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practica Relacional para un Mundo Post-Cartesiano, Volumen 2 ay e Capitulo 4 x Jmplica una Practica Fenomenolégico. b E ? rimeros capitulos he dedicado un espacio importante a | Bp cjiva Fenomenolégica-Existencial enla terapia, ya que es uno de i. | Ps fundamentales de la Terapia Existencial, Sin embargo, en mi vend. como docente, he descubierto que suele ser una pastie idiza, ya que contiene propuestas que podemos describir como ‘ontracultura”. Es por ello que me detendré aqui, para tratar de describir loge implica asumir una practica con este fondo conceptual. QuizA lo mas dificil de la practica de la Terapia Existencial, en el estilo qe se propone en el Movimiento Mexicano de Andlisis y Terapia fxistencial ~y por consiguiente en el estilo de Coaching Existencial de la | misma escuela- es mantenernos conscientes y comprometidos en el | intento de trabajar desde una mirada Fenomenolégica-Existencial- Hermenéutica (siempre sera un intento, ya que el logro completo y | absoluto de este propdsito es imposible). Para comenzar, y en congruencia con esta propuesta, lo primero que hay que preguntarnos es: jPor qué Fenomenologia?, Qué me hace optar, entre todas las posibilidades, por un marco de referencia Fenomenolégico- Existencial para mi prdctica? Ya sea que se trate de Coaching 0 de Terapia, ¢s importante reconocer que es posible partir de un amplio rango de Marcos tedricos de aproximacién. La decision por esta perspectiva . mucho mas consistente si se realiza desde la conviccion de que se kets le una forma valida y valiosa de aca no — E : practica terapéutica 0 7 : i6n de la exi . : del peeing, sito: oe coral preguntase qué significa, cual es eae 0 a ractica; ya que, Si, por ej jemplo, se consi lera que el Para qué es nuestra PIM“ olucionar problemas”, o “curar” enfermedades, Propésito de la terapia eS a la mejor opcién, o al menos debiera de quizé la fenomenologia n® a ectiva(s). Por el contrario, si se considera acompafiarse con otros) proton (ya sea Coaching o Terapia) es que la finalidad 3° ee én y clarificacién de la situacién y existencia aproximarse a 1a comP! Yaqui Andrés Martinez Robles ntonces elegir la Fenomenologia.p ' to tiene varias implicaciones: Mtg 4 el | consultante, spond, aunque es Describir en vez de explicar implicacion inmediata de elegir esta Petspectiva im eee al intento de explicar, para Aes eg, mitted de describir. En muchas otras Prdcticas de lag tk ‘elaciones de ayuda”, el profesional escucha la Situacién 9 Probj ey planteada para intentar explicarsela a su consultante, después de : ‘ atencién con los lentes de los marcos tedricos en los que se amen Por el contrario, desde la perspectiva fenomenolégica, facilitamos a re de nuestras preguntas que nuestro consultante describa, en ata recientes de profundidad, la forma como integra y Significa a experiencias (o la manera como lo intenta), apenas Ja experiencia 1 " Propio y de Jog demés, Y la forma como se integra el La siguiente : 7 n Me pare, . a tede esultar ogee jnPortante, aun cuando soy . a Se Dre: ul Controverc Meberia de se 74, lo due o¢ Bs Versial. Co, » &N Vez de nsiste en la preferencia St aquello que Se supone que pnocet nuestra incapacidad para, 1 : nae wesress Unciar inuestras gna implicaciOn mas, consiste en que la Feng ‘qvita a mantener siempre la dig menolo pos Inv" : ponibilidad 1 i ara, tenemos ideas, te one interpretaciones, creencias, jucion Teeonocer que con respecto a cada una de las situaciones que la aes S narra, e iclso hacia lo que ocurre momento @ momento durante nuestro te evento. No. podemos Ser “neutros”, siempre tenemos algin tipo de gle ac intorrectens ‘Mundo