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[Estudios] Kierkegaard y Schopenhauer: Introduccion a su andlisis conjunto Kierkegaard and Schopenhauer: Introduction to its combined analysis PABLO URIEL RODRIG LAURA HERRERA Universidad de Morn (Argentina) / Universidad de Buenos Aires (Argentina) recibido: 10.02.2018 aceptado: 22.05.2018 RESUMEN El presente articulo se propone ofrecer una introduccién a la relacién en: wre Kierkegaard y Schopenhauer. La primera parte expone las criticas del filé- sofo danés al autor de [:/ mundo como voluntad y representacién. La segunda parte analiza las interpretaciones en castellano dedicadas al estudio del vineulo en tre ambos filésofos. La primera parte concluye con las eventuales respuestas del filésofo aleman a las objeciones de Kierkegaard. La segunda parte finaliza con una serie de apreciaciones para el anélisis conjunto de ambos pensadores, PALABRAS CLAVE, KIERKEGAARD; SCHOPENHAUER; ETICA; ASCETICISMO; RECEPCION ABSTRACT This article aims to offer an introduction to the relationship between Kierke- gaard and Schopenhauer. The first part exposes the criticisms of the Danish philosopher to the author of The World ar Will and Representation. The second part analyzes the Spanish lectures dedicated to the study of the link between both philosophers. ‘The first part concludes with the possible answers of the German philosopher to Kierkegaard’s objections. The second. part ends with a series of assessments for the joint analysis of both thinkers. KEYWORDS KIERKEGAARD; |OPENHAUER; ETH! ASCETICISM; RECEPTION Claridades. Revista de filosofia 10 (2018), pp. 9-43 ISSN: 1889-6855 ISSN-e: 1989-3787 DL: PM 1131-2009 $n para la promocién de la Filosofia y la Cultura (FICUM) to PABLO URIEL Y LAURA HERRERA I. INrroDUCCION A mediados de la década del 90’del siglo pasado, el especialista en idea- lismo aleman Dieter Henrich propuso una nueva perspectiva para el and lisis de un periodo filoséfico y de sus principales figuras intelectuales a la que denominé «investigacién de constelaciones» (Konstellationsforschung).. De acuerdo con su discipulo Manfred Frank, esta apuesta hermenéutica «rata de seguir los pasos de la paulatina elaboracién de pensamientos y presuposiciones ilasificas de numeroses autores a partir del intercambio de ideas que se haya podido dar entre ellos dentro de um espacio de tiempo rico en acontecimientos relevantem»’. Es posi- ble, en este sentido, hablar de una «constelaci6n postidealista» que cubriria varias décadas del siglo XIX. Un periodo filoséficamente fructifero que se extenderia desde la publicacién de los Apuntes para la critica de la filosofia de Hegel de Ludwig Feuerbach en 1839 hasta la redaccién de la obra pos tuma E/anticristo de Frederich Nietzsche en 1889. Ademas de los autores mencionados, esta constelacién contaria con importantes personalidades del arte y pensamiento europeo: Marx, Wagner, Engels, Stirner, Bakunin, Kierkegaard®, ete. Por dos motivos fundamentales, la inclusién de Schopenhauer dentro: de esta «constelaciém podria resultar, en principio, un tanto antojadiza. En primer lugar, por el hecho de que el filésofo aleman escribié todas sus obras durante las primeras cuatro décadas del siglo XIX, apareciendo su libro fundamental Fil mundo como voluntad y representacién en 1818 y, en segundo lugar, por el hecho de que sus principales formadores y con tendientes filos6ficos pertenecen a la generacién previa de intelectuales alemanes, a saber, Kant y los grandes idealistas Fichte, Schelling y Hegel. Sin embargo, a pesar de que el sistema de pensamiento schopenhaueriano depende en su terminologia y estructura argumentativa de las teorfas idea- listas post-kantianass, ciertos aspectos y temas de la obra de Schopenhauer (por ejemplo el valor atribuido a la corporalidad, a la finitud cionantes de la raz6n) anticipan tépicos y matices que estaran en el centro a los condi- 1 Frank, M., «llosofia como «aproximacién infinitay. Consideraciones a partir de la «constelaciémy del primer romanticismo alemin», Aniliss, Revista de investgacionjilessfica 2, vol IL (2015): 312. 2 Para las citas de Kierkegaard oftecemos la paginacién de la dltima edicién de sus obras en danés Soren Kierkegaard Skrifier (SKS) consignando con niimeros arabigos el volumen y iimero de pagina. A su vez, en caso de haberla, brindamos las correspondientes traduc~ iones al castellano sefialadas en la bibliogsafia CClasidades, Revista de flosofla 10 (2018) Kierkegaard y Schopenhauer: Introduccién a su anclisis conjanto u de las discusiones filoséficas post-hegelianas de la segunda mitad del siglo XIX. Por otra parte, inicialmente ignorado, Schopenhauer se convierte en un best-seller en 1851 con la publicacién de sus Parerga y Paralipémena atrayendo sobre su pensamiento el interés del puiblico general y de los es- pecialistas en filosofia, entre ellos los autores post-hegelianos. En un magistral ensayo dedicado a La enfermedad mortal de Kierkegaard, Michael Theunissen sostiene que «en sérminos de contenido, la relacién [de Kierkegaard] con Schopenhauer, merece incluso mayor atencién que las referencias a Fichte, Schelling 0 Hegel —aun cuando estas sean realmente importante. Una opinion més radical es la del estudioso espafiol del idealismo aleman José Luis Villacafias que en su exposicién global de la filosofia contemporanea llega a afirmar que: «/oda la filosofia de Kierkegaard puede entenderse como una eritica de Schopenhauer’ . Con todo, hacia el interior de la investigacién de a «constelacién postidealista, el estudio conjunto de ambas figuras revis- te dos especificidades que responden a las caracteristicas particulares de los itinerarios vitales de ambos autores. Primera cuestiém: no cabe hablar de influencia reciproca. Desde los primeros afios de su formacién intelec- tual, Kierkegaard lee con detenimiento ¢ interés a las principales figuras de] mundo cultural alemén; sin embargo, la produccién filos6fico-literaria del danés s6lo traspasara las fronteras de Alemania a principios del siglo XX. En este sentido, como ocurre con Hegel, Schelling o Feuerbach, la relacién entre Kierkegaard y Schopenhauer es relacién del primero hacia el segundo y no del segundo hacia el primero. Segunda cnestién: la influencia no es profunda, Los postidealistas, y entre ellos Kierkegaard, toman contacto con el corpus schopenhaueriano una vez que han terminado de delimitar el micleo esencial de sus filosofias®. Schopenhauer no sera para ellos una influencia; sino, mas bien, la ocasién para aclarar o profundizar por con- traste sus propias posiciones previamente constituidas’. 3 Theunissen, M., Kierkegaard’ concept of despair. (United States of America: Princeton University Press, 2005), 2. 4 Villacafias, JL., Historia de la Filosofia Contemporinea. (Madrid: Akal, 2001), 64. 5 La finica excepcién a esta areglay es Nietzsche. Lector de Schopenhaner en su juventud, Nietzsche atraves6 un «periodo schopenhaueriano» que modelé profundamente ciertos rasgos de su pensamiento maduro a pesar de la encendida ruptura con su m: 6 Al respecto, puede citarse el caso paradigmatico de Ludwig Feuerbach. Si bien Feuer- bach ruvo noticias de la filosofia schopenhaueriana hacia mediados de 1838 y prineipios de 1839 a través de su correspondencia con Friederich Dorguth y Julius Frauenstidt, re- Claridades. Revs de Filosofia 10 (2018) 12 PABLO URIEL Y LAURA HERRERA La presente investigacién posee un propésito propedéutico. Su meta principal es sentar las bases para un futuro anilisis filoséfico conjunto de Kierkegaard y Schopenhauer. En vistas a este objetivo, nuestro trabajo se divide en dos partes. La primera de ellas procura una reconstruccién y anilisis de las notas que Kierkegaard volcé en su diario personal mientras lefa a Schopenhauer. Nos concentraremos en dos eriticas fundamentales: las que el danés ditige (i.) contra la ética del filésofo aleman y (ii) contra la identificacién schopenhaueriana entre suftimiento y existencia y sus con- secuencias, En ambos casos, intentaremos poner de relieve los aspectos de la filosofia kierkegaardeana que entran en juego en estos ataques y las eventuales respuestas de Schopenhauer. La segunda parte ofrece un rele vamiento de la literatura en espafiol consagrada al estudio de la relacién «Kierkegaard — Schopenhauer. Sefialaremos las caracteristicas fundamen- tales de esta recepcién y sus limites hermenéuticos, Por iiltimo, y a modo de conclusién, dejaremos sentados algunas ideas preliminares para un fu- turo estudio de la relacién «Kierkegaard — Schopenhauer. IL. KiggKEGAARD LECTOR DE SCHOPENHAUER: SOBRE. DOS NOTAS EN LOS Drarros El primer contacto de Kierkegaard con Schopenhauer fue, presumible- mente, indirecto. En 1837, el joven danés, por entonces un prometedor es- tudiante de la Universidad de Copenhague, leyé los «Pensamientos sobre la posibilidad de una demostracién de la inmortalidad humana» de su pro- fesor ¢ intimo amigo Poul Martin Moller’. A tono con la tesis defendida pot los hegelianos de izquierda, el articulo publicado en el Maanedssknif for Litteratur sostenia que en el seno del sistema de Hegel, signado por el pan- tefsmo, no habfa lugar para la nocién tradicional de inmortalidad personal. Dentro de este contexto de discusién, Moller indicaba que Schopenhauer ign ditigié su atencién hacia el autor de E/ noudo como vobuntad y repreventacén em 1859 un afio antes de la muerte de Schopenhauer. Feuerbach, a instancias de su editor Bolin, traba contacto con el pensamiento de Schopenhauer en 1861 leyendo los ensayos sobre moral con los cuales discutira en su obra péstuma Der Eudimonismus (escrita entre 1867/69). Sobre esta cuestién puede consultarse Manuel Cabada Castro, Querer 0 no querer vivir, El debate entre Schopenhauer, Feuerbach, Wagner y Nietzsche sobre el sentido de la existencia humana (Barcelona: Editorial Herder, 1994), 89 — 169. 