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gPOR QUE LOS SAPOS NO TIENEN COLA? Mrro cHaM?” *Una gran fiesta en el cielo habia; ‘como el sapo alas no tenia, cal gallinazo engaiié alado, para que al cielo lo levara”. €, sapo llevaba muchos dias maquinando para encontrar la mane- ra de asistir a la fiesta celestial, pero cada idea era peor que la ante- rior. Después de mucho pensar y pensar, 8 le ocurrié un plan. Todos os animales debian aportar algo para la fiesta y él no podia ser la ex- cepcién, asi que preparé un costalito con algunas cosas y le dijo asu esposa que, cuando llegara el gallinazo, se lo entregara. Después se fue a casa del gallinazo y le pidid el favor de recoger el paquete y llevarlo a la fiesta: él no podia i, pero de todas formas enviaba su contribucién. El gallinazo acepté, se pusieron de acuerdo en la hora y el sapo se fue muy contento. Al llegar a su casa, se metid en el costalito y se qued6 ahi, callado, esperando a que llegara el gallinazo a recogerlo. J Esta comunidad indigena del occidente del departamento de Caldas resistié valiente- mente a los conquistadores. Se destacan su marcado espiritu religioso, sus practicas chaménicas y sus rituales de nacimiento y muerte, pese a la cada vez mas fuerte in- fluencia de la cultura moderna. Mitos y leyendas de Colombia Escaneado con CamS< Este llegé a la hora convenida, saludé a a sefiora rana, que le entreg? la mochilita, se despidié y echd a volar. Subid, dando veettas y mas wweltas, y cuando estaba bien alto, muy cerca del cielo, dijo, sin saber lo que llevaba en el paquete: “{Menos mal que no vino el chismoso del sapo! No hay flesta en la que no esté hable que te hable: una vez empieza, no hay modo de pararla!” Entonces el sapo, desde el Fondo de la mochila, dijo: “Aqu/ estoy, amigo! jAqu estoy!” Al ofr la conoci- da y fea voz, el gallinazo hizo un gesto de desagrado, pero como ya estaba a las puertas del cielo, no tuvo més remedio que terminar su Viaje y llevar al indeseable a la fiesta. Lacelebracién fue muy agradable y todos se divirtieron mucho; elsapo, desde luego, no desaproveché la oportunidad para echar sus habladas aqu/y alld y regar uno que otro chisme. Las cosas buenas, sin embargo, no duran, y el sapo, viendo ya que no faltaba mucho para tener que regresar a casa, empezé a darle trago al gallinazo, para que no se diera cuenta de que lo llevaba otra vez. El gallinazo, ya medio borracho, no sintié cuando el sapo se le trepé encima, y eché a volar. Una vez més, dio wueltas y wueltas, bajando de a poquitos. Cuando ya estaba cerca del suelo dijo: “(Qué bueno! Por fin me libré del estorboso sapo, que a estas horas debe estar allé arriba viendo cémo hace para devolverse”. Y el sapo le grit desde su espalda, donde es- taba prendido como una garrapata: “jAqu{ estoy, compadre!” EI gallinazo se puso furioso y empezé a hacer piruetas y a sa- cudirse, para hacer caer al sapo. Este iba muerto del susto; cuando creyé que estaban bien bajito, vio una piedra, que le parecié chiqui- ta, y resolvié tirarse, para evitar males mayores. Cayé sobre la piedra y se pegé tan duro que se qued6 sin cola. Lamentandose de su suer- te, juré que nunca més iria a una fiesta en el cielo. Desde entonces, los sapos no tienen cola y se la pasan cantando en las lagunas. 90 Mitos y leyendas d¢ Colombia Escaneado con CamS<

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