Professional Documents
Culture Documents
Control Biologico de Plagas y Enfermedades Jacas, Caballero y Avilla
Control Biologico de Plagas y Enfermedades Jacas, Caballero y Avilla
ISBN: 978-84-8021-775-0
ÍNDICE
Pag.
PROLEG!PRÓLOGO .................................. . . .........9
CAPÍTULO l. INTRODUCCIÓN
7
CAPÍTULO 4. EL CONTROL BIOLÓGICO EN ACCIÓN
8
PROLEG
Des de l'any 1997, i a través d'un conveni signat ambla Diputació Provincial de
Castelló, la Universitat Jaume I celebra l'Escola de Sostenibilitat de 1' Agricultura
Mediterdmia, en el marc de l'Escola de Tardor de la Universitat Jaume I. A l'Escola
de Sostenibilitat de 1' Agriculturas' aborden diversos aspectes relacionats amb la sos-
tenibilitat deis sistemes productius agrícoles del nostre entorn. L' any 2003, aquesta
escala es va centrar en el control biologic de plagues i malalties.
El control biologic de plagues i malalties (CB) consisteix en J'ús dels enemics
naturals o dels competidors de les plagues i dels patogens per al control de les seues
poblacions. És una. tecnica mil·lenaria, que ja utilitzaven cultures com la xinesa al
segle m. Fou, pero, a partir de finals del segle XIX quan el CB va despertar un gran
interes grades a l'exit espectacular de la introducció de la marieta Rodolia cardina-
lis per al control de la cotxinilla acanalada Icerya purchasi. Malauradament, el CB
va deixar de ser practicat amb la generalització de la lluita química com a mesura de
control de plagues, malalties i males herbes, fins que el replantejament general de la
protecció vegetal, provocat pels diversos problemes ocasionats per l'ús intensiu
de pesticides, va fer que el CB anara guanyant terreny de bell nou. Actualment,
el CB és una pe~a fonamental i indispensable en qualsevol estrategia d' agricultura
sostenible, com per exemple la ptoducció integrada o l'ecologica.
Durant la setena edició de l'Escola de Tardar s'analitzaren algunes de les claus
del CB, com les seues bases ecologiques, els diferents tipus de tecniques, els orga-
ni~mes implicats i els casos d' alguns sistemes agrícoles on ha estat aplicat amb molt
d'exit. Es varen debatre els problemes que afecten aquesta tecnica de protecció
vegetal, amb les seues implicacions tecnologiques, economiques, ecologiques i
socials, oferint una visió ampla per tal d'obtenir unes conclusions solides i practi-
ques.
Aquest llibre, que ara us presentero grades a la col·laboració entre la Universitat
Jaume I i la Universitat Pública de Navarra, és el fruit d'aquella escala. Alllarg d'a-
quest document trobareu les transcripcions que els mateixos conferenciants han fet
de les lli~ons impartides. Sabem que la llibertat de que hem gaudit els autors a l'ho-
9
ra de transcriure les nos tres contribucions pot haver afectat la uniforrnitat_ del docu-
ment que ara us presentem, pero no la seua unitat. Tots aquells que hem contribui1
d'una manera o una altra afer possible aquest llibre esperem no decebre els nostres
lectors, i que aquest contribuisca a divulgar aquesta tecnica i a augmentar l'interes
general per les tecniques de protecció vegetal més sostenibles.
ELS EDITORS
10
PRÓLOGO
11
de este documento encontraréis las transcripciones que los propios conferenciántes han
realizado de las lecciones impartidas. Sabemos que la libertad de que hemos gozado los
autores a la hora de transcribir nuestras contribuciones puede haber afectado a la uni-
formidad del documento que ahora· os presentamos, pero no su unidad. Todos aquéllos
que hemos contribuido de una manera u otra a hacer posible este libro esperamos no
decepcionar a nuestros lectores, y que éste contribuya a divulgar esta técnica y a aumen-
tar el interés general por las técnicas de protección vegetal más sostenibles.
Los EDITORES
12
INTRODUCCIÓN
LA LUCHA BIOLÓGICA,.PIEZA CLAVE.
DE LA AGRICULTURA SOSTENIBLE
ELISA VIÑUELA
Protección de Cultivos. ETSI Agrónomos. 28040-Madrid.
elisa. vinuela @upm.es
15
la selección y uso de estrategias de control de plagas, aisladas o armoniosamente
coordinadas, en una estrategia de manejo que se basa en un análisis de costes bene-
ficios en el que se tienen en cuenta lo& intereses y el impacto sobre los productores,
sociedad y medio ambiente (Kogan, 1998). En el MIP por tanto se puede desde no
intervenir, a usar una sola técnica de control o una combinación de varias minimi-
zando siempre el uso del control químico, teniendo como finalidad la eliminación
de los daños económicos de la plaga (Viñuela y Jacas, 1993; Minks et al., 1998). Se
pone pór tanto énfasis, en primer lugar, en la utilización de medidas preventivas
(variedades resistentes, predicción de daños en una etapa temprana, etc.), en la vigi-
lancia de las poblaciones de las especies ·plaga: importantes y en la aplicación de
umbrales económicos, antes de llegar a la aplicación de una medida directa de con-
trol encaminada a eliminar únicamente la porción de la población plaga que nos está
causando pérdidas económicas en el cultivo (Boller et al., 1999). Entre las medidas
directas se prefieren las ecológicas (biológicas, biotécnicas [feromonas, atrayentes,
etc.], físicas [trampas, barreras, etc.] y agronómicas [manejo del riego, abonado,
labores del cultivo, etc.]) antes· que la lucha química y, en caso de aplicarse ésta, los
equipos están a punto y calibrados; se reducen las áreas de tratamiento en lo posi-
ble; se dejan zonas sin tratar, a no ser que la plaga sea considerada como muy peli-
grosa por las autoridades; y sólo se aplican plaguicidas autorizados en el cultivo,
descartando si es posible; los persistentes, volátiles, poco selectivos o que pre1'enten
cualquier otra característica indeseable.
16
Dreistadt, 1998). En nuestros cultivos los enemigos naturales pueden, pues,
cionarnos una ayuda inestimable para mantener por debajo de niveles eccmó~mico,¡~¡
las poblaciones de algunos insectos perjudiciales, y en utilizar al máximo este tipo
de ayuda, se basa la LB que se puede aplicar para el control de artrópodos plagas
(insectos y ácaros), hongos y malas hierbas de los cultivos (Bellows y Fisher, 1999).
La LB se conoce ·y aplica desde antiguo (Van Den Bosch et al., 1982; Van
Drie·sche y Bellows, 1996). El primer uso de insectos por el hombre ocurrió en
China en el siglo m d. C. cuando se empleó la hormiga depredadora Oecophylla sma-
ragdina (F.) (Hymenoptera: Formicidae) para controlar una cochinill<;t plaga de los
mandarinas. La primera introducción de un enemigo natural de un país a otro fue un
pájaro indio que se introdujo en Isla Mauricio para controlar el ataque de la langos-
ta roja Nomadacris septemfasciats (Serville) (Orthoptera: Locustidae) en el siglo
XVIII. La primera observación del parasitismo (desarrollo de las formas juveniles de
un artrópodo en un solo individuo del huésped, artrópodo o no) se hizo en 1602: una
avispa del género Apanteles (Hymenoptera: Braconidae) que se desarrollaba sobre
la mariposa de la col, pero una interpretación correcta del fenómeno no se hizo hasta
1706, y su potencialidad en el control de plagas no se comprendió totalmente hasta
el siglo XIX. El primer transporte internacional de un enemigo natural se hizo con
motivo del grave ataque de la filoxera Viteus vitifoliae (Fitch) (Homoptera:
Phylloxeridae) a las viñas francesas en 1873. Este pulgón americano tiene un ciclo
complicado alternando sus generaciones entre la parte aérea y subterránea de la vid,
sin producir daños graves a las raíces de las cepas americanas que tienen mayor can-
tidad de corcho en las mismas, pero pudiendo matar a las vides europeas, por lo que
su llegada a Europa ocasionó gravísimas pérdidas económicas. En un intento de
controlar esta plaga, el entomólogo americano Riley introdujo el ácaro Tyroglyphus
phylloxerae Riley (Acarina: Tyroglyphidae) en Francia, pero los resultados no fue-
ron los esperados, la solución vino años más tarde al injertarse las cepas europeas
sobre pies americanos resistentes al insecto. El primer éxito del control biológico
llegó unos años más tarde, cuando este mismo entomólogo introdujo desde Australia
a California la mariquita Rodolia cardinalis (Mulsant) (Coleoptera: Coccinellidae)
que controló con total éxito la cochinilla acanalada Icerya purchasi (Maskell)
(Homoptera: Margarodidae), que estaba ocasionando graves pérdidas en la citricul-
tura de este estado americano. Desde este momento, la LB se empezó a contemplar
con otros ojos y se depositaron en ella grandes esperanzas.
Sin embargo, la LB también puede presentar algún inconveniente (Wajnberg et
al., 2001; Pimentel, 2002), y así en el siglo XIX ya se vio la necesidad de establecer
17
cuarentenas para las especies que se introducían de un país a otro. Las cuarentenas,
medidas legilastivas, reguladoras y actividades asociadas (erradicación y campañas
de contención, vigilancia, evaluación de riesgos) encaminadas a minimizar el trans-
porte y diseminación de organismos petjudiciales a las planta~ por las actividades
humanas (Ebbels, 2003), también se aplican a los agentes de control biológico some-
tidos a reglamentaciones fitosanitarias, que se confinan oficialmente para observar-
les, ya que pueden estar contaminados con patógenos o tener enfermedades o hiper-
parasitoides, pueden convertirse ocasionalmente en plagas si tienen alimentación
mixta, pueden ser menos selectivos de lo que se pensaba o pueden producir graves
alte~aciones en los ecosistemas al desplazar a especies nativas (Jacas, 2002).
La LB sufrió aparentemente un olvido a partir de mediados de los años cuarenta
que coincidió cori el uso extensivo de los insecticidas de síntesis (Davies, 1991),
pero se seguía trabajando en ella, y se dio un avance importante en 1942 ·cuando
Wilkes aplica los principios de la genética a la producción masiva de enemigos
naturales, mejorando por ejemplo su vigor y fecundidad (Narang et al., 1994). Otra
prueba del trabajo en la sombra sobre esta técnica lo constituye la fundación de la
OILB en 1952. La LB volvió a ser centro de atención de los esp'ecialistas en el con-
trol de plagas en 1962, cuando Rachel Carlson publica en Estados Unidos su famo-
so libro Silent spring en el que habla de los problemas ambientales que estaba oca-
sionando el uso abusivo de plaguicidas.
Aunque la potencialidad de la LB es enorme, ya que el 25% de los insectos (y
hay más de un millón de especies) son depredadoras o parasitoides en algún momen-
to de sus ciclos de vida (Davies, 1991), en los 100 años de existencia de esta técni-
ca, sólo se han ensayado unas 5500 especies de enemigos, de las que 420 han dado
una reducción considerable de la plaga diana (Van Lenteren, 1993). En el futuro,
todo parece indicar que se seguirá estimulando el uso de la LB porque cada vez se
registran menos plaguicidas nuevos, las plagas siguen desarrollando resistencia a
éstos y en todos los países desarrollados se quiere reducir el uso de la lucha quími-
ca por los numerosos problemas ocasionados.
FUNDAMENTO ECOLÓGICO DE LA LB
18
haya sólo un estado de desarrollo o varios, dependiendo de la especie. El conoci-
miento de estos factores es fundamental para poder sincronizar plaga y enemigo. A
largo plazo, sin embargo, la densidad de la población de una especie oscila en tomo
a un punto de equilibrio relativamente estable, y así hablamos de especies abundan"'.
tes y raras. A este punto de equilibrio, se llega por la actuación del control natural,
que regula la densidad de población de los organismos mediante la intervención de
factores abióticos y bióticos, unos independientes de la densidad (clima, factores
físicos o calidad del alimento), y otros dependientes de la misma (espacio, cantidad
de alimento y enemigos naturales).
El uso de enemigos naturales por el hombre, se puede entender por tanto, como
un paso del control natural, porque al introducir un enemigo de una plaga en el agro-
ecosistema, la densidad de ésta bajará por debajo del umbral económico de daños
(densidad de la plaga a partir de la cual hay pérdidas económicas en el cultivo y
punto en el que se igualan el coste de las medidas de control con el aumento de ren-
dimiento del cultivo (Stem, 1973)).
19
Cl)ADRO l. Algunas especies de enemigos importantes en España
, y sus huéspedes plaga
DEPREDADORES
,... HETEROPTERA; Anthocoridae -
Anthocoris spp si Psyllidae Orius spp. siThysanoptera
,... HETEROPTERA; Miridae
Macrolophus caliginosus si Aleyrodidae Diciphus tamaninii si Aleyrodidae
..
,... DIPTERA; Cecidomyiidae
Aphidoletes aphidimiza si Aphidoidea
,... DIPTERA; Syrphidae
Syrphidae si Aphidoidea
,... COLEOPTERA; Coccinellidae
Chilocorus bipustulatus si Coccoidea Coccinella septempunctata siAphidoidea
Rodolia cardinalis s/Jcerya purchasi
Cryptolaemus montrouzieri s/Planococcus citri
,... NEUROPTERA; Chrysopidae
Chrysoperla carnea si Aphidoidea
,... NEUROPTERA; Coniopterygidae
Conwentzia psociformis si Acari
,... ACARI; Phytoseiidae
Amblyseius spp siTetranychus urticae Phytoseiulus persimilis siT.urticae
~~~ENOP!FERA PARASI!FOIDES
ICHNEUMONOIDEA'
,... Ichneumonidae
Hyposoter didymator si Noctuidae
,... Braconidae -
Cotesia glomerata s/Pieris spp. Dacnusa sibirica siAgromyzidae
Psyttalia ( =Opius) concolor si Bactrocera oleae
,... Aphidiidae
Aphidius spp si pulgones
CHALCIDOIDEA
,... Aphelinidae
1--· --
Aphelinus mali s/Eriosoma lanigerum Encarsiaformosa s/T.vaporariorum
Aphytis spp. s/Coccoidea Eretmocerus mundus s/Bemisia tabaci
Cales noacki siA. jl_occosus --
,... Eulophidae
Diglyphus isaea s!Agromyzidae
,... Encyrtidae
Leptomastix dactylopii s/Coccoidea
20
Características deseables de los enemigos naturales para su uso en LB .
Para aplicar la LB con éxito, hay unos requisitos previos imprescindibles que
que conocer de los enemigos naturales: sus características biológicas (forma de
reproducción, ciclos de vida, necesidades alimenticias, formas de romper la diapau-
sa (parada de desarrollo con base genética, inducida en general por los días cortos ·
en nuestras latitudes), relaciones parasitoide-huéspedlhuésped-planta); su sistemáti-
ca y biosistemática (especies próximas, biotipos) y su biología (gama de huéspedes,
costumbres, feromonas, etc.).
Idealmente, los enemigos naturales deben presentar como características desea-
bles: elevada capacidad búsqueda, alta capacidad reproductora, alta especificidad,
buena adaptación ambiental,· alta capacidad de dispersión, estar libre de enemigos y
tener una fácil cría masiva que nos permita disponer de grandes cantidades de ellos en
los momentos precisos. En el esquema de la figura 1, se representa la secuencia de
pasos por la que un parasitoide encuentra, reconoce y se desarrolla sobre su huésped.
1COINCIDENCIA CRONOLÓGICA 1
!ííi
' sí
PUESTA
f
~asar la barrera inmun0~'""n.;;..;o'----"""•.....
t sí 1
~ecuac~~n_·0_____________.....,.,.,...
t sí
!MUERTE DEL PARASITOIDE 1
21
¿CÓMO USAMOS LOS ENEMIGOS NATURALES EN LA LB?
22
CUADRO 3. Características deseables de los enemigos naturales según su uso
Dentro de las herramientas de MIP, hoy en día y a escala mundial, se pone énfa-
sis especialmente en el uso conjunto de enemigos naturales y plaguicidas selecti-
vos (Minks et al., 1998), porque reconocemos la gran importancia de estos efica-
. ces aliados. Los enemigos naturales, aunque en general hay pocos ejemplos en los
que controlen por sí solos una especie plaga (ejemplo: la mariquita R. cardinalis y
la cochinilla acanalada l. purchasi o el himenóptero Cales noacki Howard
(Hymenoptera: Aphelinidae) y la mosca blanca de los cítricos Aleurothrixus floc-
cosus (Maskell) (Homoptera: Aleyrodidae), ayudan a disminuir las densidades de
población de muchas plagas y a mantenerlas a niveles notablemente más bajos
de los que alcanzarían en su ausencia, reportándonos por tanto un gran beneficio
al hacer posible una reducción en el número de intérvenciones a efectuar con otras
técnicas de control, químicas o no (Pedigo, 1991).
Aunque es difícil cuantificar en términos monetarios las pérdidas de las plagas y
la acción favorable de los enemigos (Pimentel y Greiner, 1997), los efectos nocivos
de la eliminación de éstos es clara. Si no actúan, hay mayor ataque de plagas, y esto
se traduce en mayores daños al cultivo y mayor aplicación de plaguicidas para poder
producir económicamente.
Por otro lado, cuando se interfiere con la LB, como por ejemplo con el uso de
plaguicidas de amplio espectro, puede haber una resurgencia de ciertas plagas o
una explosión de las secundarias (ejemplo: ácaros tetraníquidos o minadoras de
hojas), y la importancia de ambas se puede disminuir simplemente, con un manejo
adecuado de los plaguicidas que respete sus enemigos naturales presentes en los
cultivos.
23
Somos conscientes, sin embargo, de que los plaguicidas van a seguir jugando un
papel predominante en este siglo en la protección de cultivos debido a nuestra inca-
pacidad de poder controlar de manera satisfactoria con otras técnicas, algunas de las
plagas llaves que amenazan la producción económica de nuestros cultivos (ejemplo:
la mosca mediterránea de la fruta Ceratitis capitata (Wied.)). Por lo tanto, en prin-
cipio, no parece posible pensar que se pueda llegar a prescindir de los plaguicidas a
corto plazo en el control de plagas, pero lo que sí tenemos que hacer es mejorar su
uso con la finalidad de conseguir el máximo respeto por el medio ambiente, e inten-
tar minimizar así los gravísimos problemas ocasionados desde que se intensificó el
uso de productos de síntesis en los años cuarenta: desarrollo de resistencias, conta-
minación de aguas y suelos, residuos en cosechas, eliminación de enemigos natura-
les y polinizadores, toxicidad en los aplicadores, etc. (Pimentel y Greiner, 1997).
24
por objetivo dar apoyo a las actividades de MIP, mediante la identificación y uso
correcto de plaguicidas que sean compatibles con los enemigos naturales, trabajan-
do activamente en la normalización de métodos de medida basados en la exposición
de los enemigos a residuos, y habiendo publicado abundantes datos sobre los efec-.
tos de gran número de plaguicidas en numerosos enemigos de interés, en los que se
ha puesto de manifiesto la diferente susceptibilidad de los distintos estados de des-
arrollo del enemigo (ver por ejemplo la revisión de Viñuela et al., 2002).
Para reducir el impacto negativo de los plaguicidas en los enemigos, tenemos .
pues que modificar su uso, o bien disminuyéndolo mediante el empleo de umbrales
de tratamiento y el uso de aquellas técnicas de protección a nuestra disposición que
· no sea la lucha química; o bien mejorándolo. Para mejorarlo, podemos tratar de
bajar el riesgo que el plaguicida supone para el enemigo, usando plaguicidas selec-
tivos fisiológicamente (productos intrínsecamente selectivos con DLso elevadas) o
reduciendo la dosis aplicada (ejemplo: menor número de tratamientos; tratar solo el
estado más sensible del fitófago). Otra posibilidad es disminuir la exposición del
enemigo trabajando con la selectividad ecológica del plaguicida, evitando la coinci-
dencia espacial entre ambos (ejemplo: formulaciones selectivas; aplicaciones loca-
lizadas), o la temporal (ejemplo: plaguicidas poco. persistentes) (Croft, 1990).
VENTAJAS E INCONVENIENTES DE LA LB
La LB presenta una serie de ventajas como: persistencia (si logramos establecer el ene-
migo); no es contaminante (no hay residuos); rapidez (si el enemigo es bueno, el efecto se
ve rápido); no estimula el desarrollo de resistencia; no altera la categoría de las plagas;
tener un coste de desarrollo no elevado; o crea las condiciones favorables para el uso de
polinizadores en algunos cultivos hortícolas importantes. Una comparación de algunas
características de la LB y la lucha quími~a se dan en el cuadro 4 {Van Lenteren, 1993).
1: 20
2 millones $ ( 1986) ·IOO.millones $ (1986)
10 años
30
nulo-pequeño grande
grande pequeña
nulos-pocos muchos
25
La LB tiene, sin embargo, también alguna desventaja y algún efecto indeseable.
Entre las desventajas podemos citar: efecto a largo plazo (el agricultor los quiere
más inmediatos); no siempre tiene éxito (la densidad de equilibrio que alcanza la
plaga es insuficiente para producir económicamente); no siempre es aplicable (no
hay enemigo eficaz) y la densidad de plaga para que el enemigo actúe, no debe ser
ni muy baja ni demasiado alta. Entre los efectos indeseables de la LB, hay muy
pocos ejemplos en el control de artrópodos, pero puede darse un desplazamiento de
especies nativas de entomófagos; un efecto perjudicial sobre entomófagos nativos al
consumir los enemigos introducidos sus presas; o una baja eficacia de la técnica si
el enemigo generalista se alimenta de presas no diana (Wajnberg et al., 2001).
Sin embargo, las ventajas de esta estrategia de control superan con creces a los
pequeños inconvenientes, por lo que es un método de control de plagas muy popu-
lar hoy en día, siendo su uso más corriente en coordinación con otras técnicas res-
petuosas con el medio ambiente, ya que suelen coexistir en los cultivos en tiempo y
espacio, diferentes problemas de plagas, patógenos o malas hierbas, para los cuales
no siempre disponemos de un agente de control biológico eficaz.
En el éxito de la LB, el agricultor juega un papel fundamental, puesto que es él
quien tiene que aplicarla a Sl)S cultivos. Por ello es necesario que tenga buenos cono-
cimientos del concepto de LB y los mecanismos implicados, sepa reconocer a los
enemigos presentes en sus cultivos, conozca su biología-ecología y las técnicas de
muestreo de ellos, ya que todo esto le ayudará a tomar la decisión correcta de mane-
jo del cultivo. Por otra parte, y con la finalidad de mejorar su formación, es desea-
ble que los servicios oficiales de Sanidad Vegetal le den apoyo mediante cursos de
formación o la ayuda de técnicos especializados.
LEGISLACIÓN SOBRE LB
Para que todas las personas implicadas en el control de plagas confíen en la LB,
su eficacia sea la esperada y se prevengan .efectos indeseables como desequilibrios
en los ecosistemas, hay mucho por hacer en lo referente a la legislación de esta estra-
tegia de control en aspectos tales como: registro de parasitoides y depredadores,
importación y liberación de especies no autóctonas y calidad de los enemigos natu-
rales comercializados.
La UE no tiene aún un registro de agentes de control biológico (sí existe en algún
país europeo), pero es necesario que se establezca, ya que ayudará a la puesta en
práctica de esta estrategia.
La importación y liberación de especies de enemigos naturales no autóctonos
para el control biológico clásico tampoco está legislada más que en ciertos países
europeos. En España debe ser autorizada por el Ministerio de Agricultura, Pesca y
26
Alimentación, previo informe del Ministerio del Medio Ambiente (Anónimo, 2002)
y su reglamentación sigue el código de conducta <le la FAO ( 1996) y los protocolos
de la EPPO para la introducción (EPPO, 1999) y liberación (EPPO, 2000) de enemigos
naturales. La necesidad de un¡u;egulación a escala europea es clara, porque armoni-
zará regulaciones entre paí(es, fijará responsabilidades, evitará efectos indeseables
y establecerá protocolos normalizados a seguir por las organizaciones públicas y
privadas. Entre los datos a requerir estarían: test de eficacia del enemigo con la espe.-
cie plaga problema; estimación de efectos ambientales; base de datos con distribu-
ción geográfica, posibles huéspedes y posible influencia en el ecosistema (FAO,
1996; Van Lenteren, 2003).
El uso comercial de los enemigos naturales (inundativo o inoculativo) no empezó
en Europa hasta 1968 con los ácaros fitoseidos, pero se ha extendido notablemente
en la actualidad, en especial en los invernaderos, demandando una regulación. La
introducción de enemigos naturales en España, por parte de las casas comerciales
multinacionales no está regulada, así que en sus catálogos encontramos con frecuen~
cia especies que no están presentes de forma natural en nuestro país. Por otro lado,
hay una necesidad de garantizar la calidad de los enemigos a los consumidores, y la
industria del biocontrol, con la finalidad de asegurar la confianza de los clientes,
quiere desarrollar un certificado de calidad, que incluya criterios definidos por el
grupo de trabajo de la OILB Control de Calidad de Artrópodos Criados Masivamente,
como número de enemigos vivos, proporción sexual, fecundidad,. tasa de depreda-
ción, talla, capacidad de vuelo o comportamiento en campo (Van Lenteren, 1996,
2003).
27
DEBACH, P. y RosEN, D. (1991). Biological control by natural enemies. 2"(1 ed.
Cambridge University Press. ~ambridge (Reino Unido), 440 pp.
DocE, (1991). Directiva 911414/EEC relativa a la comercialización de productos
fitosanitarios. Diario oficial de las comunidades europeas (15-7-91), L230: 1-32.
EBBELS, D. L. (2003). Principies ojplant health and qudrantine. CABI Publishing.
Oxon. (Reino Unido), 302 pp.
EILENBERG, J.; HAJEK, A. y LOMER, C. (2001). Suggestions for unifying the termi-
nology in biological control. Biocontrol, 46: 387-400.
EPPO (1999). Eppo standards. Saje use oj biological control. First import oj exotic
biological control agents jor research under contained conditions . .
http://www.eppo.org/Standards/bio.html
EPPO (2000). Eppo standards: Saje use oj biological control. lmport and release oj
exotic biological control agents. http://www.eppo.org/Standards/bio.html
EPPO (2002). Lists list oj biological control agents widely used in the Eppo region.
http://www.eppo.org/QUARANTINE/biocontrollbio_list.html
FAo (1996). Código de conducta para la importación y liberación de agentes exó-
ticos de control biológico.
http://www.fao.org/WAICENT/Faolnfo/Agricult/AGP/PQ/Dwfault.htm
FLINT, M. L. y DREISTADT, S. T. (1998). Natural enemies handbook. The illustrated
guide to biological pest control. University of California Press. Berkely
(EEUU),154 pp.
HOKKANEN, H. y LYNCH, J. M. (eds.) (1995). Biological Control. Benefits and Risks.
Cambridge University Press. Cambridge (Reino Unido), 304 pp.
JACAS, J. (2002). La introducción de enemigos naturales exóticos para control bio-
lógico: ¿un riesgo controlado? Phytoma España, 144: 128-132.
JERVIS M. y KlDD, N. (1996). Insect natural enemies. Practica! approaches to their
study and evaluation. Chapman and Hall. London (Reino Unido), 491 pp.
KoGAN, M. (1998). Integrated pest management: historical perspectivas and con-
temporary developments. Annual Review oj Entomology, 43: 243-270.
MAPA (2002). Real decreto 120112002 de 20 de noviembre por el que se regula la
producción integrada de productos agrícolas. BOE 30-XI-2002.
MINKS, A. K.; BLOMMERS, L. H. M.; RAMAKERS, P. M. J. y 'fHEUNISSEN, J. (1998).
Fifty years of biological and integrated control in Westem Europe: accomplis-
hments and future prospects. Med. Fac. Landbouww. Univ. Gent, 63/2a: 165-181.
28
NARANG, S. K.; BARTLETT, A. C. y FAUST, R. M. (1994). Applications of genetics to
arthropods of biological control significance. CRC Press. Boca Ratón (EEUU),
198 pp.
PEDIGO, L. P. (1991). Entomology and pest management. McMillan. New York.
(EEUU), 646 pp.
PIMENTEL, D. (2002) .. Biological invasions. Economic and environmental costs of
alien plant, animal and microbe species. CRC Press. Boca Ratón (EEUU).
PIMENTEL, D. y GREINER, A. (1997). Environmental and socio-economic cost ofpes-
ticide use. En: Techniques for reducing pesticide use. Economic and enviran-
mental benefits, ed. PIMENTEL, D. 51-78 pp. Wiley and Sons. Chichester (Reino
Unido).
STERN,V. N., (1973). Economic thresholds. Annual Review of Entomology, 18: 259-
280.
VAN LENTEREN, J. C. (1993). Biologü:;al control of pests. En: Modern crop protec-
tion: developments and perspectives, ed. ZADOKS, J. C. 179-187 pp.Wageningeri
Pres. Wageningen (Holanda).
VAN LENTEREN, J. C. (1996). Quality control tests for natural enemies used in gre-
enhouse biological control. IOBC/wprs Bulletin, 19(1): 79-82.
VAN LENTEREN, J. C. (2003). Need for quality control of mass-produced biological
control agents. En: Quality control and production of biological control agents.
Theory and testing procedures: ed. VAN LENTEREN, J.C. 1-19 pp. CABI
Publishing. Oxon (Reino Unido).
VAN DEN BoscH, R.; MESSENGER, P. S. y GUTIERREZ, A. P. (1982). An introduction
to biological control. Plenum Press. Alesbury (EEUU), 247 pp.
VAN DRIESCHE, R. G. y BELLOWS JR., T. S. (1996). Biological control. Chapman ahd
Hall. New York. (EEUU), 539 pp.
VIÑUELA, E.; GONZÁLEZ, M.; Vom, H. y JACAS, J. (2002). Efectos secundarios de
los plaguicidas en los enemigos naturales. Necesidad de su estudio para la auto-
rización de productos en Producción Integrada y otros modernos sistemas pro-
ductivos. Phytoma España. Primera parte, 133: 21-25. Segunda parte, 136: 26-
33. Tercera parte, 137: 22-32.
VIÑUELA E. y JACAS, J. (1993). Los enemigos naturales de las plagas y los plagui-
cidas. Hojas Divulgadoras 2/93. MAPA, Madrid. España, 24 pp.
WAJNBERG; E.; Scorr, J. K. y QUIMBY, P. C. (2001). Evaluating indirect ecological
effects of biological control. CABI. (Reino Unido), 261 pp.
29
WUNANDS, F. G. y KRooNE.N-BACKBIER, B M A. (1993). Management of farming
systems to reduce pesticide inputs: the integrated approach. En: Modern crop
protection: developments and perspectives, ed. ZADOKS, J. C., 227-234 pp.
Wageningen Press. Wageningen (Holanda).
30
CONTROL BIOLOGIC:
DEL CONTROL CLÁ.SSIC A LA CONSERVACIÓ
RAMON ÁLBAJES
Área de Protecció de Conreus, Centre UdL-IRTA, Universitat de Lleida,
Rovira Roure 191, 25198 - Lleida
ramon.albajes@irta.es
31
pera ser més exactes, una part d'aquesta planta, que és la que s'aprofita. Aixomira
d'aconseguir-ho tot augmentant la fixació de l'energia solar perla planta i la seva
conversió en biomassa; ha estat el principal objectiu de 1' anomenada revolucíó
verda que ha permes augmentar espectacularment els rendiments agrícóles en la
segona meitat del segle xx i que, malgrat les crítiques que se li poden fer, ha miti-
gat en part la fam en el món.
Factors abiótics
Males herbes / ¡~
\ 1/ t /
saprOfags
0 . .,. ++
.JI depredadors +-
cultiu 1111 ._ FitOfags -.parasitoides +-
' (plagues) ""· ·
'-entomopatogens+-
/ 1 ""\ Patógens (malalties)
Males herbes
Consumidors Consumidors
Productors primaris secundaris
Hom s'adona aviat, tanmateix, que aquest únic objectiu de la innovacíó en !'a-
gricultura condu1a a un atzucac; valgui per a il·lustrar-ho aquella afirmacíó de
Pimentel que en la segona part del segle xx les perdues degudes a plagues es
dobla malgrat que l'ús de pesticides es multiplica per 10. És evident que aquesta
tendencia és insostenible. Hom s'adona aleshores que calia optimitzar tot un sis-
tema de components i relacions més que focalitzar 1' estrategia en un sol punt.
L' observació, de no u, de la figura 1 ens permet deduir que optimitzar la produc-
ció no solament s'aconsegueix augmentant la fletxa d'entrada sinó també dismi-
nuint-hi les fletxes de sortida mitjan~ant la reducció de 1' accés, per exemple, dels
herbívors a la planta cultivada o, també, disminuir la densitat de les plagues afa-
32
vorint els consumidors secundaris corresponents. La figura 2 il·lustra aquest
darrer mecanisme.
•O
100
•t:;
C'IS 80
:eo
c. 60
(1)
--
"C
C'IS
·;;
40
20 ... ,, ·- ...... ,_,. . ··- . ,. .- .. '
e(1)
"C o
... ___ ... . ~
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12
GENERACIÓ
FIGURA 2. Disrninució de la densitat d'una plaga en un cultiu per l'acció d'un enernic natu-
ral (EN) que s'hi ha introdu"it o s'hi ha permes la seva activitat. La línia horitzontal repre-
senta un llindar hipotetic de danys
Hom sap que els enemics naturals constitueixen un factor de regulació natural de
primera magnitud, grades al qual només uns pocs fitofags deis que podríem inven-
tariar en un agroecosistema arriben a densitats perjudicials per als cultius. El control
· biologic pretén manipular aquest mecanisme de regulació per tal de reduir la densi-
tat de les plagues. Aixo ho ·aconsegueix mitjan<;ant tecniques diverses que podem
agrupar en tres tipus: per inoculació, per inundació i per conservació i augmentació.
També se 1' anomena control biologic classic jaque fou la tecnica imperant en els
inicis del control biologic modem. Consisteix en la introducció en un cultiu o en una
zona de cultiu d'una especie d'enemic natural exotic per tal de controlar una plaga
també exotica. La quantitat d'enemic natural introduYt és habitualment poca i s'es-
pera que s'instal·li a la zona, es reprodueixi i al cap d'unes quantes generacions arri-
bi a controlar la plaga. De vegades, la instal·lació i supervivencia del nou· enemic
··natural només es perllonga durant la vida del conreu i cal reinocular-lo amb un nou
33
conreu. O' aquesta modalitat de control biologic se n'ha dit control biologic per ino-
culació estacional per a indicar que cal inocular 1' enemic natural de manera perlo-·
dica. Una altra variant del control biologic cUtssic és el neoclassic en el quall'ene-
mic natural exotic, que s'introdueix en un cultiu, va dirigit al control d'una especie
indígena.
La importació de la marieta Rodolia cardinalis (Mulsant) (Coleoptera: Cocci-
nellidae), procedent d' Australia, per al control de la cotxinilla Icerya purchasi
Maskell (Homoptera: Margarodidae) en els cítrics de California en la segona
meitat del segle XIX sol citar-se com l'inici del control biologic modern. El pro-
cediment que aleshores se seguí, amb les millares que posteriorment s'hi ha
introdu'it, esta relativament estandarditzat actualment per al control biologic per
inoculació i es pot resumir en les cinc etapes següents (Van Driesche i Bellows,
1998): (1) exploració i recol·lecció d'enemics naturals, (2) enviament deis ene-
mies naturals recol·lectats, (3) processament del material en quarantena, (4) com-
provació de la seguretat i (5) alliberament en camp i avaluacions inicials. Pot
consultar-se la font bibliografica assenyalada o una altra de similar per a com-
provar que aquestes cinc etapes consisteixen en autentics programes que precisen
d'una infrastructura in situ i també internacional, personal format i finan<;ament
q\le no es poden improvisar i que només estan a disposició actualment d'uns pocs
pa'isos ..
Alllarg de la historia, els programes de control biologic classic han representat
exits espectaculars per bé que també fracassos evidents en la seva aplicació i en
qualsevol cas s'han d'anotar al seu haver alguns beneficis indirectes inqüestionables
(DeBach i Rosen, 1991). Han demostrat repetidament que és una metodología apli-
cable a la practica peral control de plagues, han obligat a estendre l'interes, l'estu-
di i 1' aplicació del control biologic arre u del món a partir de les bases logístiques
disseminades per a les expedicions de recerca i recol·lecció d'enemics naturals, i
també han impulsat els estudis teorics de les relacions presa-depredador -que cons-
titueixen la base científica del control biologic- i en d'altres ambits del coneixement
com l'ecologia i taxonomía d'insectes.
Entre molts deis aspectes del control biologic que han suscitat 1' interes i el debat
deis ecolegs hi ha 1' establiment de 1' enemic natural ex otic en la nova zona on trae-
tero de controlar la nova plaga. L' exit en 1' establiment és el que habitualment per-
seguim i per tant els factors que hi són implicats han estat estudiats a bastament.
Tanmateix, avui es reconeix que de vegades 1' establiment és un risc per a la fauna
autoctona i el control biologic classic -i en particular el neoclassic- pot ser inac~
ceptable. No es tracta aquí de dedicar-hi un espai significatiu, pero sí d'esmentar
alguns temes a fi de que el lector hi reconegui aspectes del debat modern de !'eco-
logia i genetica de poblacions i també de 1' aplicació del control biologic per inocu- ·
lació (quadre 1).
34
QUADRE l. Alguns temes que el desenvolupament del control biologic per inoculació ha
suscitat i que són objecte de debat i d'estudi en l'ecologia i genetica de poblacions.
Les poblacions d'enemics naturals no són homogenies en la seva constitució genetica --com no
ho són les especies en general- i per tant els diferents biotipus poden tenir una eficacia diferent
en el control biologic segons la ;zona geografica, presalhoste a controlar, cultiu a tractar, etcete-
ra. El marcat i reconeixement d'aquests biotipus pot tenir interes pera la comercialització deis
enemics naturals en el control per inoculació estacional. ·
Les importacions deis enemics naturals poden arrossegar els seus depredadors i parasitoides
(hiperparasitoides) que, en general, poden comprometre !'eficacia del control o interferir amb
els enemics naturals autoctons.
L 'estabilitat deis habitats on els enemics naturals importats han d' actuar pot tenir la se va impor-
tancia i tot i que s'ha dit que els habitats més perennes -llenyosos, conreus herbacis plurianuals,
hoscos, prats, etc.- són més propicis peral control biologic hi ha exemples que en d'altres habi-
tats més efímers també el control biologic s'hi ha aplicat amb exit.
El nou enemic natural pot competir -tant de forma passiva com activa- amb les especies indí-
genes i desplac;ar-les. Aquest es un tema que ha generat un gran debaten la darrera decada que
ha obligat als govems a legislar sobre el comen;: i utilització d'enemics naturals exotics. Hi dedi-
quem a aquest tema una mica més d'espai paragrafs més avall. ·
L' adaptabilitat deis enemics naturals a nous habitats o a habitats canviants depen de la riquesa
genetica -polimorfisme- de les poblacions inicialment introduldes. Sovint les importacions són
d'un nombre redult d'individus i la descendencia instaJ.lada sera excessivament homogenia.
Ja hem esmentat que els riscos del control biologic per inoculació d'enemics
naturals exotics estan essent objecte de gran depat i han obligat a legislar el seu
comerc; i ús (Follett i Duan, 2000). De bon comenc;ament fou 1' extinció d' especies
indígenes el principal risc apuntat tot i que amb prou feines es pot documentar serio-
sament cap exemple (Howarth, 1991). Aixo implicarla que es coneixen la distribu-
ció i densitats habituals de les especies de la fauna autoctona i aquests valors es
mesuren després de la introducció de la/es nova/es especie/s d'enemic natural, no
solament en els punts d' alliberament ans en una area suficientment amplia.
Tanmateix, aquesta manca d'estudis detallats no nega !'existencia de riscos d'extin-
ció d'especies indígenes. Posteriorment, els riscos se centraren en l'impacte sobre
funcions ecologiques determinades més que en el cat~tleg d'especies i en les rela-
cions en els ecosistemes afectats. En aquest darrera aproximació s'hi inclo'ien logi-
cament els insectes fitofags. Fruit d' aquestes inquietuds han estat les iniciatives
reguladores europees (veure capítol12 d'aquest llibre).
Hom ha especulat forc;a sobre quins atributs dels énemics naturals els feia més peri-
llosos pera la fauna autoctona a l'hora de plantejar el seu alliberament en control bio-
35
logic classic. D'entre ells la poliragia ha estat probablement el més assenyalat basant-
se en el fet de que com més polífag és un depredador (els parasitoides no ho són tant,
en general) més probabilitat té d'alimentar-se sobre determinats enernics naturals indí-
genes. Val a dir, tanmateix, que els depredadors generalistes rarament són capa9os de
reduir molt les densitats de les seves preses i per tant de portar-les a l'extinció.
Hi ha for9a exemples de control biologic per inoculació a Europa. En el quadre 2
. se n'en citen alguns de propers. Malgrat els inconvenients que té, el control biologic
per inoculació pot ser una manera d'iniciar l'aplicació del control biologic en una
zona, reduir-hi l'aplicació de pesticides i permetre que els ene¡;nics naturals indígenes
recolonitzin els habitats agrícoles i s'hi pugui intervenir amb control biologic de con-
servació i augmentació.
La mosca blanca deis cítrics, Aleurothrixus floccosus (Maskell) (Homoptera: Aleyrodidae) s'in-
trodueix a Espanya a les 'darreries deis anys 60 via les Illes Canaries; la seva distribució per tota
la Península a comen"'aments deis 70 produeix perdues importants sense que el control amb pes-
ticides fos gaire efica<;. En aquella epoca s'introdueixen al sud de la Península una serie de para-
sitoides entre els quals Cales noacki Howard (Hymenoptera: Aphelinidae) aviat s'instal-la colo-
nitza la zona citrícola espanyola tot reduintdrasticament les densitats de la mosca blanca. Des
d'aleshores qualsevol acció de control en cítrics ha de comptar amb el respecte a aquest parasi-
toide per tal d'evitar que la mosca blanca torni a proliferar.
