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ROGER BARTRA | LAJAULA™ DELA MELANCOL{A IDENTIDAD Y METAMORFOSIS DEL MEXICANO grijalho ACERCA DEL AUTOR Roger Bartra pertenece a la llamada generacién del 68, Se for- ‘m6 como antropélogo en la ciudad de México durante los afios sesenta y se doctoré en la Sorbona en 1974, De origen catalin, hijo de padres perseguidos por el fascismo espafiol que se exiliaron en México, ha viajedo extensamente y hecho inves- tigaciones en diversas partes del mundo, desde Venezuela € Inglaterra hasta Estados Unidos y Francia. Su condicién plu- ricultural le ha permitido escribir libros sobre las mitologias europeas, como Las redes imaginarias del poder politico y EI salvaje en el espejo, lo mismo que ensayos sobre México, como Estructura agraria y clases sociales en México y el que tiene el lector en sus manos. Tocios estos libros han sido pu- blicados también en inglés. Roger Bartra es investigador en Ja Universidad de México, ha dirigido las revistas E! Machete y La Jornada Semanal y ha sido profesor visitante en las universidades norteameri- canas de California, Johns Hopkins, Rutgers y Wisconsin, Su libro Oficio mexicano, pubiicado también por Grijalbo, com- piementa y continia las reflexiones desarrolladas en La jaula de la melancotta, : | i indice PENETRACION «+++ : 15 1. Simutsero ... 21 2. El edén subvertido.... : 31 3. Progénesis. ...... ‘ 39 4. El luto primordial 5. Anfibologias 6. El tiempo sin sentido 7. Axolotiada 8. La muerte fill... 9. Xdlotl, el que no quer 10. EI héroe agachado . 11. El axolotéfago : 12, Hacia la metamorfosis. 13. Vulvam habet. ......- 14, La prole sentimental . 15. El bisturi patristico . 16. Almas quemadas 17. ¢Regreso 0 progreso?. 18. ;Tiene sentido ser mi 19, Génesis 20, Una pequedia revolucién privada. Fuga ve @): Ala chingada - EXPULSION. : - 187 Agradecimientos Bibliografia sobre México. ae Bibliografia general : oe i Indice analitico. 2.2... .6. eect ete ece ites 207 ii emcee 1» sus ruinas existan diciendo: de mil héroes la patria aqui fue. uorxoyau ap o72/4o ns anbuo. os SouorNopar se] ‘swaumelsodse 9p ommnd un opens ‘ued pepy fae ns “eiraEDSe By OxDq -PEPDIOOS BOP SO! 1a vidoud uy $9 Osa 40d “UOIOeUEFIOD Ns 9p SOATIS St ‘nb eed eyousjora euaro eum se0raf> o1z8s303u So maosap t wena 2 soy anb opueiadso ppuz|uLBI0 yISO OM pepatoos B] anb o1Ago sy pow oprAsi [9p UoIaeUENITa] ap soseaoud so} ap oIpmsD [9 uO awZUEAR EEC ‘Sauoroersayioew sns ap seunde reo[dxo X oueorxatt aproedo so ‘sus09 SouBs}x9 So] op wszedes Sou se] vefngyp anb eaynbjsd < jeanyjns afopay op seziong segespxo < ugtoenousg { 16 LAJAULA DE LA MELANCOLIA desarolla en México después de la Revolucién de 1910, Pero la literatura sobre cl carécter nacional mexicano no s6lo seré el objezo de estudio de este ensayo; ‘erd también un medio de realizar una critica de la cultura. {hos estudios sobre “lo mexicano” constituyen una expresién de a eultura ha citeulado con mayor profusién por . Ha television, la prensa, los discursos y las canciones, Como se verd, he elegido los lugares comunes dei ca de un manojo de estereot cidos por la cultura hegeménica, Las expresio- izadas, aunque pueden Peto sus expresiones largo periodo y ter- incada red de puntos i Mentidad, es el lugar de donde provienen los mitos que no s5lo le dan anda & la nacién, sino que la hacen diferente a cualquier ours | Terty Eagleton, “The Subject of Literature” (Aunque tomo en cuenta fs inierpetcions de hag, de Mitcen Blade, sobre todo en 8 seta lao de pe copia 0 el trmino aguetpo ms ben en ef sentido ten orignal antigua partir deena ss ralcnn sins Uno de los aspectos que me perecen mis interesantes de os estudios sobre “lo mexicano” es precisamente el hecho de que, al leerlos con una actitud sen- sata, no se puede Hegar mas que a la conclusiéa de que el carécter del mexicano ~ es una entelequia artifical: existe prineipalmente en los libros y discursos que lo describen o exaltan, y alli es posible encontrar las huellas de su origen: una voluntad de poder nacionalista ligada a la unificacién e institucionalizacién del Estado capitalist moderno. El caracter nacional mexicano sélo tiene, digam una existencia literaria y mitolégica; ello no le quita fnerza o importancia, pero ‘nos debe hacer reflexionar sobre la manera en que podemos penetrar el fenémeno y sobre la peculiar forma en que se inserta en la estructura cultural y social de México. Para este ensayo he escogido séio algunios aspectos del mito del caracter nacional, un conjunte articulado de estereotipos construidos a partir de las imagenes que la clase dominante se ha formado de la vida campesina y de la exis- tencia obrera, del mundo rural y del mbito urbano, Con ellos se ha forjado una compleja mitologia que tiende a susttuir el formalismo de la democracia politica poruna imagineria que provoca una cohesién social de tipo iracional. Este hecho me parece fundamental, y de manera implicita es el hilo conductor de las re- flexiones que se desarrollan en este libro. El sistema mexicano ha gozado durante muchos aflos de una gran estabilidad politica, pero ha excluido el desarrollo de Ja democracia modema: esto se explica en gran medida por el enorme peso ~ del mito nacionalista. Hoy las cosas estén cambiando, y los mexicanos comienzan a impacientarse por la ausencia de democracia. Estoy convencido de que el Estado mexicano se vera pronto obligado a aceptarla como forma de gobierno; por ello mismo, me parece urgente una reflexiin critica sobre los peligros que emanan del mito nacionalista. Soy consciente de que este mito se ha forjado a Jo largo de muchos afios y que sus antecedentes pueden encontrarse, incluso, en 1 periodo colonial, Pero no intentaré hacer una historia de los mitos nacionalistas ni una cronologia de los estudios sobre el carécter del mexicano.