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66 [EL MUNDO Det. CAPITALISO tados Unidos. Por supuesto tendremos otro ciclo de Kondratietf, pero no cabe duda de que su gloriosa fase A solo hard més aguda la crisis estructural, en lugar de anularla En este caso, podemos considerar que nos encontramos en fo que los cientificos de la complejidad llaman una “bifurcacién’, durante la ‘cual el sistema mundial estard en estado “caético”, en el sentido téc- nico de que habra simulténeamente muchas soluciones posibles para todas las ecuaciones del sistema mundial, y por lo tanto ninguna pre- decibilidad de los patrones de corto plazo. Sin embargo de ese siste- ma saldré aigin nuevo “orden”, absolutamente indeterminado (en el sentido de que es imposible de predecir) pero muy sujeto a la “agen- cia” (en el sentido de que incluso pequerios impulsos pueden tener efectos enormes sobre el curso del sistema en criss). Desde este punto de vista, la crisis de Asia oriental es un signo anunciador. No es el primero. Bl primero fue la revolucién mundial de 1968. Pero en la medida en que los neoliberales afirman haber encontrado el secreto para volver a estabilizar el sistema, la crisis de Asia oriental habré demostrado la esterilidad e irrelevancia de su teoria. Eso es lo que causa pénico a quienes, como el Financial Te mes y Henry Kissinger, se preocupan por los efectos “panico” de los inversionistas financieros. Los especi: +raz6n en sus criticas al FM, pero ellos a su vez tienen muy poco que ofrecernos, porque creen que tienen que sostener que el sistema histérico en el que vivimos es inmortal, y en consecuencia tienen ‘que evitar el andlisis de sus dilemas. Sin embargo, ningiin sistema ¢s inmortal, y ciertamente no el que ha generado la mayor polariza- in econémica y social en la historia de la humanidad. 4. EBSTADOS? SOBERANIA? Los dilemas de los capitalistas en una spoca de transicion* Ha habido targos debates, como todos sabemos, sobre la relacién centre los estados individuales y los capitalistas. Las posiciones va- rian entre los que destacan el grado en que los capitalistas manipu- lan a los estados para servir a sus intereses individuales y colectivos y los que destacan la medida en que los estados son actores auténo- mos que se relacionan con los capitalistas como un grupo de inte- xés entre varios o muchos. También ha habido debates sobre el grado en que los capitalistas pueden escapar al control de ia maquinaria estatal y muchos sostienen que su capacidad de hacerlo ha aumen- tado en forma considerable en las tltimas décadas, con el surgi- miento de las empresas transnacionales y la llamada globalizacién. ‘Ademés ha habido largos debates acerca de la relaciGn de los Il mados estados soberanos entre sf. Las posiciones varian entre los que destacan la soberanta efectiva de los distintos estados y los que nicos acerca de la capacidad de los llamados estados, ‘débiles para resistir a las presiones (y a los hala estados fuertes. Ese debate con frecuencia se mantiene separado del debate sobre a relacién de los estados individ it listas, como si estuviéramos hablando de dos cuestiones diferentes. Sin embargo, a mi me parece dificil examinar estos problemas en forma inteligente sin verlos como un tindem, debido a la peculiar .oderno sistema mundial , que por lo menos en parte del glo- nable de capital. Esio en ocasiones se llama ley del valor, Por su- puesto, no todos estin necesariamente motivados para dedicarse a {al acumulacién interminable, y de hecho sélo unos pocos logran hacerlo con éxito, Pero un sistema es capitalista si los que se dedi ‘can a ¢sa actividad tienden a prevalecer a mediano plazo sobre los © Discurso prinepal pronunciado en fa conferencia “State and Sovereignty in the ‘World Economy”, Universidad de California en Irvine, 2123 de febrero de 1997 (67) 68 EL MUNDO DEL.CAPITALISMO ‘que siguen otras dindmicas. La acumulacién interminable de capi tal asu ver requiere ificacién de todo, y una ‘economia-mundo capitalista deberfa presentar una tendencia conti- ‘nua en esa direccién, cosa que el moderno sistema mundial cierta mente hace. Esto conduce entonces al segundo requisito, que las mercancfas estén ligadas en las lamadas cadenas de mercancias, no sélo porque sas cadlenas son “eficientes” (lo que quiere decir que constituyen ‘un método que minimiza los costos e1 10s de produccién), si- no también porque son “opacas” (para 1 término de Brau: del), La opacidad de la distribucién del plusvalor en una cadena de ‘mercancias larga es la forma més efectiva de minimizar la oposicién politica, porque oscurece la realidad y las causas de la polarizacién