Un exemple típic de control biologic per inoculació estacional és el control de la mosca blanca deis
hivemacles, Trialeurodes vaporariorum (Estwood) (Homoptera: Aleyrodidae), mitjan<;ant el parasi-
toide exotic Encarsiaforml{sa Gahan (Hymenoptera: Aphelinidae), l'ús del qua! es comen<;a a esten-
dre en el conreu protegit europeu als anys 70 i que a mitjans deis 80 s'implanta també comercial-
ment a Catalunya, a la comarca del Maresme. Cal introduir el parasitoide als hivemacles cada cop
que s'inicia un nou conreu donat que aquesta especie molt rarament és capa<; de sobreviure en la .
Mediterraniá a !'exterior. Peral control de la mosca blanca en aquest darrer medi, s'introduí a Italia
una altra especie d' Encarsia, Encarsia pergandiella Howard (Hymenoptera: Aphelinidae), adapta-
da a temperatures més baixes que E. formosa. ·En el decurs deis anys 80 i 90 aquesta nova especie
s' entengué per tota la Mediterrania i exhibí una clara interferencia amb E. formosa tot fent-la sovint
inefica<; (figura 3). És díficil saber amb fonament els beneficis aportats aquí per E. pergandiella al
control de mosca blanca alllarg d'aquests anys pero és evident el risc que suposa la seva prolifera-
ció per als parasitoides indígenes de mosca blanca donat el seu caracter d'autoparasitoide.
36
dia respecte al dogmatisme en la practica del control biologic. L. testaceipes és originari de Cuba i
va permetre controlar dos pugons, Toxoptera aurantii (Boyer de Fonscolombe) (Homoptera:
Aphididae) i Aphis citricola van der Goot (Homoptera: Aphididae), també exotics pero de proce-
dencia ben diferent com és el sud-est asUttic. L' area de distribució geogratica actual del parasitoide
inclou els vessants oriental i occidental de la Mediterrarua i la costa atlantica portuguesa, de condi-
cions ben diferents a les del seu origen geografic cuba.
Un altre exemple de control biologic classic ben recent és el que s' esta intentant implantar per al
control de la minadora de fulles·de cítrics Phyllocnistis citrella Stainton (Lepidoptera: Gracillariidae)
(veure el capítol 10 d' aquest llibre).
lm E. pergandiella • E. formosa
80
m
u
e ....
m 60
:e Q)
c..
m 111
u Q)
111-o
o m
40
E==
111 111
Q) !"!! 20
c.. m
::JO..
c..
¡J!. o
hivernacle
En el control biologic per inoculació la quantitat d' enemics naturals alliberats era
petita en relació ala quantitat de plaga, de manera que no va ser fins a unes quantes
generacions posteriors a l'alliberada que l'enemic natural aconseguia exercir un bon
control. En el control biologic per inundació busquem un efecte a curt termini -efec-
te de xoc- sense necessitat que l'enemic natural s'instal·li (fins i tot es considera
positiu la no instal·lació per tal d'evitar impactes sobre la fauna autoctona). Hom ha
37
dit que !'estrategia del control biologic per inundació és la mateixa que en l'ús de
pesticides, és a dir, apliquem una gran quantitat d'agent de control, n'esperem un
efecte immediat i l'agent desapareix poc després o disminueix a ·quantitats molt
escasses. Les condicions exigibles a un enemic natural per a inundació són diferents
a les d'un enemic natural pera inoculació. Entre elles ocupa un lloc preferent la faci-
litat de cría en massa, un caracter que ja tenia prou importancia de cara al control
biologic per inoculació estacional pero que ara en té molta més. És evident que el
cost de producció deis enemics naturals que cal alliberar en grans quantitats (de
vegades per milions), pot representar un factor limitant per a que el metode sigui
aplicable. El cost, al mateix temps, no pot millorar-se a costa de la qualitat deis ene-
mies naturals produ'its, el control i estandardització de la qual es considera cada cop
més necessaris (Van Lenteren, 2003). Als quadres 3a i 3b es poden trobar alguns deis
as:pectes de la cría en massa deis enemics naturals que estan relacionats amb el cost
i la qualitat deis enemics naturals.
Com a qualsevol altre producte comercial, hom espera que els enemics naturals que compra
siguin d' eficacia estable. Aixoimplica· que els enemics naturals siguin uniformes, qualitat que
pot resultar fins a cert punt contradictoria amb la heterogenei"tat desitjable per a que els enemics
naturals siguin adaptables a condicions variables i diverses. La cria repetida durant generacions
condueix probablement a la uniformitat de la població i, a més, adaptada a condicions no for~o
sament iguals a les del camp. La renovació peribdica de la poblaCió criada amb individus del
camp mitiga aquest problema encara que comporta més riscos d'introduir malalties en la cria i
augmentar la variabilitat del control.
En relació a 1' apartat anterior, cal sovint referir els criteris de qualitat a biotipus més que no pas
a especies dones cada una de les condicións o zones en que es vol aplicar un enemic natural pot
exigir caraeterístiques diferents.
Cal definir i valorar la qualitat enjunció de la plaga i no de l'hoste/presa de substitució pera la cria.
En aquest aspecte valen les consideracions fetes en un deis apartats relatius al cost (quadre 3b).
Els caracters a mesurar en el control de qualitat depenen de !'especie d'enemic natural i de les
condicions en les quals l'haurem de fer servir, pero els següents són deis més freqüei:tts: super-
vivencia i longevitat, fecunditat, mobilitat i capacitat de recerca, capacitat de consum, absencia
de malalties i hiperparasitoides.
El control biologic per inundació, ultra la facilitat de cría en massa a cost accep-
.table, té altres aspectes crítics. Un d' ells és la determinació del moment exacte per a
1' alliberament deis enemics naturals. Cal tenir en compte que els enemics naturals
38
habitualment depreden (i en particular parasiten) en estats de desenvolupament molt
concrets i només sobre certs estats de desenvolupament de la presa/hoste de durada
molt limitada. Vol dir, dones, que cal alliberar els enernics naturals en el moment que
permeti la coincidencia fenologica dels maxims de població d'uns i altres, objectiu
que implica el seguiment molt acurat de la població de plaga, sovint una operació
tecnicament factible pero costosa. Si, a més, la fenologia de la població de plaga és
poc homogenia bona part dels seus individus poden escapar a 1' acció de 1' enernic
natural o estarem obligats a repetir 1' alliberament. El maneig de la diapausa en els
enemics naturals -en aquells que en poden tenir- pot aconseguir augmentar la
persistencia dels alliberaments. Es tracta d'induir la diapausa amb antelació en els
enemics naturals a alliberar i trencar-la gradualment de manera que, entre els allibe-
rats, hi hagi enernics naturals sense diapausa i d'altres que en sortiran gradualment
un cop en el camp. D'aquesta manera allargarem el període cobert pels enernics
naturals amb capacitat de depredació/ parasitització. Aquesta tecnica pot comportar
una disrninució de 1' eficacia de control com a. conseqüencia de la mortalitat en el
carnp dels individus alliberats amb diapausa que romandran exposats a depredadors
(és el cas freqüent ambles forrnigues) durant un temps més llarg que no pas els alli-
berats sense diapausa; caldra, almenys, tenir en compte aquest fenomen a l'hora de
calcular les dosis d'aplicació. Aquesta possibilitat d'augment;rr la persistencia dels
alliberaments rnitjanc;ant la diapausa ha tingNt forc;a exit en el cas de diverses espe-
cies del genere Trichogramma (Hymenoptera: Trichogrammatidae) que són parasi-
toides d'ous d'insectes (quadre 4).
QUADRE 3b. Aspectes relatius al cost que cal tenir en compte en la cría d'enemics naturals
per a inundació
Hostelpresa de substitució. Hí ha hostes/preses molt fitcils de criar a cost redui"t (per exemple_ els ous
de 1' ama de la farina, d' Ephestia kuehniella Zeller (Lepidoptera: Pyra).idae), que es fan servir per a
cria de Trichogramma (Hymenoptera: Trichograrnmatidae) i for«a depredadors). Cal comprovar la
qualitat deis enemics naturals resultants. Un problema addicional ve del fet que, en ser l'hoste/ presa
diferent a la plaga que caldra controlar en el camp, la cria repetida d'un enemic natural sobre una
especie diferent de la plaga por fer-li perdre aptituds en alguna característica, especialment en aquells
components del comportament que són apresos alllarg del desenvolupament.
Aliment artificial. Un aliment artificial pera un depredador o la seva presa pot resultar molt més
barat que la presa viva. Hi ha molt pocs aliments del tot artificials que es puguin fer servir pera
cria en massa d'insectes; a més de la composició, la presentació hi juga un paper decisiu pera
. que un depredador o fitbfag accepti un aliment sense que disminueixi la seva ingestió ni la qua-
litat de 1' in di vidu resultant. També es poden repetir consideracions fe tes en 1' apartat anterior.
Substrat de posta. Hi ha insectes que necessiten la planta viva i sencera pera la posta (p.e. alguns
heteropters), fet que complica (més espai, més pesat de manipular) i encareix la cria.
39
Emmagatzemat. Les necessitats d' enemics naturals per alliberar-los so len ser molt puntuals alllarg de
1' any en funció del cicle del cultiu.i de la plaga a controlar. Si no hi ha possibilitat de produir-los al
llarg de tot 1' any i emrnagatzemar-los fins a ser venuts i aplicats ens caldra dimensionar tota la cria per
a només uns quants dies a 1' any i concentrats en un peóode curt. L' emrnagatzemat a curt termini
(alguns dies o poques setrnanes) sense una perdua excessiva de qualitat sol fer-se en fred pero l'em-
magatzemat a llarg termini se sol aconseguir ambla inducció de diapausa en l'enemic natural. Les
limitacions venen del fet que només uns pocs enemics naturals tenen diapausa i en els que en tenen
també poden representar un problema si la inducció té lloc en condicions a les quals hauria de treba-
llar al camp.
Automatització de l'aplicació. L'aplicació segueix essent manual en la més gran part deis casos
del control biologic per inundació. Aixo, evidentment és una font important de c~stos.
L' aplicació aeria que de vegades hom ha intentat pot danyar els enemics naturals alliberats.
Aquesta mena de control biologic tracta de conservar, augmentar i/o potenciar 1' ac-
ció deis enemics naturals ja establerts en una area, bé perque són autoctons, bé perque,
40
tot i essent exotics, s'hi han instal-lat després d'alliberar-los. El fetde fer servir ene-
mies naturals ja establerts salven l'inconvenient del control biologic cUtssic on laintro-
ducció d'enemics naturals exotics té riscos d'impacte en fauna indÍgena. Per altra
banda, cal suposar que els enemics naturals ja instal·lats estan més ben adaptats que
els que provenen d'altres regions. Entre els avantatges d'aquest tipus de contr~l bio-
logic respecte als anteriors també es pot dir que sol resultar molt rendible jaque mane-
ja poblacions ja existents en els cultius o les seves rodalies. Entre els principals incoo-
. venients podem dir que és lent i difícil de desenvolupar. La lentitud és un autentic
problema ja que el financ;ament de la investigació científica actual exigeix resultats
cada cop més rapids i el control biologic de conservació necessita desenvolupar pro~
jectes de recerca en ecología d'agroecosistemes. Un altre inconvenient és que no sem-
pre hi ha disponibles en una zona aquells enemics naturals prou eficac;os per al con-
trol de les plagues existents. En aquest darrer cas, a banda d'utilitzar altres tecni-
ques de control diferents al control biologic, podem recórrer a la introducció d' e-
nemics naturals de fora, potser de vegades podem reintroduir-hi algunes especies
ja existents anteriorment pero extingides a resultes de l'ús en massa de pesticides. El
control biologic per conservació s'ha desenvolupat considerablement en els darrers
anys paral·lelament als estudis d'agroecologia i a les restriccions pera la importació
d'enemics naturals exotics (Barbosa, 1998; Landis et al., 2000;'Pickett i Bugg; 1998).
Probablement és quan es pren consciencia i es conienceJ?, a tenir resultats deis
impactes que els insecticides causen en les poblacions d'enemics naturals quan hom
s'adona de la importancia deis depredadors, parasitoides i entomopatogens en la limi-
tació de les poblacions de fitofags en els agroecosistemes. La dinamica representada en
la figura 4 és forc;a comuna. En un comenc;ament, després del tractament amb insecti-
cides, una població de plaga disminueix drasticament en comparació amb un testimoni
no tractat. Al cap d'unes poques generacions, de vegades, en la generació següent a la
tractada, la població de plaga creix desmesuradament. Es pot comprovar fitcilment que
aquest creixément és conseqüencia de l'eliminació deis enemics naturals que en la par-
cel·la no tractada romanen en nombre apreciable. Fruitd'aquest coneixement és l'intent
de conservar i, si és possible potenciar o augmentar, els enemics naturals.
je 40
€1.
temps
FIGURA 4. Dinamica habitual d'una plaga quan és sotmesa a tractament insecticida (línia
discontinua) o sense tractar (línia continua)
41
QuADRE 5. Alguns temes de l'ecologia moderna que estl!ll en estreta relació amb els
problemes de plagues i control biologic per conservació.
Perdua, fragmentació i aiUament d'habitats. Els enemics naturals estan confrontats a explotar
habitats agrícoles que, en funció de la mida i disposició en l'espai de les parcel-les de conreu,
estan molt fragmentats i ai'llats per a moltes especies amb baixa capacitat de dispersió. La dis-
posició de corredors que assegurin la connectivitat entra taques d'habitat és precisament una de
les tactiques del control biologic per conservació.
Extinció ecologica. L'extinció d'especies d'enemics naturals d'amplies zones coma conseqüen-
cia del rilaneig agrícola és un deis aspectes que el control biologic per conservació pretén corre-
gir. Les zones de compensació en les explotacions agrícoles que permetin preservar la diversitat
funcional van en aquesta direcció.
La disposició dels cultius en mosaic en el paisatge agrícola permet esmorteir part de les pertor-
bacions/extincions que es donen en cada pe¡;a del mosaic. Tanmateix si les pertorbacions i la seva
magnitud varien de manera síncrona en les di verses taques -com es for¡;a habitual en un mosaic
de monocultiu-les pertorbacions es magnifiquen mentre que la diversitat de parcel-les (especie
de C\lltiu, durada del conreu, fenologia, edat en cultius plurianuals) permet esmorteir considera-
blement les pertorbacions.
La teoria de les illes presa de la biogeografia ha estat una de les escasses aproximacions teori-
ques de l'ecologia al problema de les plagues. Les parcel·les de conreu es veuen, en el sí d'a-
questa teoria, com a illes sotmeses a colonització, extinció i recolonització. Proximitat de la font
de colonització, mida de les illes són aspectes que el control biologic per conservació considera
en les seves aplicacions.
Diversitat i estabilitat. És una vella controversia en ecologia que sovint ha explicat el per que hi
ha tantes oscil·lacions en els sistemes agrícoles. La polemica ens porta a preguntes com ara, ens
cal augmentar al maxim la diversitat d'enemics naturals dintre del cultiu?, que podem esperar de
la depredació intragremial peral resultat del control biologic de conservació?, o fins i tot, ens cal
promocionar la diversitat de fitOfags?
Ecologia de metapoblacions. En realitat els enemics rtaturals en una zona es comporten més com
a metapoblacions -és a dir com un conjunt de subpoblacions que intercanvien de tant en tant
individus- que com poblacions homogenies.
42
en qualsevol e as, és que for~a deis desenvolupaments actuals de 1' ecologia han
tingut el seu origen en problemes plantejats per !'agricultura. En el quadre 5 es
recullen alguns temes de l'ecologia moderna que estan en estreta relació als pro-
blemes de plagues i control biologic de conservació.
Operativament el control biologic per conservació s'orienta cap al maneig del
cultiu -és a dir, les practiques culturals- i al maneig de l'habitat -l'immediat del
conreu o d'altres que hi estan en relació:
Hi ha molts factors lligats al conreu que tenen un gran paper en els enerrV.cs natu-
rals. En primer lloc les rotacions i els cicles de conreu. En la mesura que hi ha ene-
mies naturals que només es troben en uns cultius i no en d'altres -sobretot degut a
la presencia de diferents hostes/preses- la rotació de cultius al llarg del temps, el
cicle i fenologia del cultiu (cultiu perenne vs. anual, dates de sembra i recol-lecció),
i la disposició deis diferents cultius en el paisatge agrícola tenen una gran influen-
cia en la presencia i dinamica deis enemics naturals. Els cultius són com habitats-
illa que són sotmesos a colonització, extinció i recolonització; la dinamica d' aquests
processos esta influ"it per aquells factors lligats a la rotació i cicles de conreu. Les
especies predominants d' enemics naturals seran aquelles que més bé s' adaptin a
aquests habitats més o menys efímers i en bona mesura previsibles segons un patró
general estable (Wissinger, 1997). Tinguem en compte que hi ha tipus de conreus
que, encara que aparentment són perennes a tots els efectes, en la practica són anuals
o, encara més efímers per a moltes de les especies que les habiten. Aquest és el cas,
per exemple, d'un conreu d'userda que el dallem 5o 6 cops alllarg de l'epoca vege-
tativa o un hort de fruiters que ruixem sovint; en ambdós casos la majar part deis
individus de les poblacions aeries moren o abandones les plantes cultivades en
aquestes operacions culturals i després l'han de recolonitzar. A través d'aquesta
aproximació també podem referir-nos al paper del conreu associat en el manteni-
ment deis enemics naturals en les parcel·les de conreu o a la sega a franges que aug-
menti la perennitat de l'habitat.
Cada vegada es fa més evident que en la relació presa-depredador la planta hi
juga un paper decisiu de manera que l'activitat i efectes deis enemics naturals pot
variar molt segons 1' especie i fins i tot la varietat de cultiu. Aquesta relació tri-
trbfica es encara més íntima en els depredadors facultatius (molts heteropters,
pero també coccinei ·lids, crisopids, trips i d' al tres), és a dir, aquells depredadors
que poden facultativament alimentar-se de plantes o deis seus productes. Així
tenim, per exemple, que les especies d'Orius (Heteroptera: Anthocoridae) són
freqüents en molts cultius d'horta pero molt rars en tomaquet encara que aquest
contingui un gran nombre de preses potencials. Un altre exemple el tenim en la
43
pilositat de les fulles; un nombre elevat de tricornes a les fulles dificulten la
recerca de l'hoste per part del parasitoide Encarsia formosa Gahan
(Hymenoptera: Aphelinidae) de manera que les varietats glabres són més aptes
per al control biologic que no pas les piloses.
Alguns aspectes del maneig de la planta (p.e. esporga, esbrotat, sega) poden
afavorir o interferir en la biologia i comportament del parasitoide o depredador a
través de mecanismes diversos. Un de molt corrent és l'alteració del microclima
que envolta la planta i que, per tant, e:xperimenta l'enemicnatunil quan busca una
presa/ hoste en la planta. Un altre és l'eliminació prematura de parts de la planta
•
que contenien enemics naturals. El maneig de les restes de collita també pot
repercutir en la dinamica de la relació presa/depredador fent-se difícil a priori
advocar perla necessitat de treure o no les restes de cultiu per a eliminar una gran
quantitat de plaga pero també d'enemic natural si hi fos.
Es va reconeixer fa temps que la presencia de males herbes -o de coqerta vege-
tal en horts de fruiters- pot afavorir els enemics naturals a través de vies diverses,
per exemple les següents: font de pol·len i nectar, refugi protegit quan el cultiu és
jove o ·quan aquest es ruixa amb insecticides, presencia de presa/hoste quan és escas
en el conreu i que afavoreix una colonització primerenca de les parcel-les de conreu,
alteracions favorables del clima de la parcel·la.
No hi ha dubte que l'ús de pesticides és una de les practiques culturals més per-
torbadora de les poblacions d'enemics naturals. La majorpart de l'ús selectíu de
pesticides en relació als enemics naturals es fonamenta en la separació de !'aplica-
ció dels primers en el temps o en 1' espai respecte a la presencia dels segons. Aixo
exigeix un bon coneixement i seguiment de la fenologia dels enemics naturals a con-
servar per tal de determinar els moments optims d' aplicació del pesticida.
44
Hem comentat més amunt que les males herbes, entre els seus aspectes bene-
ficiosos, poden ser font ,d' aliment (pol·len, nectar, hostes/preses) per als enemics
naturals. Aquest paper el poden fer també les especies vegetals d'altres parts de
l'habitat, com els marges dels camps i camins. Determinar quines especies de la
flora juguen un paper en la dinamica del agroecosistema, quin és el paper princi-
pal i les possibilitats de manipulació per tal de refon;ar els papers beneficiosos i
rebaixar els perjudicials, són etapes necessaries en els estudis que cal fer abans
de proposar un pla de gestió de la flora de l'habitat de cara al control biologic de
conservació.
Una part de la flora de l'habitat només té un paper de refugi; un refugi pot refe- .
rir-se a un lloc sense les pertorbacions que han causat que un enemic natural aban-
cioni la parcel·la i la plantaconreades: insecticides, recol-lecció i retirada del cultiu,
sega o esbrotat o esporga, reg, etc. Així dones, el refugi no proveeix l'enemic natu-
ral amb alimenten quantitat significativa ni 1' aliment és 1' estímul que el manté sobre
la planta refugi. El refugi es pot considerar, dpncs, com una base per a colonitzar o
recolonitzar una parcel·la de conreu quan aquesta ja no tingui pertorbacions que
temporalment la fan inhabitable. De vegades també utilitzem la paraula refugi per a
designar una planta que conté regularment enemics naturals sense coneixer exacta- .
ment quin recurs li subministra; sovint hem se suposar que la relació pot ser més
estreta del que suposem dones hi ha associacions planta-enemic natural relativament
específiques.
L'habitat pot oferir a 1' enemic natural unes condicions de microclima més benig-
nes que la parcel·la conreada. Per exemple, són relativament comuns canvis de tem-
peratura, humitat (inclosa la rosada) i vent en marges, voreres de basses o canals de
reg, sota bosc proper a les parcel·les de conreu, parcel·les abandonades i guarets.
Logicament, quan estem parlant de maneig de l'habitat per afavorir el control
biologic per conservació podem estar abastant superfícies diferents segons 1' especie
d'enemic natural i orografía del terreny. La capacitat de dispersió dels enemics natu-
rals i els estímuls que els fan moure en l'habitat són aspectes de coneixement obli-
gatoria l'hora de dissenyar el maneig que s'hi ha de fer.
Cada cop hi ha més exemples, tant a Catalunya com a Espanya, de programes de con-
trol biologic per conservació i augmentació. Com a exemples citarem el maneig del depre-
dador generalista Macrolophus caliginosus Wagner (Heteroptera: Miridae) per control en
conreu d'horta d'aire lliure i protegit al Maresme (veure pera més detall el capítolll) i
també l'ús de fitoseids (Acarina: Phytoseüdae) peral control de l'aranya roja Panonychus
ulmi (McGregor) (Acarina: Tetranychidae) en pomera a les comarques de Lleida. El pri-
mer es basa en la colonització natural de parcel·les d'aire lliure i dels hivemacles en quan-
titats suficients i en epoques primerenques. Aixo implica el maneig de la flora de diverses
. especies com a plantes insectari que faciliten aquesta colonització primerenca o el mante-
niment del depredador en els hivemacles entre dos conreus consecutius.
45
El segon exemple citat s'ha basat en el maneig dels per
afer-los més selectius per tal de permetre la colonització
de fitoseids que mantindran les densitats d'aranya roja a
dar: Un cop instal·lades les poblacions de fitoseids en els
cal tractar contra l'aranya si aquest programa s'acompanya
la plantació. ·
CONCLUSIONS
- Tot i els aven<;os haguts en els darrers decennis en el camp de 1' ecología i
en particular en 1' ambit de la relació presa-depredador, el control biologic
segueix tenint unes bases teoriques debils. Aixo fa que aquesta tecnología
sovint avanci per 'assaig i error'.
- El control biologic es pot aplicar amb tecniques diferents que. hem descrit i
que es poden agrupar en tres tipus basics: inoculació (inclosa la inoculació
estacional), inundació i conservació i augmentació. A priori cada una d'elles
té avantatges i inconvenients i caldra considerar les condicions i objectius
concrets per a jutjar la més adient.
-El control biologic per inoculació té uns procediments for<;a estandarditzats
i pot comptar amb el suport internacional d' organitzacions i científics d' a-
rreu del món. Pot resultar car i, sobretot, té, i en tindra més, lirnitacions per
a la importació d' enernics naturals exotics pels riscos mediambientals que
tenen sobre fauna indígena.
-La inundació representa una tecnica que s'ha aplicat amb molt d'exit pero
. en pocs casos, sobretot pel seu alt cost. En aquest sentit la rnillora i abarati-
ment de la cria en massa ha de col·laborar en aconseguir una més amplia
aplicabilitat.
- El control biologic per conservació i augmentació exigeix estudis aprofun-
dits en ecologia d' agrosistemes i aixo fa que sigui lent de desenvolupar i
aplicar. Tanmateix ofereix molts avantatges respecte a les tecniques abans
esmentades i tot fa pensar que tindra un gran desenvolupament en els anys
propers.
- L' escas desenvolupament de les bases científiques del control biologic fa
que sovint caiem en el dogmatisme típic del coneixement empíric. Aquesta
posició dogmatica ens pot dificultar la innovació.
46
BffiLIOGRAFIA
47
AGENTES DE CONTROL BIOLÓGICO
DE PLAGAS
AGENTESENTOMÓFAGOS
,
DE CONTROL BIOLOGICO DE PLAGAS
JESÚS ÁVILLA
Área de Protección de Cultivos, Centro UdL-IRTA de R+D de Lleida, Universitat de
Lleidá, Rovira Roure -191, 25198- Lleida.
jesus.avilla@i~a.es
CONCEPTO DE ENTOMÓFAGO
51
término huéspedes es también utilizado con mucha frecuencia), con los
cuales establecen una relación continua en el tiempo y a consecuencia de
la cual el hospedante puede morir o no. Los parásitos de insectos y ácaros
más importantes son nematodos, hongos, protozoos, bacterias, virus y ric-
kettsias.
2. Depredación. Una especie depredadora es aquélla cuyos adultos y esta-
dos inmaduros se alimentan de individuos de otras especies de animales
(presas) y las matan. Cada individuo del depredador necesita más de un
individuo de la presa para completar su desarrollo. Los depredadores de
insectos y ácaros más importantes son insectos, arácnidos y aves.
3. Parasitoidismo. Una especie parasitoide es. aquélla cuyos adultos son de
vida libre y cuyos estados inmaduros se alimentan de otras especies de
animales (hospedantes o huéspedes) y las matan. Cada individuo del
parasitoide necesita un único individuo del hospedante para completar
su desarrollo, pero sobre cada individuo del hospedante puede desarro-
llarse un solo individuo del parasitoide (parasitoide solitario) o varios
(parasitoide gregario). El desarrollo puede tener lugar en el interior del
cuerpo del huésped (endoparasitoide) o en el exterior (ectoparasitoide).
Los adultos del parasitoide pueden alimentarse de polen, de néctar, o no
hacerlo. Únicamente existen parasitoides entre los insectos.
52
CuADRO l. Relación de taxones de depredadores y de parasitoides más importantes desde
el punto de vista del control de plagas agrícolas
Depredadores Parasitoides
Clase 1 Orden Familia · Clase 1 Orden Familia
Insecta 1 Heteroptera Anthocoridae lnsecta 1 Hymenoptera lchneumonidae
Miridae Braconidae
lnsecta 1 Dermaptera Forficulidae Aphidiidae
lnsecta 1Thysanoptera Aeolothripidae Trichogrammatidae Encyrtidae
Insecta 1 Neuroptera Chrysopidae Eulophídae
Aphelinidae
Insecta 1 Diptera Tachinidae
Insecta 1 Coleoptera Carabidae
Staphylinidae
Coccinellidae
lnsecta 1 Díptera Syrphidae
Cecidornyiidae
Insecta 1 Hymenoptera Formicidae
Arachnida 1 Mesostigmata Phytoseiidae
Arachnida 1Subclase Araneae Araneidae
Lycosidae
Thomisidae
DEPREDADORES
Heteroptera. Anthocoridae
Los antocóridos son heterópteros que se reconocen por la presencia de una pieza
triangular diferenciada en la parte externa del hemiélitro, denominada cúneo y la
presencia de ocelos en los adultos. Tanto las ninfas como los adultos son depreda-
dores de insectos de tegumento blando (pulgones, trips, cochinillas, psílidos, huevos
y larvas de lepidópteros) y de ácaros, aunque también pueden alimentarse de agua y
de polen. Las hembras realizan la puesta en el interior de tejidos vegetales, como las
hojas, pero este comportamiento no tiene efectos negativos sobre la producción. Su
especificidad es variable, y depende de la especie de antocórido. Los dos géneros
más importantes son Anthocoris y Orius.
Los adultos son buenos voladores, lo que les permite agregarse en las zonas
donde la densidad de la presa sea más alta y dispersarse muy fácilmente cuando la
presa escasea. Tienen una elevada capacidad de búsqueda de sus presas y de incre- .
53
mentar rápidamente sus poblaciones cuando la presa es abundante. Se utilizan sobre
todo en programas de control biológico por inoculación estacional (Orius spp. en
cultivo protegido) y por conservación y aumento (Anthocoris spp. en frutales). En
conjunto, el mayor porcentaje de éxito con antocóridos se ha producido sobre pla-
gas agrícolas con bajas tasas de crecimiento de la población.
Heteroptera. Miridae
Los míridos también tienen cúneo, pero los adultos no tienen ocelos. La mayor
parte de los míridos son fitófagos, pero unas cuantas especies son depredadoras o
zoofitófagas. Al igual que los antocóridos, realizan la puesta en el interior de los teji-
dos vegetales. Son depredadores generalistas, que se alimentan de insectos de tegu-
mento blando y de ácaros. Los géneros más importantes son Macrolophus, Dicyphus
y Campylomma.
Su fitofagia puede ser un problema importante, ya· que pueden causar daños y
pérdidas a los cultivos como Dicyphus tamaninii Wagner en tomate o Campylomma
verbasci (Herrich-Schaffer) en manzano. En algunos casos, la fitofagia depende de
· la densidad de la presa (Dyciphus), mientras que en otros, del momento del ciclo
(Campylomma). Se utilizan en programas de control biológico por inundación esta-
cional y par conservación y aumento, sobre todo en invernaderos.
Neuroptera. Chrysopidae
Los adultos de las crisopas se reconocen muy fácilmente por las largas antenas,
las alas membranosas con numerosas venas y celdas y el color verde de su cuer-
po. Son muy frecuentes en diferentes hábitats. Las larvas tienen mandíbulas fuer-
tes y muy aparentes con las que atacan y destrozan la presa, incluidas sus congé-
neres. Son muy voraces. Los adultos pueden ser depredadores y alimentarse de
néctar y de polen. Son especies polífagas, que se alimentan de insectos (sobre todo
homópteros) y ácaros. La especie más importante es Chrysoperla carnea
Stephens.
Los individuos de C. carnea consumen una gran cantidad de presas, por lo que
es necesario que exista una densidad de presa mínima para el establecimiento de
supoblación. Los adultos son atraídos al cultivo por sustancias volátiles, lo que
se ha intentado utilizar en campo. Se utiliza sobre todo en programas de control
biológico por conservación y aumento (es una especie a respetar y potenciar
prácticamente en todos los cultivos), pero también se cría con facilidad y está dis-
ponible comercialmente para su uso en programas de inundación o de inocula-
ción estacional.
54
Coleoptera. Carabidae
Los adultos de los carábidos tienen antenas largas, la cabeza móvil y los élitros,
que recubren todo el abdomen, son casi siempre de colores oscuros y brillantes. Las
larvas son muy móviles y tienen un par de cercos en el abdomen. Tanto los adultos
como las larvas son terrestres y de actividad nocturna, principalmente depredadores
muy voraces de insectos que viven en el suelo y de lombrices. Algunas especies
suben a las plantas para alimentarse de sus presas. La mayoría son polífagos opor-
tunistas, aunque las larvas suelen ser más específicas en cuanto a su alimentación
que los adultos: y pueden ser importantes consuriüdores terciarios. Algunos géneros
importantes son Harpalus, Agonum, y Demetrias.
Su período de actividad principal puede ser primaveral u otoñal, según la espe-
cie, sin que su ciclo biológico esté sincronizado con el de su presa (son oportunis-
tas, como ya se ha mencionado). Se utilizan sobre todo en programas de conserva-
ción y aumento (por ejemplo, en cereales) y también son indicadores del impacto de
la actividad agrícola en el suelo.
Coleoptera. Coccinellidae
Los adultos tienen típicamente una forma globosa u oval, con élitros brillantes y
con dibujos. Las larvas son móviles y pueden estar recubiertas de secreciones cero-
sas. Tanto las larvas como los adultos de la mayoría de las especies son depredado-
res muy voraces de insectos (incluidos sus congéneres) y de ácaros. Es un grupo
muy diverso; hay especies con una marcada preferencia por determinadas presas
(Rodolia cardinalis Muls sobre /cerya purchasi (Maskell), Stethorus punctillum
(\Veise) sobre tetraníquidos), y otras son más polífagas (Coccinella septempunctata
L. sobre pulgones o Chilochorus spp. sobre cóccidos).
Tienen un ciclo biológico relativamente corto, pero su longevidad puede alcan-
zar un año. Son buenos voladores y tienen una buena capacidad de dispersión. Su
capacidad reproductiva también es relativamente alta, lo que les hace buenos ento-
mófagos desde el punto de vista del control biológico. Sin embargo, muchos son
poco eficaces cuando la densidad de la presa es baja. Se han utilizado en programas
de control biológico por inoculación (R. cardinalis, el primer ejemplo de control
biológico moderno), por inundación y por conservación y aumento.
Díptera. Syrphidae
La mayoría de las especies de los sírfidos son depredadoras, aunque hay unas
pocas que son fitófagas. Únicamente las larvas son depredadoras, mientras que los
adultos son de vida libre. Depredan principalmente pulgones, aunque pueden atacar
otros homópteros y larvas de lepidópteros.
55
mentar rápidamente sus poblaciones cuando la presa es abundante. Se utilizan sobre
todo en programas de control biológico por inoculación estacional (Orius spp. en
cultivo protegido) y por conservación y aumento (Anthocoris spp. en frutales). En
conjunto, el mayor porcentaje de éxito con antocóridos se ha producido sobre pla-
gas agrícolas con bajas tasas de crecimiento de la población.
Heteroptera. Miridae
Los míridos también tienen cúneo, pero los adultos no tienen ocelos. La mayor
parte de los míridos son fitófagos, pero unas cuantas especies son depredadoras o
zoofitófagas. Al igual que los antocóridos, realizan la puesta en el interior de los teji-
dos vegetales. Son depredadores generalistas, que se alimentan de insectos de tegu-
mento blando y de ácaros. Los géneros más importantes sqn Macrolophus, Dicyphus
y Campylomma.
Su fitofagia puede ser un problema importante, ya· que pueden causar daños y
pérdidas a los cultivos como Dicyphus tamaninii Wagner en tomate o Campylomma
verbasci (Herrich-Schaffer) en manzano. En algunos casos, la fitofagia depende de
la densidad de la presa (Dyciphus), mientras que en otros, del momento del ciclo
(Campylomma). Se utilizan en programas de control biológico por inundación esta-
cional y pur conservación y aumento, sobre todo en invernaderos.
Neuroptera. Chrysopidae
Los adultos de las crisopas se reconocen muy fácilmente por las largas antenas,
las alas membranosas con numerosas venas y celdas y el color verde de su cuer-
po. Son muy frecuentes en diferentes hábitats. Las larvas tienen mandíbulas fuer-
tes y muy aparentes con las que atacan y destrozan la presa, incluidas sus congé-
neres. Son muy voraces. Los adultos pueden ser depredadores y alimentarse de
néctar y de polen. Son especies polífagas, que se alimentan de insectos (sobre todo
homópteros) y ácaros. La especie más importante es Chrysoperla carnea
Stephens.
Los individuos de C. carnea consumen una gran cantidad de presas, por lo que
es necesario que exista una densidad de presa mínima para el establecimiento de
su población. Los adultos son atraídos al cultivo por sustancias volátiles, lo que
se ha intentado utilizar en campo. Se utiliza sobre todo en programas de control
biológico por conservación y aumento (es una especie a respetar y potenciar
prácticamente en todos los cultivos), pero también se cría con facilidad y está dis-
ponible comercialmente para su uso en programas de inundación o de inocula-
ción estacional.
54
Coleoptera. Carabidae.
Los adultos de los carábidos tienen antenas largas, la cabeza móvil y los élitros,
que recubren todo el abdomen, son casi siempre de colores oscuros y brillantes. Las
larvas son muy móviles y tienen un par de cercos en el abdomen. Tanto los adultos
como las larvas son terrestres y de actividad nocturna, principalmente depredadores
muy voraces de insectos que viven en el suelo y de lombrices. Algunas especies
suben a las plantas para alimentarse de sus presas. La mayoría son polífagos opor-
tunistas, aunque las larvas suelen ser más específicas en cuanto a su alimentación
que los adultos~ y pueden ser importantes consumidores terciarios. Algunos géneros
importantes son Harpalus, Agonum, y Demetrias.
Su período de actividad principal puede ser primaveral u otoñal, según la espe-
cie, sin que su ciclo biológico esté sincronizado con el de su presa (son oportunis-
tas, como ya se ha mencionado). Se utilizan sobre todo en programas de conserva-
ción y aumento (por ejemplo, en cereales) y también son indicadores del impacto de
la actividad agrícola en el suelo.
Coleoptera. Coccinellidae
Los adultos tienen típicamente una forma globosa u oval, con élitros brillantes y
con dibujos. Las larvas son móviles y pueden estar recubiertas de secreciones cero-
sas. Tanto las larvas como los adultos de la mayoría de las especies son depredado-
res muy voraces de insectos (incluidos sus congéneres) y de ácaros. Es un grupo
muy diverso; hay especies con una marcada preferencia por determinadas presas
(Rodolia cardinalis ·Muls sobre Icerya purchasi (Maskell), Stethorus punctillum
(Weise) sobre tetraníquidos), y otras son más polífagas (Coccinella septempunctata
L. sobre pulgones o Chilochorus spp. sobre cóccidos).
Tienen un ciclo biológico relativamente corto, pero su longevidad puede alcan-
zar un año. Son buenos voladores y tienen una buena capacidad de dispersión. Su
capacidad reproductiva también es relativamente alta, lo que les hace buenos ento-
mófagos desde el punto de vista del control biológico. Sin embargo, muchos son
poco eficaces cuando la densidad de la presa es baja. Se han utilizado en programas
de control biológico por inoculación (R. cardinalis, el primer ejemplo de control
biológico moderno), por inundación y por conservación y aumento.
Diptera. Syrphidae
La mayoría de las especies de los sírfidos son depredadoras, aunque hay unas
pocas que son fitófagas. Únicamente las larvas son depredadoras, mientras que los
adultos son de vida libre. Depredan principalmente pulgones, aunque pueden atacar
· otros homópteros y larvas de lepidópteros.
55
Los adultos tienen hábitos diurnos y son muy activos (buenos voladores). Su
aspecto es muy característico: antenas aristadas de tres artejos, ojos compuestos
grandes, una vena espúrea en las alas y, generalmente, colores vistosos que recuer-
dan a las avispas. Su forma de volar también es característica: son capaces de man-
tenerse estáticos en el aire y salir en cualquier dirección. Se alimentan de polen o de
néctar de flores, por lo que, para el éxito del control biológico, puede ser muy impor-
tante la presencia de una cubierta vegetal con flores. Las larvas son ápodas, acéfa-
las y con aparato bucal masticador. Pueden estar más o menos coloreadas, pero son
transparentes, por lo que es visible el tubo digestivo. Algunos géneros importantes
son: Syrphus, Metasyrphus, Episyrphus y Scaeva.
Suelen ser depredadores específicos de pulgones, muy abundantes en muchas
plantaciones y puede jugar un papel importante en la limitación de poblaciones
de pulgones, por lo que se utilizan en programas de control.biológico por con-
servación y aumento. En general, son muy sensibles o sensibles a la acción de los
insecticidas.
Díptera. Cecidomyiidae
Únicamente las .larvas son depredadoras, mientras que los adultos son de vida
libre, tienen costumbres nocturnas y realizan la puesta de huevos cerca de las presas
de las larvas.
Los adultos tienen el aspecto de pequeños mosquitós. Las larvas son ápodas y
acéfalas y tienen un color anaranjado que puede cambiar con la alimentación.
Debido a su escasa movilidad, depredan principalmente presas de hábitos gregarios
(pulgones, ácaros, moscas blancas) o huevos (cóccidos).
En general, necesitan densidades poblacionales de la presa altas y son sensibles
a la acción de insecticidas, pero no a la de acaricidas o fungicidas del suelo.
Se han utilizado en diversos programas de control biológico contra pulgones,
sobre todo en invernaderos y en jardines. Hay especies disponibles comercial-
mente, como Aphidoletes aphidimyza (Rondan), que está considerado uno de los
agentes más efectivos de control de pulgones en invernadero. Se alimenta exclu-
sivamente de pulgones, por lo que puede utilizar diversas especies como presas
alternativas. Los pulgones atacados mueren aunque no hayan sido totalmente
consumidos, debido a la acción de una toxina paralizante que inyectan. Las
hembras son muy móviles, por lo que se dispersan y establecen en el inverna-
dero de una forma rápida y eficiente. Tienen, sin embargo, uQa baja fecundidad.
