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ANALISIS E INVESTIGACION ANALISIS TEMATICO Réquiem por un fin de siglo Luz Rodriguez Carranza Las referencias crecientes a Borges en los discursos més jerarquizados de las ciencias humanas en los tltimos diez afios, no solamente en el terreno de la es- ‘ética, sino particularmente en el de la fi- losofia posmoderista,' manifiestan cla- ramente que las barreras entre las onto- logias «serias», dignas de se dicas» o fiecionales han caido tan estre- pitosamente como el muro de Berlin: y tan evidente como esta desaparicién re- sulta la de las fundamentaciones ideol6- gicas de la guerra fra, Si relaciono aqui estas dos constantes discursivas contem- pordneas es porque, a mi juicid, ambas se encuentran ya como propuestas epis- temolégicasen los textos borgeanos bajo Ja forma de una dialéctica de la ambigiie- dad y de la duda, y explican quizés la ‘consagracién indiscutible del pensador argentino en los centros hegeménicos de lacultura occidental En lo que se refiere ala primera cons- ‘ante, varios especialistas contemporé- ‘eos han sefalado ya que no hay ningu- na diferencia ontol6gica entre una nove~ 1a, un texto filos6fico, una erénica que se pretende histérica 0 una biograffa. To- dos mediatizan el mundo con el propési- to de hacerlo significa: si cada explica- ‘cin, cada representacién de la realidad 5 una version, todo es ficticio todo es un aspecto de la verdad. Lo que difiere es la actud de autores, lectores ¢ instituciones frente als textos, como di- fiere también frente a otros fenémenos culturales: para las rligiones, los mitos, Y los juegos, por ejemplo, se aceptan sin discusién dos contextos de referencia, tuno que es vélido dentro de las conven cciones internas del sistema y otro, exte- rior, que lo invalida sin conflicts. Algu- nos de estos sistemas de creencias, sos- tiene Pavel (1986), son considerados verdaderos o reales por una cultura, y cupan un lugar central en su sistema ‘ontol6gico; otros, no insttucionalizados, se sitéan periféricamente. Son aquellos ‘modelos que no pretenden estar regidos por las condiciones de verdad canoniza- das, que se proclaman falsos: una zona libre, frecuentemente habitada por ant ‘guas «verdades» descartadas, formid bles campos de entrenamiento para la hi- pétesis. En los sistemas culturales hay tun planning ontol6gico organizado que levarrr -2bn/ 19 G3 evita las colisiones: lo que es verdadero el domingo en misa no lo es necesaria~ mente, para todos los feligreses, en el cine por la tarde. La configuracién pue- de variar, claro est y el sistema perifé- rico puede volverse norma: esta posibi- lidad causa muchas desgracias cuando hay planning mal organizados, que pro- vvocan un «stress ontolégico: los cre- yyentes consideran que pueden imponer ‘sus propias convicciones al resto de la sociedad. El caso del Quijote es prototl- pico, pero los periédicos estén lenos de casos semejantes, mucho més dramé- ticos. Triunfante o perseguida, Ia ficcidn es utilizada como una propuesta cognitivae interpretativa del mundo que se protege bajo la clandestinidad de la periferia, del juego y de la gratuidad: pero no deja en absoluto por ello de generar conocimien- to 0 accién, ni de participar poderosa- ‘mente en Ia configuracién de las ideas hhegemsnicas, sobre todo en sus transfor- ‘maciones mds revolucionarias. Y es aqui donde puede hablarse de la segunda constante de cierto discurso contempo- rineo que redescubre con entusiasmo a Borges: Ia eliminacién deliberada de las ‘oposiciones y de la polémica ideol6gica, La metéfora més apreciada por el pos- modemismo es, sin duda