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Empresarios y politica (Parte |) La relacion de las organizaciones empresarias con regimenes politicos en América Latina los casos argentino y brasilefio Cros H Aewsa Introducci: n El presente estudio esta compuesto de tres partes. La Parte | ("La Relacion de las organizaciones empresarias con regimenes politicos en América Latina: los casos argentino y brasileio") apunta a comprender la logica del comporta~ miento politico empresarial desde la década de los afios cuarenta hasta 1983 Esta primera parte incluye tanto las premisas tedricas que sirven de marco al Conjunto del estudio, como un anélisis comparativo de la organizacion y comportamiento politico empresarial en Argentina y Brasil. La Parte II (Los empresarios y sus organizaciones: actitudes y reacciones en relacién al Plan ‘Austral, coautores: Carlos H. Acuha y Laura Golbert) centra el analisis en el proceso que se inicia en la Argentina con la apertura democratica y, particular- mente, en las razones que subyacen a las estrategias colectivas con que el empresariado respondié en diversas etapas a las medidas que constituyeron la politica socio-econémica hasta diciembre de 1987. La Parte Ill analiza las reacciones del empresariado argentino durante el afo 1988 y particularmente respecto al Plan Primavera, Estas dos ultimas partes seran publicadas en préximos nimeros de nuestro Boletin Informativo, La elaboracién de este trabajo fue realizada en el marco del Grupo de Trabajo de Paridos Politicos (GTPP) del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO) y, dentro de ese marco, Ccont6 con el apoyo da la Fundacion Fors 18 Indice de siglas y abreviaturas por pais Argentina [ACIEL. Azcién Goordinadora de las Insltuciones Empresaries Libres: ADEBA Asaciacién de Bancos Argentinos APEGE Asamblea Permanente do Entidades Gremiales Empresarias CAC Camara Argentina de Comercio CARBAP Conladeracian de Asociaciones Rurales de Buenos Ares y La Pampa’ CGE _Confederacién General Econémica CG“ Contederacion General do la Industria CGT Confederacién General del Trabajo GINA Gonfederacién industrial Argentina COPAL Comisién Coordinadora de lag Industias de Productos, Alimenticios CRA Confederaciones Rurales Argentinas MIA Movimionto Industrial Argentino ‘SRA Sociedad Rural Argentina UIA Unin Industrial Argentina Brasil CIB. Centro Industrial do Brasi NI Contederagao Nacional da Industia CIESP Centro das Indilstrias de Estado de Séo Paulo CTE Confederaco dos Trabalhadores Brasileitos FIESP Faderacdo das Industias do Estado de Sa0 Paulo SNA Sociedade Nacional de Agricultura SRB. Sociedade Rural Brasileira Introduccion a la Parte | Cuando en la Argentina se trata la centralidad que tiene el comportamiento de los empresarios para el afianza- miento del régimen democratico-partidario, es casi un lugar comin reconocer a la conducta histérica de la burguesia doméstica como un serio escollo para su logro y, @ renglén seguido, compararlo con la conducta de la burguesla brasilena. Esta comparacién usualmente resulta en la conclusién que mientras los empresarios brasilenios son "verdaderos” capitalistas, algo le “falta” la burguesia argentina.’ Por un lado, el comporta- mignto microeconémico de los empresarios argentinos se ha caracterizado durante la ultima década por tasas, de inversion decrecientes, redundando en una situacién de estancamiento; es mas, con respecto al comporta- miento politico empresarial, el patron historico en la Argentina es el de la fragmentacién organizacional intensa lucha inter-empresaria, asi como la oposicién a regimenes democraticos y una estrecha vinculacién con regimenes autoritarios por parte de los grupos mas poderosos de la burguesia? Por otro lado, la imagen de los empresarios brasilefios parece emerger de un libro de texto sobre el deber ser del capitalista como “agente de la modemizacién social”: Brasil ha tenido tasas de crecimiento e inversién muy superiores a las de Argentina por décadas y hoy las manutacturas tienen {el mismo peso que los productos primarios sobre o! total de sus exportaciones. En lo referido al plano polltico, los emprosarios brasilenios se han caracterizado por haber constituido organizaciones de alta densidad bu- rocratica y poder econdmico; las contradicciones inter- capitalistas nunca alcanzaron el nivel 0 la intensidad de lucha observable en la Argentina y la burguesia industrial brasilena hizo "punta de lanza” en las deman- das de democratizacién durante el dltimo régimen militar (el mismo cuyas politicas hablan determinado el “boom” industrial conocido como "milagro brasilefio"). Los indi- adores parecen a primera vista contundentes: los em- resarios argentinos invierten poco y no profesan una gran vocacién democratica, mientras que los brasilefios, no sélo invierten, sino que producen con suficiente eficiencia como para exportar biones elaborados y habrian alcanzado un nivel de conciencia que les permitiia reconocer que un capitalismo desarrollado va de la mano de la democracia politica. ,Por qué estas diferen- cias? 0, paratraseando las discusiones locales, ¢qué les falta a los empresarios argentinos?, uhay razones cultura- les para esta "ceguera cortoplacista’? En sintesis, ,por qué no tenemos una “sefiora burguesia” como en el Brasil? El objetivo de este trabajo es explicar en base a los, [procesos histéricos argentino y brasileno: en primer lugar, las preferencias y comportamiento empresariales con respecto a regimenes democraticos y autoritarios Y, en segundo lugar, las razones por las que los ‘empresarios pueden llegar a variar patrones organizati- vos y redes de alianzas y oposiciones, asi como redefinir su participacién en diversos niveles de lucha politica cobrando 0 perdiendo capacidad de influir el proceso politico Al lector impaciente le aclaro que el presupuesto que guiaré el trabajo es que a los empresarios argentinos no les “falta” nada. Que la burguesia argentina se ‘comporte en forma diferente a la brasilefia no implica que sea “menos” burguesia y no tiene que ver con propiedades diferenciales entre los empresarios que ‘componen a una y a otra, En otras palabras, el presente ensayo apunta a explicar el comportamiento diferencial que observamos acentuando la red de relaciones socia- les en la que se ven inmersos los empresarios, Es esta ted y su dinémica histérica, constituida tanto por varia- bles estructural-econémicas, como por politico- institucionales © ideolégicas, Ia que permite identiicar las causas y consecuencias politicas del comportamiento capitalista. Que este comportamienio finalmente resulte fen mas 0 menos crecimiento, en mas 0 menos exporta- iones, poco tiene que ver con el “ser” més o menos capitalista de la burguesia, y mucho depende del tipo de capitalismo y de lucha politica en la que se ve inmersa y desarrolla sus estrategias la clase propietaria de los medios productivos, suomi cals r eat tm nn on oma ue fc 3 alto seta oh pape fe ta opiado por coon © ae chogorasequvatetee rales 2) Un speco qe oe desarolade en ancl "neees indus y Gober biidod Gemecrsten: faves lor Gober, Lava Reve Cat) alsin Iomat Tech 238, Boone Ares ot now de 1964 pp. 77128 19 |, Algunos presupuestos para el andlisis del comportamiento empresario® El apartado tiene