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Co Ateale- Marvel Moreno Cuentos completos 7001 Moreno, Marvel 1939-1995 ‘Cae comple Marvel Moreno. ~ Edin de asues lary Fabio Roriguer Amaya. Bogot Earl Norma, $402 em = (Coleco otro) Isa 938-04 585-6 ‘Cuca calombane Gd, Jcqus 1 Rodrgnee ‘Amaya Fabio IL TV. Ses Ceeehad ve. (CEP-botes Ii Ang Arango (© Herero de Marvel Moreno © Bditorial Norms, Apartado 5350, Bogotd Primera edi: olio de 2001 Derechos reservados para América Latina Fotografia decubierta: Victor Robledo Discho: Camilo Umatia Impreso por Cagraphics—Impresin digital Impreso en Colombia ~ Prine in Colombia sa 938-06 580-5 Prohibidalareproduccién parcial total por cualquier medio sin permiso escrito dela Editorial Exe iro secompuso en caracteres Minion ORIANE, TIA ORIANE Oriane, ia Oriane El museco Ciruelas para Tomasa La muerte dela acacia ‘Autocritiea La cterna virgen asala del nino Jess ‘Ago tan feo en la vida de una senora bien La noche feliz de Madame Yvonne Una taza de tn Augsburg Sortilegios Blencuentro| Elviolin El hombre de las gardenias Hlespejo Bi dia del censo Lasombra Elperrito 1a peregr Barlovento ahora del gato as fiebres del Miramar Le maldicion 25 3 3. 6 85 om 195 5 2 a 24 351 259 265 281 297 3 zt 345 37 39 367 ‘Algo tan feo en Ia vida de una sefiora bien A Jaques Giard Luca de Uruetatermin6 de tomarse el hime Librium y alargan- dol brazo encendis el aparato de aire acondicionad, Enel cuartoseinsinuabs una lve oscuridad,rezag del iempo ‘de agua que habia estado amenazando toda la tarde sin transfor- arse en Ilvia se ofa el zumbido de una mosea y de abajo, con- fusamente, enian los ruidos que el nuevo chofer acta a cerrarla ‘pueria del gaaje. Todos se hablan ido ya, Eucaris, la cocinera. Ast ‘pues estaba sol. Por primera ver en mucho tiempo, record6 Laura de Urueta lo en un cenicero de cristal Sola en aque- nde, donde habia vvido desde su mattimo no sin haber podido nunca sentirla suya. El cuaro, su cuarto,era stint: le pertenecia la habia arreglado a su gusto poniendo co- sas que hactan sonreir a Ernesto, un divén de lineas simples que 106 onane, Tis ontawe con frecuencia le seria de cama, el viejo escritorio de su padre y cojines, mulitud de cojines regados por el suelo, amontonados bajo la lirmpara con sus colores vivos y aquellas figuras que ella ‘misma dibajaba en pape pergamino ants de pasrls ala tela de bordar. Ernesto slo subi all para dare las buenas noches cuan- do clase retiraba temprano pretextando una jaqueca, No le gus- taban los afiches que cubrian las paredes, deci, pero sobre todo, aslo crefa ell, no le gstaba encontrar sus cuadros; las cuatro scuarelas que habia logrado terminar alguna vey el dia que quiso volver ala pintura recordando que en La Ensefanza la madre Ana ‘Marla alababa sus dibujos, y aprovechando un viaje de Ernesto habia comprado cartonesy pincelesytrabajado semanas entera, sin descanso, locamente, hasta que él regres6y con una fase, una sol, no recordaba cul la habia hecho sentir ridicula,vagamente bsurda. En cierta forma tenia r8z6n, Nadie pinta si sus cuadros ‘no han de ser nunca visto ya ciudad se habria caido de espaldas siun buen da se hubiera anunciado la exposicin dela esposa de Emnesto Urueta,ex-presidente del Country y del Rotario, el emi ‘nent hombre de empress, como lo llamaban los peribdicos, en ‘odo caso una persona dscreta que preferia mantenerse al margen de cualquier publicidad y ni siguiera habla permitido a su hija pptticipar en concursos debellezanireinados de carnaval. Algo de ‘00 habia dicho aquela ver mirando friamente sus acuareas. Peo, ‘a pesarde concedere razén, ella, para sus adentros, se habia sen- tido humilada, Porque en ningin momento habia tenido el pro- pésito de exhibirse en public, por arte de magia no se convieste tuna en pintora alos cuarenta afos, Enel rechazo de Ernesto ha- bia habido ciertamente un proceso de intencin, una manifesta- cién mis de su hiriente y eterna desconfianza. Desde entonces, hacia ya tres anos, slo pintaba para hacer bordados sobre ls co- jines, No ex que le