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EL ENCUENTRO DE TARIQ Y MUSA* Maria Grego Gomez Arabista, Escuela de Estudios Arabes de Granada (C.8.1.C.) Mi interés por conocer la histo- ria medieval de Talavera de la Reina, en particular el perfodo correspondiente a su etapa andalusf, me Ilev6 a fijar mi atencién hace cuatro afios en un episodio que algunos cronistas y estudiosos loca- lizan precisamente en esta ciudad 0 en su entorno: el famoso encuentro de Tariq y Musa'. Ahora agradezco a la Asociacién de Amigos del Toledo Islamico la oportunidad que me ofrece para repetir aquel trabajo, si bien aprovecho la ocasidn para completar y actualizar la biblio- grafia y, sobre todo, ampliar la informacién con dos fuentes intere- santes. Por un lado, la obra de al- Gassani, una composicién que si bien data de época tardfa, resulta de gran utilidad para el estudio de la historiografia, y, por otro, el manus- crito de los Ajbar Maymu,a, al que hemos acudido para aclarar la lectu- ra de un topénimo. En definitiva, hemos revisado nuestro anterior tra- bajo, aunque no afiadimos cambios sustanciales, sobre todo en lo que se refiere a la primera parte, donde repasamos la bibliografia acerca de la Talavera andalusi. Recordemos el trasfondo de esa entrevista: Musa b. Nusayr era gobernador del califa oriental al- Walid en Ifrigiya y Tariq b. Ziyad era uno de sus lugartenientes o mawlas. Este tiltimo tenia el control Agradezco al Dr. D. Luis Molina sus consejos y sugerencias a la hora de redactar este trabajo. antigua tierra, V1 (1998), pp. 31-34. Tulsyivla osible encuentro de Tariq y Musa en Talavera de la Reina segtin las fuen- . Cuaderna, Revista de estudios humanisticos de Talavera y su — 83 sobre la zona de Tanger y, al pare- cer, su origen era bereber. Existia efectivamente un pacto entre Musa y el conde Julian para penetrar en las costas de la Peninsula pero la decisi6n tiltima de la ocu- pacién se debié a Tariq, quien con- sider6 que aprovechar el hecho de que el rey Rodrigo estuviera sitian- do Pamplona era lo mas idéneo. Asi, no contaria con una orden expresa de su inmediato superior. Tarig penetré en la Peninsula en la primavera del afio 711 (92 H.) y, tras la batalla de Guadalete y la toma de Ecija, avanz6 répidamente en direccién a Toledo. Llevé a cabo desde allf expediciones a Guadala- jara y al valle del Duero, llegando hasta Astorga. Después regresé a Toledo y de la antigua capital visi- goda saldria para encontrarse con Musa. Este ya habria entrado en la Penjnsula algtin tiempo antes (junio 712framadan 93) con intencién de unirse a Tariq, lo que se produjo en el marco de una entrevista que mostré las diferencias entre ambos. Este es el trasfondo politico de ese encuentro, al que dedicaremos una apartado de nuestro trabajo. Mi intencién primera ha sido la de constatar qué alcance ha tenido este acontecimiento en los estudios: 84 - que hasta el momento se han reali- zado sobre la historia de Talavera. A continuacin he acudido a los textos arabes que mencionan la ciudad y que hacen alusi6n a esta entrevista, un estudio que me ha permitido, en algunos casos, constatar las relacio- nes historiograficas que existen entre unas fuentes y otras. He realizado una seleccién de las fuentes histéricas arabes mas importantes, intentando siempre acudir al texto original en drabe y no seguir tinicamente las traduccio- nes de las mismas. La primera obra consultada es la Historia de ,Abd al-Malik b. Habib (s. IX), al que podemos considerar el primer histo- riador de al-Andalus. Le sigue la Crénica del moro Rasis, composi- cién en castellano del s. XV que en realidad resulta ser una traduccién (que paso por el filtro del portu- gués) de una de las fuentes histdri- cas andalusfes mas relevantes, los Ajbar Muluk al-Andalus, del cor- dobés al-Razi (s. X). A continua- ci6n he incluido en mi trabajo otras obras fechadas en distintas épocas del periodo histérico andalusi para terminar con el gran historiador gra- nadino Ibn al-Jatib (s. XIV) y su Kitab a,mal al-a,lam. Finalmente, recurri también a fuentes geogrdfi- cas para comprobar si entre sus Telayiuls datos podia encontrar algunos de caracter hist6rico. En primer lugar hablaré de los trabajos de estudiosos que han toca- do este asunto directa 0 tangencial- mente. Seguird el andlisis de las dis tintas fuentes histéricas y geografi- cas para terminar con unas conclu- siones personales. TRATAMIENTO DEL TEMA EN AUTORES CONTEMPORANEOS Haré ahora un recorrido por los distintos trabajos que desde el siglo XIX hasta nuestros dias han hecho referencia a este encuentro entre Tariq y Musa El Diccionario Geogrdfico Estadistico Histérico de Pascual Madoz dice claramente que esa entrevista tuvo lugar en la ciudad de Talavera (Medina-Talbera), des- pués de que Tariq saliera al encuen- tro de Musa desde Toledo*. Es evi- dente que esa Medina Talbera se corresponde con la actual Talavera de la Reina, aunque Madoz también recoge otras villas con el mismo nombre, como Talavera la Vieja. Esta volverd a aparecer en nuestro trabajo porque se halla cerca de otro posible lugar de encuentro entre los. dos famosos musulmanes. No podfa faltar en este recuento la Historia de Talavera de la Reina de Ildefonso Fernandez y Sanchez, obra a la que sin embargo no pode- mos prestar demasiada atenci6n por ser heredera de las corrientes histo- tiogrdéficas romanticas del s. XIX y estar superada ya en numerosos pectos. Su autor sittia el famoso encuentro en Talavera (Medina Talvera) incluyendo el didlogo entre Tariq y Musa y alusiones a las. actitudes de ambos, a las que hare- mos referencia en otro apartado’. No se mencionan aqui las fuentes utilizadas y slo se dice en nota que el dato de la entrada de