You are on page 1of 138
La ultima cena: ey anorexia ee | y bulimia © /- a fa ( 4 | Massimo Recalcati Massimo Recalcati LA ULTIMA CENA: ANOREXIA Y BULIMIA EDICIONES DEL CIFRADO Ediciones del Cifrado Direccién Editorial: Leonor Fefer Pablo Fridman Orfilia Polemann Ursula Seibert Ediciones del Cifrado agradece la invalorable colaboracién de la psicoanalista Adriana Isabel Capelli en la produccion de este libro Titulo original: L'ulsima cena: anoressia e bulimia Edizioni Scolastiche Bruno Mondadori Milano, 1997 Traducci6n: Teresa Rodriguez y Mariela Castrillejo Disefio de Portada: Ursula Seibert Obra: fragmento del dibujo en lapiz de 1910. “Autoretrato con modelo desnude frente al espejo”, de Egon Schiele. Recalcati, Massimo La Gltima cena : anorexia y bulimia . - 12 ed. 2a reimp. - Buenos Aires : Del Cifrado, 2011 270 p. ; 20x14 cm. Traducido por: Maria Teresa Rodriguez y Mariela Castrillejo ISBN 978-987-21465-0-4 1. Anorexia. 2. Bulimia. I. Maria Teresa Rodriguez, trad. I. Mariela Cas- trillejo, trad. 11 Titulo CDD 616.8526 © 2004, de la presente edicién Ediciones del Cifrado La Pampa 2875 - 1°“ A” (1428) Buenos Aires - Argentina Tel.: 4786-4679 / Tel./Fax: 4783-6174 e-mail: edicionesdelcifrado@fibertel.com.ar Hecho el depdsito que marca la ley 11.723 Impreso en la Argentina ISBN 978-987-21465-0-4 Las opiniones vertidas en este libro son responsabilidad exclusiva del autor; su publica- cién no implica que Ediciones de! Cifrado coincida con ellas. Derechos reservados Prohibida su reproduceci6n total o parcial INDICE Prélogo a la edicion argentina .. 2 13 Presentacién... 19 Introduccién .. 29 1. Aun mds 29 2. El ultimo Banquete. el 3. El discurso anoréxico-bulimico.. 34 1. Lo leno y lo vacio 1.1. El vacfo y la sustancia 1.2. El cuerpo como Inger del Otro .. 1.3. La pulsién oral: comer el vacio 1.4, El vacio de la jarra .. 1.5. Necesidad y demanda 1.6. Demanda y deseo. 1.7. El suefio de la bella carnicera. 1.8. Circuito del goce y circuito del deseo. 1.9. El deseo de la larva . 1.10. Lacan y la anorexia: una aporfa fecunda ..cesons 69 1.11. Un deseo débil 7. 1.12. La madre-cocodrilo 7 1.13. Una identificacién adhesi 81 1.14. Metafora paterna débil. 86 LA ULTIMA CENA: ANOREXIA Y BULIMIA 2. Via estética y via moral en la anorexia-bulimia.... 89 2.41. Las dos vias... 89 2.2. El control del Otro.. 89 23. La batalla del peso 92 24. Cantidad/calidad 93 2.5. Comer espuma. 96 2.6. ¢Una enfermedad del Amor? 97 27. Lademanda de amor. 2.8. Mujeres invisibles... 2.9. Padre, gno ves que como? . La anoréxica histérica.... _ El poder del significante . 2.14. El goce de la imagen 2.15. El cuerpo-delgado como fetich 120 2.16. Anorexia-bulimia y adolescenci 123 2.17. El alpinista de Binswange 126 2.18. ;Por qué las mujeres?.... 2.19. El estrago anoréxico 2.20. La altima cena ..... . Caterina. 160 : 163 3.1. Un misterio a la luz del dia 163 3.2. Fenémeno y estructura... 165 3.3. ;Anorexie © anorexia nerviosa? 166 3.4. ;Neurosis o psicosis? 169 3.5. La clinica freudiana: distincién estructural entre neurosis y psicosis ..... 172 3.6. Una clinica de la metdfora débi 175 3.7. La holofrase anoréxico-bulimica.. 179 INDICE 9 3.8. ‘ Logicas del tratamiento. 184 3.9. Volverse signo 3.10, RIHERPERENESRUEEE, 3.11. Una clinica de lo preliminar 12. La rectificacién subjetiva .. 3.13. Certeza y verdad 3.14. El alma bella... 3.15. La opacidad de la letra 3.16. Condicion de la interpretacién: el enigma en lugar de la evidencia ... 3.17. Obstaculo a la interpretacin: a evidencia en lugar del enigma 3.18. Un exceso de evidencia ..... 3.19. Hurtar la evidencia.. 3.20. La bolsa y la vida. 4. El regreso del espectro 4.1. La carne impasible . 4.2, ;Sindrome cultural? ..... 236 4.3. ;Patologias de la modernidad? 240 4.4. Elrechazo y la ofensa 243 4.5. “El apetito dominado 247 4.6. Anorexia-bulimia y el diseu7so del eapitalista 249 4.7. “El regreso del Espectro” 253 4.8. Eltener y/o elser . 260 4.9. La busqueda del falo 261 Bibliografia. 267 Indice de nombres... 275 A Anastasia, viva - Ella tenia razén, naturalmente: quiten la enfermedad al enfermo y no habré dolor; den de comer al hambriento y no habrd dolor. Pero el hombre, en la enfermedad, qué cosa es? gY qué cosa es en el hambre? 3No es, el hombre en el hambre, mas hombre? No es mds género humano? ELIo VITTORINI, Conversazione in Sicilia PROLOGO A LA EDICION ARGENTINA La ultima cena es un libro publicado en Italia en 1997 por (GAiNG|MORAEMOFF ne entonces, un pequefio caso literario: “tun ensayo de psicoandisslacaniano aplicado al extudio de I anorexia-bulimia, logré reunir un numero de lectores impre- visto que promovieron hasta hoy cinco ediciones. La fortuna de La iiltima cena se explica segtin mi entender por varias razones. Sobre todo fue un libro militante. Fue un libro donde un joven psicoanalista lacaniano que dirigia una institucién especializada en la investigacién y en el tratamien- -o de la anorexia-bulimia, claramente tomaba partido contra la egregacién médico-psiquidtrica de la anorexia-bulimia impe- ante en las estrategias terapéuticas y contra la reduccién so- iolégica de ser una enfermedad causada por la industria de la oda. Era un libro que tomaba partido sobre todo, en el campo del tratamiento: la psiquiatrizacién y la medicalizacién de la anorexia era discutida porque era incapaz de tener en cuenta lo particular del sujeto, lo cual, en cambio, constituye la columna vertebral de la ética del psicoanilisis. La siltima cena reivindi- caba, contra el uso universal, anénimo y clasificatorio de la ca- tegoria clinico-diagndstica de la “anorexia mental”, la particu- laridad del sujeto como crucial, imponiendo de este modo al diagnéstico, la deconstruccion de la referencia descriptiva a la anorexia mental como conjunto de comportamientos fenomé- 14 LA ULTIMA CENA: ANOREXIA Y BULIMIA nicos a la luz de la estructura del sujeto y de sus criterios dife- renciales (neurosis, psicosis y perversion). La acusacién que ya en aquellos afios venia desleeinaars (@Wimadico-psiquidtricoly de la psicologia clinica de orientacion cognitivo-conductual al psicoandlisis clésicog@PGUeel SUjEOND rente una enfermedad que invadia el cuerpo y Ia vida del sujeto en odo tan contundente, el psicoanilisis, encerrado en una suer- e de idealismo interpretativo, no podia tener ninguna eficacia erapéutica. Por el contrario, La iiltima cena, sostenia el psicoa- nilisis aplicado a la terapéutica como una via eficaz en la clinica de la anorexia-bulimia, aunque se expresara cfiticamente en re- lacién a la aplicacién clasica del psicoandlisis (regresiOn, trans- ferencia, interpretacién) en una clinica de estas caracteristicas. ¢ perfilaba un uso diverso del psicoanilisis, un uso que acen- uaba no tanto el valor seméntico de la interpretacién sino la ecesidad de un tratamiento preliminar del goce, la centralidad el acto analftico y lo crucial del tratamiento de la demanda. La iltima cena fue uno de los primeros libros psicoanaliticos dedi- cados a la anorexia-bulimia en Italia. ‘A su cardcter militante se debe agregar que se trataba no s6- lo de un libro de psicoanilisis sobre la anorexia, sino también, de un libro lacaniano sobre la anorexia. Un libro lacaniano que contribuyé a hacer conocer la clinica de la anorexia-bulimia y més aun, el pensamiento clinico de Lacan. Por un extrajio re- corrido, absolutamente imprevisto para mi, este libro, para muchos de sus lectores, fue una introduccién a la clinica de Ja- ques Lacan. ¥ eso, en un periodo en el cual el pensamiento de Lacan en Italia parecia finalmente destinado a ser exiliado al es- tereotipo de los afios setenta, que lo fijaban a la mascara del maestro tan carismitico y esotérico, como privado de un rigor efectivo y de una competencia clinica adecuada. La tercera razon del éxito de La dltima cena, creo que se re- fiere a su estilo de escritura. Habia decidido dedicar este libro a Anastasia, que fue una paciente m{fa que se llevé su misterio PROLOGO A LA EDICION ARGENTINA 15 on ella, muriendo por los efectos de un lavaje géstrico mal ca- ibrado, después de la enésima tentativa de suicidio realizada omando wna caja de aspirinas. Fue el unico caso, de los mu- hos que traté en estos afios de trabajo, que concluy6 con la uerte. Pero esta muerte dejé en mi, una marca indeleble y su- edié precisamente en la fase de revisién final del texto. La pre- encia de Anastasia y el dolor que me provocé su pérdida me llevé a reescribir gran parte del texto, imprimiéndole un tono lirico. Resulté una especie de lengua mixta, en la cual el traba- jo terico se mezclaba con una cierta inspiracién poética. Fue el recuerdo de Anastasia que me impuso un estilo de escritura que pretendia ser antagonista al estilo drido y sin vida de los tratados médicos especializados en anorexia. Este estilo tuvo como efecto acercar el libro también al ptiblico denominado no-especializado. La tiltima razén por la que me explico la relativa fama al- canzada por este libro, esta estrechamente ligada a la concep- cién de base sobre la anorexia-bulimia Para ser sintético dirfa ue el texto expresa. El ro-, manticismo desesperado de las anoréxicas y de las bulimicas consiste en mostrar, segtin estrategias sdlo aparentemente estas, toda la distancia La anoréxica arriesga la vida misma, se niega radical- ente a toda satisfaccién del objeto, para tener un signo de mor del Otro (familiar, social, cultural) que confunde siste- dticamente el estatuto del deseo con el de la necesidad y en- onces, responde a la demanda de amor del sujeto con su papi- la asfixiante. La bulimica, al contrario, trata de compensar Ja sencia del signo de amor, o sea la frustracidn de su demanda e amor, a través de la persecucién continua ¢ infinitamente ‘oraz del o bos movimientos encontramo: ste es el acento particular que La siltima cena confiere a la anorexia-bulimia. 