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MARIANO N. CASTEX EL DANO EN PSICOPSIQUIATRIA FORENSE Medicina y Psicopsiquiatria Forense - II I. EL DANO PSIQUICO: APOSTILLAS PREVIAS Hace més de una década, seftal6 este autor que el avance de la(s) psico(pato)logia(s) en el campo médico legal —en especial—, en el psiquiatrico forense, habia tornado posible el ingreso re- ciente y avasallador —en los lustros inmediatos previos— y en los estrados judiciales, del concepto de “dafio psiquico” (al que algunos sugerfan denominar “daiio psicopatolégico”), distinguién- dolo por completo del denominado “agravio” o “dafio moral”, separandolo asi del “sufrimicnto que conlleva toda incapacita- cién fisica", como pretendian algunas corrientes mas tradiciona- listas del medio forense. Para estas tiltimas, la instauracién de patologias psiqui- cas, como consecuencia de actividades laboraies (enfermeda- des profesionales, enfermedad accidente, 0 accidente de traba- Jo y/o de accidentes comunes no laborales —accidentes de toda indole—) no era admisible, a no ser que se trataran de cuadros con manifiesta organicidad, o de la produccién de estados psicéticos, claramente diagnosticables. En este sentido, el Tra- tado de medicina legal de E. Bonnet y —sobre todo— su enci- clopédica obra Psicopatologia y psiquiatria forense,' atin en uso en el medio local, manifiestan a las claras tal situacin, la que refleja —por otra parte— a posturas europeas bien apre- ciables en la obra de M. De Laet,? o en el baremo para acciden- tes del trabajo de P Padovani.’ La creciente exigencia en los tribunales civiles y laborales —sobre todo de la Ciudad Auténoma de Buenos Aires (fueros ' Bonner, E.: Tratado de medicina legal, 2* ed., Lépez Libreros, Buenos Aires, 1980; y Psicopatologia y psiquiatria forense. Lopez Libreros, Bue- nos Aires, 1983 2 De Lact, M- Les sequelles traumatiques, Paris, 1952. » Paoovant, P: Barémes. Accidents du travail et maladies professionnelles, Paris, 1983, 18 MARIANO N. CASTEX nacional y local) y el Gran Buenos Aires (fuero de la provincia homénima)—a lo largo de los afios ‘90, para que en las deman- das por dafio psiquico intervinieran especialistas en psiquia- tria, aun cuando no fueran médicc-legistas, contribuyé sin duda a este cambio importante en la visién tribunalicia. Por otra parte, la tendencia expuesta se encontraba acom- pafiada de una elevacién del interés por el tema en todo el mun- do cientifico del siglo fenecido, del que surge el “daiio psiquico postrauma’ (como consecuencia de accidentes de cualquier in- dole) como entidad genérica nosologica, con reconocimiento legal y, por ende, creando responsabilidades —con la consecuente “exigibilidad”— en quienes lo producen, y derechos resarcito- rios para quienes lo padecen Sobre este fondo, y vinculadas a é1, se plantearon en el medio local las siguientes tematicas de interés, a las que se abordé —como ya se ha dicho— de modo preliminar en un pro- grama de investigacién realizado en la Primera Catedra de Psicologia Forense, Universidad de Buenos Aires. Fueron ellas: 1) La investigacién acerca de las demandas judiciales por dao psiquico. acaecidas en la década del °80. con el andlisis de las causales intervinientes, la personalidad de la victima, la dimensién del daiio producido. y el re- sultado de la litis. Todo clio en los fueros civil, comer- cial. y laboral. 2) La investigacién en torno a la definicién del concepto Juridico genérico de daiio psiquico y —en especial— del vigente en los juicios por accidentes, sean éstos del fue- ro que fueren. 3) Un amplio andlisis y evaluacién critica en torno a las problematicas que surgen en toda peritacién psicoclinico forense en los estrados tribunalicios, lo cual incluye el andlisis y la consiguiente evaluacién de todas aquellas variables que confluyen en tal tematica a lo largo del desarrollo de la secuencia procesal 4) La busqueda de bases, ante la realidad hallada, para el disefio de ulteriores investigaciones que contribuyeran aun mejor quehacer de los tribunales, en la tarea de éstos por hallar la verdad, a efectos de proveer a una mejor administraci6n de justicia. Todo io expuesto tuvo, en sintesis, como objetivo general, el contribuir a un mejor conocimiento y manejo en el medio EL DANO PSICOPSIQUIATRIA FORENSE. 19 psicomédico-sociojuridico (fueros laboral, civil y comercial), del dano psiquico postaccidente (de toda indole), partiendo de la realidad existente en los medios del foro pertenecientes a las regiones de mayor densidad del pais. Lo que a continuacién se expone, es fruto —resumido— de tal investigacién y reflexién, a lo cual se afiade ahora, el que mana de la experiencia cosechada tras casi dos décadas de es- tudio y. a la vez, de ejercicio profesional en el foro, tanto como experto en psiquiatria, como en psicologia médica, detalle este ultimo que no siempre se tiene en cuenta ya que los especialis- tas en la provincia de Buenos Aires. son por formacién y entre- namiento, expertos en psiquiatria y psicologia médica. Desgraciadamente, en forma creciente, la peritacién en nuestro foro, otrora objeto de excelencia y de calidad. se ha visto invadida por “no expertos”. convalidados en su momento, probablemente por razones politico-dcmagoégicas, como “exper- tos” —aun cuando careciendo de los indispensables estudios de posgrado— por las propias autoridades judiciales, hoy sin duda alguna, harta de peritos que no saben ni aceptar el cargo y que, ala vez, elevan iufurimes que conllevan a no pocus magis- trados —como lo sefialara uno de nosotros en un trabajo hace algunos afios—a titubear entre autentificar al informe recibido como disparate, 0 considerarlo como producto de una rara gentalidad, cuando no —felizmente—, a designar un nuevo es- pecialista que clarifique el entuerto.* La causal de ello, sin duda alguna, es hallable en dos ver- tientes. La primera se constituye con médicos legistas, especia- lizados en cursos de escasa jerarquizacion y que no dudan en lanzarse, bajo juramento de decir verdad y carentes de toda formacién y/o entrenamiento en psiquiatria y psicologia médi ca, a evaluar reales o supuestas secuelas psiquicas postraum: ticas, basados en informes psicolégicos carcomidos por la sub- jetividad, el desconocimiento de la metodologia especifica de 1a psicologia forense —diversa ésta por completo de 1a psi- cologia clinica— y, sobre todo, de una psicopatologia actualiza- da y cientifica * Conf, Anales de la Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires, XU, pp. 365 y ss. 20 MARIANO N. CASTEX En la segunda vertiente bullen los millares de psicdlogos. magros en lo que hace a una formacién sdlida en psicologia clinica tal cual sc perfila ésta en los albores del siglo xxi, con el avasallador input proveniente de los revolucionarios aportes que manan desde la genética, la vasta amalgama que confor- man las neurociencias, 1a psicologia neuroconductual, la psicosocialogia y las ciencias de la comunicacién —entre otras—. Para peor, en improvisadas academias y cursillos de pacotilla, se entregan a diario certificados y constancias que, si bien ha- bilitan de modo irresponsable en el ejercicio de practicas psicopsiquiatricas forenses, carecen de idoneidad para intro- ducir, aun cuando mal no fucre, al cursante en la vasta policro- mia de estos campos, por esencia multidisciplinarios y en con- secuencia polifacéticos. Fruto de todo ello, por légica, un arte de fantasia, con dis- fraz de seriedad cientifica y presentacion de aseveraciones con ropaje de certeza, en donde hasta la mera posibilidad y/o con- clusién hipotética es puesta de inmediato de lado, por cual- quier observador minimamente entrenado en la rigurosidad que imponen las reglas del pensar. Es obvio que la resultante, para la especialidad, es un crecienie deserédito. Diferenciar a la psicologia de la psiquiatria no suele ser facil, maxime cuando se trata de hacerlo en el terreno forense. La psiquiatria es especie dentro de la figura genérica de la medicina. En breve, trata de la psiquis humana en estado o actividad patoldgica, ya sea ello perturbacién, disfuncién, dis- turbio, alteracién, desarrollo reactivo, 0 cualquicr otra forma de anomalia que impida su libre y normal desenvolvimiento Como consecuencia de ello, la psiquiatria forense, o legal. 