Samaja, J El Lado Oscuro de La Razon. Buenos Aires, Editorial JVE. 2002. Capitulos 1 y 2 - Rotated

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JUAN SAMAJA gl LADO OSCURO DELARAZON [SVE] BPISTEME CAPITULO! TRES VERSIONES DEL PRINCIPIO DE LA EXPERIENCIA + LA CONTRADICCION INTERNA DE LA CIENCIA viendo una tradicién que voy a presentar a lo largo del libro, asentaré, a modo de hipétesis metodolégiea, que todo fondmeno(y la “ciencia” es un fenémeno de orden socio-cultural) contiene componentes contradictorios o atributes opuestos, ineompatibles y, por ende, en perpetua tension e inquietud. Voy a decir, ademas, que una de esas contradieciones funciona como el alma misma de su ser: como eje de su estructura y de cu dinamisino. Designaré a osta contradiceién que organiza internamente el sentido de todos los aspectos del fenémeno y. és el motor como “la contradiecién principal”. ‘Aplicando estas nociones, voy a presentar con el titulo de «La eontradjecién interna de ta ciencia» lo que considero que ein principal contradiecion —y paradoja— que presenta el Conociiniento cientifice, Si, en efecto, ella tuviese el puesto que Ie estoy asignando, se comprende, entonces, La importancia que tendra su adecuado tratamiento. Tniste, en efecto, una contradiccién entre dos requisites esenciales del conocimiento cientffico: la exigencia de la uni- verealidad (0 necesariedad,) de un lado, y la exigencia de la comprobabilidad, de otro lado.* Por qué es posible sostener que hay una relacién de con- tradiccién entre estos dos atributos de la Ciencia? Ambos son, sin duda, constitutivos del eonocimiento cientffico: si falta al- JUAN SAMAJA uno de ellos no hay conocimiento cientifico, sin embargo, si ae puisieva tomar cualquiera de los dos, de modo r suresh Et cae eapetando todas las consecuencias que de ellos s¢ deri- van, nos verfamos obligados a negar el otro término. Esto sig- viiea que si quisiéramos afirmar que el conocimiento cientifi- co es un conocimiento ‘universal y necesario nos verfamos obli- frados 2 rechazar que sea comprobsble. Y ei, Pov el contrario, ee etferramnos ala comprobabifidad como atributo inherent 8 ee afiemaciones cientsficas nos veremos obligados a rechazat la posibilidad de sostener de manera valida su aleanee universal. ‘Desde un punto de vista seméntico esta situacién es fécil- mente justificable y eomprensible: Io universal es Jo con'sar® Te Jo particular, pero elo lo particular es decidible, 26 decir, constatable mediante una secvencia finita de pasos de com- probacién. Bn cambio, los eonjuntos universales, puesto que prtan integrados por un némero infinite de elementos, 59° decidibles: no hay ninguna secuencia de pasos due puedan ser flados realmente para decidir sabre su valor de verdad® Por tjemplo, es posible comprobar el enunciado: “St calionto esta coer de metal, se va a dilatar”; pero, no es posible verificar ite enunciado; “Todas las muestras de metales se dilatan si son calentada*. i ponemos los términos anteriores en los lugares de wn quadvado semejante al caadtado logicot que represento la logi- ca formal —y que A.J. Greimas aplicé a sus ‘estudios on Semis- tica— tendriamos Jo siguiente: si universal particular | | | No-decidible pecidible (no-particulax) -s1 (no-universal) ‘Ala lun de esta estructura légico-seméntica, queda claro que hay acd una eontradiceign: no puede haber un ‘conocimiento 16 EL LADO OSCURO DE LA RAZON que al mismo tiempo sea “universal” y “decidible” (es decir, comprobable), {Pero la Ciencia pretende ser ese tipo de conoci- miento! ,Como resolver cuestin? ‘En la historia de la teorfa de la ciencia ha habido ciertas, tradiciones que se caracterizaron por sus diferentes modos de intentar una solucién a esta paradoja. Las mas reconovi- das son: a. La escuela Racionalista, que también vamos a llamar Apriorista, Innatista, o “Burekaista’® cuyo representante més célebre fue R. Descartes (1596-1650), y b. La escuela Empirista, representado por el igualmente pre J. Locke (1632-1704). Pero tambien fue propuesta otra solucién cuya proyeceién ulterior estuvo lejos de poder ser advertida desde el comienzo: ‘c. Bl “Historicismo” que fund6 un autor que durante mu- cho tiempo permanecié casi ignorado por nuestros medios aca- démicos: el italiano J. B. Vico (1668-1744). Esta ultima solucién a la paradoja de la ciencia se consa- gr6 en el aiglo XIX con el nombre de “Dialéctica” y en el siglo XX con el nombre de “Paradigma Morfogenético” (aunque tam- bién podria Hainarselo; “structural Constructivismo” 0 “Seo- ria de los Sistemas Adaptativos Complejo”, etc.). En la actualidad estos nombre designan escuelas que se han desarrollado en diferentes medios académicos pero, por asi decirlo, todas ellas integran este campo de teorias episte- moldgicas que busea una solncién de la contradiccién ante- riormente expuesta, superando las tesis contrapuestas del apriorismo y del empirismo. ‘Aunque al final del Capitulo II presentaré estas cuestio- nes metodolégicas mas ordenada y argumentadamente, vea mos ahora de cudles maneras diferentes puede resolverse una contradiceién: a.- en primer lugar, considerando como verda- dero a uno de los polos de la contradiccién y eliminando el otro -eualquiera de los dos;).- afirmando los dos polos pero sin iden- lificar o proponer el mecanismo de la sintesis que supere la contradiccién, y c.- afirmando que de los dos polos surge un W JUAN, SAMAJA snovimiento generative que es propismente le que constituye Ja superacién de la contradiccion. ‘Teta ditima es la solucién que caracteriza a la Dialéctiea, invento may antiguo de la humanidad realizado simultdnes~ mente en muchos lugares, en muchas culturas... Y, aunque #5 justo decir que la cultura que de manera més profunda prota: ponizé este invento fae Ia Criega, no abstante fue la cultura ao veona la que logré grandes éxites cientificos mediante esta coneepeién metodolégica. Tntre los autores que més han contribaido, en 1a Antigie- dad a esta formacién epistemolégica se pueden mencionar los nombres de Heréelito, Platén, y Aristételes. Y en la Moderni- sor Toa hérces de esta epistemologta son: Vico y Kant, en el siglo XVIII; Hegel, Marx y Darwin, en el siglo XDG y Pagel se gertalanffy, Bohm, Waddington, Bateson, Tehm, Morin, von ol siglo XX. Bs decir, una lista muy dificil de armar con pocos nombres... ‘Bn este eapitulo desarrollaré las tesis del apriorisme, con el pensamiento de Descartes como forma ejemplary las del cmpirismo, a través del las propuestas de John Locke y las del Tintoriciomo, lustréndolo, obligadamente, con J. B. Vico, Bs- tas tres versiones de la Epistemologia Moderna serén trata- das muy brevemente; en cambio Ie dedicaré bastante mas 8, pacio alas tesis de Kant (todo el Capitulo TD y a las de Hegel (el Capitulo U1). «Las tesis hegeménicas en-el nacimiento de la modernidad La tesis apriorista, 1a empirista, y la historicista son pos- tulaciones o tesis epistemolégicas que corresponden al perfo- tly de Tn historia humana que se conoce como “Modernidad’. Bete es un dato importante, especialmente ahora que ha sut- ido con vehemencia la duda sobre Ta indole y 18 perdurabili- ad de los aportes de la Modernidad a la Vida Humana. Hoy que esta de moda hablar de una Post-modernidad. 18 _BL LADO OSCURO DE LA RAZON, {Que significa que estos tres autores (Descartes, Locke y Vico) pertenecen al perfodo fundacional de la Modernidad? Rasicamente significa que sus producciones fueron elabora- das en torno a los problemas que habfa planteado la crisis de la sociedad medieval y el surgimiento del orden social que se conoce como sociedad Moderno-Burguesa. El surgimiento de la Burguesia os simultdneo, y de alguna manera es la misma cosa, que el surgimiento de la Modernidad. Hablamos de Mo- dernidad y hablamos de un mundo social-cultural-politico di- jgido por los ideales de la burguesta revolucionaria de los si- glos XVII y XVII. + El ocaso del Principio de autoridad Bl concepto que quizés sea més representativo del nuevo espfritu que caracteriza a este periodo histérico es el eoncepto que podemos denominar: “Principio de la experiencia”. Kn rea- Jidad, este “principio de la experiencia” como criterio de racio- nalidad se comprende cuando se lo confronta con el principio adversario al cual vino a“herir de muerte”. Me refiero al “Prin- cinio de autoridad", Ambos son criterios de racionalidad, es decir, reglas supremas para establecer, en situaciones polémi- cas ¢ litigiosas, quién tiene la razén o la verdad. En ambos ‘casos Jo que esta en juego es cémo construir y sostener el acuer- do intersubjetivo en torno a un cierlo conocimiento de “los hechos”. ‘Desde el surgimiento de las sociedades con Estados, es de- cir, sociedades con-conflictos de clase que debieron mediati- zarse a través de érganos jurisdiccionales® especfficos, se ins- talé entre los ciudadanos una cuestién fundamental en el cam- po del saber, con las consecuencias précticas que son de imagt- nar, La cuestién fue la siguiente: “jQué derecho tiene alguien para afirmar algo como verdadero?” “,Qué derecho tiene al- guien a ostar cierto de lo que cree saber?” “;Qué derecho tiene ‘a ser crefdo por los demas en lo que eree saber?” 19 JUAN, SAMA Poner en tela de juicio el derecho que tenemos a ¢reer sa~ ber 10 que creemos saber significa admitir la pertinencia de la pregunta acerca de cudl es el principio, 0 cudl es la regla su- prema que va a regir la validacién de los acuerdo que se Pue- dan establecer en el campo del conocimiento. “Veémosio de la manera més simple posible: los hombres luchan entre sf por las cosas del mundo. Las cosas son identi- feadas, delimitadas, asignadas, mediante una distribucién de cllas entre las familias y los individuos, Se supone que los su- Jetos eonviven en pau. si conocen y reconocen esas identidades, fronteras y asignaciones. Cada uno de nosotros tiene una ima gon del mundo: de sus cosas; de sus fronteras; de su distribur Gi6n entre los sujetos. {Cémo hacemos para compartir wn sa ber comin entre todos? Dado que el mundo es uno solo, ef tyando no nos ofrece muchas alternativas de “jugar” eon él como para que admita todas las imagenes que se Je ocurren a Tos personas. De estas imagenes habré algunas a Tas que el mundo le dard la raz6n y otras no. Imaginemos, por caso, un titigio fronterizo entre dos paises, interpretando, cada uno de los cuales, los hechos de la historia, 1a topografia y las tradi- ciones... La pregunta es Zebémo hacer para validar el conoc niente que un pafs cree verdadero, de modo que también sea aceptado por el otro pais? Obviamente que si sobre ef objeto en cuestién cada cual puede pensar y¥ decir Io que quiere decir sin que tenga cons ereneias sobre 1o que quieren los dems, entonces, no hay liti- tio!, Pero sobre ciertas cosas, en detorminadas eirounstancias, ge producen litigios de extrema violencia, en donde estan im- plicadas imagenes o representaciones contradictorias accrea de eémo aon las cosas. ‘Recordemos una vez mas el ejemplo obligado del campo de la justicia: el del Juicio del rey Salomén, en el que dos mu- jeres que han parido hijos al mismo tiempo, y uno de los euales ‘ha muerto, disputan por la maternidad (por la identidad) del 20 EL LADO OSCURO DE LA RAZON nifio sobreviviente. xs imagenes que presentan las “madres” al Rey Salomén son contradictorias, porque afirman del mis- mo “hecho” identidades diferentes: —"Dijo entonces el rey: La una dice: Mi hijo es el vivo, el muerto es el tuyo. La otra responde: No, que tu hijo es el muerto, y el vivo es el mio.” (Reyes LI], 3, 16.) Pero hay un solo nitio vivo y no es posible una doble mater- nidad sobre un mismo nifio. Cudl es la imagen verdadera? Bl juoz deberd investigar y dirimir la cuestiGn; pero no debers hacerlo imponiendo una tercera “imagen subjetiva”, sino bus- cando cual es la imagen que realmente debiéramos tener todos si todos estuviéramos examinando la situacién con los ojos adecuadamente “limpios” para ver el mundo en su verdad: es decir, la “imagen objetiva”. Sobre esta cuestién versa la pre~ gunta que estarfa en la base de la ‘juris-dictio” es decir, del tribunal de justicia. El rey Salomén va a Hevar a cabo ciertas operaciones para “descubrir” aquella imagen, que, por sf misma, pueda transformarse en imagen comin: va a indagar; a carear; a son- dear; a “semblantear”, ete Finalmente, segtin la conocida historia, Salomén se vale de-un “trneo” aparentemente muy eficaz: les propuso cortar al niiio en mitades iguales y que cada cual se Ieve su porcién. Y siempre segtin la historia, en ese momento una de las madres ij: a ‘Dale, te ruego, oh sefior, a ella vivo el nifio, y no Je ma- La otra en cambio, reaccion6 de manera diferente: “Ni sea mio ni tuyo, sino dividase.” Y la narracion agrega: “Bntonces el rey pronuncié esta sentencia...”. El Rey Salomén pronuncié la sentencia en el momento pos- terior al que se producen estas dos reacciones diferentes. Una mujer afirma: “que el nifio viva, aunque yo no lo tenga”; y la otra afirma, “sino ha de ser mfo, entonces, que el nifilo muera”, 2 JUAN, SAMAIA_ Si extremamos el examen critico de los elementos de juicio que proporciona ia historia, deberemos admitir que ne hay nada que nos asegure completamente quo haya sido la verdadera madre la que eligi la vida del nifio y no a la inversa. Mas atin fs posible imaginar madres que hubieran preferido un hijo muerto antes que en manos de un enemigo (por ejemplo, las madres espartanas podrfan haber reaccionado asf), Sin em- bargo, esta en el contexto de esta historia que la reaccién dela mujer que elige por la vida del nifio es la reaccién compatible con la idea de maternidad. Esto parece obvio, pero lo que esta en juego acd es mus cho mas que algo obvio: es la ereacién y el afianzamiento de un ‘sistema de valores sociales. En el fondo allf esta en juego una reprasentacién universal de la maternidad que se podria e- jemplarizar en una sentencia como la siguiente: “Quien es madre no debe permitir que se atente contra la vida de su nifto» ‘Si ese preconcepto, esa idea, es efectivamente relevante entonces el “indicador” que ha usado el Rey es vélido; si le. dimensién de la variable “madre sf / madre no” que prevaleee en esa cultura es el amor piadoso por el hijo la sentencia tiene clevada probabilidad de ser verdadera; si esa es 1a dimensién prevalents, entonces é! mostré sabiduria al aplicar ese proce- fimiento, porque efectivamente la que es madre debia haber reaccionado como corresponde (y si no lo hizo, jtanto peor para cllal), Pero adviértase que se trata de una doble operacién: a.- tuna operacién de identificacién de la verdadera madre y b.- una manera de instaurar 0 entronizar la imagen de “lo que debe ser una buena madre”. Lo que quiero que adviertan es que Jo que esta en juego es esta pregunta: {Cémo construimos las condiciones de posibilidad de una imagen Gniea, valida para todos, cuando hay disputa de ima- genes entre sujetos diversos? Esta cuestién, inherente a toda formacién social humana desde sus origenes, fue adoptando con el surgimiento de los sociedades con Estados, una configuracién peculiar que, en 22 Ww EL LADO OSCURO DE LA RAZON esencia, supuso ese doble carticter de manera explicit lidez universal, y la comprohabilidad particular. El conocimiento cientifico se encuentra en una situacién andioga a la de un juego en que se quiere establecer reglas vélidas para un conjunto numeroso de jugadores. Conforme a esto, la pregunta central que esta en el trasfondo de toda dis- cusion sobre el método de la ciencia es la siguiente: Qué derecho me asiste en mi pretension de ser cretdo por los demas? Y osto os lo que distingui6, desde los griegos en adelante, a Jamera opinién de una afirmacién cientifica: La afirmacién cien- tifiea es una afirmacién que exhibe su fundamento y alega a favor de su validez. La mera opinion, en cambio, no. Bl que se atreve a hacer una afirmacién cientifiea debe acreditar su de- jecho: debe mostrar en qué medida es vélido To que él propone. Obviamente esto lo hara presuponiendo la eficacia que para él tenga ese conocimiento cue sostiene... Pero no basta con Ta eficacia, no basta con decir “Gada vez que lo examino me con- Senso de la verdad de lo que sostengo”. Tiene que poder expre- Jar, ademas, el derecho que le asiste para exigirle al otro que To adopte camo verdadero y si no lo adopta, poder acusarlo ante los demas de irracional, de arbitrario..., e8 decir, de al- gion indigno de confianza. Dicho de manera franca: el cono- cimiento cientifico es socialmente vinculante Bn el mundo Medieval, en el mundo inmediato anterior al surgimiento de la Modernidad, la rogla fundamental que per- svitia dirimir una dispute era la denominada “Principio de vnutoridad”, la cual sostenia que un conocimniento es verdadero Si puede ser deducido de los verdades sustentadas por la auto- tdad académica o religiosa, como interpretacién autorizada de los textos. Lo que en ese largo perfodo-de la historia europea se reco- nocié como fuente de la autoridad cientifica tuvo diversos nom~ bres: la Biblia, Ios ‘Textos académicos de los padres de la lele~ sia; las fuentes de inspiracién de esos autores: Platon, Aristé- teles y los grandes filésofos medievales: San Agustin, Santo 23 JUAN SAMAJA ‘Toms, ete. Segiin esta regla, algo es verdad no porque resulte evidente para cada quien por su propio contenido sino a condi- cign de que pueda ser compatibilizado, es decir, deducido o derivado de alguna verdad sostenida en los textos sagrados ¢ interpretado por la auloridad competente. Este principio de autoridad es un principio muy importante y sigue rigiendo de muiltiples maneras nuestra vida. Su sentido es simple: lo que contradice el eonocimiento que vale como “conocimiento de autoridad” no puede ser verdadero: sea un pleito entre catéli- cos, liberales, o marxistas. Asi fanciona el prineipio de autori- dad. Bn la actualidad, este principio se encuentra metamorfo- seado de multiples maneras, Pero en el period Medieval, este principio tuvo una vigencia franca, plena ¢ irrestricta; al me- nos, si lo comparamos con el vigor atenuado que habia llegado a tener en la cultura griega antigua. Entre los siglos XV y XVII éste principio comenzé a ser cuestionado y finalmente sustituido por otro principio: por el principio de la Experiencia Personal. Iiste ya habia tenido cier- ta vigencia entre los griegos del siglo V a de C. y por ello, los intelectuales de la Modernidad concibieron sus ideales como frutos de un renacimiento de aquella cultura. + El principio de la experiencia “Ein este nuewo pertodo, e! principio general que lo regula y gobierna todo en el mundo es el pensamiento que parte de st ‘mismo: esta interioridad, que se serials en general en lo to cante al cristianismo y que es el prineipio protestante por virtud del cual el pensamiento Hega en general ala concien- ia como aquelto a lo que todos tienen derecho (..) La filoso- fia se convierte, ast, en una incumbencia general a cerca del cual todo hombre sabe emitir juicio, pues todo individuo es un ser pensante por naturaleza.” Hegel (1965:111,252). René Descartes puede ser considerado, sin duda, un repre- sentante eminente del enfrentamiento* al principio de autori- 24, EL LADO OSCUKO DE LA kazON dad. {Por qué? Por muchas razones; una de cllas, el talento indudable que tenia como filésofo y cientifico (fue un matema- tico de primer nivel; inventor de la geometria analitiea —en- tre otros grandes descubrimientos matematicos— pero fue ade- més un expositor privilegiado de Ins ideas de la Modernidad, por su claridad de pensamiento), Abandoné el empleo del laiin como medio de expresién escrita académica, y comenzé a es- cribir en Ia lengua romance del habla corriente, Escribié, ade- més, en primera persona, cosa notable y que tiene que ver con Jo que nos interesa. El, en sus obras, se expresa frecuentemente diciendo: “Yo, Renato Descartes...” Sustiene que no pretende imponer nin- giin método a nadie, sino solo mostrar cémio procede 6 “Ast —dive en el Discurso det Método— no es mi propésilo ense- fiax aqut el método que cada uno debe seguir para conduc bien ‘su razén, sino sélo hacer ver de qué manera hie tratado de cone ducir la nia, (..) Proponiendo este escrito s6le eono una histo rie, 0 si les parece mejor, comé una fabula, en ta cual entre lus ejemplos que se pueden imitar, acaso se encuestren muchos o- tros que sera razonable no soguit, eapero que resulte itil a auc nos, sin que datie a nadie, y que todos me estardn agradecidos por mi franquezs.” (1980:137) Descartes sostienc que el nico principio que debe regir la bis queda de la verdad es e) principio de la experiencia, y lo pone como primera regia det método. Bata sera entonces la regla st prema *..No recibir jamés ninguna cosa eomo verdadera que yo tio eo- nociese como tal: es decir, de evitar euidadosamente la precipi. tacién y In preveneidn’ y no comprender en mis juicios nada mas que lo que se presenta a mi espirita tan clara y distintamente que no tuviese ninguna ocasién de ponerto ex: duda,” (1980:149) Cuando hablamos de “principio de la experiencia” quere- mos decir que adquiere validez en lall cultura cientifiea un principio que elimina el principio de autoridad externa y ali ma como principio de todo acuerdo, la libre adhesin del “yo”, Es el “yo” la nica autoridad habilitada para resolver si algo 25 IWAN SAMASS es verdadero 0 falso, no debe haber otra autoridad. Obviamen- te el “yo”, que es lo supremo individual, es también lo supremo social porque si bien cada “yo” es distinto de los otros “yo” fo- dos son "yo" por consecuencia, todo lo que un “yo”, en tanto “yo”, puede reconacer como verdadero, debe poder ser recono- cido como verdadero por todo otro “yo”. Vamos a ver que esta tesis del “Yo? comporta, de manera implicita, una sintesis a priori que en Descartes todavia no lleva ese nombre, pero que esta presente desde el comienzo como el postulado de que “el sentido comin” es la cosa mejor repartida del mundo: *BI buen sentido —dice al comenzar el Diseurso..