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Teno RODOLFO KUSCH Obras completas Tomo | o Eaditorial Fundacién Ross ech Rolo clo Kusch: obras completes -1a e418 rer Rosare: Fundacion & Rose 3007, TP” 889 p20. 19 em ISBN 978-950.9472-683-6 1. Filosofia. 1 Titulo cpp 100, Fecha de catalogacién: 08/10/2007 ‘Ptbyo de topa: Copia hecha per e autor de autor de una piedra existente ‘nel Museo de Tiahusnaco {La Pa, Bolivia) © Raitorial Fundacién Ross Cordoba 1347 2000 Rosario - Provincia de Santa Fe Republica Argentina Queda hecho el depésito que marea la ley 11.723 Impreso en Argentina, LSB 978-950-9472-68-6 DATOS BIOGRAFICOS DE RODOLFO KUSCH Finalizada la Primera Guerra Mundial, el matrimonio de Ricardo Carlos Kusch y E'sa Maria Dorotea Tschunke de Kusch se radieé en la Repablica Argentina, en la clu- dad de Buenos Aires. Ambos de nacionalidad alemana, Ricardo habia sido combatiente, poseedar de una vasta cultura, hablaba varios idiomas, representaba a una empresa alemana de electricidad; ella era una hermosa € inteligente berlinesa. E195 de junto de 1922, en horas de la tarde, eran les 18y 45, nacio Gunter Rodolfo, quien seria hijo inico del matrimonio, Pocos afos después, el destino trocé Ja tran- quila felicidad de la familia Kusch: Gunter Rodolfo —en Adelante Rodolfo, quees e! nombre que siempre us6 des- pués— entre los recuerdos mas lejanos de su infancia, se le representaba el desu padre convidandole con bom- bones y, al otro df, la noticia de su fallecimiento en unt accidente. Tenia cuatro aftos. a situacién de los paises europeos, particularmente Alemania, motivaron gue Elsa Kusch continuara, con forma defintiva, su residencia en Argentina junto con su pequefio hijo. La crisis mundial de escs afios, habria de v evartes a vivir momentos diffeiles. Rodolfo conocté los dos mundos: el det bienestar y el del apremio econdmi- Inieid sus estudios primarios en la Cangalto Schule termindndotos en una escuela offeial, Los secundarios tos cumplio en el Colegio Nacional N° 6 “Manuel Belgrano”, de la ciudad de Buenos Aires. Habla comen- zado Ta carrera de Ingenieria, pero su vacacion fo evo & la Facultad de Filosofia y Letras de la Universidad Na- clonal de Buenos Aires, de la que egress con el titulo de Profesor en Filosofia en ol ano 1948, Affines de los afios 40, durante la década det 50, se esarroliaba tuna amplia actividad cultural en la ciudad ortefia que se centraba en los alrededares de la Facul: lad de Filosofia y Letras. Habia una relativa armonia entre Jos distintos grupos de ese quehacer, La irrupeion de Sectores populares con fuerza de decision en la vida po- litica replanted temas como el de la identidad nacional, la participacién del pueblo en la vida de la Nacion, el Fevisionisme histérico. Verburn, Centro, Las Ciento y Una, ‘Gaceta Literaria, Contorno, fueron revistas donde que- aron plasmadas las inquieludes, diecusiones, todo el {deatismo de esas generaciones que tenian el privilegio de creer en valores espiriiuales, la identidad cultural, el esting del hombre. Rodolfo Kusch intervino activamen- te. Ya entonces se iba planteando la idea que no obsian- {eel saber acumulado—de los intelectuates—no se sabe ‘como gobernar, allmentar, ni siquiera qué es el hom- bre... hay una neceisdad de retornar a la base. Deabi la w Importancia de América. Sus actividades, investigacto- nes y trabajos fueron consagrados a la busqueda, pri- mordiaimente, en la base, aqui: el porterto. el hombre de barrio, el campesino, el indigena, to que es hoy. lo que fue, su lenguaje, sus ereencias, su pensamiento y tratar de llegar a los resortes mas profundos que dan sentido a su vida Actividad téenica: desarrotiada en el ramo de la socio logia y la psico y socto estadisticas, en la Direccién de Psicologia Educacional y Orientacion Profesional del Mi nisterio de Bducacién ée la provincia de Buenos Aires, Los trabajos realizados desde #l afio 1948 hasta el mes de noviembre de 1985 on los aiguientes: + Encuesta sobre poblacton excepcional (sobredotada, dificil ¢ indotada) en las escuclas de! distrito de le cludad de La Plata, provineia de Buenos Aires. 2. Obteneién de un barame regional para el Test de In {eligencia Infantil por medio del dibujo de Ia figura humana de F.L, Goodenough. 3+ Oblencién del un baremo regionel y de una tabla de fefrores por edad y nivel mental para el Tesl de Ma- Lrices Progresivas de Raven, 4.- Exploracion del rendimiento de les alumnos acanse- jados profesionalmente en el afto 1948 (¢ ingresados al Colegio Nacional y a la Escuela industrial de la Nacién del Distrito de La Plata). 5. Correlacion entre el nivel mental, esonémico y aspi- raciones de mil alumnos egresados del 6 grado del Distrito de La Plata. 6 Encuesta de opiniones sobre el problema del apren- vi diem el Mereado de Trabajo del Distrito de La lata: 7. Analisis estadistico dei comportamiente acupacional de los padres cuyos hijos fueron orientados profe- sionalmente. 8. Analisis del status econémico social y estructura de {a familia del Distrito de La Plata, 9, Bosquejo de un anilisis sociolbgice de la provincia de Buenes Aires, A) Araiz de la ejecucién del trabajo seftalado en et unto 3, R, Kusch fue mencionado en la pag. 42 del libro “Test de Matrices Progresivas” de u.C. Raven Ed, Paidds, Buenos Alres, 1950, ya queen este ullimo se utllizaban las conclusiones a que se habia arribada, B)_ Lo mismo ocurri6 en el libro "Test de Inteligencia, Infantit por medio det dibujo de la figura huma- na”, de FL, Gootlenough, de Paidés, Buenos At- res, 1950, pags. 203-206, en virtud del trabajo sefialado en el punto 2. Actividad docente: Ensenanza secundaria en Colegios Nacionales de Senoritas y adscriptos de la ciudad de Buenos Aires. Ensefanza Superior: a) Escuela Superior de Bellas Arles “Pridiliano Pueyrredén” b) Instituto Bernascont c) Universidad Técnica de Oruro, Bolivia d) Universidad Mayor de San Andrés, La Pa2, Bolivia e) Instituto de In- vestigacién Cultural para la Educacién Popular (NDICEP) Universidad Nacional de Cuyo, Mendoza, Argentina g) ve Untversidad Nacional de Buenos Aires h) Universidad Nacional de Salta, Argentina; en sus claustros, ademas, de dictar “Etica’, cumplié funciones de Jefe del Servicio de Relaciones Latincamericanas de la UNSA. Organtzé: a} el 1! Encuentro de Rectores del Area Cen tro Sudamericana b) Seminario sobre “B1 pueblo y las estructuras nacionales" c] Las “Primeras Jornadas de Cultura Popular” d) £1 “Primer Simposio sobre el Hom- bre Andino y Americano’ Otras actividades: escribié “Pango", “Credo Rante” “La Leyenda de Juan Moreira’, "La muerte del Chacho", ‘Cafetin", obras de teairo, algunas de las cuales fueron estrenadas en teatros de Suenos Aires y otras ciudades, Cred auciovisuates: a) Hacerse el Oso b) Los verdugos 6) g--¥ yo? d) Religion Sinerética, ‘Realizo viajes de investigacion y trabajos de campo en Salta, Argentina y en el altiplano andino, en Bolivia, Fue Miembro Titular en el XVII y en el XXXIX® Congresos Interncionales de Americanistas ~1966 y 1970, respecuivamente— en los que presents las ponen- clas Utuladas "La psicologia aplicada a la arqueslogia” y “Prineipios para una nueva teoria de desarrollo de ‘Sudamériea” y "BI Pensamiento Indigena de Sudamtrica’. Fue Miembro Titular en el IF Congreso Nacional de Filosofia realizado en Alta Gracia, Cordoba, junio de 1971 Fue Director de las revisias Estar y América Qué, un rniimero—el primero— de cada una, Fue Presidente Honorario del Instituto de Filosofia indigena, que funcion6 en Oruro, Bolivia, organizado por * Jos alurnnos del curso dietado por R, Kusch en el aito 1967. Organiz6, asimismo, e! Insututo de Estudios Ame- Ficanos, Buenos Aires y el Instituto de Cultura America na, Satta, En su eardcter de miembro de la Sociedad Argentina de Escritores (SADE) en el periods 1971-1973. integra la Comisién Directiva siendo desighado Vocal titular y Pre- sidente de ta Comision de Cultura Nacional, Presidid et ‘Seminario de Cultura Nacional realizado.en Samay Huasi |a Rioja. diciembre 1971, donce se redacté la *Declara- ign de La Rioja". Represeni6 a la SADE en la Primera Reunion de Escritores Argentinos en Termas de Rio Hon- do, Santiago del Estero, 1972, en el Segundo Encuentro de Escritores en Monteros, Tucuman, 1972, organizé los ‘Seminarios de Cultura de Frontera en Bariloche, Bahia Blanca y Salta Participé en el Seminario sobre Medias de Communica: ei6n. Cochabamba, Bolivia, febrero de 1973, Participé en las Senmanas Academicas organizadas por las facultades de Filosofia y Teologia de la Universidad del Salvador en el area Sen Miguel: Segunda Semana Academica, agosto 1971, Tercera Semana Académica, agosto 1972. Cuarta Semana Académica, agosto 1973. Invitado por el gobierno de México y el Partido Revo- Jucionario Insticucional, viaj6 a la ciudad de México del 16 al 25 de octubre de 1972, a los efectos de desarrollar actividades culturales, Visité Puebla y ciudades det Yucatan: Mérida, Chichén-itz4, Usmal. Parlicip6 en e! Segundo Congreso de Lenguas Nacto- nales, auspiciado por el Centro Pedagégica y Cultural de Portales, Cochabamba, Bolivia, julio 1974. x Fue invitado a coneurrir a Cochabamba, Bolivia, por ‘al licenciado Luis Rojas Aspiazu, Director del “Proyecto Waykhuli’, en cardcter de asesor y evaluador del trabajo realizado, octubre de 1975. Integré el equipo argentina, dirigido por Juan Carlos Scannone $.J., que con el apoyo de la Fundacion Thyssen, Alemana, realizd un trabajo interdisciplinar sobre el tema “Investigacién Fulosolica de la Sabiduria {del Pueblo argentino como lugar hermenéutico para una teoria de flosofia de la religion acerca de la relacién en- tse religion y lenguaje (anos 1977-1979) Pero ia principal actividad de Rodolfo Kusch fue ta de esctitor, Su misién transmit el mensaje, el simbolo,la ‘dea, que su sensibilidad de pensador y pocta le permi- Uuera recibir de la Fachamama, del vesiigio en la piedra, del manuscrito de ayer o del discurso 0 ¢! dialogo de hey y expresar la (remenda intuieién de esas olras eulturas tel sucto de este continente—, cuyo misterto, en su liempo, otro tiempo y en su modo, otro modo, permiten irdevelando la montafa, la selva y sus antiguas dioses, Rodolfo Kusch tuvo unia compariera desde el ano 1949) yde ella una ha. Separado, ef destino le dio otra comm= aera en el afio 1964 con la que tuvo dlos hijos. Realizaba sus actividades en la Universidad Nacional de Salta (UNSA). El gobierno mnllitar que asumié en 1976 le quits sus cargos. La aspera y bella Quebrada de Humahuaca lo recibi6, permitiéndole residir en el pue- blo de Maimaré con su mujer ¢ hijos. En este paisaje, que ya es parte de la antigua América, 0, si se quiere, la ‘América Profunda, también (ue constante su actividad: x desde aqui integré el equipo argentino interdisciptinar, dirigido por J.C. Scannone, ¢e Ia Universidad det Salva- dor de Buenos Aires, La posibilidad de realizar un tratamiento para su en- fermedad —que no se conereié—lo llevé a Buenos Aires, donde fallecié ci 30 de septiembre de 1979, “El goblerno del pueblo de la provincia de Jujuy” erigié una apacheta enel cementerio de Maimara donde descansan sus res- tos desde el 22 de agosto de 1998, LIBROS PUBLICADOS POR RODOLFO KUSCH 1. La Seduccién de ta Barbarie: andlisis herética de un, continents mestlzo. Buenos Aires, ed. Raigal, 1959, 110 pags. Prologo de FJ. Solero: “Preguntar por Io {que somos", Reeditado en 1988 por Editorial Funda én Ross. Prélogo 2da, Edicién “Reconocer que esta- ros" de Carlos Cullen, 2, América Profunda. Buenos Alres, ed. Hachette, 1962. 228 pags. Colecclén Nuevo Mirador. 2" edtetén, Bue- ros Aires. Bonum, 1975. 3 ed. 1986, (Premiada con. Faja de Honor de Ja SADE y Meneién de Honor del Consejo del Bscrtor 3, Dela Mala Vida Portefa. Buenosa Aires, ed. Petia Lilo, 1966, 140 pags 4, Indios Portenos y Dioses. Buenos Atres ed. Stlcogra 1966, 136 pags. (Basadas en audiciones radiales por Radio Nacional, 1968 y Radio Municipal Buenos Al- res. 1964). 5. El Pensartento Indigena y Popular en América, Puc- bla, México, ed. J.M. Cajica, 1970. 2" ed. Buenos Ai- res, nsttutode Cultura Americana, 1973. 3¥ed., Bue- ros Aires, Hacheite, 1977 (Premio nacional de Ensa- 04.8. Alberdi para la produccion 1970-73). 6. La negacion en el Pensamiento Popular. Buenos At res, ed. Cimarron (Pefa Lilo) 1975 111 pags. 7. Geacultura del Hombre Americano, Buenos Aires, ed xa Garcia Cambeiro, 1975/6, 188 pags. (Coleccion Es- udios Latinoamericanos, 18), 8. Esbozo deuna Antropologia Filosbfica Americana, San Antonio de Padua, prov. de Buenas Aires, Castaneda, 1978. 9. Las Religiones Nativas, Buenos Alres, 1987, 47 pags. Obras de teatro 1. Tango Misho, Buenos Aires, ed. Talia, 1959. (estre. radio el 24/8/1957 por Teatro Colonial, con la dlrec- clon de C, Gandolfo y R. Lopez Pertierra, protagoniza do por P. Rivera en "La Mascara’). 2. Credo Rante. En Tango y Credo Rante, ed. Tala, 1950, 3. La Leyenda de Juan Moreira y La muerte del Chacho, Buenos Aires, ed, Sulecogral, 1960, 93 pags. La Le- yenda de Juan Moreira se estrend el 11 de diciembre de 1958 por Francisco Petrone en el Teatro Circo Are- na, Plaza Once de la ciudad de Buenos Aires, En elafio 1980 un equipo integrado por Mary Muchiut, Graciela Romano y Mauricio Langon, realizé un relevamiento del material bibhogréfico obrante en el do. ‘micitio de Rodolfo Kuseh en Maimara, provincia de Jujuy, Hemos creido importante transeribir [a publicacion el trabajo realizado por ese equipo en MEGAFON (CELA). ed, Castaiteda, N° 11/12, en-dic, 1980. xv BIBLIOGRAFIA DE RODOLFO KUSCH (1922-1979) por Mary Muchiut, Graciela Romano y Mauricio Langén Presentacion Rodolla Kusch nacioen Buenos Ae 1 26/6/1922 y fate en la nse etude e1 30/9/1879 ‘Algunas de sue obras inicales estén frmedas “oantner Rusch, y algunas de ae slimes “Gunter set pero mayor “Rodolfo Ruse Beta biblgraia ntentarecoger os rabajos eos cel autor y parte dels indies. Aunque procara se ex Taustva es pone que enatan aigunea obraa las tite, sin daa ay material inetioy cara que nose tan incuido act, No es esta una bblograa ee, No Sbstanie hemos intruelde algunas consiceracionen cnlreparénese cuando nos pari Delos abajo oore Kure slo hemos neato aque- tos cuya referencia al autores obvi y central COrdenamoe todas las obras de Koch Ge acuerdo a fecha de ln primera edllony Jo eet gue 8 le reteren por orden sabes de ator, |) Obra édlita 1. Bl caso Novalis. (En Correo Literari, ato Il, N® 34- 85, p. 6. Buenos Aires 1/5/1945). 2. “La mentalidad primitive”. de Lévy-Bruhl. (En: Lagos: Xv n 12, revista de la Fac. de Filosofia y Letras, Universidad de Buenos Aires, aio IV, N° 7, pp, 208-208, Buenos ‘Aires, 1945). ‘Sociedad e individu en la flosofia. (En: Verbum: rev. del Centro de Estudiantes de Filosofia y Letras de la UBA, aftoXl, N°90, pp. 42-47. Buenos Aires, 1948) "J. P, Sartre", de Robert Campbell (En: Realidad, re- vista de ideas, N® 16,.pp. 121-122. Buenos Aires, Julio-agosto, 1949). Paisaje y mestizaje en América, (Bn: Sur, N' 205, pp. 37-42. Buenos Aires, noviembre de 1951). [Nota: Al- unos pérrafos de las pp. 40-42 estan incluidos en. “La seduccién de la barbaric’, pp. 34-36), Metafisica vegetal. (tn: La. Nacion, suplemento cul- tural Buenos Aires, 4/5/1952). {Ineluida integro en “La seducci6n..., pp. 24-27}, La cucad mesttza. Buenos Aires, Alea, 1952, 29 p. (Coleccion Quetzal). {Incluido integro en “La sedue- cién”. cap. Illy IV, pp, 39-84), Filosofia del tanto. (Bn: Espiga, 1952-53. Reprodu- ido en Idea, Lima, 1954) La seduccién de la barbarie: analisis herétice de un continente mestizo. Buenos Aires. Raigal, 1953, 110 . Prol. de Ful. Solero: “Pregunta por lo que somos”. Inteligencia y barbarie (En: Contorno, N* 9, pp. 4-7. Buenos Aires, setlembre 1954), Lo superficial y lo profundo en Ezequiel Martinez Estrada (En: Contorno, N* 4, Buenos Aires, 1954). La neurastenta lteraria (En: Idea, Lima, 1954). [Pro- w 18. 14. 4s. 16. ar. 18, bablemente sea reproducctén del epilogo de "La se- duceton...", de gual utulol. Anotactones para una estética de fo amertcano. (En: Comentario, N® 9, Buenos Aires, dic. 1958). (Repro- ducido en Khana, afio IV, v. 3, N? 19-20, pp. 44-56. La Paz, 1956). Sentido de lo tragico en el teatro indigena. (En: Re- Uisia de Educacién, del Ministerio de Educacion de In Provincia de Buenos Aires, afi I, NP 2, nueva se- nie, pp. $80-595. La Plata, 1956). ‘Maldoror, monstruo american. [En: Idea, Lima, N? 27. 1956), Credo Rante. (En: Tango y Credo Rante, Buenes Al- 1959, 67 p.). (Teatro. Leido como “Biblia por Goly Bernal con musica de Agesta, el 11/10/1956 en el Teatro de los Independientes. La cedicion trac a version posterior que incluye el texto njelal integro y las amphiaciones teatralizadas con las que se estrené el 20/3/58 por “Arte América” en el “Teatro de Arte", dirigida y protagonizada por An- ‘gel Moglia, con miisica de Horacio Salginl. ‘Tango Misha, (En: Tangoy Credo Rante, Buenos At- res, Talia, 1959, 67 p.). (Teatro. Estrenado el 24/8/ 1987 por “Teatro Colonial’, con la direcetén de C. Gandolfo y R. Lopes Pertierra, protagontzado por P. Rivera, en “La mascara’) La leyenda de Juan Moreira. (En: La muerte det Chacko y La leyenda de Juan Moreira. Buenos Ai- res, Stilcograff, 1960, 98 p) Coleccion Teatro: 1. Con poesia de Goly Bernal. 