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LAUR DE OLVERA LIA cial de la riqueza, se aplican al sentido social del trabajo y de la profesién. Son recientes todavi las proclamaciones ponti- ficias sobre la educacién para el trabajo como for- ma de participaciin fraternal de todos en la cons- truceién de la sociedad, y el reconocimiento de Ta profesién (que hoy s6lo se adquiere a través del ppetiodo escolar) como el instrumento de realizacién personal y de garantia de la libertad del indivi- ‘duo dentro de Ia sociedad. No existe todavia como seria de desear— Ia ifusi6n del sentido social de Ia profesién como instrumento del cual dispone el individuo para eile ol Met oot ha enti me ‘aunque todavia en el campo doctrinario, el fe sea ao riqueza y de la propiedad. ero, aunque se reconozca que éstas son crstaliza- cciones del trabajo, no se ha dado todavia énfasis al caricter comunitario del trabajo y al sentido so- cial de Ja profesién. La divisién del trabajo en baso a las aptitudes y Ia especializacin —una de las formas fatales de incremento de las “relaciones sociales del mundo ‘moderno”— ya sugiere, estructuralmente, una ne- esidad de visién socializada del trabajo, indepen- diente de los ideales evangélicos. Muchas veces no €s el incentivo de estas relaciones lo que se espera del educador, sino la cristianizacién de las “relacio- nes de trabajo”, para que no surja la dominacién y Ia explotacién del hombre por el hombre, que es 60, EDUCAGIGN ¥ BIEN comON otro dngulo de Ia cuestién que no aleanza nece- sariamente Ia estructura del problema. Hablar de profesin y de trabajo implica hoy hablar de educacién, por més que algunos tode- via quieran soparar las dos coss, histéricamente antipodas. .. La tecnologia en su complejidad ere- ciente, aplicada en la agricultura, en Ia industria, en Tos servicios y en las organizaciones, exige un periodo escolar para dar al individuo acceso a las profesiones, lo que equivale a decir que la educa- ‘ein —para evar al individuo a una plena inte- gracién social y para capacitarlo para contribuir al bien comin— habré de tener un ponderable as- pecto profesional. La privacién de educacién equi- vale hoy al fenémeno de carencia alimentaria, y Ja ignorancia es una endemia como las que comba- ten los sanitaristas. ‘Muchas veces Ja escuela actual confunde entre el predominio de informaciones sin reflexiin (pro- eso en el que prevalece Ia memorizacién), y el predominio de una reflexin sin contenido propio (proceso que se apoya en la creencia en las facul- tades mentales aisledas, que deben ser entrenadas de por si). Una actitud niega la libertad por la imposicién de una forma preestablecida. de com- portamiento. La otra niega la configuraciin psico- Vigica del pensamiento, entendiendo que In razén bien formada decide con absoluta autonomia, a ppesar de estar entrenada fuera de Ja realidad, Am- bas aislan al individuo del contesto social, en una ‘preparacién segregada, para después hacerle actuar a EAURO DE OLIVERA 1M sobre dicho contexto “ex-abrupto”, con el instrumen- tal que, por hipétesis, nada debe a ln sociedad. . Lamentablemente, nadie puede influenciar a la sociedad de afuera hacia adentro. Es preciso estar fnserto en su realidad para que su contribucién sea acoptada, dado quo ella se estructura en cam- pos cerrados, donde sélo las valencias personales de sus componentes tienen poder en su dindmica propia, No se puede dejar para después del periodo de escolarizacién la decisién sobre Ia participacién ‘en el proceso social. La participacién es algo que se debe aprender. EL ejemplo que nos suministra Ia dinémica de grupo ilustra bien cémo la influencia social requie- re una integracién previa del agente en el orga- nismo que debe ser influenciado. Y esta integra- ‘cin no puede ser capciosa y sin generosidad, da- do que el grupo tiene profunda sensibilidad para dingnosticar las interferencias de afuera: es pre- isamente por esto que es un grupo. Si pasamos de los aspectos intelectuales propia~ mente dichos, a las maneras de estimulacién y con- trol de la vida social y afectiva de los educandos, nos sorprenderemos con los ideales implicitos en Ia forma de conducir el trabajo escolar. El sistema de