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248 EL MUNDO DEL Sane ‘mente entonces indirectamente, Estamos viendo las sombras en la cat vyerna de Plat6n y pensando que podemos a Y esto me lleva al segundo apotegma de Prigogi un diglogo con la naturaleza.” En un didlogo hay éQuiénes son en este caso? éLa ciencia es un cis en que él 0 clla es un ser tuna entidad viviente, una especie de panteista, o Dios omnipotente? Creo que no sabemos con cer- teza quines son los que participan en ese didlogo. La biisqueda de los interlocutores en el didlogo es parte del didlogo mismo. Lo que debemos mantener constante es la pos contra las ciencias nat Tanto como creo que rn terribles en términos riodo de desintegracién de nuest ansicidn hacia una alternativa incier los pré- ximos veinticinco-cincuenta afios serén excepcionalmente estimu- lantes en el mundo d «do. No podemos saber lo que eso producirs. Pero sélo puedo pen- sar, como Wordsworth acerca de la Revolucién francesa en The Pre Judes: “En aquel amanecer, estar vivo era una bendicin. / iPero ser joven era el Paraiso mistuo!” 15. EL LEGADO DE LA SOCIOLOGIA, LA PROMESA DE LA. CIENCIA SOCIAL* Estamos reunidos aqui para diseutir “ fios, perspectivas”, Razonaré que nue: minaré “l también que, ya durante varias décadas, ha habido retos significativos precisamente a esa cultura. Estos retos consisten esencialmente en llamado a impensar la cultura de la sociologfa Dadas tanto la persistente reafirmacién de la cultura de la sociolo- retos, intentaré finalmente persuadirles de que la tinica perspectiva disponible ~plausible y provechosa— es la creacion de una nueva cultura abierta, esta vez no de la sociolo- sfa sino de la ciencia social, y (més importantemente) una que esté ubicada dentro de un mundo de saber epistemoligicamente reuni- ficado. premisas clementales. Podemos pensar una disciplina como una construccién intelectual, una espe- ie de artefacto heuristico. Es una manera de reclamar un asf Hama. do Ambito de estudio, con su regién particular, sus métodos apro- 0 sobre lo cual se piensa, y cémo se piensa, sino también aquello que cae fuera de su esfera de alcance. Decir que la sociologia no es igual a estos otros nombres Porque se considera que tiene un campo diferente de estudio, una serie diferente de métodos, un acercamiento distinto al saber social. .cuso presdenctal XIV Congreso Mundial de la Sociologia, Montreal, 26 de lo de 1988, * (249) 250 FL MUNDO DEL SABER La sociologia, en cuanto dis el siglo xx, junto a las otr , fue una innovacién de finales we reunimos bajo la ete inte el periodo comprendido entre principales del campo en ese pe iral menos un libro cuya intencién era defi a. Tal vez el wkimo libro importante ito en 1987 por Talcott Parsons, La estruc ‘ura de la eccién social} de gran importancia en nuestro legado y a ‘eyo papel regresaré més adelante. Es indui to como disciplinas. Cada una de ellas se definié en modos que en- fatizaban claramente sus diferencias de las diseiplinas colindantes. Esto tuvo como resultado que pocos podian dudar sobre © articulo dado estaba escrito dentro del marco otra. Se trata de un periodo en el cual la afi historia econémica, es ciencia pol les, Habla la segmentacién pasado/presente que ‘separaba la histo- ria idiogréfica de la triada nom lo/otro 0 europeo/no inas anteriores (que esen- cialmente estudiaban el mundo paneuropeo) de Ia antropologia y los estudios orientales. Finalmente, habia la segmentacién —relevan- te sdlo, o al menos asf se crefa, para el mundo civilizado moderno— no occidental y la expansién de la economiamundo con la correla- | Talcott Parsons, Le xructura deta ain soil, Mévico, Guadarrama, 1968 sn # Immanuel Wallerstein a al, Abrir as cocis silt: Informe de a Co ‘enhian para a mtruceacin de as ciewcis setelet, México, Siglo XX-cetet, 1996, EL LEGADO DX LA SOCIOLOGIA, LA FAOMESA DE LA CIENCIA SOCTAL, 251 tiva expansién del sistemamundo universitario~ conspiraron para socavar la logica de estas tres segmentaciones,* de tal modo que pa- ra 1970 en la prictica habia un desdibujamiento