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Aixa Bona/ Juan Vilaboa (coordinadores) Las formas de la politica en la Patagonia ‘Condiciones materiales e ide: Jos sectores populares rurales rionegrinos en el advenimiento del peronismo* Enrique Mases ante trabajo se propone analizar el peronismo como un momento de infle- Ta historia de los Terrtorios Nacionales y en particular de Rio Negro. Los del primer peronismo, euando se extendié la ciudadania social jciaron también un marcado proceso de integracién social de amplios secto- mno habfan ingresado al mundo de la politiea formal ~y en no pocos casos, ‘a sus maneras informales-, expandiendo la inclusién politica préctica- todos los espacios. Dentro de este marco analizaremos particularmente ortamiento de los sectores populares rarales rionegrinos indagando de manera éstos inician ese proceso de inclusi6n. Para ello veremos algunos de jentos que hicieron posible que se fuera gestando y afirmando una nueva d politica y una nueva legitimacién social. lugar @ dtidas las profundas transformaciones identitarias que el pero- provoeé en amplios contingentes de poblacién tuvieron una muestra cabal caso de los sectores populares rurales del Territorio de Rio Negro. En este sentido, para los distintos actores sociales del Ambito rural ~“intra- tun proceso de inclu- To que determind socal y ds eerccio de derechos hasta eae memento, pa: westigadores), y Ernesto Bohoslavsky (becario) (47) Finalmente quisiéramos sefialar que el periodo a analizar se extiende, con elf Prop6sito de estudiar las continuidades y rupturas entre la etapa peronista y | Dreperonist, desdo lo aeontacdo on Ia década del 30 hasta eulminar on c: ciones para la renovacién p: de 1951. Estas eleccione: en ee istas elecciones, que en el caso ,zonas de influencia. En el érea de 1a confluencia de los rfos Limay y Neuquén = caracterizaba por la explotacién agricola con destino al mercado interno y ex- 10 utilizando mano de obra familiar y asalariada. En la zona sur y en el de- .ento Zapala la principal actividad era la ganaderia extensiva realizada en ‘estancias que empleaban mano de obra asalariada de tipo permanente ;poral. Finalmente, en el resto del Territorio segufan subsistiendo formas de tacién muy primitivas, como la agricultura de subsistencia y la ganaderia ite realizada por pequetios productores en tierras fiseales, arrendadas tarios absentistas utilizando mano de obra familiar. famente, en el easo de Rfo Negro el Censo Nacional de 1947 arroja un de 134,350 habitantes, De estos un 6 por ciento corresponde al Valle Medio, 0 por ciento a la Meseta, el Este Atléntico un 17 por ciento, el area Andina 16,5 por ciento y el Alto Valle un 39,6 por ciento; jamente mayorita- Ja poblacién rural, aunque es menor specto de Nouguén, el otro territorio que conforma la n En cuanto al esquema socioeconémico presente en las ‘encontramos en primer lugar una significativa itorio de la agricultura bajo riego que se practi ta de su ciudadanfa politica. El Territorio de Rio Negro: panorama socioeconémico Hacia 1990 el mundo rural aparecta como el componente més signifieat toda la norpatagoniay particularmonto en el Territariode Ro Nene Eero ca de aquélla, desde principios de siglo reorienta lentamente su economia hacia el iam esd i ots tanec enc tos comerciales y en su integracién con la economta nacional, sino tambien ean profunda transformacion en su patrén demogratico No obstante, la urbeninn cign del Territorio mantendr4 patrones inalterables hasta la década del 60, P: ‘mediados de los 40 el Territorio Nacional de Neuquén se mos ae despoblada que el ronegrino cn algo més de ochenta mil abi apenas contaba con 7.500 residentes.? Si bien la poblaciGn de origen enil tse ats Se per an vida territoriana, todavia