Musa en Mérida (11 de julio del 712) proce- de de la Historia de los drabes de Conde. Contamos también con dos arti- culos interesantes para este trabajo, ambos en la revista Al-Andalus, que no tienen exactamente un contenido > Pascual Madoz. Diccionario Geografico Estadéstico Histérico de Espafia y sus posesiones de ultramar, Madrid, 1849, t. XIV, p. 571. * Ildefonso Fernandez Sanchez, Historia de Talavera de la Reina, 1896, (1983, ed. facsimil), pp. 18-19 Tubyivia — 85 histérico, pero proporcionan algu- nas informaciones titiles. El prime- ro de ellos es de Fernando Jiménez de Gregorio y esta dedicado a las fortalezas musulmanas localizadas en las riberas del Tajo, en concreto en la Jara cacerefia, supuesto esce- nario de estos acontecimientos‘. En este trabajo el autor nos informa acerca de la situacién geografica del término de Talavera la Vieja (locali- dad que qued6 bajo las aguas con la construcci6n del pantano de Valdecafias a mediados de los aiios sesenta), lugar en el que los musul- manes levantaron la villa y fortaleza de Alija sobre la antigua Augus- t6briga romana, que nos interesa por encontrarse situado cerca de Almaraz. Este es otro de los posi- bles emplazamientos en que pudo tener lugar la entrevista que ahora nos ocupa. F. Hernandez Jiménez, en un estudio sobre la kura de Mérida en el s. X*, nos habla por su parte de un camino que, partiendo de Mérida, legaba a Talavera y Toledo precisamente por el Vado de Albalat, situado cerca de Almaraz, asf como de las distancias en millas. desde este Ultimo lugar a Talavera (las repetiremos més adelante por- que proceden de al-Idrisi). De este mismo autor es un tercer trabajo, extensisimo y muy util, en el que se estudian las vias de comunicacién que unjan la capital de al-Andalus, Cérdoba, con la zona noroeste peninsular’. F. Hernandez reitera aqui la importancia de ese camino - antigua via romana- que comunica- ba Mérida con Toledo y recuerda que en su trazado puede localizarse el Vado de al-Balat 0 Majadat al- Balat. Cree el autor que este lugar pudo ser atravesado efectivamente por Musa b. Nusayr en su camino. hacia Toledo, por constituir Almaraz paso obligado en esa direccién. Es posible que alli el general pasara revista a sus tropas, hecho que habria quedado recogido en el topénimo, pues la acepcidn de “al-ma,rid", término del que proce- deria Almaraz, no es sino ‘lugar donde se muestra algo’ o ‘lugar donde se pasa revista 0 se hace alar- de de tropas', Pero fue Claudio Sanchez Albornoz, en su trabajo "Itinerario de la conquista de Espafa por los Fernando Jiménez Gregorio, “Fortalezas musulmanas en la linea del Tajo", Al-Andalus, XIX (1954), pp. 410-420. *“LOs caminos de Cérdoba hi lix Herndndez Jiménez, “La kura de Mérida en el siglo X”, Al-Andalus, XXV (1960), pp. 314-353. ‘ia noroeste en época musulmana”, Al-Andalus, XXXII (1967), pp. 37-123 y pp. 277-358. Vesnse especialmente, pp. 80-81 y pp. 291-299, 86 - Telsyivis musulmanes"’, el primero que fijé como escenario de la entrevista el lugar de Almaraz. después de expli- car detalladamente las rutas segui- das tanto por Tariq como por Musa. El remite a su vez a Saavedra, que ya mantenfa esta tesis*. Sanchez Albornoz explica que la distancia real entre las ciudades de Mérida y Toledo es menor que la de la calza- da que llegaba a Navalmoral de la Mata y atravesaba la zona de Almaraz y deduce que fue precis mente en esa via donde se produjo el encuentro. Sefala también una segunda entrevista tras las incursio- nes de Tariq en el nordeste de la Peninsula y las de Musa en el noro- este, que se habria producido de nuevo en el valle del Tajo, en Cuenca 0 en Cérdoba. Desde uno de esos lugares ambos guerreros habrian regresado juntos a Damasco a peticién del califa. No podfamos dejar de consultar la principal obra de referencia a la que debemos acudir siempre que tratemos cualquier aspecto de la Ttinerario de la conquista de E (1948), pp. 21-74. "EB vedra, pafia por los musulmane: historia de al-Andalus. Nos referi- mos, claro esta, a la Espafta musul- mana... de E, Lévi-Provengal, en la que también se hace alusién al encuentro”. Aqui se nos informa de que cuando Musa sale de Mérida, avisa a su mawla para que éste se dirija hacia él. La entrevista se pro- dujo en Talavera, segtin Lévi- Provengal, y aquélla no fue, al pare- cer, muy agradable. Haciéndose eco de las fuentes arabes, este estudioso nos dice que hubo alguna disputa y que incluso Musa golpeo a Tariq con un latigo. No se especifica la fuente de informacién. En uno de los pocos articulos sobre la Talavera hispano-musul- mana de los que tenemos noticias. publicado por Michel Terrasse bas tantes afios después que el de Sanchez Albornoz", se sigue loca- lizando el encuentro de Musa y Tariq en Talavera, sin que se remi- ta a fuente alguna. Nos llama la atencién el hecho de que, a pesar de ser una publicacién relativa- mente reciente, se cite el aconteci- ’. Cuadernos de Historia de Espamia, X itudio sobre la invasién de los drabes en Espafia, Madrid, 1892, p. 98. * Historia de Espana. Dirigida por R. Menéndez Pidal. IV: Espanta musulmana hasta la caida del calijato de Cérdoba, Madrid, 1967 (3.