alguna, la de ‘Tl6n: todas las representaciones de la rea- lidad, todos los sistemas elaborados por los hombres, son imaginarios. La denun- cia de los Grandes Relatos de la historia y, al mismo tiempo, de su efecto sobre la realidad es la base del esceptitismo y del abandono de la lucha por la realizacién de cualquiera de esos sistemas. Todas las afirmaciones «extraliterarias» de Borges pueden leerse en este sentido, y coinci- den en Ifneas generales con la posici6n de Sur en los afios cuarenta, tal como la analizaron Alejandro Losada (1985) y John King (1986). En un mundo dividido entre faseismo y marxismo, Sur defendia una posicién basada en el pacifismo de Huxley y el ppersonalismo de Mounier, que fue des- crita muy claramente por un adversario licido de la época, el obispo Franceschi, desde las paginas de la revista catdlica Criterio: La orientacién general de Sur(..J es. sino cerramos (| hacia una moral desvinculada de todo credo orgénico, hacia un Estado, no digo ‘que antirreligioso, pero sfareligioso hacia for. ‘mas polfico-socales de un democrats libe- rl intenso vecino del radical-socialismo ran (65 [Criverio (23 de septiembre, 1937), 78}. Esta orientacién se manifests mucho més claramente durante la segunda guerra mundial. Argentina se mantuvo fuera de la Conferencia de Rio en 1942, adoptando una politica de neutralidad 142/143 ANTHROPOSI87 ANALISIS TEMATICO. ANALISIS E INVESTIGACION con argumentos nacionalistas en los que se perfilaba ya un discurso fascista cre- ciente: Sur se pronuncié decididamente «favor delos Aliados. La actitud de inte- gracién norteamericana habia cambiado de téctica, dirigiéndose hacia la esfera cultural, y encontré en el grupo de Vic- {oria Ocampo los interlocutores ideales: el apoyo a la causa dé los Aliados fue para ellos, como lo afirmé Borges, la Unica actitud civilizada posible. Se sub- sidiaron asf, por medio de la Oficina para | Coordinacién de Asuntos Interameri- anos, frecuentes contactos y conferen- cias que insistieron, dice King, «en la ne- cesidad de relaciones culturales para lo- ‘rar una utopfa liberab> (King, 96). Resulta particularmente interesante, fen este marco, analizar algunos textos bborgeanos: pero NO porque respondan ‘mecénicamente a la ideologia del grupo de Sur (aunque Borges haya contribuido Poderosa y explicitamente a perfilarla) sino, por él contrario, por su AMBIGUE- DAD al respecto, Esta ambigtiedad, pre- cisamente fue posible en el terreno de la ficcién: y mientras el discurso filoséfico ¥ politico de Sur fracas6 rotundamente y Se extingui6 en los afios sesenta, la poli- valencia y las contradicciones ‘borgea- nas, combatidas politicamente tanto por la izquierda —que habfa olvidado rdpi- damente el apoyo combativo de Sur a la Republica espaitola— como por la dere- cha —que no le perdonaba sus ironias Fespecto a ciertos tabties—, se impusie- ron en el modelo triunfante de la nueva ‘novela latinoamericana y, posteriormen- te, en la consagracién dela critica euro- pea y norteamericana, Hay, sin embargo, luna contradiccién que resulta aparente- mente inconciliable, a mi parecer, entre la idea de «progreso», que supone una evolucién sin rupturas hi catdstrofes, rei- terada en las declaraciones de Borges y cen algunos ensayos, y Ia permanente busqueda, en muchos de sus textos, de las rafces de Ia violencia. De lo que no ccabe ninguna duda, en cambio, es del si tio que Borges mismo escogié para si- tuar cada una de esas Iineas de pen. samiento. Mientras sus afirmaciones «civilizadas» estaban destinadas asus opiniones publicas y a las explicaciones en posdatas 0 en epigrafes, reservé las