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Introduccion: el campo de la psicologia social POR SERGE MOSCOVICI ‘A. ;Qu6 es psicologia social? a Todo resultarfa muy sencillo si pudiésemos decit sin dudar: existe el ste Ia sociedad. Evidentemente esto se nos in bles veces y-uno parece comprender e in bbras. Todos aceptamos como algo ver lo que indican que estos dos térmi iduo a Ia psicologia y le > as ‘@ menudo dividuo y el marxismo de la sociedad. Semejante convencién clarifica las ideas y contri- la coexistencia pacifica entre las diversas ciencias determinada. Corresponde banal reconocer que el individuo ‘que toda sociedad se” compone de und igual que el més minimo pedazo de ma- id de dtomos. Ademés, tenemos derecho tetia est compuesto por una 18 | Paleologia soca! a observér que en etd individuo habita una sociedad: 1a de sus personajes imaginatios 0 reales, de fos héroes que admira, de los amigos y enemigos, de los hermanos y padres con quienes nutre un sarado de las emociones. Si, no cabe - Oculta_uns realidad menos de la mentalidad, Y la psicologia social olvida este pendencia uno de otro, ya He agui una primera {6rmula: la psicologia social es la ciencia del con- sociedad. Podrlamos afiadir: de la sociedad Introduccién | 19 cién entre un lider y su grupo, las desviaciones con respecto a Ia ortodoxia, las discusiones dentro de un grupo a fin de llegar a una decisién, Ia capte- in de un individuo por la masa, y otros muchos casos. Hasta aqu{ hemos su extensién. Ahora debemos acotarlo para el campo de Ia psicologia social. En poces sponde, consideremos los , los fenémenos de los que se reno o al encerrarse en sus laborato- su objeto? ‘existe unanimided en este punto. Pero creo los primeros, sabemos que consisten en se referen todos los fe { iales, de estereotipos, de creen- fendmenos de conmw 1982) de les relaciones humanas: relaciones entre Wdividuos, entre indivi 1, D, Jodele, J. Viet, P. Besnard, La psychologie sociale, ParisLa Haya, Mouton, 1970, pig. 62. 2, "F, Saustute, Cours de linguistique générale, Pats, Payot, 1916, pég. 33. 3. G. Mounin, Clef pour la inguistique, Pacis, Seghers, 1968, és. 37 eet (nett oes errata 20 | Pstcologia social duos y grupos, y entre grupos. Para cede uno de estos fenémenos dispone- mos dé un conjunto mis 0 menos desarrollado de conocimientos, teorias 0 i ye aunadas nos permiten comprender las actividades mentales jertos aspectos psiquicos de la vida social de los grupos. B. La vision psicosocial -y re coca ca a Una vez comprendido el contenido de una ciencia, también hay que re- conocer su particularidad, saber lo que la distingue de las otras ciencias. Esta la que jamés se puede dar una respuesta total- precisa entre la psicologta dlsciplinas com Todos ellos resultarfan de masiado en el cielo de ina manera de observar los fenéme- rentaré ofrecer una idea de este enfoque. sto, que son dados y pone de un lado el 3 esamos por la manera en que el cerebro trata {tna informacién proveniente del mundo exterior. Y deseamos saber o6mo podemos afirmar que existe ana ofdn_ Introducoién | 21 » Ia organiza y la transforma en un comportamiento definido, El yuema de la relacién encontramos un esquema muy simil individuo sino &te también posee un valor social, Por otra parte, el objeto a veces de cada individuo, provisto de sus propios intereses y metas, se transforma fen una accién colectiva. Pero en el fondo de la mayorfa de las explicaciones y anilisis presentimos una manera de observer que se guia por el siguiente fesquema: reciado on soit plifico mucho, Me hari falta un libro entero para justifcar afirmaciones y mostrar hasta qué punto corresponden a la realidad. Me apresuro agregar que un gran mimero de psicSlogos sociales recurren 1 esquemas andlogos, lo que conduce a una serie de errores y