* ed.), pp. 16-17 “ Michel Terrass: la casa Veldzqu VI (1970), pp. 79-113. Tolayiuls ‘alavera hispano-musulmane (notes historico-archéologiques)", Mélanges de - 87 miento de una forma un tanto vaga y no se informe de la procedencia del dato. En cuanto a los estudios de mas reciente aparicién, hemos de decir que en La divisién territorial de la Espafia musulmana, de Joaquin Vallvé"', por ejemplo, no hemos encontrado alusiones al suceso que nos ocupa, aunque sf se citan luga- res relacionados posiblemente con él, como Talavera 0 Majadat al- Balat. Al igual que Michel Terrasse, Montgomery Watt es escucto en su Historia de la Espaiia isldmica’ al decir que Musa y Tariq se dieron cita en Talavera, sin especificar tampoco cual fue la fuente utilizada. Nuestra principal obra de refe- rencia ha sido, no obstante, Invasion e Islamizacién de Pedro Chalmeta, uno de los tiltimos estu- dios en torno a los primeros afios de presencia musulmana en la Penfn-sula. Tras plantear una serie de hipétesis sobre la ruta seguida por Tariq hasta llegar a Toledo y describir la que Musa tomarfa mas. tarde, P. Chalmeta cita como lugar de reunién Almaraz (wadi al- ma,rid o al-mu,tarid)". Musa habria pasado antes por el lugar denominado Albalat, citado mds arriba, pero el encuentro se habria producido después. El tltimo trabajo dedicado a la Talavera medieval fue publicado hace seis afios, en 1996, por Sergio Martinez Lillo en la revista Cuaderna", Aqui se vuelve a locali- zar este encuentro en Talavera siguiendo los Ajbar Maymu,a y Al- Bayan de Ibn ,Idari. Hasta ahora, lo que tenemos son dos propuestas claras sobre el esce- nario en que tuvo lugar esta entre- vista entre Musa b. Nusayr y Tariq b. Ziyad: Almaraz (que se considera dentro del distrito de Talavera) y Talavera. También contamos con informacién sobre otros lugares ayudan a conocer cercanos que ni la zona. El siguiente paso ser4 ana- lizar detenidamente las fuentes dr: bes para contrastar la informacién que tenemos con la que ellas nos. ofrecen. "' Joaquin Vallvé, La divisin territorial de la Espana musulmana, Madrid, 1986. © Montgomery Watt, Historia de la Espafia islimica Madrid, 1991, p. 21. * Pedro Chalmeta, Inavasién ¢ Islamizacién, Madrid, 1994, p, 163, ‘ Ahmad al-Razi, Cronica del moro Ra: Soledad de Andrés, Madrid, 1975, p. 66. . ed. pluritextual r. y notas Diego Catalin y M* Tolsytvla EL ENCUENTRO DE TARIQ Y MUSA EN LAS FUENTES ARABES Informacién que proporcionan las fuentes arabes Tenia un gran interés por consul- tar la primera de las obras hist6ricas elaboradas en al-Andalus, el Kitab al-ta,rij de ,Abd al-Malik b. Habib, por ser la mas cereana a los hechos, ya que se compuso en el s. IX. Sin embargo, las alusiones al suceso que estudiamos son muy escuetas. Sdlo se nos dice que Musa b. Nusayr salié hacia al-Andalus en cl mes de rayab en busca de su mawla. Tariq lo recibiria y aunque Musa se enoj6 mucho con él, finalmente mostr6 su satisfaccién'’. Hemos dicho al principio del trabajo que intentariamos establecer relaciones entre las distintas fuentes; pues bien, inmediatamente veremos que el siguiente autor consultado, al- Razi, utiliz6 informacién de ,Abd al-Malik b. Habib, en concreto unos datos que no aparecen en su Kitab al-ta,rij. La explicacién es que una versién de esta tiltima obra fue recopilada por un alumno de Ibn Habib, al-Magami, -correspondien- te a la que acabamos de citar-, y al- Razi probablemente recogeria en su texto otra version de la obra de este personaje del s. IX. Por otro lado, es cierto que el texto de Ahmad al-Razi (s. X) que conservamos, la Cronica del moro Ra. a su vez, de un texto en portugu pero debemos utilizarlo y analizarlo con las debidas precauciones. La edicién consultada es la ultima que ha salido a la luz, tiene cardcter plu- ritextual y es del aftlo 1975. Diego Catalin y M* Soledad de Andrés presentan una edicién pluritextual que nos permite comparar los dis- tintos manuscritos. Los conocidos como Ca, Mo y Es describen Tala- vera destacando sus altos y fuertes muros y haciendo hincapié en su caracter fronterizo: fue despues anparamiento de los moros e de los christianos". E] manuscrito de Co- penhague, del s, XVII, nos da prac- ticamente la misma descripci6n y es el que recoge el suceso objeto de nuestro trabajo". Aqui es donde encontramos citado a ,Abd al-Malik b. Habib. El texto dice: Luego , estd en castellano y procede, Abd al Malik b. Habib, Kitab al-ta,rij, ed. y estudio Jorge Aguadé, Madrid, 1991, p. 138. Ahmad al-Razi, Cronica del moro Rasis, ed. pluritextual, intr.. y notas Diego Catalin y M2 Soledad de André " Ibidem, p. 3 Madrid, 1975, p. 66 Teloytuls — 89 Abelmagai, fixo de Abebalo, escri- bid a el Miramamolin como Tarife folgaba en Toledo, e dixole quanto auia tomado.... Este Abelmagai no es sino ,Abd al-Malik b. Habib, la fuente del relato, y quien nos lo aclara es la Cronica de 1344, otra versién castellana del texto portu- gués para cuya elaboracién se uti- lizé la obra de Ahmad al-Razi y en la que se incluyen pasajes de ésta no conservados en la Crénica del moro Rasis. En ella leemos: Cuenta Abelmagdi, fijo de Abibe, en la esto- ria de Miramamolin, que, cuando Muga, fijo de Donacayde, sopo el bien et merget que Dios fiziera a Tarife, que le ovo grant enbidia e pesole mucho. Pues bien, en esta Crdnica del moro Rasis se nos dice que Musa se dirigié a Toledo y, acto seguido, que cuando Tariq tuvo noticias de que aquél se acercaba, salié a su encuentro. Deduzco, asf, que segtin este texto la entrevista debié de pro- ducirse antes de que Musa alcanza- ra la antigua capital visigoda, en sus afueras. A continuacién se relata el encuentro: Tariq acata a su superior “D. ny MAS y da cuenta de sus conquistas y Musa, asombrado por las hazafias del mawla, le asigna la ciudad, el castillo y todos los hombres que estaban a su cargo, Recordemos que Tariq ya Mevaba en Toledo algin tiempo y pudo negociar con algunos grupos de la ciudad la entrega de la misma (en otro momento de esta crénica se nos dice que Tariq entreg6 a los judios de la villa car- tas de servidumbre' Después de consultar la obra de al-Razi, acudimos a la Historia de la conquista de al-Andalus de Tbn al-Qutiyya (s. X). Este historiador sevillano, que contaba entre sus antepasados con godos y mawlas de los Omeyas, presenta una version novedosa sobre la entrada de Musa en la Peninsula y su encuentro con Tariq. El es el tinico historiador que hace a Musa dirigirse por Sevilla y Mérida hasta Astorga para encon- trar allf a Tariq. Tras entrevistarse con él, yolverian juntos a Oriente”. No sabemos si este relato tiene un origen oral, como muchos de los. transmitidos por su autor, pero en. cualquier caso esta version de de Andrés, ed., Edicién erftica det texto espaitol de la Cronica de 1344 que ordené el Conde de Barcelos don Pedro Alfonso, Madrid, 1971, p. 143. " Ahmad al-R: ” Ibn al-Qutiyy, op. cit., p. 355. 