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E. KRAEPELIN INTRODUCCION ALA CLINICA PSIQUIATRICA Prélogo de Carlos Castilla de] Pina Introduccion a la coleccién de Manuei Desviat ey Srnaona cents aed See cdcanalaks LEGGION Ill DEMENGIA PRECOZ Seriores: Este hombre tan robusto y bien nutrido, cuya edad no pasa de los veintiuno, y que hoy se halla en vuestra presencia, ha entrado en e] hospital hace algunas semanas. Sién- tase tranquilamente, con la vista al frente y sin desviar la mirada cuando se le dirige la palabra; pero evidentemente entiende muy bien nuestras preguntas, pues contesta en forma adecuada, aunque despacio y después de reiterarselas varias veces. De sus escasas manifestaciones, hechas con tenue voz, venimos 4 colegir que se cree enfermo, sin dar més amplitud ni explicaciones sobre los sintomas y la enfermedad, que el paciente atribuye 4 practicas de onanismo cuando tenia diez afios. Por ello cree haber incurrido en pecado contra el sexto mandamiento, hallarse menos apto para el trabajo, encontrarse continuamente en estado de languidez y abatimiento, y haberse hecho hipocondriaco. Ademas, la lectura de ciertos libros le ha inducido 4 pensar que tiene una hernia y que padece de agotamiento de la médula espinal, no siendo ciertas ninguna de ambas cosas. No gustaba de reunirse con sus compafieros porque creia que conocian los resultados de sus vicios y se mofaban de él. Hace estas declaraciones en tono de indiferencia, sin alterarse ni tener en cuenta nada de lo que te rodea. Ninguna emocién se manifiesta en su semblante: solamente le vemos sonreir de cuando en cuan- do. Suele observarse algiin pliegue en la frente, algin espasmo aL facial; alrededor de la boca y de la nariz pueden apreciarse cons- tantemente ligeras sacudidas, Sobre su pasado nos da informes completos. Por sus conocimientos, presumimos su buena ins- * trucciOn. Hace un afio estaba preparado para hacer su ingreso en la Universidad. Sabe dénde se encuentra, quién es y cuanto tiempo lleva aqui; pero apenas conoce los nombres dé las personas que le redean, y no se ha preocupado de saberios. Escasa es la relacion que puede darnos de los sucesos generates del pasado afo. Res- pondiendo 4 nuestras preguntas nos dice que est4 dispuesio 4 continuar en el hospitai por el presente. Hubiera preferido haber adoptado una profesién, si bien no sabe cual pudiera haber sido ésta. No son apreciables trastornos fisicos de erden alguno, salvo la exageracion de los reflejos rotulianos. Aprimera vista quizas nos recuerda este enfermo los estados de depresién que ya hemos aprendido en lecciones anteriores. Mas examinandole detenidamente, con facilidad comprenderéis que 4 pesar de ciertos aislades puntos de semejanza se trata de una enfermedad con rasgos bien distintos. E] paciente hace sus manifestaciones despacio y con monosilabos, no porque sus res- puestas se hallen impedidas por una potencia superior, sino por- que no siente deseo alguno de hablar. No deja de cir ni de enten- der perfectamente cuanto se le dice; pero sin que apenas preste atencidn. No hace caso de lo que se le dice, y contesta sin pensar, lo primero que se le ocurre. Su voluntad no parece que haga esfuerzo alguno. Todos sus movimientos son languidos, inexpre- sivos, pero sin vacilacién ni molestia. No se nota signo alguno de desaliento, como podria esperarse del contenido de su charla; permanece como atontado, sin miedo, sin deseos, sin esperanzas. No le afecta sino superficialrmente cuanto sucede 4 su alrededor aunque aicanza a comprenderie sin gran dificultad. Nada ie importa quién sea el que ante él aparezca 6 desaparezca, 6 quien le hable 6 le cuide, y ni una sola vez preguntara por sus nombres. Esta falta peculiar y fundamental de sentimiento intenso de la vida, 4 la cual se asocia la capacidad de entender y recordar, es el signo diagndstico capital de la enfermedad que tenemos ante Nosotros. Aparece alin més evidente si observamos al enfermo algun tiempo y vemos que 4 pesar de su buena educacién, nada le importa permanecer en cama semanas, y aun meses, 6 estar siempre sentado sin ocuparse en nada. Muchas veces fija la vista impavida, parece rumiar algtin pensamiento, dibujandose casual- mente en su rostro inexpresivo una ligera sonrisa; 4 lo mejor gjea silenciosamente un libro breves instantes sin alteracién notoria. En la inmovilidad de su asiento, no je turba la [legada de visitantes, ni pregunta por lo que pueda ocurrir en su familia; apenas saluda a2 asus parientes, tornase indiferente de todo punto. No se le puede hacer que escriba una carta: no tiene nada que decir; pero por casualidad suele dirigir al médico unas cuantas frases de todo género, con ideas de construccién medio infantil, en estilo alegre y sin gran conexi6n. Suele pedirle que «haya un poco mas allegro en e! tratamiento», «an movimiento liberativo para ensanchar ei! horizonte»; quiero, «ergo extraer alguna chispa de las lecciones», y, «nota bene, sdlo por Dios», desea «que no se le asocie en ei club de los inttiles»: «el trabajo profesional es el baélsamo de la vida». Estos trozos de escritura, como sus manifestaciones de que esta razonando sobre el mundo y de que éste necesita actual- mente una filosofia moral, no dejan lugar 4 duda de que, ademas de la desnudez emocional, hay también en este caso un alto Srado de debilidad de juicio e incoherencia, aunque la memoria. pura no haya sufrido menoscabo, 0, al menos, en poca intensidad. Tenemos, pues, un caso de enfermedad mental y emocional que s6lo por lo exterior nos recuerda los estados de depresién ya descritos. Esta afeccin es un estado incurable de tran: mde una historia morbosa muy comin, 4 la que provisionalmente daremos el nombre de dementia proecox. El desarrollo de la enfermedad ha sido completamente gradual, Nuestro enfermo, cuyos padres padecieron transitoriamente de abatimiento, no fué 4 la escuela hasta que cumplis los siete afios. Ha sido delicado de salud, tardio en habiar; mas cuando se le puso a estudiar, aprendia pronto. Se distinguia por su retraimiento y terquedad. Habiéndose hecho onanista en sus primeros afios, volvidse cada vez mas retraide y solitario en sus Ultimos tiempos, Greia que era-objeto de la burla de sus hermanos y se aislaba de toda compafila 4 causa de su fealdad, segiin se lo testificaba el espejo, que por este motivo quité de su cuarto. Hace un afio hubo de desistir de hacer el examen oral al terminar la primera ense- fanza, después de practicar el examen escrito, porque no se sintié con fuerzas para trabajar mas. Lloraba y se masturbaba mucho, tocaba en el piano sin ton ni son, y comenzé 4 escribir observaciones. «Sobre la obra neiviosa de la vida que yo no puedo llevar 4 cabo». Era incapaz de ninguna clase de trabajo mental, ni aun fisico, sin sentirse agotado; pedia un revGlver; comia cerillas para matarse, y perdié todo afecto 4 su familia, De tiempo en tiempo se ponia excitado y motesto gritando por las noches desde la ventana. En el hospitai le duré varios dias un acceso de excita- cidn en el cual charloteaba y hacia visajes, corria sin objeto, escribia trozos inconexos, que tachaba y retachaba con combinaciones de arabescos sin ‘significado alguno. Agsto seguia un periodo de AS, tranquilidad, en el cuai no podia explicarse su conducta ante- rior (1). Ademias de la debilidad mental y emocional, haliamos en el caso que tenemos 4 la vista otros significativos caracteres. Es el primero la risa vacia, candida, que constantemente acompaiia 4 la demencia precoz, sin acompanarse de] humor correspondiente. Algunos pacientes se quejan de verse obligados 4 reirse, sin sen- timiento alguno que 4 ello los incline. Ctro importante sintoma es el de las gesticulaciones y los finos sacudimientos musculares, verdaderamente tipicos. También son de notar la tendencia 4 ciertas desviaciones de la conversacion, un peculiar juego sin sentido ai vocabio y con silabas, en lo que se pueden registrar formas y modalidades extraordinariamente variadas. Por Ultimo, debo ilamar la atencién sobre el hecho de que cuando se le ofrece la mano el paciente no la coge, sino que cierra ia suya para daria. Aqui hailamos el primer signo de un trastorno que se desarrolla a menudo de modo sorprendente en ja demencia pre- con, Gomo la enfermedad en tales enfermos evoluciona por grados, es dificil fijar el punto en que da principio. Suele suceder que el trastorno con que éste se sefala