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cs De cosas urbanas Ee Manuel de Sola-Morales 3 - INDICE m PREFACIO Kenneth Frampton 7 m_URBANIDAD Hansibelings 10 | DE COSAS URBANAS Manuel de Sola-Morales 17 PARA CREAR LUGAR (COSASINVENTADAS) 31 Saint-Nazaire, Ville Port 2 La periferiahistorica 32 ste, Porto Vecchio 2") Laestrategiadelafrontalidad 42 Oporto, Passeio Atlantico 2°) Topografia maritima como estructura Civica 46 Génova, Cantieri Navali (°°) Sotto Corso 58 Groningen, Winschoterkade "#9 Lamedidanoeslaescala 62 La Haya, Scheveningen (2°°7704) Secciones desplegadas 66 LA MIRADA ESTRATEGICA 72 LA FORMA CONDENSADA (COSAS SUPERPUESTAS) 81 Alcoy, La Sang (2°02! El casco antiguo como categoria de proyecto 82 Lovaina, Stationsplein 2°") Elordentrastocado 90 Barcelona, Sant Andreu (25) La vivienda pblicacomo proyecto urbano 98 ‘Arnhem, Rijnboog 02205) Coherencia por diferencia 104 LA MIRADA COMPULSIVA 108 | LA ACUMULACION HETEROGENEA (COSAS EN CONFLICTO) 115, Berlin, Alexanderplatz Laciudad abstracta 116 Réterdam, Alexanderpolder'* La distancia interesante 120 Amberes, Eijlande °°") Nuevodistrito portuario 124 Amberes, Operaplein 2 Nudourbano 128 Terrassa, Torressana °°) Contraloslimites urbanos 132 Barcelona, Poble Nou %° Continuidad., promiscuidad, incoherencia 136 Tesalénica, Frente maritimo '%™) Frente maritimo, frente urbano 140 LA MIRADA ANSIOSA 142 = TEXTOS SELECCIONADOS 145 2005 Paraunaurbanidad material 146 2000 Contrala metrépoli universal 154 1995 Territotiossinmodelo 166 1994 Ciudadescortadas 174 1992 Espacios piblicos/espacios colectivas 184 1992 Laperiferiacomo proyecto w2 1987 Otratradicién moderna 200 m) 4 r-4 § a) a =) m) < m) (e) U Tt) (a) Manuel de Sola-Morales MIRADAS SOBRE LA CIUDAD ‘Miradas diversas sobre la ciudad: eso son los proyectos que aqulse reGnen. Noson aquellas mani sulla ctta, del film de Francesco Rosi. No son tampaco los golden pencils dibujando la ciudad que quisieron ser los del urban design del Harvard dela Cee ee eee ee ee men de mitrabajo habriade reflejar, sobre todo, el esfuerzo por entender y servira las cludades a través de una mirada devota y aficionada. También, la dficutad de eee Se eee eee riqueza de los lugares urbanos. La riqueza existente y, sobre todo, la riqueza posi- ble. En este mirar solicto esta el arranque de las respuestas, tan dstintas en cada Pee en ata en reece ee ee eed de estos proyectos. Y también a manera.en que quisieran ser usados y observadbos. No es extraf, pues, que, como tantas veces repito, la seccién sea el instrumento Ree ee So eo eee ee con toda exactitud:lalarga distancia horizontal y la mindscula variacion vertical, Los Ree en eae Eee Cc Ce eee tne eee ay Establecer la continuidad de las diferencias valorando sus tamafios, moverse ‘en|a simultaneidad de las escalas (el kil6metro y el centimetro vistosala vez), apre- ciarlas intersecciones como puntos vitales y las longitudes como atributos adjetivos Se eee eet ene Pee net ee eon cues Gee eee gee oe ee oc ‘mente através del haz de nervios y arteras que relacionan cada punto de lacludad ‘con sus vecinos y con sus alejados. La eleccién del punto de vista contiene aqui, eee eee Ca ae on oe eee Cac pect fee ee ee rn ee disefio de objetes, de conjuntos o de espacios como tales. Tampoco son paisajes, ‘con la connotacién integradora, combinatoria de ese término. Quieren ser verda- dleras reinterpretaciones de cada ciudad y convencidas proouestas de su transfor: coca odes ellos son proyectos en el mite. Los temas afrontados son singulares y revelan una atencién a cuestiones ajenas a a practica profesional comin y, por su trek compromiso practico, también ajenas al alcance puramente verbal de tantos discur- Cees atom eee ca oe anh también, en este sentido, estos proyectos son inseparables de mi propia actividad como estudioso y ensefiante de las ciudades. Y como combatiente contra la verbo- rrea con Ia que lo urbano, lo urbanistico, la ciudad y la metrépoli son banalizados es Hay, pues, en lo profundo, un halito de optimismo, de ingenua confianza en la Pe eae Une age ed Dee Ce Me eine eet unt ety fervorosa con la que el sabio astrénomo escudrifa el firmamento, oars Benes ees ee eee Cee eed ee 9 Seheveningen, 1950, es LA PIEL DE LAS CIUDADES Mitrabajo se sittia sobre la piel de las cludades, Su epidermis es lo que estudio, lo gue disfruto y lo que me permite abordar sus estructuras mas profundas. Y esa Dec OT oot net ae er a eee se constituyen mis proyectos urbanos. PTE eet eee eae enemy calles y espacios libres, de jardines y muros, de perfles y vacios. Brick and mortar COE ort Cte ea oe DS et econ a acre eee eet ea en Tiendas, oficinas, solares, apartamentos, museos, teatros y todo tipo de locales vvacios. Bordillos y aceras, almacenes y depésites, fébricas y mercados, monumen- tos y ruinas, estaciones, estadios, estudios, etc. Es precisamente el contacto entre De ae ace re cae en aed Stone titula Richard Sennett uno de sus mas hermosos textos sobre la ciudad. Por ello son tan importantes las rampas y ls escaleras, los portales y las esquinas, porque CR eM ee oa eo ete) OTC Mate Rar im Sea Cea ete eas RODE Sage ee eRe eect Pere ee ae ee ae maurbano", que atiende sobre todo a lainterdependencia de actividades y posicio- Bo te tee ee eG eer ey espacios. Enfoques todos ellos que han monopolizado gran parte de los estudios CE ue ee et gia ee cre erate turas internas supuestamente més importantes, han propuesto jerarquias de con- ‘ceptos para interpretar lo urbano desde un pensamiento estructuralistao formalista Cena eee Id Co ae UCC Lacs ac ee ana re ee ie Re ea ene Cu StS Mo orien niece a ee eta ees témico ala cludad fisica en la década de 1960. Dee ore A eee eee et ligera, inconsistent, insignificante, incapaz de albergar contenidos de interés serio. CO eee ce Ree cea emer era Sue tte Lo eet eeecd LE Tecate cuencia mas que un sujeto, un fenémeno més que una materia, Y, sin embargo, en la materia urbana, en la superficie de la ciudad experimen- Pe Re ec Reece ees ue corey Sener a ne ea are a a Cea Se aCe Se oe ie ue eu mc on ee er en Ren econ eee tea dolos de significaci6n compleja y de referencias culturales, y haciendo de ellos materia semantica, construccién de memoria intersubjetiva, social. Es la materia dela epidermis urbana la que nos ensefia sus caracteristicas y sus diferencias, su peso, forma, textura y formato. Su morfologia y su tectonica. Pero hay que mirarlas con insistencia, con suficiente atencién para que nos revelen, ee eee eee ee seca coe Pe NUL Ae MOLE O LC TA LAe Pee eae eee cucu oe Ree oe a na nes y estrategias, matices y brusquedades Segiin la antigua medicina oriental, la acupuntura entiende la piel del cuerpo humano como el principal sistema portador de energia. Los 361 puntos sensibles, distribuidos por la superficie