Por suerte el viento corre hacia el Bajo y el paraguas lo
recibe desde atrés, empujéndome. Es un buen presagio, ¥
cen los balcones hay guirnaldas empapadas de tela colorida,
por los festejos de primavera.
Enla esquina del Hotel Plaza hay dos autos cruzados que
cobstruyen el trinsito, una pelea entre choferes,cajas abier
tas en el empedrado y sombreros de sefiora llevados por
el viento,
‘Lega a mis pies un sombrerto de o6ctelfantasfa
‘Al recogerio me baja la presi, Me recuesto contra
un drbol,
El viento me saca el paraguas abierto de la mano y lo
‘cabs entre las ramas.
‘Me recupero. Ya estoy a un paso del sentido comin,
Pade haber salido en automévil, con el chofer,¢ cuatro
‘manos, secos. ;Cémo pensaba traer ala india, ala rastra?
‘Los zapatos rebalsan, Me los sico para vaciatlos y veo
que sin querer me puse los nuevos de Dam. Yo mismo se
Jos lustré para la reunién del Comité
La gente corre hacia Florida. Comerciantes, familias, los.
choferes, Me llega el boca en boca: pas6 algo en Harrods.
Puede ser Ia india levada « la rastra por los custodios,
Ja ruina piblica del proyecto de Dam. La india muerta
de un tiro la ruina. La india en Harrods, entre las clien-
tas, perseguida, con ganas de matar, con cristaleria, con
percheros, candelabros, con una seccién de cuchillos en
el tercer piso. Ciudadanos ingleses en la gerencia
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lego sin recuerdo de haber hecho dos cuadras hasta acd.
Cerraron la entrada de Harrods con clientes adentro. Un
tipo reclama que en el apuro lo separaron de su esposa.
No se sabe qué pasa. A través de la videiera, el enano de
trajecto verde que recibe los clientes sefiala hacia arriba,
Com Ja Ilavia en la cara vemos algo que se mueve en la
cornisa del cuarto piso. Me levo a la boca la medalla de
‘Venancia, Que no sea la india. Que no sea la india,
Es la india adentro de un vestido que tomé de la tienda,
Le gritan que nose mate.
Sicae,si el toldo de la tienda no aminora la cafda, si se
estrella a un metro de mi, gdeberia hacerme cargo 0 irme
sin decir nada? gPor qué no irme ya?
Hace unos pasos dablegada por el peso del agua en el ves-
tido. Se lo saca con asco y lo tira hacia nosotros. La india
desnuda y el ruido de la ropa que cae sobre el pavimento
cnardecen al piblico,
Sala para exquver un bravo que se del ventana Ve-
mos los pies rugosos y su vagina como una estela ne;
com a line del slo, Coreen cut pats como ua se
arto por la cornisa, En la esquina sobre Ia avenida para
en seco y queda quieta, con la cabeza en alto, mirando el
transit.
Seria stil saber qué hizo en su eorrida por la tienda, qué
rompid, si mat6 a alguien. Su cara mojada en la altura no
me dice nada, Creo que la entiendo mejor cuando no la
tengo a la vista
aEl doctor Thibaud dijo en una de las primeras re-
uniones del Comité que los pacientes con trastornos
mentales suelen estar encorvados, imantados por el piso,
sujetos por una fuerza invisible que los obliga a postu-
ras de animal. El fendmeno es efecto de la gravedad de
Ja Tierra sobre la materia psiquica densificada por la
parologia.
Casi cualquiera en su situaci6n se sentria confortado por
{a llegada de una cara familiar. Por qué no ella. Mi cara
lees familiar: Me conoce y puedo convencerla de volver
conmigo.
Parece que para entrar ala tienda hay que tratar con el
enano. Le digo al enano que yo conozco a la mujer, que
yuedo ayudar.
ee Dice que tiene orden de Gerencia de no abrir el pas.
‘Me agradece la buena voluntad.
Le digo que la mujer trabaja para mi.
[No entiende de qué mujer le hablo.
La mujer en la cornisa
Dice que las esposas o hijas que hayan quedado aden-
tro estén a buen resguardo del personal.
“Le grito que la india tabaja para mi, Es mi sirvienta,
cestdinsana, se escapé de mi casa.