ma- lentend i A pesar de su interés y de la importancia de siempre han estado marcados por un carécter teducido los fenémenos psicosociales a fendme- por una relacién en clave de 1 cial — Objeto. Pata exptésarme de otra manera: Ego — 22 | Psicologia social obviamente diferenciado. Y esto presupone una mediacién constante, une Be aterciedad>, para utilizar el término del filésofo norteamericano Peirce. por Milgram: una persona es capaz de infl un desconocido porque le han pedido segundo, consideramos fenémenos distintos. Podsiamos ind LN Pero esta relacién de sujeto a sujeto en su relacién con el objeto puede dindwiica, es decir, puede foreeneTal e ‘extremo es Ia obediencia a la autoridad ‘las telaciones con Ta bélico. De hecho, nos en- fer_sin més, See fe que te trate del primero o el decir que las se oponen segiin su concepcién de este nes sobre los grupos tienden a al «egor. En el psicodrama 0 ipantes que adopten Ia actitud del otro, que Y lo que sucede es analizado en funcién carecen de opiniones y posiciones Propias, intentarfan juzgar sus opiniones y conductas en funcién de la mayo- la de los individuos que encarnan el poder. Y se conformani para parecerse - Observamos que los dos mecanismos.psicosociales fundamentales, de comparacién social y el de rocimiento social (Moscovici y Palchelér, Opetadas por Ta relacién fundamental con los demés. Reconozco que « psicologia social clisica marcada por no puede partit de este dida, a una concepcién ternaria que, ero dejemos estas cuentas de bot isi6n, puedo decir que antes que nada Ia encontramos concretads en las ituado en nuestros Iaboratorios es el emble- 10 he encontrado su modelo en el Narrador agrimensor, irrigado por las nervaduras de y abrigedo por la retina de la memoria: memoria de las y escuchadas. Este ojo mantiene fjamente a cada uno de sitio que le es propio: Swann, Odette, Charlus, Alberti- 4. M, MerlesuPonty, Le visible et Uinvisible, Parts, Gallimard, 1964, pée. 43. 24 | Paleologla social de manera que sabemos quién es cada uno de ellos. Deberfa decir que los indivi , a través del «mundo», en sum: dé Th ssociedad> de cada Gal. O retomando el lenguaje cientiico, que son, en la obra de Proust, Du cdté de chez duo sein sus convencionelismos. El Narrador lo observa segiin 0s, pero lo. ve como To ven los demés y de per estos dad social es Ta creacidn del pensamien inocente de la «comedia humana». que des- réneamente con la buena conciencia de ver idente. Se trata de la persecucién del tiempo os El estudiante que, durante sus estudios, pasa de la logia a la psicologia social debe hacer un esfuerzo para i nente que una m ptejuiciosy muy xteadidos 7 Gie, a mis ojos, consttuyen verdaderos obs- téculos epistemolbgicos, en la dedicarse a Ia investigaci con respecto a lo que deberia era a los amplios determinis- intereses, no vota a la izquierda en poder, etc. Para dar cuenta de estas subjetivo: os sentimientos, Jos valo- ay pesicologia social y' le pedi siente» —de ahi la moda EI segundo obstéculo guarda una simetria perfecta con el bido que Ia psicologia estudia una suma impresionante torio de que el indivi una clase socal. Y 28 | Psicologia social la de Faraday pata el campo social. Lo mismo que los psicéh i : ismo que los psicélogos clinicos y los psiquiatras, quienes no han podido acondicionar habitaciones sufiem. temente acolchadas para amortiguar los ruidos del mundo, Al contratio, han arrojado luz sobre lo que hay de abstracto y surreal en esta situacién del i Asi pues, a fin de aportar un suplemento de materia, de rez en sur el psicdlogo se cree obligado a volver a estudiar lo Sea el seno de la socied: ttaliente encarga 38 fendimenos su quello que ha sido an pide que analice el jui que atin no lo ha mando. El hecho es qui ia social el medio de social de un mundo y por Ia otra, resituar al su mundo exterior, es decir, social. Ast pu para unos iolégica para ottos. Seria, 10s de cada una de las ciencias vecinas. 