— es la cosa ‘mejor repartida del mundo: pues cada uno piensa estar visto de él..." (1980:136) FI nticleo de toda prueha, entonces, consistira en que cada “yo” haga, por si mismo, la experiencia de la verdad de las proposiciones, examinandolas libremente. A esto se alude euan- do se hace referencia al nacimiento de una “nueva racionali- dad”, Esta racionalidad esta afirmando In vigencia de la sin- gularidad del sujeto que conoee, pero al mismo tiempo confia plenamente que ese sujeto singular es universal. Aunque re- sulte paradéjico decirlo, hay una confianza plena en que cada “yo” contiene dentro de sf al-universo todo, de modo que en lo més intimo del snjeto est la condicién de posibilidad de cons- tituir la verdad universal. En el hombre singular esté, al me- thos virtealmente, el hombre universal. El desarrollo de esta idea Hegara hasta el extremo del pensamiento liberal que va a gostener que el desarrollo del interés de cade quien, en el supremo esfuerzo de egoismo, pro- duce de manera esponténea, natural, un mundo universal, pro- vechoso para todos. De este modo, el liberalismo va a sostener qne el mejor criterio para construir un mundo universal es la no regulacién externa de la accién de los individuos. Dejarlos que persigan sus propios intereses, porque en el ejercicio del interés de cada quien, todos concluirdn desarrollando, aun sin quererlo, el interés universal. Asi describe Stephen J. Gould Ia tesis de la tooria del laissez faire: 26 jen pro- EL LADO OSCURO DE LA RAZON “La osencia del argrumento de Adam Smith es una especie de pparedoja: aise protende tna economia ordenada con un maximo fe boneficios para todos, entonces dejemos. que los individuos compitan y Inchen en su propio beneticio.” Bl comino de et me- dio de Dariain, Bn (186,60), El interés universal es un resultado emergente de la bis- queda del interés particular. Obviamente acd esta en juego la crisis de Ia autoridad del estado autocratico ante las tareas de la gestion en wna sociedad “gobenada” por la economia de mercado, y estd en germen, coma es obvio, la idea del estado democratico. Se toma a Descartes como el expositor mas representativo del nacimiento de esta nueva ideologia por Ia riqueza y clari- dad con que expuso las nociones centrales que caracterizarén esta racionalidad naciente, pero no debe creerse que él fue el primer europeo al que se le ocurrié pensar asi. Su mérito es haber sido un expositor afortunado y genial de una cosmovi- sign que venfa abriéndose trabajosamente camino desde si- glos antes. Cuando Hegel, en sus cursos de Historia de la Filosofia, expone a Deseartes, lo considera como la frontera misma que separa el mundo medieval del de la Modernidad: “Aqui —dice en la Historia de la Filosofia— ya podemos sentir- ‘nos como en casa y gritar, al fin, como el tavegante después de tuna larga y azarosa travesfa por turbulentos mares: «jtierrals.” [Tomo IIT, pag. 252] Con la formulacién de estos nuevos principios filoséficos el pensamiento como actividad libre del sujeto habria arribado al terreno en el que se puede mover con plena libertad. Bs el sujeto en su actividad pensante, el que es dejado en libertad para operar por si mismo; y por sf mismo es capaz de construir el edificio de la verdad universal. El sujeto ya no esta dirigido por la fe, por el mito; no necesita ser dirigido por la voluntad de los dioses, interpreta 21 JUAN SAMAJA do por sus ministros: el sujeto puede ir construyendo el mundo de la verdad mediante el pensemiento. Obviamente Descartes todavia esta inmerso en un mundo en donde las instituciones religiusas tienen un gran peso, lo que se traduce en las repre- sentaciones y conceptos todavia dominantes, Descartes expre- sn aus convicciones tedricas mediante representaciones reli~ giosas deistas, pero, sin embargo, la religién en la cual eree Deseartes es uira religion impregnada por la nueva racionali- dad: Dios es racional; 0, mejor atin, es la Razén misma, Dios no puede incurrir en las irracionalidades que caracterizan a los dioses griegos; ni siquiera podfa tener el carécter colérico o vengativo del Dios Hebreo; en todo caso, si se parece a algo se parece més al Dios Cristiano ~-e, incluso, del cristianismo re- formado: un Dios amoruso que es capa de proteger a la huma- nidad total, y con capacidad o voluntad de vineularse directa- mente con cada individuo, sin intermediarios. La religién ra- cional debe ser una religion ecuménica, una religién, no para tun pueblo, por elegido que él sea, sino para la humanidad toda, cuyo principio bésico es el indiniduo. En eate sentido habria una afinidad del pensamiento religioso con esta nueva religio- sidad de ia Modernidad; una religiosidad de la ciencia. Estas afirmaciones que hice sobre el nuevo principio de la experiencia personal vale, salvande las diferencias, tanto para Descartes, como para Locke, y para Vico. Sin embargo, esta afirmacidn del principio de la experiencia personal va a dar lugar a tres versiones distinlas. Para Descartes, la experiencia, es basicamente la experien- cia intelectiva; es decir, es la experiencia mental que hace el sujeto humano operando con sus conceptos. Para Locke la experiencia es experiencia sensorial 0 psico- Logica: la evidencia que tiene vada individuo acerca de los da- tos de sus sentidos o de sus vivencias psfquicas, En cambio, para Vico, la experiencia es experiencia vital e histérica (0 protagéniea) en la que el sujeto se va construyen- do a si mismo mediante su obrar. Deseartes diré que yo puedo experimentar el carfcter de 28 as FL LADO USCURO DE LA RAZON un enunciado discriminando la verdad de la falsedad, en la medida en que opero metédicamente sobre él; distinguiendo lo que tengo que distinguir, aclarando lo que tengo que aclarar hasta que me resulta evidente su verdad 0 su falsedad. En este sentido va a identificar ciertas reglas metédieas para con- ducir al pensamiento en Ja basqueda de la verdad, A modo de ejemplo, veamos la siguiente regla: “Dividir Jos todos complejos en tantas partes como sea necesa- rio, examinarlos uno por uno para ir establectendo fraginenta- Hiamente la verdad de cada porcion, luego ir haciendo artieulo- ciones y resiimenes tan amplios como sea posible, et.” Pero el procedimiento que, por asf decirlo, esta en la base de todas sus reglas, consiste en preservar la vivencia del con- tenido verdadero cuando nuestra conciencia obtiene la eviden- cia de Ja verdad. Cuando él dice: “No acepter nada como ver+ dadero hasta que no sea evideute que Io es”, esti poniendo las pases mismas de la nueva racionalidad. La evidencia es ta vi- vencia que cada. conciencia obtie medida en que ellos son deducidos de la unica certidumbre indubitable: la certidumbre de la conciencia cupténdose a si misma en su pura intediatez. Obviamente, la construccién del edificio de la ciencia a partir de la primera evidencia (la del “Pienso, luego soy”) se encuentra sembrada de dificulta- des, y la propia tarea de Descartes dio lugar a un gran niimero de criticas. Sin embargo, su esfuerzo no resulte estéril: hizo posible —entre otros logros— a uno de lus métodes més ambi- ciosos y promisorios del siglo XX: el Método Fenomenoldgico, que desarrollé Edmundo ‘Husserl (1859-1938). Pese a que el método huaserliano fue criticado duramente por el positivis: mo qlie dominé el panorama de la Logica y Ia Epistemologta durante la primera mitad del siglo XX, los actuales desarro- los de estas disciplinas han reivindicado su valor: especial- mente de mano de las investigaciones en el campo de la Inteli- gencia Artificial, luego del manifiesto fracaso de log modelos logicistas: y computacionalistas, en el esfuerzo por compren- ne de sus enunciados, en la 2 JUAN, SAMAJA der e imitar e} fancionamiento de la razén humana (0 de su cerebro: como se quiera decirlo) (Cf. J. Hageland. 1988) Fil punto de partida de la construccién cartesiana consistis on buscar algin conocimiento que resultara absolutamente ovidente en cuanto a su verdad, Su examen de los diversos tipos de conocimiento a fin de averiguar si presentaban 0 no aspectos dudosos, lo lleva a coneluir que todos los conocimien- tos resultan dudosos, si no estén fundados directa o indirecta- mente en la evidencia de la conciencia captandose a st misma en su pura inmediatez: es decir, en el Cogito ergo sum. En efec- to, la informacién que proporcionan los sentidos puede ser en- gafiosa: aunque resulte,en apariencia, evidente el eonocimiento de un objeto que se conoce por via sensorial, bien puede suce- der que no sea verdadero; que sea una ilusién pereeptual. Esto sucede frecuentemente con percepciones de objetos distantes, 19 pequetios o en condiciones patolégicas. Pero, lo que alguna vex engaiia debe ser abandonado como fuente de valides cog- hitiva, Descartes excluye, consecuentemente, a los datos de los centidos como criteria de verdad. ‘Asimismo excluye a los conocimientos légicos y mateméti- cos como verdades evidentes: también los enunciados légicos y matematicos que se apoyan en las vivencias propias del traba- jo de estas disciplinas encierra momentos de duda, momentos de incertidumbre. El argumento que emplea es un curioso ar- tificio vetorico, pero muy efieaz: dice que podemos imaginar la existencin de un genio maligno, de una fuerza espiritual des- conocida, que opera sin que nos demos cuenta, falsedindonos el saber de las casas y haciéndonos creer, por ejemplo, que dos ‘mas dos es cuatro cuando en realidad es tres 0 cinco. Descar- tes no afirma que el genio maligno exista; s6lo sostiene que nada impide pensar su posibilidad. Pero, si es posible que el genio maligno exista entonces es posible que las verdades matematicas sean falsas. Y siendo posible, entonces, las ver- dades mateméticas se tornan dudosas; no podemos darle a la Matematica el crédito que normalmente se le otorga, No, al menos que podamos superar este obstdculo, 30 EL LADO OSCURO DE LA RAZON El argumento es muy potente. Nosotros podrfamos —en el siglo de las computadoras— reformularlo diciendo que: “Nada impide que haya algin “virus computacional”, que esta allf operando y produciendo errores, y haciéndonos ereer que el resultado es tal, cuando en verdad es otro. Si yo pudiera ‘firmar que dicho “virus” existe, entonces podria deducir que el conocimiento que resulta es falso. Si yo pudiese afirmar que ese programa o “virus” existe y opera podria concluir que el ‘conocimiento obtenido, como resultado de la operacién de ese programa oculto, es falso. ‘Se queda, entonces, con la tinica certidumbre restante: a saber, In evideneia de su propia duda, Es de su duda de la iinica “informacién” de la que no puede dudar. Uno puede decir: “Bueno, en realidad, yo creo que dudo pero en realidad no dudo: hay un genio maligno que me hace creer que dudo, cuando en verdad no dudo. Pero advirtamos que si yo “creo” que dudo, entonces, “pienso” que dudo (porque creer os una forma de pensar); entonces: yo pienso que dudo Si no pensara que dudo (si no que el genio maligno me hace pensar que pienso que dudo), no obstante, Io cierto es que me hace pensar, y, en consecuencia, PIENSO, Sea como sea, euan- do pienso, pienso. Alli ya no hay forma de equivocarse; si él me hace ereer que pienso, entonces pienso que pienso, y cuando pienso que pienso: PIBNSO, Y puedo seguir para atrés 1a ea- dena todo lo que quieran y siempre voy a tener is certidumbre de que cuando estoy ‘pensando que pienso, estey pensando. ‘Entonces allf sf se encuentra algo que supera toda duda. En el fondo el Cogito ergo sum supera la duda sencilla- mente porque no expresa otra.cosa que fa conciencia eaptan- dose a sf misma en su pura inmediatez, Bs decir, lo que queda mas alld de toda duda no es algun contenido particular del “yo”, sino simplemente el “yo”, en tanto acto de pensar. Porque si pienso, lo que seguro esta ocurrienda es que “YO" pienso. Porque si yo no pudiora adjudicarmea mi mismo lo que pienso ‘no seria un pensamiento. Yo pienso; yo estoy seguro de mf cuan- 31 IWAN SAMAIA do pienso. Obviamente no estoy diciendo que yo exista a causa de que pienso. Yo existo y no sé eémo es que existo; ni importa saber eémo existo, Puedo ser un éter, puedo ser un pure alien- to, puedo ser un espititu, puedo ser un tren de ondas de ener- gia eléctrica del cortex cercbral...; no interesa, Lo cierto es que cuando pienso.., iyo piensol, y de eso estoy seguro. De mi mis- mo estoy seguro, cuando pienso, Cuando no pienso no me pidan ingiin tipo de certidumbre.” Esta es Ia conclusion de Descartes: Por muchas razones importa la parte de la afirmacién que contiene el verbo “pienso”; pero la mas importante es la que se refiere al “yo”, sta nocién de “yo” (0 “sujeto de la con- ciencia) no surgié en la cultura como una categoria psicolégica (ono principalmente psicolégica). Surgi6 antes que nada como tuna categoria jurfdiea y social. El “yo” es el término que hace referencia a la “persona individual”. Fue la gran categoria que vino a establecer la doctrina juridiea burguesa, segdin Ja cual todo sujeto por el solo hecho de ser un sujeto humano dotado de capacidad de discernimiento, de pensamiento, era un suje- to de derecho; situacién que no le fue atribuida a todos los sujetos en otros perfodos de la historia; ni el derecho esclavis- ta ni el derecho feudal adjudicaron esta dignidad de sujeto de derecho pleno a todo sujeto individual, por el solo hecho de ser un sujeto humano, Bs el derecho burgués el que le adjudica esto al mero individuo. Bl derecho feudal distingue cualidades entre los individuos: no es lo mismo ser sierva que Rarén, Con- de 0 Duque; con jerarquias de personalidades distintas. Bn la Modernidad, en cambio, es afirmada crecientemente y de ma- nora irrestrieta el valor del sujeto individual como sujeto de derecho; como una condicién esencial para la consagracién del derecho de propiedad privada capitalista. Si el sujeto indivi- dual no es liberado de cualquier atadura social no puede ser el sujeto de los intercambios comerciales; para que haya un in- lereambio comercial se necesitan personas libres que estén habilitadas para contratar (para comprar y vender) 32 AO + Solipsismo indiv ualista y Medio, Divino La tesis Cartesiana, obviamente llega a un punte extremo: a un punto en que la tinica evidencia esté dada por el “yo” capténdose a si mismo en su pura inmediatez, como pensa- miento; pero al mismo tiempo sin posibilidad de establecer entre sus pensamientos y los contenidos objetives de sus pen- samientos un nexo de verdad. Hs decir, “Yo pienso”, y “yo estoy seguro de que pienso cuando pienso” ¢Pero yo estoy seguro de la verdad de lo que pienso como contenido de ese pensamien- to?” ,Cémo puedo garantizar LA OBJETIVIDAD de lo que pien- ‘80? Yo pienso que tengo la sensacién de fo rojo; pero no puedo decir que hay algo rojo que me produce la sensacién de lo rojo porque eso significa ir mas alla de lo que me resulta completa mente evidente, Sf puedo decir, sin embargo, que pienso que tengo la sensacién de lo rojo, que significa lo mismo que si yo digo: “creo que tengo la sensacion de lo rojo”; “dudo que tengo lasensacién de lo rojo”, etc. Estos enunciados que son introdu- cidos por frases yerbales como: “creer que...", “pensar que...”, “dudar que...” etc., han sido denominados por el moderno ané- lisis del lenguaje, “enunciados de actitud proposicional” (F, Récanati 1981:30 y ss) y, como se ve, son enunciados eomple- jos, integrados por dos partes: la proposicion y la actitud pro- posicional. Por ejemplo: “Yo creo que Buenos Aires esté en Chile” tiene una parte falsa (“Buenos Aires est en Chile”) y una p: te que es verdadera (“Yo creo que...” si es el caso de que, efecti- vamente, tengo la creencia de que la ciudad de Bs.As, forma parte del territorio chileno). ‘Todo lo que un yo piensa, es verdadero —con verdad evi- dente— como «acto de pensamientor de ese Yo, aunque no lo sea como «estado de cosas» del mundo real o de las eonstruc- ciones matemiticas. Ahora bien, en el mundo real o en ¢l “mundo” de las cons trucciones mateméticas ghay algtin fundamento que sostiene 33 JUAN SAMAIA esa sensacién, esa ideacién, o son sélo puras creaciones de mi imaginacién? Esta cuestion queda abierts y sin solucién. Una vel, que se ha establecido la pura verdad del “yo”, se rompie- Ton las amarras con ef mundo. Establecimos