por objeto discutir tres presupuestos .generalizados con respecte al comportamiento empresario, @ saber, aquellos relacionados a marcos “culturalistas", los utilizados en andlisis “economicistas” y, or fin, Jos presentes en estudios que dan por sentada Ja necesaria relevancia politica de las organizaciones ‘empresariales, Existen tres presupuestos sobre el comportamiento em- presarial que han influido a la mayor parle de la literatura sobre el tema. En primer lugar, un supuesto Muy presente en trabajos referidos al comportamiento ‘empresario en la Argentina apunta a la “falta de concien- cia capitalista’ que caracterizarla a los empresarios. Estos, por ausencia de valores modernizantes 0 de una cultura suficientemente capitalista, no cumplen un papel politico-econémico modernizador, resultando cocausan- tes de la crisis de desarrollo en las que se ve inmersa nuestra sociedad. En segundo lugar, se observa una tendencia que, partiendo de la importancia estratégica que el control de la inversion otorga a los capitalisias, explica su comportamiento acentuando la racionalidad microeconémica que los caracteriza. Asi, lo que los ‘empresarios “hacen’ a nivel de empresa (cinvierten, aumentan los precios, contratan mano de obra?) es considerado “lo real”, mientras que sus formas de organizacién y accién colectiva son descartadas por poco relevantes: un mero epitendmeno de lo que real mente interesa... Finalmente, y en contradiccién con el segundo supuesto, un importante nimero de estudios supone que los empresarios, al tener intereses comunes, se organizan en su defensa, De esta manera se tiende @ considerar que las organizaciones empresarias. son actores necesariamente relevantes, La intencién en este primer capitulo es fundamentar los presupuestos que guiarén nuestro analisis, poniendo en discusién la validez de los arriba mencionados. La existencia, importancia politica y comportamiento de los ‘empresarios y sus organizaciones no se puede atirmar © negar a partir de caracteristicas culturales o estructura- les independientes de coyunturas politico-sociales tem- poral y especialmente acotadas. Solo desde el analisis histérico podremos dar cuenta de la importancia de los empresarios como factor colectivo, la logica que sub yace a su accionar, sus razones e implicancias, 20 lA. Los empresarios y “su” cultura En esta seccién se argumenta, desde la teoria y realizando referencias historicas, que las diferencias culturales mo permiten explicar {os comportamientos diferenciales supuestamente observables entre Jas burguesias de las sociedades de! “norte” y de! “sur” Numerosos estudios y articulos parten de la centralidad del papel social a cumplir por los empresarios y apuntan a una “lalla de conciencia” que los caracterizaria en Argentina, Las razones que fundamentan esta conside- racién son que los empresarios tenderian, 1) a eludir los riesgos palitico-econdmicos de liderar la "moderni- zacién” de la sociedad y, 2) a maximizar ganancias con Un criterio cortoplacista que atenta contra las inversiones productivas en nuestra sociedad El comportamiento especulativo y consumista de fos empresarios locales estaria en el centro del problema argentino dado que, 1) a falta de una clase capitalsta politicamente activa en el proceso de modemizacién, el estado! termina ya sea en manos de la vieja clase hegeménica (la burguesia pampeana) o bien de aventu- reros populistas, ya sea asumiendo un papel paternalista inevitablemente'autoritario @ ineficiente; y, 2) la no reinversi6n de las ganancies individuales pone en cuestién, @ la larga, la posiblidad de teproduccién social dentro del capitalismo y, paradojalmente, la pro- Pia existencia de la burguesia como clase. La “falta de conciencia® capitalista sobre sus intereses parece clara: es el comportamiento empresarial el que a la larga pone en cuestién su propia existencia La contradicsién entre, por un lado, la realizacién de los intereses individuales de los empresarios y, por el otto, los intereses de su propia clase y sociedad como Conjuntos, se explica en base a una supuesta particulari- dad poiitico-cultural “argentina” > 2) Esta primera eacoin ‘abso Tre ugeo han O18 an Fo ersty of nese Sentes minee.bepanment 9 Pee! Since, The ‘Simon por bo Ia UN) vere mabsculee cada ee qv wien Is colon 5) Poe eempla Jon W. Fale muta Ia fea de costa do ls inautalos Soornor ln hosdad snacin”aipueiomoneeradseas de 2 Sereda egeing Cle oan ME Sear masta on a. Folica 158 EUDEBA, Buenos Ave, 197, El problema politico-cultural argentino asume esta linea de andlisis, se centra en que los empresarios no se han constituido en el grupo de mayor “status” de la sociedad Por una serie de factores entre los que se suelen citar la fuerte presencia de valores catdlicos ylo corporativos.® el peso inmigrante, los bajos niveles educativos y la condicién de “nueva clase” del sector capitalista~” las actividades ligadas a maximizar ganancias individualmente ‘no gozan de legitimidad social. La tuncién social del empresario, por lo tanto, no es valorada ni reconocida por los otros grupos sociales. Dado que este reconocimiento es precondicién para que los empresarios actien plenamente como tales y cum- plan con la funcién modernizante y reproductiva en la sociedad, su ausencia determina una tendencia par parte de los mismos a buscar un mayor “status” copiando el Comportamiento especulativo y consumista de la vieja oligarquia entronizada como “aristocracia” local? Por ollo es que fos empresarios no terminan de asumir su papel de inversores produstivos y agentes de "moderni- zacidp". Y también por ello es que en socledades como la argentina, la ausencia de empresarios que asuman plenamente su papel y responsabilidades sociales, de- semboca inevitablemente en estados autaritarios, “despil- farro” de recursos, crisis de acumulacién y violentas tensiones por la distribucion El supvesto implicito en estos argumentos es que tanto Jas burguesias del “norte” (ya sean europeas 0 norteame- ricanas), como la brasilefa (considerada como la “ex- cepci6n’ latinoamericana y, por ende, punto de compa racién privlegiado en las discusiones de los circulos locales), gozan de algunas caractorsticas que serian propias de los "vordaderos” capitalstas y que brillan or su auseneia en los locales. Los capitalismos "desa- rrollados" han llegado a serlo porque su clase capialista reconocid, © al menos cumplié, su papel modernizador @ implements estrategias polticas y de inversién que permitieton la realizacién de ganancias individuales sin conltadecir los intereses generales tanto de la. propia urguesia como de ia sociedad, Estos “verdaderos" y casi "heroicos’ empresarios, no habrian vacilado. en entrentar tentaciones oportunistas y fuerzas. semi- feudales en sus propias sociedades. Los empresarios ceuropeos y norteamoricanos ni necesitaron del liderazgo estatal ni Capiar a ningUn otro grupo social para obtener el reconocimiento del papel estratégico de su funcion social, "Por eso ellos estin donde estan y nosotros donde estamos...” El problema es que la determinacién de las variables culturales sobre el comportamiento empresario es mas que incierto. {Cuanto codeterminan a este comporta- miento los factores econdmicos, politicos e instituciona- les? Es mas, aquellas burguesias “heroicas’ de las culturas del norte y Brasil, .gozan etectivamente de particularidades ausentes en los empresarios argentinos? Los argumentos que siguen concentrarén la atencién fen los casos europeos @ incluirén un comentario sobre la situacién norteamericana, Las razones para dejar de lado en este apartado a Brasil son obvias: a este pais, le dedicaremos el tercer capttulo de esta Parte | del trabajo Diversos trabajos sobre las burguesias europeas descri- ben caracteristicas muy similares a las que se le imputan a la argentina en términas de su actitud histérica con respecto a la politica y la forma de maximizar ganan- clas? Apreciaciones del estilo de las siguientes han sido, y on, un lugar comiin en los estudios sobre el papel de los empresarios en las recurrentes crisis sociales argenti- nas: Esta burguesia que en todo momento sacrificé sus intereses generales de clase, esto es, sus intereses polllicas, por los més angostos y sérdidos intereses privados. 