0 juridica, es especie dentro de la figura genérica que constituye la medicina legal y asi ha sido conceptualmente considerada durante los tiltimos dos siglos de la civilizacién. El psiyuiatia fur cuse es primero y antes que nada, médi- co. Formado a lo largo de un complejo y vasto curriculo que lo pone en contacto con todas las dimensiones psicobiolégico-fun- cionales del hombre —tanto normal como enfermo— y, alo lar- go de un periodo de tiempo no inferior en extension a siete anos, finalmente accede a un titulo de grado que lo habilita como médico. EL DANO EN PSICOPSIQUIATRIA FORENSE 21 Para ser especialista en medicina legal, se requiere asimis- mo realizar un posgrado de alrededor de tres aiios de teoria y de practica, cuando de medio universitario idéneo se trata. Idéntica formacién de posgrado requiere quien ostenta el titulo de especialista, ya de psiquiatra, ya de especialista en psiquiatria y psicologia médica, existiendo en el momento ac- tual las certificaciones y recertificeciones. que conducen al otor- gamiento de los denominados certificados de especializacion —Jerarquizados o no. En todos estos estudios de grado y de posgrado se accede a técnicas y metodologias de exploracion del paciente, alguna de ellas con raices milenarias. De alli la solidez de la lamada semiologia clinica, la que se estructura contemporéneamente en base a signosintomatologia, enriquecida o no con estudios complementarios, y que desemboca en sindromes, los cuales a su vez conducen a diagnésticos presuntivos que obligan a la produccién de diagnésticos diferenciales, convergiendo el con- junto, tras descartes fundados y certeros, en el 0 los diagnésti- cos definitivos. Luego de ello, sobre cimientos s6lidos, pasa el profesional a pronunciarse sobre el pronéstico y, en forma si- smulténca, plantea y selecciona sobre ¢l llamado balance Ue 1ies- go/beneficio el o los eventual(es) tratamiento(s). A su vez, la psicologia, mejor denominada por algunos es- tudiosos contemporaneos, entre los cuales se integra el sus- cripto, como psicolog(a(s), refiere de modo genérico a un con- glomerado de artes, conocimientos y metodologias —opuestos entre si muchas veces— que suele denominarse arte en el len- guaje de algunos niicleos angloparlantes, y cultura en el ambito de los francoparlantes. Bajo tal figura genérica se aglutinan asi numerosas concep- ctones 0 enfoques tales como la psicologia tradicional 0 filosofi- a, la psicologia experimental, la ctologia o ciencia de la con- ducta, la psicologia fenomenolégica, la psicologfa transaccional, Ja psicologia analitica y sus innumerables ¢ irreductibles en- tre si fraccionamientos, partiendo sobre todo del pensamien- to de Freud, de quien divergen creadores de la talla de Adler, Jiing, M. Klein y Lacan. Bloques teéricos diversos y, a la vez, en muchos aspectos complementarios y enriquecedores entre si, pero que originan en algunos sujetos ridiculos, la preten- sién de constituirse como psicofantes de la tinica psicologia valedera, a la que basan, en consecuencia, en cimientos de 22 MARIANO N, CASTEX algodén y un fuerte halito de subjetivismo, cuando no de una policrémica fantasia. En cierto modo, este conglomcrado no mantiene en comin ni el objeto formal, ni el objeto material, si se sigue al pensa- miento aristotélico en sentido estricto, lo cual las excluye por completo del campo de las ciencias, pero no del perteneciente a las artes Cabe también sefialar que en el breve tiempo de cinco altos, el psicélogo egresa con una formacién minima en que se ha familiarizado con algo de tan vasto conglomerado, pero funda- mentalmente —deberia ser asi al menos— con las técnicas de psicodiagnéstico (complementarias del examen psiquiatrico médico) y algunos fundamentos de la psicopatologia y/o de la psicologia clinica. En cambio, hasta hace muy poco, rarisimo era hablar u oir de neurociencias y su importancia, en los ¢s- quemas docentes propuestos en los claustros. Si bien cxistcn sdlidos niicleos de pensamiento ¢ investiga- cién tanto dentro del campo de la psicopatologia, como tam- bién y sobre todo, en el area de las técnicas psicodiagnésticas, en los medios locales —en los centros de docencia de psicolo- gia— se uende a minusvalorar tales técnicas, imperando en quie- nes lo hacen, el culto a la Namada libre exploracién o, también, entrevista no pautada o libre, en donde el psicdlogo, alejado de la rigurosidad que imponen las psicotécnicas correctamente aplicadas, y rechazada la metodologia cientifica propia de la psiquiatria —que es médica por esencla— navegan en un océa- no en donde no es raro encontrar algiin aserto tan disparatado como el “esto es asi porque lo dijo Freud en una carta a Fliess”, perla recientemente hallada por el suscrito en un informe pericial psicolégico en el ambito del fuero civil nacional, en donde la profesional exponia ademas al magistrado que “a su juicio no existia el dato psiquico —no en el examinado sino como con- cepcién en la psicologia misma—". Y éstos son peritos. a los que lamentablemente algtin {uez no deia de convalidar. Nétese por otra parte que tanto el psicodiagnéstico, como a psicopatologia, como la psicologia clinica, son especies inte- grantes claramente de Ja psiquiatria, compartiéndoselas tanto con esta especialidad médica como con aquellos psicdlogos es- pecializados en ellas. Por consiguiente, es importante ponerlo de resalto, la es- pecializacion en psiquiatria y en medicina legal requiere una EL DANO EN PSICOPSIQUIATRIA FORENSE formacién de alrededor de una década u posgrado. El psicdlogo en cambio, formado en la urdimbre que se describe en parrafos superiores, se considera avezado para incursionar en estos campos con una formacién de cinco afios de grado, habiendo incluido en su bagaje numerosas materias que nada tienen que ver con la clinica o la enfermedad mental pero que enriquecen su especialidad por cierto. Peor atin, la psicologia forense no cuenta atin, salvo algan reciente y meritorio esfuerzo, con cursos de posgrado de dos a tres afios de extensin que capaciten a los psicélogos en el area, La materia se dicta en un semestre en el curriculum de grado y con una carga horaria de clases teéricas que no supera las dos horas semanales durante un brevisimo cuatrimestre. A su vez, la psiquiatria forense ofrece expertos con larga experiencia y formados no solamente en absolutamente todos aquellos campos que afirma dominar el psicélogo para ejercer esta especialidad, sino también en la vasta y sélida metodologia médica con que se explora y trata el hombre en salud y en- fermedad. Luo 1esulladus sallan @ Ja vista eu el aimbity del fore. en donde el desconocimiento de principios esenciales al quehacer psicolégico y psiquiatrico forense especifico, conduce a la pro- duccién de un ctimulo de dislates, maxime cuando se intenta imponer como criterio cientifico, frases 0 textos freudianos 0 lacanianos, por més solidez que éstos pudieran tener por fun- darse —por lo general— en casos 0 experiencias singulares. Un retorno por cierto al medievalesco magister dixit. Por ello y para contribuir a la clarificacién de estos cam- pos es que este autor propuso tiempo ha, que no se hablara mas de psicologia y psiquiatria forenses como areas contra- puestas entre si, sino como especialidades complementarias, en donde desde visiones o lecturas metodolégicamente diferen- ciadas se pretende alcanzar la verdad del hombre aiterado o disfuncionante en su psiquismo. Incluso, desde hace menos de un bienio, se ha comenzado a referirse al area, utilizando el término psicopsiquiatria. Palabra en donde el “psico” inicial, recuerda que no puede hallarse formacién psiquiatrica seria. sin un conocimiento adecuado de la psiquis humana normal y ello si es campo fértil y esencial para la(s) psicologia(s). sobre todo para la neuro-inmuno-endocrino-psicologfa. la etologia, la 24 MARIANO N. CASTEX psicologia comparada, la psicologia conductual, 1a psicolo- gia animal, la psicologia experimental y la psicologia testistica —entre otras muchas. Retomando las ideas previas a esta disquisicién, se puede en consecuencia apuntar que el psiquiatra accede con una me- todologia integral y milenaria al estudio del psiquismo tanto normal como patolégico El psicdlogo, en cambio, lo hace a través de una metodolo- gia de psicodiagndstico que es complementaria al estudio psico- clinico integral. Pero hasta tanto no exista una seria formacion de posgrado en materia psicol6gico-forense, seguiran produ- cléndose falencias en los informes psicolégicos, ya que los pro- fesionales de este quehacer incursionan en el campo pericial. desconociendo por completo los parametros en que la especia- lidad se desenvuelve, olvidando, para peor, que la psicologia forense no es la psicologia clinica y, mucho menos, psicoanali- sis, especialidad y arte esta diltima, a la que tampoco interpre- tan debidamente, si uno atiende a su esencia y, sobre todo, a sus inspiradores, verdaderos genios del siglo xx, que causa- ron una auténtica revolucién en el conocimiento del psiquismo y hasta indirectamente— cn cl de todo ser humanv, ciendo por ende, el gratuito manoseo que les infringen a diario, una miniporcién carnavalesca de sus seguidores. Al respecto, se torna oportun citar aqui un texto de espe- cialistas contempordneos, refiriendo al mal uso involuntario de los tests psicoldgicos en ciencias forenses. La evaluacién psicoldgica en clencias forenses es muy distinta a la evaluacién clinica. En clinica se establecen hipé- tesis que pueden verificarse 0 refutarse a lo largo del proceso terapéutico. En ciencias forenses no cabe tal opcién y debe tomarse una dectsi6n con frecuencia rdpida y taxattva. Por otra parte, las repercusiones de tales evaluactones son bien diferentes, ya que ante el foro, las conclusiones pueden reper- cutir sensiblemente sobre el prestigio, la libertad, los bienes. el trabajo y las relaciones sociales de la persona. Los tests psicolégicos son con frecuencia mal interpretados y sobrein- terpretados. Este hecho puede ser grave.