* Me interesa, en cambio, mostrar criticamente la forma que adopte el mito a fines del siglo XX, plies me parece que los mexicanos debemos deshacernos de esta imagineria que oprime nuestras conciencias y fortalece la dominacién despstica det llamado Estado de la Revolucién mexicana, ;Vamos a entrar en el tercer milenio con uuna conciencia nacional que ¢s poco mas que wn conjunto de harapos procedentes del deshuesadero del siglo xx, mal cosidos por intelectuales de la primera mitad del siglo xx que pergefiaton un disfraz para que no asistamos desnudos al carnaval nacionalista? * Cuincido can Julio Cao Baruja cuando en su ensey cobs el carter espaol seals qu a invencién el crdcter nacional s ana “actividad mitca™amenaradoray peligro. £l mio el cardter nclonal, pp Je112. Vase raaien el sugeente acu de Roberto Gates, “Mit y democraie® * David Broding: Los origenes del nacionlismo mexicano, Prdeick C. Taree, La dinnia det n= ‘Fonaismo mexican, tlenty C. Setmid, The Roots of Lo Mexicano, Parc Roman Lz formacton de mental mexicana y Edun Monts, “La Slesofla de lo mexicana: ua cerente racic!” sec ttn RE oegserncseaess 18 LAJAULA DELLA MELANCOLIA EI perfil moderno del alma mexicana —del “hombre nuevo” que la Revolu- cin requeria— no se forma en un arranque de sibito nacionalismo. De hecho, tuna gran parte de los rasgos del cardcter mexicano es descrita, exaltada y criticada or Jos intelectuales positivistas y liberales de principios de siglo; el nucleo original de ideas puede ya enconirarse, por ejemplo, en las obras de Ezequiel ‘Chavez, Manuel Gamio, Julio Guerrero, Martin Luis Guzman, Andrés Molina ‘nriquez, Justo Sierra y Carlos Trejo Lerdo de Tejada.’ Después, en una reacciin antipositivista, surge el pensamicnto de Antonio Caso y de José Vasconcelos, quienes hacen aportaciones fundamentales a la convacatoria de un nuevo esp ritu nacional* El arte mexicano, encabezado por los muralist, realiza una com tribucién eseneial en la exaltacién del alma popular, aunque es preciso decir que & su manera la tarea nacionalista ya la habian iniciado ¢] Doctor Atl y, aun, José Maria Velasco. Pero, por encima de todos los antecedentes, los grabados de José Guadalupe Posada son colocados en el centro del nuevo nacionalismo, como su auténtica expresién popular.’ Durante los aftos teinta surge una reaccién com, ‘ra el nacionalismo revolucionario que, parad6jicamente, va a convertirse en la, principal responsable de Ia codificacién institucionalizacién del mito del eardcter mexicano. En efecto, el grupo de escritores que tiene su otigen en la revista Contempordneos (1928-1931), por boca de su filésofo —Samuel Ramos es el que curiosamente contribuye més a inventar el perfil del homo mexicanus* En esa época volvieron a tener auge en Europa y en Estados Unidos los anticuados cestudios sobre el carécter nacional a los que fueron aficionados muchos soci logos y psicélogos del siglo xx. De alguna forma, se deja sentir en México la nefasta influencia de Georges Sorel, de Gustave Le Bon y de Ortega y Gasset, uienes contribuyen a inyectar en la clase media intelectual un verdadero pénico a la masificacién del hombre modemo y al progreso de la sociedad industrial Surge como alternativa el tipo de reflexién que, por ejemplo, popularize ese conde baltico disfrazado de filésofo alemén, como han llamado acertadamente a Keyserling, quien recorria el mundo repartiendo verdades sobre las alias nacionales.? 1X tese spesiatmente a sigientes obras: P. Chaven, “Ensayo sobre os tasgce ditinves dela sensi bildad como fictor det créer del mexicano” (1901), M. Gato, Ferfande pia (1310). Geese ee giness dil crime en Mexico (1901) ML. Guzinin, “La gurl de México” (1915), A ime Enigace, det grands problemas naclnaes (1808), Justo Sia, Mesico, su evolciin socal (19001903) Gap endo de Telads, La revlon y ef macinalsm (1918), SA. Cio, Disewrss a a nacin mexicana (1922 9 J. Vasconcelos, La raza mice (1928), 1 Diego Riera, Las clan de lod Guadalupe Pow {8 Ramos, El pert! del homire yl cura en México (1934). Sobre ls “canemgorngcs" vse: Manoel Durén, exComemporanoss: ripe, promocién, generacin, conipiraetde?y Levis Panabiee, “as Bae {uel ot Eat au Menu: (1950-1840) le cas de essisees 6s Conenporcas™ Lanta on goa en) imyando Se mexico yroviene en wan medi dl tno Vilatis,Gerosien Pllkez Newry Toms Bot. El fan aminaconalsmo de Jorge Cesta nol cntigulantey eclrcedor ensayo de Christopher Damingtc, 4, Pmyéne y R Lasiena, Caogo de necedates que PENETRACION 19 A partir de 1950 las especulaciones sobre “lo mexicano” viven un auge extraor- 2 EL EDEN suaveRIDO 33 fuerza mitolégica del paraiso perdido —del buen salvaje derrotado— no radica exclusivamente en su profundidad histérica, sino también en el hecho de que forma parte de una moderna red de mediaciones culturales y politicas; esta red tiene su propio dinamismo, relativamente distinto del que cafacteriza al conjunto genio de mitos. La diferencia principal radica en ef hecho de que fa elabo- actual del mito del edén subvertido es parte de un amplio sistema de legitimacién politica, cuya efectividad se basa no slo —ni principalmente— en ‘que reproduce los més profundos arquetipos psicolégicos, sino que logra repro- ducit (re-crear) las estructuras més profundas de la conflictiva social. Una primera aproximacién a este amplio sistema de legitimacién —que he descrito en otro texto? como redes imaginarias del poder politico— nos revela su carécter dual y dialéctico: es decir que logra traducir ia conflictiva social a una polaridad esencial que tiende a trascender las contradicciones al crear toda suerte de procesos mediadores. Asi, por lo que se refiere al edén subvertido, nos encontramos con que esta imagen separa dos grandes cadencias: Ia del tiempo original primitivo de la del tiempo histérica. La reconstruccién de un pasado rural mitico se enfrenta al horror real de fa sociedad industrial. Es evidente que encontramos aqut ef conocido arquetipo jungiano de Jano: la oposicién del pasado y del futuro, ef tras y el adelante. Esta polaridad permea profun- damente el pensamiento occidental; pero cuando éste se desarrolla en las situaciones limites de las sociedades del “tercer mundo”, la polaridad adquiere una forma extaia y nebulosa que a veces, incluso, colinda con los erenos de fa focara* “~"Aiin esta abierta Ia herida que Ia metralla revolucionaria de una sociedad modema, orientada por los signos del futuro y det progreso, ha infligido al pasado rural ¢ indigena. A través de esta herida la cultura politica resuella: y en nombre del dolor por el pasado quebrantado inventa un perfil del hombre actual que corresponde, punto por punto, al mito del edén subvertide. Asi, los mexicanos que han resultado de Ia inmensa tragedia —que se inieié en Ia Con- quista y terminé en la Revolucién— son habitantes imaginarios y miticos de un limbo violentado. El atraso y el subdesarrollo han terminado por ser vistos como manifestaciones de una infancia perenne ¢ inmévil que perdid su inocencia primitiva, ° kl tema del espacio mediador lo be desrlado en mi iro Las reds imaginaras del poder politico. 