se refiera 4 una falta de moralidad que se intenta cornbatir por medio de medidas correctivas. Ge- neralmente se considera el onanismo, frecuente en tales enfer- mos, origen de la enfermedad, y asi, antiguamente se conocian estos casos como de «locura por el onanismo». Yo me inclino 4 creer que e! onanismo es mas bien sintoma que causa, pues es corriente ver estados fisicos y mentales muy graves, sin el mas Ppequefio grado de onanismo, asi como degenerados onanistas con sintomatologias muy diversas. De aqui que no deba fijarse relacién causai entre el onanismo y la demencia precoz. Pero, ademas, esta enfermedad es tan frecuente en la mujer como en el hombre, siendo as{ que los efectos debilitantes del onanismo deben de ser menores en aquélla. Finalmente, es de tener en cuenta que la enfermedad suele constituirse 4 veces sibitamente, circunstancia también contraria 4 la tesis onanista. Empieza 4 veces la dementia proecox con un estado de de- presién que al principio podria confundirse con alguno de los estados ya descritos. Gomo ejemplo de ello os presentaré un jornalero de veintidés afos que entré por primera vez en este hospital hace tres. Pertenece, segiin él dice, a familia acomodada, (1) Este enfermo volvié mas tarde al seno de su familia en el mismo estado, y/se encuentra ahora de nuevo en un hospital hace tres atios, estipido y demente. AA y ha recibido la instruccion primaria. Pocas semanas después de su ingreso sufrié algunos ataques de temor, y entonces se tras- tornd, se desequilibré, afecténdose de la mente; quedaébase con ja mirada fija, hablaba confusamente, y manifestaba vagas ideas de culpabilidad y de persecucién. Cuando entré en este hospital respondia vacilante y confuso: sabia contar, y cumplia cuanto se le ordenaba. Apenas hablaba por su propia cuenta, 0, 4 Jo mas, musitaba palabras incomprensibles: habia guerra, no podia comer, vivia con permiso de Dios, habia una liebre en la ventana que queria morder en sus carnes, etc. Aunque entendia perfectamente bien cuanto se le decia, y aun podia dirigirse facilmente su aten- cién, no hacia caso aiguno de cuanto le rodeaba ni mostraba deseos de aclarar su situacién, por la cual no sentia ni tristezas ni esperanzas. Por lo comin perranecia en cama rij sido y sin ex- presién, levantandose é menudo para arrodillarse 6 pasear des- paciosamente. En todos sus movimientos se descubria cierta cohibicién y faita de libertad. Si le colocabais las piernas en una posicidn, en ella quedaban; si levantabais los brazos ante éi 6 haciais ademan de aplaudir, imitaba vuestros movimientos. Estos fendomenos, llamados flexibilitas cerea 6 catalepsia y echoprasix, respectivamente, nos son familiares en los experimentos de hip- notismo. Existen siempre sintomas de un peculiar trastorno de volicién, cuyas varias manifestaciones comprendernos bajo la ca- lificacién de obediencia automatica. También se observa en nues- tro paciente desigualdad peculiar, y debe mencionarse la pre- sentacién de un ataque de inconsciencia con sacudimientos en los brazos. En el curso de los nueve ultimos meses ha mejorado el enfer- mo; se ha hecho mas consciente, es més natural su manera de comportarse y experimenta una pronunciada sensacién de en- fermedad, aunque persisten su estolidez, su apatia, su falta de ideas. A pesar de esto ie salid trabajo fuera y no ha vuelto al hospital hasta hace un ano. Se tiré de un tren, perdiendo el pie derecho y fracturandose el brazo izquierdo. Esta vez se daba cuenta y conserva memoria de cuante le rodea; poseia bastantes csonocimientos de Aritmética y Geografia, aunque sin hacer nada motu proprio; en la cama quedaba insensible, la mirada vaga, sin preocuparse de si mismo ni de cuanto pasaba 4 su alrededor. Como motivo de su intento de suicidio alegaba que estaba enfermo y que su cerebro habia estallado un afio antes. Desde entonces no podia pensar por si mismo: «otros» conocian sus pensamientos, hablaban sobre elles y je atisbaban cuando leia el periodico. Todavia encuéntrase hoy el enfermo en el mismo estado; pasea alrededor su mirada indiferente, sin que nada nuevo le AS sorprenda ni pueda pararse su atencién cuando se fe dirige ia palabra; sin embargo, se logra obtener alguna respuesta si se le apremia intensamente. Sabe dénde esta, quién es, el aio y el mes y los nombres de los médicos; hace sumas sencillas, y repite los nombres de algunas ciudades y rios; pero al mismo tiempo cree que es Guillermo Rex, el hijo del Emperador alemén. No le apena su situacién, que acepta voluntariamente, pues tiene «e- sionado el cerebro y todas las venas». Todavia pueden reconocerse las flexibilitas cerea y la echopra.tia. Si se is invita 4 darnos la mano, Gierra fuertemente la suya sin alcanzar Ja nuestra. Comprenderéis desde luego que estamos frente 4 un estado de demencia, en e! cual la facultad de comprender y recordar conocimientos adquiridos hallase menos trastornada que el juicio, y en especial que los impulsos ernocionales y los actos de volici6n que con aquéllos se encuentran en ia mas intima dependencia. La enfermedad asi delineada corresp6ndese mucho con el caso ya descrito, 4 pesar de su diverso desarrolio. La pérdida completa de la, actividad mental, y en especial de interés por nada, asi como la carencia de propia energia de impulsién, son caracteris- ticas y fundamentales indicaciones que dan 4 éste como al otro caso un sello comun. Ademas de la debilidad del juicio existen rasgos permanentes y fundamentaies de la demencia precoz que acompafian 4 la enfermedad durante toda su evolucién. Corn- parados con éstos, todos los demas trastornos, por muy salientes que @parezcan en casos aislados, deben considerarse como me- ramente transitorios, y por ende sin valcr diagndstice absoluto. Gonviene esto, por ejempio, 4 fas ilusiones y alucinaciones, que son muy frecuentes, pero que suelen evolucionar seguin diferentes grados, y aun no existir, sin que afecten en nada ni el curso ni las lineas principales de la enfermedad. Podemos asentar como regia que los estados de depresién acompaiiados en principio de vividas alucinaciones 6 ilusiones confusas son la forma usual en el pre- ludio de la demencia precoz. Las oscilaciones emocionales, por su poca estabilidad, son para el diagndstico de caracter aleatorio. Es verdad que al hacer su aparicion la enfermedad suelen obser- varse estados de excitacion 6 de depresién emotivos; mas pronto Negamos a convencernos de que tales anomalias emocionales no tardan en desaparecer, persistiendo, sin embargo, sus corres- pondientes signos externos. Si repardis en el hombre que ahora llega ante vosotros, de treinta y cinco afios, cartero de oficio, pocos creeréis gue hace unos dias no sdlo intento suicidarse, sino que quiso que se matara su mujer con él una semana después que pudo ser salvado, insensible ya, del propio intento arrojandose 4 un estanque. El 48 paciente esta palido, y es deficiente su nutricién; su memoria, el conecimiento de su persona y del lugar donde se halla son exce- lentes, y contesta con tino 4 cuanto se le pregunta. Dice que esta enfermo hace cinco semanas. Ha padecido de dolores de cabeza, y cree que sus compaferos han hecho conversacién de sus pe- quefios defectos. Oye 4 alguien decir: «Ya te pescaremos y te quitaremos la camiseta Habia muchas cosas que éI no entendia, le telefoneaban en los oidos, y 4 causa de estas voces decidié estrangularse. Mas tarde volvi a sus tareas, persistiendo, sin embargo, los temores que tenia. Le atemorizé la creencia de que habia pasado moneda falsa, y que por ello seria castigado: confuso y temeroso, in it6 A su mujer 4 matarse con él, en evitacién de que eila quedase abandonada cuando 4 él le encarcelasen. No podia dormir ni comer, reprochandose continuamente 4 si mismo. En el techo solia ver una cabeza, que al principio le infundia miedo; luego, con los jos cerrados, veia dos cuadros, uno de fos cuales estaba desgarrado, y en él dilujaébase una casa con ventanas yun arco. Todas estas cosas las relata el enfermo sonriente y con cierta afectacion en el lenguaje. No da mas detalles respecto 4 su intento de suicidio ni respecto 4 la razén de su ingreso en el asilo. Da la mano con cierto estiramiento, que denota el sello de la catalepsia y la echopraxis, la cual toma ja forma de echolalia cuando repite palabras recientemente oidas, y que algunas veces quiebra. Du- rante un primer periodo de su estancia en el asilo