se hacia sentir su peso, especialmente en los depart. Ientoscalindantos a I cordllera de los Andes, N = cisamente la explotacién agropocuaria en es08 aio por lo menos po tres formas de astividades difereneiadas on ous sonearn inne ¢ como un caso llamativo. Una docena de pueblos y ciudades intereonecta- ‘por una profusa red de caminos y la linea férrea se ubican en una franja de smetros por veinte de ancho en el valle fértil del rio Negro. Si bi sefialado precedentemente, los datos censales para 1947 rural para esa érea casi el 70 par cient aly la 5 «dvigente en esas poblaciones hacen que jdeba considerarse mas desde patrones urbanos que los exclusivos del dm- de esta érea el mundo rural se extiende también a las zonas cor Ville- as ubicadas en el noreste colindantes a Viedma, donde aparecen estan- italizadas, mientras que en la linea sur y en la zona de meseta, la gana- 1. Ba Neogotn, soa oe conson nationals de 1895 y 1814 y de Trritoroa Nacionales de 1900, yen menor medida la agricultura de subsistencia son las actividades prin- jextranjeros de origen chileno corresponde en porcentajes sobre el total de la po ‘uctura social, una primera earact ea aeee P Ta qusencia de una burguesia terrateniente con tr phe i litico y econdmico como efectivamente se da en buena parte del interior de tro pais, prineipalmente en las provincias del noroeste. Consecuentemente, ‘Sectores dominantes estén representados por una burguesfa mercantil cuyo ello econémico tiene su inicio no mas allé de principios de siglo y se conso- Ui-a partir de su relacién con el Estado y de su rol de intermediario comercial En otros sectores sociales; mientras que los propictarios de estancias en su ma seni Santa Graz 1318 por esto, y Te nal de 1895, el 43 por ciento del total. ie ; “Latinmericaos, N39, aga de + Bl mundo del irae: Nein 18942860) Nougat, so, 1980 2. Censo Nacional de 1947. ade JL, Abel y R. Isabel Cortés, “El poblamiento del Teritorio de Rio Negro 1880-1947)", 50 Brougue MAses yorfa o bien son absentistas o bien empresas, muchas de ellas de eapital extran- jero. Respecto de aquellos que conforman los sectores populares encontramos a log trabajadores urbanos mayoritariamente de servicios, empleados en el Estado, en el comercio 0 en los transportes; el proletariado industrial resulta ser mfnimo, con ‘excepcién de aquellos micleos obreros ligados a la explotacién petrolifera.* ‘Completan el mundo de los sectores populares los trabajadores rurales com. puestos por remanentes indigenas, inmigrantes chilenos y sus descendientes de- Gicados a la crfa de ganado menor, que ejercen Ja trashumancia y que en algunos casos son arrendatarios y en otros simples ocupantes de tierras fiscalos 0 de pro- pictarios absentistas, Junto a ellos encontramos a peones y puesteros de las es- tancias capitalizadas de la zona cordillerana y del noreste, que desarrollan su ta- tea a cambio do una retribucién salarial muchas veces de caracter nominal, ba- jo un régimen de ext tanto, en la agricultura bajo riego se- rrén chacareros y arrendatarios los prineipales a jenes conviven con tra- bajadores temporarios dedicados a la actividad frut ‘Ahora bien, y siguiendo con el mundo rural rionegrino, zes posible hablar de policlasismo en estos émbitos cuando hay un marcado predominio de actores im- posibles de encasillar, como lo es el eolono que explota mano de obra oa sar por alto qu en estrecha el régimen de propiedad di refleja esta milar a lo que sucede para 1a proporei tarios fue de apenas un 26 por ciento del total y la de los arrendatarios, del 6,4 por ciento. Ambos porcentajes fueron de los més bajos del pais, lo que daba lugar ala presencia dominante de un tipo de ocupante precario.