del cuerpo, transmiten, a través de 12 meridianos 0 vvasos, sus impresiones al resto del organismo (exterior e interior). También la piel Pee ee cn eee Rd Beene ec Ree las cualidades en la epidermis urbana son sordas 0 agudlas, mentales 0 sensoriales. (Como en la acupuntura terapéutica, la localizacion del punto sensible es el primer pe CRU rel Een eee ane] lugary de los canales de inluenciaen el tejido permitiré aportar una cualidad nueva, ania- dirlaenergiaadecvada, friao caliente, potenciarlaurbanidad en sus diversos modos. Peer eae ua ou ec OP oe Rue ect eee ee a os [on Med Pose eR nce ete ee cree Me cen ratiene que ver sobre todo con una apreciacion muy superior de la epidermis como membrana rica, compleja y enormemente influyente. En la piel de la ciudad, nues- {ros instrumentos de arquitectos, nuestra ex Ie Rc Cusco sensaciones corporales son la materia real de trabajo, utiles y sustanciales en si ‘ DA ea eC ace ee eee ee eee POR O et eae ame iCute eect Eon mE DOO et econ oo cue a ie eee tee Ce aa Po ao oe a te eet once y Cee ee rece en eee ee nes, presiones e inyecclones es distribuir energiaatravés de lapel. La epidermis de los telidos urbanos nos permite transformar metabolismos interiores del organismo TE eee Reon Ce Ua ae a ue one cre enc Sag eMee st e Ite tae Ra omen a eed reduce aacciones menores de costura local de tejidos urbanes 0 reformas de mini- mo coste, A la inversa, algunas veces esta analogia se extrapola a la escala de lo POC eee Mane een cr ec dolo a tacticas polticas que, siendo puntuales, transforman el funcionamiento glo- baal dela ciudad (sobre el transporte, sobre la vivienda, sobre los residuos). Pienso ‘que ésta es una analogia mucho més genérica. Ando buscando en algunos de mis trabajos una acupuntura urbana como propuesta proyectual concreta, y como acti- eee ein ue ec esr ee Soe Hay que observar la piel de las ciucades al detalle en sus arrugas y en su apa- Deane ME ae cenit net eee aes Los maestros de la novela negra nos ensefian el arte de la descripcién reveladora, Seu et a Rt eure Sees los datos de donde se extraen los hilos del interés narrative. Con la fuerza enume- rativa con que, por ejemplo, el comisario Wallander de las novelas de Henning Mankell nos hace ver objetos y situaciones, mezclando con la sorpresa del asesina- to su colada para a lavanderia, el averiado motor de arranque del coche, 0 el repe- Bee ee emer Cur a Reger) COSTE Oe uee eee ute a Tato eter DE OEE Coo eee ac er ae et ee say la intuici6n son tan importantes en el proyecto urbano como la coherencia y la busqueda en profundidad. No es sélo el conjunto de relaciones que encadena DU Oe a ee eee cue ar ace eee ee eee Ps Cae a ee ce aed Sentir en la ciudad amore delle cose que quisieron expresar Felice Casoratiy los Poet Meese ed Fr eee en ee eC nal Foucault o el cineasta Victor Erice nos dicen que elreclamo allas cosas no es sélo la Ce eeu accel Ce te ae eae cea ee Ree er a a Proyectar en la ciudad se inscribe para mi en este acto de atencién. Operar en De a Cae a ce ec ac ene te eee Ce Ce nS ee el ec CUS ee utr a toe ete ote LA CIUDAD ES CUESTION DE COSAS. La ciudad contemporanea no es més fea cada dia: es cada dia més rica. La pérdida CO CCE a Ree eS ge oat eee ST ea eae gee eee ot ene] CO ee iu ee Tee et ee ee eee tipos que creemos descubrir desaparecen al dia siguiente. La cohesién formal pro- pia de los buenos espacios convencionales o la relacion biunivoca entre forma y materiales se produce hoy cada vez menos. Esto hace repetir amuchos que la ciu- Ce eo ince ince aa Rae) CSE eaten ate Me cae ee ee eg De ee eM mena eet eee re eS También hay cada vez mas contactos. Y cada vez mas actividades, usos, cons- Se ne Re er too tea rae Se eect ries eo te eee eee ee Si los méviles de Alexander Calder pudieron ser metafora del espacio como sistema de interdependencias en movimiento (la ciudad como sistema), y los colla- Pete ee he tall eo eet ee Seon oer ee Cea ae ae De ea eee an es eee ea Cee acc Sc oni Ue er un eR ‘menos, la de Borges. Pero si nos fijamos con atencién, con devocién incluso, las Cee ea eeu oMn Re ae ee ea ere cere ee Ae eer eee Se ee ee ee eee De ee ey CE ee ee Cee eee ee ee ee ae ee ts See eee erent De nes Sees ee Den Sea — son conjuntos fortuitos que, por la fuerza de su realidad material, adquieren inter- dependencia. Come en los becegunes pictoricos que disponen sobre una mesa cosas ajenas (una manzana, un jarro, un periédico, unattela), as cosas urbanas esta- Dee eee er om ete ee eee ty Me ee en ue sus diferencia, su posiciOn relativa y sus muttos reflejos, Reflejos que las refieren Ee ei uae Un pavimento, una fachada de cristal, un muro, una rampa o una perspectiva ejana interrumpida por obstaculos, un perfil contra e! cielo en un patio cerrado, calles por Pee ae eee eS CoE ted ee Ca CeCe ec eee cn mec ce eae UConn aed Seen em a ae een DCU ete oe ee ee Cerca) Sue tee eee ig eee Cee ec Ra ea mC eC PCa a ee a MCU ae Coe PR eee eet eu cee TL) arquitectura actual produce con frenesi aunque todavia sin nombre... Y quiza sea Coe ee here eee ue ac cae Mee cegcre Crucesy esquinas como lugares de referencia de intercambio, rampasy hue- 0S que combinan niveles distintos,incidencias intermitentes de tineles, puentes y vias férreas —componentes rigidos de la luidez—, intervalos de aceras y paseos Ce re Ue ee eee ety Pee Set eee ue re a los trazados regulares ni las continuidades de fachadas y los largos ejes de crcula- ci6n, son los episodios truncados, los elementos dislocados, los espacios ambiguos y los objetos amontonados, y su transitoriedad en el espacio y en el tiempo, las caracteristicas formales que hacen de nuestras cludades territorios de cosas, cam- eke ued Pe ee urbana traducida en variedad el principal adjetivo del territorio metropolitano; imasas de casas y edificios, barrios de oficinas, iimitadas zonas de viviendas unifa~ eRe ene) Cue cid industriales, centros comerciales, ciudades de vacaciones, grancles aparcamientos Src Perec eee 1es son sumas de cosas. Cosas urbanas en las que reconacer la energia de CNet coi Ce ee Cesc cy Ocue ere eee ca ee ae et eee Me Nada de ello es negado: al contrario. No obstante, mitrabajo suele ensefarme, pre- clsamente, que son las cosas en la ciudad las que contienen las relaciones. Y que una visién de la ciudad en sus elementos es hoy particularmente integradora de la Cee eran cease ig eet ie eer act Pose! Te Meer el teecdeae oe e e a tivas ens mismas, Una fruta, unjarro oun retrato se convierten en realidades abso- Pree cutee cue ener ae seme Reece at ee eo ee ee ae eu Wee ac cimiento, por hacer de esas cosas urbanas también la materia de su propio trabajo y Cert eee te ae ec ecu ear Lc Ce em eae ean eco eerte a cludades modernas. Y diferencia es calidad. Acaso. eet et) Ce ees PARA UNA URBANIDAD MATERIAL" 