Interpretado” (Spinelli, 2005), y no podemos evitagim fexpretar, nuestra existencia y todo aquello con lo que nos relacionamos porque, existir humanamente es interpretar. La fenomenologia existencial y hermenéutica que practicamos en el Movimiento Mexicano de Andlisis y Terapia Existencial nos propone no sélo reconocer nuestras inclinaciones e interpretaciones, sino estar atentos acllas para, en caso de resultar apropiado (aunque lo apropiado 0 no, es ya una interpretacién también), poder compartirlas como una perspectiva més, como posibilidades entre muchas otras; una version que no ea proponerse como LA VERDAD, sino apenas como una aia ; , demos explorar st nuestro consultante tiende a diferente, ante la cual po ve, 0 entiquecetSe; Y analizar qué Y someterse, rebelarse, oponerse, Tesisi como realiza lo anterior. cl Esta es una de las form aha hablamos en el Volumen 1), que { ue ioe os i eden, al menos ropone en la fenomet® i tes perspectivas pueden, 208 peas aiaiveirt mn ser consideradas. En nos propone recone fe ‘or tanto merece iniialme er igui valor ¥ Pl idiera relacionarnos con todas las inicialmente, ten¢ o que nos imp! a nein uae ma joual es cor yor eee valor o atenci6n i or ; _ a darle ma ‘val c perp te, © suet analizamos, el establecimiento es dicha ee as pete eo de set sometido a exploracién y analsis. a alguna pin { ia tam g{a-Existencial ticar la horizontalizacion que se 135 Yaqui Andrés Martinez Robles Disponibilidad para mostrar nuestras dudas ¢ incomprensiones Una tiltima posible implicacién que viene a mi mente en este mom, ya que seguramente hay muchas més, pero me parece que con las tenemos hasta ahora son suficientes para realizar una especie 4 supervision de cudn fenomenoldgico-existencial esta siendo nue, trabajo-, consiste en la disponibilidad de ofrecer a nuestros consultan, muestro interés y nuestras dudas acerca de lo que experimentan y no, narran, nuestro desconocimiento del contexto donde Jos eventos han tend, lu nuestra ignorancia sobre su experiencia. 5 Reourdo cue durante mis estudios universitarios, ee con mis compafieras en pequefios grupos para estudiar P aes ticaral Soliamos distribuimos los temas y, por tumos, i a zi los demés el tema que le correspondia a cada si uienes Sekine gracias a las dudas y preguntas de los demas, n° = sendia enormemente aprendian la temética, sino que quien Io explicaba ap sobre el tema que se encontraba explicando. nos apoyamos ens Del mismo modo, como terapeutas © coaches eee consultants Fenomenologia-Existencial, promovemos que ™ ecifica que les sea desoriban su situaci6n de la manera més precis® Y PP ffecemos nesta posible, para que nos ensefien sobre si mismos, os ‘fe las respuests a desconocimiento e interés para facilitar que, @ av . sriencia, nuestros nuestras preguntas, y al ensefianos sobre SU expe consultantes aprendan mas sobre sf mismos. ico-Existencial Narracién de una situacién en el Mundo- Terapéutico: Exis uacién de mi propia prdctica como de ejemplificar algunas de las Existencial. No pretendo A continuacién, presento una sitt terapeuta existencial, con la intencién dificultades para practicar la Fenomenologia- mostrar una situacién “exitosa”, ni mostrar un ejemplo que presente e forma correcta de proceder’. Mi intencién consiste en compartir las problemiticas y los temores que pueden presentarse cuando intentamos trabajar desde una perspectiva fenomenoldgico-existencial. ‘Nunca he sido demasiado adepto a la presentacién de “narraciones de casos” ni a las demostraciones en vivo ya que, a mi parecer, més que 136 aaa Terapia Existencial reoria .y Practica Relacional para un Mundo post-Cartesiano. Volumen 2 jeborar la comprensién de aspectos concretos de la practica