16 LA ULTIMA CENA: ANOREXIA Y BULIMIA Sin embargo, ya existen en el texto contrapesos tedricos fuer- tes a esta version romantica de la anorexia-bulimia. Basta pen- sar en la recuperacién que intento efectuar de la definicion la- caniana del (simil en este punto al del toxicémano), o sea, no centrado sobre la demanda de amor sino al contrario, sobre (Gigs absoluta de toda forma deWemanda: o también a la tesis esiste a toda interpretacidn seméntica, exigiendo un trata- jento preliminar como condicién de entrada del sujeto en el ispositivo de la cura.. No obstante, el cuadro te6rico de referencia siguélsiendo la amas practica clinica me impulsé luego a reveer criticamente la centralidad de este cuadro. Su redimen- sionamiento progresivo fue proporcional al encuentro con la dimensién del odio puro que parece orientar al sujeto anoréxi- co-bulimico y que encuentra manifestaciones radicales en la ema también se debié a una cierta decli- nacion de la version histérica de la anorexia a favor de una am- pliacion de las versiones psicéticas de las anorexias y de las bu- imias. Al respecto me interesa darles Re oD ntre La ultima cena y mi ultimo trabajo: Clinica del vacio. asaje puede ser esquematizado como un pasaje de la clinica del del sujeto, a la te- Cuando Lacan ireccion de Ia cura y los principios de su poder” abor- ja la cuestién anoréxica subraya la estrecha relacién que la ano- éxica realiza Entre el deseo y el rechazo. Es el nifio al que ali- entan con mds amor el que rechaza el alimento y juega con su ‘echazo como un deseo, escribe. Este es el nticleo esencial de la interpretacién lacaniana de la a menoscabo del deseo anorexia que inspira La sltima cena: QE alli donde el Otro dela demanda parec PROLOGO A LA EDICION ARGENTINA, 7 (llena al sujeto con su papilla asfixiante sin dar al sujeto un sig- no de su amor). Esta maniobra se condensa en la expresién “el rechazo como deseo”, en el sentido de que es, a través del re- chazo, que el deseo puede sobrevivir al atentado de la demanda del Otro. Podemos ver en esta expresién una oscilacién inquietante que el idioma italiano permite poner en evidencia de manera is apropiada.! i © se encuentra en primer plano en la . E] deseo es rechazado y e anula en el goce puro de la pulsién de muerte, en un goce El sujeto no defiende a través del rechazo u subjetividad sino que se encuentra degradado a un objeto- esiduo: momificacién, desvitalizacién, delirio de identidad, es- iritu de seriedad. La anorexia encarna un muro que trata de ontraponerse al muro del Jenguaje: muro contra muro. Es el ardcter obstinado, fuera de la dialéctica, radicalmente narcisis- ico de la anorexia contempordnea. Massimo RECALCATI Milan, noviembre 2003 1. En italiano el término “rifiuro” tiene un doble sentido: significa recha- zo, no querer algo que es dado, pero también resto, residuo, desecho, basura, definicién sustantiva de un ser al margen de la vida. PRESENTACION ANOREXIA-BULIMIA Y PSICOANALISIS. Siete afios atrds, en Trieste, el ptitblico colmaba la sala de la Biblioteca de la Facultad de Medicina: un auditorio atentisimo escuchaba con interés las palabras de Massimo Recalcati que presentaba su libro La iltima cena: anorexia y bulimia; una cena que dosificaba con maestria dos ingredients: pasion y logica, Fue una ocasién memorable. En el campo psi triestino se sienten atin los ecos que testimonian las marcas dejadas por ese encuentro. Encuentro que inauguré una serie que conti- nua. Eramos parte de ese auditorio y sin duda ese encuentro nos marcé. Siete afios atrds Recalcati se presenté en Trieste a través de La iiltima cena, que ahora damos a conocer a los lectores de lengua castellana, seguras de que este libro los entusiasmaré tanto como a nosotras. Fue la conviccién sobre el valor de este texto la que nos impulsé a emprender un proyecto de traduc- cién en el momento de su publicacién en Italia. Una serie de avatares retrasaron su aparicién en nuestro pais; hoy, después de varios afios, tenemos el agrado de com- partir La altima cena con los lectores argentinos. Las paginas de La sltima cena atin mantienen inalterado, como en el momento de su primera edicidn italiana, el gusto original que su lectura nos trasmite. 20 LA ULTIMA CENA: ANOREXIA Y BULIMIA Hasta que aparecié este libro,(en Italia los psicoanalistas no habian dedicado mucha atencién al problema de la anorexia- bulimia. Més bien lo ignoraban, dejandolo en una nebulosa que compartian la medicina (mds 0 menos psicosomdtica) y las psi- coterapias conductistas. Los psicoanalistas consideraban la orexia-bulimia extranjera en el territorio del psicoandlisis y impedian la entrada; al mismo tempo, los especialistas en astornos de la alimentaci6n exiliaban al psicoandlisis del cam- © de la cura de la anorexia y la bulimia. Los autores que se ha- ian ocupado del tema descalificaban el psicoanilisis a favor de nfoques empiricos e integrados, que proponfan “una accion rapéutica més eficaz, correctiva, incisiva”.! El escaso prestigio del psicoanilisis en la cura de la anore- ja-bulimia se debja también a la idea de que privilegia a toda costa la palabra mientras deja morir el cuerpo. ‘A tal acusacidn, Recalcati responde: “La accion del analista no debe descuidar este contenido escandaloso del cuerpo mortal. Pero tampoco debe delegarlo al discurso médico [...]; mas bien debe poder presentificarlo justamente alli donde el diserio ano- réxico querria cancelarlo. s la de oponer a la = tética de la imagen rpo-flaco, el interior obsceno y no do- minable del cuerpo mortal.”? La clinica de la ltima década nos ha acostumbrado poco a poco a la presencia impetuosa del cuerpo, que se presenta en primer plano en todas las llamadas “nuevas formas del sin- toma”. También las técnicas que proliferan con finalidad tera- péutica, desde el training autégeno al masaje, a la medicina “natural”, al tratamiento del cuerpo como mero organismo bioldgico, atestiguado por el uso masivo ¢ indiscriminado del PRESENTACION 2 farmaco, se ocupan del cuerpo que sufre y de su posible trata- miento. Pero el cuerpo del parlétre no es un cuerpo de puro funcionamiento; en los “animales enfermos de lenguaje”, mien- tras ms se eclipsa la palabra més proliferan sobre el cuerpo los signos de lo que no se puede decir pero no por ello deja de ha- blar a los gritos. En el desierto de la sordera de los psicoanalistas, que se re- godeaban atin en la versién hermenéutica del psicoandlisis y en | lado significante del sintoma, Recalcati recogié el grito de la norexia-bulimia: coherente con el esquema lacaniano de la co- unicacién humana, en la cual el grito permanece en su estatu- ‘o de grito hasta que algiin Otro lo escucha, resignificandolo omo un mensaje que le ha sido dirigido. En este sentido, po- riamos hablar de “las anoréxicas de Recalcati” como habla- os de “las histéricas de Freud”. ¢Por qué consideramos esta obra digna de estima? _ Podrfamos argumentar el valor de! texto de Recalcati desde cinco perspectivas diversas. La siltima cena es apreciable por su dimensién poética, clinica, cientifica, didactica y politica. UN LIBRO CLINICO. Recalcati ya habia escrito otros libros de filosofia y de teoria psicoanalitica, pero La siltima cena es su primer libro clinico, ¢ inaugura una serie, continuada por JI corpo ostaggio (El cuerpo rehén), que recoge también las contribuciones clinicas de un gru- po de psicoanalistas y psicoterapeutas que se inspiran en su ense-~ fanza; y Clinica del vacio, de reciente aparicion en castellano. La evolucién del trabajo clinico de Recalcati sigue el tiltimo viraje de la clinica lacaniana, una clinica orientada por lo real, omo la define Jacques-Alain Miller. El campo freudiano en su onjunto se movié de la clinica del significante a la clinica del ‘oce, y en este sentido el trabajo de Recaleati es pionero Tal movimiento sigue los cambios de la subjetividad de nuestra — — a 22 LA ULTIMA CENA: ANOREXIA Y BULIMIA poca: la clinica freudiana era una “clinica del padre”, con sus maticas de la ley, la prohibicién, el deseo y la represién, etc. ientras la clinica contempordnea es mas bien una “clinica del tro materno”: se trata de la sustancia, es decir, de la Cosa, del ‘oce del cual hay siempre “demasiado”: 0 “demasiado poco de ustancia” (anorexia) o “demasiada sustancia” (drogadiccién). Este libro se ocupa precisamente del sujeto, del sujeto del inconsciente, por més que se disfrace con las mascaras de las nuevas formas del sintoma, por mas que el discurso del capita- lista pretenda cancelarlo. Recalcati es un psicoanalista, cree en el inconsciente. Y es capaz de ir a buscarlo hasta en la mas recéndita madriguera, alli donde otros psicoanalistas habian renunciado, desalentados porque las anoréxicas del 2000 no respondjan a la oferta del su- jeto supuesto saber como las histéricas del 1900. UN LIBRO POETICO La iiltima cena esta dedicado “a Anastasia, viva”. Esta dedi- catoria, enigmatica en la edicién italiana, se explica en el prdlo- go preparado por Recalcati para esta edicién en castellano.‘ Pe- ro atin sin conocer estos entretelones era posible apreciar la vena poética que recorre el libro. Nuestros maestros en psicoanilisis tienen un estilo particu- lar: Freud escribfa, segtin su profesor del bachillerato, con un “estilo ididtico”.> Lacan usaba un estilo barroco y manierista, y lo explicaba diciendo que no se trataba de un capricho, sino 3. Pag. 82. 4. Véase el Prélogo. 