1g lng de este ensayo lo abordaré desde ot tngulo, “Tt polariad se expres en lapel puasouopia, qu es une forms de Ia sontapeicign erie me Jancoay metas, pusdeconsttzse un buen resumen de esos mis eno iro Del paraiso a wep, de Louis Rougler. Al tespecto, al vez sea interests citar dos grandes novelas curopes moderns gi ha penctad en este tvtoria mio, para indicarelsemido de mis telelones: Un wae lo naa de E Forster y joel vlein de Malcoim Lowy. Octavio Paz ha dicho, con ren, que “ie tema de Maloolm Lviry el del explsin de para, ee a rveln de Jan Rafe (Peako Baran) es el dl rgreso. Pot ‘so el roe es um muerte: silo después ée mocir podemos volver al edin native”. ("Paisae y novela en México”, Corrente aera, pp. 17-18) 34 LAJAULA DE LA MELANCOLLA Frinto del edén subvertido es una fuente inagotable en la que abrova la uifur mexicana, La definicién actual de Ia nacionalidad le debe su cetwcuuns inline @ este mito. Por ello, es un lugar comtin pensar que los moneana agtantes del advenimiento de Ia historia son almas arcaicas cay wlares trdgica con Ia modemidad las obliga a reproducir permanentemanc oy primi Teun na fat aradoja se puede ubicar le metéfora de Alfonso Reyes esta {a cual los mexicanos son los anfibios del mestizaje: soportan todos fax pe- EI mito del edén subvertido esta historia de las sociedades industrial Ja realidad mexicana actual tiene, destinado a anclarse profundamente en la les; no es un mito pasajero. Su estudio en or ello, gran interés; ademas, el “trauma” Re 10 stimula lo tenemos todavia en el horizontehistérico: la Revolucion. de ape rh Consiguiente industializacién, Pero en México adquiere dimensiones de epopeya, por dos razones principales: en pri Proceso, que arranca de la Conquista espatiola y ad fusion de culturas diferentes; en segundo lugar —paradoja y drama—, porque Elfin del mundo eampesino es iniiado por una de las més grandes revelers campesinas del siglo El héroe de esta epopeya imaginaria es un personaje singular, ues perte- erste, temeroso, receloso y susceptible Este héroe eampesino fe edie Serrado en un calabozo ISuico, emparedado enfie un pasado’ de salvaje miseria Tinieibe sel ee Pitbara riqueza. Ha sido éste el punto de partie dee da. finicién del mexicano del siglo x0 definici ‘én gue ha ido aprisionando al tinaginario ser melancSlico en una mitologia alimentada per wanentemente Piya séquito de poetas, filésotos, psieéloges, novelisas y Lo ellos, en nombre de ese mexicano de las posirimerias de] segundo milenio, Sense jtostalaia de fa muerte”; of creador de esta metifore el gran poets, Xavier Villaurutia, ha dibujado:esa muerte antigua, que neg precede, con palabras melancdlicas, 4 Cutiosamene, Foster en Ur viaje «la nds alts ree misma fonna ex. ucla hocreat exe visto ion Gomes eve India. manifests 2.FL EDEN SUBVERTIDO 33 Volver a una patria lejana, volver a una patria olvidada, coscuramente deformada por el destierro en esta tierra, Aceptemos la invitaciéin ¢ iniciemos un viaje por esa patria mitica, por ese paraiso en zozobra que ha sido invocado como la fuente de la nacién mexicana, | | | i stephen Jy Gol, Ontogeny ae Pog DD a B PRVOQEOG OEY SPOVSPDOO@SSs22a $B 2 amcor udmaconn a eyendas. 1 axolote es la larva acustica de una salamandra; ¢s capaz de reproducirse para conservar asi una eterna ju- ventud y eludir, por tanto, la metamorfosis, El axolote, rh como s€ Ve, no es tan ajeno a nosotros como pudiera ha. cemmos pensar su aspecto monstruoso, es 4. El luto primordial el ritmo lento, melancdlico y trdgico de Mé- 2leo, de ese Meco lugar de encuentro de dis- tintas razas y araigua arena de conflicts po- . liticas y sociales. Malcolm Lowry, Bajo el voled, prefacio a a edici6n francesa La cultura mexicana hie tejido ef mito del héroe campesino con los hilos de la afioranza, Inevitablemente, le imagineria nacional ha convertido a los campesinos ‘en personajes draméticos, victimas de fa historia, ahogados en su propia tierra después del gran naufragio de la Revolucién mexicana. La reconstruccién lite- raria del campesino es una ceremonia de duelo, un desgarramiento de vestiduras ante ef cuerpo sacrificado en el altar de la modernidad y del progreso. EI luto humano, la novela & José Revucltas, es uno de los ejemplos mas transparentes de este mito: es la historia de unos campesinos que son atrapados por una gran inundacién, al tiempo que velan el cadaver de una pequeta ni mueren ahogados y perseguides por los zopilotes, como si fueran la carrofia de Ja Revolucién mexicana, Fl personaje central, sintométicamente, se llama Adin: su vida es contada mientras su cadaver flota en el agua; al final, una imagen tipica: “Sobre el cuerpo de Adén descendié el primer zopilote, uno de cuello atroz y alas raidosas, como las de una cucaracha gigante”. - La ‘imagen que se va configurando del mundo rural siempre es la del pasado que ha sido necesario inmolar; por este motivo, la imagen se construye de manera paralcla y muy similar a ese omnipresente arquetipo occidental al que tanto deben la psicologia y la literatura: Ja melancolia En efecto, el catilogo de los sintomas clisicos de Ja melancolia es extraordi- nariamente semejante a los rasgos que la tradicién sociolégica y antropolégica le 4B | | | : | ‘ | | i | i 44 LAJAULA DE LA MELANCOLia asigna