7 Kierkegaard le dedica a Moller, muerto en 1838, su escrito pseudénimo EV concepto de la angustia publicado en 1844 (cfs. SKS 4: 311 / CA: 127). CClasidades, Revista de flosofla 10 (2018) Kierkegaard y Schopenhauer: Introduccién a su anclisis conjanto 13 afirmaba la misma posicién hegeliana y, de ese modo, su filosofia revelaba con total coherencia las consecuencias del nihilismo pantefsta moderno*, Debieron, no obstante, transcurrir casi veinte afios para que Kierkegaard se interesase en el pensamiento del filsofo alemén’, El impulso Iegé de la mano de la publicacién en 1854 de las Briefe itber die Schopenhauer ‘sche Philosophie (Cartas sobre la filsofia scbopenbaueriana) de Julius Frauenstidt, dis cfpulo del filésofo alemin que, con su libro, popularizé el pensamiento de su maestro". Si nos atenemos al testimonio de sus diarios personales"', Kierkegaard comienza a frecuentar la obra de Schopenhauer en mayo de 1854 y su trato con ella se prolonga durante un par de meses. En ese breve lapso, adquiere y lee la segunda edicién de El mundo como voluntad y represen: tacién de 1844; el libro Sobre la voluntad en la Naturalega apaecido en 1836; las obras consagradas al problema de la moral Sobre el fisndamento de la moral 8 Para un anilisis del escrito de Moller y su influencia en el joven Kierkegaard se puede consultar: Stewart, J, «Poul Martin Moller and the danish debate about immortality in the wake of Hegel’s philosophy», Estudios Kierkegaardeanos, Revista de Filosofia 1, (2015): 115-146, 9 Nicls Cappelorn sugicre que la recepcién danesa de Schopenhauer se retras6 debido a la controversia suscitada por el escrito enviado por el filésofo alemn a la Real Sociedad de Ciencias de Copenhague en enero de 1840. Luego de que el escrito schopenhaueriano fuera rechazado por los miembros de la Real Sociedad, entre los cuales se encontraba Frederick Christian Sibbern, su autor se transformé en «persona non grata en ths cirot- dos filositicos daneses; por lo cual resulta comprensible que Kierkegaard no le haya prestado atencién (Cappelom, N., «llistorical Introduction», en Cappelorn/Tlithn/Fauth/Schwab (eds), Schopenbaner— Kierkegaard: von der Metaphysik: des Willens er Philosophie der Eisen, (Berlin: Walter de Gruyter, 2011: 22) 10 Kierkegaard toma conocimiento del libro de Frauenstidt a través de una resefia del mismo escrita por Karl Fortlage publicada en el ntimero 12 de la revista Blter fur lteraris~ che Unterhaltung el dia 16 de marzo de 1854 (cft. Cappelorn, N., ap. af, 29), 11 Recogemos, aqui, una sugerencia de la doctora Elisabete M. de Sousa: dado que la Biblioteca Universitaria de Copenhague poseia un ejemplar de la primera edicién de E/ maundo como voluntad y representacién es posible que Kierkegaard leyera el texto schopenb iano en su versién de 1819 durante la redaccién de O Jo uno 0 bo otro sin dejar testimonio de este contacto directo en sus notas personales: «lin sma dpoca en la cual la filosfia de Schopenhauer no habia alcanzado la fama que obtendria 15 atios mas tarde, Kierkegaard pudo haber ‘echo con él la misma que bizo con Wagner () Berks, » Schumann, y Lisl) y con ka enorme cantidad de novelas de Armin, Tieck y Eichendorf: apropiarse su pensamiento copianda o adaptando todo agnello que encontraba para consolidar sus propias perspectivas, dejando la fuente sin nombrar» (De Sousa, Eilisabete, «Musical Controversies in Nietzsche and Kierkegaard, en Nietgsche and German Idealism and its Critic, eds. Hay/Ribeiro dos Santos. (Nueva York: Walter de Gruyter, 2015) 256). Claridades. Revista de flosofia 10 (2018) 4 PABLO URIEL Y LAURA HERRERA y Sobre la libertad de la voluntad humana presentadas, respectivamente, ante la Real Sociedad de Ciencias de ‘Irondheim (Noruega, 1837) y ante la Real Sociedad de Ciencias de Copenhague (Dinamarca, 1838) y editadas con- juntamente en el volumen Los dos problemas fundamentales de la ética en 1841 ys por iltimo, el extenso Parerga y Paralipomena publicado en 1851. Durante Jos meses en los que se extiende su contacto con Ia prosa schopenhaueriana, el danés vuelea en sus diarios una serie de apreciacio- nes sumamente personales en torno a sus lecturas. Le asombra, ante todo, haber encontrado un pensador alemén con quien tiene muchos puntos en comiin, pese a las notorias y profundas diferencias que los distancian ~especialmente en materia religiosal”. Kierkegaard lega a escribir: «leyendo a Schopenbaner me he quedado sin palabras; lo que él dice es totalmente certo», Si lugar a dudas, se trata de una confesién sorprendente puesto que quien se expresa con semejante entusiasmo no es un jovencito iniciando su forma- cién, sino un pensador ya maduro con una prolifica trayectoria literaria. También es Schopenhauer un poderoso aliado en el combate que el mis. mo Kierkegaard emprende contra la cultura danesa de su época «Asi como durante una epidemia uno chupa pastillas para impedir el posible con tagio con el aire apestado, asi también deberia recomendarse a los estudiantes de teologia que estin obligados a vivir en Dinamarea en medio de este insulso opti mismo cristiano, que tomaran cotidiamamente una pequeiia dosis de la «t- cay de Schopenhauer, a fin de inmunizarse contra la infeccién de esas charlas.»'* En otra nota, Ia mordacidad schopenhaueriana sirve como pretexto para una venenosa reflexin sobre el ambiente intelectual danés. Kierke- gard llama la atencién sobre cl término utilizado por Schopenhauer para aludir a los académicos alemanes: «lV/indbeuteby. Literalmente la palabra sig- nifica abolsa de viento» y suele traducirse como «fanfarrén» o «charlatans no obstante, estos términos pierden gran parte de la malicia schopenhaue- riana, por lo cual una versién mas contundente y cercana podria set «ven- dchumon. «lV’indbeuteby, acota Kierkegaard, no encuentra un equivalente en la lengua danesa y esta ausencia dice algo sobre las caracteristicas propias de su nacién. Sin embargo, continua Kierkegaard, el idioma danés sf po una palabra de la cual, tal vez, el lenguaje aleman carece: «Vindslugem, 12 Cfr. SKS 25: 352 / D: 404. 13 SKS 25: 388 [la traduccién es nuestra] 14 SKS 25: 376 / D: 411 CClasidades, Revista de flosofla 10 (2018) Kierkegaard y Schopenhauer: Introduccién a su anclisis conjanto 15 es decir, «tragahumon"®, Estos dos lunfardos deseriben a la perfeecién la relacién entre los intelectuales daneses y Alemania: wos alemanes producen el humo y los danéses se lo tragan |... Schopenbaner ha tenido que vérselas con los aven- deburnor; yo be debido componérmelas con los «tragabumar» . Pese a estos clogios, el juicio del danés en torno al pensamiento schopenhaueriano contiene importantes reproches. Las mismas aparecen despliegadas en tres notas tituladas «Sera acaso la filosofia moral, al igual que la astrologia o la alquimia, una ciencia que se ocupa de algo que no existe?» (La), «Sobre Arthur Schopenhauer» (1.a) y «Schopenhauer y el ctistianismo» (L.b). A estas notas les dedicaremos nuestra atencién para luego exponer una posible defensa del filésofo alemén frente a las obje ciones kierkegaardeanas (1.¢). TIA. La CRITICA DE KIERKEGAARD A LA «ETICAy SCHOPENIAUERIANA, En la alntroducciém» de E/ concept de la angustia de 1844, el pseudénimo Vigilius Haufniensis manifestaba su descontento con respecto a las filoso- fias éticas de la modernidad. «La ética es todavia una ciencia ideal, no solo en cl sentido en que toda ciencia lo es. La ética quiere introducir la idealidad en la realidad; su movimiento, en cambio, no consiste en clevar la realidad a la idealidad, La ética muestra la idealidad como tarea y da por sentado que el ser humano dispone de las condiciones [para realizarla].»'® Exactamente 10 afios més tarde, en una de las entradas de su Diario personal, Kierkegaard advertfa que Schopenhauer, en su escrito Sobre el fundamento de Ia moral publicado en 1840, le ditigia una critica similar a la ética kantiana: la tarea de la ética no es la clarificacin del origen y la esen- cia del «deber sep, sino la deseripcién y la interpretacién del wer». En este sentido, el filésofo aleman escribe en el § 4 de su obra que: «Ein oposicién a Kant, digo que el ético, como el filésofo en general, se tiene que contentar con la explicacién y clucidacién de lo dado, o sea, de lo que real: mente cxiste u ocurre, para llegar a su comprensiém y que con eso tiene suficiente que hacer, mucho més que lo que se ha hecho hasta hoy, al cabo de milenios»"” Segiin el danés, Schopenhauer esta completamente en lo cierto cuando le prescribe a la ética «atenerse a la vida reab,[y| desenibir la vida»; sin embargo, 15 SKS 25: 391 / D: 412 [traduccién ligeramente modificada} 16 SKS 4: 323 - 324 / CA: 137, 17 Schopenhauer, A., Los dos problemas fundamentales de la étca. (Madtid: Siglo XXI de Es- pafia Editores, 2002), 148. de Filosofia 10 (2018) 16 PABLO URIEL Y LAURA HERRERA la primera critica que Kierkegaard le dirige a la «Etica» schopenhaueriana es el haber traicionado este programa teérico: el filésofo aleman desoye su propia advertencia y «ambién él escribe su tratado moraby'*. Para entender por qué motivo Kierkegaard le objeta a Schopenhauer el hecho de haber formulado una «éticay es necesario recurtit al extenso fragmento titulado «Arthur Schopenhauer». Leemos en las notas personales del danés que la concepcién ética de Schopenhauer se sintetiza del siguiente modo: «o a ira- vés del intelecto, es decir, intelectualmente, o a través del dolor, el individuo Mega a sondear toda la desdicha de esta existencia, y resuelve entonces matar o bien mortificar el deseo de ivi”, Bl filésofo aleman encontraria la respuesta al suftimiento de la existencia en el «ascetismon, en cierta «mortificacién del yo»: una caleulada cuota de dolor auto-inflingido funciona como descarga que permite aliviar el dolor padecido. El «ascetismo» produciria una sensacién semejante a la que se vivencia «nando uno logra sudar en comparacién a la tortura de sentir calor cnando no se puede sudan, Pero dicha «ticay schopenhaueriana es una ética de Ia genialidad, valida s6lo para unos pocos. Se trata, en definitiva, de una respuesta ante el dolor tinica- mente apropiada para aquellos individuos que ya han logrado abandonar l ideal de la felicidad; por el contrario, para quienes todavia «ives con la ‘mera ilusién de que la vida es alegrta, el vascetismoy se convierte en una nueva y dolorosa exigencia con la cual, pese a sus esfuerzos, no pueden cumplix™ Kierkegaard considera que esta terapéutica existencial es problematica porque queriendo destruir el sufrimiento termina, sin quererlo, generando un nuevo suftimiento, De acuerdo con esta reconstruccién kierkegaardea- na, la objecién que Schopenhauer le formula en 1840 a la filosofia moral de Kant se vuelve en su contra. Lo que Kierkegaard verdaderamente le reprocha al filésofo aleman no es el hecho de haber formulado una ética, sino el tipo de ética formulada. El pensamiento moral de Schopenhauer queda sujeto a los limites ¢ insuficiencias de aquellas filosofias pricticas solucién es una solucién elitista, Ia 18 SKS 25: 331/ D: 399. 19 SKS 25: 352 / D: 404. 