2. Ed. Sulcograff, 1966). [Tea- xvi 19, 20, 21 22, 23. 24. 25. 26, wo. Bstrenada et 11 ral La muerte del Chacho. (En: La muerte del Chachoy La leyenda de Juan Moreira. Buenos Altres, 1960). Teatro, Se edits sin haber sido estrenada. Transmi- Uda por Radio Municipal en 1964. Representada en el Concurso de Teatro de la Univ, Nac. de Salta, por el teatro del Instituto P. Gabriel Tomassini, que ob- tuvo el segundo premio, hacia 1975) ‘Traiclon o cultura, (En: La muerte det Chacho... Bue- os Aires, 1960) Puesta en escena. (Fn: La muertedel Chacho... Buc- Nos Aires, 1980). [Se Lrata de observaciones sobre la puesta en escena por Feo. Petrone de “La Leyenda de Juan Moreira’ Planteo de un arte americano, (Bn: Betar Boletin de “arte América”, N* 1, 5/2. Buenos Ales. dic, 1959), ‘Amértca Profurdia. Buenas Alres, Hachette, 1962, 223 p. Mus. (Colecei6n Nuew Mirador. 2¢ ed, Fuenas Aires, ‘Bonum. 1975. (Premiadacon:"Faja de Honordela SADE" 1y"Mencién de Honor del Consejo del Escrito), El mero estarde la cultura quichua; una interpreta- ign filosdfica y semantica, (En: Americas, vol. XV, NF 11, pp. 19-22. Washington, 1963}, Bl alan de ser alguien, Buenos Aires, Imp, Casa Arbolane, Die. 1965. 16 p. ilus. de Libero Badit. [In- cluido parcialmente en "De Ja mala vida portena’, PP. 101-107, con algunos desarrollos} El misterio de “estar no més". (Bn: El mundo, Bue- nos Ares, 23/1/1986, p. 48) 2-198 por el Circo-teatro Are- vit 27. 29, 20. ai 32, 33, 34 aa 37. 28, Nuestra riqueza. (Bn: Bl Mundo, Buenos Aires, 30/1/1968) La psicologia aplicada a Ie arqueologia. [Ponencia al XXXVII Congreso Internacionalde Amertcanistas, Mat del Plata, setiembre, 1966. Si bien se la menciona en Actas. TJ, p. XXXIN, el texto no es seguro que este éaitol De la mala vida portena. Buenos Aires, Pena Lillo, 1966, 140 p. 19 em. América Parda, (En: América qué, N? 1, pp. 1-2. Buenos Aires, 1966). Indios, portenos y dioses. Buenos Aires. Sulcogratt, 1968, p. 19 em, [Sobre audiciones radiates por Ra- dio Nacional (1983) y Radio Municipal (1964). Discurso inaugural prenunciada el 10/8/1987 en la Universidad Tecnica de Oruro. (En: Curso de fio- sofia iniigena, Oruro, U.T. de Oruro y Honorable ‘Alealdia Municipal, 1967. Ed. mimeogr. pp. 1-3). La importanela de dejarse estar. (En: La estafeta te teraria. N? 379-380, pp. 58-54. Madrid, 23/9 y 7/10. 1967), Hustr. de A. A. Balam. Consideraciones sobre el pensamlento indigens. (Em: ELDiavio, La Paz (Bolivia), 16/10/1967). . Estin lograos. (Bn: EPDiario, La Paz, 29/10/1987. La importancla de dejarse estar. (En: El Diario, La Paz, 12-11-1967). [Posiblemente sea el mismo texto de 33, pero no lo hemos podide cotejar|. ] miedo y ta historia. (Bn: Comentario N* 61, p. 11, Buenos Aires, 1969). Prineipios para una nueva teoria de desarrolio de x Sudamériea. (En: Actas XOCKtX Congreso Internacio- nalde Americanistas, Lima, Pert, agosto, 1970). [No 8 seguro que el texto este édito) 99. El pensamiento indigena de Sudamérica. (td) [Mis- ma observacién} 40. La transformacién dela cultura en América. (En: La transformacion actual en América Latina y en Boli- via, Oruro, Centro Desarrollo Integral. 1970. pp. 27- 92). {Hay otra edicién de Libreria Eero, con igual texto} Respucsta a Miguel Manuel Padilla, (En: Integraclon, aol, N* 2, p. 6. Humanuaca IV-V-VI/1970). 42. Bipensamiento indigena y popular en América (0: EL Pensamiento indigena americano). Puebla (Méexicd), eM, Cajica. Jr.. 1970, 881 p. (Biblioteca Cafiea de Cultura Universitaria, 65). 2" ed. Buenos Aires, Ins- tituto de Cultura Americana, 1973. 381 p. 3° ed, Buenos Aires, Hachette, 1977, {La primera edicién se titula “El pensamitento indigena americano”y las otras con el titulo indicado, No hemos eatejado los textos. Obluvo el Premio Nacional de Ensayo J.B. Abberdi para la produccién 1970-71) 48. Pensamiento aymara y quechua. (En: América Indigena, del Instituto Indigenista Americano, vol. 2004), NP2, pp. 869-397, México, abrit 1971), [Pare- ce ineluido en el libro anteriermente cltado} 44, Dectaracion de La Rioja (en colaboraciéa) Samay Huasi (La Rioja). dic. 1971. (Declaracién del Semt- nario de Cultura Nacional de la Sociedad Argentina de Escritores. Bd, mecaniogr.) a Xx 45, 47 48, 49, Respuesta de Rodolfo Kusch al informe de J. Babint ‘acerca del Seminario de Cultura Nacional de ta SADE, ‘sin. Bd, mecanogeafiada, 2 p. No pudimos ubicar ‘el mencionado informe de Babini que criticaba la declaracin anterior. También Abraham Haber con- test6 las apreciactones de Babini| ‘Una logica de la negacién para comprender Améri a, (Gn: Nuevo Mundo. T. 3, NP 1, San Antonio de Padua, B.A., ene-jun, 1973). (Reeditado en: Hacia una filosofia de la uberacién latinoamertcana, Bue~ ros Aires, Bonum, 1974). [La publicacion inicial de este texto por Ia Univ. Nae. de Salta no la hemos ubteadol iEl-estar siendo” como estructura existencial y como decision cultural americana, (En: Actas If Congreso Nacional de Filosofia, . Il, pp. 575-579. Buenos Ai- res, Sudamericana, 1979) 1 desarrollo y la mutuacion del ethos popular. (En: Hechos e ideas, 3° época, afto Il, N’7, Buenos Aires, 219747) a negacién en el pensamiento popular, Buenos Al- res, Cimarrén, 1975, 111 p. [Bonum anunctada esis publicacién en 1974. Al parecer hubo cambio de editor! Pensainiento mitico de un tyformante det valle de Lerma, Salta, Bd, Servicio de Relaciones Latinoame- ricanas dela U.N.S. 1975, Bd. mimeogr. (Con el mis- ‘mo nombre figuran referencias en distintos lugares. un articulo que habria aparecido en Megafén, Nt 4, Pero ahi s6lo aparece “indagactén det pensar...” et El trabajo es ef mismo, pero podria haber diferen clas de texto) 5. Una reflexion fllossfica en tarno al trabajo de cam po. (En: Revista de Fuosofia Latinoamericana, N 1, Pp. 90-96. Sart Antonio de Padua, Buenos Aires 1978). S?. La transformacién de la cultura en América Latina [Bn: Megafén, N*2, pp. 67-75, San Antonio de Padua B.A.. 1975), {Tal vez sea el mismo texto del Ne 40, ero ne lo hemes contrasted, $9; Dos reflexiones sobre la cultura, (fn: Cultura pope lar y Slosofia de ta tberacién: una perspective tate oamericana. Buenos Aires, Garcia Cambeiro, 1975 PP. 203-219), SA. Proyecto de curso de Historia del pensamiento latino: Qmericano. Salta, Univ. Nac. de Salta, marzo, 1976, 5p. mecanogr. 8S: Geocultura det hombre americano, Buenos Aires, Bd Garela Cambetro, 1976, 158 p. (Coleccién Estudios Latinoamertcanes, 18}. 6. Indagacion del pensar amerieano a partir del cis: curso popula. (En: Megafon, N° 4, pp. 5-27, die del gy Ptobablemente se trate del mismo trabajo Gc! 80. que fue expuesio en el tee. Simpasio sobre nt sombre Andie. 11-18/12/1975, sobre un trabajo de campo hecho en eolaboracténl, $7. Esboco de una antropologinfloseiea amertcana, San folonlo de Padua Buenos Aires, Castaneda, 1978 88. Bvaluacion det proyecto Waykhuli. (En Auni Ruwey on América Nativa, edueacion y desarrollo, >a occa yas ana yentino desde el angulo simbélico filoséfico, ; set putin 477 (emu Sey os woes pale, fn, Somat 02, ote uth aan Mean 9 “10, 1982). [Trabajo leido en e! Centro de Estut a 8) Inéditos J 0 Disctpot, 3. Cafetn,fObra ce teniroen homenaje a Discép 19601 61. Hacersectoc. indore enn eer Y extbido lego en el Cenzo Lavense ce intea yen MEEBAI. 1968 65 sees do eB, 7 ndlowual, Buenos Ales, 7 Keigion sim Bl, 107, dows >ou 68, Borradores de articulos editados. Anotaciones sobre el Popol Vuh. Mesa Redonda sobre Filosofia Nacional (en una car petal. 69. Corpus de informantes (en una carpetal, 70, Materiales (desorcieniacos) sobre informantes (en una carpeta) ©) Dudoso ‘71, Unarticulo editado hacia 1950 en el tinico nimerode Las cientoy una ,1953? queno hemes podido ubicar, 72, £1 desarrollo y la mutacién del ethos popular. Una reflexton filosofica en torno al trabajo de cam- po. Ontologia del trabajo de campo. La cultura popular como fundamento para los sec tores medios. [Figura ste en "Antecedentes de R Kusch”, redactado por él mismo. Dice que estan Publicados en una “Revista de Filosofia", supone- ‘mos que de Salta. Algunes de ellos estan recogidos mas anal D)_ Trabajos de referencia a su pensamiento 78, Barcena. M.S. de: Resetia de “Hacia una filosofia de la liberactén talinoamerieana” en Cuyo, Anuario, T 2X1, Mendoza, 1974-75, vou 7A. 7. 76. 71. 78. 79. 80. al. 22. 8s. 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Prognter po qu somes © seduceién de la barbarie, Raigal. 1953), revit RODOLFO KUSCH _ PALABRAS A UN ANO DE SU MUERTE or Guillermo Steffen Un afo, pues: un ato completo desde que Kusch nos dejo, He sentido tanto miedo ante ta expectativa de este recordarto aqui. Como miedo de algo que pudiera salirse de mi. algo gritado, estremecido, acaso innombrable ‘emergiendo desde esta sociedad demasiado resistida. Pero en este no estar y estar el amigo, en este estarme {yo con, sin el amigo: en este serme trozo iruncado, he ‘aqui que encuentro, por gracia, por activacion det oscuro fondo de una deepojada condicion, he aqui que toc0, como construtda con la tela tmpalpalble de soterrada fantasia, tuna serena aceptacién, Un empectnado, ahincado evocar si: pero que se hace de pronto rememorar esperanzado, ‘como una esperanzada espera. Me cost6 tanto saber que hoy nos tbamos a reunir aqui los amigos, también, para congratutarnos. Paya dejar que seabra paso, a despecho de este duelo tan espero, nues: tro agradecimiento, Que la vida sea tal; que el mundo no obstante todo sea tal, que Rodolfo haya sido postble. ue nosotros, nuestra propia pobre condicion humana sea tal que Rodolfo haya side posible. ¥ ahora un ato, un giro completo de mundo se ha cumplido. Se inicia un nuevo giro? gAlgo, acaso xk recomienza? ¥ nosotros aqui. ¥ es tan bueno habernas reunido aqut, en este intento de remontar et despojo, Con manos empobrecidas nos decimos: qué belos hijos os def. ¥ ls libros que nos dejé quieren haverse mds y ‘mas reales en nuestias manos. Sus litras. Yo, antes no tos leia, Apenas ios leia: yo los conocia de otro mox. Leerlos cera siempre una relecture: el sentilo habia tlegado ya: la lecture agregaba sélo ta circunstancia expresiva, taletra no siempre indispensable. Andloge a lo que siempre habka eawrido con su densa presencia afectioa. que jams. fluia de ét en palabras ni expresiones; que siempre estaba asi ‘acta, clic siempre y siempre recatacie, Dijenme que les cuente de ri amigo, De mi querer y ‘esperar con miamigo. Lo enconre hace tanto tiempo, Hace ‘an poco tiempo. Tan pobremente poco. Yo era por entonices imuchacho solo Triste y solo era yo: asombrado y solo, Yeumiinaba. to uty supe que era mi amigo, Elno lo sabia, Eso cefinis para sienpre cierto estilo de nuestra amistad, Rodolfo, omejor Gunter, como le Lamabamos, eran joven barbaro: enmaraade, erizadto, ituminado. Era como sine ‘supiera de st propia persona: parecia no haberse enterado de st carnalicael No sabla que él ere, también el vaso de supensamiento, ese humanisime vaso vapuleaco por una. espiitualidad ensordecedora. Habia que quererto desde una (otal renuncia. Habia que quererio con un respeto tan macizo que lo ennoblecia uno. Que inctuia un total respeto por uno mismo. Habia ‘que quererto comprometigndlose con la propia total atten lisidad. Gunter: un taciturne joven barbaro con su rispldo ‘caparazén german, caminaco Buenos Aires 2008 Sate es ah rer y querer. ¥ tantas cosas. tantos momentos. i Gente pean de lg Rr y unas teens cacy ue ns a pes te wnat eagle tea ont oer srpestv, fen prometde asombm wo pen orn Se ts Fond ei nt ake ta 7 ‘Habla que fundar cosas, habia ee ‘Amer 5 y sacar a la gente de sus casamatas ‘iwernesa, scare de toda esa necdad en due Se si eas noe aces Fe aren aero ws mata nt rer ia a See gut poo. Waya s\ pasa! Y tantas fidelidades. Tanios restos. Y luego habian Uegado nuestras companeras: y fueron Hegando tos hijos: y empezaron a nacer los libros de Gunter. ¥ su iderazoo visible en tas inserciones reales, en el pats real, en la invistble América real. En cuanio a mi, mi profesion, esta maneracde debermea lagente, me tev lejas, a a otra punta de Sudamérica, por castdiee aos. Gunter escrigiendo, vigjanda, Bolivia, Peri, ersis personales, cambios, el arigo leano y tan presenter Después fue tan bueno et reencuentro, ya en el ano 70: en sucueva de la calle Cangallo. ;Como se habia afinado, como se habia macerado en ét Ia calicad humana desde aguel muchacho introvertido y aspera! ;Cémo se habia abiertoa lagente, hasta florecer en esa figura carismiion capaz de conienernos y aglutinarnos a todos desde lo mejor de cada uno! Bsa capacidad de empatizar desde tuna total deticadeza: esa humildad con ta que dialogaba con tos indios, con in vieja sabia de pueblo, can todos ess ‘informantes populares” que jamés se abriran al encuestador nial investigacior tecnico. ¥ cuando supimos de su enfermedad de prondstico far tal y sitbitamente irrumpio en la cotidianetdad la nmediatez det sentido akimo, como les dé: tan sua, tan timpida fue su actitud. El misme recato, et mismo respeto porel sentir det otro, esa transparente abnegacién, ante et dolor nuestro. Aquello de “cancer” era un simboio ‘muy bien eonocido por él; un viejo conocido. Diez anos ‘antes habia escrito, en “El Pensamiento Indigena y Pop. lar’, haciendo et distingo entre et pensamiento racional causaiistico y el pensamiento “seminal”, con iaexpresién creat. por él, esto woot Meee elas astae ‘Sumbapbahecn comin tet e Soe el Ae eae nae iehatae deat eames eae ramargeenenec china dara date eee cestuenmend conned aes isu tena en un tell de fondo ann contents en pease ear eae Srarerain nasa spermes sistas aa ene acca Sod sies. deigncisn emia Spel ia ae ci pee rst one rena aimee aie Seca alegre eee salsa (oe En medio de la zozobra de la conciencia: ese desapego con que él consintié en suinminente desoarramiento. Esa paz desde la que consintid en asomarse, ét, solicto ante zuestro dolor. Como decito: desde su trance, étconsentia or un momento mas, para constituirse en ebamigo-que- ‘se-me-tba, para ser el amigo que se nos tba a todos. Sus ‘duumos dias en la vida fueron también sus ttimos dias entre nosotros, dias de acompanarnos y condoterse, también, por nosotres, por quienes nos quedébamos aqui eneste vacio de él ¥ cuando vimos que la elencta causalistica no oftecta solucton y que se irataba, ahora st, de la satvacion, nosotros, su mujer, yo, quienes lo culddbamos, le pedis: ‘que renunciéramos a toda medicactin. que dejéramos la ‘oportunidad al milagro. Creo que me exprese diciéndole oon ‘algo ast como: “nos quedan ian sole unas pocas moneditas, ‘apostémosio todo al miagro”. ¥ élconsintié, naturalmente. como habia consentida siempre. con esa mezeia de pudlor _y de repentina manseduumbre ante a presencia del afecto. Y se sucedieron dias y dias y noches, de cuidarlo, de cuidaro, y cuidarto. Hidroterapia, verduras fresquecitas: culdarlo, Frutilias jreseas, frutas fresquecitas y arométicas; todo ese ritual del euidado, del amor de la prrificacion, del cuidado, Y se fue serenando; y de su persona partia como un halito de frescura de pureza de drbol, de luvin serena. ¥ fue como st oda pesantez se retirara de él. Un aftnamiento ‘limo, una levedad preparatoria del vuelo, ¥ ese treinta, de septienibre, domingo sin fondo, se fue. Cuando, ya después de las ceremonias, volvia a esa casa, me recibié su muchachito mayor: el nito me tome de ta mano: —Guiltermo, jveni a ver; vent a ver! ¥ me tlews a ver no sé, lo trereible: me evs hasta ta habitacion donde to hablamos cutdado, y lo habiamnos velado, y donde ya no estaba, el nifio abrié, sacé las persianas de madera, abrié la puerta, la luz entraba, y el nifo senalaba: “al, ali" y estéhamos viendo el increible hueco, su ausencia, nuestro desgarrado costado. ¥ después. Y después. ¥ después, Yo caminaba por Buenos Atres. tba solo; caminaba. ¥ miraba. Una frateria, unas hermosas frutilas, fresquecitas, ¥ me detengo. ‘compro, y ahi voy con mibolsta ce frtillas, con mi afrencta. Ye pronto, ocaclo por et rayo, Buenas Aires es demasiado espeso, es una tierra demasiado espesa: y mi caminar es demastaco solo, Demasiado pesacio, este solo pesado ‘caminar con ml despajade corazén a cuestas. ocx : ¢c00 casa donde o x atmo dia me tev conmigo, habiamos cuidlado, un arbotito. Un pequeriojacaranda que (Stan on une fot, sltdeds, en desonare. Lo Lew sage lo puneerel patio de micas. All se quad todo ib ae wanseuride Lo rage, SE pero no tive fuerza prams oo Py ge as mejor ones ea ea,aass tat. ae apr cer ua or 6 ran Jacaraa. saben ustedes cma €8 gran Jrcaranda cuando por fn foece? Es una gran copa ste semianeporete. Be una gran opal qu ie buena sonore, pero transparent, que medi deja adiinareteielo. ev LA SEDUCCION DE LA BARBARIE 4953 6 RECONOCER QUE ESTAMOS Prdlogo para la segunda edicién por Carlos A. Cullen Podeia sospechar Rodolfo Rusch que en 1988, trein~ taanos despues de la aparicion de su libro La seduccidn de ta barbarie, volveria a fotar en la cludad, ahora més fietiia que nuns, la antinomia cluilizacién y barbarie? En los tltimos anos, como ya sabemos, se intents, una vez més, romper la oposicion, poner la barbarle mas alla de la Gral., Paz, transformar —simbélicamente— la Pla 2a de Mayo en un paseo “cisilizado’, y ol resultado fue, tragicamente, fa transformacion de la fecion etvilizada cen barbarie, e! imperio de un barbarismo salvaje. Pre tender vivir en la Recion, negando y suprimiendo Ia bar- Darie, es, en este pals donde la demoniaco es atin real- dad irredenta, consurmar una civilizacion feticla, y, por lo mismo, “légicamente” barbara, cuyo Unico principio valido es la sulil invenciéa de una "mascara civilizada” paca la propia barbare reprimida y negada: el terroris- mo de estado, aquel quese ejerce para salvaguardar “Ios, ‘grandes valores", en nombre de la virtua, del orden y de Ja santidad. Prectsamente porque se la reprimié y se la quigo suprimit, e terming sucumbiendo a la seduecion de la barbarie. De este abrazo incestuaso de Ja etviliza- ‘i6n {Meticta) con su propia barbarie reprimida y negada {pero seductora) sélo podia engendrarse el terror, la ue~ ra, la expoliacién y el vaciamiento. Es decir, la Argenti- ra frustrada y, por afadidura, llena de culpa por haber ‘consumado el desea prohibido. A partirde octubre de 1983 se abre ctro capitulo dela historia argentina (en la realidad es una simple “cortina” y No, como en la ficcion, dna puerta con bisagra). EL ‘brutal retorno de lo reprimido y lo negado obliga a poner ls cosas en su lugar. No hay que intentar suprinnir la barbarie: hay que mantener la oposicién, vivir, como en. «1 proyecto sarmlentino del Facundo, en el Juego perpe- tuo de su seducei6n, sin ceder a ella pero sin tampoco pensarse desde ella. Este nuevo capitulo bien podriay ‘mos llamarlo, prolongando Ia meditacién de Kusch, “la seduuccion de ta cvitizacion”. Bastarla recorrer el discur- ‘0 electoral del partido triunfador en octubre de 1983, 0 ‘su programa, © sus primeras realizactones, para con- vencerse del cambio cualitativo (aparentemente): hay que dejarse seducir por la evilizacion, por la legalidad, por et orden, por la puleritud, por le “democracia” {pronuncia da en el seno mental de esta dialéctica de civilizacion y barbarie). Casi diriamos que se cambia la Uerra por et Gielo, la madre por el padre, el deseo por la ley, la nada por el ser. Pero la dialéctica es mas sultl de lo que pare~ ce, y el problema es el mismo. En el nuevo capitulo hay tuna oseura continuidad. La cuestién radiea, nos parece. ‘en que Se sigue pensando en términos de seduccion. y no se logra entender que la Gnica civilizacion posible es la que realiza la barbarie, la expresa y la despliega. y no 4 la que se opone a ella con falaces argumentes. En el 52% de las elecciones del 30 de octubre sospechamos, ‘un confuso “no-a-la-barbarie", confiuso, porque mezcla sin diseriminar —aunque la implacable logica de la his- torta ya empieza a hacerlo— la barbarie ficticia (eviliza- 4a), resultado de la goberbia negacibn de una realidad, sucumbiendo a su fantasma, y la barbarie real (de- ‘moniaca), la vida trredenta de la América Profunda. Con tl objetiva de suprimir la grotesca mascarada barbara del terror. se intenta, de paso, suprimir también Ia se- duccién dela barbarie real, no por neguctén Ilana (cami- ‘no que fracasal, sino por transformacion del agente se- ductor. Ahora, la ebuilizaet6n, Pero, lo que no se advierte es que la civilizacion no seducea nadie, porque sus pro- mesas de bienestar siempre tlenen el precio de! “males- aren la cultura’, y, en el londo, asi planteada, repite la vieja historia de Ia antinomia entre civilizacién y bar- barie, como forma de perpetuar una “ficetén’: la de le ‘Argentina “grande”. Bn realidad, la seclucet6n de la civ Tactén es un graclo mas abstracto dela ficcion, es decir die Ia tlusién, No es ya la cludad ficticia, demasiado tran- sitada por los hedores y los baches de la barbarie real, sino el civismo ficticio el de las oraciones laicas y de las negocaciones secretas. For todo esta La Seduccién de ta Barbarie, obra tem prana—pero ya definlliva— de Rodotfo Kusch, sigue sien- do actual, Porque nos recuerda que nuestra metafisica es vegetal y teltirica, nuestra realidad profunda demoniaca y lena de postbilidades demiargicas, en tan- toyen euanto la reconezcamos como lal, no come fuerza 5 seductora para nuestra deseo, sino como realidad Impsors para nuestra volun de ser act. De et nach rely no stan y Hetil. iro valent, porque y pormie habla de nuestros inedos, de nuesitaa Pusan, nurttes da. bro eoperanzad, peru abl anion ~y pore as mode estnepotbiidades, ls ue denen que ver Sin ts y a asc ty ena vege define en eae une posed y dj abetas todas las otras. eee 1a cba de Kosth ava en buco de xe barbare real pero seducorm Comprendio esc, enn tat thal, que a nonda gue estan ep” enue Sieaciny barbaney por lo mismo qu le melas ‘efeal estaa ee usta orignani dela Aner ro funda ue aslendelaopoion del er tao in qu oda se mre ete que profane i expertenela aga al mer eterno ms let categoria central obesiva de su pensamient, aa fuente en este ib, y dus foe levande peuatne tents deadelas ey as pampesale ponent cor Gilera Per el intent prog-omatce desu pensaren fstayaen La Seco dela Barbare,Precenmene Tasrear in Aenea Prfunin descubreesarsien orparac-ut"y ln cimenstn lea ca eaten ropa cetnombreamsrtana qe busea Sarco al acer tofundarte” ado eatoes el noc deo dere Sou por la barbers". obviamente, ne lsionrse conn Eitan fetla~ io, prel contra, econo! 9 Tetldad viene, dept ono demontaco Y vegetal 6 sus posibilidades, no avergonzarse ni del hedor nt del diablo, y poder asi contribuir a la América Madura, titu- to que pondriamos al conjunto de Ia obra de Kusch, América madura, la que brota desde ta barbarie y no ‘contra la barbarie, ta que no necesita atarse a un poste, ‘como Ulises con las sirenas, y menos ponerle tapones en tos oidos a los remeros, sino que, simplemente, trans- forma el deseo sneestuoso en voluntad de ser nacion, no por seducciény mimetismo de la eivilizacion fctica, sino por realizacién de las posibilidades que su ser “vegetal Ie doje abiertas. En esto consiste el “andlisis herético del continente mestizo”. En esto consiste tralar de escribir no en el "va~ cic", sino en la plenilud, por ambigua y dolorosa que sea. En esto consiste, inalmente, atreverse a pensar. Este libro, cuya seguida edicion eelebramos, comienza con una evocacién de esa experiencia tan “portena” de estar acodado en la mesa de un café, donde se le impone ‘uno la “certidumbre de que, en este “agui y ahora", nada importa fuera de ese abismo singular que entrete jen el café, el ventanal, e transetinte y nosotros" {p. 13), Los diltimos aftos ce su vida los pas6 Kusch en Malmaré, ten la soledad de la quebrada de Humahuaca, teabajan- do febrilmente en una pieza taplada, para que no le mo- lestaran los “rufdas” de los nifios jugando en la calle. Quien entienda ambas imagenes, Ia del café portefi y la de la pieza lapiada en Maimara, habra entendido a este pensador american, delos grandes, que supo mostrar- nos la seduceién real de la barbarie y la seducctén fict- cia de Ia etvilizacton, pero que, sobre todo, supo decir- 7 sos que desde seduce nese ede mars ser erie un mesa inconfosad Por es a ea For nto sede el outa yd til, a seein dela cin empezar a confesar zidad. cht nt soa, a se Bs armar un destin y empezar, enlonces, acre Es onocer que "estamos ya para el fruto”. : PREGUNTAR POR LO QUE.SOMOS Prélogo para la primera edicién por FJ. Solero Lentarmente, emergiendo de un ominaso sueho del que todavia no acabamos de despertar, vemos alzarse de wn thempo a esta parte en el continente americane wooes olttarias que, avidas de conocer la singularidad de su esting, ee interrogan una y Ola Vez Por SU COMNErTO, por eu pasado, y, aun més importante, discurmiends Sf pore euninto hasta ahora las ha condieionade en calidad theceituras prehadas de raiz ¢ impetu, habré de trans: formarlas en wna certeza de {utu70. La cenda emprendida por esas voces ha tomado has- ta aqui un rumbo trivial en el ane predominaba cer te eerzo lirico omnicomprensivo, en donde et complese Ge infertoridad se subliaaba, con exclusion de cualguer ctemento peyorativo, por temor a caer en un abismo, ramos osados sin ser heroicos: éramos pradentes ein ser sabiosr éramos inteligentes sin ser Wweidos, EnWre Fesotros, et paradigma de Lugones es alecetonador. CFS Jo que al pais se le rendia justia y ee lo impulsabe aca adelante diciendo de €l que era fuerte y noble. que tus postolidades mayares se daban con él coneurse de ina afanva de cultura griega y aprehension vernaculs 9 En el resto de América es la acuitud ingenusa de Rod, Uren, para set sroenatea soslaarel pri A ovolverme mis diel hablaba de apie once San rampa dehurtare mister Yale teri lutol: la de Mariategui, vielada por una estructur, econdmica que le imped vr las ese none ale t- Pz, no cbatante esos natices ah eons ua cultura ipo arta, la gaa tenor a ‘ene prt dela puerinacin dee renege ue eavando el alma, moreno tn cones pica hundéndooe en heen pia Mente Era el olor Bea eae En a Argentina, aparecom ‘nhospla, implacable, severe Radlogana aoa ene "Estados Unidos Van Wyck Brooke enna ae Fast, y, més amipliamente, en Letters end os te. en Letters anid Leaders andalph Baoure, con Tut ef tn Wea eee Gorseur Americay The Rediscovery of Ameren en Mant = ses, con 61 perf del hombre a cutive ‘ies César Carinaeta con lsagage sabe een corre ets Emil Uranga, te en Bras, bers Frere rande y Seraala, dandones todes un panne, 0 i : mna crudo y despladada de Améreta, con las limitaciones tic los primeros rastreos del qué, del cmo. del para que. isenandones a no temblar, eue a América se arriba por ta destruccion, el odio, el resentimiento... por un escondi- do. rabiose y sllimo amor. Junto a ello se sitéa Félix Schwartzman, cuya obra monumental, Et sentimiento de ip humane en América, aun mostrando en su método un andamiaje europeo, potencializa una serie de atisbos y tenfoques sin duda valiosos, Lamentablemente, en nuestro pais, el ejemplo de Mastinez Estrada, como pensador y sistematizador de problemas, no fue continuado, en la medida antielada, por la generacién siguiente. Ha habido tanteos, fintas, pero elautor de Muerte y transfiguracton de Martin Fierro rnoscha visto superadoni en preblematica, ni en temario. Y¥.lo que en verdad es peor, el arrasamiento, el niilismo le Martinez Estrada ina prohijado y canalizado es0s ttu- eos. esas magras reallzaciones. La generactén saliente ha recogidael no, mas ha sido incapazde pronunciar un st. Martinez Estrada ha seguido siendo la sombre despajante y tenaz que impide recoger Ia claridad diur- na, Nas entregé instramentos que él mismo consideraba, susceptibles de ser sobrepasados, pero ignoraba que sus herederos iban a repetir sus gestos, sus frases, sus impotencias, variando el estilo, el escenario, pero sin cambiar de cielo, de ropa, de nido. Martinez Estrada. que pertenecid a una generacién Jelizy ofrecié como producto una labor desdichada, no ‘sospechd siquiera que una generacton dlesdichada care ceria de fuerzas para crear una labor Jeltz. Recojamos, Dues, a manera de desalio, la extrana paradoja que sus- cita el bienestar yel dano, el infortunio y el bien, Parece. Fla que alos americanas les resultase inaudito hur de la dialéctiea que les ha invadido el alma desde sus orige- nes; la vida asoma en ellos en son de muertey la muerte en pugna de vida, Cualquler posicién dibujada en el ‘mundo por un americano se halla sujeta a tal mecanis- Moy éste, fendmeno curieso también, lo determina como ente, pero no lo trasciende en-seguridad-de-ser. El ser siempre sigue rutas de escape, contradiccién y alvide, Todo ello, venido a los americanos por los varios ca- minos dela historia, ha sido eaptado, primero, gracias a |a contemplacién de los problemas eontinentales, a tra- vés de una critica de la civilizacton occidental, y Seguin. 40, por la imposicién de una pregunta cuestionada ince. Santemente de-un modo significative: zqué somos? Mas ‘Que aquél ha sido este postrero interrogante el que siem- re nos ha incursionado con golpes que eran solicitacio- ‘es para un sacudimiento, Pues cuando un ente empie~ 24 vor poner entre paréntosis Ja tradicion o cultura reel Didas, y més tarde, dirige sus esfuerzos hacia la procla- -macion del gqué soy?, aunando desvelos para saber por que vive y como vive. es evidente gue hay un ansia por trasponer una zona donde la existencia es exangtt. América, al aferrarse a esa formula, intenta la aver lure admilida, desde el principio, por otras entidades historias, y que. por una aceptacién facil y peligrosa, rechaz6 en sus inicios, prescindiendo de su lalido pu. Jante y vigoreso. Al hacer la pregunta y poner en el pla. Lillo de la balanza vital su vislumbre critica, retorna a fo 2 que debe considerarse su lucha impreseriptible, ungen- Pero el americano, al concretarse en esa averiguacion, rueda del peldaito de seguridad donde reside, mostrén- dose tal cual es: en orfandad de espiritu, viviendo tan ‘sdlo en mérito a cierto género de comodidad estéril, sin mayores culdados, y donde las faenas de la contingencia tratan de anularse para evitar el cheque de los encuien- ros, la tormenta que ellos traen consigo. Los americanos saben que corren al rieage de no vivir ‘mientras no admitan la existencia que les ha tocado en suerle, Pero infinidad de veces vacilan sabre sus pasos, ‘wuelven la cabeza hacia atras. el pavor de la soledad los inunda, y desgractadamente, no avanzan, cual st tuvieran iledo de volar el puente que los une al atras o viendo en éste To negativo, la terribilidad del vacio, como si éste fuera ‘a0 una copa donde se puede beber cuando la faliga los aplasta, y como si el amor, e triste armor orientaco hacia Jas cosas que Ios presionan y torturan, no bastase para la rosecueién de cualquier celoso programa. Para puntualizar y aclarar lo precedente, Rodolfo Kusch ha escrito La seduccién de ia barbarie, sub- tuléndola de manera valiente y definidora, Analisis herético de un continente mestizo. De la generacién, pre- cisamente, posterior a la de Martinez Sstrada, es de los ocos que se ha atrevico a indagar a cara limpia, con herramtentas suyas y sin imposter la voz, los cimientos, de Tmestra vida americana. Aceptando la particion de luna América dividida en dos verdades, la de su natura- Jeza demontaca, y la verdad de fiee(én de la urbe, y con- 8 ciliada por el mestizaje, ya de sangre, ya espiritual (E} mestizaje se perpetia porque la escisién entre lo perfec- (0, loarmonioso. lo invasor, por un lado. y to demoniaco, la amenaza de destruccién... por el otro, toman con la {nvasi6n europea una opasicion similar a la que existe entre... lo social y lo insoctal, lo luminoso y lo oscuro.") Rodolfo Kusch va tejiendo su teoria heterodoxa de una América que s6lo puede reseatarse por una inmersién fen lo teldrico, apartando lo eonsciente y acogiendo lo inconsciente, distanciandose de lo extrano, y enlrentan- dose radicalmente y desde el principio con lo circundan. te, con et aqui En densos capitulos nos presenta una vision dramé~ lca y fervorosa de esa América vegetal, cadtica, que no rehusa las formas, la convencionalidad de ia mediania legal, y que-se desplaza, en ocastones, con gritos infer ales, brindando su alma impermutable a manos lle has, deslumbrandonos con su deseo de materia virgen, Con esas ligrimas queridas ¢ infectas que nos arden la Piel y a las que tememos como a una dificil y secrete voluptuosidad, No hay en La seduccidn de la barbarie concestones al lector. Se va al problema brutalmente, sin complacen: clas de estilo, sin elegancia, con la tensién de la cuerda vibrante de un arco, pulsando intuiciones que estallan, de sabito, cual rayos, en medio de una frase. eneegueciéndonos con ta pasidn que las prosueve y pro. yecta, Rodolfo Kusch es de los primeros de la actual genera- tén creadora que partiendo de Martinez Estrada lo tras 4 me que allentaen todo su asa merced a ese coraje enorme a “ fro, en el que cada herejia cometida nos hace pensa Gque necesitamos muchos herejes como es para asumir fhaestro nied osteo in fin, siendo a mitado como aalguten que ha sido sncapaz de tralionar Ia misiOn que nos toca a cuantos hos proponemios la responsabilidad de reflexionar en el ‘qué somos y en el adande vamos; como 2 alguien ave. trabajando en silencio y tesoneramente, me prueba, una vez mas, que a obra valedera constste.en ser fel consigo mrlsmo y que ala astucia se la derrola hincéndole la lz de fa lama. 6 INTRODUCCION No hay quiza experiencia més portena que ia de estar acodado en la mesa de un café, contemplando el paso de la gente a través del ventanal. Se advierte en esa cir~ cunstancia una extrana relacion. Algo participa simul taneamente de nosotros y del hombre que pasa solitario y silencioso por la vereda, EI silencio, la fria apreciacion, ‘de la distancia que nos separa y el ventanal engendran lun sentimiento singular de abismo, que nos separa hondemente del transeiinte. “Tomamos conelencia clara de que estamos en un ins tante pecullar de nuestra vida cludadana. Un “agut y ahora” en ta ciudad en que se libera anchuroso un interrogante arrastrado a través del dia. de las calles, de las ofieinas. Después de vivie una verdad ficticia a cie- ‘gas, durante horas, dias y afios nos topamos con la antipoda. Sospechamos que el humo del cigarrilio, 1a chara desganada o el capricho de los dados son meros prelextos, porque, en verdad, nos reunimos en el café para dejar entre un silencio y otro. a través del ventanal, en las penumbras de la calle y prendido de cada traseiinte, una desazin primaria. ¥ en ésta, una autén= luca aunque negativa integridad. ‘Alguna zozobra hace perder al transeunte en el em pedrado gris, hundiéndolo en la tarde portefia, Todos Jos veetores, quue nos condujeron @ este instante, sirven, ” apenas, para encubrir la vanidad exagerada —de parte Nuestra y de la cludad—~ de encontrar un sentido os ‘Auestras ocupaciones. Por sobre éstas se impone la cor Udumbre de que, en este “aqui y ahora”, nada tmporia, fuera de ese abismo singular que entretejen el cafe. o Ventanal, el transetinte y nosotros, Hurgamos un poco en esta siluacisn y encontramos, con sorpresa. quel abismo se agranda porque ningune expresién Tleva ta realidad de esta siwuacion a la con- Glencla. Todo fo que se piensa del hombre, se refiere Unfeamente al yo, pero como Integrante de una flecisn gue ninguna relaciin mantiene con este “aqul y ahora’ Todo queda en un reino de intereses inteligentemente cstructurados, que se deslizan por Ia petiferia de lo que cotidianamente nos interesa porque falta el nexo vital con fa comunidad, 1a pequefa forma para nuestros inte- reses inmediatos, la expresion de nuestra verdad colt- dianay su traduccion a un espiritu, Falta la conexion de ‘nuestra vida menuda con la dea, con la inteligencia cu. dadanas. El sentimiento de esta situscion crea ese dramalismo fal menudeo que vivimos veladamente en la ciudad. 