* > Detaano Buxo, S. y colab.: Psiquiatria legal y forense, Il, Colex. Ma- arid, 1994, p. 1340. EL DANO EN PSICOPSIQUIATRIA FORENSE 25 En consecuencia de lo expuesto, puede coneluirse que la psiquiatria legal o forense contiene como figura genérica lo estrictamente propio de su especialidad, lo que incluye todo aquello que puede hacer la psicologia forense. En cambio, la psicologia forense exige, para su correcto desempero, una for- macién de posgrado que no alcanza al psicdlogo simplemente licenciado y. asimismo. el ejercicio de la especializacién en psicologia forense, no incluye muchisimos aspectos que si con- tiene la psiquiatria forense y a las cuales por insuficiencia de formacién, no accede el psicélogo, como se ha explicado en lineas previas, Un ultimo parrafo postula por cterto, antes de incursionar en el concepto de “dato psiquico” tal cual lo interpreta este autor, que se haga una especial mencién al porqué determina- dos sectores del conflictivo mundo de la(s) psicologia(s) locales hablan de psicologia forense siguiendo a la escuela de este au- tor y, otros, se empefian como los talibanes afganos con los Budas milenarios, a borrar todo vestigio del término, sustitu- yéndolo por psicologia juridica. Curiosamente, estos iltimos son quienes introdujeron en el ambito forense argentino, hace un par de afios atras, la peregrina tesis que sostenia que el dafo psiquico se daba en el consciente, y el dafio moral en el inconsciente —o viceversa, ya que en este caso el orden de los, factores no altera el absurdo producto—, ademas de defender una visién sobre la psicologia forense que se aleja por completo de aquélla con la que se impulsara la creacién de la catedra homénima en la Universidad de Buenos Airca, en la década del °80 y de la cual este autor fue primer y dinico profesor regular titular por coneurso, no habiéndose cubierto, sina en forma in- terina y temporal, tal titularado, hasta fines del afio 2002, pese a la vacante dejada, al marginarlo por edad (65 afios), en 1998. Es por ello, que se ha considerado titil reproducir parte de una respuesta de este autor a los miembros del Consejo de la Facultad de Psicologia, cuando hace ya casi diez afos intent impulsar por cuarta o quinta vez el curso de especializacién en Psicologia Forense, esfuerzo que aborté ante la incomprensién por parte de los sectores con poder politico dentro del claus- tro. Los argumentos con que algunos colegas objetaban tal cur- so de especializacién surgen del responde mismo y, entre ellos, 26 MARIANO N. CASTEX puede apreciarse la problematica del nombre, esto es, una fal- ‘sa opci6n entre psicologia forense 0 psicologia Juridica. “Se ha tomado debida nota de los informes cuestionando el proyecto de curso de posgrado para Ja espectalizacion en Psi- cologia Forense, elevados por apreciados colegas regulares ad- Juntos. Entienda que las critieas alas dociimentas sametidas ala reflexién de este docente, pueden distinguirse entre genéricos y especificos (esto es, los pertinentes a cada critico en especial). Asi, en cuanto a reflexiones genéricas, merecen sefialarse que ellas versan sobre los siguientes items comunes: - Los tres colegas adjuntos solicitan que se amplien los objetivos de la especialidad; al hacerlo, demuestran des- conocer la especialidad, confundiéndola con grandes reas de la psicologia clinica. — Los tres solicitan que se incluya una resefia histérica de la especialidad. - Los tres peticionan que se sustituya toda referencia a la(s) psicologia(s), por la misma expresi6n en singular, diferenciéndose asi de la postura del titular (licenciado en Filosofia y con trabajos publicados sobre el tema) y de la distinguida investigadora docente del claustro Prof. Maria M. Casullo —conf. la altima hoja informativa publicada por la Secretaria de Cultura de la Facul- tad (1997)— y, sobre todo, de las reflexiones de Wundt —cuya prolifica obra indudablemente no conocen— quien al publicar la edicién en castellana de su Psicolo- gia, a fines del siglo pasado, ya distingue con solidez entre tres psicologias, no diferenciables solamente por método, sino también por sus objetos materiales y for- males, debiéndose recurrir sin duda alguna para captar tan sutil diferenciaci6n a Aristételes, un anticuado pen- sador bien pasado de moda, cuya produccién cientifica, tal vez sea inferior en cuanto listado, a la vasta y exten- sa obra del colega critico, cuyo contenido especifico se- ria de altisimo interés conocer. Cabe sobre este punto sefialar que la Prof. Casullo ex- pone el mismo concepto de psicologia(s) en ocasién de comentar su experiencia en el XXVI Congreso Interame- ricano de Psicologia, pudiéndose acotar que la expre- sin es utilizada con el objeto de invitar a la reflexion BL DANO EN PSICOPSIQUIATRIA FORENSE. 27 respecto de las divergencias discursivas que se ponen de manifiesto en el universo “Psi”, al que se dirige la demanda proveniente del “Todo-Legal”, siendo por otra parte utilizada en la década pasada por el insigne maes- tro andaluz Castilla del Pino, “peligroso comunista” si uno se atiende a algunos estandares con los que atin se continia diseriminanda —también en nuestra UBA y en ciertos medios— a docentes de ella, cuando no piensan conforme a normativas autocraticas y represivas frecuen- tes en no pocos claustros académicos y universitarios. ~ Los tres consideran que la psicologia forense no debe restringirse al area pericial, sino que ésta debe ocupar se de tareas asistenciales en instituciones (cdrceles, ins- titutos de menores, policfa, etc...). Uno de los criticos, en especial, admite que el concepto que supuestamente defiende el suscripto en su proyecto —al que evidente- mente no han lefdo 0 no han comprendido en su integri- dad— era asi en los inicios de la especialidad y postula explicitamente que la psicolog{a forense no es solamen- te tarea pericial y muchos menos se desarrolla exclusi- vamente en los estrados de la justicia. Nada dicen em- pero de los psicdlogos que trabajan en otras instituciones en tareas asistenciales, que contestan oficios judiciales y no por ello hacen psicologia forense. Nuevamente se confunde clinica asistencial con tarea forense, dos di- mensiones y dos relaciones por completo diversas en- tre sf. Volviendo al anticuado y retrégado Aristételes, eabe recordar que en todo concepto en la medida en que se incrementa su extensién, disminuye su com- prehensién, idea elementalisima que puede aclararse con s6lo leer un pequeno tratado de légica del antiguo ba- chillerato secundario. - Los tres también ponen de resalto para modernizar el cunceptu de poivulugia forcnse, el alelauty que linplica- ria denominarla psicologia juridica, como si todo fuera cuestién de nombres. En el fondo, revelan de tal modo el escaso 0 nulo uso que hacen del diccionario de la len- gua castellana, en donde, aun en ediciones de uso infan- til, es dable observar que “forense”, al remitir a foro, se constituye como un adjetivo calificativo de una ampli- 28 MARIANO N. CASTEX tud de la que carece por completo el concepto “juridico” cuyas acepciones se limitan a aquello que atane al dere- cho, o se ajusta a él. No (eniendo sentido establecer wna discusién, si empero lo tiene el remitir al diccionario, edicién 1992 de la Real Academia de la Lengua, ya que en la consulta se vera que los criticos a quienes se reba- te, cacn en la incoherencia de querer Hamar a la cope cialidad aquello mismo que critican a este docente titu- lar regular (uso del sentido restringidisimo del concepto calificativo), sentido que a su vez aun excluye de la psi- cologia forense la dimensién asistencial que pretenden ellos introducir (no la critica de ella), pero amplia su concepci6n a la vasta riqueza del forum latino. De la interrelacién de los discursos, de la psicologia forense critica y de todas las interrclaciones que ¢l concepto mantiene en cuanto tarea, tal cual la concibe el suscripto tras 43 afos de ejercicio profesional y medio siglo de pensar en el claustro de la UBA en contacto con médi- cos, psiquiatras, psicdlogos, filésofos, psicoanalistas, tedlogos y hombres del derecho. mutis para el foro. ES l6gico, el objeto formal. esto es la aproximacién meto- dolégica que los criticos que nos ocupan hacen a la es- pecialidad ende a acrecentar “Poder”. En cambio la aproximacién metodolégica que el suscripto hace de la materia, tiende a profundizar en la reflexién critica, el andlisis epistemoldgico, la interpretacién de los discur- sos del poder, la biisqueda de respuestas a planteos interdisciplinarios que se lormulan desde angulos, vi- stones y area diversas del quehacer humano vinculados al derecho y, sobre (odo, a dotar al joven pstedlogo de herramientas que le permitan capacitarse para respon- der a los requerimientos del derecho y a la vez criticar tales requerimientos. Esto nada tiene que ver con la di- mension psico-clinica, aun cuando un especialista en psicologia forense debe estar muy bien formado en lo primero.” Los parrafos reproducidos de suso. permiten apreciar de qué manera el debate en torno a la especialidad, en el contexto del ejercicio profesional del psicdlogo —al menos— se ha con- vertido en estos tiltimos lustros en una pugna para obtener po- EL DANO EN PSICOPSIQUIATRIA FORENSE 29 der y no ciertamente en una lucha por lograr que los cuadros que se forman en ella, alcancen un nivel de excelencia. El resul- tado de todo ello se encuentra ala vista en la practica profesio- nal diaria, en las antesalas de los tribunales y sus ya clasicos ¢ infaltables vericuetos. En otras palabras, se pretende manipular a la psicologia forense, cn cuanto copecialidad oélida y catablecida, como un instrumento de poder. I. DANO PSIQUICO Y SU CONCEPTO Parece ahora conveniente, procurar la elucidacién en pri- mer término, del concepto de “dafio psiquico”, dentro —claro esté— de los pardmetros propios de la medicina legal y de la psicopsiquiatria forense a aquella vinculada, pardmetros en donde la nota calificativa forense, legal o juridica, debe ser muy tenida en cuenta, utilizandose a estos términos, en el pre- sente caso y por razones practicas, como sinénimos, obviando de tal manera la distincién precisada en capitulo previo. El dafio psfquico en general —tal cual se lo utiliza en ef lenguaje corriente, universitario 0 no— puede ser una cosa, y el dafio psiquico en la especialidad médica y psicopsiquiatrica forense, ser otra muy diversa, variando en esta precisa diferen- ciacién el concepto de dain Tal distincién exige. en conse: cia, una reflexién en torno al término. |. Acerca del vocablo “dafio” En lo que se refiere al vocablo “dao”, cabe sehalar que, salvo alguna rarisima excepcién, en la década del ‘80, en el mo- mento de iniciar la investigacién sobre el tema, no se habia ha- Mado en las obras de la especialidad, al miewos en el mediu local, eluso explicito del término de daiio, en cuanto califica éste a un estado determinado del psiquismo con un claro origen vivencial traumatico. Tal excepcién se produce en el aiio 1911 en un trabajo del maestro de la clinica médica argentina, Mariano R. Castex, quien en su obra Bl seguro obrero,' hace referencia explicita al ¢rau- ma psiquico sefalando que bajo tal titulo “se comprenden los trastornos psiquicos originados a consecuencia de emociones muy intensas, experimentadas en clertas catastrofes, 0 heca- * Castex, M. R.: Bl seguro obrero, Estudios de medicina social, La Semana Médica, Buenos Aires, 1911, p. 139. 