al campesino, Es asombroso el paralelismo entre la duslidad melancolia- manta de los psiquiatras y la polaridad rural-urbana de los antropSlogos. El ar. guetipo de Jano esté profimdamente impreso en ambas paradigmas: a posicign entre un pasado que zozobra y un futuro que estalla es Ia que separa al mundo agrario del industrial, Los eampesinos, desde la perspectiva moderna, son pasi vos, indiferentes al cambio, pesimistas, resignados, temerosos e independicntes Le psiquiatria clsica ha definido a los melaneéticos por st lentitud, su estupor Sombrio, su tristeza, amargura y languidez, asi como por el miedo y el intenso deseo de soledad. Basta recorrer fas péginas referentes a la melancolia en una historia de las enfermedades mentales para reconocer de inmediato el mundo nebuloso de Comala, como lo describe Rulfo en Pedro Péramo. El “humor melané6lico” era relacionedo con la tietra y el otofio, y se defi por el miedo y la tristeza. Segin Willis, era “una locuta sin fiebre ni furor, acon Pallada de miedo y de tristeza” de allf, se decta, que los melancolicos amasen {s soledad. Esta locura pasiva que no Hlega al furor “es le locura en los limites osu impotencia”, dice Foucault. Hay aqui una desesperacién amarga y languid En el melancélico, reeuerda Foucault, “hos espiricus eran sombrios y oscuros, broyectaban sus tinieblas sobre las imagenes de las cosas y formaban en la lus Gel alma, una especie de nube”’ esto podria tomarse como una referencia a los Campesinos de San Juan Luvina, “an lugar moribundo donde han muerto hasta los perros y ya'no hay ni quien Ie iadre al silencio”, como lo describe Rulfor El estereotipo del campesino, como ser melancélico, ha llegado a convertirse en uno de los elementos constitutivos més importantes del llamado carécter del mexicano y de la cultura nacional. Es preciso reconocer que una buena parte de lo que se llama el “'ser del mexicano” no es més que la transposicion, al Terreno de Ia cultura, de una serie de lugares comunes © ideas-tipo que desde antiguo a cultura occidental se ha forjado sobre su sustrato rural y campesino, Como en la novela de Revueltss, el cadaver del campesino floia durante lark tiempo ea la conciencia nacional; por eso, esta conciencia se presenta con fre. Cuencia como una doble sensacién de nostalgia y de zozobra, tan earacteristice del sindrome de la melancolia, Se llega a creer firmemente que, bajo el torbelling”™ de Ja modemnidad —exacerbado por la Revolucién-—, yace un estrato mitico, un edén inundado con e} que ya s6lo podemos tener una relacién melancdlica; sélo itr campssina” ee tema en EKiL. Fons, "The personaly type of tie peasant eounte benicar orks and Days, «cute cise sly" y P. Walot, Greck Prasat, dnclon ond Maseon Rabon Renta tomd de Franck la ies be aimiar enn slo tipo los greg de Hssiodo, les mayas del Voces ese os habitats dele capita ines del ssl x. Ese case de estudio ha conbulde ¢ eta ‘esp del eampesinn. C/ Robe Rel, Peanons Sacep cat Chins {}M Foucault, Historia de te locura en la dpacaclsicg, toa, AN + Bid, p20 a > : ; 4.FLLUTO PRIMORDIAL 45 por via de la nostalgia profunda podemos tener contacto con él y comunicamos ‘con los seres que lo pucblan: pues esos seres edénicos son también seres me- lancélicos con quienes es imposible relacionarse materialment, y sin embargo son la razén de ser del mexicano: Me arrancars, mujer, el imposible amor de melancolica plegeria, Y¥ aunque se quede el alma solitaria hnuira la fe de mi pasion risible. Esto lo escribe Lépez: Velarde hacia 1905; de alguna forma, la idea melancélica se jencueentra ya anclada como un firme estereotipo en la conciencia de fa intelectualided ‘mexicana de esa época. En 1901, en un estudio verdadcramente divertido —y pio- nero— sobre la “psiquiatria social” del mexicano, se establecen con contundencia ¥ solemnicad acacémica los rasgos del cardcter mexicano. Muchos de los rasgos que menciona este estudio, cuyo autor es Julio Guerrero, serin refomades varias éscadas después por diversos eseritores —desde Samuel Ramos y Emilio Uranan hasta Jorge Carriin, Octavio Paz y Santiago Ramirez— para desafrollar la Hamada “Filosofia de lo mexicano”. Aqui sslo quisiera transmit, y se me perdonara la larga cita, la peculiar reflexion de Julio Guerrero sobre la melancolia: Cuando la stmésfera no est eargada, el espiritu se sosiega; pero la reaccida ¢s en sentido depresivo; y por eso el mexicano que no tiene alcohol, aunque no es triste por naturaleza, tiene largos accesos de melancolia; como lo prueba el tono espon- tineo elegiaco de sus poetas, desde Netzahualedyoll... la serie inacabadle de ro- ‘méncieas en los tiempos modemos; la miisica popular mexicana, eserita en fon ‘menor; esas danzas llenas de melancolia, que las bandas militares lanzan en los pparques piblicos a las brisas crepusculares, prefiadas de suspiros y sollozos; y esas, Canciones populares que al son de la guitarra, en jas noches de luna se entonan en las casas de vecindad... El medio en que habitamos suele transformar en tendencias ‘melancélicas Ia gravedad del indio y la seriedad del castellano! A partir de esta manera de pensar, Julio Guerrero comienza a tejer la mitologia de las diversas facetas 0 méscaras del mexicano, ser singular en el que se con- trapuntean la ferocidad y la misantropia, ta burla y'el estoicismo, ol eapricho y {a pereza, la bestialidad y la falta de aspiraciones? : $ jlo Guerrero, La génels det crimen en Mésicc, Extdia de peiguctria social, yp 24-2. No es dit) ‘xconrare origen de esas apresiacones. Humboldt eseibé: “El indgena mexica € anv, milano, Slleaciaso mieneas fos sors no fo sacan de ici. AF mexicaco le ple haeran mieatd de os ae tnd inierentes: nose pitan en su fisonomla ni sigur las pasones ms vilentas, presenta no 86 ca <& espantoso cuando pasa deepen del reposoabsoto a una aitaibnvclns) dsenfnada, "ame polio sore el rina de a Mesa Egniey tom Uh p. 88 “bar sénsi del crimen en México. A lis Wess Stas se hae rerencia en I, 232 y 38, 31,24, M, 1, 321 9159, en ef erdensnumerado, | 46 LAIAULA DE LA MELANCOLIA Es interesante destacar