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Parte | SABERES SOBRE LA SEXUALIDAD Saberes médicos, biopoliticas y sexualidad Biopolitica y sexualidad: el dominio ptblico de Ia vida fntima Zandra Pedraza Gomez Departamento de Antropologia, Universidad de los Andes Quiero comenzar por poner de presente un aspecto que pese a su carécter obvio para los especialistas en sexuali- dad -y yo no lo soy- no por ello pierde importancia y capa- cidad analitica. Lo que ha venido a denominarse sexualidad, es una forma particular de comprender la realizacién del caracter sexuado del s et humano. En ella se destacan, en mi parecer, dos asuntos que le dan su forma particular. Uno es elh experto, aunque no necesariamente cientifico, en cuanto el cho de tratarse de lo que hoy denominamos un discurso psicoandlisis, saber en el que abreva, no responde a la defini- cin de una forma de conocimiento cientifico. Esto no obs- ta para que le sea reconocido su poder explicativo. Respecto Jeraci6n, la sexualidad se realiza en la confes aesta cons ony 27 Saberes, culturas y derechos sexuales en Colombia 28 en a intromisién del experto, Ello no significa que la consul- ta sea imprescindible: bastan las opiniones emitidas en los de los medios diverse formatos de comunicacion y los modelos presentados en éstos, mediante los cuales nos in troducimos, dada la carencia de un ars eritica, en la préctic: sexual, para tener ya en la conciencia, y por tanto en la alco: ba, la presencia de la confesion y del concepto experto. EI segundo asunto que quiero mencionar proviene de esta nocién de sexi convergen de forma idad en la que muy particular, aspectos de la condicién humana que la tra dicién epistemol6gica occidental ha procurado: mantener distantes. Se trata de la confluencia del carécter corpdreo, animico, emocional, social, intelectual © incluso espiritual que puede reconocerse en la vida sexual. L's precisamente en esta confluencia en la que encuentra fundamento la sesualidad como dis ciplina con caracter transversal, Lo que ha construi- do como su objeto de conocimiento y, por tanto, objetivo de su acci6n, es posible justamente porque la indole sexuada del ser humano se entiende como confluencia: deben conju- garse de la forma apropiada actos fisicos y experiencia sen- sorial con condiciones de edad y género, pero también debe es 4 experiencia dar lugar a la emocidn, ser oportunidad para la expansién de la vida animica y, en su mejor version, dar incluso cabida a la expansidn espiritual. Asi se comprende lo que se denomina una sexualidad sana y libre de culpa y san- cién, no en vano medicalizada como medida de control En una experiencia de esta indole, la tradicion de pen- samiento occidental no se desenvuelve con comodidad ni propiedad. Probablemente de esta incomodidad provenga la ausencia de una ars erotica que pueda encontrar en la vida Zandra Pedraza Gomez sexual una fuente para el deseo, la lujuria y la expansion sen- sorial y perceptiva tanto como de conocimiento y espiritua- lidad. Aparentemente, no hubo opcién distinta a la de recu- rrir a la cexualidad como forma de conocimiento y discurso que busca regular la vida sexual individual y colectiva. No hubo pues salida diferente de la regulacin y normalizaci6n, pese a la aparente liberacién de las actuales perspectivas en las que, no obstante, se traza un camino que el individuo debe seguir. De existir © generalizarse una libertad en este sentido, ella confrontarfa el modelo de organizacin social mis valorado que es el de la familia nuclear, cuyo ideal de sexualidad se realiza en la monogamia. Por esta aporia, se hacen ingentes esfuerzos por desarrollar modelos de sexua- lidad que hagan posible, si bien como ideal, la experiencia de tuna sexualidad satistactoria -término de suyo vaciado de des- bordamiento dentro de las constricciones de la pareja monogimica y la familia butguesa Esta tensién ya pone de presente cémo la sexualidad es un concepto en el que no se desenvuelve la vida “nuda”, la