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trar al final de la biisqueda. Pero, recuérdese, es realmente un solo premio, un divino estado del ser, Al examinarlo, analizarlo, criticarlo y abreviarlo, el intelecto produce esos siete aspectos. Esencialmente sdlo hay un estado, y siempre, esponténeamente, se lo encuentra toda vez que se lo demande Por alguna circunstancia. No se niega; es todo comprensién. Después de todo, las palabras simplemente son nombres ¥ rétulos. Sélo hay una tiltima conciencia que encontrar, y Ja variedad de nombre no hace a la cuestién. Lo que el cien- tifico Hama la Desconocida Realidad, lo que los budistas Na- man Nirvana, lo que el hindi denomina Liberacién, lo que Jesiis amé el reino de los cielos, lo que los yogas Haman Jo Absoluto Inanimado, lo que los misticos dicen Unién con Dios, y lo que los sabios califican como Propio Conocimiento, todas esas designaciones y nominaciones son las mismas en su esencia: es decir, clara y consciente comprensién de 10 que realmente somos. Esto trae consigo el cumplimiento de nuestro propésito aqui en Ja tierra, en toda forma, ya sea fisica, mental o espiritualmente. Es un ser trascendenie, una vida que esta por encima de la materia y de la mente. Si encontramos esta elevada existencia —y realmente no existe el “si porque no hay escape posible, es el tinico destino final abierto al hombre, ineluso aunque la naturaleza es paciente ¥ puede esperar millones de afios si es necesario para su cum- plimiento— cuando Io encontremos, habremos ganado la bien- aventurada condicién descrita por el Maestro Jesus en sus expresivas y sin embargo esotéricas sentencias. iCudntas cargas imitiles de palabras llevan nuestros libros! 2Qué significa toda nuestra realizacién intelectual en com: paracién con esta realizacién espiritual? Los pretensiosos li- terati de ambos hemisferios aparecen como pigmeos en el desfile de la vida al lado de los hombres divinos que se han encontrado a si mismos. H. G. Wells dijo en alguna parte que las grandes y universales verdades son tan pocas que podrian escribirse en una tarjeta postal, Si hubo un hombre capaz de condensarlas en tan pequefio espacio, ese hombre fue Jesiis. 13 Cariruto VI LA AYUDA PRACTICA DEL YOGA En los tiempos antiguos, la meditacién se practicaba como un aparte vital del diario vivir, En las més antiguas culturas, ella empezaba cada mafiana con el culto al sol. El sol no era sino el simbolo de esa Gran Luz que el hombre esperaba encontrar dentro de sf mismo. Después de ver al visible sol el hombre solia cerrar los ojos y buscar en si el sol interior, la Luz interior del Yo Superior. La préctica fue una necesi- dad de la vida en aquellos tiempos y todavia es necesaria. Porque hemos olvidado mirar hacia adentro de nosotros buscando la iluminacién que esta alli, somos tristemente ig- norantes, perdidos en una oscuridad espiritual. Vamos de aqui para allé, pero sin legar a ninguna parte. Considérese la siempre creciente prisa y la distraccién de la vida moderna, Dios no es tan negado como aceptado por convencionalismo, Justo cuando Mega Cristo, en la noche de Navidad, las ta- bernas estén Uenas de gentes que lo celebran, en medio del ruido y la animacién de la tumultuosa vida moderna. En efecto, las voces roncas que oimos en el mundo de hoy, ‘esas horribles voces de la ciega pasin y el odio cruel, dé irritabilidad, de rivalidad e incomprensién, son las voces de Jos hombres que nunca han mirado hacia el interior, que han perdido la comprensién de su relacién con el alma di- vina. La tinica cura radical para este ruido es encontrar el silencio interior, Y una vez que la gente haya aprendido a encontrar la paz interior, estaremos seguros de haber logrado ms Ja paz exterior y de haber abolido las insensibles guerras. Ello vendré como un perfecto y natural resultado, y es el ‘inico medio por el cual habremos de hallar paz, Los suefios de los hombres que anhelan una paz exterior perdurable nunca se materializarén a menos que ellos la encuentren Previamente en si mismos. Es la naturaleza humana en su estado degencrado la que crea las guerras, Ninguna pieza de papel escrito, Hamado tratado, evitara al mundo el peligro de la guerra, ° Meditacién, el arte de Ja quietud mental, o yoga, como lo Haman los hindiies, es acaso la préctica fundamental de esta indagacién interior. Es esencial para todo aquél que busca hallar su yo espiritual. El principio basico que lo sustenta es simple: durante el dia nos hallamos tan absorbidos por la atencién de las cosas externas y de las actividades mun. danas que nunca tenemos conciencia de quién es el que atiende todas esas midltiples actividades, Nos sumergimos tanto en ellas que no se nos ocurre pensar siquiera quién es el que esta sumergido, La meditacién tiene como objeto primario la separacién de esta entidad 0 persona que esta actuando, trabajando, caminando, moviéndose, de las actividades en si mismas, para asi tener una oportunidad de ser verdaderamente cons. ciente, de conocerse a si mismo, De ahi que el fundamental método de la meditacién es dirigir la atencién deliberada- mente fuera de las actividades exteriores y volcarse hacia adentro en oposicién, Ya sea en el trabajo como en la diversién, estamos cons- tantemente comprometidos en una actividad externa. Y por externa signified también la actividad mental, la cual, aun- que en apariencia es interna, es realmente externa, porque el trabajo del intelecto es algo que el ser o la verdadera per- sona que mora en nosotros ha de considerarla como externa 42 sf misma, En otras palabras, aquél que piensa y aquél que obra no es