90 - Historia de la conquista de Espaiia por Abenalcotia el Cordobés, ed. y trad. Julidin Ribera, Madrid, 1926, ed. p. 10; trad. p. 7. Telayiuls Astorga no esta avalada por otros historiadores anteriores y posterio- res a su época consultados y quizds no debamos prestarle demasiada atencién. Julian Ribera publicd, junto al del anterior, el texto del autor orien- tal del s. LX Ibn Qutayba titulado Al- Imama_wac-l-siyasa, que contiene informacién sobre la conquista de al-Andalus. Sera uno de los pocos que nos dird que Musa se reunio con Tariq antes de Iegar a Cordoba” Segiin esta versi6n, a la vista de su i | sobre la poblacién indigena y del botin conseguido, Tariq decidié solicitar la presenci de Musa en la Peninsula. Este t mo acudi6 a su Hamada para, poste- riormente, entrar triun Cérdoba y luego en Toledo. Pero es en un fragmento de una obra de al- ssani (s. XVID, embajador del sultan de Marruecos en la corte de Carlos II, también publicada por Ribera, donde aparece una primera mas concreta: el "Valle del campo de la revista’. Al- Gassani indica que en este lugar Musa hizo alarde de sus tropas, es decir, pasd revista. Posteriormente ‘ante en *\ Ihidem, ed. p. 124-125; trad. p. 108-109. » Ibidem, ed. p. 193; trad, p. 166-167. se reuniria con Tarig a las afueras de Toledo, ciudad en la que éste tiltimo. se habia instalado para esperar su llegada después de haber culminado con éxito las primeras expedicio- nes, Como podemos comprobar, este nombre se corresponderia con el lugar denominado wadi I-ma,rid 0 al-mu,tarid citado por P. Chalmeta como emplazamiento en el que se celebr6 la entrevista. Sin embargo, al-Gassani lo identifica tinicamente con un lugar en el que Musa efectud, una parada en su camino hacia Toledo. Continuando nuestro. recorrido en el tiempo tendriamos que dete- nernos ahora en la Historia que »Arib b. Sa,id (s. X) elaboré sobre al-Andalus. Esta abarcarfa desde los afios previos a la conquista de la Peninsula hasta el afio 932, pero lamentablemente en el manuscrito que poseemos el relato comienza en el afio 903. En el texto conservado no hay, por tanto, alusiones al encuentro de Tariq b. Ziyad y Musa b. Nusayr, aunque no seria de extraflar que informaciones proce- dentes de este autor hayan quedado recogidas en otras obras posteriores. * Ari b. Said, La crénica de Arib sobre AL-Andalus, wad, Juan Castilla Brazales, Granada, 1992. Telsytuls ol Si encuentro, sin embargo, refe- rencias muy precisas a la entrevista en los Ajbar Maymu,a, una obra an6énima, esencial para conocer la época de la conquista de al- Andalus, elaborada en el s. XII 0 en fecha posterior. Traduzco a conti- nuaci6n el fragmento porque es uno de los pocos en los que se pretende dejar constancia del lugar concreto: Después Musa salié de Mérida a finales del mes de sawwal en direc- cin a Toledo. Le llegé a Tariq la noticia de su llegada y salid a su encuentro para honrarle. Lo encontré en el distrito de Talavera, en un lugar llamado ol (sic). Mas adelante se nos informa de que Tariq se ape6 del caballo y Musa lo golped. Este slo le preguntaria por el botin conseguido posteriormente, una vez que llegan a Toledo, por tanto es evidente que la entrevista tuvo lugar antes. En muy pocas fuentes el cronista pretende ser tan exacto como en este caso y, sin embargo, no es posible identificar este lugar a partir de la grafia que muestra Lafuente y Alcantara en su edicién. E. Saavedra si reparé en esta grafia, identificéndola con el mil), ed. p. 18; trad. p. 30. * Op. cit.. p. 98.0. 1 rfo Tiétar®, pero hasta ahora nadie habia acudido al manuscrito de los Ajbar Maymu,a para contrastar la lectura de Lafuente. Nosotros hemos podido consultar el manus- crito a través del Archivo Digital de Manuscritos Arabes creado por el equipo de Historia del Islam de la Escuela de Estudios Arabes de Granada (C.S.LC.). El cotejo del texto drabe revela que el cronista esta aludiendo a un lugar que apare- ce con frecuencia asociado a las pri- meras expediciones musulmanas en la Peninsula, pero cuyo emplaza- miento exacto no siempre ha podido ser fijado por los estudiosos. La lec- tura de esta expresién, que carece de puntos diacriticos, parece corres- ponder en realidad a la palabra arabe [3] (ma,ida)". Es decir, La Mesa, nombre que recibe en las. fuentes la ciudad en la que Tariq habria encontrado uno de los teso- ros mas valiosos conseguidos en la conquista: la mesa de Salomén. Este preciado objeto, citado por numerosos cronistas a propésito de as desavenencias surgidas entre Tariq y Musa, como luego veremos, ocupa un lugar destacado en los. Ajbar Maymua, ed., trad. y notas Emilio Lafuente y Alcantara, Madrid, 1867, (1984, ed, facsi- * Manuscrito unicum de la Biblioteca Nacional de Paris. mim. 1867, f. 57°. 