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2 684, ie 9 PGF ¥ ¢ LEWIS A. COSER LAS FUNCIONES del CONEFLICTO SOCIAL 1817 - ay etl, cyt wa af Ae oTrec* FONDO DE CULTURA ECONOMICA. ‘MEXICO — BUENOS AIRES a INTRODUCCION cid como de la asociacién; los conflictos que ocurran €n su interior no son, en modo alguno, sélo factores Gestructivos. La formacién de los grupos ¢s el resultado de ambos tipos de procesos. La creencia de que un pro- ceso derrumba lo que el otro construye, de manera que Jo que resta al final es el resultado de sustraer. uno de otro, estd basada en una concepcién errénea. Por el con- ‘trario, ambos factores, los “positives” y los “negativos” construyen las relaciones de grupo. ‘Tanto el conflicto como la cooperacidn tienen funciones sociales. Un cierto do de conilicto esté muy lejos de ser necesariamente antifuncional; es un elemento esencial de la formacién del grupo y de la persistencia de Ia vida del grupo. Las siguientes proposiciones se derivan de este punto de vista basico, acerca de las funciones del conflicto social. Il, EL CONFLICTO Y LAS FRONTERAS DEL GRUPO Propostcién 1: Funciones conectivas del grupo, desarro- Uadas por el conflicto. Una cierta cantidad de discordia, de divergencia inter- na y controversia externa, se halla orginicamente vinci Jada con los mismos elementos que, en ltima instancia, ‘mantienen unido al grupo... El papel positivo ¢ integrador que desempefia el antagonismo se muestra en las estruc- turas que sobresalen por Ia fina precisién y Ia purera cuidadosamente mantenida de sus divisiones y gridaciones sociales. Tal es el caso del sistema social hind’ que descan- sa no s6lo sobre Ja jerarquia, sino también directamente en la mutua repulsion de las castas, Las discrepancias ma- nifiestas no s6lo evitan que ias fronteras entre grupos va- yan desapareciendo gradualmente,... sino que con frecuen- cia proporcionan a las clases, y a 10s individuos, posiciones eciprocas que no ocuparian.... si las causas de hostilidad, no fueran acompafiadas por sentimientos y manifestaciones de hostilidadt Se HAcE necesaria una aclaracién. Simmel oscila entre afirmaciones sociolégicas y_ psicolégicas, como cuando pasa de la discusién de la autonomfa personal a la de Ia autonomia de grupo, oscureciéndose el hecho de que aunque la personalidad y el sistema social pueden ser en parte homogéneos, y aun cuando se hallen entretejidos, de ninguna manera son idénticos? La psicologia gené- tica * y el psicoandlisis han reunido suficientes testimonios como para sugerir que ¢l_conflicto ¢s_un_agente muy importante para establecer la plena identidad_yantono- mia del ego, 0 sea, para Ia diferenciacién plena de la personalidad con respecto al mundo exterior. Sin em- bargo, no nos ocuparemos de esa cuestién cay 3 Mt 5 i © 5 estudi §. razon, EL CONFLIGTO ¥ LAS FRONTERAS DEL GRUPO principalmente orientado a considerar el com- portayhiento de los individuos y de los grupos. Por esta “Ios sentimientos de hostilidad y repulsién” slo se analizarin cuando sean parte de un patrén social, es decir, cuando pueda observarse su regular acaecimiento. La conducta individual que simplemente refleja una idiosincrasia no ocupa un lugar en el andlisis de siste- ‘ymas sociales estructurados. Si consideramos el contenido sociolégico de esta pro- posicién, notaremos que Simmel trata’ dos fenémenos relacionados entre si, aunque distintos. Primero afirma que el conflicto fija las fronteras entre los grupos internos | de un sistema social, robuisteciendo la conciencia de gru- po y el sentido de la distincién, con lo que se establece la identidad de los grupos dentro del sistema. En segun- do lugar dice que la “repulsién” reciproca mantiene el sistema social total, pues crea un equilibrio entre sus diversos grupos. Por ejemplo, los conflictos entre las castas de la India pueden establecer la separacién y dis- tincién de las distintas castas, pero también pueden ga- rantizar la estabilidad de la estructura social hindi en su integridad, al provocar el equilibrio entre las reclama- ciones diversas de las castas rivales. En otra parte, Sim: mel ha acentuado atin con més vigor el cardcter conec-. tivo que con respecto al grupo desempefia el conflicto+ Por supucsto que esta idea no es nueva. Podriamos citar afirmacioncs similares de tedricos sociales desde la Antigiiedad, William Graham Sumner, que escribié en Ja misma época que Simmel, expresé en esencia la misma idea en su estudio de las relaciones externas e internas del grupo! Por familiar que sea esta intuicién, no se halla nece- sariamente incorporada a toda la teoria sociolégica con- temporinea. Asi, en su obra més reciente,* Parsons aun. cuando subraya que los sistemas sociales son del tipo que “mantiene fronteras”, o sea, que reclaman delimitaciones EL CONFLICTO Y LAS FRONTERAS DEL GRUPO a entre ellos y el medio ambiente, para mantener constan- te su patrén, no menciona el conflicto en este respecto.* Esta funcién del conflicto, en el sentido de establecer y mantener la identidad del grupo, ha ocupado cierto lugar en la obra de tedricos como Georg Sorel y Karl Marx. Sorel sostiene que la‘ ‘violencia” debe interpre- tarse totalmente a la luz del conocimiento de las estre- chag relaciones existentes entre el conflicto y 1a cohesién del grupo.* Opina que la clase obrera ha de estar en luf cha constante con la clase media, pues sélo asi pued Proteger sus caracteristicas distintivas. S6lo mediante | accién y con la accién pueden sus miembros adquixir conciencia y conocimiento de su identidad de clase, En la base de su insistente opinién segtin Ia cual los socia- listas, con quienes él se identifica, deben oponerse a los movimientos humanitarios provenientes de las clases go: bernantes, se halla el aforismo sociolégico de que esas medidas traerfan consigy una disminucién de los conflic- tos de clase y, en consecuencia, debilitarian la identidad de clase, También para Marx las clases solo se consti- tuyen mediante el conflicto. Los individuos deben te- ner posiciones comunes objetivas cn la sociedad; s6lo adquieren conocimiento de la comunidad de sus intereses en el conflicto, con el conflicto y por el conflicto, “Los individuos aislados forman una clase sélo en la medida en que han de emprender una batalla comin contra ota clase: en otra forma estén en términos hostiles entre si, como competidores.”"* Parece que es generalmente aceptado por los socié- logos que la distincién entre “gosotros, nuestro grupo © el grupo intrinscco, y todos los demés, los. otros gru- POs © grupos externos” " se establece en el conilicto ¥ por él conflicto. Esta afirmacién no se lintita al con- flicto de dlases, aunque a muchos observadotes les ha parecido que el conflicto de clases es el ejemplo més idéneo. Los conflictos de nacionalidades y los de caréc- 8 EL CONFLIGTO Y LAS FRONTERAS DEL GRUPO ter éinico, los conflictos politicos © los conflictos entre Varios estratos de lag estracturas burocraticas suministran, jemplos igualmente notables. : sesimnel continda diciendo que las enemistades y Tos ‘antagonismos reciprocos también protegen al sistema to- tal al establecer un equilibrio entre sus partes compo- aerites, Esto ocurre, segrin Simmel, porque los raiembros vel anismo estrato o casta se unen en una solidaridad que Cegulta de su enemistad comin o su repudio de los Taiembros de otros estratos © castas, De esta manera, se nantiene una jerarquia de posiciones debido a la aver- sida que existe entre los diversos miembros de los sub- grupos que eonstituyen el conjunto de Ta sociedad, Fite punto de vista requiere cirtas precsiones, Como} se ha sefalado," los grupos externos, en vez de ser nece- S[damente blanco de Iz hostilidad, pueden también ser, bajo ciertas condiciones, puntos positives de referencia. para un grupo interno, El grupo externo puede ser a lal_ eer objeto de emulacién y de resentimiento. La emula- ‘fine minima s6lo en ciertas condiciones; tal ocurre, por ejemplo, en un riguroso sistema de castas como el rea India, en el que no tiene importancia la movilidad Social y en donde Ta posicién de Ta casta esté legitimada por lag creencias religiosas°* Aun cuando Tas castas bajas Ponsideren a las eastas clevadas como superiores jerir- fquicos suyos, no es probable que se interéren por fupe sy su propia situacién de casta baja, o que imiten la conducta de la casta superior."* ‘La situacién es fandamentalmente diferente ch un’ sistema de clases que procure o permita tin grado consi- erable de movilidad social. Es cierto que los grupos fstablecidos dentro del sistema norteamericano frecuen- femente se miran entre s{ con envidia 0 sentimientos hrostiles, y también es verdad que la estructura del siste- tna se mantiene en parte por esos antagonismos rec{pro- os, que perpetéan las gradaciones de condicién social. EL CONFLICTO Y LAS FRONTERAS DEL GRUPO 2 Sin embargo, los miembros de los estratos inferiores imitan con frecuencia a los superiores, y desean perte- necer a estratos més elevados, Por ello, las asociaciones voluntarias de Yankee City™ se esforzaron por canalizar Jos antagonismos reciprocos de diversas “clases”, pero al mismo tiempo funcionaron como “organizadores y re- guladores de la movilidad en sentido ascendente”. En las sociedades en las que la movilidad de tipo ascendente es una institucién, en las que domina la condicién so- cial adquirida, mas bien que la conferida, la hostilidad entre los diversos estratos va mezclada con una fuerte atraccién positiva hacia los que ocupan una posicién mis, elevada en Ia jerarquia social, la cual proporciona ciertos modelos de conducta. Sino hubiera antagonismos, los grupos establecidos terminarfan por disolverse, puesto que desaparecérian las fronteras entre ellos y el mundo exterior; pero estas fronteras se mantienen vivas por el mismo hecho de que Ia movilidad social ascendente es cl ideal cultural de esas sociedades. Por esta razén, los sentimientos de hostilidad entre las clases, tipicos de un sistema de clases abiertas, se re- suelven con frecuencia en resentimientos, a diferencia de lo que ocurre en el sistema de castas#* No implican un repudio genuino de los valores o grupos contra los cuales se dirigen esos sentimientos negativos, sino mis bien una actitud del “estén verdes las uvas""; aquello que se condena se anhela en secreto. Hay que notar que Simmel no distingue explicita: mente entre los sentimientos de hostilidad y la accién real que surge de ¢s0s sentimientos. Hay una diferencia evidente entre el sistema de castas de la India, en el que los sentimientos de antagonismo no provocan wn con- flicto abierto, y el sistema de clases norteamericano, en el que el conflicto (por ejemplo, entre la empresa y los trabajadores) es un acontecimiento frecuente y espera- do. La designal distribucién de los privilegios y derechos Ye ‘ go 2 Conmuicto ¥ LAS FRONTERAS DEL GRUFO puede provocar sentimientos de hostilidad, pero no con- duce necesariamente al conflicto. Por eso es esencial la distincién entre el conflicto y los sentimientos de hosti lidad. A diferencia de las actitudes o sentimientos de hostilidad, el conflicto siempre se’realiza por la inter- accién entre dos 0 més personas. Las actitudes hostiles son predisposiciones a desplegar formas conflictivas de conducta; por el contrario, el conflicto es siempre tma trans-accién.”* EI hecho de que los sentimientos de hostilidad con- \ duzcan a una conducta conflictiva depende en parte de a la desigual distribucién de derechos es 0 no conside- yada como una situacién legitima. En el clésico sistema de castas de la India, el conflicto.entre las castas era raro, porque tanto las castas elevadas como las bajas aceptaban Jas distinciones de castas.7 La legitimidad es una de las variables concomitantes, una variable decisiva, sin la cual es imposible predecir si los sentimientos de hostili- dad que resultan de una desigual distribucién de los de- rechos y privilegios conduciran realmente a una situa- Gién de conflicto. Para que pueda ocurrir un conflicto social entre los grupos positiva y negativamente privilegiados, para que Jas actividades hostiles se conviertan en accién social, los grupos negativamente privilegiados han de adquirir pri- mero la conciencia de que, en realidad, son negativamen- te privilegiados. Deben adquirir la conviccién de que les son negados ciertos derechos que les corresponden. Han de rechazar cualquier justificacidn que se dé a la distribucién tradicional de derechos y privilegios. Las modalidades en el grado de aceptacién que tenga una determinada distribucién de poder, riqueza o posicién social estin estrechamente relacionadas con Jas modali- dades en Ia seleccién de los grupos que sitven de refe- sencia, en las diversas situaciones sociales. En el caso de 1a India, antes citado, parece que los cambios registrados. EL CONFLICTO Y LAS FRONTERAS DEL GRUPO a en las instivuciones econémicas (por ejemplo, de la agri- cultura a la industria, y la concomitante apertura de oportunidades de movilidad) han servido de instrumen- tos para inducir a los grupos negativamente privilegia- dos a cambiar las definiciones que tenfan de sf mismos y de otros. Para nuestro objeto bastar4 notar que, cuando una estructura social deja de considerarse como legitima, los individuos con posiciones objetivamente similares lega- rén, por medio del conflicto, a constituir grtipos auto- conscientes, con intereses comunes.** Este proceso de for- macién de grupos seri objeto de nuestra atencién mis adelante, cuando examinemos ciertas proposiciones. Las estructuras sociales difieren en cuanto al grado de conflicto que toleran. Como se verd en Ia siguiente proposicién, Simmel sugiere que, cuando la estructura inhibe la expresin y el despliegue de los sentimientos hostiles, es de esperar que existan mecanismos sustituti- ‘vos para Ia liberacién de esos sentimientos.- Ahora podemos volver a formular la proposicién de Simmel: El conflicto sirve para establecer y conservar Ja identidad y las lineas fronterizas de las sociedades y los ‘grupos. El conflicto con otros grupos contribuye a establecer y reafirmar la identidad del grupo propio, y mantiene sus fronteras con relacién al mundo social que lo rodea. Las enemistades consagradas y los antagonismos reci- procos conservan las divisiones sociales y los sistemas de estratificacién, Esos antagonismos tradicionales impiden la desaparicién gradual de las fronteras entre los sub- gtupos de un sistema social, y determinan la posicién de los diversos subsistemas dentro de un sistema total. En las estructuras sociales que procuran un amplio margen de movilidad, es muy probable que exista atrac. cién de los estratos elevados sobre los inferiores, asi como Fr ro EL CONFLICTO ¥ LAS FRONTERAS DEL GRUFO ‘una hostilidad mutua entre los estratos. En este caso ¢s frecuente que los sentimientos hostiles de los estratos in- feriores tomen la forma de tesentimiento, en el que hostilidad va mezclada con la atraccién, Fsas estructuras tenderdn a suministrar muchas oportunidades conflicti- vas, puesto que, como se verd mds adelante, la frecuencia de las posibilidades de conflicto varia directamente de ‘acuerdo con Ia intimidad de las relaciones. Conviene hacer una distincién entre el conflicto y las actitudes de hostilidad 0 antagonismo. 