5. “Mi profesor me dijo ~y es la primera persona que ha osado decirme tal cosa~ que yo tendria eso que Herder tan elegantemente ha llamado “un estilo ididtico; es decir, un estilo que es al mismo tiempo correcto y caracteristico.” S. Freud, Obras Completas, “Carta sobre el bachillerato”, 1873 (1941). PRESENTACION 23 que era el estilo que mejor se adecuaba a la materia; el estilo era consustancial a lo que queria decir. Ambos utilizaron todos los recursos del lenguaje que consideraban més apropiados para transmitir su pensamiento. También Recalcati utiliza el estilo que conviene a su mensa- je: en la experiencia psicoanalitica, todo es estructura, pero no todo es significante. El tono poético, inusual en un texto de cli- nica psicoanalitica, transmite ese mas alla de la palabra (que no ¢: sin la palabra) y que va de acuerdo con Mes cerecarecd le amor que Recalcati escucha en el discurso de las anoréxicas. El lirismo agrega algo més al rigor clinico y tedrico; es un condimento esencial que da cardcter al plato, y cuando se trata de la pulsién oral, sabemos qué importancia tienen los condi- mentos. UN LIBRO CIENTIFICO, La ciencia es un discurso que puede manipular lo real, la ciencia produce efectos en lo real. Un cientifico escribe una ecuacién y fabrica una bomba atémica; o manipula los genes v roduce organismos transgénicos; lo real responde. EI psicoanilisis no es una ciencia en el sentido de Popper; 1O es una Ciencia porque se ocupa de Jo que la ciencia descarta, s decir, del sujeto. Pero Lacan siempre trato de colocar el psi- oanilisis en el campo cientifico, y para eso utilizé el estructu- alismo, la lingiifstica, y mds adelante los matemas, los nudos, a topologia. Recalcati, fiel a la orientacién lacaniana, muestra cOmo es posible usar los conceptos como herramientas y ponerlos a tra- bajar en campos inexplorados, exprimirios, llevarlos hasta sus iltimas consecuencias légicas. Un ejemplo es el concepto de olofrase, que Lacan indicé con pocas pinceladas, y que se re- vela fecundo en la elaboracién de Recalcati para abordar el dis- ‘urso de la anorexia. 24 LA ULTIMA CENA: ANOREXIA Y BULIMIA S1, significante amo, representa al sujeto para otro signifi- ante S2, significante del saber del Otro. E! sujeto es representa- 0 al precio de la pérdida, en la formulacién de la demanda, de n fragmento de goce: el objeto (a). Este objeto perdido causa la eparacién entre los dos significantes y da lugar a la metafora. in cambio, el mecanismo llamado por Lacan holofrase, se pro- uce sin dar lugar a ninguna pérdida. Pero no perder nada es ondenarse a no existir. Enla holofrasé)el sujeto deviene solidi- icado en una especie de monolito $1-S2 sin intervalo. La ins- ripcién de ese bloque totalizante, sobrepasa las posibilidades elo simbélico produciendo una cristalizacién sin metéfora. El concepto de holofrase, que Lacan usé para olin ID aplica en modo original al fendmeno anoréxico-bulimico; esta orizacién de la holofrase aclara la dificultad de subjetivar el sin- ma en las pacientes anoréxico-bulimicas y encuentra un modo Sgico de explicar la confusién entre fenémeno y estructura. UN LIBRO DIDACTICO El estilo de La #ltima cena es didactico: la claridad de la ex- posicién, el rigor clinico y tedrico, se conjugan con el entusias- mo del autor, que logra transmitir una verdadera pasidn por la anorexia-bulimia. Es, quizés, la tinica cosa que es posible trans- mitir: el psicoandlisis no se puede “ensefiar”, pero se puede aprender; y para ello hace falta un maestro capaz de transmitir su propia pasion. Muchas personas se acercaron por primera vez a la orienta cién lacaniana a través de este libro; el consolidado mito de que “Lacan es demasiado dificil” recibe con este texto una potente desmentida. No porque Lacan sea facil, sino porque Recalcati realiza la magia de hacerlo comprensible; sigue en esto a su maestro Jac- ques-Alain Miller, quien explica su propensién a la claridad, en PRESENTACION 25 oposicin al hermetismo de su famoso suegro, por un efecto del Nombre-del-Padre: su padre era radidlogo. Recalcati nos presenta un Lacan accesible, un Lacan que sir- ve en la clinica, que es una brijula insustituible y que desperté en muchos lectores de La tiltima cena el deseo de seguir leyen- do y la curiosidad por la orientaci6n lacaniana, UN LIBRO POLITICO Mientras escribimos esta introduccién, tiene lugar en Paris una intensa movilizacién del mundo psi, no sdlo francés, sino mundial, capitaneada por Jacques-Alain Miller, para defender la especificidad y la autonomia del psicoanilisis, y en el fondo, su sobrevivencia misma. Los psicoanalistas, dice Miller, no pueden encerrarse en un silencio ofendido mientras el legisla- dor da rienda suelta a sus proyectos orwellianos. Pero al mis- mo tiempo, los psicoanalistas tienen el deber ético de dar cuen- ta de lo que hacen, de exponer los resultados de su trabajo, de explicar al puiblico para qué sirve un psicoanilisis. También en esto La diltima cena es un libro pionero. Mucho antes de que la “Guerra de los palotinos”® despertara a los ana- listas, Hamdndolos, entre otras cosas, a rendir cuenta de los efectos de su acto, Recalcati puso a nuestra disposicién, con es- te libro, lo que su préctica clinica le habia ensefiado, y lo que él habia podido leer en ella gracias a un uso no dogmiatico de la ensefianza de Lacan. En este sentido, Recalcati sigue una exhortacidn de Lacan, que no menciona pero que funciona como axioma de su trabajo: sigan mi ejemplo, jy no me imiten!” Exhortacién enigmatica que se aclara si distinguimos, con Lacan, Imaginario y Simbélico. 6.J. A.Miller, Agencia Lacaniana de Prensa (Boletines), 2004 7. J. Lacan, La tercera. 26 LA ULTIMA CENA: ANOREXIA Y BULIMIA Imitar esta del lado de lo Imaginario: en efecto, podriamos considerar erréneamente “més lacaniano” quien da pruebas de repetir mas fielmente a Lacan. Como demuestra magnifica- mente Borges en Pierre Menard, se puede repetir y traicionar al mismo tiempo, porque diciendo lo mismo, se dice otra cosa.* Repetir el enunciado, sin tener en cuenta el lugar de la enuncia- cin, produce identificacién imaginaria: Pierre Menard queria ser Cervantes. Seguir el ejemplo, en cambio, esta del lado de lo Simbélico, introduce la metdfora: un escritor puede querer ser como Cer- vantes, un analista puede querer ser como Lacan, etc. Por si no habjamos entendido, Lacan agrega: Sean ustedes lacanianos, si quieren. Yo soy frendiano. Seguir el ejemplo de Lacan es leerlo con el mismo rigor con el cual él leyé a Freud; es seguir los principios que guiaron su practica: él no imité a Freud y no se imité ni siquiera a si mismo, porque no tuvo prejuicios para modificar su ensefianza a la luz de lo que su cli- nica le ensefiaba. Asi Recalcati toma la ensefianza de Lacan y la aplica al terri- torio inexplorado de Ja anorexia-bulimia, con resultados sor- prendentes. Decia Lacan en 1955: “Mejor pues que renuncie quien no pueda unir a su horizonte la subjetividad de su época. Pues como podria hacer de su ser el eje de tantas vidas aquel que no supiese nada de la dialéctica que lo lanza con esas vidas en un movimiento simbélico? Que conozca bien la espira a la que su €poca lo arrastra en la obra continuada de Babel, y que sepa su funcion de intérprete en la discordia de los lenguajes.”!° Usar el psicoanilisis en las nuevas situaciones que propone la subjetividad de nuestra época: se trata de una politica. Hacer 8. J. L. Borges, “Pierre Menard, autor del Quijote” (Ficciones, 1944) en Obras Completas, Emecé, Buenos Aires, 1974 9. J. Lacan, Seminario XXVII, Disolucién, Clase 7, 12/07/1980 (Inédito) 10. J. Lacan, “Funcién y campo de la palabra y del lenguaje en psicoand~ lisis”, Escritos 1, Siglo XXI Editores, México 1971, pag. 138. PRESENTACION 7 existir el psicoanilisis, en nuestra época que no quiere seber nada de lo que la determina, sostener la singularidad del sujeto frente a los ataques niveladores y estandarizadores del discurso de la ciencia, ademas de ser un deber ético del analista es una politica del psicoandlisis. MARIELA CASTRILLEJO Maria TERESA RODRIGUEZ Trieste, enero 2004 INTRODUCCION El amor demanda amor. No cesa de demandarlo. Lo demanda... ann. “Aun” es el nombre propio de la falta de donde en el Otro parte la demanda de amor. J. Lacan, El Seminario XX, Aun 1. AUN MAS... Aun més, aun mas, aun més... Es la demanda que insiste sin palabras y en una forma desesperada en el ataque bulimico. El “mal infinito” de la demanda bulimica (no existe nunca un Otro suficiente que pueda colmarla) muestra, en su punto ex- tremo, la interseccién con la demanda de amor en cuanto tal. Porque la “intransitividad” de esta demanda, usando una ex- presién de Lacan, consiste justamente en el exceso que ia ani- ma, respecto a la satisfaccién posible ofrecida por el consumo del objeto. a demanda de amor no tiene fondo. Es ésta una de las ver- dades que la bulimica encern2. Qf SeestegueE® mien su facil 30 LA ULTIMA CENA: ANOREXIA Y BULIMIA obtencidn garantizada del discurso social- revelando el sentido del. sta verdad demuestra como sé = la bulimica que en ca- da crisis exhibe la vanidad y la inconsistencia de fondo de la sustancia. Nada, en efecto, ni siquiera el objeto-comida puede suturar la falta que habite «! s1jct0. ait ¢ la bulimica indica la presencia en el objeto-comida de puramente pulsional del objeto oral. Indica la cifra —interna, aunque irreductible al objeto nutricio- del goce de la pulsién oe ED “P03: : pulsion, como sostiene Lacan, no se cierra sobre el objeto-g§i aap 1" la pulsidn oral no se resuelve en la absor- ion del objeto sino en bordearlo, circundando la falta dip por la pérdida ~inscripta desde siempre en el sujeto, en tanto promovida por la accién alienante del lenguaje- del objeto. Porque cuando la bulimica come, no come comida sino come aquello que no se puede comer, come eso de lo que la comida hace simulacro ACSHGIAICOS. El objeto perdido para siempre dela primera satfaccion. Un vacio no comes- tible y que justamente por eso causa la pulsién oral como em- poe + vn QSAR Es exactamente ésta la estructura pura de la pulsién como rotacién en torno al vacio que la bulimia pone en evidencia. Todavia més, todavia mds, todavia mas... “Cuando como, tra to de comer una cosa rica, una cosa riquisima, ‘esa cosa ria, riquisima y no la encuentro munca”, me desi: Anita. Es la Cosa de la cual sdlo un resto no simbolizable persiste en orientar al sujeto en su bus- é Indica el resto” INTRODUCCION 3t queda. Asi Anita buscaba 1a Cosa en Ja sustancia, en el objeto- comida ‘ee Es que a pesar de todo es lo real no simbolizable del objeto= ue hace vivir iniinitamen- te y en cierto modo : “Como del mismo modo en que leo un libro. Lo devoro. Quiero llegar rdpido al fondo para ver qué cosa hay al final”. Todavia mas. Pagina tras pagi- na. Cada vez més frenéticamente. Comiendo el tiempo. Siem- pre mds voraz. Devorando todo. Todavia mas, todavia més, to- davia més hasta lo infimo, lo inmundo, lo podrido, todavia més, todavia mas hasta e! escandalo —magico y obsceno- de la aparicién provocada del vémito, del disgusto extremo. Hasta el punto en donde esta btisqueda sin aliento del tener, encuen- tra la inconsistencia del ser; el vacio, otra vez, otra vez el vacio, en lugar de !a plenitud. 