92 Tulaytuls relatos que tratan la conquista de la Peninsula, como simbolo de poder y del éxito de las campaiia Es raro que esta ciudad aparezca situada en el distrito de Talavera. La mayor parte de las fuentes afir- man que Tariq encontré la mesa de Salom6n tras pasar por Guadala- jara, en una ciudad situada detras de la sierra de Guadarrama, antes de llegar al valle del Duero. Otros cronistas localizan el hallazgo en Toledo, en Narbona o en una forta- leza cercana a Toledo llamada Firas”. Se trata, en definitiva, de un lugar rodeado de cierto misterio y localizado en una posicién impreci- sa. El hecho de que esta ciudad, la Ciudad de la Mesa, tome su nom- bre de un objeto de caracteristicas casi miticas supuestamente local zado en ella hace que nos pregunte- mos si en realidad los cronistas hablan de una localidad concreta 0 bien se trata de una poblacién legendaria. Lo que queremos resal- tar con esto es la necesidad de acu- dir a los textos drabes originales y, siempre que sea posible, consultar los manuscritos, sobre todo en el caso de que las ediciones con que ' Veise C. Juberi * Fath al-Andalus (La conquista de al-Andalus), ed. y estudio L. Molina, Madrid, 1994, py Telsyivla contemos necesiten de revisién y actual Continuamos con otra obra anéni- ma, el Fath al-Andalus, redactada a principios del s. XII. De nuevo apa- rece una referencia precisa, aunque el relato es un poco confuso comparado con otros™: se dice que Musa llega a Toledo, incluyendo una referencia al tributo de los no musulmanes, la yizya, y posteriormente se dirige al lugar denominado_ wadi-|-mu,tarid, donde pasa revista a sus tropas, A partir de ese momento, el valle en cuesti6n recibirfa esa denominacién por la parada que en él efectué el gobernador de Ifriqiya. Sera después cuando se encuentre con Tariq, que estaba cerca de Toledo. Segtin esta version, por tanto, Musa estuvo pri- mero en Toledo y paso después por el lugar que hemos encontrado citado también en la obra de al-Gassani. El hecho de que las fuentes coincidan en este dato tan preciso y no mues- tren sdlo informaciones aproximati- vas nos lleva a considerar su verosi- militud. Ibn al-Kardabus (s. XII) es el autor de una Historia del Occidente inchez Albornoz, art. cit., pp. 38-39; P. Chalmeta, op. cit., p. 158: Jullia Hernandez 's, La Peninsula imaginaria. Mitos y leyendas sobre al-Andalus, Madrid, 1996, pp. 219-223. wu ~ 93 islamico que también proporciona informaci6n sobre la conquista. En este caso se nos dice que el encuen- tro tuvo lugar cuando Musa se dirigia a Cérdoba, donde se habia establecido Tarig. En el camino se encontrarfa con él y mds tarde los dos entraron en la ciudad, donde Musa le reclamé el botin y los teso- ros conseguidos”. En realidad esta- mos ante una yersién muy parecida a la de Ibn Qutayba. Nos han Ilama- do la atenci6n unas palabras atribui- das aqui a Tariq que en otras fuen- tes, como en Ibn Qutayba, se ponen en boca de Musa: ;Por Dio ime ayudarais, irfa con vosotros hasta detenerme en las puertas de Roma y de la gran Constantinopla y las conquistaria, si Dios quiere”. Como vemos las fuentes a veces se imitan y se contradicen y no se ofre- ce una versin tinica de lo sucedido. El resto de las fuentes que vamos a analizar hasta Hegar al s. XIV vaa hacer referencia a las cercanfas de * Tbn al-Kardabus, Ibn a Talavera y Toledo. Es el caso de Ibn al-Sabbat, que nos dice: (Musa) marché de Mérida a Toledo y cuan- do estuvo cerca de alli, salié Tarig a recibirlo". Emilio de Santiago Sim6n corrobora este dato y remite a Saavedra para puntualizar que el lugar exacto fue Almaraz y que el camino seguido por Musa era una calzada que unia Mérida con Toledo y pasaba por Albalat’. Recordemos. que estos datos coinciden con los que de la misma calzada nos diera Hernandez Jiménez en su estudio sobre la Aura de Mérida. Nos hemos percatado de que el relato de Ibn al- Sabbat muestra un gran parecido con el del Fath al-Andalus, sobre todo el pasaje en el que Tariq res- ponde a Musa diciéndole: Sélo soy uno de tus comandantes y lo que consegui y conquisté a ti se te atri- buye®. Del s. XIII es la obra Al-Kamil fi /ta,rij, la historia completa del mundo musulmén elaborada por Sabbat, Ta,rij al-Andalus li-bn al-Kardabus wa-wasfu-hu li-bn al- Sabbat, ed. A, M. al-, Abbadi, Madrid, 1971, pp. 49-50. “ Ibidem, p. 49. “ Ibidem, p. 149. © En “Lo bbat’ inerarios de la conquista musulmana de Al-Andalus a la luz de una nueva fuente: Ibn Cuadernos de la Historia del Islam, 1971, p. 61, y en “Un fragmento de la obra de [bn al-Sabbat (s. XIII) sobre Al-Andalus”, Cuadernos de Historia del Islam, 1973, pp. 54 y 60. Ademas, en opinién de Emilio de Santiago el relato tiene una factura realista y nada gratuita, op. cit., p. 60. "Ibn al-Kardabus, op. cit., pp. 149-150. Tulayivls Ibn al-Atir, quien vuelve a darnos una informacién imprecisa: Salié Musa de la ciudad de Mérida en el mes de sawwal hacia Toledo y Tariq salio a su encuentro, Cuando lo vio Musé le golpeé la cabe- igo, poniendo de mani- se incliné y za con el lai fiesto sus diferencias. Después fue a la ciudad de Toledo y le solicité el la botin y también mesa”, El encuentro se producirfa, asf pues, antes de llegar a la ciudad citada. Llegando al final de nuestro recorrido, encontramos la figura del gran historiador magrebi Ibn ,Idari (s. XIII-XIV). Esta vez se nos dice que segtin al-Razi, Tariq salid de Toledo cuando conocié su viaje. Lo encontré cerca de Talavera’. Los dos marcharon después a Toledo, donde Musa le pedirfa a su lugarte- niente que le mostrara la mesa de Salomén. Ibn [dari dice tomar su informa- cion de al-Razi, pero en la versién de la obra de éste tiltimo que nos ha Iegado no hay ninguna referencia a Talavera. Quizds al-Razi la incluia, “Tn al-Atir, Al-Kamil, Beirut-Londres, 1967, “Ibn JIdari, Histoire de l'Afrique du Nord et de pero en la traduccién castellana se perdié y es Ibn ,Idari el que pudo recoger este dato. La obra del cor- dobés del s. X fue, ademas, una de las fuentes més importantes para el periodo de ocupacién. A pesar de que hemos tomado un