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yr LA OPERACION DEL SINTOMA® GeNtTIvo. qué es 6s0 llamado psicoanilisis? Hoy responderemos con Jacques Lacan: la operacion del sintoma., efecto, asi se refiere Lacan al salto que supone lo que Ha- ma la operaci6n freudiana, Mas precisamente sefiala que “ella es Ja operacion propia del sintoma, en sus dos sentidos”!. En sus dos sentidos: se trata, ciertamente, de la equivocidad introducida por el genitivo'con ese “del”. Genitivo objetivo © subjetivo, basta abrir el diario para toparnos con esta ambigiie- dad, Por ejemplo, cuando en el periddico se lee “el crimen del periodista”, a nadie se le ocurriria atribuirlo justamente al perio- dista asesinado? y, sin embargo, ;quién puede dejar de escuchar allie] equivoco que parece no cesar de colarse? 0, para tomar el ejemplo del diccionario, que seguramente no esti tan alejado del anterior, en la frase “el temor del enemi- g0", gse trata del miedo que se tiene al enemigo 0 del miedo que eventualmente puede tener el enemigo, su propio temor? Se ve la cuestion. Siel genitive es. objetivo el ‘“del’” hace del ene: migo el objeto mismo del miedo: temor al enemigo- Al contra, rio, cuando el genitivo se decide subjetivo el “del” indica pose- pat le subeuyoe—— Conenca promunciada en ta ibliotea Nacional el 10 de dieiewibne de 1997 en ar Co del ciclo: "Qué es eso Hamado psiconndisis?”, dentro del espa linea, Una primera versi6n Fue publica en Tend, E, (compitidora) 2Oué ex ‘alana piconisis? Les ‘oandtivis en la Biblioreca Navional, Biblioteca Nacional, uenos Aires, 1999, p. 77-94. 59 Escaneno con ConScanet Fabidin Schejtman el temor que tendrfa.eLenemigo, su.propio tic, sit ae seria ir directamente a 10 que NOs inleresa: que fy gy mo a ; at ° OD Fionn se dof e010 I operaciGn del sintom ey ; AUS dp, M tron, oso quiere decit que en el pSicoandisis se gpg, el sintoma -y esto parece casi una obviedad-, Pero ademge = ata de la operacidn propia del sfntoma,digamos, qu ra con el sintomit -Lo que ya no es tan obvio y termina Por ae vc una paradoja® cl sfntoma deviene ast herraniens, ine iio del que nos valemos en ka operacién misma que lo tay Sore mel {SE HA FORMADO UNA PARE. A! Tomaremos, entonces, esta doble perspectiva: en primer lu gar, indicaremos de qué modo en un psicoanilisis operamos so bre el sintoma, y entonces el sintoma se modifica... Porque, ide 2 qué sirve un psicoandlisis si el sintoma con el que el sujeto en tra en el dispositive analitico no es modificado por Ia experien cia del andlisis? Efectivamente, si hay algo en que los psicoan- listas acuerdan, aunque pertenezcan a diferentes escuelas, es que no es posible pensar un tratamiento analitico que no comporte alguna incidencia sobre el sintoma, independientemente de co” + ¢/ MO se conceptualice a éste -al sintoma- 0 a aquella -a la inciden- | | cia sobre él-, Se tratard entonces, primera cuestién, de desta |-| las varaciones que sufre el sintoma como consecuencia del | | sie por el dispositivo freudiano. Y a la vez, en segundo IM | __intentaremos sefialar también en qué sentido se puede sosteet I | queel sintoma es, 61 mismo, el instrumento con el que S° on ran esas modificaciones, veel «iquemos ques Pero antes de avanzar por esos caminos, indiquetos ar Psicoang a, de he je intr Cor os sno trata, de hecho, cualquier SMM "i erensit Sefialaba Freud. Digamos que et sintoma analiico 51 aia del sntoma que, por ejemplo, un médieo examine: NO del mismo séntoma. ; _ destuear sentido, una de las cuestiones cenales seit eseneig, oY 8 que el analitico tiene WMC Saber: que solo puede ser utrapado con 8 O° Escanendo con ConScanet ‘La operacin dt sintoma gue aya. a8resa de ined con a one de sue uel dispone para.escuchar 10 que el sintoma tiene para decir, esto e§, un psicoanalista. Lo que por ~e para decir, un lado d coanilisis se trata, sin duda, de tna Otro, que es ef di por Freud -reducido en su robust cidn libre-ateneién flotante™ (para tespectivamente)- el que altera, vedosa -lenguaje 2 ne cucha. Pero, por el Positive mismo inventado sencille7.a la dupla “asocia- Vel analizamte y ef analista Modifica, le da una for | sintoma que pretende trata _ Asi, desde la invencién freudiana de principios del siglo veinte, debiéramos decir -casi como lo hace todavia a veces al- guien por la televisign-: “ise hia formado una pareja!”, En efec. ‘o, como con Galin, a partir de Freud hay la pareja del sintoma del neurético... 