0 bien, “(los capitalistas) estén hasta hoy tan_profundamente penetrados nor un sentido de su inferioridad social que mantienen, @ su propia expensa y a la de la nacion, una casta ornamental de zanganos para representar a la nacién dignamente en todas las funciones del Estado.” Por lo que Seymour Lipset concluye, “(@sta) es una situacién en la cual la vieja clase alta, que habia decaido en poder econémico continud mante- niendo su contro! sobre la maquinaria gubernamental porque se mantuvo como el grupo de status mas alto fn la sociedad,"@ 6) Cams an ls cero wabjes de Hora Wars. 7) Cone aeela Jot Lut de nat oe capes 7B de av HD Lae que 1) Como cooly pr jp Dugo Cine al anaizr ol conpotamenta Inavsviaes wgennes Ch Ciren, Dao Conparament y crs de fe se fmresare,pp 270 y 280, Pleat. Buenos Ae. 1987 98) Vera espece, Pronne, Hem The Sagos one Socal Hist of Caplin. fn Anarcan Patent fave 19 abi 1914. Bogie, Fhe nua Sugeote andthe Ree of ha Weng Clee 70D 914: on ol vumen Tre Inet! Rovouan oe la coscsien Tne Fonant Moyo Eiepe, CM Copel ome. Foreana, ore. 1873 10) Amsco por Semove Upset on “Sac sieaton axel eas” y ao pr {Ener en ating See of ar, 9 413 Camere Utne Pe ‘tre, Ts. 21 Et hecho es que la primera de estas tres titimas citas es de Marx refiriéndose a la burguesia francesa,’ mientras que la segunda es de Engols hablando de los capitalistas ingleses....? por lo que la conclusion de Lipset, que tanto se ajusta a la situacién de “nuestros” empresarios, en realidad apunta a aquella burguesié mmiticamente considerada como modelo de "verdadero" comportamionto capitalista Los valores culturales ligados al “laisez faire, laisez passer" del liberalism no influyeron demasiado sobre los comportamienios de los capitalistas ingleses cuando éstos tuvieron que definirse en diferentes coyunturas con respecto al papel estatal ligado @ aranceles (est0 es. subsidios) y competencia econémica: los. industriales en el siglo XVIll defendieron consistentemente la necesi- dad de altas tarifas arancelarias que protegiesen a la pproduccién local, mientras que en el sigio XIX demanda- ron la anulacién de la proteccion arancelaria del maiz dado que la importacion permitiia aprovechar los més bajos precios internacionales; ademas, los cafones de la Royal Navy no sélo fueron claves en la "apertura" de nuevos mercados, sino en la realizaciin de los derechos mercantiles monopéticos que otorgaba ta Co- rona por regién imperial. Y con respecto al status 0 imagen social de los capitalstas, fue Winston Churchill y no un estadista argentino el que afirmé que en su sociedad muchos pensaban que “la actividad industrial era exclusividad de ladrones emprendedores..”"3 Causa fascinacién encontrar un pattén de recurrente “provincialismo” en los estudios sobre el comportamiento histérico de cada burguesia europea. Los historiadores en cada pais terminan “descubrienda” que "su" bur- guesia no fue “como las otras’, que a “su” burguesia algo le falta... Y, sin embargo, cuando comparamos todos los estudios, encontramos que el patrn de com- porlamiento de la “heroica” burguesia que lidera proce- sos de modemizacién (esto es, desarrollo econémico fen democracia) resulta la excepcién y no la regia. Veamos una ultima ilustracién con respecto al comporta- miento politico de los capitalistas europeos: existe un supuesto generalizado entre los historiadores alemanes fen el sentido que, “(.) la burguesia alemana era una burguesia débil y subdesarrollada, que falld durante el siglo XIX en consti- tuirse como un sujeto de clase autoconsciente que actuase polllicamente en funcién de sus propios intere- ses colectivos. En controntacién directa con la domni- nacién esiablecida de la aristocracia terrateniente, a burguesia(..) alld en lograr reformas bésicas del Estado Y permitié su propia asimilacién al sistema de valores saristocratico» y «autortario» existente” Si tomamos en cuenta que la culmi siglo XIX la constituyé la “Gran Guerr .cién politica del de 1914 a 1918 22 y que, en el caso de Alemania, es imposible separar esta derrota del proceso que se desalé a partir de la misma (instauracién del orden republicano, crisis de la Repiblica de Weimar, surgimiento y gobiemno nazis, segunda guerra, nueva derrota, particién alemana, demo- cracia impuesta militarmente), no parece arriesgado suponer que el carécter “débil” y_ "subdesarrollado” descubierto por los historiadores alemanes con respecto a su burguesia, determiné también la dinamica politica de esa sociedad hasta que, no hace mucho, fuerzas externas a la misma forzaron una reorganizacién total del pais. Una mirada histérica no nos muestra realidades dema- siado diferentes en cualquier otto pa's europeo en lo relerido al comportamiento politico empresarial y su relacion con el estado, Sin embargo, a esta altura se podria argumentar que esto es historia pasada: hace tiempo que los empresarios europeos protesan una vocacién democratica mientras que, simultaneamente, lideran procesos de significative crecimiento. Si los capilalismos europeos hoy pueden mostrar un alto desa- rrollo con estabilidad politica en democracia, y si el papel politico de los capitalistas y su imagen social ha variado, no son éstos fenémenos que puedan conside- rarse resultado de su cultura. En primer lugar, son fenémenos relativamente nuevos dado que se habrian manifestado en las tres Ullimas décadas. Y, en segundo lugar, sus causas estan estrechamente ligadas al resul- tado de la segunda guerra mundial, la consecuente expansién de la influencia econdmica y politica de los Estados Unidos en el continente, la redefinicién de los mercados @ instituciones interacionales que ocurte en 111.4 Ma Kar The 18 rammaee of Cou BonapeNs, AC henson Polar’ Noe York 1981 tagice) 12) Gago pr Seymou" Lipa "Soi Sista: soci else y pan Ese, pet. ean #13 1 Recad por bers Bocca on sh presntacon “ndutalizacié, Saad 1 Catron Serna sabe Cute, Indu y acs organiza pa ‘ison dura ge doy ia Undn Indus Piagnia y Is Umm iets fn Sata en Sones reso 28ce agate 1988, 14 Ee nota quo en reac a fs process de “medica” y e pase! de ion caps an lw carer oom alsander Gaechoten en Esra [chvarars in stores) Paper Parnes Un. Press Casi, Nase '92) demos que 2 posirotn de ae lero de Ie canines tasmo “ompret™ ds igor. 2) overs an eoto