otras, las oscuras, las mas profundamen: te ambigua, al teitorio esttico.Insis- ti6 asf hasta la exasperacién en que no pretendia sertomado wen serion, y man fest6 sus referencias por pensadores Que la configuracién filos6fica hispéniea de Ia época menospreciaba, como lo ilustra maravillosamente el escueto co. ‘mentario sobre Schopenhauer de Julién Marias en su Historia de la filosofia, pu. blicada en el mismo afio que la primera Parte de Ficciones: SB/ANTHROPOS 142/143 La filosoffa de Schopenhauer es aguda ei seniosa, con freeuenia profunds, expat ‘con grandes dotes de escritor y est animad por una feere y rica personalidad; pera sug Fundamentos metaisics sone escasa slidea, Y su inflyjo a llevado a muchos a perderse en iun trivia! diletantismo, impregnado de teos. fia literatura y «filosofia» india, donde quien se verdad se pierde ese sentido dela ilosofia (1941, 329}. Todos Ios lectores apasionados de Borges —con excepcién quizss de Jai- ‘me Rest (1976)— insistieron a su vezen el carécter exclusivamente lidico de su ‘manipulacién de las filosofias y de las diferentes teologias —como en otras pocas se invocaba la libertad del arte 0 Ja de la ciencia para evitares la hoguera muchos heresiarcas— para justficarsu inreverencia con los discursos oficiales, sus apasionamientos por lo indefendible, ¥ la Seduccién que ejercfan sobre él los monstruos trégicos de Ia historia. Subte- ‘nea, imperceptible y gradualmente, la ambiglledad borgeana modified, sin em- bargo, y sin quemarse en polémicas rel -iosas, ideoldgicas 0 politica, el paisaje del pensamiento occidental permitiendo ‘concebir la integracién de los opuestos no sélo en el campo de lo imaginario, sino en el de la descripeién de la reali. dad. Es, sin embargo, de un reduccionis- ‘mo absurdo pretender que lo que Borges 0 pasar» gracias a la ficein, fue un discurso liberal que hoy en dia se armo- nizarfa con el pensamiento hegeménico en Occidente. Intentaré describir por medio Deutsches Requiem, a mi juicioel mds misterioso y schopenhaueriano de ‘us cuentos, cémo la metéfora de Tldn se vuelve més compleja gracias a una pro. funda concepcién dialéctica de la lucha infinta del hombre y de la humaniéad contra sf mismos, y desestabiliza con una advertencia irénica y terrible cualquier ‘uefio contemporéneo de «fin de la histo- rian ode «fin de las ideologias». Un alemén nacionalsocialista, Otto Zur Linden, en a noche que precede a su eje- cucién, rememora el hilo voluntario de Su vida y desu lucha por la construceign del Tercer Reich, comparindola con la historia de Alemania y con la futura his- toria del mundo. Su camino ha implica. do las opciones més duras: no murté he. roicamente en el campo de batalla, sino {Que le toc6 vivir la agonta indecible de Raskolnikov: combatirse asf mismo, eli mminando en su propio interior al «hom. bre viejo», sus propias debilidades, la Piedad. Como responsable de un campo de concentraciGn, su prueba mds difieil fue la aniquilacién de un poeta judio, David Jerusalem, a quien admiraba pro: ANALISIS E INVESTIGACION fundamente. Esperando la muerte sin te- mor, la derrota de Alemania no le entris- tece, porque el nazismo ha impuesto su propio orden al mundo: es el mundo. ‘Ton, una vez. més, ha reemplazado a la realidad. La relacién entre ambas inter- aciones esté claramente delineada en In ePostdata de 1947», escrita, claroesté, en 1940: «Hace diez afios bastaba cual- (uier simetria con apariencia de orden —el materialismo dialéctico, el antise- ritismo, el nazismo— para embelesar a los hombres. {Cémo no someterse a Thin». Borges mismo declara a Burgin (1969) que Otto es una