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SOBRE SENTIDO Y DENOTACION (UBER SINN UND BEDEUTUNG)* La igualdad (Gleichheit)! constituye un desafio para la reflexién debido a ciertas preguntas derivadas de ella, que no: son del todo -faciles de responder. ;Es una relacién (Beziehung)? ;Una relacién entre objetos (Gegenstinde)? ¢O bien entre nombres o signos que sirven para designar ob- jetos? Esto ultimo es lo que habia supuesto en mi Begriffssch- rift’. Las razones que parecen. apoyar esta concepcién son “las siguientes: : n de a sEl descubrimiento, dé que cada mafiana no sale un nuevo ~ Sol sino siempre cl mismo, ha sido tal vez uno de los mas fecun- los en astronomia. Aun hoy -el reidentificar un pequefio Planeta o un cometa no es siempré algo facil. Ahora bien, si 26 22 (Primera edicién: Bibl. N° 20]. Empleo esta palabra en el sentido de identidad (Identitat) y entiendo a = b Enel sentido de “‘a es to’ mi: ue b” 0 “ay b coinciden”. Se Bibl, N°?y 42}. io MrsMoO q' o-@y ocoincden , 47 queremos ver en la igualdad una relacién entre .aquello que los nombres “a” y ‘‘b” denotan, parece que a = 6 no podria ser diferente de a = a, en caso de que a = 6 sea verdadero. Con esto estaria expresada una relacién de una cosa consigo mis- ma, a saber una relacién en que est toda cosa consigo misma y- ninguna cosa con“otra. Lo que se quiere decir con a = 6 es, aparentemente, que los signos o nombres ‘“‘a’’ y “th” deno- tan lo mismo y-entonces se estaria hablando justamente de esos signos: se afirmaria una relacién entre ellos. Pero esta relacién existiria entre los nombres 0 signos sdlo en cuanto nombran o designan algo. Seria una relacién mediatizada por la conexién de cada uno de esos signos con el mismo desig- nado (Bezeichnetes). Esta conexién es empero arbitraria. A nadie se le puede prohibir adoptar como signo de algo cual- quier suceso u objeto que se pueda producir arbitraria- mente. En consecuencia una oracién del tipo a = 6 ya no se refe- riria a la cosa misma, sino sélo a nuestra manera de designar; no expresariamos alli un conocimiento propiamente tal. Pero eso es justamente lo que queremos en muchos casos. Si el signo ‘“‘a’”’ sdlo se diferencia como objeto (aqui por su forma grafica) del signo “6” y no como signo, es decir: no por el modo como designa algo, entonces el: valor cognosci-_ tivo dea = a sera esencialmente igual al de a = 6, en caso de que a = b sea verdadero. Una diversidad sélo puede producirse si la diferencia del signo corresponde a una diferencia en el modo de darse (Art des Gegebenseins) de lo designado. Sean a, 6, ¢, las rectas que unen los vértices de un triangulo con los puntos medios de los lados opuestos. E] punto de intersec- cién de a y b és el mismo que el de interseccién de 6 y c. Tene-, mos en consecuencia diversas designaciones para el mismo punto, pero estos nombres (‘‘punto de interseccién de a y 6”,. “punto de-interseccién de 6 y c’’) sefialan ademas ¢l modo de darse y por ende la oracién contiene un conocimiento® real. : | Cabe entonces pensar que a un signo (es decir a un nombre, una combinacién de palabras, un signo escrito) va gado, ademas de lo designado, que puede Ilamarsé la deno tacién del signo (die Bedeutung des .Zeichens), aquelle 48 que yo quisiera liamar el_sentido del’signo (der. Sinn des Zei- chens) y que contiene el modo de darse, En nuestro ejemplo, la denotacién de las expresiones “el punto de interseccién de a-y 6” y “el punto de interseccién de 6 y c” seria el mismo, no asi su sentido. La denotacién de “lucero de la tarde” y de “lucero de la mafiana’”’ seria el mismo, no asi el sentido. ‘ Del-contexto se sigue que bajo ‘“‘signo” y “nombre” he entendido aqui cualquier designacioén que reemplaza un rer (Eigename), cuya denotacién es en conse- cue un objeto determinado (tomando esta palabra en su maxima amplitud) y no un concepto o una relacién, sobre los que habra que tratar con mayor pormenor en otro trabajo’. La designacién de un objeto singular puede consistir tam- bién en varias palabras u otros. signos. Para mayor brevedad se puede Hamar dupbigetibiilag? ouslquicr QIMMBMe ese tipo. _Elysentido de un nombre propio lo capta cualquier Persona que conozca suficientemente la lengua o él: todo de designaciones al cual pertenece’; pero esto ilumina sélo unilateralmente la’ denotacién, en caso dé haberla. Propio de un ‘conocimiento omnilateral de la denotacién seria’ el que frente a cualquier sentido dado pudiéramos indicar de inme- diato si pertenece o no a la denotacién. A eso no legamos nunca. El mismo, sentido tiene en diversas lenguas, in- "[Pege se relere a “Sobre concepto y objeto”, Bibl. N° 22 y 44, pp. 87- © 103 deestaedicién}. -*En el caso de un nombre propio en sentido estricto, como “Aristételes”’, ; Puede haber, por cierto, diversidad de opiniones sobre el sentido. Se. podria -Suponer, por ejemplo, que su sentido es: el discfpulo de Platén y maestro de Ale- _Jandro Magno. Quien’ lo entienda asi uniré a la oracién “‘Aristételes era na- “tural de Estagira” otro sentido que quien suponga que el sentido de este nom- re es: el maestro de Alejandro Magno natural de Estagira. Slo mientras la lenotacién siga siendo la misma son tolerables estas vacilaciones de sentido, i bien habria « que evitarlas en el edificio doctrinal de una ciencia apodicti- 'y no deberian aparecer én un lenguaje perfecto. 