wap pueden confundir al mostrar elementos que resultan tinicos y egrelficos para esa relacién, entre esas personas, en ese preciso oer y con un contexto particular; tales aspectos suelen tomarse como estta de lo que “debe de hacerse”, de la m: : de j ‘anera como el terapeuta “debe jonat” 0 como “deberia de responder”. Me aie npotiante Tecordar que la teoria de la Terapia Existencial es consciente le que no hay dos terapeutas iguales, ni consultantes, ni cali ni meas que puedan repetirse. Por lo tanto, lo que ocurre aire un terapeuta y un consultante puede servir i ara reflexionar, pero es importante no tomarlo como una i — : ee muestra de un tipo de comportamiento a Valga sefialar que los nom i 6 sido cambiados para Protea ibres y varios detalles de la narracién, han er la identidad de mi consultante. Miguel Conoci i puerta de io forma extrafia para mi. Un dia tocaron a la afios que me preguntd: Y, al abrir, me encontré con un joven de unos 19 Seal dan terapia exisencial? regunta 2 oo le sfinnstivas © Me sorprendié, pero atin mas lo que siguié a mi respuesta ; Quisiera hacer una cita, € pregunté cémo es que habia sabidc i i p lo que aqui ofreciamos ese ti de trabajo, alo que me respondio: ne . ~ Lo lei en la puerta, Este primer encuentro me sorprendié, ya que el letrero que yo tenfa en la puerta era de apenas unos § centimetros, y se encontraba junto a otros 12 letreros del mismo tamafio donde cada uno de mis vecinos habia escrito su nombre y su profesién. Me preguntaba es que acaso iba simplemente caminando, leyendo los letreros de todos los edificios por donde pasaba? No dije nada. En vez de ello hicimos una cita y comenzamos a reunirnos una vez a la semana. 137 Yaqui Andrés Martinez Robles Mis reuniones con Miguel eran todo, menos aburridas. En una ocasi me preguntd: 7 — Yaqui, ghas visto transportes de Coca-Cola? — Si, Respondi. — ¢¥ has visto como reparten los productos - Si, volvi a responder. - {Y has visto camiones de Marlboro? Me quedé pensando un momento. No rect transporte de reparticin de ninguna marca de cigarrillos, s Marlboro en que respondi negativamente. ~ Entonces... gcdmo te explicas que vendan cigarrillo: cada esquina de la ciudad? de marca Bimbo? ordaba haber viso ningin de hecho, por lo Este es el tipo de intercambios que solia tener con Miguel, cuando le ¢ Jo habia traido ala pregunté, al inicio de nuestro proceso, qué es lo qui % terapia, me respondié que habia lefdo algunos libros de Nietzsche, ie deseaba poder platicar con alguien de todo Jo que esos libros Je habian hecho reflexionar. di En otro momento, me pregunt6 si sabia jugar ajedrez. Le responel a aunque conocfa la forma como las piezas se mueven, no me sentia con suficiente capacidad como para responder afirmativamente a su pregunta. Sin embargo, ello no lo hizo desistir. ~Entonces supongo que entiendes lo bdsico sobre el juego— acto seguido saco de su mochila un tablero de ajedrez enrollable, y las piezas imantadas ya bien colocadas en posicin de inicio de p: Y continud: ~Permiteme que te muestre como fue una de las partidas mds famosas por el campeonato mundial de ajedrez entre Garri Kasparov Y Anatoli Karpov, quienes mantuvieron una férrea rivalidad durante unos 10 aitos, del 85 al 95, Posteriormente, Miguel me mostré no sélo jugada tras jugada de la partida de ajedrez, sino que ademds me fue explicando, paso a paso, la estate de cada uno de los jugadores. Fue una sesién apasionante. ‘Su labilidad narrativa me transmitié una experiencia similar a si me hubi ra estado compartiendo una buena pelicula de suspenso. ° me dijo, y con todo artida. Terapia Existencial ji oriay Practica Relacional para un Mundo post-Cartesiano. Volumen 2 je uando me