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CAPITULO PRIMERO MAQUIAVELO De wna manera u otra, deciamos ya, en todas partes se gobiema segiin la razén de Estado. Esta pucde estar enturbiada o puede estar refrenada por barreras ideales y reales pero el gobernante la leva siempre en la sangre, Como principio ¢ idea, sin embargo, la razon dde Estado sélo es aprehendida en un delerminado estadio del des- ‘envolvimiento histérico, euando el Estado se ha hecho suficientemente fuerte para vencer aquellas barreras y para imponer frente @ toda Jas demas potencias vitales su propio & incondicionado derecho a la vyida, Una exposicién histérieo-universal de este proceso tendria que abarcar comparativamente todas las culturas y tendria que es tudiar, ante todo, In idea de la razén de Estado en el mundo anti guo y sa enfrentamiento con el espiritu clisico. Tanto, en efecto, et Fstado-ciudad libre como la monarquia se encuentran penetradox ‘por sus problemas, y en ellos abundan los ensayos de una formulacién fadecuada de la misma, En el didlogo de los atenienses con Jos me- lios, que Tucidides relata en ol libro V (c. 95 ss.), se reiiner. lapi- slariamente en una teoria toda la dureza y erueldad de la razon de Estado y de la politica de poder. Euripides, por su parte, en los Phoenissas, have decir a Bteocles: «Si hay que cometer injusticia ‘es hermoso cometerla por razén del poder; en otro caso, es preciso ‘obrar_moralmente.» En el libro V de la Politica traza Aristoteles ‘étodos racionalizados de poder de los tiranos, y fl libro TIL del De Ojficis, en el sentido de tn rstoica, el conflicto entro el provecho del E: ‘diciendo con tristeza: «Utiitatio specie in republiea saepissime pee ‘eaters (c. Il}, Intimamente penetrados de la idea de la razin de Fastado se encuentran las grandes obras historicas de Técito, para confirmar lo cual basta con reproducir las palabras que pone en boca de Casio en el libro XIV de los Anates: «Habet aliquid ex iniquo ‘omne magnum exemplam, quod contra singulos utilitate publica re penditury Aunque no tanto para Maguravet.o, cuyas fuentes son, doy la moral, 8 sobre todo, Livio, Aristteles y Jenofonte; ‘Tacito habia de conver- tirse mis adelante, desde que Justus Lipsius le edita de nuevo en 1574, en el gram maestro de la raxin de Estado, y durante un siglo entero florecera una literatura polities de los tacitistas (1). Justus Lipsius mismo compondra su Hbro de politica (Politiorum sive civilis doctrinas libri sex, qui ad prineipattn maccime spectant, 1589) exclusivamente con tentencias de excritores do In Antigiiedad clisica, sobre todo do Tacit, suministrando asi, todavia hoy en dia, un var lioso repertorio de Is idea de Ia razén de Rstado en el pensamiento antiguo, Y aun cuando la Antigiedad no acuii6 para ella ninguna fexpresion propia, sin embargo, ya nos sale la ratio reipeblioae en Gicerén y In ratio ct utltes reipublicae en Floro (2). EL politefamo y el earicter puramente terrenal de los valores, fueron el suelo nutreio de la azn de Estado de la Antigiedad. En la Gpoea de apogeo de la polis el maximo valor vital era el Estado, Eticn y étiea politica eoincidian y no habia por eso ningin contlicte entze politica y moral, No habia tampoeo ning jn universal que tratara con sus mandatos de coartar el libre juego de las fuerzas astatales. La religiin nacional, entonces vigente, favorees, mis bien, cate iltimo al glorficar el heroismo. Cuando Ja polis eomienza 4 desintegraree internamente, l ideal heroico se enearna en el nuevo tipo vital del individuo que aspira al poder en ef Estado del hombre de accién, tal como Platén nos lo ha trazado clisicamente en la. figa ra de Calicés on el Gorgias (3). En general, puede decirse que la siempre que logé_a aleanzarse iia de ella, no traspass munca los limites del dmbito. perso- nal, justificando, es cierto, Ia forma de obrar que Ja fuerza de le situacin dietaba al titular del poder, pero sin