de la distribucién que es la consecuencia de la acumulacién polarizacién que hoy es més aguda que en cualquier sistema histérico previo. Laextensién de la cadena de mercantilizacién determina los limi- isin del trabajo de la economia-mundo. Cun extensa ipo de materias primas ‘estado de la tecnologia de cen que las fuerzas dominantes en fa economia-mundo capital nen la fuerza politica necesaria para incorporar areas adicional su red. Ya he afirmado que pocemos ver que la geografia historica de nuestra estructura actual tiene tres momentos principales. El pri mero fue el periodo de su creacin original, entre 1450 y 1650, d ual el moderno sistema mundial legé a incluir mayor parte de Europa (pero no Rusia ni el imperio ‘otomano) més algunas partes de América. El segundo momento fue ‘el de la gran expansiGn, de 1750 a 1850, en que se incorporaron principalmente los imperios ruso y otomano, Asia meridional y par- tes de Asia sudoriental, grandes partes de Africa occidental y el res- periodo 1850-1900, cuando principalmente Asia oriental, pero tam- bién varias zonas mas de Africa, el resto de Asia sudoriental y Ocea- ala division del trabajo. En ese punto la mente global. Fue el primer sistema histérico cuya geografia abarcé al globo entero. ‘Aunque hoy est de moda hablar de la globalizacién como un fe- eEsTADO® SOBERANIN 69 némeno que se inicié como maximo en la década de 1970, de hecho las cadenas de mercancias transnacionates abundaron desde ¢l surgi miento mismo del sistema, y las globales desde la segunda mitad del siglo xix. Desde luego, el progreso de la tecnologia ha hecho posible uansportar mayores cantidades y diferentes tipos de articulos en grandes distancias, pero yo sostengo que no ha habido ningiin cam- bio fundamental en la estructuracidn y las operaciones de esas cade nas de mercancias en el siglo XX, y que no es probable que se produ ca ninguno debido a la llamada revolucién de la informacién. Sin embargo, el crecimiento dinamico de la economfa:mundo cx pitalista en quinientos afios ha sido extraordinario y muy impresio- ante, y desde luego estamos deslumbrados por las maquinas cada vex mas notables y otras formas de conocimiento aplicado que han aparecido. La afirmacion basica de la economia neockisica es que ese crecimiento econémito y esos logros tecnoligicos son re- lista, y que ahora que las lltimas barreras que quedaban ala acumulacién interminable de cx pital estén siendo eliminadas, el mundo ird de una gloria a otra, de fa riqueza a mds riqueza, y por lo tanto de satisfacci6n en sat nas, pintan un cuadro totalmente color de rosa del fi cién de que se acepten sus férmulas, y otro muy férmulas son rechazadas o incluso o! das. Pero hasta los economistas neoclisicos admitiran que los iltimos quinientos afios no han sido en realidad afios de bre de los factores de produccién”. De hecho, eso ese hablar de “globalizacién”. Aparentemente es s6lo hoy, y ni st quiera todavia hoy, cuando estamos viendo ese flujo verdaderamen- te libre, Si es asf, debemos preguntarnos cémo es que los empresa. rios capitalistas han podido tener tanto éxito antes de las ultimas décadas, puesto que personas de précticamente todas las posi intelecwales y politicas parecen estar de acuerdo en que realmente los empresarios capitalistas, como grupo, han tenido un gran éxito cen estos filtimos siglos en términos de su capacidad de acumular ca- pital. Para explicar esta aparente anomalia debemos volvernos hacia tuna parte de la historia que los economistas neoclasicos desde Al- fred Marshall se han esforzado por excluir de toda consideraci6n, la historia politica y social. ¥ aqui es donde entran los estados. Elestado moderno es una entidad peculiar, puesto que esos esta. dos llamados soberanos estin dentro de un sistema interestatal. Yo 70 EL MUNDO DEL. CAPITALISMO sostengo que las estructuras politicas que existian en sistemas no ca: aban de la mismna manera y que cualitativamen- las peculiaridades del estado moderno? Ante todo y sobre todo, que afirma poser soberania. La soberania, tal como se ha definido des de el siglo xv1, es una afirmacién que no se refiere al estado sino al sistema interestatal. Es una doble afirmacién, que mira a la ver ba- ia adentro y hacia afuera. La soberania del estado, mirando hacia adentro, es ia afirmacién de que, dentro de su y que puede hacer wubestatal tenga derecho a negarse do, porque tal intento constituirfa una violacién de la soberania de ese estado. No hay duda de que anteriores formas de estado tam- bién afirmaron tener autoridad dentro de sus respectivos reinos, pe- uye ademés el reconocimiento m en el mundo moderno