1 conflicto social siempre denota. una interaccién social en tanto que las actitudes 0 sentimientos son predisposiciones a entrar en accién, Esas predisposiciones no conducen \ pecesariamente al conflicto; el grado y género de ea midad que posean el poder y los sistemas establecidos son variables decisivas que afectan al acrecimiento del conflicto. IIL. LA HOSTILIDAD Y LAS TENSIONES EN LAS RELAGIONES DE CONFLICTO Provosici6n 3: Funciones del conjlicto en la proteccién del grupo, y significado de las instituciones que actian como vilinilas de seguridad. ++-La oposicién de un miembro hacia un consorcio no ¢s un factor social puramente negativo, aunque slo sea Porque, con frecuencia, es Ia tinica manera de hacer posi- ble, al menos, Ia convivencia con personas realmente inso- portables. Si no tuviéramos, cuando menos, la posibilidad ¥ el derecho de rebelarnos contra la tirania, 1a arbitrarie- dad, Ia extravagancia, 1a falta de Yacto, no podriamos so- Portar las relaciones con personas que por su cardcter nos hhacen sufrir de ese modo. Nos sentiriamos obligados a adoptar medidas desesperadas, y en efecto, éstas harian que las relaciones terminaran, pero quiz4s no constituirfan un “conflicto”. No sdlo se debe al hecho de que... general- mente Ia opresign aumenta, si se_Ja_sufre.con.calma.y. sin protesta, sino también porque la oposicién nos satisface, distrae y nos procura un intimo alivio. EN Esra ocasién Simmel asegura que la expresién de la hostilidad én el conflicto realiza funciones positivas, por- qu peri el mantenimiento de las relaciones en con- diciones de violencia, impidiendo asi la disolucién del grupo, mediante la retirada de los participantes hostiles. Considerado desde ese Angulo, el conflicto realiza funciones mantenedoras del grupo, puesto que regula los sistemas de relaciones. “Despeja el ambiente”, es decir, climina la acumulacién de disposiciones hostiles obs- truidas y frustradas, al permitir su libre expresién en la conducta, Simmel repite lo dicho por el Rey Juan de 4“ 44. HOSTILIDAD ¥ TENSLONES EN LAS RELAGIONES DE CONFLICTO Shakespeare: “Un cielo tan perverso no se aclara sin tormenta.” ‘A primera vista parecerfa que Simmel contradice su tendencia general, y sélo considera el efecto del conflicto en una parte —el agraviado— sin considerar ¢l efecto reefproco; pero en realidad su examen de las funciones ‘“ljberadoras” del conflicto para los individuos o grupos agraviados s6lo le interesa porque esa “liberacién” per- mite el mantenimiento de las relaciones, o sea, del patron jnteractivo. Sin embargo, Ja falla de Simmel, como ya advertimos, al no distinguir entre la conducta conflictiva y los sentimientos hostiles, provoca nuevas dificultades. En tanto que el conflicto modifica necesariamente los términos tradicionales de las relaciones entre los partici pantes, Ja simplé hostilidad no produce necesariamente fos efectos, y puede mantener intactos los términos de Ya relacién. ‘Volviendo al significado de la liberacién individual, notamos que Simmel no capt6 un problema que fue des- cubierto por ciertas teorlas psicolégicas ulteriores. Las disposiciones hostiles o agresivas, acumuladas, pueden des- cargar no s6lo sobre el objeto primordial de la hostili- dad, sino también sobre objetos sustitutivos. Parece que Simmel s6lo consideraba el conflicto directo con las fuen- tes primarias de oposicién. Tampoco se ocup6 de la po- sibilidad de que algunas otras formas de conducta, aparte del conflicto, pudieran realizar funciones, cuando menos en parte, similares a las conflictivas. ‘Al escribir en Berlin a principios de siglo, Simmel todavia no conocfa los revolucionarios acontecimientos que casi en la misma época acaecieron en ¢l campo psico- légico, en Viena. Si hubiera estado familiarizado con Ta entonees nueva teorfa del psicoandlisis, se hubiera abste- nido de suponer que los sentimientos de hostilidad sélo pueden desahogarse mediante una conducta conflictiva Fontra la causa misma de la hostilidad. No concibié las HOSTILIDAD ¥ TENSIONES EN LAS RFLAGIONES DE CONFLICTO. 45 posibilidades de que, en caso de levantar obsticulos 2 a conducta conflictiva contra el objeto primordial, 1) los sentimientos hostiles pueden derivar hacia objetos sustitutivos, y 2) puede obtenerse satisfaccidn alternativa mediante una simple liberacién de la tensién. En ambos casos puede facilitarse la continuidad de las relaciones tradicionales. Con objeto de examinar la presente Proposicién es necesario, por tanto, mantener la primera distincién en- tre los sentimientos de hostilidad y sus manifestaciones en Ja conducta, Ademés, las principales expresiones en conducta, respecto a estos sentimientos, pueden ser, cuan- do menos, de tres clases: x) expresién directa de la host- lidad contra Ia persona 0 grupo que es causa de la frus- tracién; 2) desplazamiento de esa conducta hostil hacia abjetessustctivos,y 4) actividad Hiberadora de la ten én, que proporciona satisfacci { misma si rumiQieneckrearien ee __ Puede decirse que Simmel anticipa una “teorla de vilvula de seguridad” para el conflicto, El conflicto sirve como_un_escape para la liberacién de hostilidades que, de no contar con ese arbitrio, vendria a romper las rela- ciones entre los antagonistas. EL etndlogo alemén Heinrich Schurtz? ided la pala- bra Fentibsiten para designer aquellas cxtmbres i titaciones de las sociedades primitivas que i ee ordinariamente suprimidos por el grupo. Las fiestas or- gidsticas en las que podian infringirse sin peligro las reglas habituales de la conducta y de la prohibicin sexua- les ofrecen un ejemplo adecuado, Esos escapes, como ha sefilado el socidlogo aleman Viérkandt, sirven de cauce 2 los imhpulsos reprimidos, y protegen el resto de la vida social contra ese impacto destructor No obstante, el concepto de “vilvula de seguridad 5 ambiguo, si se toman en consideracidn las distinciones \ 2 él wi hi & &, B 48 MOSTILIDAD Y-TENSIONES EN LAS RELACIONES DE CONFLICTO que acabamos de hacer, También puede decirse que desempefia funciones de valvula’de seguridad el ataque contra objetos sustitutivos, o la catarsis 0 purga de las ‘energias hostiles en otros tipos de actividades. Al igual que Simmel, tanto Schurtz como Vierkande fracasan a la hora de distinguir entre el Ventilsitten, que provoca un marco socialmente sancionado, para incoar el conflicto sin provocar consecuencias que destruyan las relaciones internas del grupo, y aquellas instituciones de valvula de seguridad que sirven para desviar las hostilidades hacia objetos sustitutivos o que funcignan como canales para una liberacién catirtica. Los ejemplos pertinentes son ms accesibles en las sociedades dgrafas, posiblemente porque los antropdlogos se han ocupado de este problema més sistematicamente que los estudiosos de Ia sociedad occidental, aunque esta iiltima nos ha proporcionado algunos datos interesantes. La institucién del duelo, tanto en Europa como en las sociedades 4grafas, suministra un ejemplo de las costum- bres de vélvula de seguridad, que proporcionan un es- cape tolerado, a las hostilidades contra el objeto original. El duelo sittia bajo el control social una autoayuda agresiva que es potencialmente destructora, y constituye un escape directo a las hostilidades entre los miembros de la sociedad. El conflicto socialmente controlado “des- peja cl ambiente” entre los participantes, y permite que Teanuden sus relaciones. Si uno de los participantes muc- re, se espera que sus parientes y sus amistades no man- tendrén la situacién de hostilidad contra su adversario: el asunto esta “‘socialmente terminado”, y las relaciones pueden reanudarse, Caben dentro de Ta misma categorfa los actos de ven- ganza socialmente aprobados, controlados y limitados. En wna tribu australiana, cuando un hombre ha come- tigo una ofensa contra otro, la opiniéa piblica permite HOSTILIDAD Y TENSIONES EN LAS RELACIONES DE CONFLICTO 47 que este ultimo... lance un cierto mimero de lanzas 0 ‘bumerangs contra el primero, y en algunos casos hasta le permiten alanceatlo en el muslo, Después de habérsele dado esa satisfaccién, no debe albergar por mis tiempo males sentimientos contra el ofensor... En muchas socie- dades égrafas, la muerte de un individuo da derecho al gru- po a que pertenecia a obtener satisfaccién con la muerte del ofensor o de algin miembro de su grupo, En la venganza Teglamentada, el grupo ofensor debe someterse a ello como un acto de justicia, y no debe intentar mis represalias. Quienes han recibido tal satisfaecién se supone que ya no tendrén razén alguna para abrigar malos sentimientos _ En ambos casos, a los sentimientos hostiles se les per- mite: una expresién, socialmente sancionada, contra el adversario. Consideremos ahora, por otra parte, ciertas instituciones como la brujerfa. Muchos observadores han sefialado que aunque en realidad la brujeria se utiliza con frecuencia como un medio para vengatse de un ob- jeto de hostilidad, la volurninosa literatura acerca de Ia brujeria abunda én que los acusados de ella, en forma alguna habjan perjudicado a los acusadores o provocado la hostilidad, sino que se les sefialaba como un medio de liberar la hostilidad que no podia expresarse, sin riesgo, contra el objeto original. . Clyde Kluckhobn, en su estudio sobre la brujerfa de Jos navajos, Ia describe como tna institucién que no slo autoriza la agresién directa, sino ademds el desplazamien. to de la hostilidad hacia objetos sustitutivos. “Una fun- cién Tatente que el eédigo de Ia brujeria ofrece a los individuos es la de proporcionar un cauce socialmente reconocido, para la expresién de lo que no se halla cul. turalmente aprobado.” “Las creencias y précticas de hechicerfa permiten Ia expresién del antagonismo directo y desplazado.” “Si los mitos y los rituales proporcionan los principales medios para sublimar fs tendencias anti- sociales del navajo como individuo, JA brujerfa suminis- {8 HOSTILIDAD ¥ TENSIONES EN LAS RELACIONES DE CONFLICTO tra los principales medios socialmente admitidos, para cexpresarlas.” “La brujerfa encauza el desplazamiento de Ja agresidn, facilitando el ajuste emocional con un mini- mo de alteracién en las relaciones sociales." ° Hay ocasiones en que la hostilidad se manitfiesta efec- tivamente en contra del objeto primordial, pero puede expresarse en forma indirecta y aun inocente, sin mali- cia, El anilisis de Freud acerca de la funcién del chiste como instrumento de la agresién ejemplifica ese matiz. “Ciextos chistes nos permiten emplear contra nuestro ene- migo el arma del ridiculo, a cuyo empleo directo se ‘oponen obstécuilos insuperables.” Los chistes se usan “con especialisima preferencia para hacer viable la agresién 6 la eritica contra superiores provistos de autoridad. En- tonces los chistes son como una forma de resistencia contra esa autoridad y como un escape de sus presiones".* Freud habla en tales casos de un “desplazamiento de los medios” para expresar la hostilidad. Establece claramen- te que la funcién positiva, con respecto a los individuos, que Simmel atribuye al contflicto, puede lograrse también por medios indirectos, una de cuyas formas, pero no Ia tinica, es el chiste? ‘Aunque los medios tortuosos, Io mismo que los chis- tes, acaso no logren alterar las relaciones entre una per- sona y otra, especialmente si el blanco del chiste agresivo no percibe el origen y Ia intencién de esas agudas formas de humorismo, pueden permitir expresarse al miembro més débil, sin cambiar los términos de las relaciones. Esa oposicién con frecuencia se resuelve en un simple placer sustitutivo, que ¢s el equivalente funcional de Id mera Tiberacién de Ia tensién. La cosecha de chistes politicos en los pafses totalitarios da un testimonio de ello, asi como también la declaracién, atribuida a Goebbels, acer- ca de que el régimen nari recibfa con verdadero benepli- ito los chistes politicos, puesto que proporcionaban un escape inofensivo a enemistades bien hondas. HOSTILIDAD ¥ TENSIONES EN LAS RELAGIONES DE CONFLICTO. 49 EL teatro y otras formas de diversién pueden sumi- nistrar similares medios desplazados para expresar la opo- sicién contra la fuente originaria de la hostilidad. En Bali? donde Ja estructura social es muy estratificada y rigida, y se da gran atencidn a la etiqueta del rango y Ia posicién sociales, el teatro se especializa en parodias rela- tivas a ese tema, Estas “burlas referidas a la posicién” consisten, por ejemplo, en danzas en las que los actores, se paran de cabeza, los pies hacen las veces de manos, y se colocan miscaras sobre el pubis, “Hsa libertad otorgada a la caricatura teatral... se concentra en les puntos de tensién del sistema, y proporciona una continua libera- cidn, mediante la risa.” Se sugiere que ¢l teatro balinés drena las hostilidades Jatentes que se incuban en esta sociedad rigidamente estratificada, y as{ permite que con- tine funcionando, aunque los autores no presentan prucbas suficientes para demostrarlo. En este caso y otros similares, notamos que aunque Ia hostilidad se manifesta, las relaciones como tales per- manecen inalterables. Mientras que el conflicto modifica Jos términos de la interaccién, la simple expresién de los sentimientos hostiles no lo hace. Esta expresién, a dife- rencia del conflicto, puede ser bien recibida por los que estin en el poder. La distincién que presentamos entre el desplazamiento de los medios y el del objeto tiene gran significado socioldgico, porqne en el caso del dles- plazamiento de los medios (como ocurre con los chistes, el teatro, etc.) el conflicto no llega a producinse. Sin embargo, en el caso de la agresién contra objetos susti- tutivos (como en la hechicerfa o en la designacién de un chivo expiatorio), aunque se protegen las relaciones tradicionales, derivando Ia agresién lejos de dichas rela- ciones, se crea una nueva situacién de conflicto, esta vez con el objeto sustitutivo. Este segundo tipo de relaciones, implica condiciones de conflicto “irreal’, que analiza- remos en la siguiente Proposicién. yo HOSTILIDAD Y TENSIONES EN LAS RELACIONES DE CONSLICTO supuesto, las instituciones que canalizan la ex- ea eos sentimientos hostiles no quedan limitadas Mylas sociedades preagrafas. Fstimulados por la hipétesis Freudiana acerca de “una hostilidad primaria de los hom- bres entre si"? muchos observadores han sefialado la funcién de la cultura de las masas como un medio general de liberar “sin riesgos” los impulsos agresivos que en otros Contextos sociales son tabti2” La gran popularidad de que jgozan los encuentros de box y lucha en la television pue- Ge deberse en parte a la participacién sustitutiva que logra el epectador en el conflicto, al identifcarse con su héroe, aque “golpea al contrincante en el hocico”. La cultura de eas contempordnea sirve como un medio de liberacién ide las frustraciones, y permite la expresia supletoria de jmpulsos hostiles fuertemente reprobados, Como advierte Herta Herzog en su estudio de las “‘recompensas psico- Toeicas en la radioaudicién diaria, “algunos oyentes arecen disfrutar de las series simplemente como medio He liberar emociones. Les agrada la ‘oportunidad de Ilo- rat’, que ls series ofrecen. .. La oportunidad de expresar Ia agresividad también es una fuente de satisfaccién. ‘Algunos de estos ejemplos sugieren la hipdtesis de que la necesidad de instituciones que sirvan como val- thila de seguridad aumenta con la rigidez de la estruc- tura social, 0 sea, segiin la proporcidn en que el sistema social desaprucba Ja expresiOn de las reclaaciones anta- génicas, cuando ocurren2* Importa mucho tomar en con- sideracién las diversas variables que se presentan, como Ia orientacién de los valores gencrales, el nivel de segu- tidad, etc. Ese tema se trataré con mayor amplitud: en las siguientes proposiciones. : EL bien conocido mecanismo operante del “‘chivo ex- piatorio", en el conflicto de grupo, es de importancia a este respecto. No podemos detenernes, ahora, a examinar fa vasta literatura que ha aparecido en los iiltimos afios acerca de este y otfos aspectos del prejuicio.