la pura evidencia ude las posiciones del “yo” ante sus propios contenidos; no de la ‘bjelividad de los contenidos mismos. Si lo que el “yo” piensa es ono una verdad objetiva esto esta en duda. gPor qué? Por- que en cuanto yo quiero salir de m{ mismo y busco establecer algo como verdadero en el mundo de las cosas (reales 0 ides les), entonces el conocimiento queda afectado por la duda, que- da afectado por Ja posibilidad del error. Fin ese punto Descartes va a cumplir una muy impor tante tarea: la de deducir los fundamentos de la verdad, esta- bleciendo un procedimiento, euyo desarrollo muy tardio, va a encontrar st expansi6n plena en la obra de Edmundo Hus- serl, pero que tiene en In Fenomenologéa del Hspiritu de Hegel su auténtico fruto superador, JE] método llamado “Fenomenologico” que desarroll6 Ed- mundo Tusser] tiene sut origen en el método cartesiano, sin deiuda —al menos aparente— con Ia obra de Hegel. Descartes {ntenta encontrar un fandamento para su desarrollo metodo- © 6gico mediante el siguiente procedimiento: primero desconee, tarel mundo del “yo” del mundo real. No se propone hablar del mando porque el mando es algo que esté mds alla del control de la evidencia. Yo puedo estar persuadido de que hablo del jnendo, pero podria ser que no haya ningtin mundo. Si yo pon- fgo entre paréntesis todos los contenidos de mis ideas, jaué es To que queda? Queda el “yo"con sus propias viventias. Hagan de cuenta que estamos frente a un presidiario encerrado en un ealabozo, y que no puede salir del ealabozo. Para 6l el mundo es el ealabozo, no hay otro mundo; fuera de las paredes del calabozo no hay nada, Entonees la tarea de cata presidiario (que es el “yo") en el presidib (que es el pensa- mionto) va a consistir tinicamente en examinar las inseripei vnes en las paredes del calabozo. El “yo” puede deseribir las ideas que él tiene pero sin poder establecer si son 0 no objeti- 4 AA en __ELLADO.OSCURODELARAZON yaa, Yo tengo la idea de color cuando veo eso verde; eso azul, tte: Ia idea de bondad cuando siento que esa limosna que Fu- Jano da a ese mendigo es un acto bondadoso; tengo la idea de humero cuando numero un conjunto de elementos. Pero éstas, Joon ideas verdaderas? Bs deci, efectivamente en el mundo hay casas verdes 0 azules; actos bondadosos; conjuntos nume- tosos..? No lo sé. Por mor de la certidunibre eientffica, debo poner esa pregunta entre paréntesis. Esto es lo que Husser! Hlama “epoché”®, La epoché es un procedimiento metédico que consiste en quitar a los enunciados de mi discurso cualquier pretensién de valider, objetiva. Yo no sé si'lo azul existe en el taundo, pero yo puedo deserihir la nocién de azul; puedo jugar ‘nentalmente con ella; puedo deseribirla en su significado para tnt; entonces lo que va a advertit Husserl es que cuando uno describe estas ideas encuentra ciertas invariantes, tales que si yo quito de esa idea ese elemento, Ia idea se me esfuma. Por ejemplo, yo podria tener la idea de azul sin tener la idea de superficie? ;Podria haber un color que no esté en alguna su- porficie? Yo no sé si es verdadero 0 no que haya colores en el Taundo; Jo que yo sé con evidencia plena es que yo no puedo pensar un-color en un punto inextersso. Un color, en un punto, ‘no os pensable para mi. De modo que por mas que me esfuerce fen pensar un color puntual yo no lo puedo hacer. Dieho de otra ‘manera, esta en Ja esencia de color ser wna cualidad de alguna superficie; sélo Jas superficies son coloreadas. Otro ejemplo: {yo podria pensur un cuerpo que mo muostre todas sus earas 1 mismo tiempo? No. Si algo es cuerpo, lo es solo a condicién de que cuando me muestra algunas earas, me oculta otras ea- ras, La idea de corporeidad fija esta idea como su condicién de posibilidad. fs decir, para este métedo, las ideas poseen una bsencia, una éstructuraa invariante cuyos contenidos son ne- cesarios, atin en caso que a esas ideas no les corresponda nada en el mundo real ‘Ahora bien, entre todas las ideas del Yo hay una que tiene una situacién radicalmente distinta a todos las demés: se tra- ta de la idea de Dios. Si yo intento pensar a un Dios que es 35, JUAN SAMAIA Dios y, que, al mismo tiempo, no existe, Ja idea que creo pensar se anula, y ya no la pienso. {Que serfa de un Dios que no exis- te? Sera, ese Dios, un ser inferisr al ser que yo estoy pensan- do, Yo tengo la idea de un ser que tiene la suma de las perfec- ciones, esa idea la tengo en mi con evidencia; no es un dato sensible, no es un dato légico; el genio maligno puede hacerme creer que yo tengo esa idea cuando no la tengo, pero si él me hace creer que tengo una idea cuando no la tengo me hace pensar la idea y no la tengo; pero si Ia pienso, entonces, la pienso, Sobre eso no hay duda: yo pienso la idea de Dios, y sila analizo sistemsticamente por evidencia descubro que ella no puede ser compatible con su no-existencia. Si pienso en Dios, pienso necesariamente en un Dios que existe y ni siquiera eomo posibilidad podria aceptar su no existencia. Dejemos de lado momentsneamente la duda razonable que muchos de ustedes pueden tener acerca del valor de esta prue- ba, Pero quiero decirles que esta prueba de Dios no es un acon- tecimiento menor en ia historia de la filosofia y, sobre todo, que su funcién en el sistema de la ciencia no es secundaria: si no se pudiese establecer alguna razén suficientemente erefble para establecer Ia validez de las ideas o esencias que sin duda poseemos en nuestra mente, el saber cientifico estarfa conde- nado de antemano como un imposible. La prueba de Ia exi tencia de Dios, en Descartes, es ni més ni menos que la prueba de que de alguna manera estén dadas las condiciones de posi- bilidad de que pueda existir “informacién compartida” entre los contenidos esenciales del pensamiento humano y los con- tenidos efectivos de las objetividades (reales e ideales). “Dios existe” —en la filosofia cartesiana— significa “hay un fundamento comtn entre el pensamiento y el ser”, y ese fandamento comtin se traduce en que las estructuras esencia- les de la realidad, estén presentes de alguna manera en el pensamiento, como ideas innatas. A partir de ellas el sujeto puede salir al encuentro de las realidades particulares. Volveré sobre este proceso demostrativo cuando exponga el método hegeliano en la Fenomenologta.. 36 Ru FL LADO OSCURO DE LA Rai * Las te del empirismo Frente a las tesis cartesianas surge, especialmente en In- glaterra, una posicién que reivindicard como eriterio de ver- dad Ia experiencia personal, pero entendida como experiencia de las vivencias sensoriales o psicolégieas, a través de las cun- Jes se van formando fas ideas més complejas. El valor de las tesis empiristas consiste, sin duda, en atacay, el caracter dog- matico del supuesto innatismo de las ideas que harian posible el conocimiento racional o intelectual como esfera independien- te del mundo factico. Vuelvo sobre el tema de la diferencia entre Descartes, Locke, y Vico: para Descartes y para la linea que 61 va a inaugurar, el principio de experiencia es interpretado como experiencia in- telectiva, En cambio el principio de la experiencia tal como lo van a interpretar los ingleses, podemos denominarlo experien- cia sensorial. De nuevo esté el “yo” pero no es el “yo” en tanto “yo pienso” sino el “yo” en tanto “yo siento”; en tanto “yo obser- vo"; en tanto “yo experimento corporalmente por medio de los sentidos”. Es moneda corriente en los manuales de filosofia o episte- mologia que en el lugar reservado para el fundador del Empi- smo se coloque ta figura de Francis Bacon (1561-1626), con especial referencia a su ataque a la ligica aristotélica, conte- nida en su Novwm Organum. Sin embargo, hay razones sufi- cientes por las cuales este autor no debe ser colocado en ese lugar. Sin duda, 61 desarrollé una exitosa confrontacién en con- tra del saber meramente especulativo; en contra de los deba- tes escoldsticos que pretendian hacer avanzar la ciencia me- diante meras discusiones de aula. fl hizo una ardiente defen- sa de las Ciencias Naturales como saber positivo o féctico. Sos- tuvo, ademés, una célebre defensa de Ia Induccién en contra de la Deduccién. Todo eso es cierto. Pero sus concepciones dis- tan mucho de ser unilateralmente empiristas: confiere un pa- pel decisivo a las ideas junto ala marcha observacional; admi- te el valor de las tradiciones cientificas previas, cuando se enla- 37 JUAN SAMAIA, zan ereativamente con la investigacién factica; incluye la me- todologfa hipotética y la labor interpretativa... “Bn fin, se puede sostener, como lo hizo el joven Marx (cfr.1962,194), que en Bacon, nos encontramos todavia frente aun Renacentista, expresién de la nueva racionalidad moder- nay en el que todavia no encontramos el desgarramiento uni- lateral que caracteriza al empirismo, enfrentado al racionalis- mo moderno. John Locke, en cambio, constituye un representante clasi- co del empirismo filosofico. Su principal eje en torno del cual construye cus tesis epistemolégicas es el rechazo de la tesis cartesiana sobre las ideas innatas. Segtin la epistemologia apriorista, el cientifico dispone, a la hora de poner en ejercicio sus capacidades cognitivas, de un patrimonio originario de verdades universales que el alma posee y que né deriva ni po- dria derivar de ninguna experiencia individual. Se trata de primeros principios (o saber universal) de los que la razén no puede preseindir en su construccién del sober de las cosas rea- Jes (naturales y espirituales; matemdticas y morales), que tenga garantfa de cientificidad; es decir, valide7. Es preciso no perder de vista que la cuestién que pone en nego la Bpistemologia es, siempre, la del logro de la validez, de Ja certidumbre reconocida por la comunidad de los hom- bres. La distincién entre lo que es mera opinién, que no obliga a nadie (salvo al que la sustenta) y lo que pretende ser conoci- miento cientifico que, en caso de existir, resultarfa obligante para todos. Frente a esta cuestién de la validez, el Empirismo adoptaré una tesis opuesta a todo dogmatismo; a toda acepta- cién de verdades universales, cuya validez reposa en el mero consenso universal, para contraponerle una validez que repo- sa en una construceién de eonsensos, siempre renovados a la luz de las circunstancias reales y actuales. Ante la imposibili- dad de establecer verdades absolutas, el Empirismo enarbola- r4 la prédica de la tolerancia: “Merece la pena, pues, averiguar los limites entre Ia opinién y el conocimiento, y examinar tocante a las cosas de las cuales no 38 » -URO DE LA RAZON tenemos un ronocimiento cierto, por qué medidas éebemos re- gular nuestro asentimiento y moderar nuestras persuasiones J. Locke (1956:18), Y més adelante agrega: “Gi Jogramos averiguar hasta qué punto puede Negar la mirada gel entendimiento; hasta qué punto Liene facultades para alean- rat Ia certeza, y en qué casoe-sélo puede juzgar y adivinar, qui zs aprendamos a conformarnos con lo que nos es asequible en nuestro presente estado,” (1956:19) Para J, Locke, como representante tipico de la cultura de la burgnesia industriosa, manufacturera, el sujeto cognitive no dispone de ningtin patrimonio de verdades innatas, inamo- vibles, heredadas: todo lo que posea como saber cientffico de- bera construirlo mediante un trabajo empirico personal. Las ideas son resultade de nuestras acciones, de nuestra actividad formadora: tanto las ideas cientificas como las ideas morales. ‘Todas las ideas proceden de la experiencia y se forman en el curso de ella. ¥ en el curso de ella también podrén modificar- se. La idea central de Locke es, sin duda, la primacia de lo particular sobre lo general o universal. Lo tinico decidible es lo que podemos experimentar: Jo finito, lo particular. Desde lo particular, por via inductiva, se construiré lo general, pero éste se mantendré siempre abierto a nuevas determinaciones 0 modificaciones. Lo nico que posee una evidencia suficiente para constituirse en “piedra de toque” o criterio de verdad son Jas experiencias bésicas que el ama “ideas simples” y que proceden de dos fuentes: i. de la sensacién y ii, de la reflexién {entendida como vivencias psicolégicas). Ideas simples de sen- sacién son, por ejemplo, este color, este sonido, este olor... Ideas simples de reflexién, son, en cambio, este recuerdo, esta dis- tincién, este razonamiento que estoy haciendo. Aunque tam- bién habra ideas simples que proceden conjuntamente de la sensacién y la reflexién: por ejemplo, este placer que me pro~ duce ese color, esta unidad que creo captar en esa cosa..., ete. 39 Como las ideas simples no pueden ser creadas ni destruidas por nuestra subjetividad, ellas forman el campo de la expe- riencia y constituyen la tinica certeza de validez plena. Sélo las ideas provenientes de la experiencia tienen ese privilegio porque nosotros no podemos producirlas por noso- tros mismos. Las ideas Ilamadas simples, siempre son produ- cidas por cosas exteriores a nosotros, Sobre esa base experien- cial se levanta posteriormente un edificio congnoscitivo, que resulta de la combinacién de las ideas simples y de posteriores operaciones de abstraccién y generalizacién. Ambos procedi- miento son actividades del sujeto y no tienen ninguna garan- tia de verdad objetiva absoluta: separamos ciertos aspectos que nos parecen relevantes, pero podrian no serlo, Agrupamos ciertos objetos en clases generales, pero podrfan no pertenecer a.una misma especie de fenémenos, etc., ete. La verdad de los conocimientos se establece evaluando el acuerdo 0 desacuerdo entre las ideas, De entre las verdades, las matematicas y las morales si podrfan obtener una demos- ‘traci6n, porque no implican el problema del acuerdo o desacuer~ do con cosas reales. En cambio, las ciencias naturales 0 socia- les, el conocimiento de las cosas del mundo plantea problemas insuperables: no es posible confrontar nuestras ideas comple- jas sobre el mundo, confrontandolo con las cosas mismas. Por ejemplo, la idea de sustancia, que nos invita a pensar que, por ejemplo, ol oro es algo tinico que se nos manifiesta como ama- rillo, s6lido, maleable, inoxidable, ete., no es posible confirmarla © verificarla. Tenemos la posibilidad de captar, aqut y ahora, estas sensaciones; podemos establecer la posibilidad de reite- rarlas, como potencialidades de nuestra experiencia, con otras muestras de oro... Pero no es posible establecer fehacientemen- te si hay o no hay algo asf como una sustancia, un algo tinico que sostiene unificadamente todas esos atributos o cualidades primarias y secundarias. Lo mismo pasaré coti la idea de causalidad Esta limitacién en las posibilidades de certeza en el cono- cimiento cientifico de lo real, que se plantea, aunque limitada- 40 a4 EL LADO OSCURO DE LA RAZON, mente en Locke, va a culminar con los dos grandes continua dores del Empirismo: Berkeley (1685-1753) y Hume (1711- 1776). Para este tiltimo, el empirista y eseéptico de mayor ce- lebridad, el conoeimiento no tiene como norte establecer la ver- dad, sino servir a fines précticos del hombre. Para Hume, el problema de Ia existencia del mundo objetivo es una cucstién insoluble, Nosotros recibimos de la realidad un torrente de impresiones sensoriales, y con ellas, mediante la actividad de nuestro intelecto, organizamos diversas ideas complejas... Pero no tenemos ninguna posibilidad de averiguar si esas ideas co: inciden o no con las cosas mismas. El ejemplo paradigmatic de esta posicién euya lo constituye el andlisis que hace de la idea de causalidad. De nuestras sensaciones derivamos el co- nocimiento de diversos hechos que se suceden en Ja realidad. Nuestro espfritu, buscando su provecho y orientacién précti- ca, con frecuencia, establece entre esos eventos relaciones que cree que son de causa-efecto. Cree que el hecho antecedente es quien produce al hecho subsiguiente... Sin embargo, nada pro- cedente de los datos sensoriales nos autoriza a sostener sein’ jante vineulo. Nuestra subjetividad no dispone de ningin m: dio para establecer més que la relacién de sucesién. La rela- cin de causalidad la agregamos nosotros, como un hibito y una idea préctiea, itil... Mas no verdadera, + La tesis del Historicismo La otra versién del criterio de verdad, correspondiente a este momento fundacional, que es imprescindible tener en cuen- taes la de Vico. Para este fildsofo italiano la experiencia ya no es la experiencia intelectiva ni tampoco la experiencia obser- varite sino una experiencia que voy a denominar -empleando un giro tomado de Carlos Cossio (1903-1988)"” “experiencia de protagonismo”, E ‘Gn el apriorismo cartesiano 1a tesis central podia esque- matizarse asf: “Si yo lo pienso con evidencia, entonces, yo lo conozco en su verdad”, En la tesis empirista de Locke podria al JUAN. SAMAIA, formularse: “Si yo lo observe o Io vivencio, yo lo conozco en su verdad”, En cambio, con Vieo la tesis se formulard asf: “Si yo lo hajio, entonees, yo lo conozco en su verdad”. I5l principio de la experiencia de Vieo es *Verum ipsum factum” (‘Io verdadero es o mismo que lo obrado”). Lo que yo hago, eso es lo verdadero Y eso lo puedo conocer con verdad, con evidencia plena sélo porque Lo he hecho. Beta os una forma particular de un principio mas gene- ral: “se conoce aqiuello que se ve nacer”; se conace aquello cuyo nacimiento se puede conocer, Si yo lo conozco en estado de gé- nesis, entonces, y séla entonces, lo conozco verdaderamente. Y, por otro lado, séle conozco en estado de génesis aquello que yo produzco de manera active. Lo que yo no genero no Jo conozco en estado de genesis (in statu nascendi). Para Vico, este tesis s6lo se apliea al campo de las cien- cias humanas, “Dado que los seres humanos hacemos las ¢o- sas humanas, entonces, aélo las cosas humanas son objetos de una ciencia posible para el hombre. Como no hemos hecho ala natoraleza no la pedemos conocer.” Sin embargo, la cultura europea de la época también dio una respuesta constructivis- taen el campo de las ciencias naturales, con el método experi- mental de Galileo Galilei (1564-1642). En este easo se podria razonar de la siguiente manera: “Si bien es cierto que yo no conozea a 1a naturaleza por el solo hecho de observarla, si pue- do disetiar experimentos en donde yo haga que un fragmento de la naturaleza genere un cierto resultado, por imposicién mia, Bsa fraccién de la naturaleza que reconstruyo experimen- talmente puede ser, entonces, conocida por mi, en tanto yo es- toy obligando a un fragmento de la naturaleza a re-nacer de- lante mio. Y si ese fragmento es una buena muestra de la naturaleza total, entonces puedo ir acercAndome a su cono- cimiento.” Kant va a estar en condiciones de sintetizar estas dos Ii- neas de] saber humano: las ciencias naturales y las ciencias sociales, en una visién de conjuntoW 42 AD CAPITULO II EL PASO DEL SUJETO TEORICO AL SUJETO PRACTICO ‘ant es el creador de Ia sintesis entre Apriorismo y Empiriamo més exitosa que se produjo en el siglo XVIIL y euya vigencia se extiende hasta el presente. Mas atin, yo reo que estamos en una etapa de retorno a Kant, porque por todos lados se observa una explicita recurrencia a