aleanzar nunea el ran- (1) Boceaint nas serviré, més tarde, de ejemplo de ella. Conn expresién alto salar atribuido.a Teeito, mencionemos Tas palabras de Gam, Naunis a poiton (ede TOR, p- 238): “AL vero, quoniam sedet ipso incens ae Imperator in orchestra, aut potus sedan sibi fsit ‘ava cum stupore et admieatone polities dificuttes exmpont, unt najestate omne fastiginm humanun excedens, cert consulive etsuadeo, non une tent eermane velut hominem, sed eloquent tats instar venerati ete.” Sobre Tos taciatas op. ety pig 24%. y ‘Torranty, Machiavelli ¢ if tauizme, 1921, un libro intligete.¥ ico «nm teri pero que exagers Ia signieaciin de Técio para Maguiavel, 1) Cicero ad Plancumn (L 10 ad fam. opal. 12 "No esperes al, Senado, sé ti miso Senad, quocmnque te ratio reipublieae ducet sewer” Florus 1, e148) abla do Tos sete reyes de Roma, “tam varits ingen, wt ripublicae ult. postulabat” (3) Clr, ahora Mrnzis, Kallkles, 1923, y el profundo discurs de Wemnes Jeger, en ia Universidad de Berlin, “Usher die grechiceho Statcethik im Zotar Plates", 1924 go de ur Sobe pronune Agustin nia» (3) un impe Rstado, der aso heroism Estado. echo m ‘el poder pero un ‘era supe medio. « Estado. or uy: habia si divales, fijos. la politi rico I y ol roy cel inter} mondo dol Pap: muchos turacién teminant sin emb de base por med ‘eon mét medieva ‘eontros Ep o Monarch © inet (9, 29 420 de una entelequia de caricter supraindividual ¢ independiente (4 Sol Anvigtedad formald el epitafio y promuneic jismo por boca de San Agustin: «Remota justitia quid sunt regna nisi magna latrici nia» (5). La nueva religién, de caricter universal, formuls, a Ia. vex ia de somoterse también el la raxin de Estado d juicio aniquilador el exist tun imperative moral universal al que habia Estado, orients al hombre hacia valores indo plano todos los valores terrenos y con ellos también el heroismo como avanzada de la politica de poder y de la raz6n de Estado En union con la ética cristiana, ta idea germiniea del De rechio mantuve también durante In Edad Media en estrechos Jimites el poder del Eaindo, En la Edad Media hubo, es cierto, un Estado, pero un Estado que no se considersba como soberano, El Derecho ra superior @ él; sm fin para cuya reatizacién el Ksiado eva sélo un medio, «En la Edad Media no se reconocen ni polities ni razin de Estado La prictica, naturalmente, era otra cosa que esta ideo! reins de la_politiea, para las cuales por cuya razin elas exis no habia sitio en el marco de la teoria juridica y constitucional me- dievales, hubicron de abriree camino por sf mismos sin contempla cianos» (6) En la Baja Edad Media este camino comen fijos, En lucha contra la Iglesia y cl Papado, se robustecié de por si inos, como el emperador Fede temperador Catlos IV en Alemania 6 9 adquirie perfiles la politica de poder de grandes rico II y Felipe IV de Francia, F J el rey Latis XI en Francia dieron el ejemplo de una politica hacia @1 interior racionalizada y desprovisia de eserdpalos. Y el mismo mundo eclesiistico preparaba el espiritu de un nuevo arte politico on sus transformaciones internas, con la progresiva_identificacion del Papado con intereses politicos” seculares, com el pensamiento, en muchos aspectos tan utilitario, de la época eoneiliar y con la estrue turacién racional del sistema financiero pontificio. EL motivo de- teminante para el nacimiento de un nuevo arte politico se encuentra, 0, en el comienzo de las nuovas construcciones estatales sin_oml de base nacional, y en la tendencia de los grandes dinastas a asegurar decir, estatates, las posesiones adquiridas por medios no feudales, con métodes feudales. L medieval se quebraron de ahora en adelante al chogue con los nuevos ideas universales del corpus chrisianum ceniros nacionales y particularistas EI pensamiento de la Baja Edad Media comenas, ademés, a dis: (WH) Kasnes, Studien sur Frtwieklong und theoreuische Bearindune de Monarchie in. dltertum, pigs. 