ab eto al predicts do bles indstals La capacsad de “sci” eursedn ‘agin Gorcrnkon, anos aria de’ tens socal de In cs capt: acon” (equlene a "instaleeio en esa eae mitre) insane tra autora los csos dln arumulcin requ. En oa plas, Etados av action aropandneealetargmara de ls reeosoe de dinar 15) Alskonum Om. Got Ee: The Pacis of Geman Ha: Burgeo ‘Scio ae Pans in Hina Canty Gomany. Oxo Un. Pes, Oc "9 pp #248 (mae este perfodo (Comunidad Econdmica Europea, FMI, Banco Mundial, GATT, etc.), y el surgimiento de mecanismos neocorporativos de organizacion y patticipacién de inte- reses en varlos estados europeos, En definitiva, a realidad histérica europea poco ha tenido que ver con capitalistas imbuidos de una “con- clencia’ de clase y valores sociales que determinaron su liderazgo econémico-politico hacia la “modemizacién’ de sus sociedades Como vemos, la presencia de argumentos donde se identifica a factores culturales como causa de “ineficien- clas” empresariales no es una originalidad argentina De hecho, parte de la actual discusién que en los Estados Unidos se refiere a las razones de la incapaci- dad de sus industrias para competir con productos japoneses, pone el acento en la ausencia de una “cultura del trabajo y produccién” como la que caracterizaria a los empresarios y obreros japoneses. La paradoja es que esta cultura, supuestamente superadora en su natu- raleza “modernizante" no sélo de la norteamericana sino, por cardcter transitive, también de la europea y la latinoamericana, esta indisolublemente ligada a un orden socio-econdmico con: a) una legislacién laboral que por sus contenidos autori- tarios resultaria en gran parte inconstitucional, ya sea fen los EE, UU, las democracias europeas o la Argentina, y ) una estructura de subsidios (via aranceles y cuotas de importacién, tasas de interés negativas, reembolsos a las exportaciones y olorgamiento de derechos mo- nopdlicos) no sélo muy distante de un libre juego de las fuerzas del mercado, sino donde el Estado nunca (ni antes, durante, 0 después de la segunda guerra) dejé de jugar un papel rector en la distribucién de los recutsos sociales y la fijacién de prioridades sobre estrategias de inversién (tanto publica como privada), Es por ello que no se equivocan aquellos empresarios estadounidenses que, en funcién de sus intereses, apun- tan no tanto a cambiar "mentalidades’ o valores cultura- les (ya sea empresariales u obreras), sino a dar una lucha politica con dos objetivos: 1) tedefinir las bases de la legislacién laboral en su sociedad, y 2) neuttalizar los efectos de los subsidios de la economia japonesa (ya sea forzando la "desactivacion” de las ‘medidas que afectan a los bienes de produccién esta- dounidense, ya sea logrando subsidios a la produccién ylo exportacién de estos ultimos con niveles similares los japoneses). Las caracteristicas y propiedades de los capitalistas y su racionalidad son en gran medida similares en todas las sociedades. Quizas por ello es que Joseph Schumpe- ler, al referitse a la naturaleza del capitalista mas alla de particularidades culturales 0 espacio-temporales, afirma: (..) un genio en su empresa, fuera de ella puede ser, y muy seguido lo es, absolutamente incapaz de asustar un ganso (..). Sabiendo esto, quiere que lo dejen sola y dejar sola a la pollica." Por lo que “(..) sin la proteccién de algiin grupo no burgués, la burguesia es poltticamente inulil e incapaz no sblo de liderar su hacién, sino inclusive de encargarse de sus intereses patticulares de clase. Lo que equivale a decir que necesita un amo."'8 Lo que causa un diferente comportamiento empresario no es la ausencia 0 presencia de categorias definitorias de la “verdadera natualeza” del capilalista, sino las caracteristicas de las diversas opciones que entrentan los empresarios en cada sociedad. Puede ser racional ara dos empresarios en distintas sociedades o momen- os actuar de manera contradictoria (por ejemplo, frente a las opciones de invertir 0 no, exportar 0 no) si los contextos politico-sociales definen distintos costos, bene- ficios, riesgos y probabilidad de éxito a cada una de estas. alternativas... Por ello, cuando observamos que uno invirtid y el otto no, con respecto a este Ultimo ni odemos conoluir que es menos capitalista, ni seria demasiado productivo preguntarnos sobre “lo que le falta’. Las diferencias culturales existen y, seguramente, se relacionan con el comportamiento de los actores, econdmicos y politicos, inclusive de los empresarios. Sin embargo, las caracteristicas culturales no se desarro- llan previa e independientemente de factores estructural econémicos y politico-institucionales, Lo econémico- estructural y politico-institucional no son contextos donde “lo cultural” despliega su potencialidad, sino conjuntos de factores codeterminantes no s6lo del comportamiento de los sujetos, sino de las propias identidades colectivas @ individuales y, por ende, también codeterminantes de las caracteristicas culturales. Por o antedicho es que concluimos que la explicacion del comportamiento de los empresarios en la Argentina y su significado politico no puede ser reducido a particularidades culturales. Es mas, los factores cultura- les no pueden haber determinado una conducta de los capitalistas argentinos diferente a la de "verdaderos” capitalistas de las sociedades industriales desarrolladas, dado que el comportamiento efectivo (hisiérico) de am- bos grupos ha sido en gran medida similar hasta no hace mucho. 16) humor, Joseph: Capeasm. Soeisism ang Donecracy. 9 18, Harper & ow. Nowa Yor 1976 tm tase) 23 |.2. Democracia y poder capitalista Este apartado sintetiza las premisas centrales para comprender la tension que existe en sociedades capitalists democraticas entre dos sistemas alternativos de pader con respecto a la distribucién de recursos sociales, a saber, ef contro! de la inversién por parte de los capitalistas y las politicas gubernamentales sobre las que pesan Jas preferencias mayoritarias via la contienda electoral, En sociedades capitalisias el control por parte de Jos duefios de los medios productivos sobre el excedente producido y la inversién los consfituye en los agentes de acumulacién, Como tales, son el grupo social privile- giado en primera instancia dada la prioridad que la realizacion de sus intereses tlene con respecto a la de cualquier otto grupo, clase 0 actor social. Por ellos los Capitalistas necesariamente constituyen un “grupo de interés" privilegiado con respecto a la realizacién de ‘sus intereses, mas alla de si el régimen politico vigente ‘es democratico 0 autoritari. Sin embargo, el reconocimiento de la centralidad econémica de los capitalistas no es suticiente para explicar et comportamiento y peso politico empresarial En un capitalism democratico existen dos formas si- multéneas y jerérquicamente relacionadas de decidir la organizacién y distribucidn de los recursos sociales. La estructura de gobierno y participacién politica esta ba- sada en la competencia electoral entre partidos politicos que pugnan por ocupar espacios en los poderes ejecu- tivo y parlamentario, Asi, los intereses representados en €1 gobierno son los de los ciudadanos individuales y los de las regiones (estados 0 provincias), Por un lado, los ciudadanos