20 SKS 25: 352 / D: 404 21 Cir. SKS 25: 352 / D: 405. Bn este sentido, la diticay schopenhaueriana que hace de la «compasiém su principio fundamental careceria, paradéjicamente, de compasién hacia los hombres (eft. Davini, S., «Schopenhauer: Kierkegaard’s Late encounter with his opposite, en Kierkegaard and his German Contemporaries. Tome I: Philosophy, ed. Jon Stewart (Hampshire: Ashgate, 2007) 282 - 283, CClasidades, Revista de flosofla 10 (2018) Kierkegaard y Schopenhauer: Introduccién a su anclisis conjanto a que el autor pseudénimo de El concepto de la angustia denominaba primera éticay, Esta clase de ética presupone que todo ser humano posee esencial- mente la condicién para realizar lo que ella dictamina”, pero de este modo la «primera ética» le propone a cada ser humano una meta supra-indivi- dual. El problema principal de la filosofia moral de Schopenhauer es que no se relaciona con el auténtico receptor del discurso ético. En lugar de dirigirse al hombre conereto, Schopenhauer se ditige al ser humano gené- rico y por este motivo, desde la perspectiva de Kierkegaard, su ética es una «comunicacién de saber» y no una «omunicacién de poder. IL.2. El. ACETISMO SCHOPENHAUERIANO Y SU RELACION CON EI. € TIANISMO Kierkegaard le da la razén a Schopenhauer cuando éste, en el § 70 del Libro IV de E/ mundo como voluntad y representacién, sostiene que el «opti- mismo vulgam del protestantismo del siglo XIX falsea cl significado ver dadero de la doctrina cristiana’’. Sin embargo, el danés considera que la filosofia schopenhaueriana termina desvaneciendo el auténtico sentido del cristianismo al afirmar, en consonancia con la melancélica sabiduria de la India, que «vivir es sufrim. Schopenhauer afirma que el suftimiento es una determinacién includible de la condicién humana; para cl cristianismo las cosas son completamente distintas. El cristiano tiene por valida la con- cepcién judia de la existencia: la vida del ser humano puede ser una oca- sién para el deleite y el gozo. Unicamente sobre este trasfondo adquiere relevancia la concepcién de la existencia que el Nuevo ‘Testament le oftece, en algunos casos, a los hombres: Ja renuncia a la alegrfa mundana es una exigencia, el sufrimiento puede convertirse en una tarea ético-religiosa, esto es, en una opcién de vida voluntariamente asumida en defensa del mensaje cristiano*. Existe, no obstante, una segunda dificultad inscrita en la concepeidn de la vida schopenhaueriana: ella también malogra el auténtico significado del ascetismo. «Si la existencia es en si misma sufrimiento ~dice Kietkegaard— en- tonces el ascetismo se transforma facilmente en una forma de endemonismoy®. «Como 22 La aprimera éticay, metafisicamente fundada (cfr. SKS 4: 328 / presuposcién de que la virtud es realizable (SKS 4: 326 / CA: 139) 23 Cfi. Schopenhauer, A., E/ mundo como voluntad y representacién. Primer Volumen. (Madd Trotta, 2004) 468. 24 Cfr. SKS 25: 389 — 390. 25 SKS 25: 390 [la traduccién es nuestra) "A: 140), yace «en fa Claridades. Revista d Flosofia 10 2018) 18 PABLO URIEL Y LAURA HERRERA se justifica esta paradéjica identificacién entre el ideal ascético schopen. haueriano y la doctrina cudemonista*? En el § 68 del primero tomo de El mundo como voluntad y representacién, el ascetismo es presentado como la solucién més contundente para el enigma de Ia existencia «Con la expresién asetimo que ya con frecuencia he utlizado entiendo, en el sen- tido estricto, ese quebrantamiento premeditado de la voluntad por medio de la te nuncia a lo agradable y la busqueda de lo desagradable, la vida de penitencia ele- gida por si misma con vistas a una incesante mortificacién de la voluntad.” El asceta logra comprender que su individualidad, por ser el vehiculo de Ia ciega voluntad universal, es el principio de todo mal y dolor. Este conocimiento Io Hleva a sentir una profunda aversién hacia su propio ser. Elasceta, por tanto, «esa de querer cosa alggina, se guarda de cnalguier apego de su voluntad y busca consolidar en si mismo la maxima indiferencia frente a todas las cosas. \’su ver, el individuo que abraz la bienvenida a «nalguier sufrimiento que le sobrevenga de fuera por azar o por la maldad ajena, cualquier dai, afrenta 0 injuria: él lo recibe contento, como ocasién de darse a si mismo la certeza de que ya no afirma la voluntad sino que con alegrfa ha tomado partido hostil al fenémeno de la voluntad que es su propia persona». Nhora bien, Ia encarnacién sensible de la «voluntad de vivir» es la corporalidad. El cuerpo es la fuente y la sede de todo deseo y querer; por este motivo, su supervivencia, su salud y su bienestar implican un empoderamiento de la «voluntad de vivir» y, en consecuencia, un aumento del suftimiento Frente a esto, Kierkegaard sostiene que si Ia «vida es sufrimiento», en tonces vivir negando la voluntad de vivir (una existencia ascética) no seria otra cosa mas que un modo sutil y refinado de evadirse de las miserias de Ia el ideal ascético también le da 26 De acuerdo con Carson Webb, el anilisis del ascetismo schopenhaueriano contiene una de las raras y escasas menciones kierkegaardeanas al problema del eudemonismo posteriores a la publicacién del Pastsriptum en 1846, Por otra parte, la critica kierkegaar diana al ascetismo schopenhauetiano anticipa las objeciones que el tedlogo danés Hans Lassen Martensen diigité casi 20 afios después al filésofo alemin (efx. Webb,C., «Kierke- gaard’s critique of eudaimonismn», Journal of Religious Ethics, Vol. 45 / 3 (2017) 453 — 454), 27 El mundo como voluntad y representacién. Primer Volumen, op. cit, 454 28 Ibid, 441 29 Ibid, 443. 30 «Canto mas violenta es ta voluntad, mas estridente es el fonimneno de sw conflict y, por to tanto, ‘mayor esol sufrimiento, Un mundo que fuera ol iolenta que la del mundo presente mostraria un sufrimiento tanto mayor: seria, pues, un infiernon, EL ‘mundo como voluntad y representacén. Primer Volumen, op. cit. 457 ~ 458) dena de una voluntad de vivir sin comparacién més CClasidades, Revista de flosofla 10 (2018) Kierkegaard y Schopenhauer: Introduccién a su anclisis conjanto 19 existencia por medio de un sufrimiento controlado y auto-inflingido. De acuerdo con Kierkegaard, el eudemonismo clisico es un movimiento que procura una pofenciacién o incremento de la existencia; por su parte, el eude- monismo schopenhaueriano comprende que el resultado de aquella po- tenciacién es el suftimiento y, por lo tanto, procura la extincién del sufti- miento a través de la disminucién de la existencia. Sin embargo, y en iiltima instancia, tanto el asceta schopenhaueriano como el hedonista persiguen un mismo objetivo: huir del dolor’!. Carson Webb utiliza una bella metafo- ra para explicar la esencia de la objecién kierkegaardiana: al igual que una vacuna que contiene una versién debilitada del virus que intenta combatir, «dentro del ascetismo de Schopenhaner se encuentra un rastro de la infsecién, um necio y resistente optimismoy. El que la ley de la existencia sea el sufrimiento y la di- cha no sea otra cosa mas que la excepcional suspensién de esta inexorable regularidad puede ser considerado el mas pavoroso pesimismo; pero, es preciso contemplar el anverso de esta moneda: basta con la desaparicién del dolor sin el surgimiento de un gozo para aleanzar la felicidad, lo cual puede ser entendido como el mayor de los optimismos posibles®. Por todo lo dicho, Kierkegaard sostiene que Schopenhauer incurre en una au- to-contradiccién™, De hecho, para refutar el ascetismo schopenhaueriano, el danés no hace mas que utilizar el mismo argumento que el § 69 de E/ ‘mundo como voluntad y representacién esgrime en contra del suicidio: «Muy lejos de ser negacidn de la voluntad, ese fendmeno supone una enérgica afir- macién de la misma. Pues la esencia de la negacién no consiste en aborrecer los sufti- mientos sino los placeres de la vida. Fl suicida quiere la vida, simplemente est insa tisfecho con las condiciones en que sc le presenta, De ahi que al destruir el fendmeno individual no climine en modo alguno la voluntad de vivir, sino solamente la vida, E quiere la vida, quiere una existencia y afiemacién del cuerpo sin trabas; pero la coin- cidencia de circunstancias no lo permite, lo que provoca en él un gran suftimiento. Asi pues, la voluntad de vivir aparece | tanto en esa autodestruccién (Sina) como en el bienestar de la autoconservacién (Visi) y en el placer de la procreacién (Brahma) Ese tipo de ascetismo que el filésofo aleman presenta como la cumbre de la wexistencia éticay, el filésofo danés lo clasifica dentro de las formas 31 Cf, SKS 25: 390, 32 Webb, C, op. ait, 455, 33 Cf. Simmel, G., Schopenhauer y Nietgsohe, (Buenos Aires: Schapire, 1944) 152 y eff Rosset, C., Fortes sobre Schopenhauer. (Valencia: Pre“Textos, 2005) 146. 34 25: 389. 35 EJ mundo como voluntad y representacién. Primer Volumen, op cit,A6V. Claridades. Revs de Filosofia 10 (2018) 20 PABLO URIEL Y LAURA HERRERA superiores y reflexivas de la «existencia estéticar: un intento por aleanzar cl placer a través de la auto-restriccién y la auto-disciplina®*. E/ ascetismo schopenbaneriano esta determinado por la genialidad y no por raxones ética IL3. ScHoPpENHAUE! “TURA DE KIERKEGAARD ANTE LAL Finalizamos esta primera seccién de nuestro estudio reconstruyendo, a partir de los textos publicados por Schopenhauer, una eventual respuesta del filésofo aleman a las objeciones del danés analizadas en los puntos anteriores: la eritica al caréeter abstracto de la ética schopenhaucriano y Ia denuncia del ascetismo como una posicién contradictoria. Kierkegaard entiende que la filosofia practica de Schopenhauer habria abandonado tedricamente a todos aquellos individuos —la inmensa mayo- ria de la humanidad~ que todavia aspiran a la dicha. El reproche se funda sobre una visién particular del pensamiento schopenhaueriano: Ia tesis de fondo del danés es que la tinica propuesta ética schopenhaueriana es Si bien cl «ascetismo», esto es, la negacién de la voluntad de vivir deliberada, es el punto culminante de la teorfa moral del filésofo alemén, lo cierto es que no se trata de la tinica alternativa ofrecida por Schopenhauer alos hombres para apaciguar el dolor y la miseria de la vida humana. Al respecto, no es licito pasar por alto lo que podriamos denominar la «redencién estética de la existencian: la contemplacién de lo bello (artistico © natural) como un modo de acercamiento al mundo que libera al individuo del poder destructor de su insaciable voluntad. En su Metafisica de lo bello, Ya tercera parte de las Lecciones sobre el conjunto dela filosofia © Doctrina de Ia esencia del mundo y del espiritu humano, Schopenhauer afirma que en la experiencia estética was cosas aparecen ante la conciencia como simples representaciones, [Rube], que buscanos siempre por el camino del querer, y por eso mismo siempre se nos escapa, se presenta por si misma y de una vex por todas... celebranos el Sabbath del trabajo forzado que impone el querer, y la rueda de Icién se detienoy. Ahora bien, esta vivencia de lo bello no es una prerrogativa de individuos excepciona- les puesto que «no hay hombre alguno que carezca por completo de cierta capacidad el «ascetismon. y no como motives... es entonces cuando esta tranguilidad 36 Cfr. SKS 2: 315 / OO L331. 37 Cf. SKS 25: 354 / D: 405 — 406. 