hablaba de temas més personales, generalmente me sentia ue o molesto por algunas de las experiencias que me compartia, sobre oe referencia a sus padres. por compartir unicamente dos ejemplos, en una ocasién me contd smo, cuando nifio, su abuelo le habia regalado un conejo. Después de una yagotadora discusi6n que mantuvo con su madre, ésta acepté que qoservara la pequefia criatura. A la mafiana siguiente, Miguel regres6 faizdel colegio, esperando poder pasar un tiempo jugando con su pequefio cujo. Sin embargo, después de pasar un tiempo buscando a su mascota anéxito, se atrevid a preguntar a su madre: -Mamé, ¢dénde esta mi conejo? Alo que su madre respondié: - ¢Cudl conejo? . Con todo y ee insistencia de Miguel, su madre no cesaba de decirle que eee habido ningtin conejo” que “todo lo habia imaginado”. oi ae um ejemplo del tipo de interacciones que Miguel tenia con su oui harré una historia de su adolescencia. Cuando tenia emocionado por la ‘hos. Durante un par de semanas, habia estado compafiera de su eee de la fiesta de cumpleafios de una joven importante que oe on de clases. Sus padres estaban enterados de lo Um be ees vee €ta para él y habian accedido a que asistiera. sucasa para ir pats Momento en que Miguel tenia programado salir de para ello cuando 0 ala fiesta, se encontraba vistiéndose y preparandose alistabe ouas ee Pronto, su madre, comenzé a preguntarle por qué se -Voy ala S! 1uera a salir, a lo que él de inmediato respondid: re Fiesta de Bety que te comenté antes. bees clo seguido, su madre fue a decirle que no le iba a permitir ir a ningiin lado. Bor Supuesto que lo que siguié fue una intensa discusién, con gritos yllanto de parte de Miguel, pero ante cualquier cuestionamiento, la madre solo respondia: ~Te he dicho que no irés. Cuando Miguel intentaba indagar acerca de las razones de tal cambio de opinion, la madre simplemente guardaba silencio. Ante tal impotencia y frustracién, Miguel se sintio desesperado y furioso. Molesto tomé una “espada Samurai” que la familia tenia como 139 oN Yaqui Andrés Martinez Robles adorno en la sala, y con dicho objeto golped una repisa que antigua vajilla, haciéndola pedazos. Sus padres, frente a on i n decidieron mandar a Miguel a vivir a casa de sus abuelos, “thas Tres meses més tarde, finalmente Io perdonaron y aeepigy : volviera a casa. Una vez de regreso not6 que, ahi donde antes eo % repisa con la vajilla, ahora habia un nuevo librero; y ahi donde k una espada Samurdi de adorno, ahora se encontraba un cuadry a ultima cena”. : Después de un par de semanas, Miguel finalmente se ates a preguntar: | — ZQué pasé con la espada que estaba arriba de la alacena? Y cémo el lector se podré imaginar, la respuesta inmediata fy. — ¢Cudil espada? ... Este par de ejemplos sirven para representar el tipo Se eet ue Miguel solia tener con sus padres, en especial con Su ne rel sr hy una ocasién en que los padres solicitaron venir a _ 7 ooh Acoegj con la condicién de que Miguel estuviera presente. me e a me dificil acordar con los padres dicha cita ya que, insis rae a fe de verme “a solas”, a lo que siempre me negué (Despues M0 ya era.un adulto que para entonces contaba con 20 afios). * e acordamos, fue para mj En la sesién conjunta que al final ay conmigo € niente particularmente impactante Ia manera como: 7 especialmente la madre tenia eee y a particularmene agresivas e incluso verbalmente violentas hacia S . i. Trabajé con Miguel cerca de 3 afios. El primer ano su ead fibr cargo del pago de mis honorarios, pero los siguientes dos, ante Ne e 1) a de su padre de seguir pagando el proceso conmigo, él mismo (Miguel) se encargaba del pago, consiguiendo dinero a través de pequefias ventas, pequefios trabajos temporales, o incluso apostando. Por supuesto que hubo muchas sesiones que me pagaba parcialmente lo que originalmente habfamos acordado, pero yo me sentia satisfecho con ver su entrega y compromiso hacia nuestros encuentros y conversaciones. Después de tres afios de proceso terapéutico, decidié irse a vivir a otro estado, buscando suerte y trabajo lejos de su familia. Debo reconocer que una parte de mi se alegré al notar ese impulso emancipador de su parte. 