28. cluso dentro de una misma lengua; diversas expresiones. Por cierto que hay excepciones’ a este comportamiento regular.” Es evidente que en un todo perfecto de signos a cada expresion deberia corresponderle un. sentido determinado; los lengua- jes naturales sin embargo no cumplen con ‘frecuencia esta exi- gencia’y hay que contentarse con qu 1 Tal vez se pueda conceder que una expr ramaticalmente correcta que reemplaza. un nombre propio tenga siempre un sentido.. Pero éso no implica que al sentido también le corres- ponda una denotacién. Las palabras “el cuerpo celeste mas distante de la tierra” tienen un sentido, .pero es muy dudoso que tengan también una denotacién. La expresién “la serie menos convergente” tiene un sentido, sin embargo es demos- trable que carece de denotacién, pues a toda serie convergen- te se le puede encontrar una menos convergente que atin sea cotivergente. Por el hecho de haber captado un sentido no se - posee atin con seguridad una denotacién. Cuando se emplean palabras del modo usual, aque-> ilo de lo que se quiere hablar es.su denotacién. Puede tam- bién’ ocurrir que se quiera hablar de las palabras mismas 0 bien de su sentido. Esto ocurre por ejemplo cuando se citan las palabras de otra persona en discurso directo’. Entonces las palabras propias denotan en primera instancia las palabras .del otro y sélo éstas tienen la denotacién usual. Tenemos en-. tonces signos de signos. Al escribir encerramos en este caso. los caracteres de las. palabras entre comillas. Por. ende una: palabra que esta entre comillas no debe ser tomada en su deno-' tacién usual. Cuando se desea hablar del sentido de la expresi6y “4”, se puede usar simplemente el giro “‘el sentido de la ex: presion ‘A’”. En el caso del discurso indirecto se‘ habla del sentido, por ejemplo, del discurso de otro. Es evidente que tam poco en este tipo de discurso las palabras tienen su denotaci “[Ejemplo de discurso directo: Pedro dijo ‘‘me voy a casa”; de discurso directo: Pedro dijo que se iba a casa]. : 50 do. Para disponer de una expresién breve diremos: las palabras ‘son usadas indirectamente en el discurso indirecto o. bien tie- nen su denotacién indirecta. Segin esto distinguimos la deno- tacién usual de una palabra de su denotacién indirecta y su ysentido usual de su ‘sentido indirecto. pre presente estas excepciones si ‘se quicre captar correcta- mente cémo se conectan el signo, el sentido y la denotacién en cada caso particular. uando fa denotacién de un/signo es un objeto sensible; la re- presentacién que. me hago de él es una imagen interior’ que surge de los recuerdos de impresiones sensibles que he teni- ‘do. y de actividades, tanto internas como-externas, que he reali- zado. Esta imagen esta a menudo empapada de sentimientos; la claridad de cada una de sus partes es diversa y oscilante. No siempre, ni siquiera en una misma persona, la misma reprcsen- tacién esta ligada al mismo sentido. La. representacién es sub- ((jetivas la representacién que tiene un individuo no es la que « - tiene otro. El resultado es que hay una multiplicidad de dife- = rencias en Jas representaciones conectadas con un mismo sen- tido. Un pintor, un equitador, un zodlogo probablemente aso- _ciaran muy diversas representaciones con el nombre “Bucé- falo”.’ Por eso: la representacién se diferencia esencialmente del sentido de un signo, el cual puede ser propiedad comun de muchos y por lo tanto no es una parte.o un modo del alma in- dividual. Nadie podra negar, en efecto, que la humanidad po- se€é un tesoro ‘comin de Pensamientos ‘que traspasa de una eneraci6n a otra’. unto con las representaciones podemos considerar las percepciones direc- (Anschauungen) en las que Jas impresiones de los sentidos y las activida- 's mismas pasan a ocupar el lugar de Jas huellas que han dejado en cl alma. ‘4 diferencia es irrelevante para nuestros fines dado que junto,a las sensa- tones y actividades hay sicmpre recuerdos de ellas que ayudan a completar Imagen perceptual. Pero tambien se puede entender por percepcién di- ta un objeto cn cuanto es espacial o perceptible por los sentidos. Or eso es inadecuado designar con la palabra ‘‘representacién” algo tan icalmente diverso 7 51 No: hay. inconveniente entonces, en hablar lisa y Hanamente de e/jsentidoyymientras que, en el caso de la repre- __sentacién hay que agregar, en rigor, a quién pertenece y en qué momento. Quiz4 se podria objetar: tal como con la misma pa- labra un individuo conecta una representacién y otro otra, asi también una persona puede unir a ella este sentido y otra aquel sentido. Sin embargo, en este caso la diferencia radica 30 sdlo en el modo de conexién. Esto no impide que ambos capten ‘el mismo sentido pero ambos no -pueden poseer la misma re- presentacion. Si duo idem faciunt, non est idem. Si dos se representan lo mismo, cada uno