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La teoria de la La tesis que deseamos sostener aqui es que Popper Ileva a cabo una reformulacién de la mente en términos dualistas (0 pluralistas) que, sin embargo, constituye una definicién materialista que se ajusta a los prin- cipios de la ciencia. Popper crea una tercera via para refutar tanto el re- duccionismo psicolégico como el reduccionismo fisico, que habitual- mente se han propuesto para resolver la cuestién acerca de lo mental. Esta tercera via se sostiene sobre la hipdtesis del mundo 3, es decir, sobre el mundo del conocimiento objetivo, como una realidad auténoma y capaz de operar transformaciones en el mundo fisico y en la mente humana. La redefinicién popperiana de la mente tiene importantes conse- cuencias no sdlo para nuestras concepciones acerca del conocimiento y la cuestién ontoldgica de la mente y sus productos, sino también para la concepcion instrumentalista de las teorfas cientificas. Mas que usar las teorfas como herramientas 0 como instrumentos para conocer la realidad, son las teorfas cientificas, asi como el pensamiento objetivo, el arte y el lenguaje en general, quienes nos utilizan como sus instrumentos para cumplir sus determinaciones. Nuestra mente, como nuestra realidad, es un producto del mundo 3, un efecto de sus transformaciones y de sus des- cubrimientos. 115 ION Y EL PROBLEMA CUERPO-MENTE DUALISMO Y MATERIALISMO EN LA FILOSOFIA DE LA MENTE Durante més de tres décadas, en la primera mitad del siglo xx, el con- ductismo constituyé la postura oficial de la ciencia frente al problema que representa la explicacién de los fenémenos mentales. Esta postura se carac- teriza por una negativa a usar términos mentales y por reducir el estudio de la psicologfa a las acciones humanas observables. En ultima instancia, lo que pretende el conductismo es explicar la conducta humana sin recurrir a los términos mentalistas del dualismo introspectivo, tomando para ello as- pectos empiricamente observables, como la herencia y el medio que condi- cionan al organismo que se estudia. El conductismo y otras formas de reduccionismo fisico fue la respuesta que el programa realista y empirista de la ciencia tuvo frente a una psicolo- gia dualista que, fundada en la introspeccién y el solipsismo, dominaba el panorama de la filosofia y de la psicologia a finales del siglo xx. En términos generales, el dualismo (Rosenthal, 1998) considera lo mental, en algtin sentido, como un fendmeno no-fisico y de caracter in- terno. Esta forma de dualismo se atribuye a la distincién que Descartes hi- ciera entre el cuerpo, res extensa, y el alma, res cogitans, como sustancias in- dependientes entre s{ (Descartes, 1637-1981, p. 25). En general se suelen distinguir dos clases principales de dualismo: 1) un dualismo de sustancias, que considera la mente como una entidad no fi- sica distinta del cuerpo; y 1) un dualismo de propiedades, el cual sostiene que algunas propiedades que poseen ciertos objetos «constituyen una clase dis- tinta de propiedades mentales» (Bechtel, 1991, p. 109), esto es, que algunos objetos, ademds de las propiedades fisicas, poseen determinadas propieda- des mentales. Algunas consideraciones que podrian apoyar el dualismo son, por ejem- plo, el hecho de que los llamados fenémenos mentales sean manifiestamente diferentes de cualquier otro fendmeno fisico. En primera instancia la reali- dad fisica se rige por leyes formuladas en términos estrictamente matemati- cos. Pensar, desear o sentir no pueden ser descritos en tales términos mate- maticos, por lo que se tiende a no considerarlos como estados fisicos. Asimismo la propiedad de los eventos fisicos de acontecer en unas coorde- nadas precisas no parece encontrarse dentro de las propiedades de lo mental. Hay también, sin embargo, muchas e importantes razones para resis- tirse al dualismo. Generalmente es aceptado que todo fenémeno natural 116 estd constituido sobre fundamentos fisicos elementales. El dualismo, por el contrario, define la mente fuera de esta representacién fisica, lo que le sitvia en una posicién muy incémoda a