38 Schopenhauer, A., Leciones sobre metafsica de o bello. (Valencia: Universitat de Valencia, 2004) 149. CClasidades, Revista de flosofla 10 (2018) Kierkegaard y Schopenhauer: Introduccién a su anclisis conjanto aa ‘para experimentar el placer estétic»” Existe un segundo motivo que fuerza a poner nuevamente en tela de juicio la perspectiva del danés: el escrito titulado Aforivmos sobre la sabiduria de la vida publicado en Parerga y Paralipémena, La «lntroducciém misma del escrito aclara que la filosofia schopenhaueriana es esencialmente incompa- tible con la aspiracién mundana al buen rivir si se reflexiona con madurez y frialdad, afirma Schopenhauer, resulta forzoso admitir que lo mejor para el ser humano serfa no haber nacido. No obstante, es posible una exposicién que suspenda momentineamente esta posicién y adopte el ssxal punto de vista empirico"”. Asi las cosas, al leet estas reglas y maximas encontrariamos aquello que Kierkegaard echaba de menos en la obra del filésofo alemén: una ética conereta para hombres concretos. El danés podria aceptar que los Aforismos sobre la sabiduria de la vida son una «ética» (incluso cuando estuviera en desacuerdo con su contenido); con todo su objecién po- dria retornar bajo el siguiente interrogante: zcontiene este escrito una ética schopenbaneriang? \ esta cuestién, cabria responder sefialando que la «ética» oftecida es, antes que una claudicacién, una acomodacién de los motivos fundamentales de la vision del mundo schopenhaueriana: «de hecho, la ew- demonologia ha de comenzar por enseitar que su mismo nombre es un exfemismo y que por «vivir feligy solo se puede entender «vivir menos infelizo, esto es, soportablemen- to" Sin abandonar la concepcién metafisica del mundo y la comprensién psicolégica de la voluntad humana desarrollada en E/ mundo como voluntad J representacién, lo que Schopenhauer presenta en estos aforismos, de un modo completamente asequible al entendimiento promedio, es una teoria sobre la existencia humana més feliz posible. Una serie de pautas para orientar el comportamiento de quienes procuran cierto bienestar y que, sin embargo, ni estin dispuestos a alcanzar la tranquilidad vital a través de la mortificacion de su existencia, ni poscen la virtud moral para conquistar con abnegacién la felicidad. Por otra parte, en el capitulo 47 de los Complementos a El mundo como soluntad y representacién, Schopenhauer realiza una caracterizacién de su pro pio pensamiento que invertiria la direccién de la acusacién del danés ha- ciendo que ella recaiga sobre aquel: 39 Thid., 143. 40 Cfr. Schopenhauer, A., Parergay Paralipimena I. (Madsid: Trotta, 2009) 331 41 Ibid, 421 Flosofia 10 2018) 22 PABLO URIEL Y LAURA HERRERA «Mi filosofia es Ia Gnica que otorga a la moral su pleno derecho: pues tiniea- mente si la esencia del hombre es su propia voluntad y, por tanto, en el mas ¢s- tricto sentido, él es su propia obra, son sus hechos realmente suyos ¢ impu- tables a él. En cambio, si tiene otro origen o es la obra de un ser diferente a él, toda su culpa se remonta a su origen o a su creador. Pues operan’ sequitur esse Kierkegaard, si identificamos su posicién teéria con la de su pseudénit mo Anti-Climacus, sélo serfa capaz de formular una teorfa ética coherente si estuviera dispuesto a renunciar a uno de los aspectos fundamentales de su pensamiento: la tesis, explicitada en La enfermedad mortal, de que la rela- cién consigo mismo que es el yo humano ha sido puesta en esta actividad auto-relacional por otro (Dios). «Ein esencia toda vida es sufrimiento», Esta no solo es la afirmacién central del pensamiento ético de Schopenhauer, también es la intuicién fundamental a partir de la cual se construye la totalidad de su filosofia ¢Qué razones presenta la filosofia schopenhaueriana para justificar esta tesis? Responder esta pregunta implicaria la exposicién y el andlisis de toda su ontologia y gnoseologfa. Sin embargo, Schopenhauer le propone a aquellos lectores que no tienen Ia paciencia, ni el interés de sumergirse en aquellos aspectos de su pensamiento, una suerte de justificacén psicoligica de su tesis, Si prestamos atencidn a nuestra experiencia cotidiana percibimos que «solo e! dolor y la carencia pueden ser positivamente sentidos y se anuncian por si mismos: el bienestar, en cambio, es puramente negativor, Nuestra situacién se agrava por el hecho de que una dosis estable y continua de placer nos va tornando insensibles a éste; al mismo tiempo y como contrapartida, esta misma satisfaccién disminuye nuestra tolerancia al dolor tornando al sufti- miento més intenso cuando este sobreviene. La conclusién es inevitable: cnmestra existencia es mas feliz cuando menos la percibimos: de donde se sigue que mejor seria no tenerlan”. La forma de vida ascética consiste, justamente, en un «existir como si no se existiesen. Y asf las cosas, resulta claro que este particular modus vivendi Ie reporta al asceta un evidente «beneficio». Dicha ventaja explica por qué motivo los individuos que alcanzaron la negacién de su voluntad «re man- 42. El mundo como voluntad y representacin. Segundo Volumen. (Madtid: Trotta, 2005) 646. 43 SKS 11: 129 — 130 / EM: 33 -34. 44 El mundo como voluntad y representacién. Primer Volumen, op. cite, 368. 45 EJ mundo como voluntad y representasién. Segundo Volumen, op. cit, 630. 46 Ibid. CClasidades, Revista de flosofla 10 (2018) Kierkegaard y Schopenhauer: Introduccién a su anclisis conjanto 23 fienen en ese camino con todo esfuerso, a base de forzarse a renuncia de todas clases, Hevando una vida de dura penitencia y buscando lo desagradable: todo para apaciguar Ja voluntad, que siempre vuelve a florecers. 1.a busqueda de esta gratificacién es, para Kierkegaard, el indicio de que en el fondo del ascetismo palpita oculta la llama del amor propio. El sefialamiento del danés, por tanto, anticipa la certera objecién presentada por Nietzsche en el § 13 del tercer tratado de La gencalogia de la morak «Una autocontradiccién como la que parece manifestarse en el asceta, «vida contra vide», es -esto se halla dro por lo pronto-, considerada fisioldgica y ya no psi- colégicamente, un puro sinsentido... Y para contraponer a ella brevemente Ia tea- lidad de los hechos, digamos: ¢/ idea! asctieo nave del instinto de proteccin y de salud de una vida gue degenera, la cual procura conservarse con todos los medios, y lucha por conservarse... El ideal ascético es ese medio: ocurre, por tanto, lo contrario de lo que piensan sus adoradores, - en él y a través de él la vida lucha con la muerte y contra la muette, el ideal ascético es una estratagema en la consernaciin de la vida" La critica se dirige a un punto neurdlgico y plantea una serie de interro- gantes fundamentales para el sistema de pensamiento schopenhaueriano de dificil solucién: ces posible para el ser humano «querer el no-queren»? ges posible que un querer individual quiera su destruccién? Schopenhauer no pasé por alto esta problematica y se enfrenté a ella en sus lecciones sobre la metafisica de las costumbres. Verdaderamente insatisfactoria, su respuesta es mds una disolucién que una solucién, A\ «no-querer» no lo antecede ningtin querer, se trata de un acontecimiento inmotivado y misterioso: «Hemos visto que esa autosupresin de la voluntad proviene del conosimiento, sin embar- g0, todo conocimiento y comprensién es en cuanto tal independiente del arbirio, luego también esa negacién de toda volicién, esa entrada de la libertad, no se obtiene me diante un propésit sino que surge de esta intima relacién que guarda en el hombre su conocimiento con su querer; de ahi que esa comprensién de la cual surge la negacién de la voluntad, se presente repentinamente y como venida de afuera, al margen de ILL REVISION DE LA LITERATURA HISPANOPARLANTE ENTORNO ALA RELACION «KIERKEGAARD - IOPENITAUER» El volumen colectivo Kierkegaard y sus contempordneos alemanes. Tomo I: Filosofia, publicado en 2007, inclaye un texto escrito por Simonella Da~ 47 El mundo como voluntad y representacién. Primer Volumen, op. cite, 453 — 454 48 Nietzsche, F, La genealogia de la moral. (Madrid: Alianza, 1998) 155 ~ 156 49 Schopenhauer, A., Metafsica de las Costumbres. (Madrid: Trotta, 2001) 191 Claridades. Revs de Filosofia 10 (2018) 24 PABLO URIEL Y LAURA HERRERA vini titulado «Schopenhauer: el encuentro tardio de Kierkegaard con su opuesto». La «Bibliografia al final del articulo esta dividida en tres partes: i) los titulos de los libros de Schopenhauer encontrados en la biblioteca de Kierkegaard, ii) la serie de textos presentes en la biblioteca del danés en los cuales se discuten diversos aspectos de la filosofia schopenhaueriana y, por tiltimo, ii) un listado que contiene la literatura especializada consagra daa estudiar la relacién entre ambos pensadores. [sta tiltima lista incluye, entre libros, articulos y resefias, un total de 21 textos. Tres de estos textos estin escritos en castellano: Schopenhauer y Kierkegaard. Sentimiento y pasion de Manuel Maceiras Fafian publicado en 1985, Séren Kierkegaard, Tomo II: Trayectoria de su pensaniento filosifico de Manuel Suances Marcos editado en 1998 y Los Antibegelianos: Kierkegaard y Schopenbaver compilado por Javier Urdanibia aparecido en 1990". Pese a que el listado de Davini cuenta ya con mis de diez afios, los dos textos en castellano que cabria agregarle ya estaban disponibles en 2007: el «Prdlogo» de Sergio Rabade al libro de Maceiras Fafian y un capitulo del libro Protestantismo y Vilovofia. La recepeién de la Reforma en la filosofia alemana de Arsenio Ginzo Fernandez publicado en el afio 2000. Pasemos a considerar estos 5 trabajos*!. IIL. Dos FILOsoFOS ANTIHEGELIANOS: KizkKEGAARD Y SCHOPENHAUER EN EL PR IGLO XIX SAMIENTO EUROPEO DE Los esctitos de Rabade, Maceiras Fafian y Urdanibia comparten un propésito comin: definir el puesto de Kierkegaard y Schopenhauer dentro del desarrollo histérico del pensamiento filoséfico del siglo XIX. En este sentido, la categoria elegida para englobar la produccién tedtica de estos filésofos es «antihegelianismo», una condicién que nuestros autores com- parten con otras figuras intelectuales europeas de la talla de Feuerbach o Marx. La fuerte presencia de un talante «antihegeliano» es el fondo comin 50 Cfe. Davini, S., «Schopenhauer: Kierkegaard’s Late encounter with his opposite», en Kierkegaard and bis German Contemporaries. Tome I: Philosophy, ed. Jon Stewart. (Great Britain: Ashgate, 2007) 289 — 291. 51 Cuando finalizabamos la redaccién de este articulo tomamos conocimiento de una tesis de Licenciatura redactada por Eduardo Charpenel Elorduy y defendida en la Uni versidad Panamericana de Méico en el afio 2006 titulada «Arthur Schopenhauer y Soren Kierkegaard: consideraciones en torno a la condicién problemética de la libertad. Lamentablemente no pudimos acceder a este material por lo cual este escrito quedé por fuera de nuestro relevamiento. CClasidades, Revista de flosofla 10 (2018) Kierkegaard y Schopenhauer: Introduccién a su anclisis conjanto 25 a partir del cual los tres académicos espafioles intentarén pensar las seme janzas y las diferencias entre el danés y el alemén. Por este motivo, en estos textos no encontramos un estudio comparativo del pensamiento de «Kier- kegaard y Schopenhauer, sino mas bien un andlisis paralelo del modo en que cada uno de ellos se posiciona respectivamente frente a Hegel. El escrito de Sergio Rabade es un «Prélogo», de poco més de 6 pagi nas, a la obra de Manuel Maceiras Fafian. El catedratico de la Universidad Complutense de Madrid recientemente fallecido, advierte al lector que el libro que tiene entre manos es tan solo una presentacién introductoria de los rasgos fundamentales de las filosofias de Kierkegaard y Schopenhauer y no una investigacién pormenorizada de las mismas®. Luego de esta ne cesaria aclaraci6n inicial, el prologuista se dedica a justificar el tratamiento conjunto de ambos pensadores. La primera raz6n es, por decirlo de al- gin modo, de indole biogréfica: Schopenhauer y Kierkegaard son hijos de una misma época, ambos desarrollan su pensamiento bajo la presién del idealismo e¢ influidos por el romanticismo™. La segunda razén es fi loséfica: y el alemén comparten como enemigo al racionalismo hegeliano. Schopenhauer y Kierkegaard desconfian del poder explicativo y emancipatorio de la raz6n en lo que respecta a las cuestiones iiltimas de la realidad; sin embargo, se diferencian entre si por el modo en que am- bos reaccionan frente al optimismo racionalista hegeliano. Schopenhauer hace de la «woluntad ciega» el sustrato metafisico del mundo, postula un absoluto en el cual se diluye todo individuo y, por ello, continta siendo un metafisico idealista. Kierkegaard, por su parte, transforma al individu concreto en el centro de sus preocupaciones y, a pesar de su pesimismo, considera que el Dios de la fe cristiana puede darle sentido a la existencia® Manuel Maceiras Pafian tinicamente dedica la introduccién de su libro («Raz6n y pasién en Ia filosofia del siglo XTX) al tratamiento conjunto de nuestros autores antes de abordarlos por separado. ‘Lres son los t6picos que le permiten trazar el vinculo entre ambos. El danés y el alemén son 1) filésofos anti-hegelianos, 2) filésofos romanticos y, por Ultimo, 3) filéso- fos de lo pre-racional. Durante el siglo XIX o bien se filosofa con Hegel el dané: 52 Cfi. Rabade, S., Prélogo», en Schopenhauer y Kierkegaard: sentiniento y pasién, Manvel Maceiras Fafian. (Madrid: Editorial Cincel, 1985) 13. 