3s epistemolégicos estén ahi ¢ impiden ver Jo que esta ciencia Pues consideréndolo todo, su presente y su pasado, esta io no es la suya. El carécter ori subversive de -nfoque consiste e cue fidual y lo co. lectivo, en contestar la particidn entre ps cam _ Giles de la vide honista, Resultaabeurdo Gert Que, micatsa tote so, obedecemos a las leyes de la psicologia, que nos conducimes movidos por femociones, valores o representaciones. Y que una vez en grupo cambiamos bruscamente Para comportarnos siguiendo las leyes de la economia y de Ia sociologla, movidos por intereses y condicionados por el poder. Desde hace mucho tiempo, Freud ha hech i de este absurdo: «La oposicién entre Ta jaf individual y Ta social o psicologia de las muchedumbres escribfa, que a primera Parecernos importante, pierde mucho de su acuidad al examin No cabe duda de que la psicologfa individual tiene por objeto aislado y que intenta saber por qué vias éste trata de satisfacer sus pulsionales, pero al hacerlo, raramente esté en condiciones canstancias excepcionales damente, pues cl Otro 3. 8, Freud, Essai de psychoenalyse, Parts, Payot, 1982, pég. 123. Introduccién | 27 * ‘iat cOaifa Tos prejuiclos, combatir la miseria psicoldgice pro- vvocada por el paro o la discriminacién, sin duda alguna mayor que la miseria econémica, siempre nos encontraremos ante lo individual y lo colectivo so- lidarios, incluso indiscernible. La psicologia social nos ensefia a observarlos de esta manera, permaneciendo fiel a su vocacién entre las ciencias. C, Las diversas teorias que nos ocupen Soy consciente de haber utilizado hasta aqui el tono vehemente de un alegato pro domo, Y no me falta razén para hacerlo. Pues si hacemos un ballarice de sus coniocimientos, de las précticas que ha inspirado y del pact qué fe tenido sobre la vida de la sociedad, la psicologia social s6lo es com- parable a la economfa politica. Por otra parte, si observamos ofa eno es una ciencis liacién y parches, sino una ciencia de . la oposicién entre lo individual y lo social, y por tanto, de In ideo” “7% 8, Cuestiona tanto esta figura del Golem social, como Ta amente pslguico reducido a un manojo de comportamientos Més atin, no iene al margen de las ciencias. huma- nas. Ast, su difusién se encuentra restringida y su ensefianza reducide « lo iiecesario, Estoy convencido de que esto tiene un efecto desalentador tanto para el progreso de sus investigaciones, como para nuestra capacidad de enfrentarnos @ un gran mimero de acuciantes problemas de la sociedad mo- derna. Una vez. puesto esto en evidencia, regresemos al enfoque_psicosocial Este enfoque se guia por las teorias y obser oe fa Felactones entre los individuos y los grupos én un medio social determinado. Con Ta ayuda’ de los productos de sus investigaciones, los psicosocidlogos tratan de licar la naturaleza de dichas relaciones y de inventar précticas para cam- Sines Pi [ ‘empezar veamos lo que es una teorfa.)Podemos definirla como ay icamente que clasifican y explican un. tas" proposiciones taribien sirven pata_prever cer to efectos hasta entonces inobservados, al igual que el fisico predice la existencia de una particula desconocida, Evidentemente, toda teorla comporta_intuiciones e imégenes que a menudo conservan un carée- oe ete pe lle 28 | Pelcologia social ( Cotrespondencia con una serie de hechos que Iuego podemos observer 0 com- demos ilustrar las teorias y, hasta cierto punto, la linea de conducta que sigue Ie ciencia y Ia regla caracterfsticas son las de cualqui que todas Jas teorias sean de la teorla smogeneidad de orden empirico. 