10 9 ses 1G). De viviate Dei, IV, 4. Para le Mutloteliche Zetanschaw (6), Fe Kess, Rech sehr, 130, 57, 63 Y sh seta Jaterpretacisn, eft, Bens n Mitcaler, on “Wi sector fundsnental he Zeit 30 tinguit entre ol Detecho natural ideal y el Derecho positivo, amino- rando asi la presion que hasta entonces habia ejercide sobre el Ee. tado la idea germinica del Derecho, aDe ahora en adelante, el Poder estatal so encuentra situado sobre el Derecho pesitiva y elit Jo dal Derecho natural. Ks decir, que no todo Derecho privado, inc Alividual, por insignificamte que fuera, sino s6lo los grates. prinel cios del Derecho natural, se hallaban’sustraidos a Ja acein del Es tado» (7) Esporidicamento comienran ya a aparecer manifestaciones de Principio acorea de la mueva_necesidad politica. Felipe de Leiden, tm clétigo al servicio del Conde de Holanda, que eseribi8 nel si slo xiv im libro, De cura reipublicae et sorte principants, defendis Ja proposiciin de que el principe podia anulor el privilegio concedide 4 una ciudad 0 a una persona, caso de que con ello padecicra. la publica uilitas (8). En términos todavia. mis generales, declare: hha Juan Gerson, en 1404 que las leyes dictadas para ell mantent miento de Ia par—el fin estatal supremo en la Edad Media podian, caso de que se eontradijoran, bien ser interpretadas, de la ma era mis concorde con eu ‘fin, 0 bien ser derogadas, ya que necesstas legem non habet (9).'Y todavia mis audar fue un eer Vidor del Duque de Borgovta, el doctor en teologia Jean Pati, En tus largo discurso de tono sofstico pronunciado en Paris, en marzo dle 1408, defendié a su seiior del asesinato que éste habia. hecho ccometer contra el Duque Luis de Onl ¥ alianzas entre eaballeros no. del das cuando al hacerlo asi acarrease daiio al principe y a la repiblica; mis. wi en este caso, su mantenimiento iria contra las leyes naturale yd vinas (10) Una investigacién sistematica de las fuentes y eseritores de la Baja Edad Media es probable que nos haria encontrar oltas opi diciendo que las promesas 1) Kems, ob, city pig. 7h (@) Ne Mhisow, Tertoriun wed Stade, pi. 190, on Leiden, 1998 (9) Pestanore, Die Theorie von der Mordbelugnis der Ot Jahrhundert, pie, 27, donde se aducen olzos tstimonion. Clr tanker Coase, latasis’, pig, 279, y-v.UnzouD, aus Mitlater nad. Renaissance, yes, Soh Y¥ sinsy sobre Pontsne (1) “La quinte vésié en cas daliance, seremens ct promesses, est des confélrations facies de chevaligr & autre en quelque manifte que ge ait Dist esr, sis advient que iclit pour gander et ten tourne of wondint de fon prince, de ses enfants et de la chose publique, west tena ie les ponds En els cas serot fait contre’ les lis naturells et vines" La enor he Monsrelt np. Douet efAre 185%, 1,215 ss. (Nib. 1, e- 391 Al (li, 1c, 13), el voto catsenatria ‘de Tos teslogor de Perlet, touche Jt subversion de toute Ta chose: publique et le chaccuy se ee; ea" El Concilio de Constancla no se attevo. ein embargey e de vista sade le 0 tenia, n au opi °, sin la Vizadores, a vida weimiento do libre lo a lo luo, una tome al ‘chive ro 35 Estado en su mano y lo renueve, Mis ain, para él la monarq! era la Ginica forma posible de gobierno para Estados libres corrom: Pidos y no susceptbles ya de regeneracion, Do esta manera, su con cepto de la virti representé en ol pensamiento de MAQUIAvELO un puente interno entre las tendencias republicanas y mondrquicas, puen- te que le hizo posible, sin perder nada de su personalidad, poner to dha sus esperancas en la dinastia de los Medics, después dal de rrumbamiento det Estado libre florentino, y escribir pare aquellos st libro sobre el Principe. De igual manera labia de posibilitarl, poco después, retomar en los Déscorsi a las tendencias tepublieanas, com traponiendo y comparando repiblica y prineipado Esta étien peculiarisima de la vir lel_espirity scoulan- ado del Renacimiento, arroja también liz sabre uno de los piitos ‘is diseutidos