tesis kantianas. Especialmente esto se puede advertir en la Epistemologia que desarrolla la escuela de Franckfurt y la escuela de Erlangen, en Alemania, pero también la Epistemologia Evolutiva de K. Lorenz y F. Wukettiz, sin contar la Epistemologia, de Piaget, entre otras. {Cual es ol micleo de la tesis de Kant? Lia inversion Coper- nieana y la conceptualizacién de lo trascendental en el sujeto. ‘Antes de hablar de la tesis misma voy a contarles algo que tiene que ver con el método de Kant. Este método tiene un elemento muy peculiar que 6} puso de manifiesto mediante la comparacién de su proceder con: el de NienlAs Copérnico (1473- 1543). Kant denomina a su procedimiento “Inversién coperni- cana” y lo presenta de esta manera: “..De la misma manera que Copérnieo introdujo una potente idea sobre el orden de los astros invirtiendo la relacién entre el Sol y los planetas; yo voy fa procurar una solucién al tema del conocimiento mediante ‘una inversién de la relacién entre el Sujeto y.el Objeto.”" Para que se entienda esta propuesta de Kant voy a hacer tna somera referencia a la “inversién copernicana.” {Cual era Ja situacién que cientffica que enfrents Copérnico? Los astré- nomos de los siglos anteriores se habfan tomado el trabajo de JUAN SAMAJA rastrear el movimiento de “vagabundeo” de algunos puntos lumino en el cielo. Todos los puntos lomsinosos que vemos efi el cielo se mueven; tado fo que se ve de noche en la esfera celeste, conforme pa mn las horas, presenta un cierto movi- miento. Pero alguno de ellos se mueven sin alterar sus p nes relativas entre si: a esos se Jes Hama “estrellas fijas” por que poscen un movimiento de conjunto; no se alteran las posi ciones relativas. in cambio hay otros puntos en el cielo que se mueven cambiands las relaciones entre ellos, y cuando se r: trean, se los ve siguiendo, noche a noche, érbitas que hacen bueles 0 looping como “ésos" que ibservan en esta foto. (Las imagenes son fotografias de exposicién pro longada, tomadas en el Observatorio de Munich). Estas érbitas dibujadas poi el movimiento de los planetas eran entidades geométricas inquictantes para el espiritu et nentemente matematico de Copérnico. Carecen de la perfec- cién de las cireunferencias; carecen de su simplicidad. Para las circunferencias y dems elipses los matemAticos disponfan, en tiempo de Copérnico, de funciones simples. En cambio 6s- 44 os bucles @3 tos looping, ‘gfan funciones de gran compleji- dad o directamente desconocidas. Desde la antigtiedad los as- irénomos intentaron redueir Las étbitas a figuras que ellos con- sideraban perfectus: érbitas circulares o elipticas. Pero, “Jas brbitas circulares —dice ‘T. Kuhn-— no dan la més minima explicacién a las grandes irregularidades, como los movimientos de retrogradacién que se observan en los movimientos de las otras cinco ‘estrellas’ vagabundas.”" (1985:1,84 y 88). Los Astrénomos anteriores a Copérnico habian encontra- do, como solucién para comprender esto, diversas hipétesis, algunas bastante complejas. Muy ingeniosas y efectivas, es cierto, pere de una complejidad que les quitaba toda elegancia matemitica, La solucion inspirada en las tesis de Tolomeo, por ejemplo, consistia en sostei a de distintas esferas transparentes. La ‘Tierra estaba en el centro de todas elas, Las restantes giraban en ejes puestos en distintas posi- ciones de modo que algunas esferas se movfan en cierto angu- Joy sentido y otras en otros Angulos y/o sentido, etc. Hl esfuer- zo consislia en combinar tantas esferas como se necesitara, para fijar en ellas, en puntos convenientes, a los planetas cu- yas 6rbitas se trataba de re-construir, de modo que dibujaran ante un espectader ubicado en el centro de ese dispositivo, esas orbitas tan curiosas”. Y eso tenia bastante éxito porque se pudieron hacer diversas predicciones, algunas de las cuales atin préducen asombro. La astronomfa de Tolomeo logré bas- tantes éxitos, O sea que Copérnico no actda en un vacio de respuestas sino en un mundo que contenfa respuestas “cient ficas” y algunas de ellas muy ex’ En ese mundo, Copérnico va a proponer algo que es real- mente admirable, A nosotros debiera producitnos admiracion por Jo siguiente: va a proponer que es la Tierra la que se mue- ye, contrariando todos los datos de los sentidos. Tengan pre- sente que no hay ninguna informacién observacional que nos diga que la tierra se mueve. {Porqué va a hacer esta propuesta? gDe dénde va a sacar er Ia existen osas. 45, JUAN SAMAJA esta idea? Creo que la respuesta se encuentra partiendo de un dato histérico hasico: la creencia que él comparte con la cultu- ra en ascenso (forjada en torno a los bébitos de la burguesfa comercial, y en general, a las préctieas del Mercado) de que el artifice del universo es un ser racional, y que ese ser racional es tin ser cuya raz6n es una “razén computacional”; una razén que opera matematicamente; que opera con instrumentos que permiten el calculo matematico. Un Dios que podemos bien comparar con un Supremo Contador. Bs un ser que no puede haber creado nada que no sea expresable matematicamente, Copémnico era, antes que nada, un matemético, que prove- nfa de sectores ligados a los sectores comerciales que tenfan una visin de que el mando era racional en la medida en que podia reducirse a céleulos de equivalencias, Bra alguien que tenfa marendas influencias de otros intelectuales de la época"* que -en medio del renacer de las actividades comerciales euro- peas- habfan vuelto su mirada atenta a la produccién intelec- tual greco-romana, producida en una época de enorme expan- sién de las actividades comerciales en a Cuenca del Medita- rrdneo, Bn esa cultura habfan florecido las mateméticas y los modelos geométricos mas audaces para construir una imagen del universo acorde con sus presupuestos ideologicos. Es nece- sario que Ud. tengan en cuenta que ya en esta fase de la civi lizacién europea, las praxis comercial, habfa estimulado la cons- truccién de modelos cosmolégicos en los que la ‘lierra era puesta en movimiento en torno del Sol. Entre ellos cabe mencionar especialmente los representantes de la escuela pitagérica, que florecié entre el 580 y el 480 a de C. (Filolao, Wefanto, Avistar- co de Samos —éste ultimo vivi6 entre el 320 y el 250 a de C,, ete.). Bsas “grandes irregularidades” que mostraban las érbitas de las cinco estrellas vagabundas'® constitusan, junto con otras “anormalidades” algo as{ como blasfemias contra la Razén Di- vina. Debfa haber entonces algo que estaba obstaculizando la posibilidad de reducir matematicamente esto, pero no podia dudar de que estas irregularidades debian ser reducible mate- 46 Oy EL LADO OSCURO PE LA RAZON ‘maticamente. A partir de esa absoluta conviccion CEL mundo matacional-matematizable”) él enfrenté la siguiente tarea: Some hacer para eliminar esos bucles, ¥ esas otras irregula- arcs bien, Ja Unica forma de eliminar un movimiento que estoy viendo, y decir que, pase a que “lo veo", no existe, 28 poe falar que es un movimiento aparente, Pero el precio de afir qnar-un movimiento aparente os ol aceptar un movimlents en vt Iaboratorio de cbservacién, No hay otra alternativa. Si algo {que esté fuera de mi puesto de observacién parece que se mnue- ve pero no se mueve, debo inferirinmediatamente que soy Yoo sri puesto de observacion quien se mueve inadvertidament Notengootra alternativa. Bn conseeuencia, negar que ese bue oxistaen la realidad serd afirmar que la Tierra, y yoen ella, es fqaien lo hace; slo que no fo advertimos, Cuando ol planeta cemnienza a retroceder es porque Ja Tierra comienza a avanzar te y subir ot orra hace este movimiento, pero nosotros no To advertimos, entonces parece que es el planeta quien Io lleva a cabo, En realidad el planeta sélo sigue una érbita circular: es el movimiento de la Tierra quien agrega ese movimiento en forma de bucle, ¥ en esto aparece el talento matemético de Copérnico: calcula ese movimiento, agrega ese movimiento a Ia Tiorra y con ese movimiento de la Tierra no solamente re~ suelve una orbita, sino todas las érbitas. Si hubiera tenido que taleular un movimiento para cada drbita, los movimientos de Ia Tierra hubieran entrado en contradiecién unos eon otros; se habria tenido que mover con una forma para ‘Venus,.con otra forma para Saturno, con otra forma para Jupiter, Marte, ete. Pero con un sélo movimiento de la tierra logré resolver todas las anomalins, y esto fue una ratificacién potente de la validex sta. en ‘Dejemos ya esta presentacién tan grosera de la revoke cién copernicana: lo que importa que comprendan es que el método de Copérnico podria describirse diciendo que pone un punto de partida como valor supremo y, a partir de esta con- 47 JUAN _SAMASA viecién extrae las consecuencias a “rajatablas”. Su tesis. po- drfa se resumida asf: “Si el mundo es racional entonces los movimientos en bucle no deben existir; y si ellos no deben existir la tinica forma de resolver la situacién es suponer que el labo- ratorio en el que yo estoy, se est movimiento sin que lo ad- vierta. Es un movimiento no observable, pero real.” Esto es lo importante: “No observable, pero reat” y atin cuando nunca se pueda observar el movimiento desde la Tie- rra no por ello le restaremos realidad. Fijense ustedes la fuer- zay las consecuencias que tiene la premisa de que «lo racional es reals: lleva a afirmar la realidad més alla de la existencia inmediata de los hechos observables. Lo real no es tinicamen- te lo que es observable, sino lo que debe ser de manera necesa- ria; es decir, lo que resulta racional sostener como verdadero, Una idea trivial es Ia ereencia de que lo real es lo que se toca, o que se ve... Aca tenemos alzo real que no se toca ni se ve. No estamos pudiendo observar el movimiento de la Tierra, pero este movimiento de la Tierra es real, y més real que su apa- rente quietud, Lo que podemos extraer de nuestro espiritu, es miés real que lo que nos aportan los sentidos. Lo racional es real, porque lo real es racional. + El método de Kant frente al métode de Hume: Bista es la estrategia argumental de Copérnico; su esque- ma metodolégico, y a este procedimiento yo lo vuy a Neunar “método retrospectivo", siguiendo a Andrés Raggio (I6gico ar- gentino que ejercié la doceneia en la UBA en la década de los afios '60 y "70, ademas de otras universidades de la Argentina y de Europa). fl caracterizaba a este movimiento, a este pro- cedimiento metodologico, como un movimiento “retrospective” (oponiéndolo a la direccidn de la bisqueda humeana, ala cual denominaba “introspectiva”). Interesa este nombre porque la tesis de Kant, va a ser una tesis contraria a la tesis del Empi- rismo, especialmente representado por David Hume (1711- 1776). Era muy pocos aiios mayor que Kant y ademas un es- 48 5 osc critor precoz (a los 24 afios escribe una obra que es un monu- mento a la inteligencia, titulado: “Irutado de la naturaleza humana”), Este autor habfa sacado lae eonsecuencias riguro- sas del Empirisimo yendo a parar a una posicién eseéptica, David Hume habfa dicho “Si al investigar cudles son las facul- tades de que dispone el sujeto para hacer ciencia, descubrimos que sélo dispone de las facultades de la sensibilidad —como fuente de toda informacion—; y que dispone, ademas, de una cierta capacidad de asociar datos de los sentidos, mediante operaciones que Hamamos “razonamientos”entonces, la cien- cia no es’ posible. La ciencia, como conocimiento universal y necesario, no es posible. ;Porqué? Porque lo que yo puedo afir- mar es sélo lo que me viene del munds real, y del mundo real me vienen impresiones sensoriales; percepeiones que me di- con que una cosa sucede o no sucede; sucede antes 0 después que otra cosa... y jnada més!. Asi, por ejemplo, si vemos que una cosa A ocurre antes de otra cosa B, nuestro espiritu tien de a pensar que A fue la causa de B... Pero, en verdad, noso- tros nunca podemos observar una cusa A produciendo ala otra cosa B..Ohservamos relaciones de simaitaneidad 0 de suce- sin, Cuando yo digo “esto [A] es causa de esto otro [BI yo estoy agregando algo que no veo, que no observa en el mundo real; yo no veo al rayo causando el trveno, yo no veo a la pobre= za causando alcoholismo; yo no veo a la desnutricién causando conductas patoldgicas, Es decir, yo veo desnutricién y luego conductas patologicas, veo pobreza y luego veo adiccién alco- hédlica (bajo el supuesto de que estemos hablando de relacio- nes causales), El que una cosa sen causa de Ia otra, eso no me lo dicen los datos de los sentidos; eso lo agrego yo (lo agrega nuestro espfritu), Podria ser en el futuro que se dé un rayo y no haya trueno; podria ser en el futuro que se dé la cosa A (la “causa”) y no se dé la casa B (el “efocto”). Yo, como cientifico, no debiéra ir més alld de lo que los sentidos me autorizan a decir. Si se va ms alld corre por cuenta y cargo del sujelo humano, Lo que ocurre es que la mente humana se habitéa a una cierta regularidad y en funcién de ese “habito” predice para el 49 IWAN SAMAJA faturo, como ley necesaria, que las cosas seguirén siendo asf. Pero, en verdad, nada nos indica que van a seguir siendo ast. La ciencia entonces, si va a ser un conocimiento comprobable, tun conocimiento que se pueda verificar en el mundo de los hechos, no debe pretender expresar leyes universales. Bsta es la tesis del escepticismo de Hume, que no es otra cosa que el Empirismo Nevado hasta sus tltimas consecuencias. ‘Ahora bien, cual fue In estrategia argumentativa de Hume? Til sostavo que para saber lo que el sujeto puede conocer debe- mos dirigir la mirada hacia las facultades del sujeto: ala na- furaleza humana, En este sentido, y no en un sentido més es- tricto de la palabra, el método de Hume habria sido introspec- tivo (en la terminologia de Andrés Raggio), porque se habria vuelto sobre sf mismo y habria indagado en sf mismo qué po- tencialidades encontraba en sti ser -como sujeto. Es como si Copérnico, en ver de hacer lo que hizo, se hubiera preguntado gla Tierra se mueve o no se mueve? y se hubiera puesto a Ghservar a los drboles a las montafas, las lanuras; a observar aientemente sus propias sensaciones corporales, para averi- guar y establecer por via sensorial si la ‘Tierra se mueve, ¥ viendo que sus sentidos no le indican movimiento alguno, hu- biera concluido: “No es del caso que Ja tierra se mueve: ella esta quieta”. Pero Copémico no volvié Ia mirada sobre la Tie- rra misma; ne hizo un trabajo astronémico “introspectivo” (0 “geo-spectivo"), sino hizo un trabajo retrospective, 2Qué es lo que hizo 61? Bxaminé el comportamiento de los objetos exte~ riores a la Tierra y derivé de esa observacién y de premisas racionales (Iégicas y matematieas) que aunque la tierra no parece moverse, realmente se mueve. ‘Pues bien, Kant va a hacer lo mismo. Al investigar el conocimiento, no va a volver su mirada sobre el sujeto que hace ‘ciencia sino hacia el objeto de la ciencia, y en los productos que Ja ciencia ha venido entregdndonos (en los teoremas matema- ticos, en las leyes fisicas y quimicas, en las descripeiones bio- égiea, etc.) va a establecer cules son los supuestos generales que ellos exigen. 50 BL LADO ‘Tomemos lun ejemplo concreto, vamos a suponer un obje- to ciontifico bien elemental de una ciencia también elemental: por ejemplo, un trigngalo, Vamos a tomar a esas “criaturas” tan particulares y tan simples que son los triéngulos. Bl mate- imatico estudia a estas criaturas y, con mucha paciencia va descubriendo sus propiedades. Obviamente el ser humano des- qubrié las propiedades de los tridngulos por via empirica. Tn Clusive todavia conservamos relatos de esas descripeiones tan tandorosas de los geémetras griegos charlando en Ta playa y dibujando triangulos en la arena, con un palito o con el dedo. Por via emptrica los geémetras se dieron cuenta que si desde Ja mitad del lado levantamos una recta hasta el vértice, y eso hacemos con los tres lados, ocurre algo muy interesante: jto- das “tienden” a cortarse en un tinico punto! y que si hacemos algunas mediciones ese punto resulta que jesta ubicado en el gentro o en el lugar de equilibrio del tridngulo! Estos son ha- Hlazgos empiricos. Si yo dibujo un triéngulo mas grande pasa Jo onismo, si dibujo un tridngulo isésceles, un triéngulo equilé= tero, un triangulo equidngulo, un triangulo recténgulo, un tridngulo acuténgulo, ete., ;pasa lo mismo! Cualquiera sea el triéngulo que yo dibuje o construya, se va a “comportar” de la misma manera. Si yo sostuviera -como Hume lo pretende-, que la experiencia es el limite de la ciencia humana, yo tendria que decir: “Bueno, esto sélo se aplica a la mateméties, porque ella no es una ciencia empiriea, sino una mera construccién y desarrollo analitico de Ia mente humana. Pero las aplicacio- nes mateméticas a la experiencia no nos permiten ir més allé hasta ahora ha ocurrido que los tridngulos empfricos respetan —aproximadamente— a las propiedades de Jos tridngulos mateméticos, pero no sé qué puede ocurrir mafiana.” Sin embargo, los ingenieros y los fisicos han llegado ala conclusién de que estas propiedades, y otras, son leyes necesa- ria no sélo de la geometria, sino también de los cuerpos fisicos: de Jos cristales, de los s6lidos indeformables. Recuerden que Copérnico deriva el movimiento de la tierra a partir de acep- tar la “realidad” de las propiedades y leyes mateméticas. Otra st HUAN SAMAIA ley més conocida de ustedes: si se mide cada uno de los angu- los de un tridngulo y se suman los resultados, se obtendriin medidas como la siguientes: 179 grados, 181 grados, etc. Si seguimos haciendo mediciones los promedios de los resultados se van a ir aproximando cada vez més al valor “180 grados”. Pero, los goémetras demuestran que el resultado debe ser 180 grados; jni més ni menos! Sostienen que ésta es una verdad necesaria, a tal punto que si una medicién nos da un resultado distinto, infieren que el tridngulo esta mal dibujado o fue me- dido erréneamente. Como vemos, jla razén eorrige, ahora, a la experiencia! Y los ingenieros y los fisicos admiten esas correc- ciones. Nuevamente tenemos un caso en que es més real el “dato” del pensamiento que el dato observacional;-acd de nue- yo tenemos esta primacia de lo racional sobre lo existencial (0 factual”) En este punto Kant razona de la siguiente manera: “...Si yo sostengo que el conocimiento del objeto sélo procede de la experiencia, que el conocimiento sélo procede de los datos que se observan, no comprendo cémo es que el geémnetra se atreve a hacer una propuesta de una verdad universal y necesaria que se aplica a la Naturaleza, pero que va més allé de la expe- riencia que puedo hacer aca y ahora. En consecuencia, si sos- tengo que el conocimiento ssio queda determinado por el obje- to, por los datos empfricos que proceden del objeto, la ciencia —en tanto conocimiento universal y necesario—, no es posi- ble.” Pero esta conclusién es inadmisible, porque la Ciencia EXISTE, Kant parte de Ia conviecion de que la Ciencia existe y de esa convieciin va a extraer sus conelusiones. Esta forma de razonar justifica que Kant haya comparado su propuesta con Ia revolucién de Copérnico: asi como Copérnico sostuvo como punto de partida: “El mundo es racional”, andlogamente Kant sostuvo: “La ciencia existe y en consecuencia sf es posible”. Yo no puedo -dice él- interrogar por la posibilidad de la ciencia; hacerlo seria desconocer que la ciencia es un hecho en la cul. tura humana, 52 ~~ Un ejemplo alge puctil que tes propongo, el siguiente: aginemos que igamios wn a estacala y eneantzams en svt elefante, quo no cabe ni por la puerta ni por las ven! ai, Pero estd alli, Siendo asi, nosotros no podemos pregun- Tamost “158 posible que el elefante ests acd”, Si estd, jelaro race posible! Lo nico que yo puedo preuntar es: “ZCémo es se os posible?” “Cuiles con las condiciones de posibilidac a ia existencta, no eorresponde la pregunta por la posibii aaseie que si puedo preguntar es sobve las condiciones de la a dda, cand condiciones dedieron estar dadas para qu a té acd adentro? Y puesto que “los érganos de entrat a a ar no admiten que haya ingresado por alli, lee ae tablecer o posta las condiciones que Ie hagan posible. see eye manera nndloga, respecto de Ia eiencia, Hume seca voca cuando plantea la pregunta "Zs posible la oe ir jvora dablemente al contestarla negativamente, Pero ad- saertan ustedes: no s6lo que no corresponde la respuesta: jtam voeo correspond la pregunta! La pregunta en realidad, debie- poet: #Cudles son las condiciones de posibitidad de a in: in” ¥ ast c no se pregunta si es posible que el oe oe naltcratenatizble), sino cules son 48 e02- ‘Ticiones que deben darse para compatibilizar lo que observo ain cionalidad de lo real?, y mediante la. tesis del oe niente de la tierra, construye el cuadro de las enniones de posibilidad, andlogamente Bantwaa constvia concn de dad de la Ciencia. Va decir que la condicién a wt : daa” del suelo Bate movimiento de Suto estan inadvertdo para el mismo sujeto como el py de la. jerre eee ilvertido pos habitants, Kant postal le manors cope ican debe haber un movimies ert io Jue eonticne, « prior, 1a posiblidad del con jento de eyes gn la naturaleza: de conocimiento universal y necesario, y ontingente, empfrico. 