importara demasiado, no le habia importado ‘mayormente si bien ecordabs; sin embargo, aquellos cuadros se hhabian vuelto un simbolo, no sabia muy bien de que. Lo habia descubierto cuando resolvié tomar aquel cuarto para ella se sot- prendié clavéndolos con una emocién extranaen la pared:allies- {aban todavi ast no los vera nadie, asi Exnesto fingier ignorarlos cacla ver que entrabaa preguntarle por sus jaqueeas gual le dabs: alfin yal abo eran suyos, expresaban, sag expresaban un sen- timiento no definide, no razonado, eso que sin palabras le traji- rnabala cabeza diay noche, que aparecia laramente en sus efios yal despertarseolvidaba con una impresin de cansancio, de can- sancioasociado a figuras gis y malva. Habta empezade a dibujat aquelas figura, explicd una vera su hija, para ver siasi sus suefios le resultaban més coherentes 0 quizis (eso no se lo dijo), porque ‘rea que el simple hecho de rerearlas con colores ypinceles po- lia liberarla de la angustia inexplicable que la anudaba cuando volvia de ess psadllas sin sentido y sin memoria, Poros habia logrado inquitara Lilian. Espero que se te pase le habia dicho por todo comentario mirindola con un cierto recelo. Yella, aunque inids © menos resentid, habla comprendido su temor. Lo habla ‘compartido, incluso, Hablar de esas cosas podia sere primer paso de ponerse al desnucdo, de contarse a s{ misma, y nada la crispaba tanto como las personas que se abrian alos dems con el aire de star abrumadas por dudas insondables, por penas metalisias, Sonriendo de lo que acababs de pensar, Laura de Urueta irs su alrededor. Alli segufan las acuarelas, st, y la mosca volvia a ‘zumbar entre la ventana yla cortina. El sueno, la par que habia Dbuscado al tomar el punado de tranquilzantestardaba en venir, [Esperaria media hora mis antes de comenzar con los somniferos. De todos modos era preerible estar despierta cuando Ernesto la llamara de Nueva York; lo haria sin lugar a dudas, como siempre {que partia de viaje. Unallamada telefonica cada tres dias, de Miami, 108 [Nueva York o Chicago, donde lo levara la necesidad de negociar patentes, contratat un nuevo técnico o comprar repuestos para la ‘maquina dela fbrca, Era tangential ocuparse asi della sier- ‘pre interesado en su salud en sus pequetios problemas. Por fortu- ‘nano estarlaalisu madre pendiente deo que hablara por telefono. Laacttud complacient de su madre, sus frases convencionales, 80 ‘(que no lo podia tolerar. No soportaba esa manera que tenia de inmiscuise en su vida, de recordarle acada instante la suerte que habia tenido al encontrar Ernest. Desde que habia venidoa vivir con ella, dosaftos antes, tenia que hacer un esuerzo continu para ‘no esallar en su presencia. Y sin embargo la queria le daba listi- ‘ma vera tan vieja yfatigada, una persona que jams habia cono- ido el cansancio ni la enfermedad, que habia trabajado toda su vida duramente,porella,por conservare, repetiaentoncesla po- sicion social ala quesu apelido le daba derecho. Lo habia grado, era verdad costa de sactfcio habla mantenido las aperiencias yella habla podido ira un buen colegioyyfrecuentar el Country clspone siempre deuna casa presentable para ecbirasusamiga Aunque de la vieja casa de Olaya Herrera preferia no acordarse. ‘Mejor quela hubieran echado abaj, que sobre sus rina se alza~ +a un edifcio, Emesto habia conseguido venderla bien y con el dinero recibido su madre le habia regalado a Lilian la cuota inicial ‘del apartament, ése habia sido su regalo de matrimonio. Era de ‘esperatse, st: madre adorabaa Lilian. Viéndolas juntas, advitien- oto mucho que se parecian ella tenia a veces a impresion de no ser més que un eslabén entre dos generaciones, alguien que habia cxistido solamente para que su made se reconociera en su hija, para que la casa de una se convirtiera en el apartamento de otra, sin que ni una ni otra tuvieran particularmente necesidad de ell. Ahora el sol empezaba a brill 1 cuarto se haba llenado de repente de una luz rosada tan intensa que el gris y el malva de las 109 acuarelas pareciahabersediluido. La