'y la oreja del analista al que esti ditigido! Y es. tono.es decir poco del invento freudiano. El dispositivo analit- Cole otorga al sintoma una dimensién q eguramente no exis tia antes de su instauracion: después de Freud, el simoma -el sin. “toma para el psicoandlisis-, es el sintoma en tanto que pasible de_ ser escuchad {3 JEROGLIFICOS GY qué es lo que del sintoma puede escucharse? Por esta via it fhado en la experiencia freudiana. Nos internamos en el saber cosecha Freud postula que el sintoma.comporta un mensaje descono- Teud postula que el sintoma ora un mensaje descono— Gido -inconsciente- para cl sujeto que lo padece. Yese meal z ra fntoma a s verdad, ignorado presente en el sfntoma -mensaje del que, en ve Saale i Ti : porque con de nel gue imei ane i ropi su desco- es el cleme propiamente a su.deseo- €s | cd es capaz de revel En esa direceién, por lo demés, el sien eee eee “Na cantidad de fendmenos, en Principio 0 ee a baat Sue Freud los considera parte de la“ paleo ies sie va Cotidiana”. que, como el sintoma, tambié so eon “omo producidos por el inconscient los sueiios, ‘ te Bs 8 actos fallidos, los chistes, etc. Tales “formaciones 6 Eseanend con ConScanet pn sei Ber aide Denne pasibles, entonces sion est vi eB 4 entregar UN Scntid * tore yt J sujclo misino- 0 cont Pe Me Menges C17 Et PUNO, por, iste, principalmente, pow due ete it no cons ie pay senicdo er ian sintornd, 0.C1 UN Sue. jad que NY” | sonante- to part © siriome 0 eh sont is iio cungue ON" al 5, Ble joctivamen'e tomamos all SUetio co. revelado. B ela Jos albores de la huma. rr debe de arse que desde ortan un sentido y los intér. suefios PO! No hay que ir muy le- mo je vista se speraron a Prcu jnenos yaa José interpre. Jue} jertamentes 0 coe Ja Biblia y © jel Far a se recordar. seguramente, 5 esp a gordas. que Je permite antici 7 ue azotaria "Egipt ademas por cierto, de ga- Es deci desde antes de Freud se ido tido puede Se tando 10s $ de las vacas y fi par la hambrun 4 arse los favores del Faraon. saibe_que.los.suelios.< conllevan ede ser alcanzado- {iCual es entonces fos suetios 0 Tos sintomas tie cido antes de su br? El pas Je a ese sentido ne ido y que este sem da Freud, sino &S mostrar que rien un sentido ya (Ue esto era cono- rucial dado pot Freud es haber, puede cde accederse mis Aue POR un jmodo.en que.se descifra un je- Es decir, “la noved iste en. haber reco-_ nismo del que esta in he 10s los suefios as -yel te; de lenguaje- aconseja a los psicoanalis- Iver sobre aquellos que denomina _ tres textos mayores jos suefios”, la “Psicopatologia Jacién con el incons- el paso que proceso que $° st ne roglifico. “ocido el material, mis iciones ¢ del inconst ocido resto de las forma Lacan cuando Bs en lo que insiste tas vol de Freud ~“La Interpretacin de | de la vida cotidiana” y “El chiste y su rel ciente”.. ;Con qué fin? Para que se reconozca é pacién freudiana de los de desarrol los de Ta linglifstica modern eee notar ae las formaciones del inconsciente $0 e son, giao ee enguaje ys solo se resuelven p por su relacién con el re- ae To simbdlico. No hay pagina de esos tres teXt0s que, se, si La a “fo pruebe, Sélo por eso, entonces, es que las for- inconsciente se prestan al desciframiento. Los sue= 62 Escaneno con ConScanet La opera »PELAICION Uel simtoma apsus. 108 actos Fallidos. los chi histes, aos. los 8 | Jos que aqui nos inter jue aqui nos interesan. =e 50" ge or porque el ine cal ‘eo, porque el inconsciente misny a en fin, tos sintor fy estructurados com A fo que hay que agreBar ensegui a : cay a ARTEBSEenseRuida por que kt puesta en marcha del iveneneeaed ia ce Spo oe ma a este curdcter lene ‘© analitico no es alguno a no. si el sintoma analitico Hep co eso ocurre porque la estruct ino termina de disponerlo para ara s ef ‘4 misma det dispositive ea fit atrapado por las orejas. 1 on sen el sintoma conlleve nie” esa Conma, Nox es mas bien ef artificio del and el que. tal como 10 hemos indiead am Tense entido. Es la presencia efectiva d See ee freud mas bien lo contrario. sis coan’ na i a a pregunta para el sujeto qlee convoca a tornarse, volverse un_ mensaje que puede descitrarse, Pag 7 ary de prestarse a la interpretacién. Lo pene Je convence dePanir de algunas vifetas clinica. ee le ahora que si el sintoma llega a comportar un men- saje articulado que puede descifrarse, de allf se desprende. por Jo menos, una consecuencia. La perspectiva analitica en custo a| modo de abordar, de tratar al sintoma, se distingue de cual- quier intento urgente de extirparlo o apagarlo, lo pn usualmen- te se reconoce en todo abordaje terapéutico. Efectivamente. si el -como el suefio, el chiste o el lapsus-, puede concebirse como un mensaje que demanda ser escuchado, quizds valga la pena detener el movimiento, el empuje que Neva a apagarlo, a inmediato, y tomarse el tiempo necesario para io jeroglifico. sintoma “terapiarlo” de hacer lugar a esa escucha. ve evidente, asi, la estrecha relacién ex’ ptualiza el sintoma y el abordaje o trata- se propone: el lazo que Jos anuda es, sin duda, ético. En este sentido. puede