53 Cie Ibid, 14. 54 Cir Ibid, 15, Flosofia 10 2018) 26 PABLO URIEL Y LAURA HERRERA © bien, como es el caso de Schopenhauer y Kierkegaard, contra Hegel. En el marco del sistema hegeliano, los individuos concretos y los seres na- turales «on sélo determinaciones contingentes, limitadas, que adguieren su realidad yon verdad en virtud de la Tdea de la que son determinaciones®. La reaccién de Schopenhauer contra Hegel es virulenta. Para el filésofo alemén, el pen- samiento hegeliano es abstracto y sin sentido. Sin embargo, la metafisica schopenhaueriana no es otra cosa mas que un cheg «el en si del mundo —explica Fafian—, su esencia, es fa voluntad tinica y universal. Pero esta voluntad, a sn vex, es energéa, actividad y fuerza desmedida de la que todas as propiedades fisico-naturales de los seres ~orgdnicas y racionales~ son determinacio- neo»®, Desde el punto de vista de la forma, Kierkegaard sera mis mesura do que Schopenhauer en su polémica contra Hegel; no obstante, desde el punto de vista del contenido, sus objeciones al sistema hegeliano tendran un mayor impacto filosdfico. A diferencia de lo que ocurre con la filosofia schopenhaueriana, el pensamiento del danés implica tanto una verdadera reivindicacién del existente concreto, como un auténtico rescate de Ia li bertad individual frente al curso histérico totalizante de la Idea hegeliana®. AAGn cuando ellos renegasen de esta descripcién, Schopenhauer y Kier- kegaard deben ser considerados filésofos romAnticos. «E/ remanticismo —se- gin Fafian— se caracteriza, fundamentalnente, por la afirmacién de la infinitud de La conciencia a la que se considera capac, de posibilidades infinitas, no en temporalidad o-extensin, sino en potencialidad emotiva y volitiv»*. E alma roméntica ansiosa por satisfacer su conciencia infinita ser4 siempre inconmensurable con respecto al mundo finito. Schopenhauer es un romantico por dos razones en primer lugar, por reducir la multiplicidad de lo real (las cosas del mun- do) a una unidad (la voluntad) y, en segundo lugar y més fundamentalmen. te, por su visiin dolorosa del mundo que desemboca en un fitanismre ascético”. El romanticismo de Kierkegaard se refleja, ante todo, en su estilo literario, pero en su pensamiento también resuena el eco de uno de los motivos principales de esta corriente filoséfico-literaria: la tesis de la insatisfaccién ante lo mundano“. En este sentido, las categorfas kierkegaardeanas de lianismo invertido»: Maceiras Fafian, M., Schopenhauer y Kierkegaard: sentinientoy pasién, op. cit, 29. 56 Ibid, 30, 51 Cf Ibid, 30-31. 58 Ibid, 31 59 Cf Ibid, 32. (60 Cr, Tid, 32. CClasidades, Revista de flosofla 10 (2018) Kierkegaard y Schopenhauer: Introduccién a su anclisis conjanto a ironfa, humor, desesperacién o fe serian expresién de ese anhelo de lo infinito esencial al espiritu romantico". Hacia fines del siglo XVIII y comienzos del siglo XTX, Fichte y Sche- ling concentran su atencién en el problema de la subjetividad estable- ciendo dos pautas tedricas que, de un modo u otro, inspiran e informan la teflexién de Kierkegaard y Schopenhauer: 1) la consideracién del sujeto humano como la clave de comprensién del mundo y 2) la concepcién del sujeto como actividad. A nuestro entender, el aspecto mis interesante y fecundo del andlisis de Fafian consiste en el haber captado que tanto el filésofo danés como el alemén, reelaborando y profundizando el punto de partida idealista, se esfuerzan por desarrollar una teorfa del sujeto que bus ca ampliar el concepto moderno de subjetividad. Schopenhauer y Kierke- gaard suponen una rupiura en la historia de la filosofia porque cada uno de ellos de un modo particular «anteponen a la razén de tipo cartesiano 0 antiano, elementos aleéricos 0 prerracionales desde los que el entendimiento debe pensary®, Pre- cisamente por el hecho de ser artifices de esta ruptura, Schopenhauer y Kierkegaard son una referencia ineludible para el pensamiento contempo- raneo. Los escritos del danés llamaron la atencién sobre un aspecto funda- mental de la subjetividad humana: la femporalidad, Todo existente esta con- minado a devenir si mismo a través de un proceso de auto-formacién que transcurre inevitablemente en el tiempo. La filosofia de Schopenhauer, anticipando el concepto freudiano de inconsciente, transforma al cuerpo en la expresién de una voluntad que irrumpe misteriosamente en la vida cotidiana condicionando nuestra condueta®. Schopenhaer y Kierkegaard, en suma, nos obligan a problematizar la imagen tradicional del hombre como un ente conducido por una tazén auto-transparente. El libro Lor antibegelianos: Kierkegaard y Schopenhauer compilado por el profesor Javier Urdanibia retine los trabajos presentados en dos encuen- 61 «Si comprensién de la relgin, a su ver, no deja de recordar a Schleiermacher, en fa formula como sentimiento de l infinite. Como el de Schleiermacher, el ristianismo de Kierkegaard estd también impreguado de sentimiente. En obras importantes, coma'Temox y Temblor, dande lo religoso acapara ‘odo su interés, la visién del bombre de fe, para él Abraham —aungue explicitamente diferenciado del ‘roe trigico-, aproxima a un romanticism de la fe. Esta aparece como la infinitud gue, desesperada- ‘mente, nuesira irremediable condicion bumana anbela con vebemenciay (Manuel Maceiras Fafian, op. cit, 34), (62 Maceiras Fafian, M., op. cit 63 Cr, hid, 34 - 38, de Filosofia 10 (2018) 28 PABLO URIEL Y LAURA HERRERA tos de filosofia. El primero celebrado en mayo de 1987 estuvo dedicado ala discusién de los libros Temory Temblar y Diario del seductor de Kierkegaard. E] segundo encuentro realizado en abril de 1988 se consagré al anilisis de la obra capital de Schopenhauer, E/ mundo como voluntad y representacién. EL libro esta dividido, logicamente, en dos partes: la primera compuesta por 5 trabajos que exponen diversos aspectos de la filosofia del danés y la segun da conformada por 6 trabajos que se ocupan de la filosofia del pensador aleman. La dnica seccién del libro que trata conjuntamente a Kierkegaard y Schopenhauer es el texto de Javier Urdanibia «Dos antihegelianos. De estética y ascéticay que oficia como introduccién general de la compila- cin. El profesor espafiol comienza exponiendo dos rasgos fundamentales de la filosofia de Hegel: en primer lugar, el sistema hegeliano se caracteriza por un marcado intelectualismo en la medida en que concibe que es po- sible una explicacién racional de todos los fenémenos de la realidad y, en segundo lugar, por una primacia de lo universal sobre lo particular; lo indi- vidual s6lo tiene cabida en el sistema en la medida en que logra traducirse al lenguaje de lo general. Estas dos notas se condensan en la célebre frase hegeliana de la «Introduccién» de la Filosofia del Derecho: todo lo racional es real y todo lo real es racional. «Todo pertencce al desarrollo o devenir dela biogratia del nico Sujeto y cada hecho obtiene su raconalided pot pertenecer a la Hgica segiin Ta cual se realiza lo real. La circularidad hegeliana queda expresada mediante la ecuacién de la Introduccién de la Filosofia del Derecho: lo racional es real y lo real es racional. Lo que es, sea del orden ontol6gico que sea, es inteligible porque sdlo lo inteligible puede ser. Nada pues se halla extramvros.x* Sin embargo, la vida de todo individuo est salpicada de acontecimien tos y circunstancias capaces de desmentir ese optimismo racional y totaliza- dor presente en la filosofia hegeliana. Segin Urdanibia, el mismo Hegel tuvo la oportunidad de experimentar esta dura verdad en carne propia. En el momento de su boda con Marie von Tiicher en 1811, Hegel tuvo que enfrentar dos fantasmas de su pasado: la aparicién de su ex —amante y de su hijo ilegitimo Ludwig, nacido en 1807, el mismo afio en el cual publica- ba la Fenomenologéa del espiritu. Cinco afios mas tarde, en 1816, Hegel obtiene un puesto de catedritico en Heidelberg y toma la decisién de incorporar al pequefio Ludwig a la vida familias; sin embargo, el proyecto fracasa por- 64 Urdanibia, J, Dos antihegelianos. De estética y ascéticay, Las antihegelianos: Kierkegaard 1 Schopenbauer, coord. Javier Urdanibia. (Barcelona: Anthropos, 1990) 9 CClasidades, Revista de flosofla 10 (2018) Kierkegaard y Schopenhauer: Introduccién a su anclisis conjanto 29 que las relaciones del hijo extramatrimonial y su esposa son conflictivas. El fruto del deseo natural no encuentra lugar en la seriedad ética de la institucién familiar™. La obra entera de Kierkegaard, de acuerdo con la interpretacién de Urdanibia, seria una defensa inclaudicable de todos aquellos aspectos de la realidad que no se dejan asimilar por lo racional. Su pensamiento, escribe el intéxprete espaftol, «oma como punto de partida, no la duda cartesiana, sino la desesperacién como estado de dnimo que resulta de la conciencia del desajuste esenciabs®. La categoria fundamental de la filosofia del danés es Ia del individuo singy- lar (Den Bnkeltt), que Urdanibia entiende como un individu excepcional completamente irreconciliable con las formas de existencia colectiva, ya sean seculares (la sociedad civil o el Estado) 0 pseudo-teligiosas (la cris- tiandad burguesa)”. El ejemplo que mejor encarna esta categoria es el Abraham de Temor y Temblor. el patriarca veterotestamentario es el paladin de una fe heroica que rechaza acomodar las exigencias del cristianismo «al lecho de Procusto de alos limites de la mera razénn® y, con ello, se aparta del cémodo y tranquilo refugio que brinda lo general. El «singular» kierke- gaardeano es, entonces, el escenario donde mejor se manifiestan esas con- tradicciones de la existencia que desmienten la inteligibilidad de lo general: Lo real no siempre es racional. El punto neurdlgico del pensamiento schopenhaueriano consiste en la inversién de la célebre formula hegeliana: «lo irracional, l infindado es reab”. Schopenahuer considera que la filosofia se ha extraviado con Fichte, Sche- ling y Hegel y, por lo tanto, resulta imperioso un «retorno a Kant». Este regreso significa el reconocimiento de una realidad originaria que siendo origen de toda representacién permanece, en todo momento, més alld de ésta”, Para definir a esta realidad Schopenhauer utiliza el término «wolun- 65 Cf, Ibid, 14-15, 66 Ibid, 17. 