Pueden ser necesarias liberaciones repetidas para obtener un buen control de la
plaga.
56
Hymenoptera. Formicidae
Vale la pena mencionar a las hormigas, aunque sólo sea porque se han utilizado en
control biológico de plagas desde el siglo m d.C. en China. Hay especies depredado-
res de pulgones (Formica rufa L.) y de lepidópteros (Formica lugubris Zetterstedt).
Mesostigmata. Phytoseiidae
Son ácaros con forma de pera y, con alguna excepción, tegumento transparente,
por lo que el color varía según su alimentación: rojizos, anaranjados, amarillentos
etc. Su tamaño máximo es de unas 500 mm, y las hembras son claramente mayores
que los machos. Se identifican por el aparato bucal, formado por un par de quelíce-
ros que lado-dentados y un par de pedipalpos y la presencia de un par de estigmas en
la mitad del cuerpo y de un máximo de 20 pares de quetas en la placa dorsal. Se
mueven con rapidez en las hojas, principalmente en el envés.
Tanto los estados juveniles como los adultos son depredadores de ácaros (tetraní-
quidos, eriófidos, tenuipálpidos, tarsonémidos y tideidos) y de insectos de pequeño
tamaño (tisanópteros, cóccidos, psocópteros), aunque algunas especies pueden alimen-
tarse también de I]lelaza producidas por homópteros, de polen y de hifas de hongos. En
general, son polífagos, en el sentido de que son capaces de alimentarse de presas que
pertenecen a familias distintas, aunque no todos los alimentos que son capaces de inge-
rir son óptimos; algunos de ellos sólo permiten su supervivencia durante un cierto tiem-
po sin que se reproduzcan. Algunas especies son específicas de tetraníquidos, como
Phytoseiulus persimilis Athias-Henriot y Neoseiulus californicus (McGregor).
La tasa intrínseca de crecimiento (rm) de las especies de fitoseidos es similar a
la de las especies de tetraníquidos sobre las que se alimentan, excepto en condicio-
nes de temperatura mayor que 30 oc y/o humedad relativa menor del 40%, cuando
la rm de los fitoseidos es menor que la de los tetraníquidos. Por lo tanto, pueden ser
capaces de responder rápidamente a los incrementos poblacionales de sus presas.
Es posible que existan poblaciones de una determinada especie más adaptadas que
otras a condiciones de temperatura alta y humedad relativa baja, lo que debe ser
. tenido en cuenta en los programas de importación y liberación de fitoseidos.
La capacidad de sobrevivir a épocas de escasez de presa depende de que exista
un alimento alternativo aceptable. En algunos casos, el alimento alternativo pueden
ser otras especies, como los eriófidos, mientras que en otros casos puede ser polen.
Sin embargo, en general, las hembras de fitoseidos son capaces de sobrevivir sema-
nas sin presa si tienen una fuente de agua, pero sin poner huevos, ya que la mayoría
de la energía proporcionada por el alimento se utiliza en su producción. Una vez en
presencia de presas, las hembras vuelven a poner huevos, alcanzando prácticamen-
te los niveles de hembras bien alimentadas durante toda su vida.
57
Los géneros más importantes son Amblyseius, Euseius, Neoseiulus, Phytoseiulus
y Typhlodromus. Se utilizan tanto en programas de liberación (Phytoseiulus) como
de conservación y aumento (Amblyseius, Euseius).
Todas las arañas son depredadoras. La mayoría son generalistas, pero muestran
un cierto grado de especificidad por el hábitat en el que se encuentran. Su papel en
el control biológico es incierto, aunque hay autores que opinan que es mayor que el
que se supone. Debido a su especificidad por el hábitat en que se encuentran, están
especialmente indicados los programas de conservación y aumento de especies nati-
vas. Pueden cqnstruir telarañas (como los Araneidae), cazar activamente las presas
(Lycosidae) o permanecer emboscadas (Thomisidae).
PARASITOIDES
Hymenoptera. Aphidiidae
58
gón. Algunas especies importantes son Aphidius, Diaretiella, Lysiphlebus y
Praon ..
Su adaptación al ciclo del hospedante es especialmente importante. Para ello,
algunas especies han desarrollado una diapausa estival o invernal, mientras que las
espedes oligófagas cambian de hospedante cuando el pulgón emigra de su planta
huésped. Por eso, en algunos programas de control biológico es especialmente
importante la presencia de hospedantes alternativos (en la cubierta vegetal o en las
zonas circundantes al cultivo, por ejemplo). Se utilizan sobre todo en programas de
control biológico por conservación y aumento.
Hymenoptera. Trichogrammatidae
Hymenoptera. Eulophidae
Es una familia muy numerosa y diversa, cuyas especies pueden ser ecto y endo-
parasitoides de huevos, larvas y pupas de coleópteros, dípteros, lepidópteros e hime-
nópteros. Algunas especies están especializadas en atacar larvas minadoras de hojas
o de tallos (como especies de los géneros Sympiesis, Tetrastichus y Diglyphus), y
son polífagos; tanto, que pueden ser indistintamente parasitoides o hiperparasitoi-
des. Se utilizan en programas de control biológico por inoculación (Diglyphus isaea
(Walker)), o por conservación y aumento (como el complejo de parasitoides de lepi-
dópteros minadores de hoja en frutales de pepita).
Hymenoptera. Aphelinidae
Diptera. Tachinidae
Los adultos de los taquínidos tienen toda la apariencia de las moscas comunes,
aunque algunos de ellos no son negros. Son buenos voladores y se alimentan de néc~
59
tar de flores y de melaza producida por homópteros. Todas las especies son parasi-
toides, aunque el rango de hospedantes sobre el que se desarrollan es muy amplio.
La gran mayoría son endoparasitoides solitarios de ninfas, larvas y adultos de pen-
tatómidos (chinches), langostas, lepidópteros, coleópteros e himenópteros. No se
conocen especies hiperparasitoides.
Como las hembras no tienen oviscapto, la mayoría depositan los huevos sobre la
vegetación o sobre la superficie del suelo y es la larva la encargada de encontrar el
hospedante. En otras especies, la emergencia de la larva se produce en el interior del
cuerpo de la madre y, posteriormente, es depositada sobre el huésped o sobre el
hábitat.
Se utilizan principalmente en programas de control biológico de conservación,
como Lydella thompsoni Herting y Leskia aurea Fall.
60
los parasitoides atacan a los hospedantes, en respuesta a la presencia de oocitos
maduros en su aparato genital. Finalmente, la reproducción de los parasitoides está
directamente relacionada con la densidad del hospedante, lo que no sucede en el
caso de los depredadores.
Similitudes Diferencias
Depredación Parasitoidismo Depredación Parasitoidismo
Ataque Ataque Efecto inmediato Efecto diferido
Captura Puesta Consumición única Consumición
múltiple:
superparasitismo,
multiparasitismo,
depredación
Consumo Destrucción del Todos los estados Hembras adultas
hospedante
Relación no tan directa Reproducción
Hambre Presencia de
oocitos maduros relacionada
con la densidad
61
CUADRO 3. Factores más importantes que influyen sobre
la relación presa-depredador
62
población de la plaga agrícola. Se traduce en una disminución del tiempo de
búsqueda disponible y de la eficacia de búsqueda y en un aumento de la dis-
persión.
Teniendo en cuenta la forma cómo los entomófagos regulan las poblaciones de
insectos, es posible clasificarlos en dos grandes grupos (con situaciones intermedias,
como siempre):
63
-e es el número de individuos del entomófago que se producen por cada indivi-
duo de la plaga agrícola atacado.
- s(N,, P,) es el porcentaje de hembras en la descendencia del entomófago.
BffiLIOGRAFÍA
BAUDRY, 0.; BRAZIER, C.; BRENIAUX, D.; BRUN, V. Y FAUVEL, G. (1999). Les
. Phytoséiides prédateurs d'acariens en vergers. Ctifl. París (Francia). 118 pp.
Una buena y breve introducción a los Phytoseiidae, aunque sólo se refiera a los
que tienen importancia en cultivos frutales.
DEBACH, P. y RosEN, D. (1991). Biological Control by natural enemies 2"d ed.
Cambridge University Press. Cambridge (Reino Unido), 440 pp.
Es la segunda edición de un libro clásico, cuya lectura es muy recomendable. La
primera edición está traducida al castellano: DeBach, P. 1977. Lucha biológica
contra los enemigos de las plantas. Ediciones Mundi-Prensa. Madrid (España),
399 pp.
EWEN Me, P,; NEW, T. R. y WHITTINGTON, A. E. (2001). Lacewings in the Crop
Environment. Cambridge University Press. Cambridge (Reino Unido), 546 pp.
Un extenso tratado sobre los crisópidos
HELYER, N.; BROWN, K. y CATTLIN, N. D. (2003). A Colour Handbook of Biological
Control in Plant Protection. Manson Publishing Ltd. London (Reino Unido), 126
pp.
Muy bueno para reconocer entomófagos, por la calidad y cantidad de sus foto-
grafías. Presenta las características generales de las familias y especies más
importantes.
HoY, M. A. (1994). Parasitoids and predators in management ofarthropod pests. En:
Introduction to Insect Pest Management, coord. METCALF, R.; LUCKMANN, W. H.,
129-198, John Wiley and Sons. New York (EUA).
Un buen resumen, en uno de los libros clásicos de Control Integrado de Plagas.
64
JERVIS M. y KIDD, N. (1996). Insect natural enemies. Practica[ approaches to their
study and evaluation. Chapman and Hall. London (Reino Unido), 491 pp.
El libro trata sobre biología, ecología y comportamiento de parasitoides y depre-
dadores: comportamiento de búsqueda, ciclo de vida, comportamiento de apare-
amiento y dinámica de poblaciones.
LATTIN, J. D. (1999). Bionomics oftheAnthocoridae. Annual Review ofEntomology,
44: 207-231.
Una revisión de los antocóridos y su papel en el control biológico de plagas.
VAN DRIESCHE, R. G. y BELLOWS Jr., T. S. (1996). Biological Control. Chapman and
Hall. New York (EUA), 539 pp.
Es el texto más moderno que trata de manera completa el control biológico de
plagas, patógenos y malas hierbas. Muy recomendable.
65
EL POTENCIAL DE Bacillus thuringiensis
EN EL CONTROL BIOLÓGICO DE PLAGAS
PRIMITIVO CABALLERO MURILLO
Departamento de Producción Agraria, Universidad Pública de Navarra,
31006 - Pamplona,
pcm92@ unavarra.es
INTRODUCCióN
67
enorme potencial para el desarrollo de plantas transgénicas con la capacidad insecticida
de B. thuringiensis. Estas plantas ya ocupaban en el año 2000 una superficie de más de 11
millones de hectáreas en todo el mundo y están protagonizando nueva revolución de la
agricultura (Shelton et al., 2002).
68
lugar a péptidos de alrededor de 60 kDa,.los cuales son resistentes a la digestión prote-
olítica y constituyen las verdaderas toxinas. La unión de las toxinas a receptores especí-
ficos situados en la membrana citoplásmica de las células epiteliales conduce a la for-
mación de poros, la lisis osmótica de las células y la muerte del insecto (Escriche y
Ferré, 2001 ). Las proteínas Cyt se agrupan en una familia diferente a Ja de las proteínas
Cry y son capaces de producir la lisis de un amplio espectro de células in vitro
(Guerchicoff et al., 2001). Algunas cepas Bt también secretan, durante el crecimiento
vegetativo, proteínas insecticidas tóxicas para lepidópteros (Vips), que causan la lisis de
las células epiteliales del mesenterón y la parálisis del tubo digestivo en insectos sus-
ceptibles (Selvapandiyan et al., 2001). Otras cepas Bt secretan otros factores de toxici-
dad tales como quitinasas, fosfolipasas, proteasas y enterotoxinas (Wiwat et al., 2000).
Hasta la fecha se han caracterizado más de 200 proteínas Cry o Cyt, a través de la
clonación y secuenciación de los correspondientes genes cry o cyt, que en su gran
mayoría han sido aisladas de los cristales producidos por cepas naturales de Bt
(http://www.biols.susx.ac.ukfhome/Neil_Crickmore/Btl). La gran diversidad de estas
proteínas, tanto desde el punto de vista molecular como de la actividad tóxica que tie-
nen para insectos, representan un gran potencial para el control biológico de las plagas.
Una de las claves del éxito comercial de B. thuringiensis es que, al ser un patógeno
facultativo, puede ser producido en grandes cantidades a un bajo coste mediante procesos
de fermentación líquida o semisólida. La fermentación líquida se hace en fermentadores
industriales de hasta 60.000 litros. Cada cepa Bt tiene requerimientos específicos por lo que
para su producción industrial es necesario optimizar, en cada caso, el medio de crecimien-
to y las condiciones de fermentación. La mezcla de esporas y cristales se concentra median-
te centrifugación o filtración y puede ser estabilizada como una suspensión concentrada o,
previo secado, como un polvo. En la fermentación semisólida la bacteria se crece en un
substrato sólido, húmedo y aireado, que puede ser inerte (por ejemplo verrniculita) o nutri-
tivo como son algunos productos de desecho de industrias agrícolas (por ejemplo salvado .
de trigo). El producto técnico se estabiliza mediante secado con aire caliente hasta que el
contenido de humedad sea menor del5% (Burges y Jones, 1998). Muchos agricultores de
países en desarrollo han validado la sencillez técnica y bajo coste de la fermentación semi-
sólida para producir localmente sus propios insecticidas, como un medio de abaratar la pro-
tección de sus cultivos, utilizando cepas locales de B. thuringiensis. Las principales limita-
ciones de este proceso son de escala y calidad técnica de los productos obtenidos.
Recientemente se ha puesto de manifiesto la importancia de una adecuada formulación
para mejorar la eficacia de B. thuringiensis en condiciones de campo (Burges y Jones,.
1998).
69
Bioinsecticidas basados en cepas Bt naturales
94
67
60
CrylAb
Cry2A
94
67
60
-
~'
CrylC
CrylD
43 43
36 36
30 30
70
Prácticamente todos los formulados comerciales contra dípteros se basan en
cepas de B. thuringiensis ser. israelensis cuyos cristales son una combinación de
cuatro proteínas (Cry4A, Cry4B, CryllA y CytlA) con actividad sinérgica entre
ellas (figura 3). De igual modo, los productos contra coleópteros se basan en la cepa
tenebrionis de B. thuringiensis ser. morrisoni cuya actividad insecticida reside en las
proteínas Cry3A y Cry3B (figura 3).
43 43
36 36
30 CytlA 30
FIGURA 3. Proteínas Cry o Cyt que componen el cristal de la cepa tipo de B. t. ser. israelen-
sis y la cepa tenebrionis de B. t. ser. morrisoni
Cepas Bf transconjugantes
71
Los genes que codifican para estas proteínas (genes cry o cyt, respectivamente) se
encuentran, en su mayoría, localizados en plásmidos de gran peso molecular algu-
nos de los cuales son conjugativos (González et al., 1982). La conjugación fue ini-
cialmente utilizada para manipular genéticamente las cepas Bt porque no estab~
disponibles los métodos de transformación. Estos plásmidos pueden ser curados o
transferidos de una cepa Bt a otra con la finalidad de reunir en una determinada cepa
. la combinación de genes cry deseada. La cepa Bt (EG2424) que produce la materia
activa del bioinsecticida comercial Foil® se obtuvo por curación de uno de sus plás-
midos nativos y la transferencia por conjugación de un plásmido que porta un gen
cry3A. De esta manera, se consiguió que dicha cepa tuviera un espectro de huéspe-
des más amplio yª que produce al mismo tiempo proteínas Cry1A y Cry3A con lo
que resulta tóxica para Ostrinia nubilalis (Hübner) (Lepidoptera: Pyralidae) y
Leptinotarsa decemlineata (Say) (Coleoptera: Chrysomelidae). De igual modo se ha
obtenido la cepa EG2348 que constituye el ingrediente activo del bioinsecticida
comercial Condo~ (Sanchis, 2000). Las cepas Bt genéticamente mejoradas por con-
jugación no son consideradas organismos genéticamente manipulados por lo que los
productos basados en ellas no están sujetos a restricciones en el registro. Sin embar-
go, este procedimiento sólo es aplicable a los genes cry localizados en plásmidos
conjugativos y tiene otras limitaciones debido principalmente a la incompatibilidad
de los orígenes de replicación de algunos plásmidos y también, en cierta medida, a
la curación o conjugación espontánea de plásmidos. ·
Cepas Bt recombinantes
72
se les han asignado determinadas funciones. Una de las toxinas mejor conocidas es ·
la de Cry3A. El dominio I está integrado por los primeros 250 aminoácidos, que for-
man siete hélices, y su función es la formación del poro en la membrana de las célu-
las epiteliales de los insectos susceptibles. El dominio II, constituido por los 300
aminoácidos siguientes que forman varias láminas, participa en la interacción con el
receptor por lo que es un determinante de la especificidad de la toxina. Los restan-
tes 150 aminoácidos forman las sandwich del dominio III. Este dominio también
parece estar involucrado en la especificidad y, al mismo tiempo, confiere estabilidad
a la toxina y protección contra las proteasas (Bravo, 2001). Los genes cry híbridos
se construyen intercambiando los dominios específicos de dos o más genes cry con
la finalidad de producir toxinas con un mayor espectro de huéspedes o un mayor
potencial insecticida. Algunos de los genes cry que se encuentran en la naturaleza
son el producto de recombinaciones homólogas entre genes cry en los que se ha pro-
ducido un intercambio de dominios (De Maagd et al., 2001). Los productos de
fusión de fragmentos tóxicos de·cry1Ab y cry1Ac exhiben características tóxicas de
ambos genes (Honee et al., 1991). La toxina híbrida CrylBa/Crylla tiene una acti-
vidad tóxica mayor contra el escarabajo de la patata, L. decemlineata, que la que tie-
nen las dos proteínas pre.cursoras (Naimov et al., 2001).
La cantidad de proteína Cry producida por una determinada cepa Bt puede
aumentarse de forma significativa mediante la manipulación del promotor que regu-
la la expresión del correspondiente gen cry. A esto también contribuye la elimina-
ción de genes que codifican para enzimas proteolíticas extracelulares las cuales
degradan las proteínas del cristal causando una disminución de la cantidad de pro-
teína producida. Tan y Dono van (200 1) han demostrado que la eliminación de los
genes que codifican para la proteasa alcalina A y la proteasa neutra A mejora la esta-
bilidad del cristal y la producción de proteínas Cry.
Los genes cry pueden ser expresados en organismos alternativos, los cuales
adquieren la capacidad insecticida de B. thuringiensis, que son utilizados como un
vehículo para mejorar o ampliar la persistencia o distribución de las proteínas insec-
ticidas Cry. La bacteria epifita de plantas Pseudomonas fluorescens Mikula fue el
primer huésped heterólogo utilizado para la expresión de genes cry. Las células sin-
. tetizan una inclusión cristalina y al final del proceso de fermentación se les produ-
ce la muerte, por medio de un tratamiento químico, conservando integra la pared ·
celular. Cada célula forma una microcápsula que protege las proteínas del cristal con
lo cual se mejora la baja persistencia de los productos Bt debido a la acción de la
radiación ultravioleta, el calor o los exudados yel pH de las plantas (Carlton, 1996).
Este sistema (Cell-Cap®) ha sido objeto de una patente y se ha empleado para la
73
obtención de los productos comerciales MVP®, utilizado para el control de lepidóp-
teros, y M-Trak® para el control de coleópteros (Sanchis, 2000). El proceso de regis-
tro de estos productos es bastante sencillo ya que se trata .de bacterias muertas. La
transferencia por conjugación del gen crylAc a Bacillus megaterium de Bary, una
bacteria epifita que persiste en el filoplano del algodón, permite proteger el cultivo
de los daños que le causa el noctuido Helicoverpa armigera (Hübner) (Bora et al.,
1994).
La transformación de microorganismos endófitos con genes cry permite ampliar la
utilización de las proteínas Cry de B. thuringiensis para el control biológico de plagas
que son minadores de hojas o tallos. El gen crylAb se ha incorporado al cromosoma
de la bacteria endófita Clavibacter xyli subsp. cynodontis Davis at al. cuyo hábitat
natur<Íl es el xilema de Cynodon dactylon (L) Pers (Poaceae). Esta bacteria recombi-
nante puede colonizar el xilema de las plantas del maíz y sintetizar la correspondien-
te proteína Cry con lo cual es capaz de reducir entre el 55% y el65% las pérdidas que
produce O. nubilalis en el cultivo (Tomasino et al., 1995). En un aislado endófito de
B. cereus se ha expresado el gen cry2Aa (Mahaffee et al., 1994). Las bacterias cau-
santes de los nódulos de las raíces de las leguminosas también han sido utiliz~das
como huéspedes alternativos para la dispersión de las toxinas Bt. La expresión del gen
cry3Aa en la bacteria Rhizobium meliloti Dangeard permite proteger el cultivo de la
alfalfa de los ataques del coleóptero curculiónido Sitona hispidulus (Fabricius). De
igual modo, la colonización de los nódulos por cepas recombinantes de Rhizobium
leguminosarum Frank construidas con el gen cry3Aa reducen las pérdidas ocasiona-
das por Sitona lineatus (L.) en los cultivos de guisante (Bezdicek et al., 1994).
74
Arf pueden contener sitios de terminación de la transcripción, sitios crípticos de
empalme de mARN y motivos de inestabilidad del mARN (De Maagd et al., 1999).
El efecto de diferentes grados de modificación de la secuencia codificante fue ini-
cialmente estudiada en los genes crylAb y crylAc (Perlak et al., 1991).
Actualmente, la práctica más común es utilizar genes sintéticos que, al estar adap-
tados a la maquinaria transcripcional y traduccional de la planta, pueden ser expre-
sados a niveles suficientes para conferirles a las plantas el grado de resistencia
necesario contra los insectos.
En estos momentos, se dispone de muchas plantas cultivadas que han sido trans-
formadas con éxito proporcionándoles resistencia contra una o varias de sus plagas
(Shelton et al., 2002; http://www.aphis.usda.gov/bbep/bp/). Los insectos objeto de
control con plantas Bt son principalmente especies del orden Lepidoptera mediante
la producción de proteínas Cry1Ab, Cry1Ac y Cry9C, aunque también se ha des-
arrollado un producto para el control del escarabajo de la patata, L. decemlineata,
mediante la producción de la proteína Cry3A. Las plantas de patata con la capaci-
dad insecticida de B. thuringiensis fueron las primeras plantas-Bt comercializadas
en EE uu con el nombre comercial de NewLeafTM (Monsanto, St Louis, MO, Estados
Unidos) y posteriormente en otros países (Canadá, Rumania, Japón, México y
Georgia) con distintos nombres comerciales. Las patátas-Bt fueron transformadas
para producir la proteína Cry3A y conferirles resistencia contra el escarabajo de la
patata. Su utilización en campo redujo las cantidades de insecticidas en un 40% en
1997, pero en el año 2001 la compañía dejó de producir estas plantas
(http://w.w.w.monsanto. com/ag/articles/PlantBioteh). En 1996 la compañía
Monsanto comercializó el algodón-Bt con distintos nombres comerciales en varios
países. El producto comercial de mayor difusión fue el Bollgard® (Monsanto) que
produce la proteína CrylAc y protege al cultivo principalmente de HeliotÍlis ~ires
cens (Fabricius) y H. armigera y, secundariamente, de Heliothis zea (Boddie)
(Lepidoptera: Noctuidae) y del gusano rosado Pectinophora gossypiella (Saunders)
(Lepidoptera: Gelechiidae) (Shelton et al., 2002). Earias insulana (Boisduval)
(Lepidoptera: Noctuidae) es otra importante plaga del algodón en determinadas
regiones del mundo pero su susceptibilidad a las toxinas Bt no ha sido determinada
hasta el momento. Las plantas transgénicas de maíz-Bt han sido desarrolladas por
varias compañías y vienen siendo comercializadas desde 1996. Los productos intro,..
ducidos en el mercado con los nombres comerciales de YieldGard® (Monsanto,
Syngenta) y de Knockout® (Syngenta) son los que han alcanzado una mayor difu-
sión. Estas plantas producen la proteína Cry1Ab a las cuales les confiere una pro-
tección total contra las larvas de la primera generación del pirálido O. nubilalis que
es una de las más importantes plagas del maíz en todo el mundo. Otras importantes
plagas del maíz en distintas regiones del mundo son los lepidópteros Ostrinir,z:f{tlr.,
nacalis (Guenée) (Lepidoptera: Pyralidae), Diatraea grandiosella Dyar
75
(Lepidoptera: Pyralidae), H. zea, Spodopterafrugiperda (J.E. Smith) (Lepidoptera:
Noctuidae) y Agrotis ipsilon (Hufnagel) (Lepidoptera: Noctuidae).
Las plantas transgénicas de la primera generación (patata, algodón y maíz) se han
caracterizado por producir una sola toxina Cry seleccionada en función de su toxicidad
para las plagas claves del cultivo en cuestión. Actualmente se está desarrollando una
segunda generación de plantas transgénicas con el objetivo de que las plantas produzcan
al menos dos toxinas Cry que reconozcan distintos receptores en las células epiteliales
de los insectos. Así por ejemplo, las plantas de algodón-Bt de segunda generación se han
diseñado para producir las toxinas CryAc y Cry2Ab (Greenplate et al., 2000) ya que los
modelos matemáticos demuestran las ventajas de estas variedades piramidales para el
manejo de la resistencia (Roush, 1998). En el año 1999 se cultivaron cerca de 9 millo-
nes de hectáreas de plantas-Bt de las que aproximadamente el 70% eran de maíz-Bt. Esta
superficie superó los 11 millones de hectáreas en el año 2000 y, en EE uu, la superficie
de cultivo destinada a algodón-Bt superaba a la ocupada por algodón convencional.
76
xinas diarreicas de B. cereus (Damgaard, 1995) por lo que se ha sugerido que la toxi-
cidad de B. thuringiensis para mamíferos debe ser considerada para cada cepa
(Bishop et al., 1999}. Los resultados publicados ponen de manifiesto que las aplica-
ciones de bioinsecticidas Bt, debido a su elevada especificidad, no producen efectos
directos sobre las poblaciones de enemigos naturales· (depredadores y parasitoides) ·
ni sobre otros organismos que no son objetodel tratamiento. Los efectos indirectos
producen un impacto sobre las poblaciones de enemigos naturales, a corto y largo
plazo, que depende del huésped, el enemigo natural, el momento de la aplicación y
la dosis de Bt utilizada (Lacey y Brooks, 2001).
Al evaluar el impacto de los productos Bt recombinantes sobre la salud humana y
el medio ambiente, los principales factore~ que hay que considerar son su contenido
genético, su persistencia y su dispersión desde el lugar de aplicación. La transferen-
cia de plásmidos por conjugación ocurre de forma natural entre las cepas Bt que se
encuentran en un mismo medio o coinfectando a un mismo huésped (González et al.,
1982). Las cepas transconjugantes quedan fuera de la definición de organismos gené-
ticamente modificados (Morris-Coole, 1995) y, por tanto, no están sujetas a ningún
tipo de restricciones con vistas a su registro o utilización. El riesgo de las cepas Bt
recombinantes es mínimo. Después de una aplicación, las esporas persisten durante
algún tiempo en el filoplano y el suelo pero no proliferan y están sujetas a desacti-
vación tanto por agentes bióticos como abió~icos (Stotzsky, 2002). Los estudios rea-
lizados con organismos que no son objeto del tratamiento no han indicado ningún
riesgo 'de toxicidad específica para mamíferos u otros vertebrados asociados con las
cepas Bt recombinantes (McClintock et al., 1999; Siegel, 2001).
Numerosos estudios han puesto de manifiesto que los bioinsecticidas basados en
Bt, debido a su especificidad y baja persistencia, no entrañan riesgo de toxicidad
para el hombre u otros vertebrados, no producen efectos negativos sobre los enemi-
gos naturales y son considerados compatibles con el resto de agentes de control uti-
lizables en el control integrado de plagas.
Las plantas-Bt fueron de las primeras plantas transgénicas aprobadas para uso
comercial aunqué su previsible impacto ambiental produjo una oposición social en
contra de su utilización desde el primer momento. Algunos de los riesgos ecológi-
cos asociados con la utilización masiva de cultivos transgénicos son el desarrollo de
poblaciones de insectos resistentes, efectos perjudiciales sobre los insectos que no
constituyen plagas y los organismos del suelo y la diseminación de los caracteres
transgénicos a otras plantas (Sanchis, 2000).
En las plantas transgénicas las toxinas Bt se producen continuamente y, al estar
más protegidas, persisten durante más tiempo por lo que ejercen una fuerte presión
77
de selección sobre las poblaciones de insectos susceptibles que se alimentan de
dichas plantas. Esto representa un importante riesgo ecológico ya que las poblacio-
nes de insectos susceptibles pueden desarrollar resistencia a las toxinas Bt las cua-
les quedarían inutilizadas para la construcción de plantas transgénicas y para la pro-
ducción de bioinsecticidas. El fenómeno de la resistencia a Bt ya ha sido documen-
tado para distintas poblaciones de varias especies de insectos en las que se han
seleccionado biotipos resistentes tanto en condiciones de campo como a través de
selecciones artificiales de laboratorio (Ferré y Van Rie, 2002). La evolución de la
resistencia a las toxinas Bt depende de las bases genéticas de la resistencia, la fre-
cuencia inicial de los alelos de resistencia en la población del insecto, la competiti-
vidad de los insectos resistentes en el campo y la disponibilidad de una estrategia de
manejo de la resistencia. Para preservar la utilidad de las plantas-Bt se han ideado
una serie de estrategias entre las que se incluyen como más favorables las siguien-
tes: 1) utilización de plantas-Bt que producen una elevada cantidad de la toxina
Bt; 2) rotación temporal de plantas transformadas con distintas toxinas Bt;
3) producción por una misma planta-Bt de dos o más toxinas con efecto insecti-
cida complementario; 4) la utilización de refugios integrados por cultivos con-
vencionales (no transgénicos); y 5) aplicación de mosaicos espaciales integrados
por plantas-Bt que producen distintas toxinas-Bt. La estrategia más favorable
para el manejo de la resistencia, y la única que hasta ahora se ha puesto en prác-
tica, combina la utilización de cultivos transgénicos-Bt (de alta producción de toxi-
na) con cultivos convencionales (no transgénicos) que actúan como refugios para
conservar los alelos susceptibles (Gould, 1998). Otras posibles estrategias mole-
culares que se han considerado para retrasar la aparición de la resistencia, con
vistas al futuro, incluyen la utilización de plantas en las que se regula tanto el
momento como la parte de la planta en la que se produce la toxina Bt así como la
construcción de plantas-Bt que produzcan toxinas quiméricas.
Las plantas transgénicas con la capacidad insecticida Bt sólo producen una o dos
toxinas por lo que son incluso más específicas que los bioinsecticidas basados en
cepas Bt las cuales generalmente producen varias proteínas Cry y, a veces, otros
tipos de toxinas. Sin embargo, mientras que las cepas Bt producen protoxinas que
deben ser disueltas y activadas para ser tóxicas para los insectos las plantas trans-
génicas producen la toxina ya activada. Estas toxinas son, además, el producto de
genes cry que han sido genéticamente modificados para aumentar su expresión en
plantas con lo cual su espectro de huéspedes puede verse alterado con respecto al de
las toxinas no modificadas que produce la propia bacteria (Sanchis, 2000). Los
microorganismos del suelo quedan expuestos a las toxinas Bt procedentes de los res-
tos de cosecha y exudados radiculares de las plantas transgénicas · (Saxena et al.,
1999). Los estudios realizados demuestran que las toxinas Bt no producen una mor-
talidad significativa o efectos adversos sobre el peso de las lombrices, con respecto
78
al control, ni sobre el número total de nematodos, protozoos, actinomicetos, bacte-
rias u hongos del suelo (Shelton et al., 2002). Sin embargo, dichas toxinas se unen
a las partículas con superficies activas del suelo (por ejemplo ácidos húmicos, árci-
. Has) por lo que pueden persistir durante más tiempo y, a más largo plazo, contribuir
hl desarrollo de resistencias en las poblaciones de insectos del suelo (Stozsky, 2002).
Se ha puesto de manifiesto la necesidad <;!e realizar estudios a más largo plazo que
pemiitan obtener resultados· concluyentes sobre la seguridad e integridad de los
microorganismos del suelo.
Para determinar el efecto que producen las plantas-Bt en otros organismos distin-
tos a las plagas se llevaron a cabo diversos estudios, con anterioridad a su registro en
1995, u~lizando como organismos indicadores pájaros, peces, abejas, coleópteros
depredadores, himenópteros parasitoides, etc. Los · datos obtenic:los confirmaron la
asunción original de que las plantas-Bt no producen efectos perjudiciales sobre las
poblaciones de dichos organismos (Orr et al., 1997; Pilcher et al., 1997; Shelton et al,
2002). En otros estudios realizados con posterioridad al registro de las plantas-Bt, y
que han tenido una gran repercusión mediática, se ha señalado que las toxinas Bt.son
causantes de mortalidad y otros efectos adversos en el depredador polífago
Chysoperla carnea (Stephens) (Neuroptera: Chrysopidae) (Hilbeck et al., 1998, 1999)
y la mariposa monarca Danaus plexippus (L.) (Lepidoptera: Nymphalidae) (Losey et
al., ·1999). Sin embargo, estos estudios han sido criticados bien porque el diseño expe-
rimental no permite establecer una relación causa efecto directa o bien porque la meto-
dología y la interpretación de los resultádos es inadecuada (Shelton et al., 2002). En
las áreas donde se cultivan de forma masiva las plantas-Bt se han reducido de forma
importante las necesidades de aplicaciones de insecticidas químicos de amplio espec-
tro aunque la importancia de dichas reducciones ·varía en función del cultivo y la ·
región de que se trate (Shelton et al., 2002). Una de las consecuencias más notables de
dichas reducciones ha sido la conservación o el aumento de las poblaciones de ene-
migos naturales lo cual ha permitido un incremento del control natural de las especies
fitófagas presentes en la zona del cultivo. La disminución de plaguicidas químicos
también favorece la aplicación de otras estrategias posibles en programas de control
integrado. Otras consecuencias favorables han sido la disminución de la contamina-
ción potencial del suelo y el agua y el descenso de intoxicaciones crónicas en los agri-
cultores y otros organismos que entraban en contacto con los plaguicidas químicos
necesarios en ausencia de plantas-Bt.
La transferencia de genes cry insertados en el cromosoma de las plantas-Bt a otras
variedades de plantas cultivadas o salvajes que crecen en las proximidad~s es poco
probable, especialmente entre especies diferentes, pero teóricamente posible. El flujo
de genes entre especies cultivadas y especies próximas silvestres o viceversa se ·ha
demostrado en el caso del maíz y algunas subespecies de maíz silvestre (teosmte)
(Nigh et al., 2000). Por tanto, en un determinado contexto agrícola o ecológico como
79
es el caso de las áreas que constituyen el centro de origen de una espeCie, el flujo de
genes desde las plantas-Bt puede tener efectos imprevisibles y no deseables. En pre-
vención dé este posible riesgo, una de las restricciones impuestas al uso de las plan-
tas transgénicas es la prohibición de su cultivo en áreas donde ~xisten especies sil-
vestres próximas. La transferencia de genes desde el ADN procedente de los exudados
de las plantas-Bt y los restos del cultivo a bacterias y otros organismos del suelo tam-
bién se ha estimado que ocurriría muy raramente aún cuando se den las condiciones
óptimas (Shelton et al., 2002). Recientemente se ha puesto de 'manifiesto que la posi-
bilidad de que las plantas-Bt puedan llegar a convertirse en plantas dominantes
(malas hierbas) o invasoras en un hábitat natural es baja a corto plazo (Crawley et al.,
2001), pero estos resultados necesitan ser confirmados a más largo plazo y para un
mayor número de especies transgénicas.
80
que esta superficie aumente en la medida en que vayan desarrollándose nuevas
plantas-Bt.
Los insecticidas Bt han sido utilizados en protección de cultivos durante más de
40 años y tienen un destacado record de seguridad especialmente en comparación
con los plaguicidas químicos. La utilización de plantas transgénicas ha encontrado
una fuerte oposición desde el principio como resultado de publicaciones negativas
aparecidas en la prensa popular. Sin embargo, hay evidencias que muestran que las
plantas-Bt, en comparación de los plaguicidas químicos, son beneficiosas para la
mayoría de los animales que no son objeto del tratamiento y especialmente para los
enemigos naturales. En cualquier caso, las consecuencias ecológicas y sanitarias que
potencialmente puedan producir los bioinsecticidas o plantas-Bt, incluyendo los
efectos sobre organismos que no son objeto del tratamiento, seguridad sanitaria de
los alimentos, y el desarrollo de resistencias en las poblaciones de insectos suscep-
tibles, deben ser analizadas comparativamente con los efectos que producen otras
estrategias alternativas.
BIBLIOGRAFÍA
81
BRAVO, A. (2001). Proteínas insecticidas de Bacillus thuringiensis. En: Bioinsecticidas,
fundamentos y aplicaciones de Bacillus thuringiensis en el control integrado de pla-
gas, coord. CABALLERO, P. y FERRÉ, J. 71-86. M. V. Phytoma-España S.L. Valencia
(España).
BRAVO, A.; AGAISSE, H.; SALAMITOU, S. y otros (1996). Analysis of cry/Aa expres-
sion in sigE and sigK mutants of Bacillus thuringiensis. Molecular & General
Genetics, 250: 734-741.
BURGES, H. D. y JONES, K. A. (1998). Formulation ofbacteria, viruses and Protozoa.
En: Formulation of Microbial Biopesticides: Beneficia[ microorganisms, nema-
todes and seed treatments, coord. BuRGES, H. D. Kluwer. 31-128 pp. Academic
Publishers. Dordrecht (Holanda).
CABALLERO, P. y FERRÉ, J. (coord.). (2001). Bioinsecticidas: fundamentos y aplica-
ciones de Bacillus thuringiensis en. el control integrado de plagas. M. V.
Phytoma-España, S.L. Valencia (España), 318 pp.
DE MAAGD, R. A.; BAKKER, P. L.; MASSON, L.; ADANG, M. J.; SANGADALA, S.;
STEIKEMA, W. y BoscH, D. (1999). Domain III of Bacillus thuringiensis delta
endotoxin Cry1Ac is involved in binding to Manduca sexta brush border mem-
branes and its purified amino peptidase N. Molecular Microbiology, 31: 463-471.
DE MAAGD, R. A.; BRAVO, A. y CRICKMORE, N. (2001). How Bacillus thuringiensis has
evolved specific toxins to colonize the insect world. Trends in Genetics, 17: 193-199.
ESCRICHE, B. y FERRÉ, J. (2001). Modo de acción de las proteínas insecticidas de
Bacillus thuringiensis. En: Bioinsecticidas, fundamentos y aplicaciones de
Bacillus thuringiensis en el control integrado de plagas, coord. CABALLERO, P. y
FERRÉ, J. 87-108 pp. M. V. Phytoma-España S.L. Valencia (España).
FEITELSON, J.S. (1993). The Bacillus thuringiensis family tree. En: Advanced engi-
neered pesticides. coord. KIM, L. 63-71 pp. Marcel Dekker. New York (EUA).
FERRÉ, J. y VAN RIE, J. (2002). Biochemistry and genetics of insect resistance to
Bacillus thuringiensis. Annual Review of Entomology, 47: 501-533.
82
FISHER, R. y RosNER, L. (1959). Toxicology of the microbial insecticide Thuricide.
Journal of Agricultura! and Food Chemistry, 7: 686-688.
GARCÍA-ROBLES, l.; SÁNCHEZ, J.; GRUPPE, A.; MARTÍNEZ-RAMÍREZ, A. C.; RAUSELL,
C.; REAL, M. D. y BRAVO, A. (2001). Mode of action of Bacillus thuringiensis
PS86Q3 strain in hymenopteran forest pests. Insect Biochemistry and Molecular
Biology. 31: 849-856.
GONZÁLEZ, J. M. J.; BROWN, B. J. y CARLTON, B. C. (1982). Transfer of Bacillus thu-
ringiensis plasmids coding for delta-endotoxin among strains of Bacillus thitrin-
giensis and B. cereus. Proceedings of the National Academy of Sciences USA, 79:
6951-6955.
Gouw, F. (1998). Sustainability oftransgenic insecticida! cuhivars: integrating pest
genetics and ecology. Annual Review of Entomology, 43: 701-726.
GREENPLATE, J. T.; PEN, S. R.; AHAPPLEY, Z. y otros (2000). Bollgard Il efficacy:
quantification of total lepidopteran activity in a 2-gene product. Procedings of
the Beltwidw Cotton Conference, 2: 1041-43.
GUERCHICOFF, A.; DELECLUSE, A. y RUBINSTEIN, C. P. (2001). The Bacillus thurin-
giensis cyt genes for hemolytic endotoxins constitute a gene family. Applied &
Environmental Microbiology, 67: 1090-1096.
HANSEN, B. M. y SALAMITOU, S. (2000). Virulence of Bacillus thuringiensis. En:
Entomopathogenic bacteria: from laboratory to field application, coord.
CHARLES, J. F.; DELÉCLUSE, A. y NIELSEN-LERoux, C. 41-64 pp. Kluwer
Academic Publishers. Dordrecht (Holanda).
HILBECK, A.; MOAR, W. J.; PUSZTAI-CAREY, M.; FILIPPINI, A. M. y BIGLER, F. (1998).
Toxicity of Bacillus thuringiensis Cry1Ab toxin to the predator Chrysoperla car-
nea. Environmental Entomology, 27: 1255-63.