® Algunos HOSTILIDAD Y TENSIONES EN LAS RELACIONES DE CONFLICTO. 51 aspectos relativos al mecanismo del “chivo expiatorio” se estudiarén en la siguiente Proposicién y, ademés, en otra parte posterior de esta obra. Por ahora bastard decir que los estudios sobre el prejuicio han concentrado la atencién casi exclusivamente sobre la personalidad del que lo sufre —posiblemente porque los modernos méto- dos de investigacién se prestan mejor para ello—, menos- preciéndose en cambio las funciones sociales del pre- juicio, Los prejuicios raciales y religiosos, al canalizar las hostilidades hacia metas indefensas, pueden contribuir alla estabilidad de las estructuras sociales exist entes, como Jo hacen las instituciones de valvula de seguridad, antes analizadas." Todo esto plantea un problema, ya aludido, de im- portancia ceittral para Ja teorfa del conflicto, una insti- tucién que sirve para canalizar la hostilidad e impedir que se libere sobre el objeto originario, y que se propone mantener Ia estructura del sistema social, tarabién puede desencadenar serias antifunciones, ya sea para ¢l sistema social, para el actor, o' para ambos. Como hace notar Clyde Kluckhohn: “La brujeria cuesta lo suyo al indivi- duo y al grupo. : El hecho de disponer de instituciones de valvula de seguridad provoca un desplazamiento de la meta por parte del actor: ya no necesita aspirar a resolver una si- tuacién insatisfactoria, sino simplemente a liberar la ten- sién que de ella surge. De esta manera la situaci6n insa- tisfactoria permanecerd inalterada, o se intensificark. La siguiente Proposicién intentaré demostrar que, resul- te desplazada 0 no la meta, ello representa una variable importante en Ia teoria del conflicto. Los psicélogos han demostrado experimentalmente que la agresion manifiesta, ostensible, es mAs satisfacto- ria que Ta agresién encubierta; " andlogamente, existe cuando menos la presuncién de que el conflicto directa- mente asestado contra el objeto puede generar menos 58 HOSTILIDAD ¥ TENSIONES EN LAS RELACIONES DE CONFLICTO disfunciones para el sistema social que la canalizacién de la agresividad, lograda mediante instituciones de val- vula de seguridad. Las instituciones que ofrecen canales sustitutivos para Ia liberacién de la agresividad pueden ser disfuncionales para cl sistema social, del mismo modo que los sintomas neuréticos son disfuncionales para el sistema de Ia per- sonalidad, Los sintomas neuréticos son un resultado de la represin, y al mismo tiempo procuran una satisfac- cidn parcial de los impulsos reprimidos. Los impulsos reprimidos “‘hallan otras salidas del inconsciente... Lo resultante es un sintoma y, por consiguiente, en esencia, una satisfaccidn sustitutiva, .. El sintoma no puede esca- par enteramente a la fuerza represiva del ego, y por tanto debe someterse a modificaciones y desplazamientos. Esos sintomas son formas transaccionales entre los instin- 0s reprimidos y el ego represor. . . ; representan la reali- zacién simulténea deseada para ambos participantes en el conflicto, pero una realizacién que es incompleta para ambds”.¥ “En el inconsciente la idea reprimida sigue siendo capaz de actuar, y por consiguiente debe haber retenido su cathexis.” € Quizé pueda ser stil aplicar aqui el método de Freud para definir el sintoma neurético y sus funciones: 7) Su principio heurfstico de la interaccién entre el yo quiero que desea satisfaccién y el ego que intenta reprimir ese deseo puede aplicarse a la interaccién entre la persona que busca su satisfaccién y las instituciones creadas para obstruirla, Podemos parafrasear la observacién de Freud y decir que las instituciones de udluula de seguridad son funcionalmente positivas, tanto para el individuo como para la estructura social, pero incompletamente funcio- nales para ambos? 2) Como la liberacién es incompleta para el individuo, la idea parcial o totalmente reprimida “sigue siendo capaz de actuar’ a acumular las tensiones no aliviadas, o s6lo parcial- HOSTILIDAD Y TENSIONES EN LAS RELACIONES DE CONFLIGTO. 53, mente aliviadas, en vez de permitir el ajuste a las com ciones cambiantes, conduce a la rigidez de Ia estructura y crea posibilidades de una explosién catastréfica. Es mis, un psicoanalista contempordneo tiene esto que decir acerca del “‘saludable efecto” de Ia simple li- beracién de la tensién: Anteriormente se consideraba que la “abreacci6n” (ca tarsis) era un factor terapéutico decisive, En verdad que se Togra Ja liberacién de las emociones hasta entoness obs- truidas... Sin embargo, de esta manera no se puede lograr tuna yerdadera y permanente desintegracién de la lucha defensiva... No s6lo deben quedar en libertad, por un solo acto, las energias previamente encadlenadas, sino que las nuevas tensiones instintivas que se generan han de poder descargarse también de modo permanente como sugiere Simmel, “el conflicto despeja el am- biente”, las instituciones que sélo sirven para descargar los sentimientos de hostilidad, y dejan sin modificar los términos de la relacién, pueden operar como pararrayos, pero no pueden impedir tina periédica acumulacién de nubes, es decir, una nueva acumulacién de tensiones, Sin embargo, entre los miembros del grupo, las rela- ciones pueden ser tan tenues que no soporten el impacto del conflicto, y requieren de sustitutos con objeto de que esas relaciones perduren, Este tema se estudiard mds tarde. Gon base en el andlisis anterior, podemos ahora for- mular de nuevo la actual Proposicién: 4) El conflicto no siempre es disfuncional para las relaciones dentro de las cuales acontece; con frecuencia el conflicto es necesario para mantener esas relaciones. Si no cuentan con medios para evacuar la hostilidad de unos a otros, y para expresar su disentimiento, los miembros del grupo pueden sentirse completamente abrumados y 44 HOSTILIDAD Y TENSIONES EN 1X5 RELACIONES DE CONFLICTO reaccionar con la separacién o apattamiento. Fl conflicto sirve para mantener cb relaciones, al dejar libres los sen- imi tilidad aprisionados. vos Gntemas vocals suministran insttuctones € pecifieas que sirven para dar salida a Tos sentimientos Rrostiles y agresivos. Estas instituciones de vilvula de seguridad ayudan a conservar el sistema, pues evitan Jos tonflictos que de otro modo serian probables, o reducen gus efectos destructores. Proporcionan objetivos suceé reps sobre Ios cuales desplazan Jos sentimientos hostiles, tsi como medios de “abreaccion”. Por medio de estas wlvalas de seguridad, se impide que la hostilidad se di- ja contra su objeto original; pero esos desplazamientos también implican un costo, tanto para el sistema social como para el individuo: se reduce Ia presin ejercida con Guime de modificar el sistema y afrontar las condiciones cambiantes, y ademés acumula tensién en ¢l individuo, y crea posibilidades de una explosion catastrfica. La liberacién de los sentimientos hostiles sobre un objetivo sucedineo (a diferencia de Ta simple expresion fimbélica) crea una nueva situacién de conflicto con ese objeto. La distinciin entre ese “conflicto irreal” y el “conflicto real” se presentard en la Proposicién siguiente: Proposicibn 3: El conflicto real y el irreal. Si el conflicto es causado por un objeto, por el deseo veer o controlar algo, por ira o por venganza... s€ oe Powe por la cunstanc de gue, en principio, todos ter fines pueden obtenerse por mis de vn medio, El deseo de posesiin o subyugucién, inclusive et de aniquitamien- to del enemigo, puede satisfacerse mediante combinaciones Y sucesos distintos a la lucha, Cuando el conflicto es sim: Ttemente un medio determinado pot un propésito mis : Slevado, no hay razén para restringirlo o inclusive evitar- fo, siempre que pucda ser reemplazado por otras medidas que ofrezcan las mismas pobilidades de éxito. Por otra HOSTILIDAD ¥ ‘TENS(ONES EN LAS RELACIONES DE CONFLICTO 55 parte, cuando se halla exclusivamente determinado por sentimientos subjetivos, cuando hay energias internas que slo pueden satisfacerse por medio de la lucha, es imposible sustituirlo por otras medidas; es su propio objetivo y con- tenido,. #2 Simmel afirma que los conflictos ocasionados por el cho- que de intereses o de personalidades contienen un ele- mento limitativo, por cuanto la lucha es slo un medio para un fin; si el resultado deseado puede obtenerse de igual o mejor modo por otros medios, pueden emplearse €505 otros medios. En tales casos el conflicto sélo es una de las diversas alternativas funcionales. =" No obstante, hay casos en que el conflicto surge ex- clusivamente de los impulsos agresivos que buscan cémo 505 casos, no existen dichas limitaciones, puesto que no se trata de obtener un resultado, sino mas bien de dar salida a energias agresivas, y ello provoca la ruptura. En esta diferenciacién entre el conflicto. como_un dio y_el conflict come 0, se halla implicito un criterio que permite distinguir el conflicto real del irreal. Los conflictos que surgen de la frustra- cin de demandas especificas dentro del marco de rela- ciones, y de Ja estimacién sobre las ganancias que los participantes pueden lograr, y que benelician al presunto objeto frustrador, pueden ilamarse conjlictos reales, en cuanto son medios para lograr un resultado especifico. Por otra parte, los conflictos irreales, aunque también implican la interaccién entre dos 0 mds personas, no son ocasionados por los fines rivales de los antagonistas, sino por la necesidad de liberar cuando menos Ia tensién de uno de ellos. En este caso Ia cleccién de antagonistas depende de determinantes que no estin directamente re- lacionadas con el asunto en disputa, y no esté orientada hacia el logro de resultados especificos. 8. HOSTILIDAD ¥ TENSIONES EN LAS RELAGIONES DE CONFLICTO Else Frenkel-Brunswick, al analizar “la personalidad etnocéntrica”, presenta ese punto de vista en Ia siguiente frase: “Incluso su odio es mévil, y puede dirigirse de uno a otro objeto.” A este tipo de conflictos irreales se aplica el siguiente aforismo de John Dewey: “Los hom- bres no disparan porque existan Jos blancos, sino que colocan los blancos con objeto de que los tiros y disparos sean mds efectivos e importantes.” * 'As{ el antisemitismo, excepto cuando ¢s causado por \ conflictos de intereses 0 valores entre los judios y otros | grupos o individuos, se denominard irreal, porque ¢s \ principalmente una respuesta a frustraciones en las que | el objeto parece adecuado para una liberacién de la agre- | sividad. Que el objeto sean los judfos, los negros u otr \ grupo, es de importancia secundaria para el agresor. El conflicto irreal, ocasionado por Ia necesidad de liberar la tensién agresiva en una o més de las personas que interactiian, es menos “estable” que el conflicto real. La agresividad subyacente pucde derivarse con mayor facilidad por otros canales, precisamente porque no esta Tigada directamente al objeto, convertido en blanco por una “situacién accidental”. Es probable que se mani- fieste de diversas maneras, si el objeto particular deja de estar disponible. Por otra parte, el conflicto real cesard si el actor pue- de hallar una manera alternativa, igualmente satisfacto- ria, para alcanzar sus fines." En el co alternativas funcionales con. respecto alos medias. Los otros miedios distintos del conflicto siempre estén poten- cialmente disposicién de los participantes, dependien- do de la eficacia que se les atribuya. Ademés, hay que notar que en los conflictos reales también hay posibili- dad de elegir entre varias formas de disputa: a su vez esa cleceién depende de la idoneidad instrumental que se les asigne. Por otra parte, en el conflicto irreal sélo existen allernativas funcionales pecto al objeto. conflicto real existen_ HOSTILIDAD V TTENSIONES EN LAS RELAGIONES DE CONFLICTO. 5 ae te saat basnda en las precedents observacio- a Ia falacia de cualquier int explicar totalmente el fe il de eae ¢némeno social del contfli en términos de “liberaci Bees, tacién de la tensién”. Por ej er i . Por ejemplo, in obrero comprometido en actividades Thuelguistics Fara Jograr una mejora de salario, de posicién o de po- Shida raat Sindicato, y otro obrero que libera su agre- setae el patrono porque lo percibe como wna ce pads te 00 tipossocintesdistintos. EI odio ha- * derivado a otro objeto, puede adscribi cualquier ente adecuado, diay dears : patrén, policta o sargento, Por < rgento. Por cone ne ae Geonémica de los obreren contra el ; sada en Jas particulares posici P en i Posiciones y fun. seas desempeian en el sistema econémico y. poli: . lecidir dar por terminado el. confli ; : conflicto Preautat um arreglo si les parece oportuno hacerlo; ine bien pueden elegir otros medios distintos de la huelga mo I 0s. colectivo: “tort. Sasosle ete s, los regateos, el “tortu. : fe jaccién antagénica por parte de los trabajadores Yen contra de la gerencia, o viceversa, puede decrse que ‘pencifteste que es un medio para obtener resultados oo oaee cee mayor poder, ingresos econdmicos rence hogan i Prstenden los trabajadores ola ge- *s lograr esos resultados, y no la si bi de hostlidades ifs, ex ments probate querer s€ COI i ic i Se conflicto, siempre que los medios, entre los cuales se Puede optar, sirvan para alcanzar Ia ‘meta, a distincién puede ser de utilidad al anali lad al anali - trol social y el desvio social. Un dewviado soeit oe Seca a ttacional”, hallarse carente de una orien- Hsien Zealista; “como muchos teéricos_han_supuesto acitamente. “La conducta desviada que Merion analics and Anomie”"* constitui en *Soc nie”’** constituirfa una de is fimsantes de a lucha efectiva, por cuanto represen. 0s esfuerzos para alcanzar metas culturalmente pres- 38 HOSTILIDAD ¥ TENSIONES EN LAS RELACIONES DE CONFLICTO. critas, a través de medios culturalmente prohibidos.. Si el tipo de desviados que comprende este caso tuvieran a su disposicién medios legitimos para alcanzar la misma meta, serfa menos probable que se decidieran por formas de conducta desviadas. En este caso, la desviacién se refiere més bien al instrumento que a la expresién. Sin émbargo, otros tipos de desviacién pueden servir para Jiberar Ia tensién acumulada durante el proceso de so- cializacién, y mediante la frustracién y a privacién in- hherentes al papel de adultos. En estos casos el desviado evaliia por s{ misma la conducta agresiva; el objeto al cual se dirige la accién es de importancia secundaria. La satisfaccién de la necesidad tensional es lo principal y, por tanto, la accién no sirve como un medio para obtener lun resultado especifico. En esos casos, ¢s menos probable hacer una ponderacién entre medios pacificos y medios agresivos, puesto que es justo en los medios agresivos, y no en el resultado, donde se busca la satisfaccién2* La incapacidad de hacer la distincién propuesta en- gendra, en muchos casos, la confusién reinante en la in- vestigacién actual, entre las “tensiones” y la “agresién” 2? EL conocimiento logrado mediante el estudio irreal se ha aplicado al terreno de las relaciones internacionales, pero se pasa por alto el hecho de que los conflictos en este campo son principalmente conflictos reales de poder, de intereses 0 de valores, y que los elementos irreales que pueden hallarse mezclados en la lucha son aleatorios, y cuando mds refuerzan los demas elementos. Como ha dicho Alvin Johnson, “se suponé cominmente que las antipatias de tipo personal. . . han desempefiado un papel importante entre las causas de la guerra. La historia no ofrece sino muy escasas pruebas sobre las cuales basar esa afirmacién, .. Esas antipatias parecen ser mds bien re- sultado de la guerra, y no causa de ella.” * El psicélogo que estudia los mecanismos de desplazamiento hace bien en ocuparse primordialmente del individuo con prejui- HOSTILIDAD Y TENSIONES EN LAS RELACIONES DE CONFLIGTO 59 cios, en tanto que sélo considera incidental la meta del impulso agresivo, pero en el estudio de una situacién conflictiva en la que la interaccidn es de gran importan- cia, el socidlogo debe investigar Ia relacién de conflicto yl res excluyentes o intcreses divergentes que los enemigos persiguen. No se justifica el considerar a prio- i las-reclamaciones que se hacen en una situacién de conflicto, como equivalentes al asunto de que “el centro de la tierra esta hecho de mermelada”.