ni pensemiento ni es actividad. Por lo tanto, si uno quiere ehcontrar al ser que mora en us lo més recéndito de nosotros, no solamente que debe volear su atencién hacia la mente, apartarla de Ja accién, sine que debe penetrar més profundamente alejandola del intelecto y levandola hacia lo que esta detrds de él. A menos que eapte- ‘mos la necesidad vital para la préctica de la meditacién, intentemos hacerlo, ;edmo podemos abrigar la esperanza de liberarnos de la existencia superficial que nos esclaviza? Muchas personas se dejan llevar por las prevenciones y malas interpretaciones acerca del yoga y la meditacién, Al- ‘gunos ereen que la préctica de la meditacién necesariamente va a conducitlos a las maravillosas y sebrenaturales préc- ticas. Bien, puede suceder esto 0 no. Otros creen que con la meditacién van a desarrollar poderes ocultos. Puede ser que sea asi, 0 no, Otros piensan también que es preciso someterse fa los regimenes mas aseéticos y de disciplina para que la meditacion dé resultado. Quienes vivimos en el mundo occidental, en Europa y Amé- rica, nunca hemos tenido ni el placer ni la oportunidad, a veces ni siguiera la voluntad, de practicar dicha meditacién Gurante aquellos periodos prolongados de tiempo que los yo- guis hindues y los misticos medioevales podian dedicarle. ‘Las disposiciones de la sociedad moderna apenas nos permi- ten tener pequefios momentos de expansién, de modo que nos vemos en figurillas para aprovechar en lo posible los escasos minutos que alin podemos disponer. No es necesario derrochar todo un dia en la quietud men- tal para encontrar el yo espiritual. A juzgar por lo que he visto durante mis frecuentes viajes por el Oriente, no es ni siquiera aconsejable, porque la prolongada meditacién es la mis dificil proeza que un hombre pueda realizar. La extrema ensién del esfuerzo para lograrlo durante todo un dia es demasiado para la mayoria de los hombres, con el resultado de que muchos que lo intentan decaen en la pereza, el egofsmo © la hipoerecia, Es mejor dedicarle un corto periodo durante cada dia, y constituir vital dicho periodo, para que el resul- 116 tado sea realmente significativo, y entonces suspender la me- ditacién y retornar a las actividades diarias. ‘Muchos se quejan de Ia falta de tiempo. —Me gustaria mucho practicar la meditacién —aducen—; pero, realmente, no dispongo de tiempo. Después de una somera investigacién legamos a la con- elusién de que, efectivamente, no disponen de tiempo, por- que todo el dia lo pasan haciendo cosas rutinarias y a veces sin importancia, realizando tareas triviales, insignificantes, frivolas, con las cuales lenan los a veces grandes vacios que hay en sus vidas. En ocesiones rehusan dejar su participa- cién en una mesa de juego, cuando el més grande de todos los juegos —la vida— est esperando todavia que se juegue. Primero esta lo primero. A esas gentes les falta tiempo para visitarse a si mismos y van de casa en casa haciendo visitas intrascendentes, con el sélo propésito de perder su escaso tiempo en charles insulsas. No se dan cuenta de que es mu- cho mas trascendente y necesario emprender la tarea de bus- carse a si mismo y que no se ha descubierto atin otra mas importante. Si no podemos encontrar tiempo para Jo divino, ;eémo lo divino va a encontrar tiempo para nosotros? El hombre que se olvida de Dios durante el dia no debe quejarse cuando Megue el momento de saber que ha sido completamente ol- vidado por Dios. Todo el mundo tiene tiempo para las cosas que estima en mucho, y si uno valia la quietud mental suficientemente, tendré el tiempo necesario, No importa mucho. si ese breve momento es de mafiana, de tarde o de noche. ¥ tampoco im- porta mucho el lapso que uno pueda dedicarle, aunque tal vez un periodo dé veinte minutos seria realmente el minimo mas conveniente, simplemente porque toma esos minutos él empezar, el iniciar la practica, antes de que se pueda entrar en ella propiamente. Y seguramente veinte minutos no es mucho pedir incluso para la persona mas ocupada, Pero aun cuando no los disponga —no puedo imaginarme 47 a ninguna persona en tan desgraciada situacién—, entonces doce minutos podrian ser vitales, si uno se sienta y se dice a si mismo: —Durante este breve momento me olvidaré de todo y pon- aré mi mente en blanco, olvidando-por completo mi vida personal; y me volcaré hacia adentro, buscando alli la liberacién.... Si se hace esto con suficiente intensidad y la mas decidida determinacién cada vez, eventualmente no se fracasaré en hallar algo realmente digno Nosotros no aleanzamos a comprender el tremendo valor de la existencia fisica o la importancia de emplear sabiamente nuestro tiempo. Al cielo se puede entrar después de muerto sélo si se ha entrado en vida en él. Tal es el valor de la vida en la carne; no existe otro valor semejante. Debemos hacer lo posible para hallar una justa proporcién, entre la actividad y el reposo, o perderemos el iinico obje- tivo real que la vida puede ofrecernos. Es cierto que muy raras veces nos encontramos en una situacién en que poda- ‘mos darnos el lujo de gozar del tiempo libre. Pero por esto no debemos culpar a nuestras estrellas, al medio ambiente, © a los amigos. Nosotros aceptamos sin protestas la sociedad en Ja cual hemos nacido; nos sometemos libremente cuando ella nos impone 0 nos encarcela. Para obtener un lugar des- tacado en la sociedad, ya sea como un simple ciudadano 0 un rey, debemos pagar por fuerza el precio de la libertad. Solamente aquéllos que estin dispuestos a despreciar los re- clamos de la ambicién y las criticas de la sociedad ante los intentos por encontrar