permanecid casi siempre en cama, frecuentemente con los ojos cerrados é inmédvil, sin canmoverse cuando se le dirigia la palabra 6 se le pinchaba con una aguja. Como habia dicho algunas veces, ofa voces que le hablaban toda suerte de cosas, que je llamaban. En voz muy baja contaba que habia visto sobre é] un corazén azul, y tras él] un trémulo resplandor de so! otro coraz6én azul y «un pequenio coraz6n de mujer. También veia relampagos y un cometa con larga cola. E] Sol se ponfa sobre ei lado malo. Gonviene advertir que en los ultimos dias nuestro enfermo ha comenzado a rechazar stibitamente todo alimento sin causa alguna, lo que ha obligado 4 empiear la alimentacién artificial. No escribe 4 su mujer, porque tiene que hacer cosas mas importantes. No desea que le visiten: «la cosa no vale la pena». Guando se le invita A que saque la iengua, abre la boca; perc aquélia la dirige hacia atrés, comprimiéndola con gran fuerza contra el velo del paladar. Una vez durante corto tiempo se agité violento y ciego contra todo, sin pocer dar cuenta después de to sucedido. El unico sintoma fisico que merece anotarse es el gran aumento de los Treflejos rotulianes. AT No puede ocuitarsenos que los mismos fundamentales sinto- mas de embotamiente emocional, ausencia de impulsos volitivos independientes y de aumentada sugestibilidad de ia voluntad 4 toda influencia llamaron nuestra atencién, como en éste, en ios casos ya descritos. Y existen aqui como mayores datos dignos de ser tenides en cuenta las alucinaciones y la singular manera de alargar la mano, que, con la insensibilidad emocional y la obe- diencia automatica, confirman el diagnéstico de demencia precoz. Por Uitimo, afiadiremos 4 los dichos un nimere de trastornos de que mas adelante habremos de tratar, como la resistencia insen- sible del enfermo 4 tomar alimentos, 4 ensefar la lengua ya escribir cartas, y que su continente es de estupor. Liegamos, pues, a la conclusién de que este caso pertenece 4 la misma enfermedad que los ya referidos. En aquéllos, sin embargo, tratébase de afecciones que llevaban varios ahos de duracién y que habian producido un estado de incurabilidad definitiva. Enséfianos la experiencia que éste suele ser el fin mas frecuente de la demencia precoz. La importancia de nuestro diagndéstico consiste en que desde los comienzos de la enfermedad podremos predecir la terminacién en su estado de debilidad caracteristico, de igual modo que llegamos 4 conclu- siones de cierta probabilidad sobre ei curso del proceso en el stupor circular. Ei prondstico no puede ser m4s sencillo. Dudoso, sino imposible, es consignar si la demencia precoz es susceptible de curaci6n completa y permanente en un sentido estrictamente cientifico. Sin embargo, no son de! todo raras las mejorias que en Ja practica pueden darse por curaciones. En tales casos quédale al paciente cierta disminucién de su actividad mental y emocional, asi como de su potencialidad activa y ligeros vestigios de la enfer- medad, que no fe incapacitan para lienar sus anteriores deberes sociales elementales. Ya es mas dificil predecir si en la mayoria de estos casos la mejoria seria definitiva y si no seran de esperar recidivas mas 6 menos tarde, sin motivo aiguno, las cuales agraven la marcha total de la enfermedad. Una mejoria tal pudo observarse en nuestro segundo caso, que, ciertamente, no persistié6 mucho. También en el tercer enfermo son de esperar la desaparicién de los actuales sintomas, para verlos reaparecer en forma mas acen- tuada (1). (1) Fisicamente fué ganando mucho este enfermo: no llegé, sin embargo, 4 comprender el alcance de su dolencia. Fué despachado del hospital, donde estuvo unos tres meses. En la actualidad sigue en su casa, aparentemente curado, hace ya cuatro afios y nueve meses. AB i i LEGGION XV PARANOIA Sentores: Entre los signos de !ocura asécianse muy comin- ments, con independencia de las variaciones emotivas, las ilusio- nes y las alucinaciones en tal disposicién, que ha llegado 4 fijarla atencion de los observadores. Las diferentes formas de ilusion de grandezas, de insignificancia, de culpabilidad, de persecucién (fisica), etc. han sido tenidas como caracteristicas de otras tantas especies morbosas. Mas nuestra experiencia nos ha ensefiado que debe concederse exiguo valor al contenido de las ilusiones en el discernimiento de su significacién clinica. Las tendencias de los deseos y temores humanos pueden seguir idénticos cami- nos morbosos en las variadas formas de locura; sin que esto quisra decir que no deje de ser influida aun la misma naturaleza de la enformedad por la forma de la ilusién, como detalladamente podremos comprobar en las iecciones que siguen. Este bien pertado cabailero de sesenta y dos afios que Hega ante nosotros con aire de cortesana dignidad, bien cuidado et largo bigcte, calados los antegjos, no mal vestido, aunque con cierta rareza en el conjunto, nos produce ia impresién de un hombre de mundo, Hallase algo cohibido en un principio, viendo que va 4 ser interrogado ante gente joven; pero no tarda en entrar franca y decididamente en la conservacidn entablada. Nes dice que en su juventud fué 4 América, donde después de mil vicisi- tudes llegé 4 establecarse en Quito, logrando labrarse como co- merciante una modesta fortuna. Gon ella volvié 4 su pais hace veintitin afios, no sin perder sumas considerables en la liquidacion 487 dee los negocios. A expensas de su capital vivio aqui en un principio, empleando el tiempo en entretenimientos varios, como Ia lectura de periédicos, el billar y pasar el rato en los cafés, ocupandase en multitud de proyectos que habian de darle fama y provecho. Por aquel entonces presento al Ministerio un plan completo acompafado de un mapa por el cual podria entablarse en recia- macion sobre posesién de zonas de terreno sin soberania cono- cida situadas la mayor parte en Africa y nueva Guinea, y algunas en el archipiélago de los Galépagos, e! cual cederia voluintariamenie el Estado del Ecuador, archipiélago de imponderable irnportancia por la apertura del canal de Panama. Poco tiempo después al mismo Ministro hizo un viaje 4 Berlin, comenzando entonces la politica colonial alemana en la cual justo es decir que tiene prin- cipal participacion nuestro enfermo, su iniciador, con quien otras naciones hubieran querido contar. Luego ideé un proyecto de cultivo de las quinas y el cacac en nuestras colonias, é inventéd varios procedimientos con objeto de unir més inmediatamente los rieles de los trenes, cuya separacién es causa primordiai de la mayoria de los descarrilamientos. Ms tarde hizo muchas ins- tancias en solicitud de destinos adecuados 4 sus condiciones, incluso el consutade de Quito, obteniendo séle decepciones. Somo su dignidad no le permitia descender de las costumbres 4 que estaba habituado en su antigua desahogada posicién, ha sido gradualmente gastando su capital; aunque sospecha que Ja gran disminucién obedezca 4 que en la administracién del mismo hayan existido irregularidades. Eso, sin embargo, no le inquieté gran cosa, pues estaba convencide de que no le seria dificil an- contra? una colocacién 4 su gusto con sélo abrir la boca, dadas sus condiciones, y especiaimente porque habla tres idiomas. Pero A consecuencia de no poder cobrar 4 sus deudores de América cay6 en gran apuro, y ni tenia siquiera dinero para comer; pero espera que no le faltara en el porvenir, porque sabiende que mas menos tarde habra de recibirlo, siempre habré quien le preste para su manutenci6n. Gon el pretexte de que iban 4 darle una coiocacién te internaron en un asilo de distrito, y eli estuvo tra- bajando en las oficinas hasta que se convencié de que sus servicios no serian pagados. Cuando sclicitaba destinos, trabajande en elles con entusiasmo, volvian 4 enviarle al hospital, también con falsos pretextos; y tal es el motivo de hallarse detenido ahora ilegalmente en este establecimiento. qEsta es la gratitud», dice con amargura, «con que fa patria paga mis servicios!» El enfermo hace su exposicién completamente tranquilo, en forma ordenada, y esta al tanto de cuanto ocurre 4 su alrededor. Lo que primero nos liama la atencién es su exaltado amor propio 158 y la alta estimacion en que tiene sus servicios y dotes: también observamos que no posee gran instruccién. Ademéas, es digno de notarse lo Jlanamente que relaciona su interview con e] Ministro y el comienzo de la politica colonial