You are on page 1of 2
MICHELET EL PROFETA Meee es un hombre extraordinario. En primer lugar por su carrera turbulenta, Este hijo de un impresor artesano arruinado por Napoledn fue, después de realizar estudios secun- darios y superiores brillantes, profesor de la Es- cuela Normal Superior (1827), jefe de la Seccién rica de los Archivos Nacionales (1830) y, por tiltimo, profesor en el Colegio de Francia (1838). Su cdtedra de historia y de moral se con- virtié, gracias a su elocuencia y a sus fervientes convicciones republicanas, en una tribuna poli- tica donde resonaban sus ataques contra los je~ suitas (1843) y su adhesin incondicional la obra de la Revolucién. Su valiente fidelidad a la Segunda Replica acarrea la suspensién de su curso del Colegio de Francia y su renuncia al cargo que desempefiaba en los Archivos Nacionales por su negativa a prestar juramento a Napoleén IM. Al igual que Victor Hugo, pero exiliado dentro de Francia, «8 un opositor inquebrantable a “*Napoledn el Pequefio”. Mas de diez mil personas siguieron, en 1874, el cortejo fénebre de aquel que no habia cesado de resucitar el pasado para crear mejor un porvenir de libertad para la Nacién y de frater- nidad para el Pueblo. Por su obra inmensa. Sin duda, ésta tiene defectos. Michelet pretendia ser un historiador cientfico irreprochable, y sus trabajos se basaban en el examen paciente de los archivos. Sin em- Dargo, veces lo traicioné su imaginacién postica: su visién apocaliptiea del Afio Mil, por ejemplo, es hoy en dia undnimemente rechazada por los cspecialistas. Michelet incurre también en un delito flagrante de parcialidad, de mala fe: hacia Ia Iglesia Catélica, de la que fue un adversario ‘encarnizado hasta el pasado mis lejano; hacia la monarquia francesa, cuyos excesos de todo tipo destacé pero descuidando sin reparos su balance global. Por Ghtimo, el “pontifice” de una ideo- Jogia a la vez humanitaria y patridtica, laica y jacobina —que inspird, a pesar suyo, los alardes de lirismo de los oradores de los banquetes y de has distribuciones de premios de la tercera Repiblica— actualmente es m4s lo que nos exas pera que lo que nos seduce. No obstante, limitarse a esas eriticas significa cludir lo esencal y no entender nada dela inmensa aportacion de Michelet através de su monumental Historia de Francia este prodigioso arquitecto del pasado supo dar un rostro a Francia, un cuerpo vivo a la Nacién, una voz al Pueblo. ‘Un rostro a Francia. Para Michelet es pro- bablemente uno de los primeros en decirlo—, Francia es una persona, cuya vida material y moral est4 condicionada por su marco y su cons- titucién geogréficos. Sin duda no es casual que Michelet salude el nacimiento de Francia en torno al Afio Mil con un cuadro descriptivo impre- sionante donde desfilan las principales provincias como otros tantos érganos fisioldgicos necesarios para el funcionamiento armonioso del cuerpo social. ‘Un cuerpo a la Nacién, Como Augustin Thierry y Guizot, Michelet reorienta profunds- ‘mente las funciones de las historia: sustiruye la crénica escucta de las hazafias y fechorias de los principes y de los grandes por el relato épico del nacimiento y del desarrollo de la Nacién francesa. Jamis considera la Nacién como una entidad abstractay racional, sino como un ser vivo y que sufre, hecho de carne y de sangre, que se debe captar mds con el corazén y la imaginacién que con Ia inteligencia. Una vor al Pueblo. El hijo del artesano, que habia vivido desde el interior las horas més intensas de la Comuna parisiense de 1792, supo, y eneso fue también el primero, reproducir fie ‘mente el eco del furor popular que jalona la his- toria de Francia de Etienne Marcel