el verdadero yo, estin prontos a de- dicar su tiempo al ensuefio. Y los dioses les conceden las cosas que ellos busean. Reslmente nc hay restriccién en lo que a tiempo se re- fiere, 0 a lugar, para comenzar esta practica. Empezar al mo- mento, no importa dénde se halle uno, y hacerlo de acuerdo fa las reglas preseritas, y-se habré iniciado en el intento de bucear dentro de uno mismo en busca del Yo. 118 ‘Aunque no tiene mayor importancia la hora del dia o de Ja noche en que uno pueda empezar esta préctica, sin em- bargo, si se tiene una oportunidad, entonces es mejor elegirio en uno de estos tres periodo: Hay una ventaja al practicarlo en la mafiana, porque la mente esta libre, menos recargada, y més fresea. Ademés, si se tiene éxito’ en romper la membrana de la existencia personal y fisia durante la meditacién, se encontraré algo de la pez y la quietud que envuelve el profundo ser interior. Luego, cuando se inicien las actividades del dia, se descu- brird que la quietud y la paz persisten como un definido eco, todavia ligados a uno como una especie de destello celestial, de modo que se pueden realizar las tareas cotidianas en me- dio de su hermosa presencia. Esta es la particular ventaja de practicar por la mafiana. ‘Ademis, el periodo subsiguiente al amanecer es uno de gran quietud en la naturaleza exterior, y para aquéllos que buscan la quietud interna del Alma, es consecuentemente mis ffeil practicar con mayor éxito en ese lapso. La mente, en el momento del despertar, es como un delicado hilo atado al yo espiritual. Por tal razén, la primera actividad del dia viene a tener mucha importancia. Dejemos entonces que nada més que el esfuerzo de ponernos en contacto con nuestra es- piritual naturaleza ocupe nuestros pensamientos, porque en este momento el esfuerzo encontraré menos resistencia. No se haga nada més; no intente vestirse, 0 asearse, porque ello distraerfa nuestra concentracién, obligando a la mente a sal- tar como un simio, de pensamiento en pensamiento. El segundo periodo més conveniente a los propésitos del buceador del alma es la misteriosa hora de la puesta del sol © crepiisculo vespertino, por la razén de que la naturaleza experimenta de nuevo el silencio, hace una pausa en su ac- tividad externa durante la unién del dfa con Ia noche. El tercer perfodo, no tan bueno como los dos anteriores, es €l de mediodia. Cuando el astro esta en el cénit tenemos la posibilidad, durante algunos minutos, de ponernos en con- 19 tacto con el yo espiritual, un tanto mis fécilmente que en otro momento, La razén radica en la misteriosa conexién entre el sol y la vida espiritual de este planeta. Pero si la vida de uno esta dispuesta de tal modo que ni al amanecer, el anochecer 0 el mediodia se puede aprovechar unos momentos para la préctica, entonces no importa, Bi quese unos minutos a cualquer hora del dia, cuando se esté solo, quieto y sin peligro de ser turbado, y empiécese en el intento de poner la mente en contacto con el infinito. Es aconsejable, siempre que ello sea posible, encontrarse en un medio ambiente que facilite y no obstaculice la prictica. Tal ambiente podria ser uno donde Ia naturaleza se muestre her- mosa, quieta, tranquila, donde el clima no sea extremo, pues tanto el calor como el frio perturban el esfuerzo de la mente. Después que se haya dispuesto de un determinado perfodo durante la jornada, es aconsejable mantenerlo siempre. En- tonces, automatieamente, se empezara a meditar al legar esa hora en particular. Si se puede lograr esto, si se puede afir. mar este tiempo reguler, no se vacile; nos resultara de mu- cha ayuda y, eventualmente, har més féeil Ia préctica de Je meditacién. Es conveniente que se tenga, a ser posible, una habitacién reservada, o por lo menos el rincén de un aposento, no im- porta el tamafio, donde se pueda practicar regularmente la meditacién. Si se puede lograr esto, se construiré una invi- sible pero real atmésfera mental dentro de sus paredes. Cada vez que se entre en le habitacién se sentira autométicamente Ja tendencia a volearse hacia el interior de uno mismo. La habitacién se convertira asf en nuestro altar. Cada vez que Meguemos a ello surgiré la vibracién mental sin que sea ne- cesario realizar ningiin esfuerzo por nuestra parte Es de suma importancia que uno no sea turbado durante la meditacién; de ahi que convenga correr el cerrojo de la puerta, Se debe dar el adiés al mundo exterior por el periodo del aislamiento, y junto con él se dara también el adiés tem- Porario a nuestra vida personal. Se trataré entonces de qui. 120 tarse las cargas porticulares, las preocupaciones domésticas, Jas ansiedades de los negocios, las ambiciones, las esperanzas y los placeres personales. Procirese la calma y aparentese todos los pensamientos relacionados con la familia, el am- biente circundante, y los asuntos mundanos, no importa eudn necesarios y exigentes puedan parecer. Olvidense todos los Tazos que nos ligan a la actividad externa. Ahora bajense las cortinillas y ciérrense las celosfas. Apaguese la luz, porque el destello de la luz cuando presiona sobre los ojos tiende a distraernos y hacernos retornar a las cosas fisieas. Si no se puede disponer de una habitacién para la préc- tica de la meditacién, entonces meditese en cualquier otra parte. No es necesario hacer una demostracién piblica de fllo; incluso se puede meditar mientras se va por la calle. En efecto, ctiando uno se ha familiarizado con la meditacién, se eprenderé a practicarla no solamente en fijos y determina- dos perfodos durante el dia, sino en cualquier momento, de tal modo que se puedan aprovechar