* Panorama politico antes de la legada del peronismo Desde que a fines del siglo x1x el Estado nacional consolid6 su soberanfa so- bre los espacios patagénieos, por casi setenta afios Rio Negro y Neuquén, como, rados directamente fs cierto que antes de Ia Hegada del peronismo habfa una intensa actividad politica institucionalizada a través de agrupamientos que se disputa- ban los cargos municipales o el puesto de juez de paz, la participacién de los hom- | que ver con la tenencia de la tierra y con las condiciones salariales y material "pros y mujeres habitantes de estos escen: " dlectorales. Ci jertamente, al reali cionales ob: través de un conjunto de précticas yy actuaciones mucho mas informales (peticiones, reclamos, demandas, comisio- jnes ad hoc, ete.) que las propiamente formals; prActicas y expresiones con ma- | yores oportunidades para su despliegue en los dmbitos urbanos y, en menor me- ida, en los rurales. Precisamente respecto de los sectores populares rurales, sin formas de repre- sentacién en esta etapa, su participacién se limita a los reclamos que tienen que -yer con su situaciOn particular, y que son de cardcter pacifico, acotados, escasos y esporddicamente orgenizados. Fin muchos casos se refieren a cuestiones que tienen Enel primer caso, ya desde muy temprano se verifica en todo el territorior negrino la continua expulsién de ocupantes de tierras fiscales, particularment de integrantes de parcialidades indigenas quienes, después de concluida la et: pa de ocupacién militar del ‘Territorio, se asentaron sobre reas que todavia no estaban mensuradas. Pero a medida que avanzaba el siglo sufrian la competen- cia de otros poblador cos y de estancieros, quienes valiéndose de la policia, Jos jueces de paz y e: a instaneia de organismos nacionales como la Diree- cién de Tierras, terminaban desalojéndolos de las parcelas que ccupaban preca- riamente. ‘Como bien sefiala Marfa E. Argeri: La costa del rio Negro y en mayor medida los valles cordilleranos fueron espacios donde las sociedades indigenas politicamente organiza- das no pudieron mantenerse, debido a la competencia de los grandes ¢s- tancieros y de los nuevos pobladores blancos y mestizos que iniciaban una explotacién independiente o se organizaban en redes mereantiles dispuestos a capturar el excedente social local.” Acsto debemos agrogar 1a opinién determinante de muchos inspectores que conformaban las Comisiones Inspectoras de Tierras que, imbuidos de un fuerte prejuicio racial y de diseriminacién hacia los indigenas y hac sistian ante sus superiores sobre la incapacidad de estos para producir y por ende recomendaban no cederles tierras ni en arriendo ni en tenencia precaria, 6.Al reforimos ala even de le participacién politica ot pertinente senalar que comprende un ‘univers mucho mas amplio que el momenta electoral, seria los sesalamientos hechos por Hil- a ‘en “Participacién politica, ciudadanfa y eonstruccién de una esfera pabliea en Buenos Siglo xix, N° Caueva), 1998, Bxmguz Mass e explayan sobre una mujer indigena: “Sus escasos, mientos no la habilitan para poder eontratar”" y respecto de un poblades na de origen trasandino se afirma que “por la actitud asumida por esto que en su calidad de extranjero beneficiado con Ia generosa hospitalided brinda el pafs ha debido observar cuidadosamente las leyes del mi berfa aconsejar arrendamiento a su favor”? Sin embargo debemos advertir en primer lugar que no son sélo los nas los expulsados de las tierras que ocupan sino también muchos otros dores que ven cercenadas sus posibilidades de asentamiento. En segundo es preciso sefalar que esta situacién no es privativa dé io ri no que se amplfa a por lo menos toda la norpatagonia, como lo atestigua jg guiente noticia: La Direccién General de Tiorras por intermedio de la oficina local ha ratifieado al vecino Valentin Antonio Gallardo poblador del lote N« 15 de la Colonia Mariano Moreno (Covunco Centro) que debe proceder al desalojo del mencionado lote, en el término de 30 dias y bajo aperci- dimiento que, de no hacerlo, se requeriré la fuerza publica para su lane zamiento.