2De onde proviene et drama? Sera que habremos olvidade Ja verdad de Perogrutto de que stempre nos encontea. ‘mos en un “aqui y ahora’, perfectamente perfilados y ‘cont una inflnita riqueza de contenido pero cuyo andlisis nos lo tmpide la ciudad? 20 no sera, también, que no tenemos con qué pensarlo, para asi traerlo cerca, po. érnosto delante y vivir la situacion con el beneficio de verde desde la inteligencia y desde el mundo de las rela 6 clones? 2¥, més atin, hacer esto con el hondo convenct- miento de abarcar todos los contenidos profundos de ceste “aqui y ahora", consistente en el café, el ventanal y fel transetinte y con Ja emeein que se slente en un por mma, en un acorde o en un cresptiscuto? {En el mundo de las relaciones el transeunte se esfu- ‘ma, se convierte en cifra, en producto, en maquina, en particula necesaria para la totalidad de la cludad. Ad- vertimos como una antinomia entre el afain de compren- der al transeunte como proximo a nosotros y la Iejania en que lo mantlene la clucad. ¥ como no nos conforma ‘mos con la verdad de razén que ellas nos brinda, ni bien Intentamos la vuelta, para ver lo que pudiera estar de- rds, y nos asomamos al reverso de nuestra intima ver- dad, nos hundimos en el abismo que media entre Ia vi- vencia actual vivida en un café portefio y la relacién que pretendemos colocar por sobre ella y que irremediable- mente debemos extraer de la cludad. ¥ es que la cludad es la causa de esa escision. Nada semueve en ella sin alain motivo que consurna a la vida y la convierta en cifra. Pero al acentuar la finalidad de todas las cosas, dlesprecia la contrario que, ya sea como cemoctén 0 como bibertad, queda deiras del perfecto clu- dadano. La tela racional « inleligente de la ciudad se perturba a cada instante. La borrachera furtiva de un empleado de banco, el grito destemplado de una patota noclurna © un tango expresan todo aquello que habia quedado atras. En el reverso de nuestra vida cludadana hay una verdad mas intensa que esta urdimbre racional que traemos de afuera. La razon que debe guardar e! 1% ‘empleado honorable y la correcei6n de la patota, delatan ‘su ficcion precisamente en que dejan puntos de escape ‘que rasga toda urdimbre racional que se pretenda poner sabre las cosas. Llegamos asia la conclusién de que vivimos dos ver- dades, una fcticia, que percibimos, y otra real que ape- ‘nas aleanzamos a vivir La dimension irreal de aquélla y la dimension demasiado real de ésta crean el conflicto, Basta cualquier situacién vivida con hondura, para que perdamos todo nexo enitre Jo que hemos pensado y 1o que crefamos que correspondia a ese pensarmiento, Es ‘ask como el transeinte se pierde a Io largo de la calle, dejando entre paréntesis la solucion de la antinomia a que nos Hleva la ciudad. Nos mantenemos bifurcados porque en ese lapso que va de mil transeante naufraga toda verdad supuesta. Basta un instante cualquiera vivido en la cudad, como algo parcelado, separado de todos los intereses en que znos hallames aprisionades. para sentir la falsedad de todas nuestras actitudes y comprender que la verdad rnaluralmente honda de toda situaei6n, debemos bus carla fuera 0 por debajo de la ciudad, Lo que heredaimos. lo heredamos falseado, con un tinte de fieeién, con un cimulo de verdades consagradas fuera de la realidad. en ei que no intervino sino un afén colectivo de mostrar Jo que no somos. Falta, en una palabra, el nexo natural que une la vivencia cotidiana, el “aqui y ahora” con la verdad! aceptada del grupo social. Falta, por lo tanto, la expresién, el signo, que nos traduzea en lenguafe espiti val la circunstancia menuda de estar en esta parte de 2 la cludad contemplando a un hombre que se esfurna en. elerepasculo, al que nada nos une més que Ia escualida Convencion aceptada, la aclitud importada o la fiecién ‘material de la cludlad con sus relactones inteligibles. ‘Reta situacion de vivie simulténeamente una verdad de fondo y una verdad de forma, se ha califieado de ‘ambivalente: 0 sea esa doble valoracion causada por una realidad que. desde el punto de vista intelectual, debiera, ter una, pero del emocional se bifurea. Para esta reali- ad abisal quees cada uno de nosotros y la realidad que ros concede la chuidad, que vivimos simulténeamente, jnentarnos una solucién por instinto por la que alterna: ‘mos eon una y con otra. Pero ante la incapacidad de optar por ninguna, decidimes por el mestizaje, 0sea que ro participamos de realidad algunia sino es para perse- guiralgim fin, ¥ nos decidimos por el mestizaje, no tan- {o por una sospechosa apetencia por lo abisal, sino por {a cobardia que nos impide resolver la antinomig entre elabismo y la ciudad y lograr una actitud que la superc. “Tempoco es facil una solucibn. Para ello es preciso penetrar en el inconsciente de nuestra psicologia social Ta prueba esta en que la distancia que media entre no~ sotros y aque! transesnte se ahonda a medida que éste escapa, més alla de Ia vidriera, furtivamente, como st hhubiera cometido un pecado imposible de redimtr. No es dificil comprabar que todo To que hagamos. ya sea en el plano de lo social, Jo cultural, 10 politico, te cotidiano, se rodea de una extrafia aureola de descrédi- to que fo deavirida, Hay un divorcio entre lo que quere- ‘mos ser colectiva o individualmente y to queen realidad n somos. Esto ultimo, que se lla inconsciente social, in- accion 9 sinrazén, es intuldo aqui coma un contrapeso que recarga la libre evolucion de nuestra realidad, En- arma une realidad muy honda, que hace que sus con- trarios “la concencia, la acciény la razén-, todo aque No que creemos estar elaborando, manifiesten sus ¢s- ructuras fictilas al menor analisis. Deahi el continente mestize. América toda se encuen- {sa irremediablemente escindida entre Ia verdad de fon- cdo de su naturaleza demontaca y la verdad de flecion de Sus ciudades. Ello plantea al individue americano la necesidad de dosificarsu creencta en lo dado, de tal modo de ereery no creer, de hacer y no hacer simullaneamen- te, La razon de ello yace en el paisaje, El apana ta ambivalencia. Existe una coma perpetuacién del vegetal fn la psicotogia social americana. ¥ esta perpetuacion ‘agranda lo americano en sentido telurico, substrayéndolo, fen cambio, a la idea, a ese afan de perfeccion universal que nos instila Europa. La gravitacién es demasiado honda y perturba la bre participacion del individuo de Ja ficeién ctudadana, tornandola amblvalente y mental- ‘mente mestizo porque participa simultaneamente de dos realidades, EL sentido vegetal de la vida viene de la época preco- Tombina, traspasa al caudillo en donde adopta la for- ‘ma de la barbarie—, continia en los proceres y conclu yen en esta Buenos Aires y esta América de mitad de Siglo, amenazando transformar nuestra ficeién europea 0 una realidad cruelmente autoctona, 2 En las paginas que siguen se ha tratado de rastrear quel demonismo brbaro y hasta se lo ha justificado. Bi pensamiento que pretende penetrar nuestra realidad debe —sl es honesto— juslificar el reverso de esta men tira cludadana que hemos tomado falsamente como mela de nuestra vida. En torno a estas ideas centrales se desenvueiven fos ensayos que siguen. En cada uno de ellos se relatan los tortuosos episodios en que el sentimiento demoniaco choca con la fleetén eitsdadana y la deforma. También hay referencia a su doloroso irlunfo, aunque inevitable. Y¥es inevitable porque se supone que toda nacionalidad iende a coneretarse en dimensién autéctona. Pueron escritoe de la diniea manera posible ean que se logra sondear la vida de un continente que ain se halla culturalmente en el plano de la intuicion. No ha escapado a estos ensayos la intencién de fijar—como se vera en los titimos~ les lineas tedricas delo americano, la modalidad intima de su esencia, para la descripeibn de la cual sobran los hechos, st acaso no resultan engo- roses, Se objetaré, por ello, que son muy abstractos. Pero esto ditimo fue intencional, asi como también lo Fuaeron las herejias cometidas con los anguilosados tér- rminos que los defensores de nuestra falsa cultura pro- curan mantener en una absurda ortodoxia quiza por in- Auencia de esa sutil burecratizacién del saber que s¢ realiza en nuestras aulas universitarias. ‘Nuestra cultura se halla atin en los planos mas pro- Fundos del hombre y no ha lograddo una realidad objeti- va, Lo que se diga de esa cultura debe ser, por lo tanto, 2 subjetivo hasta lindar con ef con el caos. ,Qué se afronta et peligro de que sélo resalte el caos? Tanto mejor. Peor seria repetir, en los viejos molds, las perezosas mentt= ra que hemos cultivado scbre nuestra realidad. S6l0 ‘asi, lo americana podra ser apreherdido en las raices mismas de nuestra vida, que es la tiniea a a ica creadora de RK 4 DIALECTICA DEL CONTINENTE MESTIZO |. METAFISICA VEGETAL O EL REVERSO DE AMERICA Ser yna ser del paisaje Bl paisaje se agiganta en el largo trayecto que va dela palabra a su realidad. La distancia convencional de su ‘bjetvidad, del simple estar presentes el arbol. Ja Yams ra, el fo se stpera, Detrés de su grafismo, iluminado por rasgos y colores, clerta hondura roza el extremo co min a nuestra existencia y el mundo. La reaildad pretenciosay definidera dela palabra y de la forma, queda ‘como un balbuceo en labios del paisafe, que, honesto siempre, nunca enuncia: lleva sus formas a la deriva Aotando insignificantes en sui nimmbo demoniaco. Bs como si la realidad del paisaje no radicara en 10 ‘que él muestra, sino en e demonismo que eseonde, en un transobjetivo 0, mas bien, en un inconsciente de sus formas visibles. En él se refugia la postbilidad de toda forma y yace el determinisme magico, por el que cada ‘arbol lleva el estigma de ser un simple érbol, cuando podria haber sido un pez o un alga. El arbol, simple for~ ‘ma, es el ser: la marioneta fija que brota de la totalidad realter del paisaje. La definicién escualida, creada des de abajo, de la tierra hacia arriba, del demonismo a la Fry fuscton de su ser-en-e-aiae. forma define so a fina de sus parccia ms dminuts, sn que ou dei mea ane pra la come tin mbo la magia demoniaea de poder haber wn Peder haber sid un i aisle subviere as el sentido del ser. Le opone a ser al eapjo eistalino de su mundo oreenad as raz6n que lo quiebra por rebeldia y autism: a Imiato det que enclerraen su seno os vetoes de nf is posta de eve, Vesa poste a Soluta pone un tela de fondo ala deinlon de! paisa Demonismo vegetal Esabor devil primary exuberant ago Die de los primeros as dela execion. que nanen ogra deine so en eieuntanca oats Sle mole rocsa oe epact tha, es ef que agua a paisaje americano. ann ums st lspenen eben odo me ya 4a fila de novia em ew erate gener ye x dale cpu, resume en cn, meaments, como uns afbitraredad contolade, Ber la que un dbo! toma el sentido de una detencion Sansa eno eur ta ge ean haste ala Con pene pase geste pr pal mismo tempo del set. pero dea slempre enue paréntesis le posblided de toda defiriton er eran El egcal es igo aa como la soluciondencoperade de 26 ‘un afan de sujetar el deventr, el sentuimiento de muerte ‘que brota en medio del festin y Neva, por alguna con- Giencta de culpabitidad, al deseo de supervivir en la for- gma como detencidn, como fijeza indolente. Bs como el tesbozo de un logos en el caas orgidstico de la selva y un fastre primario en la soledad de la pampa. Es la traduc- ‘cin nudirnentaria del demonismo en lenguaje del espirk tu que, en la ruidosa orgia dela selva se expresa en gran de, en troncos inmensas, (orrentes, lianas y helechos fpgantesces, pero que en la pampa toma la placides de tn pasto insignifieante, porque el espacio roba aqut a la vida —de horizonte en horizonte— todo el sentido de ta forma. ‘La emuberancla primitiva det paisaje le da a Ia totall- dad un tinte que posterga ilimitadamente la probabi- ‘dad de un sentido, Se mantiene en el instante en que. ‘pudiendo optar por el hombre o por el vegetal, o sea en {rela definieién rotunda o [a definicién elrcunstanciada opta por la circunstancia, por el vegetal. Deja asi a la definicion rotunda, al hombre. como pasibilidad, como lun principio dinamico que oria el estatismo del vegotal. ‘tanteando medios y fines, una astucia primigenia bus- ‘ca el camino mas eertero para lograr In definicién ex- hhaustiva de todas sus fuerzas y la encuentra tempo- rariamente en el vegetal y, sélo en segundo término, em el hombre. La distancia entre el palsaje y el hombre es enorme y el nexo sélo se da por opcion. El predominto de te vegelalidad en las selvas, 10s rios torrentosos, la pampa ‘nmensa crea un paisaje en que el hombre atin no exis- y te, aunque éste partieipe y sea levado como posibilidad en su seno. BI demonismo del paisale, que 5¢ explicita en Ja negrura de toneladas ce humus, en vez de contri butr al hombre, se plerde en la creacion incesante de un continente estatico y vegetal que genera formas y men- talldades segtin la genesis del arbol. En todo predomina clerta ambivalencia rudimentaria entre vegetalidad y deventr, entre forma y vida que se extiende al antagonismo entre hombre y naturaleza. en- tue inteligencia y demonismo, con el agravante de que cl hombre lleva todas las de perder. No obstante, el hombre quiere poner un fondo fijo al devenir y en su affin copia, por extrafta paradoja, al pat ‘safe. Sabe que el paisaje borra toda huella, la vida selvé- ica y la rigidez de ta llanura barren con toda detencién y él es para los torrentes un objelo parasilo y peregrino. pere también sabe que cl-devenir de la naturalera, su ‘movimiento incesante de fuerzas incontroladas, se de- iene. fugaz, pero persistentemente en el vegetal como en una idea fellz que siempre retorna. Esto, que en palsaje no es mas que una medalidad, en el hombre se convierte en principio. Bste le conflere un sentido con el choque entre su creatividad humana y la de la naturaleza, es decir, en verdad, por penetracion violenta de ésta en aquélla. Pero ‘como la sujecion por la naturaleza no imposibilita al tn- dividuo sentir su propia libertad, éste la superpone @ aquélla. Pero la naturaleza se venga y crea en el mundo humane la idea del destino que convierte todo fo que ‘existe en una (olalidad nominada que prima sobre la 28 ‘exuberancia individual como la fatalidad abrumadora de a muerte. El individuo desempena entonces siempre el misti0 papel del vegetal. La idea del destino es Ie version humma fa de ia vegetalidad, el primer intento de expresar su participacion del demonismo vegetal del paisale y la prl- fnera confeston, también, de que el vegetel se perpetta ton toca forma de su existencia. Representa el primer racaso de su conetencia de poderio, recogido en la expe- rieneia de ver que el mundo que crea su inteligencia pende Como un {ruta tardia de los arboles disecades de wns, Hanura 0 de las lianas de la selva. El vegetal se trueca, fen el mando humano, en divinidad, en destino, con et aracter de vegetal hipostasiado. Es la primera forma (gue participa ce la Njeza del espicit, aunque no lege a 41 ¥ porque no liega al espinitu, el americano se mantie- nie en el demonismo, en la vegetalidad. Bounds, elcaracterde Nijeza absoluta y estatica nmerss cen ig indeterminacién del continente, mantiene al ame- fieano en el deronismo, aunque opte porta rigide7 espl- ital, Podra generar una estructuca mas firme de for~ mas y entrar en pugna con esta idea del formalismo ve- gelal, que nace de la terra rodeada de demonisme, pero Siempre perderd el juego. Su mente se dispondré en il timma instancia en