Progunta sila india es mia
Enmisinven, et insane, Nocstoy azncunbrado a
sqritar, se me quiebra la vor, Escucho tisas. -
‘lenano hace una pregunta a alguien fuera dela vista,
gira en un gesto de victoria y viene a abrirme, ;
Se interpone el tipo sin su esposa, Si entro yo, entra él.
Le explico que voy a participar del rescate dela india.
‘Que yo mismo voy a bajarla de ahi. Decirle esto en vor.
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alta y que todos escuchen es una felicidad que me regala
el momento, pero me gana la idea de que no hay marcha
atris, por lo que la vox me sale fina y él se larga a rei, se-
fialando alternativamente mi cara y el sombrerito de céctel
fantasfa al que estuve aferrado todo el rato.
El enano me invita a pasar. Entro répido. El tipo queda
afvera porque al reirse se distraj.
Me recibe un rubio de uniforme, Se presenta como encat=
gado del cuarto piso y se ofrece aasistirme en lo que sea
posible para salvara mi sirviemta, Por el momento Geren~
cia decidi6 no llamar ala poliia, Con un giro de ojos dice
que tiene orden de decirme que puedo llevarme ala india
sin mayor complicacién si me hago eargo del pago pot los
dais.
Le digo que i lo que quiera. ;Qué dafios? :Qué
Corremosal ascensor.
EL movimiento del ascensor me da arcadas. El ascensorista
también esrubio.
El encargedo dice que mi sirvienta subié directamente
por a escalera hasta el cuarto piso. Mueve as manos como
Para que entienda que lo hizo en cuatro patas. Le da pudor
dlecrmelo en la eara a este estipido.
Pregunca si estoy bien y me busca la mirada como ha-
cen los afeminados. Entiendo. Gan6 este puesto porque
«s rubio, aprendié a limar los gestos bestiales de italiano,
se atentué, y eso dej6 al maric6n al descubierto. Las tien-
«las de Iujo contratan maricones. En Gath & Chaves esta
leno. Me aparto, pero no mucho. Hasta hora es mi tinico
sliado, aunque sea por motivos repugnantes.
”Elascensorista pregunta c6mo pienso salvar ala india.
Por las cejas se nota que es rubio natural, pero en li cabeza
tiene mechones teaidos de un rubio mas claro que el suyo
Otro afeminado.
Le respondo mis opeiones para salvarla: si no funciona
invitarla a entra salir ala cornisa y ganar su confianza. Si
no funciona eso, elaboraralgin tipo de emboscada abrien-
do de repente las ventanas y succionéndola hacia adentro.
Elefiido me desea buena suerte.
El encargado me muestra los deos del cuarto piso. Una
vitrina rota en la secci6n de maquillaje. Tres maniguies
con ropa manoseada que intenté arrancar, No ¢s mucho.
‘No mat nadie,
Pensé que la india no distinguia entre hombres y mu-
jeres, porque vamos vestidos, y por el robo del traje de
Dam. Le basté este trecho de ciudad para entender que
‘sas criaturas cubiertas hasta el cuello, adornadas, sin pier-
‘nas, son las mujeres. Se deshizo del primer disfraz equivo-
cado y buscé otro de mujer en Harrods. Imposible desan-
dar cmo descifré Harrods,
Veo a la india sentada con las piernas colgando en el acto
De este lado del cristal la gente también esté quieta.
Bl encargado dice que una vez escuché que la nica mane-
sade salvar a un suicida es llamandolo insistenternente por
elnombre de pila. Por qué no me asomo la amo, para
empezar?
Es lo que dije que iba a haces invitarla a entrar
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El encargado dice que puede sostenerme por I cintura
para que la lame desde la ventana, pero si quiero salir ala
‘cotnisa la tienda no se hace responsable de lo que pudiera
‘curr. Siempre estamos a tiempo de llamar a la policfa 0
a los bomberos.
Acerca un banguito para que suba y me asome. Insste
con que la lame por su nombre de pila.
Su nombre escupido que no recuerdo. Qué nombre
para esa cara, para los tatuajes, adecuado a una sirvienta.
Messen Leos quest debates. No pao lamar
la Leonor.