2005 Hay que buscarla urbanidad en las cosas. Hablar de urbanidad en la ciudad contempordnea puede parecer una referen- cia anticuada, ya que se trata de Un término de la ciudad fisica transferido al com- portariento social, individual ocolectivo, Pera es todo lo contrario, si pensamos en la urbanidad como en un contenido de lo material, como una condicion de las cosas urbanas. Se solia hablar de urbanidad como de una cualidad social de las personas, como de un cédigo de buenas costumbres que configuran un comportamiento civi- lizado. Hay también una utbanidad de los lugares de la que hablan sociélogos y _gedgrafos: el caracter urbano de ciertos ambientes que resultan reconocibles a la hora de representar la vida en comtin. Para la sociologia, desde Georg Simmel a Francois Ascher, el carcter urbano reside en aquellos espacios artificiales y pabli- cos, que resultan especialmente propicios paralas practicas sociales colectivas Sin embargo. no hablamos aqui de esas urbanidades. Esas son urbanidades tangentes, metaféricas en realidad. Queremos hablar de las cualidades urbanas de las cosas, de la urbanidad de las cosas urbanas. De por qué y cémo lo urbano es urbano, Y aceptamos el desafio de los que menosprecian a veces los valores del espacio fisico con el fin de dar primacia a los comportamientos, sin recordar que éstos vienen de modelos que, en su urbanidad, son espaciales, dimensionales y fisicos. De ahi podriamos aproximarnos a la clasica cuestion: equé es “hacer ciu- dad hecha o mal hecha? 9,0 ala no menos intrigante pregunta: zhay también urbanidad en lacludad no Simultaneidad, temporalidad, diversidad son atributos de a ciudad, Para hacer ciudad, pues, hay que conseguiresto. Y hacer ciudad es el objetivo de todo proyec- ‘to urbano, a cualquier escala, en cualquier pai con cualquier programa: es verdad que pocas veces se consigue. Hay mucha confusién y excesivo verbalismo sobre lo que es urbano, "Arquitectura urbana” dicen hacer, muchos arquitectos, proyec- ‘tando edificios complicados sin destreza. Extrafieza y complicacion son confundi- dos con la supuesta complejidad urbana. El pepino de Jean Nouvel en una esquina del ensanche barcelonés es un edificio elemental, autistay autoferente. El casi idén tico pepino de Norman Foster entre la City londinense establece tal riqueza en su compleja relacion con el contexto, que bien puede decirse que es arquitectura urbana de primer orden. El tan entredicho crecimiento terciario en el Pudong de Shanghai organiza el uso de los espacio libres en relacion a un proyecto metropo- litano que le confiere una moderna y muy civica condicién de nueva urbanidad, puesta ala extrafa sociedad emergente en la China social-capitalista; lo contrario + Confereneaimpatidaen la UQAM (Université du Quabec 4 Monte), Montes) septiembre de 2005, del lacénico Canary Wharf londinense, puro almacén de edificios y empleos pos- modernos sin la menor temporalidad o simultaneidad urbanas. La ausencia de sub- jetivismo en la Tate Modern es urbana, los recientes proyectos barceloneses ane- edéticos de Toyo Ito o David Chipperfield, nada de nada. Los Angeles es urbano, Berlin 2000, que lastimal, et. La urbanidad estaré, pues, en aquellas construcciones materiales capaces de transmitir 2 los ciudadanos la comprension de esos atributos. ¢Cémo, por medio de edificios, horizontes, suelos, circulaciones, signos de actividad o visiones, se pro- duce el entendimiento, aunque fragmentario, de a ciudad total? ¢Podemos aceptar sin reparos la naturaleza teatral dela urbanidad, en cuanto capacidad de representar y resumir y reproducir acciones y pensamientos y conductas?Es un lugar muy intenso porquelarelacion entre lo que ocurre y lo que sugiere (o recuerda) es fuerte y evidente, tanto siel lugares denso y activo como sies vacio, informe, marginal? Latemporalidad esta sobre todo en los muros y os suelos. En la ciudad conso- lidada, los muros hablan con los suelos. Sus texturas y diferencias matizan la unifor- mmidad de los espacio y crean interseccion y conflicto. En larelaci6n suelo-pared se consigue la exhibici6n o e! énfasis. Atender a los muros como materia del espacio Urbano es reconocer el protagonismo indiscutible de las plantas bajas, alli donde se produce la disolucién del mite privado-pablico, la diversidad espacial de las circu- laciones, los modos en que se interpenetran interior y exterior, en portales, aparca- mientos, terrazas, comercios, etc. La.urbanidad resulta de la articulacion de cosas urbanas, que no depende de las funciones o la actividad, sino de la materia de muros y esquinas, en desniveles y fachadas, en calzadas, aceras, ventanas, portales y vtrinas, en rampas y semaforos, en alineaciones y retranqueos, en galibos y voladizos, en siluetas y anuncios, en plataformas y vacios, huecos y descampados. No como los detalles de townscape, sino como materia continua del espacio construide. Porque, atencién: como hemos dicho, la urbanidad es un concepto que hay que rescatar de su habitual interpretacién reductiva, como sinénimo de correcci6n, de convencionalismo, de urbanismo tradicional, asociado a la ciudad compacta, densa, central, europea. Para nada, Interesa un nuevo concepto de urbanidad, ‘como algo que, precisamente, parala urbanizacion contempordnea (global, territo- Til, hibrida y cispersa), es su mayor riqueza. Es la urbanidad nueva de las distancias yllos silencios de las perrferias incipientes, de los destellos intemos en las intersec- ciones en los descampados, de las presencias sordas de la construccién industriali- zaday de la arquitectura banal 48 Esta urbanidad de la materia esta hoy en la periferia extensiva, vacia y disconti- ‘nua, aligual que en la ciudad densa y compacta. Y también en los centros comercia- les oenlos poligonos de viviendas, asi como en los margenes de las infraestructuras soltarias o de los hub intensivos. Laurbanidad contemporanea que no esta hecha s6lo de convivialidad, de ejes comerciales y centros hist6ricos, de parques diseftados, de cafés simpaticos y de edificios piblicos prestigiosos, sino de la nueva complejidad material de los territo- rios (complejidad de estructuras, usos, vacios, niveles, tamaiios, referencias). Pro- yectar para esta urbanidad material supone, por lo pronto, hacer de la confusion claridad: de la opacidad, lenguaje. Marchar en direccién contraria a la del recurso, alacomplicacién, escondite miope en tantos proyectos urbanos, y en consecuencia clarificar y expresar la superposiciOn conceptual, caracteristica de la ciudad con- temporanea, en verdaderos diagramias materiales de esa complejidad. Para la urbanidad intensa importa la diversidad, la densidad cualitativa, mas que la cuantitativa, La densidad cualitativa que alude ala variedad y el niémero de referencias superpuestas en un