severo de esas fron- teras, E] desdibujamiento se han dejado de ser disciplinas porque ya no representan areas de es- tudio obviamente diferentes con métodos diferentes y, por ende, ‘con fronteras firmes y distintivas. ‘embargo, no han dejado por ello de existr: jo! Las diversas disciplinas hace ya mucho han. como organizaciones corporativas, en la creacién de una auténtica red humana con fronteras, una red que asume la forma de estructuras corporativas que tienen requisitos de ingreso y cédigos que proporcionan cami- das en La argueologia del saber, Homo Academicus de Pierre Bourdiew es el andlisis de como las organizaciones académicas No voy a seguir ninguno de esos d No creo, como ya he afirmado, que f disciplina (pero tampoco lo son nuestr 2 id capi 2 * Miche! Foucault, La oruclogia dl saber, México, Siglo XI, 197; Pierre Boar dies, Home Academies, Stanford, Sanford Univers ress, 1988, 2 EL MUNDO DEL SABER nas). Lo que sf creo es que todas siguen siendo muy fuertes en el as pecto organizacional. Creo también que sc sigue que todos nos en. contramos en una situacién anémala, perpetuando en cierto senti- do un pasado mitico, lo cual es tal vex una actividad dudosa. Asi pues, por el contrario, deseo concentrar mi atenciGn sobre la socio- logia en cuanto cultura, es decir, como una comunidad de estudio- 808 que Comparten ciertas premisas, Lo hi ue creo que e tos debates en esta rea es donde s etd constrayendo nucst fa turo. Argiiré que la cultura de la sociologia es reciente y vigorosa, pero también frégil, y que puede continuar enriqueciéndose s6lo si se transforma. FL LEGADO Qué podemos dar a entender por “cultura de la sociologia"? Co- ‘menzaré con dos comentarios. En primer lugar, to que nor ‘mente entendemos por “cultura” es un conjunto de premisa précticas compartidas, compartidas por cierto no por to4: ‘miembros de la comunidad todo el tiempo sino por la mayorfa de los miembros la mayor parte del tiempo; compartidas abiertamen te, pero, lo que es atin més importante, comparti ticadas, sutiles y eruditas, habré menos probabi dad de que sean compartidas por demasiados y, por consi ‘menos probabilidad de crear una comunidad mundial de estudio. sos. Sugeriré que existe precisamente un tal conjunto de premisas simples compartidas por la mayoria de los sociélogos, pero de nin- gin modo necesariamente por personas que se autodenominan, historiadores o economistas. En segundo lugar, pienso que las premisas compartidas se reve- lan —revelan, no definen— por aquellos que presentamos cor pensadores formativos. La lista mas comin en estos dias para los so- idlogos de todo el mundo incluye a Durkheim, Marx y Weber. Lo primezo que se debe advertir en esta lista es que si uno planteara la pregunta de los pensadores formativos a historiadotes, economis- tas, antropélogos o gedgrafos, uno seguramente obtendria una lista ELLECADO DELA SOCIOLOGIA, LA PROMESA DEA GIENGIA SOCIAL. 258 diferente. Nuestra lista no contiene a Michelet 0 Gibbon, a Adam Smith o John Maynard Keynes, a John Stuart Mill o Maquiavelo, a Kant o Hegel, a Malinowski o Boas. ‘Ast que la pregunta se comvierte sta? Después de todo, si Durkhei cidlogo, Weber solamente lo hizo en el incluso entonces ambiguamente,’ y Marx, por supuesto, nunca lo hie zo, Igualmente, si bien he conocido soci6logos que se laman a si mismos durkheimianos, y otros que se laman a. mismos marsistas ¥ otros aun que se Haman weberianos, nunca he conocido a ningu- ‘no que dijera ser durkheimianomarxista-weberiano. De modo que, den qué sentido puede decirse que estas tres son figuras fundado: ras del campo? A pesar de ello, libro tras libro, yparticularmente l- bro de texto tras libro de texto, lo afirman® je dénde provino nuestra No siempre fue asi. Esta agrupacién se debe de hecho en gran parte a Talcott Parsons y a su obra formativa de la cultura de la $o- Ciologia, La estructura dela accién social. Por supuesto, como ustedes recordaran, Parsons tenia la intencién de que canonizéram: dade Durkheim, Weber y Pareto. Por alguna razén nunca de convencer a otros de la importancia de