los ocasionales instantes en que no se tiene nada que hacer. Uno puede hallarse en determinado lugar, esperando el cumplimiento de una cita, © viajando en un tren; empléese algunos minutos de esos periodos, Déjese que la mente retorne a la biisqueda del yo interior, pero hégase esto sin ninguna aparatosa demostra- cién exterior. No debe permitirse que la gente sepa lo que esta haciendo; es nuestro secreto intimo, Luego bisquese la postura del sentado que le resulte més cémoda, Si es posible, mirando hacia el norte, porque el as- pecto del norte es mejor para todo culto cuando el objeto es absorber poder, mientras que el aspecto del este es mejor para el culto de dar poder o adoracién, No se moleste en adop- tar una postura tal como la sefialada por el yoga. Si se ha experimentado con alguna de sus posiciones recomendadas y le resulta a uno fécil, entonces empléesela sin vacilar, por- que ayudaré mucho, Si no se ha encontrado dificil 1a posi- cién de sentado en el piso y con las piernas plegadas, por cierto, se hallaré una ventaja en su uso. Relajaré todo el 121 cuerpo; disminuira la corriente sanguinea concentrandola en las extremidades inferiores, y ayudar a lograr lo que se busca en la meditacién, porque también afloja la tensién nerviosa. Tales posturas, sin embargo, se practican especialmente por los orientales porque las sillas se usan raras veces, y me- hos se las usaban antes; y los orientales, siendo tan conserva. dores, todavia mantienen esa costumbre antiquisima. La pos- tura de sentado en el piso con las piernas cruzadas resulta perfectamente natural a los del Este, pero los occidentales no estamos acostumbrados a ella, Es dificil para los occidentales adoptar las posturas del yoga y, por lo demés, no es absclutamente necesario. Lo im- portante es que uno debiera sentarse en tal posicién durante el periodo de quietud mental, para que se olvide que uno tiene un cuerpo fisico. Si uno se sienta en una posicién ex. trafia e incémoda, entonces el cuerpo le recordaré a uno, @ cada instante, su existencia, y eso obligaré a la distracclén; Ja mente se apartard de las profundidades a las cuales pre tende legar y de este modo la meditacién habra sido derro- tada. Por consiguiente, bisquese una posicién, cualquiera, que resulte facil y cémoda, ya sea sentandose a la manera orien. tel, o sobre un divn, en una silla 0 donde sea, El siguiente paso consiste en cerrar los ojos y cerrar tam. bién 1a mente a cada imptesién de los cinco sentidos, Como el disminuir la respiracién tiene un profundo efecto sobre la mente, de la misma manera la actitud de calma, el no apresuramiento en la preparacién para la meditacién, es una ‘buena ayuda para el logro del propésito. Ello erea la justa atmésfera inicial para la verdadera meditacién, iEn qué va a pensar uno? Aunque hay muchos y diferen- tes temas que uno puede usar en la meditacién, el primer esfuerzo concierne fundamentalmente con el desarrollo de Ia 122 concentracién. Esto implica habilidad para levar a la mente a una sefialada condicién, controlando todos los pensamien- tos, de tal modo que uno los dejara ir en fila por una sola vereda. Esta es la primera etapa. Para el propésito de la con- centracién no importa que uno piense en cosas mundanas o en otras espirituales, pero puesto que uno est procurando ponerse en contacto con el ser espiritual interior, es preferi- ble que uno se concentre sobre un tépico elevado —algo que lo ayude a evadirse del mundo exterior—, algin ideal o idea que Jo Heve a reinos abstractos. Existen diferentes modos de meditacién porque todos esta- mos hechos de diferentes modos. Tenemos diversos tempera. mentos, distintos modos de pensar, asi como diferentes cons. tituciones fisicas; por manera que debemos buscar lo que mejor se ajuste a nuestro modo de ser y de pensar, para que no haya oposicién alguna en nosotros mismos. Tampoco de- bemos buscar un tema que esté en contradiccién 0 sea ex. trafio a nuestro temperamento. Si lo hacemos, el fracaso serd el resultado de nuestras preocupaciones. Si se tiene la impresién de que por medio de la oracién o la aspiracién, antes que por medio del anélisis intelectual, se puede lograr mejores resultados, entonces empléese tal medio. Después de todo, recuérdese lo que es la meditacién. No se trata de nin- gin magico birlibirloque, Es simplemente un medio que nos capacita a cerrar la mente consciente: esa parte de nuestra mente que esta por siempre comprometida en prestar aten- cién al mundo exterior y tratar con nuestros deseos y pla. ceres. Tal es la parte de la mente que trabaja con nuestros cinco sentidos y la que interfiere constantemente con nues. ‘ros pensamientos; tal es la mente que nos mantiene esclavos a Ta nocién de que el mundo material es el tinico y verda. dero mundo, porque uno presta completa atencién al mundo exterior y a los cinco sentidos, La meditacién es 0 debiera ser todo lo que lo capacita a uno a obtener liberacién de esta atadura. El artista absorto en la ejecucién de un instrumento, esté 123 meditando, porque se sume y se pierde en la musica hasta el punto de que olvida el mundo exterior, Esta hermosa con dicién lo ha Iegado al mundo interior. No es el estado final fdeal, pero le ha legado a través del mundo materiel. Hr voleado su mente hacia el interior, aunque todavia puede ir més profundamente. ‘Cualquiera que se comprometa en un ensuefio profundo, no importa cual sea el t6pico, sea uno mundano o espiritual, esta practicando la meditacién, justamente como puede estarlo haciendo un yogui sentado a la orilla del Rio Ganges. No ebemos engafiarnos a nosotros mismos. Muchos hombres