y condenados en's pensamiento, sobre sus relacio. nes ¢on la moral cristiana corriente y la sedicente ética natural Deciamos ya, que Magviaveno habia comervado de la étiea cris tiana los coneeptos formales acerea de la distincién entre el bien y 1 mal. Nunca, cuando aconsejaba la comién de seeiones moral mento malas. trats MaquiaveLo de despojatlas ‘de este. predicado, ni de disfrazarlas hipseritamente, Nunea, tampoco, os6 incluir en st ‘deal de la virti rasyos do un obrar moralnente condenable. Como dice en el capitulo VIIT del Principe, dedicado a. Agatocle, no puede Hamarse vir el matar a sus eonciudadanos, ol traicionat@ sis amigos, el uo tener ni lealtad, ni peda, ni religiin; con ello puede conquistarse el poder politico, pero 1o\la fama. No obstante Jo cual, on este mismo Agatocles reconecia una vetdadera virti, una grandezza delPanimo, es decis, grandes vitludes para un sobe. rano. La esfera ética de le virsit eczaba situada, pues, al lado de la eafera moral cotriente, como un munds para shun’ mundo, empe- que era para a el ‘mundo supremo, porque para él la fuente de Vida del Estado, det viecre palitiea, constitia el mis alto cometide del obrar humao. Y° porque este niuno era para & el mundo supe. ‘mo, podia también permitirse intervenciones y yiolaciones en cl 1undo moral, si aquéllas servian para la consecue propios. Estas violaciones y trasgresiones, esios upec existiano eran y continuaban siendo iamorales « su jueio, y-no eran inti en si, pero, en dltimo término, como en seguida veremoe, po. Alan surgir de la virt Examinemos mis detalladamente, antes de nada, una ver mis, st teorfa de la virtiy la extra conjuncién de pesimismo e idea 1mo, de elementos mecanicistas y vitalistas que la caracterizan, Los hhombres, se dice en los Discorsi (I, 4) no redlizan de por si acciones Tens, si la smecesidad> no les immpele a ello. El hambre ya por Direta® contin dicfendo, hacen a Tos Rambres laboriosos, y las le. los laeen buenos. Por las sanciones que acompafan las transgre- ws de las leyes, se Ilega al conocimiento dole justica. Bl bien 236 moral y In justicia eran, pues, para él, valores que podian. ser eehi ereados y que eran creados por el poder coactivo del Estado; lo Eh ‘que nos dice a qué altura se hallaba entonces el Estado y enn int tre, ima era, en cambio, la valoracién del individuo. Bata rigida ence eonexién causal, de earécter positivista, era vitalizds, empero, por las @l con el hilito ardiente de la virii, con la fe en la fuerza creadora Tos de los grandes hombres, los cuales por su propia virti y por sus de ‘sabios tmandatos podian elevar al hombre corriente a una mueva tus. virti de segundo orden, De carieter mocinico y fatalista era tom led Dién su idea de que el mundo es y sera siempre el mismo, que met todas las cosas se mueven en circulo, y que tampoco la virtt existe cine cen la tierra en cantidades ilimitadas, sino que camina por el mundo a, tligiendo éste 0 el otro pueblo como su soporte. ‘Tres siglos mis sus tarde, insertaré Hegel el elemento fatalista en una filosofia, progre- am: siva e ilustrada, al sentar su tcoria de los «pueblos de la historia Tos tuniversal, a los cuales confia en'cada ocasién su cometido el sph par rit universal, MAQUIAVELO, en cambio, se contenté con la com: ‘lel probacién resignada de que, s6lo en los tiempos antiguos, hubo uni pueblos que se distinguian por una gran proporcién de. virtiy de i mientras que, en su época, ésta se hallaba repatida entre mnchas Ta nnaciones. Es asi como nos aparecen Ia alinidad y ln diferencia entre t cw los siglos. Del derrumbamiento del mundo. politico en quo vivian, i ‘ambos ponsedores dirigen su mirada a las fuentes y soportes de la cia t| fuorza y las grandes realizaciones histérico-universales: Hegel, con oo la fe optimista en el progreso, creada ya por el siglo do la Tus- do tracién, Maguiaveto, en cambio, con la antigua fe en la uniformi- oi dad eterna de la