32 MARIANO N. CASTEX tombes (explosiones, incendios, etc.), sin que los sujetos hayan sufrido la mas minima lesi6n corporal”. Agrega este autor: “los limites de este estado especial, su cuadro clinico y su determi- nismo no han sido bien fijados: a menudo se los confunde con otras psicosis mas 0 menos bien conocidas. Todo esto ha he- cho de este estado especial, un algo, de dificil interpretacién, cuya limitacién clinica ha suscitado discusiones prolongadas entre especialistas eminentes. La publicidad que se ha dado a este “trauma psiquico” ha sido causa etiolégica de un sinntime- ro de simulaciones, que lejos de simplificar, han venido a com- plicar la solucién del problema’. Y concluye: “Cualquier médi- co extranjero que siga un servicio aleman de medicina interna, que esté en relacién directa con los seguros de accidentes, se podrd dar cuenta de la enorme frecuencia de este estado espe- cial entre las victimas del trabajo”.* Pero a partir de fines de la década del ‘80, al impulsar con algunos colegas y estudiosos la tematica, el uso del término “daiio psiquico” se generaliz6, aun cuando no siempre con el mismo con- tenido, tornandose con el correr de los aftos en un término si no de uso equivaea, al menos anélogo. Por ello es tan importante cuando en derecho y sus ciencias auxiliares se incorpora un voca- blo, tener claramente definido el concepto, con conocimiento ex- haustivo tanto de su extensién, como de su comprehenstén. ‘Terminologia esta dltima, hallable en cualquier manual de légica elemental, de aquellos que se utilizaban cuando el ciclo secunda- rio se llamaba bachillerato o normal, y en el quinto y iiltimo afto, se estudiaba una materia llamada Légica, equivalente por cierto a los principios de 1a Logica Minor del pensamtento ciasico, con raiz en Aristételes, apodado El estagirita. Suele sorprender 4 no pocos inquieius, cuando en el foro se analizan algunas presentaciones, disposiciones y hasta sen- tencias, apreciar el escaso 0 nulo conocimiento que se tiene de tal materia, base sélida del pensar. Asi, casi a diario, en oscu- ras elucubraciones suelen manar conclusiones carentes por completo de premisas —expresas y/o tacitas—, las cuales al sur- gir como conejo de galera de mago, violan ademas las reglas mas elementales del clasico silogismo. 2 Idem. p. 99. EL DANO EN PSICOPSIQUIATRIA FORENS! 33 De tal modo, no han sido pocos quienes, enarbolando al término sin haber comprendido en toda su riqueza su contenido (su extension y su comprehensién —como ya se explicara—), 1o han utilizado con notorio superficialismo —épor qué no, igno- rancia?—, legando a confundir con tal “mal uso” a no pocos autores e inquietos del derecho. No sorprende hallar asi. en algiin tratadista de fuste. a las lesiones psiquicas por trauma, asimiladas a la “sinistrosis” descripta por Brissaud, deficientemente interpretada por algu- nos autores que la citan con profusion, manteniéndose “que secuelas neurolégicas dan lugar a tal cuadro”, cuando no la ca- lifican como “capitulo”, el que —por momentos— pareceria con- vertirse en género que abarca toda suerte de trastornos menta- les originados por traumatismos 0 eventos dafosos. Salva la situacién —en tales casos— la claridad de ideas de algunos civilistas, quienes —pese al no muy feliz asesora- miento médico legal que han tentdo— logran transmitir su pen- samiento al estudioso, siempre y cuando este iiltimo consiga descifrar los enturbiados cédigos y ejemplos psicolégico-foren- ses con los que se ilustra la exposicién.? Cleramente, en cambio, abundan referencias, como ya se ha dicho, en apuntes y folletines, en donde abrevan hoy en dia, nu- merosos embriones de profesionales y, lamentablemente, también estos tiltimos, ante la impostbilidad de acceder —ya por no poder, ya por no querer—a fuentes mas s6lidas de informacién. in ellos, la confusion emergente es el natural fruto del superficialismo y la improvisacion que caracterizan —para desgracia de la sociedad— el quehacer intelectual local contempordneo. En este punto es esencial tener en cuenta que en torno al uso y abuso del concepto que nos ocupa, se entreteje la urdim- bre compleja que implica la psico(pato)logia contemporanea (si es que ésta existe como unidad —por ello mejor hablar de psico(pato)logia(s), como lo ha reiterado este autor en mas de una ocasién—), creando con sus discursos conflictivos y mu- chas veces desactualizados —ya por ignorancia, ya por pasion— una situacién que induce, por l6gica, al error y a la confusién en el campo interdisciplinario —en el caso que nos ocupa. en la ® Zawnow, E. A.: El daito en la responsabilidad ctuil, 2° ed., Astrea. Buenos Aires, 1987, p.165. Elam: Daray, H.: Accidentes de trdnstto, Astrea, Bue- nos Aires, 1987, pp. 328 y 497. 34 MARIANO N. CASTEX confluencia del discurso juridico y el orden médico-psicopsi- quiatrico-legal Esto aclarado, volviendo al uso del término “dafio", opor- tuno es recordar que, en la lengua de Castilla, en el Diccionario de la Real Academia Espaiiola remitiendo al vocablo latino “damnum”, hacese referencia —en primera avepein— al “efec- to de dafiar o dafiarse, esto es, de causar o causarse detrimen- to, perjuicio, menoscabo, dolor o molestia primera acepcién del vocablo “dafiar"—, idea esta tiltima, a la que sigue —en se- gunda acepcién para el “dafiar"— la de “maltratar o echar a per- der una cosa”, vinculable ella ala segunda acepcién de “dato”, en donde se remite expresamente al uso forense de “detrimento © destruccién de bienes, a diferencia del lucro cesante” No difiere esta interpretacién en mucho, a la que hace ya mas de tres siglos, proporcionaba para el vocablo de marras, don Sebastian de Covarrublas Orozco en su Tesoro de la Len- gua Castellana,* para quien “dafio” es “el menoscabo que uno recibe en su persona, hazienda, honra y todo lo que le puede pertenecer”. De la lectura del comentario que proporciona este nlustre capellan de Su Majestad, Maestre Escuela, canénigo de la San- ta Iglesia de Cuenca y consultor del Santo Oficio de Ia Inquisi- cién —tales las pomposidades que constan en el acdpite de la precitada edicion—, surge con claridad la vinculacion del voca- blo con la idea de “quitar”, esto es, de “privacién en un sujeto, de algo al que tiene derecho y/o tiene en posesién. Tal concep- cidn es por demas clara en el damna coelestia o menguante de luna, utilizado por el inmortal Horacio o —también— en el damnum contrahere —caer enfermo—, al que recurre Ovidio, otro insigne poeta romano. Ernout et Meillet,® al comentar el vocablo damnum remi- ten alos términos dommage, perte y dépense. oponiéndolos al latino lucrum, citando para ello a Plauto. * Diectonarto de ta lengua espafola, XXI ed., Real Academta Espafiola, 1996, p. 467. 5 De Covannueins Orozco, Sebastldn (don): Tesoro de la lengua castetlana, I ed., 1611 (en version de La hoja de la Sibila, 1986, Buenos Aires, t. II, p. 443). © Eawour er Metter: Dictionnatre ethymologique de la langue latine, Klineksteck, Paris, 1985. pp. 163-165, EL DANO EN PSICOPSIQUIATRIA FORENSE 35 Corominas y Pascual’ remiten igualmente al damnum lati- no, haciendo referencia al uso que se hace de él, en cuanto pri- mera acepcién, en el Cantar del Mio Cid. en estrecha relacion también con damu, en cuanto dégat y/o préjudice, que aparece en los dialectos labortano (zona costera del pais vasco fran- cés), suletino (zona oriental del idem) y roncalés (dialecto vas- co en el valle navarro de Roncal, junto a Hucsca). M. Alonso,® al referirse al vocablo “dafio” utilizado a partir del siglo xv y hasta la fecha, cita a S. Juan de la Cruz, como utilizandolo en su Céntico Espiritual, en cuanto efecto de “da- far” o “daharse”. También, en segunda acepcién, hace referen- cia a la idea de “anomalia’ y/o de “accidente” —en A. De Lagu- na, Dioscérides—. Hllase también cn su comentario, la referencia a la utilizacién en el derecho, en cuanto “detrimento o destruccién de los bienes, a diferencia del lucro cesante” Por lo dicho, es indudable que en el uso del vocablo puede hallarse una referencia implicita a una causal extrinseca en ac- cién, productora de tal dafio, causal que remite a un acaeci- miento o evento determinado dafoso, provocador de la injuria o lesion de la cual el dafio es secuela. Cabe advertir en este punto que esta precisién o hilado fino de la secuencia: evento traumadtico, injurta, lesién, confor- mact6n de la secuela. si bien valida. por razones practicas no serd tenida en cuenta en esta exposicion, tomandose en conse- cuencia los vocablos de injuria, lesién o secuela psiquica, como sin6nimos de dafio. En cambio la existencia del evento traumé- tico 0 dafioso debe ponerse de resalto, ya que deber4 acreditarse en psicapsiqniatria forense y en forma indefectible la existencia clara y precisa de la relacién causal entre evento traumatico y secuela datiosa, ya que la misma existencia de la relacién cau- sal es nota constitutiva del llamado “daiio psiquico”. como opor- tunamente se reiterara. Con todo lo expuesto a la vista, considérase oportuno uti- lizar, en el presente estudio, la nocién de “dafio" expuesta por Zannont en el campo juridico, quien lo define —desde una pers- Pectiva objetiva— como “el menoscabo que a consecuencia de un acaecimiento o evento determinado, sufre una persona, ya * Coromnas-Pascuat: Dicetonarto crittco etimolégico castellano e hispénico, Gredos, Madrid. 