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‘Coleccion dirglda por Manuel Cruz LTIMOS TITULOS PUBLICADOS ‘Wetae Gémer La dinided Seed aero sea Forndnder Buey La bartarie “ee ts mere Ants C9 compasién "TNebeut Vindcacion del cludadaro dere El laraininpertete pr cers car Tecty Foran mucseo pals ii TE L 2 5 a 3 & z a a io. BIBLIOTECA DEL PRESENTE. PAIDOS Richard Rorty Forjar nuestro pais El pensamiento de izquierdas en los Estados Unidos del siglo xx TRADUCCION ¥ GLOSARIO De RaMdn José ver CasTi.to PAIDOS Barcelona» Buenos Ars + Mico FORJAR NUFSTRO PAIS ero los troskistas de la vieja guardia y los que Lasch llam6 «libe- rales empresarialess, los Howe y los Schlesinger, los Hook y los Galbraith, tampoco parecen tan malos. Una izquierda zarandeada y agotada, uma i2quierda demasiado cansada para sentir indignacién justamente alli donde sélo la indignacién serviré de algo y bastante ‘escarmentada por los resultados de las revoluciones en otros lugares ‘como para seguir incitando a la revolucion en Estados Unidos, no hay que confundirla con una izquierda que ya esté exhausta 0 des acreditada. Lasch estaba muy equivocado cuando dijo que fue dificil lograr tuna educacién politica en los afios cincuenta a causa de ela conformi- dad de Jos intelectuales con las premisas de la Guerra Frias. En esa década, mis amigos y yo recibimos una admirable educacién de iz- quierdas a través de libros como The Vital Center de Schlesinger, y The Affluent Society de Galbraith. Paull Goodman se equivocaba sin més ‘cuando dijo que no hubo «programa convincente de reconstruccién social concebido entre muchas cabezas» que se pudiera ofrecer alexa- ‘men de la juventud en los afios cuarenta y cincuenta. A Goodman s6lo se le puede dar la razin si sprograma de reconstruccién social» significa programa revolucionario, ¥ no lista de reformas, ‘Tal como lo veo yo, la antigua izquierda reformista y la Nueva I2quierda de los aios sesenta se deberian repartir a gloria equitati- vamente. Los herederos de esa antigua izquierda deberian dejar de una vez de recordarse unos a otros las cosas estupidas y autodestructivas que la Nueva lzquierda hizo y dijo a finales de esa ddécada. ¥ los que sienten nostalgia de los afios sesenta debersan de- jar de recordarse unos a otros que Schlesinger mintié sobre Bahia dde Cochinos y que Hook voté a Nixon, Todos nosotros deberiamos ‘enorgullecernos de un pais cuyos historiadores algin dia harén honor a los logros de esas dos iequierdas. capttuLo 3 Una izquierda cultural 12 inguierda reformista estadounidense de los dos primeros tercios de siglo consiguié un montén de cosas Pero la mayoria de los benefi- arias directos de sus iniciativas fueron los varones blancos. in des- pués de que las mujeres consiguieran el derecho al sfragio, ls varo- nes reformistas précticamente las ignoraron durante cuarenta afios. Hasta principios de los sesenta, en los procesos de contratacién en las salas de profesores, los varones de izquierdas solian hablar de las muje- res con el mismo desprecio jocoso, y de los homosexuales con el mis ‘mo desprecio agresivo, con el que lo hacfan los varones de derechas en. lubes de campo. Esta izquierda, mayoritariamente blanca, desapro- bb, pero no cambié, la situacién en la que se encontraban los afroamericanos. Fl partido demécrata dependia del poderosa Sur, y Franklin D. Roosevelt no deseaba perder votantes blancos del Sur por ayudar a los negros.Lideres sindicales como los hermanos Reuther, ue desesperadamente querian unir a los sindicatos, no hicieron mu- cho por evitar los prejuicios raciales entre las flas y los militantes. Los negros estadounidenses sélo empezaron a recibir algo parecido a un ‘tratamiento digno en los afios cincuenta, cuando ellos mismos deci- ddieron coger la sartén por el mango. La mayoria de los reformistas de inquierdas de esta época fueron deliciosamente inconscientes de que, en el Sudoeste, etadouniden- ses de piel morena estaban siendo linchados segregads y humillados tanto como los affoamericanos en el profundo Sur. Antes de los sesen- ta.acasi nadie dela iaquierda se le ocurvia protestar contra la homofobia, asi que inquierdistas como F. O Matthiessen y Bayard Rustin tuvieron que ocultar