recompensa y castigo, por ejemplo, revela un con- cepto de sociedad en la cual la solidaridad es la negacién de la realizacién, y en la que el uso de Ia libertad esta vigilado por eédigos, cuya funcién es precisamente impedir su uso. Raramente se ape- @ EDUCAGIGN ¥ BEN COMON la a la tendericia innata de colaboracién y capaci- dad de sacrificio espontineo, que los antropSlogos descubren en Ios intersticios de las estructuras so- ales a pesar de los grandes montajes sociolégicos que parecen negar la existencia de estas fuerzas Comunitarias. Todo esto se desliza hacia una desen- frenada competencia, en la cual In victoria del individuo contra Ia comunidad representa el mé- ximo de realizaciév, No se encuentra en los me- nores detalles de la vida escolar, una oportunidad para la solidaridad y para la vida comunitaria. El {ndividualismo es estimulado hasta el paroxismo, fen todas las circunstancias, en tm conflicto desa- fustador entre los ideales pregonados y las précticas realmente ejecutadas. Se espera, ast ¥ todo, que el individuo trabajado en tal forma. venga_a ser, en Ja vida social adulta, portador de conductas que signifiquen colaboracién y solidaridad. Sino fuese por la evolucién tecnolbgica y los tipos de organizacién social, conducentes hacia tun tipo de trabajo comiin —si no hubiese, como dijo el Santo Padée, un espontineo incremento de las inter-relaciones sociales~, jamfs se conse- guirla a través de las pricticas escolares vigentes, tuna tendencia social hacia la fraternidad y hacia Ja solidaridad, El preconcepto de que no existe contimuidad centre el perfodo de crecimiento y la vida adul- ta, es Io que permite esta antinomia entre las pricticas escolares y los ideales de vida social sostenides por el educador. Es nevesario que los a TAURO DE OLIVERRA Lin feducadores se convenzan, finalmente, de que la {nfancia es un perfodo de aprendizaje, tanto mis largo cuanto mis complejo debe ser el compor- tamiento adulto. Es para ensayar las futuras con- iictas que existe la infancia, Decir que “el estudiante esti solamente para estudiar", no es una tautologia sino que es una necedad ‘ridicula, Evidentemente, el autor de ta preciosidad no tenia ninguna idea de lo quo es el_proceso educativo: enlrenamiento para un tipo do accién. Estin, pues, impliitos en las précticss esco- ares. vigentes, los ideales de una educacién en Ta que figuren como valores 1a satisfacciéa per- sonal, Ia garantia de supervivencia a costa de todo’ y de todos, el prestigio social conseguido de cualquier manera, Ia capacidad para acumu- Jar bienes y aumentar Ia produetividad en. pro- vecho propio y, finalmente, la visién del “otro” como un probable concurrente y competidor. Pero si algo puede caracterizar el divorcio evi dente entre educacién (como se la entiende en Ja generalidad de las situaciones actuales) y bien comin, es la falta de conciencia. del aspecto co- munitario del sistema escolar (de Jo cual trata- remos més adelante) y de Ia consecuente xres- ponsabilidad social de quien se beneficia de él. as rogalias sociales, cconémicas, polities y profesionales, obtenidas por intermedio del si- tema escolar, son usadas como si el individuo no Inubiese recibido ninguna contribucién comuni- 6 EDUCAGION ¥ BIEN cOMON farla. Luego de instalado en una posicién a ta cual accedié por la educacién, el individuo, ta cita 0 abiertamente, proclama’ que, su éxito de- pendié de “sus esfuerzos personales”... (Lo cual refleja ademis Ia filosofia individualista de que esti impregnado el mundo.) No le pasa por la eabeza que dejé atrés una inmensa deuda para con Ia comunidad que “financié” su. educacién. Los profesionales raramente se acuerdan de que son depositarios de un bien comunitario (la cule tura, la tecnologia, el condicionamiento psicalé- ico, ete.) que deben usar para el bien comtin, prestando servicios desinteresados y enriqueciendo el patrimonio social, Las escuelas, sin sentido so- ciolégico de su tarea, son en parte responsables por este estado de espiritu altamente anti-social. 