que en el proceso de construccién e invencién de la nacién —y, por tanto, del cardcter nacional— nos tropezamos siempre con una paradéjica confrontacién con “lo otro”. En esta confrontacién el espacio de la coneiencia propia se va poblando de estereotipos e ideas-fuerza que, a su vez, gjercen una relativa influencia en ef comportamiento de los habitantes de une determinada nacién. Yeamos un ejemplo: no es dificil rastrear el origen de ls idea que afirma que Jos mexicanos son abiilicos y perezosos (en Europa esta idea se extiende tanto a los latinos como a los esclavos); pero aun reconociendo la raiz colonialista y racista de esta idea, no cabe duda de que en cierta medida es tomada, elaborada y revalorada por la conciencia nacionalista, para oponerla con orgullo patriético a los valores pragméticos que se asignan a los anglosajones. Esta intencién nacionalista queda plasmada muy claramente n la sinfonia HP. (Caballos de Vapor) de Carlos Chavez, donde el misico contrast la exuberanci ‘tropical con los poderosos ritmos industrializedores del norte. Diego Rivera, quien influyé en la composicién de esta sinfonia, también representé en varios murales la misma idea. Asi pues, nos encontramos con que, en la invencién del carécter nacional, hay tuna biisqueda de ese Otro bérbaro que Tlevamos dentro, que es nuestro antepa- ido, nuestro padre: que fertliza a la madre patria natural, a tierra, pero que al smo tiempo la mancilla con su salvajismo primordial, De aqui viene ese ingrediente melancélico que observamos, en mayor o menor proporcién, en todo sentimiento nacionalista. Es eurioso hallar en esto un paralelismo con ciertas facetas de la formacién del sentimiento religioso; gc6mo no pensar en la tipica compulsién castellana medieval de ‘ir 2 buscar el shartirio entre los infieles” para configurar el espacio de la fe? Ese fue el primer impulso de Santa Teresa, que a temprana edad tuvo el intenso deseo de enfrentar el tormento que debian infligirle los moros, es decir, los Otros: al final, Santa Teresa se Zambull6 en sus moradas interiores en busca del castillo de Dios, y eondené la ‘melancolia porque intuyé en ella —no sin cierta razon— una manera de realizar la propia voluntad, escapando'no sdlo de la realidad presente sino también de Dios. Pero en la melancolia la voluntad tambign se orienta hacia el martirologio: te conciencia es enfrentada a los ancestros barbaros —esos infieles del alma— ¥ es obligada a odiarlos y sin embargo a exhibirlos como terribles cicatrices y deformidades. Tal vez por ello el personaje mitico que en México ha sido colo- cado como simbolo de toda la nacién es el pelaco, que es una especie de cam- pesino urbano —valga la paradoja—semi-asfixiado por la ciudad, que ha perdido 1 edén rural y no ha encontrado la tierra prometida. En el pelado es recuperada la horrenda imagen porfirista y novohispana del lépero;* esa plebe, el leperaje, que era vista por los cientificos del sigio xix como un pozo sin fondo de vicios, * tlio Guerrero, ibid, p. 159 58, a a a 4 ELLUTO PRIMORDIAL 47 de animalidad y de atavismos sanguinarios, resurge a los ojos de la intelectuatidad posrevolucionaria como el pelado, dominado ciertamente por un sentimiento de inferioridad —segin Ramos y Paz—, pero en el cual anida, oculta, la compleja ‘ragedia de la soledad humana; o bien reaparece —segtin Yaifiez— como el me- xicano en estado de naturaleza, ser contradictorio en el que su “primitivismo realista”, su violencia y su desconfianza dejan traslucir, no obstante, una *vo- luntad libertaria” y una “‘miseria orgullosa®.” Estas breves imagenes ya nos di- bujan una vaga silueta del héroe agachado, primer habitante imaginario del gran teatro edénico de la erueldad. La intelectualidad mexicana ha convocado con frecuencia —desde e! siglo pasado— a este personaje ancestral, mediante el incienso de fa melancolia. Ha creido que s6lo el éxtasis melancélico podia comunicar a los mexicanos con los estratos antigues y profundos de una patria erigida al margen de la hist un momento equivocado y con materiales de desecho. Por ello tantos intelee- tuales mexicanos han escogido la tinta de Ia melancolia para dibujar el perfil de Ja cultura nacional. Si nos detenemos un poco a examinar el problema veremos que no se trata de un fendmeno exclusivo de la cultura mexicana, sino de tn tema que tiene dimensiones histéricas enormes.* De hecho, en toda la literatura latinoamericana modetna encontramos huellas de la actitud melaneélica; no es necesario buscar mucho para toparnos con Rubén Dario: Y en este titubeo de aliento y agonia, ‘cargo lleno de penas To que apenas soporto, No oyes caer las gotas de mi melancolia? Este triste gotear fue eseuchado en muchos lugares. En México lo retomd, por ejemplo, Luis G. Urbina, que en su conocido poema “Vieja ligrima”, de 1909, dice” Samuel Ramos, put del Hombre y lx cultura en México. Octavio Pt, Et labertito de la soledad, 1959. Agustin Yanez. "Esudlo prlimiar®, El pemuador merioan. "Jean Stazobinsi en “Lente d= la lance” nos ec elconocto verso de Shakespeare: that, in Bas ink my fove mays shine begin Veas tambien au "Hise dy teitement dela melncoie ds sigs 1500". ‘Poeslas compleits, tr Ml, pp. 12-13. Vase tambitn sv peema “Sor Milena inspira en ls amass yrs de Ariado Nervo. Luis G, Urbina también eseribi: "Mirena los cargos de Ta Mesa Cel, 4e un gts dora y salpcado por io verdes Horones de pss Gel sgave.. getimos queen esto pecho 5 emucrenossursaforanzas y vagasingicttes,y,cnonces, aos vents impuegrades oe Tahitian anol de mest pores clus. Una resurcciénsoimentl se apodera G2 miss cariter de nowoh anos. Y po eso nos inlinams iosstnemeste a melancolear nests encione. todo leeebanos Te Donemos in inte de mekoecia. ¥ no Slo en las cards les, sino haa en muesvos errs eco, ‘sta en musta graiarisuta, haste en nuesuo figitvehumerismo, sles poner ura arena ds es eer «ofa, estunamosregntiosy penas con a rano de copa el sshumelo olen, La vide lerariven Msi, 26 (sbrayads mos, RD), Les esereotips sobre la mesncolia ingen pueden verse vrbienexpresadee, ee