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” DEL SEX ALHACER 41 figuran casi todos los vocablos vinculares de los afios ocheata y comienzos de los noventa. ‘Vuelvo a la palabra estructura? Por entonces, nos dimos cuenta de que el inconsciente de Lévi-Strauss pretendia responder a leyes generales que pedian incluir las que goberaaban la eélula nervio- sa, leyes un tanto diferentes al de nuestra concepcién psicoz- nalitica, Se tratabe de un inconsciente como ley general, que daria lugar al criterio de invariancia, Este se relzcionaba con la nocién de transformacién en geometria, el cambio de un segmento de recta 0 de un plano en el espacio en su movimiento de traslacién alrededor de un punto. Desde estas nociones se dedujo que los sistemas derivados de una es:ructura madre formaban parte de la ‘misma familia de modelos. Recuérdese que se lamaba permutacién 1 esa transformacién légica entre términos. Este estructuralismo se apoyaba en dos fuertes soportes te6ricos: el psicoandlisis y el martisino. Pero el movimiento de Paris del 68 desencadend una crisis que daria origen a una critica al maraisme, al psicoandlisis y al estructuralismo, como la de Badiou o lz de Derzida, Critica que rrecuperatia el espiritu de Mare para establecer la heterogeneicad como la herzamienta ms adecusda para pensar el arraszdor orden, internacional de las tltimas décadas del siglo XX. 4A EPCCA DEL eACONTECIMIENTOW (LA DECADA DE 1990) La repeticién invererada y el alargamiento de las palabras que nombran conceptos importantes no son una muestra de su. ‘exactitud sino que preanuncian su agotamiento y una préxima crisis, Pero al no ser ésta aceptada, el pensamiento multiplica sus esfuerzos por estilizarlas y refinarlas y de peso acencuer su, significaci6n, que entances se hace cada vez. inés amplia y menos’ precisa. Ocurrié con el término estructura. Los hechos empezaron, a dar lagar a la siguiente pregunts: ;dénde se establece, en. qué lager se ubica lo que se presenta como nuevo, Jo cue no tiene lugar porque ni se espera ni se prevé? La manera habitual de 2. Vase la excelente entrada “Estractualismo” de Esther Chemikowski (Rechukey Frieder, 1998). pensarlo era como trauma, como accidente o como catistrofe, términos que en su momento tratamos e diferenciar. Si aquello que se presenta es considerado como trauma, se diri que desestructura lo que esté vigente y que no puede dar euents de la cantidad de excizacién producida (ya sea por su imposibilidad de remitir a una experiencia traurndtica anterior 0 de constituirse ella misina en alteradora de lo existente). Un accidente muestra lo imprevisto, lo que aun siendo imaginable se supone que no habré de ocurrir. Una catéstrofe implica un movimiento alterador de un orden. Estos términos concieen # Ie idea suprema de continui- dad, la cual se mantendré como tal en tanto no sufra una ruptura, ‘une ausencia, un exceso. ‘Un exceso para la mente infantil, como puede ser un episodio de seduccién sexual por parte de un adulio, se produce en la medida en que el aparato psiquico del nifio no esté sostenido por tun cuerpo accrde 2 la excitacién sexual de! adulto. Cuando ese cuerpo infantil se desarrolla, el episodio es resignificado y adquiere retroactivamente el cardcter de trauma, También ocu- rre cuando el sujeto es «tornado» por un evento imprevisto. En tal caso, tendrfan lugar tres cuestiones: la de la novedad, le de lo imprevisto y Ie de la dispacidad entre el evento y el recuerdo. Referido a Je novedad, que acentuindola més podrfamos llamar nevedad radical, para nombrar aquello que no esté prefiguredo, lo que no tuvo lugar hasta el momento en que ocurre, y que sorprende a la subjetividad. Como hemos dicho en clases ante- riores, una revolucién intents darse un punto de partids; muchas ‘veces es pensada como una vuelta a un momento fundante, cuando en realided, si es verdadera, funda un tiempo y un espacio. Parece posible de preves, pero su emergencia retiene algo del orden de lo imprevisto. La palabra violencia frecuente- mente se agrega a nevedad y a imprevisible, aunque se diga que lo imprevisible son las consecuencias. Pero eso lo dice quien 0 quienes estén en los lugares de lz estructura y desde allt establecen que si tales consecuencias escapan a las leyes estable- cidas serén disruptivas y deberd intentarse circunscribirlos para que no se expandan o para que ocupen un luger determinado. Esto puede observarse en las instituciones con aquellos sujetos creativos a quienes, a partir de lo que creaton, se les ofrece un m DELSER ALKACER lugar en la administracién a manera de reconocimiento y, ala ver, deintento de inmovilizacién, Surge la cuestién de quién autoriza que Ie emergencia novedosa tenga lugar. Puss bien, Iss relaciones de amor que ntunea estén exentas de cierta violenciz, asf como las revoluci nes, parecieran autorizarse a sf mismes. Dificilmente podria esperarse una autorizacién desde Ja estructura familiar o social, que sélo podrfan otorgarla a quien ayudase a conservar tales estructuras, pero nunca a quien con su eritica tendiese a deses- tructurarlas cunque sea para algo supuestamente mejor, pero imprevisible. La segunda cuestién, la de lo imprevisto, da lugar a diferen- iar dos tipos de situaciones: 4) aquello que pudiendo preverse de acuerdo « las condiciones del sujeto, o a sus relaciones con os otros o con tl medio que lo radea, no se tuvo en cuerta por negacién, represién o desmentida-y que, al hacerse