2. EL ULTIMO BANQUETE La escena de La siltima cena se presta a dar el justo marco ai drama anoréxico-bulimico. Como en el texto evangélico que refiere la ultima vez de Jesucristo entre los hombres, sobre el lugar de encuentro de los comensales se posa la sombra de la traicién, de la delacién y de la catdstrofe inminente, la sombra de la ruptura del pacto, de la mentira, la sombra del sacrificio final, la sombra de la muerte. La ultima cena es un drama don- de el consumo comunizario del alimento esta suspendido en el cumplimiento de un destino fatal. Después caeré la noche térri- ca de Getsemani y el esfuerzo atroz del Calvario v la Cruci xién. Después caera la noche fria de la soledad. Se rompe el pacto con el Otro, noche de la anorexica-bulimica es la noche de una soled nita. No obstante, el espiritualismo de la anoréxica es un spi 32 LA ULTIMA CENA: ANOREXIA Y BULIMIA ritualismo manierista, estetizante, sin contacto con el universal del discurso. Un espiritualismo vinculado a la estética de la imagen, al culto mundano y moderno del cuerpo-delgado. Es- to no impulsa a un salto mistico més alld de lo conocido o al riesgo incalculable de un desgarro con el mundo. Mas bien res- ponde a la exigencia de un dominio, de un control integral, sin restos, del Ideal sobre la pulsién. La exigencia de un “sistema perfecto”, decia Manuela, “que permita no perder nada”. Sin embargo, el cuerpo de! Otro -transubstanciado simbdli- camente en el pan ofrecido en el encuentro evangélico de la des- pedida~ muestra siempre un resto real que la prestidigitacin anoréxica quisiera borrar. Un resto real que indica, al fin de cuentas, el fracaso mismo de la transustancialidad@NOROGOeD i i . Es eso que impulsaba a Freud y a Lacan a subrayar (]@EDEI real de la pulsion oral, no esta sublimado en su totali- dad en la hostia sagrada. Por esto, exactamente por esto, la buli- mia es obscena. Porque muestra ~més allé del rito del Banquete simbolico- el resto real del goce que la accién sublimatoria de la Cocina y de la comensalidad' no logran jamés inscribir en su totalidad dentro del campo del lenguaje. Porque la pulsion apunta a satisfacerse. La tiltima cena es la escena que inspira Ja tensién anoréxica hacia la identificacién idealizada a la Anorexia y, en una tragica simultaneidad, el propésito siempre fallido y siempre renovado de la bulimica. La tiltima cena no es jamas, verdaderamente la ultima. No seré nunca verdaderamente la ultima. Al trascendentalismo 1. NdelE: Se conservaré el término italiano “comensalidad”, que signifi- ca disposicion, 0 gusto de sentarse a comer a lz mesa con alguien, porque en castellano no hay un término que signifique lo mismo. INTRODUCCION . 33 cristiano que Ia anoréxica querria que estuviese en la base de su constriccién ~el Ideal de un triunfo final del Espiritu sobre la carne-, la bulimica Jo sustituye en realidad por la rueda perpe- tua del Samsara; el ciclo infinito, sin descanso, de las infinitas reencarnaciones del objeto perdido y de las infinitas ilusiones de poder poseerlo nuevamente. La iltima cena es la escena matriz del suefio anoréxico de una sublimacion integral del cuerpo pulsional. Integral al pun- to que es la renuncia misma a la satisfaccién pulsional que rea- liza la forma més alta de satisfaccién posible. Suefio, entonces, de un dominio: seré la ultima vez, La iiltima cena, jla tiltima de verdad! Después basta. Pero en este suefo —cuyo destino de fracaso gravita sobre las espaldas de la bulimica que es justamente la encarnacién exis- tencial de este fracaso— la ocasién simbélica del Banquete es, cada vez, una ocasién perdida. La mesa del Otro es abandona- da y se ofenden sus reglas: la anoréxica con su rechazo radical de la comida y la bulimica con su voracidad sin limites, resaltan ). La anoréxica-buli- mica tiene la posicisn de! Giiialal Banquets @elOEO: Acepts la oferta del Otro -el pan empapado como esfinge del don simbé- lico del Otro-, pero slo para rechazarla en una segunde ins- tancia. Para decir que no. Trataré asi de vender al Otro por treinta monedas (zpor treinta kilos?)... Pero cual Otro? El Otro que la quiso, que la impulsé a la traicin, al cumplimien- to de lo ae le tenia Sere el was ee No, entonce (padres, familiares, etc. L fe To que cree, no traiciona sdlo a los otros que, como ella, estén invitados al Ban- 34 LA ULTIMA CENA: ANOREXIA Y BULIMIA al Otro del lenguaje y a sus leyes para preservar la propia inte- gridad en modo absoluto. Es ella, en efecto, quien se siente el Judas Por esto era entonces, verdaderamente Judas. Vivira en om. Traicionard, engafiara, esconders la verdad, se es- conderé. Buscard pagar quizas en todos los modos posibles el precio de su traicion, pero sélo indirectamente. Porque imputa- rf siempre al Otro la causa de su mal. ara chantajear su voluntad, intio 3, EL DISCURSO ANOREXICO-BUL{MICO, Los cédigos nosogréficos estandarizados més recientes DSM (IV) distinguen la “anorexia nerviosa” de la “bulimia”. Este libro sondea en cambio los principios del discurso anoré- xico-bulimico a partir de una tesis que la experiencia clinica sostiene ampliamente: anorexia y bulimia no son simples alter~ nativas en antagonismo, sino las dos caras de una misma mone- “sfonde Ie anoresia india [a relizacion del dea del se, mientras la bulimia representa su nautragio asociado a la 1rrup- cién de lo real pulsional en la escena del Ideal. Donde, en otros términos, ia bulimia manitfiesta Ja Caida Ss bajo los golpes de una compulsién a la repeticin desenfrenada. En este caso Ja bulimica virtualiza el objeto de la angustia ano- réxica, mientras la anoréxica edifica el Ideal de la bulimica que resta siempre el Ideal anoréxico del cuerpo-delgado. sola. Por esto emplearé e fon a poLeaa mia”, en vez de anorexia o bulimia; se trata de evidenciar al maximo posible INTRODUCCION 35 el cual el polo bulimico y el polo anoréxico constituyen los in- dices de una sola oscilacién en vez de indicar dos 5 subjetiv; r sta logica tie- ne en general una primera aruculacion de tipo anoréxico (en la anamnesis clinica de nuestras pacientes la aparicidn de la enfer- medad coincide con la aplicacién mas o menos drastica de me- didas para la restriccion alimentaria, para radicalizarse después eventualmente en una anorexia restrictiva propiamente dicha) y sdlo en un-segundo momento tiende a transformarse en bu mia. Sin embargo, esta evolucién no suprime la funcién regula- dora del el cual conunta gobernando en la bulimia misma. Porque el ejercicio bulimico del vomito tiene como objetivo preservar la imagen anoréxica del cuerpo-delgado. En este sentido se puede decir SUE en efecto, anoréctica mientras que la posicién bulimica no es otra cosa que un descarrilamiento del proyecto anoréxico, un derrumbe fatal, pero también “suma” al Ideal del cuezpo-del do y dela uso de la expresion “discurso” merece también una breve elucidacién. a anorexta~bul, mia no es una estructura. Las estructuras sobre las cuales s funda la clinica psicoanalitica en su matriz freudiana son, en efecto, neurosis, psicosis y perversion. La anorexia-bulimia in- dica més bien un fenémeno. GHSHSMEHS/GUEPOMAIGUHESIED @ea Pero existe todavia algo que se ees como aaa anoréxico-bulimico” y que 36 LA ULTIMA CENA: ANOREXIA Y BULIMIA ordena en algtin sentido la relacién del sujeto con el Otro. La parte clinica de este libro considera entonces estos tres vértices (estructura, fenémeno, discurso) siguiendo una légica compleja. Si la distincién entre estructura y fenédmeno permite retor- nar el diagnéstico psicoanalitico a su fundamento (d@GaS22D se tiende a ‘on el concepto de “discurso anoréxico-bulimico” s ndividualizar la especificidad de esta posicién subjetiva que no suede ser abolida con el reenvio a la estructura. Porque es con ste discurso y con su légica que la direccién de la cura se las be ver, Asi es que utilizando la ensefianza clinica de Lacan y 1 escuela, unido a mi practica analitica, me dediqué a aislar los una articulacién teérica de conjunto. Es evidente que las apro- ximaciones y las inadvertencias eventuales de esta construccién deben atribuirse solamente a mi. Milan, Septiembre de 1996 1. LOLLENO Y LO VACIO oO 1.1. EL VACIO Y LA SUSTANCIA. El psicoanilisis ensefia a entender el sintoma no como la al- teracién de una funcién (por ejemplo el insomnio que altera la funcién del suefio), sino como el indice fundamental de la ver- dad reprimida de un sujeto. Basados en este punto de vista ~que es el punto de vista general de la doctrina psicoanalitica~ la hipstesis decisiva sobre la cual se sostiene nuestra prictica psicoanalitica con sujetos afectados de los asi llamados trastor- nos alimentarios (anorexia y bulimia), consiste en considerar estos trastornos no como enfermedades del apetito -patologias de la alimentacién-, sino principalmente como posiciones sub- jetivas. Hipotesis tan elemental cuanto crucial al orientar la di- reccion de la cura no hacia una normalizaci6n de la funcién or- génica alterada ~aquella precisamente del apetito— sino hacia | escucha de la palabra del sujeto y de la apertura del inconscien- te que tal palabra consiente. El rasgo discursivo dominante de la anorexia-bulimia es la La anorexia-bulimia es, en efecto, una pasidn del suje- 0. Una pasidn causada de un objeto-sustancia (Ia comida) que ¢ coloca como objeto-causa, nunca simbolizable en su totali- ad, sea allf donde orienta al sujeto hacia su rechazo obstinado (anorexia), sea cuando se le apropia en modo demoniaco impo- niéndole una asimilacién tan voraz como infinita (bulimia). 