oe, que serfa un acto y una expresin sin otra consecuencia ni pretensién que las del instinto, sino que necesariamente la ha transformado en acto politico, en bios. Aqui, salta a la vista que la sola mencién de (@NERWANGAE GlieEa POENEIPLO SED - definicion una perspectiva politica y, mas precisamente, GBPSIGED Interesa, cn particular, la dimensién inmaterial que encierra la nocidn de sexualidad, su énfasis en los aspec- tos afectivos y su alcance para la formacién de la subjetivi- dad (Hardt y Negri, 2002). Con esto en mente, quiero entonces tratar de forma muy somera dos ideas alrededor del caracter biopolitico de 29 Saberes, culturas y derechos sexuales en Colombia 30 la sexualidad. La primera es la constitucién misma de la no- cidn de sexualidad como pivote de un ejercicio del poder en torno de la nuda vida (Agamben, 1998); la segunda atafie a la constitucién de la subjetividad individual en funcién de la sexualidad y a la forma como ésta desvirtua la intimidad. ‘Tomemos a Foucault. Es un deber comenzar por reco- nocer y recordar su tesis acerca de la relacién entre sexualidad y biopolitica, en particular, el caricter de bisagra atribuido a la sexualidad y su utilidad para establecer un vinculo directo en- tre el estado y la familia; entre la vida publica, el ejercicio del poder y la subjetividad individual. Para el individuo, el sexo ha dejado de ser una simple expresion del instinto y satisfaccién del placer -comprendido éste principalmente como lujuria y no exento de un caracter pecaminoso inscrito en él desde la perspectiva de la patristica- para ser también algo que, por su mismo caricter lujurioso, entré a formar parte de los aspec- tos de la confesién capaces de revelar las intimidades de la subjetividad, aquello que indicaria un desvio de la norma. La manera como se experimentan, como se interpretan el deseo y el placer sexuales, y también las formas que se juzgan apro- piadas para tales experiencias, resultan tarde o temprano indicadoras de pliegues tecénditos de la mente y el alma hu- manas que deben reconocerse, identificarse, aclararse racional- mente, pues revelan la verdadera condicién de la identidad individual y han de practicarse segiin un canon taxonémico de la normalidad y la salud. El papel del psicoanilisis y la psicolo- gia, en la tarea de hacer pablico y de humanizar lo animal, no es despreciable, en buena parte, por la capacidad de darle a los impulsos, a las emociones, a lo puramente pasional, un substrato lingitistico que lo dota de humanidad y racionalidad y lo dis- Zandra Pedraza Gomez pone para el conocimiento experto al situarlo, al otorgarle un lugar en la experiencia psiquica y emocional, Es aqui donde resulta oportuno ocuparse de la intimi- dad e inquirir por los modos, si los hay, de que ésta sea posible en medio de una nocién de sexualidad omnipresen- te. cEs posible la intimidad, es decir, la incongruencia y el secreto rec6ndito e inenarrable cuando el discurso de la sexua- lidad produce y habita las subjetividades individuales y co- lectivas, si se formula como un derecho que es mas bien obligacion, si existe en cuanto se enuncia? La sexualidad es una construccién que se acomete en la familia. El nifio debe ser introducido en una forma concreta de concebirse como individuo sexuado. Ante todo en rela- cién con su sexo, con su ser representante de un sexo, pero también y en forma muy concreta, en cuanto al tipo de prac- ticas que se le permiten y lo conducen a configurar precisa- mente la sexualidad: la manera reglamentada de experimentarse sexualmente (fueta de lo cual esté lo soez, lo vulgar, lo anti- higiénico, lo desviado). Esta orientacién es exactamente esto, tun vector que descarta otros. Al nifio se le indica un camino y una forma de recorterlo, sancionado moralmente. No hay posibilidad de indicar el camino sin sefializarlo moralmente. Esto equivaldria al silencio, la permisividad, la intimidad, dar la posibilidad de que el individuo no se constituya con un eje de verdad que apuntale