You are on page 1of 256
CN yes meen Coe ed 6) Jim Marrs analiza detalladamente los secretos mejor PSE MS cn ac ee cy CU UCL MOS cs Rac ne DCR ea Lec CooL eR LORE LU by CU ORS roce bse ae Cd PDR oe ML Lot ay los tipos de interés, mantener las distinciones de clase Peru UATE MRR UL) se ost ed DOSS REL aca IS CCRC PER CL eat Re historicos y en una labor de investigacion impecable, Ue SUC ERS ECL Pe re ROT UCR ES aL) UE ea eS cd Re CRM ed De UTC kL Escrito en un lenguaje clare y directo, as sociedades Se eC Ly DOC MS CUS Une LC) Ce OU ee ae Gu Ue Hl poder en la sombra i Las SAID Peete ata ig aT JIM MARRS Las sociedatle SECRETAS Traduccién de Marta Rebon. vronce once ‘Tau ovginl: Rule by sareey © fim Mars, 2000 Publicado de acuerdo con Personal un sllo de HarperCollins Publishers por Is taduecin, Marea Reh Redriguce, 2006 © Edizrial Planeta, S.A, 2006 Baycelona (Espafa) Primera ediciéas mario de 2006 Segunda ips: mae de 2006 Coniponicion: Fens ain, 1. Impresin y encuaderacida: Brora; S. 1, Pitted in Spain = Impeewo en Espada Indice Introduccion 9 ‘Algunas palabras en torno a la conspiracién 12 Gobernados por unos pocos. 19 Una perspectiva de esos «poco» 23 Primera parte. LAS SOCIEDADES SECRETAS MODERNAS. 31 LaComisién Trilateral 32 EICER, Council on Foreign Relations (Comisién de Relaciones Exteriores) 44 EI Club Bilderberg 54 Los Rockefeller 61 Los Morgan 74 Los Rothschild 78 Los secretos del dinero y el Sistema de la Reserva Federal 86 Laconstruccién del imperio 105 EL Royal Insticut of International Affairs ylas Mesas Redondas 110 Rhodes y Ruskin. 112 Los Skull and Bones 118 Fundaciones sin énimo de lucro y agencias «alfabéticas» 127 Hay noticias para nosotros. 134 Comentario 14t Segunda parte. LAS HUELLAS DE LA CONSPIRACION 145 El informe Iron Mountain 146 El golfo Pérsico 151 2Quién paga los platos rotos? 155 Vietnam 160 JEK contra los globalistas 163 Hasta el final con LBJ 169 Comerciando con el enemigo 177 Corea 180 El nacimiento del culto nazi 187 La Sociedad Teoséfica, Ia Sociedad Thule Y otros grupos esotéricos. 196 Lallegada del der 202 El grupo de apoyo aHitler 209 Lasuerte de Hitler cambia 217 Japén contra la pared 220 La segunda guerra mundial 226 Aquino ha pasado nada 227 La primera guerra mundial 234 Un estimulo para la guerra 239 La Revolucién Rusa 246 Elascenso del comunismo 25 Comentario 255 Tercera parte, REBELION Y REVOLUCION 259 La guerra entre estados_ 26 La agitacidn de la sociedad secreta 264. Ataques preventivos 270 El movimiento antimasnico 274 La Revolucién Francesa. 280 Jacobinos y jacobitas 281 Sir Francis Bacon y la Nueva Adlintida 287 La Revolucién Americana 293 Los Illuminati 297 Lafrancmasonerfa 306 Elconde de Saint-Germain y otros magos. 316 Laconjura mas6nica 321 Francmasoneria versus cristianismo 327 Los rosacruces 333 Comentario 337 Cuarea parte, LAS SOCIEDADES SECRETAS ANTIGUAS 341 Los caballeros templarios 343 Los Asesinos 351 Los banqueros y constructores templatios 357 Los citaros 364 La Cruzada Albigense 373 La desaparicién de los templarios. 378 El Priorato de Sién 392 Los merovingios 406 Una red de amplio aleance 414 Comentario 420 Quinta parte. Los ANTIGUOS MIsTERIOS 425 ElcaminoaRoma 427 laCéba 438 Los Secretos y Misterios Antiguos 444 ¢Algo més para Moisés? 452 ‘Todos los caminos conducen a Sumer 461 Los anunnaki 466 Inundaciones y guerras 481 Comentario 497 Notas 507 Introduccién | mundo estd gobernado por personajes muy distintos a aquellos que se imaginan quienes no estan deers del telén. BENJAMIN DISRAELL ‘Una advertenci Si usted se siente completamente a gusto y satisfecho con st. visién del género humano, dela religién, de la historia y del mundo, no contintie leyendo. Si en verdad cree que la humanidad ha aleanzado poco més 9 menos la cima de sus logros cientificos y espirituales y que los medios de comunicacién, propiedad de los magnates de las cor- poraciones, lo manticnen lo suficientemente informado, detén- gase aqui. Pero si usted es uno de esos millones de personas que leen las noticias cada dia minuciosamente y se rompen la cabeza pre~ guntdndose y reflexionando sobre «qué esta pasando en el mundo», o se entretiene con preguntas del tipo ;quiénes somos?, ide dénde-venimos? y, zadénde vamos2, est leyendo el libro ade- cuado, Este libro trata de los secretos del gobierno, de la historia oculta y de la religién clandestina; de los secretos de la riqueza, del poder y del control; de los secretos que raramente quedan re- gistrados en los libros de historia y que nunca se mencionan en Jos medios de comunicacién. Estos datos pueden resultar in- quietantes y perturbadores para algunas personas, pero nunca na- dic ha adquirido sabidurfa con informaciones que sélo vienen a reforzar sus propias ideas predeterminadas. 10 LAS SOCIEDADES SECRETAS En estas paginas se abordardn cuestiones que muchos nos han hecho creer que sélo son secundarias. Pero ;cudntas veces asun- tos marginales de repente se han convertido cn cuestiones de méxima prioridad? Seguro que los lectores de ms edad se acor- dardn de un alemdn radical —que, aunque resultaba irritante, no parecia tener trascendencia alguna— y que llegé al poder en la Europa de los afos treinta. O también de un pequefio conflicto que se cocinaba —muy lejos de tener alcance mundial— en un remoto lugar del planeta llamado Vietnam. O bien podriamos re- cordar un robo «de poca monta» Ilevado a cabo en el cuartel ge- neral electoral del Partido Demécrata de los EE.UU. en 1972, y que se convertiria en el mayor escéndalo politico estadounidense y se daria a conocer con el nombre de Watergate. ‘Asimismo este libro aborda la cuestién de la conspiracién, una actividad silenciada en los medios de comunicacién més importantes, pese a que el sistema judicial norteamericano dicta sentencias por conspiracién criminal con regularidad. iExisten de verdad las sociedades secretas? ¢Hay realmente un gobierno en la sombra? ,Se est orquestando una conspiracién mundial con ef fin de subvertir la libertad y la democracia? 20, por el contrario, se trata de pura palabreria vertida por los «ceéricos de la conspiracién»? La respuesta dependerd por completo de a quign se decida es- cuchar. ¥ demasiada gente que escribe en torno a la conspira- cién —tanto detractores como defensores— tiene sus propios in- tereses. Es hora de que nos distanciemos un poco para poder tener una visién mds amplia de nuestro mundo y su historia. Con la entrada de un nuevo milenio, la opinién ptiblica es- tadounidense esté tomando mayor conciencia de una no tan secreta conspiracién: que la mitad del afio trabajan para el go- bierno. Alrededor de los primeros seis meses de cada afio la gente gana dinero que se le va en impuestos antes incluso de que el trabajador perciba su salario. La retencidn de estos impuestos —invisibles para los contribuyentes— es él motivo por el cual la mayoria de los ciudadanos olviden la cantidad real de impuestos que soportan. Y eso sin mencionar los impuestos sobre las com- pras diarias, las propiedades inmobiliarias, las tasas municipales INTRODUCCION IT y tantos otros mediante los que se roba sin tapujos. El impuesto briténico sobre el té, que segiin se cree precipité la Revolucién americana, es una miseria en comparacién. Aunque los medios de comunicacién y los politicos, basin- dose en estadisticas falseadas, hablen de una economia préspera, los sondeos indican que la poblacidn siente un creciente desaso- siego por el rumbo que estd vomando Estados Unidos. “Tal vez por eso cada da mds personas sensatas investigan en tomo alas conspiraciones y a los grupos secretos que las maqui- nan. En Internet abundan las paginas web y los grupos de discu- sidn con la conspiracién como tema estrella. Se publica un né- mero ingente de libros y revistas cuyo contenido principal son las conspiraciones, que abarcan desde los secretos de los miem- bros de las cruzadas hasta el asesinato de JFK. Pese a la longitud y la amplitud de las autopistas de la infor- macién, la gran mayorfa de la poblacién norteamericana por desgracia contintta viviendo en la més completa ignorancia. Esto no implica que sean esttipidos 0 que tengan poca capacidad in- telectual, Sencillamente no han tenido acceso a la informacién de la que hoy en dia se dispone. Muchas personas serias y con for- macién en multiples campos —fisicos, abogados, expertos en ordenadores, corredores de bolsa, economistas, banqueros, comet- ciantes, cientificos, profesores, ete.