dimension del vegetal 21 mundo frustrado Bl vegetal se perpetiia en toda manifestactOn. Ya en el Popol-Vuh los simbolos, la accién, cada heroe propiclo o 28 nefasto se ordenan en el relato como en un bajo relieve, lentro del sentido de fo ancho y Io alto, por imperio del paisaje. Los hechos son bloques, troz0s simétrieos que ‘se mantienen en ta rigides del vegetal De ahi, tambien, que et geometrismo de los templos de Chichen-Itza parezea dispuesto segin el mismo eri. lerio del palsaje. A través de las lineas geométricas se estila clerta vegetalidad, cieria infinitad pensada en dimension demoniaea, aunque dentro de los albores de {a conclencia eivilizada —y quiza como propiedad indis- cutible de ella, Alguna similitud mantiene el creador de templos y el paisaje, En ambos, la forma es una defensa, que aqui se manifiesta en el vegetal, mientras que alla lo hace en el templo. BI hombre erea un templo como un. Afbol, generando, mediante la profusién cle caras -geométricas y gesliculaciones groteseas, un medio para contrarestar con inteligencia la presencia de la selva, Peco, como la serpiente, que se muerde la cola, relor- 'na con la forma hlerdtica a la infintta ereativided de la naturaleza y a su Mjacién demoniaca, e! vegetal. Su mundo, creado a la defensiva, iene los rasgos incon- fundibles de aquel de quien se deflende. Ha tomado del paisaje, por una suerte de identificacion masoquis- tae inteleclual con el contendiente, la forma, que des- Poa de su contenido vital, para quedarse con sit Beometrismo eslilizado. Pero toma conciencia de su impotencia y frunce los mascarones de su templo con una mueca grotesca, con el dejo dramatico de una 30 contunidad que no logra, en su apresurramiento, eues- onar sus derechos humanos a la naturaleza. Indio es por es0 un hombre frustrado que, como no puede confesar su frusiracion, la geomelriza inconscien- temente en caras cuadradas y simétricas. Deposita en sus obras una erotividad fallida y la intelectualizacion rudimentaria de un resentimiento, una astucia surgida por la nevesidad de superar siluaciones, sin poder ven- cerlas. Sepulla su resentimiento en las aristas y las muecas deménicas de sus figuras como detras de una ractonallzacion primigenia. No puede comprender al mundo y se resuelve en las cosas menudas, en los deta~ Iles, realizando una inmersin beatifica en un ente cul- tural creado a priori, en dos dimensiones. Sigue, de este modo, un proceso similar al del vegetal. Este desahoga un impulso pure en lineas y planos arbi- Larios. en ramas y fllajes ¢ invade el espacio como una ‘dea, con Ia desesperada tentativa de medirlo. Pero no lo logra por su pasividad y su indole. Aqui la diferencia enire el primitivoy la naturaleza es minima. Estriba so- lamente en la forma de perpeluarse, que en tno es rea- lista y en el otro ingenua. Mientras el Arbol espera una muerte alsa y una certera transfiguracion en otro humus, el hombre se anticipa a su fuerte detentendo la vida en la geometria de un templo. Mientras el vegetal participa positivamente del paisaje y perpetia su ley aun como Postbilidad, el hombre lo gana en forma negativa, por Felejo y anulacitn, llevado por la loglea primitiva de que el devenir se supera detenténdolo, El americano se distancia, de este modo, de la natu- a raleza en la misma forma como la ambivalencia se dis- tancia de Ia integridad, Ia escisidn de Ia unicidad. Y la primera forma de ambivalencia del auléctono esta en que la geometria se adosa a la emocién. o sea al devenir, a Ja vida, pero sin compenetrarse. Falta la tercera di- mension que mantenga un puente enlve geometria y emoctén, que reduzca la geometria a un medio de medir la vida. Ese nexo, que en la Edad Media europea se ma- nifestaba en la ofiva, en el Renacimiento en un infinite intelectual, la perspectiva, se da entre los mayas como un infinito emocional y mégico. La careneia de tn sentido inteligente del espacio. lo hace detener ante las cosas y deificarlas. La hosttll- dad del cosmas, resumida en el patsaje, distancia ta ‘emocién de la geometria, la moralidad y el élan erea- dor de ta cultura, por tna.parte, de ia penetracion técnica de la naturaleza, por la otra, sin que un 3 ilu comun y dialéetico coneilie a ambos. Por esta fal- (a de conciliacion se hace devoto de la geometria y los ritos antopofiigices. La falls de conelencia de una in- tegridad desemboca, de un lado, en un formalismo elemental, sin la dialéettca de una tercera dimension y, del otro, en una moral que necesita de un corazint Palpitante para concretar su contacto con Ja divi dad. Les conceptos que pretenden nie ambos hechos se hallan demasiado distanciados, porque Ia aspira- clén sobrepasa a la expresion. La cultura autéciona se detiene a mitad de camino ‘sin alcanzar la integridad. La alcanza a medias en un® mela apresurada a que recurre toda conciencia colec: 2 tiva cuando siente que la tierra en que pisa se ha dis tanciado de eu espiritu. La prueba de su fracaso esta explleitada en aquel dios bifronte que, bajo el nombre ide Quetzaleéatl, une, sin fundir, le verdad de le terra —simbotiza en el cbatl, la serpiente— con la verdad del cielo —el quetzal que simboliza la pureza espiti- (ual a que aspiraba la clvilizacion maya. La concilia clon que encuentra no es efectiva. Existe en todo una conciencia de hallarse aprisionado por las cosas, por instancias del paisaje. Este grado de cosidad de la cultura autéctona, le impedia cristalizar un futuro, ‘Alomiza su sentido de la totalidad por falta de conct- Iicién entre la Gerra y Ta Idea y la sumerge en Ia fc~ clon diurna: la geometria bidimensional y Tos rilos ‘antropolagicos, que s6lo se pueden llevar a cabo en fl terreno del objeto, de lo visual, fo inmedtataments perebibley tangible o sea en un mundo sin dialéctica. ero lo que oeurre a les mayas habra de producirse siglos mas tarde. El antagonismo entre la verdad de la Llerra y la verdad del cielo, que lleva en su seno el anta~ gonismo entre realidad y flccion —y que en el mundo ‘utdeiono habia surgide por via natural, como visto desde Ta tierra y en el Ambito demoniaco— atraviesa a Ia histo- ria americana en la misma linea, pero convertido en un antagonismo entre el paigajey la ciudad, conelagravante ce que ahora es visto desde Ia chudad, o sea desde ta fecion. Mientras la cultura autoctona mantenia su esct- sién enire la verdad del suelo y la verdad del espiritu en el demonismo —la prueba esta en los rilos antro- pofgicos—, la cultura actual Ia mantiene en el forma 2 lismo europeo, relegando al demontsmo a segundo pla- no desde donde asuela a la ciudad Pero vaya esto como simple anotacion. Nos interesa. solamente hacer ver aqui que en too tlempe el america no es vietima del vegetal, por un lado, y de la idea, por et bro, y que no conecilia su escisién si no es hackéndose ambivalente 0 sea mentalmente mestizo, De ello se en- ‘carga cl vegetal que nunca se relega, sino que abarca a todo el hombre y a todas sus manilestaciones. Selva. Arboles. piedras. plantas, animales son los medios na turales de fjacién y expresién. La naturaleza en su for- mialidad expresa el lingje. Ella comparte, plenamente cconsciente, la vision y la posestén de las cosas. En el Popol-Vul. La Vordgine. Hombres de Matz, Las Lanzas Coloradas, Facunclo parece esperarse su conseniimier- to para dar vida a los héroes. Su presencia es el porque el adonde del americano, ‘Todo su hacer, mas que proveeado por una visién obje- tivadel mando, surge como un paso dado al exterior desde el sena panteista de lo natural. La naturalera es un mar, fen el que el hombre fue enggendrado por una simple dife- renciacién de masas echadas a rodar en su seno, Va lo habian expresado asi los mayas en sti cos: mogonia, cuando Jurakin, en vex de crear al hombre tel fango —es decir con una parvieipacién innominada ela naturaleza~lo crea con lo que hay de més partteu- lar en ella: 1a madera, el mate, El americano es asi el fenémeno consciente de la naturaleza, su complement, Pero desafortunadamente un complemento en rebeldia. De ahi su ambivalencia, 34 ‘Cosmogonia vegetal El americano es ambivalente porque constituye,fren- teal pasa. una definicion valida, ala que see amput6 in conexidn con la ecra. Tiene conciencia de ello y por 50 busca en el palsaje las raices que fe fltan. Secreta- mente pide la quielud porque siente que el principio motte de su cuerpo sélo representa un mero intento de superar el vegetal. Como no puede escapar as senti- inlento vegetal, stonte qu la cualidad motriz desu cuer- po no es mas que Recon, xin simple proyecto para la éreacién de un munclo movil. Jusifia Ia moviliad sito como otra forma de desgaste energético, de vtaidad ramificeda, que en nada afecta esa rider estatica y ve seta en que se halla el cuerpo en si, en tanto organism Bi americano presiente que la movildad reemplaza at raimaje. Ella representa solo una independizacin apa- fete del vegetel por cuanto es apenas un simple medio para retornar a él con més hendura, Fundar un pueblo, escribir un libro, realizar un acto de bien significa reconectar con el paisaje, signi perpetuar la verdad inmdvilyestlca del vegetal. Entre est y el hombre no sista mis que una dlversa aplicacion de una energia original. En el vegetal la eiergia se da al principia. ce define como savia, pez, alga o Arbol: pero en el hombre esta inal, sede sus manos para erear un mundo hyo que, si bien Hama esprit, no escapa a la indole del ve- etal El hombre no es mio que umn intermediario. La ida ‘cumple un elelo sustituyend el vegetal por ef hombre. 35 que, a su vez, retorna a aquél. Llamemos al retorne es pititu, estado © Dios: ge trata en el fondo stempre de una explicitacién de la vegetalidad. El hombre es asi lo que el vegetal no pudo ser. Este mantiene su apego a la terra, se perpetia en la forma, en la visualidad. Pero en su rigidez esconde una fuerza, un impetu de prolongar su mmodalidad, de extumarla en la forma sin contenido y para llevar @ cabo esto tillime pasa su vitalidad al hom- bre. FRealiza con éste el salto a la tdea, a la feza prlmor~ dial de un reino en que ya no cabe ninguna discusién, conde el vegetal descansa sin adherencias materiales. Y no porque haya logrado su perfeccién, sino porque todo hha alcanzado su fin maximo o sea ha concluido su ciclo. Llegé a su agotamiento, al estatismo maximo en la con- ‘sumieion deflniiva de sus fuerzas, que en el vegetal se gastan en linea recla, perpetuando formas monocordes, pero en el hombre alcanzan la variedad absoluta como sl confesara que habian sido simples fuerzas de paso. El demenismo primordial busca la fjeza absoluta en la muerte que el vegetal, por su apego a la materia y a la tierra de donde recibe siempre savia renovada—. no logra consumar. Blige para ella al hombre, a través del cual Intenta una aventura con un final preestablecido. Como éste tiene el leseo recéndilo de superar su dest!- no vegetal y no morir en labores improbas, imprime un sello peculiar al ciclo vegetal, desembocando asi en ver~ dades parcialmente vegetales y parcalmente bumanas. pero siempre dentro del marco de la fijeza. Recorre asi toda la gama, desde la que es més descaradamente ve" 36 _gelal, la sociedad, hasta la que lo es menos, elarte, pero ejando simultaneamente en esa gama los diversos es- trates de su fe en la iberacién, como circulos fictictos de libertad e independencia crecientes. Pero como sospe- cha de que no Jo lleva mas que una honda voluntad de perpetuarse en cl vegetal, toma una coneiencia simulta- pea de libertad y fijeza sobre la que se tambalen sin po- der definirse. Bsta incapacidad torna al americano me: tafisicamente ambivalente, Su existencia oseila entre su destino vegetal y la sospecha de superar ese destino mediante la cludad —que enearna Ia esfera més propia- mente humana, Pero instado por la ciudad, por un ledo, y por Ia tie- xa, del olro, obra sélo por partesy si opta por ambas. 10 hhace por adosamtento, por mestizaje. La Serpiente Emplumada representa su primer vestigio. Y nuestra a I. LOS DOS MOMENTOS DEL ORAMA MESTIZO a Serpiente Emplumada Bl sentido de la Serpiente Bmplumada no reside ex- clusivamente en ia simple oposicién entre lo que es de Ja Serpiente y lo que es del Ave. El hecho mismo de que el antagonismo entre la Serpiente y el Ave no pido dar origen a un tercer simbolo que los reemplazara y fen cainibio ambos debieron ser unidos en un signo hideido, ya implica un hondo misterio y hace sospe- char de que su sentido va mas alla de la simple oposi- La oposicion misma es mera feoib, mera apariencia, Es el producto de una inteligencia tornurada que no ea- cuentra coneiliaeién alguna com la vida, Recién interviene la vida cuando se une lo que la inteligencia ha separado, ‘aunque fuera simplemente superponiendio. Pero la vida no tnlerviene gratuitamente. Al uni los opuestos rebaja la categoria de ambos, fos deja en un mismo nivel, en una realidad uniformacia, en que los opuestos nada valen y la utlizacién de uno y de otro resulta indistinta. Bs lo que cexpresa el nombre maya Quetzalaéall, en el que se unen, en un soto woeablo, la serpiente, céail, con el quetzal, un ave de América Central, como dos términos Lergiversables, La Serpiente Emplumada es el producto de una men: talidad ambivalente o, si se quiere, hondamente mesti- va, Toma su senlido reciéa con la ambivalencia mestiza, con la que aplana la realidad en dimension de la vida y hhace equivaler el Ave a la Serpiente. 38 or la opasicién ella pierde su sentido inmediato. Es: tun simple instante en que la vida alcanzé a definirse, @ {raves de la ambivalencia, en dos dimensiones opues- tas. Camo toda oposicion, es infecunda, soto eonstituye tin nuevo elemento de referencia, una simple fijacion de miles, una delimitactén de fronteras entre las que pa- rece oscilar una comunidad precolombina y debajo de la ‘que alienta la voz misma del continente, Deque asi ocurra es explicable, Nada significa un sicn- bolo sin la vida que le diera existencia, La vida le da la materia para existic, pero la forma la recibe de una acti ud, de una modalidad psiquica 0 sea de la ambivalencia 'y mas alla del mesiizaje. La ambivalencia crea la Ser~ plente Emplumada porque al tener dos realidades aque ‘apuntar y 19 poder decidir por ninguna se ve precisada fa perpeluarlas 0 sea @ unirias, Si se diera una cnica verdad no podria haber sino iecion, irrealidad, falsedad. Por ello se dan lag dos y la nica forma como pueden hacerlo ¢6 en el simbolo mestizo de un quetzat adosado a una serpiente. Mas, al adosarse, entroncan con la realidad prima- tia del continente, porque Ia dualidad es propia de ambos, Ambos oscilan entre verdades-rotundas que. por ser tales, sélo son superadas por via emocional 0 sea ambivalente, Cuando se apunta, por un lado, al clelo, al ave, al espicitu y, por el otro, ala serpiente. a Ja tierra, al demonismo de la selva, el mestizaje cons ituye la tinica solucién: primero, porque de este modo la vida predomina sobre ol espiritu, a emocién sobre In idea, la unién sobre la oposicién y, segundo, por 39 iets eee dn ents tm Le neti, ms que rete Ha tins ue erie un pe een extent, onan dapat en recuse de la vida para conciliar desnive un medio apresure ° Ge acnanr ened om qc ida nat ot tiga formas fctn La Sepientemplomada nance dere prsions geen nin epaacrn eine Yiu atin rea donne ae Sano. Be avn La Selene Emplumada dea en Suro etn tegen dos cas suclos como deh decom in oyster ne atte erie ei elev Wrdetoras, aque robael verdadero lgiendo - ‘unidas en el mundo de la ambivalencia. a 7 VEa mia ur sn, epee un momento iv maton, erie ena tennant ar cue incite mana, ae ca ana eo coat, oan ono epi 9 suum ena pagel eraafna tanta de ona unngue esa ern eve en Su sono tne ea essen, Latredectndemontca Los arquedlgos entre ellos Rafal Gh os Rael Girard ent ar bghtons fee Serpents Emplomade en amit forma. Segon este autor, ella representa una simbiosis 40 tosea entre el sentido de la terra y el absotutiema avi" veeroy formaiista de las soctedades primitvas. Jn PFO, ‘heme similar al que planteara Worringer con resPec0 & Piemosce egipeios. Un subsuelo etnoleeieo repre (fapone a tos dominadores su propia cosmiogoni, Ye a arma vida. politia constituia Ia reicién de dominado & se snador se traducia en fa ritologia resultante Come vo rmncepeisn religsa vaida para los dos grupes: ¥ for ello eseindida en dos partes antagericas sn fe ecasion de ln Serpieie Emplurada 9 ser centre pore inaividuo de una manera mas prefundsae se Jae primitive, el incivtuo ae aboesba Pe For pio al absoluemo social y por et ott Un Coe, un ae mentado por a creatvidad del pals, S30 ato de To establey 1 snestable, ene oh DIN Seo two mins remedio que aplaé por ¥8 Ame, ve reneta por Ta nada, por fa tndeterminacien ¥« > a Tondo, por el demanisino. io Pot Percibe claramente er Ja argottecturn ‘eultara mayac. Por el predominio de 1 celay de Pe. aon ya navuratera se nica ura penctracion fale ioe petos. Podka haber restlkado wh fFmENS” cre secuente eon el demonismo, pero brota Wh 1 sre con demaniaco, grovesco que france 10s massacre males ples de Cichén-liza cone geste ramauco de la inconeiliacion. incon que aeblera evar una forma os temples, 1 mracearones, las estclas 