su homosexualidad, Desde el punto de vista de la izquierda actual, a inquierda anterior alos sesenta fue tan insensible con la situa cin de los grapas oprimidios como al resto de la nacién, rn FORIAR NUESTRO PALS {La cosa no parecia tan grave, porque la iaquierta reformista tenia {a idea de que, en general, el maltrato que los fuertes infligen a los débiles, yen particular la discriminacin racial, seguramente eran consecuencias derivadas de la injusticia econémica. Asi que enten- dieron que la vejacién sidica que suftian muchos de los negros esta- dounidenses era un ejemplo mas del egoismo que impregnaba a una economia capitalista no corregida. Pensaron que los prejuicios con tra esos grupos eran estimullados por las clases ricas pare asi evitar que Jas clases pobres volvieran ‘m ira contra sus opresores econémi- 0s La inquierda anterior a los sesenta asumis que los prejuicis des aparecerian gradualmente, conforme decrecieran la desigualdad y la recariedad econémicas. Vista ahora, esta idea de que si se acababa con el egoismo se elimi- naria el sadismo es un error. Una de las pocas cosas que ocurrieron en. Jos aios sesenta en que la izquierda americana empeas a darse cuen- ta de que la teoria del determiismo econémico era demasiado sim- pista. Se reconocié que el sadismo tenia raices més profundas que la precariedad econémica Igual que hizo Freud, se entendié que el deli- y chumanismor lleguen a ser sinénimos de inge- ruidad, signos de una incapacidad para captar todo el inmenso ho- rror de nuestra situacién actual. He explicado en varios de mis libros que los filésofos mas fre- ‘cuentemente citados por la izquietda cultural -Nietzsche, Heidegger, Foucault, y Derrida- criticaron con toda la razén al racionalismo ilustrado, Pero también he explicado que el liberalismo y el huma- nismo tradicionales son perfectamente compatibles con esas criti- ‘cas, Podemos seguir siendo liberales reformistas a la vieja usanza, incluso si, como Dewey, nos desembarazamos de la teoria de la co- rrespondencia de la verdad y empezamos a considerar las creencias cientificas y morales como herramientas para legar a lograr mayor felicidad humana, y no como representaciones de la naturaleza in- trinseca de la realidad. Podemos ser ese tipo de liberal incluso des- pués de dar la espalda a Descartes, después de volver la subjetividad algo lingiifstico y después de ver todo lo que nos rodea y nuestro propio interior como otra construccién social mas e igual de reem- plazable. Pero también he defendido que, en la medida en que €30s fl6so- fos antimetafisicos y anticartesianos proporcionen una forma cuasi- Anwou ouvnory FORJAR NUESTRO PAs sreligiosa de pathos espiritual, eben ser circunscrits a la vida priva- dda y no se deben usar como guias para la argumentacién politica. La nocién de cinfinita responsabilidad», formulada por Emmanuel Levi- nas, ya veces desarrollada por Derrida asi como los frecuentes descu- brimientos del propio Derrida sobre la imposibilidad, indecibilidad e irvepresentabitidad, podrian ser tiiles para algunos de nosotros en _nuestras bisquedas personales de perfeccién privada. Sin embargo, cuando asumimos nuestras responsabilidades puiblicas, lo infinito y Jo irrepresentable simplemente son incordios.Pensar sobre nuestras responsabilidades en esos términos entorpece la organizacién politi- ‘ca real tanto como el sentido del pecado, Insistir en la imposibilidad del significado o de lajusticia “como Derrida hace-, es una tentacién, de volver todo gético, de ver la politica democritica como algo irrea- lizable, como algo que no tiene capacidad para hacer frentea las fuer- 72s preternaturales. Ya he dicho que Whitman y Dewey nos proporcionaron toda la fantasia (romance), y toda la inspiracién espiricual que nosotros, los estadounidenses, necesitamos para tievar adelante nuestros asuntos piiblicos Como Edmunson sefala, no deberiamos dejar que Emerson, que fue un precursor de Whitman y Dewey, se vea desplazado por Poe, que fue un precursor de Lacan. Para pensar cémo se podria lle- gar forjar muestro pais, no necesitamos preocupanos della teoria de la verdad como correspondencia, ni de los fundamentos de la normatividad, ni de la imposibilidad de