HILBECK, A.; MOAR, W. J.; PuSZTAI-CAREY, M.; FlLIPPINI, A. M. y BIGLER, F. (1999).
Prey-mediated effects of Cry1Ab toxin and protoxin and Cry2A protoxin on the
predator Chrysoperla carnea. Entomología Experimentalis et Applicata, 91:
305-316.
HóFTE, H. y WHITELEY, H. R. (1989). Insecticida! crystal proteins of Bacillus thu-
ringiensis. Microbiological Reviews, 53: 242-255.
HONEE, G.; CONVENTS, D.; VAN RIE, J.; JANSENS, S.; PEFEROEN, M., y VISSER, B.
(1991). The carboxyl terminal domain of the toxic fragment of a Bacillus thurin-
giensis crystal protein determines receptor binding. Molecular Microbiology, 5:.
2799-2806.
83
KALMAN, S.; KIEHNE, K. L.; COOPER, N. y otros (1995). Enhanced production of insec-
ticida! proteins in Bacillus thuringiensis strains carrying an additional crystal protein
gene in their chromosomes. Applied & Environmental Microbiology, 61: 3063-3068.
LACEY, L. A. y BROOKS, W. M. (2001). Initial handling and diagnosis of diseased
insects. En: Manual ofTechniques in Insect Pathology, coord. LACEY, L. 1-17 pp.
Acadernic Press. San Diego (EUA).
LECADET, M.M.; FRANCHON, E.; COSMAO-DUMANOIR, V.; RIPOUTEAU, H.; HAMON,
S.; LAURENT, P y 'fHYÉRY, l. (1999). Updating the H-antigen classification of
Bacillus thuringiensis. Journal of Applied Microbiology, 86: 660~672.
LOSEY, J.; RAYNOR, L. y CARTER, M. E. (1999). Transgenic polleo harnis monarch
larvae. Nature, 399: 214.
MAHAFFEE, W. F.; MOAR, W. J. y KLOEPPER, J. W. (1994). Bacteria! endophytes
genetically engineered to express the cryiiA -endotoxin from Bacillus thurin- .
giensis subsp. kurstaki. En: Improving Plant Productivity with Rhizósphere
Bacteria, coord. RYDER, M. H.; STEVENS, P. M. y BoWEN, G. D. 246-256 pp.
CSIRO Publications. East Melboume (Australia).
MCCLINTOCK, J. T.; VAN BEEK, N. A. M.; KOUGH, J. L.; MENDELSOHN, M. L. y
HUTTON, P. O. (1999). Regulatory aspects of biological control agents and·pro-
ducts derived by biotechnology. En: Biological and Biotechnological Control of
lnsect Pests, coord. RECHCIGL, J. E. y RECHCIGL, N. A. 305-357 pp. Lewis
Publishers. Boca Raton (EUA).
MORRIS-COOLE, C. (1995). Bacillus thuringiensis:. ecology, the significanc~ ofnatu-
ral genetic modification and regulation. World Journal of Microbiology and
Biotechnology, 11: 471-477.
NAIMOV, S.; WEEMEN-HENDRIKS, M.; DUKIANDJIEV, S. y DE MAAGD, R. A. (2001).
Bacillus thuringiensis delta-endotoxina Cry1 hybrid proteins with increased
activity against the colorado potato beetle. Applied and Environmental
Microbiology, 67: 5328-5330.
NIGH, R.; BENBROOK, C.; BRUSH, S.; GARCÍA-BARRIOS, L.; ÜRTEGA-PACZKA, R. y
PERALES, H. R.-(2000). Transgenic crop: a cautionary tale ..Science, 287: 1927.
ORR., D. B. y LANDIS, D. A. (1997). Oviposition of European com borer
(Lepidoptera: Pyralidae) and impact of natural enemy populations in transgenic
versus isogenic com. Journal of Economic Entomology, 90: 905-909.
PERLAK, F. J. y otro~ (1991). Modification of the coding sequence enhances plant
expression of insect control protein genes. Proceedings of the National Academy
of Scienes USA, 88: 3324-3328.
84
PILCHER, C. D. y otros (1997). Preimaginai development, survival, and field abun-
dante of insect predators on transgenic Bacillus thuringiensis corn. Environ.
Entorno!., 26: 446-454.
RousH, R. T. (1998). Two-toxin strategies for management of insect resistant trans-
genic crops: can pyramiding succeed where pesticide mixtures .have not?
Philosophical Transactions of the Royal Society of London Series B, 353: 1777-
1786.
SANCHIS, V. (2000). Biotechnological improvement of Bacillus thuringiensiS for
agricultura! control of insect pest: benefits and. ecological implications En:
Entomopathogenic bacteria: from laboratory to field application, coord.
CHARLES, J. F.; DELÉCLUSE, A. y NIELSEN-LEROUX, C. 441-459 pp. Kluwer
Academic Publishers. Dordrecht (Holanda).
SAXENA, D.; FLORES, S. y STOTZSKY, G. (1999). Insecticida! toxin in roots exudates
from Bt corn. Nature, 402: 480.
SCHNEPF, E. N.; CRICKMORE, N.; VAN RIE, J.; LERECLUS, D.; BAUM, J.; FEITELSON, J.;
ZEIGLER, D. R. y DEAN, D. H. (1998). Bacillus thuringiensis and its pesticida!
crystal proteins. Microbiology and Molecular Biology Reviews, 62: 775-806.
SEBESTA, K. y HoRSKÁ, K. (1970). Mechanism of inhibition of DNA-dependent
RNA polymerase by exotosin of Bacillus thuringiensis. Biochemica et
Biophysica Acta, 209: 357-376.
SELVAPANDIYAN, A.; ARORA, N.; RAJAGOPAL, R.; JALALI, S. K.; VENKATESAN, T.;
SINGH, S. P. y BHATNAGAR, R. K. (2001). Toxicity analysis ofN- and C-terminus-
deleted vegetative insecticida! protein from Bacillus thuringiensis. Applied and
Environmental Microbiology, 67: 5855-5858.
SHELTON, A. M.; ZHAO, J. Z. y RousH, R. T. (2002). Economic, ecological, food
safety, and social consequences or the deployment of Bt transgenic plants.
Annual Review of Entomology, 47: 845-881.
SIEGEL, J. P. (2001). The mammalian safety of Bacillus thuringiensis spores follo-
wing aerial application. Journal of Invertebrate Pathology, 71: 263-267.
SMILBERT, R. y KRIEG, N. (1994). Phenotypic testing. En: Methodsfor general and
molecular bacteriology, coord. GERBARDT, P.; MURRAY, R. G. E.; Wooo, W. y
KRIEG, N. ¡ 72-193 pp. American Society for Microbiology. Washington (EUA).
STOTZSKY, G. (2002). Release, persistence and biological activity in soil of insecti-
cida! proteins from Bacillus thuringiensis. ·En: Genetically Engineered
Organisms, coord. LETOURNEAU, D. K. y BURROWS, B. E. 187-222 pp. CR.C
Press. Boca Raton (EUA).
85
TAN, Y. y DONNOVAN, W. P. (2001). Deletion of aprA and nprA genes for alkaline
protease A and neutral protease A from Bacillus thuringiensis: effects on insecti-
cida! crystal proteins. Journal of Biotechnology 84,: 67-72.
TOMASINO, S. F.; LEISTER, R. T.; DIMOCK, M. B.; BEACH, R. M. y Kelly, J. L. (1995).
Field performance of Clavibacter xyli subsp. cynodontis expressing the insecti-.
cidal crystal protein genes crylAc of Bacillus thuringiensis against European
com borer in field com. Biological Control, 5: 442-448.
VAECK, M.; REYNAERTS, A.; HbFTE, H. y otros (1987). Transgenic plants protected
from insect attack. Nature, 327: 33-37.
WIWAT, C.; THAITHANUN, S.; PANTUWATANA, S. y BHUMIRATANA, A. (2000). Absence
of toxicity of Bacillus thuringiensis pollen to black swallowtails under field con-
ditions. Proceedings of the National Academy of Sciences USA, 97: 7700-7703.
86
LOS· NEMATODOS ENTOMOPATÓGENOS
AGENTES DE CONTROL DE PLAGAS
FERNANDO GARCÍA DEL PINO
Departamento de Biología Animal. Facultad de Ciencias. Universidad Autónoma de
Barcelona. 08193 Bellaterra. Barcelona.
femando.garcia@uab.es
87
brana peritrofica del digestivo, gracias a la presión mecánica y a la secreción de
enzimas histolíticos (Abu Hatab et al., 1995). Cuando el nematodo alcanza el hemo-
cele libera la bacteria que transportaba, esta liberación se puede producir entre 30
minutos a 5 horas después de la infección (Dunphy y Thurston, 1990; Wang et al.,
1994). La bacteria se multiplica rápidamente en la hemolinfa del insecto y lo mata
por septicemia, generalmente dentro de las 24-48 horas. Es en ese momento cuando .
el nematodo comienza a alimentarse de la bacteria, y muda sucesivamente hasta
alcanzar el cuarto estadio, después del cual se transforman en adultos, machos y
hembras de la primera generación. Esta primera generación se reproduce dando
lugar a una segunda generación de adultos.
L
Heterorhabditis: Monoica (hembras hemafroditas)
_)
SEGUNDA GENERACIÓN DE ADULTOS
La producción de los nematodos dentro del insecto continúa hasta que se consu-
men los recursos alimenticios del cadáver del insecto, usualmente permitiendo el
desarrollo de dos o hasta tres generaciones. Cuando los recursos comienzan a esca-
sear, el segundo estadio larvario del nematodo deja de alimentarse e incorpora las
bacterias en una vesícula presente en su tubo digestivo. Es ;entonces cuando este
segundo estadio larvario muda y se convierte en estadio infectivo, manteniendo la
cutícula del segundo estadio como funda exterior. En el caso de que los recursos del
insecto sean muy limitados, la descendencia de la primera generación dará lugar
directamente a las formas infectivas.
88
Cuando se forman las nuevas formas infectivas, éstas saldrán del cadáver del
insecto, pasando al medio para localizar un nuevo insecto que parasitar.
El ciclo de vida de los heterorhabdítidos es similar al de los steinememátidos, pero
en Heterorhabditis la primera generación de adultos es monoica, ya que está compues-
ta exclusivamente por hembras hermafroditas. Igualmente en el caso de Heterorhabditis
la bacteria simbionte pertenece al género Photorhabdus (Enterobacteriaceae), que pre~
senta luminiscencia, en vez de la bacteria Xenorhabdus que transportan los nematodos
del género Steinernema.
Los nematodos entomopatógenos son letales para muchos insectos, pero son muy
seguros para el hombre, las plantas y otros animales, ya que no contaminan el medio
ambiente. Por este motivo en la aplicación de estos nematodos, a diferencia de los pro-
ductos químicos, no es necesaiio la utilización de máscaras u otros equipos de protec-
ción personal, no necesitan plazos de seguridad, y no dejan residuos ni contaminan las
aguas subterráneas. Los nematodos no requieren equipos de aplicación especializados,
y se pueden aplicar con los equipos convencionales (pulverizadores, inyectores, median-
te el riego, etc.) y son compatibles con muchos plaguicidas químicos, pudiendo ser uti-
lizados conjuntamente. Mientras que muchos otros agentes de control biológico necesi-
tan días e incluso semanas para matar al insecto, los nematodos, con su bacteria sim-
biótica, matan al insecto en 24-48 horas. Otra característica importante de estos nema-
todos es que encuentran al insecto activamente en hábitats ocultos (suelo y galerías), y
son efectivos donde otros plaguicidas químicos o agentes de control biológico no lo son.
Finalmente, cabe señalar que los nematodos entomopatógenos se reproducen en el
insecto que parasitan, pudiendo dar lugar a un efecto multiplicativo de la dosis inicial
aplicada.
Todas estas características determinan que los nematodos entomopatógenos pre-
senten grandes ventajas en el control de plagas de insectos, pero existen diversos
factores que, en algunos casos, pueden determinar su eficacia, entre estos factores,
se pueden destacar los siguientes:
89
Popillia japonica (Newman) (Coleoptera: Scarabaeidae) d~sarrolla un comporta-
miento de acicalamiento o autoaseo (grooming) y comportamientos de evasión que
dificultan la entrada de los nematodos al interior del insecto.
La entrada de los nematodos por los espiráculos hacia el sistema traqueal puede
verse dificultada en algunos insectos por la presencia de barreras mecánicas como
placas protectoras que impidan el paso .de los nematodos a través de los mismos.
Este fenómeno ha sido observado en diversas larvas de escarabeidos que se des-
arrollan en el suelo (Forschler y Gardner, 1991) y en larvas de típulas (Peters y
Ehlers, 1994). Sin embargo, en otros casos, como en las larvas de Cephalcia larici-
phila (Hymenoptera: Pamphilii4ae), los espiráculos respiratorios son la vía princi-
pal de entrada de los nematodos (Georgis y Hague, 1981).
La boca y el ano son las vías principales de entrada de los nematodos en muchos
insectos. Sin embargo, en algunos casos la anchura de la boca puede ser un factor
que limite la entrada de los nematodos en el insecto, como ocurre con los gusanos
de alambre (Eidt y Thurston, 1995). En otros casos, la ptesencia de potentes mandí-
bulas pueden dañar los nematodos que intenten penetrar por esta vía, como ocurre
en las larvas de simúlidos (Gaugler y Molloy, 1981). La entrada de los nematodos
por el ano puede dificultarse cuando el insecto produce defecaciones frecuentes, así
por ejemplo Cui etal. (1993) y Georgis yHague (1981) vieron que tanto en los esca-
rabeidos como en los tipúlidos, la vía de entrada más frecuente era la boca en vez ·
del ano.
La. ent;rada de los nematodos también se puede producir a través de la cutícula del
insecto. Los heterorhabdítidos pueden penetrar la cutícula del insecto por presión
mecánica, gracias a la presencia en su parte anterior de un diente cuticular. A pesar de
que las foimas infectivas de los steinernemátidos no presentan dicho diente cuticular,
también pueden atravesar la cutícula de algunos insectos. Peters y Ehlers (1994) com-
probaron como Steinememafeltiae (Filipjev) (Nematoda: Steinernematidae) es capaz
de atravesar la cutícula de las larvas de las típulas, la cual carece de epicutícula cero-
sa. Simoes (1998) comprobó cómo esta penetración de las formas infectivas de los
steinernemátidos a través de las exocutículas rudimentarias de algunos insectos se ve
favorecida por la secreción de enzimas histolíticos .
90
(L.) (Orthoptera: Gryllidae), se producía la encapsulación del nematodo Steinernema
carpocapsae (Weíser) (Nematoda: Steínemematídae) y Heterorhabditis bacteriopho~
ra Poínar (Nematoda: Herorhabdítídae), pero en cambio no se producía la encapsu-
lación de Steinernema scapterisci Nguyen y Smart (Nematoda: Steínemematídae),
especie que ha sido observada frecuentemente en relación con ortópteros. Igualmente
el nematodo Steinernema glaseri (Steíner) (Nematoda: Steínemematídae), que se
asocia de forma natural con larvas de escarabeídos, no produce la encapsulación en
P. japonica, mientras que otras especies de nematodos como S. oarpocapsae y H.
bacteriophora sí la producen. Estas observaciones sugieren que los nematodos ento-
mopatógenos son capaces de evitar la encapsulación en aquellos hospedadores simi-
lares a los que habitualmente parasítan de forma natural (Dowds y Peters, 2002).
Dunphy y Webster ( 1987) comprobaron cómo los nematodos son capaces de evitar
la encapsulación gracias a la presencia de componentes lípídicos que presenta su
cutícula, que evita que sean reconocidos como un cuerpo extraño por parte del sis-
tema inmunitario del insecto. A pesar de que este fenómeno de la encapsulacíón de
los nematodos que penetran en el insecto puede limitar su eficacia, cabe señalar que
la capacidad de encapsular nematodos es limitada. Diversos autores han podido
comprobar cómo, cuando se produce una entrada múltiple de nematodos en el insec-
to, no todos pueden ser encapsulados, quedando alguno de ellos libres en la hemo-
línfa lo que produce finalmente la muerte del insecto.
El comportamiento de búsqueda del insecto por parte del nematodo puede ser un
factor determinante que afecte su eficacia. Así por ejemplo, sí se pretende controlar
una plaga que se encuentra en las capas más profundas del suelo se deberán utilizar
nematodos que se desplacen verticalmente, mientras que sí la plaga se encuentra en
la superficie del suelo, un nematodo con desplazamientos horizontales puede ser el
más efectivo. En este sentido, la distribución vertical de los nematodos ha sido estu-
diada tanto en el laboratorio como en el campo (Campbell et al., 1996; Ferguson et
al., 1995). Estos autores han podido comprobar cómo S. carpocapsae ~e encuentra
frecuentemente en las capas más superficiales del suelo (1-2 cm), mientras que H.
bacteriophora suele encontrarse en las capas más profundas (desde los 8 cm hasta
los 35 cm). Igualmente estudios de laboratorio han señalado que las formas ínfecti-
vas de S. carpocapsae tienden a moverse hacía arriba (Georgís y Poínar, 1983;
Schroeder y Beavers, 1987), mientras que S. glaseri y H. bacteriophora se mueven
principalmente hacia abajo, aunque también se mueven a lo largo de toda la.colum-
na de suelo. Evidentemente, la posición de cada especie de nematodo en las dife.-
rentes capas del suelo, determinará. una cierta específídad por la entomofauna prt;:~
sente en cada estrato.
91
Otro aspecto relacionado con el comportamiento de búsqueda es la capacidad de
movimiento que manifiestan los diferentes nematodos. Así por ejemplo, se han
podido establecer unos patrones genéricos de comportamiento. Algunos nematodos
presentan un comportamiento de «emboscada». Cuando estos nematodos están en el
suelo permanecen inmóviles hasta que detectan la proximidad de un posible hospe-
dador y es entonces cuando se activa el comportamiento de búsqueda que les per-
mite abalanzarse sobre el insecto que parasitarán. Por el contrario, otros nematodos
presentan un comportamiento de «navegante». Estos nematodos cuando están en el
suelo están continuamente desplazándose, buscando un posible insecto que les sirva
de hospedador.
Las diferentes estrategias de búsqueda del hospedador· por parte de las formas
infectivas de las diferentes especies de nematodos varían en un continuo entre el
comportamiento de «emboscada» y el de «navegante» (Campbell y Gaugler, 1993,
1997; Grewal et al., 1994; Lewis et al., 1992, 1993) .. Dentro de los géneros
Steinernema y Heterorhabditis existen variaciones considerables en sus comporta-
mientos de búsqueda, que determinan su eficacia contra las distintas plagas. De
forma genérica se puede indicar que _si se pretende controlar una plaga que se
encuentra inmóvil en el suelo alimentándose de las raíces de una planta, será nece-
sario utilizar un nematodo con comportamiento de búsqueda de «navegante», mien-
tras que si se trata de una plaga con movilidad en el suelo sería adecuado utilizar un
nematodo con comportamiento de «emboscada».
Supervivencia en el medio
92
a 32°C, los nematodos entomopatógenos, como otros muchos organismos, tienen .
dificultades en reproducirse, desarrollarse e incluso sobrevivir (Grewal et al., 1994;
Zervos et al., 1991). Sin embargo, se están aislando diferentes cepas de nematodos
en regiones de clima tropical que manifiestan una mayor tolerancia a las temperatu-
ras elevadas (Amarasinghe et al., 1994). La humedad es otro factor que puede deter-
minar la supervivencia de los nematodos entomopatógenos. Los nematodos necesi-
tan una película de agua alrededor de su cuerpo para poder moverse, por lo que la
desecación afecta de manera adversa su movilidad y su supervivencia. Se han reali-
zado diversos estudios que han determinado la diferente tolerancia a la desecación
que presentan las distintas especie·s de Steinernema y Heterorhabditis (Liu y Glazer,
2000; Solomon et al., 1999). ·
Entre los factores bióticos que determinan la supervivencia de las formas infectivas
de los nematodos entomopatógenos en el medio, enemigos naturales como protozoos,
hongos, turbelarios, nematodos, tardígrados, oligoquetos, ácaros, etc., pueden provocar
una reducción de las poblaciones de estos nematodos (Small, 1988). Sin emblll'go, los
nematodos tiene diferentes estrategias para poder evadirse del ataque de estos enemi-
gos naturales, así por ejemplo, su comportamiento de búsqueda, ciertas estructuras
morfológicas, como la presencia de la doble cutícula, o diversos factores fisiológicos
protegen a las formas infectivas del ataque de los hongos nematófagos. Igualmente la
presencia, de antibióticos producidos por la bacteria simbionte en el interior del insecto
genera un ambiente favorable para el desarrollo del nematodo que puede impedir el ata-
que de muchos antagonistas. Finalmente, la elevada capacidad reproductiva de estos
nematodos y su rápido ciclo biolÓgico, que ·permite a las formas infectivas salir rápida-
mente del interior del insecto parasit:ado, minimizan tanto el ataque de antagonistas
como los posibles efectos de la actividad de los organismos carroñeros.
93
Después de la producción de los nematodos, y debido a su carácter de bioinsecti-
cidas, es necesario desarrollar formulaciones estables que garanticen la superviven-
cia de los nematodos durante el transporte, la distribución y el almacenamiento que
exige su comercialización. Los nematodos pueden ser conservados en diferentes sus-
tratos como: esponja de poliuretano, vermiculita, alginato, geles floables, que man-
tienen la humedad necesaria para su supervivencia, permitiendo su conservación
durante algunos meses a una temperatura de 4-8°C. Últimamente se han desarrollado
formulaciones más estables en forma de gránulos dispersables en agua que inducen
una anhidrobiosis parcial de los nematodos, reduciendo el consumo de oxígeno y de
sus reservas de lípidos, que garantiza una conservación de tres a seis meses.
Los nematodos entomopatógenos deben ser aplicados en las condiciones adecua-
das de humedad y temperatura que garanticen su supervivencia en el ambiente donde
deben buscar al insecto. Debido a su sensibilidad a la desecación y a la radiación
ultravioleta, para prolongar su supervivencia, es deseable realizar la aplicación de los
nematodos durante la época de lluvias, con tiempo nublado o durante el anochecer, o
incorporar antidesecantes en su formulación. Los nematodos se pueden aplicar en
suspensión acuosa mediante pulverización o inyección, siempre y cuando no se reba-
se una presión de 2000 k:Pa y la boquilla no sea inferior a 50f.1m (Georgis, 1990;
Shetlar, 1999), o a través del sistema de irrigación. Cuando se aplican en suspensión
acuosa es importante evitar la precipitación de los nematodos durante su aplicación,
para ello se deberá mantener una continua agitación de la cuba de aplicación o bien
se puede incorporar 0,2% de carboximetil celulosa para evitar su precipitación.
También es posible aplicar los nematodos a través del riego o bien mediante la dis-
persión de cadáveres de insectos parasitados previamente por nematodos.
La dosis de aplicación de los nematodo~ dependerá de la especie/cepa de nema-
todo, del insecto a controlar y del ambiente donde se ha de aplicar. La dosis utiliza-
da habitualmente en ensayos de campo a gran escala en tratamientos inundativos, es
de 0,5xl06/m2 , 1xl09/ha o 2-5xl04/planta.
DIVERSIDAD DE ESPECIES
94
,•
1997). Los estudios morfológicos se pueden complementar con técnicas de hibri-
dación de especies y con estudios de taxonomía molecular, mediante la digestión
con enzimas restrictivos de genes amplificados con PCR (RFLP, Restriction frag-
ment length polymorphism) o mediante la secuenciación del DNA (rDNA ITS, mtDNA
ND4loci)
95
SELECCIÓN DE ESPECIES
96
Steinernema scapterisci: Esta especie de nematodo se utiliza para el control de
los grillotopos; es un patógeno muy específico de este insecto. Para localizar
a los insectos presenta un comportamiento de emboscada que le permite per-
manecer en los túneles qué los grillotopos realizan en el suelo, hasta que éstos
pasen y así parasitarios.
Heterorhabditis bacteriophora: Es una especie que presenta una gran versatili-
dad, pudiendo atacar tanto larvas lepidópteros como de coleópteros y otros
insectos. Tiene un comportamiento de «navegante» en la búsqueda del insec-
to, por lo que está recomendada para el control de gorgojos que se alimentan
de raíces. Particularmente es muy eficaz en el control de los otiorrincos. Es
una especie adaptada a temperaturas cálidas, reduciéndose su eficacia cuando .
la temperatura del suelo está por debajo de los 20°C. Una característica que
se ha. observado en algunas cepas de este nematodo es su baja persistencia en
el campo una vez aplicado, en algunas ocasiones las formas infectivas persis-
ten únicamente unos pocos días.
Heterorhabditis megidis: H. megidis Poinar, Akhurst y Mourant (Nematoda:
Heterorhabditidae) se comercializa para el control de otiorrincos y otros
insectos, presentando unas características similares a las descritas para H.
bacteriophora.
ENSAYOS DE EFICACIA
Ensayos de laboratorio
97
den penetrar en el insecto. Los ensayos en columnas de arena, desarrollados por
Griffin y Downes (1994), han permitido evaluar la capacidad de los nematodos de
localizar y penetrar en el insecto. Finalmente los ensayos «uno-a-uno» de Miller
(1989) y los de idoneidad del hospedador de Lewis et al. (1996) permiten evaluar
todo el proceso de infección en su conjunto.
Ensayos de campo
98
CuADRO 2. Algunos ejemplos de control biológico con nematodos entomopatógenos en pruebas de campo a pequeña o gran escala
larvaria
\0
\0 Kain y Agnello (1999)
.
1 _~'tl:itt:::n:&:;::r ' ,,'~~,,' ~ ' '',''' ,,,,,,; ',,+é•:f$0LE0~ ' ;,,;, ' ,,
',,',,'.,,,, ',,,'
......
o.....
REFERENCIAS
102
Curculionidae) in organically grown carrots. Biocontrol Science and Technology,
5: 225-231.
BÉLAIR, G.; VINCENT, C. y CHOUINARD, G. (1998). Foliar sprays with Steinernema
carpocapsae against early-season apple pests. Journal of Nematology, 30: 559-
606.
BÉLAIR, G.; VINCENT, C.; LEMÍRE, S. y CODERRE, D. (1999). Laboratory and field
assays with entomopatogenic nematodes for the management of oblique banded
leafroller Chroristoneura rosaceana (Harris) (Tortricidae). Journal of
Nematology, 31(4S): 684-689.
BELTON, P.; RUTHERFORD, T. A.; TROTTER, D. B. y WEBSTER, J. M. (1987).
Heterorhabditis heliothidis: A potential biological control agentof house flies in
caged-layers poultry barns. Journal of Nematology, 19:263-266.
BEN-YAKIR, D.; EFRON, D.; CHEN, M. AND ÜLAZER, l. (1998). Evaluation of ento-
mopathogenic nematodes for biocontrol of the European com borer, Ostrinia
nubilalis, on sweet com in Israel. Phytoparasitica, 26: 101-108.
BERRY, R. E.; LIU, J. y REED, G. (1997). Comparison of endemic and exotic ento-
mopathogenic nematodes species for control of Colorado patato beetle
(Coleoptera: Chrysomelidae). Journal of Economic Entomology, 90: 1528-1533.
BOSELLI, M.; CURTO, G. M. y TACCONI, R. (1977). Field e:fficacy of entomopathogenic
nematodes against the sugar-beet weevil Temnorhinus (=Conorrhynchus) mendicus
Gyll. (Coleoptera: Curculionidae). Biocontrol Science and Technology, 7: 231-238.
BRACKEN, G. K. (1990). Susceptibility of first-instar cabbage maggot, Delia radi-
cum (L.) (Anthomyiidae: Díptera), to strains of the entomogenous nematodes
Steinernema feltiae Filipjev, S. bibionis (Bovien), Heterorhabditis bacteriopho-
ra Poinar, and H. heliothidis (Khan, Brooks and Hirschmann). Canadian
Entomologist, 122: 633-639 ..
BUHLER, W. G. y GIBB, T. J. (1994). Persistence of Steinernema carpocapsae and S.
glaseri (Rhabditida: Steinemematidae) as measured by control of black cutworrn
(Lepidoptera: Noctuidae) larvae in bentgrass. Journal of Economic Entomology,
87:638-642. '
BULLOCK, R. C.; PELOSI, R. R. y KILLER, E. E. (1999). Management of citrus
weevils (Coleoptera: Curculionidae) on Florida citrus with soil-applied
pathogenic nematodes (Nematoda: Rhabditida). Florida Entomologist, S2:
CABANILLAS, H. E. y RAULSTON, J. R. (1995). lmpact of Steinernema
(Rhabditida: Steinemematidae) on the control of Helicoverpa zea
Noctuidae) in com. Journal of Economic Entomology, 88: 58-64,
103
CABANILLAS, H. E. y RAULSTON, J. R. (1996). Evaluation of Steinernema riobravis,
S. carpocapsae, and irrigation timing for the control of com earworm,
Helicoverpa zea. Journal of Nematology, 28: 75-82.
CAMPBELL, J. F. y GAUGLER, R. (1993). Nictation behaviour and its ecological impli-
cations in the · host search strategies of entomopathogenic nematodes
(Heterorhabditidae and Steinemematidae). Behaviour, 126: 155-:169.
CAMPBELL, J. F. y GAUGLER, R. (1997). Inter-specific variation in entomopathogenic
nematode foraging strategy: dichotomy or variation along a continuum?
Fundamental and Applied Nematology, 20: 393-398.
CAMPBELL, J. F.; LEWIS, E. E.; YODER, F. y GAUGLER, R. (1996). Spatial and tempo-
ral distribution of entomopathogenic nematodes in turf. Parasitology, 113: 473-
482.
CAROLI, L.; GLAZER, l. yGAUGLER, R. (1996). Entomopathogenic nematode infecti-
vity assay: multi variable comparison of penetration into different hosts.
Biocontrol Science and Technology, 6: 227-233.
Cm, L.; GAUGLER, R. y WANG, Y. (1993). Penetration of steinemematid nematodes
(Nematoda: Steinemematidae) into Japanese beetle larvae, Popillia japonica
(Coleoptera: Scarabaeidae). Journal of Invertebrate Pathology, 62: 73-78.
CHITWOOD, B. G. y CHITWOOD, M. B. (1937). An introduction to nematology.
Monumental Printing company, Baltimore, Marylañd, 213 pp.
DowNING, A. S. (1994). Effects of irrigation and spray volume on efficacy of ento-
mopathogenie nematodes (Rhabditida: Heterorhabditidae) against white grubs
(Coleoptera: Scarabeidae). Journal of Economic Entomo?ogy, 87: 643-646.
Dowos, B. C. A. y PETERS, A. (2002). Virulence Mechanisms. En: Enthomopathogenic
Nematology, GAUGLER, R. (ed). 79-98 pp. Cabi Publishing,
DUNCAN, L. W.; McCOY, C. V. y TERRANOVA, A C. (1996). Estimating sample size
and persistence of entomogenous nematodes in sandy soil and. their efficacy
against the larvae of Diaprepes abbreviatus in Florida. Journal ofNematology, 28:
56-67.
DUNPHY, G. B. y THURSTON, G. S. (1990). lnsect lmmunity. En: Entomopathogenic
Nematode in Biological Control. GAUGLER, R. and KAYA, H. K. (eds). 301-323.
CRC Press, Boca Raton, Florida.
DUNPHY G. B. y WEBSTER, J. M. (1987). Partially characterized components of the
epicuticle of dauer juvenile Steinernema feltiae and their influence on haemocy-
te activity in galleria mellonella. Journal of Parasitology, 73: 584-588.
104
EHLERS, R. U. (1996). Current and future use of nematodeds in biocontrol: Pr"""t4;;;1>:
and commercial aspects with regards to régu~atory policy issues. Biocontrol
Science and Technology, 6: 303-316.
EHLERS, R. U. y GERWIEN, A. (1993). 'Selection of entomopathogenic nematodes ·
(Steinemematidae and Heterorhabditidae, Nematoda) for the biological control
of crap.efly larvae Típula paludosa {Tipulidae, Díptera). Joumal of Plant
Disseases Protection, 100: 343-353.
EHLERS, R. U. y PETERs, A. (1995). E~tomopathogenic nematodes in biological control:
Feasibility, perspectives and possible risks. En: Biological Control: Benefits and risks.
H. M. T. Hokkanen & J. M. Lynch (eds.).119-136pp. University Press. Cambridge.
EIDT, D. C. y DUNPHY, G. B. (1991). Control of spruce budmoth Zeiraphera cana-
densis Mut. And Free., in white spiuce plantations with entomopathogenic nema-
todes, Steinemema spp. Canadian Entomologist, 123: 379-385.
EIDT, D. C. y THURSTON, G. S. (1995). Physical deterrents to infection by entomo-
pathogenic nematodes in wireworm (Coleoptera: Elateridae) and otber soil pests.
CanadianEntomologist, 127: 423-429.
EIDT, D. C.; ZERVOS, S.; PYE, A. E. y FINNEY-CRAWLEY,' J. R. (1995). Control of
Hylobius congener Dalle Torre, shenkling and marschall (Coleoptera:
Curculionidae) using entomopathogenic Iiematodes. Canadian Entoinologist,
127; 431-438.
EPSKY, N. D. y CAPINERA, J. L. (1988). Efficacy of. entomogenous nematode,
Steinemema feltiae against a subterrapean termite, Reticulitermes tibialis
(lsoptera: Rhinotermitidae). Joumal of Economic Entomology, 81: 1313-1317.
FEASTER, M. A. y STEINKRAus, D. C. (1996). Inundative biological control of
Helicóverpa zea (Lepidoptera: Noctuidae) with the entomopathogenic nematode
Steinemema riobravis (Rhabditida: Steinemematidae). Biological Control, 7: 38-43.
FERGUSON, C. S.; SCHROEDER, P. C. y SHIELDS, E. J. (1995). Vertical distribution, persi~
tence, and activity of entomopathogenic nematodes (Nematoda: Heterothabditidae
and Steinemematidae) in alfalfa snout beetle (Coleoptera: Curculionidae) infested
fields. Environmental Entomology, 24: 149-158.
FORSCHLER, B. T. y ÜARDNER, W. A. (1991). Parasitism of Phyllophaga hirticula
(Coleoptera: Scarabeidae) by Heterorhanditis heliothidis and
pocapsae. Joumal of Invertebrate Pathology, 58: 396-407.
GAUGLER, R. Y MOLLOY, D. (1981). Instar susceptibilityof Simulium.
(Díptera: Simuliidae) to the entomogenous nematode Nej'JaTJ'lec~ranta.
sae~ Joumal of Nematology, 13:1-5 .
.105
GAUGLER, R.; WANG, Y. y CAMPBELL, J. F. (1994). Aggressive and evasive b~ha
viours in Popillia japonica (Coleoptera: Scarabeidae) larvae: defenses against
entomopathogenic nematode attack. Journal of Invertebrate Pathology, 64:
193-199.
GEORGIS, R. (1990). Formul~tion and application technology. En: Entomopathogenic
Nematode in Biological Control. (eds).GAUGLER, R. and Kaya, H.K. 173-191.
CRC Press, Boca Raton, Florida.
GEORGIS, R. (1992). Present and future prospects for entomopathogenic nematodes
products. Biocontrol Science and Technology, 2: 83-99.
GEORGIS, R. y HAGUE, N. G. M. (1981). A neoaplectanid nematode in the larch
sawfly Cephalcia lariciphila (Hymenoptera: Pamphiliidae). Annals of Applied
Biology, 99.: 171-177.
GEORGIS, R. 'y HAGUE, N. G. M. (1988). Field evaluation of Steiriernema feltiae
against the web-spinning larch sawfly Cephalcia lariciphila. Journal of
Nematology, 20: 317-320.
GEORGIS, R. y MANWEILER, S. A. (1994). Entomopathogenic nematodes: A develo-
ping biological control technology. En: Agricultura[ Zoology. Intersept, Andover.
Reviews. EvANs, K. (ed.). 63-94.
GEORGIS, R. y POINAR, G. O. Jr. (1983). Effect of soil texture on the distribution and
infectivity of Neoap[e·ctana carpocapsae (Nematoda: Steinernematidae).
Journal ofNematology, 15: 308-311.
GIBBLIN-DAVIS, R.~.; PENA, J. E. y DUNCAN, R. E. (1996). Evaluation of an ento-
mopathogenic nematode and chemical insecticides for control of Metamasius
hemipterus sericeus (Coleoptera: Curculionidae). Journal of Entomological
Science, 31: 240-251.
GLAZER, l. (1991). Invasion rate as a measure of infectivity of sterinernematid and
heterorhabditid nematodes to insect. Journal of Invertebrate Pathology, 59: 90-
92.
GLAZER, l. y GoL'BERG, A. (1993). Field efficacy of entomopathogenic nematodes
against the beetle Maladera matrida (Coleoptera: Scarabeidae). Biocontrol
Science and Technology, 3: 367-376.
GLAZER, l. y WYSOKI, M. (1990). Steinemematid and heterorhabditid nematodes for
biological control of the giant looper. Boarmia selenaria. Phytoparasitica, 18: 9-16.
GLAZER, 1.; KLEIN, M.; NAVON, A. y NACKACHE, Y. (1992). Comparison of efficacy
of entomopathogenic nematodes combined with antidesiccants applied by
106
canopy sprays against three cotton pests (Lepidoptera: Noctuidae), Journal of
Economic Entomology, 85: 1636-1641.
GotJGLE, D. H. y HAGUE, H. G. M. (1995). Glasshouse control of fungus gnats,
Bradysia paupera, on fuchsias by Steinernema feltiae. Fundamental and Applied
Nematology, 18: 77-80.
GREWAL, P. S. y RICHARDSON, P. N. (1993). Effects of application rates of
"steinernema feltiae (Nematoda: Steinernematidae) on biological control of the
mushroom fly Lycoriella auripila (Díptera: Sciaridae). Biocontrol Science and
Technology, 3: 29-40.
GREWAL, P. S.; LEWIS, E. E.; CAMPBELL, J.F. y GAUGLER, R. (1994). Searching beha-
vior as a predictor of foragins strategy for entomopathogenic nematodes.
- Parasitology, 108: 207-215.
GREWAL, P. S.; TOMALAK, M.; KEIL, C. B. 0. y GAUGLER, R. (1993). Evaluation of
genetically selected strain of Steinernema feltiae against the mushroom sciarid
Lycoriella mali. Annals of AppliedBiology, 123: 695-702.
GRIFFIN, C. T. AND DowNES, M.J. (1994). Recognition oflow temperature active iso-
lates of the entomopathogenic nematode Heterorhabditis. Nematologica, 37: 83-
91.
HARA, A. H.; KAYA, H. K.; GAUGLER, R.; LEBECK, L. M. y MELLO, C. L. (1993).
Entomopathogenic nematodes for biological control of the leafminer, Liriomyza
trifolii (Dipt.: Agromyziidae). Entomophaga, 38: 359-369.
HARRIS, A. E.; ÜETIING, R. D. y GARDNER, W. A. (1995). Use of entomopathogenic
nematodes and a new monitoring technique for control of fungus gnats, Bradysia
coprophila (Díptera: Sciaridae), in floriculture. Biological Control, 5: 412-418.
HOMINICK, W. M.; B. R. BRISCOE; F. GARCIA DEL PINO; JIAN HENO, D. J.; HUNT, E.;
KOZODOY, Z.; MRACEK, K. B.; NGUYEN, A .P.; REID, S.; SPIRIDOV, P.; STOCK, D.;
STURHAN, C.; WATURU AND M. YoSHIDA. (1997). Biosystematics of entomopa-
thogenic nematodes: current status, protocols and definitions. Journal of
Helminthology, 71: 271-298.
HuEI-JUNG Wu (1988). Biocontrol of squash bug with Neoaplectana carpocapsae
(Weiser). Bulletin ofthe Institute ofZoologyAcademia Sinica, 27: 195-203.
JANSSON, R. K.; LECRONE, S. H.; GAUGLER, R. y SMART, G. C. (1990). Pot~ntial of
entomopathogenic nematodes as biological control agents of sweetpotato wee-
vil (Coleoptera: Curculionidae). Journal of Economic Entomology, 83.: 1
1826.
107
JOUVENAZ, D. P.; LOFGRE, C. S. y MILLER, R. W. (1990). Steinemematid nematodes
drenches for control of fire ants, Solenopsis invicta, in Florida. Florida
Entomologist 73: 190-193.
KAHOUNOVÁ, L. y ·MRÁCEK, Z. (1991). Larval mortality in Synanthedon myopaeformis
(Lepidoptera) in apple trees sprayed with Steinernemasp (Nematoda, Steinemematidae),
strain Hylobius. Acta Entomologica Bohemoslovaca, 88: 205-210.
KAIN, D. P. y AGNELLO, A. M.· (1999). Pest status of American plum borer
(Lepidoptera: Pyralidae) and fruit tree borer control with synthetic insecticides
and entomopathogenic nematodes in New York state. Journal of Economic
Entomology, 92:193-200.
KAKOULI-DUARTE, T.; LABUSCHAGNE, L. y HAGUE, N. G. M. (1997). Biological con-
trol of the black vine weevil, Otiorhynchus sulcatus (Coleoptera: Curculionidae)
with entomopathogenic nematodes (Nematoda: Rhabditida). Annals of Applied
Biology, 131: 11-27.
KUNG, S. P.; ÜAUGLER, R. y KAYA, H. K. (1990). Influence of soil pH and oxygen
on entomopathogenic nematode persistence. Journal of Nematology, 22: 440-
445.
LACEY, L. A. y UNRUH, T. R. (1998). Entomopathogenic nematodes for control of
codling moth, Cydia pomonella (Lepidoptera: Tortricidae): effest of nematode
species, concentration, temperature, and humidity. Biological Control, 13:1-8.