Abro la ventana y saco medio cuerpo afuera, El encarga~
do presiona la ventana contra mi para que no entre mucha
agua. Otra vez la medalla de Venancia en la boca. Por fa-
‘vor, que me haga caso. Virgencita, que me haga caso.
Le grito ;Venancia! Le pido que no se mueva, que no
se caiga. Me Ilevo las manos ala frente para lucir contra~
riado y que lo entienda,
since sl none flo, Paina mismo con
Entro y cierro la ventana para ver e6mo sigo. Un cliente
le pide al encargado que yo mismo salga ala cornisa y la
meta a la fuerza. Otro pide rapide, su sobrina quedé en
Ia alle. El reclamo se da en diversos puntos del sen.
Le pregunto al encargado si puede atarme de algo. Se
toma del mentén para que lo veamos pensar. Con un chas-
quido de dedos: un corset. Hay una coleccién de corsets
cd noms en el piso. Si me pongo uno, él puede engan-
charle una soga o un cinturén y atarme a un radiador.
3‘Allos clientes la idea les parece muy buena.
Bl encargado vuelve a buscarme la mirada, La compul-
sin enferma del marica, Esta vez su falta de oportunidad
me irrta y dejo de simular que no entiendo sus intencio-
nes. Le pregunto qué quiere,
Esti esperando mi aprobacin para colocarme el corset.
Hay una vida en peligro, gpor qué no me lo pondria?
Que lo traiga ya.
‘Ajusta lento los cordones para que me acostumbre ala
falta de aire. Se nota que lo hizo muchas veces con viejas
‘que todavia lo usan, sefioras con menos aire disponible que
yo, encajadas en esto.
‘Cuando termina estoy erguido por primera vez. El
aura de vencido, deshecha
“Mientras me engancha a un radiador, es oportuno ba-
cer un chiste para todos. Improviso una pose femenina
frente al espejo y me pongo el sombrerito fantasia para
completar el cuadro. Se fen.
Le doy el sombrerito al encargado y salgo ala cornisa,
Es bastante ancha. Me aferro a las salientes de espaldas al
vacfo, Estoy a unos diez pasos dela india, pero los zapatos
de Dam estin nuevos y tienen poco agarre. Si me descalzo
puedo avanzar mejot
Camino en cuatro patas, como ella, para no eaerme.
Me siento y me saco los zapatos para que vea mi gesto
solidario. Sal ala intemperie para buscarla, no soy agresi-
vo, estoy en la lluvia, descalzo como ella, qué mis. Hasta
ahora solo giré para mirar la cuerda que sale de mi cadera,
vy ya perdié el interés.
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Desde adentro el encargado me grita que la lame por
su nombre. . .
Le digo jVenancia! con una voz que deberia surgir del
corazén y sacudirla en lo que tiene de humana, pero lo que
siento es miedo y odio y ganas de que se tire. Ella escucha
«50, el contenido basico de mi emocién, como hacen los
perros, por eso no responde.
‘Ahora que la tengo adelante veo que en reali
‘muy tranquila. Debe ser la llvia
‘Desde adentro el encargado me grita que le cante una
canci6n,
Solo porque estoy a punto de llorar la propuesta me
parece iluminada, Pero yo no canto nada. Recuerdo una
cancién de misa mis o menos entera, pero solo las pala~
bbras,no tengo memoria para las melodias.
‘igo para ella la palabras con una entonacién que pa~
rece mtisica.
desté
Padre nuestro celestial, lo que en vida no me diste,
el tormento que trajste, lo bendigo desde el alma,
‘padre mio que me biciste, que en tu Dolor me pariste,
‘porque en la care tropiez0, sin Dolor no comprendo.
Porque Dolor es la lengua de los santos y tu Hijo,
{90 por este crucifijo te juro seguir sufriendo,
Me strae el enano verde que me seal desde abajo para que
los eustodios de Dam vean dénde estoy. Acaban de llegar
[En la distraceién pierdo las primeras palabras que me
dice la india, que me habla.
‘No sési som palabras. Son vocales seguidas de un sus-
piro que podria ser otra vocal pero que a mime suena a
83imatiz de intenciéa, y ua chasquido parecido a una t, que
puede ser el intervalo entre palabra y palabra, ya que no
hay pausas de silencio, ni cambios de volumen, ninada que
distinga una serie de sonidos de otra, salvo el chasquido.