1984. pp. 425-427. * Avonso. M.: Enclelopedta del idioma, t. Il, Aguilar, Madrid, 1968. p. 1420. 36 MARIANO N. CASTEX en sus bienes vitales naturales, ya en su propiedad, ya en su patrimonio” : “—aAfiora bien, del andlisis de tal noci6n se tlene claro que la existencia de un dafio supone: a) la existencia de una persona; b) menoscabada; c) a consecuencia de un acaecimiento 0 even- to determinado; d) ya en sus bienes vitales naturales; e) ya en 9u propiedad, yf) ya cn ou patrimonio. Lo expuesto de suso sefala con claridad que, si un sujeto determinada (ideograma al), a consecnencia de in acaecimiento o de un evento (ideograma c}}, sufre menoscabo (ideograma b]}), en sus bienes vitales naturales (ideograma d)}), presenta o tiene dafio. En consecuencia, de producirsc sobre el psiquismo de una determinada persona y a consecuencia de un acaecimiento 0 de un evento, una agresién (injuria 0 lesién) que conduzca a una perturbaci6n, disturbio, disfuncién, trastorno y/o disminucién de tal dimension vital, se estar ante la existencla —en tal per- sona— de un “dafio”, calificado en este preciso caso como “psi- quico”, ya que la dimensi6n del psiquismo es —sin duda algu- na— un bien vital natural constituyente de toda persona. Queda de tal modo configurado el daio “psiquico", como “daiio no patrimonial directo” Pero también, tal dafio psiquico podré engendrar. in obliquo, esto es, de modo indirecto, un daiio —como lo sefiala Zannoni— ya en el patrimonio de quien lo padece, estandose entonces ante el llamado “daiio patrimonial indirecto”. Ello en cuanto la pato- logia psiquica y/o psicoorgdnica (recuérdese que en la psi- co(patojlogia cantempardnea no se encuentra demastrada qu cada cuadro psiquico tenga su correlacion de lesién orgénica), limitando la “tarea” y/o el “quehacer vital” de la persona, impide y/o dificulta el ejercicio de ella en cualquiera de las multiples dimensiones que tal “tarea” y/o “quehacer vital” posee. 2. Dato psiquico. Su definicién en psicopsiquiatria forense En otras palabras, puede hablarse prima facte de la exis- tencia de “dafio psiquico” en un determinado sujeto, cuando ® Zawwowt: ob. eit EL DANO EN PSICOPSIQUIATRIA FORENSE. 37 éste presenta un deterioro, disfuncidn, disturbio, alteracién, tras- torno o desarrollo psicogénico o psicoorganico que, afectando sus esferas afectiva y/o intelectiva y/o volitiva, limita su capact- dad de goce individual, familiar, laboral, social y/o recreativa (conf. cuadro 1). Para facilitar una mejor comprensién de los vocablos utilizados en la definicién, se remite al cuadro 2. ‘Alo expuesto supra, como ce verd de inmediato, la adicién de otras notas esenciales concluira por conformar definitivamen- te la figura de dao, lesién o injurta psfquica (conf. cuadro 3). Cuapro 1 DANO PSIQUICO definicion del concepto aquello que. se constituye en reaccién a: = una injuria. = un traumatismo o ~ una lesién con entidad sufictente para ello —reactivo a un hecho traumético que reviste caracteristicas de excepcién en la vida del sujeto, ASi SE LO ENTIENDE COMO TODA FORMA DE: = deterioro, 0 = disfuncién, 0 = disturbio, 0 ~ alteracién, 0 = desarrollo psicogénico 0 ~ psicoorginico, 0 = trastorno, 0 - perturbacién que tmpactando sobre Jas esferas afectiva y/o intelectiva y/o volitiva— tuna —sea esto en forma transitoria o permanente. la capacidad de goce individual, familiar, laboral, social y/o recreativa. 38 MARIANO N. CASTEX ‘Cunoro 2 DANO PSiQUICO TERMINOS UTILIZADOS EN LA DEFINICION {cémo entenderlos) Deterioro: remite a una dimensién psicoorganica, La disfunctén y/o el disturbio y/o la alteracién puede ser patolégica 0 no patolégica. Desarrotlo: puede ser psicogénico 0 psicorganico, Trastorno: debe interpretarse como en el CIE 10 presencia de un comportamiento o grupo de sintomas identificables en la praxis clinica que en la mayoria de los casos ‘se acompaiian de malestar 0 interfieren con la actividad del individuo. Perturbaci6n: remite ala misma idea que en la alteracién aut similta Cuneo 3. DaNo psfouico Notas constitutivas 1) Exigencia de un hecho traumatico significative en Ja historia vital del sujeto. 2) Constatacién pericial de un sindrome claro y pre- ciso (euadro psicopatolégico). 3) causal de limitacién real del psiquismo, 4) Nexo causal 0 concausal debidamente acreditado. 5) Cronificade o juridicamente consolidado. En efecto, previamente se utiliz6 la expresién prima facie. Ello implica que para hablar en forma definitiva del estar ante EL DANO EN PSICOPSIQUIATRIA FORENSE 39 un “dafio psiquico”, al menos en el campo de la especialidad, es necesario que este dafio incoattve ofrezca al examen otras no- tas, también esenciales a su conformaci6n como tal. Asi, tanto este autor como posteriormente Risso (conf. cuadro 4), han hablado en forma reiterada de: = Un cuadro psicopatolégico (claramente conformado en forma de un sindrome precisa expresado en signos y sintomas), — novedoso en el historial de vida del peritado, = causal de limitacién real del psiquismo, = con defintdo y acreditado nexo causal con un agente traumatico determinado, - con suficiente Jerarquia 0 envergadura como para cau- sar la lesién; = cuadro cronificado 0 consolidado juridicamente (esto es, presente en el momento de la peritacién, habiendo transcurrido dos afios desde el evento psicotraumatico). Por consiguiente, dadas todas las notas referidas en el pa- rrafo previo, podr4 hablarse recién de “daiio psiquico” (térmi- no que admite como sinénimos —con las reservas ya expresa- das— a los de “lesiGn” o “injurta psiquica”) presente en una persona determinada, cuando ellas se constaten. Cuapro 4 DANO PSiguico Otra lectura (Risso) SINDRUME: PSIQUIATRICU COHEKIENTE, (ENFERMEDAD PSIQUICA) NOVEDOSO EN LA BIOGRAFIA DEL EXAMINADO CON CLARO NEXO CAUSAL 0 CONCAUSAL CON EL EVENTO PSICOTRAUMATICO INVOCADO QUE HA DISMINUIDO 0 LIMITADO LAS APTITUDES PSIQUICAS PREEXISTENTES EN EL SUJETO IRREVERSIBLE (CRONICIDAD) 0 CONSOLIDADO JURIDICAMENTE (2 aftos de evoluctén postrauma) 40 MARIANO N. CASTEX 3. Auténtico cuadro psicopatoligico La primera exigencia para diagnosticar en el campo forense la existencia de un daito psiquico es la constatacién de un cua- dro psicopatolégico. Para ello es fundamental conocer de qué manera se arriba en la especialidad a la produccién de un diag- néstico psicoclinico. Desde la mds remota antigiiedad, cuando ya existia la pro- fesién médica —pero no la de psicélogo—, la llamada semiolo- giao metodologia clinica, gutaba al (atra en la exploracién me- tédica del paciente, tanto en la dimensién corporal, como en la psiquica. De tal manera, en el correr de los siglos se fueron acumulando listados de signosy de sintomas a los cuales, con- cluido el examen, el examinante ordenaba prolijamente ¢ inte- graba en el llamado sindrome, pudiendo arribarse en el orde- namiento a un listado de mas de uno. Ello obligaba al cotejo de los sindromes entre si a efectos de concluir —por eleccién fun- dada— a un diagnéstico el cual podia 0 no ser presuntivo. Con posterioridad, estudios complementarios o mas profundizados clinicamente, podian legar al diagnéstico definitivo. De esta manera nacieron los listados clasicos de sindromes y de diagnésticos, dandose origen a la nosologia sistematica. Esta, con no poca frecuencia podia inducir a confusiones y equi- vocos ya que no existia uniformidad de criterios con respecto a la aplicacién de la nomenclatura. En psiquiatria, la confusion se agiganté particularmente en los albores del siglo xx, al irrum- pir en su campo los frutos del psicoanalisis. llegandose un poco antes de la Segunda Guerra Mundial y en lac dos décadas et- guientes, a una situactén verdaderamente caética al respecto. Por ello, desde dos Ambitos diversas vieron uz los inten- tos por establecer una nomenclatura de uso universal en la es- pecialidad, en donde se arribara “al etiquetado” —si se permite la expresién— del desorden psiquico del paciente, en funcién de criterios sélidos y universalnente aceplados. De tal manera, por un lado vio la luz una clasificacién in- ternacional de enfermedades mentales con origen en la Organi- zacién Mundial de la Salud y en uso actual en décima revision, sobre todo en el mundo europeo (CIE 10) y. por el otro lado, la American Psychiatrical Association ha elaborado su Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, mas conocido EL DANO EN PSICOPSIQUIATRIA FORENSE 41 como DSM-IV, actualizada y revisada recopilacién —cuyo orto remonta al aiio 1952, con el nombre de DSM-1— habiendo exis- tido como estadios intermedios, el DSM-2, el DSM-3 y el DSM3-R. ELDSM goza de amplio uso en las regiones en donde los EE.UU. de Norteamérica tlenen una notoria influencia en la formaci6n médica y el consiguiente ejercicio de la profesién. En la practi- ca, entre el DSM-IV y el CIE 10 existen