Fam bunds y obvia, en ib del esiombiano Anmanco Solano, La melancolia de lara igen 48. LA JAULA DE LA MELANCOLIA, Hoy no Hloro... Ya esté seca mi vida y serena mi alma Sin embargo... {Por qué siento que cae asi, égrima a Wégrima, tal fuente inagotable de ternura, tal vena de dolor que no se acaba? :Quién sabe! ¥ no soy yor son los que fueron; ‘mis genitores testes; es mi raza; los espiritus apesadumbrados, Tas carnes flageladass milenarios anhelos imposibles, tmisticas esperancas, molancolias bruscas y salvaies, cleras impotentes-y selvaticas. En estos versos se encuentra la versién mexicana de la misma locura melancélica {que le fue diagnosticada a Don Quijote, y que se ha ido destilando durante cuatro siglos de poesia espaitola” hasta llegar a las soledades modemas de, por ejemplo, Antonio Machado: ‘Yo no sé leyendas de antigua alegria, sino historias viejas de melancolia, Y si: se trata de una muy antigua historia. Cuando hablamos de melancolia nos sumergimos en un torrente de ideas y de imégenes que tiene una larguisima ‘rayectoria en la historia europea, Me atreveria a afirmar que la idea de melancolia configura uno de los ejes fundamentales de la cultura occidental, que asombro- samente cruza los milenios desde el pensamiento aristotélico © hipocratico ntiguo hasta el modernismo contemporsneo, atravesando el cristianismo medic- val, iluminando el espiritu renacentista y nublando la mirada de los roméinticos.. Cuando la cultura mexicana adopta a la melancolia como uno de sus signos distintivos y peculiares, en realidad est conectindose y diluyéndosc en el amplio torbellino de la historia occidental, La historia de la melancolia tiene muchas vertientes. Dos de ellas nos van a interesar. Una nos leva a la tragedia de la Caida y, como ya lo seftalé, al mar- tirologio: el alma sufte angustias y tristezas inauditas que la enloguecen, por culpa de antiguos pecados. La otra conduce al drama del héroe o del genio que "© yeaa espesto ebro de Guillermo Die-Plj,Tratad de Tas mslancoliaeesalas. Sein Octvio Paz, Sor Juana Tres de a Cruz "fae una verdacera melancliea” p28), que deseabri6en est stinien salir una ene de bertad rs a Ds sin se corespondi mplabsensuncar fos Lines de atfberad Ibumana al reduc el bio de la ras divin p. 38). Este seaimiento de iberad uc hay en I elancola ‘como dje mds stba, precisaente cl que Santa Teresa conden, sin duda por habele experimen, Igual que Sor Juana. O. Paz, Sor Juana Inés deka Cruz 0 las tramps ef fe i i 4. ELLUTO PRIMORDIAL 49 debe cargar con Ja pesada carga de la melancolia a cambio de la Iucidez con ‘que puede mirar al mundo y crear: es el terrible precio del conocimiento y dei poder. Ambas vertientes se expresan en la cultura mexicana modema, Un escritor que ejercié una influencia determinante en la institucionalizacién de la conciencia nacional modemia —Martin Luis Guzmén— en plena turbu- lencia revolucionaria buscaba angustiado, como tantos otros intelectuales antes yy después que él, las causas originales de la tragedia mexicana. Ubieé con pre- i6n los dos puntos dolorosos. En primer lugar, desde luego, los “genitores ttistes’: “Desde la Conquista o desde los tiempos precortesianos... —nos dice— el indio esté alli, postrado y sumiso, indiferente al bien y al mal, sin conciencia, con el alma convertida en botén rudimentario, incapaz hasta de una esperanza”. ero, en segundo higar, la sistemética inmoralidad de la politica mexicana debe obedecer a un “mal congénito”, dice Martin Luis Guzman, En efecto: En ef amanecer de nuestra vida auténoma —en los méviles de la guerra de Inds- pendencia— aparece un verdadero defacto de conformacién nacional (inevitable ‘por desgracia): Jas mexicanos tiwimos que edificar una patria antes le concebirla puramente como ideal y sentirla como impulso generoso: es decir, antes de me- recerla.” Todos los mexicanos modernos, de algunia manera, deben pagar por esos pecados originales. Pero la otra vertiente de la historia de la melancolia nos hace pensar en una dimensién menos obvia de In conformacién de la conciencia nacional mexicana; se liga a uno de los més antiguos temas que turban a la intelectualidad. Fue planteado por Arist6teles, a partir de la medicina hipocratica sobre los cuatro hhumores, uno de los cuales —Ia bilis negra— tuvo una importancia ereciente en la definicién no sto de una enfermedad (la melancolia) sino de un peculiar estado de dnimo. Este es el famoso Problema XXX, Ide Aristoteles: “Por qué todos aquellos que han alcanzado Ia eminencia en filosotia 0 poesia o las artes son claramente melancélicos, y algunos de ellos to son tanto que son afectados por enfermedades causadas por la bills negra” A partir de la respuesta de Aristételes, que establece un simil entre la accion ‘embriagante del vino y la influencia de la bilis negra, queda dibujado el carécter extraordinario aunque doliente— del genio melancdlico que en su éxtasis es iu minado por los dioses. La locura y el genio son fendmenos cercanos que se con- fanden, EI espiritu renacentista sac6 del olvido esta antigua idea, y la conecté con "Manta Luis Guamin, “La quella de México” (1915). pp. 13 y 1413, subrayado de ML. Guzman ‘Ow aprecacines en el misma tone eedondean sides: "Ls pblacon incigoa de Mesico es realmente lncerseiete es debit hasta porn discern ns Ras rds sls dl beestr peep, tnt iors el bien ‘om el mal, ast fo mal coma fo buev0" (p13). "Nocines prematuramente, ¢&ello es consecuencia Ie ‘pobreza esirual que dhilitanuestos mejores esueracs, seme tiubeatesy dsaemads™ (p13) | I i | | i E | | I 50 LAJAULA DE La MELANCOLIa {a tadicién galénica que habia perdurado. De aqui surgen las explicaciones neopla- {nicas de Ficino en De vita triplci (1482-1489) sobre el genio melancético, que cjercieron una considerable influencia. Desde ese momento la melancolia ser un ingrediente muy importante en la literatura y el arte: Durero realizard su famoso ‘grabado y Robert Burton escribird su monumental obra The Anatomy of Melancholy publicada en Oxford en 1621. La melancolfa se convert’ en la enfermedad tipica de la alta cultura en la Inglaterra isabelina, serd retomada por el romanticismo alemén Y se transformard en un ingrediente esencial del modemnismo decimonénico.