lugar, edificio 0 zona. No cualquier densificacin ‘garantiza una intensidad mejor, sino, a veces, simplemente congestion o confusién. En la coexistencia de diferencias es donde surge la energia cualitativa urbana. La mixity mas que la density puede caracterizar la urbanidad contemporénea, espe- ialmente ausente en las periferias especulativas o en los espacios turisticos, tema- tizados ad nauseam por promotores y arquitectos. ‘Al relvindicar la urbanidad “material” estoy, pues, tomando toda la distancia posible de lz idea, convencional y morbida, de la urbanidad como calidad vaporosa, idealizada y simpatica que casi se identifica con el reclamo turistico, en la cual el shopping, el chic y la animation serian la version actual del “discreto encanto de la burguesia” que caracterizé muchos de los centros urbanos bienestantes de los siglos xocy xx en Europa y EE UU. Esa fantasia ideolégicattiene bien poco de material en su origen, y demasiado de wishfull thinking sociolégico y de atentado ala verda- dera expresién de la urbanidad moderna. El proyecto urbano no esta en la unidad formal del conjunto, nien la pura con- .gestién ni en el respeto al contexto por si mismo, sino en los elementos y episo- dios concretos que relacionan las personas con las cosas. Y, para determinado pro- yecto 0 tratamiento, hay que ejercitarse en l'attention aux choses, en su sentido mas concreto. Como en el realismo critico de las narraciones de Raymond Carver, ©.en los trasfondos filmados de algunos pasajes de Jim Jarmusch o Michael Win- terbottom. Por esto dibujamos los proyectos urbanos al detalle,y el realismo minu- 1 Roberto Collovi, Palermo, 1987 2 Miguel Morin, La Corus, 2003, 4 Rosa Fliu, Passeio Atlintico, 2002. 44 Cine Zucehi, Via Brass0, Miln, 2000. ioso na es ingenuidad sino encono, denuncia de vaguedades y exposicién clarade lamateria, para que ésta comunique su fuerza. Es el respeto ala materia lo que sub- yace a cierto nuevo realismo critico. ¢Nueva Objetividad? La urbanidad material es también funci6n del “valor de uso", viejo concepto ‘marxista tomado aqui en su acepcion més directa. Es el uso de los lugares lo que les confiere signficacion colectiva y, por tanto, no sélo el emplazamiento, sino la util- zacion real (frecuencia, diversidad, recorrido, contribucion, coste, publicidad) de los usuarios es parte importante del cardcter, las referencias, el significado y la car- ‘ga seméntica que, como antedicho, son notas de la urbanidad material La urbanidad intensiva tiene siempre que ver con la simultaneidad entre los dominios de lo privado y de lo piblico. Muchas veces he insistido en ello. La ciu dad, tradicionalmente, ha sido un mecanismo de adecuacion entre ambos, con ven taja oscilante entre una y otra parte en los distintos tiempos y lugares. Pero, silos espacios pablicos son la imagen social de a ciudad y las casas privadas el prvilegio del ciudadano individual, donde aparece la urbanidad contemporaneaen su grado méximo es en los que definimos como “espacios colectivos", espacios hibridos, ala vvez pablicos y privados, donde la fuerza de lo urbsano como mecanismo mediador eno espacial de las diferencias de lo social se hace concreta, material, conflictivaa menudo. MODERNIDAD Y URBANIDAD La idea de urbanidad que presidié la primera modernidad —Ia del movimiento moderno de las décadas de 1920 y 1930— tenia que ver con la regularidad ylarepe- ticion. ideas ambas que, en su base estética, repetian con nuevas formas principios de orden y de vision de conjunto que la urbanistica clasica —desde el renacimien- to, el barroco y el neoclasicismo sobre todo— habia adoptado como propios. Las tesis metropolitanas de Ludwig Hilberseimer, los proyectos residenciales de Ernst May 0 de Walter Gropius, tanto como el racionalismo formal de Le Corbusier fue~ ron manifiestos de un orden funcional que el ciudadano respiraria como oxigeno de una urbanidad superior, de una civilizacién urbana hecha de espacio libre, de racio- nalidad técnica y de justia social. Luego los arquitectos del CIAM desarrollaron, desde principios andlogos, formas de ciudad que, con todos sus defectos y desvia: ciones, han dado lugar en todas las ciudades del mundo al mayor volumen de nue- va construcci6n urbana que la historia jamas haya contemplado 2 Este fue el paradigma de la mayoritaria urbanidad moderna, la de la primera modernidad. Poligonos y edificios aislacios, suelos libres continues, vias segrega- das con espacios separadores y acompa‘iadas de coches aparcados, ausencia de patios interiores, exposicidn total a primera vista. La regulacién (expresada en un sertimiento de espacio controlado por la autoridad, por lanorma, por la idea) fue la notaimportante de esta urbanidad: reglas que son alavez politcas y sociales, tanto como técnicas y geamétricas. Regularidad y regulaci6n, pues, como instrumentos del orden espacial, y repeticién como mecanismo de respuesta al gran nimero, a las cantidades que la metropoli debe tender. Conclencia explicita, por tanto, del gran tamafio de la ciudad moderna, declinada hasta el objeto arquitecténico sin mediacién de referencias 0 escalas intermedia La fuerza de esta propuesta eraincontestable. La claridad seméntica del men: saje universal, socializante y emancipador de aquel urbanismo no podra nunca subestimarse. Las reacciones nostalgicas del historicismo romantico o del ambien: talismo populista —los espacios pablicos, las calles peatonales, el pequefio comer- cio, lacontinuidad tipolégica, etc —, pueden tener su parte de raz6n, casi siempre imal usada. Pero la urbanidad esta también en la higiene de los espacios domeésti- cos, convertida en racionalidad colectiva por su expresién exterior y por la partici- pacién visual de los espacios libres comunes. Las perspectivas de Le Corbusier © de Peter y Alison Smithson, con terrazas para contemplar el verde publico en la distancia la ciudad jar vertical—, mostraban la forma efectiva de un nuevo Con todo, la ciudad entendida siempre como un hecho de grandes nimeros concent la preocupacién de los modemos s6lo en la cantidad, su urbanidad era la dela Grosstadt, y su desafio el asentamiento de las grandes masas populares. gLa cantidad por delante de la calidad? Es probable que esta disyuntiva esté en el ori- ‘gen del urbanismo estructural, funcionalista y cuantitativo, dominante por mas de medio siglo Pero la segunda modernidad —ésupermodernidad?