fragmento muy pequefo, hay similitudes entre s lineas de Ibn ,Idari y las ante- riores citadas de Ibn al-Atir. Sanchez Albornoz ya anuncié que ambos relatos eran muy semejantes en varios momentos de la narracién pero, en cualquier caso, nosotros no podrfamos sacar conclusiones par- tiendo de este parrafo tan escueto. No querfamos dejar de consultar la obra de Ibn al-Jatib (s. XIV), pero lamentablemente en su Kitab a,mal al-a,lam, donde recoge la historia de al-Andalus, se limita a enumerar los gobernadores de al-Andalus hasta la Iegada de .Abd al-Rahman I. Hay alusiones a Tariq y Musa, por supuesto, pero s6lo para decir que el primero se hizo cargo de la con- quista y dio nombre a la montaiia Yabal Tariq y que un ano después Musa llegé a al-Andalus**. . p. 123. Espagne musulmane intitulée ‘Kitab al-Bayan al- Mugrib* par thn Jdari al-Marrakusi et fragments de la chronique de Arib d'apres Uédition de 1848-1851 de R. Dozy et de nowevaux manuscrits, ed, G. S. Colin y £, Lévi-Provengal, Leiden, 1948-51, p. 16. “Ton al-Jatib, Kitab a,mal al-a,lam, ed. E. Lévi-Provengal, Beirut, 1956, p. 6. Tolayivls — 95 Antes de recapitular podemos hacer un rapido repaso a algunas obras descriptivo-geograficas que no nos informan sobre el encuentro de Tariq y Musa pero si aportan datos sobre Talavera y su zona circundante: 1, Al-Idrisi nos informa de que de Majadat al-Balat (ese lugar cer- cano a Almaraz que se encontraba en la vfa romana de Mérida a Toledo) hasta Talavera habia dos: jornadas. Mas adelante, se describe Talavera y se dice que esta a 70 millas de Toledo. Por tiltimo, se enumeran las riquezas de esta ulti- ma ciudad, incluyendo la mesa de Salomén y los jardii 2. Muhammad b. Ibrahim b. Yahya al-Ansari al-Kutubi se limita a decir que Talavera es uno de los cantones dependientes de Toledo, situado tam- bién en las margenes del rfo Tajo™. 3. Ahmad b. ,Ali Mahalli descri- be cuidadosamente la ciudad de Aldi de Goeje, L n, 1866, ed. pp. 187-188. Toledo y s6lo nombra Talavera para decir que entre ella y Lisboa se encuentra el puente de Alcantara. De éste, por cierto, ofrece un minu- cioso retrato”, 4. Por su parte, [bn Galib descri- be la ciudad de Talavera y distingue en su término tres distritos: la Vega, Sind y Vascos". 5. En su repertorio enciclopédico de ciudades, castillos y lugares, Yaqut dedica un pequefo apartado a Talavera. Describe la ciudad y, al igual que Ibn Galib, vuelve a distin- guir tres distritos: Basak (Vascos), al-Sind y al-Fahs (la Vega). Desde su siglo XIV, Yaqut nos dice que la villa ya se encuentra en poder de los cristianos*'. No hay referencias al encuentro ni tampoco informacio- nes sobre Almaraz. 6. Finalmente, al-Himyari habla, en el ntimero 119 de su Kitab al- rawd al-mi,tar, de Talavera. Se ifat al-Andalus. Description de l'Afrique et de I’ Espagne, ed, y trad. R. Dozy y M. J. “ Muhammad b. Ibrahim b. Yahya al-Ansari al-Kutubi, Menahi al-fikr wa-mabahiy al-,ibr: Extraits inédits relatifs au Maghred, trad. y Fagnan, Paris, 1924, p. 62. ” Ahmad b. ,Ali Mahalli, Zohfar el-Molouk. Extraits inédits relatifs au Maghred, trad. y ed. E. Fagnan, Paris, 1924, p. 133 ~ Joaquin Vallvé Bermejo pp. 369-386. ina descripcién de Espana de Ibn Galib”, Anuario de Filologia, 1975, “ Gamal Abd al-Karim, “Yaqut, Mu,yam al-buldan, La Espaiia musulmana en la obra de Yaqut (s. XII-XIID)", Cuadernos de Historia del Islam, VI (1974), p. 105, p. 186 y pp. 2: 96 — -230. Telsyivla nombran sus bazares, casas y mol nos y se hace hincapié en su cara ter fronterizo. No se cita Majadat al-Balat ni Almaraz. En Ia extensa descripcién de Toledo, por otra parte, nos ha llamado la atencién una mencién a dos grandes monu- mentos cn forma de colina que Tariq encontrarfa a 20 millas al geste de la ciudad cuando a ella se dirigia Tras analizar el contenido de todas estas fuentes historiograficas podemos enumerar los distintos lugares que se indican como esce- nario de esta entrevista. Recorde- mos que, hasta el momento, los estudiosos habian apuntado dos posibilidades: Almaraz y Talavera. Las fuentes arabes nos hablan de: - Algtin punto antes de llegar a Cérdoba. - Astorga. - Algtin punto cercano a Toledo o las afueras de la ciudad. ~ Las cercanias de Talavera. - El lugar denominado en el manus- crito de los Ajbar Maymu,a como ma,ida (La Mesa), en el distrito de Talavera. Al final del trabajo expondremos unas conclusiones al respecto. Disputa entre Tariq y Musa Ya hemos sefialado con anterio- ridad que entre Tariq y Musa mediaron algunas diferencias, des- pués de que el primero entrara en la Peninsula sin una orden previa de su superior. Asi lo pone de mani- fiesto la mayoria de las fuentes que, con motivo de esta entrevista, relatan cémo Musa pidié explica- ciones a su lugarteniente por desa- catarle. Pero quiz4s no se trataba s6lo de una cuestién de autoridad. élba a permitir Musa b. Nusayr que un bereber, Tariq b. Ziyad, recibiera los parabienes de la conquista de al- Andalus después del éxito de la expedicién y del botin conseguido? Ibn al-Kardabus nos dice, por ejem- plo, que cuando el avance de Tariq “ Al-Himyari, Kitab al-rawd al-mi tar, ed, del texto érabe relativo a Espana, Portugal y suroeste de Francia con traduccién en francés por E. Lévi-Provengal, Leiden, 1938, n.