LEGASPI, J. C.; LEGASPI, B. C. y SALDANA, R. R. (2000). Evaluation of Steinernema
riobravis (nematoda: Steinemematidae) against the Mexican rice borer
(Lepidoptera: Pyralidae). Journal of Entomological Science, 35:141-149.
LEWIS, E. E.; ÜAUGLER, R. y HARRISON, R. (1992). Entomopathogenic nematode
host finding: response to host contact cues by cruise and ambush foragers.
Parasitology, 105: 309-319.
LEWIS, E. E.; ÜAUGLER, R. y HARRISON, R. (1993). Response of cruiser and ambus-
her emtomopathogenic nematodes (Steinemematidae) to host volatile cues.
Canadian Journal ofZoology, 105: 309-315.
LEWIS, E. E.; RICCI, M. y ÜAUGLER, R. (1996). Host recognition behavior reflect
host suitability for the entomopathogenic nematode, Steinern'ema carpocapsae.
Parasitology, 109: 1-7.
LINDEGREN, J. E.; WoNG, T. T. y MclNNIS, D. 0. (1990). Response ofMediterranean
fruit fly (Díptera: Tephritidae) to the entomogenous nematode Steinernema fel-
tiae in fields tests in HawaiL Environmental Entomology, 19: 383-386.
108
LIU QuiNLANG; CHEN RmPINa; Wu RuoGUANG; HUANG JINSHUL; DING BI; KE
YUZHU; CHEN BINQUAN; QIN BIN ZHAN y ZHANG JINNING. (1999). Bio1ogical
control of cotton locust Chondracris rosea rosea y Anoplophora chinensis
(Forster) study on integrated control techniques of pests and diseases in the coas-
tal protection forest óf Casuarina. Natural Enemies of Insects, 21: 97-106.
Lm, Q. Z. y GLAZERZ, l. (2000). Factors affecting desiccation survival of the ento-
mopathogenic nematodes, Heterorhabditis bacteriophora HP88: Phytoparasitica,
28: 331-340.
M~NNION, C. M. y JANSSON, R. (1993). Within-root mortality of Cylas formicarius
(Coleoptera: Apionidae) by entomopathogenic nematodes. Journal of Economic
Entomology, 86: 722-729.
MILLER, R. (1989). Novel pathogenicity assessment technique of steinemematids and
heterorhabditids entomopathogenic nematodes. Journal of Nematology, 21: 574.
MoRSE, J. G. y LINDEGREN, J .. E. (1996). Suppression of fuller rose beetle
(Coleoptera: C~rculionidae) on citrus with Steinernema carpocapsae (Rhabditida:
Steinemematidae). Florida Entomolist, 79: 372-384.
MRÁCEK, Z.; JISKRA, K. y KAHOUNOVÁ, L. (1993). Efficiency of steinemematid
nematodes (Nematoda: Steinemematidae) in controlling larvae of the black vine
weevil, Otiorrynchus sulcatus (Coleoptera: Curculionidae) in laboratory and
field experiments. European Journal Entomology, 90: 71-76.
MULLENS., ·B. A.; MEYER, J. A. y GEORGIS, R. (1987). Field tests of insect-parasitic
nematodes (Rhabditida: Steinemematidae, Heterorhabditidae) against larvae of
manure-breeding tlies (Díptera: Muscidae) on cage~-layer poultry facilities.
Journal of Economic Entomology, 80: 438-442.
PACE, G. W.; GROTE, W.; Prrr, D. E. y PITT, J. M; (1986). Liquid cultures of nema-
todes, International Patent Number WO 86101074.
PARKMAN, J. P.; FRANK, J. H.; NGUYEN, K. B; y SMART, G. C. JR. (1994). Inoculative
release of Steinernema scapterisci (Rhabditida: Steinemematidae) to suppress
pest mole crickets (Orthoptera: Gryllotalpidae) on golf courses. Environmental
Entomology, 23: 1331-1337.
PETERS A. y EHLERS, R. U. (1994). Susceptibility of leatherjackets (Típula paludostl
and Típula ole,racea; Tipulidae; Nematocera) to the entomopathogenic;nematode
Steinernemafeltiae. Journal of Invertebrate Pathology, 63:-163-17L,x;;c:l.
PoiNAR, G. O. (1976). Description and biology of a neu insect
Heterorhabditis bacteriophora n. gen. n. sp. (Rhabditida: Heterc:>há~
Nematologica 21: 463-470.
109
RINKER, D. L.; ÜLTHOFfH, H. A.; DANO, J. y ALM, G. (1995). Effects of entomopa-
thogenic nematodes on control of a mushroom-infesting sciarid fly and on mus-
hroom production. Biocontrol Science and Technology, 5: 109-119.
SAMERSOV, V .F.; YARCHAKOVSKAYA, S. l. y BEZRUCHENOK, N. N. (1998). Ecologically
safe protection of black currant. Zashchita 1 Karantin Rastenii, 9: 11-12.
SCHEEPMAKER, J. W. A.; GEELS, F. P.; SMITS, P. A. y VAN GRIENSVEN, L. J. L. D. (1997).
Control of mushroom pests Lycoriella auripila (Diptera: Sciaridae) and Megaselia
halterata (Diptera: Phoridae) by Steinernemafeltiae (Nematoda: Steinemematidae)
in field experiments. Annals ofApplied Biology, 131:.359-368.
ScHROEDER, W. J. (1992). Entomopathogenic nematodes for control of root weevils
of citrus. Florida Entomolist, 75: 563-567.
SCHROEDER, W. J. y BEAVERS, J. B. (1987). Movement of the entomogenous nema-
todes of the families Heterorhabditidae and Steinemematidae in soil. Journal of
Nematology, 19: 257-259.
SCHROEDER, P. C.; F'ERGUSON, C. S.; SHELTON, A. M.; WILSEY, w. T.; HOFFMANN, M. P.
y PETZOLDT, C. (1996). Greenhouse and field evaluation of entomopathogenic
nematodes (Nematoda: Heterorhabditidae and Steinemematidae) for control of cab-
bage maggot (Diptera: Anthomyiidae) on cabbage. Journal of Economic
Entomology, 89: 1109-1115.
SELVAN, S.; GREWAL, P. S.; GAUGLER, R. y TOMALAK, M. (1994). Evaluation of stei-
nemematid nematodes against Popillia japonica (Coleoptera: Scarabaeidae) lar-
vae: species, strains and rinse after application. Journal of Economic Entomology,
87: 605-609.
SHANNAG, H. K.; WEBB, S. E. y CAPINERA, J. L. (1994). Entomopathogenic nemato-
de effect on pickleworm (Lepidoptera: Pyralidae) under laboratory and field con-
ditions. Journal of Economic Entomology, 87: 1205-1212.
SHETLAR, D. J. (1999). Application methods in different cropping systems. En:
Proceedings of Workshop: Optimal Use of Insecticidal Nematodes in Pest
Management. POLAVARAPU, S. (ed.). 31-36 pp. New Brunswick, NJ.
SHIELDS, E. J.; TESTA, A.; MILLER, J. M. y FLANDERS, K. L. (1999). Field efficacy
and persistence of the entomopathogenic nematodes Heterorhabditis bacterio-
phora «Üswego» and Heterorhabditis bacteriophora «NC» on alfalfa snout bee-
tle larvae (Coleoptera: Curculionidae). Environmental Entomology, 28: 128-136.
SIMOES, N. (1998). Pathogenicity of the complex Steinernema carpocapsae-
Xenorhabdus nematophilus: molecular aspects related with the virulence. En:
l!athogenicity of Entomopathogenic Nematodes versus Insect Defense Mechanisms:
110
Impact on Seiection ofVirulent Strains. SIMOES, N.; BoEMARE, N. y EHLERS, R. U. ·
(eds). 73-83 pp. European Commission, Brussels.
SIMOES, N.; LAUMOND_ C. y BONIFASSI, E. (1993). Effectiveness of Steinemema spp.
and Heterorhabditis bacteriophora against Popillia japonica in the Azores.
Joumal of Nematology, 25: 480-485.
SIMSER, D. y ROBERTS, S. (1994). Suppression of strawberry root weevil, Otiorhynchus
ovatus, in cranberries by entomopathogenic nematodes (Nematoda: Steinemematidae
and Heterorhabditidae). Nematologica, 40: 456-462.
SMALL, R. W. (1988). Invertebrate predators. En: Diseases of Nematodes, vol. 2.
POINAR, G. 0. Jr and JANSSON, H. B. (eds). 73-92 pp. CRC Press, Boca Raton,
Florida (EEUU).
SOLOMON; A.; PAPERNA, l. y ÜLAZER l. (1999). Desiccation survival of the entomo-
pathogenic nematode Steinemema feltiae: induction of anhydrobiosis. En:
Survival Strategies of Entomopathogenic Nematodes. GLAZER, 1.; RICHARDSON,
P.; BOEMARE, N. y COUDERT, F. (eds.). 83-98 pp. EUR 18855 EN Report.
SULISTYANTO, J. D. y EHLERS, R. U. (1996). Efficacy ofthe entomopathogenic nema-
todes Heterorhabditis megidis and Heterorhabditis bacteriophora for the control
of grubs (Phylloperta horticola and Aphodius contaminatus) in golf course turf.
Biocontrol Science and Technology, 6: 247-250.
TOMALAK, M. (1994). Selective breeding of Steinemema feltiae (Filipjev)
(Nematoda: Steinemematidae) for improved efficacy in control of mushroom fly
Lycoriella solani Winnertz (Díptera: Sciaridae). Biocontrol Science and.
Tcchnology, 4: 187-198.
VANNINEN, 1.; HOKKANEN, H. y TYNI-JUSLIN, J. (1999). Screening of field perfor-
mance of entomopathogenic fungi and nematodes against cabbage root flies
(Delia radicum L. and D. floralis (Fall.); Díptera, Anthomyiidae). Acta
Agriculturae Scandinavica Section B, Soil and Plant Science, 49: 167-183.
WANG, Y.; GAUGLER, R. y Cm, L. (1994). Variations in immune response of Popillia
japónica aQ.d Acheta domestica to Heterorhanditis bacteriophora and
Steinemema spedes. Joumal of Nematology, 26: 11-18. ¡ -. •
v, u
-~
.•
WEI HONGYI; YIN YISHOU; Xu JuN; ZHAN GENGXIANG; WEU DELONG; SHENG RONG '...,,.,
111
WILLIAMS, E. C. y WALTERS, K. F. A. (2000). Foliar applicatiori of the entomopatho-
genic nematode Steinemema feltiae against leafmin:ers on vegetables. Biocontrol
Science and Technology, 10: 61-70.
WILSON, M.; NITZSCHE; P. y SCHEARER, P. W. (1999). Entomopathogenic nematodes
to control black vine weevil (Coleoptera: Curculionidae) on strawberry. Joumal
of Economic Entomology, 92: 651-657.
WRIOHT, P. J. y JACKSON, T. A. (1992). Efficacy of entomogenous nematodes for
control ofporina (Viseana cervinata) in Canterbury pastures during winter. New
Zealand Joumal of Agricultura/ Research, 35: 435-439.
Xu JIELIAN; YANo PINo y XIE RuCHlÍANo (2000). Studies on the applications of
sorne entomopatogenic nematodes against litchi yponomeutid. Comoritis albica-
pilla Moriuti. Acta Phytophatologica Sinica, 27: 27-31.
YANO PINo; LIU NANXIN y LIN JIN YINO (1999.). Study on application of entomopa-
thogenic ilematodes to control the diamondback moth (Plutella xylostella,
DBM). Natural Enemies of Insect, ~1: 107-112.
YEH, T. y ALM S. R. (1995). Evaluation. of SteJnemema glaseri (Nematoda:
Steinemema:tidae) for biological ~ontrol of Japanese beetle and Oriental beetles
(Co1eoptera: Scarabaeidae). Joumal.of Economic Entomology, 88: 1251-1255.
ZERVOS, S.; JOHNSON, S. C. y WEBSTER, J. M. (1991). Effect oftemperature andino-
culum size on reproduction and development of Heterorhabditis heliothidis and
Steinemema glaseri (Nematoda: Rhabditoidea) in Galleria mellonella.
Canadian Joumal ofZoology, 69: 1261-1264.
112
AGENTES DE CONTROL BIOLÓGICO
DE ENFERMEDADES
ESTRATEGIAS PARA EL CONTROL
BIOLÓGICO DE HONGOS FITOPATÓGENOS
PALOMA MELGAREJO, ANTONIETA DE CAL, INMACULADA LARENA~ PILAR
SABUQUIÜ.O y BELÉN GUUARRO
·Departamento de Protección Vegetal, Instituto Nacional de Investigación ~ Tecnología
Agraria y Alimentaria (INIA), Carretera de la Coruña km 7, 28040- Madrid,
melgar@ inia.es
Definición
ENFERMEDAD
,; .
AMBIE.NTE r"---::::~-~PATOGENO
t.----._
!ANTAGONISTA 1
115
dones más o menos amplias en lasque se incluyen algunos tipos de control o no.
La definición dada por Baker y Cook (1974) es u~a de las que consideramos más
apropiada. Estos autores definen control biológico como «la reducción de la densi-
dad de inóculo o. de las actividades inductoras de enfermedad de un patógeno o un
parásito, en estado activo o durmiente, por la acción de uno o más organ~smos». Lo
que siempre queda chiro en todas es que en el control biológico interviene un tercer
elemento vivo Gunto con el huésped y el patógeno), que es el antagoilista. En el caso
del control microbiano este elemento vivo es un microorganismo.
Los componentes del control biológico son cuatro: p~tógeno, antagoilista, ambien-
te y huésped, y haplaremos a continuación someramente de ellos.
Patógenos
Las enfermedades de las plantas pueden estar causadas por agentes bióticos ·
como hongos, bacterias, virus, etc., o abióticos, que son capaces de alterar el normal
funcionamiento de las plantas y resultar en enfermedad. En España el grupo de pató-
genos descritos más importante es el de hongos (271), seguido por virus (63), nema~
todos (33) y bacterias (32) (De Andrés et al., 1998).
El control del patógeno se puede aplicar en cualquier parte de su ciclo de vida;
existen diversas estrategias de control, basadas en la epidemiología, que pueden ir
dirigidas bien a. la eliminación o a la reducción del inóculo iilicial o bien a la dismi-
nución del desarrollo de la enfermedad. Estas estrategias serán más o menos efica-
ces dependiendo del tipo de patógeno al que nos enfrentemos, monocíclico o poli-
cíclico (Fry, 1982).
En el control de los patógenos vegetales se consideran también otros aspectos
como su naturaleza biótrofa o necrótrofa, su accesibilidad al antagonista, etc. Un
mejor conocimiento de la biología y epidemiología del patógeno al que va dirigido
el control hará que éste sea siempre más eficaz. Todos los principios y toda la cien-
cia que sé aplica para otros métodos de control más desarrollados, como el control
químico, son también de aplicación para el control biológico.
Antagoni~tas
116
tozoos, virus, viroides y plantas. El término es equivalente al de enemigos naturales,
utilizado en el caso de los insectos plaga. El antagonismo es «toda acción directa o
indirecta ejercida por microorganismos que resulta en la reducción de la expresión
de enfermedad». La explotación del antagonismo por el hombre consiste en una
modificación cuidadosa del equilibro biocenótico para el beneficio de la planta cul-
tivada.
Un microorganismo antagonista puede presentar cinco modos de acción frente a
un patógeno: competencia, antibiosis, explotación, resistencia inducida en el hués-
ped y lisis, bien de forma individual o asociada.
La competencia es la lucha. de dos o más organismos por conseguir un sustrato
que no es suficiente para todos ellos (Baker y Cook, 1974). La competencia puede
ser por nutrientes, factores de crecimiento y/o espacio. La competencia por nutrien-
tes (principalmente carbohidratos de alto poder energético y, en algunas ocasiones,
por nitrógeno) y agua es característica de la filosfera, sobre todo en la fase de pre-
penetración del patógeno. La competencia por oxígeno se presenta generalmente en
la rizosfera, donde se dan con frecuencia situaciones de anaerobiosis. La competen-
cia por espacio sucede cuando un microorganismo cubre la superficie vegetal sin
dejar que otro se desarrolle. Suele ser importante en patógenos que penetran por
herida o que necesitan una concentración inicial de inóculo para penetrar. En este
caso es importante la relación entre la velocidad de crecimiento del patógeno y la
del antagonista (Cook y Baker, 1983).
La antibiosis se define como la inhibición del crecimiento o de las actividades
metabólicas de un organismo por la acción de una sustancia (a bajas concentracio-
nes) producida por otro organismo (Gottlieb y Shaw, 1970). La producción de anti-
bióticos depende de la disponibilidad de nutrientes que posea el medio y, en gene-
ral, se ve favorecida por aportes suplementarios de compuestos orgánicos (Cook y
Baker, 1983). Una ventaja de la antibiosis es que no es preciso que el patógeno y el
antagonista entren· en contacto y, además, el antibiótico puede permanecer en el
medio incluso tras la muerte del antagonista (Cook y Baker, 1983). Una clara des~
ventaja es el mayor número de ensayos a realizar para el registro del agente de bio· .
control en el Registro Único Europeo de Productos Fitosanitarios.
La explotación incluye la depredación y el parasitismo directo e implica un
contacto íntimo entre el huésped y el parásito (Boosalis, 1964). El parasitismo es
una relación nutricional en la que un organismo (el parásito) obtiene todo o parte
de lo que necesita para vivir de las partes funcionales vivas de otro u•~;c;u'''"'"v·v"'•·. ·
huésped (Dubas, 1987). En el control biológico el único parasitismo tmlJOt'ltant
el hiperparasitismo o interrelación que se presenta entre un hongo y otro que.,
vez, es parásito de plantas superiores. Los hiperparásitos so.n
antagonistas efectivos frente a la infección primaria, puesto que es
tacto directo parásito-huésped, lo que requiere un tiempo que tiene
117
ciente para que el patógeno infeste (Baker y Cook, 1974). Por tanto, los hiperpa-
rásitos son útiles en la reducción del inóculo del patógeno disponible para infec- ·
ciones secundarias.
La resistencia inducida es un fenómeno en el cual los mecanismos de defensa del
hÚésped reconocen y responden a un organismo menos dañino, el agente de bio-
control, de modo que el huésped está ya listo para un ataque subsiguiente del pató-
geno (Campbell, 1989).
La lisis es la destrucción o desintegración enzimática total o parcial de un orga-
nismo. Las enzimas implicadas en el proceso son hidrolasas de los tipos, quitinasa
y glucanasa.
Huésped
Ambiente
Desde hace tiempo, se está dedicando gran esfuerzo al desarrollo del control bio-
lógico, probablemente debido a la frustración de no poder utilizar otras técnicas de
control de enfermedades y a la creencia de que es menos perjudicial para el medio
ambiente que la utilización de técnicas físicas y químicas. El creciente interés que
este tipo de control ha suscitado queda reflejado en la explosión de publicaciones
científicas, libros y simposios a los que ha dado lugar.
Sin embargo, su aplicación práctica se encu~ntra en su infancia, por lo que se ofré-
<:en pocas aplicaciones para el agricultor, sobre todo si se compara con el control quí-
. ~· Varias son las razones que contribuyen a su bajo desarrollo comercial. Los
118
esfuerzos y el interés de las compañías en los productos biológicos han sido peque-
ños hasta el momento, debido a que los resultados obtenidos no son tan reproducibles
ni tan eficaces como con los productos químicos. Un problema adicional al que se
enfrentan ahora las compañías interesadas en estos productos es que su registro en
Europa se rige por la misma directiva (Directiva CEE 911414) que los productos quí-
micos, lo que hace que los gastos de registro de estos productos sean también muy
elevados.
119
Procedente del lejano oriente, C. parasitica, inductora del chancro del castaño,
fue introducida en Estados Unidos a finales del siglo pasado, y es una de las enfer-
medades vegetales más devastadoras de las conocidas hasta ahora, pues ha llegado
a matar a más de nueve millones de acres de castaño· americano, Castanea dentata
(Marsh.) Borkh. En Italia, la enfermedad apareció durante la primera guerra mun- ·
dial y en Francia, en 1957, causando también considerables daños en los castaños
europeos, Castanea sativa MilL A los quince años de haber sido descrita la enfer-
medad por primera vez en Italia, Biragui (1951) observó que algunos árboles situa-
dos en áreas muy infectadas eran aparentemente resistentes al patógeno, mostrando
solamente chancros muy superficiales. Posteriormente Grente y Sauret (1969) des-
cribieron este mismo hecho .en Francia y lo atribuyeron a la presencia de variantes
del patógeno de baja virulencia en estos árboles que se aislaban de chancros cicatri-
zados, demostrando posteriormente que la hipovirulencia podía ser transmitida a
cepas normales por anastomosis vegetativa. Debido a la existencia de estas cepas
con hipovirulencia transmisible que se presentaban de forma natural en los chan-
cros, la enfermedad dejó de ser un problema en Italia.
Otro ejemplo muy típico de control biológico natural y que se da con cierta fre-
cuencia es el de los suelos supresivos, que son aquéllos en los que no se desarrolla la
enfermedad a pesar de la presencia del patógeno, del huésped susceptible y de con-
diciones ambientales favorables. Hay un caso especialmente bien documentado de
suelos supresivos que se lleva estudiando muchos años. Son los suelos de aluvión
franceses en el distrito de Chateuarenard en el valle del Ródano, donde Fusarium
oxysporum f. sp. melonis (Leach y Currence) Zinder y Hansen está presente, se cul-
tivan variedades susceptibles de melón, el clima es apropiado y, sin embargo, no tiene
lugar la enfermedad. La supresividad de estos suelos es de carácter microbiológico al
perder sus propiedades supresivas cuando se tratan con calor y, además, su capacidad
de suprimir la enfermedad se puede transferir a suelos de tipo conductivo.
120
IntroduccióQ. de antagonistas
Cuando los patógenos no son inhibidos por los antagonistas naturales se puede
conseguir un control biológico aumentando la cantidad de éstos mediante su intro-
ducción en el ecosistema. Éste es el sistema que más se utiliza en control biológico
aunque, como ya se ha comentado anteriormente, son muchos los casos que no han
llegado a la práctica. Los antagonistas pueden ser identificados más o menos fácil-
mente en laboratorio, ·pero la mayoría fallan al aplicarlos en condiciones naturales,
bien por su incapacidad para sobrevivir en ese medio o porque el mecanismo de
antagonismo sea inefectivo o inhibido en esas condiciones. Incluso en el caso de que
el antagonismo tenga lugar, el antagonista debe persistir en el medio durante todo el
tiempo necesario para suprimir la enfermedad, lo que no ocurre a menos que esté
. bien adaptado al microambiente del patógeno. La falta de control en condiéiones
prácticas ha hecho que se haya variado en los últimos años la estrategia de selección
de antagonistas. Antes se seleccionaban gran número de antagonistas con ensayos in
vitro de laboratorio y luego se veía si funcionaban en campo. Ahora los ensayos se
realizan en las condiciones más parecidas a las reales que permitan una garantía de
éxito. Las investigaciones se han centrado también más en el estudio de la ecología
de los antagonistas y su relación con la epidemiología de los patógenos. El mayor
conocimiento del modo de acción de los antagonistas también permite un mejor
diseño de su aplicación en el biocontrol. /
. La introducción de agentes de biocontrol está basada en el desarrollo de biofungici-
das o productos biológicos con acción fungicida, en el caso del control de hongos tito-
patógenos que .es el que nos ocupa. Los biofungicidas son fungicidas cuya materia acti-
va es un microorganismo antagonista. Considerando en general bioplaguicidas (exclu-
yendo los dirigidos a inse~tos plaga) actualmente hay unos 50 productos biológicos for-
mulados en ~1 mercado internacional (http://www.agrobiologicals.com) que proceden
mayoritariamente de Estados Unidos e Israel y se aplican sobre todo en pulverización o
a las semillas. La materia activa de la mayoría de estos productos es un hongo o una bac-
teria, aunque hay algunos que contienen levaduras. Un 68% actúa por competencia y
antibiosis, 15% sólo por com~tencia; 8% por competencia, antibiosis y lisis y 5% por
hiperparasitismo, aunque algunos incluyen la resistencia inducida y la promoción del
crecimiento en sus mecanismos de acción. Un 68% va dirigido a patógenos de suelo
(Rhizoctonia sólant, Kühn, Pyhtium spp., Phytophthora spp., Fusarium spp., ·Sclerotium
spp., Verticillium spp., Agrobacterium tumefaciens (Smith yTownsend) Com),
20% a enfermedades de partes aéreas (antracnosis oídio, mildiu,
Heterobasidium annosum (Fr.) Bref., Botrytis cinerea Pers., Sclerotinia
(Lib.) Sacc.) y el resto a enfermedades de postcosecha (Penicillium spp., B.·.
Geotrichum candidum Link:Fr., Mucor pyriformis Fischer). En la Unión .
registradas algunas materias activas como las bacterias Agrobacterium
121
(Beijerinck y van Delden) Conn y Streptomyces griseoviridis L. y los hongos filamen-
tosos Phlebia gigantea (Fr.) Jülich, Trichoderma harzianum Rifai, Trichoderma polys-
porum (Link: Fries) Rifai, Trichoderma spp., T. viride Pers., Verticillium dahliae Kleb.
y V. lecanii (Zimmermann) Viegas, y en España solamente hay registrado un producto
formulado, el Mycostop, que comercializa Kemira. El Mycostop es un polvo mojable
cuya materia activa es S. griseoviridis, que actúa por competencia y antibiosis y es acti-
vo frente a algunas fusariosis.
Como. ya se ha comentado anteriormente los productos biológicos para ser
incluidos en el Anexo 1 del Registro Europeo de Productos Fitosanitarios tíenen que
cumplir unos criterios de evaluación que están descritos en la Directiva CEE 91/414.
Estos criterios están basados en unos principios generales (eficacia y riesgos) y en
unos principios específicos (identidad y propiedades biológicas, modo de acción,
eficacia y especificidad, e impacto sobre el hombre y el medio ambiente). Todo esto
conlleva una serie de estudios previos a la comercialización de. un agente de bio-
control que quedan reflejados en el cuadro l.
ESTUDIO DE CASOS
122
Estudio de caso 1: Penicillium oxalicum vs. Fusarium oxysporum f. sp. lycopersici
123
arrollaron métodosde producción en masa de conidias de P.oxalicum mediante fer-
mentación líquida (Pascual et al., 1997a) y fermentación sólida (De Cal et al., 2001;
De Cal et al., 2002; Larena et al., 2002) (figura 2e). La fermentación sólida producía
más conidias (109 conidias/g seco de sustrato), y con una viabilidad superior al 80%
(figura 2f). Estas conidias controlaban no sólo a F. oxysporum f. sp. lycopersici sino
también a V. dahliae en plantaciones comerciales de tomate (Larena et al., 2003). ·
Actualmente se está llevando a cabo la formulación de las conidias de P. oxalicum pro-
ducidas en fermentación sólida. Primeramente se ha realizado el secado de éstas
mediante técnicas de liofilización, atomización y lecho fluido. Las conidias de P. oxa-
licum secadas en lecho fluido mantenían un 100% de viabilidad durante 60-90 días,
mientras que las que han sido secadas por liofllización perdían su viabilidad a lo largo
del tiempo, incluso en presencia de protectores (Larena et al., 2003). Las conidias de
P. oxalicum perdían totalmente su viabilidad si se secaban por atomización (Larena et
al., 2003). Una vez elegido el lecho fluido como el sistema más adecuado para el seca-
do de las conidias de P. oxalicum se ha iniciado el estudio de los coadyuvantes para
formular el agente de biocontrol, así como del momento óptimo para incluirlos en el
formulado y comprobar su efectividad, trabajo que está actualmente en marcha ..
124
Estudio de caso 2: Penicillium frequentans y/o Epicoccum nigrum vs. Monilinia spp.
FIGURA 3. Distintos aspectos del patosistema Monilinia spp. (MON) - melocotón y sus
antagonistas Penicilliumfrequentans (PF) y Epicoccum nigrum (EN)
125
sario que en los brotes hubiera 105-6 conidias/g brote para que hubiera control de la
enfermedad (De Cal et al., 1990). Ambos antagonistas producían antibióticos in vitro,
aunque no se detectaron sobre la fruta (De Cal et al., 1988; Madrigal et al., 1991).
Además, M. laxa era capaz de metabolizar antibióticos producidos por los antagonis-
tas (Madrigal et al., 1993). Penicilliumfrequentans producía los antibióticos frecuen-
tina y palitantina y E. nigrum, la flavipina que inhibían a M. laxa e inducían la for-
mación de su estroma (Madrigal y Melgarejo, 1995; Melgarejo et al., 1989). La apli-
cación de fungicidas inhibidores de la síntesis de melanina junto con estos antagonis-
tas sería una buena estrategia de control integrado porque P. frequentans causaba la
autolisis de las hifas no melanizadas (De Cal y Melgarejo, 1993 y 1994). La flavipina
producida por E. nigrum tenía varios modos de acción sobre M. laxa: cambio en la
permeabilidad de sus membranas, la inhibición de la síntesis de ATP y de la síntesis de
proteínas (Madrigal y Melgarejo, 1994). Se hicieron también estudios sobre la mejo-
ra del inóculo de E. nigrum y P. frequentans para mejorar su competencia ecológica
(Pascual et al., 1996 y 2000). Al igual que en el caso anterior de P. oxalicum, se ha ini-
ciado el periodo de desarrollo de P. frequentans y E. nigrum mediante un método de
producción en masa de conidias de los agentes de biocontrol por fermentación sólida
produciéndose en este caso 108-9 conidias/g sustrato (De Cal et al., 2001; Larena et al.,
2002). Se ha probado la eficacia de estas_ conidias durante las campañas 2000-2001,
2001-2002 y 2002-2003 en 20 huertos de melocotonero y nectarino de la provincia de
Lleida (España), de las provincias de Verona y Lodi (Italia) y de Balandrán (Francia)
en aplicaciones de precosecha en floración y prerrecolección, obteniéndose control de
la. podredumbre de la fruta en postcosecha con los tratamientos biológicos solos y en
los integrados con productos químicos. Las conidias de P. frequentans y de E. nigrum
se<;:adas por lecho fluido mantenían un 100% de viabilidad durante 90-120 días sin
necesidad de protectores, mejorando los resultados de estabilidad obtenidos mediante
el secado por liofilización o atomización (Larena et al., 2003). Se ha iniciado el estu-
dio de los coadyuvantes para formular los agentes de biocontrol, así como el momen-
to óptimo para incluirlos en el formulado y comprobar su efectividad, trabajo que se
encuentra actualmente en marcha.
AGRADECIMIENTOS
Estos trabajos han sido posibles gracias a la financiación recibida en los siguien-
tes proyectos: QLK99-01065 (V Programa Marco de la UE), AGL2000-0067-P4-03
(Plan Nacional de l+D+I), RTA01-0033 (Plan Nacional de Recursos y Tecnologías
Agroalimentarias), AGL2002-04396-C02-01 (Plan Nacional de l+D+I), y 07M/OO
31/2002 (Comunidad Autónoma de Madrid). Se agradece el apoyo técnico prestado
por Carmen Simón, Yolanda Herranz y Ana Barrionuevo.
126
BffiLIOGRAFÍA
127
DE CAL, A. y MELGAREJO, P. (1992). lnteractioris of pesticides and mycoflora of
peach twigs. Mycological Research, 96: 1105'"1113.
DE CAL, A. y MELGAREJO, P. (1993). Effects of pyroquilon on the infection process
by Monilinia laxa. Pesticide Science, 39: 267-269.
DE CAL, A. y MELGAREJO, P. (1994). Effects of Penicilliumfrequentans and its antibio-
tics on unmelanizated hyphae of Monilinia laxa. Phytopathology, 84: 1010-1014.
DE CAL, A. y MELGAREJO, P. (2001). Repeated application of Penicillium oxalicum
prolongs biocontrol of fusarium wilt of tomato plants. European Journal of Plant
Pathology, 107: 805-811.
DE CAL, A.; PASCUAL, S.; GARCÍA-LEPE, R. y MELGAREJO, P. (1997a). Biological con-
trol of Fusarium wilt of tomato. En: Integrated Control in Protected Crops of
Mediterranean Climate. Coord. Alhajes, R. y Carnero, A. IOBC wprs Bulletin, 20
(4): 63-75.
DE CAL, A.; PASCUAL, S. y MELGARFJO, P. (1997b)~ Involvement ofresistance induction
by Penicillium oxalicum in the biocontrol of tomato wilt. Plant Pathology, 46:72-80.
DE CAL, A.; PASCUAL, S. y MELGAREJO, P. (1997c). A rapid laboratory method for
assessing the biological control potential of Penicillium oxalicum a:gáinst Fusarium
wilt oftomato. Plant Pathology, 46: 699:..707.
DE CAL, A.; PASCUAL, S. y MELGAREJO, P. (1997d). Infectivity of chlamydosporés
vs. microconidia of Fusarium oxysporum f. sp lycopersici on tomato. Journál of
Phytopathology, 145: 231-233.
DE CAL, A.; PASCUAL, S.; LARENA, 1., y MELGAREJO, P. (1995). Biological control of
Fusarium oxjsporum f. sp. lycopersici by lytic fungi. Plant Pathology, 44: 909-917:
DUBos, l. (1987). Fungal antagonism in aerial agrobiocenoses. En: Innovative
Approaches to Plant Disease Control. JOHN WILEY & SONS. 107-190 pp. New
York (EUA).
FRY, W. E. (1982). Principies of Plant Disease Management. Academic Press. New
York (EUA), 378 pp.
GARCÍA-LEPE, R.; RODRÍGUEZ, P.; DE CAL, A., GARCÍA-ÜLMEDO, F. y MELGAREJO, P.
(1998). Induced resistance agáinst Fusarium wilt of tomato by Penicillium oxa-
licum is not associated to pathogenesis-related proteins. En:. Molecular
· Approaches in Biological Control. Coord. DUFFY, B.; ROSENBERGER, G. y .
. DEFAGO, G. /OBC wprs Bulletin ,21(9): 63-7Q.
GARCÍA-LEPE, R.; DE CAL, A.; PASCUAL, S. y MELGAREJO, P. (1999). lnduced resistan-
ce by Penicillium oxalicum in tomato against Fusarium oxysporum f. sp. lycoper-
128
sici. En: Modem Fungicides andAntifungal Compounds. coord. LYR, H.; RUSSELL,
P.E.; DEHNE, H.W. y SISLER, H.D. 397-402 pp. Intercept Ltd, Andover (UK).
GOTTLIEB, D. y SHAW, P. D. (1970). Mechanisms of action of antifungal antibiotics.
Annual Review of Phytopathology, 8: 371-402.
GRENTE, J. y SAURET, S. (1969). L'hypovirulence exclusive phénomene original en
pathologie végétale. Comptes Rendues de l'Academie des Sciences de Paris, 268:
2347-2350.
LARENA, l.; DE CAL, A.; LIÑÁN, M. y MELGAREJO, P. (2003a). Drying of Epicoccum
nigrum conidia for obatining a ahelf-stable biological product against brown rot
disease. Joumal of Applied Microbiology, 94: 508-514.
LARENA I.; MELGAREJO, P. y DE CAL, A. (2002). Production, survival and evaluation
of solid-substrate inocula of Penicillium oxalicum, a biocontrol agent against
fusarium wilt of tomato. Phytopathology, 92: 863-869. ·
LARENA, l.; MELGAREJO, P. y DE CAL, l. (2003). Drying of Penicillium oxalicum, a
biological control agent against Fusarium wilt of tomato. Journal of
Phytopathology, 151: 600-606.
MADRIGAL, C. y MELGAREJO, P. (1994). Mechanisms of action of the antibiotic fla-
vipin on Monilinia laxa and Sacharomyces ceresisiae. Mycological. Research,
98: 874-878.
MADRIGAL, C. y MELGAREJO, P. (1995). Morphological effects of Epicoccum nigrum
and its antibiotic flavipin on Monilinia laxa. Canadian Joumal of Botany, 73:
425-431.
MADRIGAL C.; PASCUAL, S. y MELGAREJO, P. (1994). Biological Control of peach
twigblight induced by Monilinia laxa with Epicoccum nigrum. Plant Pathology,
43: 554-562.
MADRIGAL, C.; TADEO, J. L. y MELGAREJO, P. (1991). Relationship between flavipin
production by Epicoccum nigrum and antagoni"sm against Monilinia laxa.
Mycological Research, 95: 1375-1381.
MADRIGAL, C.; TADEO J. L. y MELGAREJO, P. (1993). Degradation of flavipin by
Monilinia laxa. Mycological Research, 97: 634-636.
MELGAREJO, P.; CARRILLO, R. y M.-SAGASTA, E. (1985). Mycoflora of peach twigs
and flowers and its possible significance in biological control of Monilinia laxa.
Transactions ofthe British Mycological Society, 85: 313-317.
MELGAREJO, P.; CARRILLO, R. y M. SAGASTA, E. (1986). Potential for biological con-
trol of Monilinia laxa in peach twigs. Crop Protection, 5: 422-426.
129
MELGAREJO, P.; DE CAL, A. y M. SAGASTA, E. (1989). Effect~ of Penicillium fre-
quentans and two of its antibiotics on production of stromata by Monilinia laxa
in culture. Canadian Journal of Botany, 67: 83-87.
PASCUAL, S.; MAGAN, N. y MELGAREJO, P. (1996). lmproved biological control of
peach twig blight by physiological manipulation of Epicoccum nigrum.
Proceedings of the Brighton Crop Protection Conference-Pests and Diseases,
411-412.
PASCUAL, S.; MELGAREJO, P. y MAGAN N. (1997a). lnduction of submerged conidia-
tion of the biocontrol agent Penicillium oxalicum. Applied Microbiology and
Biotechnology, 48: 389-392.
PASCUAL, S.; MELGAREJO, P. y MAGAN, N. (2000). Accumulation of compatible solu-
tes in Penicillium frequentans grown at reduced water activity and biocontrol of
Monilinia laxa. Biocontrol Science and Technology 10: 73-82.
PASCUAL, S.; RICO, J. R.; DE CAL, A. y MELGAREJO, P. (1997). Ecophysiologcal fac-
tors affecting growth, sporulation and survival of the biocontrol agent
Penicillium oxalicum. Mycopathologia, 139: 43-50.
130
CON-TROL BIOLÓGICO
DE BACTERIAS FITOPATÓGENAS
MARÍA MILAGROS LÓPEZ y RAMÓN PEÑALVER
Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias (IVIA),
Ctra. de Moneada a Náquera km S, 46113 - Monteada (Valencia),
- mlopez@ivia.es
131
patógenos, pero situando la lucha biológica en un contexto de control integrado. Por
ello, los agentes de biocontrol requieren los mismos estudios de evaluación que
cualquier producto químico en vías de registro, tanto desde el punto de vista de su
eficacia, como de su toxicidad y su impacto en el medio ambiente. Esto es lógico,
ya que están superados los tiempos en los que se afirmaba, sin pruebas científicas,
que el uso de los productos biológicos no implica ningún tipo de riesgos, por el mero
hecho de tratarse de compuestos naturales y no de síntesis.
En este capítulo nos centraremos exclusivamente en el control biológico de bac-
terias fitopatógenas mediante la utilización de otras bacterias, es decir, en el mode-
lo bacteria contra bacteria. Otros tipos de control biológico de bacterias fitopatóge-
nas incluyen la utilización de hongos, levaduras, bacteriófagos y bacteriocinas, pero
su utilización es muy reducida, incluso a escala experimental. Se describirán las
principales características generales del control biológico de bacteriosis y se mos-
trarán como ejemplos, dos casos de biocontrol de importantes enfermedades bacte-
rianas causadas por Agrobacterium tumefaciens y Erwinia amylovora.
Una de las grandes ventajas del sistema bacteria contra bacteria, es que los agen-
tes de control están dotados de propiedades similares al patógeno, entre las que cabe
destacar las de fácil multiplicación y dispersión. Se trata, en realidad, de un aprove-
chamiento de ciertos principios como la competencia, el antagonismo o la inducción
de resistencia que rigen las interacciones entre plantas y bacterias. Sin embargo, el
desarrollo de agentes de control biológico de bacteriosis es complicado debido a que
implica a tres sistemas vivos: la bacteria patógena, el agente de control biológico y
la planta huésped, cada uno con sus peculiaridades y requisitos y que- además, inter-
accionan mutuamente entre ellos y a su vez están afectados por las condiciones
ambientales. En nuestro caso, además, la interacción puede dar lugar a la transfe-
rencia de genes entre la bacteria patógena y la utilizada para el control. Estas trans-
ferencias son especialmente frecuentes cuando la bacteria diana y la controladora
poseen plásmidos transferibles y es necesario estudiar ambas a escala molecular,
para prever posibles fracasos del biocontrol. Una desventaja es que, debido a que los
agentes de control biológico son bacterias, su colonización y multiplicación se ve
interferida por el uso de muchos productos fitosanitarios, especialmente de los anti-
bacterianos (Montesinos y López, 1996).
BACTERIAS FITOPATÓGENAS
132
Curtobacterium, Erwinia, Pectobacterium, Pseudommias, Ralstonia, Rhizomonas,
Rhodococcus, Xanthomonas, Xylella y Xylophilus.
Estos patógenos ocasionan distintos tipos de síntomas, que dependen de la interac-
ción entre el patógeno y el huésped, y del estado fenológico y fisiológico de la planta.
Los diferentes síntomas se pueden agrupar en seis síndromes (López y Montesinos,
1996): manchas foliares o en frutos, chancros, marchitamiento de plantas, tanto leño-
sas como herbáceas, podredumbres blandas, hiperplasias y roñas o costras.