votan periddicamente por aquellos programas y candidatos que sintetizan sus referencias. El criterio decisorio es el de mayoria y los Ambitos de realizacién de la voluntad mayoritatia son los diferentes espacios gubernamentales donde se disefan, legislan e implementan politicas publicas. De esla forma, el acceso al estado de representantes de intereses distintos y, como ya se dijo, hasta contradicto- ros con los de la burguesia, se posibilita a través del mecanismo partidario-electoral que caracteriza a la de~ mocracia politica. Sin embargo, la efectiva organizacién y disiribucién de los recursos no se agota en este proceso, Los capitalistas, como agentes de acumulacién, No s6lo votan en las coyunturas polltico-electorales, sino que lo hacen colidianamente convalidando 0 vetando las decisiones de la mayorla y sus representantes. Este segundo "voto" capitalista se da a través de sus decisio- nes de invertir © no, contratar o expulsar mano de obra, comprar 0 vender bonos piblicos, exportar o importar, elcétera, 24 Por ello, cualesquiera sean las intenciones y objetivos, do la conduccion estatal, las medidas que contradigan a los intereses de la burguesia se enfrentaran con el velo capitalisia via la desinversién y la consecuente crisis econémica y social. Mas alla de quien controle el estado y cuales sean las preferencias mayoritarias, todo gobierno no comprometida con una ruptura revolu- clonaria del orden social capitalista y que priorice la eslabilidad del régimen politico democratico, debe en Ultima instancia crear las condiciones para fa existencia de tranquilidad socio-politica. Y para lograr esta tranqui- lidad depende, necesariamente, de la existencia de inversiones, por lo que no puede sino crear las condicio- nes como para que las mismas redunden en tasas do Ganancia aceptables para la burguesia. Dicho de otro modo, debe implementar politicas para la realizacién de los intereses de los capitalistas. En este contexto analitico, se podria concluir que la centralidad econémico- politica del control de la inversion torna innecesaria la ‘organizacién y acclén colectiva de los capitalistas. O, fen ottas palabras, {para oué prestar atencién a las organizaciones empresariales u otras formas de accién colectiva si basta el estudio del comportamiento micro- econdmico de los capitalistas? Si bien los factores econémico-estructurales fijan efecti- vamente los limites dentro de los cuales la burguesia toma sus decisiones de inversién y realiza sus intereses, | comportamiento especitico -histérico- de este sector no puede ser explicado por medio del mero uso de variables econémicas. Supongamos que el secior capitalista enfrenta cuatro posibles estrategias econdmico-politicas: a, b, cy o. Supongamos también que el andlisis estructural- econémico nos permite concluir que tanto a como b afectan negativamente los intereses de este sector, mien- tras que tanto c como d permiten que éstos se realicen, aunque la primera opcién frustra la posibilidad de aumentar los salarios mientras que la segunda la per- mile. Desde ya que para el analisis del proceso politico, la diferencia entre una conducta ¢ 0 d es central. Los, “limites” estructural-econémicos nos permiten compren- der el porqué los capitalistas no actuaron de manera a (© b, pero no permiten explicar por qué lo hicieron de manera ¢ 0 0. En resumen, la comprensién del comportamiento es- pecifico de los capitalists demanda la incorporacién de aquellos factores que lo codeterminan, a saber, los, politico-institucionales e ideolégicos Es mas, sin bien son ciertos tanto el papel estratégico como el lugar privilegiado de los capitalisias y es corecto reconocerle gran importancia politica a estas propiedades, el significado histérico-politico de estas, caracteristicas depende de aquellos factores que poten- cian 0 acotan la capacidad de “veto” capitalista via la desinversién En primer lugar, en ciertas coyunturas econémicas la desinversion pierde capacidad de amenazar politicas estatales. A modo de ejemplo, pensemos en procesos recesivos donde la desinversion ya esta presente como respuesta @ “las condiciones del mercado”, En estas coyunturas, y frente @ un estado que comience a desarro- liar estrategias no aceptadas por la burguesia, los apitalistas ven sus posibilidades de oposicién y veto electivo a las mismas sensiblemente disminuidas dado que los costos socio-politicos de la caida de la actividad ‘econémica "ya estan sobre la mesa" En segundo lugar, el mayor o menor papel del estado ‘como inversor y, en general, en el proceso de acumu- lacién y distribucién de recursos amplia o disminuye el impacto potencial de la desinversion por parle de los capitalistas, Por ejemplo, estados como el argentino, dependientes del sector capitalista agrario para obtener divisas, se encuentran en una posicién relalivamente débil con respecto a estados que controlan la produccién/ extraccién y comercializacin de los principales bienes exportables de su sociedad. Asi, la desinversion de la burguesia pampeana coloca al estado argentino en una situacion de dependencia mucho mayor a la que, por ejemplo, caracteriza al estado chileno 0 al venezolano con respecto a cualquiera de los grupos capitalistas locales." En tercer lugar, mecanismos politico-institucionales de sancién a la desinversién o falta de inversién pue- den tornar estas estrategias "demasiado" costosas para los capitalistas. Desde impuestos a la renta po. tencial hasta controles y amenazas de expropiacién! intervencién estatal legitimadas por la “necesidad de sacriticio nacional” en situaciones de confrontaciones bélicas, actuan como disuasion de la desinversién. En otras palabras, desgravaciones impositivas 0 sub- sidios constituyen’ ventajas tendientes a redelinir en funcién de los intereses capitalistas la estructura de costolbeneticio que ésios enfrentan al evaluar el sentido de una opcién de inversién. Sanciones a la desinver- sién pueden también actuar redefiniendo la estructura costo/beneticio enfrentada por el capitalista, aunque en vez de incrementando el beneticio en caso de inver- sién, haciéndolo con el costo en caso de desinversién, La aprobacién de estas medidas, asi como su im- plementacién (algo que implica eficientes mecanismos de medicion y control del comportamiento capitalista Por parte del estado}, serdn resultados contingentes tanto de la lucha politica nacional e internacional, como de feformas burocrético-estatales, por lo que no es posible inferir 1a factibilidad y/o efectividad de estos mecanis- mos desde condiciones estructurales propias de! capi- talismo. Finalmente, en cuatto lugar, el impacto de estrategias de desinversién también se ve condicionado por el ‘grado y patron de contradicciones inter-burguesas. Polti- cas estatales de gran impacto negativo sobre un sector capitalista, quizés no afectan o, inclusive, afectan positi- vamente la situacién de otto. Si la respuesta desinver- sora del primero se ve contrarrestada por incrementos de inversion por parte del segundo, su impacto no tendrd las consecuencias sociales que constiluyen a la desinversién en el mecanismo por el que los capitalistas votan” politicas estatales."