° 119 y n2 122 “ Excepto [bn al-Qutiyya que, otras veces, se separa de la versién dada por la mayoria de las fuen- tes. Dice después de hablar con Juli: , Taric, hijo de Ziad, es: ticipdndoselo; y este ordené que entrase en la Pentnsula; op. ibid en Muca, hijo de Nosair, par- it. ed. p. 8; trtad. p. 6, Sin embar- £0, mas adelante Ibn al-Qutiyya sostiene que en el encuentro de Astorga hubo alguna discusién entre ellos; op. cit., ed. p. 10; trad. p. 7. Tulsyiula - 97 lleg6 a oidos de Musa, /e tuvo envi- dia y temié que si llegaban a ofdos de al-Walid sus hazaftas y conqui. tas, le ascenderta por encima de él y le pondria a la cabeza“. Mas ade- lante veremos que esta disputa tuvo su repercusién ante la misma pre- sencia del cali Las obras an6nimas Ajbar Maymu,a y Fath al-Andalus, asf como al-Gassani, coinciden en afir- mar que Tariq se humill6 y bajé del caballo para mostrar su acatamien- to. Esas obras y todas las demds consultadas nos dicen que la actitud de Tariq hacia Musa era de reveren- cia y de respeto. Traducimos esa frase tan famosa recogida por Ibn al-Sabbat: Sdlo soy uno de tus comandante: lo que consegui conquisté a ti se te atribuye'*-tam- bién en al-Gassani y en el Fath al- Andalus-. La versién castellana de al-Razi, Ibn al-Sabbat, Ibn al- Qutiyya e Ibn Qutayba son los tini- cos que no recogen otra anécdota asociada al encuentro que si apare- ce en el resto de las fuentes: Musa golpea en la cabeza a Tariq con un latigo. * Op. cit, p. 49. © Op. cit., pp. 149-150. En cualquier caso, si Musa /eyé la cartilla a Tariq en aquella oca- sién, la disputa no debid de tener consecuencias inmediatas, pues se sabe que ambos permanecieron jun- tos durante el invierno en Toledo (713-714); por otra parte el gober- nador de Ifriqiya agradecerfa a su mawla el avance que las tropas musulmanas habian protagonizado hasta el momento". Sanchez Albor- noz ya apunté que las expediciones de Tariq hacia el norte peninsular facilitarian el camino después a Musa y su ejército”. No me gustaria acabar este apar- tado sin hacer referencia a un aspec- to introducido en la narracién por algunas fuentes. La expedicién que culmino con la posterior ocupacién de la Peninsula se ve a veces legiti- mada con alusiones a Mahoma. En la obra de Ibn al-Qutiyya, por ejem- plo, vemos cémo el desembarco de Tariq, ademas de por Musa, queda avalado por el Profeta, que se le aparece en suefios y le dice: [Adelante en tu asunto!. También Ibn al-Atir nos dice que cuando Tariq cruz el mar vio al Profeta y * Tbn al-Jabit nos dice que fue a Musi a quien se le atribuyé ta conquista, aunque Tariq acudié antes a al-Andalus porque éste estaba de su parte: op. inchez. Albornoz, “Itinerario de la conquista de Espaiia..”, art. cit. p. 45. *G 98 — -p.6. Telsytvls éste le hablé en suefios y le anim6 a continuar con su empresa”, La mesa de Salomén y su introduccién en el relato del encuentro por algunas fuentes Es muy habitual que las fuentes mencionen las abundantes y valio- sas riquezas que Tariq logré reunir en su avance por la Peninsula preci- samente en el momento en que Musa le pide que describa su incur- sién. Asf, se repite continuamente en las crénicas la mencién a las dia- demas 0 coronas de los reyes godos, la Torah, el Evangelio, piedras pre- ciosas, un espejo en el que quien lo contempla ve todo el mundo delan- te de sus ojos”, asi como varias leyendas. La mas conocida de todas es la de la "Casa Cerrada de Toledo". Pero de entre todos estos motivos destaca la mesa de Salom6n, una mesa labrada en oro con perlas y esmeraldas que segtin Ibn [dari se encontraba en Toledo gracias al rey de los cristianos. Este se habria apoderado de ella en Jerusalén y posteriormente la depo- * Op. cit, ed. p. 8; trad. p. 6 ” Op. cit., p. 48, Ibn al-Kardabus, op. cit., p. 48. * Op. cit, pp. 17-18. * Acerca de la mesa de alomén, vedse M.* Jestis Rubiera, sité en Egipto. A medida que la expansion musulmana avance por el norte de Africa, el preciado mueble seria trasladado de ciudad en ciudad hasta Megar a Toledo’', Segtin algu- nas fuentes, Tariq la habria encon- trado en Toledo o en la ciudad de Almeida 0 de la Mesa, como ya hemos sefialado antes”, Los Ajbar Maymu,a se limitan a citar la existencia de la mesa pero su presencia en cl encuentro no tiene mayores repercusiones. Lo que aqui nos interesa es que ese objeto preciado pudo servir como pretexto de discusién entre los dos musulmanes e incluso como prueba que demostrarfa quién habrfa leva- do a cabo la conquista de al- Andalus. El autor del Fath al- Andalus, Ton al-Atir Ibn ,Idari nos dicen que Musa pregunté a Tariq por qué faltaba una de sus patas y éste contest6 que fue asi como encontré la mesa. (Ibn Idari y el autor de los Ajbar Maymu,a afiaden que cl gobernador de Ifrigiya ordend hacer otra pata de oro y tomé la mesa para Ievarla al cali- ‘La mesa de Salomén”, Awrag, III (1980), pp. 26-31, y Julia Herndindez Juberias, op. cit, pp. 208-248. Tubsyivla — 99 fa®’). Al-Gassani, por su parte, nos explica que Tariq tomé uno de los pies de la mesa para poder demos- trar al califa que fue él y no Musa quien conquisté al-Andalus . Pero donde la mesa se utiliza como raz6n y argumento para demostrar quién llevé a cabo la con- quista es en la obra de Ibn al- Kardabus. En esta crénica se dice que, en presencia del califa, Tariq sacé la pata y dijo que él habia tomado la mesa, asf como otras riquezas del botin. Musa no encon- 1r6 respuesta y se quedé aturdido. Sulayman le traté duramente™. Al- Himyari confirma esta disputa al decir que on connait les conditions dans lesquelles elle fut envoyée a Sulayman b. ,Abd al-Malik et la contestation qui s'éleva entre Musa b. Nusair et son affranchi Tarik au cours de leur voyage de retour”. Solo nos queda afadir que Ibn al-Sabbat no incluye el motivo de la mesa en el momento mismo del encuentro y que Ibn Qutayba trans- mite una versi6n distinta: es Musa quien encuentra en Toledo la mesa junto a las diademas de los reyes godos y otra mesa de dgata, escon- diendo todos esos tesoros a los ojos del resto de los guerreros que le acompafiaban. Los "sentimientos'' de Tariq y Musa en las fuentes Antes de consultar las fuentes, habia leido algunas