38 LA ULTIMA CENA: ANOREXIA Y BULIMIA No obstante, esta pasién por el objeto-comida —que parece poseer la caracteristica de la atraccién irresistible por un obje- ja (donde rechazo y asimila- cion descontrolada consttuyen de hecho, en el discurso del su- jeto, dos polos de una misma tensiGn)(@SRetectivamienteye) —_ no el vacfo del estémago, un vacio “anatomizado” que uede ser rellenado del objeto-sustancia, sino aquel vacio -on- ologvo y peyenpico- EERIE ESSZEN ISSUED acio que el sujeto lleva en si mismo desde el or- en, Aquel vacio que se sustrae a cualquier medida, a cualquier célculo, a cualquier representacién. Aquel vacio que constituye el punto més fntimo del sujeto y, asimismo, la extrafieza més radical. in- colmable (registrada en la ensefianza de Jacques Lacan como Gap. que no puede ser saturada por ningtin objeto. Porque cualquier objeto se revela vano respecto a esta meta im- posible. Porque el vacio que habita al sujeto no depende de la sustancia del objeto, sino que esté hecho de la misma tela, por decirlo asf, que trama al sujeto mismo. La anorexia-bulimia es en consecuencia una pasién por el vacio en el sentido que, aunque orientando al sujeto en direc- ciones opuestas (Ia eleccién anoréxica es el rechazo del objeto- comida, Ja bulimica es el impulso a su consumo ilimitado), apunta igualmente a alcanzar y conservar el vacio. Porque la aboliciéappgl vacio significaria la abolicién del sujeto mismo. 5 entonces la condicién para que pueda existir, jende de- en el fondo de la sustancia-comida. Lo encuentra en el punto LO LLENO Y LO VACcio 39 en el cual su goce toca el limite de la inconsistencia del objeto. A través del vémito ella hace vacio en su cuerpo. Vacia el pro- pio cuerpo del peso de la sustancia. De ese modo, al fin de ca- da crisis de hambre muestra en realidad al Otro que nada —na- da del objeto-sustancia~ podra jamas Hlenarla verdaderamente. Porque su vacio no es el de un recipiente, sino acuel ~estructu. ral- de la falta-en-ser. aoe Biro COMO LUGAR DEL OTRO este un punto central de la acan. Es el modo en torno al cual reflexiona en relacion al Edipo freudiano: el principio de castracién que ins- tituye el complejo de Edipo no se reduce a las vicisitudes ima- ginarias de la novela familiar del neurético, sino qu ya en esta r ensefanza de . Un me- nos, una laguna, un vacio inherente por lo tanto al orden del sujeto como efecto preciso de esta accién simbélica del Otro Esta es la Ley de la estructura: exilio, vaciamiento del goce del cuerpo como resultado del tratamiento significante. Y es Justamente este tratamiento —que el significante impone por la fuerza al sujeto- que lleva a pulsionar el cuerpo, agujereario, inaugurar la flea, ¢ ES Sea GRRE»! como tal, diferencidndolo asf € un mero organismo viviente. El psicoanilisis introduce una diferencia de fondo entre el cuerpo humano y el organismo viviente. Este ultimo est go- bernado por leyes biolégicas fijadas hereditariamente e inscrip- tas en el patrimonio genético de una especie. El instinto es su expresién més directa en cudnto suministra al organismo un esquema de respuesta a las solicitudes internas y ambientales determinado naturalmente y sedimentado genéticamente. El 40 LA ULTIMA CENA: ANOREXIA Y BULIMIA mundo humano en cambio no es reductible al campo bioldgi- co-natural del instinto. El mundo humano no tiene nada de na tural. Es en cambio el producto de un trabajo: aquel Er el sello eer en las cosas humanas ‘Afirmar que el cuerpo humano en cuanto tal no tiene nada de natural significa decir que es, ya antes de nacer, un cuerpo habitado, signado, marcado por el lenguaje. De esa forma el nacimiento biolégico no anticipa simplemente el nacimiento sicolégico, 's anucipado en fa eleccion del nombre, en el espacio que los familiares le prepararon en la casa, en las ex- pectativas imaginarias creadas ya antes de su propia concep- cién. De esa forma, su cuerpo seré vestido, educado en la lim- pieza, cortado (el cordén umbilical, las uiias, los cabellos) y tatuado segun la cultura de pertenencia en la cual se inscribird. En este sentido, los signios que producen el cuerpo son del len guaje y no de la naturaleza. Lacan sintetiza esta dependencia estructural del cuerpo al lenguaje, afirmando ED (GRAAAAOMS. Donde el lugar del Otro es exactamente aquel desde donde se efecttia el tratamiento significante del cuerpo. Asf el destete, la educacién de esfinteres, la interdiccién del in- cesto, indican la orientacién fundamental segtin la cual el suje- to est constreftido a subordinarse a partir de su pertenencia al ampo simbdlico. Son etapas, ciclos, pasajes obligados a causa e los cuales una del 10 or Ia cual el sujeto debe pasar en su ntrada al campo del Otro y que tiene como efecto fundamen- al el ofrecer al sujeto mismo un-GRSGHpRIGH SIMDOTIERD) «ro slo can QE RRSERIGA SE SERS = UR PEGG USBOSS 1. Cfr. J. Lacan, II Seminario XI, I quattro concetti fondamentali della LO LLENO Y Lo vacio 41 En el articulo “Los dos principios del suceder psiquico”, Freud estadia este problema sosteniendo la necesidad de gue el principio de placer esté destinado a sufrir una suerte de sustitu- cidn por parte del principio de realidad. Esta sustitacion ~cfec- to, para Freud, de las exigencias del discurso de la Civilizacion subordina el Yo-placer al Yo-realidad y difiere ei impulso a ia satisfaccidn del Yo-placer, calibréndolo en los limites impuestos por la dureza de la realidad. No obstante, Freud aisla —més acd del principio de realidad— un elemento del Lust-prinzip que re- siste tenazmente a la instancia adaptativa del Yo-realidad. No existe, en efecto, neste residuo ~e] residuo del principio de placer que no se deja simbolizar en el principio de realidad se manifiesta, al mismo tiempo, el mas alld del principio de reali- dad y el més alld del principio de placer. Porque este residiuo es el indice del apego del sujeto a un goce extrasignificante, no su- bordinado a las leyes de la Civilizacién y al mismo tiempo, ina- similable al equilibrio homeostatico del principio de placer45BB oce ~producto y descarte del discurso de la Civil zacion~ La anorexia-bulimia muestra eficazmente UROREIOED a anorexia y la bulimia estin en efecto, decidid rechazar la comida hasta morir de hambre son osiciones del sujeto que or la cual, como dice Freud, el aparato psiquico tenderia exclusivamente a procurarse place: y a evitar el displacer), 0 a aquella logica adaptativa de! priuci- psicoanalisi, Enauidi, Turin 1979, en particular las pp. 207-233. Un comenta rio sistematico e iluminante de estos pasajes lacanianos se encuentra en J-A Miller, Du symptome au fantasme et retour, Curso del Departamento de Psi- coanilisis de la Universidad de Paris VII, 1981-1982 (inédito}. 42, LA ULTIMA CENA: ANOREXIA Y BULIMIA pio de realidad (por la cual el sujeto renunciarfa a la propia sa- tisfaccién pulsional a cambio de su integracion en el discurso de la Civilizacién). La anorexia-bulimia no responde entonces nia la légica del principio de placer ni a la del principio de rea- lidad. En la anorexia-bulimia el sujeto realiza una forma de go- ce pulsional que excede el marco equilibrado del principio de placer (un goce que se ubica entonces més alla del principio de placer) y que rehtisa como tal la imposicién de la educacién ulsional dictada por el principio de realidad, ya que para al- . Antes de Jas exigencias de la supervivencia se presenta esa| ID 2220 20 pede sr jamis simboliza- 0 en su totalidad, o sea integrado con las exigencias del prin- cipio de placer y del principio de realidad. 1.3. LA PULSION ORAL: COMER EL VACIO Me contaba cémo fue capaz de comer su plato preferido, coci- nado para ella por su madre. Me lo contaba deteniéndose en los minimos detalles culinarios, la composicién del caldo y de la salsa, el tiempo de la coccién, las ensaladas elegidas... Antonella no era mas una anoréxica-bulimica. Su goce no se expresaba ya en el re- chazo obstinado o en una compulsién fuera del discurso; mas bien se inscribia nuevamente en un vinculo con el Otro, se simboliza- ba, toleraba la sublimacién. Una sublimacién que podia ejercitar- se aun sobre el objeto mismo de la pulsién. De ese modo podia reconstruir el discurso de la Cocina como magnifica sublimacién del vacio de la Cosa. Qué cosa significa comer para el ser humano? Pregunta obligada para poder aferrar la especificidad de la posicién ano- réxico-bulimica que parece, segtin estrategias opuestas, poner en cuestién principalmente la relacién simbélica existente entre elser humano y la comida. : LO LLENO ¥ LO VACIO. 43 En Tres ensayos para una teoria sexual Freud defin Uno de los rasgos especificos que la distinguen respecto al instinto es la existencia en el montaje pulsional, de dos satssfacciones distintas. La idea de Freud es que en las zonas erdgenas del cuerpo (oralidad, analidad, genitalidad) se suman, por asi decir- lo, dos satisfacciones diferenciadas: una de tipo biolégico-natu- ral que coincide con la idea de la existencia de una funcién ins- tintiva y con la satisfaccion especifica de una necesidad (tengo hambre y satisfago esta necesidad ingiriendo comida), la otra es de tipo sexual que coincide con la realizacién de una satisfac- cién especial, irreductible a la dimensién de la satisfaccién de na necesidad. Y es justamente esta segunda satisjaccion que, ontandose en la primera, introduce en el sujeto la dimension tructuralmente “perversa” de la pulsién. La satisfaccién pulsional no coincide con la satisfaccién de la necesidad natural porque la pulsién no es una fuerza, un da- to natural, sino que se encuentra, segtin Freud, entrelazada desde el origen con el Otro. Ella no responde a un rigor natu- ral, sino que se produce como efecto de Ja inclusién del sujeto en el campo simbélico del Otro; como efecto de la cancelacion, ‘or asi decirlo, de la naturaleza. La pulsion no demanda la sa~ sfaccion de la necesidad sino otra satisfaccién: no simplemen- la necesidad de comer, sino la satisfaccién libidinosa de la ralidad (de la demanda oral) como zona erdgena investida de accién pulsional. La insistencia de Freud sobre la naturaleza sexual de la pul- sién entendia remarcar la especificidad de | respecto a la instintiva-animal. na deformacién del instinto causada por Ia ese modo, en lo que respec- 2. S. Freud, Tre saggi sulla teoria sessi. Boringhieri, Turin 1980, vol. IV. a posicién bu ana fe, en Opere, a.c. de C. Musatti, 44 _ LA ULTIMA CENA: ANOREXIA Y BULIMIA ta lo especifico de la pulsién oral es posible distinguir la nece- sidad de comer (stistaccin instinsva) dele bsg uedaidelAtS= isfacci i a cual la boca del bebé se consagra en Ia activi De chupar no solo para aplacar el hambre (el bebé satisfecho resta igualmente prendido al pe- z6n aunque ya no tenga hambre), sino fundamentalmente para alcanzar un goce de otro tipo, un goce de orden sexual. En rigor, un objeto preformado. como Freud afir- ma en “Pulsiones y destinos de pulsion”—es la parte masi“val) También por esto la pulsion es profundamente diferente del instinto animal. La pulsién oral no nace de un programa genético-biolégico predefinido, Gin) SufSatisfateiSHiy@ests en como por ejemplo un que automévil puede estar Ileno de nafta), aD Por esto el “objeto pri- mordial de satisfaccién” (que el postfreudismo encarné en lo real del seno materno) es presentado por Freud como perdido desde siempre. Por lo tanto | iffplidalin déficit -una especie de fecto natural~intrinseco: |. 