escacas diferencias, y las ediciones y manuales de uso establecen las relaciones entre las codificaciones de cada una. Ambas. ademés. requieren un adecuado entrenamiento para su correcta aplicacién. En la practica forense, en especial la local, si bien se crey6 en la década del '80 que su uso en el area tribunalicia podia llegar a simplificar y facilitar la comprensién de los cuadros so. metidos a peritacién —todo ello con las debidas reservas que inchiso exponia una de las clasificaciones en sus observaciones—, en la experiencia real ha comenzado a percibirse un notorio abu- so lanto por su incorrecta aplicaci6n por parte de quienes no estan entrenados psicoclinicamente para ello, como por la sobrevaloracién e idealizacién excesiva que se atribuyé a su uso y alos diagnésticos a los que se arribaba por las vias y aplica- cién de criterios que se recomendaba. Mas atin, se observa en la practica forense cotidiana, que existe una tendencia a empobre- cer la exploracién psicosemiologica, reduciéndola a la mera cons- tatacién de criterios para justificar un diagnéstico que la mayor parte de las veces se supone a priori. Tal el caso del PTSD 0 Post traumatic stress disorder, al que un buen nfimero de psicélogos confunde con el desarrollo psicégeno reactivo descripto por Freud y. no dominando de modo adecuado Ia signosintomatologia clt- nica, se limitan, si se estima la existencia del cuadro en un peritado en funcién de sus dichos, a justificar el diagnéstico enun- ciando —o mejor dicho, copiando— los criterios que figuran en el manual de clasificacién. Todo ello basdndose exclusivamente en “los dichos” del examinado. Por otra parte, suelen forzarse interpretariones de algunos tests coma el HTP (honse. tree person) para acomodar las interpretaciones a los diagnésticos, bastando echar una ojeada a la produccién gréfica o revisar los protocolos, para caer en la cuenta de que la creacién grdfica no condice cn absoluto con la conclusién extrafda. El lector, en la tematica de las clasificaciones, hallaré en los propios manuales pertinentes, toda la informacién amplia- toria sobre ellas. 42 MARIANO N. CASTEX Por todo lo expuesto, es recomendable volver en psicopsi- quiatria forense, a los postulados de la vieja psicosemiologia y a su método tradicional, arribando a diagnésticos o a conclu- stones valederas —a juicio del perito—, debidamente fundadas y explicadas al tribunal. Importante es recordar en este punto que no siempre en las peritaciones Se requiere um diagnOsuco precise, st nu lam s6lo acreditar una limitaci6n, una disfunci6n, un debilitamien- to, una perturbacién o similar, carcciendo de interés la preci- sin del diagnéstico, en la medida que se acredite la existencia de una alteracién morbosa, una disminucién de facultades, 0 una perturbacién de conciencia, capaz de producir alteracio- nes en las funciones valorativa y volitiva del psiquismo, como es en el caso de la aplicacién del art. 34, inc. 1° del C.P, 0, también, sobre la intencin, discernimiento o voluntad, o el estado de perfecta razén, en el caso del Cédigo Civil. También es el caso de las peritaciones de constataci6n de dao psiquico, en donde lo esencial consiste en un correcto procesamiento de la constelacién sintomatica, verificando que ella refleja la real Himitacién del psiquisma En cnanta al namhre de la patalagia hallada, es posible argiir sobre ella ad infinttum. En un reciente caso en que se planteara ante un tribunal civil la nulidad de un acto juridico, todos los expertos conclu- yeron en la indiscutibilidad de la existencia en el causante, en un periodo determinado de su existencia, de una marcada de- bilidad de sus funciones psiquicas, la que le tornaba “vulnera- ble” y “manipulable” por parte de terceros. Con prudencia suma y deseo de servicio al magistrado, tambien por unanimidad, sefalaron sus dificultades para acordar en torno a la real cau- sal de (al debilidad en un geronte avanzado, sefialando que cual quiera de los tres diagnésticos que se barajaban tenfan empero entidad por si solas para producir el cuadro (patologia cerebro vascular, Alzheimer, o demencia subcortical —p. ¢j., de Parkinson avanzado). Incluso se sostenia, podian converger las tres for- mas de patologia, pero no hallaban elementos suficientes en el material compulsado en actuados para fundar con seriedad un diagnéstico definitivo. En funcién de lo expuesto, ciertamente se torna conveniente preguntarse ahora acerca de las condiciones que debe poser un informe de peritaci6n en psicopsiquiatria forense. EL DANO EN PSICOPSIQUIATRIA FORENSE, 43 Por cierto, en esta dimensién, las reglas tacitas del arte postulan en primer lugar, la inclusién de una historia clinica efectuada asimismo conforme a las exigencias minimas de la metodologia psicologica y psiquiatrica, las que pueden hallarse en tratados de fuste 0 en los formularios 0 guias en uso en cate- dras y servicios de salud mental. De tal modo, de la lectura del informe pericial deberan surgir con claridad Los antecedentes de interés para el estudio pericial. Los antecedentes familiares y personales de interés psicociinico (1a Hamada historia de vida). El resultado del examen actual psicoclinico con detalle de cada entrevista y de las pruebas administradas, con enumeracién de la constelacién de signos y de sintomas debidamente explicados y aglutinados en sindromes que funden posibles diagnésticos diferenciales, o los cami- nos elegidos del llamado Arbol diagnéstico que se utiliza para concluir en un diagnéstico final, previo descarte de Jos diagnésticos presuntivos (diagnéstico diferencial). Un andlisis del material obtenido, detallando y explici- tando al tribunal en lenguaje llano el modo con que éste se efectiia. El capitulo dedicado a las consideraciones psicopsiquia- tricas legales, en el cual el experto expone los funda- mentos y razones de sus conclusiones con respecto a los puntos sometidos a peritacién. En él deberd acreditarse si se observa o no dafo psiqui- co (en el caso de solicitarse tal punto), fundando el ex- perto cada aserto y avanzando desde la constatacién de Ja patologia novedosa y sus caracteristicas actuales (per- manencia, irreversibilidad, etc.), seflalando sus causales (precisando probables o reales causas 0 concausas, in- vestigando la existencia de causa 0 concausas preexis- tentes y sobrevinientes, amén de descartar o precisar la existencia de factores concausales). La afirmacién de la existencia de una relacién causal en- tre el evento por el cual se acciona y lo observado en el estudio pericial (patologia constatada), debe ser clara- mente probada. Cuando ello no es posible (la mayoria de las veces no lo es debido a la debilidad intrinseca de la metodologia psicosemiol6gica), no sera prudente afirmar la compatibilidad entre uno y otro, salvo que sea un caso en que se cuente con elementos suficientes para ello. 44 MARIANO N. CASTEX - Este capitulo no debe de modo alguno contener las res- puestas a los puntos periciales, debiendo seguir estos iltimos en otro apartado. Es un capftulo de explicitacion y fundamentaci6n de las respuestas que se brindaran luego al modo con el que pregunta cada parte. Con fre- cuencia, un capitulo de consideraciones claro y preciso permite simplificar en extremo las respuestas que se brin- daran, ya que la mayoria de las preguntas periciales se superponen, ademas de ser superfluas no pocas de ellas. ~ De determinarse la existencia del llamado daro psiqui- co, fundando debidamente el aserto, deberd aclararse al tribunal si la afirmacion es de certeza moral o cienti- fica (esto es, con descarte de toda duda prudente), o de mera probabilidad. El no proceder de esta manera en los estudios periciales actuales impide por completo el acceso del magistrado a la ver- dad, iiltimo objetivo de todo juicio. y hasta se corre el riesgo de inducirlo a error mediante la elevacién de un documento que se limita a reproducir dichos comunes con respecto a una expe- riencia real o ficticia de indole traumatica. 4, Novedoso en el historia! de vida En lo que hace a la nota constitutiva, “novedoso en el his- torial de la victima”, ella merece por cierto un comentario. Se hablo asi de la exigencia de que lo constatado sea una auténtica novedad en el histortal de vida del peritado. Ello excluiria tanto a la exteriorzactén en ocasién del accidente de un cuadro psiqutdtrico larvado o silente hasta el momento del accidente © también de los cldsicos reagravamientos en forma de descompensacton o brote —en ocasién del accidente— de pa- tologias psiquidtricas preexistentes al evento. Empero, la experiencia y la prudencia postulan la existen- cia en ambos casos de un dajio psiquico, pero para determinar la real dimensién de tal exteriorizacién 0 reagravamiento, de- beran peritar expertos de calidad superior, ya que es frecuente intentar en todo reclamo de esta indole, minimizar lo preexis- tente para incrementar en forma desmedida lo vinculado al even- to traumatico. En este punto ser el experto psiquiatra legista €lid6neo para ello, ya que se trataré siempre de patologias psi- quiatricas objetos claros de la especialidad médica. EL DANO EN PSICOPSIQUIATRIA FORENSE, 45 5. Limitacién del psiquismo La limitacién del psiquismo debe comprenderse como todo cercenamiento objetivo a la capacidad de goce de una persona, tanto en el orden individual, como en el familiar, el profesional © laboral, el social y el recreativo. Ello debe documentarse de modo fehaciente, no solamente aplicando un baremo o tabla, explicitando un porcentual —slempre falible—, stnu explican- do al magistrado solicitante —como se dir en el capitulo en que se trata la evaluacién del peritado _, con palabras senci- llas, en qué consiste precisamente esa limitacién y en cémo se expresa en la vida cotidiana de la victima y en todas las facetas de ésta. 6. El nexo causal entre evento dafioso y secuela Una de las falencias mas frecuentes en la tarea tribunalicia, consiste en la no acreditacién debida del nexo causal entre el evento dafioso y la secuela limitante del psiquismo que se afir- ma observar (conf. cuadro 5). Cunpro 5 DANO PSiQuico En consecuencia, una vez acreditada su existencia, se postula como ABSULUTAMENTE NEUESAKIU acreditar la relacién causal entre el dafio que se observa y el hecho al cual se imputa la produceién de aquél. En primer lugar puede decirse sin rubor alguno que no pocos peritos suponen tal existencia, mas que constatarla como existente. Cuando se los reinterroga, éstos, olvidando que se encuentran bajo juramento de decir verdad, suelen eludir las respuestas precisas, procurando perder al tribunal en un fa- rrago de exquisiteces y tecnicismos incomprensibles, cuando no absolutamente disparatados. 