de ellos tiene su propia repre- . sentacion. A veces es posible constatar diferencias en las re- . presentaciones, incluso en las sensaciones de distintos indi- viduos, pero una comparacién exacta es imposible pues no _Podemos tener estas representaciones juntas en la misma ‘conciencia. entre ambos esta el sentido que! ya no es subjctivo como la representacién, pero’ que tampoco es. elyobjeto)mismo. La siguiente comparacién es tal vez apropiada para clarificar estas relaciones. Alguien observa la luna a través de un telescopio. Comparo la luna misma con'la denotacién; ella es el objeto de la observacion que es transmitido por la imagen 4 con el sentido, ésta con la representacién 0 percepcion directa. La imagen en el telescopio es por cierto unilateral, depende de:} la perspectiva de observacién, sin embargo es objetiva en cuan=: to puede ; servir a varios observadores. En todo caso se Puede to gruencia geométrica seria dificilmenteé alcanzable a causa de diversa conformacién de los ojos, pero una coincidencia Fr queda ciertamente excluida. Esta comparacién podria tal’v ampliarse suponiendo que la imagen. retinal de A podria ha se visible para B o que incluso A mismo podria ver en un es] su propia imagen retinal. Con esto se podria quiz4s mostrar 52 . Pero seguir por este camino nos apartaria demasiado de nuestro tema. Podemos ahora distinguir «t i . La diferen- cia’ puede referirse slo a las representaciones, 0 al sentido y no a la denotaci6n 0, por ultimo, también a Ia denotacién. Respecto al primer nivel cabe anotar que dado lo insegura que es la cone- xién de las representaciones con las palabras, puede darse para una persona una diferencia que para otra.no cuenta. La diferen- cia entre una traductién y el original no deberia, en rigor, so- ,brepasar el primer nivel. Entre las diferencias que aqui toda- via son posibles, hay que incluir el colorido y los matices que la poesia y la retérica intentan dar al sentido. Estos coloridos y estos matices no son objetivos, sino que deben ser afiadidos por ¢ada auditor y cada lector conforme a las indicaciones del poe- ta u orador. Sin una afinidad de la representacién humana cier- tamente no seria posible el arte; en qué medida empero se res- ponde a las intenciones del poeta es algo que nunca se puede ave- riguar exactamente. De las representaciones y percepciones directas ya no se hablaraé mas en lo sucesivo; fueron mencionadas aqui .8élo para que Ja representacién que una palabra evoca en un | auditor no sea confundida con su sentido o su denotacién. Para poder expresarnos-concisa y exactamente quiero jar’ los siguientes giros: Un nombre propio (palabra, signo, conjunto de signos, ~expresiOn) expresa su sentido y denota o designa su denotacién. Mediante un signo expresamos su sentido y designamos su de- Desde los puntos de vista idealista y escéptico quizas ‘ace tiempo que se ha objetado lo siguiente: “Té hablas aqui reparo de la luna como de un objeto, pero icémo sabes que a nombre ‘la luna’ posee una denotacién? ¢Céomo sabes que, E general, hay algo que posee denotacién?” Respondo quc 31 Muestra intencién noes hablar de nuestra representacién de la . 32 luna y qué tampoco nos contentamos con el sentido cuando decimos ‘“‘la luna’; siempre suponemos ‘una denotacién. Seria, precisamente errar respecto_a su sentido pretender que en la oracién “‘la tuna es mds pequena que la tierra” se habla de una representacién de la luna. Si el hablante quisiera re- ferirse a esto ‘ultimo, emplearia el giro “mi representacién de la luna”. Ahora bien, es cierto que podemos -equivocarnos al suponer una denotacién y de hecho se ha dado este tipo de error La cuestién de si en esto nos equivocamos siempre, puede quedar aqui sin respuesta; basta en primera instancia con indicar nues- tra intencién al hablar o pensar para justificar que hablemos de la denotacién de.un signo, si bien con una reserva: siempre quela haya. i 7 Hasta este momento sdlo se ha observado el+sentido y la denotacién de aquellas expresiones, palabras o signos que hemos llamado nombres propio: . Una oracién de este tipo contiene (Un i Gedanke)’. ? Supongamos por un momento que la oracién tiene una denotacién. Si reemplazamos una palabra de la oracién por otra que tenga la misma denotaci6n pero distinto, sentido, esto no podra ejercer influencia alguna sobre la deno- tacién de la oracién. Vemos, sin embargo, que en tales casos ad pensamiento cambia, pues el pensamiento de la oracién “ lucero de la mariana es un cuerpo iluminado por el -sol”” distinto del de la oracién “el lucero de la tarde es un cuer iluminado por el sol’. Alguien que no supiera que el lucer de la tarde’es el lucero de la mafiana, podria sostener : 54 nes de este tipo, tal como hay partes de oraciones. que tienen sentido pero que carecen de denotacién? Y las oraciones que * contienen nombres propios sin denotacién. seran de esta espe; cie.. La oracién * iene manifiestamente un sentido. embargo, por s¢r dudoso que el nombre ‘“‘Odiseo” tenga una denotacién, es dudoso también que la oracién entera lo tenga. . Pero lo que si est4 fuera de duda