140 re Terapia Existencial jay Practica Relacional para un Mundo post-Cartesiano. Volumen 2 eo" No supe nada de Miguel en los dos afios siguientes. Una tarde i yna llamada telefonica de larga distancia; de estas que se realizan a at de cabinas privadas donde el usuario paga al final de la llamada, 1" el tiempo que haya tomado su conversacién. Era él, sin embargo, no * sanzaba a entenderle bien porque se encontraba notoriamente alterado y jeno llanto. Después de algunos intentos de mi parte para comprender joqueme decia —0 trataba de decirme-, le comenté que lo mejor seria que g calmara un poco y volviera a lamarme, ggstando el poco dinero que tendria, en una llamada en la que me resultaba imposible entender lo que queria decirme. Colgamos y me quedé esperando ese dia, yy; el Siguiente por su llamada. Pero no volvié a lamar, Transcumi6 aproximadamente un afio mis, antes de que volvieraa saber algo de Miguel. Me llamé de nue ya que de seguro estaria ncontraba en la Ciudad A ae por teléfono, esta vez diciéndome que ee judad de Méxi supuesto accedi. ‘Ico y que deseaba verme, a lo que por pe in un Par de dias después, y luego de saludamos me dijo: dicho a nadie. 1) importante que tengo que decirte, es algo que no le he Conozeo pocas frases completame: te la atencion tan receee como esa para atrapar dej6 flo. Atin hoy reas © Cualquier terapeuta. Pero lo que siguié me Me dijo: > €se momento y siento que se me eriza la piel. ~ Soy Jesucristo, deber es estar aqui labor... ¢Recuerd, mundo una prom J estoy listo par. - Yt, eres un ngel, sdlo que atin no lo sabes. Mi Para recordartelo. Y tu deber es acompafiarme en mi ‘as que hace aproximadamente dos mil aftos le hice al ‘esa? Le prometi que regresaria... Heme aqui, he vuelto, ‘@ iniciar mi labor. Me senti mareado, Por Supuesto que lo primero que pasé por mi mente fue pensar que estaba atravesando por una crisis de tipo psicética. Alguna forma de quiebre esquizofténico que lo llevaba a tener un tipico delirio mistico. Debo confesar que no fue lo tinico que pensé. Aun a riesgo de parecer loco, © con la posibilidad de provocar en los lectores incredulidad, reconozco que también en una parte de mi me pregunté: ZY si silo es? ¢Si de verdad se trata de un fendmeno mistico que estoy teniendo la Fortuna de presenciar? jSélo falta que decida internarlo en una institucién 141 Yaqui Andrés Martinez Robles Psiquidtrica, y silo sea! ... Y entonces pasaré a la historia como “el Judas mexicano que jencerré a Jesucristo en un manicomio!” Me sentia realmente asustado, sudaba como si estuviera haciendy muchisimo calor, pero la temperatura ambiente era templada. Aunque sé que puede resultar demasiado ingenuo, loco, enfermo, psicdtico, 0 por lo menos ca6tico, en ese momento no me sentia seguro de casi nada. Dudaba realmente de que lo que me decfa pudiera ser verdad; pero tampoco tenia la certeza de que no lo fuera. gC6mo tenerla? Podria abrazarme a mis creencias, a mi “mente cientifica”, 0 Jas teorias psicolégicas clasicas que nada de ello me parecia lo habia aprendido en el colegio, pero i i en ese momento. a suficientemente convincente ce Ticenciatin cx i i jos d Muchas veces, mientras estaba en mis estudios 2 tre nosotros, seguramente psicologfa, pensé