la soberania es un concepto reciproco. Sin embargo, apenas ponemes esas afirmaciones en el papel mediacamente vemos qué lejos estin de describir cémo func realmente el mundo moderno. Ningin estado moderno ba realmente soberano de facto hacia adentro, porque siempre ha habi- do resistencia interna a su autoridad. En re Ja mayoria de tucionalizacién de ‘i6n constitucional. Asimismo, ningtin estado ha sido nun- ca verdaderamente soberano hacia afuera, puesto que la interferen- cia de un estado en los asuntos de otro es cosa habitual, y puesto corpus de derecho internacional (especie reconocida- namente reciprocos en el reconocimiento de la soberania de los estados mas débiles. Entonces por qué se expone una idea tan ab- surda? €¥ por qué digo que esa afirmacién de la soberania dentro de un sistema interestatal es la caracteristica politica peculiar del {eESTADOS? SORERANIA? 7 moderno sistema mundial en comparacién con otros tipos de siste mas mundial En realidad, el concepto de soberania fue formulado en Europa occidental en tuna época en que las estructuras estatales eran real ces, fuerzas armadas que no controlaban muy bien, y tenfan que iar con toda clase de autoridades locales fuertes y jurisdicciones superpuestas. El equilibrio empieza, apenas empieza, a restablecer- se con has llamadas nuevas monarquias de fines del siglo xv. La doc- to de los monarcas era una afirmacién te6- traterritorialidad y paso seguro para los diplomatic: vencién de Italia en el Renacimiento y s6lo se diftndi6 hacia Europa en el siglo xvt. El establecimiento de un sistema interestat mente institucionalizadp tard mds de un siglo para rea sma interestatal. Sin embargo, no debemos fas fueron de un punto muy bajo de la esca- pero en ningtin momento se ban acercado a na- da que pueda llamarse poder absoluto. Ademés, en todos los pun- tos del tiempo, algunos estados (los que llamamos fuertes) tenfan ‘mis poder interno y externo que Ia mayoria de los otros estados. Por supuesto, debemos tener claro qué significa aqui poder. El po- ipa y tampoco es (al menos, legalmente) una tedrica ada. El poder se mide por los resultados: el poder tiene que ver con conseguir fo que uno quiere, Los verdaderos po- , es decir, si seguimos teniendo una estruc- tura jerdrquica que tiene muchas posiciones en la escala, entonces el grado de le; mn derivado de Ia estructura deberia mante- nerse constante. For el momento la realidad de la estructura jerr- quica de posiciones parece mantenerse intacta, y por lo tanto la ex- plicacién estructural no puede explicar ninguna variacién en la un segundo factor importante que ex- jn de las estructuras del estado. Ese plica la continuada legit 80 EL MUNDO DEL. CAPITALISMO factor es més coyuntural, lo que significa que puede varia, y de he- cho ha varado. Antes del siglo xk, el grado de lgitinarion dein economiamundo capitalista era sin duda muy baj, y en la mayoria de las zonas periféricas se mantuvo bajo hasta muy adelantad ls slo XX. La continua mercantilizacién de las transacciones producti. "35 dieron la impresion de traer cambios, mucho e incluso la mayo. ria de ios cuales fueron negativos desde el punto de vista de los Productores directos. Sin embargo, después de la Revolucion fran- esa la situacin empez6 a cambiar. No es que los efectos de la mer. , este sistema hist6rico, como cualquier ot jones, y cuando esas contradicciones legan a unto (0, dicho de otro modo, cuando la trayectoria se ha alejado mucho del equilibrio), el funcionamiento normal del sistema se ible. El sistema llega a un punto d ios de que hoy hemos llegado a ese put ce el hecho de que, por primera ver en quinientos afios, la fuerza de Jos estados esté declinando, no debido al aumento de Ia fuerza de como se suele afirmar, sino debido a la disminucién de la legit F sus po- Dlaciones, como resultado de haber perdido la fe en las perspecti- vas de mejoramiento gradual. El estado todavia es importante, so- bre todo para los empresarios. Y debido a la declinacién de ta fuerza de los estados, las transnacionales se encuentran en graves dificultades, ya que por primera vez enfrentan una compresién de sus beneficios a largo plazo y los estados no estn en posicién de resca- tarlas Hemos entrado en tiempos revueltos. El desent No podemos estar seguros de qué tipo de sistema hi zaré a este en el que nos encontramos. Lo que po certeza es que el muy peculiar sistema en que vivimos, y en el que Jos estados han desempefiado un papel crucial apoyando los proce- sos de acumulacién interminable de capital, ya no puede continuar funcionando. incierto.

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