es que quien sostiene seriamen- te que la oracién es verdadera o falsa le atribuye también al nombre ‘‘Odiseo” una dehotacién y no sélo un sentido; pues es a la denotacion de este nombre a la que se le atribuye o se le 33 niega un predicado. Quien no admite una denotacién, no pue- de tampoco atribuirle o negarle un predicado. El avanzar hacia la denotacién, del nombre seria entonces superfluo; uno po- dria contentarse con el sentido si quisiera detenerse en el pensamiento. Si se tratara sdlo del sentido de la oracién, es decir del ‘pensamiento, seria innecesario preocuparse por la denotacién de una de las partes dela oracién; respecto al sentido de la oracién sdlo interesa el sentido y no la denotacién de dicha parte. El pensamiento permanece invariable, tenga © no una denotacién el nombre “Odiseo”’. pensamieénto pierde valor ante nuestros ojos apenas descubrimos que a una de sus partes le falta la denotacién. Estamos por lo tanto en nuestro derecho cuando no nos contentamos con el sentido de una oracién, sino que preguntamos también por su denotacién. Pero, sianos estaban cerca no podria haberse alegrado, aunque tos de hecho ya se acercaban. * [Waterloo]. 60 Tal como una conviccién o una creencia es el funda- mento de un sentimiento, puede serlo también de una convic- cién p. ej. al sacar una conclusién. En la oracién “Colén con- cluyé a partir de la redondez de la tierra que viajando hacia el este podia llegar a la India” tenemos como significados de las partes dos pensamientos: que la tierra es.redonda y que Co- lén viajando hacia el oeste podia llegar a la India. Aqui nue- vamente interesa sdlo el que Colén estuviera convencido de lo uno y de Io otro y el que una conviccién fuera el fundamento de la otra. Que Ja tierra sea realmente redonda y que Colén via- jando hacia el oeste realmente hubiera podido llegar a la In- dia tal como pensaba, es indiferente para la verdad de nuestra oracién. Pero no es indiferente que reemplacemos “la tierra” por “el planeta escoltado por una luna cuyo didmetro es ma- yor que la cuarta parte del suyo propio’’. Aqui también esta- mos ante la denotaci6n indirecta de las palabras. Las frases adverbiales que expresan finalidad y comienzan con ‘‘para que” también pertenecen a este gru- po, pues obviamente el fin ‘es un pensamiento; por eso: de- notacién indirecta de las palabras y modo subjuntivo. La oracién subordinada que comienza por “que” después de ‘“‘ordenar”, “‘suplicar’’, ‘“‘prohibir”, apare- ceria en discurso directo como un imperativo. Este carece de denotacién, tiene solamente sentido. Una orden, un rue- go, no son en efecto pensamientos, pero estén en el mismo ni- vel que éstos. Por eso en las oraciones subordinadas que de- penden de “ordenar”, “rogar”, etc. las palabras tienen 39 sd denotacién indirecta. La denotacién de una oracién de este tipo no es un valor de verdad sino una orden, un ruego, etc. Algo semejante ocurre con las preguntas que depen- den. de’ expresiones como “dudar que”, “no saber que”. Es facil ver que también aqui hay que tomar las palabras ‘en ;Su denotacion indirecta. Las oraciones interrogativas depen- dientes que comienzan con “qué”, ‘“‘quién’”,: ‘‘dénde”, s“cudndo”, “cémo”, “por medio de qué”, etc. a° veces arecen aproximarse bastante a las oraciones adverbiales gen las cuales las palabras tienen su denotacién usual. Lingiiis- icamente estos casos se-distinguen por el modo del verbo: Con el subjuniivo’ tenemos una’ pregunta dependiente y la de- notacion indirecta de las palabras de modo ‘que-un nombre propio no puede ser reemplazado en general por otro nombre del mismo objeto. En los casos considerados hasta ahora las palabras tenian. en la oracién subordinada su denotacion indirecta y este hecho permitia explicar por qué la dénotacién de la ora-" cién subordinada misma era indirecta;.es decir, por qué su denotacién no era un valor de verdad sino un pensamiento, una orden, un ruego, una pregunta. La oracién subordinada podia ser entendida como un sustantivo; incluso se podria de- cir: como nombre propio de ese pensamiento, esa orden, etc. que ella representaba en el contexto de la estructura total de ja oracién. Ahora llegamos a otras oraciones subordinadas en las cuales las palabras tienen su denotacién usual sin que em- pero surja como sentido un pensamiento y como denotacién un valor de verdad. Como es posible esto es algo que se aclara me- jor con ejemplos. “El que descubrié “la forma - eliptica’ de las érbitas de los planetas, murié en la miseria’’.” Si en este caso Ja frase subordinada tuviese como sen- tido un pensamiento, deberia ser posible también expresarlo, en una oracién principal. Pero esto no resulta pues el sujeto gra- matical “el que” ‘no tiene un sentido independiente, sino que’ se limita a mediar la relacién con la frase siguiente ‘‘murié en la miseria”. Por eso el sentido de la frase subordinada tam-. poco es un pensamiento completo, ni. su denotacién un-valor d | verdad, sino Kepler. Se podria ‘objetar que el sentido del todo contiene como parte un pensamiento, a saber, que hubo alguien que reconocié por vez-primera 