notarse hasta qué punto el tratamiento psicoanalitico del sintoma se distingue de aquel de las psicoterapias. Porque si bien es cierto que el psicoanilisis tie- ne un costado terapéutico -diariamente se comprueba la eficacia —— 63 Se vuel istente entre el modo en que se conce miento que del mismo Escanendo con ConScanet rabisn seni" no debe dejar de sefialarse lu ir reudianO-> a vicg de jnventO fr lel psutiee del MY” agoua er 82 oficacia. El fin, la meta de 1 de proporcionar alivio a} . i Pa el objet da “Jo quic. silt e! mbargo, de ninguna man, \. »-, Una mutacion, und transformacién sup. srapéutico- S° pretende para quien gy nea ue vse con la experienclt del andlisis, pa con Lacan, el analizante. " pORTADOR ASINTOMATICO NEUROSIS. ADORMECIDAy a via de desarrollar de qué modo el psicoanilisis opera asamos, ahora si, a considerarlo en una pers- ; , reava ‘iacronica. sus diversos estatutos:, i | dispositivo analit- 4 cit, a gr tes de la entrada ef analisis, i el co ofacia final ‘andlisis -aunque en realidad hoy nos cen- En k sobre'el sintoma. P: co, o hacia e! wos dos primeros"-- traremos el Debemos comenza por sella Jar la existencia de un primer es el estado del sintoma previo al andlisis,,el de s, no tocada atin por el dispositive anal una razon muy precisa: in problema para el suje- digdmoslo de este mo demanda de ever ) tatuto sintomatico, ¢ 2) ura neurosis digamo / &,¥n0 tocada por el psicoandlisis po porque el sintoma no ha devenido ain ul to que lo porta, NO ha entregado, todavia, do, la dosis de padecimiento necesaria para que una anilisis embrague sobre ella y pueda tener lugar. Se trata, tualmente, del sintoma de una neurosis nO desencadenada, 4° una neurosis adormecida: atin no se ha despertado aquello que puede llevar a un sujeto al encuentro con un analista. hay que subrayarlo, el estado mas feliz ador amecimient© EI “estado neurdtico extendido Este es quizds, del sintoma, Corresponde a esa suerte de aoe encuentra el humano promedio. “ oa del ce de Freud, que comporta también la “pol Protas jean sine oe Ihacerse demasiadas PI 28 propiamente algo | savor que éste, en verdad, deve matico. Lo que nos ha levado @ pro” Poner para a el sujer fe are 10 en esta posicién, la denominacion ton Escanendo con ConScanet La operaci FACION del si sintoma, guramente, CON los tiempos ae que ¢ tio”. Porque, en efecto, ‘Orren- de w EQUE se, Portad i ia como tal por aquel que io ao ie an oul gintoma 10S, a eee Bee son lamar a eso un} manos unas Veinte veces por dia, sider romatico para él? De ninguna mangy, gma. Y ademas, POF qué habria de « fimpieza? Estamos en una épaca muy dig, muy contagiosas, hay el célera, ja ie ific enfermedades que ametitan que ung en nos seguido, {veinle veces por ¢, miento absolutamente razonable, {0 no? Es cierto que tal vez ese EXCESIVO aseg, si, para la familia del sujeto: se consume ae hacer sintoma, lavar muchas toallas, vaya uno a Saber. ne jabén, hay que } ina para él. Hay aqui, todavia, una suerte de carer | toma, una armoniosa relacién del yo con a eae del sin- | momento no se ha quebrado, El sfatoma, en fine nen atin del eardcter mismo del sujeto, de lo gue'a veces ce lnnwene personalidad. Vedmoslo en un caso freudi er Sentida asi su extremada | hay enfermedades en fin, decen . as de Se cuide y se J lave las ma- a2, mejor mejor. Es un comporta- , ue a veces se llama su iano. EL HOMBRE DE LOS BILLETES Noestd muy lejos, en verdad, del pulcro obsesivo del que ha- blamos recién. De hecho Freud asegura!® que se trata del primer neurdtico obsesivo que atendié y que le abrié las puertas al en- tendimiento de esa afeccién, la neurosis obsesiva. Se trata de un tipo que era funcionario del estado. Y ,cémo se entera Freud de ello? Porque el paciente. al parecer, le paga- ba con unos billetes muy nuevos -en perfectisimo estado-, y es- to hacia que Freud supusiera: “claro, es un funcionario del go- bierno, los cobra, digamos, recién salidos de la Tesoreria del Es- tado, ¢ inmediatamente viene y paga a su analista”. Pero no. Re- Sulta que el tipo se tomaba diariamente el trabajo de lavar los bi- Hletes y plancharlos en su casa. Y bien, por qué no?, los lavaba, 65 Escanendo con ConScanet il SS ©} Jas mis pelle! Feabidin Sehejtinan y se los entregaba a Freud, y LY 5 8 ante no SO! 4 i cl —_ ramente 10 S601 ag gyismo. aludiendo ademas a ts jg, oto: “AL observatle yo que ung vai to coment Fe cj por ¢! caciones de! nario por los florines flamantes gue ge cn a ei rmo e Co. noce el eon del Estado, me a mé que los florines a ora de la TeSOPT yovos. sino Me I los alisaba (los planchagc a a) Fr tga em gestion de conciencia de no enteg ren ease. Se acl ce cone 0 en stt cast adie Tes de papel rofiosos: es que ahi se adheri jaan ie Fis, podran her dai al recep " \ ue sefialdbamos recién. {Por qué el sujeto ha de sy, mportarento como este el stiyo, que por ung ‘o le causa. aparentemente, mayor padecimiento y que, Fg mas considerado para con el préjimo -ya que ntes a resguardo, los protege del contagio de srvedades-, deberia ser catalozado como sintomst ye tiene las mejores razones para seguir hacienda por qué suponer a ello un sintoma? id. que en aquella época ya sospechaba las cone. care Ia neurosis y la vida sexual, ni lerdo nt perez0so, y no demasiado sutilmente, lo interroga de inmediato. Le pregunta rvan fas cosas en ese punto, @s deci, a nivel de su vida sexual. ¥ el paciente responde: “jOh, todo en orden! [...] No pa- dezco ninguna insuficiencia. En muchas casas de buena familia hago el papel de un amable tio viejo, y de ahi saco partido, de tiempo en tiempo, para convidar a una muchachita a una excur- sién campestre. Arreglo luego las cosas de suerte que perdamos el ten y debamos pernoctar en el campo. Después tomo siempre dos habitaciones, soy muy noble; pero cuando la muchacha se ha metido en la cama, me Hlego a ella y la mastur bo con mis dedos”. Y bien, tal es el “orden” que este “noble sujeto” mantiene en su ida sexual La intrvencién freudiana no se hace espera. Sel de inmediato un: "Pero, jy no teme usted hacerles datio ae ace genitales con su mano roiosa?”. coal mea es sin duda _la_intervencién just, lavids exearaes = ‘onexién el “orden” que esta en juego en ES corse pr — 6 ge ve lo pone asus semelt co? Este hom Jo que hace: él ‘Aan asf, Frew xiones como Escaneno con ConScanet con su proceder respecto de los billetes._, En efecto. lo que Freud subray rel proj; - AYA es @ cuidado por el préjimg gn cone juego “poco limpio' el lay, Sle NOtorio entre COM fag pd Hs beter yoo eee si de Cones aS mucha 5. cuestidn de conciencia ¢| NO entre hachitas, EB ado problema, digg, Pillet gam rias en el otro caso, NOS, por g| digamos, el ipo se hace una hace dem Pero. {cull eS la respuesty f dk cidn freudiana? L el Pa : -4 que sigue: “Dahon frente ala imerven- fio? A ninguna le ha Causado dato, a * (Qué podria eee gunas de ellas ya estan casadas y Aid 'es parecié bien, Al- En fin. aparentemente ¢] tipo — las daiié en nada”, Freud y termina por abandonar las che A mal la objec ga siquicra a iniciarse, ~~~ —~Rlrevist i ~ Es lo que conviene destacay Y debido, muy precisanien padecimiento del sintoma y a la ui ft mismo. Efectivamente, si convening ee eset proceder de este hombte con los bi sintoma constituye menos un PI que a Freud no se le escap: roblema que una a solucién. Lo. si €l hubier ra de dejar el reproche do”, desplazamiento que le permite no poner en cuestién ¢l “or- den” que ha impuesto a su sexualidad, Se entiende, el sintoma seguira alli -€1 continuara lavando y planchando billetes- con el fin de que lo otro también continte. No volveré a ver a Freud pero, de seguro, seguira invitando mu- chachitas al campo. La PIEDRA EN EL ZAPATO Y EL UMBRAL DEL ANALISIS Que el_sintoma pueda ser considerado una solucién, antes que un problema, no debe sorprender, Freud lo ensefia: solu-_ 67 Eseanendo con ConScanet feabidn Sebeie04” ago del “portador asintongg tieg ntoma puede COMPOFtAr pq leo de com” ‘ ae He el amen bien es de Proudly y pi pie ane percibar paecimiento alyyy it ae tts rio senilar que cl est posicin nose com pov eee see s1 fracas de est Soluign estorbo, un inconveni 0 no OcUTT Me, aly aa una lade. re sinoma debe tun suajeto des pasar aser un cima. Si jun otro no tiene sustento “ly piedra en cl Zapato”: algo que evens, que impide camina Commo Se ae, nel sujeto, en este punto, la percep. ha cambiado en sti vida; de que las vray cer como antes. ¥ 8 ali donde localizamos sintomiatico: padecimiento del sintoma, bien, este movimiento que transforma el sintoma y de- 10 es algo que suceda todos los dias. Se que el neurético adormecido rehuye, vuelve imposible. La neurosis, co- 10, hasta el ce uilarse de cl nda de © sintomt i aramente [allt cl \ an Ht impide emi debe volverse tumbraba. Ra cidn de que algo. en efecto, \ A css ya 0 Pues undo © * un seg Ahori jena la neurosis 1 mas bien de una cit dirla se ata" elude, hasta que eva se sabe, pretende tensar la cuerda hasta el maxim punto en que inevitablemente se rompe Y ya no hay retorno. Pe- ro, en fin, ese encuentro con lo mas real! del sintoma se evitay estable por el mundo, encarifiado, cada familiar, Porque si el portador asintomii- na como tal es porque 10 ama. Ama a su_ ‘0 a si mismo. Y esto porque, en verdad, ia entre lo que se llama “sf mismo” y el mo se anda, mas 0 meno quien, con su faz ms co no percibe el sintom sintoma, digamos, com no hay ninguna diferenc primer estatuto del sintoma. Entonces esté claro que para que pueda articularse una deman- : da de