— tienen un desconocimiento absoluto de gran variedad de cuestiones-y la relacién entre éstas ¥ quien gobierna verdaderamente en Estados Unidos. Las causas primordiales de esta ignorancia son la falta de tiempo para su formacién personal y su confianza excesiva en unos me- dios de comunicacién, feudos de las corporaciones, que trans- miten la informacién sin tener en cuenta sus implicaciones més amplias, Paraftaseando a A. J. Liebling, un dcido critico de los media del New Yorker, la libertad de prensa estd garantizada sélo para los duefios de diarios... 0 emisoras de radio 0 canales de te- levision, Entonces, ze6mo podemos saber lo que es cierto y lo que no? ¢Qué es importante y qué es trivial? ;Quién esté realmente al frente del poder? Estin en marcha conspiraciones que nos afec- tan a todos? Es posible seguir la historia de la humanidad a tra- 12 LAS SOCIEDADES secRETAS vés de incontables conjuras?;Quignes son ellos y cudl es su pro- pésito? Este libro intentaré resolver estas cuestiones. Pero antes de aventurar las respuestas, debemos abordar el tema de la conspi- racién, Algunas palabras en torno a la conspiracién El concepto de conspiracién ha sido durante mucho tiempo ana- tema para la mayorfa de los norteamericanos, condicionados por Jos medios de comunicacién para creer que la conspiracién con- tra los ciuidadanos de un pais sdlo es posible en reptiblicas bana- neras 0 en naciones comunistas. Esta visién simplista, alentada por los media consagrados a mantener una imagen impoluta del status quo, impide conocer la verdadera historia de la humanidad y los diferentes sentidos de la palabra conspiracién. «Conspiracién» deriva del latin conspirare, que significa lite- ralmente «respirar conjuntamente», es decir actuar 0 pensar en armonia. En los tiempos modemnos, a dicho concepto se le ha aia- dido una siniestra connotacién. En la actualidad, la mayorfa de los diccionarios ofrecen dos acepciones de la palabra. 1. Ponerse de acuerdo varias personas conjuntamente y en secreto, especial- mente para cometer un acto ilegal o malvado, 0 2. Planear 0 maqui: nar en secreto. Una definicién es vils la otra, bastante menos. Elsecretismo es el hilo conductor que hilvana la historia desde los orfgenes. Ha habido, hay y habré secretos compartidos por in- dividuos y grupos; secretos preservados a un mismo tiempo por la Iglesia y las autoridades gubernamentales; secretos politicos, € incluso secretos fiscales y comerciales. Es evidente que una conspiracién entre compafieros de tra- bajo con el fin de comprarle un regalo al jefe no puede conside- rarse al mismo nivel que cl de unos ladrones de banco planifi- cando su préximo golpe. Asimismo, el pequefio comerciante que mantiene en secreto su plan comercial con respecto a la com- petencia no est llevando a cabo una conspiracién que se pueda INTRODUCCION 13, ‘equiparar a la de los lideres de las corporaciones cuando pactan para fijar los precios. Lo que distingue a una conspiracién malévola es su intencién. Mientras que algunos secretos pueden ser inocuos —zpara ‘qué estropear la sorpresa de una fiesta de cumpleasios revelandolo antes de tiempo?—, otros secretos, como los posibles remedios contra el cancer 0 contra el SIDA 0 el fomento de la guerra, se- rian considetados despreciables por cualquier persona consciente. La mayoria de nosotros se negaria a tolerar secretos que cuestan ‘ destrozan vidas, que impiden que las personas convivan en ar- monfa o que controlan y obtienen beneficios ilicitos. Por tanto, todo aquel que se preocupe por las libertades individuales deberia escrurar concienzudamente los que conspiran para mantener en silencio secretos como éstos. El columnista Stewart Alsop escribié una vez que el conoci- miento es poder y el poder es la materia prima mis valiosa del go- bicrno. Asi, quien conoce los secretos controla el conocimiento y, por lo tanto, ostenta el poder. Muchas personas perciben que 36lo un pufiado de gente y de organizaciones controla la mayor parte del conocimiento global. Dicho conocimiento se custodia celosamente en el mds absoluto hermetismo. Una vuelta de tuerca al viejo refrén «ojos que no ven coraz6n que no sientes. ;Lo que no sabes puede hacerte dafio! El clemento‘conspirativo también resulta esencial para la in- terpretacién de la historia. Sélo caben en ella dos formas: la ac- cidental o la conspirativa. La primera perspectiva, la accidental, considera que la histo- ria no es més que una concatenacidn de hechos o actos divinos que los lideres mundiales nada o poco pueden hacer para alterar oimpedir. Un exponente de esta postura fue Zbigniew Brzezinski, consejero Nacional de Seguridad del presidente Jimmy Carter. En 1981, Brzezinski, hoy miembro del comité ejecutivo de la impe- netrable Comisi6n Tiilateral, afirmé: «La historia es mucho més producto del caos que de la conspiracién... Los politicos estén cada vez més desbordados por el curso de los acontecimientos y el flujo de informacién». Ouro partidario de la interpretacién accidental de la historia 4 LAs SOCIEDADES sEcRETAS erael periodista George Johnson, quien solia definirse.a si mismo como «un humanista secular», En una ocasién escribié que la idea de conspiraciones habfa sido «fomentada por los extremistas de la derecha desde principios de siglo», y subray6 «que el estilo pa- ranoico de los politicos norteamericanos no habfa muerto con el senador Joseph McCarthy», Por otro lado, la interpretacisn conspirativa dela historia, que podria ser denominada con mayor precisién la «visi6n causa y efecto». Es obvio que los accidentes ocurren. Los aviones, los tre~ nes y los auroméviles se estrellan. Los barcos se hunden. Pero en. Ia historia esta claro que, las mds de las veces, es la planificacién humana la que més a menudo desencadena los acontecimientos. Pero entonces, gpor qué no se sabe mds acerca de estos pla- nes secretos? De acuerdo con los investigadores de la conspiracién Jona- than Vankin y John Whalen, las actitudes de los ciudadanos nor-~ teamericanos estén en gran parte determinadas por la eduleo- rada visién Disney que tienen de ka historia y de los acontecimientos de plena actualidad. Dicha versién Disney «también puede f4- cilmente ser llamadas “versién del The New York Times”, 0 “ver- sién de los telediarios” 0 “versién de los libros de texto”. La ma- yor resistencia hacia las teorias de la conspiracién no procede de la gente de la calle sino de los medios de comunicacién, del mun- do académico y del gobierno —gente que mangja la economia de lainformacién global y nacional». ‘Anthony C. Sutton, un profesor de economia nacido en Lon- dres y que fue miembro del equipo de investigacién del Insti- tuto Hoover de la Universidad de Stanford, est de acuerdo con que la historia difundida por el establishments la que predomina en los libros del texto, el mundo editorial, los medios de comu- nicacién y las estanterias de las bibliotecas, «Durante el pasado si- glo se ha atacado 0 rechazado cualquier teoria de la historia 0 prueba histérica que no se haya cefiido al patrdn establecido por la American Historical Association y por importantes fundacio- nes con gran poder para conceder cuantiosas becas. Y el rechazo no ha sido en funcién de las pruebas presentadas, sino depen- diendo de si el contenido de los argumentos estaba o no deacuerdo INTRODUCCION 15 con el asf llamado Eastern Liberal Establishment" y su linea his- toricista, Pobre del libro o autor que se sitiie fuera de las direc trices oficiales. Las fundaciones no le brindaran ningiin tipo de apoyo. Los editores se echardn atrés. La distribucién de los libros se resentird, fallard o simplemente no existird.