Entre las bacterias fitopatógenas encontramos un elevado número de patógenos
facultativos, que púeden sobrevivir fuera del huésped durante mucho tiempo y que
. son considerados como oportunistas.- Esto implica que actúan una vez dentro del
huésped y que producen enfermedad únicamente cuando las condiciones son favo-
rables, como ocurre con muchas especies de Pseudomonas, Brenneria o
Agrobacterium.
También existe otro grupo de bacterias fitopatógenas que podríamos considerar
como saprófitos facultativos, porque prefieren sus huéspedes, pero pueden vivir
fuera de ellos durante cortos períodos de tiempo y causan las enfermedades econó-
micamente más graves. Entre ellas está el fuego bacteriano de las rosáceas, caus.ado
por E. amylovora, o la cancrosis de los cítricos debida a Xanthomonas axonopodis
pv. citri. A estos dos grupos de bacterias fitopatógenas (patógenos y saprófitos facul-
tativos), es a los qúe se ha dedicado generalmente la búsqueda de agentes de bio-
control.
Un tercer grupo está formado por las denominadas bacterias limitadas al floema
o al xilema, que son generalmente de difícil cultivo en laboratorio y fácil transmi-
sión por vectores. A ellas pertenece, entre_otras, Xylellafastidiosa causante de gra-
ves bacteriosis que afectan a la vid, cítricos, café y distintas especies frutales, orna-
mentales y forestales. Para ellas no se han encontrado todavía agentes eficaces de
biocontrol.
· Los mecanismos de poder patógeno de las bacterias fitopatógenas son muy varia-
dos, siendo los más conocidos la producción de fitohormonas;los factores de viru-
lencia (genes hrp), las fitotoxinas; las exoenzimas, los sideróforos, las proteínas
nucleadoras de hielo y los exopolisacáridos (Montesinos y Beltrá, 1996; Morillo y
Rodríguez-Palenzuela, 1996). Actualmente se sabe que la mayoría de las bacterias
fitopatógenas en su interacción con la planta no actúan a nivel unicelular, sino que.
muchas funciones de virulencia sólo se activan cuando el tamaño poblacional,del
patógeno alcanza un determinado umbral. Este umbral es reconocido por el conjun~
to de las bacterias de la población mediante la detección en el medio de
les químicas denominadas autoinductores. De esta forma; los genes res,poJnsa
la prodúcción de los· factores de virulencia están regulados por el
población, mediante un sistema de regulación de la expresión e:ernct~C<)Dt!J
autoinducción o quorum sensing, de manera que sólo hay producción de
133
se alcanza un tamaño poblacional umbral en los tejidos infectados (Von Bodman et
al., 2003).
Por todo ello, los agentes de control biológico deben ser capaces de poner en
marcha los mecanismos apropiados para superar aquéllos utilizados por el patóge-
no. En este sentido, cuando las funciones de virulencia están reguladas por quorum
sensing, la simple disminución de las poblaciones del patógeno por debajo de ese
umbral, o la destrucción de las señales químicas (autoinductores), podría implicar
una importante reducción en los síntomas de la enfermedad (Molina et al., 2003).
Los mecanismos más utilizados por los agentes seleccionados para el control
biológico de bacterias son básicamente los mismos descritos en el control bioló-
gico de hongos y que se discuten en el capítulo 6. Son muy variados, pero uno de
los más frecuentes es la producción de metabolitos, capaces de actuar específica~
-- mente frente a otras bacterias o de amplio espectro, o de bacteriocinas activas
frente a microorganismos de un cierto género o especie (Fravel, 1989; Keel y
Haas, 2003). Otro mecanismo muy frecuente es la producción de sideróforos o
compuestos quelantes de hierro, que favorecen la supervivencia de la bacteria
productora en el suelo y otros ambientes (Leong, 1985). Asimismo, en distintos
- - casos se hán seleccionado microorganismos capaces de competir por espacio o
por nutrientes con la bacteria patógena. En los últimos años ha aumentado la uti-
lización de bacterias promotoras del crecimiento (plant growth promoting rhizo-
bacteria o PGPR) que cumplen estafunción y además pueden controlar determi-
nadas bacterias patógenas que sobreviven en el suelo y afectan al sistema radicu-
lar (Glick y Bashan, 1997). Finalmente, uno de los mecanismos de mayor interés
es la inducción de resistencia sistémica, dado que se ha demostrado que ciertas
bacterias son capaces de inducirla cuando se introducen en la planta y que puede
tener un espectro más o menos amplio de actuación, incluyendo patógenos de dis-
tinto tipo, como hongos, bacterias y virus (Ramanmoorthy et al., 2001).
En general, se considera que los agentes de control biológico eficaces son aqué-
llos que tienen capacidad para utilizar mecanismos múltiples de actuación. En los
últimos años, los métodos de selección de nuevos agentes han cambiado, ya que se
prefiere utilizar los ensayos de eficacia in vivo a los de antagonismo in vitro. No se
aconseja seleccionar únicamente aquellos microorganismos productores de sustan-
cias antagonistas, ante los riesgos de que éstas tengan toxicidad para algún tipo de
organismo o para el medio ambiente, y a la posibilidad de aparición de resistencias.
Además, los recientes estudios sobre la autodefensa del patógeno frente a los anta-
gonistas (Duffy et al., 2003) deben también ser tomados en consideración.
134
CARACTERÍSTICAS DE LOS AGENTES DE BIOCONTROL
DE BACTERIOSIS Y &U SELECCIÓN
· Identificación
y caracterización
¡
Selección por
caracteres deseables
MUESTREO ¡
(en planta, suelo o agua) Bioensayos
1
Aislamiento {cultivos puros)
(in vitro, ex vivo, in vivo)
¡
Ensayos piloto de biocontrol
¡
Estudio de mecanismos
¡
Evaluación toxicológica e
impacto medio ambiental
135
Se seleccionarán preferentemente aquellas cepas que muestren mayor eficacia en
los ensayos in vivo, con resultados consistentes en las distintas repeticiones, con
dosis efectiva mínima baja, con mecanismos de biocontrol conocido (a ser posible
sin mediación de metabolitos secundarios) y con tolerancia a otros productos fito-
sanitarios. Los aislados seleccionados deberán ser inoculados en ensayos realizados
con la planta a proteger y en distintas condiciones, para verificar su carencia de
poder patógeno y de fitotoxicidad para plantas cultivadas. También se deberá eva-
luar su eficacia en distintos patosistemas y condiciones ambientales, con métodos y
dosis de inoculación del patógeno similares a las de las infecciones en campo o con
inóculo natural.
Los estudios toxicológicos constituyen una parte importantísima de la fase final
de selección, dado que serán el principal factor limitante para el registro y la comer-
cialización del agente de biocontrol. Se requerirá que la toxicidad aguda por vía oral
en rata sea superior a 10 11 ufc/kg y será necesario determinar la dosis letal media
(DLso) y la dosis letal límite (DL1), la ausencia de irritación dérmica, ocular y por
inhalación en cobaya o conejo y según los casos, se evaluará la hipersensibilidad
retardada y la ausencia de producción de metabolitos secundarios tóxicos y de geno-
toxicidad (Montesinos, 2002).
El uso comercial de agentes de control biológico apropiados para las distintas bac-
teriosis de los cultiv?s requerirá la selección de nuevas cepas de distintas especies,
con mecanismos múltiples de actuación específicos para los patógenos diana y si es
posible que incluyan la inducción de resistencia sistémica.· En muchos casos se reque-
rirá el tratamiento con varios productos con actuación complementaria, previa reali-
zación de estudios que demuestren su compatibilidad en el hábitat de la planta, duran-
te los períodos de tiempo necesarios para garantizar la estabilidad del biocontrol.
136
CUADRO l. Agentes de control biológico autorizados en Estados Unidos para el control de
enfermedades de plantas causadas por bacterias fitopatógenas<l)
<Ilinformación recogida de la Environmental Protection Agency de los Estados Unidos (Mayo 2004)
(http://www.epa.gov/pesticides/biopesticides/ingredients/index.html)
137
ataques bacterianos, es decir, antes de la infección. Recientemente se considera, que
al igual que con los pesticidas, en muchos casos, no será suficiente realizar una sola
aplicación del producto biológico sino que pueden ser necesarios varios tratamien-
tos para lograr el nivel de control deseado y/o en formulaciones mezcladas con otros
productos de control.
El aspecto comercial supone un freno a las expectativas de desarrollo del con-
trol biológico, debido a los costes de patente y registros de nuevos productos,
especialmente en la Unión Europea. El apoyo social y político a la reducción en
el uso de los pesticidas tradicionales debería ir acompañado de unas mayores
inversiones públicas y privadas en la investigación para la puesta a punto de nue-
vos productos eficaces y cuyo impacto real sobre el medio ambiente sea evaluado
en distintas condiciones.
En la actualidad, en la Unión Europea sólo hay dos productos biológicos para el
control de patógenos registrados para su uso comercial, y hay nueve solicitudes en
fase de registro. Dos bacterias (Pseudomonas chlororaphis MA342 como biofungi-
cida y Bacillus subtilis QST713 como biofungicida y contra algunas bacteriosis de
hortícolas), cinco hongos (un insecticida y cuatro fungicidas) y dos virus (insectici-
das) (Montesinos, 2002 y 2003)
El control biológico del agente causal del fuego bacteriano de las rosáceas se ha
seleccionado como un ejemplo de los métodos a utilizar para luchar contra una bac-
teria que vive y afecta a la parte aérea de las plantas (Van der Zweet y Beer, 1994).
Distintos métodos han sido ensayados por varios autores, pero en los últimos años
algunos de ellos ya se han integrado en las prácticas del control integrado de la
enfermedad en ciertas zonas de Estados Unidos (Johnson y Stockwell, 2000).
Erwinia amylovora es la bacteria fitopatógena responsable del fuego bacteriano
de las rosáceas (figura 2), considerada como la enfermedad más grave que puede
afectar al peral, manzano, níspero y a otras rosáceas ornamentales (Van der Zweet y
Beer, 1994). Esta bacteriosis está presente en Norteamérica y en la mayoría de los
países europeos, y está considerada como una bacteria de cuarentena en la Unión
Europea. Sin embargo, aunque en España fue detectada en 1995, las drásticas medi-
das de erradicación tomadas en la mayoría de los focos detectados desde entonces
han logrado contener, al menos de momento, la disemfnación generalizada de la
enfermedad (López et al., 2002).
Los métodos de control químico de la enfermedad se basan en la utilización de
antibióticos (estreptomicina y oxitetraciclina), no autorizados en la Unión Europea,
salvo excepciones y frente a los que se han detectado resistencia en distintos casos
138
(Jones y Schnabel, 1998). Dado que no existen variedades resistentes de interés
comercial y que las medidas profilácticas son necesarias, pero no suficientes, la
lucha biológica presenta un gran interés potencial para ser utilizada en un control
integrado de esta bacteriosis.
139
·Se ha utilizado generalmente la inoculación previa de bacterias epífitas y coloni-
zadoras eficientes, que utilizan mecanismos de exclusión competitiva o antagonis-
mo debido a la producción de antibióticos. Se han ensayado cepas de P. fluorescens,
principalmente competidoras y de Pantoea agglomerans (Erwinia herbicola), pro-
ductoras de antibióticos. Los mecanismos de efectividad de las cepas de P. agglo-
merans agentes de control residen en la producción de antibióticos antibacterianos
y antifúngicos de amplio espectro (Ishimaru et al., 1988) y en la colonización efec-
tiva de los estigmas de la flor, que es· por donde se inician las infecciones. En cam-
bio, en los ensayos con aislados de P. fluorescens, no parece ser importante la anti-
biosis contra E. amylovora y el mecanismo de control que parece operar es el de
exclusión competitiva, fundamentado en una preutilización de los recursos nutricio- .
nales disponibles en el pistilo y nectarios de la flor (Johnson y Stockwell, 200Q).
140
ser complementado con métodos profilácticos, genéticos,· químicos y· culturales
. '
para lograr la mayor eficacia.
141
También se ha abordado en Estados Unidos la compatibilidad de los agentes de
biocontrol con los tratamientos antibióticos habituales, (stockwell et al., 1996) para
integrar el nuevo método de control en las estrategias convencionales de control
químico. Se recomienda realizar dos tratamientos, con la cepa A506 sola o mezcla-
da con un mutante de Eh C9-1 resistente a la estreptomicina, entre el 25 y el 90%
de la floración, para obtener un control del50-60%. Ambos tratamientos pueden ser
combinados con la estreptomicina, pero no con la oxitetraciclina (Johnson y
Stockwell, 2000). Su utilización a escala comercial no está todavía muy extendida,
ya que su eficacia no ha sido elevada en algunos casos.
142
Agrobacterium tumefaciens es la bacteria fitopatógena causante de tumores en cue-
llo, raíces, y a veces en la parte aérea, de gran número de plantas cultivadas (figura 3).
Esta enfermedad, denominada en inglés crown gall,se encm!ntradistribuida por los
cinco continentes y posee uno de los espectros más amplios de plantas hospedadoras
de la patología vegetal; pues es capaz de producir tumores en 643 especies de 331
géneros vegetales (De ..Cleene y Deley, 1976). En España, los patrones frutales más
afectados son los híbridos melocotonero x almendro y los de manzano, melocotone- .
ro, almendro, cerezo y peral. Otras especies como nogal, vid, rosal, sauce y chopo
también son frecuentemente afectadas (López et al., 1994; López et al., 2000).
143
años (López et al., 1994; Penyalver et al., 2000). En distintos ensayos se ha demos-
trado que K84 puede utilizarse para tratar semillas, raíces, esquejes, estaquillas,
cicatrices foliares, injertos y plantas enteras (figura 3), ya que se obtienen buenos
resultados en la mayoría de los casos. Generalmente, el tratamiento aconsejado es la
. inmersión de las semillas o estaquillas, inmediatamente antes de la plantación, en
una suspensión acuosa de la cepa K84, o bien la pulverización de las plantas. La
cepa K84 se ha mostrado eficaz en distintas especies vegetales, pero este método de
control biológico no debe ser utilizado en vid, ni manzano, por su ineficacia en estos
huéspedes.
Hasta ahora,· el mayor problema potencial en la utilización de este sistema de
control biológico con la cepa K84 residía en la posibilidad de transmisión de plás-
midos entre la cepa K84 y los distintos A. tumefaciens patógenos del suelo, lo que
conllevó la aparición de nuevas cepas patógenas, no controlables por la cepa K84
(Vicedo et al., 1993) y que se aislaron en distintos ensayos. Actualmente, se dispo-
ne de una cepa K84 modificada, denominada Kl026, que es incapaz de transferir el
plásmido pAgK84 a cepas patógenas y sigue siendo tan eficaz como su cepa paren-
tal K84 en el control de la enfermedad (Penyalver et al., 2000).
Los ensayos de eficacia comparada entre K84 y K1026 han demostrado en todos
los casos una similar eficacia de K_1026 en campo (PenyaJver et al., 2000), como se
muestra en el cuadro 3.
144
Producción, comercialización y toxicidad
CONCLUSIONES
145
productos utilizados en la práctica y el bajo número de organismos registrados a
nivel mundial. Existe, sin embargo, una demanda política y social de nuevos agen-
tes de biocontrol, pero con eficacia estable en distintas condiciones y cultivos. Ello
implica que sean capaces de utilizar mecanismos múltiples, pero específicos, de
manera que su impacto sobre la microbiota y el medio ambiente sea mínimo.
Deberán además ser inocuos para plantas, animales y seres humanos y compatibles
con los tratamientos químicos habituales. Ello exigirá un gran esfuerzo en investi-
gación y en la selección de nuevas cepas que cumplan las exigencias actuales, ya
que muchos de los microorganismos seleccionados en el pasado no tienen la alta efi-
cacia y baja toxicidad requeridas en la actualidad.
La integración de varios agentes en un sistema múltiple de biocontrol, apropiado para
proteger frente a varios patógenos es un ideal que se debería poder conseguir. De esta
forma, se crearían comunidades bacterianas vivas y activas capaces de atacar al patóge-
no en múltiples frentes y estimular las defensas de la planta. Es necesario recordar que
los cultivos constituyen ecosistemas cuya estabilidad depende de la diversidad de sus
miembros (Mahaffee, 2001) y análogamente el uso de múltiples agentes de biocontrol
puede colaborar a dicha estabilidad. Además, será necesario estudiar el comportamien-
to de las comunidades bacterianas, de las cuales los agentes de biocontrol son sólo una
parte,· para poderlas manipular en beneficio de la eficacia del control de los patógenos.
La lucha contra bacteriosis requiere un planteamiento integrado que incluya todo
tipo de medidas preventivas, genéticas, culturales, químicas que disminuyan el nivel
de inóculo presente y/o la receptividad de la planta al ataque bacteriano, y permitan el
cultivo en las condiciones menos favorables para la enfermedad (López y Montesinos,
1996). En este contexto, el control biológico debe integrarse como un método más que
contribuya a una menor incidencia de las distintas bacteriosis.
Por ello, incluso en aquellos casos como en el control de A tumefaciens en los que
se dispone de un método eficaz de control biológico, la lucha debe ser abordada en un
contexto que incluya métodos profilácticos junto con biológicos y el uso de patrones o
especies poco susceptibles a la enfermedad. Sólo de esta forma se incrementa la efica-
cia del control al disminuir el inóculo potencial y aumentar la resistencia del huésped.
AGRADECIMIENTOS
146
BIBLIOGRAFÍA
147
JOHNSON, K. B.; STOCKWELL, V .0.; BURGETI, D. M.; SUGAR, D. y LOPER, J. L. (1993).
Dispersa! of Erwinia amylovora and Pseudomonas fluorescens by honeybees from
hives to apple and pear blossoms. Phytopathology, 83: 479-484.
JoNES, D. A. y KERR, A. (1989). Agrobacterium radiobacter K1026 a genetically
engineered derivative of strain K84, for biological control of crown gall. Plant
Disease, 73: 15-.18.
JONES, A. L. y ScHNABEL, E. L. (1998). Streptomycin and oxytetracycline resistan-
ce determinants detected among bacteria from Michigan apple orchards and their
potential importance. Acta Horticulturae, 489: 673.
KEARNS, L. P. y HALE, C. N. (1996). Partial characterization of an inhibitory strain
of Erwinia herbicola with potential as a biocontrol agent for Erwinia amylovo-
ra, the fire blight pathogen. Journal of Applied Bacteriology, 81: 369-374.
KEEL, E. y HAAS D. (2003). Regulation of antibiotic production in Pseudomonas
spp. and implication for biological control of plant diseases. Annual Review of
Phytopathology, 41: 117-154.
KERR, A. (1972). Biological control of crown gall: seed inoculation. Journal of
Applied Bacteriology, 35: 493-497.
KERR, A. y HTAY (1974). Biological control of crown gall through bacteriocin pro-
duction. PhysiologicalPlant Pathology, 4: 37-44.
LEONG, J. (1985). Siderophores: their biochemistry and possible role in the biocon-
trol ofplant pathogens. Annual Review of Phytopa,thology, 24: 187-209.
LINDOW, S. E. (1992). Integrated control of frost injury,.fire blight and fruit russet of
pear with a blosson application of an antagonistic bacterium. Phytopathology,
82: 1129.
LINDOW, S. E.; McGouRTY, G. y ELKINS, R. (1996). Interactions of antibiotic with
Pseudomonas fluorescens A506 in the control of fire blight and frost injury of
pear. Phytopathology, 96: 841-848.
LóPEZ, M. M.; CUBERO, J.; LLOP, P.; PEÑALVER, R. y VICEDO, B. (2000). Tumores
bacterianos de los frutales de hueso y pepita. En: Enfermedades de los frutales
de pepita y de hueso. Coord. MONTESINOS, E.; MELGAREJO, P.; CAMBRA, M. A. y
PINOCHET, J. 45-47 pp. Mundi-Prensa. Madrid (España).
LóPEZ, M. M.; LLOP, P.; DONAT, V.; PEÑALVER, J.; Rico, A.; ÜRITZ, A.; MURILLO, J.;
LLORENTE, l.; BADOSA, E. y MONTESINOS, E. (2002). Chronicle of a disease fore-
told (that advances slowly): the 2001 Spanish situation. Acta Horticulturae, 590:
35-38.
148
LóPEZ, M. M. y MONTESINOS~ E. (1996). Enfermedades causadas por bacterias fito:
patógenas. En: Patología Vegetal. coord. LLÁCER, G.; LóPEZ, M. M.; T:RAPERo,
A. y BELLO, A. 515-558 pp. SEF y Phytoma España. Valencfa (España).
LóPEZ, M. M.; PEÑALVER, R.; PIQUER, J. y VICEDO, B. (1994). Tumores en cuello y
raíces de frUtales causados por Agrobacterium tumefaciens: epidemiología y con-
trol. Fruticultura Profesional, 67: 11-33.
MAHAFFEE, W. F. (2001). Biological control of woody ornamental diseases. En:
Diseases of woody omamentals and trees in nurseries. Coord. JONES, R. K y
BENSON, D. M. 435-441 pp. APS Press. Saint Paul (EUA).
MOLINA, L., CONSTANTINESCU, F., MICHEL, L., REIMMANN, C., DUFFY, B. y DÉFAGO,
G; (2003). Degradation of pathogen quorum-sensing m~lecules by soil bacteria:
a preventive and curative biological control mechanism. FEMS Microbiology
Ecology, 45: 71-81.
MoNTESINOS, E. (2002). Desarrollo de aplicaciones y protección legal de microor-
ganismos para el control biológico de enfermedades y plagas. Phytoma España,
144: 6-12. .
MONTESINOS, E. (2003). Development, registration and commercialization of micro-
bial pestiCides for plant protection. Intemational Microbiology, 6: 245-252.
MoNTESINOS, E. y BELTRÁ, R. (1996). Las bacterias fitopatógenas. En: Patología
Vegetq.l. coord. LLÁCER, G.; LóPEZ, M. M.; TRAPERO, A. y BELLO, A. 491-513 pp.
SEF y Phytoma España. Valencia (España).
MoNTESINOS, E. y LóPEZ M. M. (1996). Métodos de control de las bacteriosfs. EIJ.:
Patología Vegetal. coord. LLÁCER, G.; LóPEZ, M. M.; TRAPERO, A. y BELLO, A.
653-678 pp. SEF y Phytoma España. Valencia (España).
MooRE, L. W. y WARREN, G. (1979). Agrobacterium radiobacter strain 84 and bio-
logical control of crown gall. Annuan Review of Phytopathology, 17: 163-179. ·
MuRILLO, J. y RoDRÍGUEZ-PALENZUELA, P. (1996). Biología molecular de las inter-
acciones entre plantas y bacterias fitopatógenas. En: Patología Vegetal. Coord.
LLÁCER, G.; LóPEZ, M. M.; TRAPERO, A. y BELLO, A. 559-586 pp. SEF y Phytoma
España. Valencia (España).
NEw, P. B. y KERR., A. (1972). Biological control of crown gall: field measurements
and glasshouse experiments. Joumal of Applied Bacteriology, 35: 279-28,7.,:
PENYALVER, R.; VICEDO, B. y LóPEZ, M. M. (2000). Use of the genetically en~:tn~A'~
red Agrobacterium strain K1026 for biological control of ~rown gall.
Joumal of Plant Pathology, 106: 801-810.
149
PusEY, P. L. (1997). Crab apple blossoms as a model system for fire blight biocon-
trol research. Phytopathology, 87: 1096-1102.
PusEY, P. L. (2002). Biological control agents for fire blight of apple compared
under conditions limiting natural dispersal. Plant disease, 86: 639-644.
RAMANMOORTHY, V.; VISWANATHAN, R.; RAGUCHANDER, T.; PRAKASAM, V. y
SAMIYAPPAN, R. (2001). lnduction of systemic resistance by plant growth promoting
rhizobacteria in crop plants against pests and diseases. Crop protection, 20: 1-11.
RYDER, M. H.; SLOTA, J. E.; SCARIM, A. y FARRAND, S. K. (1987). Genetic analysis
of agrocin 84 production and immunity in Agrobacterium spp. Journal of
Bacteriology, 169: 4184-4189.
SMITH, V. A. y HINDLAY, J. (1978). Effect of agrocin 84 on attachment of Agrobacterium
tumefaciens to cultured tobacco cells. Nature, 276: 498-500.
STOCKWELL, V. 0.; JOHNSON, K. B.; LüPER, J. E. (1996). Compatibility ofbacterial
antagonists of Erwinia amylovora with antibiotics useo to control fire bfight.
Phytopathology, 86: 834-840.
STOCKWELL, V. 0.; JOHNSON, K. B.; SUGAR, D.; LOPER, J. E. (2002). Antibiosis con-
tributes to biological control of fire blight by Pantoea agglomerans strain Eh252
in orchards. Phytopathology, 92: 1202-1209.
THOMSON, S. V.; HANSES, D. R.; FLINT, K. M. and VANDENBERG, J. D. (1992).
Dissemination of bacteria antagonistic to Erwinia amylovora by honey bees.
Plant Disease, 76: 1052-1056.
VAN DER ZWEET, T. y BEER, S. V. (1994). Fire blight. Its nature, prevention, and con-
trol: A practica[ guide to integrated disease management. U.S. Department of
Agriculture Information Bulletin No. 631. EUA, 83 pp.
VANNESTE, J. L. (1996). Honey bees and epiphytic bacteria to control frre blight, a
bacteria} disease of apple and pears. Biocontrol News and Information, 17: 67-78.
VANNESTE, J. L.; Yu, J. y BEER, S. V. (1992). Role of antibiotic production by
Erwinia herbicola Eh252 in biological control of Erwinia amylovora. Journal of
Bacteriology, 174: 2785-2796.
VICEDO, B., PEÑALVER, R.; ASINS, M. J. y LóPEZ, M. M. (1993). Biological control
of Agrobacterium tumefaciens, colonization, and pAgK84 transfer with
Agrobacterium radiobacter K84 and the Tra- mutant strain K1026. Applied
Environmental and Microbiology, 59: 309-315.
VON BüDMAN, S. B.; BAUER, W. D. y CüPLIN, D. L. (2003). Quorum sensing in plant-
pathogenic bacteria. Annual Review of Phytopathology, 41: 455-482.
150
WANG, H. Y.; WANG, H. M.; WANG, J. H. y Ng, T. (2000). The pathogen of crown
gall disease on flowering cherry and its sensitivity to strain K1026. European
Joumal of Plant Pathology, 106: 475-479.
·'
WELLER, D. M.; RAAIJMAKER, J. M.; McSPADDEN, B. B. y THOMASHOW, L. S. (2002).
Microbial populations responsible for specific soil suppressiveness to plant
pathogens. Annual Review of Phytopathology, 40: 309-348.
WILSON, M. y LINDOW, S. E. (1993). Interaction between the biological control agent
Pseudomonas fluorescens· strain A506 and Erwinia amylovora in pear blossorns.
Phytopathology, 83: 117-123.
,
CONTROL BIOLOGICO
,
DE NEMATODOS FITOPARASITOS
SOLEDAD VERDEJO LUCAS
Departamento de Protección Vegetal,
lnstitut de Recerca i Tecnología Agroalimentaries,
Carretera de Cabrils - s/n, 08348 - Cabrils (Barcelona)
soledad.verdejo@irta.es
I;a protección contra nematodos comienza con las medidas preventivas que tienen
como objetivo la exclusión de los nematodos de zonas donde no existen. Para ello, la
.
mejor táctica es utilizar material vegetal y ·sustratos libres de nematodos y plantar
.
en
suelos vírgenes. Cuando los nematodos se encuentran presentes ep. una zona, la estra-
tegia es reducir los niveles poblacionales en pre~plantación. Las tácticas a emplear
incluyen la preparación del terreno, la fumigación, la solarización, el vapor de agua,
la utilización de la resistencia vegetal y la termoterapia o quimioterapia del material
vegetal. Las medidas post-plantación son de tipo paliativo, ya que no existen métodos
curativos, y están dirigidas a reducir la tasa de multiplicación del nematodo. Las tác-
ticas incluyen el uso de nematicidas, agentes de control biológico, rotación de culti-
vos y enmiendas orgánicas. Estas tácticas pueden aplicarse simultánea o secuencial-
mente y la eficacia de las mismas debe evaluarse durante varias campañas consecuti-
vas, puesto que las actuaciones llevadas a cabo en un cultivo pueden repercutir en Jos
siguientes cultivos o campañas (Verdejo-Locas, 1999).
153
Actualmente, el control de los nematodos se realiza principalmente mediante el
uso de fumigantes del suelo y nematicidas. Sin embargo~ diversas regulaciones
gubernamentales prohíben o restringen el uso de los productos químicos por sus
efectos nocivos para el hombre y medio ambiente por lo que será necesario utilizar
métodos alternativos de control. La rotación de cultivos, que tradicionalmente for-
maba la base de la mayoría de los programas de control, ha perdido atractivo para
los agricultores ya que la economía impone la especialización y la intensificación
como medio de mantener la rentabilidad de las explotaciones. La resistencia vege-
tal reduce eficazmente los niveles de infestación de los nematodos, pero el uso con-
tinuado de la misma puede dar lugar al desarrollo de poblaciones virulentas que
sobrepasan la resistencia, o bien, provocar cambios en la dominancia relativa de las
especies en comunidades 'poli-específicas favoreciendo el desarrollo de especies
secundarias. Estas limitaciones son bien conocidas por lo que la integración de
varias medidas de control será necesaria para reducir la dependencia del control quí-
mico.
El control biológico se puede definir como aquél que consigue una reducción de
los niveles poblaciones de los nematodos mediante la acción de organismos vivos
en condiciones naturales, o a través de la manipulación del entorno, o bien por la
introducción de antagonistas. Entre los numerosos organismos que atacan nemato-
dos y reducen sus niveles se encuentran los protozoos; las bacterias; los hongos for-
madores de trampas que atrapan los estadios vermiformes libres en el suelo; los hon-
gos parásitos de hembras, quistes, huevos o de estadios vermiformes;los nematodos
· depredadores de otros nematodos y una serie de organismos entre los cuales se
incluyen ácaros, colémbolos y otros invertebrados como tardígrados, turbelarios y
oligoquetos (Stirling, 1991). Las características que debe reunir un agente de con-
trol biológico (ACB) de nematodos fitoparásitos son similares a las de otros patóge-
nos o insectos del suelo e incluyen alta virulencia para el nematodo, especificidad
por el huésped, producción de estructuras de resistencia capaces de persistir en el
suelo durante largos periodos de tiempo en ausencia del nematodo o en condiciones
desfavorables, rápida colonización del suelo (agentes microbianos)o capacidad para
la búsqueda activa de la presa (depredadores), facilidad para su cultivo o cría y pro-
ducción a gran escala, bajo coste, facilidad de almacenamiento y aplicación, com-
patibilidad con agroquímicos y practicas agrícolas habituales, y por último y no
menos importante, seguridad para el hombre y el entorno.
La idea de controlar nematodos mediante sus antagonistas surge en 1920, para-
lelamente al reconocimiento de los nematodos como patógenos de las planta~. Los
154
nematodos depredadores y los hongos formadores de trampas se estudiaron en
mer lugar como potenciales ACB y se hicieron importantes avances en cuanto a su
taxonomía y ecología, aunque los resultados sobre su eficacia como ACB no fueron
muy alentadores (Stirling, 1991 ). En la década de los cincuenta, decae el interés en
el control biológico debido al descubrimiento de los nematicidas que proporciona-
ban resultados espectaculares permitiendo así demostrar las pérdidas de rendimien-
to de cosecha caúsadas por los nematodos. El interés en el control biológico no vuel-
ve a resurgir hasta finales de los setenta cuando se describe la bacteria Pasteuria
penetrans Sayre & Starr como patógeno de nematodos y se comercializan los pri-
meros productos basados en hongos nematófagos, aunque estos no persistirían en el
mercado. Hoy en día existe un renovado interés en el control biológico motivado por
un lado por la necesidad de encontrar alternativas al bromuro de metilo, y por otro,
debido al desarrollo de sistemas productivos tales como la producción integrada o
agricultura ecológica que promueven la utilización de mecanismos naturales para
regular las poblaciones de los patógenos, y a su vez prohíben el uso de productos
químicos como método de control.
Los mecanismos de control incluyen la explotación (parasitismo directo o
depredación), competencia, antibiosis, resistencia inducida y lisis. En general,
los nematólogos, al igual que los entomólogos han centrado sus estudios en la
explotación investigando la acción de depredadores, parásitos y patógenos, mien-
tras que los patólogos también han demostrado la importancia de la competencia,
la protección cruzada y la resistencia inducida como mecanismos implicados en
el control biológico de las enfermedades. Los antagonistas de nematodos pueden
clasificarse en tres grandes grupos de acuerdo con sus mecanismos de acción.
Así, los depredadores buscan su presa de forma activa y por regla general, con-
sumen grandes cantidades de la misma a lo largo de su vida; los parásitos crecen
dentro de sus hospedadores y obtienen sus nutrientes de los mismos. A diferen-
cia de los depredadores, estos organismos generalmente completan su ciclo de
vida e incrementan su bio.masa dentro del nematodo. Los parásitos que causan
daño a sus hospedadores también se les consideran como patógenos. El tercer
grupo está formado por una miscelánea de organismos que influyen en la abun-
dancia de los nematodos mediante mecanismos distintos a la depredación o el
parasitismo. Actualmente, se conocen pocos antagonistas dentro de este grupo,
pero es plausible pensar que existan organismos que compitan con el nematodo
por espacio eliminándolos de la rizosfera, que produzcan antibióticos tóxicos
para el nematodo o que interfieran con la eclosión de los huevos, o bien, con la
capacidad de los nematodos para localizar las raíces e iniciar la alimentación.
Como ejemplo podemos citar DiTera®, producto comercial obtenido mediante la
fermentación sumergida del hongo Myrothecium sp. Tode cuyos mt:LwouJ.uu's ttcr
nen acción nematicida por contacto.
155
. Hongos nematófagos formadores de trampas
156
Grupo de la bacteria Pasteuria penetrans
157
FIGURA 2. Parasitismo de Tylenchorhynchus cylÚzdriCus Cobb por Pasíeuria
a-e) microfotografías de las endosporas
adheridas a la superficie y llenando el cuerpo del nematodo
d) Espécimen repleto de esporas mostrando el bublo medio.
e) La espora penetra la cutícula del nematodo a través de tubo germinativo
f) Endosporas maduras liberadas al medio
por ruptura de un nematodo parasitado
g) Endosporas inmaduras con la pared del esporangio
todavía adherida a la espora
Barras de escala: A-D, y F-G= lOJ..lm;E= lr-tm. (Fotos M. Galeano).
158
Dado que el potencial de control biológico de un aislado de P. penetrans depen~
de en cierto modo de la gama de nematodos que puede atacar, la compatibilidad bac-
teria-nematodo ha recibido considerable atención. Así, cuando se evaluó la ~apaci
dad de adherencia de las esporas de 11 aislados de P. penetrans de diversos oríge-
nes a 18 poblaciones de cuatro especies de Meloidogyne aisladas en España se puso
de manifiesto que existían aislados de la bacteria capaces de adherirse a una amplia·
gama de nematodos huésped, mientras que otros eran altamente específicos y sólo
se adherían a la especie del nematodo de la cual se habían aislado (Español et al.,
1997). Por tanto, será necesario seleccionar aislados altamente virulentos y compa-
tibles con las poblaciones locales del nematodo.
Pasteuria penetrans reúne varias de las características deseables en un ACB; la
bacteria no sólo impide la reproducción del nematodo sino que además reduce la
infectividad de los juveniles portadores de esporas. Se estima que se necesitan al
menos cinco esporas por nematodo para que la infección tenga éxito, pero cuando
el número de esporas adheridas es superior a 20, la movilidad del nematodo dismi-
nuye, lo que conlleva una reducción de la invasión radicular (Stirling, 1984).
Además, las esporas pueden tolerar la desecación sin pérdida aparente de la infecti-
vidad (Stirling y Wachtel, 1980), y también muestran una alta tolerancia a las fluc-
tuaciones de temperatura y humedad del suelo. Sin embargo, el carácter de parásito
obligado de P. penetrans puede limitar su aplicabilidad como ACB. La principal
barrera para su desarrollo comercial ha sido la imposibilidad de cultivarlo in vitro
fuera de su nematodo huésped y por tanto, su producción a gran escala. Stirling y
Wachtel (1980) desarrollaron un método de producción in vivo en plantas de toma-
te infectadas con el nematodo y la bacteria; las raíces de las mismas se dejan secar
al aire y se pulverizan, utilizando ese polvo como inóculo de la bacteria. Las espo-
. ras así producidas mantienen su virulencia para el nematodo en diversas situaciones
de campo (Stirling, 1984; Tzortzakakis et al., 1999). Recientemente se ha logrado
hacer germinar las esporas in vitro y obtener crecimiento vegetativo (Hewlett et al.,
2002), por lo que en un futuro próximo quizás pueda producirse P. penetrans a gran
escala. No obstante, en Japón se ha comercializando P. penetrans obtenida por el
método de Stirling y Wachtel (1980). Por otra parte, P. penetrans, como parásito
obligado, mantiene una relación densidad-dependiente con su nematodo huésped la
cual ha sido demostrada en diversas asociaciones bacteria-nematodo en diferentes
cultivos (Ciancio, 1995b; Spaull·1984; Verdejo-Lucas 1992;) por tanto la depen-
dencia de un número mínimo de nematodos para su supervivencia puede restarle efi-
cacia como método de control.
Entre los factores ambientales, la temperatura es el factor que más influye en las
interacciones patógeno-huésped, por lo que se ha estudiado su efecto en la interac-
ción P. penetrans-Meloidogyne javanica (Treub) Chitwood tanto en invernadero
(Stirling, 1981) como en cultivo in vitro en ausencia de organismos e·,on1tanún.ant:es<.
159
(Verdejo y Jaffee, 1988). Cuando estos cultivos se exponían a temperaturas de 21°,
25°, 28° o 30°C hasta que el nematodo acumulaba 630 grados día (base 10°C), las
hembras sanas (figura 3a) producían un número similar de huevos (500-600 huevos
por hembra) independientemente de la temperatura de incubación. Sin embargo, las
hembras parasitadas producían mayor número de esporas conforme incrementaba la
temperatura, y este incremento iba desde 14 a 77, 185 y 156 x 103 espóras por hem-
bra a temperaturas de 21°, 25°, 28° y 30° e, respectivamente.
Cuando se estimó la relación entre la temperatura y la producción diaria de hue-
vos y de esporas mediante análisis de. regresión se constató que (figura 3bB) la bac-
teria y el nematodo responden de forma diferente a la temperatura mostrando una
divergencia en cuanto a sus umbrales de temperatura basal y a su tasa de creci-
miento. Así, la bacteria no producía esporas por debajo de 20°C, pero por encima de
este umbral, la producción de esporas era mucho más rápida que la producción de
huevos. Esta divergencia en la respuesta a la temperatura entre el parásito y el hués-
ped tiene importantes implicaciones epidemiológicas ya que la eficacia de P. pene-
trans como ACB a temperaturas próximas a 20°C será limitada puesto que su tasa de
crecimiento es mucho más lenta que la del nematodo. También explicaría la mayor
abundancia de la bacteria en zonas tropicales y subtropicales con temperaturas
medias más altas que en zonas de clima templado donde las oscilaciones térmicas
son mayores tanto entre estaciones como entre el día y la noche.
(/)
UJ
:e m
~ m 9>- 5000 G)
G)
9 600 o g
600 G)
en
S o G) <(
1 15 ::¡¡
~
(/)
o
o o 'ñ 4000 1 m
~
UJ
ce
...1 ! •¡¡=
m 1000 1 1
o-·
(/)
o •
o_
oa. en 1
(/) o 28 30
21 25 28 30 25
TEMPERATURE TEMPERATURE
160
Hongos nematófagos endoparásitos de hembras y huevos
Las hembras y los huevos de los nematodos endoparásitos son probablemente los
estadios del ciclo de vida más vulnerables al ataque de los antagonistas ya que per-
manecen expuestos sobre la superficie de la raíz durante largos periodos de tiempo
(Kerry, 1980). La mayoría de los estudios se han realizado con nematodos de los quis-
tes (Heterodera, Globodera) queretienen los huevos dentro del cuerpo de las hem-
bras ycon nematodos de l<l:s agallas (Meloidogyne) que depositan los huevos en una'
matriz gelatinosa externa al cuerpo de la hembra. La figura 4 muestra una hembra de
Heterodera avenae Wollenweber infectada por Nemaphthora gynophila Kerry &
Crump (figura 4a) y un huevo de Meloidogyne infectado por Pochonia chlamydos-
poria Gams (ex Verticilliutn chlamydosporium) (figura 4b). Nemaphthora gynophila
es un patógeno obligado de hembras de H. avenae y este hongo constituye un ejem-
plo de control natural que ha dado lugar a suelos supresivos al nematodo en cereales
del Reino Unido y Europa del norte (Kerry, 1987). No obstante, este hongo no ha
podido cultivarse in vitro y su actividad antagonista depende en gran medida de la
humedad del suelo.
Los hongos parásitos de huevos son parásitos facultativos- que pueden cultivarse ,
in vitro y cuya supervivencia en el suelo parece no depender de la presencia de l~s
161
nematodos. La incidencia de estos hongos en cultivos hortícolas intensivos infesta-
dos con Meloidogyne se determinó en las provincias de Almería y Barcelona, y ésta
fue de 37% y 45% respectivamente (Verdejo-Lucas et al., 2002a). Entre las especies
fúngicas identificadas cabe destacar la presencia de P. chlamydosporia, un hongo
cosmopolita, patógeno de nematodos fitoparásitos, que produce estructuras de resis-
tencia denominadas clamidosporas y es capaz de colonizar la rizosfera del cultivo.