alemana, asi como la confianza con que ha vivido y agotado sus recursos, 4 pesar de los continua- dos fracasos, en espera siempre del provecho y renombre que habian de preporcionarle sus grandes aptitudes. Sise te hace ver la contradiccién resultante, dice que «nadie es profeta en su patria»; 6] «era demasiado listo para los caballeros». Al fin, haciendo con las Manes un movimiento de enojs, se sale por la tangente con estas palabras: «;Qué quiere usted? jLas faldasi Apremiandole en el interrogatorio, rehusa en un principio aclarar esta Ultima ex- presion; pero después, poco a poco, nos va contando que una mujer 4 quien da el mote de la Bulidog, hija del cénsul inglés de Quito, viene persiguiéndole hace veintitrés 6 veinticuatro afios con proyectos de matrimonio, y de otros modos y formas le pone obstéculos en su camino para reducirle 4 su capricho. Hasta se interpuso para que en América no marcharan sus negocios viento en popa Mediante una lave faisa le robaron un centener de pajaros bien engordados: en todas partes ve la mano de la Bulidog y de sus cémplices. Y ella ha dicho: «Si se hace algo contra mi voluntad, aiguién tendra que Horar. La enloquecida americana le ha seguido hasta aqui, anda por la vecindad y se distraza, imptdica, de hombre, ileganco por ver cumplidos sus deseos 4 intervenir para que se fe cierren todas las puertas y dejarle sitiado por hambre. La taimada preséntase 4 él bajo diversos nombres, aun- que 6i siempre le ha dicho que no se gana e! amor de un hombre con tales enredos. Seria quizas el mayor capitalista de California sila Bulldog no lo hublese impedide, También ella es culpable de que le hayan traido al asilo. «,Quién, si no?» En todas partes se encuentra con ella «;Quién sino la Bulldeg puede haber hecho los agujeros que tienen sus botas y las manchas de! traje?» Por mucho que se le argumente, no disminuye de su confianza en lo que dice, y nos responce con aire de superioridad incrédula, en fa cual no hacen mella alguna de nuestras observaciones. Y no es que no crea en la seriedad de Io que le decimos, sino que presume que lo afirmamos poseidos de que no es cierto. El trastorne fundamental que se percibe en nuestro enfermo, en cuyo entendimiento, memoria y continente nada de irregular puede advertirse es, por una parte, sus ideas de persecucioén, y por otra, la exagerada apreciacién de si mismo. En las primeras notase e! seilo de la ilusién. Contradicen teda argumentacién razonable, no estan bien establecidas por el paciente, aunque se hallan adheridas con extrema tenacidad, Segin puede presumirse, 159 hace ya treinta afios que existian en igual forma aproximadamente, habiéndole de continuo levado 4 ilusorias interpretaciones da los sucesos de su existencia Las pequefas vejaciones sufridas y la conduccién al asilo las atribuye, no al curso natural de las cosas, sino 4 la deliberada intervencién de determinada persona 6 de sus complices. Se ha formade también en cierto grado un concepto ilusorio del munde, con el cual fabrica sus percepciones, Y asi es como !a persecuci6n va cada vez haciéndose mas fantéstica y van multiplicandose cada dia los accidentes y ocasiones en que la Bulldog aparece. No tardaremos mucho en figurar como ene- migos del enfermo cuantos hacemos alguna oposicién t objecién Asus deseos. Segiin nes es dado averiguar, poco 6 casi nada es fo que actian sobre el estado del paciente las alucinaciones verdaderas, Gierto que en una ocasién, cuando iba para su casa, observé que detras de una entreabierta ventana «un voluntarion estaba apun- tAndole con el fusil, y que al mismo tiempo oy6 una voz que le decia: «jNo ves que alguien va 4 disparar contra ti?» Otra vez, cuando daba un paseo, también yendo prevenido, como tropezara y se le cayera el sombrero, noto que una bala le habia rozado la sien, de la que brotaba alguna sangre. Percatése en seguida de que un hombre se dirigia 4 61 navaja en mano, precisamente ur: abogado enemigo suyo, quien decia 4 grandes gritos que habia de sefialarie para siempre por haber ofendido 4 su esposa. Gomo nuestro enferme sospechaba, el agresor, para ocultar su delito, quiso reemplazar por ctro el sombrero agujereado por la bala y Gesfigurar la cara del cadaver, que pensaba encontrar para que no fuere reconocido y dejar asi 4 cubierto su crimen. Imposible es decir cuanto de alucinative y de interpretacién ilusoria de sucesos corrientes hay en esta narracién del enfermo. Debo hacer notar que tales cosas suelen ser por completo inventadas y refe- ridas al recuerde. No se ha podido demostrar la existencia de alucinaciones. Las ideas de persecucién hallan siempre su en- granaje en sucesos 6 cosas reales, pero indiferentes, ambiguas, las cuales interpreta el enfermo 4 su manera, como, por ejemplo, los agujeros de sus botas, su conduccidn al asilo, el fracaso de sus solicitudes. Glaramente se destaca en sus conjeturas ilusorias !a debilidad de su juicio. Aunque se le haga ver, no se hace cargo del absurdo supuesto relativo al insensato amor de la hija del consul inglés en Quito, mostrando de modo extraordinario en veinte afios de per- seouciones, teniendo que disfrazarse de hombre y disponiendo para su plan del auxilio de todo ser viviente: nos contesta que no es imaginable lo que es capaz de hacer una mujer semejante. La 160 misma falta de juicio hallamos al discutir la estimacién que hace de si propio. Los descalabres no merman sus pretensiones. Por copiar 6 hacer simples dibujos cree que sus honorarios deben ser grandes. Es de notar ademas que no es capaz de ejecutar trabajo alguno que requiera cierta originalidad: 61 mismo confiesa que al copiar no tiene que quebrarse la cabeza. Su modo de vivir y la tranquilidad con que ha visto perderse su Ultima peseta son significatives en extremo de su incapacidad para gobernarse y dirigir sus asuntos. Hagamos también constar que no creyendo que se hubiese agotado su depésito en e! Banco, seguia pidiendo dinero 4 crédito, haciendo concebir 4 sus acreedores esperanzas de pago inmediato al recibe de grandes sumas que habian de remitirle. También pidié la mano de varias seficritas, lo que ter- miné con la sorpresa de su reclusion en el asilo, sin que hasta tal momento diere lugar 4 sospecha alguna. Hago especial hincapié en este Ultimo suceso. Faltan en absoluto trastornos satientes en la esfera emocional y en ia volitiva; 4 lo sumo, notase ligera iras- cibilidad cuando se le contradice en el respecto de sus ilusiones, y en particular en cuanto 4 las exageradas ideas de si mismo. En otro caso nada anormal se nota en su disposicién de animo: s¢ hace cargo de cuanto te rodea en cosas y personas con toda naturalidad, lee libros y periédicos, ocGpase en dibujar por propia iniciativa, informase del estado de los compaferos del establaci- miento, sigue los sucesos del dia; departe con los médicos, contrae nuevas amistades, deplora las desgracias y se alegra recibiendo noticias. Ni su continente ni sus acciones estan fuera de lo natural; no hay nada de amaneramiento, de obediencia automatica ni de negativismo; tampoco se aprecian impulsos incontenidos, ni se descubre la idea de freno 6 de falta de interior libertad, existente en enfermos que, como éstos, sienten sus pensamientos y accio- nes influfdos por extrafa agencia. Aunque obre obcecadamente, halla explicacién indiscutible en sus ilusiones. Esta enfermedad tipica, en la cual lentamente van evolucio- nando ilusiones de haber sido perjudicado, y de superestimacién, con independencia de todo trastorno emocional 6 volitivo, 6 que apenas se destacan, la deneminaremos «paranoia 6 desequilibric mental». Vernos en ella edificarse sobre cimiento de ilusiones toda una construccién ilusoria conceptuai del mundo en forma. de sistema. La enfermedad se orienta por una determinada des- centralizacion dei punto de vista del enfermo sobre las cosas de la vida. Son primero sospechas que van gradualmente convirtién- dose en certidumbre, en convicciones invencibles; después las ilusiones enrédanse con les percepciones reales, con los sucesos de la vida concebidos de modo enfermizo, con ios prejuicios 161 consiguientes. Las alucinaciones, cuando las hay, hacen papel secundario en e] conjunto de la enfermedad; pero no es raro encontrar falsificaciones de la memoria. Como los enfermos no pierden su aparente salud exterior, es frecuente que la enferme- dad no Hegue 4 diagnosticarse sino después de varios afios de