> ‘Asa penosa situacidn se refirié el doctor Carroll Quigley, mentor de estudios del presidente Bill Clinton. Su libro de 1996, Tragedy and Hope: A History of the World in Our Time, sacé ala luz informacién privilegiada, a la que Quigley tuvo acceso, rela tiya a las sociedades secretas modernas. Quigley explicé que el libro habia sido rechazado por un importante editor de Nueva York. «Ahora estoy bastante seguro de que Tragedy and Hope fue vetado...» —esctibié Quigley a mediados de la década de 1970. Durante mucho tiempo un buen niimero de investigadores y escritores —como el difunto Gary Allen, A. Ralph Epperson, G. Edward Griffin, el doctor John Coleman, Jonathan Vankin, Anthony C. Sutton y Eustace Mullins por citar sélo a algunos— han escrito sobre conspiraciones. Pero por lo general han sido pe- quefias editoriales, de distribucién limitada, las que han llevado cabo la publicacién de esos titulos. Esta corriente de autores sos- tiene que las corporaciones de Estados Unidos controlan los me- dios de comunicacién y que ésa es la raz6n de que se haya puesto trabas a una amplia difusién de sus trabajos. Esta preocupacién existe incluso més all de los Estados Uni- dos. Un editor francés afirmé en una ocasién que «resulta impo- sible seguir la pista a los verdaderos propictarios de las corpora- ciones y a los que copan las més altas cotas del poder dentro de los Estados Unidos. “Ellos” no lo permitirian. “Ellos’ encontra- rian un modo para acosar y hacerle la vida imposible a cual- quicta que lo intentase. “Ellos” son al parecer un grupo bastante reducido que se conocen entre si, pero que pasa inadvertido para el ptiblico en general. “Ellos” entran y salen de cargos guberna- mentales, pero por lo visto el servicio piiblico no sirve mds que * Con la expresién Bastern Establishment se designa al entramado plutocrético que domina la vida econémica, politica y social de los Estados Unidos. (N" de lat) 16 _ LAS SOCIEDADES SECRETAS para su promocién personal. A ese gobierno, al que précticamente todo el mundo alude, no se le puede seguir el rastro a través de Ja tenencia de acciones, agencias reguladoras 0 decisiones puibli- cas, Da la impresién que funcionaa avés de un laberinto de con- tactos personales y de acuerdos técitosn, Para conseguirlo, nada mejor que integrarse en una sociedad secret. Diversos autores de la conspiracién han escrito sobre oscuros complots para imponer un Nuevo Orden Mundial desde el seno de algunas sociedades secretas modernas como la Comisién Tri- lateral, cl Council on Foreign Relations, los Illuminati, el Comité de los 300 y otros. Investigadores objetivos apuntan a la ausen- cia de pleitos por difamacién contra estos escritores como un in- dicio de la veracidad de las hipdtesis vertidas en sus trabajos. No obstante, con la entrada en el nuevo milenio, la conspi- racidn se ha convertido en un tema de interés en la vida coti- diana de los Estados Unidos —ya sea por su presencia en libtos, espacios televisivos o en el tratamiento cinematografico del mundo de la politica —. Ni siquiera el presidente de los Estados Unidos se salva de que se le relacione con tcorias conspirativas. En 1991, cl recién electo presidente Bill Clinton nombré a ‘Webster Hubbell, su amigo de confianza y colega de golf, como fiscal general adjunto del Departamento de Justicia de Estados Unidos, En una reciente autobiografia, Friends in High Places, Hubbell relata una anécdota segiin la cual Clinton le dijo: «Webb... si te meto en Justicia, quiero que encuentres respuesta a dos preguntas. En primer hgar, zquién maté a JFK? ¥ en se- gundo, zexisten los ovnis?” Hablaba completamente en serio, afia~ dia. Investigué sobre las dos cuestiones pero no se quedé satiste- cho con las respuestas que le din. {Tampoco el presidente y un alto cargo del Departamento de Justicia pueden obtener una respuesta convincente? ;Quién controla? “Thas la revelacién de Hubbell, el doctor Steven Greer, ditec- tor del Center for the Study of Extraterrestrial Intelligence” * Centro para el Estudio de la Inceligencia Extraterrestre, ol CSETI, es tuna onganizacién internacional dc investigacidn y educaci6n sin dnimo de lu- cro dedicada al campo de lainteligencia extraterrestre, (N. de la 6) INTRODUCCION 17, (CSETD hizo piblico que en 1993 hizo una disertacién de tres horas sobre la existencia de los OVNI para el entonces direc- tor de la CIA, el almirante James Woolsey. Greer comenté que a Woolsey Ie pusieron obsciculos infranqueables en sus intentos para contrastar la informacién proporcionada por él y que no pudo obtener documentos relevantes en los archivos de la CLA. Cuando se llega a los secretos més profundos y oscuros de la nacién norteamericana, se hace evidente que hay poderes por encima de la presidencia de los Estados Unidos o de la direccién de la Agencia Central de Inteligencia, Losescritores de la conspiracién y los funcionarios del Estado no son los tinicos en albergar sospechas conspirativas. Una encuesta del Scripps-Howard News Service (el Servicio de Noticias Scripps-Howard) de 1997, elaborada conjuntamente con la Universidad de Ohio dio como resultado estas extraordi- narias estadisticas: — E151 % de los encuestados cree probable que algunos fun- cionarios del Estado fueran directamente responsables del asesi- nato del presidente John F. Kennedy. — Mésde un tercio sospecha que la Marina estadounidense permitié intencionadamente que traficantes de droga de Cen- troamérica vendieran cocaina a nifios negros de los barrios cén- tricos pobres. — El 60% comparte la sensacién de que el gobierno esté cocultando informacién en relacién con el Agente Naranja y las ‘qusas del Sindrome de la Guerra del Golfo. — Casi la mitad sospecha que los agentes del FBI fueron los responsables del incendio que acabsé con la vida de 81 miem- bros de la secta Branch Davidians (o davidianos) cerca de Waco, ‘Texas, en 1993. (Sin duda esa cifta crecié mucho més en 1999, hilo de las revelaciones sobre el engafio del gobierno con rela- cién a los dispositivos pirotécnicos que se utilizaron antes de que se produjera el fuego). — A tenor de un informe de 1947 publicado por el Bjér- cito de Aire estadounidense que conclufa que los extraterrestres de Roswell, Nueva México, eran en realidad resultados fallidos de pruebas que se iniciaron en 1954, muchas personas creen ahora 18 Las SOCIEDADES skCRETAS més que antes que el gobierno oculta informacién y recnologla respecto a los extraverrestres. Como reaccidn a esa encuesta, Curtis Gans, el director eje- cutivo del Comité de Washington para el Estudio del Electo- rado Americano, lamenté que «la paranoia estuviera apoderén- dose del pats» Pero zen verdad se trata de paranoia? ;Acaso no hay nadie conspirando pata obtener riqueza y poder? Un viejo chiste nos lo recuerda «que seas un paranoico, jno significa que no estén alli fuera para cogerte!». Cada vez es mayor la ercencia de que ciertos individuos con una fortuna y poder inmensos, por lo general desconocidos para el conjunto de la sociedad, son los verdaderos amos de los Esta- dos Unidos y del mundo, «El poder es una realidad cotidiana en los Estados Unidos, pero la mayorfa de los norteamericanos dista mucho de tenerlo. El secretismo es el instrumento més eficaz del poder. El gobierno aparece como distante, y de algiin modo, au- {oritario. Paulatinamente, nos vamos aislando los unos de los otros, enfrascados frente al ordenador y la televisién, prisioneros