2Es esto un signo ~ go x. dt carencia 0 de riqueza? No sabria decirlo. No obstante, en SCV cial y, por ende en este manual, se encontrar tres tipos de teorfas que con- yeh view 3 iste en proponer una Antiguamente se humana. Tomemos como ejemplo la tgorfa del campo de Lewin. Esta teorfa parte de la idea, tomada de la fisica, de que el tiundo psicolégico puede ser considerado como Introduccion | 29 ‘mentales que dan forma a la accién y @ las relaciones humanas, construccio- ‘nes excluides por la visién dominante del conductismo. Las teorlas fenomenolégicas generalmente intentan describit y explicer una familia de fendmenos conocidos y muy conocidos. Unas se ocupatt a Tos Ta influencia; otras se ocupan de fe- propio y personal, iin al hallarse. en grupo y se cor tesis fundamental: la mayorfa de lo sobre ellos. Y sin embargo nt idumbre, unos se apoyan sobre GBiriin que decide, de manera a Bone que esta norms [A resultas de ello, de ley para cada individuo, viduos se conforman a ella y ya no ven las cosas a través de sus propi sino a través de los ojos del grupo. Las teorfas operatorias tratan de Llegat a un mecenismo elemental, desco- nocido hasta entonces, y de hechos. También prevén a disonancia cognitiva consti- Ahora daremos un repaso a sus ‘cuando una persona dispone res- entre sf ¢ incluso son opues persona es victim sonas sufren una caso hay disonanca 5 yet sostenfa que, entonces, las per- © ete ‘que les inguieta y perturba. Esta teoria queda resumida por completo en esta réplica de Proust: «¢Pero qué me dice usted? exclamé la duquesa, detenién- dose un segundo en su marcha hacia el coche y levantando sus hermosos ojos azules y melancélicos, pero llenos de incertidumbre. Situada por primera vez ‘en su vida entre dos deberes tan diferentes como subir a su coche para ir a cenar a la ciudad y dar muestras de piedad por un hombre que va a motir, no vela nada en el cédigo de los convencionalismos que le indicase la juris. prudencia a seguir y, sin saber a quién dar su preferencia, creyé que debia aparentar no poder creer que Ia segunda alternativa pudiera plantearse, a fin de obede primera que le exigla en ese momento menores esfuerzos y pensé que la mejor manera de resolver el conflicto era negindolo. “No bromee conmigo (Proust, La Pléiade, vol. If, pg. 595). Asf, supongamos que uno tiene un cierto mimero de opi ecolégicas sobre ef equilibrio con la naturaleza y, al misino tiempo, fen una central nuclear. La disonancia entre estas dos cogniciones puede. ser, re si esa persona cambia de comportemiento, y busca trabajo en una vi diferente. Pero otra manera de reduc ‘la disonancia consiste en cambiar de cogniciones; ast, esa persona modifica sus ideas sobre la energia nuclear, Al reflexionar, se convence de que esta energla puede hacerse menos peligrosa, que permite que la gente encuentre trabajo o que Francia no puede renunciat unilateralmente a una industria denominada de punta, Los dos tipos 2 de cambio tenen por efecto la consonanca, Una ver dscubiero, exe mec ‘nismo elemental ha permitido explicar un gran mimero de fenémenos de cambio. de actitud y comportamiehio~ Ademés, numeroses experienciat han Puesto al dia feriginenos sotprendentes: cuanto més dificil es el acceso a un Yk grupo, mayor es el apego que se siente por él; las personas Tes gustan més Jog alinientos qué-comen por obtigaciOi que aquellos que eligen ellas mismas, fas coexisten dentro de Ia psicologta 50 ipo puro y cada una podria incluso ser vvatias rdbricas. Pero, en su conjunto, podemos reconocer fécilmente su es- pecificidad l6gica y su funcién en el estudio de los fenémenos. En este ma- nual las veremos en acci6n, y no hay que dejarse desalentar por su disparidad, Cada una de ellas corresponde a un estado de las investigaciones en un ‘campo y posee su propia fecundidad. Introducelén | 31 . Los métodos de verificacién de las teorias y de