— se interesa hoy por la urbanidad de lo complejo, de las energias y los fluos, de la tecténica y de lo senso- tial, del vacio y de la dispersién. La gran metropoli ha sido desbordada y los territo- rios se presentan como escenarios de interés a todas las escalas y tamafios. En este sentido, la urbanidad del proyecto contemporaneo no seralla de la simple densidad como acumulacién de cantidades, ni de la bigness como exageraci6n de los tama- ‘os, ni mucho menos la del formalismo de conjunto del new urbanism, ola del urban design funcional El proyecto urbano ahora puede estar més en lo estratégjco y lo material, en intenciones acupunturales sobre la piel urbana para afectaral organismo entero. Pro- yecto urbano que para ser efectivo es concentrado y puntual, limitado en su tiempo y espacio de intervencién, pero abierto y extenso en su influencia mas allé de si mismo Con laexigencia técnica, presupuestaria, infraestructuraly arquitectonica del proyec- to constructivo. Con la superposicion de funciones y la mezcla de usos, privados y piblicos, y la caducidad de un programa ejecutivo. El nuevo proyecto de lamodemi: dad quiere dejar atrs tanto el esquematismo del diseno estructural como las redluc- ciones del contextualismo, para confiar en cambio a lariqueza de las materias lacapa- cidad de construirla urbanidad contemporanea. 4 2 2000 CONTRA LA METROPOLI UNIVERSAL 1 Publicado originamente en AAW. Arquitectes enelpaisatge, Coleg ’Arqurectesde (Catalunya, Demarcié de Girona, Giron, 2000, Barcelonasale de un periodo en el cual, como ciudad fisica, ha experimentado una fase de intensas actuaciones sobre importantes aspectos parciales: los espacios publicos, algunos edificios de equipamientos y de servicio, el sistema de comuni- cacién general. Pero también, al misma tiempo, ha experimentado transformacio: nes de otra envergadura, difusas y multiplicadas sobre todo el tejido urbano, de grandisima eficacia: pequefios parques o reformas viarias de menor escala, acon- dicionamiento de fachadas, restauracién de edificios, etc. Acciones de dimensién micro que, efectivamente, son importantisimas para conseguir la sensacién de ciu- dad que los usuarios —y sobre todo los visitantes— pueden tener cuando pasean por sus calles. Hay que advertir que estas cuestiones no son adietivas, ni tampoco una afirmacién simple de lo pequefio 0 lo local en detrimento de lo grande, sino uestiones que estan relacionadas con un modelo de ciudad y de metrépoli, que tiene interés abordar. En este momento, en la ciudad de Barcelona se est produciendo un cambio de etapa en el cual, después de esta serie de intervenciones, en su mayoria sobre el tejido central de la ciudad, se empiezan a plantear temas de escala metropolitana, asuntos que afectan la manera de entender la periferia y las posibles politicas para organizarla; y que pasan por la discusién de proyectos y planes estructurales que reflejan algunas alternativas relevantes, desde el pun- to de vista de la morfologia y la cultura, en la discusién del urbanismo de las ciudades. En|aactualidad, en Barcelona se habla mucho de infraestructuras, de grandes sis- temas y de los problemas de la gran escala derivados de la llegada del tren de alta velocidad, de las nuevas instalaciones aeroportuarias, de los sistemas logistcos. Los arquitectos explican que Barcelona tiene el caché de la ciudad compacta del siglo xix, pero que también es cacla vez mas semejante a Tokio y a Los Angeles. Se dice que, dado el peso que tienen en la forma de la ciudad y del terrtorio, estas nuevas estructuras urbanas deberian ser disefiadas con tanto cuidado como las plazas decimonénicas o los paseos de comienzos del siglo xx. Es justo, aunque quiza las analogias no sean tan justas... Las ciudades, por el hecho de tener auto- pistas, no son todas necesariamente iguales que Tokio o que Los Angeles o que cualquier otro modelo reductivo. La importancia de esta innovacin (larealizacién de grandes infraestructuras) no tiene por qué suprimir las diferencias; del mismo modo que, con la aparici6n de los teléfonos hace cien afios, las ciudades tampoco 6 dejaron de ser como eran. Al fin y al cabo, habria que ver donde estan los hechos significativos en la forma de las ciudades. Hay ahi un punto interesante, y la experiencia que quisiéramos llevar a cabo en los proximos aftos en Barcelona puede aportar algunos elementos de interés. La realiza- ion de operaciones de una escala desconocida hasta ahora en Barcelona, como los elementos de comunicacin y las infraestructuras, presenta otros components sus- ‘tanciales que no se pueden dejar de considerar. A veces se reflexiona de forma sim- plista cuando se cree que todo se resuelve diciendo, por ejemplo, que pensar lainfra- estructura yaimplica tener en cuenta el entorno; aveces se habla, porejemplo, de que lainfraestructura debe tener en cuenta el entorno, cuando quizé el entorno de lainfra- estructura sea a menudo mas importante y mas dificil que la infraestructura misma. Hay que reconocer en la experiencia de nuestras ciudades —no sélo de las medite- rraneas, sino también de las ciudades europeas densas, es decir, de las del sur de Europa— unas caracteristicas relativamente comunes que pueden hacer pensar en un modelo de metrSpoli para elas, con aspectos propios, diferenciales. No por un afén de identidad excesiva, sino por el recanocimiento de unos valores de urbani- dad que en otras regiones no se presentan o se presentan de otro modo. Me refiero concretamente a la manera de entender la calidad de la vida urbana, y donde y con ‘qué imaginamos que se construye esa calidad de vida, Es cierto que al visitar Barce- lona la gente aprecia una suma de circunstancias. Aprecia la novedad de las opera- ciones realizadas, y aprecia también el resultado global de esa novedad, que es, efectivamente, una calidad de vida, una calidad urbana que proviene de una suma de aspectos mas complejos. No se trata solamente de los aspectos histdricos, ya que muchos de ellos son nuevos, algunos evolucionados, otros hibridos, pero, alfin yal cabo, aspectos mas complejos que la transformacion en si misma, como esfuer- z0 de construccién o de diseno. Las rondas de Barcelona son un ejemplo de ello. Son admirables, en un cierto sen- tido, como bien se ha dicho, por su efecto sobre laagilizaci6n del trafico. Son admi- rables también, en un sentido ya mas profesional, proyectual, por la habilidad con que ciertos problemas de disefio, de como encajar en el tejido pequefio de un barrio denso un elemento grueso, se han resuelto bien. Pero es evidente que, silas rondeas de Barcelona no pasaran por el tipo de barrios que pasan y por las zonas y ciudades que cruzan, no despertarian este interés. Ciudades con rondas hay muchas. Rondas que funcionan, también, y, sin embargo, no llaman la atencion como la solucién de Barcelona. La fisiologia es vital, pero una ciudad, y también una metrépoli, es importante por su anatomia, es importante por las partes que contiene, es importante por suriR6n, por su higado, por su pulmén. No hay duda de que el sistema que los alimenta es imprescindible, Pero la calidad de la ciudad proviene de sus parques, de la calidad de sus tejidos, incluso