idea platénica del nazi. ‘Una segunda lectura del cuento, com- parindolo con Ein Deutsches Requiem de Brahms, confirma una vez mas esa in- terpretaciGn, Mientras el Requiem latino 5 una oracién por la paz de los difuntos {que esperan angustiados la terrible ame- naza del Juicio Final, Ein Deutsches Re- (quiem se dirige alos vivos para conven- cerles de que el fin de nuestra existencia terrestre no debe ser temido, ya que trae consigo la paz y la liberacién definitiva de todas las penas y las preocupaciones. Se trata de un verdadero canto de felici- dad y de serenidad absolutas: las trom- petas del Juicio estén despojadas de todo su horror, ¢ integradas como la sefal fe- liz y gloriosa de una vida nueva: «he aqui el misterio: no estaremos todos ‘muertos, pero estaremos todos transfor- ‘madosm. Es una oda de victoria, un canto exaltado al triunfo sobre la muerte: «Oh muerte, zd6nde esté tu aguijén? Oh se- pulero, zdénde esté tu victoria». Y, ade- los muertos podrin descansar en paz Fespecto a lo que dejan detris de si, po ‘que no desapareceriin del mundo de los vi : «jBienaventurados son ahora los ‘muertos! Si, dice el Espiritu, porque des- ceansan de sus trabajos y sus obras les se- uirdm» (Apocalipsis, XIV, 13). Zur Linden puede morir serenamente, Porque estd convencido de que el orden sofiado por el nacionalsocialismo ha triunfado, Sin embargo, en el epilogo de El Aleph Borges habla de un destino tré- ico: En la ultima guerra, nadie pudo anhelar ‘més que yo que fuera derrotada Alemania: nadie pudo sentir ms que yo lo trigico del destino alemdn (OC, 629) Se ha interpretado esta frase como la reivindicaci6n del espfritu alemén, de su ‘Brandeza, por medio de un personaje ci- vilizado, culto y artista, a quien su fe en el nazismo le impone la peor de las tortu- ‘as, La tragedia de su destino es, sin em- bbargo, mucho més profunda atin, porque se levescapa completamente al’ mismo ersonaje. Y es aqui donde, a mi juicio, ANALISIS TEMATICO. se tambalea la interpretacién univoca del ‘cuento. Borges, burlén, le yuxtapone la imagen de un animal: «Simbolo de mi vvano destino, dormia en el borde de la ventana un gato grande y fofo»: el ani- ‘mal, para Schopenhauer, no conoce ni angustia ni esperanza, vive el presente. Y este presente absoluto, de su indivi- dualidad, el de sus suftimientos, el de sui objetivos, le impide a Zur Linden re- flexionar sobre la universalidad de las afirmaciones de Parerga und Paralipo- [.-] todos los hechos que pueden ocurile 2 un hombre, desde el instante de su naci miemo hasta el de su muene, han sido pre Jados por él. Asi oda negligencia es deibe- ‘ada, odo casual encuentro una cit, toda hu- ‘millacién una penitencia, todo Fracaso una mmisteriosa victoria, 1ada muerte un suicidio {0.578}, Los subrayados son mios, porque se impone aqui reflexionar sobre otra racteristica de la obra de Brahms. Ein Deutsches Requiem es el primer ofici de difuntos escrito en lengua vulgar (ale- imi), pero no se trata en absoluto de la traduccién del servicio fiinebre tradi nal de la Iglesia cat6lica. El compositor ha escogido sus textos exclusivamente entre los versiculos de latraduccién de la Biblia de Lutero, pero es dificil incluso Considerar esta opcién como cristiana, ya que evita toda referencia a Jestis. Los textos provienen tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento y del Apocalip- sis, creando un mosaico de una significa- cién profunda: es una obra religiosa de espiritu universal, y nada en ella se opo- ne a las concepciones judias: se dirige a la humanidad entera y no implica ningu- ‘na denominacién individual. La primera persona