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| GAZAL JKAUES, Las Peicoterapias del Nis ». Biiciones Otkos~Tau Espana, 1978. Capitulo 2 ™“ Problemas de métcdo Goneralidades. Introduccién al andlisis a . a Si tenemos que hacer caso de Melaiiia Kle'n, no sélo cualquier fe : trastorno psiquico infantil puede ser corregit' 0 influido favora- blemente gracias al psicoandlisis, sino que este seria incluso capaz de ayudar al desarrollo del nifio norma... La escuela viene- ~ sa, con Ana Freud, esta lejos de compartir se uejante entusiasnio “por no decir semejante emegalomantas— d+ principio, ‘Primeramente la terapéutica psiccanall ica Gnicamente se impone en el bien definido caso de una verda'era neurosis infan- til, mientras que al margen de una regresio" permanente, o de tuna fijacion sintomatica, no solamente es nv esario saber poner a confianza en Ia fiuides de la evolucton, sino» such més~jFespe tarlal... Luego, el psicoandlisis es un praced viento dificil y que, de hecho, debe utilizarse con precaucion. Fir tImente, las condi Ciones de puesta en marcha y de desarrolle «le la curacién son bastante particulares. | Referente al nitio - eek + -ELifo es um ser inacabado 7 dependient » No siempre es! D> (quien mas sufre por sus trastornos neuréticns. que generalmente | Bo reconace como tales, y pare los que no aspiva verdaderamente Tecibir una eyude externa. Muy pocas vect: se pide su asent! miento antes de confiarlo al psicoanalista, qu : para él es un des conocido, un extrafio. Asi pues, en el nifio na | ay conciencia dela a 38 Las psicoterapias del nitio ‘enfermedad ni detertisacién personal, que son ta base de ta peti Gién del paciente aduita y determinan Ia condicién del éxito del Analisis. Casi siempre. pues, nos encontramos ante la tarea de ins. pirar al nifio la neces via confianza y de-conducirle @ desear el tratamiento, Es un problema de tacto que cada vez desemboca en una actitud original ‘Asi, potiemos projoner al nifio la utilizacién de los procedi mientos del andlisis pura que llegue a conocerse bien, para inten. tar erreglar con él lo que constituye le fuente de los repraches que experimenta, lo que acarrea penosos conflicios en la escudle, en el hogar, etc. De hechi., y dejando eparte los casos de dificultades caracteriales graves 1» de desestructuracion psicética, el nifio es ampliamente accesibl: al ofrecimiento del adulto que no demues- tra prejuicics, que itinnta escucharie al mismio nivel que sus padres que se sitée r ul plano de la ayuda y no del guicio 0 del castigo. Personalmente touno la, costumbre, en la primera aritrevista, de preguntar al nif: con quien me quedo a soles después de haberle primero recibiso junto con su familial qué piensa de lo ‘que han dicho sus pasires, ¢ intento encontrar une rendija, mas a nivel de la postura sunjetiva que a nivel del sintoma que se refieja en las ambivelencias concernientes a dicho parental. Notifico al nifio que Ja dificultad no estriba en que é! venga 6 n0 a las sesio- nes, sino en su deterininacién a hacer uso de ellas. Le pido que intente hacer Ia exprriencia. Por supuesto que esto se refiere a nifios en la fase llan.acla de eatencia», En esta fase al problema est en ser lo sulicientemente per: suasivo sin ser tsedulors, en ser lo suficientemente «insinuantes sin ser apremiante, 1 ser lo bastante neutro sin egar a pasar inadvertido, en mostrarse 1o bastante aliado sin legar @ ser complice, Se podrlacrger yu busta adoptur la euetitud analitieas wad clonal para ton los Ivitos. Esto es lo que creen ydiaen practcar PP log akleinignoss. Pero wt AF oe hacen, mediante sniespretaciones simbolicasn, pretendidaments \} profurides, evocande anguatasasimismo profundas 7 erelaciones \ Be cbjetr arcalea, :no'ee ante todo verdadero punto de rete. \\ ar mano» ai nifio de entrada, como ellos. ie Problemas de método 39 roncia del deseo, de la defensa, y de la estructura— cintro- presionary ¢l Saber de! adulto onmipotente? Cuando cualquier desacuerdo es tachado de stransforencia negativan, y cualquier faquiescencia sancionada en el acto por un