® Por eso, a lo largo de Ia etapa previa al peronismo, en el caso de los a tarios y ocupantes de ticrras fiscales y privadas, se reclama que las autor territorianas intercedan ante la Direecién General de Tierras a fin de que los desalojos compulsivos que entre 1936 y 1943 habian recrudecido notable te, muchos de ellos realizados en forma violent. En eambio, los obreros rurales vuelcan sus reivindicaciones en el marca Jas mejoras salariales, justifieadas por “el alza de las distintas mereaderias y articulos de primera necesidad’”, y lo expresan a través de petitorios enviadog us patrones, los estancieros del sur del Territorio.! Estos reclamos se reiter tiempo después con el agregado de quejas por el maltrato y la deficiente alimen tacién® y sparecen en total eoncordancia con las condiciones Jaborales y mater Jes de vida de los asalariados rurales rionegrinos que, al igual de lo que sucat 8. Comisin Inspectora de Tierras, 1926-1927, t. 435, p. 396, citado por B. Moldes, “Fis udientes, empobrecidos y marginados: la poblacién asentada en el departamento Bl Cuy 19907, en RF. Massera, La meseta patagénica de El Cuy. Una vasta soledad, Viedma, Secret 1a de Batado Accién Social de Ro Negro, 2001, p. 105, 8. Comisién Inspoctora de Tierras, 1926-1927, t. 481, p. 147, citado por B. Moldes, ob cit. 1 10. La Verdad, ao 1, N* 6, Newquén, 12 de mayo de 1936, p. 1 11, Bjemplo de esto es el petitorio que envian trabajadores rurales, en su mayoria indig sidentes en San Ign “undnimemente a los seioros eatancieros que par ‘xin temporada de esquila se les mojore In remuneracién de su trabajo, pagdndove a + ladores a razén de 9 pesos por el conto de animales esquilados”; La Cordillera, ai. bre de 1942, p. 1 CConpicionss uaveniAtss & EWNNAD PoLInICA 5 1 la Patagonia y del pafs, distan de ser equitativas y por el contrario ceca rene eee ee ees tal. En efecto, a través de los testimonios de algunos de es08 actores, jemos inferir c6mo desarrollaban sus tareas y eudles eran sus retribu- suanto a las condiciones de trabajo, debemos sefialar que se trabaja- slida hasta la puesta del sol, desde el amanecer del lunes hasta el del sébado 0 a veces del domingo." ‘ n Felindo Monje, pen de una de las estancias que posefan inmigrantes ena costa del rio Limay, “no habia horario, Se trabajaba hasta que los jeran’.'Y esta aseveracién es reafirmada por Catalino Diaz, otro peén ia de los ingleses quien sefiala: “Se trabsjaba todos los dias, hasta el imente el dia domingo se descansaba si no habfa que hacer ur- no se descansaba”.® podemos encuadrar dentro de los sectores populares rurales @ smpacadores de fruta del Alto Valle del rfo Negro que, si bien desa- a actividad manufacturera, dadas la ubicaci y las formas estos planteos se suce- lena cosecha ¢ invariablemente terminaban siendo satisfechos por la isticos en los galpones que la sociedad (A.FD.) posee en domingo 31 del mes de enero diltimo, se deelaré on huclga el per- al del galpén de Coronel Juan F. Gémer, solicitando descanso domi- eal. Enterado de esta cireunstancia el apoderado de la compaiifa Sr. Bsca Houghton Colman, ordené que de inmediato se accediera a lo sitado. El martes 2 del corrionte volvié a ponerse el expresado personal en } huelga, solicitando esta vez aumento de salarios, a lo que también se ac- tedi6 para evitar trastornos dada la gran urgencia que habia para rea- Tizar los trabajos.” rerrtoriosa la nacidn. Su historia en Neuguén y Rio p.88. Bericana, Universidad Nacional del Comabiue, 