* Por ello, aunque ¢s conveniente que un estudio sociolégico de las politicas internacionales se interese por las tensiones que se origi- nan en las diversas frustraciones acaecidas en el interior de Jos sistemas sociales nacionales, no cumplira su obje- tivo principal si no analiza los conflictos reales sobre cl poder escaso, en torno al cual se forman los proyectos de las alianzas y los antagonismos. De modo similar, los estudios sobre la sociologfa in- dustrial, inspirados por Ekon Mayo, no reconocen Ia existencia de los conflictos reales 0 de sus funciones. La conducta resultante de una situacién de conflict se trata casi exclusivamente como una conducta carente de realismo. Contrapone una légica factual, “‘la logica del costo y la ldgica de la eficiencia” (es decir, “hechos” que intentan lograr resultados beneficiosos para la gerencia), a “la logica de los sentimientos”, privando asi de su base real a las reclamaciones de los trabajadores. “La implica- cién resultante, sea o no intencional, es que los gerentes se guian por la Idgica de la razén, en tanto que los obre- 03 son, en gran parte, seres con sentimientos y emo- ciones.”"" La importancia que se da a los ‘‘sentimicn- tos" oscurece Ia existencia de un conflicto real, En realidad, estos estudios muestran una falta peculiar de sensibilidad respecto a las Iuchas por el poder o a las ven- tajas pecuniarias, que surgen en la fibrica. Desechada la posibilidad de conflictos reales, los so- cidlogos de la empresa Iegan naturalmente a “pregun- | } Go HOSTILIDAD Y TENSIONES EN LAS RELAGIONES DE GONFLICTO tarse qué clase de hombre serd el que puede tener esa idea en la cabeza”, y en ver de dirigir su atenci6n a in- vestigar la situacién del conflicto, se ponen a buscar ‘‘me- didas terapéuticas”, Como sustentan el punto de vista de que la fuente del conflicto debe hallarse en los senti- mientos que perturban las relaciones, mas que en la na- turaleza de éstas, ven en todo conflicto una “enfermedad social” El objeto de su andlisis no es ni el origen de Ia frustraci6n ni el asunto que se discute, sino el efecto de la frustracién sobre el individuo. Para expresarlo con las palabras de Dale Carnegie, se intenta “hacer que otra persona se satisfaga con Ia sugerencia que ofrecemos” di- rigiendo los sentimientos de hostilidad hacia canales que no implican “riesgo” alguno* Asi, Roethlisberger y Dickson. se expresan con admirable franqueza acerca del sistema consultivo, en Ia siguiente forma: “Esta clase de unidad administrativa, carente de autoridad, sirve para controlar y dirigir aquellos procesos humanos que den- tro de Ia estructura industrial no estén adecuadamente controlados por otras unidades administrativas.” * La distincién entre conflicto real y_conflicto. irreal implica una abstraccién conceptual de la realidad con- creta, en la que pueden combinarse réalmente los: dos tipos. Sin embargo, como ha sefialado Max Weber, “la estruictura de una linea de accién puramente racional. sirve como prototipo a los sucidlogos.. . Por via de com- paracién es posible comprender las formas en que la accién esté influida por factores irracionales de toda es- pecie. ., con Jo cual explican la desviacién de la Iinea de conducta que seria de esperar, de acuerdo con Ia hipé- tesis de que la accién era simplemente racional”.** Las situaciones de conflicto real pueden estar acom- pafiadas, especialmente cuando no existen condiciones adecuadas para la lucha, por sentimientos ficticios que ‘en su origen representan sendas desviaciones. En Ia rea- HOSTILIDAD Y TENSIONES EN LAS RELACIONES DE CONFLICTO. 61 lidad social concreta suele encontrarse una mercla de ambos tipes “puros". Talcott Parsons expresé esta si- tuacién correctamente, al describir el mecanismo del “chivo expiatorio”: “Como seria peligroso e injusto ex- presar libre y abiertamente el antagonismo hacia los otros miembros del mismo grupo, es a menudo més ficil psi- colégicamente, “desplarar’ el efecto hacia otro grupo, respecto al cual ya existe® una cierta base de antagonis- mo. De esa manera, la tendencia a buscar un ‘chivo expiatorio’ rara vez aparece desprovista de una base r2- zonable *” de antagonismo, en la que existe un conflicto real de ideas 0 intereses." * O bien, una de las fuentes de ingredientes irreales entreverados con los conflictos reales se halla en instituciones. que consideran la libre expre- sidn del antagonismo como “peligrosa e injusta”. El término “conflicto real” no implica necesariamen- te que los medios adoptados sean realmente idéneos para alcanzar el fin que se persigue; los medios pueden pare- cer adecuados solamente a los participantes, aunque sélo sea por razén de su nivel cultural. Los trabajadores que van a la huelga para lograr, por la violencia, que sean excluidos del taller sus camaradas de raza negra, con objeto de poder mantener de este modo sus tasas de sala- rios, se encuentran implicados en un conflicto real. Si Ja situacién (y ésta es la esencia de la proposicidn de Sim- mel) cambia de tal manera que otros medios te revelan como més idéneos para mantener las tasas de salarios, los trabajadores probablemente tenderin a abstenerse de toda accién discriminatoria. Ahora bien, si insisten en la prictica discriminatoria, aunque dispongan de medios mis eficaces para alcanzar el mismo fin, provisionalmente cabe suponer que ciertos elementos ficticios, como el ;prejuicio”, encuentran expresién en el conflicto. Quizé hemos ahondado ya bastante, con nuestro in- tento de esclarecer las razones distintivas entre los tipos real ¢ irreal de conflicto. Ge HOSTILIDAD ¥ TENSIONES EN LAS RELACIONES DE GONFLICTO Cada sistema social registra causas de conflicto real en la medida en que 1a gente presenta demandas anta- gonicas para mejorar su posicién, poder y recursos, y # Sihiere valores conflictivos. La imputacién de rango, poder y recursos, aunque se sete a mormas y sistemas \ Eontinuard siendo objeto de cierta ee tee Sia, Los conflctos reales, surgen cuando. los hombre } Shocan con ocasién del reclamo de derechos basa qorien / Yq frustracidn de sus pretensiones y expectativas de ga- manos contlictos ficticios proceden de_la privacién_y de le frustraciOn derivadas del proceso socializante y de ias obligaciones que corresponden al adulto, que, como hemos visto en la Proposicién anterior, son el resul ; de la twansformacion de un antagonismo, veal en sus ort genes, que no encontr forma de expresarse, Consideran- flo que el primer tipo de conflict se suscita con referen- cia a agentes frustradores,en espera de lograr resultados especttcos, el segundo tipo representa el relajmiento de Tattensién mediante wna accién agresiva dirigida hacia abjetivos cambiantes. El primer tipo de conflicto es considerado por los participantes como wn medio para cl Yogro de fines reales, medio que podria ser abandonado Sisurgieran otros aparentemente mis efectivos para al canvar el fin perseguido. El segundo tipo no deja Siternativa, porque la satisfaccién deriva del acto agre- { mismo. , sve ee fonflictos reales, acompaiados de sentimientos emocionalmente deformados volverdn a ser tratados en Ja siguiente Proposicién. Prorosicion 4: El conflicto y los impulsos hostiles. ‘Admitimos que existe realmente un impulso formal de de hostilidad, como compensacién a ta necesidad de sim- patia,.. No importa cusinta autonomia psicoligica se desee HOSTILIDAD ¥ TENSIONES EN LAS RELACIONES DE CONFLICTO. 63 atribuir al impulso antagénico, esta autonomfa no es sufi- lente para explicar todo el fenémeno comprendido en la hostilidad,.. Amor y odio... parecen necesitar cierta es- tructura atractiva de los objetivos, con cuya indispensable cooperacidn se produzca el fenémeno total que las respec- vas denominaciones implican... Me parece probable que... ¢l impulso hostil solamente viene como a reforzar, las controversias provocadas por causas concretas... Es oportuno odiar al adversario con quien se lucha, de la mis- ma manera que resulta adecuado amar a Ia persona a quien se est unido® En esta Proposicién, Simmel hace resaltar dos puntos: 1) Los sentimientos de hostilidad surgen de la acciéh recfproca entre el “‘impulso de hostilidad” y un objetd antagénico, Ay 2) El anilisis de las situaciones de conflicto no se? agota con referencia 2 las motivaciones psiquicas; éstas, pueden reforzar los axgumentos reales. ne Simmel afirma que existe un “impulso de hostili- dad”, pero hace la salvedad importante de que este im- pulso, en si, mismo, no provoca el conflict. De acuerdo con su orientacién general, subraya la accién reciproca como el centro del anilisis sociolégico y sociopsicolégi- co. Una “hostilidad primaria de los hombres entre s{” no explica, por si sola, el conflicto social. En Iugar de valerse de los instintos, impulsos 0 predisposiciones do- minantes como explicativos del fenémeno social, Simmel aclara que la conducta est4 relacionada con un campo social, y que.el conflicto, como fenémeno social, sola- mente puede ser comprendido dentro de un cuadro de accién reciproca, Los sociélogos generalmente estan de acuerdo en que, tratdndose de problemas sociales, la atencién debe cen- trarse en la interaccién de los individuos, y._no en sus ““impulsos” 0 exigencias, o en otras propiedades aislada- mente atribuidas ndividuos. Vale la pena hacer Gq. HOSTILIDAD ¥ TENSIONES EN LAS RELACIONES DE CONFLICTO notar que la investigacidn psicoanalitica moderna ha de- mostrado ampliamente que las exigencias humanas se desarrollan a través de la respuesta que el nifio recibe respecto a sus demandas sociales.*® Aun “as actividades ‘autoerdticas estén ausentes Cuando no existen relaciones objetivas”.** El estudio de nifios en régimen de comple- to aislamiento muestra que no son capaces de albergar sentimientos de amor ni de odio si se ven privados de sus relaciones con un objetivo amoroso.** En vista de los frecuentes intentos de “explicar” to- dos los conflictos efi términos de exigencias agresivas 0 de la necesidad de liberar la tensién, parece apropiado ‘comentar brevemente algunas opiniones de la teoria psico- analitica sobre la agresion. La mayor parte de Ia investigacién psicoanalitica contemporinea se desarrolla sobre la base de Ia teorfa de Ja interaccién, Basta comparar la primitiva literatura psicoanalitica sobre la guerra y Ia agresién # con las obras Ge hombres como Otto Fenichel, Erich Fromm, Abram Kardiner, Heinz Hartmann, Harry Stack Sullivan, etc., para ver el cambio que se ha operado en el pensamiento psicoanalitico. Estos tltimos investigadores hacen suyo €l concepto que Malinowski, con una frase feliz, ha lla- mado “el control de la agresién por la cultura".“” Lejos “de explicar el conflicto social solamente en términos de los atributos inherentes a los seres humanos como tales seres humanos, consideran que las variables de posicién “social y normas culturales ayudarin a explicar el fend- | meno social de In agresién y de la guerra. Merton ™ ha demostrado, con lujo de detalles, que las ciencias de la conducta objetiva han sido incapaces de tratar sistemé- ticamente estas tres variables, y que una cuarta variable, la de la estructura social, ha quedado particularmente relegada al olvido. ee te La psicologia social experimental nos ha proporcio- nado algunas valiosas pruebas de 1a hipétesis segdn la HOSTILIDAD ¥ TENSIONES EN LAS RELACIONES DE CONFLICTO. 65 cual Ja_incidencia de una conducta agresiva est4 relacio- nada con la estructura de las relaciones reciprocas. Asi, én un estudio sobre Ia agresion, John P. French introduce deliberadamente una variable estructural: el grado de cohen del Spe. Compara reacein 4 frostraci, entre los miembros de grupos organizados (equipos de basketbol y fitbol, en Harvard), con Ta cane los grupos no organizados (estudiantes de las clases de in- troduccién al psicoanilisis, en Harvard). Ademés, intro- duce una variable cultural incluyendo en el esquema experimental un grupo organizado con distinto ambiente étnico y socioeconémico (lubes del barrio italiano en el este de Boston). Dicho estudio mostré que la agresién franca, en el seno de un grupo, veriaba positivamente con el grado de su organizacién." “No Megé a realizarse una agresién directa en grupos no organizados [‘agresién directa’ se refiere, aqui, a una agresién manifestada hacia los miem- bbros del grupo]; en cambio se registraron 61 casos de agresin directa en el grupo’ organizado.” ® Ademés, el mayor grado de agresién ocurrié en el grupo con ante- cedentes étnicos italianos, descubrimiento que sefiala la influencia de las normas culturales en la expresién de Ia agresividad. El punto de vista de que Ja conducta agresiva esté moldeada por la accién reciproca parece contradecir nues- tra primera distincién entre el conflicto real y el conflicio irreal 0 ficticio, en la cual se sugirié que el conflicto fic- ticio, lejos de suscitarse Yinicamente en las relaciones entre un individuo y el objeto de su animadversibn, de- berfa entenderse como provocado por un relajamiento de la tensién contra cualquier objeto idéneo. Ahora bien, la contradiccién es sélo aparente, La agresién, en el conflicto irreal o fictico, na tiene que sere Bor auger 0 prem lcrivada de un impulso ins- ntivo, Cabe pensar que s¢ acummuld en Ta acciOn reci- Go HOSTILIDAD ¥ TENSIONES EN LAS RELACIONES DE CONFLICTO proca entre el sujeto y otros agentes de frustracién —los ddres t otros agentes— durante el proceso de socializa- ida, y el esfuerzo del individuo por capacitarse respecto «sus obligaciones posteriores. En el conilicto ficticio, as energias agresivas se han acumulado en la interaccién | entre el sujeto y otras personas, con anterioridad al rela-! jamiento de la tensién. Resulta evidente, dice Simmel, que las motivaciones siquicas no son suficientes para explicar la conducta eenflictiva. El conflicto real entre individuos 0 grupos respecto a los anhelos de lograr una. mejor posicién, més porter o Tiquera, o la lealtad o adscripcién a sistemas de Pijores competitivos, puede, en el curso de la accién, mo- vas, una compleja_accién. mutua de ‘sentimientos y emociones; pero esto no es necesariamente ‘in corolario de la hostilidad real. La agresividad puede \ ser definida como una serie de predisposiciones a realizar factos de agresién. El conflicto, por otra parte, siempre [aenota una interaccién entre dos o mas personas. Sin | guda, la agresién puede considerarse como un indice del [conflicto, pero esto no implica que todo conilicto deba | ir acompatiado de agresividad. i ; \“"parante Hi Ultima guerra, “el odio al enemigo [es decir, la agresividad}, personal e impersonal, no era un elemento clave en la motivacién al combate”. Dicha mmotivacién era la resultante de muchos elementos, entre os cuales la lealtad primaria al grupo de “camaradas” figuraba aparentemente como el mds importante, yen Ja que el odio al enemigo jugaba un papel secundario.