detrés de los parabrisas. Hay un sentimiento de frustrante dispersién en la vida moderna norteamericana... Las teorias de la conspira- cidn intencan encajar las piezas de nuevo», escribié Jonathan Van- kkin, un periodista que se ha dedicado a estudiar una amplia va- riedad de teorias de la conspiracidn que implicaban al gobierno de los Estados Unidos. Las teorias de la conspiracién son una tentativa de obtener una visién panordmica de la historia. «Creemos que un buen niimero de los acontecimientos mundiales més importantes, que han determinado el destino de la humanidad, ocurren porque alguien 0 unos cuantos los han planeado asf, reflexiona el autor conservador Gary Allen. Si nos atuvigramos simplemente a esta- disticas, la mitad de los acontecimientos que afectan al bienestar de la nacién norteamericana deberian ser buenos para ella. Si se tratara de simple incompetencia, nuestros lideres deberfan de cometer un efrora nucstro favor de vez en cuando... Pero en rea- lidad, no nos las estamos viendo con coincidencias o estupidez, sino que més se trata de planificacién y genialidad.» INTRODUECION 19. ‘Menos reflexivo en su andlisis pero acertado con el tono, es- tuvo el autor Johnson, en los afos de la era Reagan con la publi- cacién desu libro Architects of Fear: Conspiracy Theories and Pa- ranoia in American Polities (1983), una extensa serie de articulos que escribié para el Minneapolis Star. Johnson sostiene que un nuimero considerable de norteamericanos sencillamente no puede aceptar la idea de que «hay diferentes maneras de interpretar los acontecimientos», para afiadir que sin embargo «no existe un tinico sistema que lo abarque todo». Johnson dice que los paranoicos norteamericanos «construyen elaborados sistemas para explicar todos los problemas mundiales como parte de una conspiraciéns en un intento de racionalizar as{su miedo y su odio antes de acep- tarlo que él describe como una visién «pluralista» de la historia, la economia y la politica. «Hay una diferencia entre aquellos que ocasionalmente su- qumben a la atraccién de las explicaciones conspirativas y los tedticos de la conspiracién... que creen que todo lo malo que ha ocutrido se debe a una maquinacién secular y ocultas», dice. Una ver dicho esto, Johnson se vio obligado a admitir que «ni el anilisis histérico ni el sociolégico explica por qué sorprenden- temente tantos te6ricos de la conspiracién construyen unas apro- ximaciones tan similares. Por otra parte, tampoco parecié darse cuenta de que la negacién de la existencia de conspiraciones sélo beneficia a los posibles conspizadores. Gobernados por unos pocos «Las élites, no las masas, gobiernan los Estados Unidos», conclu- yen los académicos Thomas R. Dye y L. Harmon Zeigler en su libro The Irony of Democracy. «En plena era industrial, cientifica y nuclear, la vida en un sistema democratico, al igual que en una Sociedad totalitaria, esté determinada por un pufiado de hombres. Los expertos, tanto los analistas politicos como los socidlogos, pese a las diferencias en sus enfoques del estudio del poder en los Esta- dos Unidos, estan de acuerdo en que las decisiones clave politicas, €conémicas y sociales son tomadas por una selecta minoria.» 20. Las socIEDADES sEcRETAS La idea de que un reducido grupo de ricos en el gobierno —ana oligarquia— controla los Estados Unidos parece ser con- firmada por los acontecimientos. Una cantidad desorbitada de re- cursos en los Estados Unidos esté controlada por un exclusivo grupo minoritario de entre sus 265 millones de poblacién, Segiin un estudio de 1983 de la junta de gobierno de la Reserva Fede- ral, apenas un 2.% de familias norteamericanas acapara el 54 9% de la riqueza de la nacién y sélo el 10% controla ya el 86% de todos los bienes financicros. La mayoria de las familias norte- americanas —el 55 9— tiene activos netos negativos o carecen de ellos. Este estudio excluye los activos netos de las institucio- nes, la mayoria de las cuales pertenecen o estén bajo control del ya mencionado 2%. Desde la década de 1960, esa dindmica de ricos haciéndose mis ricos mientras los pobres son cada vez més pobres se ha ace- lerado tanto con gobiernos republicanos como demécratas, Se- giin la Oficina del Censo de los Estados Unidos, alcanzé el punto més dlgido en la década de 1990. Desde 1992 hasta 1994, el segmento de porentados dentro de a renta nacional que antes era de un 5 % se incrementé hasta alcanzar el 14 %, casi el doble respecto a los veinticinco afios antetiores. Las estadisticas actuales son incluso mas alarmantes. El pro- medio de los sueldos de un trabajador medio en 1998 —des- contando la inflacién— bajé un délar entero en la tarifacién por horas. Durante los uiltimos veinte afios, a diferencia entre los in- agresos percibidos por varones con educacién universitaria y por los que no posefan esa formacién crecié del 42.% hasta el 89 9. Los sindicatos han sufrido las consecuencias. En 1970, los sindi- catos de la industria sidertirgica y de la automovilistica contaban con casi tres millones de afiliados. Hoy, los afiliados no suman el millén. «Hemos evolucionado hacia una sociedad que se divide en- tre los que prosperan en las industrias del conocimiento, ylos que carecen de formacién universitaria 0 conocimientos técnicos y se quedan en el camino», apunta Mortimer B. Zuckerman, edi- tor jefe de U.S. News 8 World Report. Muchas personas se cues- tionan ahora si el progreso de la clase media norteamericana es en INTRODUCCION 21 verdad una evolucién natural o, por el contrario, es el resultado de una planificacién concienzuda para lograr un «Nuevo Orden Mundiab». Se ha informado ampliamente que los Estados Unidos utili- zan muchos mas recursos naturales de lo que le corresponderia segtin su porcentaje demogrsfico, en comparacién con el resto del planeta. Es asimismo un hecho irrefutable que, con la entrada en el nuevo milenio, los Estados Unidos son el poder predomi- nante en todo el mundo. Entonces, ¢quién controla en realidad los Estados Unidos y, por lo tanto, el mundo? Se oye que «ellos» poseen la inmensa mayoria de los recur- sos, manipulan mercaneias, controlan precios y defraudan al fisco. De la misma manera, «ellos» ostentan el menopolio de la ener- aga, de la industria farmacéutica y armamentistica y de la manu- factura, mediante la aplicacién de nuevas tecnologia. ¥ cellos» ejercem una influencia abrumadora sobre los medios de comunicacién y los gobiernos mundiales gracias a su control de las multinacionales asi como de organizaciones privadas como el Royal Institut of Internacional Affairs de Inglaterra, el Coun- cil on Foreign Relations y la Comisién Trilateral Asimismo, «ellos» pertenecen a sociedades secretas como los Illuminati, los Skull and Bones [Tibias y Calavera], los Caballe- +05 de Malta y los cfrculos dirigentes de la francmasoneria. Pero gquiénes son vellos» exactamente? :Quiénes son los hom- bres (por lo visto escasea la presencia de mujeres) que pueden con- trolar a su aire el destino del planeta Tierra? Por qué actin en secteto y por queé se sienten atrafdos por las organizaciones se- cretas? {Qué ocultan que les permite asumir el rol de élite gaber- ante? Y sobre todo, jcudles son sus objetivos y sus planes para conseguirlos? Muchas personas han oido hablar de las sociedades secretas modernas antes mencionadas, No obstante, pocos han tenido la oportunidad de conocer en detalle sus origenes, intenciones y co- nexiones. Por tanto, es natural preguntarse qué cuota de influencia control han tenido esos grupos sobre el devenir de los aconte- cimicntos. 