Este hongo ha sido ampliamente investigado por su potencial como agente de control
biológico (Kerry, 2000) y se ha encontrado parasitando H. avenae y H. schachtii
Schmidt además de Meloidogyne en España (Páez-Sánchez, 1998; Olivares-
Bernabeu y López-Llorca, 2002). Aislados españoles del hongo crecen entre 15° y
30°C, y es 25°C su temperatura óptima de crecimiento. Sin embargo, a temperaturas
por debajo de los 1ooc o por encima de los 30°C su crecimiento es muy escaso o nulo
(Verdejo-Lucas et al., 2002b). Temperaturas del suelo inferiores a los 10°C tienen
lugar durante los meses de invierno en invernaderos no calefactados tales como los
que existen en el litoral barcelonés (Verdejo-Lucas et al., 2003a), por lo que el hongo
tendrá dificultad para desarrollarse durante esa época del año. Para determinar las
condiciones óptimas para la aplicación del hongo, se estudió la influencia de la época
(otoño versus primavera), momento de aplicación (pre- versus post-transplante), la
frecuencia de las aplicaciones (pre- versus pre- y post-transplante), y el efecto de las
aplicaciones múltiples de P. chlamydosporia sobre los niveles de M. javanica en
invernaderos infestados naturalmente por e~ nematodo. Los resultados mostraron que
P. chlamydosporia mantenía su virulencia para el nematodo en condiciones de
campo, sobrevivía en la rizosfera aunque a niveles bajos durante la campaña agríco-
la (al menos ~ueve meses) era compatible con las prácticas agronómicas habituales
en los invernaderos y reducía la séveridad de la enfermedad (Ornat et al., 2003;
Sorribas et al., 2003; Verdejo-Lucas et al., 2003a). Sin embargo, se requieren aplica-
ciones múltiples del hongo durante el cultivo y el nivel de control del nematodo es
insuficiente en suelos con altos niveles de infestación. Los resultados de un estudio
comparativo sobre la eficacia de un aislado nativo de P. chlamydosporiq frente a uno
introducido mostraron que ambos aislados tenían un comportamiento similar en con-
diciones controladas de laboratorio e invernadero. No obstante, en condiciones de
campo el aislado nativo, pero no el introducido, incrementaba el porcentaje de para-
sitismo después de efectuar aplicaciones múltiples del mismo, y el nativo era más
abundante y frecuente en la rizosfera que el introducido, por lo que se concluyó que
el aislado nativo estaba mejor adaptado a las condiciones ambientales locales que el
introducido (Sorribas et al., 2003).
Recientemente, los estudios de control biológico se han ampliado a T. semi-
penetrans, parásito de cítricos cuya hembra deposita los huevos en una matriz
gelatinosa sobre la superficie de la raíz. En Cataluña, el potencial antagonista de
T. semipenetrans existente de forma natural en los cítricos puede considerarse
162
alto puesto que la incidencia de los hongos nematófagos era del
Pasteuria, del 50% en las parcelas prospectadas (Veidejo-Lucas et
Paecilomyces lilacinus (Tom Samson), considerado como un saprofito,
parasita hembras y huevos de nematodos y destacó por ser la especie .
cuente y abundante en la prospección realizada. Este hongo también se
do de H. schachtii en España, pero no se encontró asociado a Meloidogyne en
cultivos hortícolas (Olivares-Bernabeu y López-Llorca, 2002; Verdejo-Lucas et
al., 2002). En la actualidad, P. lilacinus es el único hongo antagonista que se
aplica como ACB en parcelas comerciales y comercializa en varios países
(Neethling, 2002; Córdoba, 2003).
AGRADECIMIENTOS
Parte de las investigaciones referidas en este capítulo han sido financiadas por la
Unión Europea proyecto FAIRV CT97-3444 y el Instituto Nacional de Investigaciones
Agrarias proyecto RTA02-068.
BIBLIOGRAFÍA
,.¿ ',';,",,
A. (1995a). Phenotypic adaptations in Pasteuria spp. nematode pari(Sittlt
CIANCIO,
Joumal of Nematology, 27: 328-338.
163
C!ANCIO, A. (1995b). Density-dependent parasitism of Xiphinema diversicaudatum
by Pasteuria penetrans in a naturally infested field. Phytopathology, 85: 144-149.
CóRDOBA, A. (2003). Seguridad de Paecilomyces lilacinus. Nematropica, 33
(Resumen) (en prensa).
ESPAÑOL, M.; VERDEJO-LUCAS, S.; DAVIES, K.G. y KERRY, B. R. (1997). Compatibility
between Pasteuria penetrans isolates and Meloidogyne populations from Spain.
Biocontrol Science and Technology, 7: 219-230.
GALEANO, M.; VERDEJO-LUCAS, S. y CIANCIO, A. (2003). Morphology and ultras-
tructure of a Pasteuria form parasitic in Tylenchorhynchus · cylindricus
(Nematoda). Journal of Invertebrate Pathology, 83: 83-85.
HEWLETI, T. E.; GERBER, J. F.; SMITH, K. S. y WHITE, J. H. (2002). In vitro culture of
Pasteuria penetrans. Nematology, 4: 152-153 (Resumen).
JAFFEE, B. A. (1992). Population biology and biological control of nematodes.
Canadian Journal of Microbiology, 38: 359-364.
JAFFEE, B. A. (1993). Density-dependent parasitism in biological control of soil-bome
insects, nematodes, fungi and bacteria. Biocontrol Science and Technology, 3: 235-
246.
KERRY, B.R (1980). Biocontrol: Fungal parasites of female cyst nematodes.
Journal of Nematology, 12: 253-259.
KERRY, B. R. (1987). Biological Control. En: Principies and practice ofnematode
control in crops. coord. BROWN, R. H. y KERRY, B. R. 233-263 pp. Academic
Press, Sydney (Australia).
KERRY, B. R. (2000). Rhizosphere interactions and exploitation of microbial agents
for the biological control of plant-parasitic nematodes. Annual Review of
Phytopathology, 328: 423-441.
NEETHLING, D. (2002). The commercialisation of Paecylomyces lilacinous as an
agent for the control of plant-parasitic nematodes. Nematology, 4: 152
(Resumen).
ÜLIVARES-BERNABEU, C. M. y LóPEZ-LLORCA, L. V. (2002). Fungal egg-parasites of
plant-parasitic nematodes from Spanish soils. Revista Iberoamericana de
Micología, 19: 104 -110.
ÜRNAT, C.; SoRRIBAS, F. J. y VERDEJO-LUCAS, S. (2003). Effect of kale and lettuce
on survival of Pochonia chlamydosporia in a plastic house infested with
Meloidogyne javanica. IOBC wprs Bulletin, 26: 107-112.
164
ÜRNAT, C.; VERDEJO-LUCAS, S.; SORRIBAS, F. J. y TZORTZAKAKIS, E. A. (1999). Effect
of fallow and root destruction on survival of root-knot and root-lesion nemato-
des in intensive vegetable cropping systems. Nematropica, 29: 5-16.
PÁEZ-SÁNCHEZ, J. l. (1998). Estudios sobre el nematodo de quiste de los cereales
Heterodera aveanae Wollenweber 1924. Tesis doctoral. Universidad <;le Sevilla.
Sevilla (España).
SAYRE, R. M. y STARR, M. P. (1988). Bacterial diseases and antagonism of nematodes.
En: Diseases ofnematodes. Vol. l. coord. POINAR, G. O. y JANSSON, H. B. 69-101
pp. CRC Press. Boca Raton (EUA).
SORRIBAS, F. J.; ÜRNAT, C.; GALEANO, M. y VERDEJO-LUCAS, S. (2003). Evaluation
of a native and introduced isolate of Pochonia chlamydosporia against
Meloidogyne javanica. Biocontrol Science and Technology, 13: 707-714.
SORRIBAS, F. J.; VERDEJO-LUCAS, S.; FORNER, J. B.; ALCAIDE, A.; PONS, J. y ÜRNAT,
C. (2000). Seasonality of Tylenchulus semipenetrans Cobb and Pasteuria sp. in
citrus orchards in Spain. Journal of Nematology, 32: 622-632.
SPAULL, V. W. (1984). Observations on Bacillus penetrans infecting Meloidogyne in
sugar cane fields in South Africa. Revue de Nématologie, 7: 277-282.
STIRLING, G. R. (1981). Effect of temperature on infection of Meloidgyne javanica
by Bacillus penetrans. Nematologica, 27: 458-462.
STI~LING, G. R. (1984). Biologieal control of Meloidgyne jqvanica with Bacillus
penetrans. Phytopathology, 7.4: 55-60.
STIRLING, G. R. (1991). Biological control of plant parasitic nematodes. CAB
IntemationaL Wallingford (Reino Unido). 282 pp.
STIRLING, G. R. y SMITH, L. J. (1998). Field test of formulated products containing
either Verticillium chlamydosporium or Arthrobotrys dactyloides for biological
control ofroot-knot nematodes. Biological Control, 11: 231-239.
STIRLING, G. R.; SMITH,L J.; LICASTRO, K. A.; EDEN, L. M. (1998). Control ofroot-
knot nematode with formulations of the nematode-trapping fungus Arthrobotrys
dactyloides. Biological Control, 11: 224-230.
STIRLING, G. R. y WACHTEL, M. F. (1980). Mass production of Bacillus pimetrans
for the biological control of root-knot nematodes. Nematologica, 26: 308-312.
TZORTZAKAKIS, E. A.; VERDEJO-LUCAS, S.; ÜRNAT, C.; SORRIBAS, F. J. y GOUMAS,
D.E. (1999). Effect of a previous resistant cultivar, oxamyl, and Pasteuria pene~
trans on population densities of Meloidogyne javanica in greenhouse grown
tomatoes in Crete, Greece. Crop Protection, 18: 159-162.
165
VERDEJO LucAS, S. (1992). Seasonal population fluctuations of Meloidogyne spp.
and Pasteuria penetrans in kiwi orchards. Plant Disease, 76: 1275-1279.
VERDEJO LUCAS, S. (1999). Nematodes. En: Integrated pest and disease manage-
ment in greenhouse crops. Coord. ALBAJES, R.; ÜULLINO, M. L.; VAN LENTEREN,
J. C. y ELAD, Y. 61-68 pp. Kluwer Academic Publishers. Dordrecht (Holanda).
VERDEJO LUCAS, S.; ESPAÑOL, M.; ÜRNAT, C. y SORRIBAS, F. J. (1997). Occtirrence of
Pasteuria sp. in the northeastern Spain. Nematologia Mediterranea, 25: 109-112.
VERDEJO LUCAS, S. y JAFFEE, B. A. (1998). Reproduction of Pasteuria penetrdns in
a tissue-culture system containing Meloidogyne javanica and Agrobacterium rhi-
zogenes-transformed roots. Phytopathology, 78: 1284-1286.
VERDEJO LUCAS, S.; ÜRNAT, C.; SORRIBAS, F. J. y STCHIEGEL, A. (2002a). Species of
root-knot nematodes and fungal egg parasites recovered from vegetables in
Almería and Barcelona. Journal of Nematology, 34: 405-408.
VERDEJO LUCAS, S.; SORRIBAS, F. J.; ÜRNAT, C.; ÜALEANO, M. y LóPEZ-LLORCA, L.
(2002b ). Control biológico de Meloidogyne en cultivos hortícolas mediante hon-
gos nematófagos. Phytoma España, 144: 124-127.
VERDEJO LUCAS, S.; SORRIBAS, F. J.; ÜRNAT, C. y ÜALEANO, M. (2003a). Evaluating
Pochonia chlamidosporiain a double-cropping system of lettuce and tomato in
plastic houses infested with Meloidogyne javanica. PlantPathology, 52: 521-
528.
VERDEJO LUCAS, S.; SORRIBAS, F. J.; STCHIGEL, A. M.; ÜENÉ, J.; PASTOR, J.; PONS, J.;
ÜRNAT, C. y GUARRO, J. (2003b). Survey of Tylenchulus semipenetrans,
Pasteuria sp, and fungal antagonists in citrus orchards of Catalonia, Spain.
Nematropica 33 (en prensa).
166
EL CONTROL BIOLÓGICO
EN ACCIÓN .
CONTROL BIOLÓGICO
EN LAPOSTCOSECHA DE FRUTAS'
INMACULADA VIÑAS ALMENAR
Área de Postcosecha. CeRTA. Centro UdL-IRTA,
Avda. Rovira Roure, 191,25198 Lleida
ivinas@tecal.udi:es
169
plaguicidas, representa en algunos casos una barrera para el comercio y ~n especial
para las exportaciones de nuestra fruta al resto de los países de la Unión Europea.
Para eliminar estos obstáculos y favorecer la libre circulación de mercancías, el con-
sejo de la UE en la directriz 76/895/CEE y la modificada en la 89/186/CEE, intenta
uniformizar las legislaciones de los diferentes estados, objetivo que no se ha conse-
guido todayía, ya que queda por regular la mayoría de los plaguicidas.
La sociedad actual se encuentra ante un dilema a este respecto, por un lado hay
una demanda creciente de productos de alta calidad, con buen aspecto físico y esta-
do sanitario adecuado, lo que representa obtener fruta lo más limpia posible y por lo
tanto libre de podredumbres. Por otro lado, la mayoría de los métodos utilizados de
forma habitual para controlar plagas y enfermedades son poco adecuados por todos
los problemas ambientales y de salud que comportan.
Toda esta problemática ha hecho reflexionar a la opinión pública que solicita pro-
ductos cada vez menos tóxicos y un medio ambiente menos contaminado. La preo-
cupación es creciente en estos temas y lo que actualmente puede suponer un incre-
mento en el precio de venta de los productos obtenidos mediante métodos respetuo~
sos con el medio ambiente, puede llegar a ser, en los próximos años, una razón sine
qua non de venta. En esta línea, muchas cadenas de supermercados europeas están
exigiendo a los productores normas mucho más estrictas de producción y manejo de
la fruta, un ejemplo claro es la reciente aparición de las normas EUREP que vienen a
unirse a las de Análisis de Peligros y Puntos de Control Crítico de la Administración
Sanitaria o a las de producción integrada de algunas Comunidades Autónomas.
La Unión Europea sensible a esta problemática determinó en su Consejo del 27
de noviembre de 1990 (L 350/71) que una serie de plaguicidas que son perjudicia-
les para los consumidores no podrá ser utilizada por el riesgo que presentan para la
salud humana. Asimismo, en 1991, el Parlamento europeo votó a favor de la total
prohibición de los tratamientos de frutas y verduras en postcosecha con pesticidas,
tan pronto como existan alternativas económicamente viables.
170
• El nuevo sístema de control, a la larga, no ha de generar los tm.SI11LOS'
ni otros peores que los surgidos con los productos químicos de
• Se tiene que introducir paralelamente el concepto de umbral de daño eubnó
co, es decir, convivir con un nivel de qaño que sea compatible con ......~.....""'
tegia comercial, no hay que pensar en niveles de control totales.
• El concepto de éontrol ha de ir relacionado con el de calidad, ya que los siste~
mas alternativos no han de actuar negativamente contra el concepto global de
calidad, el cual incluye la no presencia de residuos químicos peljudiciales para
la salud
• Se tiene que educar a los consumidores, para que entiendan que la apariencia
exterior no es siempre síntoma de «buena» fruta.
172
suprimir el desarrollo de la enferinedad. También se ha sugerido que .ciertas pobla.....
dones microbianas existentes sobre la superficie de plantas, pueden estar en reali-
dad bajo el control genético de la planta. Si éste es el caso, existe la posibilidad de
manipular tales poblaciones con el objetivo de modificar la genética del huésped.
Existen tres factores por los que la utilización de antagonistas introducidos arti~
ficialmente en el ambiente de postcosecha puede constituir un área excepcional~
mente productiva. Primero, una de las principales razones del fracaso de los agen~
tes de biocontrol en el pasado ha sido la incapacidad para controlar las condiciones
ambientales, pero bajo las condiciones de almacenamiento de los productos reco~
lectados, las condiciones ambientales están controladas. Segundo, es a menudo difí-
. cil dirigir los agentes de biocontrol hacia los lugares efectivos, pero los productos
recolectados no presentan este problema ya que las áreas de aplicación de los agen~
tes de biocontrol son más limitadas de lo que puedan ser las plantas completas, por
lo que se hace más fácil dirigir tales agentes. Tercero, el alto valor que tienen los
productos recolectados puede hacer que la aplicación con los agentes de biocontrol,
sea económicamente factible aunque su coste sea superior a los procedimientos
habituales. Además hay que tener en cuenta que el precio de venta al público de lo~
productos químicos no contempla algunos costes importantes que asume la admi-
. nistraCión o el consumidor final, como son la cura de intoxicaciones, de enfermeda~
des crónicas, la eliminación de los residuos o el deterioro del medio ambiente pro-
ducidos por la utilización de estos productos químicos.
A la hora de seleccionar un nlicroorganismo como agente para el control bioló-
gico en postcosecha, además de estudiar su poder inhibitorio se han de tener. en
cuenta muchas otras características (Wilson y Wisniewski, 1989):
l. Estabilidad genética.
2. Efectividad a bajas concentraciones.
3. Poca exigencia en cuanto a requerimientos nutricionales (incluido en bajas
·temperaturas y en almacenamiento bajo condiciones controladas).
4. Gran capacidad de crecimiento.
5. Efectivo para un gran número de patógenos y para diversas frutas y vegeta~
les.
6. Capacidad de reproducirse en medios de crecimiento económicos.
7. Formulación estable en el tiempo.
8. Facilidad de áplicación.
9. No producción de metabolitos secundarios que sean tóxicos para personas y
animales.
1O. Resistencia a los pesticidas.
11. Compatibilidad con otros tratamientos químicos. o físicos~·
12. No patogénico sobre el huésped.
173
Todo antagonista en potencia para ser eficaz contra mohos de postcosetha ha de
tener pues la habilidad de colonizar y persistir con comodidad a niveles afectivos,
ser compatible con otras prácticas, procesos y productos químicos de postcosecha y
ser efectivo a bajas temperaturas y en algunos casos en condiciones de atmósfera
controlada. Además, el organismo ha de ser producible a gran escala utilizando pro-
ductos de bajo coste. Si se cumplen todas las premisas, los microorganismos serán
potencialmente comercializables.
Según Droby y Chalutz (1994), el conocimiento del modo de acción de los
antagonistas es importante por toda una serie de razones: para la optimización
de los métodos y los momentos de aplicación de los antagonistas; para el des-
arrollo· de formulaciones apropiadas que incrementen su utilización, pues pro-
porciona una buena base para seleccionar nuevos antagonistas efectivos y final-
mente, para el registro de los agentes de biocontrol para su posterior uso comer-
cial.
Los principales modos de acción descritos son: competencia por los nutrientes
y/o el espacio, por producción de antibióticos y otros inhibidores, por inducción
de procesos· de resistencia en el huésped, por interacción directa con el patógeno y
por efecto del pH.
Las principales ventajas del control mediante antagonistas en relación con otros
sistemas de lucha se pueden resumir en:
l. Son más seguros en comparación con los principales productos químicos uti-
lizados actualmente, ya que los microorganismos no se acumulan en los ali-
mentos. Pero el ensayo de la inocuidad de algunos microorganismos es muy
caro y ésta ha sido hasta el momento una importante limitación en la utiliza-
ción de algunos agentes en la lucha biológica.
2. Los microorganismos utilizados como agentes de control pueden ser más per-
sistentes a lo largo del tiempo que los productos químicos, ya que los prime-
ros no alteran de manera sustancial los principales aspectos del patógeno.
Aunque no se puede aplicar en todos los casos.
3. Los agentes microbianos producen un efecto insignificante en el balance eco-
lógico, particularmente porque no destruyen a los enemigos naturales de las
especies patógenas, a diferencia de algunos pesticidas que además favorecen
la aparición de nuevas enfermedades (Griffiths, 1981), o producir el efecto
boomerang por el cual los patógenos surgen con más fuerza que antes de uti-
lizar el plaguicida.
4. La utilización de microorganismos en el control de las enfermedades es muy
a menudo compatible con otros sistemas de lucha, incluidos los productos
químicos.
174
Etapas de un programa de control biológico
175
lación del ambiente nutricional y (ii) ,desarrollo de mezclas .de antagonistas. Otra
posible opción, juntamente con las anteriores, es su combinación con otros sistemas
de control.
(CPA-1) (CPA-2)
176
1996 hayan aparecido tres productos biológicos en el control de las ení'"errlll
de postcosecha de fruta, Bio-save 100, 110 y 1000, formulados con la
Pseudomonas syringae, comercializados por la empresa EcoScience y Aspire bon
la levadura Candida oleophila y comercializado por Eco gen Inc. Cabe indicar que
estos productos de agentes de biocontrol de las enfermedades de postcosecha de
fruta ya han aparecido en el mercado de los Estados Unidos, y desde 1997 se está'n
utilizando.fundamentalmente en producción orgánica.
En la Unión Europea, existe una normativa para el registro de los microorganis-
mos; pero que· tiene muy poca similitud con respecto a la de Estados Unidos, fun-
damentalmente por su gran complejidad, coste elevado y número de años necesarios
para obtener su registro.
· La dificultad de registrar en Europa contrasta con las ayudas que reciben los gru-
pos de investigación para desarrollar agentes de biocontrol. Éste es el caso de nues-
tro equipo de investigación del Área Postcosecha del Centro UdL-IRTA, el cual
viene trabajando en el control biológico de enfermedades de postcosecha de fruta
desde 1989. Durante estos 15 años se han aislado y ensayado más de 1500 microor-
ganismos para determinar su capacidad de control frente al hongo Penicillium
expansum, el principal agente causal de podredumbres en fruta de pepita. Más del
40% de los microorganismos ensayados mostró una cierta capacidad antagónica
(>15% de reducción de la podredumbre), pero solamente el9,8% redujo el nivel de
podredumbre por encima del 50%. Después de realizar y evaluar los resultados de
un ensayo de efectividad a mayor escala que el anterior, se seleccionaron 5 micro-
organismos como potenciales agentes de biocontrol, para determinar posteriormen-
te su capacidad inhibidora a temperatura de frigoconservación y a diferentes rela- ·
ciones O.JCOz. ·
La cepa que mostró mayor capacidad inhibidora, fue identificada como Candida
sake (Saito y Ota Van Uden y Buckley). Esta levadura procede de la superficie de
manzanas y ha sido aislada por investigadores del laboratorio de Patología del Área
de Postcosecha del Centro UdL-IRTA de Lleida. Está concedida la patente españo-
la, europea y diversos países en el ámbito internacional. La especie C. sake es un
microorganismo epifítico de diversos materiales vegetales (manzanas, uvas, toma-
tes, etc.) y no se encuentra asociada a animales de sangre caliente.
La cepa de C. sake muestra una gran capacidad inhibidora del desarrollo de hts
principales enfermedades de postcosecha tanto en manzanas como en peras. Esta
cepa de levadura está muy adaptada a las bajas temperaturas y a las condiciones de
atmósferas modificadas que son las habituales en las centrales hortofrutícolas, obte-
niéndose en estas condiciones,.óptimos resultados en el control de un gran número
de hongos patógenos causales de podredumbres en diversas variedades de fruta en
postcosecha. En condiciones de conservación de la fruta en atmósfera controlada, la
cepa de C. sake a la concentración de 2.4 x 106 ufc/ml, mostró una excelente capa-
177
cidad de reducción de la podredumbre causada por P. expansum. A la concentración
de 3% 02, el antagonista mostró la máxima capacidad de control, por lo que se obtu-
vo niveles del 97% de reducción de la podredumbre.
Con la finalidad de evaluar su efectividad en aplicaciones prácticas comerciales,
se han realizado ensayos durante tres campañas en colaboración con la empresa de
agroquímicos Sipcam Inagra S.A., detentara de los derechos de explotación de la
cepa C. sake y con la supervisión del Servicio de Protección de los Vegetales del
Departament d' Agricultura, Ramaderia i Pesca de Lleida, aplicando una concentra-
ción de 107 ufc/ml del agente de biocontrol mediante drencher a la fruta recién reco-
lectada, Después de 5 meses de conservación en atmósfera controlada, se observó
que la fruta tratada con C. sake mostraba una gran capacidad de control de las prin-
cipales enfermedades de postcosecha, incluso mejor que la obtenida con la dosis de
empleo habitual de un fungicida de postcosecha. Los niveles de podredumbre de
ambos tratamientos fueron estadísticamente inferiores a los observados con la fruta
sin ningún tratamiento. (Usall et al. 2001).
Actualmente, la cepa de C. sake se encuentra en los trámites previos a su regis-
tro europeo que son necesarios para su futura comercialización.
Así mismo, hemos desarrollado un sistema integrado de control de podredumbres
en postcosecha de cítricos. La magnitud de los problemas asociados a la utilización
de fungicidas de síntesis en post-recolección de los cítricos, ha motivado a escala
mundial un interés creciente por la búsqueda de métodos alternativos de control.
Compuestos antifúngicos de bajo riesgo e impacto ambiental, como los carbonatos o
el polisulfuro de calcio combinados o no con calor, agentes de control biológico y
combinaciones de calor con bajas dosis de fungicidas, son sistemas investigados
actualmente en España y en Estados Unidos que presentan muy buenas perspectivas
de aplicación comercial a corto y medio plazo. En ensayos de laboratorio realizados
en Lleida y en otros ensayos a escala comercial efectuados en California, se pudo
observar la efectividad de los baños en tanque, de soluciones acuosas de carbonatos,
bicarbonatos y polisulfuros de calcio, para el control de los hongos Penicillium digi-
tatum y P. italicum que es parecida a la que se obtiene con los fungicidas actuales,
mejorándose su efectividad si se utiliza a una temperatura alrededor de 45°C. Algunas
de las ventajas son su bajo coste, el hecho de que difícilmente puede utilizarse su
aplicación como una barrera comercial, y que la ausencia de residuos que pudieran
afectar a la salud humana mejora la comercialización de la fruta.
Asimismo, investigadores del laboratorio de Patología del Área de Postcosecha
del Centro UdL-IRTA de Lleida han aislado de la superficie de manzanas al antago-
nista Pantoea agglomerans (CPA-2). Esta bacteria además de ser eficaz en el con-
trol de los principales mohos causales de podredumbre en fruta de pepita (N unes et
al, 2002), es eficaz en el control de Penicillium digitatum y P. italicum en cítricos
(Usall et al. 2001). La patente está concedida en España y en Europa.
178
En ensayos de efectividad del antagonista Pantoea agglomerans
en combinación con soluciones de bicarbonatos y carbonatos para el
Penicillium digitatum y P. italicum en naranjas y mandarinas en condiciones
20°C y en condiciones de refrigeración (3°C) han sido satisfactorios El antag<lUÍJSta.
a la concentración de 2xl08 ufc/ml controla a los patógenosPenicillium digitatum y
P. italicum en naranjas. Es de resaltar que la concentración de antagonista necesaria
para obtener un control satisfactorio es más baja que la recomendada para la aplica-
ción comercial del Bio-save 1000 (producto ya regi~trado para cítricos y comercia-
lizado en Estados Unidos) y por con~iguiente, nuestro agente de biocontrol puede
ser considerado viable para su uso comercial. El control mejoraba hasta el 100%
cuando se adicionaba bicarbonato sódico al 2% en condiciones de refrigeración
(3°C) y a 20°C se alcanzaba el97,6% (Teixidó et al. 2001).
Así mismo, es de resaltar que la unidad de Patología del Área de Postcosecha
ha coordinado el proyecto europeo: De.velopment of biocontrol agents for commer-
cial application against postharvest diseases of perishable foods (www.biopos-
tharvest.com) ejecutado durante los años 2000-2004, contando con la participación
de otros 9 centros de investigación europeos. En este proyecto han participado
investigadores que son expertos en diferentes campos y especialistas en: tecnolo-
gía de alimentos, patología vegetal, micología, procesos industriales y técnicas de
marcaje molecular. También se contó con dos empresas interesadas en los produc-
tos de control biológico como substitutos de los productos químicos de síntesis, así
como una plataforma industrial formada por un grupo de seis centrales hortofrutí-
colas de diferentes países de Europa. El objetivo clave del proyecto ha sido el des-
arrollo de cuatro agentes de biocontrol de demostrada eficacia en el control de las
principales enfermedades de postcosecha hasta alcanzar una etapa donde los agen-
tes se podrán comercializar en estrecha colaboración con las empresas del sector.
Perspectivas futuras
179
En los sistemas de postcosecha, la investigación sobre el manejo de poblaciones
de antagonistas en frutos, especialmente en heridas, es esencial para poder hacer pre-
dicciones sobre el comportamiento de los agentes utilizados en control biológico. Es
muy importante conocer los mecanismos que utilizan los agentes antagónicos, para
así poder incrementar su efectividad.
Es imprescindible conocer la estabilidad genética y la supervivencia de los agen-
tes implicados en el control biológico. Asimismo, se deberán determihar las mejo-
res condiciones para una producción industrial y las formulaciones más adecuadas
para la aplicación de los microorganismos antagónicos a escala comercial.
Un aspecto muy importante en la comercialización de los agentes de biocontrol
es la aceptación por parte de la sociedad de la aplicación de microorganismos
«vivos» en los alimentos. Esta idea no es nueva, ya que desde tiempos muy antiguos,
las fermentaciones mediante microorganismos han sido un método importante para
preservar los alimentos. La adición de microorganismos en la preparación del pan y
en productos derivados de la leche ha sido ampliamente aceptada. Por esto es impor-
tante dar a conocer a la sociedad, de forma clara y sencilla, a los biofungicidas como
una alternativa segura y efectiva al uso de los fungicidas sintéticos.
BIBLIOGRAFÍA
180
WILSON C. L. & WISNIEWSKI M. E. (eds). 63-75 pp. CRC Press,
(EEUU).
EL-ÜHAOUTH, A.; SMILANICK, J. L; BROWN, G. E.; lPPOLITO, A.; WISNIEWSI<I,
WILSON, C. L. (2000). Application of Candida saitona and glycochitosan for
control of postharvest diseases of apple and citrus fruit under semi-commercial
conditions. Plant Disease, 84: 243-248.
EL-ÜOORANI, M. A. y SUMMER, N. F. (1989). Effects of modified atmospheres on
postharvest pathogens of fruits and vegetables. En: Horticultura! Reviews.
JANICK J. (ed.). pp: 412-461, AVI. Wesport, (EEUU) .
. FRAZIER, W. Z. y WESTHOFF, D. C. (1993). Microbiología de los alimentos. Ediciones
Acribia, Zaragoza (España), 681 pp.
GRIFFITHS, E. (1981). Iatrogenic plant diseases. Annu .. Rev. Phytopathol,. 19:69-82.
/ JANISIEWICZ, W. J. y RoiTMAN, J. (1988). Biological control ofblue-mold and gray-mold
on apple and pear with Pseudomonas cepacia. Phytopathology, 78: 1697-1700.
NUNES, C.; USALL, J.; TEIXIDÓ, N.; FüNS, E.; VIÑAS, l. (2002). Postharvest biologi-
cal control by Pantoea agglomerans (CPA-2) on Golden Delicious apples.
Journal of Applied Microbiology, 92: 247-255.
PALAZÓN, l. y RODRÍGUEZ, C. (1977). Las podredumbres de la fruta conservada en
cámara frigorífica. Cuaderno IN/A, 5: 1-92.
SANDERRMANN JR. H.; ERNST, D. y HELLER, W. M.; LANGEBARTELS, C. (1998).
Ozone: an abiotic elicitor of plant defence reactions. Trends in Plant Science. 3:
47-50.
SITTON, J. W.y PATTERSON, M. E. (1992). Effect ofhigh carbon dioxide and low oxy-
gen controlled atmospheres on postharvest decays of apples. Plant Disease, 76:
992-995.
SMILANICK, J. L.; MARGOSAN, D. A. yHENSON, D. J. (1995). Evaluation of heated
solutions of sulfur dioxide, ethanol, and hydrogen peroxide to control posthar-
vest green mold oflemons. Plant Disease, 79:742-747.
SPOTTS, R. A. (1984). Environmental modification for control of postharvest decay.
En: Postharvest pathology offruits and vegetables: Postharvest los ses in peris-
hable crops. ed. MoLINE, H. E. 67-72 pp. University ofCaliforniaBulletin 1914,
Berkeley (EEUU).
Sus, V. y VIÑAS, l. (1990). Effect of desinfection of the fungal contamination of
apple fruits stone-rooms. Evaluation of desinfectants in Penicillium expansum
control. MAN, 8: 95-102. ·
181
STICHER, L.; MAUCH-MANI, B. y MÉTRAUX, J. P. (1997). Systemic adquired resis-
tance. Annual Review of Phytopathology, 35: 235-270.
TEIXIDÓ, N.; USALL, J.; PALOU, L.; ASENSIO, A.; NUNES, C. y VIÑAS, l. (2001).
Improving control of green and blue molds on oranges by combining Pantoea
agglomerans (CPA-2) and sodium bicarbonate. European Joumal of Plant
Pathology, 107: 685-694.
USALL, J.; TEIXIDÓ, N.; SMILANICK, J. y VIÑAS, l. (2001). Biological control of
Penicillium digitatum in postharvest of citrus fruits with antagonistic bacteria
Pantoea agglomerans. Acta Horticulturae, 553: 377-381.
USALL, J.; TEIXIDÓ, N.; TORRES, R.; ÜCHOA, X. y VIÑAS, l. (2001). Pilot tests of
Candida sake (CPA-1) applications to control postharvest blue mold on apple
fruit. Postharvest Biology and Technology, 21: 147-156.
VIÑAS, l.; USALL, J.; TEIXIDÓ, N. y SANCHIS, V. (1998). Biological control of major
postharvest pathogens on apple with Candida sake. Intemational Joumal of
Food Microbiology, 40: 9-16.
WILSON, C. L.; EL-GHAOUTH, A. E.; CHALUTZ, E.; DROBY, S.; STEVENS, C.; Lu, J. Y.;
KHAN, V. y ARUL, J. (1994). Potential of induced resistance to control posthar-
vest diseases of fruits and vegetables. Plant Disease, 78: 837-844.
WILSON, C. L. y WISNIEWSKI, M. E. (1989). Biological control of post-harvest dise-
ases of fruits and vegetables: an emerging technology. Annual Reiew of
Phytopathology, 27: 425-441.
WISNIEWSKI, E. y WILSON, C. L. (1992). Biological control of postharvest diseases
of fruits and vegetables: Recent advances. HortScience, 27: 94-98.
182
CONTROL BIOLÓGICO
DE PLAGAS EN CÍTRICOS
FERRAN GARCIA MARÍ
Institut Agroforestal Mediterrani, ETSE Agronoms, Universitat Politecnica de
Valencia, Camí de Vera 14, 46022- Valencia, ·
fgarciam@eaf.upv.es
ORÍGENES DEL CONTROL BIOLÓGICO EN CÍTRICOS
184
cochinillas (Cryptolaemus montrouzieri, Rodolia cardinalis), moscas blancas·
(Clitostethus arcuatus Rossi) y ácaros (Stethorus punctillum Weise). Los neurópte~
ros (Chrysoperla carnea (Stephens), Conwentzia psociformis Curtis, Semidalis
aleyrodiformis (Stephens)) se alimentan de todo tipo de microartrópodos. Los díp-
teros cecidómidos (Aphidoletes aphidimyza Rondani) se alimentan de pulgones y
los ácaros fitoseidos (Euseius stipulatus (Athias-Henriot) y Amblyseius californicus
(McGregor)) son depredadores de ácaros tetraníquidos (Garcia-Marí et al., 1984;
Garcia-Marí et al., 1994; Llorens, 1990a; 1990b; Llorens y Garrido, 1992; Alvis,
2003).
185
melinus DeBach, adaptado a climas más cálidos y secos que las otras especies. Las
especies de Aphytis son ectoparásitos, mientras que C. bifasciata y E. perniciosi son
endoparásitos. En todas las zonas del mundo donde se cultivan cítricos suelen coe-
xistir un endo y un ectoparásito, variando las especies según las condiciones climá-
ticas. Así, en la zona costera de California predominan en la actualidad A. lingna-
nensis y E. perniciosi, mientras que en el interior se encuentran A. melinus y C.
bifasciata (DeBach y Rosen, 1991 ).
Introducción Plagas
n• Especie Nombre común Año Lugar Actuales
1 Aphis spiraecola pulgón verde 1964 Valencia sí
2 Aleurothrixus floccosus mosca blanca algodonosa 1968 Málaga sí
3 Panonychus citri ácaro rojo 1981 Alicante sí
4 Aonidiella aurantii piojo rojo de California 1986 Andalucía sí
5 Dialeurodes citri mosca blanca 1987 Alicante
6 Parabemisia myricae mosca blanca japonesa 1989 Málaga
7 Paraleyrodes minei mosca blanca 1990 Málaga
8 Ceroplastes floridensis caparreta blanca de Florida 1992 Málaga
9 Phyllocnistis citrella minador de hojas 1993 Málaga sí
10 Chrysomphalus aonidum piojo rojo de Florida 1999 Valencia
11 Eutetranychus orientalis 2001 ·Málaga
12 Eutetranychus banksi 2001 Huelva
13 Unaspis yanonensis 2001 Girona
186
mayor ritmo de· introducciones, con siete proyectos de introducción, destacando én
1973 las introducciones de Cales noacki y Amitus spiniferus para el control de la
mosca blanca algodonosa. En los últimos años se llevan a cabo cuatro proyectos de
introducción, destacando el que tal vez ha sido más intenso y costoso de todos, la
introducción de varias especies de parasitoides para controlar el minador de hojas de
cítricos, que ha culminado con el establecimiento permanente del eulÓfido
Citrostichus phyllocnistoides (Garcia-Marí et al., 2004), el cual ha reducido de forma
sustancial las poblaciones del minador.
187
INCREMENTO DE ENEMIGOS NATURALES
En el cultivo de los cítricos los enemigos naturales tienen gran importancia como
agentes de control para evitar la multiplicación de las poblaciones de fitófagos y con-
tribuyen de forma decisiva a evitar muchas plagas. Existen actualmente algunas pla-
gas que causan perjuicios importantes al cultivo y deben aplicarse medidas de control
•
de varios tipos para evitar sus daños, caso de la mosca de la fruta C. capitata, de los
diaspídidos (en particular del piojo rojo de California A. aurantii) o de la araña roja T.
urticae en clementinas, pero existen muchas más especies de insectos o ácaros fitófa-
gos que son plagas solo de forma ocasional o son plagas potenciales, es decir, que cau-
san daños muy reducidos que no justifican ninguna medida de control. La mayoría de
estos fitófagos se mantienen a niveles bajos gracias al control biológico que ejercen
los enemigos naturales establecidos en nuestras parcelas cultivadas. La estrategia de
188
conservación en· control biológico incluye todas las acciones que se pueden realizl:'W
para permitir la acción de esta entomofauna autóctona beneficiosa.
Uno de los factores fundamentales para permitir la acción de los enemigos natu-
rales en los cultivos de cítricos es el manejo adecuado de plaguicidas. Existen gran-
des diferencias en la selectividad de los productos fitosanitarios. Los plaguicidas pue~
den dar lugar a fenómenos de proliferación de plagas relacionados en parte con la
eliminación de enemigos naturales. Existen plaguicidas que son selectivos por sí mis-
mos y ello se determina mediante ensayos normalizados de campo y laboratorio, pero
también los plaguicidas pueden hacerse selectivos por la forma de emplearlos. Para
conseguir esta selectividad de uso se puede recurrir a emplear dosis reducidas, a apli-
car formulados selectivos (los enemigos naturales son menos sensibles a productos
sistémicos, microencapsulados, cebos o a los que actúan por ingestión), a alternar en
el espacio o. en el tiempo, a utilizarlos en épocas en que los enemigos naturales son
menos sensibles o al empleo de razas de enemigos naturales resistentes a determina-
dos plaguicidas. Mediante numerosos ensayos de campo y laboratorio se tiene actual- ·
mente una idea bastante precisa del impacto de los plaguicidas autorizados en el cul-
tivo de los cítricos sobre nuestras principales especies de enemigos naturales (Grupo
de Trabajo de Cítricos, 1995; Jacas-Miret y Garcia-Marí, 2001).
Otro método de conservación de enemigos naturales consiste en suministrarles
alimentos y hábitats alternativos o suplementarios. Incluye el mantenimiento de una
cubierta vegetal en las parcelas o en los márgenes, los setos vivos y el policultivo.
En general estos métodos incrementan la diversidad y proporcionan· diversos recur-
sos como polen, néctar, melaza, refugio, microclimas adecuados o hábitats para pre-
sas alternativas. En general las cubiertas vegetales pueden tener efectos positivos o
negativos sobre las plagas y sus enemigos naturales dependiendo del tipo de cubier-
ta vegetal y de la zona en que nos encontremos.
Por último, se pueden crear microclimas favorables a los enemigos naturales
mediante el manejo del agua, del suelo o con cortavientos. El polvo es un factor
negativo desde el punto de vista del control biológico así como las hormigas, que
deben eliminarse de los cultivos ya que protegen a los fitófagos productores de
melaza (DeBach y Rosen, 1991). En Australia y Sudáfrica se ha comprobado que
los cortavientos de Eucalyptus torelliana F. Muell. ayudan al control biológico de
ácaros fitófagos con ácaros fitoseidos (Grout y Stephen, 1995).
BffiLIOGRAFÍA
189
CRANSHAW, C.; SCLAR, D. C. y COOPER, D. (1996). A review of 1994 pricing and
marketing by suppliers of organisms for biological control of arthropods in the
United States. Biological Control, 6: 291-296.
DEBACH, P. y RosEN, D. (1991). Biological Control by Natural Enemies. Cambridge
University Press. Cambridge, 440 pp.
DEL RIVERO, J. M. ( 1996). Cítricos en la memoria. Crónicas y estudios. Ed. Servicio
de Publicaciones. Universidad Politécnica de Valencia, 418 pp.