* Ygualmente, existen conflictos de interés, por ejem- plo, entre el trabajador y el gerente, en los cuales los v ntrincantes no’ parecen albergar sentimientos persona- Tes de odio mutuo. Se conocen frecuentes casos de diri- gentes obreres y gerentes que mantienen relaciones en la Vida social, sin que en forma ostensible se manifiesten vilizar energi: HOSTILIDAD ¥ TENSIONES EN LAS RELAGIONES DE CONFLIGTO 67 mutuos sentimientos hostiles, a pesar de lo cual dichos individuos entran en conflicto cuando actitan como re- presentantes de sus respectivos grupos. on todo, como sugiere Simmel, todavia pueden exis- tir ciertos casos en que “es conveniente odiar al anta- gonista". Cuando menos, este punto se encuentra en el trasfondo de gran parte de los propésitos moralizadores de la propaganda, antigua 0 moderna, Si se puede agre- gar energiaafectiva ala motivaci6n real para la lucha, lo mds probable € qué se robusiezcan las paries en conilic- to. He aqui una de las razones de la superioridad cle los €jércitos de conscriptos sobre los ejércitos de mercenarios. Esto nos leva a contar con una mayor probabilidad de mezcla de elementos ficticios de conflicto en los gru- pos cuyos miembros participan con toda su personalidad, que en aquellos otros en que los miembros participan sélo parcialmente, Esta hipétesis ser considerada en el capitulo 1. La distincién entre razones objetivas y reales para participar en un conflicto, por una parte, y las energias ‘emocionales que pueden ser movilizadas durante el con- mente si cada partido considera que la situacién objetiva justifica dicha reconciliacion, y hace ventajosa Ta par” EI mediador muestra “a cada partido los argumentos y demandas del otro, con lo cual quedan despojados del tono que les imprime Ja pasién subjetiva”.” Ayuda a climinar del conflicto los excesos irracionales y agresi- vos. Aun asf, esto por si solo no hard que las partes de- pongan su conducta antagénica puesto que, aunque el conflicto quede reducido a los “simples: hechos", las de- mandas en pugna quedan por considerar, La funcién del mediador es fundamentalmente climinar la tensién que sélo. trata de liberarse, de tal manera que las dispu- 63 HOSTILIDAD ¥ TENSIONES EN LAS RELACIONES DE CONFLICTO tas reales puedan ser zanjadas aparte, Ademis, el me- diador puede sugerir varias formas de resolver el con- flicto, sefialando las ventajas respectivas y el costo de cada una. La incapacidad de percibir que el conflicto puede ser motivado por dos factores distintos pero entremez- clados —una verdadera situacién antagénica y su adita- mento afectivo— explica la debilidad de ciertos supuestos subyacentes en la “‘investigacién de la accién”, tal como entiende este término Ia escuela de Lewin.* “La inves- tigacidn de la accién” puede, por supuesto, ser sumamente 1itil en Ja tarea de diferenciar los origenes del conflicto real, con respecto a las energias emocionales que a él se agregan, pero sélo contribuye a desbrozar el camino para lograr un mejor entendimiento de las bases de la disputa. Podemos ahora reformular la proposicién de Simmel, en Ia siguiente forma: Los “‘impulsos” agresivos u hostiles no bastan para explicar el conflicto social. El odio, lo mismo que el amor, requicre un objeto. El conilicto sélo puede sur- gir en la accién reciproca entre objeto y sujeto; siempre supone una relacidn. Fl conflicto real no va necesariamente acompafiado de hostilidad 0 agresividad. Las “tensiones” en el sentido psicolégico-no siempre estn asociadas con una conducta antagonica. Aun asf, puede ser “convenicute” odiar al contrario. El propagandista conffa en que tal odio refor- zar4 la participacién emocional en el conflicto y, por lo tanto, fortalecera la disposicién de Mevarlo hasta sus timas consecuencias. ‘A Ia inversa, la principal funcién del mediador con- siste en despojar a las situaciones antagénicas de todos los elementos ficticios de agresividad, de manera que los contendientes puedan discutir, con apego a la realidad, Jas demandas divergentes que se manifiestan en la disputa. | Prorosicion HOSTILIDAD Y TENSIONES EN LAS RELACIONES DE CONFLICTO. 6) Hemos visto que el conflict real no implica necesa- riamente hostilidad o agresividad. A continuacién ten- dremos que examinar una afirmacién de Simmel apa- rentemente contradictoria, de acuerdo con la cual la hostilidad es un elemento intrinseco de las relaciones sociales.* La hostilidad en las relaciones sociales de cardcter intimo. En tanto que el antagonismo por si mismo no conduce a Ia asociacién, es un elemento sociolégico casi nunca ausente en ella... Esta es quizis la situacién con respect a Ja llamada mezcla de corrientes convergentes y divergen- tes dentro de un grupo, Es decir, la estructura puede ser sud generis... s6lo con objeto de describirla y entender- Ja, la presentamos, past factum, en su conjunto, partiendo de dos tendencias, monista una, antagénica la otra. Las relaciones erdticas nos ofrecen los casos demostrativos mas frecuentes. Cuin a menudo no aparecen a nuestra consi- deracidn como entremezdadas de amor y respeto, o falta de respeto... de amor y anhelo de dominar 0 ser domi- nados. Ahora bien, lo que el observador o el participante divide en dos tendencias entremezcladas puede, en reali- dad, ser una sola.s* En esta Proposicién Simmel afirma que las relaciones so- ciales tal vez implican tanto motivaciones convergentes como divergentes —“amor y odio”, a un tiempo— que generalmente estin unidas en forma muy estrecha, Con frecuencia se odia a Ja persona que se ama; por tanto, a menudo no es, vilido separar los dos elementos en la realidad concreta. Es una concepcién errénea pensar que un factor construye lo que otro destruye. Se impone, sin pérdida de tiempo, una aclaracién para cvitar que el referido aserto contradiga las proposi- * Por lo tanto, mao conflict se aplicard solamente al conflto real qo HOSTULIDAD ¥ TENSIONES EN IAS RELACIONES DE CONFLICTO ciones anteriores. Si el odio realmente formara parte de toda relacién, no podria existir ningim conflicto rea : Sin participacién de tal sentimiento. Sin embargo, parece Simmel, aunque no lo aclara suficientemente, se ‘Gere en realidad a las relaciones estrechas e intima, nds bien que a las relaciones sociales en general; su refe- Micia a las relaciones erdticas, como ejemplo clave, pa- ece indicarlo asi. ty sugiere que en Jas relaciones en que los hom: pres intervienen hondamente, en las que participan con todos sus atributos personales y no solo con una parte tle ellos, probablemente aflorardn sentimientos de amor y odio, de atraccién y hostilidad. , ifsta es una reminiscencia del concepto freudiano de la ambivalencia;® que se ha convertido en un concepto fundamental del psicoandlisis. La ambivalencia, segin Freud la define, es “la existencia, en una misma persona, de sentimientos opuestos, amistosos y hostiles, con rela- Gin a otra’” sta es, en esencia, la situacién precisa que Simmel tiene presente, Ahora bien, en realidad Freud describe la fuente psicologica del fendmeno que Simmel Solo observa. Este concepto psicoanalitico ayudaré, por tanto, a esclarecer y complementar la proposicién de immel. 2 imvexad desarrolla su andlisis de la ambivalencia en las gelaciones sociales, en La psicologta de las masas y andlisis del yo, con estas palabras: Casi todas Jas relaciones afectivas intimas, de alguna duracidn, entre dos personas —el matrimonio,-1a amistad, fl amor paterno y ¢l filial— dejan un depésito de senti- Snientos hostiles, que precisa, para desaparecer, del proceso ‘de la vepresién. Este fendmeno se nos mucstra mis clara- mente cuando vemos a dos asociados pelearse de continuo Y al subordinado musmurar sin cesar contra su superior 1 mismo hecho se produce cuando los hombres se rednen para formar conjuntos més amplios. Siempre que dos fa- HOSTILIDAD ¥ TENSIONES EN LAS RELACIONES DE CONFLICTO 71 milias se unen por un matrimonio, cada una de ellas se considera mejor y mis distinguida que Ia otra. Dos clu- dades vecinas serdin siempre rivales y el més insignificante cantén miraré con desprecio a los cantones limitrofes... Cuando Ia hostilidad se dirige contra personas amadas, decimos que s¢ trata de una ambivalencia afectiva, y nos explicamos el caso, probablemente de un modo demasiado racionalista, por los numerosos pretextos que las relacio- nes muy intimas ofrecen para el nacimiento de conflictos de intereses.™ Notamos que, al igual que Sinimel, la ambivalencia de sentimientos la hace derivar Freud de la intimidad de Ja relacién dentro de la cual aparece. La simultaneidad de sentimientos de amor y odio puede rastrearse en las numerosas ocasiones de conflicto a que dan nacimiento. las relaciones estrechas. Esto significarfa que existen mayores oportunidades para la aparicién de sentimientos hostiles en los grupos primarios que en los secundarios, porque a medida que la relacién esti basada en la participacién total de la personalidad —como algo distinto de Ja participacién fragmentaria— hay mayor probabilidad de generar tanto amor como odio.® Guanto mas estrechas son las relaciones, mas grande resulta la participacién efectiva y, también, mayor ¢s la tendencia a reprimir, en vez de expresar, los sentimientos hostiles. En tanto que en las relaciones secundarias, como las que se establecen entre socios, los sentimientos de hostilidad pueden ser expresados con relativa liber- tad, no siempre sucede esto en las relaciones primarias cuando la participacién integra de los participantes pue- de convertir la exteriorizacién de tales sentimientos en un peligro para las relaciones. En tales casos los senti- mientos de hostilidad tienden a acumularse y, por tanto, a intensificarse, La “intimidad” 0 la “estrechez” contintian siendo ge HOSTILIDAD ¥ TENSIONES EN LAS RELAGIONES DE CONFLICTO términos sin analizar hasta ahora. Siguiendo la teorfa de Homans ® de que en las relaciones existe una corre- lacién entre el incremento de la accién reciproca de los partenarios y el incremento de sus sentimientos mutuos te aprecio, podemes decir que la accién reciproca inten- sa —_que catacteriza los grupos primarios y las relaciones que se aproximan a este tipo— tlende a absorber la to- tulidad de la personalidad y a fortalecer la intimidad de os sentimientos. Pero Homans pasé por alto el hecho de que es precisamente esa intimidad Ja que también genera la acumulacién de sentimientos hostile, porque proporciona frecuentes ocasiones de conflicto que, a me- Prado, deben ser reprimidos para bien de los sentimientos afectivos** Desgraciadamente la falta de interés de Ho- mans por el cardcter ambivalente de las relaciones socia- les {ntimas, le impide advertir que un incremento de la accién social recfproca, probablemente acarreard un in- ‘cremento de la hostilidad, lo mismo que del aprecio.** "Ademés del psicoandlisis y 12 sociologia, Ia antropo- logia también ha contribuido al esclarecimiento de este problema. Bronislaw Malinowski escribe: “La agre- Sin, como la caridad, erapieza en casa. Todos [los ejem- plos citados} suponen un contacto directo y, después, Ia exasperacién sobre problemas inmediatos que surgen. 9 se imagina que surgen. A decir verdad, cuanto mis reducido es el grupo incluido en la cooperacién, cuanto mds unido se halla por ciertos intereses comunes y por la convivencia cotidiana, es mds facil que los miembros se irriten y encolericen mutuamente.”" La agresi6n es ‘un producto accesorio de la cooperacién. . . Tratemos de entender el lugar que ocupa la agresividad dentro de una institucién. No hay ninguna duda de que dentro de estas formas cooperativas de radio corto y dentro de unidades espaciadamente condensadas de la orginizacion humana, surgira més ficil y con mayor amplitud que en cualquier otro sitio una genuina agresividad.” ® HOSTILIDAD ¥ TENSIONES EN LAS RELAGIONES DE CONFLIGTO 75 Malinowski esta de acuerdo con Simmel y Freud en que el antagonismo es una parte fundamental de las rela- ciones sociales intimas, un “producto accesorio” de la cooperacién. Pero en tanto que Simmel, Freud y Ho- mans Jo refieren a los sentimientos, Malinowski asegura que la conducta “hostil” también ocurre més ficilmente n las relaciones sociales estrechas, La siguiente Propo- sicién discutiré este problema, conexo y disimbéloa la vez. Todavia queda por indicar que en ciertos casos exis- ten canales institucionales para la manifestacién de Ja ambivalencia, La lsmada “relacién ridiculizadora” en- tre los clanes y entre parientes por afinidad, en la forma como ha sido descrita por los antropélogos, implica la conjuncién de elementos de amistad y ayuda mutua con los de hotilidad, Radcliffe-Brown ® describe la es- tructura de las relaciones de amistad entre dos clanes en la forma siguiente: EL individuo es miembro de un cierto grupo definido. .. dentro del cual sus relaciones com los demas estén fijadas por una serie compleja de derechos y deberes. .. Pero més alla del campo dentro del cual se establecen relaciones so- ciales de esta naturaleza, existen otros grupos entre los cuales... 1a relacién implica una hostilidad posible o real. En cualesquiera relaciones establecidas entre los miembros de estos dos grupos, debe reconocerse el extrafiamiento de ellos. Es precisamente esta separacién Ja que se pone de re- lieve cuando se establece una relacién ridiculizadora. La expresién de hostitidad, la falta perpetua de respeto, es tuna demostracién continua de tal dislocacién, parte esen- ial de toda la estructura, pero sobre Ia cual, sin destruirse ni siquiera debilitarse, se establece Ia unién de amistad y de ayuda mutua... las relaciones de amistad que estable- cen una alianza entre clanes o tribus, y entre parientes politicos, son formas de organizar un sistema definitivo ¥ estable de condueta social en las que los componentes integradores y desintegradores, se mantienen y combinan.. 