de sus elementos extrafios, del imite de sus edifcios, y, tam- bien y sobre todo, de como estos edificios se combinan. No todo es fisiologia ‘Ahora hay, efectivamente, una recuperacién, a veces ingenua, del argot funciona lista estructural de la década de 1960 que puede resultar itl para la discusion de la escala de las nuevas infraestructuras. Se habla de flujos y de nudos, y de una idea estructural de la ciudad, de las grandes infraestructuras. No s6lo veo en esto una recuperacién polémicay “retro”, y, en algiin caso, hasta una actitud que hace sos- pechar de un descubrimiento tardio de la polvora. Pero hoy estamos en condicio- nes de pensar —no siempre de ejecutar pero, por lo menos, si de pensar— que la complejidad de la situacién metropolitana de nuestras ciudades puede componer- se de una mayor combinacién de elementos que los de la gran infraestructura, Pien- 50 que esta vision infraestructural nos llevard, esperemos, a disefiar estos elemen- to con mas cuidado, con mucho mas cuidado de lo que habian sido disefiados en otras épocas. Espero que se produzcan objetos arquitectonicos, paisajisticos 0 estructurales mucho més interesantes. Pero esto no debiera hacemos olvidar la estima y el protagonismo de las formas del tejido metropalitano, Es esencial, hoy, pensar en el contenido de nuestras ciudades, en la composicion de nuestras ciudades densas y promiscuas del sur del arco mediterréneo. Por de pronto, tenemos que pensar en un tejido metropolitano que tiene unas con diciones de densidad y de promiscuidad mucho mas elevadas que ninguna otra metrépoli construida con sistemas de ocupacion més simples y recientes: por ejem- plo, las metrépolis americanas, las metropolis del Sudeste Asiatico o las metropolis, japonesas. Es un topico que se confirma, Podrfamos dedicar muchas horas a justif- car estas condiciones de densidad y promiscuidad. En todo caso, es un hecho —ya sea debido al clima, las formas culturales o las caracteristicas de lo que se entiende ‘como calidad de vida— que las ciudades en el sur de Europa se organizan en una canvuoiqza1as SO1XaL 8 forma de metropoli bastante original, La densidad no es s6lo cuestién de acumula- i6n de usos, sino que también una cuestin de la variedad de estos usos, Y esa promiscuidad provoca, precisamente, no sélo usos mezclados continuamente, sino ta aparicién continua de excepciones. Es la continua intromision de elementos dis- cordantes en la homogeneidad lo que, de alguna manera, caracteriza la condicién promiscua de estas ciudades. Es muy importante, en el mundo globalizado, aprender a leer las diferencias. La _globalizacién no siempre comporta necesariamente la anulacion de las diferencias, y, a veces, en ellas radican precisamente sus posibilidades. Tenemos una vision demasiado topica del conocimiento critica del urbanismo, del conocimiento de las ciudades. La capacidad ertica la reflexidn intelectual, es bastante pobre. Conoce- mos las ciudades por los clichés cuturales, por los libros, las diapositivas, por los viajes turistico-arquitecturales. Crticamos 0 apoyamos unos esquemas de ciudad 0 de urbanismo basandonos en clasificaciones crticas, a veces simplemente graficas, ‘muy limitadas. Conocemios menos la experiencia de las ciudades, conocemos poco las ciudades por haberlas recorrido a pie, por como se viven © cémo han sido hechas. Esta imitacién produce verdacieras carencias en nuestra capacidad comin de leer las cludades actuales 0, mas concretamente, de leer la parte actual de nues tras ciudades. Esta dificultad de discernimiento me parece una de las limitaciones culturales genéricas que la cultura arquitecténica, incluso la cultura en general, tie~ ne en estos momentos. Me parece que éste si que es un problema a la escala de este congreso.? Saber leer las ciudades actuales no estan evidente. Hace cincuenta aftos, los gedgrafos urbanos describian las ciudades. Existia una disciplina, la geo- srafia urbana, que lela y explicaba como eran las partes de la ciudad y de qué se componian. Hoy dla esto no existe. Los gedgrafos se dedican a otras cosas. Se dedican al andlisis del sistema de ciuciades, pero no al andlisisde la ciudad en si Las partes de las periferias,o las partes de relacion de las periferias con el centro, hoy nos parecen lo mismo. No sabemos distinguir porque no tenemos los conceptos, la taxonomia, as palabras para hacerlo. En este sentido, nos faltan las palabras més dlescriptivas, las mas reales y, quizé para generalizar, abusamos de los términos fun Cionales o de las palabras mecanicistas escondiendo asi nuestra imprecisién. Surgen dudas. Algin arquitecto importantisimo y conocedor de las ciudades ha escrito, por ejemplo, que hoy dia las ciudades son todas como Atlanta, Singapur y Los Angeles. Aunque, entre Atlanta, Singapur y Los Angeles hay enormes diferen- 2 Congress dela Unidnlntemaconal de Acauitcts, elebrado en Barcoina en 1606 ene rmarcodelcualueimparicalacnferereia que squise reproduce cias, estas ciudades, a poco que uno las conozca, no se parecen en nada. Seria bueno comprobar su experiencia sobre estas ciudades, Yo, sin conocerlas mucho, las conozco lo suficiente como para ver que realmente, a pesar de que todas han experimentado un boom edificatorio tremendo durante los uitimos aflos y una explosion de autopistas, y que tienen todas elas un sistema espacial fragmentado y descompuesto, no se puede afirmar que son iguales. Porque, con este criterio, tam: bién cabria decir que todas las ciudades del pasado eran idénticas porque todas se componian de calles y edificios, de plazas y de paseos. En resumen, no matizar algo ims sobre estas cosas puede llevar a simplificaciones peligrosas y aperderlanocién de lo que nuestro oficio pueda aportar al futuro de las cludades. ‘Como he repetido en otras muchas ocasiones, para ver bien la Barcelona actual se puede subir a una de las colinas que hay junto al Uobregat, la colina de Sant Ramon lacolinade Sant Pere Mart, y, desde alla, contemplar la composicion dela metro- poli lariqueza formal de la periferia, en ese multiplicarse en partes y componentes, en tejidos, en las pequefias relaciones que la hacen. Se aprecia un espectaculo, por de pronto, de inmensa belleza, de una belleza que articula en unidades de orden superior muchisimos elementos. Es algo que no tiene que ver, desde luego, con otros tipos de ciudad. Y ciertamente muy poco con las periferias norteamericanas 0 del Sudeste Asiético. Tampoco con las holandesas, las inglesas o las alemanas. En cambio, e! tipo de mezcla si es comparable al de otras ciudadles, pero todas perte- necen a esta misma area de las ciudades del sur de Europa. Ello es debido a un modelo de caractetisticas que intentaré definir y que tiene que ver con la recomen- dacién de leer con cuidado las metrépolis contemporaneas, Para