de ‘negocios 0 profesionales europeos 0 americanos practican ya ‘1 yoga, aunque sin saberlo, La dificultad es que ellos me- Gitan solamente sobre sus negocios; no Megan a escanar de o puramente personal. Si ellos se valieran del poder de Ta concentraeién para eseapar de sus asuntos personales. podrian meditar con toda fortuna y encontrar su camino hacia el reino interior del espfritu. ‘Todo el mundo ama la risa, La risa"paga mas a los co- mediantes que la ciencia a los cfentfficos. El instinto es bas- tante justo, porque es el instinto el que nos hace escapar a las cargas personales, El método de meditacién propuesto aqui es simplemente otra forma de evasién ‘He ofrecido en mi pequefia cbra El Sendero Secreto, un ejercicio sobre tal idea, basada en una pregunta: “{Quién soy yo?” Se puede especular sobre tal tema y encontrar la Tespuesta a ella, si uno lo quiere. La sugeria simplemente porque es parte del método més directo para legar al pro- pio conocimiento del yo espiritual, mientras que las otras Tineas de concentracién toman solamente un circuito 0 una ruta semicircular hacia el mismo objetivo, Bilas obran in Girectamente y pueden abarcar tanto los objetos materiales como.religiosos y sin embargo ignorar al Yo. Aqui, sin em- argo, mientras se esta tratando de desarrollar el poder de concentracién, se combina el mismo esfuerzo con el propé sito de acerearse mas al yo espititual. 124 El principal objetivo en esta primera etapa, de cualquier modo, es controlar el pensamiento, someter a la mente bajo control, de manera que cuando se haya elegido un tema, no se debe permitir que la mente lo aparte. La mente es un rebelde, como seguramente se habra de descubrir. La gran ificultad que ha de enfrentar el principiante en el arte de aquietar la mente es la de controlar la multitud de pensa- mientos que incesantemente fluyen a su-mente. Esta dificul- tad es la eterna queja que se ha hecho desde tiempos inme- moriales: Al intento de aquietar la mente, como se veré después, los mis extrafios e irrelevantes pensamientos per- sisten en presionar a uno toda vez que se sienta a dar cum. plimiento a su deseo. Cuando la mente se extravia, como lo haré a menudo al principio, débe forzdrsela a regresar su tema, Por el momento se verd que la atencién se distrae y se va a cualquier parte, apartindose de la senda que uno le ha sefialado; obliguesela a regresar sobre sus pasos. No importa que los pensamientos se extravien y alejen, porque ello es debido a la inherente y natural inguietud la mente, pero lo que importa es que uno debe recogerlos tan pronto como se ha advertido el cambio ¥ de nuevo concéntrese la atencién sobre el tema original. mente elegido por uno. Finalmente, después de mucha prictica, de muchas repe- ticiones de este ejercicio, 1a mente se cansa de su rebelién, se fatiga de vagar por ahi, y pide que misericordiosamente se le deje regresar, y una vez logrado esto, se queda man- samente alli donde'se la ha colocado, Este es un logro de la concentracién, porque no es facil apartar a la mente de una serie de pensamientos y concen- trarla solamente en uno, reteniéndola alli. El logro demanda abstraccién mental, la habilidad de olvidar el medio ambiente ¥ replegarse con los pensamientos, de tal modo que, por el momento, uno viva enteramente en ellos. ;A veces se olvidard incluso que hay una habitacién alrededor! A veces se perderd completamente la nocién del mundo que nos rodea, Unica- 125 mente se sabré que esos pensamientos existen alli donde uno se halla sumergido y que son las tinicas cosas que nos impor- tan mientras dura el periodo de la meditacién. Si uno ha logrado esto, entonces querré decir que se ha dominado la concentracién. Ello demanda una intensidad de propésito que es, franca- mente, poco comin. Si no se tiene suficiente intensidad, entonces se debe buscar el desarrollo mediante el continuo esfuerzo, repitiendo este ejercicio dia tras dia, semana tras semana, y mes tras mes, hasta lograr que se haga més facil. Hay muchas personas que persiguen este objetivo desde hace ia no lo han logrado; todavia no han ‘conseguido vencer esta tendencia del intelecto a evadirse y vagar por los campos de la fantasia mundana, La concen- tracién abstracta mental es, por cierto, una de las proezas mas dificiles de realizar. Si se encuentra que, después de muchos y repetidos esfuer- zos, la concentracién resulta imposible, ,qué se debe hacer entonces? Bien, en tal caso se procuraré concentrar la aten- cién sobre un objeto puramente fisico, Esto resultaré fécil para muchas personas. En lugar de tomar una idea o un tema abstracto, témese un objeto tangible y conereto. Esto quiere decir que se habré de mantener los ojos bien abiertos en lugar de tenerlos cerrados, y se habré de mirar continuamente dicho objeto. No es aconsejable adoptar esta prictics, sin embargo, a menos que cada intento interior haya resultado un fiasco. Generalmente los ejereicios visuales sélo deben utilizarse después que uno ha conseguido dominar a los pen- samientos. Ellos deben legar en esta etapa, solamente, pero si se descubre que no hay otro modo de tener buen resultado, entonces se seguira con esta préctica para lograr dominio sobre la mente. No tiene importancia el objeto que se elija en esta etapa elemental, pero si lo tendrfa si se siguiera el ejercicio en una etapa més avanzada. No importa si uno toma una imagen de Jesis, una flor, 0 el picaporte brillante de una puerta, 126 Una vez que se ha elegido el objeto, uno debe concentrarse sobre él y nada mis, No se permita que el pensamiento dive- gue acerca de sus cualidades. No se debe permitir