fortalecimiento inter- pretativo, es dificil distinguir entonces To que es eadoctrinaciény 0 andlisis. La paradoje consiste en que semejante eatiborramiento» fs eventualmente psicoterépico, aunque solo sea debido a que para un nifio nunca ha sido habitual que un adulto utilice con él, * sin avergonzarse, el lenguaje de los objetos y de los procesos «par ciales» (seno, mamada; evacuaciones, defecacion; organo genital masturbacién, etc.). Queda en pie el problema del valor de la curacién 0 de la eformacions obtenidas por tales procedimientos cactivoss. Es de temer que en estos casos el sintoma sea sustituide por un sistema, Pero, a decir verdad, carecemos de estudios lon- itudinales satisfectnrios. Los cuales, por otra parte, no nos serv Fian para probar grin cosa, ya que unas reviviscencias neuréti es, 9 unas curacinaes espontaneus, pueden ser el resultado du movimientos de fas 0 de factores intercurrentes, ‘Rn realidad, aunque tenemos sobradas ruzones para descon fier de un cierto enaximalismos psicoanalitico, debemos evitar sin embargo, poner al nifio en le boca det lobo. ¥ los proximos pé- rrafos nos dirén lo que debemos aprovecher de la contribucion kleiniane. El problema del ingreso del nifto en el anélisis es de hecho. y en primer lugar, una cuestion de edad. Aunque principalmente & quien hay que sconvencer» es ante todo al nifio en fase de laten- cio, es més que nadie el nifio pequefo el que corre al riesgo de ser victima de una ssoiluccion» ante la necesidad de interpretar su angustia, con la purte aleatoria de la presuposicion tebrica del terapeuta En general, el analista pretende aliarse al ¥o del nifio contra tuna parte de st personalidad a contra un foct conflictivo. A falta de esto, es aversurie primeraminte seguir al maximo posible al hnito en el terreny de sus prefurencias, pero —como dice Ana Freud sin manifestar ningune intencion prematuramente edu: cativa, Aunque en un aspecto tobrico Melania Klein recurre en todo caso a una evlitud sestrictamentes analitica, en el aspecto 40 Las psivoterapias del nifto practico admite que el «métodox debe ser apropiado a cada practicantes. Al principio lo que el nifio piensa en su més profunda intimi- dad —a menos de que se resigne a dejarse lievar— es muy distinto alo que le dice al adulto (suponiendo que se decida a hablar}. Pri- ‘eramente es necesario per al no en sitcion de que sea el nismo y que exprese sus ideas. En suma, se trata de establecer inal que posi l andlss Puede que pars rear Sieeinl- ‘osea indispensable llegar a poner al nino en contradiccién consi go mismo... No obstante, al vivir enteramente rn ol presente, y sin interés por el py estra ninguna tendeencia por ka introspeccién. Finalmente, es completamente incapaz de sacar provecho de la ssituacion» del divan. ado, et nifio no Referente a los padres Por si fuera poco la dificultad que presenta el nifio, alin es necesario, casi siempre, convencer a los padres para que acepten tua tratamiento, frustrante desde cualquier punto de vista Efectivametite, para que sea patolégico, tiene que haberse creado un equilibrio progresivo entre el nifio, sus sintomas, y sits pikdres. ¥ la anticipada peticion de tratamiento puede ser equive a y ambigua (xque varie la situacién, sin que cambie nada). No es iinprescincible creer, que el nif sca univocamente ul refiejo di fa neurosis de cardcter parental para poder edmiti que cualquice révision del estatuto familiar sea una tarea aleatoria. Tanto o mAs que esperar dei terapeuta una ayuda razonable, los padres pro- yectan sobre 6] su rivalidad, su culpabilidad, o sus pulsiones. Y¥ no seré desplegando una «funcién apostélica» (Balint) inapro- piada la solucion para vencer las resistencias femiliares a la terapéutica. Llegado el caso, en el centro de estas altimas vere- ‘mos incluso producirse la mejora del nitio. Esta asume entonces el papel de un traumatismo activo del Ideal del Yo parental, de acastraciOn» de su cometido tutelar. Problemas de mérodo a La lentitud para obtener el resultado pretendido, y la rapidez, con la que solo se obtienen resultados