22. LAS SOCIEDADES sEcRETAS Este libro es un estudio de las sociedades secretas —tanto de Jas modernas como de las antiguas— y de su influencia en la historia mundial. Un intento de destapar sus secretos, pata bus- car el verdadero significado de sus misterios. Lo que resulta evidente, incluso para cl investigador més for- tuito, es que las sociedades secretas no sélo existen sino que han desempefiado un papel crucial en los asuntos internacionales en el transcurso de los siglos. Lo que no esté tan claro es quines son exactamente y cudntas personas estan involucradas, Y, :cud- lesson las conexiones entre esos grupos? Después de todo, son so- ciedades secretas En 1909, Walter Rathenau, presidente de la Sociedad Gene- ral de la Electricidad de Alemania, dijo: «Trescientos hombres, to- dos ellos conocidos entre sf, dirigen el destino econémico de Europa y eligen a sus sucesores entre ellos mismos». La afirma- cién de Rathenau pudo haberle servido de base al doctor Cole- man, un escritor de la conspiracién, para decir que un «Comité de 300 personas» controla «un gobierno paralelo secreto y de alto nivel que dirige Gran Bretafia y los Estados Unidos». Joseph P. Kennedy, el patriarca de la renombrada familia Ken- nedy, hizo esta observacién en una ocasién: «Cincuenta hom- bres han hecho funcionar Norteamérica y ésta es ya una cifta muy alta». David Wallechinsky e Irving Wallace, autores del Almana- que popular’ al hablar de quién gobierna los Estados Unidos en Ia actualidad, dicen que el presidente, las dos cémaras legislati- vas los nueve miembros del Tribunal Supremo. Y también men- cionan los gobiernos estatales, de los condados y municipales pero apuntan correctamente que «la mayorfa de sus leyes pueden ser derogadas por el gobierno federal». Pero zy qué hay al respecto del poder y del control secreto? En una seccidn titulada «;Quién gobierna EN REALIDAD?, es- tos autores afirman: ehay muchas fuerzas actuando en la sociedad norteamericana, pero las mds poderosas, con diferencia, son las direcciones coordinadas de los principales bancos, corporacio- nes y compafifas aseguradoras, que cuentan con el apoyo de los lideres militares, lo que el ex presidente Dwight Eisenhower lla- INTRODUCCION 23, maba «el complejo militar-industrials, De acuerdo. Pero zquién controla ese «complejo militar-industrialb? Una perspectiva de esos «pocos» No sélo los teéricos de la conspiracién han denunciado el con- trol secreto del mundo. Ya en 1856, el primer ministro inglés Benjamin Disraeli dijo en la CAmara de los Comunes, ces intitil negar, puesto que es imposible disimularlo, que una gran. parte de Europa —Italia y Francia en su totalidad y una gran parte de [la entonces frag- mentada] Alemania, por no mencionar a otros paises— esté do- minada por una red de sociedades secretas... ¥ gcudles son sus objetivos? No tratan de ocultarlos. No quieren un gobierno cons- ritucional... Quieren cambiar la posesién de la tierra, echar a los actuales propietarios y acabar con las instituciones eclesidsticas Lglesias)» E] presidente Woodrow Wilson que, como veremos mds ade- ante, estaba estrechamente relacionado con el poder conspirativo, escribid; «Algunos de los hombres mds importantes de los Esta- dos Unidos, en el campo del comercio y de la industria, temen a alguien ya algo. Saben que en algiin lugar hay un poder tan orga- nizado, tan sutil, tan vigilante, tan interconectado, tan completo y tan penetrante que cs mejor no decir nada en su contra». En una ocasién, el juez del Tribunal Supremo de los Esta- dos Unidos Felix Frankfurter dijo que «los verdaderos gober- nantes de Washington son invisibles y ejercen el poder entre bas- tidores». En una carta con fecha del 23 de noviembre de 1933, el re- cién elegido presidente Franklin D, Roosevelt escribié al coronel Edward House, ascsor del presidente Woodrow Wilson: «Como usted y yo sabemos, la tinica verdad del asunto es que, desde los dias de Andrew Jackson, un sector financiero ha tomado las rien- das del poder en los centros mds importantes. Elliot, el hijo de Roosevelt, afirmsé: «Dentro de nuestro mundo tal vez sdlo una docena de organizaciones son las que determi- 24 _ LAS SOCIEDADES SECRETAS nan el rumbo de nuestros destinos tanto 0 més que los gobier- 1nos legalmente constituidos» Al cabo dellos afios, son muchas las personas que han lanzado advertencias respecto a la existencia de un gobierno en la som- bra en los Estados Unidos. John E. Hylan, ex alcalde de Nueva York, afirmé en 1922 que ela verdadera amenaza de nuestra reptiblica es el gobierno invisible que, cual pulpo gigante extiende sus viscosos tentacu- los sobre nuestra ciudad, Estado y nacién... Al mando de este pulpo estén los intereses de la Rockefeller-Standard Oil y un re- ducido grupo de poderosos bancos por lo general relacionados con banqueras internacionales que, en la préctica, hacen funcio- nar el gobierno de los Estados Unidos para sus egoistas propési- tos». El coronel L. Fletcher Prouty (ya retrado) trabajé como agente de enlace entre el Pentagono y la CIA desde 1955 hasta 1963. Desde su lugar estratégico, Prouty fue testigo de los mecanismos de control existentes tanto en los servicios de inteligencia como en el ejército. En 1973, Prouty escribia que los Estados Unidos funciona- ban gracias a un «equipo secreto», el esanctasantérum de una nueva orden religiosa» que respondfa slo ante s{ misma. «El po- der del grupo deriva de su vasta infracstructura clandestina y de su relacién directa con las grandes industrias privadas, los fon- dos de inversién inmobiliaria, los bancos, las universidades y los medios de comunicacién, incluyendo las editoriales nacionales y extranjeras, su Todos los principales miembros de este grupo estén en el centro del poder, bien sea en kas oficinas de la Adminiscracién, bien sea fuera de ellas, trabajando en el nicleo del grupo. Sim- plemente van cambiando sus puestos oficiales por otros cargos en el-Ambito empresarial o en el placenteto refugio del mundo aca- démico.» Prouty prosigue: «Esta gran maquinaria ha sido construida por hombres tan preparados como “Wild Bill” Donovan, Clark Clifford, Walter Bedell Smith, Allen Dulles, Maxwell Taylor, McGeorge Bundy y tantos otros, que la han guiado y la han con- INTRODUCCION 25 vertido en el aplastante gigante que es hoy. Es la gran industria, elgran gobierno, el gran capital, la gran presién... todos operando de manera centripeta y para sus propios intereses en medio de un secretismo y una seguridad torales». Los escépticos deberfan tomar nota de cémo esos mismos nombres van asomando incesablemente en relacién con las so- ciedades secretas modernas. Elinnoyador y gran pensador R. Buckminster Fuller también comprendié que cs un grupo de hombres poderosos entre basti- ores el que gobierna los Estados Unidos. En 1983, poco antes de su muerte, escribié: «Los Estados Unidos no estén dirigidos por lo que llamamos su gobierno “democrético”. Nada puede set mds patético que el papel que debe desempefiar el presidente de los Estados Unidos, cuyo poder es aproximadamente cero. Sin embargo, los medios de comunicacién y la mayoria de los ciu- dadanos de mediana edad de los Estados Unidos creen que el pre- sidence ostenta el poder supremo». En una ocasién, el presidente Franklin D. Roosevelt, {ntima- mente relacionado con muchos de los més destacados miembros de las sociedades secretas, observ: «En politica nada pasa por accidente. Si algo sucede, puede darse por seguro que ha sido pla- neado para que ocurra de ese modo». Otro funcionario que hablé de complot en los Estados Unidos fue el primersecretario de Defensa, James Forrestal, a quien su hones- tidad puco haberle costado la vida. A principios de 1947, Forrestal expres6 su preocupacién porque los lideres del gobierno hicieran sis- tematicamente concesiones a los sovieticos. Recopilé més de tres- cientas paginas de notas que, segein le dijo a un amigo, convertiria en un libro para exponer los verdaderos motivos de sus superiores. «sos hombres no son incompetentes ni esttipidos. Son as- tutos y brillantes, La coherencia nunca ha sido un