1a forma eliptica de las orbitas d los planetas, pues quien estima verdadero el todo no puede 40 negar esta parte. Lo ultimo es indudable; pero sélo porque d lo contrario la frase subordinada “el que descubrié Ja form eliptica de las drbitas de los planetas” no tendria denotacién {En aleman} - i 62 Cuando se afirma algo, es evidente que se supone’ que los nom- bres propios —simples o’compuestos— que se emplean tienen una denotacién. Cuando se afirma “Kepler murié en la mi- seria”, se supone ‘que el nombre “Kepler” designa algo; pero no por eso esta incluido en el sentido de la oracién “Kepler: murié en la miseria’’ el pensamiento que el nombre “Ke- pler” designa algo. Si fucse asi, la negacién no deberia ser “Kepler no murié en la miseria” sino “Kepler no murié en la miseria o el nombre - Kepler carece de significado”. Que el nombre Kepler designa algo es més bien un supuesto tanto para la afirmacién “Kepler murié enJa miseria” como para la que se opone a ella. Ahora bien, las lenguas tienen el defecto de posibilitar expresiones que segin su forma gra- matical parecen' destinadas a designar un objeto y que en cier- tos casos particulares no alcanzan a cumplir su misién porque eso depende de la verdad de: una oracién. ‘De la verdad de la oracién, “hubo alguien que descubrié la forma elip- ‘tica de las érbitas de los planetas” ‘depende si la frase subordinada “el que descubrié la forma eliptica’ de las érbitas de los planetas” pensamiento de que hubo’ alguien que descubrié la forma iptica de-las érbitas de los planetas. Si esto fuese correcto, egacién deberia ser: 63 “el que reconocié por vez primera la forma elip- tica de las érbitas de !os planetas no murié en la miseria 0 no hubo nadie que -descubriera la forma eliptica de las orbitas de los planetas”. 4l Esto radica por lo tanto en una imperfeccién del len- guaje de la cual, por lo demds, no se escapa tampoco el lengua- je formal del analisis; tambien alli pueden aparecer conexiones de signos que parecen denotar algo pero que hasta ahora’ca- recen de denotacién, p. ej. series-divergentes infinitas. Se puede evitar esto: p. ej. conviniendo especialmente en que las series divergentes infinitas denoten el numero 0: A un lenguaje 1é- gicamente perfecto (ideografia) hay que exigirle que cada ‘expresion formada como nombre propio de un modo grama- ‘ticalmente correcto a partir de signos ya introducidos, designe también de hecho un objeto y que ningun signo sea introducido por vez primera como nombre propio sin que le esté asegurada una denotacién. En los textos de légica se suele advertir que la pluralidad de sentidos dé las expresiones es una de las fuentes de errores légicos. Por lo menos igualmente oportuno estimo. el llamar la atencién sobre aparentes nombres propios que carecen de denotacién. La historia de la mateméatica estd en: condiciones de enumerar errores que han surgido de aqui. La carencia de denotacion se presta tanto como la equivocidad: de las palabras para un uso demagégico - 0 tal vez mas. “La: voluntad del pueblo” puede servir de ejemplo pues sérd facil comprobar que no hay una denotacién universalmente ace} tada de esta expresion. Por eso no es de ningtin modo ocioso eli: minar de una vez por todas la fuente de estos errores, al:men en la ciencia. Entonces objeciones tales como la recién discu tida se tornaran imposibles puesto que no dependerd jama de 1a verdad de un pensamiento el que un nombre propio tenga? o no una denotacién. Después de estas frases sustantivas po demos considerar una especie de frase adjetiva y adverbial qu¢ desde el punto de vista légico, es pariente cercana de aquellas. 1 i También las frases adjetivas sirven” para f nombres propios compuestos, atin cuando, a diferencia. d 64 ben ser consideradas iguales a los adjetivos. En lugar de ‘‘la raiz cuadrada de 4 que es menor que 0”, se puede decir tam- bién “la raiz cuadrada negativa de 4”. Tenemos aqui el caso en que a’ partir de una expresién de concepto® se ha forma-— do ‘un nombre. propio compuesto con ayuda del articulo defi- nido singular, lo que en todo caso, esta permitido solamente cuando un objeto, y sdlo uno, cae bajo el concepto®. Lag ex- presiones de conceptos pueden construirse entonces indican- do -rasgos caracteristicos por medio de frases adjetivas, p. gj. en nuestro caso mediante la frase “que es menor que 0”. Es evidente que una frase adjetiva de esta especie, al igual que la frase nominal examinada mas arriba, no puede tener como sen- tido un pensamiento ni como denotacién un valor de verdad, sino que tiene como sentido sélo una parte de un pensamiento que en algunos casos puede ser también expresada por un solo adjetivo. También aqui, al igual que en las frases niominales mencionadas, falta el sujeto independiente y por eso también. la posibilidad de reproducir el sentido de la frase subordina- da en una oracién principal independiente. ; Los lugares, los instantes, los espacios de tiempo son, ‘desde un punto de vista légico, objetos; por ende la designacién ingiiistica de un determinado lugar, de, un determinado stante o lapso de tiempo debe