1, de re- tir el i i quel goce (que acan siguiendo a fama “el goce de la Cosa”)? esté pro- bido al ser humano. Porque a causa de la accién del lenguaje, ndra que relacionarse —como indica con precisién Freud—(qio stitu- ‘OS « aquel goce a oe ido para siempre que la Cosa evoca. En este sentido Lacan advierte sobre la necesidad de no confundir la pulsién con el objeto sobre el cual deberia inves- tirse, porque este objeto “de hecho no es otra cosa que la pre- re 3. Cfr. J. Lacan I] Seminario VI, L’etica della psicoanalisi, Einaudi, Tu- rin 1995, LO LLENO Y LO VACIO 45 ma del objeto perdido (a). El objeto (a) no es el origen de la pulsién oral. No es intro- lucido a titulo del alimento primitivo, es introducido por el he- (0 que ningsin alimento podra satisfacer jamds la pulsion oral, no bordeando el objeto eternamente faltante”* Se trata d on precisién el estatuto << ED 1n respecto | eae ED objeto de la necesidad existe, esta alli, es algo que sirve para rellenar un vacio “anatomizado” que se ubica en lo real del cuerpo, que sirve para volyer Ileno lo vacfo. El alimento aplaca la urgencia del hambre tanto en el hombre como en el animal. Pero el hombre, 2 diferencia del animal, inventa ademés un discurso alimentario, inventa la gastronomia, enriquece el objeto de la necesidad con adornos, guarniciones, especias. Lo manipula, esnaturaliza, transforma, transfigura. Es ésta la funcién hist6- ca de la Cocina: alejar, despegar, transfigurar el objeto de la ecesidad, en objeto de la pulsion. El fundamento de todas las operaciones descriptas se encuentra en la supremacia del orden de la Cultura y el lenguaje sobre el orden de la Naturaleza. El discurso de la Cocina subordina -hasta alcanzar la completa desnaturalizacién— los elementos naturales a la manipulacion significante.> El alimento es desviado de su origen natural a través de la manipulacidn gastronémica-culinaria para valori- Say: erepunt deve a accion de la Cocina es homologable a la accién pulsional con a cual el AiO intentalreencontrar | da a través de la succidn de los “ xisten 4.J. Lacan, I Seminario XI, cit., p. 183 (subrayado mio). 5.J.P. Aron, “Cucina”, en Enciclopedia, Einaudi, Turin 1978, p. 215. 46 LA ULTIMA CENA: ANOREXIA Y BULIMIA dos declinaciones posibles del hambre, diferentes y al mismo tiempo montadas una sobre la otra. El bambre de comida como objeto de la necesidad, de la comida como objeto que placa el hambre y el hambre que ningun objeto puede calmar orque es el hambre del seno, no de comida, del seno como sig- nificante del primer objeto (perdido) de satisfaccion. ita COsa. Se come, podria decirse, al Otro. ensefianza estructural de la anorexia-bulimia4@llvaciopPorque comer el seno es efectivamente comer el vacfo, pues el seno es el objeto perdido de la primera satisfaccién. El seno al cual apunta la pulsién oral no es en realidad un objeto-sustancia, es un fantasma. Es el fantasma oral por excelencia. Comer es en- tonces comerse ej fantasma, buscar el fantasma del seno en la selva de la manipulacién significante de la Cocina. En este sentido, como ensefia Roland Barthes, la Cocina ja- ponesa ofrece un modelo, elevando el vacio al centro de su dis- curso. La comida se asimila a la escritura, nada natural, pura marca significante. Ella viene desnudada, vaciada de su natura- lidad para ser exhibida como artefacto, semblante, puro efecto del corte significante. La accién de los palillos no es aquella de violentar la comida seccionandola (accién que evocan los cu- biertos occidentales) sino aquélla que apunta a aferrar, en el desmenuzar la comida, su “intersticio” original, su vacio inter- no. De la misma forma, es abolida la idea de un Centro-Sustan- cia que el contorno deberfa resaltar construyendo alrededor el marco justo. La cocina japonesa est4 construida en el puro or- namento: “Ninguna comida esta provista de un centro (centro alimentario, expresién, entre nosotros, del rito consistente en ordenar la comida, adornarla, revestirla); todo allf es ornamen- to de otro ornamento”.® 6. R. Barthes, L'impero dei segni, Einaudi, Turin 1984, pp. 26-27 LO LLENO Y LO VACIO 47 Comer el adorno manifiesta a ausencia de profundidad, de sustancialidad del objeto-comida. La valorizacién de su leve- dad, efectuada sobre todo en la Cocina oriental, es la valoriza~ cin de la ausencia, del punto vacio de la Cosa perdida como centro convocante del discurso de la Cocina. Es Ia valori del objeto-seno, del objeto pulsional, de la no-Cosa (de la a- cosa como escribié Lacan) en torno a la cual gira el movimien- to de la pulsion. Zacion Es justamente sobre este imposible que se ha construido el discurso de la Co- cina: sublimacion cultural-lingiiistica de este vacio al centro del objeto de la necesidad. Todo el saber culinario —perpetuado en Ja escritura de las recetas y en su conservacién hist6rico-cultu- ral- produce una multiplicacién de la manipulacién significan- te del objeto-comida que apunta en realidad a capturar el fan- tasma del seno, a hacer entrar en un discurso simbélico lo imposible de comer, el vacio de la Cosa.” La anorexia y la bulimia no resultan entonces comporta- mientos “naturales”. No son simples desviaciones de un com- portamiento natural como el de la alimentacién. Anorexia y bulimia no son distorsiones del apetito sino més bien @EImGa> (de recuperar el vacio dela Cosa elvacie “imposible de comer del fntssma del seno. (RTECS) exper) a bulimica persiguiendolo en el todo, buscandolo ndo de todo, alli donde la consistencia imaginaria de la sustancia-comida devela la inconsistencia de un lleno que —a través del vémito- se ofrece como carente de sustancia. 7. Sobre los temas indicados véase en particular los éptimos wabajos de A. Zenoni, Le corps de l’etre parlant, Editions Universitaires-De Boek, Bru- xelles 1991, y Z/ linguaggio e gli oggetti della pulsione, en “Lo Psicoanalisi”, bio, Roma 1995, n° 17. 48 LA ULTIMA CENA: ANOREXIA Y BULIMIA 1.4. EL VACIO DELA JARRA . No del va- cio anatémico del organismo, sino del vacio excavado al signi- ficance: afaereRSSerSOMESEPOREGEL AED 2:00 eerste Ultima del deseo. La anorexia y la bulimia —como ya vimos- ponen en causa el fp. Pero no todavia el vacio como causa. Ponen en causa el , asumido bajo la forma empirica del vacio de un recipien- . Su topologia es ingemua; vacian el vacio de su valor de falta. en uando en cambio es el vacio real, ef punto en torno al cual rotan las representaciones del sujeto. Pues es lo real del vacio, lo que exhibe intensamente el efecto del trata- miento significante sobre el cuerpo. Lo real del vacio indica la sida SECO BEM EOSHIBEIATSGED corm pics producida de la accion letal del significante sobre el sujeto. Es a este vacio fundamental que Lacan refiere la serie de los objetos pulsionales (seno, heces, orina, mirada, voz): esf@¥@SGWS la ma- triz que desustancializa el objeto mostrando cémo en su cora- z6n existe, en realidad, no la sustancia, CERES Todavia para la anoréxica, al revés de aquello que sostienen Heidegger y Lacan, no es el vacfo el que hace la jarra sino la ja- rra la que contiene el vacio. La interrogacién de Heidegger sobre el vacio desarrollada en Das Ding, reconsiderada por Lacan en la Etica del psicoand- lisis retoma una figura clasica del taoismo, aquella del vaso 0 de Ja jarra vacia. La tesis que Heidegger recupera de Lao-Tzu es que eso que constituye la esencia de la Cosa, que hace de una jarra una jarra, no son las paredes de arcilla, sino el vacio mis- mo que las paredes de arcilla contornean. GE REnmEEaETEDES 0, ame no el objeto que constituye el vacio. error de la mirada naturalistica- objetiva, tanto en el sentido comtin como en el espiritu cientifico, consiste en cambio en ver la jarra como recipiente del vacio, euandoplayjarrayséloypued e eet eta, eee a | LO LLENO Y LO VaACIO 49 IBD! v2<10 1 gue hace posible la jarra y define su esenci Esta idea del vacfo como fundamento del objeto ~central en el taofsmo- es retomada ampliamente, 2 través de Heidegger, por Lacan. Segtin Lacan, es la cancelacién de la Cosa operada por el significante la que hace surgir en el centro de lo real aquel vacio que constituiré el fundamento (infundado) del de- seo del sujeto, la causa del deseo del sujeto. En este sentido el alentendido anoréxico-bulimico acerca de la anatomizacién el vacio es doble. Malentendido no solo topoldgico, sino tam- ién ontoldgico: pende de la sumision del sujeto a la Ley iowint Depende de sumisién del sujeto aguelio que ca e=z=D> a anoréxico-bulfmica, en cierto modo, rinde su fo. Su enfoque es, en esta perspectiva, rigidamente aristotélico: el vacio es el espacio de un recipiente. 