la hora de estudiar lo mental con los mé- todos cientificos usuales. Otra dificultad que ofrece el dualismo es el pro- blema de las relaciones cuerpo-mente: ;cémo se explica que una sustancia 0 entidad no fisica como la mente pueda tener efectos sobre la materia, pro- vocar acciones, es decir, interactuar causalmente con una entidad fisica como el cuerpo? El conductismo representé una revisidén de la psicologfa en términos de la ciencia, con el propésito de ajustar a los principios de observacién y de verificacién empirica los métodos de investigacién psicolégicos. La intros- peccién y la conciencia, utilizadas por la psicologia dualista de Wundt, no representaban métodos de investigacién fiables, pues del mismo modo que nuestras percepciones del exterior estén sujetas a error, nuestras percepcio- nes internas no tienen mayor garantia de certeza (Bechtel, 1991, p. 117). No obstante, el conductismo también representé un paso atras en términos epistemoldgicos con respecto al pensamiento de Kant, y del propio Descar- tes, pues consideraba al hombre como un elemento pasivo ante su entorno (Gardner, 2000, p. 27, y Bechtel, 1991, p. 31). La adhesién al programa conductista hacia imposible el estudio de la mente més alld de sus manifestaciones en la conducta. Esta dificultad con- dujo a muchos a considerar la posibilidad de abordar el estudio de los esta- dos mentales fuera de los limites restrictivos que fijara el conductismo, sin que ello implicara abrazar las tesis dualistas. Desde el materialismo, tres son los modos de aproximarse a este pro- blema. El e/iminativismo, de acuerdo con el cual no hay, en sentido estricto, ni intencionalidad ni estados mentales, pues la mente y todos sus estados for- man parte de un pensamiento precientifico que es completamente falso. El re- duccionismo, que pretende dar a nuestra experiencia y a la intencionalidad una importancia en términos aceptables para una ciencia fisica. Finalmente, otra versién del materialismo acepta la realidad y la irreductibilidad de la mente, pero exige que ellas dependan de la materia de modo tan intimo —mas intimo que la mera dependencia causal— que el materialismo no se sienta ame- nazado por esa irreductibilidad de la mente. Las primeras dos aproximaciones pueden llamarse «materialismo fuerte» y la tercera «materialismo blando». Sin embargo, todos los intentos de explicacién de los fenémenos men- tales desde una perspectiva materialista han encontrado serios problemas a 117 _PROBLEMA CUERPO-MENTE la hora de arrojar una luz sobre cuestiones como la conciencia, la creativi- dad, la intencionalidad o la interaccidn entre lo mental y lo fisico. La mayor dificultad explicativa que ofrece el materialismo reduccio- nista es que su concepcidn de la mente es simétrica, aunque opuesta, a la que tienen los dualistas clasicos. Es decir, el materialismo y sus diferentes formas de reduccionismo monista sostienen un didlogo permanente con el dualismo introspectivo. La refutacién de la mente como un ente inmaterial diferente del cuerpo determina que su formulacién sea de algtin modo esen- cialista. La Teorfa de la Identidad mente-cerebro, por ejemplo —en una pos- tura manifiestamente esencialista—, sostiene que nuestros pensamientos, nuestras ideas y creencias, y en Ultima instancia nuestra cultura, se encuen- tran contenidas de alguna manera dentro del cerebro. Lo mental no tiene un simple correlato en el cerebro, sino que es su soporte material. LA TEORIA DE LA MENTE OBJETIVA: UNA REFORMULACION DE LA MENTE Al comienzo de su articulo «Sobre la teoria de la mente objetivay, Pop- per recoge muy bien este parecer cuando subraya la incapacidad que la filo- sofia ha demostrado para resolver y superar el denominado problema cuerpo-mente: La filosoffa occidental consiste fundamentalmente en representaciones del mundo que no son sino variaciones sobre el tema del dualismo del cuerpo y la mente, asf como en problemas de método relacionados con ellas. Por tanto, las desviaciones fundamentales de esta tradicién occidental dualista no han sido mas que intentos de sustituir el dualismo por algun tipo de