197. ‘Negro, N° 1319, General Roca, 1 de febrero de 1987, p. 4 Exmque Masss 0 de conflicto se sucede a lo largo de toda esta etapa, levados a cabo por los trabajadores del empaque, pues p, to de los trabajadores fruticolas su dispersién espacial considerable migrante de la gran mayoria de los cosecheros imposibilitaban una efeus ganizaci6n y por ende la posibilidad de articular con éxito sus deman La inelusién de los excluidos: continuidades y rupturas con Ta Ilegada del peronisma La Megada del p 10 con un ereciente papel interventor del stg ional significa un cambio importante para muchos de los actores rur, en lo que tiene que ver con 1a teneneia de la tierra como con las condicig borales, lo que va a redundar también en Ia inclusién y la participacién g de estos mismos actores, En estas transformaciones, sin lugar a dudas eumple un rol destacad eretarfa de Trabajo y Previsién ya que su labor fue muy intensa y llevé al cones més alejados del Territorio la nueva legislacién, especialmente el del Peon, o traté de hacer efectivo el lema “la tierra para quien la trabaj que su tarea no se cireunseribié exclusivamente a ello. Acompafiada por el resto de las autoridades de la gobernaci e se comprometié en un proyecto de integracién de amplios sectores sociales necientos al mundo rural. Ademés de los peanes, los fiscalero: de propiedad, las comunidades indigenas, serdn receptores también de ticas para una nueva Argentina, tal como expresaba el ideario peronista, En efecto, respecto de los asalariados rurales del ‘Territorio su situ nivel material y simbélieo eambié sustancialmente con el advenimiento d én a los émbitos de poder a partir de 1943, En sus relatos los peones dell ferentes estancias asentadas en suelo rionegrino sefalan la irrupei nismo como una violenta interveneién del Estado en su mundo labora impacto se expresé en la creacién y el eumplimiento efectivo de una te legislacién laboral referida a las es de trabajo y 1a duracié jomnada, montos salariales, ateaciéa a, ote. La llegada de los in res de la Secretaria de Trabajo y Previsién ayudaba a un fiel cumplimien la legislacién en vigencia, despertando incluso no pocos reclamos de Jos estancieros.* prrafo es parte de una nota que la Federacién de Sociedades Rursles d la Secrotaria de Trabajo y Pr Drictica, sin embargo, no ha de produeir otras cireunstanciag, ‘Conpictowes ArERALS R IDEN MIDAD POLITICA 56 jel Estatuto del Pedn significé cambios importantes en las condi- mas alld de fijar salarios nominales para las diferentes también establecié la duracién de la jormada de labor nes concretas para los patrones en cuanto a la estabilidad oeupa- tencia médica y farmacéutica, soguros de aecidentes para sus emplea- Gras cargas sociales. fan priticn de exta norma lopal alt j6n en muchos casos patriarcal istfa entre pa- bajadores en el campo rionegrino, y origin6 no pocas resistencias a su por parte de los primeros, quienes entendian que existian fuertes di- tre la realidad rural bonaerense y de otras zonas del pate respecto de torio. Thisma manera, fiscaleros, intrusos y arrendantarios de chacras bajo alle del rfo Negro también se vieron favorecidos por la politica esta- igelar los arriendos y suspender los desalojos. En el caso de los agri- rrendatarios bajo riego, como sostiene Maria Ockior: “Para aquel te- hte remiso a fraccionar y vender sus tierras, absentista todavia 0 «pro- modieros y aparceros de fardos de alfalfa, las nuevas condiciones nes legales del peronismo sancionadas a worables y ahora no tanto”. Es de a ios en la participacién politica Bi, como lo sefialan los distintos trabajos que se ccupan de este periodo, en aspectos la rupture del sindicalismo urbano de la etapa peronista res fa cuando analizam fen las formas organizativas que los trat sectores populares rurales, ya que no sélo se ex- lores rurales se dan sino tam- tbdivisiGn, en el caso del Alto Valle de Rio Negro, se refleja en el siguiente euadro ‘Aio_Supericle bajo riego__ Nimero de lotes S304 1690 sraze 3595 formacién del Alto Valle del Rio Negro hasta mediados del sigio 3 (0 a sepectia de realizacén econdmica de la propiedad abeoluta de la tierra, Rosario, mayo Blase E, Mases et af. 1 mundo det trabajo en Neuauén (1990-1970), Neuquén, Edeo, 2000. 