andlisis se precisa una fractura en ese compacto “sf mismo”, una vacilacion de ese amor por lo familiar del sintoma. La aper- ‘ura de su dimensi6n sufriente es necesaria para que alguien diri- ja una demanda a un otro, eventualmente, a un psicoanalist \S ow teuided ese segundo estatuto del sintoma, a inuPe Geom noes que a de una eure. sialiies 2a comin a lerarse todivia, Sin embargo, sintoma— _ Asi como tampoco el sujeto que sufre, el que encuen” 68 EscanenoconConScanet La operacién det sintoma 1 su sintoma “la piedra en el at erizante. Aunque alcanza vara deme sousiderurs ado en el sintoma un padecimiento examen MO |) para que haya ah un sujeto en aa © angustian- { cesattio. Pero no suliciente, SS Bse mo Para que hays analizante, Para que haya sf a a = haya sintoma fates todavia O1FO PASO: €8 preciso frunquear uu ee pral de la ent “que se disti tho de estar en. entrevista con yy ral modifica, al mismo tiempo, roma por el que padece, gl sujeto. en lugar de ser trabajade i Por su i di os, sti estado natural deviene Petar gam trabajador: a ji Em saan a a este trabajador del dispositive freudiano es al que llamamos el psicoanalizante “EI sintoma, por Su Parte, capturado por el dispositive analiti- | coes puesto en forma y entrega asi su tercer estatuto en una mu- tacién inédita: se torna -como sefialdbumos antes- pasible de ser descifrado, es decir, se vuelve analizable, pero ta Cn mbién -y es el, otro punto que pretendemos destacar- el instrumento mismo de la operacion analitica, ene LR adn encom no ba analitico, un umbral, el um- gue entonces del h analista-, ‘Trasponer ese um- + al sujeto que consulta y al sin- Lo apreciaremos en los fragmentos clinicos -en este caso, de nuestra cosecha- que presentamos a continuacién. VIRGINIDAD Y CINEMATOGRAFIA: SINTOMA Y FANTASIA El primero. Se trata de un joven que hace ya varios afios He~ gaa la consulta preocupado, al parecer, por la relacién que tie~ ne con las mujeres. Digo al parecer porque, en verdad, habria que ver si se puede hablar aqui de relaciones con mujeres, ya ve- remos, El muchacho tenia en aquel momento unos veinticinco afios de edad y le preocupaban, entonces, sus dificultades de.re- lacién con el otro sexo. Del caso quisiera subrayar el modo en que deviene sintoma- tico -sintomatico en el sentido de lo que llamamos sintoma ana-_, litico= Un elemento, digamos, algo de la vida del sujeto, que no Sdlo no se presentaba de ese modo -como un sintoma-en las en- 6 Escanendo con ConScanet ian Schejiman nds bien era enarbolado eo) mo un, spovistas anil gino que tl bande! portado come a rrdn. {QUE COSA? Ni xis ng rest por qué no? No bay Por qué aso Fe asombry rare ‘u virginidad hachos que sido educado en WN fimbito Fe Mm iye emirega ee Pega tan preciado 4 quien ofa impor | ida su vid es ei Hue Se Hama llegar vj wn, Pero. en Flt Pr LIS dificultades mismas por ible con alguna mujer, 1o del aah horizonte muy Iejano y en ese ae ad de las relaciones sexuales, q Hegan virgenes a esa edad. By | 1 que se le habia oe fad enun I joven tratabi d, entonces, Como una joys algo de lo que enorgullecerse ¥ vanagloriarse. En efec- lo volvia muy especial: 6] se contaba entre los los elegidos. Asi lo habian educado, era su po- que nadie venga a cuestiondrselo. rte, por qué debiera ser discutida de qué ética podria alguien, y me- tién una posicion tomada distante. precios’. to, era algo que puros, [os castos. sicion religiosa. ¥ Pero, ademas, por otra par una posicién tal? gEN nombre nos ain Un psicoanalista, poner en cues con tanta energia, una decision sostenida con tanta vehemencia? No, de ningén modo el analista iba a poner algdin “pero” en rela- cién con esto. ¥, sobre (odo, cuando la insistencia del tema mis- mo, la dificultad del sujeto para dejar de hablar dé ello. s ‘encar- dé comenzar a sembrar-algunas dudas, incluso en nvencido de lo que decia. este muchacho aparentemente tan col De todas formas, él no venia al_andlisis.a hablar de.eso -adin ficil no hacerlo- sino.de algo que induda- cuando le resultaba dil blemente.no.dejaba de estar te yn las, inieres Y bien, Finalmente, ;cudles 8 a no podia, decia él, termina de “engancharse”.O” ninguna. En verdad no eran demasiado claros los motivos We impedian ese eee su relato en esas primeras entrevistas era un poco icon dite 2 a 1 por lo que contaba, que sus encuet peleas yeah terminaban frecuentementé en discusiones ° Pa ae Tio relaciones terminaban por frustrarse- preciso como extao, ae fue aiskindose un detalles 2° que darfa la clave del asunto. Ocurre que Sa 0 Jacionado: os problemas: Escanend con ConScanet muchos de los desencuentros Con las, sucedian justamente las veces en lasq cuando las Tevaba a ver una pelicula Cuando se le sefiala Ja insistenci; JOvenes con las que s lia