1a escrtura se IMPres de Me spatos demoniecos dela naturaleza amert El Jos atrowiee somete a un mageeme primitvoy Comer a a la forma en un elemento seoundario, Opta por la geo. metria en dos dimensiones y por el gesto, La forma pier. de altura frente a la fe en Io demoniaco y queda en el ‘mismo plano en que se halla el vegetal en la selva. Mas atin, participa mégicamente de la creatividad trracional dela naturaleza mediante un arte barroco atiborrado de signos y de datos. Pero asi sacrificaba inconscientemente la verdad de! grupo. No aleanzaba ninguna verdad superior, ninguna forma de evasién del deronismo, ninguna sabiduria para el grupo esiructurado, que siempre da una mayor con- cieneta de ser que la naturaleza, ‘Tuvo, sin embargo. un recurso. Desahogaba la con- clencia de haber tralctonado al grupo social. en los s2- criflcios sangrientos y antropotiaicos en los que preten- ia ouperar la ambivaleneia mestiza que lo alejaba de \oda verdad estableciaa, La conciencia de pertenecer a una tierra—porque des- pues cle todo pude mas el demenismo— el terror de ser victima de ios elementos, fa angustiosa amenava del es- pacio incontrolado lo ileva al aulocastigo y por enide @ la antropofagia. Y lo hace como buscando una forma de integridad. Presiente que posee, como mestizo mental, tuna cobardia organica de definirse en el ritmo de la the- ra, No puede lograr tna verdad superior por via ntu- fal, histériea y se sumerge par lo tanto en al terrena de Ja magia. arrancando a un ser vivo, o sea a la materia fstea, el corazdn, como un simbole desgreciaco del esp Lo que se hallaba bifurcado en ef terreno de la intelt- a gencia no podia aleanzar ninguna unidad real. Era viet- ma del demonismo vegetal y, en el fondo, del continente mismo que castigaba en él la falta de fines conscientes y tniformes de su arbitrariedad mestiza, haciendolo vivir perpetuamente entre dos aguas. ta conciliacién mestiza Peroel mestizale persistey la prueba de que es propio del conlinente reside en la Conquista misma. Claro que ‘con una pecultaridad, Bl mestizae toma durante la Con: quista su verdad carnal, se limita al hombre aunque persista en muchos puntos fuera de él. América seguia Rotando entre opuestos. Siempre existia la instancta del demonismo de la tierra reflejado en la selva y en eLespa- cio, en lucha contra la fiecion de la comunidad. EI mestizaje se perpetua porque la escisién entre lo perfecto, lo armoniosa, lo invasor, por un. lado, y 10 demoniaco, Ia amenaza de destruccién agazapada en la tierra que espera siempre el momento de destruir la ve- racidad de lo afirmado, por el otro, toman con la ava sin europea na oposicién similar ala que existe entre Jo blanco y lo negro, lo consetente y Jo inconsciente, Io social Io insocial, fo lumineso y lo oscuro. A causa de Europa la oposicion se perfecciona y toda forma de vida. se bifurca entre lo estable y lo inestable, entre lo que es yy lo que no es, que mantienen lejanamente en oposicién los extremos en que ya latiera el continente en la época precolombiana. 8 Beto fal la aparcio del esto e hizo que este creara none L dered eet mney rica almenta al mestize epintvaly canal Lo coropeo se cnvlrle en la uz frente alas Unblas de continene. Peo come ana forma de conctlacon de, bia exist lia acopta fa forma carnal del mestiaje mantiene un puente entre el tndtio y el blanco. ai En todo eso, la cstarcg dea terra que manteni el precolombtans debi se lena por sins enon dl Empuje des nse rain ye acinar de odd ines consi cling canes Raa conan anteshabia dsp ‘diy ena Cham Bley eueralo quero Fabian, Porado a su cultura cuando el era el seftor. : {lala de confan gue se pane, separate fer deo soca ycomunterto ce verdad sul: eplazada el dominade oe! expo se renteg 2 Susans nes ambien de nde in poe do, aur nestvarert, por cnio habia cad Sumido en la errs en su fabrantos, en su chora fora lpia, relomendo lade 9 scl ae ‘aiga en su suo ton el esenimint Gl ee oe oe frst ena apetenca de in eon ect, Bl tnd ee aulbetono pero por una ren Greunetancial tenes ‘mas que de raz6n. Llevando ala: ‘conctencla ex , auioctona yargo por la necesded de ara e mane quel in decades eel on a fad Secernio limentad po un ily ra a ae Con el dezplazamiento y Ia creacién de fo autdctono se recarga el inconsciente social que crece en dimensi6n de la terra, del indio. Es cuando la ciudad crea una na~ clon estructurada en la ficeson, mientras a pocos kild- metros de ella eampes el malén. La precaria situacion econdmica, social y politica cargan al autéctono en de- teimento y en ritmo opuesio a fa ciudad. El rancherfo, 1a cultura primitiva del huashipungo tijan definttivamente, por la absoreién de la tierra, el mundo del autéctono en. Gimensidn teldriea, Se aflanza hacia abajo. perdiendo hhacia arriba (odo contacto con Ta idea. ‘Salva esa distancia, sin embargo, mediante el mesti70 carnal. El mestiza crea el puente entre los opuestos en ‘que ose el continente. Recién con el mestizo, en cuan~ to se ampara de dos mundos antagonicos y es despético cenel primero aunque advenedizo en el segundo, alcarvaa, fe autoctonia algain contacto con la ciudad. Lieva a la cludad un Lroz0 del inconseiente social, aunque no par~ Licipe de ella. No logra participar del todo de ella porque ‘su insociabilidad conecta no ya con una imperfeccién cudadana, sino con su aulocionia, con su herencia fist ca del indio y también con Ja sospecha de tener entre ‘manos un pasado del que carece la ciudad, ‘Este mismo pasado, que enraiza en el demonismo det palsaje guia la aceién del mestizo en medio de wn aparen- te arbiirio de instintos. Bs el pasado que actuaba en Melgarejo cuando recorria Jas calles de La Paz, vestido de chil, matande a cuanto transeinte encontvara y aun en Santa Cruz cuando insistia en la unidad de Perdy Bolivia ‘Solo el pasado era el que intensificaba en ellos el reverso 5 dle la actividad de tipo europeo que estaban obligados & ceallzar, Hevandolos a adoptar actitudes arbitrarias y re- beldes ya sea frente a una constituetén de corte liberal o ya sea ante una ficcién ciuclacana en la que no alearvia- ‘ban creer. El mestizo adopta el formalismo de la ciudad, la ex- presién que ella concede, su civilizacion verbal, pero se conduce vitalmente segun su autoctonia heredada a medias. El mestizo campea entre el silence abisal de fo auldetono y el verbalismo ciudadano, pero atrapado siem= pre por el fondo trracional del continente, De ahi la ficetén ciudadana. Bs el mismo mestizo que hace de ia cludad una Ncotén Noreciente, pero quien tam- bién ta aleja del suelo. La prueda de que el mestizo representa una fuerza esencialmente antagonica, esta en que éste deja los ca bos sueltos donde la ciudad los une, La unidad ciudada- na, obtenida con la técnica, convierte a la ciudad en el enemigo natural del mestizo, por cuante concluye en un mundo que e! mestizo ha postergado. Este perderia, en el caso de ceder ante ella, la solucién peculiar de sit an guslla vital, estructurada sobre base autoctona ¢ itractonal. Porque lo que hace que el mestiz0 no sea citt- dadano es la imposibilidad de ser en la ciudad un indio, ta redencién mestiza La consecuencia que trae consigo la aetitud y Ia indole del mestizo es la regencia de la Serplente, pero no ya por- 46 que él sea un simbolo sino porque es hombre. De ahi que ‘el mestizo sea un creador, aunque pasivo. Al convertirse ‘en una realidad viviente aflanza su accién. Traduce @ la ‘mentalidad moderna la ambivalericia que antes Norecia sin pecturbaciones. Por su particlpacion sinnltnea de ta ciudad y del paisaje, corrobora en el terreno de Ia intel gencia, e! concepio de oposicién entre lo verdadero y lo falso, loreal y loirreal que, en camibio, supera en el terreno femocional. Bjerce en este sentido una influeneia negatwva sobre la cludad, informando con su ambivalencia aun la poriferia de la América toda. Por eso el mestizo significa un ‘destino, una voluntad de forma, El mestizo biologico, fisica no es mas que una transi- clén querelorna nuevamente a la Serplente Emplumada, ln eseisién primaria en que yacia la cultura precolombi: na, Es un intermediario vegetal, una explicitacion reno: vada del paisaje, un nuevo brote de la vegetaltdad demoniaca que cesa su accion para dar lugar a esta es cision ambivalente de la América de todo tiempo. Bs la efinicion carnal de lo que primariamente existid desde siempre, 0 sea esta honda divisin entre la serpiente. el roino del vegetal, y el quelzal. 0 el reino del espiritu. erocon el mestlzo también vuelve el reino del espirutu a definitse en funcion de la tterra, el quetzal en funcion de la serpiente. Es como si lo abstracto volviera a ser concreto, perdiese st: capacidad de serlo todo, para ad qulrir el poder de ser esencialmente americano. Queda Ja dimension telirica, abisal, como un plan de vida con| que pudiera aleanzar el ciudadano alguna integridad. Por eso, la accion deprimente del mestiz0 fisico, que a perela generar este del content, dnamente poraueescini Tata de cada plea de fen, Toque pena nda ceo qu ace apr tra det pats el interior y env epaenemene os peincps pretenclosimenterbeluoe de nuestra mene tld europes, sumone wedacro en als, cierto en io inciesto, la conciencia en la inconsetencia. lo hacia en dimensin de away ion cacao see iets de ranigractn aa tes a act del mest e pore la aceon del Géne sis, aunque ives Yates ncteado coerce retard toa valid jon a te vovaldad code car, nae ac en sey era en Te fa otra posibilidad de ser de la realidad concreia 9 eso io que escapa o perturba el sentido recuilines de weGion, su exhumacién lisa y Hana en fa luz Bl onsotente es um fenomeno american cue Se aBreEA come 6 tun nimbo magico @ la accién foranea, para coneiliar en alguna forma el demonismo autéctono con la realidad europea. Pero lo hace en forma ambivalente, mestiza, ‘como una moneda de doble cara que muestra por un lado la angustia vital del primitivo y por la otra se juzga Integrante convencide de la comunidad eivilizada, La accion europea, a la que nada perturba y que dis- pone de una realidad formal e inteligente, reatiza con, sencillez su destino en las estructuras, en todo aquello ‘que la vida ha dejado estratiicado en forma de sociedad, religion, arte, ete. Se desempefia con cierta equilibrio, enire realidad eimpetu, hombrey nataraleza. Pero can. do el equilibrio no se da y la realidad vence al individu Irrumpe la ambivalencia. BI actuante entonces se esarmoniza. B1 equilibrio entre lo que excluye de su aceién y lo que toma en euenta del mundo, se rompe y ‘sus actos son apenas una mintiscula colonia del incons. clente. Bote se agiganta y proyecta una sombra sobre et actuante, por la que la accién, que invade con su equi pale de prejuicios mas o menos flexibles la realidad de un continente estdtico, se plerde en la ambivalencia ‘mestica. La prueba esia en que de nada le vale la libre Inietativa, Et paisaje hace de la orgia del yo ereador una comparsa de naderias, tas conciencias escindidas El inconsetente de la accion, reforzado por . celorzado por un paisaje indomado, pesan desde la sombra sobre la coneiencia a mestiza y constituyen las raices primigentes de su ambivalencia. La pasividad vegetal, la modorra espiri- tual det americano, la ralz geografica cle su vida, ta receplividad feminoide de su cultura, no logran sino adosarse a la accién europea. Obra en todo ello una es- peeie de venganza del paisale. La “vida espaciosa’. agi- gantada por éste, carga sobrela accién, obstruyendo toda meta que pudiera allanzarla. La mente se escinde en el sentido de que la conelencia autéetona, la del paissje. esa —desde el inconsclente de la accin— sobre la con- clencla activa, constructora pero fordnea. La mentalidad mestiza participa asi de una faceta ve- etal. perezosa, fatatista, fecunda slo en dimension fi sica, que como se deja llevar por una ereatividad pasiva ‘se dispone en el mismo sentido que las ramas de un ‘rbol. No coneilia con la indole de la accion, pero como tampoco la rechaza se mantiene en el Inconsciente de nuestro hacer, en cl tabi inmoral de nuestra herencia europea. La otra faceta en cambio, es la activa, empren- dedora que deduce al mundo y apunia siempre a Ia es tructura sin abandonar ela prior! del orden preconceb do. Coneibe a la autoridad como lo que va armoniesa: mente de arriba hacia abajo. Pero la vegetal, por carecer de fa conciencia de un orden posible de referencia, hace hacer la autoridad de abajo hacia arriba, ejercléndose desde arriba, cuando adula Ia ramificacton mas inme- diata del patsaje, el indigena y el mestizo. Como Ia vegetalided invade todas las esferas de Ia existencia, los individuos, desde su vegetalidad incons- clente, crean las masas vegetales americanas, en forma 6 de una totalidad incomprensible, evasiva, ajena a toda clasiicacién, inconsciente siempre frentea la accién pres- tada, Ante el peligro constante que representa esta indefinibilidad para la conciencia foranea del politico ciu- dadano, éste I condena esquemalicamente. como con lun conjure magico, cuando signa a las masas de pela dos, rotos 0 choos... Bsa vegetalidad hace que la accion se parcele _Reograficamente en Ins ciudades y que et inconsciente de América se esconda en el interior. El ciudadano ‘rea una cara inlernacional para su pais por la linea de las ciudades. Convierte luego esa faceta en la his- Loria offeial del pais. dando a entender que ella repre- senta fucrzas nacionales auténtieas, cuando en ver- dad encarna arbitrarledades personales y gobternos elercids en el vacio, Detras se arrellana la vegetalidad, de la que destella por instantes algin caudillo san- griento o alguna revuelta anbnima, anotada furtiva- mente en Ja ficha de un historiador liberal, La historia profunda de América: Quiroga, Rosas. Belai, Gomez ‘se relega al arbitrio, porque esconde el demonismo de América. La historia aceptada, en cambio, la que fue elaborada en las eapilales. se mantiene dentro de ura Jinealidad que se supone es europea. ero tambien en lo cotidiane el demonismo medula la actividad fordinea del amezicano dividiendo su concien- cla, Esa division hace que su actividad forénea teng® aspectos positives pera can fundamentos prelégices. Como falta fe en su actividad, recurre al gesto primitivo de reforvaria en su formalidad o sea en su visualidad. os compensando conta imposela aperstburert ela ata de es psn el derecho el bursrci ens seer gue foes fa evecan les lavas, es pint age eves aneean 8 sete Ue ae papseay pubes cvaneo su irae gn comeice 2 ealiae carete arn Pat eacnde conn sign diver a eos ye aad evade ao cr. Ue eat Sar elopie aor de wa cole ¥ ee at eae, a cmon ee a pond St conor go no inescet 18 USE era. en donde lo are xs a Hee i neta isms gnese que! nan, Se nee atvssal per puta ee poste peta eal nae sac rae co emer Sten dedi en terns aes cede reg ou hacer nconacete de coe amen pte Jo petra 7 ccleaner, nonin que pre pose. Mucdos vegetales pero, por eso mismo, porque susactos apuntan ser prea lo realidad de To posible y mejor y now su factire fera de la accién se sume en une Fealy eonereta as bee ypequeniece a expensas ‘nebulosidad erepuscular y se €™) pensas Gel inconsciente de la accion. Et americana ectua ten 6 do en cuenta que sobre su labor eae a sombra de la Iniconseiencia que ensombrece por dentro y por fuera todo su hacer. La accién misma es vegelal porque cs Postbtlidad pura, sin realtzacién conereta, Lo realizado vale por lo que podria haberse hecho mejor © peor. Ly hhecho mismo, la definicton, puede siempre abarcar to gue ella no es capaz de realizar. ¥ permanece en la post. bilidad pura a causa de una pereza inmanente a la cosa ¥ al indivicuo simultaneamente, como si fuese la tra duccién biolagica del inconsctente. Pasividad, indolencia, pereza se expanden, al igual Que él inconsciente, en torno de la aecién, reflejandose én la conciencia sin penetrarla. Mantienen siempre et ssarcter de axioma no escrito en tados los actos que se vealizan en ta ciudad. Mientras la accién apunta a w Extremo filo y determinado, Ia inconsciencia apunta a varios. Por Ia misma razon que la actividad ese unipolar 4a pereca es multipolar. La pereza se ja en muchos pun. los @ la vez, Se mantiene en la oscuridad porque es la vivencia de una mentalidad preconsciente que eepera advenimientos milliples en los que se cona y apoya. Es. por decir asi, un fendmeno de imaginaciéa bioldeiea Ge Imaginacion organica que arboriza, erece y erea por Si su subsistencia. Por una parle entronca en la misina indole que la accién y, por la otra, realiza una accion Propla pero vegetal, como viviendo su vida y dejéndose Visit por ella, Super cu forma material toda antinomia ‘mediante una dialéctica en marcha, que eleva a la cate. Soria de mundo ideal, lo que materialmente no es post. ble realizar, 6 a Magia biologica. de carne adentro, la pereza america- 1a crea en futuros imaginaries las posibilidades vagas de una plenitud especifica, desde la Uerra al hombre ¥ no del hombre a la ficcién chudadana; es el sueno preconsciente y biolégico por el que la terra alguna vex ‘ereé la primera complicacién de Ia vida. Don Segundo ‘Sombra, Martin Flerro, Juan Moreira ya son fenémenos vitales demasiado arriesgacos