que, si Jesucristo apareciera en Jes, Debo aceplr lo encerrarfamos en una institucién para enfermos aa baa seni que me encontraba en una situacién critica para ml. No tar acostumbrado, el piso de certezas bajo mis propios pies, al que suelo es No cesaba de preguntarme: qué debo hacer? vryp era un dngel, slo Entonces recordé algo. El me habia dicho que “¥? a esa certeza. Sin gue no lo sabia”, por lo que tampoco podia abreza al menos en ese embargo, habia algo de lo que si podia sentirme oie »motamente me momento: yo no queria (ni quiero) ser un angel. Ni i vida humana parece algo deseable, Para empezar, me gusta much state tengo con como para desprenderme de ella; y, en segundo lugar, be todavia na 2 conti jo para 7 Tesponsabilidades que Ja “vida adulta Se oe lesear 0 tolerar las que supongo que un “Angel” tendrid. Le expresé mi veocupacién, Le dije que no estaba seguro de aS fuera o no fuera Jesucristo; ni tampoco que yo fuera 0 n0 un ge " que habia una cosa de la que sf estaba seguro, yes que,yo 0 queria Seri Gngel, Le pregunté: ~ {Hay alguna manera de renunciar a la “angelidad”? i A lo que él de inmediato me respondié, con Ia brillantez con la que solfa responderme durante nuestras conversaciones de tiempos pasados: —Sabia que me ibas a decir eso. A continuacién, nos enfrascamos en una célida e intensa discusién al respecto. Le pregunté si acaso su padre era Dios (a lo que me respondié que si), pregunté si su padre era todopoderoso y leno d r le amor, a dio s6lo respuestas afirmativas. oo 142 Ree ee Terapia Existencial Teoria y Préctica Relacional para un Mundo post-Cartesiano. Volumen 2 -Fntonces ~ insisti, - debe permitirme que, si yo no lo deseo, pues nO youn Gngel. Asitermin6 el tiempo que tenfamos disponible para nuestro encuentro. teoftci la posibilidad de encontramos de nuevo la siguiente semana, a lo cue accedié. Para ese segundo encuentro, legé convencido de que debia ‘irapredicat” a los barrios de Tepito y la Merced en la Ciudad de México (fs bartios “bravos” de la ciudad, con altos niveles de pobreza y un reocupante indice de criminalidad), alo cual respondi con preocupacion, a poe ia sine cémo podria resultar tal intento. El insistia en : acompafiarlo. Que era part ; ne. aa decirle fue algo como: oY parte de mi tarea. Lo tinico que pu ee u Se asta donde sé, si ti eres Jesucristo, hace dos mil aren te golpearon ry 4, jno te fue muy bien que digamos! -» Seguin Thasa donde puedo ue eka incluso te mataron crucificandote! tomes come para que os el mundo no ha cambiado lo suficiente desde ainenesas reas gu hea ora ie reciba con los brazos abjertos. Y menos aese gar a eso, jte ae — pra comenzar tu predicacién. Si vamos jimi contigo! 4 golpear! Y jpueden hasta matarte! ... jy ami i éCémo es posible que esperes ita tal cosa, @ incluso que te ac ompatie a ello? q sp que te permita tal i D a ert tia ads aoe Resa dos primeras reuniones, tuve fuertes roceder. Compart | it. Me sentia ansioso y revuelto, sin saber c6mo Blos también a situacién con un par de amigos en quienes confiaba. también. a n terapeutas, y recibi de ellos no sdlo consuelo, sino 'poyo para mantenerme centrado, sin tener que abrazarme @presuradamente a ninguna “verdad” que solamente me hiciera ver el camino més facil, pero que me nublara de las posibilidades de esta situacién. Afortunadamente son dos terapeutas lo suficientemente disciplinados en fenomenologia como para no tratar de internarme a mi en una institucion psiquidtrica. Y si, aunque parezca raro, o incluso loco, atin dudaba de si la persona con la que hablé fuera tan slo un hombre confundido con respecto a su identidad, o si se trataba realmente de un fendmeno mistico que estaba teniendo la