que la vista se aparte de él. Si se permite esto, sucedera que, por accién Tefleja, la mente se fija sobre todo lo que se esté contem. plando; por decir asi, la mente se concentraré sobre ello, independientemente. Repitase el ejercicio.de concentracién sobre un solo objeto, a menudo, y al fin el vagabundo inte- lecto se iré acostumbrando a concentrarse sobre un objeto ¥ de este modo resultaré més sencillo encarrilarlo, Sea lo que fuere, elijase solamente un objeto. No se intente la concentracién sobre una multiplicidad de objetos, Recuér- dese, sin embargo, que'la préctica de la contemplacién no Fesulta util a todos nosotros, y mediante la propia experi- mentacién se habré de descubrir si es necesaria y conveniente @ nuestra individualidad. Recuérdese siempre: el objeto real de la concentracién es de menor importancia que el grado de atencién e interés que Je otorgamos. De esta manera yo he descubierto frecuente- mente un objeto atrayente al escuchar con intensidad el suave rodar de las ruedas de un tren eléctrico, la ritmica vibracién ¥ el repetido susurro del deslizamiento hacia adelante y del suave impulso del tren en marcha, todo lo cual inducia a ‘una sensacién de descanso que, apropiadamente nutrida por el pensamiento pronto se convertia en una profunda paz, en un arrullado embelesamiento que se deslizaba insensiblemente a una meditativa condicién. Otra prictica fisiea que puede ayudar en distinta forma al desarrollo de la concentracién es la del control de la respi- racién. Puede tratarsela como prefacién de la meditacién. Obsérvese el movimiento respiratorio, intensamente por va. ios minutos. Vayase disminuyendo su ritmo hasta la mitad de su ciclo normal, no de golpe, sino poco a poco, reduciendo el tlempo en cada ejercicio si esta practica da resultado, Por lo general, sera facil egar a la mitad del tiempo em. Pleado en un cielo normal de respiracién, Vale decir, consi- 17 derando que una persona sana respira catoree o quince veces por minuto, el tiempo ideal seré de siete respiraciones por minuto, Pero entre los dos movimientos, inspiracién y exha- lacién, reténgase la respiracién, suavemente, por dos 0 tres segundos, Y durante esos breves intervalos, durante esos pocos segundos que se retiene la respiracién, la mente debe aquietarse también, Debe mantenérsela en suspensién, como si estuviera pendiente de la respiracién que esta contem- plando, y es0 produce un estado de concentracién interior, a resultas de la cual se lograra también que la mente se concentre con éxito. Los faquires de Oriente, bajo el nombre de yoga, a menudo practican toda clase de contorsiones fisieas, con sus miem- bros anudados en extrafios nudos, porque cuando el cuerpo fs retenido y fijado con firmeza por la fuerza de voluntad en tales posturas, eso altera y controla la respiracién i tanténeamente, Una vez que la respiracién es retenida bajo control, por accién refleja, se controla también la mente. No hay necesidad de luchar con ninguna postura contor- sionada, Se puede entrar directamente bajo control de la respiracién. Aqui también, aunque el control de la respira- cién ha ayudado a mucha gente, es posible que no nos'ayude 1 nosotros. Eso se debe descubrirlo mediante la experimen- tacion, Si se Hega a saber que ello lo ayuda a uno, entonces ‘empléeselo, pero sin olvidar que sélo es un medio para alean- zar un fin, No es un objeto principal en si, y una vez que realmente se haya obtenido el poder de la concentracién mental, puede deshacerse de todas las ayudas indirectas, yendo directamente hacia lo que se busca. Otra efectiva prictica preliminar de ayuda para la medi- tacién es escuchar un poco de musica en un graméfono, Dicha miisica debe ser preferiblemente de una naturaleza religiosa y si es posible ejecutada en el violin. Hay varios discos que se pueden adquirir que ejerzan un correcto efecto sobre la mente;, esa miisica exalta, lo eleva y finalmente lo aquieta ‘a uno, Cuando se escuche esta miisica, manténgase fija la 128 mente en ella y cuando la misma se extingue en una tiltima nota, empiéeese con la meditacién, Existe todavia otra ayuda, de Ia que pueden disponer algu- ‘has personas realmente afortunadas. Es tal vez la mis efieaz de todas, La misma consiste en la ayuda de un competente ‘guia, que sea en si un maestro en el arte. Esto es bien com: Prendido en el Oriente, de tal modo que, cuando aquellos ue desean lograr el dominio de la concentracion con pro. ésitos espirituales, siempre recurren a las ermitas de aque. Hos guias y se quedan alli por algiin tiempo, Saben que per. maneciendo dentro de la atmésfera mental del maestro, las oderosas vibraciones de este iiltimo enviarén automatiea. mente la mente del estudiante hacia las profundidades de su ser. Se podria decir que el maestzo irradia rayos de poder de concentracién de Jo cual es duefo. La ciencia ha descu. bierto que la telepatia es un hecho, por lo tanto no podemos Gudar de esta posibilidad ¥ de esa manera, después del primer encuentro fisico, el maestro puede siempre enviar esta irradiacién al estudiante, no importa donde se encuentre este ultimo. Pone en la mente del discipulos, sin palabras, 1a deliberada gracia de su natural presencia. El diseipulo recibiré los rayos y una urgencia interior lo obligara a ir mis profundamente en su propia concentracién, Con ella vendré también la definida ayuda, el definitive poder. ‘La mente del maestro zetiene la mente del estudiante, parte tuna corriente centripeta dentro de ella y de este modo aciste 4 la entrada en el estado de concentracidn del diseipulo, Pero tal resultado s6lo puede obtenerse cuando maestro