67 Esta presentacin de Kierkegaard como un individualista radical permite su acere miento, sin mayores matices, a la figura de Max Stirner: «Ya an hegeliano de izquierdas, Max Stirner, habia opuesto la subjetvidad individual, el einicov, al todo racional y, junto a la vertiente ‘erica, a rebelién stirneriana, como la kierkegaardiana, implicaba, desde el punto de vista pictico, ef rechazo sin paliatioas del hombre que se vive como egénera», como pieza del orden estableiden (Ibid, pp. 18-19), 68 Ibid, 20. 69 Ibid, 26. 70 Para Schopenhauer «a perversén fichteana de sostner, en clara ruptura con la cortadaxian Claridades. Revs de Filosofia 10 (2018) 30 PABLO URIEL Y LAURA HERRERA tad>; pero, como dice Urdanibia, lo que recibe esta designacién «nada o poco iene que ver con la razén préctica, sus principios, objetos y moviles, ni con cualquier otra acipcién de apetito 0 voluntad de la psicologéa racional o de la filosofia moral... carece win de todos las caracteres del querer individual que tiende hacia objetos individwales. se trata paradéjicamente de un querer que es incapaz de queten)”. La esencia de la vida en general y de la vida humana en particular es, por tanto, un querer ciego que nunca alcanza satisfaccién ni reposo alguno; de hecho, el aumento de la voluntad es aumento del sufrimiento por no colmar el anhelo de la voluntad. Segiin Urdanibia, Schopenhauer concibe al hombre como un ser esencialmente auto-destructivo: la biisqueda consciente del bienestar conduce, trigicamente, a un aumento del dolor y el sufrimien. to®, Pero esta auto-destruccién puede traducir, a su vez, una expe «positivan: ala de quien, al negarse a st mismo, niega la voluntad universal y se libra del lacerante ¢ incurable dolor’. En lo que respecta a nuestro particular interés, el punto mas destacable de esta «Introduecién» lo encontramos en un listado que, a decir de Urda nibia, contiene wm repertorio de similitudes notableoy"' entze el filosofo dan‘ cia el filésofo aleman. Fl pasaje que aqui reproducimos én extenso se encuentra también en la contratapa del libro: «1) uno y otro entraron en contacto con el idcalismo alemén y reaccionaron enseguida y airadamente contra él, centrando sus ataques en la figura de Hegel; 2) desde pers pectivas diferentes, los dos pensadores manifestaron su desconfianza en lo que E. Se- verino ha llamado «el enfoque espistémico», por lo que sus meditaciones fueron hacia otras freas que las de las «justificaciones racionales» o de los «contenidos noéticos»; 3) sintieron ambos una gran admiracién hacia sus respectivos padres antoritarios, pero tal actitud no se materializé en la prosecucién del matrimonio o «estado ético» y levaron una vida de célibes; 4) la ideologfa patriarcalista que compartieron se manifesté como una acusadisima desconfianza tefiida de resentimiento hacia el sexo femenino, de euya fascinacién no pudieron librarse, lo que les indujo a poner coto a sexuales mediante la predicacién de la castidad; 5) tanto Kierkegaard como Schopen- hauer formularon repetidos elogios ala obra musical de Mozart (al que el segundo afta dia Rossini); y 6) ambos sustituyeron el wenfoque epistémico» por un anbelo de salvacién y tribulaciones Rantiana, que el sujeto no silo aporta la forma sino también la materia del objeto de conocimiente, estaba sstentada no en la brisqueda de la verdad, sino en ta del halago y del aplauso del puiblice simple Ibid, 22-23) 71 Wid, 25-26, 72 Cf Ibid, 26 —27. 73 Ibid, 27 — 28. 74 Ibid, 22. CClasidades, Revista de flosofla 10 (2018) Kierkegaard y Schopenhauer: Introduccién a su anclisis conjanto 31 sus filosofias deben ser consideradas soteriolgicas porque buscan vias redentoras”® El primero de estos puntos es un motive comin en la recepcién caste- lana de Kierkegaard y Schopenhauer. Los puntos segundo y sexto se rela- cionan entre si y manifiestan el modo en que ambos pensadores conciben los limites inherentes a la filosofia profesional de su tiempo. El «enfoque epistémico», aclara Urdanibia, «vive de la esperanza de captar el sentido unitario de Ja totalidad bajo el teorema segiin el cual la episteme establece racionalmente los limites y el sentido de la realidad, La desconfianza que tanto Schopenhauer como Kierkegaard profesan contra esta perspectiva, los llevé a repensar la fan- cién de la filosoffa: mas que una teorva sobre la vida, Ja flosofia debe ser una forma de vida, Si el suftimiento vital precisa de una explicacién es porque antes, y mas fundamentalmente, exige una redencién: la tarea primordial ¢ irrenunciable de la filosofia es ofrecer una respuesta real al dolor de la existencia y no un consuelo especulativo. El tercer punto no va més alld de establecer una coincidencia biogréfica entre ambos pensadores: la imagen idealizada del padre y la decisién de no casarse. El cuarto punto, la mar- cada misoginia de ambos autores, reviste un mayor interés: Kierkegaard y Schopenhauer son, en este sentido y sin que ello los exculpe, hijo de su tiempo. Al margen de cualquier evaluacién critica en torno a la imagen que ambos pensadores construyen de lo femenino, es importante sefialar que uno y otro hicieron de la corporalidad, la sexualidad y la diferencia sexual motivos no menores de reflexién psicolégica y filos6fica. El quinto punto llama Ia atencién sobre la admiracién comin que nuestros autores sintie- ron por el genio artistico de Mozart. Sin dejar de ser vilido, este quinto punto deja pasar de largo una oportunidad inmejorable para un estudio conjunto de Kierkegaard y Schopenhauer. Ambos pensadores le asignan a la misica un gran valor dentro de sus filosofias. Tanto para uno como para el otro la misica es el vehiculo privilegiado para la manifé aquello que, pot no pertenecer a la esfera de la conciencia racional, no en- cuentra una expresién cabal en el marco del lenguaje: para el pseudénimo estético de Los estadios erétices inmediatos, 0 el erotismo musical, la mica es el sinico medio capaz. de hacer escuchar la voz propia de la sensibilidad; para el autor del tercer libro de E/ mundo como voluntad y representacién, a diferencia del resto de las artes, la mtisica es mas que la re-presentacién de la «wolun- cién de 75 Ibid. 76 Ibid, 18. Flosofia 10 2018) 32 PABLO URIEL Y LAURA HERRERA tad» para ser presentacién de la misma. TIL.2. KIERKEGAARD FRENTE A LA VIDA DE IOPENHAUER Manuel Suances Marcos escribe un extenso y profundo estudio sobre la obra de Soren Kierkegaard en tres tomos. El primero esta dedicado a la biografia del danés, el segundo trata sobre su pensamiento filoséfico y el tercero analiza su pensamiento religioso. Las paginas que se ocupan de la relacién de Kierkegaard con Schopenhauer se encuentran en el tomo consagrado a la exposicién de las principales categorias y conceptos de la filosofia del danés, mas especificamente en el primer capitulo en el cual se intenta reconstruir el marco histérico-filos6fico en el cual nace y se desa~ rrolla el pensamiento kierkegaardeano. El especialista espafiol elige redactar su presentacidn de la filosofia de Kierkegaard en primera persona. A tono con esta decisién estilistica, su estudio del vinculo del pensador danés con Schopenhauer no va més alla de una parafrasis de algunos de los pasajes del Diario kierkegaardeano”. Muchos de estos fragmentos ya los hemos analizado en la primera parte de nuestro trabajo, por lo cual no seria productive detenernos en ellos. Cabe decir, no obstante, que en la exposicién de Suances Marcos las con sideraciones de Kierkegaard en torno a la vida personal de Schopenhauer tienen un lugar predominante. Para el intérprete espafiol la principal obje- cién del danés tiene que ver con el hecho de que la existencia concreta del pensador aleman nada tiene que ver con el ideal de vida que propone su filosofia: «Schopenhauer no es un asceta de esos alos que tanto alaba; enseita, pero no practica; no predica con el ejemplo; en esta actitud se queda en un plano meramente in- ‘telectual y esto es muy enojason"®. Esta falta de auténtico cardcter ético se habri manifestado sin tapujos en su conducta ante la distincién otorgada por la Real Sociedad de Ciencias de Noruega y la distincién denegada pot la Real Sociedad de Ciencias danesa: por mAs que Schopenhauer se burlara de aquellos profesores de filosofia que afioraban prestigio social, en el fondo de su alma él también deseaba ser reconocido por el gran piiblico”. En 77 La limitacién de este anzlisis resulta llamativa puesto que Suances Marcos es, al mismo tiempo, un estudioso de la obra del filésofo aleman a la cual le ha dedicado un libro y diversos articulos, 78 Suances Marcos, M., Soren Kierkegaard. Tomo Il: Trayectoria desu pensamiento filosficn. (a drid: Universidad Nacional de Educacién a Distancia, 1998) 42. 79 Cir, Tid, 42 — 43, CClasidades, Revista de flosofla 10 (2018) Kierkegaard y Schopenhauer: Introduccién a su anclisis conjanto 33 este sentido, agregamos nosotros, Kierkegaard podria haber utilizado para desctibir a Schopenhauer la misma metifora que su pseudénimo Anti-Cli- macus utiliza en La enfermedad mortal para hablar del tipico error de los filsofos sistematicos: «Un pensador acaba de construir un enorme edificio, légico, un sistema, un vas- to sistema que abarca toda la existencia y toda la historia universal, etc, etc. Ahora bien, considetemos su vida personal. eDénde habita? jAsombroso! jLamentable y ridiculo hasta no poder! Porque nuestro pensador no habita personalmente, como cabria esperar, en ese espléndido palacio de bovedas altisimas, sino que habita en las caballerizas de al lado, o quiz en la misma perrera, 0 alo més en la casita destinada al portero del pa de semejante contrasentido, pues no te puedes figurar lo mucho que se disgustaria.»