leer Barcelona, también se puede subiral Carmelo, ese monte ingrato situado al final de los ensanches —de la trama Cerda, de Gracia, de Horta y las casas jardin de Nou Barris y las Trinidades y los Montbaus que hay detras— y observar cémo se presenta la articulacién de todas esas piezasdistintas en la ciudad. Por de pronto, es un espectaculo estetico, si, pero desde luego es también un especticulo urbanisti- co, yes una leccién que ensefia a mirar las formas de las ciudades con mas afecto y también con mayor capacidad de reconocer sus actuales diferencias. {Cuiiles son las caractersticas de este tipo de metropoli del sur de Europa? Obvi mente se diferencian de las metrépolis sudamericanas, que suelen explicarse a par- tirde su fundacion colonial como trazados, aunque otras veces lo hagan en térmi- nos de infraestructura generativa, que soportan usos derivados indiferentes. Como son de distintas las grandes ciudades del norte de Europa? La relacion .generativa entre infraestructuray uso existe siempre, es verdad, pero producida de modos bastante distintos. Encontramos tamafios muy desiguales, con unos grados de promiscuidad, de densidad o de adaptacién al teritorio muy variables. Y eso eso ‘que da la forma a las ciudades. Y eso es lo que determina como se viviran y, por lo tanto, las distintas calidades de vida que ofreceran. Es evidente y bien sabida la comprensién estructural del crecimiento entendida como aquello que se genera desde el flujo de los sistemas generales, como lo que posibilitan las infraestructuras. Pero hay muchas otras ldgicas en la metropoli del sur de Europa, mas complejas y aleatorias, tal vez menos deterministas, aunque tienden mas a seguir comportamientos posbilistas de aprovechamiento de oportu riidades que a ser consecuencias deterministas generalizables. Nuestras ciudades, en gran medida, crecen gracias a acciones ocasionales que aprovechan oportunida des de suelo y de emplazamiento, de novedad o de residuo, de publicidad o de escondite, de vecindario o de aislamiento. Y las nuevas operaciones no siempre estan relacionadas con el sistema de infraestructuras —como ocurre, por ejemplo, en los llanos del Micwest americano 0, alo mejor, en las metrépolis asiéticas—. La forma de nuestras metrépolis sigue més un modelo “de aprovechamiento de opor tunidades fragmentarias” que el esquema determinista del funcionalismo estructu- ral, Aqui hay mucho de aprovechamiento de condiciones especiales del lugar, que vienen dadas, por ejemplo, por la topografia, o porlas ventajas sobre todo de vecin- dario. Estas relaciones de contacto perimétrico entre las piezas urbanas, esta logica cde mosaico como principio de crecimiento de la ciudad y a idea de crecimiento por lateralidad, no s6lo por creacién de infraestructuras, son importantisimas en nues- tras ciudades. En este sentido —y ésta seria la primera tesis polémica que aqui se plantea, por lo menos en los términos tradicionales de los especialistas—, quiero romper unalanza en favor de una forma urbana difamada y maldecida, la llamada “mancha de aceite’ Se ha lertado contraelfendmeno de lamancha de aceite, se ha dicho que las gran- des ciudades crecen como manchas de aceite, que eso es intolerable, lo peor que puede pasar, la imagen del desastre, del caos, Pues bien, encuentro la*mancha de aceite” bastante interesante, y quisiera recalcar sus ventajas, aun a riesgo de ser un poco esquematico en su defensa. No pretendo elogiar la falta de contol, ni justfi- carla falta de infraestructura. Sostengo que, aparte del controly de la infraestructu- ra, hay una condicién geografica de yuxtaposicién de fos elementos metropolita- nos, de continuidad, en como se colocan vacios y lenos, en cémo se engancha un barrio de viviendas al lado de un casco antiguo, o un pequefio parque al lado de un centro de servicios, una condicién de contacto que tiene mucho que ver en cro tun centro comercial se adapta a unas viejas industrias, o en cémo una zona turistica explota eignoraala vez el paisaje. Las dificultades y los conflictos que se derivan no son accidentales ni extrafios al modelo, son el precio del oportunismo con que se van distribuyendo las cosas, segimn logicas que, naturalmemte, necesitan del control y de la infraestructura, pero que muestran la preponderancia de la idea de contig dad en nuestras cludades. Creo que esta importancia tendera a aumentar porque forma parte de las condiciones de la calidad de vida, a las cuales nuestra cultura no ‘quiere renunciar. Por tanto, una primera tesis —que hay que atender en toda su relatividad— es el interés positivo por esta disposicién de mancha, mas 0 menos aparentemente descontrolaca, Y no por descontrolada atractiva, sino por su valor, mas allé de controles abstractos o de factores infraestructurales, de respuesta 2 oportunidades y ventajas mas inmediatas. La “mancha de aceite” es importantisima enel entendimiento y el tratamiento de la metrépoli de! sur de Europa. El segundo aspecto que es muy revelante en nuesiras metropolis es el gran peso -generador de la topografia: aqui la topografia no es un factor de contexto, no es un factor de marco, sino un elemento sustancial de las ciudades. En Barcelona, por ejemplo, es de suma importancia observar lo que un colega y amigo, el arquitecto Oriol Clos, deciaal ver tantas plazas redisefiadas como tableros horizontales salidos del paratex del delineante: "Ul! Que Barcelona fa baixadal” (* ol. que Barcelona, hace bajadal"), Barcelona baja, “fa baixada’, que es decir algo m&s: Barcelona es bbajante. Elfondo de la cuestién es esarelacién esencial dela cludad con la topogra- fia. Efectivamente, siempre, y de una manera bastante clara, al movernos por Bar- celona tenemos la conciencia, no sélo de la orientacién cardinal, sino del sentido topogréfico que toma la ciudad: de las calles del Ensanche haciael mar, ola orienta- ion hacia los rios en las areas del Llobregat y del Besds, donde la topografia es igualmente basica y fundamental. Esta condicién topografica de las zonas urbanas es caracteristica de ciertas cludades, y muy importante en las areas del sur de Euro- pa, porque ya han establecido desde su origen un juego de interaccién con la oro- Brafia. No sblo se tratade las condiciones globales de la topografia, sino también de sus formas parciales, menores, de cémo se aprovechan los rincones, de las bolsas, 162 que se forman, de la creacién de microclimas o de enclaves (por ejemplo, de buena residencia junto a otras de residencia barata para poder conseguir un lugar espe cialmente privilegiado en cuanto al clima, las vistas o la vegetacién), Para estos enclaves privilegiados, incémodas vecindades aceptadas, que permiten un aprove- cchamiento oportunista y una concepcién de la ciudad como un hecho bésico de topografia. Yes esa