curso, y por eso tales enfermos no suelen entrar en los manice- Migs tanto corno tales alienados, y los que entran es casi siempre Por razones especiales. Por lo comtin no suelen ofrecer grandes trastornos, y aun su actividad es aprovechabie en aigGn asunto de utilidad. Gomo la enfermedad implica hondo quebranto de ta personalidad, no es de esperar la curacién (1). ‘Lo usual es que al cabo de cierto nlimero de afios sobrevenga una debilidad mental, como ha ocurride en este caso. Estos en- fermos soportan mai ei tratamiento nosocomial, pues conservan un vivo sentimiento de independencia, y luchan por su liberacion con el mayor vigor, hasta que la debilitaci6n mental en que suelen caer les roba energia. Asi, nuestro enferme no ha desmayado en tal sentido, bien escribiendo cartas innumerabies, 6 haciendo peticiones y visitas personales, incluso 4 las redacciones de los periddicos, El maestro sastre, de cuarenta y dos afios, que ahora os pre- sento, es ejemplo de otra forma de la enfermedad que estamos escribiendo. La lucha de este enfermo ha sido encarnizada. Hace siete afos que es insolvente. Empezé por pleitear con safia contra el procurador de un importante acreedor suyo. Mas adelante cambi6 de residencia, y no pudiendo ganarse la vida, pronto se ené de deudas. Hace cuatro afios tuvo que marcharse de una casa que por venta pasd 4 otro duefio. EI nuevo propietario, para resarcirse de los alquileres que nuestro enfermo le debie, quiso quedarse con parte del mobiliario, ya embargado por el Juzgado; pero aquél se opuso violentamente, encerrando con toda tran- quilidad al alguiacii y 4 un acompafiante, entretanto que él iba 4 reclamar ante el juez. Acusado de detencién ilegal, fué encarce- lado. El suceso, en forma humeristica se publicé en un periddico local, describiéndclo como secuestro, y afladiendo que su autor tenia gran enemistad con el alguacil, huésped de aquél durante algun tiempo. Molesto nuestro enfermo por tal informacién, envid al periédico una rectificacién, que por no haber sido publicaca (4}. Este enfermo ha estado nueve afios en un manicomio sin notable cambio en su estado. Alli ha persistido en valver 4 ocupar lo que él considera su verdadera posicién social, y para ello ha estado dedicdndase 4 escribir memoriales, desarrollar inventos y presentarse 4 concursos de premios. i62 integra no le satisfizo. En su consecuencia, escribié al Director furiosa carta, 4 la que éste contesté que podia ir 4 los tribunales si gustaba; y nuestro enferme no se hizo esperar, El hecho de que figurara en el periddico «maestro sasire» en grandes tipos, le produje gran excitacién, y fué lo que en primer término le indujo 4 presentar su demanda por insulto en piblico; piciendo dafios y perjuicios por el descrédito que con ello se Je ocasionaba, y prision por escandalo publico. Desechaba la demanda por falta de pruebas, no se contenta el paciente con la sentencia, y puso en practica toda clase de medios para alcanzar su objeto, siguiende uno por uno jos tramites de apelacién que la ley concede, incluso la revision. Dirigié escritos 4 todos los ministros, ai Gran Duque, al Emperador y 4 todos los Gentros gubernativos superiores, incluso al Parlamento y al Gon- sejo federal. Anuncio al Ganciller del Imperio que se le haria una. interpelacién en el Reichstag, como responsable que era dei cumplimiente de las leyes. En vista de la desestimacién de todas sus Gemandas y escritos, decidié querellarse contra los Pre: dentes de las Audiencias, pidiendo para ellos penas disciplinarias, incluso contra el Fiscal general, y mas tarde solicité un plebiscite para amparar «legitimos intereses atropellados». Las innumerables peticiones escritas por el paciente en pocos afios (la mayorfa de noche, segtin su propia manifestacién) son sumamente profusas, y en ellas alégase siempre la misma cosa en forma inconexa. Todas estén redactadas en forma de docu- mentos judiciales: «Gonsiderando que..» «Y resultando» que «En vista de las pruebas», etc. Hay en ellas gran copia de expresiones profesionales mal entendidas y articulos de leyes totalmente diversas. En trozos escritos, al parecer, en esiado de excitacién suelen encontrarse parrafos muy deshilvanados, y 4 veces, aun dentro de una sola oracién, exclamaciones 6 interrogaciones in- congruentes, muchos subrayados de lapiz azul y rojo, y notas marginaies, de modo que no queda espacio sin Jlenar. Muchas Ppeticiones fueron escritas en e] dorso de las sentencias 6 de los escritos de desestimaci6n de otros Juzgados 6 Gentros. A consecuencia de esta interminable molestia ocasionada. por nuestro enfermo en los Centros oficiales, se le declaré desequi- librado mental; mas también protesté contra tal dictamen, apro- vechande todos los medios legales de defensa, y es por mandato del Tribunal Supremo de apelacién por lo que hoy se encuentra entre nosotros para ser observado y juzgado definitivamente. Sus negocios, en tanto, los ha llevado con suma dificultad, y, aparte sus innumerabies peticiones, no se ha hecho notar por rareza 6 trastorno alguno. 163 i I | Si le dejamos hablar, veréis que no tiene nocion clara de su situacién; que si hace informacidn histérica de su vida, destacase en ella gran volubifidad y tendencia 4 debatir sobre el tema de su querella, lo cual hace con cierta interior satisfacci6n: nunca le faltan argumentos para todas las objeciones, y para justificarlos trae 4 cuenta minucias siempre nuevas, principios de Jurispra- dencia, articulos de leyes. En larga conversacién obsérvase en é! pesada difusién y tendencia manifiesta continuamente 4 variar de asunto, siempre terminando con frases andlogas y ampulosas. De ellas se deduce que tiene e! pensamiento fijo en el procurador demandante, cooperador en el proceso de su quiebra y origen principal de su infortunio, aunque hace ya seis anos que no tiene relacion alguna con él. Ya cuando comenzé su accion contra el director del periédico el oficial del Juzgado, teniendo em cuenta su primer pleito, quiso disuadirle de que intentase nada. Esto le hace ver claramente 4 nuestro enfermo que el procu- rador habia influido sobre el oficial, y mas tade trabaié en su ruina. Toda su ulterior desgracia proviene de esta influencia. El oficial no redacto la acusacion debidamente, por to cual ef proceso no se siguié en forma apropiada. El Fiscal general no se hizo cargo del objeto de la dermanda, y los jueces, por espiritu de Cuerpo, no se atrevieron 4 echar abajo la primitiva sentencia. Es evidente que ya habja contra él una oposicién «sistematica», «una. secreta conspiracién masénica», pues su enemigo, segan él pre- sume, entré a formar parte de dicha secta. igualmente ha tenido que luchar contra los poderosos financieros judios, accionistas principales del periddico. ¥ con el Fiscal general han laborado «los bandidos de la prensa», «los judios sacrilegos», «los subterfu- Sios cle los juzgados», «las violaciones de la justiciar. Los defensores que le dirigieron pronto se desentendieron de él, porque no podian obrar segiin sus instrucciones, y porque su procurador no sabia jota de asuntes de curia. La idea que domina al paciente de haber sido engariade fué retrocediendo 4 un solo origen aislado; pero ha ide evolucionando graduaimente y poniendo en relacién unas y otras personas que formando serie han estado encargadas de labrar su ruina con arreglo 4 un plan secreto. Este modo de ver en todo es lo mismo, pues juzga de cosas y sucesos de manera compietamente unila- teral, Vernos claramente cémo esta idea ha evolucionado hasta crear un concepto del mundo que afecta muy hondamente al andamiaje de su vida anterior, ademas, observamos que el enfer- mo esta obliterado para razonar. Es imposible conseguir que adinita la existencia de error en sus interpretaciones: por el con- trario, vuélvese en seguida desconfiado y reticente en cuanto se 164 | | | | | le arguye en contra de sus afirmaciones, y la mas. insignificante contradiccién le pone ya en sospecha de que defendemos 4 sus. contrarios. Todos estos rasgos, sin un punto de partida Unico, relacién de las ideas de haber sido perjudicado, extension de éstas en esfera cada vez mas amplia, y, finalmente, cerrazén al raciocinio, nos indican que se trata de una ilusién arraigada en la personalidad mental, que ha constituide sistema. Al par de éste existe cierta debilidad de entendimiento, que se manifiesta en ia monotonia y carencia de objetividad de