46 MARIANO N. CASTEX Ahora bien, tanto la semiologia psiquidtrica como la pro- pia de las técnicas de psicodiagnéstico, ofrecen elementos que permiten apuntalar sélidamente una constatacién como la pre- tendida, cuando esta tiltima realmente existe. En primer lugar, la medicina legal clésica ha sostenido la necesidad de la verificacién de una conocida triada de factores en donde el factor cronolégica o histérico se impone por cierto en lo que hace ala aplicaci6n en la especialidad psicopsiquiatri- ca. En tal sentido, todo perito deberd tener a la vista v siempre. la documentacion agregada a los actuados en donde queda acre- ditada Ta existencia del actor fraumético y sus consecuencias. Ello permitiré asociar el desarrollo en el tiempo del cuadro que se observa al peritar y la relacién de éste con aquél. Asimismo, este conocimiento del evento traumatico ilustrard al experto en torno a la existencia o no de la nota constituyente del dafio que postula la suficiente envergadura o jerarquia de la injuria. Lamentablemente, en este aspecto, es frecuente sefialar que no pocos peritos, no bucean en la documentacién técnica existen- te en actuados, sino que se limitan a reproducir las exposiciones de las partes, titiles ciertamente, pero pletoricos de subjetividad. Para peor, se identifican con los dichos de la persona peritada, saltando a conclusiones carentes por completo de rigor cientifico Como en medicina legal, en la especialidad psicopsiquia- trica forense es esencial comprender a fondo el significado de la categoria metafisica de la causa, sabiendo distinguir a ésta de Sus hermanas menores: la concausa y sus variedades (pre-exis- ‘Tente, concurrente y sobreviniente) y, sobre todo, de las mal Mamadas causas: la ocastén y la conditio sine qua non. En éste aspecto, el inquieto podra hallar mayores precisiones en cual- quier diccionario de filosofia o manual introductorio de la me- tafisica, ya que en muchos libros de derecho y de medicina le- gal las definiciones son pobres 0 incompletas, cuando no oscuras o confusas (conf. cuadros 6 y 7). Al pronunciarse sobre este punto especifico, el perito de- bera recordar ademas que su pronunciamiento debe ser cauto en extremo, sefalando al tribunal, el grado de confiabilidad con que lo hace (compatibilidad, probabilidad o certeza), siendo oportuno tener presente que en la especialidad la certeza cien- tifica o moral es rara en extremo, ya que todo pronunciamiento cierto exige la exclusién de toda duda prudente en contrario, cosa de no facil acceso. Por algo los viejos maestros introduje- EL DANO EN PSICOPSIQUIATRIA FORENSE 47 ron el vocablo compatible —cuando de esta relacién causal se trata— el que suele criticarse con frecuencia, pero indica la real limitacién de las ciencias auxiliares del juez en la mayoria de los pronunciamientos periciales. Cuapro 6 CAUSA - CONCAUSA - OCASSIO-CONDITIO SINE QUA NON | causa } AQUELLA QUE PRODUCE EL FENOMENO 0 EFECTO Cicerén: Causa ea est quae id efficit cujus est causa (La causa es lo que produce aquello de lo cual es causa) (SE EXIGE EL PARALELISMO C/E) (EN EL EFECTO RELUCE LA CAUSA) CONCAUSA, CUANDO UNA O MAS CAUSAS CONCURREN EN LA PRODUCCION DE UN EFECTO 0 FENOMENO. PUEDESER PREEXISTENTE = (precede a otra que se le acopla) “Cz. CONCURRENTE, & (Qas dos juntas producen el efecto, SSE ‘en forma cimulténea) & SOBREVINIENTE) G, (ee acopla name presusnentt y enriquece el efecto) Cay Finalmente, tal vez lo més importante en esta dimensién, es saber disngulr con claridad entre lo preexistente al evento traumético, lo concurrente, y lo sobreviniente. Al hacerse referencia a la concurrencia multicausal, se in- gresa en el terreno de la concausa, area en donde muchas veces algunos magistrados presionan solicitando precisiones con fre- cuencia absurdas, como lo es la determinacién del porcentual con que cada concausa participa en la produccién del efecto. 48 MARIANO N. CASTEX Cuapro 7 OCASSIO ES INDETERMINADA Circunstanela yue or glu, permite v facilits la produccién de un efecto por una causa {se la suele Hamar mal causa ocastonal) = no contribuye en nada a la energia o a la accion que se despliega el efecto o fendmeno considerado — es nota comin con la conditio — es susceptible de ser reemplazada por otra circuns- taneia (la ocasion hace al ladrén) CONDITIO SINE QUA NON ES ESPECIAL Y NECESARIA La madre de un asesing no es eames —por haberlo parido—, del homicidio que éste comete (quitada la madre, no existiria ese asesino ¥, por ende, ese homicidto en particular) AMBAS SUPONEN EXTERIORIDAD ‘CON RESPECTO AL ENLACE / CAUSA EFECTO En estos casos, cuando el experto no puede responder conforme a su clencia o arte, es necesario que asi se lo haga saber con firmeza al tribunal. Lo lamentable realmente. es cuando se aventuran porcentuales arrojados al azar y, por ende, carentes de tnda fundamento en el material peritado. Ello tam- bién vale, cuando de porcentuales participativos se trata, en- tre causa preexistente o sobreviniente y causa por la cual se acciona. Es trascendental que el perito se persuada que hon- ra su especialidad cuando confiesa sin ambages las limitacio nes que ésta posee. En este punto se advierte la importancia de que un informe de peritacién puede tener en el orden edu- cativo. EL DANO EN PSICOPSIQUIATRIA FORENSE. 49 7. La irreversibilidad de lo observado Con alguna ligera disidencia con el colega Risso respecto de este punto, este autor considera que pueden darse cuadros de indole reactivo, capaces aun a los dos atios de instalados, de evo- lucionar hacia una positiva liquidacién, de mediar un eventual apoyo psiquiatrico integral y, por ello, la nota de trreversibilidad enel dafio quedarfa cundicivnada por cola Consider aciou, En ou as palabras, en el momento de la peritacién, podria constatarse un dafio de origen reactivo puro que con el correr del tiempo, tera- péutica mediante, se liquidarfa total o parcialmente. Por ello, no puede rechazarse in limine la idea de un dafio psiquico transito- rio. Mas atin, la experiencia profesional de casi medio siglo de matricula médica indica que con frecuencia son halladas cn los meses subsiguientes a un evento traumatico cualquiera, pertur- baciones emocionales severas, pero de indole temporal, ya que con el tiempo se atentia Ja expresion clinica hasta perderse casi por completo, incluso y con frecuencia de modo espoutaneo, sin mediar tratamiento psicoclinico alguno. 8. Factor agresdgeno con entidad suficiente Una nota constitutiva del “dafio psiquico”, no exenta de importancia y sobre la cual rara vez la mayoria de los psicélo- gos incursionan, es la de la entidad suficlente para producir el trauma, que debe poseer el hecho traumitico. Ello es importante, sobre todo cuando se habla del stress psiquico postraumatico, ya que para la produccién de un diag- néstico de PTSD (Post traumatic stress disorder), la real exis- tencia de un hecho traumatico con entidad sufictente como para producir un dajio real, se considera indispensable. En efecto, para algunas cortientes de estudiosos del psi- quismo en la clinica, lo que interesa es la repercusién en la persona del hecho traumatico, aun cuando éste fuera minimo en su valer. Ponen de tal manera énfasis sobre la dimensién subjetiva. En cambio, en psicopsiquiatria forense, el énfasis debe ponerse sobre la dimensién objetiva del evento traumatico, ya que todo desarrollo a partir de eventos minimos (dimenstén objettva) —aun cuando con una elevada significacién para una persona determinada (dimensién subjetiva)—, habla bien a las claras de una disfuncién o conflicto preexistente que sensibili- za de modo peculiar a ésta. En otras palabras, remite a la pre- 50 MARIANO N. CASTEX, existencia en el psiquismo de le victima, de una minusvalia. Es precisamente este ingreso al subjetivismo, y al que sigue un polimorfo conglomerado de elaboraciones ¢ interpretaciones subjetivas por parte de algunos profesionales inexpertos, aque- lo que esta postura de la psicologia forense, procura evitar. 9. Lo que no es “dafio psiquico” Lo hasta aqui expuesto permite ahora sefalar aquello que no es precisamente “dafio psiquico” en psicopsiquiatria forense (conf. cuadro 8). Cuapro 8 LO QUE NO ES DANO PSiQUICO: MOLESTIAS SUFRIMIENTO O DOLOR ESPIRITUAL SENTIMIENTO DE CULPABILIDAD AISLADO DE UN SINDROME CLARO Y PRECISO SIGNOS 0 SINTOMAS AISLADOS ENFERMEDADES PREEXISTENTES NO EVIDENCIADAS NI AGRAVADAS POR LA INJURIA PATOLOGIAS NO LIMITANTES DEL PSIQUISMO EN PSICOPSIQUIATRIA FORENSE SOLAMENTE SE DA INCAPACIDAD EN CUADRO CRONIFICADO 0 CONSOLIDADO Y LIMITANTE DE LA CAPACIDAD DE GOCE: INDIVIDUAL - FAMILIAR - LABORAL - SOCIAL - RECREATIVA ELLO HACE A LA COMUNICABILIDAD DEL HOMBRE EN CUANTO PERSONA Y EN RELACION CON SU CIRCUNSTANCIA, INMEDIATA Y MEDIATA, LO QUE INCLUYE LA ECOCIRCUNSTANCIA EN TODAS LAS ESFERAS DE LA EXISTENCIA EL DANO EN PSICOPSIQUIATRIA FORENSE. 