® 13. ¢Por qué interesan las organizaciones ‘empresarias? El argumento central de esta parte es que la importancia y palion de! comportamiento politico de las organizaciones empresariales no se puede afirmar, negar 0 explicar en Juncién de supuestas tendencias generales caracteristicas de fas sociedades capitalistas. Esta importancia y ef patrén que Je es propio son histéricamente contingentes y, por ende, imposibles de prever fuera de relaciones sociales especial y temporalmente acotadas Los factores enunciados muestran que el control de los capitalistas sobre las politicas estatales puede verse histéricamente acotado, por 10 que no es valido asumir que Ia burguesia no "necesita” organizarse como actor colectivo para realizar algunos de sus intereses comu- nes. Sin embargo, y quedando claro que en estas circunstancias a los empresarios les conviene organi- zarse para trascender el limite binario para su accionar (esto es, trascender la mera posibilidad de inverlir 0 no), zpodemos concluir que cuando lo “necesitan” los empresarios se organizan y despliegan importantes es: trategias colectivas? En realidad, no. 17) La gotta de gu osteo cape reousns J un “enclave” posite © © cole (coe sea al cao de a etarcony sommtciaacit ol eat “eres Eeudor respecte reine lem genes ee abate estado En shen, lacapacded Ge "vlo™ do Wu desinveson ‘pce sont curs. same en Cn lea rea ‘cts (Slings, Babar Clee Catt and Eoaame Osler (Chile, 1958-1875 Saris nivesiy Pre, Sai, 197, 18) Ese sacra vn gan eee de crtadeciones ter urgosas putts te ste sac eapilsts ba hacie, OOerell dle one sts 0 ete Sty lc Games tt pci comcast ‘86-1876 (va Oem Galem“Eataco alongs en Arpetne 986-008, CeDESICURCSO, 8,105). 25 Diversas teorlas de accién colectiva han mostrado que actores maximizadores de beneticios a nive! individual, como los empresarios 0 capitalistas, pueden encontrar ue su aporte a la accién colectiva es minimo"® y que es preferible gozar de los beneficios obtenidos por las acciones comunes sin sutrir los costos del aporte indivi- dual, Dada esta estructura de costolbeneticio, la estrate- gia racional por parte de un individyo es reconocer la necesidad y desear el éxito de las acciones colectivas, ‘aunque sin participar en las mismas. La generalizacion de este calculo entre los potenciales miembros de la ‘organizacion o participantes de las acciones colectivas, resultan en el fracaso de la estrategia comin.2 Por ello, no es legitimo asumir una relacién causal entre la existencia de intereses grupales o necesidades comu- nes y acciones colectivas en funcién de los mismos. dio podemios asumir que la existencia de intereses ‘comunes es condicién necesaria pero no suficiente para la organizacion y accién colectiva de los empresarios. La organizacién y accionar conjunto de los empresarios depende no solo de intereses comunes, sino también de factares como el nimero de los potenciales copartci antes, dado que a menor numero mayor el sentido del aporte individual y también mayor la posibilidad de constatar/sancionar a los que “traicionan’ al esfuerzo colectivo. Por ello, podemos asumir que la capacidad de accién colectiva empresaria vatiara significativamente segin el grado de concentracién oligopdlica de cada sector o rama de actividad econémica La capacidad, grado’! y patrén de organizacién y accion colectiva empresarias también variarén en funcién de las luchas y factores politico-institucionales que redeti- nen la estructura costo/benelicio de participacién indivi- dual Por un lado, el patron y grado organizativo en funcién del caracter “empleador’ de los empresarios seré mayor ‘© menor segin el tipo de actor que enfrente, asi como de la legislacién laboral e instituciones vigentes: la existencia de un sector trabajador organizado y militante, de activos Ministerios de Trabajo, juzgados laborales o de la fijacién de salarios ylo condiciones de trabajo por medio de negociaciones colectivas con el sector trabaja- dor a nivel regional 0 nacional, determinara el sentido de asociaciones patronales también a nivel regional o nacional. Por otra parte, patrones y grados organizativos en funoién del carécter “productivo” (no ya como empleador, sino como “industrial” 0 “productor agropecuario") depen- Geran, por ejemplo, de la existencia y nivel decisorio de mecanismos estatales neocorporativos, de las reglas que definan su funcionamiento y las caracteristicas de “legilimidad" para parlicipar en los mismos, asi como 26 del comportamiento colectivo de los ottos grupos de empresarios. Finalmente, paliticas y decisiones que favorezcan la efectividad de formas de accién colectiva alternativas a las asociaciones empresariales afectaran necesariamente su relevancia, Por ejemplo, en la mayoria de las socieda- {des latinoamericanas uno de los resultados de la crisis de la ultima década ha sido el surgimiento y fortaleci- miento de grupos econdmicos concentrados, dinamicos y con actividades diversificadas. Si las politicas estatales no s6lo neutralizan el funcionamiento de negociaciones colectivas © mecanismos neocorporativos de toma de decisiones, sino que acentuan los canales de consulta y codecision informales con estos grupos econémicos, el resultado redundara en acciones colectivas no institu- cionalizadas por parte de los mismos y la pérdida de relevancia de las formas institucionalizadas de accién colectiva, La organizacién y comporiamiento de los empresarios no sélo depende de estas condiciones, sino del “nivel” de los conflictos y amenazas que enirentan en cada sociedad, Los empresarios pueden entrentar conflictos de tres tipos 0 tres diferentes niveles al evaluar posibles acciones colectivas. En primer lugar, encontramos con- flictos sobre resultados especiticos, como puede ser una tasa de beneficios determinada. La estructura de opcio- nes estratégicas que enfrentan los empresarios a este nivel se presenta dentro de un conjunto de reglas "dadas", por lo que los empresarios pueden, por ejem- plo, regular la competoncia o tratar de imponer reduccio- res salariales en las negociaciones con los trabajadores. 19) Misindos a tool apne nd con espa wines toal n dts 20 Ela poss es class traginamoe ana stusien ces donde ne ‘ene olor onprerte aa enol itetenerio de In oranda arene. {e tn tabjecns De esa Tama, seattle icc aj I kara a Seco a lle enn i oe Stor este outage que pecorna ents le emporio: x de axe Sarat en ln propia, elnces la acon cei fropueria port aaciccn ‘pretrial faces sungee vaponde Waciamere 9 una Pecsid corn {vnc roxeamates Oro caso en ol qe iy asoalded niu aa ‘Sora sccorer claves asossaes en nod do eles Comunds ‘foenoo en trove Ge os pages por canes estacta del doa dl 211 grado fete a tiga de dana ganads so a asain Las oe ‘nto grate orpanaan sepeetin smtreamente a aleeres sckes ‘Sorontae apres, Igura, secs ele) rontas Gua es oe Oot ‘Gade cubes lo uo de eos seoores (pr ej nda. Las esncaco erry au opt wae es rnin ton 1 oten men on remorse © polars del Se orden mayor En segundo lugar, enfrentan conflictos sobre las reglas que determinan las posibles estrategias para obtener resultados especificos. De esta forma, pueden participar en la lucha por la redefinicién de las leyes referidas a acuerdos de precios 0 convenciones colectivas de tra- bajo. En tercer lugar, se pueden ver inmersos en luchas por la redefinicién de las teglas que gobieman a aquellas