fortuna de presenciar (la cuestién 143 a ad Yaqui Andrés Martinez Robles de mi supuesta “angelidad” no ocupaba un Jugar tan presente en mis pensamientos, No sé si por evasion, o porque Ia posibilidad de estar conversando con Jesucristo me resultaba lo suficientemente abrumadora). Aunque me abrazaba a la confianza de que “todo saldria bien”, no contaba con ningin elemento que me pudiera dar certeza con respecto a lo que me oe enfrentando. Sentia cierta vergilenza (y atin la siento) ie are siquiera esa opcién. Toda mi educacién me decia que no po sate ars para estas alturas ya tenia bastantes experiencias que ee podfa simplemente confiar en lo que me habian ensefiat S eatin in Incluso, dentro de mi formacién profesional, Pe ee denie seguro “catélico creyente”, a un agndstico que ni siquiera oo do realmente esas de que hace aproximadamente dos mil afios hayan oxi mpleme pe historias que se narran en Ia Biblia. Si no pue’ z os atin podia creer ciegamente en la existencia del “Jestis Hist6rico ’ ee tampoco puedo en su “regreso”; aunque por las mismas 1e700 Ue Se cuentan en las simplemente rechazar esa posibilidad. Si las historias q dria ser también escrituras sagradas tienen algo de cierto, entonces quiz Piao Trabajar cierto que tenia frente a mis ojos al mismisimo a mantenerme fenomenolégicamente no me dejaba opcién. isles areciera. abierto ante cualquier posibilidad, por increible que mi iB Nuestro segundo encuentro verso principal sus planes de discusién acerca de qué tan (in)convenientes resulta ste tiltimo con predicacién. Accedié a tener un tercer encuentro. Llegé @ ia recuerdo atin una reflexién que me expuso de inmediato y que ahora que me sacude. Me dijo: do - Yaqui, he estado pensando mucho en lo que ae bs Y ‘ltimamente. Especialmente en aquelo de que no deseas ser Wh TT me di cuenta de algo. Soy yo el que no puede permitirte qué renu ite tu angelidad, No es asunto de mi padre. Soy yo mismo quien NO Pi permitirlo. Ya que, si yo te permito que tic no seas tn angel, yo podria no ser Jesucristo. Y si no soy Jesucristo... ;No tengo ni idea de quién soy! Cuando pronuncié estas tltimas palabras rompié en Ilanto. Me conmovié profiindamente. No alcanzo a dimensionar lo absolutamente terrorifico y angustiante que puede ser sentir que no sabes quién eres. 144 Sy Terapia Existencial Teoria y Pr” para un Mundo post-Cartesiano, Volumen 2 Después de tou * nuestra identidad sea apenas la historia que nos contamos sobre nosotros mismos. Una historia co-construida con los demés, que requiere pasar la prueba de la aprobacidn de los otros para ser considerada “verdadera” y no ser amenazados con ser considerados dementes. Pasé el resto de nuestro encuentro de esa tarde tratando de acompafiarle, permaneciendo a su lado, principalmente en silencio (porque no sabia qué decir), 1 sé ‘eportandole de vez en cuando mi estado para que me supiera a su lado, y tratando de comunicarme con él. Poco a poco se fue tranquilizando, Hacia el final de nuestro encuentro, acordamos vernos la siguiente semana. ene ate Semana no llego a nuestra cita. Elegi no buscarlo, nos pensé que noe viendo el mismo dia de la semana y a la misma hora, que nos rcs Tecordaria como lo haciamos antes durante los tres afios alcanzaba a Ile; a Sesiones semanales, cuando por alguna razén no sucitade la me alguna cita (Io cual era raro), simplemente llegaba a PreOCUDE, 10 que mee eee: Pero tampoco Ilegé la siguiente semana. Me su padre me a a me llevé a buscarlo. Llamé al teléfono de su casa, donde informé que habia sido internado en un hospital psiquidtrico. ones més tarde, recibi una llamada de Miguel, en la cual me pesar de saat Lo recibf en mi consultorio esa misma tarde, a seman: net