sus. lineas mentales, como en su inaccesibilidad 4 las influencias mas preponderantes. La memoria, en conjunto, esta normal: analizindola bien, compruébase que muchas de las afirmaciones y datos aducidos no tienen gran fundamento. En lo emocional, se descubre en seguida un incremento de la confianza en si mismo, cierto aire de superioridad, prurito en lucir sus conocimientos en Derecho; nc obstante lo cual ha sufrido tantos fracasos ante los tribunales, y alin 4 pesar de todo espera que el éxito coronara sus esfuerzos. No vacila lo més minimo en seguir molestando con sus peticiongs 4 las més altas oficinas, en atencion 4 la gran importancia de su asunto. Gomo «aleman y padre de familia», «como hombre de negocios», mantiene su ins- tinto legal, que tiene «mds autoridad que todas las sentencias de los juzgados». Es al propio tiempo muy vidrioso: recibe toda de- cisién desfavorable con sxasperadas invectivas, en las cuales acusa de perjuros 4 los testigos, de corrormpidos 4 los jueces, y habla de «envenenamiento politico-religioso de los pozos»; después dice ingenuamente que é1 «siempre esta dentro de los limites de Ia propiedad», Mas el punto sobre todo interesante, es ia conducta insensata del enferme durante fos Uitimes afias, con Ja cual ha ido aca- rreando cada vez més la desventura de su familia. Reconoce el enfermo la ruina; pero la atribuye 4 sus enemigos y 4 los Juzgados, que le han obligado 4 pleitear y le han hecho pagar costas, dafios y perjuicios. No comprende que ganaria mas dando el traste con sus reclamaciones y empleando su energia en un trabajo lucrative: sigue obstinade en hallar un medio para hacer valer sus derechos, aunque nuestra sentencia también le sea desfavorable. Esta figura de la vida, bosquejada en pocos trazos, es la de los desequilibrados mentales 6 de los querellantes. En sus lineas principales coincide por completo con el tipo del enfermo anterior, 6 sea en la lenta evolucién de un concepto ilusiorio al mundo, nacida de una construccién morbosa de ios sucess y cosas de la vida en la ne saliente, pero progresiva, debilitacion mental, en el 165 incremento de la confianza en s{ mismo, y, por Uitimo, en ef influjo de fa ilusién sobre Ja accién, con ligerisimos trastornes de memoria y de vivacidad mental y sin concomitancia de alteracio- nes independientes de volicién. Hay también coincidencia en la lentitud de la marcha, en la pequefiez de los cambios que el estado morboso ha experimentado en el transcurso de muchos afios, y en la incurabilidad fundamental (1). Gomienza esta enfermedad en la edad media de la vida, en relacién con una injusticia imaginaria 6 real, que forma el punto de partida de la inextricable red de ideas morbosas y acciones consecutivas. Los quereilantes no son necesariamente camorristas: excepto en lo que afecta 4 su ilusiOn, son amistosos y agradables, Aqui, como en la paranoia, la insignificancia de la causa exterior viene 4 indicarnos claramente que la raiz de la enfermedad hilliase en una predisposicién morbosa, que es una manifestacién dege- nerativa, en pro de Ic cuai tenemos el insidioso desarrollo, ta incurabilidad y el escaso relieve de los trasternos aparentes. (1) A los seis afios continta atin haciendo guerra con tocios los recursos imaginables contra sus supuestes enemiges, llevando al mismo tiempo sus sas- treria, aunque en verdad «con muchas trampas», como é! mismo confiesa. 166 LEGGION XVI FORMAS PARANOIDES DE LA DEMENGIA PREGOZ Sefiores: El comerciante de veinticinco afios que tenéis ante vosotros se ha hecho notar por adornarse la solapa con hojas y semillas cualesquiera. Ya veis cudn ceremoniose se sienta, y come va respondiendo adecuada y concisamente 4 nuestras preguntas. Nos dice que entré en ei hospital hace un afio, que ha estado en su casa mes y medio, y que desde este Ultimo tiempo lleva aqui seis meses. No hace afirmaciones muy explicitas acerca de c6ma fueron sus primeres trastornos: pero cuando se le piden actara- ciones confiesa que estuvo sin hablar durante aigtn tiempo, sin saber por qué; sin embargo recuerda gran parte de los detalles de cuanto te ha ocurrido después. Aunque sabe dénde se en- cuentra, confunde las personas, les da nombres equivecados, y nos tera por comerciantes. En tanto que en un principio mués- trase aigo indiferente, va excitandose por grados, poniéndose brusco, irritado y amenazador, irrampiendo en incoherenie flujo de palabras, en ei cual se desata un juego de silabas sin sentido: «Mac, beth, mach, ms, bat; In, ich, mich, mich, Klinik; Ye, suis, Jesus», etc. AL mismo tiempo dice que es emperador aleman, y que el gran Duque es su suegro; desde 1871 es su prometida la hija de éste. Hallase aqui estudiando Astronomia, niega sus alucinaciones, rehusa obedecer todo mandato, y después de mucha insistencia logramos que nos alargue la mano, que extiende rigida para salu- darnos. Puede desviarsele la atencion, rompe 4 hablar inespera- damente, y entremezcla en su charla ruidos y sonidos raros, Su estado de animo es variable: por lo comin suele estar muy exal- i867 tado. A menudo, cuando hace sus frases extravagantes, estaila en risas. No hay en su conducta sefiales de excitacion; su porte es de afectada vanidad. Nuestro diagnéstico debe basarse principalmente ¢n las ac- ciones del enfermo: en tos amaneramientos, e! juego de palabras, los signos de negativismo, y también en la indiferencia emocional, aunque esta casi completamente en si. No se tiene por enfermo; pero sigue asi sin oponer resistencia alguna, ni hacer proyectes para el porvenir, ni manifestar deseos de ningun género. Este cuadro ya nos es conocide como forma de ta demencia precoz. Lo que parece no corresponder a ésta es, por una parte, la falta de gran excitacién, y, por otra, la confusion ilusoria de personas, con mas, la exteriorizacién de ideas de grandeza en estado de completa tranquilidad. Mas 4 medida que sigais conmigo el ulterior desarrollo del curso, ya veréis que tal derivacion de las apariencias, que se examinara en su dia, no afecta esencialmente A la interpretacion clinica del estado de nuestro enfermo, Seguin las referencias, pertenece éste 4 familia sana, hizo bien ia primera ensefianza, fué siempre serio y concienzudo, y cumpiié A satisfaccion el servicio militar de un ato. Hara unos tres afios comenzé 4 quejarse de que se sentia mal y excitado y sin dispo- sicién para el trabajo, 4 que hasta entonces habia venide dedi- cAndose. Luego, después de haber estado singularmente activo y emprendedor por algin tiempo, le sobrevino pronunciada de- presion de espiritu hace quince meses: no podia dormir, le dolia la cabeza en Ja parte posterior, se sintié entontecido 6 incapaz de trabajar, no experimentaba la menor satisfaccién en su negocio, entreteniase distraido en sus dedos, permanecia en cara todo el dia, y dié en creer que habia abusado de la confianza de su principal, lo que le trafa muy fastidiado. Asi vino a! hospital. Mosiré aqui una sorprendente conjuncién de aturdimiento con com- prension y lucidez. Pronto cayé en el estupor, quedé muda, exte- riorizé signos de obediencia automatica con negativismme, y se masturbaba mucho. Tenia miedo de que vinieran los franceses, de que el cuchillo estuviese muy afilado y de que la gente se lo evase; ofa voces amenazacoras, percibia electricidad en ia cama, deseaba morirse, y commia 4 duras penas. Permanecia indiferente cuando le visitaban. Sélo muy gradualmente comenzé de nuevo 4 animarse un poco: levantébase de la cama, seguia al médico en camisa, sin hablar, 6 4 lo sumo musitando consigo mismo, 0 exteriorizando expresiones aisladas de cuya significacion nada pudo averiguarse por él. En este estado se le llevaron 4 casa sus parientes. Alli también estaba casi siempre callado y comia poco. Un dia dié un salto a 168 un coche, y cogié las riendas diciendo: «Yo guiob; al dia siguiente se puso muy excitado; palmoteaba y daba golpes en ei suelo con los pies, prorrumpia en voces incoherentes sobre princesas; «el gran duque», «compasidn», «decapitacién», y otras, riéndose mucho él solo. Gomo se volviese violento y diera en romper ventanas, fué otra vez traide al hospital. Aqui se manifesté muy irritable, des- atento é insensato; exteriorizo vagas ideas de grancieza, confundia Jas personas, habla y se comportaba de un modo afectado. Mos- traba confusién en el lenguaje y en la escritura, usando de ciertos juegos de palabras. Asi, escribia en una