que las invit ir al cine, 'S Particular de esta cuestién, que las relaciones con mujeres com, arse general. @ tan trivial como ir al cine, él Que asombrarlo, va que decde lamorado de la Cinematografia, Al subraydrsele ese ultimo término, la Asociacién libre lo con- duce por la via de unos ay arentemente nimios de “cinematografii refiere que esto no podia menos siempre se reconocia como un en n-emato-grafia”. mas aun, atclara: ‘s¥con ‘h™”. El sujeto. por cmtonces estudiante de medicina -aho- ramédico- ya puede concluir: “sin-hemato --. Sin sangre” Y bien. lo que revela finalmente el trabajo una virginidad sostenida en principio por una firme conv’ religiosa y enarbolada como una bandera, el estandarte de una pureza impecable, es una fantasia muy precisa, aunque del todo inconsciente para el sujeto!?, que pudo formularse de este mo- do: “perder la virginidad -acceder a tener relaciones sexuales con una mujer- conlleva la posibilidad cierta de quedarse “sin- hemato, sin sangre”. Se entiende: de consentir a estas relaciones, a'nuesiro sujeto podria serle extraida -jpor esa via!- toda la san. are del cuerpo. Y siendo tales Sh las consecuencias de una po- sible relacién sexual... pues, jde ello ni hablar y mejor mantener- sea buena distancia de estas mujeres-vampiros! Soportando su virginidad tenemos aqui, entonces, una fanta- sia inconsciente bien singular, pero que puede disponerse en la misma linea del terror que Freud encuentra, de modo generali- zado, en la posicién del hombre respecto de la mujer. Efectiva- Mente, en “El tabi de la virginidad” ensefia que no may sombre Que se acerque a una mujer sin el “temor a ser an S a fantasia que el anilisis descubre en nuestro sujeto col i Ei agin modo, una variante. una version singular, personal, le ese temor que Freud no deja de destacar como universal para la po- analizante, tras cin Sicin masculina. daabsti- De todos modos lo que es preciso subrayar es que Ja absti- nena sexual de este joven era sostenida, mas por esta fantasia 1 sexual de este Oven © 1 Eseanendo con ConScanet Fabidin Schejtman nor a ser desangrado por las “mujeres. inconsciente ~SU tem e an reencias religiosas © razone; piros”-. que Por sus ¢ que, en todo caso, sé no: : ia e vale para dar cuenta 7 secundarias de las que S P de una pe cuya causa hay que buscarla en esa Otra escena de la que nos hay 1d Freud: lo inconsciente. — Ahora bien, el andlisis no pone en cuestién, como deciamos, la virginidad del sujeto como tal, pero si, de algtin modo, aque cuimulo de explicaciones que éste se daba para sostener esa po. sicién: es la virginidad sostenida como un ideal, portada como un galard6n. alzada como un estandarte, lo que cede a partir del trabajo analitico, a partir del surgimiento, no poco sorpresivo para el muchacho, de la fantasia en que ella se soportaba. Y eso da lugar a una modificacién en su posicion respecto de la virgi. nidad como tal: la sintomatiza. En efecto, ésta cobra desde alli un cardcter sintomatico que antes no tenia: sintoma analitico. sintoma que deviene tal por el trabajo mismo del analizante. En fin, agreguemos que si el andlisis hace que ceda bastante ripidamente el cardcter idealizado de su abstinencia sexual, el sujeto no se “cura” tan velozmente de su virginidad -ahora sin- tomatizada- aunque, a su tiempo, eso Ilega también: con aquella “vam. Ncienzug, Icienzuda, aparecen ahora como racionalizacione: ~ “lones que actualmente es su mujer. __ Dejamos en este punto esta pequefia vifieta clinica, bastante ilustrativa del modo en el que el sintoma se vuelve, en un psi- Coandlisis, como deciamos, atrapable por la oreja -aqui se nota, Por lo demas, que esa oreja no es sélo la del analista: el anali- — a es quien comienza a escuchar el mensaje que Pr clave s a Otra escena-. Y pasamos ahora al segundo caso, en » ademas de la transformacién que vuelve al sintoma w? mensaie deceit s sintor me ‘ie descifrable, se evidenciard de qué modo deviene instru- M0 de ta cura. iCon; y RAR?: SINTOMA, FANTAS{A y TRANSFERENCIA Una mu; mujer de mi al So menos ta mi iuchacho QUE Nos referimos recién misma edad que el mt " a 2 “unos veinticuatro afios- llega a su Pr Escanendo con ConScanet La operacién del sintoma a entrevista con una lista: jcon una lista de sintomas! La suma je 10S singomas que hacen de su vida un tormento. d En fista, que ella entrega delicadamente al analista se ‘cardias. marcos, dolores de cabeza, dificultades acidn agitada, sudoraci6n excesiva, sen- vemayo. Ella ya ha recorrido con su lista infinidad de nédicos, y no slo médicos. Ha ido a astrélogos. supa y homedpatas. Ha hecho yoga, tai-chi, y otras parentemente nada le ha dado resultado, al menos. re- sécnicas- gqltados duraderos. que no presenta solamente sintomas fisicos. Li- Agreguemos