* Desde entonces se establecen ciertas reglas del juego intelectual, que en parte tdavia son vigentes hoy. Por medio de la melancolia el artista y el escritor (y l politico: ¢quién no ha ofdo hablar de la soledad del presidente?) establecen lun nexo con las fuerzas oscuras de la sociedad y del alma, y configuran un contacto noble con la tragedia del pecado original. La melencolia impulsa al genio a clevarse, en éxtasis, por encima de Ia humanidad: un éxtasis que permite al alma alejarse del cuerpo, impulsada por una profiunda nostalgia de la misma terrenalidad que abandona. Por eso el amor, el climax sexual, la ebricdad o la valentia en medio de la batalla han sido consideradas como formas de éxtasis, El hombre que imita el gesto y la pose del angel de la melancolia, de Durero. © considerado como un visionario y debe ser admirado por la profundidad de su pensamiento: sufre una pena antigua y usa el dolor para elevar su espiritu, como Hamlet. También desde fines de la Edad Media, en la Francia renacentista ln iristesse era cousiderada una emocién aristocrética que sugerfa una noble sen- sibilidad; y la melancolia sugerfa al genio, con base en més de mil aiios de tradicién griega y latina. En el estado melancélico confiuyen peligrosamente el genio y la estupidez, el hombre excepcional y la bestia, el eivilizado y el cam- pesino. Pero habia distintas clases de melancolia: Robert Burton, eitando a Du Laurent, comenta que el humor melancélico “debe mezelarse eon sangre y con algo adusto, de manera que el viejo aforismo de Aristételes pueda ser verificado, ‘mullum magnum ingenium sine mixtura dementia, no hay gran talento sin una mezela de locura®.” El terrible peligro es que el genio puede caer en una forma 1 Sobre lamella hay ura amps titrate. Véasecspecsimente:L. Babb, The Eleabehn Malady, 4 Sud, Metonhoia in Engh Lierotrs am 1980 fo 1682, R Baton, Te dnsony of Neovo, keno; Panty y Saul, Sate and Mianchody; M.A. Sesh, Montagne & Netanchobe & Ween, The Sn of Sot: Acedia in Maaevel Thought and Literate. Uncfempl sigieatvo dele enteaas acted 2 lor cut eve reoeupacin sobre cl vneulo ene genio y locus puede enconane ta haba de Cone Lombross, ‘Camo di Gedo (1888); en ls pigs 40 y sx. refers ala melanolia Lombyoss crcl por lao, au lca ru Eps Inte ene el loo yl sae June Gata Ter op Dori loin, Ya desacao la npoctancia de a melancofaen la poesia de Gilberto Owen, rlionlodole och ‘amoso “kil oi” de “El esichado” be Neral y con la Simbeloaia que uso Vicor Hage Basia, ‘Rimbudy Proust Gaca Tem dice con rin que uns ormas dea demenca el fuer Sapna la a, l deli into, la posssién dvna— son visas como “lo tnico que ucts araicanos ee ies, tf enorfo que invade al alma en estado de acids 0 de rier" ip 24) La melecla cs sitar 2! tin por el cans Ta aloranza por la unig pisizeni. SC Baro, The Anatomy of Melancholy, tomo 1 33, p48, 4.ELLUTOPRIMORDIAL 51 bestial y grosera de locura: como los enfermos de melancolia que diagnosticaban Jos médicos. Esa locura melancdlica que incluso los médicos novohispanos, des- de el siglo xvt, comienzan a diagnosticar: “., les sobrevienen a los enfermos unas tristegas behementes y un deseo de dar cuchilladas a los que topan, explicaba Lopez de Hinojosos. Otro médico, fray Agustin Farfin, describia la ‘melancolia: “Unos andan llenos de miedo y sobresaltos y traen afijado en Ja ima- ginacién que se mueren; que les parece que se acaban a cada paso”. Juan de Barrios, en 1607, define asi el mal: “... es un delirio sin calentura, con temor y tristeza; la parte que este mal padece es el cerebro, esté la imaginacin depravada del humor melaneético”.# E] intelectual encuentra que, a pesar de todo, hay algo que une stt angustia con las pavorosas miserias del infiamundo de Ia sociedad: la hez de la sociedad, os campesinos més pobres, los muertos de hambre del campo, tienen algo en comén con el fetrado: la soledad. Una soledad que “es nostalgia de un cuerpo el que fuimos arrancados” dice Octavio Paz." Arrancada de la matriz paradi- siaca y terrenal, el alma vaga en busce de una nueva Edad de Oro, de una nueva patria. En ese viaje la mayoria se perderd en el laberinto de un delicio atrabiliario: Pero unos cuantos legardn a un éxtasis melancélico y podrin guiar a su pueblo hacia la nueva nacién prometida,.. 'S Alonso Laper de Hinajosos, Surima recopaci de China. cap. VIM del Libro Primero “De ‘menarciay Wisteas, ed. A. Ricardo, México, 1578. Aguatin Farln, Trac breve mains) de odes {as enfermedades, 159, ei. fas, Col Ine. Amer, vol X, Eat. Ctra Hispiaca, Madd, 194 duende Bates, Verdadera mesma, eirugta y atoloia, Méxion, 1607. Ctados en Somolinos "Arcos, Histor la pluton en Maric, BEL Tabero dela soledad,p. 172, Eta nostalgia dela toaidad es uoa peclarided dela estéion ‘moderna, que eneueniza en el cult alo sublime —o ialeananble-~ yn consenso normativo vilcadcr ‘ean-Franis Lyotrl, Te Posimodrn Candition, pp. 8081, En el mist Seto cs preci) adver gus Seria ernie asociar el sentimiento de soled exclsivarante al mundo atasag y ut, 2 Armeice Laon 0-4 Méxion (om el ensayo de Paz o incase, la aovela Cx as ce soledad de Garcia Margo pocion Indies a sypoer. La sled aparee= com i ingredients inispeseble del senimiento dc erence cuerpo nacional abst, hacia el que se sits un opego que cece et la mctiga eb gue eaments le Separaion relent os inivioos, lo que ocute de manera macvs ela Brandes clans las relones Indusaizads. Al se general li forms moderna de selsdad come sentnicto de aslamtena con rapes al eto, A paris de ess ventmient es fleueate que se tansies aloo el sitet de fa soled la Soledad de os vsinos, de fos campesinos de fs sles dl terosr mindo.s no los entendemos 3 precen "os y pasmados, es que ein ineomunicados en la soled de ua feof sn sentido. Un ext lesico sobre cl cariter de os nateamericanos se aera recsaronte sabe la noon de soledad: The Lonely Crome e David Riesan,Julidn Maries, en Los Exes Unidas on