4 HOSTILIDAD ¥ TENSIONES EN LAS RELACIONES DE CONFLIGTO En este caso la combinacién de ambos elementos hace posible la relacién y permite su existencia. La relacién ridiculizadora puede contribuir a la conexién del grupo, Yinicamente a condicién de que permita al mismo tiempo la mutua expresién de la hostilidad." Como algo distinto de los casos anteriormente trata- dos, la ambivalencia no resulta de la intimidad de las relaciones, pero pueden crearse relaciones més estrechas, inicamente si se proporcionan medios institucionales especificos para la expresién concomitante de hostilidad yatraccién. En otras palabras, el lazo de unién entre los partenarios o los grupos no es intimo en sus origenes y, no obstante, esos individuos o grupos juzgan deseable una relacién mis estrecha. En tales casos, los canales esta- blecidos para la expresién de los sentimientos de “amor con odio” facilitan el establecimiento de las relaciones, de igual manera que la institucién tipo valyula de segu- ridad facilita su mantenimiento. Reformulando la presente Proposicidn, podemos de- cir que el antagonismo gencralmente esti. considerado como un elemento de las relaciones intimas. Las moti- vaciones convergentes y divergentes pueden estar tan entremezcladas en las rélaciones reales, que sélo pueden ser separadas con fines analiticos y de clasificacién, mien- tras que las relaciones reales tienen uni cardcter unitario sui generis Puede afirmarse que las relaciones sociales de natu- raleza intima, caracterizadas por una frecuente accién reciproca y por la plena participacién de los participan: tes, incluyen en su estructura de motivaciones una am- bivalencia esencial por el hecho de que contienen aspectos positives y negativos inextricablemente entre- mezclados. Procederemos ahora a considerar el corolario de esta Proposicién: la intensidad del coaflicto esté relacionada con Ia intimidad de Ia relacién, IV. LOS CONFLICTOS INTERNOS Y LA ESTRUCTURA DE GRUPO Prorostcion 6: A mayor intimidad de la relacién, mayor intensidad del conjlicto. La hostilidad exeitard més profunda y violentamente Ja conciencia, cuanto mayor sea la afinidad ‘de los parte- narios con relacién a los antecedentes que provocan Ia hos- tilidad...; las personas con numerosas caracteristicas en comiin, tienen a menudo un concepto més equivocado unas de otras, que las que difieren totalmente. . . Nos enfrentamos objetivamente, con los extrafios con quienes no tenemos caracteristicas ni grandes intereses en comin... Sin em- Dargo, cuanto mayor és nuestra comunidad con otras per- sonas,-como personas en su integridad, mas fécilmente nos vveremos comprometidos, en forma total, en cada una de esas relaciones. ... Por lo tanto, si surge una diferencia en-_ wantienen una relacién, tan estrecha,_ 4 ment apasionadamente_ expans fy Hl segundo aspecto que aquf nos inteesa... es el ciso de la hostilidad euja intensificacién eer baada en un sen- timiento_colectiv de adscripcién_o pertenencia... [ello revela] el fendmeno peculiar del odio social. Este odio exté dirigido contra un miembro del grupo, no por motivos petsonales, sino porque tal micmbro significa un peligro para la conservacién del grupo... Los dos sujetos en con- flicto se odian mutuamente no s6lo por I2 causa conereta que motivé el antagonismo, sino también en un aspecto, sociolégico, el del odio hacia el enemigo del grupo... Th pico de este caso es la forma en que el renegado ocia y odiado, La revocacién del previo acuerdo provoca un im- pacto tan fuerte, que el nuevo contraste es infinitamente mis brusco y enconado que sino hubiese existido ningin Vinewlo en el pasado... “el respeto para el enemigo™ se ignora por completo cuando la hostilidad se ha suscitado sobre Ia base de una solidaridad anterior. Por otra parte % 76 CONFLICTOS INTERNOS Y ESTRUCTURA DE GRUPO cuando existen suficientes afinidades con Ia posibilidad de confusiones y delimitaciones horrosss, los puntos de dis- crepancia adquieren una virulencia no justificada por ¢ ‘aso, sino tan sélo por ese peligro de confusiéns La artaaciOw de Simmel, segiin la cual los nexos inti- mos y una gran implicacién 0 adscripcién intensifican el conflicto, cuando éste ocurre a Ja postre, ¢s un coro- lario de los resultados descritos en los capitulos anterio- res. Se afirmé que la ambivalencia habitualmente pre- sente en las relaciones intimas se deriva de la represién de sentimientos hostiles (los que, a su vez, provienen de las frecuentes oportunidades de conflictos que surgen en dichas relaciones) cuya exteriorizacién la evitan los par- ticipantes por temor a sus efectos destructores, Si el “ob- jeto de amor” cs al mismo tiempo el “objeto de odio”, se comprende que el conflicto remover todo el afecto de la personalidad, y que Ia relacién puede ser destruida por 1 intenso antagonismo que provoca; de aqui Ia tenden- cia a la represién. Debe recordarse que los comentarios precedentes acerca del efecto reforzante causado por los elementos ficticios, en las situaciones de conflicto real, condujo a formular la hipétesis de que la intensidad del conflicto probablemente aumentaré a través de tales mezclas. Ast, €s de esperar una mayor intensificacién del conflicto en aquellas relaciones en que los participantes se han visto obligados a suprimir los sentimicntos hostiles. De tal manera, el temor a un conflicto intenso puede conducir a la represién de los sentimientos hostiles, y a su ver la acumulacién de tales sentimientos probablemente provo- card una nueva intensificacién del conflicto, tan pronto como éste surja, | En los grupos que tinicamente ponen en juego una) |parte periférica de la personalidad de sus miembros 0, |para usar Ia terminologia de Parsons? en los grupos en «que las relaciones son especificamente funcionales y afec- + CONFLICTOS INTERNOS ¥ ESTRUCTURA DEGRUPO 77 tivamente neutrales, los conflictos tienden a revestir me- nos brusquedad y violencia que en aquellos otros cuyas ligas internas son difusas,.afectivas, y comprometen la personalidad total de sus inieuibros. En efecto, esto nos explica que los conflictos surgidos en grupos tales como Jos Clubes Rotarios, o Jas, C:imaras de Comercio serén menos violentos que los que se suscitan en las sectas reli- giosas o en los partidos radicales de tipo comunista. Las organizaciones le esta iiltima clase tienden a absorber Ja_personalidad entera, por Jo que la unién entre los miembros es mucho mis fuerte que en aquellas donde prevalecen relaciones de tipo fragmentario. Si se com promete totalmente la personalidad, es mas probable que Jos elementos ficticios se sumen a las situaciones de anta- gonismo real, Por tanto, estos grupos tenderin a repri- mir el antagonismo, pero si, no obstante, éste aparece, seré intenso y apasionado, Esto, como veremos mds tarde, explica las frecuentes divisiones y desintegraciones que ocurren en tales grupos. Los individuos que participan intensamente en Ia vida de esos grupos estin interesados en su supervivencia, Si advierten el alejamiento de alguien con quien han compartido inquictudes y responsabilidades en la vida del grupo, probablemente reaccionarén en una forma mds violenta contra tales miembros “desleales” que con- tra quienes se muestran mds tibios en sus convicciones. Esto nos Leva al segundo punto de Simmel: la apostasta ¢s considetada por un grupo cerrado como una amenaza a su unidad, i y,_ Examinaremos mis tarde cémo los grupos, cuando se ‘Ven amenazados por otros grupos, pucden verse forzados a “agruparse”. Notamos ahora que una reaccién similar ‘ocurre en Ia defensa del grupo cerrado contra el peligro interno. En verdad, como sugiere Simmel, la reaccidn puede ser mis fuerte en estas condiciones porque el “ene- migo” de dentro, el renegado o hereje, no solamente | 78 CONFLIGTOS INTERNOS ¥ ESTRUCTURA DE GRUPO pone en entredicho los valores ¢ intereses del grupo, sino que amenaza la misma unidad. La apostasia significa simboliza una desercién de aquellas normas que el grupo considera vitales para su bienestar, cuando no para su existencia real misma? Sostuvimos con anterioridad el punto de vista de que él conflicto con un grupo externo hace mas precisas las fronteras del grupo. Al revés, la apostasia amenaza de- rribar las fronteras ya establecidas del grupo. Por lo tanto, el grupo debe combatir al renegado con toda su fuerza, porque amenaza simbdlicamente, cuando no en realidad, su existencia como empresa en marcha. En la espera religiosa, verbigracia, Ia apostasia afecta a la vida misma de la Iglesia; de aqui la violencia con que se de- nuncia al apéstata en las proclamas de los primeros Pa- dres de la Iglesia, o en las declaraciones de los rabinos desde la época de los Macabeos en adelante.* El renegado contribuye a la fortaleza del grupo opues- to, al que transfiere su lealtad no sdlo porque —como Simmel sefiala—* incapaz de regresar, su fidelidad hacia el nuevo grupo sera mas firme que la de aquellos ya afi- liados con anterioridad, sino también porque le confiere Ia conviecién de la rectitud de su causa. Esto en si lo hace mils peligroso a los ojos de sus antiguos consocios que cualquier otro miembro del grupo ajeno. Ademis, cl renegado no solamente subrayaré su Tealtad al nuevo gru- po comprometiéndose en su defensa y convirtiéndose en un cruzado de sus valores, sino también porque, como Max Scheler ha sefialado, considerara como su. meta principal “comprometerse en una cadena continua de actos de vindicacién de su pasado espiritual”* Asi, su ataque contra los valores del antiguo grupo no terminard con su salida, sino que continuard mucho después de la ruptura. Para el grupo que abandoné, aparece como un simbolo del peligro en que éste se encuentra frente a un ataque potencial del enemigo. I | pa CONFLICTOS INTERNOS ¥ ESTRUCTURA DE GRUPO 19, Bl hereje plantea al grupo un problema algo dife- [ rente del que plantea el apéstata. A veces la reaccién del grupo contra el hereje es més violenta que contra el apéstata, Mientras que este wltimo deserta del grupo | para pasarse al enemigo, el primero presenta un peligro mis insidioso: defendiendo los valores y objetivos fun- damentales del grupo, amenaza con dividirlo en frac nes que diferiran en cuanto a los medios de aleanzar la (meta. Al contrario del apéstata, el hereje proclama que sostiene los valores ¢ intereses del grupo, si bien propone medios diferentes para alcanzar la meta, o interpreta- ciones diferentes del credo oficial. ““Herejia’” deriva de un verbo griego que significa “escoger” 0 “decidir por si propio”. El hereje propone alternativas alli donde el grupo no quiere que exista ninguna Como escribié Ro- bert Michels, “el odio del partido no se ditige en primer ugar contra los antagonistas de su propio punto de vista en escala mundial, sino contra los temidos enemigos en el campo politico, contra quienes estin compitiendo por | el mismo fin”.® A este respecto, al hereje le esti reservada una mayor hostilidad, porque al compartir los objetivos, ‘ne mucho en comin con sus antiguos camaradas, Fs menos peligroso para un grupo si quien se separa se pasa al enemigo que si, como hace el hereje, forma su propio grupo rival (de aqui el intento de acusar como “agentes del enemigo” a los antiguos miembros del gru- po que disintieron y lo abandonaron). El hereje conti- nita luchando por la fidelidad de los miembros de su antigno grupo, aun después de haberlo abandonado. El renegado los combatiré, el hereje hari labor de proseli- tismo. Ademés, profesando compartir los valores de gru- po, el hereje crea confusién y, por tanto, sus acciones s¢ consideran como un intento de derribar las fronteras. Esta es una de las causas de por qué a Stalin le parecié | un peligro mis serio Trotsky que el Gral. Vlassov, y tam- ' bién por qué el lenguaje més denunciatorio de Lenin no © CONFLIGTOS INTERNOS Y ESTRUCTURA DE GRUPO se dirigié contra un capitalista sino que lo reseryé para Karl Kautsky. Sin embargo, el resultado de tales Iuchas no ¢s for- zosamente un debilitamiento del grupo. Por el contra- rio, la percepcién del “peligro” interno por el resto de sus miembros les induce a “cerrar sus filas”, a empaparse mis a fondo de los problemas en discusién, y a participar en mayor escala en la vida del grupo; en resumen, las sefiales de peligro movilizan las defensas del grupo? Exactamente porque la lucha concentra las energias del grupo para Ia autodefensa, une més estrechamente a los miembros entre si, y estimula la integracién del grupo. La Iglesia Catdlica debe mucho de su vigor doctrinario y organizador a sus luchas contra las herejias agnésticas y maniqueistas, ya sus conflictos posteriores con los refor- madores protestantes. Parafraseando la proposicién de Simmel, podemos decir que un conflicto es ins apasionado y radical cuan- do surge de relaciones m4s intimas. La coexistencia de unién y oposicién en tales relaciones contribuye a la acri- monia peculiar del conflicto, La enemistad pone de ma- nifiesto reacciones més hondas y violentas, a medida que €s mayor la participacién de los socios entre quienes se suscita En los conflictos dentro de un grupo cerrado, un sec- tor odia al otro mds intensamente en Ia medida que considera mayor la amenaza a la unidad ¢ identidad del grupo2? Una mayor participacién en Ia vida del grupo y una contribucién mds completa de la personalidad de los miembros proporcionaran una mayor oportunidad para comprometerse en una conducta intensamente con- tradictoria y, por tanto, provocarin reacciones més vio- lentas en contra de la deslealtad. En este sentido la in tensidad del conflicto y la lealtad-de grupo son dos facetas de la misma relacién, ayes Gpasebene ST CONFLICTOS INTERNOS ¥ ESTRUCTURA DE GRUPO 8 En Ia tiltima Proposicién afirmamos que los senti- mientos hostiles probablemente surjan en las relaciones mas intimas y que si se suscita un conflicto en estas rela- ciones tal vez sera intenso. Esto no indica necesariamen- te Ia probabilidad de conflictos mds frecuentes en las relaciones mas intimas que en las que no lo son. Ya he- ‘mos tropezado con situaciones en las que la hostilidad acumulada no se halla presente en una conducta antago- nica, En Ia siguiente Proposicién estudiaremos nueva- mente este problema. Prorosicién 7: Impacto y funcién del conjlicto en las estructuras de grupo. . (La contradiccién y el conflict no solamente preceden \ ala unidad sino que operan en ella, en todos tos momen- ) tos de su existenca...Probablemente no existe una unidad social en que las corrientes convergentes y divergentes en- tre sus miembros no estén inextricablemente entretejidas. . /" El conilicto est destinado a resolver dualismos diver- igentes; es un modo de lograr una cierta clase de unidad.... Viene a ser algo aproximadamente paralelo al hecho de que ¢s el sfntoma mds agudo de una enfermedad lo que materializa el esfuerzo del organisino por liberarse de Ios trastornos y perjuicios que aquellos le causan,.. El con- flicto, de por si, resuelve la tensién entre los contrastes." En las dos proposiciones anteriores examinamos algunas de las relaciones entre los sentimientos hostiles, el con- flicto y la estructura de la relacién dentro de Ja cual acac- ce. /Hemos afirmado que cuanto més intima es Ja rela cidn, y mayor la participacién de los individuos, mas numerosas suelen ser las ocasiones de que surja un con- flicto, Cuanto més frecuente sea la accién reciproca, ma- yores oportunidades de que surja una’ accién reciproca hostil. Empero, las frecuentes oportunidades de que surja 82 CONFLIGTOS INTERNOS Y ESTRUCTURA DE GRUPO. un conilicto no se traducen, por necesidad, en conflictos frecuentes. Es precisamente la intimidad de la relacién y la fortaleza de los mutuos nexos afectivos entre los participantes, lo que puede inducirles a evitar el conflic- to. Tal supresién puede dar luego lugar a que el con- flicto se intensifique en cuanto estalla. La intimidad y, consecuentemente, un grado relati- vamente alto de participacién de la personalidad hacen posible que el conflicto alcance mayor intensidad. Co- mentando la situacién de los judios después de su eman- cipacién, Kurt Lewin, en completo acuerdo con Simmel, indica que, en Ja medida en que el grupo judio se integra mis en la comunidad, el conflicto gana en intensidad como resultado de una mayor accién reciproca.