do con ellos. padece un temor persistente: miedo a mori. Una “no re- sre ecurrente no la deja tranquil: eme que st corazén sista”. La taquicardia que la asedia de tiempo en tiempo no cesa de recordarsclo. Casi todos estos sintomas son reconducidos en los primeros spses de su anlisis a una escena eficaz, una escena que s© en cuentra en el origen de los mismos y que, ya lo veremnos, No Se rf abordada “exteriormente” en el tratamiento, sino que Ilegara tomar” la relaci6n analitica misma: lo que el psicoandlisis en- cuentra en lo que denomina trans! ‘a. Tal es la via que nos precisamente, el _cardcter instrumental del, psicoandlisis opera no ya solamen- ode Feet: a Mg respiraci FesP pemitiré entrever, sintoma en la cura: como el el_sintoma._, te sobre, sino también, Con el halldndose en una reunién fa- Ta escena entonces. De nifia, niliar -ella no recuerda muy bien si no habria sido un cum- pleafios, u otra ocasiOn-, una prima, algunos afios mayor que cllasufre lo que aparentemente habr a sido un ataque cardiaco. En fin, casi se puede adivinar: esta prima. momentos antes del atague. habria sentido mareos, taquicardias, sudoracion. difi- cultad en a respirac! ‘6n, etc. Se trata aqui del instante mismo, Podriamos decir, en que la sujeto, identificandose con su pri- “escribe” su lista, 1a lista de sintomas que trae al analista. En efecto, sino todos, la mayor parte de los sintomas que pre- Senta en esos primeros meses de la cura parecen tomados de ta escena, Elasunto es que al parecer los sintomas de esta prima no ha- 1 Escanenda con ConScanet Fabisin Schejtman hyian sido sintomas histéricos, como los de nuestra sujeto : “Ssthu. biera tiempo NO NOS costarfa demasiado dar cuenta del diagng i Os- tico de histe mina en un paro ca tea la muerte ~a la prima Pero ocurre que, segtin los dichos de la paciente, su prima no ria en este caso- SiNO que, aparentemente, lodo t : ; . e urdiorrespiratorio que la conduce efectivam, ‘i en se entiend habria mucrto, especfficamente, por cl paro cardiorrespiratorio, bien por la accién misma de quien habria intentado sino mis reanimarla. Segtin parece, el tipo que intenta la reanimacién, ademas de hacerle respiracién boca a boca, le proporciona un masaje cardfaco muy particular: le golpea tanto el pecho que rompe una cantidad de costillas y la prima termina falleciendo a causa de estos golpes. Pero veamos como llega la analizante al recuerdo de esta es- cena. y en verdad no solamente a ella, ya que el andlisis la con- duce hacia otras tantas escenas o fantasfas estructuradas de idéntico modo -sostenidas por una identificacién'5 con alguna mujer golpeada por un hombre: la posicién masoquista a nivel de la fantasfa que no deja de entreverse en sus sintomas-. La jo- ven, por ejemplo, tenfa en esa época y desde cierto tiempo atrds, una particular tendencia a accidentarse y golpearse, a ha- cerse moretones que, casualmente, ella no dejaba de comparar con aquellos producidos en algunas actrices famosas, © mujeres de la fardndula, por sus parejas, maridos 0 novios golpeadores. ~Cémo se llega entonces, cémo son descubiertas, estas esce- nas, o fantasfas, de las que, digamos, ella toma el material que da soporte a sus sintomas? Como lo acabamos de indicar, por una via que calificamos de transferencial. La sujeto, en determinado momento del a quejarse y no de cualquier cosa, Comenta qu ta de modo muy distinto que al resto de los pi da respecto de cémo sabe ella cémo son tratados los demiis pi cientes, termina diciendo que, en verdad, la comp! icin fa read liza tomando como referencia exclusiva a la pacient nterior & ella, la que sale del consultorio cuando ella Hega. A su juicio es indudable que a esa paciente se le brinda una atenci6n, un cuidado, que a ella no: aquella tendria, segurame”™ ndlisis, comienza # e su analista la ta cientes, Interroga- 4 Escanendo con ConScanet La operacién del sintoma yr tiempo de sesiOn. se le prestaria mas atencién a lo que tel de otro modo... | dice. se la escuch: en fin, cuesti 7 gnirando al consultorio: la satisfaccién que aquella vefeia en su rostro, Ia sonrisa con la que sale de sus sesiones, asi se lo ase- ura. Por fin. culmina afirmando que si su analista atendia me jora esa paciente era, seguramente, porque aquella mujer debia cobrar mas que ella. {Cobrar?, le pregunto extrafiado. Se entiende, habia que! do sefialar que esta paciente pagaba mis que ella por sus se- siones y que por so recibia un mejor trato y sesiones mas pro- longadas. Pero, en lugar de eso, puede escucharse decir: “ella cobra mas”. Si en el caso anterior el sintoma comienza a entregar su sentido por la via de un aparentemente nimio juego de palabras -aquel “sin-hemato”-, puede observarse que aqui no se trata de otra cosa: el