observecién de las realidades En Ia discusién precedente hemos explorado el campo de Ia psicologia su forma de ver los fendmenos y el tipo de teorfas que produce. Nos la taree de describir los principales métodos de investigacién a los ue podemos recurrir para dar cuerpo a estas teorfas y ponerlas en préctice Dos métodos retendrdn nuestra atencién: el método de observacién sistemé. tica y el método experimental. Los examinaremos sucesivamente, acordando luna atencién especial a sus ventajas ¢ inconvenientes. Cada uno plantea pro- blemes éticos y sociales que interesan de manera especial a nuestra disciplina. ET psicosocislogo francés Jean-Pierre ‘cuando escribe: «En psicologla social, la investigacién llevada a cabo por medio de la observacién y Ia invest realizada por medio de la experi- ‘mentacién sostienen entre ellas relaciones de hecho y de derecho. Sin embar- 0, ambes cotresponden de manera evidente a operaciones I6gicas, a espacios pistemolsgicos y quizés incluso a resonancias ideoldgicas diferentes» (De- gonchy, 1981, pag. 29). Estos problemas exi, inteaduccién. Asi que me umplio debate que trasciende el marco de esta itaré a las cuestiones de técnica 6 El método de observacién. —La mejor manera de aprender algo sobre Ja vida “GET fndividiio™ ¥" de" grupo consiste en una investigacién llevada a ‘abo sobre el terreno. El psicosocislogo que trabsja sobre el como elated, intenta registrar de manera precisa y sistemét dades realizadas por las personas dentro de su marco normal. Toma notas 0 emplea el magnetéfono, el video, el cine. Tales investigaciones han sido Uevadas a cabo durante m: jones de masas o en la vivienda de parti- caulares, en las comunidades rurales e incluso en las aulas. Debido al pequefio rndmero de personas 0 a Ia escasez de las ocasiones para realizar observacto: fiables. No obstante, las hipStess ia excelente manera de captar La investigacion sobte el terreno representa el mejor método para com- a vida del individuo y del grupo simulténeamente en varior campos A, , 5, ealtaral, eFC ¥ sus conexiones. Aplicada de manera ‘elgprots, descubre esquemas de relaciones y acciones que no habfamos notado eae 82 | Peloologta social Introduccién | 39 las personas sometides a estas observadas. No hablan ni se tre ellas, Para obviar esta defor- 4 veces han aplicado acciones de la gente sis de ideas en la que sélo cuenta la inventiva. Pero independientemente , el método experimental existe. Este mé- serie de reacciones en condiciones determinedas Af fl experimentador define simulténeamente estes de Teacciones esp pues, por una parte deli- otra, prevé los encia del grupo serd_tanto més lambiguo sea el objeto sometido a juicio. Por consigui tarda los sujétos una pantalla sobie la que se hallan un yue cada uno diga en vor alta cuéntos puntos hay. puntos, es decir, mientras seré la influencia mutua entre les permiten obs plo, se emplean En de la entrevista para estudi taciones o"Tas acciones de la expresen con Ia mayor integridad magnetéfono. Se trata de encuestas por medio de ent ‘4 menudo se emplea un cuestfonario compuesto de preguntas con un: 4 un asistente que conduce de los resultados fa, pues depende en gran persona que la lleva « fica, que gime y se tuerce de dolor, es en sntador y finge que sufre. No es necesatio a los que creen representar. Supongamos un individuo que es un esujeto», es decir, que ha decidido ic icologia social. Con los otros patticipantes smueblado someramente con una mesa rodeada por cuatro sillas imentador le expone la tarea: debatic_ F, sobre el_desarme y ponerse de acuerdo sobre una conclusién comin. La cues 80 a escuchar o leer un relato de expe rnegamos a leer uns bbimos que una ex cia es, en..iltima instancia, un juego serio, un brico-

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