ser considerada como un nom- “bre. propio. Las frases adverbiales de lugar y de tiempo pueden er empleadas para formar un nombre prapio de esa especie de -Manera similar a como hemos visto que ocurria con las frases sMominales y adjetivas. También se pueden formar expresiones ra los conceptos que abarcan bajo si lugares, etc. Aqui hay que cer notar que el sentido de’ estas frases subordinadas tam- co puede ser: reproducido por una oracién principal, pues ta un constituivo esencial, esto es, la determinacién de espa- ara Frege concepto es lo designado por un predicado gramatical}. acuerdo con fo anotado mas arriba, deberia en rigor asegurarsele i¢mpre a2 una expresion de este tipo una denotacién mediante una convencién ecial, p. ej. estableciendo que como denotacién suya valdré el ndmero 0, ningtin objeto o mas de uno caiga bajo el concepto. 65 43 ~ sién “después de la sepdracién de Schleswig-Holstein de Dinamarca” t cio o de tiempo que sdélo est4 indicada por un pronombre. rela- tivo o una conjuncién’?. También en las oraciones condicionales, tal como lo acabamos de ver en las frases sustantivas, adjetivas y adver- biales, hay que admitir generalmente un indicador indefini- do al que corresponde un equivalente en 1a'oracién subordina- da.‘ Al remitir estos indicadores el uno al otro, unen. ambas oraciones formando un todo que normalmente expresa un solo pensamiento. En la oracién | ‘Si un numero es menor que 1 7 mayor que 0; también su cuadrado es menor que 1 y mayor que \ or. este constitutivo es “un ntimero” én la oracién condicionan- te y “‘su’’ en la condicionada. Justamente debido a esta inde- terminaci6n, el sentido alcanza la universalidad que se espera de una ley. Y también esto mismo hace que la condicionante sola no tenga un pensamiento completo como sentido y que junto con Ja condicionada exprese un pensamiento, y sélo uno, cuyas partes ya no son pensamientos. En general no es correcto decir que en el juicio hipotético se ponen en relacién recipro- ‘De estas oraciones es posible que “haya concepciones ligeramente distin- tas. El sentido de la oracién “después que Schleswig-Holstein sé hubo se- parado de Dinamarca, se enemistaron Prusia y Austria” lo podemos reprodu- cir’ también en esta forma: “después de la separacién de Schleswi Holstein de Dinamarca se enemistaron Prusia y Austria’. En esta ver- sién queda suficientemente claro que no debe considerarse como parte de es- te sentido el pensamiento de que Schleswig-Holstein se separd alguna vez Dinamarca, sino que esto dltimo es el supuesto necesdrio para que la exp! ga una denotacién. Nuestra oracién, por cierto, puede ser concebida tambii de modo que con ella se pretenda decir que en algiin momento Schleswig-Hol: tein se separé de Dinamarca. Entonces tenemos un caso que habré que con: estima que es falso que en ie momento Schleswig Holstein se Nore 3 parado de Dinamarca. Este considerara que nuestra oracién, entendida segundo modo, encontrara expresado en ella un pensamiento, que est falso, junto a una parte que para él carecera de denotacién. : 66 ca dos juicios. Si se afirma esto o algo semejante; se esta em- pleando la palabra “juicio”-en el mismo sentido que yo he asociado a la palabra “pensamiento”, de tal modo que mi formulacién. seria: “En un pensamiento hipotético se ponen én relacién reciproca dos pensamientos”. Esto sélo puede ser verdadero cuando falta un ‘ndicador indefinido™, pe- ro entonces tampoco habra universalidad Cuando un momento del tiempo debe ser indicado indefinidamente tanto en la condicionante como en la condi- cionada, esto se hace con frecuencia simplemente mediante el tiempo presente del verbo que en este caso no connota el pre- sente temporal. Esta forma gramatical constituye entonces en la‘oracién principal y en la subordinada el elemento que in- dica indefinidamente. “‘Cuando el sol se encuentra sobre el trépico ‘de cancer, tenemos en el hemisferio norte el dia mas largo”, es un ejemplo de ello. Aqui también es imposible expresar el sentido‘de la subordinada en una oracién principal, pues este sentido no es un pensamiento completo; en efecto si decimos ‘‘el sol se encuentra en el trépico de cancer’’, lo es- tamos relacionando con nuestro presente y hemos cambiado Por lo tanto el sentido. Tampoco es un pensamiento el sentido de la oracién principal; sdlo el todo compuesto por la oracién principal y la subordinada contiene un pensamiento. Por lo. demas, varios constitutivos comunes pueden también estar indicados indefinidamente en la condicionante y ‘en la condi- cionada. Es manifiesto que las frases nominales con ‘‘quien”, “que”, y las adverbiales con ‘‘donde”, “cuando”, ‘“‘don- dequiera’’, “cuandoquiera” deben ser’ interpretadas mu- ichas veces por su sentido como condicionales, p. ej. “quien loca brea se ensucia”’. : ‘ . También las frases adjetivas pueden reemplazar a Ss condicionales. Podemos expresar el sentido de la ‘oracién A veces falta una indicacién lingiiistica explicita y debe ser colegida de do el contexto. 47). 