la justicia, ni de la infinita distancia que nos separa a unos de otros Silo que queremos es pensar sobre eso, sobre cémo forjar nuestro pais podemos darle puerta a la religion y ala filosofia, Pademos seguir hacia adelante tranguilamente y tratar de solucionar lo que Dewey consideré como «los problemas de la gentes. Ponerse a pensar sobre estos problemas de la gente significa que no estamos dispuestos a que el hecho de pensar tanto sobre la alteridad nos lleve a conformarnos con lo que da titulo a un. libro reciente de Todd Gitlin, con «el creptisculo de los suefios ‘comunes», implica que nuestra identidad moral la extraemos. al menos en parte, de nuestra ciudadania en una nacién-Estado de- mocratica y de las iniciativas de izquierda para materializar la promesa de esa nacién. 1a izquierda cultural parece convencida de que la nacién-Estado algo obsoleto y que. por lo tanto, no tiene sentido intentar reani- ‘mar la politica nacional. El problema de esta idea es que en un futuro previsible, el gobierno de nuestra naciin seré la tinica instancia capaz - no subrayaba el ongullo de ser diferente, pero tampoco lo con- enaba, El hecho de que los estadounidenses tratéramos de plantear- ‘os esa pregunta nos ayudé 2 convertimos en tn pais en el que la diferencia de una persona no seria tomada en cuenta por los otros, a ‘menos que la persona en cuestién deseara lamar la atencién sobre su diferencia. Sila iaquierda cultural sigue con su estrategia actual, si nos sigue exhortando a respetar nuestras diferencias mutuas en vez de animarnos a no tomarias en consideracién, tendré que encontrar tuna nueva forma de crear un sentido de lo comtin en términas de politica nacional. Porque s6lo una retérica de lo comtin pods forjar ‘una mayorfa que gane unas elecciones nacionales, Dudo que se siga este nuevo camino, Nadie ha propuesto aiin una alternativa viable de izquierdas a la religién civica dela que Whitman yy Dewey fueron profetas Esta religion civica hace hincapié en las ven- tajas que proporciona el orgullo histrico de ser cudadanos estadouni- ddenses poniendo a la justicia social, en vez de le libertad individual, como la meta fundamental de nuestro pais Se supone que amamos ‘nuestro pais porque hizo fa promesa de que Hlegaria a ser tn pais ms afabley mis generoso que otros paises Como percibieron perfectamente Jos negros y los homosexuales entre otros, todo eso fue na maxima de a ALwow auy Hora FORJAR NUESTRO PAIS perfeccion y no una descripcién de un hecho, No se puede reclamar ‘una transformacién de la politica nacional apoyndose en una descrip- ‘én de un hecho. Hay que describir el pais tal como esperamos apasio- nadamente que legari a ser algin dia, y tl como sabemos que deberia serahora Hay que se leales a un pats softado, ands que al pais en el que nos despertamos cada mafiana. A menos que se dé esa lealtad, el ideal no tiene postbilidad de materializarse. Pero el pais que se sueria también debe ser un pafs cuya cons- trucci6n se pueda concebir al alcance de la mano humana a lo largo del tiempo, Una raz6n por la que la izquierda cultural atravesard ‘una fase dura transformandose en una izquierda politicaesque.como Iz iaquierda de los afos sesenta, esta iaquierda cultural todavia sue fia con ser rescatada por un poder angélico: el pueblo». En este sen- tido, vl pueblos es el nombre de una fuerza redentora preternatural, tuna fuerza cuya contraparte demoniaca es el epoders 0 cel sistema», La iaquierda cultural hered6 de la igquierda de los aios sesenta el ema cel poder para el pueblo», pero sus miembros raramente se pre- guntaron cémo iba a funcionar esa transferencia de poder. Y esa pregunta sigue sin contestarse. Edmundson, Delbanco y otros estudiosos culturales han sefala- do que hoy dia Estados Unidos esta plagado por visiones de demo- nos y angeles. Stephen King y Tony Kushner han ayudado a formar tun inconsciente colectivo nacional que es «gético» en el sentido de Edmundson, No produce suefios de reforma politica, sino de trans- formaciones magicas e inexplicables. La izquierda cultural ha con- tribuido a la formacién de esa conciencia politicamente superflua no s6lo por considerar al

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