® La relacién entre la estructura de grupo y el conflic- to puede dar lugar a nuevos comentarios. El argumento de Simmel en la Proposicién anterior, como en gran par- te de su ensayo, radica en la afirmacién de que el con- flicto es un componente de todas las relaciones sociales, y Mena funciones positivas en la medida en que conduce al restablecimiento de la unidad y del equilibrio en el grupo. Pero el conflicto grestablece siempre la unidad, 0 tini- camente cuando concurre un cierto niimero de circuns- tancias? Nos vemos obligados a preguntar: ,si el conflicto une, qué es lo que separa? Ello plantea una pregunta co- nexa gpodemos dar por sentado que los conflictos sobre diferentes tipos de problemas, tienen probablemente el mismo impacto sobre una relacién especifica, y que todos los tipos de estructura se benefician igualmente con el conflicto? Podia suponerse que Simmel no ha sido capaz de establecer una distineién entre los conflictos que afectan Jas bases mismas de la relacién y aquellos otros que afec- tan aspectos menos fundamentales. Los conflictos que surgen dentro del marco consensual mismo, tal ver tie- CONFLICTOS INTERNOS Y ESTRUCTURA DE GRUPO a nen un impacto diferente, sobre la relacién, que aquellos otros susceptibles de poner en entredicho el consenso fundamental. Asi, en la relacién matrimonial, un con- flicto sobre si la procreacién es 0 no deseable, tiene sus implicaciones el acuerdo bisico consensual acerca de los propésitos mismos de Ja relacién aludida. Se puede esperar que este tipo de conflicto tenga un impacto mis profundo sobre la relacién que un conflicto relativo a proyectos particulares de vacaciones, o a la distribucién del presupuesto familiar. Tal distincidn, entre conflictos sobre asuntos de prin- cipio y conflicts sobre problemas que presuponen la adhesién al mismo principio bisico, se Ievé a cabo hace niucho tiempo en Ia teorfa politica, aunque ha sido rela- tivamente olvidada en el estudio de otras esferas de la accién reciproca humana. Asi, José Ortega y Gasset, co- mentando De Republica, de Cicerén, escribe: Lejos de representarse Ia vida piiblica como una exis tencia hechas sélo de dulzores y ternezas, Cicerén ve en las “disensiones civil misma en que s¢ funda ¥ de que emerge Ia salud del Estado... Las luchas civiles —habla leido Gicerén en Aristételes— se producen por ‘que los miembros de una sociedad disienten, esto es, porque tienen opiniones divergentes sobre los asuntos piiblicos. La cosa resulta bastante perogrullesca. Pero hemos visto que esta disensién ¢s, a la ver, supucsto de todo perfeccions- miento y desarrollo politico, Por otra parte, es evidente ‘que una sociedad existe gracias al consenso, a 12 coinciden- cia de sus miembros en ciertas opiniones tiltimas. Este consenso 9 unanimidad en el modo de pensar es 1o que Gicerén Hama “concordia” y que, con plena nocién de lo, define como “el mejor y mis apretado vinculo de todo Estado”, Gémo se compagina lo uno con lo otro? Muy facilmente, si imaginamos el cuerpo de las opiniones que alimentan Ja vida de un pueblo constituido por una serie de estratos. Divergencias de opinién en Jos estratos super- ficiales o intermedios producen disensiones benélicas, por- 8 CONFLICTOS INTERNOS Y ESTRUCTURA DE GRUPO que las luchas que provocan se mueven sobre la tierra firme de la concordia subsistente en los estratos mis pro- fundos. \La diserepancia en Jo somero no hace sino con- firmar y consolidar el acuerdo en la base de Ja convivenci Esas contiandas ponen en cuestidn ciertas cosas, pero no ponen en cuestién todo, Supongamos que, por el contra: rio, Ia disensién ega a afectar a los estratos bisieos de las opiniones que sustentan witimamente 1a solidaridad del cuerpo social: quedara éste tajado de parte a partes Un punto de vista similar anima el pensamiento po- Itico moderno. John Stuart Mill afirma que es posible superar tiempos turbulentos, sin un debilitamiento per- manente de la estructura politica, tinicamente si “por muy importantes que sean los intereses acerca de los cuales tuchan los hombres, el conflicto no afecta los principios fundamentales del sistema de unién social”. La distincién entre los conflictos que afectan las ba- ses del consenso y aquellos otros que se desarrollan den- tro del consenso mismo abarca parte del terreno comin a la ciencia politica desde Aristételes hasta la teoria po- Utica moderna, Aunque, como se ha dicho, otras ciencias sociales no han captado tan claramente esta distincién, varios sociélogos la han reconocido. George Simpson, en una de Jas pocas discusiones contemporineas recaidas sobre las funciones positivas e integradoras del conflic- to, distingue entre lo que, siguiendo a Robert Maclver, Hama conilictos comunales y no comunales: “El conflicto no comunal se suscita cuando no hay unidad de objeti- vvos, entre los partidos, en relacién al conflicto, 0 cuando estos partidos creen que no se pueden descubrir objetivos comunes de ningiin género, de manera que se pueda Ile- gar a un compromiso.” “El conflicto no comunal se con- sidera como destructor y divisionista. El conflicto comu- nal, verbigracia, el basado en una aceptacién comin de los objetivos fundamentales, es, por el contrario, inte- grador.” “Cuando los hombres saldan sus diferencias — ' \ CONFLIGTOS INTERNOS Y ESTRUCTURA DE GRUPO sobre la base de la unidad, sobrevendré un conflicto co- munal; cuando establecen su unidad sobre estas diferen- cias, sobrevendra un conflicto no comunal.”” «No obstante, la distincién que hacen Ortega y Gas- set, Mill y Simpson nos servira de muy poco a menos que podamos indicar bajo qué condiciones se presume que los conflictos asumirdn el carécter extremo que esos autores subrayan, La misma interdependencia de grupos ¢ individuos en la sociedad moderna reprime en cierta medida la ten- dencia a escisiones fundamentales. JLo que Durkheim dijo del individuo en una sociedad de solidaridad orgé- nica, se aplica igualmente a los grupos: de la misma ma- nera que cl individuo “depende de la sociedad, porque depende de las partes que la componen”,* también los grupos, debido a su interdependencia, ayudan a mante- ner el sistema social dentro del cual funcionan. En gene- ral, la divisién del trabajo crea la interdependencia y, por tanto, ejerce presién contra escisiones radicales respecto al sistema. Como ha sefialado Wilbert Moore, * la mayoria de Jos sindicatos norteamericanos reconocen depender de la permanente supervivencia de los negocios. Un recono- cimiento similar de la dependencia, dice, sustenta todas las relaciones antagénicas, verbigracia, entre Ia Iglesia y ¢l Estado, la familia y la escuela, cuyas funciones son separadas e interdependientes. Ahora bien, la interdependencia, aunque es un freno a Ia tendencia hacia un rompimiento radical con el sis- tema, no es un obsticulo a las diferencias de incereses que conducen al conflicto; al contrario, a mayor interde- pendencia, mayor centralizacién de la atencién en las cuestiones de ventaja relativa. Como ha dicho E, T. Hilller: Ia cooperacién conduce a la dependencia, y el abandono de la cooperacién proporciona a cada partido Jos medios de coercién y mutuo antagonismo.!* 86 CONFLICTOS INTERNOS ¥ ESTRUCTURA DE GRUPO Asi, la interdependencia es al mismo tiempo un freno al rompimiento del acuerdo consensual, y una base para cierto tipo de conducta conflictiva que no propende a tener consecuencias desintegradoras. La interdependencia frena las escisiones fundamenta- les. De esto no se concluye que la intimidad proporcione represiones similares, porque la interdependencia funcio- nal no estd asociada con Ia intimidad de las relaciones. Pareceria que la verdad est en el punto opuesto. Si las relaciones son intimas, como ya advertimos, existe una tendencia hacia el conflicto y, siempre que éste estalla, seri particularmente intenso. Podemos ahora agregar que tales conflictos intensos, lo mas probable es que afecten el acuerdo consensual bisico. En verdad, esto parece ser a menudo el caso en los grupos cerrados. {No podemos esperar, entonces, que los grupos con nexos de organizacién no muy firmes, aquellos en que los miem- bros participan en forma fragmentaria, no con toda su personalidad, estén menos abocados a experimentar con- flictos intensos que conduzcan a la desorganizacién? Su- puesta uma participacién fragmentaria, la misma multi- plicidad de conflictos tiende a evitar Ia ruptura del consenso, Edward Alsworth Ross ha sugerido, por ejem- plo, que: ‘Toda clase de conflicto social interfiere alternativamen- te en la sociedad con los de otra especie... a menos que ‘us Tineas de ruptura coincidan; en este caso se refuerzan entre si... Estos diferentes antagonismos cn Ia sociedad son como series de ondas en las margenes opuestas de un lago, que se neuttalizan mutuamente si la eresta de una coincide con el seno de Ja opuesta, pero se fortalecen una a otra si Jas crestas coinciden entre si, y los senos también. .. Por tanto, una sociedad sometida a influencia de una do- cena de puntos de vista contradictorios, sobre lineas que se desplazan en todas direcciones, puede verse en menor peligro de ser desgarrada por la violencia o desintegrarse en CONFLICTOS INTERNOS Y ESTRUCTURA DE GRUPO 8 que una sociedad que se encuentre dividida slo en un sentido, En efecto, cada fisura contribuye a estredhar tas vupturas transversales, ast que podemos decir que la socie- dad se agrupa a través de sus contlictos internos.!° Fata idea merece ulterior comentario, porque parece implicar un discernimiento que amplia la afirmacién de Simmel, seguin la cual el conflicto realiza funciones posi- tivas, La estabilidad dentro de una sociedad con una estructura no muy coherente, que a menudo se identifica erréneamente coh la ausencia dle conflicto, se puede con- siderar parcialmente como el producto de la continua incidencia de diversos conflictos entrelazados. La estabi- lidad, verbigracia, de las estructuras burocriticas, puede ser explicada en parte por el hecho de que la multiplici- dad de conflictos (entre los distintos departimentos y oficinas, lo mismo que entre los diversos jefes de éstos cen sus diferentes ramas) impide la formacién de un frente tinico (por ejemplo, entre los diferentes grados de la je- rarquia) . Si, por otra parte, un conflicto escinde un gru- po, dividiendo sus miembros en dos campos antagénicos —y 60 es mis probable que ocurra entre grupos cerra- dos—, una sola ruptura probablemente pondra en entre- dicho el acuerdo consensual basico, amenazando, de esta manera, la existencia del grupo." ‘Acaso una de las razones de la ausencia relativa de “lucha de clases” en los Estados Unidos sea el hecho de que el trabajador norteamericano, en lugar de res- tringir su lealtad a los grupos y asociaciones que propug- nan la Iucha de clases, se adhiere a varias asociaciones y grupos que lo representan en conflictos diversos con di- ferentes grupos religiosos, étnicos, politicos y de posicién social, Como las lineas de conflictos entre todos estos grupos no son convergentes, las escisiones, de acuerdo con los intereses de clase, no atraen el total de las ener- gias ni implican, por tanto, la fidelidad del trabajador a una sola area de conflicto. La relativa estabilidad de la 88 CONFLICTOS INTERNOS Y ESTRUCTURA DF GRUPO estructura de clases en los Estados Unidos (en compara- cién con las estructuras europeas) y el fracaso de los in- tentos del marxismo —o del sidicalismo sorelista— para hacer que el trabajador norteamericano rompa su lealtad a asociaciones de tipo no clasista, parece confirmar esta observacién. Asimismo, mis de una sociedad profesional parece que debe parte de la estabilidad de su estructura al hecho de que, aunque legue a incluir diversos puntos de vista que difieren enormemente, éstos se “anulan” entre si, porque no se acumulan en torno a un problema central {Si los genetistas norteamericanos se dividieran en parti- darios de Mendel y Weismann por un Ido y de Lysenko por otro, ello no anguraria nada bueno para la estabili- dad de su organizacién profesional! En los Estados Unidos uno de los argumentos tradi- cionales de los protestantes, en contra de los catdlicos lo mismo que en contra de los comunistas, es precisamente que estas organizaciones tratan de captar toda Ia lealtad de sus miembros, aislindolos de los conflictos habitual- ‘mente entremezclados en la sociedad norteamericana* La idea fnndamental de Ross puede ser ahora escla recida nuevamente, Se acepta que los individuos se afi- ian a muchos grupos en una sociedad donde, afirma Ros, la inextricabilidad del conflicto tiene funciones es- tabilizadoras. Pero la sola afiliacién multiple no daria por resultado las consecuencias que Ross sefiala, Si los miembros de una sociedad tuvieran intereses que se for- taleciesen mutuamente, las afiliaciones multiples, en lu- gar de entremerclarse entre si, a la postre se consolidarfan en escisiones fundamentales. Unicamente si existen nu- merosos intereses antagdnicos, pero diversificados, se evi tar probablemente la consolidacién de un manojo de afiliaciones, y se mantendr fragmentada la participacién. Esto plantea un problema que casi. ha sido olvidado en la teorfa socioldgica actual, La afiliacién milltiple y on CONFLICTS INTERNOS Y ESTRUCTURA DE GRUPO las fanciones conflictivas han sido consideradas primor- dialmente, cuando no en forma casi exclusiva, como una fuente de conflictos psiquicos para los individuos que, segiin se dice, estdn desgarrados en lealtades incompa- tibles. ‘Tales conflictos internos, como los que surgen de Ja afiliacién a una Iglesia y a una comunidad de hom- bres de negocios, de la afiliacién a los grupos primarios y a las organizaciones burocriticas, han sido examinados detalladamente. Sin embargo, el anilisis sociolégico (como algo distinto del sociopsicolégico) no debe inte- resarse principalmente en la aparicién de tensiones inter- nas entre los afiliados en lo individual, sino, sobre todo, en la significacién de los conflictos de grupo y de ads- cripeién a grupos, respecto a la estructura en general. Este modelo de afiliaciones miiltiples de grupo, con inte- reses y valores contradictorios, puede ser examinado provechosamente en términos de su significado funcional para la estructura de la sociedad. Si rastreamos las pistas proporcionadas por Simmel y Ross, Hegamos a la conclu- sién de que las afiliaciones multiples de grupo, de los individuos, conducen a la multiplicidad de conflictos, entremezclados en la sociedad. ‘Tal participacién frac- Gionaria puede dar por resultado, entonces, cierta clase de mecanismo equilibrador, que impide la aparicién de profundas fisuras sobre un solo eje. {La interdependen- cia de los grupos antagénicos y la milltiplicidad de los conflictos no acumulables proporcionan un impedimen- to—aungne, par supuesto, no el tinico—, contra la rup- cura consensual bdsica de una sociedad abierta. | Los sistemas rigidos, tales como las sociedades tota- litarias contemporneas, pueden tener éxito, como antes indicamos, al canalizar parcialmente los sentimientos hos- tiles a través de instituciones que sirven como valvula de escape, tales como el antisemitismo y Ja xenofobia. Sin embargo, la carencia de mecanismos de reajuste, para las condiciones cambiantes, permite Ia acumulaci6n de posi- LICTOS INTERNOS Y ESTRUCTURA DE GRUPO ge CONT bilidades de conflieto y, por tanto, de