58 Brmqus Mises ee Tras indigenas de la ocupaciGn ilegal por parte de individuos inescrupulogg Te kdemés con Ia radicacién permanente de las comunidades indigense a tierras fiseales que ocupaban, dado que a través del lo 9° del de 2, S88/45 "se estabiliza, en forma permanente a la poblacién indigena del la tierra fiseal que oeupaba a la fecha del citado deeroto, de Ia que en Ion reas rurales.” i Py_Padra ser desalojada sin el informe previo y favorable del Estado Mane iste cltimo aspecto es relevante por cuanto la inclusién social y politica de Ejército y comision honoraria de Redueciones de Indios”. jases rurales opera como una verdadera novedad en este escenario Ja respuesta de algunas de estas agrupaciones indigenas ante estos eg los se reflejaclaramente en el tono en que se manifiestan respecto de I das coneretas de tierras para sus comunidades y en su novedosa adseripe tidaria. ‘CoNDICIONES WATERIALES B IDENTIDAD FOLIICA 50 SDSS MATERLALES 8 TOESREDAD FeLi ptura con el escenario anterior es por demAs evidente y se materializa te en las preferencias electorales que mayoritariamente expresan estos las elecciones presidenciales de 1951 cuando el peronismo conquista madora victoria, siendo amplias y concluyentes las ventajas que obtie- Gnas reflexiones finales tomamos los datos electorales de 1951 y los incorporamos como una va- pgitima para entender este fenémeno, y si decimos que estos actores son Ha legado a la redaccin del diario una comisin de aborigene spe ne _ pee ee ios en el paisaje rural y es alli donde fue abrumador el voto peronis- interior del territorio, pidiendo y reclamando al gobierno tierras para poder trabajar y subsistir. Llegaron a la mesa del Territorio luciendo en sus pechos la efigie de Perdn y Evita.” resultado detallado de este apoyo electoral de los sectores po- férmula del peronismo. Eleccién de prosidente y vicepresiden: ‘Territorio Nacional de Rio Negro. Datos totale: empadronados 61.549, volaron 48.484, por departamentos: Departamento Partido Peronista ven NY Porcentaje NT Poreentale AcotoAsina 2.808 6339 168 «3667 ‘Es importante destacar que la expansion de algunas actividades prodi {es Para fines de la década del 80 e inicios de los 40, como aserraderos, explotaciones rurales y especialmente la labor de desarrol vial a través de la Direecién de Vialidad asi como también la recién ereade gues Nacionales, hacen que un conjunto de trabajadores rurales ingresen ‘ones capitalistas donde también se hard sextir la presenci én laboral. A esto debemos sumar, como sefialamos precedente cea asd Leen) eae Rete cage Mice eas) eee sees fe: eevee; eS Borin iat asa eee ec ae ee tee =e rl ; a ee Ginna etna ascetic ema de Bile sont capes nte Nee to eran ee ee Se Iain i cig teed tc fe ewan teas cr tay tone apr somos fo: ish oe REE sees Ast Cin ual Bisa! le ae ee eee se BE Le Nueos Bra, 17 de noviembre de 1951, a estos datos el 28 Nota de Edmundo Vorsi, de 1 Secretaria de Trabajo y Previsin, al gobernador de Ri son na wide nceor ate Ss esa as ena tae a " odel 16 de mayo de 1945, Archivo Histérico Provincial, Secretaria Ge Trshajoy Provide 14428-1945, 29. BL Territorio, a50-x%, Neuquén, 21 de abril de 1950, p. 1. fiares las difereceina u favor delemee, (Conpicrowes satenuaLes x tom IDAD POUCA a PORDICIONES