mosca danzaba dando tope- tazos contra el vidrio dela ventana y ningin ruido Hegaba de la casa desert, Qué dif ealmente quedarse sla, reflexioné Laura de Urueta. Era increible todo lo que habia tendo que intrigar y planear para conseguirlo: dare al servicio los cuatro dias del car- naval, convencer a su madre de que fueraa pasar una semana con Lilian su marid a Santa Marta. Pero, quiéntevaa.acompanar?, lassirvienta, mamé,no te preocupes,¥,;quign se vaa quedar con usted?, mama piensa regresar manana, Eucars, salga advertise. CCualquiera dria una inviida, un recién nacido. La gente tendia slemprea protegrl,y no era que su comportamiento desperta saactitud, porlo menos asilo crea. Sdlo ue su madre y Ernesto Jahabian considerado toda l vida incapa,incapazy frig asst ventas, claro, no hactan mys que seguir la pauta. En el fondo no Iehabia dado nunca ni fio ni calor la debilidad que le atribuian, Jeservia para escurritse, para resquardarse de ellos; sino estaba de acuerdo con sus opiniones, se callaba, nose sorprendian desu si Fencio;siquerian que os compafiara aqu alli no podia, estaba indispuest: si sentia que nolgaba a aguantarlos mis la jaqueca le permitia encerrarse en su cuarto. Qué buena idea haber conse- ‘guido aquel cuarto, aisarse en ¢), hacerlo suyo.¥ ver simulténea- mente dos 0 tres médicos sin que nadie lo supiera. De ese modo ppodia comprar todos os tranquilzantesysomniferos que deseaba yymorise de risa dela depresin. Porque ahora sabia que es total falta de dnimo, ese deseo de no moverse, de dormit, de hundirse ‘enel vacio, se lamabs depres. Yer tan intolerable, tan intole- ble tener que levantarse de la cama a afrontar la rutina de cada dia, y encontrar a Ernesto y su madre comentado las noticias del “eraldo,yasstir ala reuni6n dels Damas Rosadas las Azules,las CCatoicas, que resultaba un verdadero alivio saber que por lo me- ‘nos pondria fn al dia con cuatro, cinco somaiferos, para de un ‘golpe ir hasta el fondo dela nada, ala blanca region donde todo ‘dejaba de existic y el sueno se convertia en un denso, profundo ‘olvido, Qué alegria, qué placer sentirse libre, dsponer des misma ‘a sw antojo,no ver no escuchar a nae. l recuerdo de ls cajasy frescos escondidos en su cuartola hacia més tolerante, menos vul- in Librium, un Teanxene, un Valium, todos juntos al de- sayuno y la vida era una festa, Lastima no haberlo descubierto ‘Pensar que habia pasado un ato completo desde el matrimonio de Lilian, si, un to, embratecida por el insomnio ylatristezalo- rando escondidas, levando a toda hora lentes negros no fuera a ser que Ernesto advirtiera su estado de énimo y empezara a abru- ‘marla coma Iigica quel servia para comprenderio edo menosa ella, EI matrimonio de Lilian habia sido un detonador, el despes- tar. De casos asi est leno el mundo: una se deja envolver por la ‘tina se somete a un marido anukindose hasta perder cualquier somo de personalidad, hasta desarticulase, extraviarseen el pet- sonaje que é le impones hace eso, isin darse cuenta, porque es mas cya aclidad produce una especie ce somnolencias mien- ‘ras tanto el tiempo pasel tiempo y la posbiidad de construirse ‘una vida més eonforme consigo misma, de set lo que alguna vez ‘quiso, vagamente, confusamente ser. he agut que de repente al- ‘uien se casa, alguien se muere, O no ocurre nada grave, sino que salen las primers canas,o se le un libro, ose formula una pre- _Bunta cuya respuesta no es posible eludir mis. Entonces hay un ‘rujidoy en a perfect estructural fall algo se viene al suelo. so habia sentido con el matrimonio de Lilian, quese quebraba, ‘que se rompia el mecanismo que hasta entonces le habia permit- ‘do evadirla realidad engaisindose a st misma, Qué mis engaio que imaginar a Lilian capaz de escoger una vida diferente a la suya. Lilian tratando siempre de mimetizarse, pendiente siempre del qué dirin. Como ela, al fin yl cabo. Sélo que ell habia cargado toda su infancia la vergdenza de sera hija de un hombre indigno, no Iollamaba asisu madre, zno seo repetia una y mil vecest Ademis Lilian, yesoera