antagonismos que a la postre pueden amenazar directamente el acuerdo consensual, [Por el contrario, los sistemas flexibles, que permiten Ja exteriorizacién del conflicto, hacen mas remoto el pe- ligro del rompimiento del convenio consensual. Si tal es el caso, la expresién y exteriorizacién de los sentimien- tos hostiles, por medio del conflicto, conducen a un aco- modo mutuo y unilateral, y a ajustes entre las partes in- tegrantes. [Los canales institucionales para Mevar hasta sus il- timas consecuencias tales conilictos, parecen constituir tun importante “mecanismo equilibrador” en una so- ciedad. (Las variables relaciones de fuerza que se revelan ten los cOnflictos y a través de ellos, entre distintos gru- pos, pueden ser regulados mediante continuios ajustes, de tal manera que continiien siendo lo bastante flexibles para xesistir Jas tensiones internas. Consecuentemente, tn tales sistemas flexibles el peligro de conflictos que alteren el consenso general se reduce a un minimo. Nuestras conclusiones con respecto a las funciones del conilicto en las sociedades y en las relaciones menos complejas son similares en lo fundamental; Las relacio: nes fntimas, aunque proporcionan frecuentes oportuni- dades para que surjan conflictos, manifiestan tendencias hacia Ja represién de ellos. Si los conflictos aparecen a pesar de la represidn, tienden a desorganizar las relacio- hes, porque probablemente asumirén una intensidad eculiar, como resultado de la participacién integral de |a personalidad, y de la acumulacién de Ia hostilidad re- primida, Asimismo, las sociedades que exigen ta parti- ipacién total de sus miembros temen y reprimen el con- flicto, pero se ven amenazadas por el peligro de brotes catastroficos. Sin embargo, las socicdades pluralistas ¢s- tablecidas sobre la base de una afiliacién multiple de grupo, tienden a “integrarse” en virtud de los conflic- — CONFLICTOS INTERNOS Y ESTRUCTURA DE GRUPO gs j tos miiltiples y multiformes que surgen con lbs. grupos | en los que las personalidades de los aniembros participan | sélo fragmentariamente. ‘Ahora podemos decir que los sentimientos de ene- mistad no siempre necesitan ser desviados 0 dan por re~ sultado la ambivalencia si el grupo o la sociedad ha de mantenerse. Lejos de trastornar la relacién fundamen- tal, la expresién directa de Jos sentimientos de enemistad puede convertirse en una fuente de integracién, sila par- ticipacién de los individuos es fragmentaria y no total. La ambivalencia o el desplazamiento ocurririn mucho mis a menudo cuando la relacién sea intima y los participan- tes teman que cualquier ataque amenace inmediatamente las bases mismas del consenso. El descontento que se expresa donde y cuando surge, que no se deja acumular y ser canalizado hacia una ruptura importante, ayuda a mantener la sociedad o grupo. La proposicién de Simmel puede ser ahora reformu- Jada de la manera siguient El conilicto puede servir para eliminar los elementos divisionistas y restablecer la unidad. En la medida en que el conflicto significa el relajamiento de la tensién entre los antagonistas, lena funciones estabilizadoras y se convierte en un componente integrador de la relacién. Mas no todos los conflictos son positivamente funcionales para la relacién, sino solamente aquellos que conciernen a las metas, valores o intereses que no contradicen los supuestos bisicos sobre los cuales se establece la relacién. Los grupos con una estructura no muy coherente y Tes sociedades abiertas, al permitir los conflictos, establecen salvaguardas contra el tipo de conflicto susceptible de poner en peligro el consenso fundamental y, por tanto, disminuird el peligro de divergencias que afecten los va- lores esenciales, La interdependencia de los grupos anta- gonicos y la inextricabilidad de los conflictos en tales 92 CONFLICTOS INTERNOS ¥ ESTRUCTURA DE GRUPO sociedades, que contribuyen a “dar cohesién al sistema social”, por eliminacién reciproca de los conflictos, im- pediran la desintegracién a lo largo de una linea primor- dial de ruptura. La siguiente Proposicién tratard una ver mds la re- lacién entre el conflicto y la estructura del grupo, pero introducira un factor adicional, a saber, la estabilidad de Ja relacién, Propostcion 8: El conflicto como indice de la estabilidad de una relacién, EI hecho de que nunca se dé oportunidad para que surjan conflictos, de ninguna manera es sintoma de un afecto profundo y verdadero... Por el contrario, esta con- ducta a menudo caracteriza aquellas actitudes que no im- plican una devocién fundamental ¢ incondicional. .. La inseguridad con respecto a la base de tales relaciones mue- ve, a menudo, a quienes desean mantener Ia relacién a cualquier precio, a actuar con un desprendimiento exage- rado, al aseguramiento casi mecénico de la relacién sosla- yyando los principios y evitando todo posible conllicto. En cambio, cuando estamos ciertos de lo irrevocable y franco de nuestros sentimientos, esa paz a ultranza no es neces ria. Sabemos muy bien que ninguna crisis puetle abrirse paso hasta 1a bases mismnas de la relacién? El argumento de Simmel, en esta Proposicién, esta fin- cado en la afirmacién de que la ausencia de conflicto no ¢s indice de estabilidad fundamental. No se afirma en ese postulado que la presencia del conflicto forzosamente revela una inestabilidad bésica, sino solamente que, dada la presencia de sentimientos hostiles en una relacién, es- tos sentimientos es mis probable que se expresen en un conflicto si esa relacién es estable. Asf, Simmel sugiere que los sentimientos hostiles.ge- nerados dentro de las relaciones estén mas abocados a CONFLIGTOS INTERNOS Y ESTRUCTURA DE GRUPO 95 expresarse si los participantes tienen conciencia de su estabilidad, porque en este caso tenderan a expresar Li bremente sus sentimientos. Sin embargo, si la relacién esté establecida de tal manera que los participantes teman Ja ruptura del vinculo si ocurre un conflicto, tenderin a reprimir 0 a desplazar los sentimientos hostiles. La suposicién més generalizada en la afirmacién de Simmel toca un punto central en el método sociolégico. Simmel pretende que es necesario indagar en Io més pro- fando de las manifestaciones de la conducta, para descu- brir todo el alcance de la realidad social, De este modo, de_ acuerdo con Simmel, la ausencia de conflicto en una te- lacién no puede tomarse como sintoma de que la rela- cidn es estable y segura, 0 que se encuentra libre de ten- siones destructoras en_potencia, Debemos interesarnos en los elementos latentes y manifiestos dentro de una relacién, para descubrir analiticamente todo su signi- ficado. Si estamos interesados en saber si una relacién es ¢s- table, Simmel sugicre que no es suficiente investigar si los elementos del conflicto son ostensibles, porque la au- sencia misma de manifestaciones de conducta conflictiva no puede servir como indice de la ausencia de tensién y sentimientos hostiles. Tomemos un ejemplo concreto: seria imprudente concluir, de la ausencia de conflicto en las relaciones ra- ciales, que existe un ajuste interracial. La ausencia de conflicto entre negros y blancos en el Sur de los Estados ‘Unidos, en contraste con los frecuentes conflictos en mu- chas ciudades del Norte, ha sido tomada como fndice de que las relaciones entre negros y blancos son mas estables en el Sur. ‘Tal conclusin parece injustificada, La ausen- cia de conflicto no indica la ausencia de sentimientos de hostilidad y de antagonismo y, por tanto, de elementos de tensidn y de mala integra Con todo, Simmel no se limita a efectuar esa distin- 91 CONFLIGTOS INTERNOS Y ESTRUCTURA DE GRUFO cidn entre Ia apariencia y Ja realidad social, Nos propor- ciona una pista util para deducir las condiciones sub- yacentes de la condueta. Contrariamente a lo que el sen- tido comin podria indicar, Simmel asegura que en las relaciones intimas donde, como hemos visto, probable- mente se hacen presentes los sentimientos hostiles, la ausencia misma de conflicto podria ser tomada como in- dice de la existencia de elementos de tensién subyacen- tes, Afirma Simmel que si los participantes en una rela- cidn intima la consideran débil, si sienten que los nexos de unién no pueden resistir 1a expresién de sus senti- mientos de hostilidad, y temen que la relacién se resque- braje, procurardn evitar la expresién de sentimientos, hostiles, Las proposiciones anteriores han sefialado el hecho de que én el caso de relaciones intimas ¢s probable que surjan muchas oportunidades de conflicto, Llegamos entonces a la conclusién de que la causa de que scan re- lativamente raros conflictos reales en este tipo de relacio- nes, parece ser debida al hecho de que los participantes, temiendo la intensidad del conflicto como resultado de Ia intimidad de su convivencia, tienden a evitar su acac- cimiento. Podemos ahora considerar la probabilidad del acae- cimiento de conflictos, en este tipo de relaciones, como {indice de su estabilidad. Si las relaciones son estables, y si, en otros tétminos, los participantes no consideran que 1 conflicto: las haga peligrar, es probable que éste surja entre ellos. La peculiar intensidad de los conflicts cuando las relaciones son fnitimas, resulta, segiin se dijo, de la acu- mulacién de hostilidad. Podemos agregar ahora que si, iendo intimas las relaciones, cada ocasién de conflicto ‘conduce 2 manifestaciones inmediatas de hostilidad, y no a la snpresion de ella, no se produciré Ia acumulacion, y Jas relaciones no patentizardn la ambivalencia de los sen- t CONFLICTOS INTERNOS Y ESTRUCTURA DEGRUPO 5, ;timientos, a la cual nos referimos en Ja Proposicién 5, ni ‘Ia intensidad discutida en la Proposicién 6. ‘La idea de Simmel puede ilustrarse haciendo refe- rencia a investigaciones comiinmente realizadas en el campo de las relaciones familiares. El andlisis de la pre- diccién en el matrimonio contempordneo se basa funda- mentalmente en Ia incidencia de conflictos (segiin infor- macién de la pareja o de observadores extraiios) como criterio para predecir el éxito 0 el fracaso del matrimo- nio2* En estudios de este tipo se lega generalmente a la conclusién de que un matrimonio acosado por nume- rosos conflictos es menos probable que perdure, que aquel otro respecto al cual no se tiene noticia de conflicto alguno. Siguiendo las Iineas directrices expuestas por Simmel, debemos suscitar dos dudas principales concer- nientes a dichos estudios: 1) @Podemos suponer que la ausencia de conflictos est4 forzosamente relacionada con la ausencia de sentimientos hostiles, y que, por tanto, in- dica un ajuste estable de la pareja? 2) El acaecimiento de conflictos maritales, en determinadas circunstancias, dada la probabilidad de que se produzcan sentimientos hostiles en las relaciones {ntimas del matrimonio ¢podrfa indicar la firmeza, y no la debilidad, de las rclaciones en- tre los interesados? En otras palabras, zno serfa aceptable esperar mayor integracién y estabilidad de las relaciones maritales cuando ocurran algunos conflictos? La exis tencia de conflictos puede indicar que los participantes no eluden la expresién de sus sentimientos hostiles; y no temen que semejante conducta debilite la estabilidad de sus relaciones.®* Refiriéndonos ahora a relaciones de tipo secundario, advertimos que cuanto se ha afirmado respecto a los gru- pos primarios, se aplica @ fortiori en este otro caso. En las relaciones secundarias se produce el conflicto, pero como éste tiende a contener vinicamente segmentos de 1a personalidad de los participantes, tiende a ser menos in- 98 GONFLIGTOS INTERNOS ¥ ESTRUCTURA DE GRUPO tenso y no Ilega a poner en peligro el acuerdo consen- sual bisico entre ellos. Ya se dijo que las sociedades integradas por grupos multiples se benefician con los conflictos inextricables que surgen entre ellos, Si acep- tamos esta afirmacién, se deduce que, en tales sociedades, el conflicto, lejos de constituir un indice de desequili- brio, es en si, un indice de que funciona un mecanismo equilibrador. Por via de ilustracién consideremos el caso de con- flictos entre grupos raciales. Tales conflictos pueden ser tomados, en ciertas condiciones, como indice de una me- jor integracién por parte del grupo minoritario, dentro de la comunidad en su conjunto. Un grupo minoritario que, aunque ligado al grupo mayoritario, sienta que el nexo de unién es inestable, careceri de la firmeza nece- saria para provocar hostilidad en un conflicto, En vez de esto, tenderd a suscitar, con respecto al grupo mayo- ritario, sentimientos ambivalentes, en los cuales se mez- clan sentimientos positivos de admiracién y respeto, con otros de animadversién y odio En la medida en que los miembros del grupo minoritario susciten conflictos con el grupo mayoritario, podemos inferir que lo hacen por- que se sienten suficientemente seguros, en sus relaciones con dicho grupo, para aceptar cierto riesgo, y que juz- gan el nexo consensual que les une, suficientemente fuer- te para contrarrestar el antagonismo" Un estudio de las actitudes de los negros en el ejér- cito, durante la tiltima guerra, revela que mostraban tina actitud mis positiva hacia el conflicto bélico, y una me- jor disposicién a entrar voluntariamente en combate, aquellos que mostraban tendencia més militante en el Ambito de las relaciones raciales* Para citar otro ejemplo, ciertos estudios relatives a asociaciones volumtarias nos revelan que los miembros mds preocupados por el logro de las metas y propésitos de grupo, no sdlo son los que con mayor probabilidad pascal > | } I CONFLICTOS INTERNOS ¥ ESTRUCTURA DE GRUPO gy concurren a las reuniones, sino que siendo, ademis, los que manticnen un lazo estable con la organizacién, tien- cen a ser los que més probablemente provoquen conflic- tos con la direccién del grupo.” Los conflictos frecuentes en asociaciones de esa natu- raleza, lejos de indicar necesariamente su inestabilidad, pueden significar, por el contrario, que una proporcién relativamente elevada de asociados, se interesan. real- mente en la vida del grupo. La proposicién de Simmel puede ser reformulada como sigue: La ausencia de conflicts no debe tomarse como in- dice de la firmeza y estabilidad de las relaciones. Las ‘relaciones estables_pueden estar caracterizadas por una conducta conflictiva, La intimidad da origen a frecuen- tes ocasiones de conflicto, pero siempre que sus relaciones sean tenues, los participantes lo evitarén, temerosos de poner en peligro Ia continuidad de las relaciones. Cuan- do las relaciones intimas estin caracterizadas por frecuen- tes conflictos mas bien que por la acumulacidn de sent mientos hostiles y ambivalentes, podemos hallar una justificacién con tal de que dichos conflictos no afecten al consenso bisico, considerando estos frecuentes conflic- tos como fndice de la estabilidad de las relaciones. En cuanto a las relaciones secundarias, donde por lo pronto podriamos esperar razonablemente que los con- flictos sean, relativamente, menos intensos, debido a la participacién fraccionada de los interesados, Ia presencia del conflicto puede juzgarse como indice del funciona- miento del mecanismo equilibrador. Las siguientes pro- posiciones se referirin principalmente a la relacién fun- cional interna ante el conflicto con otros grupos, pero todavia tendremos ocasién de analizar ciertos problemas relativos al conflicto dentro del grupo mismo.

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