interaccion la que produce una escala de promiscuidad en las diversas partes de la ciudad espacialmente distinta de la que se da en otro tipo de metropoli Untercer aspecto caracteristico serfa el “grano pequefio”. Barcelonaes una ciudad donde el grano pequefio es importante —"grano” como en la terminologia clasica de Kevin Lynch, donde este término hace referencia a la abundante variedad de tamahios de los elementos, de las piezas urbanas—. En Barcelona, por ejemplo, no hay grandes solares —el caso de lalla Diagonal, uno de los edificios completamen- te fuera de grano de la ciudad, muy grande, es excepcional—. En Barcelona, un solar de media hectarea es un solar muy grande. ¥ muy raro. Y de eso también podemos dar explicaciones: la estructura mercantil de la ciudad, la division de la propiedad, la inexistencia de una Casa Real o de un poder central en la ciudad que se representara con grandes palacios ojardines, laausencia de una aristocracia que acumulara fincas y creara grandes piezas, Es0 no ha existido en Barcelona, Por lo tanto, el grano de las unidades de la ciudad es més bien pequefio, y eso provoca una variedad muy alta en la interaccion, y, en las zonas de contiglidad, situaciones especialmente interesantes, Por ejemplo, una de las zonas mas ricas de Barcelona ¢s la frontera entre el Ensanche y el casco antiguo. Es precisamente ese valor de junta que aparece all, as chamelas de la calle Fontanella y la plaza Urquinaona, dela plaza Catalunya, de las dos caras de las rondas... También son de gran riqueza las zonas donde se une Gracia con Sarria, o con Horta... No sélo son esenciales as piezas, sino como se tocan estas piezas, todas tan buenas, que el vsitante de Barce- lona reconoce cuando dice: “Hombre, es que Barcelona no es sélo bonita por las Rambles. Es que, vayas donde vayas, te encuentras no sé qué, y no sé cuantos. ¥ vvas a Gracia, y vasal mary vas atantos otros sitios”, Es importante llamar la atenci6n sobre esa articulacién de las partes. El grano pequeito, el hecho de que las cosas de menor envergadura se hagan con rmeticulosidad, es también lo que ha hecho meritorias muchas de las recientes actuaciones en la ciudad (y en otras ciudades préximas) donde, efectivamente, se ha sabido ser sensible al mismo tiempo a las condiciones inmediatas del entorno y del espacio que se queria crear y a a produccién de objetos, de edificios, de espa- ios piblicos suficientemente adecuados a funciones urbanas genéricas. Dice un anuncio de televisién de perfurne masculino, ala hora de reforzarlos atrac- tivos de un galén que conquistaa una estupenda sefiora: “En las distancias cortas es donde se resuelven las grandes cuestiones'. Alllegar alas distancias cortas viene la hora de la verdad. En nuestras metrdpolis algo de eso ocurre. Es en las distancias cortas donde nos jugamos no sélo las distancias pequertas, sino también los princi- pios generales. Un maestro de la arquitectura y uno de mis maestros de arquitectu- ray urbanismo es Johan Cruyff, ex entrenador del Barca. El emblemiatico futbolista es una persona —otras actividades aparte— de una sabiduria extrema en el enten- dimiento de lo que es una profesién como actividad ereativa, y que, al igual que otros grandes profesionales, ya sean pianistas o carpinteros de ribera, cuando expli- can’su oficic hablan de principios que sirven para cualquier otro y desde luego para la arquitectura. Decfa Cruyff que el buen jugador tiene que manejar dos visiones a la vez: en primer lugar, tener clara la posicién en el campo; en segundo lugar y sobre todo, en la distancia corta, decia, debe saber resolver con un gesto el doble deideas de as que resuelve el contrario; tiene que saber desligar la mirada del ue~ g0 de piernas y pelota. Venia a decir que la jugada corta debia tener en cuenta al ‘mismo tiempo la jugada larga, aunque tan s6lo el control de la posicién no daba el partido y que al final erael talento del ugador el que lo resolvia. El jugador de vision general debia tener, también, la capacidad adicional de no falar 0 “allar poco"(!) en lajugada corta. Son afirmaciones aplicables anuestro tipo de ciudad. En cambio, tal vez no lo sean a otras metropolis mundiales de enorme interés y contenido ci 0, cultural y arquitecténico, pero cuyo mayor atractivo radica, precisamente, en que atienden a asuntos distintos. Hace falta arriesgar mucho sise quiere hablar de la“gran escala’, de “fluos’ o de “terrenos vagos', 0 resultard en poco mas que ver- balismo de etiqueta. ¥ no vaya a ser que se imita a Valdano, cuando lo que hace falta es que se imite a Cruyéf Elcuarto aspecto especifico de la metrépoli mediterranea, o del sur de Europa, ese! de la vialidad abierta, es decir, e| hecho de estructurarse con sistemas de vialidad abiertos. En estas metropolis, los grandes sistemas, los sistemas viarios bésicos, no son sistemas urbanos, sino sistemas menores de naturaleza casi territorial. Esto ya forma parte de la tradicién de las centuriaciones, de los trazados de Jefferson y de 64 las fundaciones coloniales, pero también forma parte de una relacién imprecisa y miitiple de la metr6poli con su territorioinmediato y con su terrtorio més lejano. Es tuna relacién de jerarquia, de continuidad, que no encontramos en las metropolis contemporaneas de Asia, Sudamérica o de la Europa transalpina. En el siglo xvi, a ‘muchas poblaciones interiores de Catalufa se les daba el nombre y tenian el titulo juridico de calles de Barcelona, a pesar de estar, a lo mejor, a dos cas de camino. Eso refleja una concepcién del territorio extraordinariamente modema, que esta muy relacionada con la idea de que la distancia o la separaci6n no es lo Gnico que caracteriza la pertenencia. He descrito en los periddicos, por ejemplo, a! eje del Llobregat como un eje de suma importancia para Catalufia. Otros habria, no cabe duda al respecto. £1 Maresme podria ser otro frente importante. En cualquier caso, ime refiero a una organizacién de los sistemas viarios urbanos que es de largo alcan ce, como se puede encontrar en Palermo, en Paris o en cualquiera de las ciudades grandes del sur de Europa. Milin, por ejemplo, tiene un sistema de vialidad prima ria que llega hasta Suiza, un sistema que no incluye solo la gran infraestructura, la autovia ola carretera. Es un sistema de organizacién urbana y que, por tanto, tiene continuidad en calles y tejidos, aunque éstos sean intermitentes. En ese sentido, las rondas de Barcelona, que tantos méritos tienen en cuanto su buena ejecucién, al esfuerzo invertido y a a inmediata solucién de problemas de trafico, son, en cam- bio, una estructura en buena parte contradictoria con el sistema primario barcelo- nés, y que en un futuro de quince afios puede resultar limitadlora para la organiza

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