signo de estu- pidez. Si fueran simplemente estiipidos, de vez en cuando se equi- vocarfan a nuestro favor», escribia. Fortestal, que estaba al corriente de muchos secretos —fue incluido en una comisién altamente confidencial encargada de investigar el descubrimiento de un OVNI, que dio pic a los con trovertidos documentos MJ-12— dimitié de su cargo a pericién 26 1A8 SoclEDADES secRETAS. del presidente Truman el 2 de marzo de 1949. Dos meses més tarde, de nuevo a peticién de Truman, Forrestal ingresé en el Hos- pital Militar de la Marina de Bethesda para un reconocimiento rutinario. Uno de los médicos le aseguré al hermano de Forres- tal que éste estaba bien, pero se le denegé el permiso para que tanto d como el sacerdote de la familia pudieran visitarlo. El dia en que su hermano fue a recogerlo al hospital, el cuerpo de Fo- rrestal aparecié sin vida en un sétano del hospital con una soga alrededor de su cuello, Los oficiales médicos declararon que Portes- tal se habia stiicidado, pero son muchos —tanto entonces como ahora— los que no crecn en esa versién. Sus notas y diarios fue- ron confiscados y retenidos por el gobierno durante més de un afio antes de que una versién saneada se pusiera en circulacién para el priblico. ‘Varios oficiales afirmaron que Forrestal padecfa un trastorno durante ese perfodo; desequilibrio que, al parecer, provocé en él la capacidad de ver el futuro. Justo antes de partir hacia Bethesda, Forrestal le confié a un amigo que soldados norteamericanos mo- rirfan pronto en Corea. Esa afirmacién fue hecha quince meses antes de que los norcoreanos lanzaran un ataque «sorpresa» en el sur, Otro hombre loco que expres6 una visién profética de la gue- tra fue el senador Joseph McCarthy quien malinterpret6 la evi- dencia de una conspiracién mundial para sustentar sus propios prejuicios contra el comunismo. No obstante, McCarthy, responsable de tanto suftimiento con su entusiasta y equivocado ataque contra el comunismo, no iba desencaminado cuando denuncié una conspiracién que buscaba promover la guerra como medio de lucro. Denuncié que los acuier- dos de Yalta de 1945 entre Roosevelt, Churchill y Stalin estaban detrés de los conflicros del mundo de la posguerta. Los acuerdos secretos pactados entre esos lideres mundiales —entre ellos, la ce- sién de Europa del Este a Stalin, el Oriente Medio a Gran Bre- tafia y el Pacilico y la regién del sudeste asidtico alos EE.UU. se confirmaron a mediados de la década de 1970, con la publi- cacién de algunos de los documentos y la correspondencia de Churchill. iwrropuccion 27 E] 23 de septiembre de 1950, McCarthy afirmé: «Aqui [en Yalta] sc firmé la sentencia de muerte de los jévenes que estén muriendo hoy en las montafias y valles de Corea. Aqui se firmé la sentencia de muerte de los jdvenes que perecerin mafiana en Jas junglas de Indochina [mas tarde llamado Vietnam). »,Cémo podemos explicar nuestra situacién. presente a me- nos que creamos que los hombres que ocupan los mas altos car- gos en el gobierno estén concertando [sic] lanzatnos al desastre? ‘Tiene que ser producto de una gran conspicacién, una conspira- ciéna una escala tan inmensa que empequefiece cualquier aven- tura previa de la historia de Ja humanidads, advertia McCarthy. Y prosegufa: «Qué se puede decir de esa serie ininterrumpida de decisiones y actos que estin contribuyendo a la estrategia del fracaso? No se pueden atribuir a la incompetencia». McCarthy acabé teniendo un final poco glorioso porque no pudo —o no quiso— librarse del fantasma de la conspiracién mundial orquestada por el comunismo. Afortunadamente, con el paso del tiempo se han podido revisar algunas de sus temera- rias y exageradas acusaciones. Por desgracia, la desaparicién del mecarthysmo dejé también secretos intactos. 2Acaso todas estas personas eran ilusos tedricos de la conspi- racidn? ,O bien todos ellos intentaron, a su: modo incompleto y Timitado, revelar los objetivos secretos que habfa detrés de la su perficial historia vendida al gran publico? Personas como Noam Chomsky y Gore Vidal han denun- ciado «el estado de la seguridad nacional» desde la izquierda. El difunto senador Barry Goldwater y el evangelista Pat Robertson han hecho lo mismo desde la derecha. Incluso la mayoria de los centtistas como el comentarista Bill Moyers y el abogado Gerry Spence han advertido sobre un «gobierno en la sombra». Ya que todo cl espectro politico, desde extremos opustos, dicen lo mismo, €s momento de empevar a prestar una atencién mayor a lo que estd sucediendo hoy en dia, A principios de la década de 1970, los autores David Wise y Thomas B. Ross escribicron un libro sobre esta cuestién, The Invisible Government, que la CIA intenté suprimir. En él, adver- tian de que las agencias de los gobicrnos secretos tenfan relacio- 28 14s SOCIEDADES secRETAS nes financieras con fundaciones y universidades y que utilizaban Jas empresas norteamericanas como tapadera para sus operacio- nes, violando sus estatutos. En una fecha mds reciente, estos auto- res esctibieron: «Nada ha ocurrido... para persuadirnos de que el peligro de un gobierno invisible en una sociedad abierta se haya de ninguna manera desvanecido». En este libro, El gobierno en la sombra, pueden encontrarse nuevos datos y nuevas maneras de acercarse a la historia. Se va a intentar atar los cabos sueltos de nuestro conocimiento colectivo y dar sentido a un largo reguero de pistas y pruebas de conspira~ cidn. No hay garantia de que toda la informacién presentada en es- tas pdginas sea absolutamente cierta, pero comprender la verdad requiere tantos datos como sea posible. Nada debe ser descar- tado sin més. Toda informacién, por extravagante o ilégica que pueda parecer, deberia ser considerada y evaluada. ‘Aunque en este momento hay un gran nimero de socieda- des secretas, tanto politicas como religiosas, operando en el mundo, cen este libro sélo se abordarin las que tienen mayor impacto so- bre la sociedad. La inclusién en estas paginas de sectas disidentes o cultos extrafios, como los Vengadores, los Beati Paoli, la orden del Angel del Pavo Real, la Puerta del Cielo, etc. —sdlo conse- guiria distraernos de la investigacién de organizaciones mucho més eficaces. Llegados a este punto, permitaseme dejar clara una cosa: nada de lo que aqui se presenta tiene intencién de cuestionar las creen- cias teligiosas de nadie. La libertad de culto es uno de los mejores logros de la vida norteamericana, Todo el mundo tiene el derecho a profesar libremente sus propias ercencias, siempre que éstas no perjudiquen a otras personas. Pero al adencrarnos en la investigacién de las sociedades se- cretas, se ve cémo religidn y politica, especialmente en el pa- sado, han estado inextricablemente relacionadas. Si hubiera ptes- cindido aqui de las cuestiones religiosas, sélo podrfa haber contado la mitad de la historia, si bien esta informacién debe ser consi- derada intelectualmente. Como encaje en la visién del mundo de cada uno, debe ser tarea del lector averiguarlo, dependiendo de INTRODUCCION 29 sus propias ereencias religiosas © de su nivel de complejidad in- telectual. La mayor parte de la informacién sobre sociedades secretas, en general escrita hace tiempo, estd repleta de nombres, fechas y acontecimientos que carecen de sentido para el lector moderno. Por tanto, una edicién sensata y las limitaciones de espacio ha- cen que este estudio sea, por necesidad, un tanto somero. Slo espero haber seleccionado los suficientes detalles como para ar- gimentar convincentemente sobre las actividades de las socieda- des secretas y ofrecer al mismo tiempo una lectuta amena sobre un tema muy complejo y controvertido. La naturaleza hetmética de estos grupos obstaculiza cualquier intento de demostrar fehacientemente sus métodos y sus objeti- vos tiltimos. Asi, como hacen los organismos de