Pareto, quien permane- ‘ce en gran medida ignorado. Por otro lado, Marx fue afiadido a la jores esfuerzos de Parsons trbuyo la creacién de mente a Parsons. Ello, por sapuesto, hace que la Ii ciente. Es bésicamente una creacin posterior a En 1987, cuando Parsons escribfa, Durkheim era menos central para la eiencia social francesa de lo que habfa sido veinte afios an- tes y de lo que seria de nuevo después de 1945.7 Tampoco era una ‘capaz guro de hasta qué grado se est re no vocacién", en El palit y a ene Un emplo reciente s den sociSlogo eanadiense, Ken Morrison: Formations of Modern Socal Thought, Londse 8 née Sociale”, Europsan Journal of Scoop, 1968. 54 EL MUNDO DEL SARER, figura de referencia obligada en otras comunidades nacionales re- cipadas por Wunde, Espinas, Tonnies y Simmel, era sin embargo im. portante? Este no os pr I sel resentado en fa actalidad. En 1987 universidades alemanasy, para se figura dominante que es hoy en k habia sido traducido atin al francés ni al inglés. En cuanto a Marx, cscasamente s¢ le mencionaba en la mayoria de Ios circulos aca mmicos respetabes. RW. Connell ha demostrado en un reciente resumen lo que yo habia sospechado por mucho tiempo, que los libros de texto ane. flores a 1945 pueden haber mencionado sélo dentro de una larga lista de otros. Com iodo muy especial, dominado por los practicantes norteamerica- nos de la sociologia durante el cual el estructural funcion: fue con mucho la perspectiva principal dentro de la comunidad sociolégica. El canon debe comenzar con Durkheim, el més aut L’Année Sociologique, cuyo centenario conmemoramos ¢ twas celebrabamos el quincuagésimo aniversario de la Asoci ternacional de Sociologia. Durkheim respondié a la primera y mis EL LEGADO DE LA SOCIOLOGIA, LA PROMESA DE LA CIENCIA SOGLAL 255, més probabilidad de compartir entre sf la misma serie de valores {que personas con antecedentes disimiles? Sabemos la respuesta tan bien que ya no nos parece una pregunt Pasemos revista de todos modos a la respuesta de Durkheim. El reformula sus argumentos bisicos con mucha claridad en el “Prefa- io ala segunda edicién’” de Las regs del método soioligico, escrito cen 1901. Ten‘a la intencién de responder a los de la prime- yen l busca aclarar lo que esta ‘ya que siente ido. Avanza tres proposiciones. La prime- atribuyen” al mundo fisico. “La cos sicidn a la idea, al igual que lo conoci ‘puesto a lo que se conoce desde ad cién es que “los fenémenos s Y, finalmente, Durkhei no es lo mismo que la coaccién fisica porque no es inherente sino impuesta desde afuera.}? Durkheim acota ademés que, para que un ie Durkheim, The Rule of Sociological Method, Glencoe, Free Pres, taduc 8), 99. 9586 (Las reglas da mde socoligio, Madrid, ‘Ala vision de que la sociedad esté asada en un sutrato de con’ velales, Durkheim responde: “Pero lo que tan prontamente se considera. ‘te para los hechos sociales se admitetbremente para otros émbitos de la naeurale- obligado a concebir estos fenédmenos {a edad formada por fa unién de estos elementos 1a ociologia. Si como se nos concede, esta sntsis sui generis, que constuye a cada sociedad, origina nuevos fendmenos, diferentes de aquellos que oeurren en las com ‘Genciaa en aslamiento, uno 4 ve obligado a admitir que estos hechos especticos se 4s partes a saber 50 ‘porque extin completame: ‘Greencas y pricheas sociales actéan sobre nosotros desde afuera; de all que 256 EL MUNDO DEL sAneR hecho social exista, debe haber interacciones i juales que resut la sociologia puede entonces ser d instituciones, de su génesis y de su fi amos claramente hablando de una rea construida socialmente, y ¢s esta realidad socialmente cons que los socislogos han de estudiar: la ciencia de las i Durkheim inchiso anticipa nuestra preocupacién actual con la ac- ci6n, porque es justo en este punto donde afiade una nota al pie de ‘pagina en la cual discute los limites de la “variacién permitida’. Estas tres declaraciones, tomadas en conjunto, const gumento para el “principio bisico” de Durkheim, “

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