escoso, deliende una dea sil: “Los Estados Unidos estin detinids por ura potencia mistioa y tensed: ta scledad™ (pt) | | | i Su resistencia a metamorfosearse en salamandras los obliga a una maravillosa revolucién: a reproducir infinitamente su larvario primitivismo. t a ve 5. Anfibologias 5 tt Muchas tristezas y dolores sombrios, o at iy nin, e deen idems is tv ee re El primer libro de Urizen, VI, p. 6 oO Siompre me han fiscinado ls primeras palabras del ensayo ee de John Womack sobre Emitiano Zapata: “Este es un libro 8 acerca de unos campesinos que no querian cambiar y que, e por eso mismo, hicieron una Revolucién. Nunca imagina- ron un destino tan singular”. En esto los axolotes son iguales @ gue los campesinos de Morelos; su resistencia a metamor- fosearse en salamandras los obliga a una maravillosa re- te Volucin: a reproducir infinitamente su larvario primitivis- 9h mo. De esta forma se produce una sibita transicién, y se f-B crea una especie completamente nuova. El propio Darwin 5 gy Mimi es forma de rans we s @ USLECEERSRSE2Eee : we v 56 LAJAULA DELA MELANCOLIA Se sabe de algunos animales —dijo en AU origen de las espe- ‘cles— que son capaces de repreducirse a una edad muy temprana, antes de que bayan adquirido sus caracteres perfectas, y, si esa facultad se Hlegase a desarrollar por completo en una especie, parece probable que, ms pronto 0 mas tarde, desaparecerta el estado adulto, y en este caso, especialmente si la lava difiece ‘mucho de la forma adulta, los caracteres de la especie cambiarian 'y se degeadarian considerablemente.! Asi surgié el axolote: es la juventud acuética del animal del fuego, Ja salamandra, A primera vista el axolote, aunque mu- ccho mas grande, se parece a un renacuajo, la larva de la rana; también se parece a un espermatozoide, y es evidente que tiene forma fica: incluso es del tamafio de un pene erecto. Tiene cuatro extremidades dotadas de pequefios dedos, una cola comprimida lateralmente y branquias extemas que salen de su cuello como extrafias ramificaciones, $i el axolote si- guiera el curso “normal” de su crecimiento se convertiria en Ja salamandtratigne (Ambystoma tigriraam velasci, Duges 1888), anfibio que habita principalmente en la region de Jos lagos de Texcoco y Zumpango. Esta salamandra es negra con manchas amarillas. F| axolote vive, por su parte, en las aguas del fago de Xochimileo, y es del color del lodo. {Por qué no se meta- morfosea? Al no hacerlo inventa una nueva especie, :Por qué? Los axolotes encierran un misterio, son un nudo de signos extrafios. Desde la mitologia de los antiguos mexicas, pasando por naturalistas elisicos hasta escritores actuales, el axolote ha creado a su alrededor una sensaciéa de misterio. El axolo- te es el hermano gemelo de Quetzalcéat!; es, mas tarde, com- pafiero de viaje de Humboldt y huésped de Cuvier; se ha " Gh, Darvin, Et origen ce las especies, ep. VIE (*Modos de transcon") VLPESEQLSSEST v Qe DOD VQD SQV SOE 8 POLOSOSBOSDDDY fi 8 t asomado al siglo 20% a través de un conocido euento de Julio a G}, Cortizary en os versos de un famoso bidlogo, Garstang? Y siempre que aparece el axolote se dibuja el misterio del Oto, ra de lo diferente, de lo exirafio; pero se dibuja en su forma GLE prinitiva, larval, ecqueméica: por lo tanto, sterradora en st a g A, Seullez HL acolot es una metifora vive del soled. Per WE rece laextrainestse de Gollum, exe engendo de Tolkien eB gen bsefior des antlios Param est claro ques los axolotes UE cxistieran, los hubiera deb inventar Lovecraft Pero la a zoologia ya los atrap6, y los clasifica de Ja siguiente manera: GE Strats a = ORDEN: Salamandroidea sk Fama: Ambystomidae RE eee netonine g v3 GENERO: Ambystome EE Rare neccamm, stew 1789 a @ 2 palo” elo Cane. Los vs W, Ct et repodz xt oe ‘nuaci, em ings, puss oslo Son muy simpitcos sino adem Snteizan las pce Tardades de fos ecole: CS e Crt ie es $Y Tenshtns tag gn pure spe Se ‘i bls rptegeaian ia oaeepG e GR Roda rcpt, fam a or hon ty a te Lan an oar ow eG SSL steer erat @ They cling to pexth perpetual, red rear a tadoe Brood. v bal labhaberir itl have gone fom: bat to ‘worse: te emt oe ef Bh Reiners a coe, we ee 2 VSSSS SSSSE@ 6. El tiempo sin sentido ¥ es que allé el tiempo es muy largo. Juan Rulfo, saving” El hombre, en su estado de naturaleza, fue colocado por Rousseau al margen de la historia y del acontecer. En esa situacién, “que no existe ya, que quiz no ‘existi, que probablemente no existira jams”, e! hombre se encontraria feliz en st inmovilidad, viviendo un tiempo inacababie que se deslizaria con lentitud e indiferencia. Esta imagen del tiempo mitico tiene une larga y ramificada historia cen el pensamiento occidental; ademas, muestra innumerables y contradictorias facetas. Ha sido, de manera tipica, la idea que el hombre de Ia ciudad se ha forjado de la barbarie rural; o Ia idea que ha impuesto el “civilizado” acerca del modo de vivir de los “salvajes” de Africa y de América. El pensamiento occi- dental Hlegé a fundir sus nociones del espacio y del tiempo con las ideas del progreso histérico. Asi, se configurd un estereotipo cultural eurocentrista que egé a considerar, digémoslo asi, que la coordenada temporal iba de oriente a occidemte; este eje era cruzado por otra coordenada (vertical) segin la cual en el norte siempre hay bérbaros y en el sur se hallan los salvajes. Asf, el punto 0 donde se eruzaban las coordenadas cartesianas representaba el agui-ahora del observador “civilizado”. El progreso tenia que pasar peligrosamente entre los bérbaros del norte y los salvajes del sur, siempre en direccién a occidente EI progreso se veia amenazado aun desde dentro, desde un “profundo sur” de Ja propia metrépoli. Para Voltaire, por ejemplo, no sélo habfa hombres primitivos en Africa 0 en el Nuevo Mundo: “Salvajes como esos hay en toda Europa”, devia; y explicaba: Riisticos que viven en sus chozas con sus hembras y algunos animales, expuestos sin cesar a toda la intemperie de las estaciones; que no conocen més que la tierra 59) |

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