superiiciales, intervenérin como obstaculos suplementarios que ensombecerén la atmostera de la cura. También sera un estorbo la legitima curiosidad de los padres, avidos de saber lo que se le ehaceo « su hijo, y que sa el aspecto informative quedarén decepcionados... Pronto i ain se Convierte en el objeto de un chantaje (a veces repetitivai de «fec- cin. El nifo est4 én posicion de eleccidn conflictiva entre et usra- ‘peuta y los'padres. En tales condiciones no j ued# surgit stc Jcoincidiendo con el establecimiento de un Super-yol. La plena posihilidad! de Lransfernneia nos parece give se insta solamente, por Supt doulive del Complejo dee Edipo; aunque no por bilo negarernos uno§ movimiientos .precursores, parciales. De heehi, clorius elementos du interiorizacién se instalan muy Prop to. a partir del segundo afio. Ciertamente, Melanie Klein dosplio ede dna edad demasiado precoz, y cade vez mas precoz (1a la tgod de seis meses en sus ultimos escritos!...) el momento del ‘Complejo de Edipo. También es cierto que ella hace colisionar le semnitucion del Super-yo (instancia de la interiorizacton), con hecho infantil de la angustia actual de perdida del amor del Obje teilos padres). Bero esta lejos de cometer el error de constater fenomenos de rechazo, dé culpubilidad,,en el nifio de mas tierna tine, y Ge deducit de ello que los padres reales son ya (por io sronce-parsialmente) unos imagos de abjetos orginales... Wo obs tante, entre lo inieriorizada y to actualmente vivido, las rela- cates aipiiee siendo indavta, sonsibies, y lis fluctuadores,roul eee evan, iequi’a la Infancia le falta para sir wha estraetira ecionalmente analizable, ws el edespuése de lit pubertad que aaeeeea il ustiblacimiento de Ia estructura, De hecho, en ef peso Tina de ls elementos precoces, [0 ~relativamente- determinante irri moan subsacuentel Pero estos hechos de evolucion y de inte oe ro Sea justifican a lo sumo un clima pedigdgico, por 10 viene virtual, nn et pedoanslisis, y a0 ta renuncia al endlisis ‘Aqui seguimos a Melania, Klein aes la actitud, la conviccién interior, le que hace que se encuentre lg wcnica adecuada.» 52 Las psicoterapias det nito Psicoanilisis y pedagogia av lary diseusion que hemor: tenido ee fas dificultades cificas del pedoandlisis quiaa nus permitirs ser més procisos sobre el tema del apoyo psicopedagogico, cuyo unalisis parecerta deseable garantizar. ‘Ana Freud anticipa —lo que de ningan modo comprendemos— que ef analista deba ponerse en el sitio del Yo ideal del pequefia paciente. Parece que sobre todo teme que la liberacion de los sin- tomas por la suspensién del rechazo entrafia en el ser inmaduro, ‘en el Yo débil -y poco accesible a la raz6n, al juicio, a la volun- tad-— que es el nido, una orientacion «perversas de las descargas, una emalignidads mas general de su conducta. 'A nosotros e! peligro no nos parece ni del todo negligible, ni tan importante como se podria temer. También en este caso se trata esencialmente de una cuestiin de la edad. Pero aqul, sobre toxlo, nos parcen que el cometide positive del educador debe ser Compartide con los padres, aunque guiéndylos para que no se ometan contrasentides, en un sentice (en hiper) en otra (en hhipol. Ya que es evidente que la elerocidads de ciertos Super-yo infantiles esta en la medida de la ausencia... de prohibiciones rea- es por parte de los padves, dejando al nifio solo fronte a frente con lo ilimitado y lo einfiniton del fantasma de agresion. Clertos ‘comportamientos caracteriales o delincuenciales infantiles estan asi claramente relacionados con una necesidad de «provocar ala Ley» en un plano localizable (externalizedol, so pena dé quedar indefenso ante un imaginario angustiante. En tal caso el analista debe ser primeramente el pedagogo... de los padres, y rectificar determinados errores bien arraigados concernientes a la supues: ta posicién sostenidamente etolerantes de su funcién ‘Asimismo, el analista no epermites nada que no sea en el mar co du una expresiéa, simulacro de representacion, y no en un ccomportarsos rea, Ineluso para cl mas tiene