®” \cio. ¥ Dios te libre de que te ocurra venir a insinuarle que se dé cuenta Resulta apropiado mencionar que en el § 68 del primer volumen de EL mundo como voluntad y representacién, Schopenhauer se habia anticipado a criticas similares a las esgrimidas por el pensador danés. En dicho pa- ragrafo, Schopenhauer entiende haber tematizado, por primera ver. libre de todo misticismo, la esencia de la santidad consistente en /a negacién de la voluntad de vivir. Con todo, esa misma esencia la «han conocido inmediatamente _y expresado con sus actos todos aguellos santos y ascetas que, poseyendo un mismo co nocimiento interior, hablaban un lenguaje muy diferente segin los dogmas que bubieran asumido una vex.en su razéms. Fl santo, por tanto, no precisa ser un filésofo, lo que significa que su conducta vital es, de alguna manera, independiente del cuerpo teérico que la justifica subjetivamente. Un fildsofo, a su vez, tampoco precisa ser un santo y, por este motivo, Schopenhauer considera una extravagancia exigirle al moralista que slo predique las virtudes que él posee y pone en practica”. La tarea del filésofo no es la de ensefiar con el ejemplo, sino la de «{r|eproducir de forma abstracta, general y clara toda la esencia del mundo, y depositarla como imagen reflejada en conceptos de la razén permanentes.y siempre dispnesto® 113. Dos rus FRI KIERKEGAARD Y SCHOPENHAUER IE, Al, CRISTIANISMO EUROPEO MODERNO SOFOS LUTERANC Nuestro recorrido culmina con el estudio del profesor Arsenio Ginzo 80 SKS 11: 158 - 159 / EM: 66, 81 El mundo como volunsad y repr 82 Cf. Ibid, 445. 83 Ibid. tasién. Primer Volumen, op. it, 444 — 445. de Filosofia 10 (2018) a4 PABLO URIEL Y LAURA HERRERA Fernandez. El libro de Ginzo Fernandez ofrece un extenso y pormenori: zado anélisis en torno a la recepcién de la Reforma protestante en la filo- sofia alemana, desde Leibniz hasta Nietzsche. Se distinguen tres momen- tos principales: desde Lutero hasta la Tlustracién (Primera Parte), la etapa Romantica ¢ Idealista (Segunda Parte) y el perfodo Postidealista (Tercera Parte). El segundo capitulo de la Tercera Parte, el décimo del libro, se titula «La Reforma como anticipacién alegérica de la filosofia schopen- hauerianay y se divide en dos secciones «Schopenhauer y la reivindicacién intempestiva de la Reforma» y «Schopenhauer y Kierkegaard». El texto en cuestién constituye una positiva excepcién dentro de la reducida litera- tura en espafiol dedicada a la relacién entre el filésofo danés y el filsofo alemén, porque encara el vinculo entre ambos autores desde una pers- pectiva poco convencional, pero sumamente fecunda. La tesis principal del capitulo se resume en el siguiente fragmento: «ante Schopenbaner como Kierkegaard forman, en cierto sentido, un frente convin contra la absorcién del legado de la Reforma desde la perspectiva filoséfico — politica, por muy condicionados que se encuentren también ellos por ese horizonte filaséfico y politicos". Ta tendencia dominante en la recepcién filoséfica del protestantismo se caracteriz6, en el mundo alemén, por la revalorizacién de ciertos ele- mentos secularizadores y racionalistas, En este sentido, Ginzo Fernandez, seftala que «el pesimismo antropoligice, la profimda presencia del pecado, los cues tionamientos del libre albedrio que Lutero exgriméa en su polimica con Exasmo, son algunos de los aspectos que van a ser diluidos crecientemente a lo largo de la Eidad Moderna. Justamente esos aspectos serin los que Schopenhauer reva- lorie en un intento por salvar el sentido originario de la Reforma de las interpretaciones filoséfico-especulativas. Para el fildsofo alemén, la reli gidn expresa en un lenguaje popular lo que ensefia conceptualmente y sin distorsi6n la filosofia. Ahora bien, el criterio de distincién entre las diver- sas religiones no responde a sus diferencias doctrinales o dogmiticas sino, mas bien, al talante existencial que cada una de ellas traduce. El motivo esencial de una religién se juega en la posicién fundamental que encar nan sus creyentes frente a la realidad: estiman y justifican al mundo tal y como es (este seria el caso del Judaismo o el Islam), o consideran, como 84 Ginzo Fernandez, A. Protestantismo_y Filosofia, La recepoiin de la Reforma en ta filosofia alemana, (Espa: Servicio de Publicaciones de la Universidad de Aleala, 2000) 256. 85 Ibid, 248. CClasidades, Revista de flosofla 10 (2018) Kierkegaard y Schopenhauer: Introduccién a su anclisis conjanto 35 lo hace su filosofia, que la existencia mundana precisa ser redimida (este ia el caso del Cristianismo, el Brahmanismo o el Budismo"). Lutero, en Ja linea de San Agustin, habria dado nuevamente expresién al auténtico niicleo basico del cristianismo depurado de la contaminacién pelagiana y judia. «Schopenhauer -anota Ginzo Fernindez— quiere conectar de nuevo con la dimension intempestina de la concepcién luterana de la libertad, aquella segin la que, debido a la profunda corrupcién del hombre, éste se mostrarta impotente en el dmbito salvificoy”. La doctrina luterana, en este punto concordante con el pensa- miento schopenhaueriano, seria un ataque rotundo al programa capital de la Modernidad (y de gran parte de la filosofia antigua), a saber, el proyecto de una actividad emancipatoria basada en el principio de la autonomfa huma na. Valgan los siguientes pasajes en apoyo a esta idea: «(En la] fe [de la Tplesia cristiana] se incluye, ante todo, que el nuestro es un estado originaria y esencialmente funesto del que necesitamos ser redimidos; luego, que n0- sotros mismos pertenecemos esencialmente al mal y estamos tan fitmemente vincu- lados a él que nuestras obras realizadas por leyes y preceptos, es decir, por motivos, ‘munca pueden dar satisfaccién a la justicia ni redimirnos, sino que la salvacién solo se alcanza mediante la fe, es decir, a través de una forma de conocimiento trans formada; y esa misma fe solo nos puede venir por la gracia, como desde fuera: eso quiere decir que la salvacin es algo totalmente ajeno a nuestra petsona y apunta a una necesaria negacién y renuncia de esa misma persona. Las obras, la obediencia a la ley en cuanto tal, nunca pueden justificar porque son siempre un obrar por motivos. Lutera (en el libro De libériate Christiana) exige que tras sobrevenis la fe, las buenas obras surjan de ella por si mismas como sintoma y fruto suyo; pero no reivindican un mérito, justificacién © pago sino que se realizan de forma totalmente voluntaria y gratuita, Asi, también nosotros hemos considerado que al traspasar con claridad progresiva el prinsipivm individvationis nace primero Ta justicia libre, luego el amor hasta la total supresin del egoismo, y al final la resignacién o negacién de la voluntad.»** «dos antiguos, en particular, los estoicos, los peripatéticos y los académicos, se es- forzaron en vano por demostrar que la virtud basta para hacer la vida feliz: pero la experiencia gritaba estrepitosamente en contra. La razén iiltima para el esfuerzo de aquellos filésofos, aunque no claramente consciente para ellos, fue la supuesta justcia de las cosas: el que eta inocente debia estar libre de sufrimientos y ser feliz. Pero la solucién se y profunda del problema se encuentra en la doctrina cristiana de que 86 A raiz de esta disposicién animica compartida, Schopenhauer llega a vincular el origen hist6rico del cristianismo con el desarrollo de las religiones orientales. Un eco de esta idea puede leerse en la imagen de Jestis como un Buda palestino desarrollada por en El antirit. 87 Ibid, 252. 88 E:/ mundo como voluntad y representacién. Primer Volumen, op. cit, 470 — 471 tzsche Claridades. Revs de Filosofia 10 (2018) 36 PABLO URIEL Y LAURA HERRERA las obras no justifican; asf que, por mucho que un hombre haya ejercitado la justicia y la caridad, por mucho que haya practicado ef bien, la bonestidad, no esta, como dice Ciceron, exento de toda oulpay® Segiin Ginzo Fernandez, Kierkegaard sintonizé de inmediato con Schopenhauer porque compartfa las criticas del aleman al optimismo pro- testante” y el rechazo schopenhaueriano de la «domesticaciém moderna del cristianismo y su desvié pelagiano. Claro est que cada uno de ellos lle- gaba al mismo punto desde caminos contrapucstos: Schopenhauer desde una perspectiva atea y Kierkegaard, rechazando la disolucién feuerbachia- na de la teologfa en antropologia, a partir de un cristianismo que establecfa una diferencia cualitativamente infinita entre Dios y el ser humano”!, En ambos autores es posible detectar ciertas criticas a Lutero, al margen de una valoracién global positiva de su obra. De acuerdo con cl especialista espafiol, Schopenhauer considera que ya el protestantismo inicial implicé «una desviacién de la entrana intima del Cristianismo, al rechazar el ascetismo y su aspecto central, el candcter mertorio del celibato» propiciando, a partir de esta re- habilitacién de lo mundano, «el irdnsita paulatino hacia formas banales de racio- nalismos”. Estas cxiticas al protestantismo originario y a su corrupcién ra cionalistas levarin a Schopenhauer a realizar una provocativa afirmacién en su tiltimo libro: «se podria llamar a mi teoria la verdadera filosofta cristianay”. Por su parte, en los iltimos afios de su vida, Kierkegaard responsabilizé a Lutero del aburguesamiento de la Iglesia y de la utilizacién politica del cristianismo™, 4. EXALAMIENTOS CRi ICOS ¥ PERSPE VAS Elrecorrido anterior muestra que, a la hora de estudiar la relacién entre Kierkegaard y Schopenhauer, el concepto mas utilizado por la literatura secundaria en espafol ha sido el de «antihegclianismoy. Esta tltima sec 89 F 90 Sobre esta cuestidn vale recordar que, como hemos observado en el punto 1., Kier- kegaard consideré la filosofia de Schopenhauer como un antidoto contra el optimismo cristiano vulgar. 91 Cf. Protestantism y Filosofia. La reepoién de la Reforma en la filosofia alemana, op. cy 255 = 256, 92 Ibid, 253 — 254. 93 Schopenhauer, A., Parerga y Paralipémena Il, (Madsid: Trotta, 2013) 329. 94 Ce. Ibid, 259. ‘mundo como voluntad y repy tacién. Segundo Volumen, op. it, 659. CClasidades, Revista de flosofla 10 (2018) Kierkegaard y Schopenhauer: Introduccién a su anclisis conjanto 37 cién la dedicaremos a desarrollar una serie de objeciones en torno a esta categoria y, a partir de dichos sefialamientos, expondremos ciertas pautas para una futura investigacién de conjunto de la filosofia de ambos pensa- dores. Exponer a Kierkegaard y Schopenhauer como «filésofos antihegelia- nos» es, en primera instancia, un error histérico. La nocién de «antihe gelianismo» implica que tanto el aleman como el danés claboraron sus respectivas filosofias al calor de una encendida polémica con Hegel, lo que quiere decir que las principales categorias y argumentos de Kierkegaard y Schopenhauer encontrarian en la disputa con el racionalismo hegeliano su génesis y razén de ser. Ahora bien, esta tesis es desacertada desde el punto de vista histérico para uno y otro pensador. Comencemos exami- nando el caso de Schopenhauer. Es innegable que en la etapa en la cual formulé su concepeién filoséfica tuvo alguna noticia de Hegel, puesto que las principales obras hegelianas (la Fenomenolngia del espiritu, 1807; Ia Giencia de la Liigica, entre 1812 y 1816 y la Enciclopedia de las ciemcias filos: fieas, 1817) ya se encontraban publicadas antes de la primera edicién de El mundo como voluntad y representacién de 1818. Sin embargo, no hay datos que permitan acreditar una lectura atenta de estos libros por lo cual es posible inferir que el pensamiento hegeliano no ejercié ninguna influencia destacable, ni positiva ni negativa, sobre Schopenhauer durante el perfodo en el cual éste gestaba su sistema filos6fico. Prueba a favor de esta tiltima afirmacién es la presencia