1.5. NECESIDAD Y DEMANDA mension del hambre queda igualmente en el centro de la experiencia anoréxico-bulimica. Una paciente me dijo: “El hambre esta en la cabeza”. Tenfa razon. Si el cuerpo es a lugar del Otro, el hambre no es sélo el impulso a la alimentacidn sino que es también, en su fundamento, un producto de la acci6n del lenguaje sobre el hombre. Un producto, si se quiere, “mental”. Anorexia y bulimia ponen en evidencia las limitaciones de una concepeidn cognitivo-conductista del sujeto. Se trata en ‘Co- mer hasta reventar, vomitar veinte veces al dia, rechazar la co- mida hasta dejarse morir son comportamientos contra-natura Freud diria “masoquistas”. Y como la clinica ensefia, no hay modo de modificar esta situacién encarando directamente la 50 LA ULTIMA CENA: ANOREXIA Y BULIMIA patologia del comportamiento alimentario, probando por ejemplo, normalizar la funcién del apetito. Porque evidente- mente el enfermo no es el apetito. En consecuencia los progra- mas de reeducacién cognitivo-conductista no sirven a la cura. Ellos curan el hambre en la ilusién de reconstruir un equilibrio alimentario perdido. Pero el hambre esté en la cabeza. Y no puede ser arreglada, ajustando la funcién del apetito. Freud diferencié con precision, en su critica ante litteram al conductismo, la dimensién de la necestdad de aquella del deseo. Si la necesidad indica la dimension fisiolégica-bioldgica de la ur- gencia, un estado de necesidad que empuija a la propia resolu- cién (como efectivamente el hambre impulsa 4 comer), existe pues no esti dirigido hacia los i a hacia la comida), sino ha- cia un sujeto cuyo primer modelo, sta Eee para que la necesidad sea satisfecha, es ni acan aporta un mayor rigor a este sistema ya freudiano. Si el sujeto nace en el campo del Otro esté estructuralmente obligado a hacer desfilar las propias necesidades a través del filtro del sig- nificante. En este sentido la i i ‘omemos como ejemplo el grito de un bebé que tiene ham- bre. El suyo es un grito., facan precisa la ejemplo ¢ Si entonces el e comida, y en este sentido como si el grito uese un alarido infinito, perdido en un abismo sin nombre. SOLD BS es0, ine Tee Se ee a campo de las relaciones humanas no existen ne: LO LLENO Y LO vacio 31 cesidades naturales, porque la dimensién de la necesidad esté su bordinada al significante. El efecto de esta subordinaciGn es pre- cisamente la demanda, que no es otra cosa que la articulacion significant de la necesidad 0, mas rigurosamente, la cancelacin de la necesidad operada del significante de la demanda.® Lacan dijo que “no se come nunca solo”. Eso significa que el ser hablante puede comer solamente si se encuentra inscrip- to en el campo del Otro del lenguaje. plemente aplacar el hambre sino que es ademas y sobre todo la asuncién de las reglas de la convivencia, del estar juntos, del gusto, de la tradicién familiar y cultural. En una palabra, del lenguaje. La existencia misma de una “Cocina”, de una cultura gastrondémica, muestra claramente como el elemento alimenta- rio es estructuralmente desviado de la huella de la naturaleza y va alienado al campo del Otro, Existe todo un saber (deposita- do histéricamente en las recetas y en los tratados sobre el gus to y la alimentacién) que inviste al alimento y lo separa irreme- diablemente de su raiz natural. Era eso que, por ejemplo, hacia preferir a Sartre aquellas comidas donde sobre todo era percep- uble y visible el trabajo humano, el artificio, la mediacidn cul- tural, la hegemonja del semblante.° En este sentido la comida ~pasada a través del filtro significante del discurso de la Coci na— es un hecho de la cultura (el pasaje de lo crudo‘a lo cocido signa para Lévi-Strauss la operacién simbdlica con la cual la Cultura, en la perspectiva estructuralista, se sustituye a la Nz turaleza).!° Por esto, si se quiere, se evidencia el compor 8. Sobre este tema véase J. Lacan, “La significazione de! fallo”, en Seritt, ac. de G. Contri, Einaudi, Turin 1974, p. 688. 9. J.-P. Sartre, “Conversazioni con J.-P Sartre”, en $ De Beauvoir, La c rimonia degli addii, Einaudi, Turin 1983, pp. 398-400. El fundamento tedri co de esta posicion se encuentra formulado en J.-P. Szrtre I Saggiatore, Milin 1980, pp, 720-733 10. Cfr. C. Lévi-Strauss, /] Crude e il cotto, 1 Saggiatore, Milén 1990 Lessere e il nulla, 52 LA ULTIMA CENA: ANOREXIA Y BULIMIA miento fuertemente ambivalente de la anorexia-bulimia respec- to de Ja mesa del Otro. devo- rando cantidades desproporcionadas de comida, sin criterio, fuera de horario, siguiendo solamente el impetu de una voraci- dad barbara. De este modo, je alimentarse (anorexia), el comer nada o el comer todo sin distincién de sabores, de lo crudo o de lo cocido, subvirtiendo cualquier.ratio simbélica (bulimia), son las expresiones mas in- mediatas de esta negacién. 0 solo un saber dietoldégico (calo- rias, combinaciones dietéticas, productos especiales, hipocalé- ricos para mantener el cuerpo delgado, etc.), sino también un profundo saber gastronémico, unido tantas veces a una parti- cular habilidad en la manipulacién culinaria. Pero es siempre al eaap* que on fa garantia de poder sustraerse de la mi esa del Otro. En segundo lugar la garantia sobre su culpa (el Otro también goza) y 1.6. DEMANDA Y DESEO Los estudios dedicados al nacimiento psicoldgico del niiio confirman una hipétesis:'! Ja satisfaccion de las necesidades ba- 11. Véase por ejemplo, R. Spitz, II primo anno di vita de! bambino, Giunti Barbera, Firenze 1962, y M. Mahler, La nascita psicologica del bambi- no, Boringhieri, Turin 1978, para citar sélo dos clésicos. LO LLENO Y LO VACIO. 53 sicas no son suficientes para garantizar el nacimiento psicologi- co del ser humano. El sujeto no es un conjunto de necesidades primordiales si- no que es fundamentalmente deseo de ser deseado. Es, como escribe Lacan retomando la leccién hegeliana, “deseo del Otro”, no de cosas, sino deseo de deseo, 1 las necesidades naturales estan necesariamente obligadas a pasar por la via estrecha de la demanda dirigida al Oro, la di- mensién del deseo se excava, como escribe Lacan, “mds aqui y més alld de la demanda”.'? en cuanto subordinado al campo del lenguaje. Se trata por lo tanto no de Ja falta de una cosa sino de una “falta-en-ser”, omo diferenciado de la plenitud es- tiipida de las cosas, como falta-en-ser. La demanda origina el ae movimiento, en esta falta oa constituye su “mas ~_ ‘orque cada satistaccion de la resto (“residuo de una obliteracién” escribe Lacan), un resto ue no puede satisfacerse. GRRE PESTO ee emaeta Me REC Ie OHEeED dane Es el deseo. El deseo como tal excede cualquier de- manda, aunque se constituya en la matriz. El deseo es erré- tico, excéntrico, en constante superacién de cualquier satisfac- cién posible. En este sentido Freud definia en La interpreta- cién de los suefos el deseo inconsciente como un deseo “indestructible”. 12. J. Lacan, “La significazione del fallo”, cit., p. 688. 54 LA ULTIMA CENA: ANOREXIA Y BULIMIA 7 sujeto anoréxico tuvo un Otro materno pronto a respon- der con rapidez a sus necesidades. Un Otro que se ocupé de asistirlo pero entirse cero’, una nada”, © sin identi- ad”, como frecuentemente lamenta la anoréxica-bulimica es la expresion de la ausencia de la acci6n particularizant (QED, vex ce parcicularizar al sujero aceptando su demanda de mcr, irri GREED 16. red} 2 una bolsa vacia que debia rellenarse, a in objeto de su propio goce. El efecto particularizante es, en cambio, el resultado de la respuesta del Otro a la demanda de reconocimiento que el sujeto le dirige, més alld de la satisfac- cidn de sus necesidades. E] Otro materno de la anoréxica- buli- mica respondié a la demanda de amor ofreciendo cosa: ino aque- En este sentido la anoréxica muestra con clarida neidad entre la dimension de la demanda y la del deseo La anoréxica reclama no tanto al Otro de la demanda sino al No basta que el Otro rellene el vacio de la ne- esidad con el alimento. Es necesario que otorgue al sujeto al- 0 suyo. } Dp aquellas que se transformardn en anoréxi- as, donde el amor viene entendido en este caso, El Otro de la anoréxica puede haber también dado —como ex- plica Lacan- el amor, pero lo dio con la misma légica que dio la Te ee O asistiO asi como asistié al nino otre- ciéndol los cusdados que necesab, QAR pudies Ce roe Gere dalallsuierd, Por Jo tanto, es como una cosa entre otras. 5 LO LLENO Y LO VACIO 55 cién de la demanda, a Logica del comercio. ingun Objeto puece colmar esta falta. xica prueba colocarse radicalmente del lado del deseo. Ella lesea nada. Quiere comer la nada (“rien”), precisa Lacan.!> eens Eoesienéo la nada descubre ia raiz ultima del de- SPorque nada, ningtin objeto, ninguna cosa, podré jamés saturar la medida del deseo. La raiz etimoldgica del término francés rien proviene del latin rem que significa justamente ‘(Bp fel 1.7. EL SUENO DE LA BELLA CARNICERA “Quiero preparar una cena pero no tengo los elementos ne- cesarios, solo un poco de salmén ahumado. Pienso en salir a comprar lo que hace falta, pero me acuerdo que es domingo por la tarde y todos los negocios estan cerrados. Quiero llamar por teléfono a algtin negocio, pero el teléfono esta roto. Asi debo renunciar a mi deseo de preparar una cena”.44 Este es el suefio de una paciente de Freud, casada con un “buen y honesto carnicero mayorista”. Probaremos tomar este suefio como ejemplo, para entender en primer lugar la diferen- cia entre demanda y deseo y, en segundo lugar, como tal dife- rencia gira, en la interpretacidn del suefio, alrededor de la pul- sién oral y a su impulso mis alld del objeto-comida, mas allé del objeto de la demanda. Tomaremos finalmente este suefio 43. J. Lacan, I] Seminario XI, cit., p. 196. . 14.S. Freud, L’interpretazione dei sogni, en Opere, cit., vol Til, p. 142. 