presente, lo sorprende; b) aquello que no estando en Ia serie psiquica, no puede ser pensedo ni supuesto como posible en el transcirso de! tiempo 0 en el espacio cercano. Es decir, aquello que no esté en la linea que parce de un ocigen. El sujeto esti a merced de lo que pueda ccurrir, sus inscripciones previas le ayudan, pero son insuficientes y deberd implementar un hacer con lo que se le presenta, a sabiendas de que no conoce ai conoceri la eficacia de su accién hasta después de realizada, Es el dominio de ls incertidumbre, Una tercera cuestién es Ja disparidad entre el hecho y el recuerdo. Este tiltimo parece oponerse al primero. Como dije anteriormente: se recuerda el acontecimiento, no el econtecer, que xno deja huella; el suceso, pero no el suceder; hablazemos del hecho que se registra, pero no cel hacer, cue parece consumirse en sa propia operacién, El sustantivo adquiere tna cualided de solider, de perdurabilidad que el sujeto parece requerir, aunque hist6ricamen- te no haya sido siempre asf. Es ms bien caracter‘stica del pensa- miento burgués, que iniciado en el sigio XI se ha ecentuado mis y mis desde el siglo XVIIL. Lo evanescente define e) movimiento incluido en el hacer, o en el subjetivar o subjetvarse, o en el suceder. El intento de hacerlo persistic « través de fijarlo en Ia memoria caracterizan Jo que se expresa como sustantivo. PALABRAS Y CONCEPTOS VINCULARES., ” Una ver producidos esos movimientes, hacia dénde condu- cen? Tienen una fuerte dosis de incertidumbre. La nocién de lo fo cstable, de lo que se mueve como ocurre con las gotas que componen el gua en el mar, cafacteriza Ja concepeién de un mundo Ifquido (Bauman, 2002 y 2005; Lewkowicz, 2002), meté- fora usada para describir el proceso que produce dispersién. Proceso que puede no precisar ni de la persistencia ai de la consistencia con que es pensado el mundo s6lido. Eso precisa- ‘mente es Jo que Cescriben el hacer, el subjetivar, el acentecery otras actividades, En el campo terapéutico y metapsicolégico no nos dimos cuenta de que este’ concepto nos ponfi ante una disyuncién bastante mercada entre el zvento y la memoria, El evento produce una apertura en ua tiempo, en una époea, en una era, como sefiala Bediou (1997), y caracterira un movimiento imprevisible, al esablecer un tiempo que no consta en el calendario. Como dije antes, el evento no recanoce objetividad, ni cansa ni efecto, Quizd por ello es dificil sostenerlo y requiere ser declarado, que no es demostrarlo ni ligarlo a un pasadori a una historia, sino sostener. o en su novedad, impidiendo que se obstruya el movimiento de generer tna apertura donde no Ja hay. Quizd sea por esa caracte- ‘istica que se le atribuye una cuota de violencia. ‘Se produce un deslizamiento: Ia emergencia de lo nuevo suele tomnarse como ruptura de lo antericr, 7 asf parece, si se lo piensa como un sdlido, ya que su ceracterfstica es una fuerte adhesin de Jas par-fculas que Ie dan su consistencia y por tanto el cambio no podria hacerse sin violencia, Siguiendo con la imegen de! sélido, como no se dobla o no se modifica sia quebrarse, esas acciones necesariamente incluyen une actividad de rupture: La emergencia de lo nuevo no se elaciona con el t=auma concebico como el quiebre de algo ya existente, como es lz regularidad del descrzollo infantil o el actual. Como psicoanalistas Podrfamos interprezar que la viclencia que se adjudica al aconteci- miento corresponde a aquelle proyectada por quienes sostienen la continuidad y la causalidad de los hechos, sean de naturaleza social o individual. Desde el punto de vista politica, se observaré ue un sistema social instituido se opone de todas formas posibles, aun las mds encarnizadas, a Ja emergencia de aquello que, al no tener un lugar en lo establecido, trata de hacérselo. Y lo hece a través del derecho: Que el derecho set indispensable para la protecciém de todo tipo de corvivencia asocizda frente a los conflictos que la atraviesan no quita el nécleo de violencia que aquél lleva enclavi~ do no sélo en su propia génesis, sino en el corazén mismo de su fancionamieato. (Espésito, 2002) En la década del noventa hubimos de caracterizar el evento, aguello que emergfa ante nosotros sin que pudiéramos antici- parlo, Se trataba de algo més que la percepcién de un suceso exterior que no estaba registrado en la memoria y que no se sostenfa en la concepeién de un origen anterior. Entonees se nos planteé modificar la concepcién de origen, palabra y concepto con el cual describfamos un tinico comienzo, por lo general ubicado en los primeros afios de la vida. Hebitualmente rigen se refiere al nacimiento y partir de all{ se cuenta una serie continue: el afio 1, 2, 3, 4, etc. Fs una cuenta ligada fuertemente a lo biolégico y a Io evolutivo. Recuerdo aquella minuciosa descripcién de Gesell (1985) cuando caracterizaba al nifio de 1 a § afios, al de 5a 10 entre otros. Los distintos autores, como dije mis arriba, concep- tualiaan el origen del sujeto de diversas manezas. ¢Pero entonces cémo denominar otres coraienzos? ¢Cémo llamar a esos cam bios radicales a partir de los cusles el sujeto vive otra vida? Asi surgi6 el concepto de punto de partida para describir otros inicios, diferentes del originacio tinico. Nuevas palabras producen nue- vyas cuestiones y sl replantearnos la concepciGn de origen surgie- ron otras preguntas: ccudl es el origen (conceptual) del origen?

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