5 EDUCACION Y ENTRENAMIENTO. Si concebimos a a educacién como un “entre namiento real para futuros comportamientos", ve- remos cudin absurdas son ciertas précticas esco- lares, considerando principalmente que la rutina que Se establece funciona como un proceso de en- trenamiento independiente de las aspiraciones del educador. ‘Nos sorprenderiamos si comparisemos la emu ciacién tebrica de los ideales de los educadores, ‘con los reglamentos y pricticas de sus escuclas. Basta, para ejemplificar, que comparemos sus idea- les democréticos con la actitud dictatorial (des- ppitica 0 paternalista) que algunos adoptan en Ia rutina escolar. Otro tanto se comprueba con re lacién al uso de Ja libertad: esto a titulo de que Jas niios no estén atin “en edad” de autodeter- El fendmeno es explicable, Significa precisa- ‘mente que aunque en teorfa se condenen las so- or LAURO DE OLIVERRA LIMA ciedades competitivas y de lucha de clases, sus téenieas de accién se incorporan sin critien. Se acepta, sin mayor examen, que la sociedad es estitica 0 que alcanzé un Gptimo punto de evo- Tucién, correspondiendo a In escuela, como se dice ‘en todo momento, preparar al indiciduo para la vida; lo que se puede traducir como “preparar al individuo para el tipo de sociedad que sustenta €l sistema escolar”, Es entregarse, aunque, incons- ientemente, al determinismo histérico, El deter- inismo, en este caso, n0 lo seria de In sociedad en evolucién, pero la fatalidad del individuo en crecimiento se encuadraria en una sociedad es- titica, de cuya fabricacién no participa; de no ser asi, la escuela seria instrumento de resistencia y, sobre todo, de preparacién de individuos para ‘una sociedad que estuviese de acuerdo con los {deales sociales del educador. Es partiendo de esta “praxis” que los marsistas deducen su teorla de Ja educaciin como superestructura... El divorcio entre los ideales del educador y la rutina escolar, acepta sin posicién critica proveerles arguments que las proclamadas buenas intenciones no des- trayen, Pero, aunque no creamos que los marxistas ten: gan razén, es sumamente cificil realizar en Ia pprictica este desideratum. Seria necesario sobre todo, que se aceptase que la escucla es “mi sionera”, 1o que equivale a decir que es una ac- tividad apostélica, en la cual se critican las ins- titucfones existentes y se propone una nueva for- 68 EDUCAGION y EN TENAMTENTO ‘ma de sociedad, del mismo modo como se leva el mensaje individual de reforma del hombre como persona. Misién es, precisamente, el propésito de realizar cuna idea mejor» (Evangelio es la Bue- na Nueva). El ideal misionero del cristianismo es permanente, independiente del grado de cristia- nizacién y de la sociedad, principalmente en un mundo de profundos conflictos y en permanente cambio. ‘No es dificil aunque muchas veces también esto acarree peligros— pregonar la “reforma del hombre”. La piedra de toque que denuncia el “espiritaburgués” es, precisamente, el énfasis de Ja “reforma personal” contrapuesta a la “reforma social”..., a pesar de haberse vuelto un lugar comin la afirmacién tomista de que es necesario tun minimo de condiciones materiales para la priic- tica de la virtud. La modificacién personal de cada uno es tan dificil y lenta que no representa peligro social inminente, y. ademfs es prictica- ‘mente imposible que haya misioneros suficientes para esta forma de mision Proggonar, en cambio, una reforma social im- plica sacudir toda la estructura de la sociedad, atacando las posiciones, los “status” y los pape- Jes que la manipulan, lo que puede traer graves riesaos a reformadores... Es mucho més féci, ‘pues, bien colocar a la escucla abiertamente al servicio del “status quo” (lo que sélo.prestigio y recompensas aporta al edueador), o bien limi- tarse a una reforma personal de los educandos Cy -KAURO DE OLIVEIRA LIMA (principalmente cuando ellos representan una in- significante minorfa dentro de la sociedad), 0 tam- Dién, prepararlos, tedricamente, a través de una cjercitacin neutra, para futuras interferencias en Tos conflictos sociales, en la esperanza de que 5- capen al contexto social y tengan la posibilidad de una autodeterminacién para la cual no fue- rron entrenados. La reforma social, dependiendo de acciones con- cretas visibles y al alcance de las manos (a tra- vés de inversiones, planificacién y leyes), pertur- ba mucho mis a los dominadores y_usufructus- ios del “status quo", que la invisible, Ienta ¢ hipotética reforma personal, Lo que nunca se dijo es que esta reforme personal, como fendmeno co- lectivo, tiene profundas relaciones con una previa reforma social, dado que la sociedad es el “habi- tat” natural del hombre. La dindmica de grupo (que slo ahora comienza a ser técnica de rutina escolar) demuestra claramente cémo, casi siem- pre, el acceso al individuo solamente se realiza fa través del grupo en el cual esté inserto, y que Ja reforma. personal, normalmente, s6lo se pro- duce cuando el grupo la admite. No se niega que cl objetivo sea la persona humana. Lo que se ‘quiere hacer comprender es que el acceso a la persona, en muchos casos, no es posible sino a través de mecanismos sociales do los cuales ella participa. La rutina escolar por necesidad de adecua- cién del proceso educacional a las técnicas mo- 0 EDUCAGION ¥ ENTRENAMIENTO demas de liderazgo y por la aspiracién de colo- carla al servicio de la preparaciin de las nuevas gencraciones para Ia responsabilidad social— ten- dria que sufrir una radical transformacién, tanto desde el punto de vista dinimico de la discipli- nna y de la didéctica, como desde el punto de vista estitioo del programa y del currfculo. No basta con que el educador se lene de bue- na volantad, si la masa enorme de conductas tradicionales determina direcciones edueativas que no atienden los objetivos propuestos. El estudio do la realidad mediante la actitud eritica, por ‘ejemplo, es una necesidad no sélo para la ereacién de procesos racionales y libres de comportamien- tos no condicionados, sino también como la énica ‘manera de hacer surgir en los individuos Ia res- ponsabilidad social. No obstante, 1o que casi siem- pre se encuentra, es la escuela encastillada en un aislamiento que conduce a la alienacién ante los hhechos que deberfan ser objeto de cambio social. ‘Una escucla asi significaria un entrenamiento que no contradijese sus propias afirmaciones. Sien- do una jinstitucién critica del “status quo”, no podria ser dogmética en su forma de accién, bajo pena de generar dogmatismos contrarios que anu- larfan su eapacidad do critica. Tendria, pues, que defender la libertad de opinién y de eleccién, To que, aplicado a Ja rutina escolar, seria una forma enteramente diferente de pedagogia. Pre- dicando el cambio, no podria ser estitica y formal. Su eurriculo y su. programa deber‘an revelar una n TAURO DE OLIVEIRA LIMA concepeién de Ia persona y de la sociedad que correspondiese a su filosofia de vida y de organi- zacién social. Por un fendmeno psicoligico que Jos psiquiatras aman “compartimentacién’, co sas contrarias como rutina y filosofia pueden con- “vivir en los educadores que no perciben sus pro- pias contradicciones. .. EL concepto de entrenamiento es esencial en educacién, mientras no se confinda con el de “adiestramiento”. Fl entrenamiento, inclusive, puc- de tener como objetivo climinar de Ie conducta las estereotipias y las conductas patronizndas. Quien no organize el entrenamiento de tal mo- do que Ia rutin escolar cumpla sus objetivos fdeales, simplemente comete el error de los que ‘no utilizani los medios adecuados para lograr Jos fines perseguidos. 6 EDUCACION Y PERSONA HUMANA Casi todas Ias definiciones de personalidad con- tienen una dimensién social: ella seria el resul- tado del ajuste del individuo a la sociedad, 0 la reconstruceién que el individuo hace de s{ mismo ara convertirse en miembro de la comunidad, © el resultado de los acomodamientos sufridos por Ja individualidad en el proceso de asimilacién + En ste sentido, consiste en un enriquecimiento por Ia interiorizacién del medio fisico y social, tuna ampliacién del restringido egocentrismo de Ja individualidad centrada en si misma, para al- canzar el estado capaz de contener en sf el uni- verso y la sociedad, introduciendo al individuo al mismo tiempo, en el contexto total de la reali- 2 Ummos el término “seomodamienta” en el sentido psi ‘cogenético que corresponde a las motificaiones quo so pro- ‘ducen en el fndividuo para mantener el eqlibsio en rut ‘laciones con el medio, precismente las modifieaciones ss ddoradems y estructurales B

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