que narra el cuen- tonos ha hecho olvidar que no se trata en 1 s6lo de UN réquiem alemén. El articu- lo ha desaparecido en el titulo borgeano. No se trata s6lo de los encuentros, las hhumillaciones, los fracasos o Ia muerte de Otto Zur Linden, o de los nazis, sino dde TODOS los alemanes: la vietoria no le Pertenece solamente al protagonista, o a {a idea del nazismo, sino también a Jeru- salem, ala Cébala, al arte y a la civiliza- ign. Las dos muertes del cuento son idénticas, aunque parezcan excluirse ‘mutuamente: ambas son deliberadamen- te buscadas, ambas son triunfales, ambas ‘on un suicidio. Sabemos cémo Zur Lin- den ha buscado la muerte: pero hay un Punto ciego en el texto, que omit la des- cripeién de la tortura suftida por el judio. La inevitable pregunta que impone este vacio nos destiza vertiginosamente en ‘una banda de Moebius infinita: zpor qué se suicidé David Jerusalem? Comprender este enigma central im- plica la interpretacién, no s6lo del nazis- ‘mo, ni de la tragedia del destino alemdin sino, como sefiala Zur Linden, de la his- toria de la humanidad. No pretendo it tan lejos, ni podria, desde luego, hacer- Jo, S6lo podré proponer como todo el mundo diferentes hipdtesis de lectura sugeridas, como siempre, por referen- cias intertextuales en Ia obra de Borges: fen este caso, las caracteristicas féusticas de De Rerum Natura de Lucrecio, den- tro del cuento, y las reflexiones sobre el suicidio fuera de él, particularmente en el andlisis del Biothanatos de Donne (OC, 700-702). Hiéroe de la capacidad y del saber de Ja humanidad:* Ia lectura idealizada del primer Fausto de Goethe transforma al personaje en tn héroe nacional, encana- ‘cin de la grandeza alemana, y la publi- ceacién en 1918 de La decadencia de Oc- cidente, de Spengler, tuvo un impacto ‘enorme en este contexto: su «hombre {féustico» es interpretado como el tipo del superhombre, cuya fuerza y grande- hacen de su voluntad de poder: seri identificado con el Aleman modemo y, sobre todo, con el prisiano. El nacio- nalismo germénico de la primera pos- guerra verd as{ una proliferacién de ««Faustos» en todos los géneros literarias y Zur Linden se siente destinado por tri- . El volver a escribir la misma h toria de otra manera no significa rep ducir el genio de Cervantes, sino ver «Todo hombre debe ser capaz de tod las ideas» (ibid, p. 59). Cuando Mig de Unamuno escribe su magnifico ens yo Vida de Don Quijote y Sancho loq hhace au manera, con su estilo, es volv arectear El Quijote. Esta bisqueda del universo en un li ‘se sintetiza, a veces, en una sola palab Asi, en la literatura del extraordinario pl neta Thin, «Hay poemas famosos cor puestos de una sola enorme palabra» ( ita p. 22). Borges vuelve a evocar es idea de que toda una poesta o, dicho « ‘otro modo, que toda la poesia se encuent en una sola palabra en su cuento «Undr ue forma parte de su Libro de arena, 1 Palabra undr, cuyo significado es l mo ‘vo de toda una busqueda através de mi tiples avemturas y peripecias por parte d protagonista, viene del antiguo norueg Y es Ia fuente etimol6gica de la palab inglesa wonder: ‘maravilla’. Si record: ‘mos que esta palabra estd emparenta ‘con el alemdn wunder3 que tiene los s: nificados de ‘milagro’, ‘maravila’, ‘pr digio', cuyo sentido primero es ‘io qt esté aparte’, lo que es particular’, es pos ble volver al sentido de ‘nico’ de una ues s6lo lo que es tinico es maravillos Borges atribuye a una monografia de Pi sre Menard la particularidad que él ya h ba observado en la literatura de Tin; ¢ efecto, Menard quiere «construirun voc:

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