traducciones del didlogo que se establece entre Tariq y Musa en el transcurso de este encuentro. En ellas se atribufan a ambos personajes determinados. sentimientos y actitudes y me di: puse a comprobar si en las crénicas se reflejan esos estados de dénimo con que uno y otro acuden a la entrevista. En la Cronica del moro Rasis se habla de la envidia de Musa, causa de su entrada en la Peninsula en busca de Tariq. Este lo recibié correctamente y Musa quedé pas- mado ante el relato de sus hazaiias”. Ibn JIdari y al-Gassani coinciden en mencionar la envidia de Musa y éste tiltimo aiiade que le volvid des- denosamente la cara delante de Ibn JIdari, op. cit.. p. 16. y Ajbar Maymu.a op. cit.. p. 19. * Ibn al-Qutiyya, op. cit., ed. p. 192; trad. p. 166. » Op. cit., p. 51. © Op. cit., p. 159. ° Op. cit., p. 355 100 — Tubsyivla todos y mostré con claridad lo enfa- dado que estaba con él, déndole una paliza. Tarig, por su parte, adoptaria un gesto humilde. El Fath al-Andalus dice que Tariq no dej6 de mostrarse cortés hasta que Musa se sintié satisfecho” e Ibn al- Kardabus”, junto con Ibn al- Sabbat", insisten en la actitud de respeto y diculpa del mawla. Existen por tanto alusiones a los “sentimientos" de Tariq y Musa en las fuentes arabes, pero nos ha Ila- mado la atenci6n la reinterpretacién que de esta escena hizo I. Fernandez y Sanchez, adjudicando a sus protagonistas atributos como la avaricia. Ya hemos dicho mas arriba que su obra debe ser utilizada con cautela. Reproducimos a conti- nuacidn el pasaje por lo curioso y lamativo: (...) y conociendo Tarik el enojo con que Muza le recibiria por haberle conirariado sus planes, llevd gran niimero de estas riquezas para desar- mar su cOlera. Tarik se ape respetuo- samente del caballo en presencia del anciano Wali de Africa. - ¢Porqué no has obedecido mis Grdenes?- le pregunté Muza con altivez, é Porque ast lo acordo el conse- jo de guerra, le respondié Tarik, a fin de no dar tiempo a los enemigos 4 reponerse de su derrota, y porque ast creia servir mejor la causa del Asli. Y presentdndole las athajas que Mevaba prevenidas, y que el avaro Muza desde luego aceptd, pasaron Juntos hasta Toledo®, Después de este andlisis de fuen- tes drabes y de estudios en torno a los primeros afios de la conquista, la primera conclusién a la que Ilega- mos es que nos encontramos ante un tema muy puntual, en el que las obras medievales no ahondan demasiado. En otras palabras, el asunto "no da mas de si" y es dificil que con los datos que tenemos podamos conocer nuevas noticias al respecto. En segundo lugar, debemos hacer una clara distincién entre el “Ton JIdari, op. cit. p. 16, ¢ Ibn al-Qutiyya, op. cit., ed. p. 193; trad. p. 167. * Op. cit., p. 25. © Op. cit. p.49. © Op. cit., p. 149. © 1 Fernandez y Sénc' Tulsytls ~ 101 enclave en que Musa b. Nusayr rea- liz6 una parada para pasar revista a sus tropas y el lugar en que se celebr6 el encuentro entre los dos militares. En el primer caso las fuentes son claras y designan ese lugar como wadi al-ma,rid 0 al- mu,tarid, que se corresponde con el actual Almaraz. Los cronistas nos indican que la entrevista tuvo lugar después de] paso de Musa por este enclave, por lo tanto en un lugar diferente. Ahora bien, la dificultad sigue siendo localizar el emplaza- miento exacto de ese encuentro. De todos esos lugares de los que nos informan las cr6nicas arabes, enumerados al final del epigrafe Informacién que proporcionan las fuentes arabes, tendremos que des- cartar algunos. Las versiones de Astorga y de las cercanias de Cérdoba propuestas por Ibn al- Qutiyya, Ibn Qutayba e Ibn al- Kardabus no estén avaladas practi- camente por ninguna otra fuente”. Otros cronistas nos dicen que la entrevista tuyo lugar cerca de Toledo, cerca de Talavera o en este ultimo distrito. Creemos que efecti- vamente aquélla se celebré en algtin punto situado entre Almaraz y Sanchez Albornoz dice que Ibn ,Abd al-Hakam, al-Qurtubi y al-Marrakusi Toledo que los historiadores no conocian con exactitud o bien con- sideraron que no tenfa mayor importancia para el desarrollo del relato. Es muy posible que Tariq saliera a esperar a su superior desde la ciudad de Toledo, donde se habfa instalado tras efectuar sus expedi- ciones. Contamos, es cierto, con un nombre de lugar muy preciso apor- tado por los Ajbar Maymu.a que se localiza en el distrito de Talavera: la Ciudad de la Mesa. Sin embargo, como ya hemos dicho, se trata de un motivo recurrente en los relatos de la conquista y tiene ciertos tintes legendarios, lo que nos indica que puede tratarse de un tema 0 t6pico utilizado por los cronistas como un mero recurso narrativo. En definitiva, el encuentro de Tariq y Musa debié de celebrarse no en Almaraz, pero si en un lugar relativamente cercano o préximo a Toledo. Como ya vimos, algunos estudiosos localizaron este episodio en la ciudad de Talavera, pero las fuentes drabes no avalan esta ver- sién. Quizas una de las conclusio- nes mds importantes del presente trabajo que quiero remarcar con especial interés es que los estudio- apoyan La version de Cérdoba pero su testimonio carece de valor. C. Sanchez Albornor, art. cit., p. 50. 102 Tolayivls sos han recurrido a veces a expre- siones muy generales que pasan de unos a otros sin ser analizadas y que, en muchos casos, no se citan las fuentes de informaci6n utiliza- das. Otro problema afadido es el empleo de traducciones y no del texto drabe original, lo que provoca distorsiones en el sentido o interpre- taciones parciales 0 equivocadas. En este caso concreto, hemos compro- bado cémo Ia consulta del manuscri- to original ha permitido fijar la lec- tura correcta de un término. Telaytuls ~ 103

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