56 LA ULTIMA CENA: ANOREXIA Y BULIMIA - como indicativo del fundamento histérico de la anorexia. Si de hecho en la histeria el tema central concierne a la diferencia en- diferencia que hace mia le al sujeto ponerse comi anoréxica exhibe con rigor y claridad el Lacan _—_ este suefio en diversas ocasiones, porque muestra algo de fundamental, relativo a la estructura misma del deseo. ie@ra —ubicdndose en una po- sicién anoréxica- nda —“quiero ofrecer una cena”— . Ella, de hecho, no come nada. Su proposito de ofrecer un banquete, fracasa. Es justamente en este fracaso que algo de su deseo se manifiesta. El suefio en cuestién —es Freud que lo afirma- es el suefio de una histérica. Y en la histeria eso que sostiene al sujeto es la opcidn ~se podria decir de mano tnica por el deseo. Ogica histérica— Para la histérica, lo que cuenta es poder de- sear un =! QI lidad, la bella carnicera comunica al marido de desear ferviente- mente un desayuno con caviar, para después impedir al marido realizar su fantasia, como un modo de ri@iteher(el BFOpIOIe a el comentario desarrollado por Jacques-Alain Miller a las paginas de “La direccién de la cura”, donde Lacan descifra este suefio, se pone en evidencia la diferencia entre demanda y deseo como distincién tripartita en relacidn a los tres protagonistas de Ja situacion: la paciente, el marido y la amiga.!5 La amiga deman- 15. El comentario mas sistematico de Lacan se encuentra en J. Lacan, “La direzione della cura ¢ i principi del suo potere”, en Scritti, cit., pp. 615-623. LO LLENO Y LO VACiO. 37 da una invitacion a cenar, pero su deseo va ms alld de esta de- manda; ella quiere ser cortejada por el marido de la bella carnice- ra, el cual no oculta a su mujer que la amiga no le es indiferente. La demanda del marido gira en relacién a las mujeres de formas redondeadas ~como su mujer-, pero su deseo parece ser atraido, en realidad, por la delgadez. E] esta haciendo una dieta y se siente atraido por la amiga delgada de su mujer. Su deseo por lo tanto, hace excepcién respecto de su demanda e nizando la cliv: aje entre demanda y deseo es la matriz del suefio de la bella carnicera. El significante clave que hace girar todo el en- granaje esté representado por el tinico alimento que resta en la despensa de la paciente y que resulta insuficiente para realizar su propésito de invitar a cenar a su amiga intima: un poco de salmén ahumado. Y sin embargo es justamente eso —el salmon ahumado- el alimento preferido de la amiga. Como puede observars mado y caviar) yi GGBAGORREIR salmon y cover, por otra parte, setefan wom cfr ad que no esté en juego simplemente la satisfaccién de la nece- sidad de comer), si | Como en la légica de la anorexia, también en este suefio, en torno se almén ahu- de s esto lo que senala clinicamente !a estructura histérica de la anorexia: Entre las numerosas lecturas de este suefo, sefialamos, por su lucidez, la mi- Neriana en J.-A. Miller, Trio da melodramma, en “La Psicoanalisi”, Astrola~ bio Roma 1995, n° 17. Una lectura que retoma la tesis de Miller en modo més extenso se encuentra en C. Soler, Listerica e la donna, Clinica diferen- ziale, en “La Psicoanalisi”, Astrolabio, Roma 1994, n° 15, pp. 36-50. 38 LA ULTIMA CENA: ANOREXIA Y BULIMIA En su comentario, Miller sefiala tres identificaciones funda- mentales que se evidencian en la arquitectura del suefio. La primera identificacién es femenina, se apoya en el “sal- mon ahumado” que es un significante de la amiga. Lacan afir- ma que el significante “salmén ahumado” sustituye el signifi- cante “caviar” que hace referencia al deseo insatisfecho de la paciente. Qué quiere decir entonces para la paciente identifi- carse con la amiga delgada? Para responder a esta pregunta es indispensable ampliar el campo de la visién para alcanzar el de- seo del marido que, como ya dijimos, era atrafdo justamente por el significante “delgadez”. De hecho, el carnicero demanda mujeres bien formadas (la mujer bien formada es la mujer del goce), pero su deseo.va més allé del objeto de la demanda. Su deseo se dirige hacia la mujer delgada. La bella carnicera cons- ~ existe un jaque permanente generalizado de la de- Panda -justamente para qu el esto pueda mantenerse a). No comer, ser delgada, delgada como la amiga, significa no res- ponder a la demanda de satisfaccién, no ser el objeto-del-goce sino el objeto-que-falta, el objeto ausente, el objeto que no es- t4, que no se posee y porque no se posee, se lo desea. La segunda identificacién es la identificacién masculina. También aqui el soporte de la identificacién es, como afirma Lacan, el trozo de salmén. El trozo indica el significante del deseo del Otro. Porque es el marido que usa esta expresién ha- blando de un “trozo de trasero de una bella sefiorita”. La bella carnicera se pone asf en el lugar del marido, mirando el objeto de deseo representado por el cuerpo delgado de la amiga. ;Qué cosa tendré la delgadez de la Otra, capaz de seducir el deseo del hombre? Por tiltimo, la tercera identificacién es, como escribe Miller, “a identificacion con el objeto del deseo masculino, cuyo so- porte es todavia el “trozo de salmén”: se trata en este caso, “de 4 LO LLENO Y LO VAC{O. 59 ser el falo, quizas un tanto delgado. Esta es la identificacion il- tima al significante del deseo”.!6 Cuando Lacan evoca aqui el falo, lo evoca en la medida de tonces, para una mujer, “ ica el lugar que lebe ocupar en Ia relacién con un hombre — aaa. para que pueda provocar no sdlo el empuje pulsional sino mas a0, qulapaearaiaionss el alimento En el suefio de Ja bella carnicera el rechazo ~este suefio es anoréxico en tanto nadie se alimenta~ alude a la maniobra histérica del sujeto: repudio de la posicién de objeto del goce masculino para indicarle el més alld de la trascenden- cia insatisfecha del deseo. justamen- us- trayéndose de De la misma forma Dora, otra célebre histérica de , reacciona- rd con una respuesta anoréxica a las insinuaciones molestas del Sefior K, rehusdndose asi a ser usada como mercaderfa de co- mezcio del padre, cuyo deseo estaba comprometido en la rela- cién con Madame K. También en este caso el valor histérico de la respuesta oral posee, en ultima instancia, la misma inspira- cién del suefio de la bella carnicerat/eerrarse 4 la dialéetica dla) 0; negarse como obje- eto. 1.8. CIRCUITO DEL GOCE Y CIRCUITO DEL DESEO. En el suefio de la bella carnicera surge con claridad la fun- cién del objeto oral en Ia histeria. Objeto de disgusto o de re- 16. Cfr. JA. Miller, Trio da melodvamma, cit. p. 39, y J. Lacan, “La di- rezione della cura...”, cit., p. 622. 60 LA ULTIMA CENA: ANOREXIA Y BULIMIA chazo que sefiala la necesidad del sujeto, chazo (anorexia), se mantienen en esta dialéctica con el Otro, dicando la existencia de una estructura neurética del sujeto je tipo histérica, porque funcionan a la manera de maniobras bjetivas para convocar al Otro del deseo, en lugar del Otro jue asiste. No obstante la clinica ensefia la incompleta anexién le la anorexia-bulimia a la estructura histérica del sujeto. Ya ea porque una anorexia-bulimia puede asociarse a una estruc- 1a psicotica 0 porque en el interior del discurso anoréxico- wulimico se advierte una especie de La posicion del sujeto anoréxico-bulimico es, en efecto, una al en- posicion signada por una 1 deseo. Del punto de vista clinico, el circuito del goce debe ser rubri- cado bajo el signo de la pulsion de muerte y del més alla del principio del placer, en el que el masoquismo ofrece una concisa representacidn alli donde exhibe al sujeto como estructuralmen- te contra si mismo. Este circuito tiene la caracteristica de ser un circuito cerrado, funcionando en s{ mismo. La temporalidad que Jo orienta es la de la compulsion a la repeticién. Es una tempo- ralidad bloqueada, congelada. Es una temporalidad autistica que tiende a excluir al Otro. El goce, como Lacan explicd, no se en- cuentra del lado del Otro, sino del lado de la Cosa. De la parte del Otro, orientado hacia el Otro, estd el deseo (que en cuanto humano es siempre deseo del Otro) y no el goce..” El circuito del goce es un circuito autoerdtico. Todo gira en torno al cuerpo, pero paraddjicamente sin implicar, en el giro, al 17. La “formula” completa es: “II desiderio viene dall’Altro e il godimen- to? dal lato della Cosa”. Cfr. J. Lacan, “Del Trieb di Freud e del desiderio dello psicoanalista”, en Scritti,cit., p. 857 aa LO LLENO Y LO vacio 61 Otro. Este circuito esté signado por un pleno, o mejor, por un demasiado-pleno. La dimensién del goce es una dimensién real en cuanto excluye por principio la dimensién de la falta y la del sentido. Su modelo clinico mas evidente esté representado en la crisis ciclica, en perpetua repeticion, de la bulimia: el alternarse de “comilonas” y vémito. Esta secuencia puede ser descripta como una serie continua de adiciones y sustracciones del goce: cece Esta serialidad es ciclica. Gira sobre si misma. Su punto de partida es el vacfo abierto del significante en lo real. Pero no existe un punto de Hlegada sino la repeticién de la serie con el solo objetivo de la repeticién misma. Esto indica el autoerotis- mo fundamental del circuito del goce. La sustraccién (-) es el indice de la experiencia del vémito bulimico. Un vémito que se encuentra en relacién con la incor- poracién excesiva del goce, en el sentido que ello permite al su- jeto evacuar, vaciarse del goce en exceso acumulado en el ata- que bulimico. La adicién (+) es el tiempo de la voracidad bulimica. Pero otras veces el vomito subraya la posicién domi- nante: no se come mas para comer, sino que se come para vo- mitar. La sustraccién se transforma entonces en la verdadera adicién. Mientras la adicién sirve a la sustraccién. De una parte entonces, el vémito es funcional a la repeticién continua de la serie de las comilonas, porque vaciando el cuerpo del goce lo prepara a un nuevo exceso. Por otra parte, puede ejercer la funcidn de invertir la direccién del sujeto: no vomita para continuar comiendo sino que para continuar vomitande es que come, E] vémito no esta relacionado a las exigencias del co- mer, del Ilenarse, sino que muestra el goce especial del vacio, junto a la inconsistencia del objeto-comida, que revela en su raiz no una sustancia sino la anulacion de cualquier sustan De esa forma, el vomito prefigura arcaicamente !a accién de la funcidn paterna, en tanto instaura un umbral, escribe un li-

You might also like