carta: «2 X 4 = 8; tal es al ‘dia del sefior que ha de venir; la mala cara para el hombre malo, mala cara»; «mala cara d'or, para el buen hombre, mejor como primera curacién»; «yo cazo en A, caza»; «tt fuiste listo, ministro, Mercier. Guando se le ensena un cortaplumas, contesta: «cuchilio, navaja, barbero de Bagdad, Salem, aleskum», Al ver una moneda de oro, dice: «Luis d’or, Napoléon, la emperatriz, Eugenia, la France, Espaha, adonde yo iré». Suele hablar desde la ventana «a ios espiritus dicténdoles una comedia». Tiene el suefio muy trastor- nado. La exploracion fisica no ofrece anomalia alguna, sine des- mografismo y excitabilidad mecanica de los faciales. Su peso ha aumentado considerablemente. Suptisose en un principio que el enfermo estaba padeciendo de locura maniace-depresiva, concepto favorecido por les ante- cedentes y por la alternativa de estados de excitacién y depresion. Mas en el curso ulterior del caso, tanto en el periodo estuporoso como en ei de excitacién, aparecieron muy significantes sintomas catatdnicos: negativismo, amaneramientos, obediencia automatica, lenguaje confuso. Este diagnéstico, que deducimos del estado clinico, héllase ahora completamente confirmado por el total des- arrollo de la enfermedad, aunque Ja desviabilidad y el juego de silabas, tales como aqui las observamos, pueden ser tenidos como sintomas de mania. Debo indicar, sin embargo, que en esta Ultima, en los mas graves casos de excitacién, alcanza la incoherencia tan alto grado como aqui, donde la racionalidad sigue en pie y la excitacién solamente es escasa. Asi, pues, debemos persistir en el diagndéstico de catatonia, y suponer, por lo tanto, que es de esperar considerable mejoria; pero que, aun en el caso mas favo- rable, le quedara cierto grade de entontecimiento y falta de liber- tad, que repercutiran en las esferas emotiva y de la accion (1). (1) Alos echo meses fué dado de alta en él establecimiento, bastante me- Jjorado, si bien no muy explorable, aunque bastante inteligente y libre de ilusiones. Ahora, pasados seis afios, hdliase dedicado 4 sus asuntos con toda actividad; pero @s medroso; «no le gusta ir adonde hay gente»; obsérvase en él marcada catalepsia, y exterioriza ilusiones hipacondriacas. 169 Aprimera vista el mec4nico de cuarenta y tres afies que ahora toma asiento ante nosotros tiene rasgos clinicos muy semejantes A los del enfermo anterior. Débilmente constituids, cortés, con algo de meticulosidad, contesta inmediata y adecuadamente 4 nuestras preguntas sobre sus circunstancias personales; conoce el tiempo en que vive, quién es él y 4 los médicos; cuenta perfac- tamente, y posee buen numere de conocimientos. Su porte es de orgullo, como io indica sobre todo cierta sonrisita despreciativa que se dibuja 4 veces en su semblante. Cuando se le pregunta por qué esta aqui, rompe stbitamente en un flujo de ideas fan- tasticas que manifiesta con gran facilidad, no parando atencién alguna en cuanto se le objeta. Ha sido enviado aqui por la Liga Negra para que se observase su estado mental. No esta enfermo, aunque le han. puesto en Ja comida potasa, arsénico, acidos sul- firico y prisico y otros venenos. Esté excomulgado, habiéndossle participado la excomunién por medio de un espejo, en ei cual aparece el espiritu que sirve de intermediario para con Ios otros aspiritus. En todas las casas de los miembros de la Liga Negra hay un espejo semejante: hasta los sacerdotes lo tienen en el altar. Los miembros de la Liga devoran !os frutos nacidos y los nonnatos como ofrenda de «sangre». Gon estos presentes infligen las excomuniones bajo simultéanea condicién de que si lo que ellos buscan con aquélias no les es concedido, dejan hipotecada su libertad personal. Gon e] ofrecimiento de fa vida muerta se sobreentiende que se declara la muerte de alguien; pero no esta muerto. «No se necesita morir del todo: miles de personas hay que se dicen muertas y que alin viven devorando carne humana» «Hay mujeres que son jesuitas y ocupan tronos 6 son princesas, y otros personajes que éstan en los Gobiernos y son ministros, por ejemplo. Hacen sacrificio de impureza, y se dejan marchar por los animales hasta en la iglesia. Aun hay animales que toman la forma de hombres. El peor de estos dafios data de Ghamisso, como ya lo indica el mismo nombre: Scham-is-so (vergltenza-es- elio)» Y de esta manera confusa contintia su charla. Cualquier cosa que se menciona incorpérala 4 sus fantasticas ilusiones. Napoledn fué empleado en lascivia por Catalina I de Rusia. Adquirié testiculos y penes de nifios recién nacidos, para comérselos; encontré 4 un hermafrodita, que per ser tal atrajo gran desgracia sobre su cabeza, y es ahora inspector de una penitenciaria. El parroce Kneipp hallase en e! monuments Niederwal entronizado en la figura de Germania; tiene un hermano en la calle Mayor de Freiburg, Esta es ia ver-dad, derivada de paganismo; pa-gano, de paga-nidad; realmente, é] no es pagano. Sin perturbarse en lo mas minimo va expresando todas estas 170 cosas, poseido de su completa evidencia Si se le angumenta, entra en seguida en minuciss para explicar sus afirmaciones con jlusiones atin mas monstruosas. Si se ponen en duda sus palabras, irritase mucho y rompe en insultos, diciendo que su interlocutor es un bresino pagado, embustero y maricon, llegandose con difi- cultad 4 acallarie. Existen en el enfermo ecolalia, ecopraxia y catalepsia. Hallanse exagerados tos reflejos rotulianos, y se nota. temblor en los dedos de las manos, sin ningGn otro trasterne fisico. No deja de ofrecer dificultades en ta primera impresion la interpretacién clinica de este estado sumamente fantastico, aun- que ya la falta de juicio y la incoherencia nos indican que se trata de una debilidad mental. La obediencia automatica, la confusién, el lenguaje indecoroso y el juego de asonancias sin sentido re- cuerdan lo que ya observamos en la demencia precoz. Trastornos casi completamente similares hallamos en nuestro ultimo enfer- mo. En la historia de ia enfermedad hallamos que fué idiota una hermana dei enferma, que en su vida ha sido frivola y anédmala: separado de su esposa, ha tenico relaciones con varias mujeres; ha extinguido condenas por robe, falso testimonio y fraude. Los primeros indicios de su enfermedad aparecieron estando preso, hace cuatro afios, y consistieron en alucinaciones auditivas: ofa que los presos sentian admiracién por su floreciente aspecto. Los capataces murmuraban en voz baja: qSilencic! jAhi val»; otra vez ha oido: «Dios, qué oido tiene. La gente le lamaba por su nombre y ocupabase de él. Luego se le presentaron alucinaciones del gusto; confundia las personas y sOlo 4 los seis meses después fueron apareciendo cada vez mas absurdas ideas de grandeza y persecutorias. Solian cambiar éstas, adoptando contenido dife- rente; poco 4 poco iban sedimentando en las formas atin existen- tes, desapareciendo las primeras. Cbservaronse estados de viva excitacién, con inclinacién 4 la violencia. Ha estado el enfermo tres meses en el hospital. Por lo general se ha mostrado tranquilo; se ie veia aislado de los otros enfermos, sin ocuparse en nada, viviendo al dia, contento y satisfecho. Saluda algo ceremoniosamente 4 los médicos. En su opinién, no padece de ilusién aiguna; mas tan pronto como se entra en conversaci6n con él, se desata un chaparrén de frases de contenido tan Insus- tancial como uniforme. Va excitandose por momentos, y crecen juntamente su incoherencia y su irritacién; lo cual no obsta para que cuando le encontréis otra vez se muestre amistoso, 4 pesar de haber estado injurioso y amenazador la vez pasada. Se expresa en aleman clasico rebuscado. 