51 Asi no puede considerarse como tal: ~ la presencia de molestias, sufrimiento 0 dolor espiri- tual (sobre esto Giltimo se volvera al hablar de “dafio moral”); ~ la presencia de un sentimiento de culpabilidad aislado de un sindrome claramente caracterizado, 0 ~ la constatacién de signos o sintamas aisladas que no alcanzan a configurar un sindrome definido. Excluyen también al dafio psiquico, como se dijera en pa- rrafos previos tenidas en cuenta empero como se dijera alli, las enfermedades psiquidtricas 0 desérdenes o trastornos de per- sonalidad no evidenciadas o agravadas por la injuria por la cual se acciona, como asimismo todas aquellas patologias no limi- tantes del psiquismo humano. 10. Agravio y/o dafio moral El anilisis de las nociones “agravio y/o dafio moral”, a tra- vés de la literatura y jurisprudencia revisada por el programa de investigacién que mantuviera este autor en la confines de la década del '80, indica con claridad la confusion que para en- tonces existia en la jurisprudencia argentina,” y a la cual se ha hecho referencia en parrafos previos de este libro. Desinsertado de ésta el concepto de “dafio psiquico”, por no corresponder su inclusién —como se ha explicado supra— dentro de la figura genérica de “dafio 0 agravio moral”, la defi- nicién en vigor en los tratadistas, se torna entonces algo mas clara. Asi, para algunos autores, el “agravio moral” constituye una capecic dentro del género “dafio moral”, definiendo a aquél como “el sufrimiento de la persona por la molestia en su seguridad personal, o por la herida en sus afecciones legitimas, o el detri- mento en el goce de los bienes”."" ‘© Conf. “Informe Final”, Profs. Martano N. Castex, y Dra. Maria Susana C- ruzzi, Programa de Investiqacin: “Dailo Psiquico", 1981, Secretaria de Ciencia y Técnica, Universidad de Buenos Aires. Conf. Anales de la Acade- mia Nacional de Ciencias de Buenos Atres, XXIV: 526-557, Gannove, J. A.: Diccionario Juridico Abeledo-Perrot, t. I, pp. 120/121. 52 MARIANO N. CASTEX El mismo articulista define a su vez al “dafio moral” como “menoscabo a los sentimientos’, ideograma al que Iuego am- plia como consistiendo “en cl desmedro o desconsideracién que el agravio pueda causar en la persona agraviada, o los padeci- mientos fisicos, la pena moral, las inquietudes, o cualesquiera otras dificultades o molestias que puedan ser la consecuencia del hecho perjudicial". En la exégesis de tal concepcién abun- dan ideogramas tales como: “el agravio moral es el sufrimiento de la persona por la molestia en su seguridad personal, o por la herida en sus afecciones legitimas, o el experimentado en el goce de sus bienes” o, también, “es dano moral todo sufrimien- to o dolor que se padece, independientemente de cualquier re- percusién de orden patrimonial...”.! Pero comprender lo antes expuesto, conduce —en forma previa—, aun a fuer de reiteracién, a efectuar una obligada re- ferencia a la diferencia existentes entre “daiio psfquico” y “su- frimiento”, distincién de importancia que ha venido plantean- do Castex, todo a lo largo del ultimo lustro, tanto en distintas comunicaciones a la Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires y diversos encuentros cientificos, como en el capitulo de las considcraciones médico-legales de numeroses informes periciales de la especialidad. En todas ellas se decia —mutatis mutandis— lo siguiente: “El perito en la presente interviniente... ha distinguido en no pocos de sus estudios y publicaciones entre el dano psfqut- co, lesién a las facultades mentales —parcial o global— de una persona (entendido el término en sentido ‘lato’, es decir, que se incluye a la dimensién afectiva) y el sufrimtento, concepto este Ultimo que remite a una dimensién de perturbacién psicofisica, en un sujeto que se coloca entre la enfermedad y el pleno goce de salud, pero que no implica conformacion patologica alguna, en el sujeto que lo padece."* “Asi, el llamado ‘duelo normal’ en psicoclinica, encuadra en el contexto del ‘sufrimiento, mientras que el denominado ‘duelo patoldgico’, en la medida en que éste implica una forma- 12 Zanwont, E. A.: El dao en la responsabilidad clvil, 2° ed., Astrea, Buenos Aires, p. 611 "© Casrex, M. N.: “La dimensién del ‘sufrimiento’, en Pstcologia y no-trabajo™. Anales de la Academia Nactonal de Clencias de Buenos Aires, XXIII: 309- 395. idem en Anales, XXIV: 391-435, EL DANO EN PSICOPSIQUIATRIA FORENSE 53 cién de indole reactiva en el psiquismo de quien lo atraviesa, remite al ‘dafio psiquico’.” “El sufrimiento, en cuanto ‘lesién a los sentimientos de una persona’ o, mejor dicho atin, expresién de tal lesién, defini- ble también como ‘estado no patolégico del espiritu, de algin modo contingente y variable en cada caso y que cada cual sien- te 0 experimenta a su modo, pero que impide v/o limita la satis- faccién o goce del estado de integra o de plena salud’, en cuan- to contenido de un dafio, integra como especie —junto con otras figuras— el concepto genérico de agravio 0 dario moral y la demostracion de su existencia escapa al ‘horizonte pericial psicoforense’, mientras —repitase una vez mas— no conlleve patologia. “En cambio, el dario psiquico [en cuanto a su esencia (td quod fit quod td quod est, sit) implica conformacién de patolo- gia —si no la habia antes de producirse la lesion—, o incremen- to y/o complicacién ulterior de la preexistente —si habia patolo- gia latente—, en actividad o compensada subyacente 0 —incluso— una personalidad predispuesta para ello (debilitada), todo ello, previo al accidente] se integra en el dafio a la integridad corpo- ral (daiio patrimoniat indirect y daiiu nu pat tiunial direc to." “En otras palabras, puede hablarse de la existencia de ‘dafio psfiquico’ en una persona, cuando ésta presenta un deterioro, una alteracin, una disfunci6n, un disturbio, trastorno, o desa- rrollo psicogénico psicoorganico que, afectando sus esferas afectiva y/o intelectiva y/o volitiva, limita su capacidad de goce individual, familiar, laboral, social y/o recreativo, siendo opor- tuno tener presente que cada ser humano tiene su peculiar cam- po de ‘tarea’ y/o de ‘quehacer vital’ 0, también, ‘capacidad de goce’, diferenciandose éste del de las demas personas, no s6lo en su extensi6n, sino también en cuanto a su comprehensién o contenido, término éste que, en légica menor —conforme lo pro- pone el diccionario de la lengua de Castilla, en su tercer acep- cién—, implica el ‘conjunto de cualidades que integran una idea © concepto’.” De lo expuesto, queda bien en claro entonces, que el con- cepto de “daiio psiquico” —en cuanto implica lesién psicopato- 4 Zanwomt, E. Av: 0b. cit., pp. 165-166. 54 MARIANO N. CASTEX l6gica en un sujeto determinado— no pertenece ni se incluye como especie en el género “daito moral”, género este tiltimo que si incluye como especie al “sufrimiento”, siendo indiferente —a los efectos médico y psicolégico-legales— que el agravio moral sea sinénimo del llamado dafio moral, o especie en la figura genérica que implica este tiltimo concepto.'* Quede finalmente también claro que la vatoracién del su- Jfrimiento no es objeto ni funcién, ni de la medicina legal, ni de la psicologia forense. En cambio, la peritaci6n en torno al ‘daiio psiquico' lo es ciertamente, y constituye una tarea que requiere un altisimo nivel de formacién de posgrado. Sin embargo, autores como Risso consideran que el perito puede ilustrar al magistrado sobre la existencia de datos vero- similes, aunque pretéritos e imprecisos, los que integran el su- frimiento normal en el psiquismo y winicamente pueden obte- nerse en examen efectuado por expertos (ver cuadro 9) ‘Cunoro 9 EL DANO PSIQUICO NO ES EL DANO MORAL PARA CASTEX NO ES FUNCION PERICIAL OPINAR SOBRE EL TEMA PARA OTROS (RISSO) EL PERITO PUEDE ILUSTRAR AL JUEZ SOBRE LA EXISTENCIA DE DATOS VEROSIMILES AUNQUE PRETERITOS E IMPRECISOS, LOS QUE INTEGRAN EL SUFRIMIENTO PS{QUICO NORMAL | Y UNICAMENTE PUEDEN OBTENERSE EN EXAMEN DE EXPERTOS PARA CASTEX DE SEGUIRSE ESTE CRITERIO, DEBEN INFORMARSE, UNICAMENTE SI LO PIDE UN PUNTO PERICIAL, Y DESLINDANDO AMBOS CAMPOS CON ABSOLUTA CLARIDAD ' Casrex, M,N. Hacia una definicién del dao psiquico”, Anales de la Aca- demia Nactonal de Clencias de Buenos Aires, 1989, t. XXIII. pp. 427 y ss. EL DANO EN PSICOPSIQUIATRIA FORENSE 55 De optar por esta posicién, seria por cierto prudente ha- cerlo tinicamente si lo pide expresamente un punto pericial 0 lo solicita el juez interviniente, pero deslindando con claridad ambos campos (el perteneciente al dafto psiquico por un lado, yl propio del mero sufrimiento por el otro). Piénsese que, con igual criterio, en el caso del art. 152 bis, inc. 3° —en donde no interviene en absoluto el perito psicélogo o psiquiatra—. un pe- rito podria sentirse libre al informar de manera negativa en un Juicio sobre inhabilitacién por encuadrarse en forma presunta el causante en los incs. 1° o 2° del mismo articulo, para sehalar la existencia de costumbres prédigas en el peritado, ya que al- gunos autores como Bonnet consideran que existe en los prédi- gos, si no patologia, al menos anomalia severa en tal conducta.

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