importante, no tenla nada de que arrepentise,n0 Ihabie cometido su error. Error, divertido. Que dita su madre si supiera que ahora reducta a error lo que ella habia califcado siem- pre de infamia? En fn, ni valla a pena pensar ev ello, Laura de Urueta encendié un cigarrillo y cerrando los ojos bbuscéattentas un cojin pore! suelo. Empezabasentrse adorme- ida ytenfa ganas de reir unas ganaslocas de echarse ret. Infame, hhigame el favor, y solo contaba diez y ocho afios. Certo era que para su madre no habia téminos medios, ni matices, ni limites, nada frenaba su critica su horrible necesidad de abritla boca po: nerse a calificar lo habido y1o por haber, sin humor, sin compa- '6n alguna. Ell, al menos, se habia abstenido siempre de criticar alos demés. Porque no tienes derecho, le habia dicho su madre no hacia mucho tiempo, a rai de ya no sabia qué discusin; algo a propdsito de tia Edith la detestada ta Edith, Ah sha prop6sito de quella historia que toda la vida habla ofdorefere sin comentar nads, ta Edith que habia matado al hermano desu madre porque Jo obligaba a hacer cada noche el amor. De pronto habia sentido eseos de abofetear la cara seca de su madre, su boca sin labios, sus ojos suidos, qu se callara de una vez por todas, que dejara en paz ala dinica mujer normal dea familia. No habia dicho mayor cosa, apenas comenzaba a hablar, recordaba, cuando su madre solté quello. Triunfante,excitada, dspuesta otra vez ahundila bajo el peso de su virtud, de su vida ejemplar. A punto habia estado de Aecinle cui ridicule le parecia su vida, o algo mis hiriente atin, decile, por ejemplo, que le fastidiaba see insultada en su propia OnIANE, TIA ORANE «casa. Lo peor con su madre era quella hacia volveseinnoble. Ha- bia genteast, quelo lenaba a uno de verguenza por los sentimien- tos queen uno despertaba ¥ eso era lo mis dificil de perdonar. Laura de Urueta pens que algin dia tendria que poneren cla- rolascosas con su madre: explicarse,habarle objtivamente. Pero algo le deca que no habia vuelta que darle, frente a ella levaria siempre las de perder El problema de servicio, sin ir més lejos apenas instalads en la casa, su madre habla comenzado a pelearse ‘con el mundo entero y desde entonces cambiaban de cocinera y de chofer cada dos meses. Que decile? Quella selashabia arre- ‘lado muy bien sola durante veintiin anos, que su manera de ‘ratara lis sirvientasresultaba humllante?:Decirle eo para que adoptara su actitud de reina ofendida y pasara una semana sin ‘Pronunciar una palabra en la mesa? Y luego, Ernesto le daba ra- 26n, decia que nunca la casa habia estado mejor atendida, que al fin assirvientas marchaban al paso. Lo mismo habia ocurrido con ‘Maritza tanto habia insistdo su madre en que no debia vl, tanto habia hablado de su vida disipada en Nueva York, que Emesto hhabis tomado cartasen el asunto y se puso a hacer averiguaciones pporsu cuenta hasta descubrie la verdad y pedirle que no vlviera a recibira Ella, claro, la habia seguido viendo a escondidas, alta- ’ba mis, Pero asu edad era ridicule. (Gémo senia que Maritza no estuvera shore alll lamarla por {eléfono, se sentarfan en el salon y hablarian sin parar durante horas; er a dnica persona que realmente la divertia, la dinica que Ja hacia reir Jo mejor se le ocueria alguna extravagancia, que se fueran, por ejemplo, de capuchomesa recorrerlos bales. Eso! que seria muy propio de ella. Maritza, increible, no habia cambiado, ni siquierafisicamente; sega siendo la misma, larga, aca, un Aequillo en la frente y dos ojos admirables. Habla regresado de "Nueva York y desde el aeropuerto la habia telefoneado, que si po- 3 la ver, qué pregunta. Pero ene acto le habla dicho casi ahoga dd porla aleria Haba sentido ganas de corer, de salar, de con= tarlea todo el mundo que Maritza estaba ali Solo entonces habia comprendido cunto la quera;teniantantascosasen comin tan tos recuerdos. Recuerdos, mejor dicho, porque en comiin, poco tenlan, Ya habria querido ella parecerse a Maritza, importale un

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