de menor nivel que, como vimos, afectan a los resultados especiticos, Estrategias tendiontes a moditicar las leyes que rigen la participacién politica y el proceso de toma de decisiones a nivel social, esto es, el propio régimen politico, caracterizan a este nivel de conflict. La patticipacién en uno u otro nivel de lucha depende fen gran medida de las estrategias de los otros actores sociales y politicos, un evento que es contingente a las formas organizativas, ideol6gicas y politicas que asumie- ron los procesos de cada sociedad. Es més, la lucha en cada uno de estos niveles implica entrentar actores y reglas de resolucién de contlictos diferentes, por Io ‘Que un conflict que se “extiende” de un nivel a otro conlleva el desarrollo de diferentes tipos de redes de alianzas y oposiciones, asi como el uso de diferentes recursos, determinando por lo tanto variaciones en la estructura organizacional de las asociaciones empresa- riales, Las asociaciones empresariales se organizan y desarro- Hlan estrategias en contextos donde los intereses indivi- duales de sus miembros y los conflicios con otros actores colectivos son fuentes de presién contrapuestas. De esta forma, su estructura organizacional puede ser considerada como el resultado de dos légicas contradic- torias, esto es, la "ldgica de sus miembros’ y la de “influencia’. Siguiendo a Schmitr y Sireek podemos afirmar que las asociaciones se estructuran, en primer lugar, de tal manera de poder ofrecer a sus miembros suficientes incentivos como para poder extraer de los mismos los recursos necesarios para sobrevivir y crecer ara cumplir eficientemente la defensa de los intereses comunes® Es deniro de esia légica donde “emerge” la tensién entre el interés individual y el colectivo, siendo una funcién clave de la asociacién no tanto agregar 10s intereses individuales dados, sino su redefinicién en funcién del interés comin. En segundo lugar, las asocia- ciones tienden a organizarse tanto para’ detinir los intereses comunes y el disefio de estrategias con auto- nomia respecto de los otros actores sociales, como para influir a las autoridades estatales y otras organizaciones de defensa de intereses (ya sea de otros grupos capita- listas 0 ligadas a los intereses de los trabajadores). Es a estas dos légicas que Schmitter y Streek han denomi- nado la “iégica de sus miembros" y la “ldgica de influencia’ 23 En sintesis, la presencia, importancia y tipo de organi- zacién empresaria para actuar colectivamente dependera del patrén y “nivel” de los conflicts en que participan, asi como de la disiribucién social de los recursos politicos, ideolégicos, institucionales y econémicos que admite o trustra diversas estrategias en coyunturas deter- minadas. Y dado que tanto la forma de estos conflictos como la distribucién de recursos es un resultado contin- gente de la lucha politica en cada sociedad, la propia organizacién de los empresarios como actor colectivo y sus caracteristicas resultan también histéricamente con- tingentes e imposibles de prever fuera de relaciones sociales espacial e histéricamente acotadas. En resumen, y con respecto a nuestro tema de analisis, nada podemos inferir de la mera observacion de las distintas conductas y formas de organizacién de los empresarios argentinos y brasilenios mas allé de la tautologia "son diferentes”. Seria falaz inferir como causa del distinto comportamiento politico-econémico, ya sea una diferente cultura (esto es, presencia de ciertos valores en un grupo empresario y su ausencia en el otro), 0 bien razones estrictamente (y excluyentemente) econémicas. La iferencia sélo se puede explicar a partir de la reconstruccién de la dinamica histérico- politica de las luchas y contradicciones que determima- ron una y otta forma de organizacién y conducta, 22) Eat tumactn 0 vida sempre cuando vo oxtan esac crperavas £2) Sonne, Pups. y Wolaag Sheek “The Oranznton of Busnes tres ‘ecreson Paper inmtona tte ct Manageme Barn, 1983 9p 405. a7 ll. Caracteristicas y comportamiento de las organizaciones empresariales en la Argentina El capitulo que sigue explica ios determinantes histéricos de la organizacién y comportamiento empresarial en la Argentina, Los empresarios aparecieron como actor organizado en 21 siglo XIX. La presencia de miembros de la Sociedad Rural Argentina (SRA) en los mas altos niveles guberna~ mentales fue una constante que desafid cambios de regimenes y gobiermos hasta la década de los afios cuarenta, La Unién Industrial Argentina (UIA), desde su creacién alrededor de 1880 mantuvo una actitud de defensa de los intereses industriales acotada por el explicito reconacimiento de la hegemonia agro- exportadora. Las acciones de ambas no se limitaron a ‘presionar’ 0 “controlar” espacios gubernamentales da- dos, sino que ya en 1930 participaron en la determi rnacién del propio régimen politico apoyando publica- mente el golpe contra el gobierno de Yrigoyen y la instauracion del primer gobierno militar en la Argentina de este siglo, Sin embargo, los patrones organizativos, asi como la dinamica del conflict de clases y de los Conflictos inter-capitalistas, se vieron redefinidos por dos fendmenos claves: la profundizacién del proceso de sustitucién de importaciones y el surgimiento de! pero- nismo. lL.1. La heterogeneidad organizativa de los empresarios. Este apartado acentia la importancia de factores estructural econémicos propios de la Argentina como determinantes de quiebres y contradicciones inter-empresariales que resultaron en formas organizativas distintas y enfrentadas. En la Argentina, desde 1930 la organizacién de los empresarios se ha caracterizado por una alta heteroge- neidad intra e intersectorial. Si bien ésta no es una Particularidad privativa de! empresariado argentino, exis- ten algunos rasgos que hacen que esta heterogeneidad, aleance un patron de conflicto inter-capitalista distintivo con referencia a otras sociedades latinoamericanas, En primer lugar, encontramos una heterogeneidad en la dindmica organizativa industrial no presente con ia misma intensidad en la agropecuaria. A medida que se desa- rrollé el sector manufacturero, particularmente a partir de la profundizacién de la sustitucién de importaciones en-la década de los afos treinta, se dio una creciente 28 diversiticacién regional y productiva de la estructura industrial, por lo que se fue tejiondo una compleja trama de relaciones entre las distintas ramas y sectores que la componen. Este proceso incentivé a las distintas facciones industriales a buscar formas organizacionales més desagregadas. Dichas organizaciones debian ampa- rata estas fracciones no sélo frente al movimiento obrero, al estado ya grupos. propletarios en’ oltos sectores econémicos (como ei de servicios o agropecua- rio), sino también frente a otras fracciones industriales organizadas y colocadas en eslabonamientos hacia atras © hacia adelante en su propia actividad. Dejé de ser suficiente que la Unién Industrial Argentina, ligada a la industria bonaerense, agrupara al conjunto de la bur- {guesia industrial con mayor peso econdmico. Se aceleré la formacion de camaras y asociaciones representativas de intereses més puntuales (tanto en términos producti- vos como regionales), muchas de las cuales se