equivoco que s¢ introduce por la irrupcién de es-__ te “cobrar’’,.que.en_nuestro castellano -en nuestro portefio- puede querer decir muchas cosas. Indiquemos entonces que el entrever el deseo -insatisfecho, podria agregarse- como supone que cobra la otra¥é: la pa- rima -en aquella escena in- lapsus dej de la sujeto de cobrar ciente anterior, pero también su P fantil-, o las mujeres de la farindula -golpeadas por sus mari- dos 0 novios-. Ahora bien, luego del surgimiento de este “cobrar”, nuestra paciente no tarda mucho en comentar que cuando llega antes -y ¢s que usualmente lega mucho tiempo antes de su horario de se- Sidn: viene veinte, veinticinco minutos antes, y espera, espera en la puerta del consultorio-. se dedica, de hecho, a fantasear. (A fantasear qué cosa? iLO Ive estaria haciendo su analista en ese preciso momento con 1a paciente anterior! : - Sintéticamente, en este fantaseo, en esta especie de suefio diurmo en ese tiempo de espe llega a suponer que aquella pa- ciemte dice algo o hace algo, y que con eso consigue ‘sacar de las casillas” al analista que, leno de furia, termina pegindole, Propinandole una paliza. Fantasia que nos permite vislumbrar, de este modo, el orden de “satisfacci6n” que ella lee en el rostro 5 Escaneno con ConScanet Fabidn Schejtman supuestamente sonriente de la paciente que la precede, cuando con ella se cruza. a r a partir de a Queda claro, entonces. que es a part Su puesta en juego enel nivel mismo de la transferencia analitica, que se Mega ala escena de la muerte a golpes de la prima “pero también a las de. mas escenas y fantasfas que no reproducimos aqui pero que comportan la misma estructura: una mujer golpeada por un hhombre-, que sirve de base para su identificacién y la formacién de sintomas. Sintomas éstos que, entregados por la paciente al analista prolijamente enlistados en la primera entrevista, final- mente, luego de recorrido el frondoso bosque de las fantasias que los soportaban, terminan por ceder. Agreguemos por tiltimo, para dejar indicada cuando menos la direccién que tomé ese recorrido que, tiempo después, y en relacién con aquel fantaseo en Ia entrada del consultorio del ana- lista, la joven proporcioné un elemento clave que inicié la “po- da” de ese bosque de la fantasfa, ruta que conduce a lo que La- can abordé como “atravesamiento del fantasma”. La analizante manifesté entonces que, no pocas veces, con el fin de corroborar sus ensofiaciones, no vacilaba en acercar su oreja a la puerta del consultorio, aguzando el ofdo en el intento de escuchar lo que ocurrfa “del otro lado”!7. Hecho que, una vez relatado en anilisis, terminé por viabilizar el recuerdo de las ocasiones en que de nifia acercaba, ya no solamente su oreja, si- no también una diversidad de vasos que, apoyados contra la pa- ted, le permitfan ofr mejor lo que sucedia en las habitaciones ve- cinas: especialmente la de su hermano -frecuentada por las va- fins nee ae cae cuando no la de sus padres. | imnés- eon lo de estas escenas -y de otras que om! hicieron lugar, poco a poco, al recorte de a relacién de la sujeto con un objeto mu bene) esente siempre més © menos veladamente en ellas tencct die alizante no dejaba de contornear: Ja Tas, y que el discurso analii : de una satisfaccion ene Recorteren Siltima instancis, vocunte -sobre ta Mtrada en Ja relacién con el objeto in- que no podemos extendernos aqui!9- que s¢ verific6, en a » €n el andlisis, co: “4 ” us sintomas, mo la “columna vertebral” de $ ——— 16 Escaneno con ConScanet operacién det sintoma DEL SINTOMA Y TRANSFERENCIA Got ‘Ferminaré sefialando dos cuestiones. La primera. Que de lo comentado se desprende cl: am dimnonsion del sintoma que no conviene. desc uidar, y que hoy no hemos, destacado suficientemente puesto que nos intere- saba subrayat sobre todo el cariicter “palabrero” del_ mismo. La vieta recién expuesta_nos muestra que el |_sintoma_comporta, ademis de su estructura je, una modalidad de satisfac- sujeto, en. mayor.o en. menor medida consentida por lo.que.con Lacan localizamos como te y amplio, que convendré retomarlo en otra ocasién??. La segunda. Que en este caso se pone en evidencia lo que en elanterior no se volvié tan notorio: que el sintoma analitico supo- ne como tal la inclusi6n del psicoanalista en su estructura. De es- te modo, si el analista opera(sobre)el_sintoma, modificandolo, transforméndolo, si efectivamente hay una eficacia del disposit vofreudiano en el tratamiento del sintoma, ésta se sostiene del he-, cho de que ei analista no interviene desde, fuer’ 71 toma desde un punto que no. puede suponerse, exterior. al mi La puesta en forma del sintoma bajo. transferencia asi lo dispone. 7 EscanendconConScanet

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