monismo. No me parece que hayan tenido éxito, pues tras el velo de las de- claraciones monistas sigue ocultandose el dualismo del cuerpo y la mente (Popper, 1992b, p. 147). Como respuesta al problema cuerpo-mente, Popper propone su hipé- tesis del mundo 3. Su propésito con esta hipétesis es salir del circulo dialéc- tico monismo-dualismo en el que la cuestién acerca de lo mental ha caido. Por un lado, invierte el objeto de conocimiento de todas aquellas ciencias que pretenden estudiar la mente, partiendo de los efectos que le son pro- pios, esto es, de los productos mentales, como las teorias, los problemas y el conocimiento objetivo en general, como tinica forma de alcanzar alguna 118 comprensién sobre la mente; y por otro, reconoce a este mundo, el mundo del conocimiento objetivo, una autonomia particular, independiente de las determinaciones subjetivas del sujeto cognoscente. El conocimiento en este sentido objetivo es totalmente independiente de las pretensiones de conocimiento de un sujeto; también es independiente de su creencia o disposicién a asentir o actuar. El conocimiento en sentido ob- jetivo es conocimiento sin conocedor: es conocimiento sin sujeto cognoscente (Popper, 1992a, p. 111). El pluralismo de Popper tiene una ventaja sobre el dualismo clasico y es que elude la introspeccién y la cuestién que desde la ciencia empirica se le plantea a su incierta metodologia. De acuerdo con Frege, Popper entiende «por pensamiento no el acto subjetivo de pensar, sino su contenido obje- tivo» (Popper, 1992b, p. 149). De esta manera, en lugar de la introspeccién y el solipsismo, de la subjetividad propia de los actos mentales, se puede de- cir que la «caracteristica esencial del ser humano es captar contenidos de pen- samiento objetivos». Para decirlo con otras palabras: /a actividad de comprender consiste esencial- mente en operar con objetos del mundo 3 (Popper, 1992b, p. 157). El propésito de esta hipétesis pluralista es dar al conocimiento obje- tivo, as{ como a todas las demés producciones intelectuales del hombre, un nivel de objetividad que no suele ser tenido en cuenta al intentar ex- plicar el fendmeno mental. Aunque esta forma de dualismo nunca ha es- tado de moda y los humanistas, extrafiamente, no suelen reconocer en sus trabajos la categoria ontoldgica del orden simbélico, Popper apuesta por desmarcarse de la metodologia reduccionista en ambos sentidos, subjeti- vista y fisicalista: Para esta filosofia pluralista, el mundo consta al menos de tres submundos ontoldgicamente distintos: el primero, el mundo fisico o de los estados fisi- cos; el segundo es el mundo mental o de los estados mentales; el tercero es el de los inteligibles 0 de las ideas en sentido objetivo, el mundo de los objetos de pensamiento posibles: el mundo de las teorias en s{ mismas, y sus relaciones légicas, de los argumentos y de las situaciones probleméticas tomados en si mismo (Popper, 1992b, 147). M9 CUERPO-MENTE La importancia que tiene la autonomia del mundo 3 radica en la posi- bilidad de hacerse descubrimientos en él, del mismo modo en que se llevan a cabo en el mundo fisico. Es decir, que si bien el mundo de las ideas y del conocimiento objetivo es producto de la mente humana, este orden de los inteligibles y de lo simbélico genera otros problemas y pensamientos sin que ningtin sujeto intervenga en su produccién. En otros términos, se puede decir que el mundo 3 trasciende a las mentes que lo crearon, desbor- dando las aportaciones iniciales de las que partieron, con un numero indefi- nido de nuevos problemas y de nuevas soluciones. En este sentido, més atin que la posibilidad infinita de descubrimien- tos, es la capacidad que tiene el mundo 3 de transformar la mente humana lo realmente importante. El sujeto, sea cientifico o artista, extrae mas bene- ficios de su relacién con el mundo del conocimiento y de las producciones intelectuales que lo que particularmente pueda llegar a aportar con su obra. De hecho, es imposible hablar de aportaciones al orden del pensamiento fuera de las determinaciones propias de ese orden. Es decir, slo en una re- lacién de