y diseipulo trabajan juntos y en armonia, La armonia es establecide cuando el estudiante, que ha sido aplicado, ha aceptado con. tinuamente mantener la debida actitud mental de devocion ¥ confianza hacia el maestro. Cada ver que el estudiante entra 129 fen la prictica de la meditacién, si él piensa por un minuto ‘0 dos en el maestro, por esponténea reaccién regresaré auto- miticamente hacia el poder de concentracién y la conducei interior que viene telepiticamente de él. Esto capacita al diseipulo a entrar mas profundamente en si mismo de lo que podria lograr de otro modo, incluso més profundamente que fl ejercicio de la respiracién o el ejercicio visual, Tal es la verdadera razén por la cual necesitamos un maestro, no sola- mente para que nos ensefie y nos diga lo que debemos hacer fo no —acerca de ste particular se ha dicho y escrito mucho fen el curso de los siglos—, sino para que nos dé algo de su poder y la fuerza que necesitamos para realizar nuestro to. Tal asociacién con aquellos que estén mis adelantados que nosotros en la meditacién resulta una definitiva ayuda en ‘el desarrollo, Nosotros “recogemos”, por decirlo asi, las vibra. ciones de su atmésfera mental. Recibimos un impetu interior hhacia un mayor desarrollo. Recibimos de ese personal con- acto una verdadera comprensién de la admitida naturaleza sutil del arte de la meditacién que la que podemos obtener de los libros, En esta diaria préctica, se empieza a lograr que la. ate trabaje més facilmente sobre una huella; uno se conce. tra mas y més, haciéndose posible la absorcién interior que nos ‘apariara de cuanto nos rodea exteriormente. Al principio pue- dde que se lo haga bajo la impresién de un deber, y quizis hhasta de un penoso deber, porque el ejercicio es fatigante. Después de algiin tiempo, puede ser que hayan transcurrido ‘meses 0 afios, lo tedioso desaparece y uno se acostumbra a la préctica. Como resultado de la repeticién, llega un momento ‘cuando la concentracién en s{ misma se convierte en un estado natural, habitual. Ya no se necesita hacer un agudo esfuerzo para concentrarse, pues ello resulta perfectamente esponté- neo. Los duros trabajos de Iuchar con los fugitives pensa- mientos se hacen ya innegesdrios. ¥ todavia legara un mo- mento cuando —especialmedte si se trabaja con un verdadero 130 maestro— no se considerara ni fastidio ni un mero cumpli- miento del deber, sino un verdadero placer, una real alegria, el volearse hacia edentro y llevar la mente a su verdadero centro, ‘A menudo se me hace esta pregunta: —{Cuanto tiempo debo continuar este curso de meditacién que usted propugna? La respuesta sera siempre la misma: hasta que haya obte- nido el objetivo —la comprensién del yo— o alternativamen- te, hasta que se haya encontrado un adepto y nos hayamos convertido en su discipulo. Meses, afios, incluso vidas enteras harén falta para que uno pueda disponer de su individual destino. Qué hemos hecho en este sentido en las existencias anteriores? Ello alargaré 0 acortara el periodo que se deba dar en el presente, Las viejas manos maduran rapidamente; los novicios necesitaran mucho mis tiempo. Gracias a los esfuerzos de concentracién, legaré un dia en que podamos adquirir un tolerable grado de control mental. Como una cuestién de hecho, muy pocas personas alcanzan este punto, excepto después de muchos afios de esfuerzo. No 8 facil, y alin después de esos afios uno no puede estar en condiciones de sostener la concentracién por un largo perio- do, quizés media hora como méxitho. Si puede lograrse esto, seré ya una buena realizacién, Entonces se empezara a ver que la mente sa doblega poco a poco. 2Cual sera el préximo paso a dar? Debemos prepararnos ‘a entrar en otra fase, que es la meditacién propiamente dicha, ¥ €3 aqui donde se descubriran los reales beneficios y se encon. trara el verdadero fruto de los afios‘de esfuerzo, Hasta aqui todos han sido sacrificios y lucha. De aqui en adelante, la meditacién consiste en trabajar para aquietar todos nuestros pensamientos. De ahora en més se buscar de aquietar la mente en conjunto, para abandonar la esfera de conciencia en cuanto nos entreguemos a la tarea de meditacién, perma neciendo sin embargo en estado de concentracién, en la mis- ma absorta actitud interior que anteriormente s¢ tenia, BI En esta etapa uno debe preguntarse quién es el que esta practicando la meditacién. “,Quign es el que esté tratando de aquietar la mente?” Luego espérese, reverentemente. La respuesta seré transmitida por ung intuicién, por una gentil sensacién y por algo muy indeterminado, No se puede for- zarlo. Se habra de poner la més aguda atencién y someterse a ella, Esa es la verdadera meditacién: cuando se permite {que el mundo interior se revele por si mismo, En eso se difie- re del ordinario yoga, donde se trata de hacer un fuerte esfuerzo de voluntad para levar la mente hacia el Yo, para forzar a la mente a unirse con el Yo. El yogui comin lucha. Lucha con sus pensamientos, hasta que los vence, Hay un diferente método cuando no existe lucha, esfuerzo, violencia. La meditacién debe trocarse ahora en el aislamiento del pensamiento, mientras permanece tan alerta, tan intenso y tan concentrado como cuando esta en el més profundo grado de pensamiento imaginable. Se debe buscar el levar la mente a lo mas profundo de si, para que asi Hegue a un punto, no a una serie de puntos, por ejemplo, pehsamientos en una sola fila, sino al principio de la fila, donde se quedara en suspenso. Durante el periodo de meditacién debe aprenderse el arte de matar un pensamiento en cuanto se manifiesta. Un pensa- miento tras otro