su subjetividad. El disefio moderno de asignaturas curriculares acentua la orientacién. No en vano, hablamos de orientacion sexual, de educacién sexual en lugar de ars erotica. Lo que ofrecen tales asignaturas es un conjunto de indicaciones de higiene, 31) Saberes, culturas y derechos sexuales en Colombi 32 salud y normalidad tanto fisica como emocional y reproductiva. E torio del contenido formal, el canon de la vida sexual. Fuera s clara de nuevo la condicién biopolitica: se ofrece el reper- de él se tendrian formas patolégicas, incanvenientes, amena- zadoras, riesgosas. Es cutioso, no obstante, que la ars erotica, la estética sexual, se entregue a la industria cultural, lo que sittia al discurso de la sexualidad en una posicién algo desventajosa y siempre necesitada de encauzar lo que muestran o insinian la cinematografia y compafifa. La colonizacin de la subjetivi- dad por via del discurso y el imaginario -el calificativo aqui es exacto- revela los tres cabos que la sexualidad entreteje: el indi- viduo, la familia y el estado (o el imperio). La sexualidad ne- fasta es aquélla producto de una subjetividad des-ajustada. Este des-ajuste proviene precisamente de la intimidad, de un terri- totio silvestre que resiste la colonizaciOn. Si se expresa, amena- za la constitucidn de la familia burguesa, la reproduccién or- denada en la que el estado puede Si se atiende en cambio a la poblacién, mas que un dispositivo para incitar a hablar, la sexualidad, es decir, el sexo convertido en discurso y en una ciencia sobre lo sexual, encierra no sdlo una verdad que debe ser revelada, sino una tecnologfa politica de la vida, en tanto es a través del sexo como se reproduce la poblacién. Esta perspectiva permite pensar y actuar sobre la poblacin estadistica y demogrificamente. Con base en cella cs posible cl disciio de politicas sociales que atafien al cuerpo social y a la vida de la especie. De esta orientacién se derivan la sexualizacin del nifio y la histerizacién de la mujer, el control de nacimientos y la psiquiatrizacién de las perversiones. Este es el proyecto inconcluso que Foucault delined en La Historia de la Sexua- Zandra Pedraza Gémez lidad (1977) y que contempordneamente tiene otra pobla- cién objetivo: los adolescentes y los jovenes. Mientras que los adolescentes acaso procuren, si les es posible, hacer del sexo una expresién de la intimidad, el dis- curso de la sexualidad los conduce a una tecnologia del yo cayo fundamento es la reproduccién sana en el seno de la constitucién de la pareja y la familia. Una amenaza clara a este propésito la ilustra la preocupacién actual por el emba- razo adolescente. La alarma social proviene del riesgo en el que se sitda el ejercicio biopolitico. El poder contemporineo de la sexualidad aleanza asi nuevos territorios, En Ifneas generales, se trata del caricter que ha alcanzado como tecnologia del yo, en particular en relacién con la adolescencia y la juventud, cuando el sexo es convertido en sexualidad bajo un dispositivo cuya exclusividad ha perdi- do la ciencia, pese a su ardua lucha, y por cuya conquista cho- can los medios de comunicacién, las industrias culturales, el aparato social y los dispositivos escolates, familiares y médi- cos. En este momento, el sexo convertido casi inmediatamen- te, cuando no previamente en sexualidad, se entiende como una tecnologia del yo que se debate entre el hablar y set una prictica prescrita para encontrar la identidad y frente a la cual el sujeto debe desplegar un principio de fidelidad a su natura- leza. Creo que ésta es una de las perspectivas en las que la sexualidad entra en el ambito de los derechos humanos. Bibliografia Agamben, Giorgio, 1998 [1995]. Homo Sacer. H/pader soberano y ka muda rida Valencia: Pre Textos, Foucault, Michel, 1977 [1976]. Historia de la sexualidad. 1: Lat onluntad de saber Madrid: Siglo XI. Hardt, Michael y Antonio Negri. 2002 [2000], Inperi. Buenos Aires: Paidés, 33)

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