vida histories, una fe alimentada desde un prin- Hl ip ipio. por Ia actitud negativa del eristianismo frente a los valores a torrenos, y que ni siquiera el impulso vital del Renacimiento ha- 7 bia logrado quebrantar, Y, sin embargo, este impulso vital era ai suficientemente fuerte en A para no desmayar ante Ja contempla- al jin de Ia vileza humana, y para dirigir la mirada a Tn busca de a i gota Wirt HI desenvolrimiontocteaién de lair rs efecto, para Maguisvrno el ea, fin evident de Estado, La los de wide ena ln regenrasin dost) puctlo por ln } visor el Esato, sempre que esto Tac posble pas st opnién en ! reer augecinnt umoreses coccinea. Este nuevo idea i Fano" poltico te hallabe mezlad sin embargo, con la rave pro Hematea inerente a ln rarén de Estado, Con esto nos scereamos a fre prablema en sentido ett. A araumiuse la unidad rlgioss y moral dl ideal de vida rnednevah, [v6 imposible construe inmediatamente ott. nuevo idea Meh ttre y eoncwo. com a. dsaparecid. Al exit, Ir Teo don vintfos mera e le ofeieon, en efecto, simul cee ate imusndos sctres dole vila, para que pudiera coo finenene aun roto ade e gue, deme, fuer pose com a te podian ser cebirse y ubarear como unidad arménica ‘el mundo secularizado. al Estado; lo Fi heave se cena deseubidor, unas veces aguty otras all, ge en- tregabe entusidstiea o incluso radicalmente a lo descubierto, y 9© fencontraba tan oeupado con todo ello, que no acertaba a eliminar empero, por fap contracieciones y diserepancias entre los nuevas experiencias y ferza readora se eae otes valores vitaese Esta pasiin del descubridor es una sis y por sus de las caracteristicas mis destacadas do Maguiaveto. Con tal en- 4 una_nueva fusiasmo se vertin hacia la meta de eads momento, que, & veces lista eva Te desaparecia lo que él mismo habia pasado y dicho en otro mo- 1 mismo, qu mento Impavida, easi fanéticamente, iba extrayendo las consecuen: la virtc existe tas més extremas, més tervibles de las verdades encontradas por por el mundo } Gl sin detenerse # considerar_ sus efectos en relaciéu con otras de 5 siglos mas ‘Sus convieciones ya exprosadas. Como descubridor experimental, ‘sofia progre- |, Gmaba también el cambio de los puntos de vista y el siwuarse en de Ta historia Joe distintos intereses de la lucha poltica, « fin de encontrar. asi retido ob esp | para cada tno de los bandos, bien fuera el principe 0 los enemigos » con la com Eel principe. una panaces, ima medicina forte, y, de ser posible ntiguos, nbo tina regole generale, Las recetas qie nos da en cada momento han ‘in de. virtly tle entenderse, por eso, ctm grano salis de wn cierto .rclativismo. tre_ muchas F También estas jnctinaciones de su espirita han de ser tenidas en iferencia entre : cuenta x que vivian, La més radical diserepancia en su pensamiento, una diserepan- soportes de Ia cia que no logrd paliar, ni siquiera se esfora® en, haverlo, e& 1a s: Hegel, com Sas da entre la rcva’ efera ie de le virth y del Estado guis Jo de la’ Tus- Jy por ella, y la antigua esfera de ix religion y da te moral, La fo la uniformi- : am coneepto.naturaistico y_dinimica, en ef lesde un prin- (oe ae inluia también una cierta ferocie, no podia, sin embargo. 1 los valores Medarse en el ambito de. Ine ferzas naturales irteguladas, sino sacimiento.ha- fhuy de acuerdo con el pensamiento renacentista, tlso vital era tints ondinata. en fuerza politica y virtud ciudad Ja contempla- ‘Gignalment@ y de acuerdo con determinados fines. ‘8 Ia busca de. Gal Estado atribufa naturalmente un gran_valor a Ia religh la wired exa, roral, como elementos importantes ex el mantenimiento de la do- Jel Estado. La monarign poliien, Magutavi.o se cxpres6 inlaso sobre Ia neces! por la. vir ‘ a tarrcligin, aunque, también e cierto, de una religion que su opinién en Nisiera a los hombres valientes y orgullosos (Disc, 1, 11, 12). «la Smevo idea Teligidn, las leyes, el cjétriton son mencionados, una. vex entecte Ts