sometimiento a sus leyes es posible hablar de cosas tales como des- cubrimiento, conocimiento o creacién. La autonom{a del mundo 3 y su retroalimentacién sobre el segundo, e in- cluso sobre el primero, se cuentan entre los hechos més importantes del au- mento del conocimiento (Popper, 1992a, p. 117). De esta manera el mundo 3 de Popper, al mismo tiempo que es pro- ducto de la mente humana, trasciende las condiciones particulares de su produccién, en el sentido de que va mas all de todas las previsiones de la mente que lo produce. Esto explica que el tercer mundo sea auténomo por lo que respecta a lo que podriamos denominar su condicién ontolégica, aunque genéticamente sea producido por nosotros; y también que podamos actuar sobre él, aportando cosas y facilitando su desarrollo, aunque nadie pueda dominar ni siquiera una pequefia parte de dicho mundo. Todos contribuimos a su desarrollo, si bien todas las contribuciones individuales son insignificantemente pequefias. Todos tratamos de aprehenderlo, ya que no podemos vivir sin entrar en contacto con 4, porque todos hacemos uso del lenguaje, cosa sin la cual dificilmente podrfa- mos ser humanos. Sin embargo, el tercer mundo ha ido creciendo hasta més alld del alcance, no sélo de cualquier hombre, sino de todos los hombres jun- tos (como muestra la existencia de problemas insolubles). Sus efectos sobre no- 120 sotros se han hecho mds importantes para nuestro desarrollo y el suyo propio que los de nuestra accién creadora sobre él, ya que casi la totalidad de su creci- miento se debe a un efecto de retroalimentacién: al reto que representa el des- cubrimiento de problemas auténomos, muchos de los cuales nunca dominare- mos. Ademés, siempre tendremos delante la tarea de descubrir problemas nuevos, ya que hay infinidad de problemas que siempre quedardn sin descu- brir. A pesar -y también a causa de la autonomia del tercer mundo, siempre habré lugar para el trabajo creador y original (Popper, 1992b, p. 154). Popper considera que los problemas, ademés de las teorias y las propo- siciones de la ciencia, son parte fundamental del mundo 3 y de la epistemo- logia que promueve con su hipétesis. Del mismo modo, Kuhn subraya la importancia que tiene aprender a resolver problemas, ademds de aprender la red de conceptos y teorias que constituyen una ciencia, para todo aquel que se inicia en su aprendizaje. M4s que aprender de un campo de la realidad, lo que hace el que se inicia en una ciencia es aprender un lenguaje, es decir, un reticulado de significantes que le permita acceder a una cierta forma de pen- samiento. Sélo se puede llegar a tener un pensamiento después de entregarse a los significantes correspondientes que determinan ese pensamiento: 2Qué es aprender matematicas? Aprender a pensar como piensan los matematicos, es decir, con los conceptos y las unidades significantes propias de esa ciencia. Aesto Kuhn lo denomina aprender a «pensar con otra cabeza» y constituye el niicleo de aquello que intenta explicar con el concepto de paradigma (Kuhn, 1982, p. 19). De modo semejante, Popper afirma que: +» aprender a entender un problema es cuestién de manejar unidades estruc- turales del mundo 3, y obtener una aprehensién intuitiva del problema no es més que familiarizarse con esas unidades y sus interacciones ldgicas (Natural- mente, todo esto es semejante a la obtencién de una aprehensién intelectual de una teorfa) (Popper, 1992b, p. 172). Esta concepcién de la mente, definida desde sus relaciones con el mundo 3 nos permite comprender de otra manera no sdlo el conocimiento, sino la creatividad y la invencién. Mi tesis central es que todo anilisis, intelectualmente significativo, de la acti- vidad de comprender ha de proceder fundamentalmente, si no totalmente, mediante un andlisis del manejo que hacemos de los instrumentos y unidades estructurales del tercer mundo (Popper, 1992b, p. 159). 