44 45 mencionada mas arriba también en la. siguiente forma: ‘el ” cuadrado de un ntimeto que es menor que uno y mayor que 0 es menor que 1! y mayor que 0”. ‘ La situacién es completamente diferente cuando. el constitutivo comin de !a‘oracién principal y de la subordinada ‘es designado por un nombre propio. En la oracién “‘Napoleén, quien reconocié el. peligro para su flanco derecho, .condujo personalmente su guardia contra la posicién enemiga’”’. estan expresados estos pensamientos: 1. Napoleén reconocié el peligro para su flan- co derecho. ; 2. Napoleén_ condujo _—spersonalmente—.su guardia contra la posicién enemiga. fee Cuando y dénde ocurrié esto se puede colegir sélo del contexto,, pero debe considerarse. como determinado por. él. Si enunciamos Ia oracién total como afirmacién, afirma- mos a la vez ambas oraciones parciales. Si una de estas oracio-. nes parciales es falsa, el todo es falso. Aqui tenemos el caso en que la oracién subordinada por si ‘sola tiene un pensamiento completo (si la completamos con indicaciones de tiempo-y de lugar). La denotaci6n de la oracién subordinada es por ello un valor de verdad. Podemos entonces esperar.que se pueda reem: plazar, sin afectar la verdad del-todo, por otra oracién que ten, el mismo valor de verdad. Y esto es efectivo; slo hay que ten! en cuenta que su sujeto debe ser “Napoleén” por una raz6i puramente gramatical: pues sélo asi podra adoptar la form: de una frase adjetiva que pertenezca a ‘‘Napoleén’”. Si. $¢ prescinde de la exigencia de expresarla en esta forma y-si se: mite la conexién mediante “‘y””, desaparece esta limitacién. También en las frases subordinadas que comienz: con “aunque” se expresan pensamientos completos.. E: conjunci6n. carece en rigor de sentido y no cambia ‘tam| 62 sentido de la frase sino que la ilumina de un modo peculiar”. Podriamos reemplazar la frase concesiva por otra que tuvie- ra et mismo valor de verdad sin afectar la verdad del todo; pero la iluminacién que recae sobre la frase podria parecer ligera- .} ente-inadecuada, como en el caso de querer cantar alegre- mente una cancién de contenido triste. En los tltimos casos la verdad del todo~ha incluido la verdad de las oraciones parciales. La situacién es diferente si Ia condicionante expresa un pensamiento tompleto por el hecho de incluir, en lugar de un mero indicador indefinido,. un “nombre propio o algo que se deba considerar equivalente. En la oraci6n ‘ “si en este instante el sol ya ha salido, el cielo esta muy nublado” el tiempo es el presente, es decir esta determinado. También el lugar hay que concebirlo como determinado. Aqui se puede decir que se ha establecido una relacién entre los valores de verdad de la condicionante y de la condicionada, a saber que no se da el caso de que la condicionante denote lo verdadero y la condicionada lo falso. Segin esto nuestra oracién es verda- dera tanto si el sol aun no ha salido, esté o no muy nublado, como “si el sol yaha salido y el cielo esta muy nublado. Puesto que aqui interesan sélo los valores de verdad, cada una de las oraciones parciales puede ser reemplazada por otra del mismo valor de verdad sin cambiar el valor.de verdad del todo. Por cierto que ‘también aqui la iluminacién podria tornarse a menudo ina- lecuada; el pensamiento nos parecera ligeramente insulso, 46 pero esto nada tiene que ver con su valor de verdad. En estos ca- sos hay que tener en cuenta que siempre resuenan pensamien- fos secundarios que no han sido propiamente expresados y “que por eso no deben ser incluidos en el sentido. No puede inte- ‘€sar-en consecuencia su valor de verdad’®. ., Algo semejante ocurre con “‘pero”, “‘sin embargo”. CEI pensamiento de nuestra oracién también podra expresarse asi: “o en en este momento el sol no ha salido atin o el cielo esta muy nublado”’, lo que « mite ver como hay que entender este tipo de conexién de oraciones. 69 Terminamos asi la discusién “de los casos ‘simples. Demos ahora una mirada retrospectiva a lo obtenido. . La oracién subordinada no, tiene por lo “gencral un ‘pensamiento como sentido, sino sélo una parte de él, por lo tan- . to tampoco posee como denotacién un valor de verdad. La ra- z6n de esto es que o bien en la oracién subordinada las palabras tienen una denotacién indirecta de tal modo que la denotacién y no el sentido de la subordinada constituye un pensamiento, o bien la oracién subordinada es incompleta a causa de un indi- cador indefinido, de modo que sélo con la oracién principal ex- presa un pensamiento. Sin embargo también hay casos en que el sentido de la oracién subordinada es un pensamiento com- pleto y entonces puede ser reemplazada por otra con el mismo. valor -dé verdad sin modificar la verdad del todo, siempre que no haya impedimentos gramaticales. ‘subordinadas que nos salen al encuentro, pronto encontrare~ mos: algunas.que no calzan bien.en estos compartimentos. La, principal; miento secundario de este tipo. Se enriquece asi el. sentid lavoracién, y puede ocurrir que tengamos mds pensamien simples que oraciones. En algunos casos la oracién debe, entendida de este modo, en. otros puede resultar dudoso:: pensamiento secundario pertenece a la oracién o sélo lo. aco! pafia' -Enla oracién “ Esto puede llegar a ser importante para el problema ‘de si una afi determinada es una mentira o un juramento, un perjurio. 