7 Sol vamos al ejemplo del trisnguo; saber dels dstntan formas del triéngulo es un saber empirico. Dibujando triéng 53. JUAN SAMASA Jos, voy reconociendo todas Ins formas posibles y las voy clasi- ficando: chicos, grandes, acuténgulos, rectangulos, ete, Descu- brir algunas propiedades del trisingulos también es un hecho empfrico: el lugar en que se encuentran las vicectrices; la suma de los Angulos internos, ete. Pero cuando nosotros demostra- mos que esas propiedades son asi y no pueden ser de otra ma- nera, es decir, cuando ademés de la informacién que “entra” por los sentidos descubrimos Ia ley que rige la propiedad, ya no puedo seguir pensando que esa ley procede del abjeto exter- no. Que esa Ley entré en mi cabeza por la puerta de los senti- dos, Asi como el bucle de la érbita no puede pertenecer al pla- neta, la ley no puede pertenecer al objeto sensorial, porque si perteneciera al objeto sensorial no podria entenderse cémo es posible la ciencia. (Por la “puerta” y las “ventana” de los sen- tidos, no eaben los elefantes-Leyes.) + El Sujeto Trascendental, 2un extrafio Sujeto? “Bn eonsecuencia -dice él- aunque yo no lo vea, aunque yo no lo pueda investigar directamente, voy a proponer que en el sujeto del conocimiento hay un mévimiento. (El no dice “movi- miento”; lo estoy diciendo yo para mantener la analogia con Copérnico,) Aese Sujeto, Kant lo va a lamar “Sujeto Traseen- dental.” Lo voy a decir de otra manera; hay un sujeto de la ley, hay tun sujeto que hace posible el conocimiento con la forma de la ley, y aese sujeto Kant vaa llamar “Sujeto ‘Trascendental.” De modo que el sujeto ahora aparece desdoblado. Ahora el sujeto ya no es el sujeto simple, de una sola pieza, sino es un sujeto dual: por una parte, un sujeto empirico que es ol encargado de recibir los datos empfricos y que af dehs estar atento a la infor- macién de la experiencia; pero por otro lado, hay otro sujeto (el Sujeto Trascendental) que es quien agrega al objeto de la cien- cia la dimensién 0 la forma de la ley, As{ como para Copérnico hay otro movimiento -el movimtiento de la ‘Tierra, quien agre- 54 4 A EL LADO OSCURO DE LA RAZON ee a érbita observable cl bucle-, asf también hay un sujeto ie s quien agrega al objeto de conocimiento la forma de la i ste ‘sujeto no es investigable directamente; yo no lo puedo savestigar porque no es un objeto; el Sujeto ‘Trascondental es oe de manera inmediata, un objeto; cuando yo dirijo cee ty to transformo en objeto, en. verdad, Jo logro a condicién de hacer retroceder al Sujeto ‘Prascendental a una ae superior, Este nuevo lugar desde donde estoy viendo abara puyeto se transforma en el nuevo sujeto trascendental. El Su- joto Trascendental esta siempre, por ast decirlo, detrés mio; vrunea esté, como tal, delante mfo; nunca lo puedo ohjaivar. Mejor: no hay nada que objetivar, porque él 65 solament a conjunta de condiciones de posibilidad que dan cuenta de ciencia, es decir, de toda objetivacion | Voy a hacerles una comparacicn para que ae aproximen a Ja idea compleja de este Sujeto ‘Trascendental. Primerament e jae quiere decir “traseendental"? De una manera muy sim- ihe, digamos que se dice de algo que es inmanente si forma parte del mundo veal; del undo de la Naturaleza; de eso que llamamos “El Universo”. Se dice de algo que es, trascendente . cesté fuera del mundo real (no importa eémo, pero esta afuer no pertenece al mundo real. Dios, por ejemplo —en. Se oxistir—, serfa un ser que existe fuera del Universo; fuera el sistema real que constituye el mundo de Ja naturaleza y el mundo humano. En ese sentido Dios seria trascendente. Pero ninguna de nuestras fleciones serfan trascendontes, poraue tomo productos nuestros serfan todas componentes del mun- do real, parte de la imaginacién, del mundo psicolégico, etc. Desde el unicornio hasta los triéngulos, serfan creaciones eel Jenguaje humano, de In-imaginacién humana y por lo tan serfan “inmanentes”, incluso aunque nosotros los imaginemos adrede como “trascendentes”. Ese mismo acto de imaginerlos “como si fueran trascendentes” seria un “hecho inmanente”; de este mundo: del mundo de la cultura humana que estéenel seno del Universo. Y si el Universo alguna vez se acabara con 55 61 acabarfan todas las “creaturas” de la fantasia humana: lam- bién las ideaciones mateméticas! En cambio Dios, como ser “real” que “existe” al margen del hombre y del Universo, seria —en caso de existir— un ser traseondente, * El Sujeto trascendental y su “no-estar” en el Mundo Pero el Sujeto que contiene la posibilidad de la ciencia, en cambio, no es ni inmanente, ni trascendente, No esta en el mundo, como un objeto empirico, pero tampoco esté fuera del mundo. {Como es que esta? La pregunta misma no correspon- de: “estar” es un predicado que tiene que ver con los objetos, En principio, al sujeto trascendental no le cabe ninguna cate. gorfa, porque es él quien las constituye o contiene a todas las categorias del “preguntar cientifico”. Fl no puede “estar afue- ra” o “adentro” sencillamente porque no esta, sino que contie- ne las condiciones de posibilidad de todo sentido espacial, tem. poral, experiencial. Que significaria entonces su ser? Antes de intentar responder en una forma més rigurosa quisiera proporcionarles una imagen: si yo tengo una imagen fotogréfica, una escena captada por una cémara fotogréfiea, puedo decir que en esa escena hay “cosas” y relaciones entre cosas. Pero la cémara fotogréfica (la que capté la escena) (ella no forma parte de la escena! No es ni unn cosa de la escena, ni uuna relacién de las cosas en la escena. Sin embargo, ella dobis estar en la situacién en que se constituys esa escena. Mas atin: Ta cémara misma puso ese “no-lugar” que constituye todos los “lugares de la escena”. Sin estar en la escena debié “no-estar” en la escena para que hubiera escena fotografica," Entonces ella esta bajo la forma de ausencia de objetividad, haciendo posible toda objetividad de la escena; todo lo que es objeto de esa escena esti posibilitado por ese sujeto-objeto que es la cd- mara fotografica en el sentido metaférico de la palabra, El sujeto trascendental es un sujeto para el cual existen 56 t i EL LADO OSCURO DELARAZON Jos hechos empireos como “hechos de wn experiencia sigh cativa’; pero él no os un hecho empirico ni una relacién parti alar. I no es experienciable como un dato de la experiencia, cia, Podeiamos acoptar que el Suto traseendental es cog cible; bien, pero con una condiciOn: que también admitamos, que de él conocemos sélo su pasado, Su presente siempre se La Pricologia no puede éstudiay al Sujeto ‘Troscendontal, porque ol Suetn Trascendental no es un objeto". Tn todo caso es un sistema de funciones que estén implicitas en todo acto de conceimiento de cualquier cosa. Son funciones que “operan on nosotros". Pero nosotros no las podemos indagar dire! mente, sino rerospectivament, como el movimiento dela tie, tra fas investigado por Copémnico, La Psicologia estudia al suelo empirico, pero no a al Sujets Traseendental porque éste es, precisamente la condicion de posiilidad de que haya Pai. cologia, y Antropologia y... cualquier otra ciencia. Todo esfue zo de investigacién psicolégien prosupone estas funciones e- pistémicas, euyo conjunto designamos como “Sujelo Trascen- dental”, Si yo creo que puedo hacer Psicologia es poraue ereo aus hay posibilidades de hacer ciencia; ls condiciones de po- sibilidad de esa actividad estén dadas en y por el Sujeto ‘ras- cendental. Yo las puedo esta sin embargo, de manera re- trospectiva; las puedo estudiar por las consecuencias que elas producen. Bl que haya Sujeto Trascendental produce que ve pueda conocer el comportamiento del objeto bajo la forma de Je ssiden su funcionamiento”. labra “ley” con un eleance suficientemente general como para incluir todas las tesis cientificas, suficientemente relevantes y generales, como puede ser la inherencia del conficto edipico en el proceso constitutive de Ia subjetividad humana, en Freud, o la universalidad de los mecanismos de seleccién natural en Ja configuracién de las especies vivientes, ete,, ete. En un sen- tido lato, una ley cientifica es una afirmacién que deseribe un nos 37 2B, comportamiento regular de una regidn de la reclidad, que ocu- gré con carécter necesario y no meramente contingente. El contenido que se formula mediante una ley cientifiea es ‘empirico. Pero la forma de “la ley”, es decir, su aleance univer- sal y su modo “necesario”, eso no es empirico. Asf como yo no ‘puedo observar el movimiente de Ie Tierra, no obstante, puedo estudiarlo, pero puedo estudiarlo por Is forma como el movi- miento de la Tierra ge proyecta en el movimiento aparente de Jos astros; yo estudio el movimiento de la Tierra pero no diree- tamente en la Tierra; a ese movimiento no lo puede observar porque estoy unido a ese movimiento. Ninguna observacién que yo pueda hacer sobre mi propio “lahoratorio de observa- cin” me daria una pista de cémo es que yo me estoy mo- viendo. Volvamos al tema: si yo sostengo que el conocimiento del objeto tiene wn componente empfrico y un componente “Iegali- forme”, si estos son los elementos del conocimiento cientffico, ‘esto Liene-sentido si admito que hay un componente que es la forma de la “ley”. Si yo asumo la posicién de Hume y digo “No hay ley; la ley es un invento del sujeto”, se acabé toda esta modalidad del conocimiento humano ‘Este es el tema. Entonces lo que hace Kant es rechazar esa discusién: “La ley es wh hecho de la ciencia’. Eso quiere decir, “buscar leyes no es un invento ilusorio de Ia subjetividad em- pirica”. Pere, entonces, {emo se explicarfa esta idea de Kant de que es el stijeto quien tiene la clave de comprensién del ele- mento de la ley, si por otra parte afirmamos que no es un agre- gado de la subjetividad? La tesis consiste en afirmar quo no es un invento ilusorio del sujeto empfrico, psicolégico, sino el re- gultado de una operacién inherente al acto mismo de conocer: un resultado del Sujeto Trascendental, 0, mas claramente, una condicién de posibilidad del conocimiento cientifico. ‘Volvamos al ejemplo; hablamos de una propiedad de los triéngulos, pero los trifmgulos que son? Son figuras geomé- tricas, :Y la geometria que estudia? Bl comportamiento de los 58 j i \ _ELLADO OSCURO DE LA RAZON entes ideales que deseriben el espacio. BI caso de la geometria de Euclides describe el espacio nuestro, En este eas0 gcomo seria posible, c6mo podria yo pretender conocer una ley del espacio siel espacio fuese un dato de la experiencia? Kant dice: “isi el espacio fuese un objeto externo a cuyo conocimiento tiogo desde Jos dato de la experiencia yo nunca podria saber antes do recorrer todo el espacio y agotarlo, e6mo se comporta @l espacio. Sin embargo los gedmetras saben mucho acerca de como se comporta el espacio; cualquiera sea el lugar que visi- tomos; cualquiera sea el tridngulo que hagamos, cualquiera sea ol lugar donde estemos; sean las piramides de Egipto o sean las pirdmides Aztecas, las pirémides Mayas: las puedo mnodir con procedimientos técnicos y con deducciones matems- ticas que, en esencia, son las mismas en todos los casos. Y sila parte técnica es confiable, entonces, voy & obtener los mismos fesultados, ya que sobre las operaciones y reglas matematicas (en este caso geométrieas) no hay duda. La geometria y la in- genieria no dudan sobre eso. Entonces, ,e6mo es posible? La tinica forma de que esto sea posible es que el espacio no sea un hecho del mundo real, sine que sea una forma del Sujeto Tras- condental; que sea el sujeto el que aporta la espacialidad como ‘una funcién posibilitadora de la experiencia externa. Séto si el aspacio os, por asi decirlo, movimiento de “espaciacién” y ese movimiento lo aporta el sujeto, entonees yo si puedo entender que mo basten unas pocas experiencias para descubrir una propiedad interna del sujeto, y lo mismo pasaria con todos los fenémenos fisico-matematieos. Una serie que supone el tiem- po también nos lleva a afirmar que si el tiempo fuese algo real (ana sustancia real) en ese caso yo no podria decir cémo se comportarén los tiempos futuros, y en ellos las series diversas de hechos; si yo puedo decir algo de las series temporales, de Jas series en general, que son secuencias en el tiempo, es por- que el tiempo no es ‘un hecho real sino una forma del sujeto. Es el sujeto el que temporaliza; el sujeto inaugura la temporali~ dad y sino hubiera sujeto no habria tiempo; por lo menos no el tiempo que conocemos nosotros."* Cualquier conocimiento en 59) JUAN SAMA donde yo deshorde mi posibilidad de experiencia en el espacio, y mi posibilidad de experiencia en el tiempo, solamente es po- sible porque espacio y tiempo no son sustancias o hechos del mundo externo, o atributos de los objetos, sino formas del su- jeto; son las mismas condiciones de posibilidad del conocimiento de objetos espacio-temporales. ‘Veamos dos ejemplos: Primer ejemplo: Si le imostramos a un nifio trozos 0 piezas de madera de igual longitud, puestas en dos cajas (contenien- do una, trozos rojos y la otra, azules) y le pedimos que saque una pieze de un color, y otra de otro color, de las eajas respec- tivas, y que las compare, el nifio (a cierta edad, por supuesto), estard en condiciones de reconocer que “son iguales”, hacién- dolas coincidir unas con otras. Si luego le pedimos que saque otras dos y que las vuelva a comparar entre si, el nifio repetira la operacién y sacaré la misma conclusién anterior: “son igua- les”. Seguidaihente le pedimos que las ponga una a continua- cidn de las que saeé primeramente y que compare el segmento total resultante, E! nifio volver a coneluir que “son iguales” Podemos repetir esta operacion algunas veees més y el nifio seguir haciendo la misma operacién y seguiré sacando la misma conclusién. Si ahora si le pedimos que nos diga que pasaria si siguiéramos haciendo esta operdcién cuatro 0 cinco veces més?, suelen suceder dos cosas distintas: algunos nifios, de mayor edad, contestan que seguirén siendo del mismo ta maiio (=longitud); pero otros (normalmente menores de cuatro 0 cinco afios) contestan que no lo pueden saber; que habria que averiguarlo haciéndolo. En este experimento se observa un momento curioso-en el proceso del desarrollo cognitivo: el momento en que el sujeto pasa de depender de los hechos mismos para afirmar algo, a una especie de identificacién de una ley. {Pero porqué salta a la ley? Porque descubre una regla; descubre que esta frente a algo tautolégico: si las piezas que hay en cada caja son de los mismos tamafios, y va a operar de la misma manera, en con- 60 secuencia el resultado que va a obtener va a ser siempre el mismo, cualquiera sea el numero de veces que se repita la ope- racién. {Que es Jo que el nifio logra generalizar? {Un dato de la experiencia? No. Lo que el nino logra abstraer es la regla que se deriva de la coordinacién de sus propias acciones? La condi- cién de la ley esta dada porque las condiciones y la forma dé Jas acciones del sujeto se mantienen las mismas. No es un dato invariante del objeto como hecho empirico, sino es un dato de Ja operacién de un esquema de accidn a partir de ciertas con- dicioies dadas. Si las condiciones de la accién y el tipo de ac- cién es el mismo, entonces, los resultados seran los mismos, No necesitamos proseguir verificando en cada caso, infini- tamente. Hay una edad, todos la hemos pasado, en que nos sentia- ‘mos sumamente orgullosos de poder contar hasta el mimero cinco, por ejemplo. ¥ luego hasta veintiuno. Otro dia veniamos contentos ante nuestra madre para decirle: “jMama! Ya sé con- tar hasta cincuenta y dos!” Hasta que un buen dia nos aburri- mos de todo esto, diciéndonos: “Qué tontos! {Si sabemos con- tar hasta un ntimero cualquiera “N”, entonces sabemos contar todos los nimeros habidos y por haber”, Sencillamente, Io que hemos eprendido es una operacién sobre un cierto tipo de ob- jeto (una cierta serie). Entonees, dado un objeto -la serie de los niimeros-, aplicamos la operacién y aparece el resultado. En- tonces {qué gracia tiene el hallazgo? Exactamente lo mismo pasa con los fenémenos matematicos: una vez que descubro una cierta propiedad, y una vez que descubro que esa propie- dad se deriva de una cierta operacién, ese objeto, en tanto cons- truide para esa operacién misnia, puede ser anticipado para siempre. La tesis sobre el cardcter trascendental del Espacio y el ‘Tiempo es enteramente semejante a esto, Kant sostiene que “Espacio y Tiempo son eso que Vico habia Hamado: “factum”, en el sentido de “obras del sujeto”. Conozco la verdad porque soy quien obra “eso”, Yo estoy operando eso.” El gran matemé- 61 tico francés, H. Poincaré, 150 afios después ratifica plenamen- te esta propuesta kantiana (que al prineipio puede sonar ex- ‘afia, pero que, en verdad, no lo es) “Nuestras sensaciones —escribe en su libro Fundamentos de la Geometria— no puede darnos la nocién de espacio. Esta nocién es construida por el espiritu con elementos que en él preexisten, y la experiencia externa no es para él