seguridad del Es- tado cuando investigan el ctimen organizado, a menudo hemos debido basarnos en patrones de comportamiento y conexiones personales entre los individuos y las organizaciones. Y, aunque, por lo general, las pruebas hablan por si mismas, culpabilizar sim- plemente por asociacidn es algo en lo que hay que tener cautcla ¥ evitar a toda costa, No todos los miembros de las sociedades secretas son conspiradores. Tanto el tema en sui conjunto como sus diferentes matices debe ser minuciosamente examinado, siem- pre alerta para no caer en subterfugios o dar por buenos datos fraudulentos. A los cronistas convencionales a menudo les ha con- Venido presentar una visién de la historia incompleta o distorsio- nada, sCudles son pues los secretos que conectan la Comisién Tri- lateral, la francmasonerfa y las Grandes Pirdmides de Egipto? Dejemos a un lado las ideas preconcebidas y embarquémo- hos en ef intento de descubrir la historia y los objetivos de los ne gobiernan en la sombra. PRIMERA PARTE Las sociedades secretas modernas El secretismo esl libertad con que suefian los fanatics: ningin vigilante para controlar la puerta, ningdin contable para controlar las ‘cuentas, ningtin juez para controlar la ley. Los gobiemos secretos no tienen constitucién. Las reglas que siguen son las reglas que inventan. BILL Movers Las sociedades secretas no s6lo existen sino que han desempefiado tun importante papel en el curso de los acontecimientos nacio- nales ¢ internacionales hasta el dia de hoy. Al considerar la trascendencia de las sociedades secretas mo- dernas, resulta instructivo, en primer lugar, echar un vistazo a los presidentes del pasado reciente de los EE. UU. ya las perso- nas y los acontecimientos que los han rodeado. Aunque el ex presidente Bill Clinton goza de la simpatia de tun buen mimero de norteamericanos, en virtud de su juvenil ima~ gen de saxofonista, con cierta debilidad por las mujeres, la ma- yorfa ignora por completo su relacién con tres de las sociedades Secretas més relevantes: la Comisién Trilateral, el Council on Foreign Relations o «Comisién de Relaciones Exteriores» (hay que prestar especial atencién a las iniciales CFR, puesto que apa- recen incesantemente al examinar las decisiones politicas de los Estados Unidos y los conflictos mundiales) y el Club Bilderberg. La Comisién Trilateral hace publica la relacién de sus miem- bros asf como la documentacién relativa a sus posturas ptiblicas, Pero sus trabajos internos se guardan en secreto. El CFR también. publica una lista de miembros, aunque éstos se comprometen a mantener silencio absoluto en relacién con sus objetivos y opera~ 32 LAS SOCIEDADES sEcRETAS ciones. El Club Bilderberg mantiene en secreto tanto su orden del dia como cl elenco de sus miembros. Entre los miembros destacados de la administracién Clin- con que pertenecieron a la Co! figuran el ex presidente del CER Pecer Tarnoff, Anthony Lake, Al Gore, Warren Christopher, Colin Poswell, Les Aspin, James Woolsey, William Cohen, Samuel Lewis, Joan Edelman Spero, Timothy Wirth, Winston Lord, Lloyd Bentsen, Laura Tyson y George Stephenopoulos. Entre los ex miembros de la Comision Trilateral, cabe citar a Bruce Babbitt, Stephen W. Bosworth, William Cohen, Thomas Foley, Alan Greens- pan, Donna Shalala y Strobe Talbott. En otofio de 1998, cuando un proceso de destitucién ame- nazaba a Clinton, el editor John F. McManus mencionaba cémo ésve habia cortido hacia Nueva York en busca de apoyo entre sus amigos del CER. «Bill Clinton sabe de sobra que obtuvo el cargo de presidente porque los miembros de la “sociedad secreta” a la gue pertenecia le eligieron y esperaban que levara adelante sus planes», escribié McManus. Clinton no ¢s el tinico presidente reciente que mantiene re- laciones con estos grupos. El presidente George Bush ha sido miembro de la Comisién Tilaeral, del CFR y hermano de la misteriosa orden de los Skull and Bones. El presidente Ronald Reagan, en su dia ex portavoz de la Sociedad Bléctrica, no pertenecié oficialmentea ninguno de e808 grupos, pero en sus administraciones dio cabida a antiguos yactuales miembros, tal como detallaremos ms adelante. La presencia de miembros de la Comisién Trilateral en la administracién del presidente Jimmy Carter fue tan numerosa que los investigadores de la conspiracién hicieron su agosto. In- cluso dio que hablar a los medios de comunicacién vinculados al establishment. La Comisién Trilateral A principios de la década de 1970, gracias al auge de las tecno- logias de la comunicacién, un niimero considerable de norte- LAS SOCIEDADES SECRETAS MODERNAS 33 americanos se enteraron de la existencia de otganizaciones secre- tas como la Comisién de Relaciones Exteriores o CER. David Rockefeller, ex presidente de dicha Comisién, al parecer, en un esfuerzo por desviar la opinién puiblica de las actividades de la misma, instigé la creacin de una rama més piiblica de la orga- nizacién: la Comisién Trilateral. Tanto esta Comisién Trilateral como la organizacién que la precede, el CER, son para los investigadores de la conspiracién, el epitome de organizaciones encubiertas que pueden estar guiando la politica en direcciones opuestas a las deseadas 0 que, en gene- ral, mas convendrfan al ciudadano. En un principio, el concepto de la Comisién ‘Trilateral fue presentado a Rockefeller por Zbigniew Brzezinski, director del Departamento de Estudios Rusos en la Universidad de Colum- bia. Durante el tiempo que Brzezinski pasé en el Insticuto Broo- kings, habia estado investigando acerca de la necesidad de una cooperacién trilateral entre Europa, Estados Unidos y Asia. En 1970, Braezinski escribié en Foreign Affairs, una publica- cién del CFR: «Se necesita una aproximacién nueva y mas am- plia, la creacién de una comunidad entre las naciones desarrolla- das que pueda abordar con eficacia los asuntos més importantes alos que se enfrenta la humanidad... Para ello, seria un buen co- mienzo la creacién de un consejo que representase a los Estados Unidos, a Europa occidental y Japén que celebrase encuentros re- guilares entre los Iideres de sus gobiernos, y algunos miembros per- manentes. Mas tarde, ese mismo afio, publicé un libro titulado Ber- tween Twwo Ages: America’ Role in the Teclmetronic Era. En esas pa- ginas, Breezinski explicaba con deralle su visién del futuro. Proféticamente previé una sociedad «...determinada cultural, psicolégica, social y econémicamente por el impacto de la tec- nologia y la electrénica, en especial en el drea de la informsticay de las comunicaciones». Las posiciones de Brzezinski levantaron las suspicacias de quic- nes s¢ oponfan a la consolidacién de un poder politico y econé- mico mundial. Al argumentar que «la sobcrania nacional ya no esun concepto viable», predijo un «movimiento hacia una comu- 34 Las socimpapr nidad mas grande mediante el desarrollo de las naciones.... 