grave pro- Tisticamente por & como los tres fundamentos del Estado (Dis, s acereamos a Th Intr). Pero tanto la religién como la moval se convortian asi, ‘ Ge valores con rango propio, en simples medios para los fines de ideal de vida {in Estado vitalizado por la virti, Por eso pudo dar et eonsejo de dos filos-un consejo que habia de tener un eco terrible en Tos si- AL espititu, i los siguientes y-que habia de incitar a los hombres de Estado efecto, simul- | se tingid eeceptigismo-—de que habia de apoyar la religiin_ aun andiera encon- | due enellaelentaran el engafo.y el error y, que cuanto mis intl frente se fuera tanto mas babria que apoyarla (ise Ty 12). Quien baa i 38 asi pensaba, 0 hollaba ya desarraigado de todo auténtico sen miento religioso. ;Dénde queda el iltimo, el mis intimo sopo! ile Ia vids, si también Ia religién falsa, aquélla en que no ce tes, ‘ha de obtener vigencia como medio para un fin, y si el bien moral aparece tan sélo como producto del miedo y de la costumbre? En esta naturaleza desdivinizada, el hombre queda abandonado a si y a Jes fuerzas que le presta la naturaleza, y asi tiene que enfrentarse con todas las potencias ciegas de esta misma naturalers. De esta n vei MAQuiaVELO. también st situaeién. wcionante y grandioso ver cémo traté de dominarla, De tm lado la «fortuna», de otto la virtit: he aqui cémo él concebia sta situaciin. Son muchos hoy, dice en el Principe, los que, en vista de los golpes del destin y de las insospechadas mutaciones que hemos experimentado, estiman que toda la inteligencia no. sirve dle nada frente al destino, y que es preciso dejarse gobernar. por él ¥ ‘el mismo confiesa que, en momentos de pesimisino, también fu ésta au crcencia, No obstante, en seguida percibié que era una falla de virtis dejarse arrastrar por este estado de aninio. Es proviso por nerse eu pic y construir diques y eanales contra cl torrente. arto. ador dol destino, ya que heeiéndolo asi se le puede eontener. La fortuna» domina sélo la mitad de nuestras acciones, mientras. que la otra mitad, o poco menos, queda a nuestro arbitrio. «Alli donde los hombres que tienen poca virti, la fortuna muestra toda su fuerza Y poique éta varia, varian también las repablicas y los Estados, y variarén siempre, hasta que no surja un hombre que sea. tan amante de la Antigiiedad, que regule la fortuna de tal modo, que tno tenga ocasién de demostrar cada din todo To que ella pucden (Dise, 11, 30). A la «fortuna» hay que sacudirla y golpearle como quien se desea, y los audaces y apasionados tendran ‘mas éxito aqui que Ios frios: Pero Ia audacia tiene que combinarse con In mixima inteligencia y el efleulo maximo, pues todo golpe del estino exige un método adecuado, Este problema concité iatensa meate In reflexién de MaguiaveLo, porque era aqui donde se po: nian de manifiesto las fuerzas y los limites de la virtd, y, por tanto, también los de la humanidad. El individuo que obra’ nop emanciparse de su propia naturaleza, sino que lieié que actuar tal ¥ como éstaTe-imanida, De aqui viene que el mismo método qué le dicta su caricter, puede, segiin la situacién del destino, redundar tunas veces en heneficio suyo y ottas en st perjuicio (Dise, Ill, 9), Esta conviecién hubiera podido evar, de nuevo, al fotalismo, pero todas estas dudas y contradicciones aetwaban sobre él como la fyer: ‘2a que pone el arco en ten: tandole & afinar tanto més la unteria. Los enemigos aprenden unos de otros el manejo de sus armas. La virti tiene como cometido hacer retroceder a le «fortmay, La fortuna» es astuta, Juego puede también ser virti, sino hay oto romedi maquia el obte cenzando primere surge d todas presnpo Pars edits Jn Iuchs Virti, 5 su eatil Is. exie ‘QUIAVE ideas, « La vir fera de bilidade tes sent ‘sal, el vir, ¥ para’ M ya, dice para las ducirlas tos de cel homl -aqui 60 di tal n ‘mo de tenian « Livio (« cavirtute

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