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Borja Gémez, Jaime Humberto, Rostros y rastros del demonio en la Nueva Granada, Indios, negros, judios, mujeres y otras huestes de Satands, Santafé de Bogota, El estudio de Jaime Humberto Borja es la historia de una idea: la del demonio en la Nueva Granada durante la época colonial. Eltraba- jo muestra que el demonio y las creencias religiosas ligadasa él, eran el resultado de complejas y trau- maticas relaciones culturales entre espaiioles, indigenasy negros affi- canos. Las imagenes y creencias que sobre él se tienen son una cons- truccién historica, sujeta a transfor- maciones, resistencias y sincretis- mos culturales que todavia estan en proceso. La investigacién muestra como, en el momento dela Conquista ame- Ticana, los espafioles contaban con una tradicion de Guerra Santa con- tra losno cristianos personificados en los judios y los musulmanes, a quienes calificaban como infieles, obra de Satanas. Esta tradicion eurocentrista de identificar al “otro”, Ariel Historia, 1998, 390 pp. al “diferente” con lo barbaro, ma- Iéfico y satanico, se extendid alas culturas indigenas americanas, de manera que se fueron institucio- nalizando imigenes y conceptos es- tigmatizantes que consideraban sus prcticasreligiosas y culturales como canibalismo e idolatria. Lo insélito e inexplicable de las socie- dades del Nuevo Mundo no era aceptado mas que bajo los viejos esquemas culturales construidos por lacristiandad en Europa Aunque los espafioles contaban con poder y dominio sobre los de- mis grupos sociales de la sociedad americana, en el nuevo continente estaban sujetos a experiencias de desarraigo y a la necesidad de re- crear sus antiguos entornos euro- peos en medio de la caética mezcla de grupos sociales y costumbres. Bajo estas circunstancias de desa- daptacién y temor, las formas cul- Resefias turales y religiosas de los negros provenientes de diferentes culturas africanas, que no se asimilaban al modelo cristiano, eran juzgadas como idolatria, herejia, pactos con el demonio, brujeria y hechiceria. Pricticas que fueron apropiadas por los mismos negros para traducir, reapropiar y camuflar en los nue- ‘vos contextos sus antiguas religio- nesy creencias, en un rico proceso de mestizaje que les permitié neu- tralizar el trato violento de los es- pafioles atemorizandolos con sus poderes magicos, resistir las duras condiciones de explotacién econé- mica a que eran sometidos e inven- tarse formas de vida festivas e in- formales frente a una realidad aplas- tante de aculturaci6n. Al exponer estos complejos en- cuentros y desencuentros cultura- les, el autor muestra como el de- monio fue una herencia europea, con elementos de invenci6n ameri- cana, que, ya entrado el siglo XVII, adquirié los rasgosy funciones que Je conferia una cultura mas mestiza. En este sentido los sectores socia- Jes que supuestamente estaban mas cristianizados como los gruposur- banos, los mestizosy criollos, no se sustrajeron a las légicas de la satanizacion y la estigmatizacion cultural. De modo que el demonio, como interpretacién cultural de practicas magicas y religiosas de alteridad cultural, tom6 la forma de nuevos actores sociales y se pre- 285 sento en nuevos escenarios como, por ejemplo, las ciudades. Alli, el desorden urbano, las enfermedades y las maneras de vivir y los habitos de “laplebe”, como el consumo de chicha, se asimilaron a las degra- dantes costumbres de una ciudad identificada por los moralistas como Babilonia, donde reinaba el peca- do y nuevas versiones del demonio y del mal. Como ha sido sugerido, el tema del demonio llega a ser el de la cul- tura y la religiosidad colonial, al explorarse las creencias y valora- ciones de los distintos grupos so- ciales ligadas a lo demoniaco, en especial las relacionadas con temas tales como la sexualidad, la muer- te, la feminidad y el mal. En este sentido Borja estudia las mentalida- desy la cultura, como un dindmico crisol de mezclas donde las tradi- ciones culturales europeas ¢ hispa- nas se conjuntan con las novedosas formas de la religiosidad america- na, aporte de los diferentes grupos sociales que la conforman. En su parte final, el libro contie- ne dos anexos. El primero, trata sobre las fuentes de formacién de la idea del demonio en el mundo antiguo, que facilita la comprension de su historia en las culturas ori tales antiguas y en la tradicién ju- deo-cristiana. El segundo, versa sobre las formas culturales nove- dosas que creé la tradicién medie- 286 val occidental a partir de las que le antecedian, para forjar la fisonomia teolégica y doctrinal que hasta hoy conocemos del demonio, acorde con una religién institucional forta- lecida, que entronizé su figura como representacién del mal y mecanis- mo de control de grupos sociales altemos vistos como desviados. Segiin el autor, del medioevo deri- vara en buena medida el problema cuttural del demonio en la época colonial En el libro se exploran las obras de los cronistas, algunos Fondos del Archivo General dela Nacién y una documentacién que fue insufi- cientemente incorporada y tenida en cuenta en el trabajo, como los Ar- chivos Criminales y los que se con- servan de la Inquisicién de Carta- gena. Para un estudio que examina una amplia bibliografia secundaria europea y americana, y dado que el autorya habia publicado en 1996 su trabajo sobre Inquisicion, muer- te y sexualidad,' parece injustifi- cable queno haga mencién de obras ya conocidas de la historiografia colonial, como la dela historiadora Diana Luz Ceballos, Hechiceria, brujeria e inquisicion en el Nue- vo Reino de Granada. Un duelo de imaginarios, publicada por la Universidad Nacional de Colombia 1. Editada por Ariel-Ceja, Santafé de Bo- gota, 1996. Historia y Sociedad 7 en 1994. En ella, se examinan, en- tre otros, los fondos criminales, con Jo que se inicié una renovadora perspectiva académica de las prac- ticas religiosas y mégicas coloniales, tema queno habia sido tratado por loshistoriadores profesionales. Sor- prende ademas, que un trabajo de esta importancia y magnitud, ahora que los libros se han convertido en toda una empresa colectiva que involuera al autor, a correctores y editores, contenga tantos problemas de esoritura y redaccién. Finalmente, es importante inte- rrogar la obra como problema his- térico, pues ésta no se reducea una visién particular del “pasado”, sino ala problematizacion que adquiere en nuestra actualidad el tema del demonio,a la pregunta por el senti- do que cobra el mal, lo “otro”, la alteridad. Pues en ultimas el tema del demonio, comolo sefiala Borja, “contiene la posibilidad de mirar al- gunas de las bases sobre las que se elaboré nuestra cultura”, para ha- cer visibles losnuevos demonios de una sociedad polarizada, que con- vive a diario con discursos y practi- cas de dualidad, estigmatizacién y exclusion. Juan Carlos Jurado Jurado. Egresado del Pregado y la Maestria en Historia de la Universidad nacio- nal de Colombia, Sede Medellin. In- vestigador docente de la fundacién Universitaria Luis Amigé.

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