cra sébado y no suelo trabajar en consultas ese dia de la ‘a. Me contd como Jo habian internado en contra de su voluntad. Cémo en el 1 hospital Psiquiatrico lo sometieron a seis electroshocks, ya que No lograban que “renunciara” a la idea de que era Jesucristo. Le pregunté qué pensaba de eso ahora. Me dijo que fue un suefio. Un suefio que sintié tan real que confundié hasta donde era suefio y hasta donde realidad. Yo no pude evitar pensar que lo habian crucificado. Una cruz moderna: la electricidad. No puedo imaginar lo que significa pasar por seis sesiones de ello. Sélo alcanzo a pensar que, si ami me los aplicaran, lo mas probable €s que al primero les solicitaria que me dijeran quién soy, que estaria dispuesto a ser quien ellos me dijeran que soy, con tal de no pasar por esa situacion. Pero Miguel soporté seis de tales eventos. Me conté que intenté 145 Yaqui Andrés Martinez Robles suicidarse en dos ocasiones, la wltima de ellas con los rmismos medicamentos que le habjan mandado los psiquiatras. Ahora ya no le dan medicina que él mismo controle. Lo obligan a asistir cada quince dias hospital, para que se le coloque los medicamentos a través de ung inyeccién. Segiin Miguel, no le gusta que lo mediquen, ya que los primeros tres 0 cuatro dias siente que no puede pensar, ademés de que no Controla su salivacién ni su habla. Se ve un tanto apagado, sin la brillantez ni asion que lo caracterizaba. - 2 Hubo sin embargo un momento cargado de Ia brillantez que lo caracteriza. Ese dia yo me encontraba vestido con. jeans, de Se ie algunas partes descosidas de fabrica; sandalias, y una a repens un estampado con el rostro de Nietzsche a la altura del oR foci que me conocen saben que soy fan de usar cae peed llamativos, irreverentes, 0 que, desde mi punto de ve ueda aah menos algo de la perspectiva existencial-. Miguel se me 4 de pronto y me dijo: 2 Yaqui, veo que traes puesto unos pantalones ss sandalias, una camiseta con Nietzsche impreso e” el pec el cabello largo y unos armazones sin cristales. loco! Después de un breve inst expresién, ambos soltamos una gran carci verlo retirarse pensé: Qué ironia, tiene toda la razon; ne = durante nuestras platicas, seguramente soy un “simple” loco mezclilla rots, 1. Ademés usas #4 Estas completamente ante su tante de silencio por ee tt mos. Al ajada antes 0 chuas ocasiones F ituacion. Me Me senti muy triste con la forma como evoluciond esta sin dopi lo pregunté qué habria pasado si desde un primer momento See ble y me una postura mas “tipicamente clinica”. Me senti un tanto culpa tres afios pregunté qué tanto “no habia visto”; qué hice mal durante esos hubiera en que trabajamos juntos; si habria habido alguna forma en que yo hu podido evitar esa situacion; etcétera. quisiera Para aquellos a quienes no tengo el gusto de conocer personalmente, compartirles que uso el cabello largo y que, ocasionalmente, uso armazones (anteojos) sin cristales, como un accesorio que me gusta. Sé que es una completa locura, y creo que eS precisamente por ello que me gusta atin mds. rapia Existencial na ara un Mundo post-Cartesiano. Volumen 2 practic’ : oot? mis textos de R.D. Laing y de Thomas Szasz, buscando Aid rerleet dara a sostenerme. Creo que tales lecturas me Rea algo a agradablemente. Particularmente, recordé mi 3 qron TO . por SU disposicion y apertura para relacionarse Sst pot de roles preestablecidos, con quienes le habian ent: pacientes ar la fenomenologia-existencial no it do, el intento de aplici amente nos anima a seguir haciéndonos en (es de 10 on nuestros intentos, a veces desesperados, de Desh! i claridad. Unie: gos OF" ano cerrarnos © reas espuesas 147

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