practicamente nula de menciones a Hegel en los escritos schopenhauerianos previos al ato 1820°, Puede decirse, incluso, que Schopenhauer ignoré a Hegel durante los afios de su formacién in- telectual. Este desin‘erés no debe resultar sorprendente, puesto que antes de la década de 1820 Hegel no era una figura rutilante dentro del mundo académico aleman. Las mordaces frases contra el autor de la Fenomenologia delespiritu, sobre las cuales se asienta la tesis del «antihegelianismon, se en- cuentran, por el contrario, en las obras publicadas a partir de 1836 y en las reediciones de su tesis doctoral y de su obra capital. El especialista espaitol 95 La primera edicién de E/ mundo como voluntad y representaciin no contiene ninguna men- cin a Hegel. En una extensa y minuciosa tesis sobre la relacién de Schopenhauer con los tres grandes filésofos idealistas, el estudioso espaiiol Fernando Martinez Herrera sefiala que muchos pasajes que parecen aludir a Hegel tienen como verdadero referente a Sche- lling (cfe. Martinez Herrera, E, [a recep y la ertica dela jilsofia posthantiana en Schopen- hauer. Tesis Doctoral (Universitat de Barcelona, 2015) 441 - 442). Claridades. Revs de Filosofia 10 (2018) 38 PABLO URIEL Y LAURA HERRERA Fernando Martinez Herrera, llama la atencién sobre el hecho de que, al revés de lo que sucede en los casos de Fichte y Schelling, las alusiones de Schopenhauer a Hegel son mas abundantes en sus obras publicadas que en sus esctitos de uso privado, En consecuencia, en lo que respecta a la critica de Hegel, y nuevamente a diferencia de lo que ocurre con Fichte y Schelling, los pasajes de tono polémico-popular son mas numerosos que los pasajes de tono analitico-filoséfico. A su vez, «otro elemento que distingne Ja critica a Hegel de las dirigidas a otros postkantianos es el papel que tiene en aguella Ja escuela hegeliana, a la que Schopenbaner denominaria con sarcasmo la Hegelei («hegelerin)»"®, De hecho, Schopenhauer no siempre fue lo suficientemente cuidadoso a la hora de deslindar las criticas que dirigia contra Hegel de aquellas que ensayaba contra sus seguidores y discfpulos. Si, como sostiene Alexis Philonenko, Schopenhauer es el autor de un nico libro redactado entre 1814 y 1818 y reescrito sin sustanciales variaciones en tres oportu- nidades (sus Lecciones universitarias en Berlin durante la década de 1820, la segunda edicién ampliada de 1844 y los Parerga de 1851)”, debemos concluir que el tan mentado «antihegelianismon, a pesar de su virulencia, no puede ser concebido como un aspecto medular del sistema filos6fico schopenhaueriano sino, més bien, como un agregado tardfo circunstancial: cuando Schopenhauer, tras «guardar silencio» durante mas de una década, decide retomar su carrera editorial, se ve obligado a polemizar con la es cuela filos6fica que hegemonizaba el ambiente intelectual alemén. La presentacién de Kierkegaard como un «antihegeliano» es igualmente problemética. El especialista Jon Stewart distingue tres grandes momentos en la relacién de Kierkegaard con Hegel. La primera etapa va desde 1834 hasta 1843. Coincide con los afios de formacién universitaria del danés y concluye con la publicacién de sus primeras publicaciones pseudénimas. Durante esta etapa, Kierkegaard asimila positivamente el pensamiento he- geliano y toma contacto de primera mano con algunas obras de Hegel. Se interesa especialmente en la teoria estética hegeliana, la logica y la filosofia de la religién. Este interés se vuelca en sus escritos, en los cuales no hay constancia de ninguna campaiza anti-hegeliand’’. La segunda etapa comienza 96 Thid., 437 97 Cf. Philonenko, A..Sebypenbaner, Una filosofia de la tragedia. (Barcelona: Antrhopos, 1989) 41 98 Cf. Stewart, J, Kierkegaard’s relation to Hegel reconsidered. (New York: Cambridge Uni- versity Press, 2003) 603. CClasidades, Revista de flosofla 10 (2018) Kierkegaard y Schopenhauer: Introduccién a su anclisis conjanto 39 en 1843 con la aparicién de Temory Temblor, y se prolonga hasta 1846 en los bocetos del libro sobre Adler. Las obras publicadas durante este perfodo contienen las alusiones polémicas que le valieron al danés la fama de «an- tihegeliano». Kierkegaard concentra sus ataques en el caracter sistematico de la filosofia hegeliana, su tesis en torno a la identidad entre el ser y el pensar y su falta de orientacién ética. No obstante, el detallado estudio de Stewart demostré que las objeciones kierkegaardeanas no estaban di- rigidas especificamente contra Hegel sino, més bien, contra las diversas formas del hegelianismo danés (especialmente Martensen y Heiberg y, en menor medida, Adler)”. La tercera etapa se extiende desde 1847 hasta la muerte de Kierkegaard en 1855, y difiere sustancialmente de las anteriores En este tiltimo periodo las alusiones directas a Hegel y al hegelianismo practicamente desaparecen; sin embargo, algunas obras, especialmente La enfermedad mortal, incorporan de manera neutral ciertos elementos del pen- samiento hegeliano sin mencionar su origen de forma explicita. No hace falta profundizar mucho més para dejar en claro que, des de un punto de vista histérico, la expresin wantihegelianos» para caracterizar el pensamiento de Kierkegaard y Schopenhauer. Con esta apreciacién no pretendemos minimizar la polémica que ambos pensado- res dirigieron contra Hegel; en este sentido, cabe decir que es necesario reconocer que ambos autores son, sin lugar a dudas, responsables del tér mino con el cual se los ha caracterizado, De lo que se trata, mas bien, es de entender el «antihegelianismo» de estos autores en su justa medida: tanto en un caso como en el otro, el enfrentamiento con Ia filosofia hegeliana no ha sido una polémica directa con Hegel, sino mas bien un cruce con su recepcién cultural en la Alemania y la Dinamarca de los afios 30 y 40 del siglo XIX. ‘También es necesario mencionar que la expresién «antihe- gelianos» responde a una concepeién standard de la historia de la filosofia moderna que propone un «progreso tedrico» de Kant a Hegel que termina pot eclipsar la relacién que Kierkegaard y Schopenhauer tuvieron con los restantes exponentes de la filnsfia clévica alemana: Kant’, Bichte, Schelling los rominticos. Poco se ganarfa, por otza parte, reemplazando el término s inexacta 99 Chr, hid, 612. 100 Schopenhauer pensé su filosofia como un necesario «retorno a Kant» luego del ex- travio postkantiano. A través de algunos de sus pseudénimos, Kierkegaard estimé mayor verdad en el exepticiono kantiano que en el pensamiento posterior a Kant. Claridades. Revista d Flosofia 10 2018) a PABLO URIEL Y LAURA HERRERA «antihegelianos» por el de «anti-idealista» puesto que de ese modo se sim. plificaria el influjo tematico y conceptual de Kant, Fichte, Schelling, Hegel y los roménticos en la gestacién y desarrollo de la produccién filoséfica de Kierkegaard y Schopenhauer. Desde un punto de vista histérico, por tanto, nuestros autores deben ser considerados «filésofos postidealistas», es decir, autores cuyo vinculo con el idealismo no es un mero rechazo sino, mis bien, una apropiacién critica que es necesario dilucidar. Desde un punto de vista conceptual, la caracterizacién de Schopen- hauer y Kierkegaard como pensadores «antihegelianos» resulta poco pro- vechosa. En primer término, ella promueve una setie de clichés filosdficos en la medida en que el «antihegelianismo» imputado a estas dos figuras es, la mayoria de las veces, sinénimo de irracionalivme, subjetiviomo y solipsismo. En segundo término, porque establece de antemano el campo tematico en el cual se debe estudiar conjuntamente ontologia y gnoscologia idealistas. Al respecto, es necesatio sefialar, como ya lo ha hecho Fafian, que Schopenhauer y Kierkegaard son teéricos de lo preracional —y n0 de lo irracional- y que, en es dos entre los antecedentes filoséficos del psicoanalisis freudiano: ambos autores reflexionaron detenidamente sobre el fenémeno de la libertad hu- mana, sobre sus paradéjicas manifestaciones y consecuencias en la esfera individual y social y, especialmente, sobre sus condiciones de posibilidad' ambos autores: la critica a la rntido, deben ser conta- REFERENCIAS BIBLIOGRAPK AA.WV., Soren Kierkegaard Skrifier. Copenhague: Gad, 1997 — 2013. Cabada Castro, Manuel, Manuel Cabada Castro, Querer 0 no querer vivir. EL debate entre Schopenhaner, Fenerbach, Wagner y Nietesche sobre el sentido de la existencia humana. Barcelona: Editorial Herder, 1994. Cappelorn, Nicls, «Historical Introduction», en Schopenhauer — Kierke. gard: von der Metaphysik. des Wills sar Philosophie der Existenz, eds. 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Es becario post-doctoral del CONICET (Argentina) de post-grado de la Universidad de Buenos Aires en la materia «Filosofia Contemporsnea» del Progama de Actualizacién en Problemas Filos6ficos. s docente CClasidades, Revista de flosofla 10 (2018) Kierkegaard y Schopenhauer: Introduccién a su anclisis conjanto 43 Ocupa el cargo de Coordinador de Edicién del Programa de Investigacién en Filosofia pos-hegeliana del Instituto de Ciencias (ICI) de la Universidad de General Sarmiento (UNGS). Forma parte del Grupo Colaborador en calidad de miembro investigador del Proyecto de Investigacion Cientifi- ca y Tecnolégica (PICT) «Sistema y Libertad: La génesis del idealismo aleman» de la Agencia Nacional de Investigacién Cientifica y Tecnolégica (Argentina). Es Miembro de la Biblioteca Kierkegaard Argentina. Lineas de investigacién: Posthegelianismo, Idealismo aleman, Kierkegaard. Publicaciones recientes - «Ante los limites de lo concebible: mal moral radical, inercia y exhor- tacién en el § 16 de la Sittenlehre (1798) de Fichte», en Sole/Ferreyra/ Gaudio (Eds), Caminos eruzados. Spinoza, Vichte, Deleuze, Buenos Aires, RA GIF ediciones, 2018, pp. 165-186. «Kierkegaard ante la metafisica de la Modernidad: el fenémeno de la desesperacién como clave de lectura critica del principio moderno de au- tonomia yen Origenes y significado de la filosofia poshegeliana, Dip, P. & Rodriguez, P. (comp), Buenos Aires, Editorial Gorla, 2018, pp. 141-183 Direceién electrénica: blirius@hotmail.com Lavra Herrera es estudiante avanzada de Profesorado en Ensefianza Media y Superior en Filosofia y la Licenciatura en Filosofia de la Univer sidad de Buenos Aires (UBA). Actualmente desempefia como docente de educacién media en la Escuela Secundaria Especializada en Arte N°l de San Isidro, provincia de Buenos Aires. Realiz6 tareas de auxiliar docente y coordinacién en la XX Olimpiada Argentina de Filosofia (2016) organi- zada por la Secretaria de Educacién Media de la Universidad de Buenos Aires. Es miembros del Proyecto de Reconocimiento Institucional de la Facultad de Filosofia y Letras de la UBA «Ego, conciencia y confirmacion de la subjetividad. Perspectivas no egolégicas de la subjetividad humana». Lineas de investigacin Filosofia Contempordnea, Schopenhauer, Filosofia y Psicoanilisis. Direccién electrénica: lauhetre7@gmail.com Claridades. Revista de flosofia 10 (2018)

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