2 ta- vés de una variedad de relaciones indirectas y de las limitaciones ya vigentes de la soberanfa nacional». Y predijo que esa comu- hnidad més grande se financiaria mediante un sistema tributario global. En sus explicaciones sobre cémo un eje cooperativo, como la Comisién Trilateral, podria consolidarse dijo; sel objetivo de conformar una comunidad de naciones desarrolladas es menos ambicioso que el de instaurar un gobierno mundial, es més ase- quibles. De la idea de Brezinski de una sociedad global no estaban xcluidas naciones por aquel entonces bajo el gobierno del marxis- ‘mo. Describié esa sociedad como «un escenario més vital y crea tivo en el proceso de maduracién de una interpretacién de la humanidad universal» y «uma victoria de la tazén sobre la feo. EI plan de Brzezinski para la creacién de una comisién de naciones trilateral fue presentado por primera vez durante un encuentro del ultrasecreto Grupo Bilderberg en abril de 1972, ~ que tuvo lugar en la pequefia ciudad belga de Knokke-Heist. Por lo visto, la acogida de la propuesta de Brzezinski fue entu- siasta, En ese momento, los financieros de todo el mundo estaban preocupados por la devaluacién del délar que se habia produ- ido bajo el mandaco de Nixon, por las sobretasas a a importacidn ypor la distensién en ciernes con China, que estaba causando que las relaciones con Japén estuvieran deteriorindose. Ademés, los problemas energéticos iban en aumento como consecuencia del incremento de los precios de la Organizacién de los Paises Ex- portadores de Petrdleo (OPEP] Con la bendicién de los del Bilderberg y del CER, la Co- misién Trilateral comenzé a organizarse entre el 23 y el 24 de ju- lio de 1972, en una reunién que tuvo lugar en Pocantico Hills (residencia familiar de casi dos hectéteas de Los Rockefeller), dis- trito de Tarrytown, Nueva York. Algunos de los asistentes a ese encuentro fueron Rockefeller; Brzezinski el director de Estu- dios de Politica Exterior del Insticuco Brookings, Henry Owen: McGeorge Bundy; Robert Bowie; C. Fred Bergsten: Bayless Manning; Karl Carstens; Guido Colonna di Paliano; Frangois LAS SOCIEDADES SECRETAS MODERNAS 35 Duchene; Rene Foch; Max Kohnstamm; Kiichi Miyazawas Sa- buro Ikita y Tadashi Yamamoto. Al parecer, Rockefeller y Brze- zinski seleccionaron quiénes serfan los fundadores La Comisién Trilateral se constituys oficialmente el 1 de ju- lio de 1973, con David Rockefeller en la presidencia. Brzezinski fue nombrado director fundador de la delegacién norteamericana. Entre los miembros norteamericanos figuraban el gobernador de Georgia Jimmy Carter, el congresista John B, Anderson (otro candidato presidencial) y Hedley Donovan, el redactor jefe de Time, S.A, En la lista de miembros fundadores extranjeros apa- recen el difunto Reginald Maudling; lord Eric Roll; cl editor de The Economist, Alistar Burnet el presidente de la FIAT, Giovanni Agnelli y el vicepresidence francés de la Comisién Europea, Ray- mond Barre. La suma toral de los exclusivos miembros ronda las trescientas personas. Segiin la publicacién anual oficial de la Comisién, Trialogue, ala Comisién Trilateral fue fundada en 1973 por ciudadanos particulares de Europa occidental, Japdn y Estados Unidos para fomentar una cooperacién mas estrecha entre esas tres regiones, hostigadas por problemas comunes». Los escépticos investigado- res de la conspiracién interpretaron esa wooperacién més estre~ ‘cha» més bien como una wconfabulacién» orquestada por la banca multinacional y la élite empresarial con miras a un Unico Go- bierno Mundial. La Comisién Trilateral tiene sedes en Nueva York, Paris y Tokio. Un comité ¢jecutivo de treinta y cinco miembros admi- nistra la comisin que, cada nueve meses aproximadamente, or- ganiza un encuentro rotativo enite las tres regiones. No es de extrafiar que aparczea la pregunta de quién finan- cia este grupo. El portavor de la Comisién sostiene que el grupo no tecibe ninguna ayuda gubernamental. Un informe de 1978 teveld que la financiacién recibida por la Comisién desde me- diados de 1976 hasta mediadas de 1979 ascendiaa 1.180.000 dé- lares. Buena parte de esa cantidad provenia de fundaciones li- bres de impuestos, como la Rockefeller Brothers Fund, que slo en 1977 aporté 120.000 délares. Habja también donaciones de Ja Fundacién Ford, la Lilly Endowment, la Fundacién Marshall 36 LASSOCtEDADES SECRETAS alemana y de corporaciones como Time, Bechtel, Exxon, Gene- ral Motors, Wells-Fargo y Texas Instruments. Ademés de su boletia informativo, Trialggue, la Comisién pu- blica con regularidad «Task Force Reports» o «Triangle Papers». «Durante afios, las publicaciones de los grupos que estudian las teorias conspirativas tanto de la derecha como dela izquierda, han difundido los “secretos” de la Comisién Trilateral jobteniéndo- los directamente de la Comisién!», se butla el periodista e inves- tigador de la Comisién Trilateral, Robert Eringer, Para la mayo- ria de investigadores resulta obvio que, como esos documentos son de difusién publica, no contienen ninguno de sus verdade- Tos «secretos» internos. Uno de esos documentos, titulado The Crisis of Democracy, fue publicado por ka Comisién en 1975. Uno de sus autores, ef politélogo de Harvard Samuel P. Huntington afirmaba que los Estados Unidos necesitaban «un mayor grado de moderacién en democracia» y sostenfa que las instituciones democraticas eran in- capaces de responder a crisis como el accidente nuclear de‘Three Mile Island o la avalancha de balseros de los refugiados cubanos. El documento decia que se necesitan lideres con vexperiencia, ve- teranfa, prictica, y talento especial» para «neutralizar las reivin- dicaciones de la democracian. He aqui unos pocos ejemplos que demuestran que la adop- cién deesas politicas por parte de los trilateraistas a menudo con- lleva la implementacién de dichas politicas en el gobietno. Tres afios més tarde de la publicacién de ese articulo, Huntington fue nombrado coordinador del Plan de Seguridad del Consejo de Seguridad Nacional, En virtud de ese cargo, Huntington preparé el Presidential Review Memorandum 32, del que derivé a or- den presidencial de 1979, mediante la cual se cred la Federal Emer- gency Management Agency (0 Agencia Federal de Emergencias, FEMA), una organizacién civil con poder de asumir el concrol totalitario de las funciones del gobierno en el caso de una vemer- genciay nacional. El economista de la Universidad de Yale, Richard Cooper, schizo cargo de la politica monetaria de la Comisién, y recomen- dé la venta de las reservas de oro oficiales a mercados privados. LAS SOCIEDADES SECRETAS MODERNAS 37 Cooper llegé a subsecretario de Estado en materia econémica y presidia el Fondo Monetario Internacional cuando éste vendié tuna parte de su oro. EJ trilaceralisea John Sawhill escribié uno de los primeros in- formes de la Comision, Energy: Managing the Transition, donde hacfa tecomendaciones sobre cémo conseguir una energfa de ma- yor coste. Carter nombré a Sawhill vicesecretario del Departa- mento de Energia, C. Fred Bergsten colaboré en la preparacién de un informe de la Comisién titulado The Reform of Internatio- nal Institutions y, a continuacién, sc convirtié cn subsecretatio del Tesoro para Asuntos Exteriores. «En la actualidad, muchos de los miembros primeros de la Comisién Trilateral ostencan cargos desde los cuales pueden po- ner en prdctica las recomendaciones politicas de la Comisién, recomendaciones que ellos mismos prepararon en nombre de Fe eich alielisetilita ngeaacaiel somnfcide suela Comisin haya adquirido la reputacién de ser el gobierno en la sombra de Occidente.» «Los tenticulos de la Comisin Trilateral han Hegado tan le- jos en el Ambito politico y econdémico que muchos fa describen como una eamarilla de hombres poderosos que buscan el control del mundo mediante la creacién de una comunidad supranacio- nal dominada por las multinacionaless, escribié la investigadora Laurie K. Strand en un articulo titulado «Who's in charge. Six Po- sible Contenders» para el Peoples Almanac #3. Incluso US, News & World Report destacaba las prioridades slobalizadoras de la Comisién, al informar: «Los trilateralistas ho vacilan en un punto: sélo reclutan a personas interesadas en ascender en el ambito de la cooperacién internacional...». Los investigadores Anthony C, Sutton y Patrick M. Wood ¢n su libro Trilaterals Over Washington hablaton de sus sospechas sobre el grupo y ofrecieron esta interpretacién de sus comienzos: «La Comisién Trilateral se fundé a partir de las persistentes ma- niobras de David Rockefeller y Zbigniew Brzezinski. Rockefeller, Presidente [entonces] del superpoderoso Chase Manhattan Bank Y director de un bucn ntimero de las multinacionales mds im- Portantes, ha sido durante mucho tiempo una figura central del

You might also like