surge en la mente, y si uno procura conver- tirse en un testigo impersonal, uno llega a darse cuenta del involuntario, 0 mas bien habitual proceso mediante el cual Jos pensamientos se sueeden unos a otros en una interminable cadena, Reteniendo con firmeza el punto de ventaja, uno se queda como un tranguilo observador del incesante correr del rio de pensamientos. Habiéndose establecido completamente en este puesto de observacién, el siguiente paso consiste en retirar la atencién de las ideas que surgen, rehusando seguir- Jas hasta el tltimo instante, y de este modo se hard un intento por matar a los pensamientos apenas nacen, Se tendrén entonces curiosas experiencias. Se puede, por ejemplo, dejar todas las visiones a un lado, empezando a sen- 132 tirse flotar fuera del cuerpo, o flotando en parte fuera del cuerpo. Uno Mega a tener la impresin de que se es parte el espacio, Tales sensaciones son muy buenas y constituyen evidentes signos de progreso, Son signos de que uno se esta Uberando del cuerpo, el cual era el lastre que mantenia nues- tr0s pensamientos al mundo objetivo, No se tema cuando eso seurra, En esta etapa, cuando una desconocida fuerza parece doblegar la cabeza hacia abajo, no se resista, sino déjese que Ja cabeza baje hasta tocar con el pecho, ¥ viceversa, Si tal fuerza parece levantar la cabeza, déjese que 1o haga, Existe también la posibilidad de quedarse dormido durante Ja meditacién. Si uno esté practicando solo, sin la ayuda de ‘un obstaculo a la meditacién, y debe Procurarse vencer el suefio apelando a toda la fuerza de voluntad, porque el sueho en tal persona y en ese momento ciertamente no es medita ign y, por supuesto, no tiene ningiin valor espiritual, En el antiguo manual de Pentajali del yoga, el stieho es considerado como uno de los cinco fundamentales obstdculos del yoga. Pero lo es solamente para las personas que lo prac tican sin la ayuda de un guia Por otra parte, si uno trabaja en compafifa de un compe. tente gufa, ya sea en grupo o solo en casa, si se eae dormide durante la meditacién, entonces es una ayuda y uno debe se. meterse a ella, En el Oriente esta condicién se llama Yooe. Nidra, que quiere decir: Yoga-suefio. El mismo posee un velor infinitamente mas grande que el suefio ordinario, El macatro esté procurando apresurar nuestro progreso en el arte de le meditacién y nos fuerza a desarrollarnos de la misma manera como un jardinero podrfa inerementar el erecimiento de sus plantas en un invernadero. Para lograrlo, deberd cerrar nues tra mente consciente por la fuerza. Lo que uno no puede hacer por su propio esfuerzo de voluntad, él nos ayuda a Tograrlo y de ello resultaré frecuentemente el estado de suction Se tendré la sensacién de que se esta a punto de caer en el sueiio y probablemente se dormite por unos pocos segun. dos. Pero se despertard inmediatamente después, El sucto 133, serd ligero, un dormitar sin experiencias oniricas, y después ide esos segundos se tendré la impresin de que se ha dor- mido profundamente durante horas, Cuando ocurra esto ven~ Grd a través de un fuerte repliegue en si mismo que tuvo jugar durante la meditacién. Uno se olvida por completo del ‘ambiente que lo rodea, entonces se despierta y revolotea por ‘unos momentos en el limite; esta experiencia puede repetirse Varias veces. La mente cruza en vuelo la frontera del suefio } regresa, No haya temor por ese momenténeo dormiter, No Zora un obsticulo, sino més bien una ayuda, porque ello pone tun término a las inquietantes actividades mentales, Una pe- iquesia ayuda que se nos da, Fuerzs, en cierto modo, nuestro Brogreso, y es0 tiene que lograr sin nuestra consciente coope- Pieion, Bi Yoge-Suefo tiene un valor real en nuestro des- trrollo, En tiempos antiguos de la Escuela Esotéries, expe- Hencias similares les eran provocadas a los estudiantes como parte de su aprendizaje. Ahora no tenemos esas escuelas, pero Pecho de tal aprendizaje nos sera otorgado mientras man- fengamos nuestro carninar y nuestro equilibrio en este mundo. Hay un paso muy importante y comparativamente facil de realizar, y consiste el mismo en pensar muy lenta y atenta- mente, y mientras se piensa de tal modo tener la sensacién Ge la quietud que hay detras de la mente. ‘Tratese de ignorar las ideas que surgen y concéntrese la atencién, firmemente, en el espacio o perfodo que hay entre Ja formacién de dos ideas. Persevérese en esto, permanézease stable en pura conciencia, en conocimiento, y poco a poco os turbadores pensamientos iran disminuyendo en mimero y desapareceran finalmente. La meditacién de los principiantes resulta ast completa- mente diferente de la meditacién de aquellos que han avan- gado en el sendero, porque el inmediato objetivo en cada caso fs diferente en algin grado, El principiante tiene que bata- Tar con todos sus pensamientos para tratar de encontrar una {inea central de pensamiento, Pero cuando se hace mis ade- Jantado, el propésito no es solamente buscar la verdad acerca 134 de lo que esté meditando, sino reducir el ntimero de sus pen- samientos. Después de haber pensado en la forma més activa ¥ concentrada posible, repentinamente lo abandona todo y desciende hacia el elemento en el cual la mente esta fun- cionando. Esto antecede al aquictamiento mental. No sélo pensando en ello, sino dejando que los pensamientos se des- vanezcan. Debe tratar de vaciar Ja mente de todos los pen- samientos y de los cuadros mentales, incluyendo las visions, Cuando se tiene el coraje de proscribir, no sélo los malos Pensamientos, sino todos los pensamientos; cuando uno osa

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