GARCIA-MARÍ, F.; SANTABALLA, E.; FERRAGUT, F.; MARZAL, C.; COLOMER, P. y
CosTA-COMELLES, J. (1984). El ácaro rojo Panonychus citri (McGregor):
Incidencia en la problemática fitosanitaria de nuestros agrios. Bol. Ser. Plagas, 9:
191-218.
GARCIA-MARÍ, F.; COSTA COMELLES, J. y FERRAGUT, F. (1994). Manejo de plagas de
ácaros en cítricos. Phytoma España, 58: 63-72.
GARCIA-MARÍ, F.; VERCHER, R.; COSTA-COMELLES, J.; MARzAL, C. y VILLALBA, M.
(2004). Establishment of Citrostichus phyllocnistoides (Hymenoptera: Eulophidae)
as a biological. control agent for the citrus leafminer Phyllocnistis citrella
(Lepidoptera: Gracillariidae), in Spain. Biological Control, 29: 215-226.
GROUT, T. y STEPHEN, P. R. (1995). New windbreak tree contributes to integrated pest
management of citrus. Citrus J., 5: 26-27.
GRUPO DE TRABAJO DE CíTRICOS. (1977). La lucha en España contra la mosca blan-
ca de los cítricos Aleurothrixus floccosus Mask. Bol. Ser. Plagas, 3: 87-100.
GRUPO DE TRABAJO DE CíTRICOS. (1996). Informe de la reunión. Reuniones anuales
de los grupos de trabajo fitosanitarios. Ed. Ministerio de Agricultura. Madrid.
pp. 15-31..
HERMOSO DE MENDOZA, A.; PÉREZ, E.; CARBONELL, E. A. y REAL, V. (1998).
Sampling methods to establish percentages of species and population patterns in
citrus aphids. En: Aphids in natural and managed ecosystems. Proceedings, 5'h
International Symposium onAphids. Eds. J. M. NIETO y A. G. DIXON, 561-568 pp.
Universidad de León, León (España).
JACAS-MIRET, J. A. y GARCIA-MARÍ, F. (2001). Side-effects of pesticides on selected
natural enemies occurring in citrus in Spain. IOBC/wprs Bulletin, 24: 103-112.
JACAS, J.; GARRIDO, A.; HERMOSO DE MENDOZA, A. y VERDÚ, M. J. (2000). La esta-
ción de cuarentena para la introducción de insectos útiles del IVIA: un paso ade-
lante en la protección de nuestros cultivos. Comunitat Valenciana Agrária, 16:
57-62.
190
LLORENS, J. M. (1990a). Homóptera l. Cochinillas d~ los rJTP•Jrnl'""'>.P
191
,
CONTROL BIOLOGICO DE PLAGAS
EN CULTIVOS HORTÍCOLAS DE INVERNADERO
. ROSA GABARRA ÁMBERT
Departamento de Protección Vegetal, Centro de Cabrils,
Institnt de Recerca i Tecnologia Agroalimentaries,
Cra. de Cabrils s/n, 08348 Cabrils (Barcelona)
rosa gabarra@ irta.es
193
CONTROL BIOLÓGICO DE PLAGAS
194
específicos (naturales o de síntesis) para el control de las plagas para las que no hay
métodos biológicos disponibles. También es necesario tener definidos los métodos
de diagnóstico y seguimiento adecuados para cada plaga y sus enemigos naturales.
Estos programas CIP pueden ser diferentes según el cultivo, el ciclo e incluso el área
geográfica.
MÉTODOS CULTURALES
195
aún más las buenas prácticas culturales dado que debe recordarse que en zonas de
·clima suave las plagas normalmente entran y salen de los invernaderos, en cambio
con las mallas son incapaces de salir. Por lo tanto, si las introducimos con ei plantel
o estaban en el suelo del invernadero no podrán salir y por lo tanto pueden causar
más daños. Cuando se utilizan mallas es importante mantener las puertas cerradas y
a ser posible utilizar doble puerta de malla.
Otro aspecto a considerar es que en el área mediterránea habitualmente hay
importantes poblaciones de fauna útil que colonizan espontáneamente los inverna-
deros y que facilitan el control biológico de las plagas. La colocación de mallas en
las aberturas puede impedir la entrada de estos enemigos naturales y deberá, por lo
tanto, tenerse en cuenta a labora de calcular las dosis de fauna útil. En consecuen-
cia, en aquellos cultivos en los que no es de esperar una entrada importante de insec-
tos vectores de virus no es recomendable la utilización de mallas ya que al impedir
la entrada de los enemigos naturales de mayor tamaño que la luz de la malla se está
dificultando el control biológico de algunas plagas.
PLAGASYSUSENEMIGOSNATURALES
En el cuadro 1 se indican las principales plagas que afectan a los diferentes cul-
tivos hortícolas de invernadero y los enemigos naturales asociados a las .mismas
según el cultivo. También se indica el grado de utilización del control biológico.
Moscas blancas
Las moscas blancas B. tabaci y T. vaporariorum son dos de las principales plagas en
cultivos protegidos. Bemisia tabaci, es la especie que actualmente produce más daños,
sobre todo porque es el vector de importantes virus, como el de la cuchara en tomate y
diferentes virus que afectan a cucurbitáceas. Esta mosca blanca está presente en todo el
litoral mediterráneo y coexiste con la mosca blanca de los invernaderos, T. vaporario-
rum, en algunas zonas y cultivos. La proporción de ambas en cultivo de tomate es varia-
ble siendo T. vaporariorum la especie más abundante en el nordeste español y B. taba-
ci la más abundante en el sudeste. Las poblaciones de B. tabaci que afectan a los culti-
vos hortícolas y ornamentales protegidos son resistentes a numerosos insecticidas.
Enemigos naturales
Los parasitoides más abundantes sobre moscas blancas son Eretmocerus muhdus
Mercet (Hymenoptera: Aphelinidae) sobre B. tabaci y Encarsia spp. (Hymenoptera:
Aphelinidae) sobre T. vaporariorum.
196
CUADRO l. Plagas principales de los cultivos hortícolas y los enemigos naturales más utilizados en el litoral
mediterráneo mediante inoculación (1), conservación (2) o aumentación
(3), En la columna de cultivos está indicado·el grado de utilización del control biológico* poco utilizado,** medianamente utilizado y
*** muy utilizado. También se indica la zona del litoral-español en el que.se utiliza. Sudeste (a), Nordeste (b), ambas zonas (e)
......
~
Pulgones
Spodoptera exigua
lnhlc<.
Eretmocerus mundus es autóctono y específico de B. tabaci. Se han encontrado
importantes poblaciones naturales en invernaderos de tomate, pepino, pimiento y .
ornamentales, incluso en invernaderos en los que se habían aplicado múltiples tra~
tamientos insecticidas. Otras especies autóctonas que parasitan ambas especies de
moscas blancas son E. tricolor, E. lutea y E. transvena. También está ampliamente .
instalado en nuestra área el parasitoide de origen exótico E. pergandiella, que fue
introducido en el Mediterráneo a principios de los 80, y que también parasita ambas
especies de mosca blanca.
Los depredadores polífagos Macrolophus caliginosus (Wagner), Dicyphus tama-
ninii Wagner y Nesidiocoris tenuis (Reuter) (Heteroptera: Miridae) con,sumen todos
los estados de desarrollo de ambas especies de moscas blancas y ejercen un b_uen con-
trol de las dos especies de mosca blanca. En el nordeste español, el depredador M.
caliginosus coloniza espontáneamente los invernaderos de tomate sometidos a pocos
tratamientos insecticidas. Su conservación o su aumentación, cuando las poblaciones
naturales son insuficientes, permiten controlar las poblaciones de moscas blancas
tanto en cultivos de primavera como de otoño. Los antocóridos del genero Orius tam~
bién colonizan naturalmente los invernaderos de pimiento y cucurbitáceas y son
capaces de alimentarse de todos los estados de desarrollo de ambas moscas blancas.
En algunos invernaderos también se han observado poblaciones abundantes de adul-
tos de Coenosia spi (Díptera: Muscidae) que son depredadores polífagos capaces de
depredar sobre los adultos de moscas blancas y minadores. Aunque su actividad es
muy vistosa, poco se conoce del impacto final de este depredador sobre la plaga.
Eretmocerus mundus se produce comercialmente y, con la introducción de este
parasitoide, se ha conseguido un buen control de B.tabaci en cultivo de tomate y
pimiento. Aunque también se comercializa la especie exótica E. eremicus, que se ha
introducido en diferentes in,vernaderos de nuestro país, los resultados disponibles
indican que esta especie puede ser desplazada por las poblaciones naturales de E.
mundus (Stansly et al., 2004). Aunque E. eremicus tiene la capacidad de parasitar
ambas especies de moscas blancas, parece poco recomendable su inoculación dado
que no se conoce la interacción que puede tener con las poblaciones autóctonas de
E. mundus.
Para el control de T. vaporariorum se ha utilizado durante muchos años la ino~
culaeión de E. formosa y aún está siendo utilizada en invernaderos del norte de
Europa. En el nordeste español se utilizó en invernaderos de tomate hasta mediados
. de los años 90 para el control de T. vaporariorum, aunque es capaz de parasitar B.
tabaci su eficacia es mucho menor. Dejó de utilizarse debido a que las poblaciones
naturales del parasitoide exótico E. pergandiella colonizaban los invernaderos pro-
duciendo una elevada mortalidad de E. formosa, tanto mediante la alimentación
como mediante la producción de machos. Esta interacción producía una disminu-
ción de la ~ficacia del control biológico de la mosca blanca. Aunque E. pergandie-
198
lla también compite con E. mundus no se conoce el efecto de esta interacción sobre
el control de la plaga.
El depredador polífago M. caliginosus está disponible comercialmente y se utili~
za su introducción tanto inoculativa como aumentativa para el control de ambas
moscas blancas en cultivos de tomate, cucurbitáceas y berenjena. La mayor eficacia
de este depredador se alcanza después de la primera generación en el cultivo, este
período puede ser en primavera de 5 a 8 semanas, por este motivo se recomienda su
introducción cuando las poblaciónes de la plaga son muy bajas. En algunos cultivos,
épocas del año o densidad inicial de plaga elevada se recomienda su utilización con-
juntamente con sueltas adicionales de un parasitoide, E. formosa para T. vaporario-
rum y E. mundus para B. tabaci.
Diferentes especies de Orius son capaces de alimentarse de moscas blancas, su
utilización va ligada al control de trips y no se conoce la importancia del control que
ejercen sobre moscas blancas en los diferentes cultivos y a las diferentes densidades
de insectos plaga.
Los hongos entomopatógenos Verticilliumm lecanii (A. Zimmerm.) Viégas,
Beauveria bassiana (Balsamo) Vuillemin y Paecilomyces fumosoroseus (Wize)
Brown & Smith también se comercializan para el control de moscas blancas. Su
eficacia va muy ligada a humedades relativas elevadas lo que hace que a veces
se obtengan resultados muy variables. Por otro lado, la compatibilidad de estos
entomopatógenos con parasitoides y depredadores es poco conocida.
Trips
Enemigos naturales
199
depende de la época del añb, de la intensidad de los tratamientos insecticidas
aplicados; del área geográfica y del cultivo. También existen abundantes pobla-
ciones de Neoseilus cucumeris (Oudernans) y Amblyseius barkeri (Hughes)
(Mesostigrnata: Phytoseiidae ), estos ácaros fitoseidos depredan sobre todo larvas
de primer estadio de desarrollo y son eficaces en el control de los trips.
En la actualidad se están produciendo comercialmente O. laevigatus, O. majus-.
culus y O. albidipennis así corno el fitoseido N. cucumeris. En cultivo de pimiento .
de invernadero se está aplicando el control biológico de trips mediante la inocula-
ción conjunta de O. laevigatus y de N. cucumeris en unas 2000 ha de invernadero
del sudeste español (Castañé, 2002). Los depredadores polífagos M. caliginosus y
D. tamaninii también se alimentan de trips y aunque su utilización normalmente se
asocia al control de moscas blancas, cuando están instalados en un cultivo de torna-
te impiden la proliferación de trips.
Minadores de hoja
Enemigos naturales
200
Pulgones y sus enemigos naturales
201
plusinos Chrysodeixis chalcites (Esper) y Autographa gamma (L.) aunque son
mucho más fáciles de controlar ya que se alimentan casi exclusivamente de hoja.
Los enemigos naturales más abundantes de estas especies de lepidópteros plaga son
los parasitoides de huevos Trichogramma evanescens (Westwood) (Hymenoptera:
Trichogrammatidae) y Telenomus spp. (Hymenoptera: Scelionidae). Los porcentajes de
parsitismo natural sobre huevos de H. amigera y de C. chalcites puede llegar a ser muy
importantes. Por ejemplo, superiores al 80% en los meses de agosto septiembre en cul-
tivos de tomate al aire libre en los que se aplicaba un programa de control integrado.
Sobre larvas, el parasitismo natural normalmente es muy inferior y las especies de para-
sitoides más comunes son Itoplectis spp. (Hymenoptera: Ichneumonidae) y Cotesia
spp. (Hymenoptera: Braconidae).
Macrolophus caliginosus también es un importante depredador de huevos de
lepidópteros y en campos con poblaciones importantes de este depredador puede
llegar a encontrarse hasta el 70% de huevos de H. amigera depredados. Sin embar-
go, cuando hay abundancia de diferentes plagas sobre el mismo cultivo es muy difí-
cil poder predecir la capacidad de control de estos depredadores polífagos sobre H.
armigera, dado que los huevos están muy dispersos en la planta, tienen una dura-
ción del desarrollo muy corto y este lepidóptero es capaz de causar pérdidas eleva-
das de cosecha con niveles poblacionales bajos (Gabarra et al., 2000).
También es común encontrar en diferentes cultivos hortícolas larvas de lepidóp-
teros muertas por virus y bacterias, especialmente en otoño, sin embargo, su pre-
sencia es muy variable.
Aunque se han hecho diferentes ensayos de eficacia de la introducción inundativa
de T. evanescens para el control deH. armigera, este método de control no se está apli-
cando actualmente. La aplicación de tratamientos con Bacillus thuringiensis (Berliner)
es el método de control biológico más eficaz para el control de H. armigera y otros plu-
sinos. Para obtener un buen control con este tratamiento es imprescindible conseguir
un buen recubrimiento de la planta y aplicarlo cuando están presentes los primeros
estadios de desarrollo del lepidóptero. La adición de mojantes en el caldo parece que
incrementa su eficacia y persistencia. En cambio, para el control de S. exigua la efica-
cia de B. thuringiensis es mucho menor. (ver capítulo 4).
Los ácaros que causan daños más importantes en cultivos hortícolas son las ara-
ñas rojas Tetranychus spp. (Prostigmata: Tetranychidae), espec.ialmente en cultivos
de cucurbitáceas y en algunas solanáceas, el ácaro del bronceado Aculops lycoper-
sici (Massee) (Prostigmata: Eriophyidae ), que afecta sobre todo a tomate y cuya
importancia se ha incrementado en los últimos años, y Polyphagotarsonemus latus
(Banks) (Prostigmata: Tarsonemidae) que afecta sobre todo a pimiento.
202
Para obtener un buen control de estos ácaros es muy importante la localización
de los primeros focos en el cultivo. En el caso de A. lycopersici y P. latus la mane-
ra más fácil de detectarlos por la coloración pardusca que toman los tallos, las hojas
y los frutos en el caso de A. lycopersici y por la deformación de los brotes en el caso
de P. latus.
Los enemigos naturales autóctonos que depredan Tetranychus spp. son los fito-
seidos Amblyseius californicus (Me Gregor) y Phytoseiulus persimilis (Athias-
Henriot) (Mesostigmata: Phytoseiidae) y el depredador específico Feltiella acarisu-
ga (Vallot) (Díptera: Cecidomyiidae). Los depredadores polífagos también ejercen
una importante acción sobre la araña roja y, aunque es difícil cuantificar su acción
sobre esta plaga se ha observado un aumento brusco de sus poblaciones cuando des- ,
aparecen por ejemplo las poblaciones de M. caliginosus.
Diferentes empresas comercializan A. californicus, P. persimilis y F. acarisuga,
en algunos cultivos y con determinados niveles de daños se recomienda utilizar una
especie o más de una dependiendo de los niveles de plaga. A menudo se recomien-
da hacer la inoculación en los primeros focos. Phytoseilus persimilis es muy sensi-
ble a la humedad relativa baja, por lo que no se aconseja su utilización cuando ésta
es inferior al 60%. En cultivo de tomate no se consigue un buen control con este
depredador y algunas empresas comercializan una raza de P. persimilis especial para
tomate con el que parece que se obtienen mejores resultados (Malais y Ravensberg,
1991).
Por lo que respecta a A. lycopersici y P. latus, ni se conocen bien sus enemigos
naturales autóctonos ni actualmente están disponibles enemigos naturales eficaces
para su control por lo que cuando aparecen síntomas de estas plagas se recomiendan
tratamientos con acaricidas específicos poco tóxicos para los enemigos naturales.
DEPREDADORES POLÍFAGOS
Como hemos visto en los apartados anteriores los depredadores polífagos, sobre
todo míridos y antocóridos, se encuentran a menudo asociados a las plagas de los
cultivos de invernadero mediterráneos. El hecho de que estos enemigos naturales
sean capaces de alimentarse de más de un estado de desarrollo de una determinada
plaga y de más de una especie de plaga simplifica la utilización del control biológi-
co en cultivos protegidos. Si tomamos como ejemplo el cultivo de tomate de inver-
nadero, en un momento determinado podemos tener ataques de dos especies de
mosca blanca, minadores de hoja, dos especies de lepidópteros, dos especies de pul-
gones y una especie de eriófidos. En esta situación el depredador M. calíginosus es
capaz de alimentarse de todas las plagas presentes. En muchos casos ejercen una
importante acción preventiva controlando algunas plagas desde su aparición en el
203
cultivo. e impidiendo su proliferación. Ésta es una de las cualidadesque valoran más
los agricultores que utilizan estos enemigos naturales en sus invernaderos .
.Una característica importante a tener en cuenta es que míridos y antocóridos,
además de depredar diferentes artrópodos, se alimentan también de la planta: Este
carácter les permite instalarse en el cultivo cuando las densidades de presa son muy
bajas o inexistentes. Sin embargo, algunas especies pueden llegar a causar daños
económicos con su alimentación, normalmente cuando la densidad de presa es muy
baja o inexistente. Un ejemplo lo tendríamos en el depredador D. tamaninii que
causa daños en fruto de tomate a bajas densidades de presa.
Algunas de las incógnitas asociadas a la utilización de estos enemigos naturales
son la falta de información disponible sobre su preferencia entre las diferentes pla-
gas presentes en un cultivo deteniúnado, su interacción con otros enemigos natura-
les, la posible aparición de daños así como los factores que determinan su instala~
ción en el cultivo.·
Como hemos visto en los cultivos hortícolas coexisten numerosas plagas, muchas
de ellas polífagas, y en su control a menudo interviene más de un enemigo natural
(parasitoides, depredadores y entomopatógenos) que pueden ser más específicos o
más polífagos. Por lo tanto, cuando en un cultivo se aplica el control biológico coe-
xistirán, y por lo tanto interaccionan entre sí, mediante la alimentación, la reproduc-
ción o la modificación de su comportamiento, varios enemigos naturales. Así mismo,
estos enemigos naturales incidirán en una o en varias de las piagas presentes en el
invernadero.
Por ejemplo, en cultivo de pimiento los Orius puede alimentarse de trips, demos-
cas blancas, de pulgones, de pulgones parasitados y del depredador A. cucumeris
que a su vez se alimenta de trips, araña roja y otros ácaros. En cultivo de tomate
Macrolophus puede alimentarse de la mayoría de las plagas que afectan al cultivo y
además de larvas de mosca blanca y de pulgones parasitados y del depredador de
pulgones A. aphidimyza. Esta interacción puede ser positiva o negativa para el con-
trol de la plaga. Un ejemplo de interacción positiva o complementaria es la que se
producía en tomate de invernadero en el que se utilizaba conjuntamente M. caligi-
nosus y E.formosa. Se observó que el depredador tenía preferencia por depredar las
larvas de mosca blanca no parasitadas y sólo cuando había muy poca mosca blanca
producía una elevada mortalidad de E.formosa, con su utilización conjunta se con-
seguía un buen control de la mosca blanca. Una situación igualmente complementa-
ria se ha observado entre O. laevigatus y A. cucumeris en cultivo de pimiento. Sin
embargo, existen otras interacciones que resultan negativas para el control de la
204
plaga. Por ejemplo, en invernaderos de tomate en los que se introducía E.form
para el control de T. vaporariorum se observó que las poblaciones naturales de E.
pergandiella producían una elevada mortalidad de E. formosa, tanto· con mediante
la producción de machos como mediante la alimentación. Como consecuencia de
esta interacción se producía un peor control de la plaga.
205
BffiLIOGRAFÍA
206
EL FUTURO DEL CONTROL BIOLÓGICO
EL FUTURO DEL CONTROL BI
JOSEP JACAS MIRET,t ALBERTO URBANEJA GARCÍA2
y JosÉ LUIS RIPOLLÉS MOLES3
Departament de CUmcies Experimentals, Universitat Jaume 1,
·1
209
en Españase ha incrementado fuertemente (figura 1). Así, si duránte la década de los
. setenta encontramos documentada la entrada de una nueva especie cada 3 años. En
la actualidad están llegando una media de casi dos especies por año. El aumento y la
enorme rapidez con que se producen los intercambios comerciales entre países, la
entrada de material vegetal no controlado (a través, por ejemplo, del turismo o de la
inmigración ilegal), o el controvertido cambio climático, pueden conducir a un
importante incremento de la incidencia de este tipo de fitófagos en un futuro inme-
diato. En este nuevo escenario, el control biológico clásico deberá jugar un papel
clave.
16
r-
14
111
1'11
:s! 12
u
=
'ti
g 10
.5.
1'11
Cll
.!! 8
Cl.
fl)
.!!!
u
Gl 6
Cl.
=4
Gl
'ti
r-
z r-
2
o n
1951-60 1961-70 1971-80 1981-90 1991-2000 2001-2004
Década
Fuente: elaboración propia a partir de Pérez Moreno (1999) para el período 1951-2000.
FIGURA l. Especies de ácaros e insectos plaga introducidas en España desde mitad del sig!o
XX. Si la tendencia de los últimos años no se detiene, durante la primera década del siglo
XXI podríamos llegar a registrar alrededor de unas veinte nuevas especies plaga
210
condiciones ecológicas más parecidas a las que existían antes de la introclucéi
la plaga. A escala mundial, se estima que a pesar de que poco más de un 10%
programas de control biológico de artrópodos pueden considerarse un éxito
al., 2000), los beneficios que comportan son altísimos. La proporción coste:
cio puede superar el valor 1:145 (Jetter et al., 1997; Norgaard, 1988; Pickett et dl,,
1996), y estas ganancias aumentarán año tras año, sin que sea preciso realizar ib.ter..
vención alguna para que el control se mantenga en el agroecosisterna. La no depen-
dencia en el uso de plaguicidas comporta una mejora de la salud de nuestros eco-
sistemas, tanto agrícolas corno naturales, y, finalmente, una-disminución de los resi-
duos, que en último término llegan a los humanos a través de las redes tróficas, con'
todos los problemas .asociados que este tipo de sustancias pueden provocar para
nuestra salud. A pesar de ello, los programas de control biológico clásico no están
exentos de riesgo.
211
l. Pueden estar contaminados por esporas, o cualquier otra fuente de inóculo,
patógena para plantas o animales, especialmente cuando aquéllos se introdu-
cen sobre huéspedes vivos.
2. Pueden estar infectados por sus propios enemigos naturales, que los harían
ineficaces y, además, podrían suponer un riesgo adicional para otras especies.
3. Algunos agentes sólo pueden transportarse con su huésped vivo, y es necesa-
rio evitar la llegada de nuevas razas de la plaga contra la que se va a introdu-
cir el agente.
4. Es posible que los agentes deban ser objeto de estudios previos para asegurar
su benignidad (fundamentalmente pruebas de especificidad, pero también de
adaptación climática, o su historia de vida) antes de su suelta.
5. Los enemigos naturales son con frecuencia nuevas especies para la Ciencia,
por lo hay que comprobar su identidad, y caracterizarlos de forma que sea
posible reconocerlos posteriormente sin ningún tipo de duda. En esta labor,
los taxónomos juegan un papel fundamental en los programas de control bio-
lógico.
El control biológico clásico debe estar sometido a una estricta regulación, que
garantice su bondad, aunque no es deseable que la burocracia llegue a extremos
como los que se dan en la actualidad, por ejemplo, en Hawaii (Messing y Purcell,
2001), que lo hacen prácticamente imposible. En España, la introducción de enemi-
gos naturales exóticos debe ser autorizada por el Ministerio de Agricultura, Pesca y
Alimentación, previo informe del Ministerio de Medio Ambiente. Así queda refle-
jado en la Ley de Sanidad Vegetal (figura 2) (Anónimo, 2002), cuyas bases son el
Código de conducta para la importación de enemigos naturales de la FAO (FAO,
1996), así como los protocolos elaborados por la OEPP (Organización Europea y
Mediterránea para la Protección Vegetal) (OEPP, 1999 y 2000). Éstos exigen la pre-
paración de un dossier que las autoridades competentes deben aprobar previamente
a la entrada del enemigo natural, así como un segundo dossier para permitir su suel-
ta en campo. En el contexto fitosanitario de la Unión Europea, la autorización para
la suelta sería otorgada por los distintos Estados miembros, teniendo en cuenta el
punto de vista del resto de estados de la Unión. Se prevé asimismo la creación de
una lista positiva para especies ya introducidas en algún Estado miembro para que
en ulteriores introducciones, éstas fueran aceptadas sin necesidad de una nueva revi-
212
sión. Este procedimiento es muy parecido al empleado por países con
ción en el empleo del control biológico clásico, como EUA, Australia, o
Zelanda.
La obtención de la información exigida en los dossieres hace que sea necesaiio .
establecer laboratorios de confinamiento, unos protocolos de cuarentena y formar a
personal capaz de seguirlos correctamente. Para algunos enemigos naturales, esa
información puede obtenerse en un periodo corto de tiempo, pero para aquéllos más
desconocidos, pueden pasar meses, e incluso años, en confinamiento, antes de que
finalmente se pueda autorizar su suelta.
Me<llos biológicos y otros medios de defensa Primera. Importación y liberación de agentes exóticos <le
fltosanitaria. control biológico.
213
mate con éxito), sino también del impacto, tanto sobre la especie plaga objeto del
control como sobre el resto del ecosistema.
Aunque en numerosas ocasiones, se ha hecho hincapié en la necesidad de cuan-
tificar el impacto de las introducciones, la mayoría de veces, la única evaluación
después de la suelta se ha limitado al típico «funciona» o «no funciona». A menos
que se realice un seguimiento de las sueltas, no es posible obtener información
sobre las razones del éxito o del fracaso de una introducción, y esa información
sería muy útil para mejorar futuras introducciones. Un reciente estudio apunta que
sólo en un 1,7% de los casos se realizaron este tipo de estudios (Lynch y Thomas,
2000). En éste y en otros trabajos en que se ha reunido la información referente a
los efectos no deseados del control biológico clásico (Asquith y Miramontes, 2001;
Barratt et al., 2001), no hay unanimidad en cuanto a las consecuencias de las intro-
ducciones. Sin embargo, sí lo son en que hace falta mayor esfuerzo en investiga-
ción, de manera que podamos aumentar nuestra confianza en el uso de la lucha bio-
lógica clásica, una pieza clave de la agricultura actual.
214
Selección
• Alta adaptación al medio donde se libere. Por ejemplo, si van a usarse en inver-
nadero y en época calurosa, debe poder resistir las temperaturas elevadas que
allí se alcanzan.
• Alta eficacia. Deben ser capaces de reducir las poblaciones de sus huéspedes
antes de que alcancen niveles de plaga.
• Fácil producción y bajo coste. Su producción debe ser sencilla o al menos que
el coste final del insecto sea rentable en el cultivo donde se vaya a utilizar.
En nuestro país esta etapa se ha obviado en la mayor parte de los casos y por lo
general se han utilizado especies (en ocasiones exóticas) que ya estaban utilizándo-
se con éxito en otros países, sin tener en cuenta las especies indígenas. El ejemplo
más claro de este fenómeno ha tenido lugar en los cultivos de invernadero. La mayor
parte de especies de enemigos naturales utilizadas en el control biológico de plagas
en invernadero, fueron previamente seleccionadas para su utilización en países del
norte de Europa donde se utilizaban con éxito (Van Der Blom, 2002).
En España, uno de los pocos procesos de selección <<completa» de artrópodos indí-
genas realizado ha sido el que se ha llevado a cabo con el parasitoide de la mosca blan-
ca Bemisia tabaci Gennadius (Homoptera: Aleyrodidae) por parte de Koppert
Biological Systems S.L. con la colaboración de diversos organismos públicos de inves-
tigación. Para su control biológico se venía. utilizando el parasitoide exótico
Eretmocerus eremicus Rose y Zolnerowich (Hymenoptera: Aphelinidae) originario de ·
Norte América, a pesar de su relativa baja eficacia. Tras un catálogo minucioso de los
parasitoides más abundantes en campo se comprobó que el más abundante y a la vez
más eficaz era Eretmocerus mundus Mercet (Hymenoptera: Aphelinidae) (Van Der
Blom, 2002). Tras esta catalogación se realizaron diversos estudios básicos de biología,
especificidad, competencia, eficacia y utilización en diversos cultivos, al mismo tiem-
po que se investigaba en la producción de las crías masivas (Stansly et al.; 2004; Téllez
et al., 2003; Urbaneja y Stansly, 2004). Con toda esta información fue posible la pro-
ducción comercial a gran escala y su implementación en diversos planes de manejo
integrado de plagas en diversos cultivos hortícolas de invernadero en España.·
En el campo del control biológico de enfermedades, los capítulos 6, 8 y 9 de este libr.o
ofrecen otros ejemplos de este tipo de selección para el control biológico de entern1ecJa®
215
Producción
El proceso de producción es uno de los puntos clave que posibilitará el uso de un ene-
migo natural. La cría de un enemigo natural llevada a cabo sobre material vegetal es por lo
general costosa ya que se requieren amplias superficies para su producción. En este punto
es necesario profundizar de cara a optimizar los sistemas de producción. Una de las líneas
de investigación en la que más se está trabajando, y en la que se debería de ahondar aún
más, es la búsqueda de dietas alimenticias; que sustituyan a las presas vivas en el caso de
las crías de depredadores (por ejemplo microencapsulados (Arijs y De Clercq, 2004)), o a
la planta sobre la que se desarrolla el huésped en el caso de parasitoides (Van Emden y
Rifle, 2002). Un caso extremo son las investigaciones encaminadas a la cría de endopara-
sitoides en medios totalmente artificiales (Fanti y Vinson, 2000). Otro punto a tener en
cuenta es la tecnificación de la línea de producción y en especial el.proceso de formulado
final. Actualmente se requiere mucha mano de obra en esta última etapa, por lo que sería
también necesaria la inversión en investigación en este proceso.
Control de calidad
Integración
216
los posibles tratamientos químicos utilizados. En un manejo de plagas basado en
sueltas periódicas de enemigos naturales, el conocimiento de los efectos secundarios
de los plaguicidas sobre los enemigos naturales utilizados es hoy en día indispensa"
ble. Desde mediados de los años 1970, la OILB, a través del Grupo de Trabajo
«Plaguicidas y Organismos Beneficiosos», ha estado desarrollando programas con-
juntos para el estudio de los efectos secundarios de los plaguicidas sobre los enemi-
gos naturales más relevantes en distintos cultivos. Muchos de sus. resultados pueden
consultarse en las páginas web de algunas compañías dedicadas al comercio de agen-
tes de control biológico (Biobest, 2004; Koppert, 2004), y pueden servir de base a los
técnicos y agricultores a la hora de intervenir químicamente contra una determinada
plaga. Sin embargo, en muchas ocasiones cuando aparece un nuevo producto al mer-
cado, solamente se conocen los efectos secundarios sobre unos pocos enenligos natu-
rales, dejándose este trabajo a la propia experiencia de los técnicos de campo. .
217
de investigaciones largas y costosas que difícilmente se pueden ejecutar si no cambian
los parámetros por los que se financia actualmente la investigación agrícola en nuestro
país, y por los que se evalúa a los investigadores en su carrera profesional. El control
biológico de conservación precisa ensayos de campo que en muchos casos deberán
durar varios años y abarcar superficies suficientemente grandes para evitar efectos dis-
torsionadores de escala. Además, este tipo de ensayos son, por su complejidad, difíci-
les de ejecutar y de interpretar. Por ello, a menos que exista algún tipo de aliciente, por
lo general los investigadores no suelen inclinarse por esta línea de trabajo. De ahí la
necesidad que la sociedad perciba la importancia de este tipo de control, que impulse a
las administraciones a primar esta línea de investigación. Hasta este momento, los estu-
dios de conservación que más tradición han tenido en los países industrializados ha sido
el estudio de los efectos secundarios de los plaguicidas (capítulo 1 de este libro).
Justamente tras estos estudios tan necesarios se encuentran intereses, tanto de las auto-
ridades fitosanitarias por disminuir el impacto de estas sustancias biocidas sobre los
organismos beneficiosos, como de las propias industrias fitosanitarias, que deben pro-
bar la bondad de sus preparados. Sin embargo, estos estudios no deberían conducirnos
a una simplificación del problema: puesto que disponemos de plaguicidas selectivos,
no hace falta preocuparse más por la conservación de los enemigos naturales. La con-
servación es mucho más que aplicar productos selectivos para la fauna útil. Tal como
se recoge en la figura 3, los plaguicidas sólo deberían aparecer como última medida de
control y la conservación tiene mucho que ver con los dos primeros pisos de la pirá-
mide, en todo aquello que hace referencia a la manipulación del cultivo.
FIGURA 3. Modelo general del control integrado de plagas, enfermedades y malas hierbas. El
c.ontrol biológico de conservación se encuentra íntimamente ligado con los dos primeros
eslabones, básicos. Los otros dos tipos de control biológico no aparecen hasta el tercer piso
218
Por las razones expuestas anteriormente, es fácilmente coJmp~retlSil~Je'iil
número de trabajos de investigación llevados a cabo sobre control biológico dé
servación sea mucho menor que los realizados en los otros dos tipos de control
lógico: clásico. e inundativo/inoculativo. Por ello, las líneas futuras de investigaéión
a desarrollar en conservación son hoy en día bastante amplias (capítulo 2 de este
libro). Entre ellas, y aunque ya mencionadas en capítulos anteriores, haría falta pro~
fundizar especialmente en el conocimiento de los ecosistemas agrícolas y en la posi-
ble interrelación de los distintos factores (tanto bióticos como abióticos) que pueden
incidir en la conservación.
CONCLUSIONES
219
. BIDLIOGRAFÍA
220
GURR, G. M.; BARLOW, N. D.; MEMMOTI, S. D.; WRATIEN, S. D. y
(2000). A history of methodological, theoretical and empirical approaches
logical control. En: Biological control: measures of success. coord. GURR,
WRATIEN, S. 3-37. Kluwer Academic Publishers. Dordrecht (Holanda).
JETIER, K.; KLONSKY, K. y PICKETI, C. H. (1997). A cost/benefit analysis ofthe
whitefly biological control program in California. Joumal of Arboriculture, 23:
65-72.
KOPPERT BIOLOGICAL SYSTEMS. (2004). Efectos secundarios database. http://www.kop-
pert.nl/sO 110.html
LARA, L. y URBANEJA, A. (2002). Control biológico de plagas en pimiento en la pro-
vincia de Almería. Horticultura, 165: 86-90.
LARA, L.; VAN DER BLOM, J. y URBANEJA, A. (2002). Instalación, distribución y efi-
cacia de Orius laevigatus (Fieber) y O. albidipennis (Reuter) (Hemiptera:
Anthocoridae) en invernaderos de pimiento en ~lmería. Boletín de Sanidad
Vegetal. Plagas, 28: 253-263.
LYNCH, L. y THOMAS, M. B. (2000). Nontarget effects in the biocontrol of insects
with insects, nematodes and microbial agents: the evidence. Biocontrol News and
lnformation, 21: 117-130.
MESSING, R. H. y PuRCELL, M. F. (2001). Regulatory constraints to the practice of
biological control in Hawaii. En: Balancing nature: assessing the impact of
importing non-native biological control agents (an intemational perspective ),
coord. LOCKWOOD, J. A.; HOWARTH, F. G. y PURCELL, M. F. 3-14 pp. Thomas Say
Publications in Entomology, ESA, Lanham (EUA).
MICHAUD, J. P. (2002). Classical biological control: a critical review of recent pro-
grams against citrus pests in Florida. Annals of the Entomological Society of
America, 94: 531-540.
NOGAARD, R. B. (1988). Economics of the cassava mealybug (Phaenacoccus ma.ni-
hoti; Hom.: Pseudococcidae) biological control program in Africa.
Entomophaga, 33: 3-6.
(OEPP) ORGANIZACIÓN EUROPEA Y MEDITERRÁNEA PARA LA PROTECCIÓN VEGETAL.
(1999). EPPO Standards. Saje use of biological control. First import of exo,tic
biological control agents for research under contained conditions. OEPP. ·París
(Francia), 9 pp.
(OEPP) ORGANIZACIÓN EUROPEA Y MEDITERRÁNEA PARA LA PROTECCIÓN
(2000). ·EPPO Standards. Saje use of biological control. Import and release
exotic biological control agents. OEPP. París (Francia), 4 pp.
221
PÉREZ~MoRENO, I. (1999). Plagas introducidas en España peninsular en la segunda
mitad del siglo XX. Arac-net. Boletín electrónico de entomología. http://entomo-
logia.rediris.es/aracnet/num4/entomap.htm.
PICKETI, C. H. J.; BALL, J. C.; CASANAVE, K. C.; KLONSKY K.; JETIER, K. M.;
BEZARK, L. G. y SCHOENIG, S. E. (1996). Establishment of the ash whitefly para-
sitoid Encarsia inaron (Walter) and its economic benefits to ornamental streets
in California. Biological Control, 6: 260-272.
SAMPSON, C. (1999). IPM in tomatoes. En: STING 19, Newsletter on Biological
Control in Greenhouses, coord. VAN LENTEREN, J. Holanda. http://www.dpw.wau.
nl/ento/english/sting/STING 19 .htm
SÁNCHEZ, J. A., (1998). Bases para el establecimiento de un programa de control
integrado de Frankliniella occidentalis (Pergande) en pimiento en invernadero
en el sureste de España. Influencia de la temperatura sobre el potencial biótico
de Orius laevigatus (Fieber) y Orius albidipennis (Reuter). Tesis Doctoral.
Universidad Politécnica de Valencia. Valencia (España). 206 pp.
SÁNCHEZ, J. A.; ÜARCÍA, F.; LACASA, A.; GUTIÉRREZ, L.; ÜNCINA, M.; CONTRERAS, J.
y GóMEZ, J. (1997). Response ofthe Anthocorid Orius laevigatus and Orius albi-
dipennis and the Phytoseiid Amblyseius cucumeris for the control of
Frankliniella occidentalis in commercial crops of sweet peppers in plastic hou-
ses in Murcia (Spain). IOBC wprs Bulletin, 20 (4): 177-185.
STANSLY, P. A.; SÁNCHEZ, p.A.; RODRÍGUEZ, J. M.; CAÑIZARES, F.; NIETO, A.; LóPEZ,
M. J.; FAJARDO, M.; SUÁREZ, V. y URBANEJA, A. (2004). Prospects for biological
control of Bemisia tabaci (Homoptera: Aleyrodidae) in greenhouse tomatoes of
southern Spain. Crop Protection, 23: 701-712.
TÉLLEZ, M. M.; LARA, L.; STANSLY, P. A. y URBANEJA, A. (2003). Eretmocerus mun-
dus (Hym.: Aphelinidae), parasitoide autóctono de Bemisia tabaci (Hom.:
Aleyrodadae): Primeros resultados de eficacia en judía. Boletín de Sanidad
Vegetal. Plagas, 29: 511-521.
URBANEJA, A.; CAÑIZARES, P.; LóPEZ, M. J.; SÁNCHEZ, P. A.; NIETO, A.; RODRÍGUEZ,
J. M.; FAJARDO, M.; SUÁREZ, T. y STANSLY, P. (2002). Control biológico de pla-
gas en tomate tolerante al TYLCV. Phytoma, 141: 60-68.
URBANEJA, A. y STANSLY, P. A. (2004). Response of Eretmocerus mundus to
Different lnstars of the whitefly Bemisia tabaci «biotype Q». Biocontrol, 49:
153-161
VAN DER BLOM, J. (2002). La introducción artificial de la fauna auxiliar en cultivos
agrícolas. Boletín de Sanidad Vegetal. Plagas, 28: 109-120.
222
VAN DER BLOM, J.; RAMOS, M. y RAVENSBERG, W. (1997). -~--~~t,~~~··
sweet pepper in Spain: Introduction rates of predators of ,.,,..~·~r,;r••
talis. Bull. IOBC wprs Bulletin 20 (4): 196-201
VAN EMDEN, H. F. y KIFLE, A. T. (2002). Performance of the
colemani when reared on Myzus persicae on a fully defined
Biocontrol, 47: 607-616
VAN LENTEREN (coord.) (2003). Quality Control and Production of
Control Agents. Theory and Testing Procedures. CABI Publishing.
(Reino Unido), 327 pp.
VIGGIANI, G. (1994). Recent cases of interspecific competition between pcu~~~'Lul,..
of the family Aphelinidae (Hymenoptera:Chalcidoidea). Norwegian Journal
Agricultura! Science supplement, 16: 353-359.
223