada que esti en la ausencia de firma, los *** son la marca de un impersonal, libera al texto de su nombre, lo aliviana, lo desprende de sentido exprofeso, Afios después de la publicacién, Freud le escribe Edoardo Weiss (1933): ‘Dias tra dia, durante tes soltarias semanas de septiembre de 1913 fun deslz por 1912), permaneci en I iglesia frente ala estat, estudndota, ‘midiéndola, y dibyjindola hasta que me alumbeé esa comprensidn que ‘expresé cn mi ensayo, aunque silo oxé hacelo en forma andaima, Pas6 ‘mucho tiempo antes de que legimara a este hijo no anatco. (Carta a Edoardo Weis, del 12 de abil de 1933, en Nota introductoria de } Stea- hey, Freud 1988, p. 216) gEstaba Freud analizindose con una estatua? Reforeniasbibliegnifias BARTHES, R. (1980[1989)). La aimana bicida. Nota sobre la ccelona: Paidés. i DIDI-HUBERMAN, G. (2000[2008)). Ane ef tempa, Historia anacronismo de las imdgenes. Buenos Aires: Adviana Hidalgo, (2007[2013]). Cuando as imdgenestocan lo real Espaia: ‘de Bellas Artes. FOUCAULT, M. (1971[1980). “Nietzsche, la genealogia, Ia hi ‘Mirrafsca del poder. Madd: La piqueta. FREUD, S. (1910) Signund Freud Papers: Subject File, 1856 to 1 notebooks; 1910, Sept-1912, Oct. Manuscript/ Mixed Material, ‘of Congress. Image n° 91 . (1914[1989). “El Moisés de Miguel Anget”, en: Obrar ‘as, tomo XII, Buenos Aires: Amorrortu Editores S.A, GAY, P. (1988(1989)). Froud. Una vida de nustro tiempo. Buenos 6s. GINZBURG, C. (1986{1994)). Mita, emblemas ¢indcos: mofoleia ¢ Barcelona: Gedisa LACAN, J. (1961-1962 (2008). B/ Seminario Libro IX La Idemtfcacén. ‘nos Aires: Versién critica, establecimiento del texto, y notas: Ricardo E, Rodriguez Ponte para circulacién interna Escuela Freudiana de Buenos Aires. Disponible en: http:// lacanterafreudiana.comar. Acceso en: 10/08/17. MELENOTTE, G. H. (2014). “El Moisés de Miguel Angel. Una coreogrifica de Freud”, en Me cay el vinte (29) éDe qué trans cién hablamos? México DF: ELP. SHEPHERD, M. (1985{1987)). Sherlock Holmes ¢ 0 Caso do Dr. Freud. Pablo: Casa do Psicélogo. a éncia de encerramento ria, mi hermana... Guy Le Ganfey Grmias «ties por bs imitatn. Si, lt wx tls wm pogste ambi... Brana, mi ermana rama extn or gu Cuando llegué a la universidad, no sabia bien qué estudiar, Las letras ‘modernas me atraian mucho, pero encontré también, por primera vez en ‘mi vida, LA historia. Por supuesto, ya habia aprendido, desde el inicio de ‘mi escolaridad, las diferentes épocas, los galos, el asesinato de Hens iy, las ‘guerras, la revolucién francesa, et. etc; peto todo eso no era més que una setie de vifietas sin mucha profundidad. Sin embargo, lo que me ocurri6, un cierto dia de aquel primer afto académico, olia diferente. Tenia casi vveinte afios — y no es un detalle -, me sentia en casi permanente malestar: insomnio, ansiedad, falta de dinero, dolor de cabeza, soledad. Vivia en una hhabitacién bastante miserable, digna de una novela de Victor Hugo, y el barsio en el cual me encontraba parecia no haber cambiado desde hacia siglos: paredes negras, calles sucias, lena de viejos y pobres. De tal modo {que, encontrarse en la nueva biblioteca municipal, era casi un suefo: gran- des salas claras, alfombra, luz discreta, libros bien ordenados por todas ppartes: un lujo absoluto! YY aquel dia, cémodamente sentado en ese pedacito de paraiso so- cial, estaba leyendo un manual clisico de historia de Francia —que se lama el “Lavisse & Rambaud” ~ que trataba del siglo xvii. En cierto momento, Colegio Teraar 45

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