MATSRIALES © MENTIDAD FOL.NG ferial a partir de los beneficios sociales otorgados al conjunto de los sectoros Dlares del Territorio. Bn este contexto el peronismo como identidad politica abre una via de parti- gién para los trabajadores rurales todavia no integrados a la vida politica for. jy dard la oportunidad para que se estructuren politicamente lealtades des ‘a perdurar en el orden regional. w Exmque Mases ta, debemos afirmar que hubo una correlacién positiva entre mundo rur yo electoral al peronismo, Seguramente hay que encontrar las razones dj en esta nueva identidad que van forjando los sectores populares ruraleg tir de su propia experiencia y del saldo de su relacién con el propio E: damentalmente en las respuestas que éste da a las sentidas reivindie. sector Si desechamos la interpretacién tradicional, que plantea el apoyo d sectores populares como fruto de la “manipulacién realizada desde ¢] mediante el despliegue de un aparato propagandistico que actuaba sob mentes virgenes de las «masas en disponibilidad:”, y por el contrarig diendo con Luis Alberto Romero y Leandro Gutiérrez aceptamos que si ‘I vocatoria de Perén fue exitosa, se debié a que encontré interlocutores p dos y dispuestos a ofrlo”, entonces podemos comenzar a entender este’ apoyo de los trabajadores rurales al movimiento liderado por el coronel B Es decir que “el mensaje proveniente del Estado, sin duda muy vigoroso, dentro de una tradicién cultural preexistente sobre la que oper, y fue eff tanto ineluy6 elementos de reconocimiento y autoidentificacién, los cualey bieron ser elaborados por los sectores populares en un proceso sin duda p gado y complejo”. Porque precisamente dentro del mismo mensaje y de las medidas que! el Estado aparecen una serie de elementos que tienen que ver con la situa los arrendatarios y “fiscaleros’, con las condiciones de vida y de trabaj peones rurales; es decir con varias de las rei jones que durante siempo haban sostenido y a veces planteado estos actores rurales y que, expresadas y llevadas a la préctiea por el propio Estado, afirmaban s cacién con los postulados de la “revolucién” peronista. Politizacién cualitativamente distinta respecto del pasado de cada Terr Aebido a que no s6lo permitira el ejercicio ampliado de los derechos ciudad sino que posibilitard la expresién en el plano politico de relaciones que se fu construyendo desde lo social. Por lo tanto, Ia afirmacién de Daniel James “Ia era peronista consisti6 en la integracién de la clase trabajadora a una €y nidad politica nacional y un correspondiente reconocimiento de su status politico dentro de esa comunidad" es vilida para el escenario rionegrino «ir; también los trabajadores de estos espacios ingresaron a esa comunid ciendo efectivo el universo de los derechos politicos. El otro saldo impor peronismo serd la materializacién de los derechos sociales que también en casos, al hacerse efectivos, configuran sociedades mucho més inclusivas, se expreta desde lo simbélico con nuevas formas de representacién que s€ sectores populares rurales en el concierto social y politico hasta lo estricta avien mencionarse algunos nombres de integrantes de otros partidos o expresiones espo- que inicialmente se suman a las organizaciones peronistas. Pero no slo que no se man. gue en su gran mayorfa se trata de hombres que antes no habien participado en or / artidarias, aunque no las desconocian, desde los gobernadores hasta los integran- a Junta Torritoriana Peronista 31. L, Gutiérrez. y LA. Remero, Sectores populares, eultura y politica. Buenos Aires en Ig guerra, Buenos Aires, Sudamericana, 1985, p. 9. sgracién (1948-1976), Buenos Aires, Sudamea 82. D. James, B! peronismo, resistenc 1900, p. 18.

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