y complicados para ese sueio. Todos ellos pertenecen a la fieeién y la fe que nos. infunden parte sélo de la solidez de su estructura, ad- quirida precisamente por influencia europea. Su solider autoetona y aborigen es aparente por cuanto su senti- miento de la vida, su mente, apuntan hacia abajo, Las {ideas —una complicacién que evadle la complicaciont mas, simple de la vida— buscan un punto de apoyo, como levando en si el sentido de Ia tierra que anhela reinte- grarse al polvo. EI silencio de Dan Segundo Sombra lo corrobora. La fiecién tiende a diselverse, por fala de con- sistenela ciudadana, en su elemento original. De ahi que la pereza sea cl epllendmeno prehumano de la tterra y constituya, con la vegelalidad, el dinico gostén de la fie clon que mantiene la posibllidad de vida desde la Uerra hacia arnba, o sea de! paisaje a la comunidad. No obs- tante, lejos de ser rechazada for la eludad, la penetra en sus raices mismas. No lo hace con ostentacién, sino en forma solapada, a pereza. guardada por la sombra que proyecta sobre alla la accién foréinea, toma un sentido cielico de ascen- si6n ciega y reintegracion constante a la tierra, Pasa sien Dre desde el olvide aparente en que se halla, por lo gene- o ‘al dade wn expeente burcerdlc, aungus con Ia ho- nestidad con que obra toda autoctonia. La fi ictonta. La falta de cate- gorias —o, mas bien, de categorias propias, que en la ‘América mestiza son siempre ciudadanas~ la retorna a su seno materno; una Uerra aide, mo we a ida, mondtona e inde el eauclilo 4 wtattad autctona oa sempre sola. Nngunt stra superior a een, nga exprestn af eI stud. Por one participa dein. bra stempre pore _gravider que ejerce sobre las cosas. Simplemente de ta nada ciudadana retorna a la nada potencial, la esfera primordial de todas las posibilidades, Y desde la fe en esa posibilidad marca la dist listancia que media entre la provincia y a capital o sea entre fo aborigen y lo foraneo, Sis een ei yma Ot ie snc ot exes pen ene caus, con io quese ene erguido entre la tlerra y Ia ciudad, ; utdad, como una febelion inconfesada contra la vigencia de la ciudad. Pareciera reciamar el fuero visual de las cosas, cuando se hallan en un medio en donde nada existe y Io que Cute ep neonscieni, aby sombre, De a sombre de la accién fordnea emerge el caudillo ¢21 el caudillo como un arbot Como un arbol ssl domina a éitancia, in dablegar nada ElUranoamericano y mestize deblega al préjime porque ste, al estar en ia misma sombra, nada tiene que defen 6 der, Bete recurre a la definictén puesta por el caudillo con ta misma libertad con que podria no hacerlo, La vo- juntad de caracter puede ser o no ser. Ambas postbilida- idea eon igualmente negativas porque estén emt incons Grente dela accién que realizan. Le resulta facial caudt to, no obslante, ser autéctono, salir de la sobra para labarcar toda la fieeion. Choca a lo mas con intereses de tineros, pero luego se extiende sin extenderse, Solamente Seda, arboriza, echa sus [rulos y luego se extingue. Bl fin es simple. vital, blologico. Se dio como podria no dar- te, Bi silencio y [a quietud lo consagran porque esta en ce naluraleza el triunfo, que, por otsa parte ternbién 10 aniquila, La masa en tedo esto no cuenta, porque es st feneiosa e inexpresiva, coro lo puede ser la fuerza nate eiantes de informarse. ¥ es que el demonismo podria haberlo hecho cualquier otra cosa. En vez de un eaudillo podria haber sido un Arbol. ‘Con la pereza y el Caudilismo, que constituyen ape” nas dos rasgos fortutlos de la inmensa inconsciencis octal de América, nace una conciencia especifica. En uropa donde el inconsciente no constituye ningun Pro” bremna porque ya se 10 ha Hlevado a Ia conetencia. la ac sign erea, emprende, Uiende a la muerte y exacerba al ecotemo, Pero en América, Ia pereza y ¢t caudillismo Congimentan al hombre con Ta Tevadura de wn patsaje Gauberante, Por no existir una tensibn consclente que conduciria a ia accion, falta toda polaridad. ¥ al falter eta, falta la conciencia de antinomia ~producto Jegiee de ig acelon— que plantes al individuo a cadia instante Gl dilema de una definicién rotunda. Pero como I con” «@ ciencla antindmica subsiste porque sostiene a la fieclén cludadana, la mentalidad mestiza preflere el término mis nnegativo y mas préximo al suelo, 0 sea la materia en vez del espiritu, y recarga en aquélla toda la fe. La antinomia curopea poses otra estructura. Repre- ssenta el asombro del hombre que no encuentra ninguna ‘conciliscion entre o vegetal y au evolueidn posterior, entre €l primer término que lo contiene todo, y un segundo que no dice nada y es simple teoria, anhelo petrificado, ‘un convencionalismo que posibilita la accién en el vacio, pero que por eso mismo no surge sino de wna tension, Bl americano, en cambio, parte del mismo planteo, pero al optar por la Uerra pierde la tensi6n. Bsa falta de lensién face que el caudillo, al ser eliminado de la elu- dad, ingrese al demonismo, conde mantiene su latencia. No pierde por tanto nunca su eftcencia. Amparado por el patsaje sigue con la ambivalencia un hilo paralelo a la cludad. ero en este punto la ambivalencia se traduce en le vida social como Necion y realidad. Entre ambos no exis: te ninguna conciliacién. Recién la historia podra supe- ‘arian parteyy el futuro en su totalidad, Pero en ningin momento el caudillo, o sea la realidad, deja de existir Por encarnar una concillacién aparente con la tierra ‘mantiene vivo el reverso de América. Pero como no al- canza a ser un fin en si mismo, sélo se hace sentir en tanto se antepone como realidad a Ja ficcién ctudadana, aunque no escape a su propia ficcion. LATRAICION A LA HISTORIA VLA HISTORIOGRAFIA AMBIVALENTE La inmovilizacidn de ta huida For la historia ge retorne al suelo, porque en ella se halla el demonismo mezclado con el individuo, Un indt- viduo que pasa a ser personaje histrico se hunde en a inconsciencta social, se aleja del presemte para reinte- graree al eemiofvido de los archivos. Bn Ta penumbra ent que se mantiene, retorna la verdad del suelo. La lejania, misma que Ie da su perspectiva en el Uempo lo hace sospechoso de partctpar del demonismo, Por eso la hi {oria es en primer término unm sumision Ineonfesa del presente inteligente al demonismo original del suelo Y hacer historia significa, ante todo, poner en juego la verdad del presente La funci6n primordial de ta historia estetba en crear tuna primera autoconctencia de ia comunidad, el primer atisbo de su integridad éntiéa como pueblo. porque al rastrear el ser y el no ser de ella en el tiempo recoge todas las fuerzas del pasado, todos los grados de iber- tad dejados en el pasado. ahistoriaes un deseubrimiento del pasado, in apren- dizaje del pasado. Fs la destreza moral ampliada por la toma de concienela del girdn de realidad que no habia n sido aprehendido. Es un descubrimiento de lo negativo, que genera el supuesto de que con Ja adopeion de esa hegatividad se perpetia la continuldad de a razén has- ta més alla de la inteligencia del presents; se explora el logos que intimida la afirmacion de le trractonalidad det mundo aunque ésta provenga del demonismo. La vida toma coneiencia, en la historia, de su capacidad de do- minar todo obstéculo, porque realiza con éste la expe” riencta de su unidad. El hombre retorna con le historia al mismo punto en que se hallaba el primitivo, El ser fctiio ganado en 1a ciudad adopta en la exploracién del pasado una con- ciencia de limite y ala vez de itberacton, La unidad que ‘alcanza ee, por ello, dual La logra primordiaimente como prefiada de sentido, porque inerusta en el pasado un hhilo supuestamente uniforme, una especie de normalt: dad que traduce en costumbres, en sociedady en estado ‘con que legaliza al devenir. Encuentra la norma de su unidad casi por razones biologicas, inherentes a ella misma y al hombre, en la modalidad mental, e! tipo de normalidad psiquica valido para un grupo, en aquel fac tor comin que consolida la familia, la tribu, el hnuashipungo, la cludad, la raza o la nacion, en donde cla se exhuma definitivamente en el circulo inteligentey vicloso de la sociedad. ‘Conecta asi con Ia existencia. La normalidad mental a la unidad cronologica de nuestra existencia, que a st ver integra la conciencia Ge nuestro ser, une el ser al tuempo a partir del presente, en funcion del pasado y en proyeccion al futuro. n as ralces de la normalidad presente se hunden en pasado, desde donde confirman nuestra vigencla GES piel mundo, De ai brota la ituacion peoullar de estat sr et mundo por logalidad, por concesion, pero tables for el fracaso de no ser otra. oa Jegalidad, Represeri PO" re soatén para nuestro sentimiento de exsienclat a estaca que nos detiene en el eruce de varios came se ty envuelve, con grados de verdad, todo nuestt> Nee rep Pero es un sosten relatvo porque proviene dela ne cer ied primeria de no ceder a todos tos caminos, de shart al ser en todos los eentides. Entre este esi" ‘Rheto a un sentido y fa postiidad de que ete 960 1 foscila la integridad de! grupo. se eunre en el contunente mestize, que cuando 6° biera davee [a tensién entse la verdad de hecho det Pre: aeice ya postbiidad demoniaca que da el pasado, cae sr patancamientoy la bertad, entse a fiecion de eSt6F 3 ar Sheed de andar, ene a perfeccion alcarzada por ¢) vainiyedentario del pasado visto sin perspeclve J ¢ ser eaiemo cultural de suratrse en el abismo de Ja nomacl no ser que viene del pasado y se escape al fears, prota la ambivalencia. Como el americano Pre~ rents que un futuro de fecson no es apetecible Y Ave se Oipeto de interés y no de fe, deposit su fee 18 san tose o-eca en un pasado consciente que sacriicaeL arcana del suelo. La estrecher visual de! PreseDiey ia preston fordmea quese eerce sobre ello lleva 8 Bases te Preego ena ecunstanca, ena anedota 0865 7 seratiron monocorde de su prop cobardia ants fie- Pei encore la angustia que le produce ou Ieanis B det ser, el reconocimiento hondo de la mentira en que vive, y por decitlo en términes existeneiales, de su ex sistencia, Presiente que hacia el pasado erece la libertad tanto mas, cuanto mis erece Ia estrecher del presente, pero como no puede desligarse de éste, transfiere la nor ‘malidad, que eneuentra en él, hacia atras, proyectando al pasado la verdad que querria vivir en el presene. Cree vivir entre dos aguas pero en verdad es mas que nunca esclavo de la feeién, Entonces incurre en el error que el ‘curopeo na comete: el americano hace de su historia una {inea nitida e inamovibte, mientras que el europea fa ti bera y la siente en diversas dimensiones, taliberacion de fa barbarie El trazado lineal que hace el americano de su pasado deja en segundo término la posibilidad de una conqu ‘@ de la libertad en el limite en que se pierde la palabra éscrila, en la probabilidad de un reverso de exa palabra ¥ de los hechos. La mentalidad mestiza presiente la Gualidad de su historia y opta por la linealidad de la historia cludadana, remareanda en el pasado una auloctonia también ficticia, que, no obstante—por aque Hla. gravitacion tehirica que pide, al fin y al cabo, suna- turaleza humana— ejerce sobre él un peso que ne logra entender. La posibitidad de libertad a partir del presente ¥ de la inteligbilidad. no es infinita. Sospecha que esta 26 la istoria pero no a busca. Su apetencia ambivalente yla ambivalenela en toda sus esiructuras sociales, poli 74 ticas y culturales, Uene siempre por base el presagto for- tite de una autoctonia inconfesada y, en lo mas hondo, la ineapacidad de ser demoniaco. Y que ello sea asi se debe primordiaimente a que es absorbido por la normalidad vigente en al ciudad. Ella ‘entra, por olra parte, en la indole pecullar de! mestizale spiritual y torna mestizo al continente, por cuanto crea cl antagonismo entee esa normalidad y la verdad mas honda de su psique socll, la subconsciencia autéectona. que mantiene, respecto a la normalidad en vigencia, la ‘nistoria de realidad a mito, Anteel constante dilema entre Ja libertad abismatica, el no ser de su conclencia telirica ¥y la normalidad de corte foraneo, no encuentra otra so- Iucion que et mito, el “se dice”, el "se hace", else” anéni- mo de Garcia Bacea, en cuya confeccién todos colabo- ran asiduamente flevados por su angustia ante el propio Inconsciente social, ante la posibilidad de no ser que cree ‘que simboliza el suelo. Ello contribuye a que todo lo so- clal se mantenga sumido en el fondo angustioso del ex abrupto, se desempene en el limite entre el emor y la fe, por més que concluya siempre comodamente en la nor- ‘ma convencional, Se mantiene esta norma por mativas ontol6gicos, por el inico fin de sostener la sitmulacion de tuna integridad, cuyo mecarsme primordial consiste en defender, aunque sin fe, la inteligibilidad de! presente contra a tiniebla del pasado. Hacer lo contrario, por otra parte, signtficaria sueumbir, El genesis de la normaiidad en vigencia es muy stm- ple y ya encierra en su seno una cierta dosis de fiecion. Resulta de la interaccién entre lo individual y lo social 75 entre el adentro y el afuera de Ja psique. De esa Inleraccién surge una sintesis dialéctica entre las voll hones y las normas, bajo Ja forma de una normalidad efectiva, a través de la que el individuo logra una conse- ‘cuencla consigo mismo através de toda situacién. A partir de ese instante brota la fe en la Njeza de la vida, la deten- ‘fon del devenir incesante de la realidad psiquica o més bien la suposicién de que la paique es el elemento ding rico pero normativo de la sociedad, que proyecta la ver~ Gad uniformemente movil, modifica y da sentido al et- ‘mulo social. Desde aqui se sublima la verdad social y fun se menoscaba la psique por regresién y se subordl- nna lavida alla forma. Pero como quien decide en wltima instancia es la vida, el inconsciente, el no ser del cont nente, la normalidad efectiva, dada en el grupo social se convierte en una superestructura ficticia, cuyo arraigo ‘cepende dela armonia intima en que se hallen las fuer~ zas internas y externas de la psique de! individuo. Una ficetén impuesta pone en conflicto la armonta interna de Ja psique. La posibilidad de un ex abruplo es muy gran- dey si éste no se produce radicalmente, sino a través de tun clerto lapso del tiempo historico, es porque la psique participa més del mito que dela verdad. Pero, alin asi. el ‘exabrupto no puede tardar, porque la verdad dea psiaue esté en la tierra de donde sorbe su vida. Desde abajo, 1a mente arranca de la terra y desde arriba, del grupo social. Desde abajo tome ella la sin- razbn de una fe en las fuerzas irractonales y desde arri- ba, superpuesta, la creencia en la linealidad social. Por ello el camino fictiio de entrar en la psique desde afue- 16 secre a encontrar esvetureswnsflrmes ames ficables donde no exisien. Bn cambio, desde adentro. Deas, emit vial dein cenaaion our Ce ead er de que hablar Scheer, rola une realidad desacorde, no-estructural, jrracional y preflada salad dessin ce evasion de a forma y de toe socaied iveldors. 