otra cosa que la ocasién de ejetcitar ese poder, 0, a fo sumo, ‘un medio de determinar la mejor manera de ejercitarlo. “Las sensaciones por si mismas no tienen cardcter espa- cial alguno.” Poincaré-Finstein (1948:16), Segundo ejemplo: Bil otro ejexnplo que les voy a proporcio- nar es mucho mas simple, més grosero, y no es nada més que una “especie” de alegoria. Ni siquiera una alegoria; para no ser impertinente, dirfa, acaso que es una especie de “juego di- dactico”. Los elementos y reglas del juego son los siguientes: Regia 1. Un sujeto que tiene una vision normal, y un easco, como ei de los mineros, con una fuente de luz blanca (como la luz solar); Regla 2. Una pantalla que oculta de manera absoluta y definitiva al sujeto lo que hay detrés de ella; . Regla 3. Detras de la pantalla hay objetos coloreados que existen en cantidades infinitas, y poseen colores diversos (los del arco iris); Regla 4. Nosotros somos como dioses: sabemos lo que el sujeto no sabe: sabemos”que hay objetos coloreados, on nime- +0 infinito y sabemos que la luz. que ilumina a los objetos cuan- do se ofrecen a la visién del sujeto proviene de la fuente que él tiene en su casco. Todos lo que sabemos es verdad y es tal y como lo sabemos. - 62 jhsta es una imagen posible de este mundo: Inventar un juego There hae RE OE Re eee RE RR RF bee eee RE RE EE Comenzamos el juego con Ja siguiente jugada: vamos a po- ner en el campo visual. del sujeto objetos rojos (js6lo rojos!) hasta que el sujeto se atreva a sacar una conclusién. Inmedia~ tamente después le vamos a poner un objeto de otro color: Tmaginemos, ahora, que eomenzamos el juego y que luego de jeinco mil observaciones!, el sujeto —que es un tenaz indue- tivista y pacionte observador— se cansa y reauclve que ya ha acumulado una base inductiva suficiente numerosa. Cierra su ‘cuaderno de registros y comienza a escribir su informe para el préximo Congreso cientifico, con la siguiente afirmacién: “L,uego de-tna minuciosa investigacién he legado a la con- clusién de que: . ‘a. Bl universo esté constituido por objetos rojos; ¥, b. Como consecuencia de lo anterior, la préxima observa~ cién que realice dard como resultado un nuevo caso de ob- jeto rojo.” 63 JUAN. SAMALA Estas conclusiones, {son verdaderas o falsas? Nosotros sabemos que hay objetos de todos los colores y como lo que nosotros sabemos es lo verdadero (Regla 4), enton- tes, por esa regla y la Regla 3, se deduce que ambas conclusio- nes son falsas, Muy bien. Ahora vamos a cambiar algunas de Jas reglas del juego. Vamos a hacer una especie de “i na”. Regla V’. Vamos a suponer que la luz del casco congue el sujeto esta provisto es de color rojo, y Regla 3’. vamos a suponer que los objetos que estan detrés de la pantalla no tienen color propio: siempre reflejan el color de Ia luz que los ilumina. Repitamos ahora la experiencia. El sujeto, nuevamente después de numerosisimas observaciones (digamos, cineo mil), suspende su tarea y escribe el siguiente informe “Luego de una minuciosa investigacién he llegado a la con- clusion de que: @. El universo esté constituide por objetos rojos; y, ©. La préxima observacién que realice dard como resulta~ do un nuevo caso de objeto rojo”, Estas dos afirmaciones, {son falsas o son verdaderas? Con la primera conclusién el sujeto comete un error, por- que nosotros sabemos que, en verdad, los objetos no tienen el color rojo como atributo de ellos, en sf mismos. Pero la segun- da afirmacién es verdadera: In préxima obeervacién que él rea- lice dara como consecuencia ésa experiencia y no otra. En esencia, en este deslindamiento de las dos coniclusio- nes, consiste —en sentido grosero— la tesis kantiana. Ella sos- tiene que para poder afirmar la posibilidad del conocimiento ientffico es necesario que desconectemos las afirmaciones de Ja ciencia de toda pretensién de aplicacién de sus afirmacio- nes a las Cosas en Si Mismas: nosotros debemos extrapolar nuestro saber cientifico més allé de los fendmenos de nuestra experiencia. Porque nosotros nunea podemos ponernos més alld de las condiciones que hacen posible nuestra experiencia, Pero 64 inversién copernica- 2b ELLADO OSCURO DE LA RAZON, ins condiciones do una experioncia posible estin puesta como ropla en fa ajelividad humana quo pre configuran lo ae ca Objeto en. General de una Experiencia Posible. La a od dad bumana pose, por ast decirlo en sus formas yealegoris, tas rolas qu determinan cualquier experiencia posible: a for na general que debera revestir tndo aquello que sea Obje a nosotros. Pare resoge (oeacieatura) quo aeabo do proponeros es ngs seo pore se rfiere am contenido sensorial el color 10> Ta tesis kantiana no se refiere a los contenidos de lus exp Fiencia, sino alas formas de las experiencias. Se trata de aque las preicaciones que son “trascendoniales” en un sentide sy prsimo a la acepcién clisen del termino: norco no poe mos prever que tipo de cualidades tendr4 el pecans belo que observe per af puedo arma, de manera obsolutamente necesaria, que fendré alguna eae Xo no ue sl ai aus a espacial tendré, pero sf tendra “alguna fo al fpidimensional”. No puedo saber en aque cantdados 6 dar pore af quo en alguna cantidat se dard. No puedo saber eusl fo su causa, pero af que alguna cause tend. Butera. Be decir, son roglas abgolutamente imprescindibles de le expe: rieneia humana el que cualquier fenémeno que se presente so presentaréen el espacio ene Hespo; con evades, ant " jones y modalidades: cae ese Be ener cee iotee eal par ane toe Jos hen tos dl nnd son espacio-tomporale, oelitativos ete? Dat era dar wn salto en eb abisino. Me llovaria a afirmar que yo aaa mas alla de lo que es eee ae s. Decir que “el mundo es espacie-temporal” querria deci ue, independicntemente de que yo lo experimente on, él es espaco-tenporal, Pero ese n lo puedo decit. Lo neo que yo puedo decir es que: “Si se me da un fenémeno, élvaa ee eo cio-temporal. Yo pereibo a condicién de espacializar y de tem poralizar mis experiencias.” + La causalidad para Kant ‘Vayamos al tema del ejemplo de Hume, del cual partimo: 65 i | _AUAN SAMAIA Hume dice “Yo veo el rayo y luego escucho el trueno”. Del es- pectaculo reiterado de esta relacién me atrevo a desbordar los limites de la experiencia y sostener que esta relacién de “suce- sién” es en verdad una relacién de “eausacién.” (Tl “post-hoc” se transforma en “propter-hoc”; es decir, el “después de...” se transforma en “a causa de...") Esta relacion —va a decir Hume— es una relacién que no puedo predicar validamente. No ia pnedo predicar sencillamente porque nunea voy a poder verificarla en la experiencia. En consecuencia, la causalidad -eb principio de causalidad-, es un principio invalido, Es una propo- sicién sin sostén empfrico suficiente y que no se puede afirmar. Sabemos que Descartes dice otra cosa. Para él, la nocién de causa encierra un conocimiento verdadero: el hombre ha sido dotado por Dios de esa nocién, expresada por el principio de causalidad. De modo que cuando nosotros afirmamos que “Todas las cosas del universo tienen una causa”, lo estamos haciendo porque hemos “heredado” un saber divino. Kant va a decir que ni la causalidad es falsa, ni In causalidad es verda- dera... No es ni una cosa ni Ja otra, sencillamente porque ella no es un conocimiento, No siende un conocimiento no se puede decir de ella que sen verdadera o sea false. Veamos un ejemplo simple: si digo “la luz de esta habita- cién esta encendida”, este es un enunciado que supone un co- nocimiento que puede ser falso 0 puede ser verdadero; en este ‘aso —estando la laz prendida— el conocimiento es verdadero porque segin el Lestimonio de nuestros sentidos, y el didlogo que podemos tener en torno del fendmeno, hay consenso fun- dado en pruebas o evidencias, para afirmar que la luz esta prendida. Pero si yo digo “el ultimo que sale de la pieza apaga Ia luz”, esto, ges verdadero o es falso? No es ni verdadero ni falso, Inclusive atin si no hubiese nadie para obedecerla o para desobedecerla esta regla no se vuelve ni verdadera ni falsa. Sencillamente porque no es un conocimiento; no esté descri- biendo el mundo, Esta expresando una regla: esté diciendo “el Ultimo que sale de la pieza apaga la luz”, pero no esté afir- mando que haya alguien que vaya hacer o vaya a dejar de hacer eso. 66 Pues bien, ld causalided para Kant no es un conocimiento: es una regla. No dice “todo tiene una causa”, Dice: “si usted presencia un fenémeno, bisquele una causa.” Ahora, la mente fumana corriente (como el sujeto del juego anterior) intenta~ nf explicar esto, pensando que esta regla es una regia valida porque los hombres saben que iodo tiene tuna causa, Pero veto Kant contrapone su tesis critica, sosteniendo que esa con; Glusién es un error: no se puede afirmar algo sobre Ta cosa en sit adlo podemos afirmar la regia como regla de toda experien- tia posible: regla que sirve para determinar al fenémeno (es feeir, a Jo que es, pero en tanto se nos manifiesta), y no al notimenos (es decir, a la cosa en si) ‘Vamos a tomar un ejemplo simple; hubo un tiempo en que se ereyé que el paludismo —enfermedad que eonsiste en ava fiebre muy elevada, intermitente, con cierta sintomatolo- gia caracterfstica que en algin momento signifieaba la muer- fe era causado por el ambiente malsano. La tesis era: “La causa del paludismo es el aire malsano (el mal aire: de allf la palabra «malaria>).” Pero luego se vio que podta haber palu- dismo en zonas no hémedas, en zonas no pantanosas, en Z0- ad con buen ambiente, y se advirtié que en el fondo lo que importaba era la presencia de un insecto, de un mosquito que picaba y producia 1a malaria. Se concluyé: “Bl zancudo (anépheles) es causa del paludismo”. Posteriormente también ge creyé averiguar que el mosquito no era Ja causa, sino que era un vector, es decir, un intermediario, que Hevaba un proto goario de la sangre del enfermo a la sangre de un sano. “Bue- no, hay acd un microorganismo que ¢s la causa de la malaria.” “UY en el fuluro, se podré seguir discutiendo y podrén apare- Jar nuevas propuestas de causas; cadenas causales, redes cau- sales, ete, Todo eso es materia discutible. Sin embargo; hay algo que no se discute: no se diseute que el Paludismo tiene alguna causa. Esto es lo que no se discute. Bs decir, yo puedo discutir cudl es la causa de un fenémeno, y acd puede haber cerrores de generalizacién; yo puedo ir a un congreso de Bpide- miologia del paludismo y decir “Sefiores he descubierto que la 6 causa cs tal y tal”, y los congresistas me podrén aplaudir 0 abuchear. Eso es contingente. Pero hay algo seguro, necesario: en ningtin congreso me van a aplaudir si yo Negara a decir: “Settores he descubierto que el Paludismo no tiene cast- sa,” (= El paludismo es un fenémeno ineausado). Creo que si eso Hegara a suceder, el estupor seria seguido por la furia de quienes se sienten burlacos y, posteriormente, por la expuisién, Seria la reaccién légica, sencillamente por- que estoy rompiendo las reglas del juego de las comunidades cientificas. Algo semejante a lo que sucederfa si un fatbolista pretendiera hacer un gol tomando la pelota con-las manos. ‘Todas las personas que asisten a un congreso cientifico asu. men, por asf decirlo, el “modo epistémico” de razonamiento. Y si yo acepto incorporarme a ese evento cientifico, a esas comu- nidades cientificas, entonces, estoy obligado a emplear, de manera “militante”, las condiciones bésieas de la razén cientt- fica. ¢Cudles son esas condiciones basicas que Kant llama “tras- cendentales”? Son: 1.- dos formas “puras” de la sensibilidad: tiempo y espacio; y 2.- doce categorias “puras” del intelecto, ‘Tanto las formas como las eategorfas no proceden de la ex- periencia, sino que son las condiciones bisicas para organizar Ja experiencias. Son, entonces, a priori de la experiencia, por eso Kant las denomina “puras”: formas puras y categorfas pu- ras. Debe leerse: “no empfricas”, porque no proceden de la ex- periencia sino que la anteceden, como sus condiciones de posi- bilidad. Pero, podrfamos preguntarnos, estas condiciones ¢no rigen, caso, todo tipo de conocimiento humano? En este punto debe- mos ser cautelosos: Kant se est refiriendo particularmente al conocimiento cientifico, Pero hay otras formas de conciencia que no responden a los mandatos epistémicos, y Kant los cono- cfa perfectamente bien, omen ustedes, por ejemplo, a los gran- des misticos, A estar con sus expresiones, ellos parecieran po- der “habitar” fuera del tiempo y del espacio que conoce la Cien- cia Fisica o nuestra experiencia corriente en el Mercado. Ac- 68. EL LADO OSCURO DE LA RAZON fi rotagonizan experiencia que no tienen nada que ver eae Eonporalidad y ln espacialidad, tal eee in repre: sentamos nosotros eh nuestra vida eiudadanas ellos Megan afirmar que experimentan en el corazén mismo de la eterni dad. Cuando por ejemplo San Juan de la Cruz dice “..¥ quedéme no sabiendo toda ciencia trascendiendo” eat afirmando que hay un saber que nose rige por las cabego- rias del intelecto. (Me refiero all pena gue se llama: Coplas ia de alta contemplacisn’ so ged sia oonign on que tabajabanos con te aber genes tobas en Formosa en el afio 71/72, un intogrante a equipo, un estidiante avanzado de Sociologia, le comenta aun Shamén, como si fuera una gran novedad, que astronauta nortcamericanos habian Tlegado « la Luna. Bl Shaman no se sorprendio en lo més minime y le coment a eu ca a : hermanos “piogonak’s” hace mucho tiempo que estiin yen 7 ia “cfecto, ara ciortas culturas el tiempo que nosotros o noceinos como tiempo fisieooel espacio Bulideo como rocep- tfcalo de tos euerpos fisios no tienen valor. Las religiones, de manera universal, distinguen otra dimensién de la realidad que cooxiste de manera misteriosa con esta realidad profana la de lo Sagrado. En la religién, los entes sagrados habitan un espacio y un tiompo diferentes, aunque comunicados de varios maneras con el tiempo y el espacio “profanos”. Il propio espa. cio real, en la mentalidad mégico-religioga, no se comparta como el espacio de la mecénica newtoniana. El que un ee queme un mufieco de cera, provisto de un mechén de cabello de su «etima» sin quo tenga conciencia suficiente de la opis- temologia que subyace en esa accién, no implica que dicha a cion no tenga una epistemotogta de base, y que debamos ac dira ella para poder comprender el sentido profundo de lo que hace “Lp que os importante para comprenier eta magia —dice M- Eliade— es saber que semejante acto sélo ha sido posible desde 0 JUAN SAMAIA 1 momento en que eiertos individuos g8 convencieron (por via experimental) -olo afitmaren (por via te6rica)- de que las uli, Jos cabellos o los objetos llevados por un ser humano conservan relaciones intimas con éste después de eu separacisn. Semejan- to creeneia supone Ja existoncia de un -espacio-red> que une a los objetos mas alejados, enlazandolos con ayuda de una simpa- tin drigida por leyes especficas (a coexistencia onéniea,la ana logis formal o simbéliea, Ins simetrias funeionales) El hechice- ro (el que actia como mago) no puede eroer on la oficacia do su accién sino en la medida en que tal «espacio-red» existe”. (1986:33 y 34), ” fr owste Bs preciso recohocer que In mentalidad mégico-religiosa posee otros supuestos trascendentales. La experiencia misma de lo sagrado no es posible con las formas puras de la sensibi- lidad y las categorias del intelecto, De modo que en principio podemos sostener que lo que dice Kant tiene validez. para el modo epistémico de conocimiento, no para otros modos. Cuando la Cosa en S{ (0 notimenon) afecta mis sentidos esta poniendo de manifiesto que existe, que es real, pero yo no Ja puedo determinar en sf misma, La determino por referencia a mi experiencia de ella. Cuando esta cosa en si “golpea” real- mente mi ser y yo acuso ese golpe mediante Ia impresién sen- sorial que me produce, la configure como fenémeno, De mane- ra que todo fenémeno (la visién de una montafia, de una nube, de una reaccién quimica, del movimiento de-un planeta, del desplazamiento de un cuerpo Iuminoso en el cielo, pero tam- bién un sentimiento placentero; o la vivencia de un recuerdo, te), cualquier cosa que se constituya como un fenémeno para m4, tiene dos componentes: tiene uria materia, que esta dada por Ins impresiones sensoriales o vivenciales que proceden de Jas afecciones que las cosas en sf producen en mi facultad sen- sorial (sin que pueda decir nada més respeeto de ese origen), ¥ tuna forma, Bsa forma es la espacialidad y Ia temporalidad y de ella es que hablo. Lo que puedo hablar de los fenémenos, con aleance universal, os de su forma; no de su materia, ¥ esta 70 _ELLADO OSCURO DE LA RAZON forma, esta configuracién del componente material es un aporte regular” (no arbitrario) de nuestra subjetividad: de esa “ins- tancia” que hemos llamado Sujeto Trascendental, y que opera en cada uno de nosotros sin que lo advirtamos. Es un aporte de esa instancia que est4 en cada uno de nosotros y que es la que nos permite tener “experiencias cientificas” (es decir, ¢o- Spunicables mediante “el e6digo” de la comunidad cientifica). ‘A partir de-disponer de fenémenos espacio-temporales, nuestro. intelecto pude ahora determinarlos conforme a cier~ tas pautas intelectuales. ;Qué hacen los cientificos? {Qué van a hacer ustedes cuando hagan una investigacién? ¢Qué hacen pstedes cuando se comportan como sujetos cognitivo-episté- micos frente al. mundo? Las operaciones normales consisten, por ejemplo, en cualificar Io que se observa. Se dice “esto es @uro, esto es blando, esto es azul, esto es rojo, esto es sinuoso, ete.’ Bs decir, se le otorgan eualidades. La informacién més simple que yo puedo dar de las cosas es otorgarles eualidades Esto es lo que hace cualquier sujeto cognitivo en actitud cien- tifica: cualifica. Pero ademés después hace comparaciones: mas alto, més bajo, més largo, més rojo, menos rojo, comienza a ‘euantificar primero de esta manera gradual, luego de manera extensiva; y luego métricamente: 18 unidades de tal tipo; 25... 