a Danton. Nadie antes que él habia captado el alma de una &poca, en particular de la Edad Media, de manera tan intuitiva y poética. Es cierto que suele identi- ficar, en forma grandilocuente, la historia del pueblo con la Pasién de Cristo; pero, las mis de las veces, su voluntad de captar en su interaccién los hechos econémicos, politicos, sociales, morales ¥ religiosos prefigura, con un siglo de anticipa- ida, los trabajos de la Escuela de los Anales, en particular la historia “de las mentalidades” inven- tada por Lucien Febvre Jules Michelet (1798-1874), Francia, brronce de Auguste Rodin (1s4o-937), 15 16 Sobre todo, no hay que aprisionar a Michelet en la levita demasiado rigida del profesor y del historiador; es, en efecto, el igual de los gigantes de la generacién romantica de 1830: por su amplitud desmesurada, la Historia de Francia es hhermana de la Comedia humana. Por su imagi- naci6n creadora, Michelet sigue siendo el primer autor francés que haya partido realmente “en busca del tiempo perdido...” cHRSTIAN AMALVI Ml LA HISTORIA RESURRECCION En 190 Michele fae nombrad ele de cin sept Nao ngs pasado, aun inesplord, se bre tus inveigitanes en ts vin sobrscopedora ‘OR lo que a mi respects cuando enré por pri sera ‘vexen las catacumbas mance, eh xt necrpoi dels monuments nacionale habia padid firma, como es alemén que ent en el ‘monaterio de Saint Vane: “He aq a habit ina he lee ym rp por ioe Sin embargo, no terdéen darme conta de que cn el silencio aparente de ess galeria baba wn ‘mosimient, wn mural que ada tea qu 7 con la muerte, Esos pels eos pergaminos ac srlados alls crante tao tiempo silo deeaban revi. Ess pels no sm paples sino vidas de hombres, de provincas, de pueblos. En primer nga as familias ls feuds, laanados en el pole, velamaban contra el olvido, Las provin- cies lesatale,alegondo qu sguivocadamente 1a cantralizacin habia credo sniqulerlas. Las ordenancasde nuestros reyes pretend no haber Sido bora por la muted dels lye moder 1s Sse bier querido exucarlosa tad como deca ee sepuleurero ene expo de tall nin ‘gino habs eado mere. Todos vivian yh dan, rodealn al autor con wn ecto cien Aenguas, que act callar con radeca la gran woe de la Republics del Inperi, Lentament, saves muertos, procedacs or Aenadamente, por fcor. Todos tenis deri ala bistoria. Lo indetdual ebllo como individual {0 general como general jE! Fenda tiene razin, {Le Monarguiaen mayor metida, le Rein aun ‘ide. La provincia debe vevivir; la antigua dicersidad de Francia se caracterisard por wna fuerte peografia. Deb reparcer, pro con acon. cin de qual bora pos ap la deri, perma que suceda a5 veel identifcaion del pals. jQue reviva la monarguia, que recive Fron uci gan deli ree tizacin dees indole ser, pa er import Aung a cabeza no feb sobre los hombres ‘yelmuso ease mal en la piemaesinportante Ya medida qu sola sobre polo ls ete levantarse. Sactban del spur, wncs la mano, cos la cabeza, como en el uicio Final de Miguel Angel oon la danza dels muerton La daa gl seanizada que bilaben a mi alredado elo que te tratado de reproducir an ete libro. Jules Michelet Portada de una edisiéa popular de la Historia de Francia de Michelet, publicada en Paris hacia 1900, HINNERK BRUHNS, isorado lamin, responmable del Programa francoalemin del Cena National de Investigaciones ‘Cents de Franca» encrgad de conferees “dls Escuela de i Particular sabre a ciudad {nigua, Momaen y Ma ‘Weber CCURISTIAN AMALVI ‘r comervador de la Mites Nasional (ari) desde 180. Autor de un neuen trabson sabre historia den emsesnza de a iors ori de issoringeata «Risto de las mitologisnaconales tre 1749 198, ba public etre tr rat De Var ele mare

You might also like