7 sta estructura vegetal ‘cambia Ja perspectiva en que se Halla la América mestiza. Y el andlisis de s4 historia ‘no debe hacerse sino con cierta fe en lo irracional y con 1 Geo el pateae ce! factor ASIED Y crcror de oda et. Plasmas oe sie neeriador corinte, SUAS eee ana deaeou pepo vor ened seme, avec renal ences rau 9 CODE aia y res jve sondear el poado implants ene Peston sumergasen eno, ‘nifica sondear 1a dimension de 1a libertad de ser en ad me ont ra drew nob 12 EON pasado ig uene un sims una tora de cONE, Bee ae pasa coo un gato ce NeAe cn er fxm mers y mason ula 8 repens ie ae imino paseo a Pa de Ja verdad del presente Y Jo subvierte a la ficcion clus dee ea suena consist en poner S0Ds cient nem poeta paras ala® ss oan autenseldad cota et eamtng no oi igi realia lA? iineal del tiempo ¥ ampliar la. ‘capacidad vital del indivi- n duo en superficie, en inteligibiidad, mas no en profun- didad. Sélo la profundidad reprimida. con todos sus re- vversos sociales, aunque incluyese la posibilidad de la barbarie, puede tener mis valor para la conciencia cots diana, que la inteligibilidad societaria ereada desde o} Presente. Nadie podra negar. por otra parte, que lo que Persiste vitalmente no es la historia inteligible sino su Inconsciente, La barbarie reprimida se espeja con mas fuerza que la historia escolar en Ia concleneia del ameri- cano civillzado. La represion es provocada aun por el aborigen cuando dirige su mirada al interior ¢ impone la. inteligibilidad por norma, debajo de la que fluye. inedlue te, la inconseiencia de un continente irracional. Falta et eriterio dela Ubertad metafistea, dela libertad de arbitrio en la historia americana, El historiador mes- \W#o permanece sujeto a la norma de necesidad de fic- ‘lon de nuestro presente que impide Hevar a la coneien- ia lo que no corresponde al presente, lo no consciente, Bilo se debe a su idiosincrasia, Sfente como una cobar- dia ontologica de sorber la sin-raz6n a través del pasa 0. ¥ delievario a ls conciencia para que pierda su ef: vidad. Como nvestigacior. opt6 por el ente. Y oplar por lente, sumergirse en él —es ésta una de las pocas ver- dades utiles que nos lego el existenclalismo— es que- darse en la maratia inteligible de los hochos, deiras de la ‘que permanece incognita la verdad transobjetiva de sua Jactura. BI historiador corriente escinde el pasado a medida ‘Que aumenta en antighedad. No entiende e! pasado cn Su Integridad, sine sélo en su inteligibilitad. Y es que 7 8010, tomando a la historia como kbertad reprimlda, ella es profecia. La funcidn de la gram historia. consiste, pre- ‘elsamente, en sorber Ia experiencia inconsciente de un pueblo en cl pasado, mas alli de su normalidad y de su fe en la integridad ética que gana con la normalidad en vvigencia. Solo si la historia podré ser profecia, por cuanto econquista los trozos del ser, que, por decir asi, van ‘quedando en ei pasado pero que necesita en la lucha del presente. ~ VI. LA HISTORIA TRAICIONADA, Cultura y ser La cultura constituye la forma en que se completa la vitalidad natural de una sociedad. Es el ciclo que tiende a cerrarse en bisqueda de una cleria defintelén ontologies, de perfeccién y de armonia, Representa un anhelo de totalidad arménica que quiere vencer el devenit de la vida y persigue una cierta fijeza, Ja contemplacién de una razon deexistencia en una totalidad estructurada. La relacién entre nacionalidad y concepto del ser serea liza mediante el proceso que subyace a toda cultura, se- gin el cual las fuerzas nutricias de un pueblo se hacen conselentes e integran el estado o las relaciones inteligen- tes de la ciudad. Todo esta en el grado de realizacion de sa concleneia. En Europa ya esta consumado. Lo prueba el hecho de que hasta llev6 a la conciencia a la nada, Bl punto final a que llega una cultura es el della pregunta por su fin alumo cuando ya ha logrado su ser, su definicién, En ese punto ia cultura se rebasa a si misma y encuentra afuera la muerte: 1a nada es la consumacién de la con- cleneta del ser, despues de la cual no queda més que la desintegracién por falta de ines colectives. Sufre entonces Ja {ronia della inteligencta, El cuerpo social que ha anhels- doa intelighilidad y la racionalizacién de todas sus fuer- zas, comprende, en la meta de su camino, que nada era la inteligencia y lo era todo la vida. Espafia ya estaba por conclutr el ciclo de su vitalidad como culttira cuando comenzé a conquistar a América. 0 La idea de una integridad, pero envelecida como lo era la ie oa ‘yatico como América que ni aun habia alcanwado la eta- Mberd en parte sus fuerzas auléctonas que hubleran eo mundo anglosajén se hellaba. y 8€ halla aun, en Bena Jos Estados Unidos. También lo prueba la. diferencia de St CS cen Ta angustia ante la nada la formula de wna manera me ca a sie at ne enn Ritmo histérico de la ambivalencla De este modo Europa inicia con Ja conquista de Ame- sea, en cleria forma, su experiencia consciente dea snin- felighilidad. Y como aquélla vive en estas Werras una CI segacon de uf sca que no puede acepar ene i Aide se generale arbwnlenea oe a ro Stlar gor dos mandos sn denise sr ina ee trtcans el conultadoe at nctooare ee ca Consciente socal que ensana el ndens eh ee por més que aavener ann sant ae ees feo. Elo tse ns sere de pressnea simi Srcencia e inconscienca er la mente ene cere 6i6n del mundo del ctudadano yeon ello ei debitionnen lo dest feen esr enesaintgscnd nace 6! hacer tarano. Se regs el mesmo Amie cree en rtarce, lonn qucse eaaiat en ropa ffente a cada ox super a Wesea se Gas, ia.con la barbarie, la inconsclencia, el no ser, sta conciacn nce que concepts dele gra consigolinvasorseregiesoloen near seen is pesinaconseevencia de que cl incvdue ses ane on Is eudad na posure can rirones oho ere forge ora marea antes Patscoutn sete ns Gel Deseubrcnia. Le cones sooah conten tension fella ents cudades.etlnandn se ee sia dl incon sitar, cleo ora ten a llanura, en lesen cain soliton donee inconsiente rents yecalem cee tee hence consecusrea que ene terena dela pees secon pesbids de ls aventusliminiay er neceaneceae malar el arbi prsonelytratee eens bees ropes en un terano con noe ante We ee ter itlgible que en su ambien dorian eve neste eparentmente sn eshte, fone 2 del ser se desplazs cOmodamente y hasta logré salista- cerse con la irania y el despolismo del conquistador. Libre de trabas hizo de la mentira forma y contenido de todo el hacer de la Conquista. La fe social, por otra par- te, no podia ser otra. Y lo que pudo haber significado tuna experiencia de Ja nada, una asfixia de la culture europea reaulld ser un campo experimental para probar la universalidad de su estructura. La prueba esti en que, len América, desde entonces, se inicia una fe mas pro- fanda en ta universalidad de la cullura europea que en Ja misma Europa. Creadas las eiuudades se estabiliza la aceton en ta clus dad colonial, en cuanto intercede la inteligibilidad euro- pea, que presiente que la eccidn auspiciada en terra americana plerde su orlodoxia, Interviene en el terreno nivelador de lo econdmicoy del derecho, donde todo toma cl sentido de lo universal y humano, engendrando asi los medelos fordneos de gobiemo y de estructura buro- cratica. Se produce entonces, como resultado de fa frie- clon entre Io americano y lo europeo, un trasiado inge- rnuo de la inteligibildad social y la accion del europeo a lcrras de América para cimentar Ia accién eludadana Pero el campo de ésta se limita porque el continente reacciona con el crillo y el mestizo que encarnan et in- consciente social, Bsa reaccién, utilizada en las guerras de Independencia, es luego tralcionada porque las nue- vvas naciones a lo mas reemplazan la fore importacion, por la imitacion. Noera tampoco cuestién dedar un paso ards. Por eso la conciencia plerle su amplitud y se bi- furea. La accién, estrechada por imitacién, se desliza por a sobre el inconsciente liberado que en cambio es relega- do tls tasiendas ele Hrasoo wile cata porque apunte a la fiectén en exerpo y alma, S6lo oca- sionalmente opta por el interior, en cuanto esa opelénle, significa un triunfo en la ciudad, ‘Con la incorporactén del eriolio a Ja vida social, la {mitaci6n ingenua toma paradégieamente ineremento y se carga de una angustla sorda. Es la epoca de 1a Independnesta, cuando el.ctudadano eree haber alean- zado la integridad pero s6lo en la fiectén ciudadana y pone a prueba su espelismo. Emprende entonces, an- ustioso, un juego en gran escala y apoyaa la ciudad para alejarse definitivamente de la inconsciencia en que sume a la terra. La fuerza negetiva del interior es des- preciada por el ciudadano porque supone que ella no) representa un obstaculo serio para su ficcion. Ya en las, Invasiones Inglesas se asistia a la soberbia suposicion dl qu aia era tnd conereabaen cia forma todo lo que podia dar de si, geogréfica y socialmente, la tierra para estructurar un pais. La Independencia se realiza, en conclusion, = ts inen dele conn Un alan angulosa hs espaldas al pais y de sistemattzar la huide de la verdad del suelo afirma a la ficcién, Ahora el coloniaje se am- plia; se trata de imitar todo lo europea 0 sea también el mondo anghean en el terreno cel espiritu y en el del ero siempre la pequea part comprenienckads nn eereenes Con ello no sblo se trasplanta la form a clans ambiente eo quebatin si un et 24 niaje de cuerpo y de sangre inmigrada durante la color nia, 9¢ convierle asi en coloniaje de espiritu con Ie Inde~ ppendencle, Lo fordneo invade gradualmente las estruc~ Taras raciales, las capas de autoctonia creciente, pero gin tocar mayormente la bltima que es 1a india. Europa textiende su intelighiidad peculiar, ayudada por el ibe- falismo angiosajén que encama un momento de evolus ‘gon muy ajeno al mundo american, falseando paulati- namente, en Ja mente del cludadano, las fuerzas nate ales de América. Si bien le conflere con ello un ser mmanuable a América, con que ésta puede matizar la rig der del ser aristotélico del mundo latino, no hace mas aque adosar una actiud a otra, creando capas y estruc ‘paras inconetliables entre si. Fillo hace que el mundo americano se reparta en es tructuras que se superponen segin criterios de razas, oncepelba del mundo o grados de miseris. Elindividuo Getructura su conciencla social dejando en la incons- Srencia lo indioy en parte 1o mestzo, en la subconseien- fia i otra parte de lo meslizo y en Ja concfenca lo bier: fo. La falta de conexién con ia terra mantiene de esta Shanera a Jo blanco en le fecion que lena con el interés, ta ulilidad y el afin de nombradie. ‘Todo aquello que tene un arraigo autéctono, como Io indie y fo mestizo, e relega al olsdo y permanece come ina verdad inconfesable a las puertas 4 la ciudad. El uadro social, por falta de uniformidad en su eriterio Sial y porque el lempo apresura la fiecién, erigiendo piramnides en el desieri, aunce adgulere fa frmeza oe tuna cultura nacional sino es sobre ia base movediza de tuna autoctonia inconfesada, 85 Esa superposicién del ser, intuida por lo econémiey, superpuesto al demenismo de lo autéctoro, ya se habia reallzado en Europa por agotamlento de este ultimo, La conctencia liberal, que era el fin que aspiraban las fuer. zas autocionas de Buropa, lo demuestra. Aleanzado ese fin intelectual se perdid fa fe en la verdad del suelo, en Ig revelado pero con la consecuencia nefasta de que ese escreimlento se convierte en el prejuicio de la época y el iberalismo, entonees, y hoy el fescismo y el comunis- mo se consagran en todo el mundo. Pero la prueba ests en que ms ala del ambito del pa'sae y la cultura euro- peas carecen de significada. La América mestiza adopta ese liberalismo, no por eevolucién sino por principio o mas bien por prejuicio, EL Uiberalismo permatia al eludadano justificar la leet ire- mediable de la cludad y convertila, de esta manera, solapadamente, en nacion, Ello trae como consecuenca, Ia disoluci6n de toda estructura propiamente nacional y genera no sin ventajas para el demonismo del pais— la separaciéa entre les capas racials y crea una distan- cia provechosa entre la ciudad y el interior. Pero tam- bién trae consigo una perpetua inestablidad social que inquieta al eiudadano porque retarda aparentemente a los paises americanos. No cae en la cuenta que ce esta manera se prepara subterréneamente alguna autactonia para el futuro. VII. LA ABSOLUTA FICCION Y LA ABSOLUTA REALIDAD Teorfa de fa mimesis Pero lo europeo no aleanza un triunfo que mantenga su integridad. Permanece en la periferia cultural y pler- de paulatinamente su vitalicad medida que penetra en @! pais. A ello contsfbuye la terra dejada en la incons- clencla social. Esta le proporcione 2. europeo la vida necesaria para cimentar la acotén bifronte del cludada- no, Pero como no se mezcla con lo fordneo le hace sentir ‘2 aquel, con més hondura, la tensi6n entre su accion inaccibn, entre su conciencia y su inconsclencia socia les, entre la realidad y la fecién que fnalmente resuelve fen forma explicita y eotidiana con la creencia rudi- rmentaria de que hacia el interior se clerne la tintebla y hhaclaafuera la uz, le comodidad y el confort econdmico- cultural. Bl cludadano sorbe Ia supuesta luz con una mimesis pecullar. La vida tome en toda aetitud mimética un cur- 0 diverso al que manifesta. Adopta la norma fordnes simplemente para guardar la apariencia de un confort material, aun en el terreno de la cultura, por et hecho simple de no paser por tonto. Pero la mimesis no signili- ca un peligro de falseamiento de su verded autéctona sino una mera postergacion. Y de ese postergacion se encarga lo otro todo lo otro que alienta detrés de a moda trasplantada: la historia veridica de la terra que, a fuer er de olvidada, retoma la forma del demonismo primario de donde procede. La doble actitud de recoger y encubrir el sentido del Interior y de mantener una aclitud foranes bifurean a la conciencia entre lo vivo y lo muerto para la vida soctal. La recepeion de la forma ajena, 2 través de la imitacion, trae consigo el entierro de su vitalidad de origen. ¥ al descarnarse se simpliica, Se trata entonces de la mimesis, de formas simples, ya no de las compiejas que no se ‘pueden imitar. Se es asi europeo de un modo rudimen- tarlo y primitivo con todoS los defectos que le agrega la vitalidad autoctona mal utiizada, como el caudillismo 0 Ja pereza, En politica se es de este modo nacionalista por una cuestion de deporte, de descargo de energias, 0 liberal por una cuestion de males impuestos: en filosofia 8 hace tna filosofia del hombre sin el hombre viviente, peculiar € hibrido que somos aqui en América; en edu- ‘caci6n se habla de inculcar una tradioion de la que care- ‘cemos; en clencla se pretende cubrir al pais de puentes donde menos los necesita. Y si el plan, que impone el {ndividuo al pais, falla, se tiene tema de sobre para me- ir la deficiencia de éste en comparacién con el extranje- ro. ¥ de que fale, estriba en que no se ha comprendido que lo que se trae de afuera plerde la necesidad que lo apaya por lo que se convierte en algo ridiculo e innece- sario. La mentalidad del cludadano alterna asi entre 1a brutalidad neta, que no ha incorporado su vitalidad autéctona a la comuntcad y la formalidad stmplificada. Y¥ esto tiltimo un poco por seduccién, por necesidad in- mediata del que sonrie aungue odie, ya que si no 70 38 rectbiria lo que espera anheloso: la justiicacion de pes~ tenecer a la comunidad clvlizada y universal, con que se revite en nucstrastierras el humanism trastabillante del Viejo Mundo. Ninguna defense razonable toma cl etu- dadano en favor de su realidad autéctona. Su vistén de la luz se realizara stempre encubrtendo, falseando, me- dlante la fccién, la realidad que pisa dlerlamente. Su conexén material con lo de afuera, a través de la economia, formaliza atin mas su flso destino. La econo- mma centra e torbellino de las necesidades mas inmedia~ {asa la vide y dea las culturales muy aleadas, como un relleo lejano de la veracidad y falsedad del sentimiento social, La economia yel mercado libre constituyen el acce- 50 més inmediato a la Rect. Por ells seta un mundo desmembrado y clesficado por la letra de cambio ye sen- timiento consecuente de una suerte de thuminismo eulta- ral de quese alimenta el ciudadano. Por ahi se canaliza el tipo de luz que éste busca. Como lo otro supone una racionalidad més perfecla y 5 el centro exclusivo de la petencla materialisia, el cludadano abunda aqui en acts des que le fltan en todo otro terreno. El hecho de estar ‘sustentando le foraneo en su dimensién material, le signi- {oa la pertenenciaa esa foraneidad. En su psique se forja ‘a lecién. Como necesita dfundiry cimentaraéstalacon- vierteen un mito que trasmite a las generaciones por me- dio de la enseianza, encauzando en un itinerari faiso al pais. La actitud etic, alimentada en aquelia fuente, se ‘welve al pasado y a la terra; para ello subverts fos valo- res y converte el demonismo de su tierra en un desierto sobre el que ediica la mentira cy De esta manera torna consclente slo su carécter foraneo y deja que su tierra pujeen el inconsciente de su historia y su politica porque se ha olvidado de ella. £5 conciencia el pais en tanto representa una actitud foranea, mercanUl y uuilitaria, simi siempre a la perife= na del extranjero. Se siente él mismo como wn capital extranjero cultural y pecuniario, puesto aqui para ren- dir en beneficio de un humanismo mitica que en el fon 0 no togra entender. Pretend ser asi, un individuo cabal, cuando, en ver- dad, tampoce escapa a la mentira. La actitud fordnea crea al individuo s6la en lo juridieo-legal o sea en a fle- ci6n. El individuo, como elemento definide de una totali- dad que lo ciccunda y lo justifies, es una flecion. Y el americano viviente, de carne y hueso no lo alearza ni ‘como realidad, ni como unidad social, ni como antiniomia del mund. Es, simplemente, hombre o sea gana, ente fisico que bifurca su hacer entre lo autéetono y a forma, sin caer en la cuenta de que su esencia enratza en lo auldctono, El ciudadano es asi, en verdad, siempre anaerénice porque sobrelleva a pesar suyo un bagaje ‘cultural det que no logea participar plenamente por la falsa imitacién que realiza, provocada a su vez por ese Instre abisal con que su autectonia irredenta y atrofiada lo hunde irremediablemente en la tetra. Las prefecencias fallidas Fero esto trae consigo una sospecha pecullar que de- rumba Ia suposieién del cludadano de que la realidad y 2 la fecion constituyen stempre conceptos incélumes. Vis- tes y sentides desde la vida, desde el sentido comun, manifiestan una rigidez y una distincién neta entre am- bos que en nada allera la profunda divergencia que los separa, Pero del andlisis de sus funciones respectivas ‘on la vida social de In América mestiza. de su utilidad para la vida, para la subsistencia, surge la sospecha de {que la distincion depende de un elemento lidico que los convierte en concepios tergiversables. En el terreno de la voluntad, de la apetencia indivi- dual, dé la psique social americanas, el distingo se em- brolla y surge la cergiversacion, Bilo ocurre porque la raiz de la realidad y la de la flcci6n penetran em la irracio- nnalidad de las emociones, en las necesidades inmediatas

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