17i El primer perjodo del curso de la enfermedad, con la temprana aparicién de las alucinaciones, corresponde perfactamente 4 la demencia precoz. Podriamos afiadir que no es poco frecuente la explosion de esta enfermedad en las carceles. La gran mayoria de las «psicosis» de las prisiones pertenecen al género de la demencia precoz; pero nunca hemos hallado en las observaciones Gescritas tan extremada exuberancia de tan extraordinarias ilu. siones como en el caso presente ni en tan confusa variacion. Por eso Gescubrimos en este caso un sello peculiar, que anteriormente me indujo 4 colocar aparte este grupo de observaciones haje la denominacién de «demencia paranoide». Mi existencia me permite afirmar que estos casos persisten con idénticos caracteres durante afos y afios, y ni llegan A curarse ni se acenttian més en sus signos demenciales (1). Las ilusiones permanecen siempre activas, sucediéndose unas 4 otras en formas nuevas y extraordinarias. Gon elias coinciden alucinaciones del oido y de cuando en cuando de la vista, notén- dose un apreciable cambio en e! estado fisico y en el curso del Pensamiento. Puede observarse cierta irritabilidad en la esfera de las emociones, con completa indiferencia respecto 4 las natu- rales relaciones sociales. Son frecuentes las explosiones de lo- cuacidad; no experimentan necesidad de ocuparse en nada, ni los mueven propésitos de mejora en su situacién, ni piensan en la raisma. La debilidad emocional, en conjuncién con los sintomas ya descritos, nos lleva 4 considerar este estado en intima conexién con la demencia precoz, 4 pesar de sus varias desemejanzas. Hasta hoy no me ha sido posible descubrir una perfecta linea divisoria entre ambos estados clinicos. Me parece que existen muchas formas de transicién. Si no olvidamos que en la demencia precoz y en la locura maniaco-depresiva las ilusiones, particular- mente, pueden faltar en absoluto 6 adoptar innumerables formas de desarrollo, dada la analogia de trastornos en la esfera del sentimiente y de la accién, apenas hallaremos motivo bastante para separar findamentalmente las formas que acabamos de describir de las otras formas de demencia precoz. Pero la cuesti6n es mas complicada cuando se trata de otra serie de casos algo mas frecuentes que los apuntados. Esta viuda de treinta y cinco afios que ahora os presento es ejemplo de elio. Ya observais como nos suministra toda clase de datos respecto 4 ()_ Este enfermo hallase desde hace cuatro afios en un asiio en estado invariable. Sigue confuso y con ilusiones cambiantes, excitandose mucho algunas veces; mas en los intervalos vualve en si y observa una conducta ordenada. 1v2 su vida; que sabe como se llama y la fecha en que estamos, y que tiene una instruccién bastante regular. Digno es de notarss que no mira 4 su interlocutor, que habla bajo, con tone de afectacion yalgc almibarado. En cuanto tocamos al punto de su enfermedad, muésirase reticente al principio y dice que se siente bien; pero ne tarda en exteriorizar gran niimnero de ideas de persecucidn. Durante muchos afios ofa voces insultantes que ponian en tela de juicio su castidad y pronunciaban nombres conosidos de ella; decianla que la desnudarian y ia violarian. Las voces eran perfec- n, debian de llegar hasta elia mediante un telescopio 6 una m4quina. Le dictaban sus pensamientos, y estaba obligada 4 fijarse en ellos y 4 volver a oirlos; la interrumpian mientras trabajaba; experimentaba en su cuerpo todo género de sensaciones desagradables. Aigo le «habian hecho» en él, En es- pecial, tas «partes maternas», se las habian invertido hacia fuera; Ie enviaban un dolor por la espalda; le ponfan hielo en el corazén; Je echaban un iazo al cuello. También sufria atucinaciones de la vista (figuras negras que alteraban el aspecto de las personas); pero, ni con mucho, eran tan frecuentes como las anteriores. No podia decir con exactitud quién le hacia todas aquellas cosas ni con qué objeto; en unas ocasiones era gente de su casa; en otras, médicos del manicomio, donde estuvo antes de que fe hubiesen quitado nada de su cuerpo. No se advierte en la enferma, pronunciada emocién al hacer estas extrafias manifestaciones. Sucle llorar unos momentos, pero contintia describiendo sus sensaciones morbosas con cierta intima satisfaccion, y hasta con algin dejo erético. Pide ef alta, pero pronto se aviene a la negativa. No piensa en la situaci6n actual ni en Ja venidera. Sorprende el gran niimero de frases forzadas y casi ininteligibles que de continuo empiea. Esté maltratada, «como volando»; ella es «un cuadro de miseria en forma de angel»; una mama enferma y una mujer de su casa han alterado «la forma de sus sentimientos»; esta perseguida por «un insecto de la oficina del distrito». Alarga la mano estirandola, es cataléptica y ecopraxica. No existen trastornos fisicos pronunciados. Los sintomas mencionados nos sugieren el cuadro de las formas de la demencia precoz. El padre de la enferma tenia fama. de excitable; un hermano de ella padecio de convulsiones cuando pequefio. Su historia nos dice que leva enferma diez afios, y que su enfermedad ha venido evolucionande lentamente. Al afio de la muerte de su marido, con el cual tuvo hijos, hizose timida, perdié el suefo, por la noche oia conversaciones en su cuarto, y did en creer que la robarian y que la perseguia gente de Francfort, donde habia vivido anteriormente. 173 ik | i Hace cuatro afios estuvo recluida doce meses en un manicomio, Alli crey6 encontrar gente de Francfort, y que te envenenaban la somida; ofa voces y sentia «influencias». Asu salida acusaba a los médicos de haberla mutilado durante su estancia en el establecimiento. Ahora jos cree sus perseguido- res, é insultaba 4 boca llena 4 iss autoridades por no protegeria debidamente. En ta! estado entré en et hospital hace dos meses, Aqui persistié en las mismas quejas, sin mostrar gran excitacion, Escribe iargas cartas, jlenas de injurias sin sentido, contra la per- secucion que sutre, dirigidas 4 sus parientes, 4 los médicos ya jas autoridades. No se ocupa en nada, no alterna con los demds enfermos, y evita tode intento de influjo sobre elia. Son comunes casos como el presente. Por io general se con- cede la mayor importancia en la interpretacién clinica 4 las ilu. siones permanentes, razén por la cual son aquéllos clasificados de paranoia. Sin embargo, 4 mi entender, la peculiar debilidad menial propia de la demencia precoz, es un signo diagnéstico decisivo. El embotamiento emotivo y la pérdida de la actividad mental; los rasgos de obediencia automatica y neg ismoe, los amaneramientos y los giros y construcciones especiales en el lenguaje, son sintomas con los cuales esta enferma nos tiene muy famitiarizados. Encontramos también obstinadas ilusiones auditivas, y atin més, ia ilusién de extrafias influencias sobre el cuerpo y ¢i pensamiento, cuyo gran desarrollo en este caso, de- bemos estimar como cuestién de grado, y no como esencial desviacion de las lineas ordinarias de la demencia precoz. El estado que nos ocupa difiere de la paranoia en muchos respectos fundamentales. Las ilusiones carecen de sentide desde el principic ai fin, no son elaboradas Por la enferma, la cual no experimenta !a necesidad de crearse objeciones para refutarias; no tiene clara idea de la personalidad ni los motives del proceder de sus perseguidores. Detalles importantes como el de la Perso- nalidad de éstos son alterados inconscientemente por la enferma. Hay transformacién de las ilusiones, pero no extensién; no des- arrotldndose en un concepto acabado dei mundo, sino permane- siendo en imaginaciones sueltas é incoherentes. Gasi siempre predominan en este caso las alucinaciones de diversos érdenes, mientras que en la paranoia jas ilusiones se derivan de una mai elaborada percepcién de las cosas reales. Quiero dejar bien sen- tado que !a evolucién de las ideas de ser influido fisicamente, las lamadas «ilusiones de persecucién fisica», y en particular los trastornos de volicién manifestados en los movimentos amana- rados y rigidos, la obediencia automitica, la creacién de neologis- mos y la refrenacién mental, 4 mi mode de ver, son completa- iT% mente ajenos 4 ia paranoia. Por ultimo, 4 medida que pasa el tiempo, el contenido de las ilusiones va perdiendo su accién influyente sobre la accién, cayendo la enferma en ia indiferencia y ¢] embotamiento (1). Con frecuencia suelen olvidarse las ilusiones. La terminacién suele ser la debilitacién mental simple, analogs 4 la que ha eb- servado también en estos casos como final de la damencia precoz, Jo cual nunca se ve en la paranoia. Observaciones como la relatada, me han efirmado en la conviccién de que aun aquellas formas de debilidad mental que han tenido en su curso ilusiones perma- nentes, no deben denominarse paranoias, pues caben mejor en e] grupo de la demencia precoz. Dénde y como deben fijarse los limites propios entre dichos estados morbssos, es e} porvenir quien ha de decirto. (4) _ Durante cinco afios ha permanecido en un asilo; vésela amanerads, chosha, negativista y todavia sigue exteriorizando ideas de vagas influencias. 175

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