44... es decir comienzan a emplear las categorfas de cantidad ‘También se establecen distinciones acerca de lo que es prima- tio 0 secundario: “esto es mas importante que esto otro”; “esto es esencial”; “oato es accidental”; “esto es secundutiv, esto es principal’; esto es tal sustancia o tal otra, esto es un atributo Ge tal cosa o de tal otra; esto es efecto de esto otro”, ete... Final- mente se expresan ciertas modalidades de las experiencias que estamos teniendo: “sucedi6 esto pero podria no haber sucedido (es ‘ontingente); si sucede esto, sucederd necesariamente esto otro; ete, + Los componentes del “aparato cognitivo” segiin Kant Insistamos en la descripcién anterior: el conocimiento se produce porque algo externo a nosotros nos afecta. iso presu- u JUAN SAMasA one que tenemos la eapacidad de ser impresionado por las fuerzas externas, las cuales al actuar sobre nosotros provocan nuestras “reacciones” ante ell: las. Estas reacciones se traducen en percepciones que contienen tanto la sensacién de lo real externo, cuanto el ordenamiento ideal 0 aspectual que intro- duce nuestra re-accién. El tiempo y el espacio, como determi naciones inherentes a los fendmenos, no son substancias 0 co- sas externas sino los plexos de relaciones subjetivas que se derivan de nuestra capacidad de re-accién a las acciones de las cosas externas. Dicho de otra manera: el tiempo y el espa- cio no se conocen de manera pasiva como “hechos” que estan allé, delante nuestro, sino que son formas de nuestra eapaci- dad de re-actuar ante los estimulos de los procesos y las cosas Kant reconoce que el tiempo y el espacio tienen realidad emp‘ rica (es decir, tienen cardcter objetivo e intersubjetivo en nues. tras experiencias) pero no son entidades independientes de nuestra subjetividad sino constraidas y representadas por no- sotros: son idealidades trascendentales, lo que quiere decir que son “aspectos para nosotros” y “condiciones de posihilidad de experienciar” cosas como fenémenos. En ese “escenario” témporo-espacial” en el que se nos pre- sentan los fenémenos progresa nuestra capacidad de conoci. miento, avanzando en la biisqueda y establecimiento del or. den relevante de las cosas. A esa tarea de descubrir-instaurar el orden de los fenémenos denominamos “categorizar”, y esta capacidad genérica de categorizar se la conoce como “Facultad Intelectiva”. Categorizar es *seleccionar lo relevante” y “agr- par lo semejante”, “Reflexionanclo un poco nos daremos cuenta de que nuestras primerae noeiones de orden dependen de nuestra habilidad para percibic similitudes y diferencias.” D. Bohm. Ciencia, orden y creatividad, pig. 129, Eso que lamamos “una diferencia” es lo que se denomina en la vida corriente: “una cualidad” o “una determinacién”. Y todo lo que es una diferencia, lo es sobre un fondo de aquello de lo cual se diferencia. Por eso sostiene Kant que toda cuali- DR BL LADO OSCURO DE LAR. isteen e re lo que.esy lo que no ello que existeen el lfmite, ent : ei las similitades y diferencias no sé son eultativas e i No sélo la estrella brilla sobre e también son cuantitativas. stelle ie sebre 1 cielo oscuro y es semejante a ot , 8 : ae de dos diferencias se eee ea conunio de = aotr nto de dos, no imp Jas y es similar a otro conjun sn importa tre aan idad tenga. Mia todavia: podemos seleceionat ¥ ae var seqiin relaciones de diferencias y eonjunt, sine lg rra con regularidad junto a odespués de. 9 orn fin, la eapacidad del Sujeto de seleccionarlo aierontey rupar lo semejante es una funcién basica de la eapacidad de senovor instaurar el orden de nuestra Srperiencia de as cosas J como capacidad subjetiva tiene realidad empftica (es decir, Hionen cardeter objetivo e intersubjetivo en nuest exerion fas) pero no son ordenamientos independientes de nuestra gubjetividad sino reglas de ordenacin representa por no : juiere deci i les, trascendentales, lo que 4 sotros: relaciones ideales, ‘tive’, que constitu “reglas de nuestra operacin eognitiva’ que consti se ins “condiciones de posibilidad de experienciaz” los fen6 1 no Naturaleza, : 7 metotas operaciones de lafacultad del ints poaden gr e fanciones de “seleccién y agrupa- seghin cuatro tipo de fandiones do “selesiony arp Mento” que son las llamadas “categorfas puras del intelecto", también son "paras", ¢s decir, no empiricas. ; se ntonces, los principales componentes del “aparato coun ‘ie | h el é- 1, las tivo de la sujetvdad humana son-como ya adelants: 1 , ilidad (Tiempo ¥ Espacio) y 2 mas puras de la seusibi % y Eop x2 : Citayorigs paras del intelecto Cantidad, Cualidad, Relacion y lidad). 2 oe ae ea yaliza cada uno de estos tipos o géneros de eatago ‘ntieas: ires especies o dimensiones seménticas: wee on ta contidad: en i, unidad; iis phuralidad; i, tofalidad, Bo ala cualidad: en i, realidad; i. negaei6n; iit, Imite; ca la relacién: i, sustancia/accidents; ii, cansalefecto; iit, ani ‘iproci e agente y paciente); y ida (o reviprocidad entre agente y pacientes y spi a la modalidad: i. posibilidad/imposibilidad; i. existen cia/inexistencia; iii, necesidad /eontingencia. B Podriamo: i an . s visualizar estas funci pare funciones cognitivas en el si- ro Sensibilidad Intelecto cm [ cantidad 1 [ cualidad E a [retacion [ modatidad También a ft ee lap Categorias decimos que no eonstituyen co ecient mismas, sino reg]: 2 cxperionsian que efeetuamos en la Neturalera, ajemplo: yo no sé si ia eo em si en el mundo ha; siemple 1 y cosas tom pr conn jt experiencia on a Naturaleza yo manencia, i ns porque sin permanencia Bt EL LADO OSCURQ DELA RAZON, Je “lo mismo”, en cada eaeo, no puedo ‘comprender el cambio. {como podria decir que el wae comenzé a hervir si no presu- Congo que es la misma agua cue segundos antes no estaba pot jendo es0? Si todo cambiase no podria expo jenciar el cam- fio. Para poder tener la experiencia del ‘cambio necesito de lo Javariante, Sélo si hay este elemento invariante puedo com- prender la variacién; este es 5m presupuesto del intelecto: el intelecto funciona asi, El Intelecto regula la experiencia posi- Hie, y la noci6n de substancia es una reels “dado un cambio, bueque el invariante”, Ast como decimos “Gado un fenémeno pusque una causa”...”Dada une transformacién busque una invarianeia”. Bsta es una regia del faneionamiento del inte- ecto humano al realizar sus experiencias posibles. "Adviertan una dltima cosa: Kant podria ser ‘confundido con un apriorista, porque To aug ests diciendo 6s ae el sujeto tiene conceptos a priori in los euales la experiencia no funeit vom gn embargo,,confandir ta tesis de Kant fe la tesis, priorista serfa una muestra de que no s¢ ha captado lo esen- opih de Kant. Kant no esté dieiendo que tengames Xt conoci- cetmnto a priori, porque ni el espacio, mi ol tempos ni las cate- gorfas constituyen conoctinientos, Si yo quite hablar de ellos aot conocimnientos eaeria en 1a vieja matafisica, ¥ cometeria come or de ereer que puedo conocer por meras Meat del ee del inte: Teeto; esas ideaciones me producen 1a fusion de que conozco algo; per yo no puede ennocer el tiempo en si mismo, 0 el es- patio en sf mismo, Lo que puedo conocer 6s A serie temporal pas: lo que puedo conocer es una topogratia dada 0 cuerpos vilas on lugares del espacio dados. A ellos tos deseribo; a ellos Tos conozco como siendo espaciales. ‘Tampoco puedo saber que todo tiene una cause”, Lo que yo puedo hacer $5 5 cada fené- wrote de mi experiencia, busoarie una saisa, Dado el paludis- iho, como fenémeno de la realidad, puedo busearle una causa; poro, a la causa misma, como wna relacisn de las cosas en eh ee No puedo aacaee ina investigaci6n cientéfica de “Ia causa” como fendme- iesreal, puesto que ella no es un fenémeno, sino una condicién, 15 os fendmenos. La puedo es- Podria preuntarme, inch Ia nocién Hacer semejante estudio, ya la esté presuponiendo... De esta causa presupuesta -de esta eauen como categoria trascenden, tal- no cabe mas que la siguiente alternativa: a.-la eoneibo de acuerdo con la vieja metafisica como una verdad de las cons en sf; 0 b.- In concibo como una condicién a apriori de toda experiencia posible; es decir, la examino relrospectivamente, mediante este examen trascendental. “mm De ninguna manere Ia tesis de Kant es Ia de Descartes, Descartes afirmaba un conocimiento a priori, un conoeimicnt heredado del patrimonio racional de Dios. En cambio Kant dies, concediendo en esto la razén al Empirismo: “No tenemos nin, gun conocimiento innate; venimos al mundo desnudos de todo conocimiento.” Ahora bien, dado el conocimiento cientifico coms un hecho, y dado el sujeto de ese conocimiento, lo tinieo que podemos presuponer es una cierta forma de funcionar, elertas roglas de operacién. Bl Sujeto 2 Tous de, eracion, Bl Sujeto que Kant llama trascendental 1 sistema o plexo de opera ci acto mismo de conocer. peresones en el de posibilidad de conoeiiniento de I tudiar come nocién de mi espiritu, 50, cuales son las causas de que *Uniry Consagrar (unidad y continuldad): los dos lados del proceso) «il derecho y la propiedad son como la cabeza de Yano, de doble rostro: éstos no pueden ver mis que eno de tos lados, aquétios el otro, y de aht resulta el diferente juicio que forman det objeto» R. von Ihering Ahora bien, Ja nocién mas i 7 importante que Kant pone en la base misma de este meeanismo cognitive es la del Sujet como un “Yo” doble: un. Yo empirico, es decir, actual y sintet- zante; pero también, un Yo trascendental, es decir, potencial y ya sintetizado, Sintesis a posteriori y Sintesi: ri eee eee y Sintesis a priori, (Ws de- 16 Las formas y categorias del sujeto humano como sfntesis a priori son componentes tan esenciales del Yo como su propia actividad de enfrentarse a las experiencias actuales, Ambas dimensiones se derivan de esta nocién fundamental que es la nocin emblemética de la modernidad: “la nocién de yo” Mostré anteriormente que el "principio de la experiencia” —que constituia el lugar comin” de la Modernidad— tuvo dos interpretaciones contrapuestas: la experiencia intelectiva, de un lado, ¥ la experiencia observante, del otro lado. Kant va a intentar unir estas dos versiones recuperando tanto la activi dad cognitiva del sujeto actualmente observante, como la acti- vidad cognitiva de sujeto pensante (es decir, potencialmente observante). Pero, a diferencia de Descartes, Kant va a justifi- car el valor de las formas y categorias del sujeto, mostrando que ellas se derivan o soxi consecuencia obligada de la unidad de un “Yo", que remite necesariamente a una actividad originaria. Voy a insistir una vez nds sobre el interés argumentativo, retérico de la nocidn que estamos analizando: la nocién de“YO". Antes que nada: {qué es argumentar? Veamos esto de ma- nera simple: si yo quiero convencer a alguien sobre una tesis mia, Ia mejor estrategia consistiré en mostrarlé a mi interlo- cutor que la tesis en cuestién coincide exactamente con algo que él cree fervientemente. Aquello en Io cual todos creen 0 consideran como 2 obvio s¢ denomina “lugar comin”, Pues bien, en las sociedades europeas de los siglos XVI, XVI y XVII las grandes transformaciones sociales y econémicas tuvieron tun comén denominador: la reciente liberacién de las atadu- ras sociales respecto de la posibilidad de apropiarse de las co- sas e intercambiarlag; la creciente autonomia de los indivi- duos para comportarse como agentes econémicos auténomos. Me explico: {qué significa, en el uso corriente, ser “mayor de edad’? Significa poder casarse sin que el padre tenga que autorizarlo. Significa poder comprar y vender sin autorizacion de nadie; moverse de un pais a otro, ete., ete. Los vinculos so- ciales caracterfsticos de la Hdad Media, no contemplaban esa autonomfa a todos los individuos, porque la naturaleza de la vida econémica misma no la presuponfa. En cambio, el desa- 1 JUAN SAMAIA_ rrollo de la actividad comercial y el ereciente desarrollo de Ia manufactura, hasta arribar a la Gran Revolucién Industrial, se asentaba precisamente en esa autonosnia del “actor econd- mico”, La autonomta individual comenzé a ser algo valioso, de hecho y de derecho, para un numero cada vez mayor de perso- nas, hasta transformarse en algo «obviamente valioso». Ahora bien, esto que lleg6 a ser “obviamente valioso” en el siglo XVII no lo era antes (al menos en Ja Europa Feudal del Medioevo) y fue introduciéndose gradualmente en la repre- sentacion de las gentes a través de mitos que narraban los grandes males que padecerfan quienes aquellus que se atro- viese a negarlo, Veamos uno de esos Mitos consagratarios de la necién de “persona individual auténoma” (= “YO"): el “mito” artistico de Romeo y Julieta, Se trata de una pieza teatral que expone las desventuras de dos jévenes enamorados que siguiendo el man- dato de sus propios sentimientos, contrario a la yoluntad de sus respectivos clanes familiares, se casan clandestinamente. La familia de Julieta (los Capuleto), ejerciendo la autoridad que poseen sobre sts miembros, pretenden obligar a aquella a casarse con otra persona. I} mismo sacerdote que los ha casa- do en secreto, para evitar que Julicta se quite la vida, idea una artimafia para hacerla pasar por muerta y facilitar su fuga, con Romeo a otra ciudad. Pero el truco fracasa porque no llega a tiempo la informacién a Romeo. Finalmente ambos se qui- tan la vida: Romeo 0 envenena, porqe cree que Julieta osté realmente muerta; y cuando Julieta despierta, hace lo mismo porque comprueba que Romeo esta efectivamente muerto. Pero, Zqué es lo decisivo de esta narracién? Es la leccién que deben extraer los “narratarios’, es decir, los espectadores de esta pieza teatral. Shakespeare pone esa leccién en boca dei Principe, quien dirige, de manera significativa, un sermén aleccionador a los dos jefes de familia, es decir, a quienes ejercieron su auto- ridad en contra de la autonoméa individual: Principe: «~4Dénde estén esos enemigos? ;Capuleto! (Monteseo! {Mi- rad que castigo ha eaido sobre vuestro odia! jLos cieloshan halla- B ad EL LADO OSCURO DE LA RAZON tras alegrias por medio del amor! /Y yo, pas we oda her caniges Capalets a dara permano Monteseat Damo ta nano sta es a vindedad de mi hija, pues nada mas puedo pedir. jontesco: . ; sre ean ao puedo ofrecerte més. Porque erigiré una estatua de vo puro, para que, en tanto Verona se lame asi, ninguuna efigie sea Jo un tan alto precio como la de la fiel y constante Julieta.» tenid Creo que es fil ver que este drama es un mito ane entra, niza ala autonomfa individual como sagrada, elevéndola ala Condicién do algo Santo, y amenazando con tragedias seme. antes a quien ose negarla en el futuro, El “todos hemos sido astigados” del tiempo teatral, se ee en el tiempo real como: “To- ddoe soremes castigados si negamos la antonomia de las persona Se ha erefdo ver en “los amantes de Verona” any canto al amor, cuando en verdad es un canto ala “autonomfa”: el amor te sélo e] medio o instrumento de esa sacralizaci6n de la per- ona individual. E] Principe lo afirma taxativamente: «Los cielos han hallado modo de destruir vuestras alegrfas por medio del amor!» [Anteriormente, a rafz del “Iuicio del Rey Salomén” sostu- ve que en ese texto se pone en juego una doble eporacion: a una operacién de identificacién de lo que es verdadero, y, al mismo tiempo b.- una manera de instaurar 0 entronizar lo que lAcbe ser concebido como verdadero, concluyendo que To que ‘ealmente esta en juego es esto: ; Fe omo constraimos las condiciones de posibilidad de una imagen tinica, valida para todos, cuando hay disputa de imé- snes entre sujetos diversos. ; ; vein tragedia de Romeo y Julieta, con el Juicio condenatorio ‘a Montesco y Capuleto, que pronuncia el Principe, debe ser analizado de la misma manera. 0 Bsta es la nocién central que he querido remarear con el titulo de este paragrafo: “Unir y Consagrar”, Aunque no que- da todo dicho, si no se advierte que lo que ha quedado conga. @rado ya no se presenta como resultado de un acto previo de unit, sino que se presenta como lo que es, ha sito y siempre sera algo tinico. “Unir” signifiea que algo era dos, y que mar. cha a la unidad. Consagrar significa borrar esa génesis; lavar ese peeado y transformar la unidad producida en una unidad criginaria. No producida. Es decir, consagrar es borrar Ia pro- duceién para instaurar al producto como algo ingénito.2 Cuando R. Descartes cree descubrir en 1615 la suprema evidencia en el “Yo Pienso, luego Yo soy”, ya existia en la Euro. pa Renacentista estos mitos que hacian del “Yo” algo tan sa- grado y evidente, como la piedad maternal por el hijo, en tiem. pos del rey Salomén, En este sentido se puede afirmar que el “Yo" (que designa al individuo auténomo) es el modelo, el gran Mito inaugural de la Modernidad, aunque, como veremos, os un mito del cual Kant podré dar cuenta y fundar en él la unica racionalidad posible: la Racionalidad del ser humano como una apuesta pascaliana, es decir, como Proyecto y Realizacién histérica. Cuando anteriormente dije que la tesis de Descartes no tiene “nada que ver” con la tesis de Kant”, en verdad comett una exageracién, aunque lo hice conscientemente, Quise’ de- Girles que Kant da pasos decididos en la "terrenalizaci6n’” del Yo y de las supuestas ideas innatas (o “ideas consagradas”) Sin embargo, es preciso ver que las ideas kantianas no son folalmente ajenas a sus grandes antecesores -a Descartes, de un lado y a Hume, de otro lado-. La idea de “Yo” que maneja Descartes, expres mas el lado de las “pasividades” que de les “actividades” del Sujeto Hamano. La idea del yo que cultiva el empirismo expresan el lado de la pura actividad de sintesis, de trabajo formador, pero sin tradicién; sin presupuestos. En cambio el concepto del “yo” kantiano es més parecido a “yo viceano: un “yo" que es aceién pero también “tradicién”, es de- cit, estructura, Es importante reconocer que “accién” y “pasi- 80 yidad” son opuestos, pero, también, inseparables: Z ‘Todo hombre —diee el jesuita francés”. Chardin— distingus erfeetamente los momentos en que aetiia de aquello en que os Uijeto de ncn," (1967.95 y 26 Cada ver que actuamas, por una parte obramos con espon- taneidad, pero también somos conducidos por aquello que s0- 1s. Ese ser que ya somos y sobre el que fundamos esa espon- taneided es ya una inercla: es la pasividad inherente a nues- tea espontaneidad. Si se quiere entender mejor lo dicho, la es- Fontaneidad del presente la conseguimos admitiendo nuestra pasividad de lo que heredamos del pasado: “Cuando, al parecer obranios con mxima espontaneidad y fuer- za, en parte estamos conducides por las cosas que ereemos do- miner ” Chardin (1967:35). Bsas fuerzas que creemos dominar somos nosotros mismos, on tanto deudores de una historia evolutivay social que nos ha formado, Bu tanto ‘herederor’. Hato ea lo que quise deci cuando afirmé que el “Yo” eartesiano de las ideas innatas Yo visto desde sus pasividades, queriondo decir quo ora a 39 ue tenia yaen sla trazas de una eesién ya conangrada Ce mese “Dios"), Un Yo que “hereda un patrimonio”. El empl rista (aunque en otro sentido ha sido considerado pasivo un Yo que se pretande forjador de au patrimoni, Un conguis: tador, sin herenciasprevigs El Yo kantiano, en eambio, es un Yoexpresamente biffonte: un yo que engendra un saber, unas wvas sintesis a posiertort, pero en ntesis pasadas theredadas), es dees unas statis prior. Mostraré més adelante que la sintesis de esta contradiccién (Yo eae Yo pasivo} lo puso a Kant direstamente en condisiones de con- cebir In historia ormativa del Yo Te6rieo desde ot Yo préctico, al mismo tiempo que poder comprender al Yo Priictico como nseparable del Yo tedrico. Gi quisiéramos Siar todo esto mediante una imagen o un esquema, podrfamos comparar la triada “pasivo - activo - organizado’ 81 _ JUAN SAMAIA con la triada: “goce - trabajo - propiedad” Asi como en el campe de la economfa y el derecho se han confrontado las dos tesis: “la propiedad es el goce” vs. “la propiedad es el trabajo”. as{ también, en la Epistemologia Moderna confrontaron estas dos tesis: “el saber esta dado (del apriorismo)” ver: “el saber se consigue (del empirismo)” El objetivo de Kant es el pensamiento de la s{ntesis entre estas dos tesis, y eso, necesariamente, nos lleva a investigar el transite entre uno y otro: entre la paz y la guerra; entre lo dado y el producir; entre el goce y el trabajo; entre lo pasivo y Jo activo come dimensiones constitutivas del Sujeto. El “yo” kantiano es un “yo” cuya forja —ya cumplida y siempre reae- tualizada— contiene pre-dadas las condiciones de posibilidad de cada nueva experiencia, En Kant, el trabajo del sujeto es una funcién de sintesis sobre lo divers¢ actual que se entreteje ‘con una sintesis que ya ha absorbido una diversidad pasada, Lo que se designa como unidad originaria constituye una acti- vidad originaria, por Ja cual se organiza Ja apropiacién del mundo por ei Sujeto, O, la apropiacién del mundo que Heva a eabo el Sujeto no as una aprapiacién arhitraria, antojadiza, sino organizada, intersubjetiva, OBJETIVA. + La hazafia de Kant Recién ahora estoy en condiciones de presentar el nticleo de lo que considero la hazafia filos6fica de Kant e intentar mostrarles a ustedes cudl es la raz6n de fondo por la que pien- s0 que Kant aporta una visin de la teorfa de la ciencia de valor inmarcesible. La ciencia pretende ser un fenémeno cultural con ciertas 82, (CURO DE LA KACUS carncterfsticas asombrosas: es una expresién 0 manifestacion cae abiotividad humana doblemente paradéiies, pore Por tina parte, se presenta como un eaber que conoce cal objeto S vp do dicta la realidad actu, , por obra partes desborda ompntextos particulares en los cwales ef hombre existe, alean- es fdo un saber del objeto que vale para todo lugar 9 todo tiem- jo. Dicho mas claramente: la ciencia es un sistoma de repre- Pe’ taciones del sujeto que a.