bebe, a quien se ke 4+ Saivo deliberacas exceptionas, a easns particulates inifios psicotics nares alzabless de entrada... Problemas de método 33 dan los objetos y accesorios mas variados, c: n la posibilidad de Gue los rompa, rasgue, estruje, ensucie, etr.,.'s significative que tenga derecho a hacer lo que le venga en gana {jugarl, salvo env ‘Hderse con ol analista, Se train, pues, de no a tacarte Ja colyatd idad insoportable dlel paso x1 acto, culpabiliclad que sOle ped ia intentar eahorrersey mediante una previa salir de ua acrecrua miento de reaccin de agresion. ‘Sia la actitud analitica le es necesario mantener un marco destinado a «regulars las pulsiones iberadas. ) sila verbalizacion fe al vinoulo natural de una unién atemperada de las energias (como nos ensefia la experiencia psicoanali'ica en el adulto), todavia queda por trazar en el nifio el camin: de la sublimacién, de la idealizacién. A veces seré necesario fa ilitar ciertos movi mientos hacia la sublimacion apoydndolos cea un estimulo, con luna apreciacién, con un consejo, con una ori ntaci6n, allt donde fl simbolo abre camin al fantasma hacia lo cultural o lo intelec- tual. Evidentemente, en este punto, mas que en ningan otro, se impone ef Lieto, ast como la toma en consid raciGn del aspect eventualmente defensive de la identificaci i apase a 1a acci6ns, li maniobra, so te-1e que conteolar om beneficio de lo expresado, de lo representirlo, estamos en un terreno en cambio- en el que es indispensrble una verdadera tolerancia: seré inevitable ensefiar al nifio o a sus padres) @ soportar un minimo grado de descarga pulci mal, y también de Sinceridad. Mas a menudo sera necesario in: itarlo a una queva forma dp «compromiso» y a «calmary sus re obradas energias “Aqui pienso en un muchacho de diez afio: afectado por una neurosis obsesiva aferrada y muy inferiorizat te (en particular a nivel de la escolaridad). El andlisis segin la tecnica del dibujo permite la curacién, a través de la exteriorizecion de una repre: Fentacion de destruccién sédica de un padre « ‘bil por una madre Mfalicer y malvada [en total contradiccién co la realidad de un padre colosal y de una miniscula mujer con madre), La madre Bre acusada de mandar al padre al ciclo... por la violencia de # pedos, en el curso de la eEscena Primitives. {! 1 trastorno intesti fal impresionante vino a confirmar la curacié: , Todo iba bien (es guela, aceptacion de salir con extrafies, etc.|, “alvo, segan vino @ Ee 54 Las psicoterapias del nito quefarse la madre, jue shore a veces ocurria que el muchacho respondie mierda! cuando se le refiia... Como sea que la madre me parecié inaccesi lt a los argumentos apaciguantes, y que pre- ferfa la neurosis a | groseria, me vi obligado a tomar la resolu- cién de ensefiar al : suchacho @ que retuviese sus répiicas, hasta ‘que -estaviese solo; a que usara expresiones menos «sentidas». En sama, tave que! lucario en los buenos usos del esfinter verbal y de las emisiones micas. Pero quizds est: «jemplo es menos caracteristico querlo que seria de desear de! activided pedagogica del analista. As| pues, més bien evocaria : | caso del muchacho de once arios que simbo: lizaba su problemal ca tedipianas y sus preguntas sobre el origen, ef nacimiento, meds .nte un interés compulsional por ia palectolo- gi. Todos sus conn imientos, incretblemente desarrallados (para un chico de once a” -s) en este sector cientifico, le fueron sistema. ticamente interpret .dos en su contenido libidinoso y su latente interrogacion sexu. La actividad pedagogica del analista, ante determinada sflota: ons det muchacho, e incluso ante el riesgo de deprésibn consecul “0 a la xdemixtificacions de la racionalizacion y del ideal det Yo, "onsistié- en explicarle esqueméticamente los actos humanos de’ + fecundacién, de la reproduccién, las reglas del matrimonio. di purentesco, «n situar.tos tabdes, « le que lo que ‘hac. “levantar la prohibicion seria compen: como; més tarde, » oiarse,-en sit propia posibilidad de crv familie. En fin, le -

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