‘Deben hablar un idioma anterior ale gramética, un apila~
rmiento de verbos y sustantivos, més cuatro o diez adjetivos,
ss la circunstancia de arriba, abajo y alos lados, més dos
tamafio, chico y grande, agrupados seyin les cacala cabeza,
yysiesast, sidesando bien lo que escucho entre su ¥07, solo
pueden hablar del presente en el que estan, y no hay oracio-
nes. Merodean lo temas entre olvido y olvido, y el sonido es
casi misica, como lo mio antes, como si meimitara.
‘Me quiebta la palabra en espafiol que escucho en su parlo~
teo, No seu, ya pa6, pero dej un azo reco de habla
castellana Sigue en su lengua, Iaexhalacién y el chasquido
‘en intervalos més breves.
Dice: nombre.
Quiere mi nombre. Selo digo, me presento,¢s lo que
deberia haber hecho en primer término.
‘Entre palabras suyss dice: eoluntad. Con el sonido vi-
brad de lave corta, lan separada delat, las slabas en su
Hoy.
Mal.
El padrenuestro. El padrenuestro hundido en profanias
de hombre primitivo, envenenado, en mi contra, para qué
sino, trocado en maldici6n.
‘Contra eso escupo el mio, que es mio por derecho,
pero el veneno de ella me pudre el rezo en la boca.
Untirdn en la enerda, Los custodios de Dam me saludan
desde adentro.
La india no habla, hace un rato largo que esté en si-
lencio y no lo noté. Con cara de cordero, como si supiera
‘quées un cordero, me sefala el interior de la tienda. Como
puedo me paro. Vamos juntos hasta la ventana.
‘Apenas pone un pie adentro los custodios la reducen
‘envolvigndola en wna frazada nueva,
Los clientes aplauden la captura y a mi, Es un momen
‘conun tirén de la cuerda, me abraza con todo el cuerpo, me
dice gracias, y con eso consigue que me ablande para é, que
me deje abrazar. Me dice al ofdo que ya tiene lista la factura.
‘Aerastramos a la india envueltaen le frazada. No hay evi-
dencia de que le moleste ol deslizamiento por el parquet.
‘Al contrario, dejamos que seque la cabeza, se la vea gusto.
Es muestra gentileza, por su bien, y el conteato claro para
ella, que no esté presa nial servicio de nadie,
El encargado nos hace salir por la calle de atras. Los
custodios levantan el bulto y hamacan a la india hasta el
automévil para evitarle aspones. Flotarasi sobre la calle
le despierta ojos de nena que me repulsan.
La primera opeién de los custodios para meterla en
el automévil es encestarla con un envidn afortunado, Les
prito que no lo hagan, Casi la dejan caer.
Ella se cuela dela frazada al piso y ocupa un asiento
trasero,
Elo al custodio més robusto para que nos acompafe y les
pido a los sobrantes que vayan caminando y nos esperen
38cen la puerta de Dam listos para cualquier contingencis, Por
las caras veo que no conocen la palabra,
Sentarme junto a ella es menos riesgoso que darle Ia
cspalda, Es una precaucién basica. Le pido al custodio que
vaya adelante con el chofer y se mantenga girado hacia
‘nosotros todo el tiempo y que en caso de ataque se inter
‘ponga con todo el euerpo porque le india es muy flexible
yeoladiza.
El custodio dice que va. vigilamos desde el espejo. La
posiciGn que le pido podria dafarle el cuello.
Que lo haga igual, son muy pocas cuadras, Le recuerdo
‘que son pocas cuadras.
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Sise lo cuento yo no me vaa creer. Le pido al custodio
‘que explique por mi frente a Dam la aventura del rescate
dela india.
‘Dice que desde abajo no vio nada.
{Pero al menos me vio ami, no? zAhi artiba? Es lo que
importa contar.
Dim abre la puerta del automévil y me recibe con los
bbravos abiertos, Es un gesto engaioso, lo vi antes, comienza
cence eavfioy cierra con un apret6n de reproche, Pero no,
sme abraza en serio. Me duelen las marcas que dejé el corset.
Seo ve impecabl, sin rastro del despojo que era cuan-
4o lo dejé. Esta un poco mejor que siempre.
3”