121 Son estos instrumentos y unidades estructurales del mundo 3 los que posibilitan y validan nuestra actividad mental en un orden de pensamiento. Sélo conecténdonos con sus elementos simbélicos mediante el estudio o la escritura podemos llegar a tener un pensamiento en el sentido objetivo que propone Popper. De un modo similar, Einstein dijo en cierta ocasién: «Mi lapiz es més listo que yo.» Por supuesto, lo que queria decir era que al anotar las cosas por es- crito y al calcularlas sobre el papel, a menudo obtenfa resultados que iban més allé de lo que habia previsto. Podemos decir que al utilizar lépiz y papel se co- nectaba al mundo 3 del conocimiento objetivo (Popper, 1997, p. 68). Entre otras cosas, esta epistemologia popperiana nos conduce a una idea de la escritura como fundamento y posibilidad del pensamiento obje- tivo. Esto es, nos lleva a decir que sin el soporte de la escritura es muy difi- cil, si no imposible, hablar de pensamiento de modo no subjetivista. Es en el orden de la escritura en donde se produce esa retroalimentacién que Pop- per considera tan valiosa entre los objetos del mundo 3 y el mundo 2 de los estados mentales. No creo que Shakespeare pudiera tener Hamlet sin escribirlo realmente. No es que lo tengamos todo perfecto en nuestra mente y luego lo escribamos. Se trata siempre de un proceso de creacién que es semejante al proceso que sigue un pintor (Popper, 1997, p. 55). Se puede decir, pues, que sélo pensamos, de modo objetivo, mediante la escritura. Es decir, sdlo es posible el pensamiento en relacién con el mundo del conocimiento objetivo que representan los libros, los conceptos y las ideas escritas. Desde esta perspectiva popperiana, hablar de instrumentalismo en la ciencia resulta una tarea imposible. Pues si bien el argumento de la autono- mi{a del mundo 3 parece apoyar en cierta medida el instrumentalismo, en detrimento del realismo, en realidad podemos ver que se trata de un instru- mentalismo inverso. Si tenemos en cuenta que més que elegir los términos que nos convie- nen subjetivamente en nuestras investigaciones, en realidad nos hayamos ri- gurosamente determinados por las articulaciones significantes, esto es, por la ldgica del discurso cientffico, es posible comprender que somos utilizados 122 como instrumentos por las ideas, los problemas y los anudamientos simbé- licos que genera el conocimiento objetivo. Esta clase de instrumentalismo salva las condiciones de racionalidad y de verdad que el realismo considera tan valiosas en una teoria (Rivadulla, 2002), en tanto que la coherencia interna de las teorfas, los problemas a los que responden y que forman parte del mundo 3 corrigen sus propias posi- bilidades y condiciones de desarrollo. «un Silo que quiero es estar seguro del resultado obtenido de manera que no lo confunda al momento con otro distinto, he de echar mano de lo que Bridg- man llama «una operacién con lpiz y papel»: he de ponerlo todo en un algo- ritmo en el que haya unidades estructurales fécilmente manejables. (Evidente- mente, se trata de unidades estructurales del mundo 3.) Una de las cosas que entran aqui es la eliminacién de errores. las operaciones realizadas con papel y Lipiz facilitan el diagnéstico y supresién de errores (Popper, 1992b, p. 160). El tedrico o el investigador no puede elegir los términos 0 conceptos que mas le convengan, so pena de quedar fuera del campo teérico al que pretende acceder y que habré de determinar su discurso, esto es, bajo el riesgo de quedarse sin pensamiento. REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS BECHTEL, W. (1991), Filosofia de la mente. Una panordmica para la ciencia cogni- tiva, Madrid, Editorial Tecnos. DESCARTES, R. (1637/1981), Discurso del método. Para dirigir adecuadamente la razin e indagar la verdad en las ciencias. Cuarta Parte. Madrid, Ediciones Alfa- guara, 1981. GARDNER, H. (1985), The Mind's New Science. A History of the Cognitive Revolution, New York, Basic Books, Inc., Publishers (trad. espafiola: La nueva ciencia de la mente. Historia de la revolucién cognitiva, Barcelona, Editorial Paidés, 2000). KUHN, T. S. (1977), The Essential Tension. Selected Studies in Scientific Tradition and change, The University of Chicago Press (trad. espafiola [1982]: La ten- sién esencial. 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