- pretende “coincidin” con el obje- rettal confo él es actualmente en la realidad, yb no sélo saber SS de ipo universal al que pertenece este ejemplar concrete “todos los ewerpos del tipo A”, “de todos os procesos del tipo ", ecir, sub specie eternitatis, be eo tema de ia Psicologia es la subjetividad, yel gran tema de la ciencia es el conocimiento de la objetividad ¥ desu ace universal, entonces, averiguar si la subjetivided pos de realmente aleanzar la objetividad y la uuniversalidad es un tema psicoldgieo de gran envergadurs § 1a Epistemologia de- bajar con ella de manera solidaria. oat ce maa el pardgrafo anterior, el discurso cientifico expresa pensamientos sobre cantidades, sobre cwalidades, 80- Peer oiones ¥ modalidades de los fendmenos. Habla de cate are p efectos, y extrae conclusiones aceren de To que es recest: se aac o8 contingente; de lo que es posible o imposible, te. Bs decir, segvin Kant, las categorias de cualidad, cantidad, re- lacién y suudalidad, siempre estan en juego cada vez que yo pretendo avanzar en la daterminacién de los objetes empiri- cos. Y no se podrfa avanzar en la determinacién de ningin objeto, por ejemplo de lo que le pasa a up paciente oa una yeaccién quimica, etc., si no hago esto: cualificar, cuantificar, modalizan™ eaecromsiedes repasan lo que ba ido haciendo el sujeto cognos~ cente, segiin mi exposicién anterior, eoncluiran que ha idosin‘e- tizando; ha ido uniendo. {Cul es la fuente o punto originario flcosa operacién de sfntesis; de llevar a Ja unidad? La fuente 0 punto original de esa sintesis es el “Yo", al que Kant va a Va- 83 mar “Unidad Originaria”. Fl Yo es la unidad fundante de toda operacién de sintesis, y es mucho mas que Ia categoria de uni- dad (la que forma parte de la categoria de cantidad), La Cate. Borla de “unidad” es un tipo de sintesis, entre otros tipos de sintesis. En cambio esta Unidad Ori, inaria no es una catego- fa, no es un tipo de sintesis, sino la fuente misma de toda actividad de sintesis. Es la operacién que constituye a la cate. gorfa de unidad y que sostiene a todas las actividades de cate. gorizacién. La Unidad Originaria no es una eategoria, sino la pura actividad de un centro de aecién (un sujeto) cuyo nombre en la cultura ha sido el “Yo”, Nosotros nos referimos a este sujeto que somos cada uno de nosotros -en la forma més pro- pia de referirnos a él- con el nombre de “Yo", y cada uno de nosotros usa para s{ mismo ese nombre sin que se produzca ninguna confusién; todos entendemos qué es lo que estamos haciendo cuando cada quien dice “Yo pienso”, “Yo soy”, “Yo creo” EL, en tanto sistema de actividades de sintesis, cuya orga. nizaci6n se patentiza en las dos formas de la sensibilidad y en las doce categorias del Intelecto, puede ser denominado “Yo Organizado”, porque ya dispone, por ast decirlo, de tales priori. Pero el fundamento de esa organicidad es, a su ver, una acci6n originaria tendiente a una incesante actividad de auto- afirmacién y por ella, de apropiacién de lo que no es él (de todo no-Yo): en este tiltimo sentido, el yo es organizante. Salta ala vista que no es lo mismo organizar que ser-organizado. En el primer caso, el Yo es activo; en el segundo es pasivo. Es muy importante distinguir estos dos momentos del Yo como unidad originaria (0 “Yo originario”) del Yo como comple. Jo organizado de actividades de categorizacién (o “Yo organiza- do”}, porque un tema central que estard en juego en lo que viene es c6mo se coneibe el paso del “Yo originario” al “Yo orga: nizado”. Dicho con otras palabras, del Yo como puro centro de aecién egocentrada, al yo como aceién socializada, 0 sea, con tvado en el sistema de las reciprocidades con los otros centros de accion (es decir, con los otros “Yos”), Creo que recién en el siglo XX, B. Benveniste ha permitido 84 » BE ce de es idad Origi ta, el alcance de esta Unid .clarecer, cientificamente, 7 a eee paria, en el campo formal. Bste genial lingista fran real 16 los aportes decisivos para comprender el “apar rial de Ta enunciacién”, Con el termino “enuneiacisn’ Benveniste p Js em jemartar ese proceso por el cual tn sujeto hablante pone » proceso s¢ Pvaneionar la lengua en un momento dado, Fn ese proceso se Sueden distinguir tres aspectos: i. los hechos de vocal icin aise que el sujeto omite-percibe sonidos de una lengua dada); pete hechos de signifcacion (por Jos cuales el sujto traspone To que quiere signifiear a palabras), y ii. los presupue a oe reales 6 condiciones de posibilidad de I emunciacin os di, : rios que deben darse para que oc: resupuestos necesarios que d ; a | we enunciacién. En este ultimo a ee le 6 n acto de apropiacion del ‘ato for nanciacidn constituye nn acto dea ; taal de Ia lengva, produciende los indicios especificos, que eon gus condiciones de posibilidad, Bntre tales inns se onsen . ‘ ‘ rsonas sa (Yo, tu y él o eso); los indi- ‘a los indicios de personas y cosa a 7 ee (aqui, éste...) y los indicios temporales (presen- cios : jure...) ; a acl punto al que quesa Hagar os sterol Yo, desde ol punto de vista del “aparato forme de Ja entncincisn” es I maren 9 7 ; i lel ct fi cl es el centro en torno cio que sefiala cual o quién es al Mosonard el aparato de la lengua. Dicho de otro modo, indica quien es el propietario del discurso. el loeutor se apropia del aparat formal de lengua y enn sau psicon de actor (eto individual de pronto a Jengua introduce al que habla en su habla, He aqui un dat sonatitutive de enunelacin. Benveniste (197784 y 88) Pero lo que hay que remarcar en todo esto es 1a Alntectii daa de estos lugares o mareas: Yo Té, Andlogamente, podia. mms decir que el ae de sprepiacion de los fueros de a perso ot to”, Pero, entonces, la no- introduce al que acta en su ac UiGn designatda por el término "Yo" no es una cosa oun ente 2 Tapalabra que hace referencia alo indeaetén del cntr pote ién. 1 es referido o significado, nico de la accién. ‘Todo lo que es referido os fn tanto referido a ese centro de accion (=Hgo), pero, por lo 85 mismo, indica, potencialmente, al otro centro de accién (al ac- tuario) (=Alter) BI derecho moderno-burgués puso como sujeto primor- dial del derecho a la persona individual. La resonaneia cultu- ral de este término, de esta nocién dehe ser valorada en toda su extenisién’ no sélo econémico-juridica, también moral, poli- tica e incluso estética, Pero debe tenerse presente que esta afirmacion del “Yo", inevitablemente comporta la afirmacién del “Pa, lo que engendra un movimiento constitutivo del “No- sotros”, Es ésta Ja paradoja que el gran poeta de la Moderni- dad, Walt Whitman, plasmé en Id imagen de “Las Hojas de Hierba”. En esa imagen, de un viviente minusculo pero multi- tudinario, se concentra esta idea del Yo organizante como ele- mento active formador del Yo organizado (es decir, social). Esta idea se ve en toda su expansitin en Ja parte del Poema titula- da: “Canto a mii mismo”, Veamos algunas imrgenes: “Me celebro y de mf mismo canto, Y lo que me atribuyo ttt debes atribuirtelo, Pues cada dlomo mio también te pertenece a ti. “Bxisto tal cual say, con ello basta, Si nadie en el mundo lo advierte satisfecho estoy, Y si todos fo advierten satisfecho estoy. Hay un mundo que lo advierte y que ee el mas incompareblemente vasto para mi, y soy YO MISMO. Walt Whitman, un cosmos, el hijo de Manhattan, Turbulento, carnal, sensual, comiondo, bebiendo y procreando Nada aceptaré, jlo jurol, silos demas no pueden tener su equiva- lente en iguales condiciones”... En esta obra Walt Witman expresa el sentido de conquista humana que tiene el reeonocimiento del “yo” mismo, del “yo” como un componente eseneial en el proyecto humano, pero, indviértase bien! sin desmedro de la unidad social, dela masa. 86 3t PL LADO OSCURO DELA.RAZON Bloanta aJa democracia; canta a las grandes masas, pero ean- rag aquelle-que activo, formador; a aquello que sostiene y le fla centido todo esto: el “yo mismo”. xeona individusl, «Al uno mismo canto, a la siraple person: pero pronuncio a palebra democrética, la palabra Masas. \..\ Inmenso de pasién, nervio y poderes vitales, Jubiloso, concebido para la aecién més libre bajo Ia ley divina, Ganto al Hombre Moderne.” {Porque hago esta mencién? Porque quiero que insistir on el aleance retéried bifronte que tiene la nocién de “Yo" came fandamento del sistema epistemol6gice de Kant. Quiero resal- tar su dimensi6n valorativa junto con su funcién descriptiva. No ests acudiendo al "yo" como una idea psicoldgica evalauie= ra game podria ser “vivonca’, ‘memoria, ele) até hablando de una iden-fuorza que es portadora, en la Cultura Moderna, de un enorme potencial de persuasion. Hs una evidencia de plano de las evidencias que en mi Noro Epistemolgta y Meto- he denominado “matrices doctrinarias’ solos pat eaerbi6, “el Yo Pienso debe poder acompariar todas nnestrasrepresentaciones”. Cuando eada ano de nosotros om: plea la palabra "Yo" lo hacemos para referirnos ala unidad de hosotros mismos en el curso de todas nuestras experiencias y vivoneias; pero —jadviértase!-— que ese proceso es siompre = Jo que se actualiza como nueva vivencia, : as ‘efereneia alo pasado, eomo tn capital de potenciali- dades®, Veamos un texto de Sartre que ilustra bastante bien este carécter especial del Yo: «35 necesario conceder a Kant que «el Yo Pienso debe poder acom- pafiar todas nuestras representaciones», Pero, jes necesario con- cluir de ahf que un Yo de hecho, habita todos nuestros estados de conciencia y opera reslmente Ia s{ntesis suprema de nuestra experiencia? Parece que seria forzar el pensamiento de Kant. {01 problema de la eritiea es un problema de derecho, Kant no afir- ‘ma nada sobre la existencia de hecho del Yo pienso. Por el con- 87 _JUAM SAMAJA trario, parece que ha visto perfeetamente que hay momentos de _l conciencis sin “Yo”, puesto que dive: «debe poder acompa- iia. Se trata en efecto, de determinar las condiciones de posibi- lidad de la experiencia.” La trascendencia del Ego. Bd. Caleden, pig. 13, Argentina, 1968 A.una pregunta como “{Vos rompiste el florero?", no con- testarfamos diciendo: “Yo no; fue el otro que fui” ayer.” Nos tros presuponemos, como condicién de nuestra experiencia per- sonal y de la posibilidad de compartir la experiencia de un mismo mundo con los demés, la apropiacion de todas nuestras acciones y representaciones. Presuponemos «(ue somos el mis- ‘mo “yo” que dijimos “yo” cuando por primera vex dijimos “yo” y somos el “yo” de los cuatro aiios, el “yo” de los dieciocho aitos, somos el “yo” de la cama del Domingo y somos el “yo” del tra. bajo del Lunes, y somos el “yo” del asado del Sébado, y somos el “yo” del pensamiento filoséfico, y el “yo” de la pasién amoro- sa, ote, Cada uno de nosotros cuando habla y comparte las experiencias con los dems, se refiere a esa unidad aludiéndo- la con ese pronombre “YO”. No es fécil mantenerse en la un dad que prefigura el “yo”, en el sentido de que no es facil soste- ner la unidad de nuestra experiencia ante los demas. glmagi- nan Uds. un peor reproche que el que nos podria ditigir un amigo o una esposa 0 un hijo, diciéndonos: «jjNo puedo creer que hayas sido VOS el que hizo eso!!s? Un reproche de esa naturaleza produce una crisis en nuestra unidad biogréfica: una ruptura entre nuestro pasado y nuestro presente. Nos obliga a buscar alvin modo de restitueién de la unidad de nues- tra experiencia biografica, reorganizando coherentemente Jo nuevo con Jo viejo, o anulando imaginariamente lo recién hecho mediante una mentira, 0 mediante una denegacién psiquica. Para proporcionar una tiltima ayuda para apreciar en toda su dimensién a este concepto”, voy a citar in extenso un texto de M. de Unamuno: 88 BLLADO. “toque determina aun hombre yno otro, el que es y no el que no es, es un principio a unide aul re te ects. Un panei de used, primero, aaa rm nova pc han adelans yer eae un ojo al Norte y el otro al Jo que le hace ua hombre, uno hacia atras; ni evando mitamos, mira ‘Sur, como estemas sancs. (.) "Yun principio de continuidad on et Jabase de le personalidad individual, de la personalitiad colectiva de un pueblo, Se vive lerdo, y nuestra vida spiritual no es en el fondo, por hacerse esperan- tiempo. (..) La memoria es ast eomo la tradicion Io es en el recuerdo y porel recu sino el tsfuerzo de nuestro recuerdo por perseverat, “ fa, el esfuerza de nvestro pasado por hacerse porvenit:” (Pégs. (1952:14 y 15). ”” debe haber una salida hacia un conte- nido y una referencia a una apropiacién de ese name or parte de alguien; una experiencia que yo hubiera Ce joy ve Ta eual no ime hubiera apropiado no ser‘a mi experiencia, no seria nada de mi “yo”. La nocién de “yo” se cone com ° significado s6lo en la medida en quese puede cigniticar Ja ps o- piacin del objoto, de eualquier objeto que sea eu cbjeto, Sole rnente si hay objeto del cual el sujet se puede apropiay ) au. jeto se constituye, El Yo necesita del no-Yo (de las cosas, de los hjctos), para anclar en la mismidad es deci, em sf mismo, ‘Abora bien, llegamos abora al coraz6n de la bazaiia de Kant t que se presenta de inicio como una tremenda paradgja por que, sise observa bien, Kant pretende fundamentar la posibi- Tidad del conocimiento cientfico en tanto conoeiniento wni- versal y necesario— en el Yo, es desit, en Ta instancia indivi dual y libre por antonomasia, Podrfa objetarse que esto ya 2 habia hecho Descartes. Sin embargo, e debe recordar quo o filésofo francés fund6 en el Yo silo la evidencia inicial, pero la cbjetividad y la universalidad del saber cientffico debieron es- perar por la demostracién de la existencia de Dios para que- dar revalidadas. 7 Bo Para que haya “yo + gLibortad vs. Necesidad? La tesis de Kant resul Descartes, pretende deriva cance objetivo, universal déjica porque, a diferencia de de la sola operacién del Yo el al ¥necesario de la ciencia. En este punto eabria entonces la siguiente preceupacién gravisima: ;no es el caso que de este modo todo el sistomna de las cutegorsas dal intelecto quedan apoyadas en le subjetividad, es decir, en una instancia tibre, auténoma, y, por ende, arbitraria? En el caso de Descartes, Dios consagraba la continuidad de la razén. En el caso de Kant, gquién la consagra y garantiza? Si no se logra una consagracién satisfactoria, la consecuencia seria que todo el sistema de categorias se desmoronarfa en la arbitrariedad: habria tantos sistemas de categorias cuantos “yo” existiesen, Quiero decir que Kant pretende derivar del ‘Yo (finite e imper- fecto) el sistema de los presupuestos de la Ciencin es decir, do un saber infinito y perfecto). Pero el Yo no tiene una estractu- ra esencial. Como dirfa Sartre: lo que cada Sujeto es no estd determinado por ninguna Esencia, sino que es el resultado de su Libertad; de su accién auténoma, Examinemos esta “paradoja”. Este sujeto trascendental no es un sujeto empirico, no es un sujeto como la piedra o la Luna que estan determinados por regularidades naturales de las cuales parecieran no poder escapar (porque lo dispuso Dios © lo manda una Ciega Necesidad). El Sujeto humano, por el contrario, es un sujeto enyas normas de determinacién son li- bres. En consecuencia, las eategorias o tipos de acciones, que emerjan de acd, serén también libres. ~y por ende (al menos, uno tiende a pensar asf) también diversas por ser jarbitrarias! Si son libres habré tantas cuantas se les ocurran a los sujetos libre. Ahora bien. jKant pretende fundar la Necesidad de las Categorias sobre un Sujeto Arbitrario! {Pretende derivar lo sagrado de lo profano™? Pese a todas estas apariencias, Kant va a sacar una conclusién realmente sorprendente: va a de- mostrar que si bien el Sujeto es libre, precisamente por sor Libre, se encuentra esencialmente comprometido en un Ideal de Universalizacién y de regulacién, La libertad no transfor- 90 FL LADO OSCURO DELARAZON 7 i si sujeto jlo human en un sujet abr ario, ne un suiia 1 elegin mducta se encue Foe aoe sg emo reaponsable de tvs conduct que Bu ltarén los otros yo. {Por qué? Por que es el sulete ave Fea eee ar a cabo ninguna accion sin que ella se rans a posibilidad de accion para todos Tos demas sujetns ro pal ¥ puesto que el movimiento de todo sujeto ee fa iibres cone fi fade to demds como objetos suyos, Ia situa sora de todo sujeto es el encontrarse en situacién de in: i de dos los otros sujetos: dicho erudaments, eT ees guerra, {He ahf una primera visién del I situacién de ja Razon! wore Ma Yo nioga aos 00 to. Todo sujeto objetiva a los tonces una contradiceién en el adiccién s6lo se puede mediante 1a mntua ‘est aco mediante alguna forma de distribucion de destruccién, alas jr, del “no-Yo"), entre todos los “Yo”. Esa d i decir, del “no-Yo"), entre todos see eae que esté contenida en el tinieo mandato qu yucidn es eduee de su Ser Libre y se formula ast sean “Obra de tal manera que la maxima de tu aceién ps universalizada’.* maal .s Yo su carécter respectivo de Suje- demés. Pero esto constituye en- J) fandamento mismo del Yo. De salir 0 mediante la mutua 6 “Impo- Como se puede ver, este mandato (que Kant ema nes tive Categorico”) es el nico provadimionto que puede rs Fa otra in destruir al Sujeto. Y si, at . r diccion, sin destruir oe ye concpgue hemos afitmado anteriormente acerea dele ae cata dela norms como components eseeialeb oar odriamos traducir este Imperativo Categi ie ella, plemente asi: “ ‘me a reglas validas”. i a no-natural: una ley que rige a los aie e ae sna Ie i i 10 seri 7 rue no lo coacciona, po oo a hace responsable de lo que advenga como 7 on al

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