70 : “Napoleén,. quien reconocié el peligro para su flanco derecho, condujo personalmente. su guardia contra la posicién enemiga” se podria tal vez estimar que no sélo estan expresadas los dos pensamientos indicados mds arriba, sino también el pensa- miento de que el reconocimiento del peligro fué la raz6n por la cual. condujo su guardia contra la posicién enemiga. De hecho se puede poner en duda acaso este pensamiento sdlo esta leve- mente sugerido o si ha sido realmente expresado. Pregunté- monos si la oraci6n seria falsa en caso de que Napoleén hubiera tomado. la decisién antes de percibir el peligro. Si pese a todo nuestra oracién pudiese ser verdadera, nuestro pensamiento secundario no deberia ser concebido como parte del sentido de esta oracién. Probablementé habra que decidirse por esta solucién. En caso contrario la situacién se complicaria bas- tante: tendriamos mas pensamientos simples que oracio- Tes. Si ahora reemplazamos la oracién - “Napoleén reconocié el peligro para su flan- co derecho” “por otra del mismo valor de verdad. p- ej. “‘Napoleén tenia mas de 45 ajios”’, “modificaria con esto no sdlo nuestro primer pensamiento, ‘sino también el tercero, y con eso también su valor de verdad podria cambiar, ‘p. ej. si su edad no hubiese sido la razén para tomar la decisi6n de conducir su guardia contra el; enemigo. PAqui se ve por qué en estos casos no siempre pueden sustituir- ese mutuamente frases con el mismo valor de verdad. La oracién expresa entonces, en virtud de su unién con otra, algo mds que i-Por si sola. i r Observemos ahora casos en que esto ocurre regular- nte. En la oracién 71 48. “Bebel se imagina* que mediante ‘la res- * titucién de Alsacia y Lorena se pueden aplacar los deseos de venganza de Francia”’ hay dos pensamientos expresados, que no. corresponden. el. uno a la oracién principal ni el otro a la secundaria: 1.Bebel cree que mediante la restitucién de Alsacia y Lorena se pueden aplacar los deseos ‘ de-venganza de Francia; 2. Mediante la restitucién de Alsacia y Lorena no pueden ser- aplacados los deseos de vengan- za de Francia. i En la expresién del primer pensamiento las palabras de la ora- cién ‘subordinada tienen su. denotacién indirecta ‘mientras. que-las mismas palabras en ‘la expresién del segundo pensa- miento poseen su denotacién usual. Esto muestra que en nues: 3 tra oracién compleja inicial la oracién subordinada debe ser tomada, en rigor, en dos sentidos diferentes de los cuales uno, es un pénsamiento y el otro un valor de verdad. Ahora bien; puesto que el valor de verdad no es la denotacién total de. la ora: cién subordinada, no la podemos reempiazar simplemente po! otra del mismo valor de verdad. Algo semejante tenemos en ele caso de expresiones como “saber”, ”reconocer’’, eg sabido que”. A Mediante una oracién causal y su oracién principal expresamos varios pensamientos: que no corresponden, : embargo, a cada una de las oraciones. En'la oracion “porque el hielo, es especificamente . mi liviano que el agua, flota en el agua” tenemos. 1. El hielo es especificamente mas’ li que el agua; : . - “(La expresién alemana “wahnen” implica la idea de ‘imaginarse neamente). 72 “ \ 2. Si algo es especificamente mas liviano que el agua flota en el agua; 3. El hielo flota en el agua. El tercer pensamiento quizd no necesitaba ser mencionado expresamente como contenido en los dos primeros. En cam- bio ni el primero junto con el tercero, ni el segundo junto con el tercero podrian constituir el sentido de nuestra oracién. Se ve entonces que en la oracién subordinada “porque el hielo es especificamente mas li- viano que el agua” esté expresado tanto el primer pensamiento como una parte del segundo. Por’ eso no podemos reemplazar simplemente nuestra subordinada por otra del mismo valor de verdad; al ha-. cerlo cambiariamos. también el segundo pensamiento y esto podria afectar facilmente su valor de verdad. La situacién es semejante en la oracién “ si el hierro fuese especificamente mas li- viano que el agua, flotaria en el agua”. Tenemos aqui dos pensamientos: que el hierro no es 49 especificamente més liviano que ef agua y que si algo es es- pecificamente més liviano que el agua flota en ella. La subordi- nada expresa nuevamente un pensamiento y una parte del otro. ‘Sienla oracién considerada més arriba “después que Schleswig-Holstein se hubo se- parado de Dinamarca, se enemistaron Prusia y Austria” entendemos que el pensamiento expresado es que en algin momento Schleswig-Holstein s¢ separé de Dinamarca, tene- mos en primer lugar este pensamiento y cn segundo lugar el pensamiento de que en algtin momento del tiempo, determi- nado mas exactamente por la subordinada, Prusia y Austria se enemistaron. También aqui la oracién subordinada expresa “no solo un pensamiento sino también una parte de otro. Por eso 10 es licito en general reemplazarla por otra del mismo valor le verdad.

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