mantu- vieron en el interior de la UIA mientras que otras buscaron modos alternatives de representacién de sus intereses (como fue el caso de industriales de distintas provincias que, ya en la década de los afios 50, integraron la Confederacién General de la Industria) Esta permanente pugna interindustrial se vio acentuada por la falta de un grupo hegeménico, hegemonia que si surgié en el sector agropecuario.2 Por otra parte, la heterogeneidad y contradiccion entre intereses empresarios también ha estado determinada por las particularidades de la estructura econdmica argentina. El rasgo central de la estructura econdmica argentina, determinante de las relaciones entre los acto res urbanos (empresariado industrial y clase trabaja~ dora) y los rurales, han sido las crisis ciclicas de la balanza de pagos y crecimiento, El deterioro de los tétminos de intercambio que se profundiza a principios de la década de los aris cincuenta aceleré la manites- tacion de los ciclos. La logica que subyace a esta dinamica de los ciclos expansivos y recesivos se centra fen que los productos de exportacién ~cereales y came- son bienes-salario.® Por un lado, esto implica que todo 2 Le gubicsin de ste de ssi ue sigue fe aetna coe apénice Pea Ge taboo de Cate Aci et al La Relacon Exide Cresaon an Reena o elties Concetadas de jess el Caso Ager” em Fama Econamiay tes Sova, PREALC. 01 (Ngenzecien neaccra ot Trae), Sonego de Cie 688 25) Las razors par ls quel sbsicir agrcla-ganacoro pampearo so pide ‘utes rly a po do hsocen quo to la Apertia en Ia sion Gasorsepecaimete Gran Bra. or te pane oe 26) Eats ssa csincide can lor conoids ds Yabo de Gute ODemet “tase y Alnaas a Agentna 156 1076: CEDESCLACGO 6 1978 aumento de salarios genera un incremento en la de- manda interna de los productos exportables que, en consecuencia, al reducir el saldo de exportacién provoca disminuciones en ef ingreso de divisas. Por otro lado, los aumentos salariales también generan_incrementos en la demanda de productos manufacturados que, por SU parte, determinan el crecimiento de la aclividad fabri! y de la importacién de insumos industriales. De esta forma, la causa de los déticit en la balanza de pagos es el efecto simulténeo del aumento salarial sobre la reserva de divisas (aumento del gasto con disminucién fen su obtencién). Dentro de este cuadro, el endeudamiento externo gene- rado durante la fase expansiva del ciclo ha sido redu- ciido via la disminucién de las importaciones industriales y-el incremento de las exportaciones agropecuarias. 0, en otras palabras, por medio de la reduccién de la actividad industrial y de la demanda doméstica de alimentos, por lo que la solucion al deficit en la balanza de pagos es la que causa la fase recesiva del ciclo Una vez solucionado el deficit, los actores que sulrieron el costo del ajuste (industriales y trabajadores) presionan sobre el estado para recuperar los recursos transferidos hacia la burguesia agropecuaria, por lo que se reinicia la fase expansiva del ciclo al incrementarse los salarios, y la actividad industrial Esta dindmica coloca a la fijacién del salario real y a la tasa de cambio” como variables centrales no sdlo de la transferencia de recursos entre los sectores capital y trabajo, sino entre los propios sectores propietarios. Et papel de los salarios y la tasa de cambio en la fransterencia de recursos entre los propios capitalistas crea un espacio de intereses comunes entre la burguesia locak® y Ios trabajadores, y un espacio de intereses Ccontradictorios entre estos dos grupos por un lado, y la burguesia exportadora pampeana por el otro. Es mas, los cielos descriptos hacen que el sector mas concen: trado de a burguesia industrial“? compuesto por grupos oligopélicos de capital local y multinacional, quede en tuna ubicacién privilegiada dado que, 1) aprovecha el incremento de demanda agregada de la fase expansiva del ciclo, y 2) sus costos en la fase recesiva son menores a los que entrenta la burguesia local dado su acceso a mejores condiciones de financiacion (local @ intemacional), por lo que obtiene como benelicio la profundizacién’ del proceso oligopdlico. \1.2. El primer Peronismo y los empresarios Esta seccién centra ef andlisis en e! papel de factores olitico-institucionales e ideoldgicos quo, relacionados al surgimiento de! Peronismo, redefinieron tanto la organizacién de los sectores trabajadores como la de Ja burguesia A principios de la década de los afos cuarenta, el surgimiento del peronismo como movimiento articulador de intereses populares e industriales significé un desatio para los sectores empresarios organizados a nivel nacio- nal. El discurso ideoldgico peronista, de cardcter keyne- siano, acentu6 que la relacién entre obreros y capitalistas no era de suma-cero. La lucha de clases no era considerada como dada a partir de la dinamica estructu- ral capitalista, sino una consecuencia politica determi- nada por la ausencia de organizaciones y espacios institucionales que permitiesen la realizacién simulténea de los intereses de trabajadores y empresarios. Sin embargo, esta realizacién simultanea era factible dentro de los limites propios de la estructura econémica argen- tina 0, en otras palabras, no todos los intereses de todos os empresarios eran compatibles con los de los trabaja- dores, El espacio de realizacién de inlereses comunes se daba entre los sectores obreros y empresarios urba- nos y en contraposicién con los de la burguesia agro- exportadora pampeana. El cardcter neo-corporativo y keynesiano del proyecto peronista implicé la redefinicion y reorganizacién de la relacién entre los intereses de empresarios y obreros, asi como entre los propios em- presarios. EI estado ya no se prosentaba como una entidad de representacion de intereses, ya sea particula- Fes 0 generales, dados por una dindmica estructural previa a las formas politicas, sino que surgia como un actor con intencién de redefinir las lineas de alianzas y foposiciones, y por tanto los propios intereses, que habian caracterizado a la lucha politica argentina por décadas.% 28) Siquerdo 9 Guseme ODarne nos esanot reindeer caotaite Igaso redornartasene ae‘ nen, cp eal con ‘np un ipo de rsuccanabonenano. Easton sts epenacon tron igido e CGE y C&l GI Odom, Gril "Nees pa oxo trarsracenal yet apuato sata, CEDES, Estudos Socuies 121578 2) Seto carstezado por ut stn proc capa yeranzacona 0) Doe esudos que exican Is casas el sgicado We! proceso peonisin on ls abapn ef Keon “The freon ote frown cae ey ‘simon oF whet een watot” on Comparative Paes ect de tara. € tac: Toware Theory of Popsan en oles and Wea 23 Tanto la SRA como la UIA se habian opuesto consistente- mente desde principios de siglo a la ampliacién de la pparticipacién politica popular y a toda legislacion que redundase en la extension de los derechos de los trabajadores (mas alla de la constante presencia de miembros de la primera er todos los gobiernos desde fines del siglo anterior). El peronismo, por lo tanto, se presenlé como riesgoso para los sectores agro- ‘oxportadores por plantear un modelo de desarrollo indus- trial no subordinado @ su hegemonia, y también como amenazante para los grandes industriales por sus medi- das tendientes a fortalecer la organizacién y partici. pacién de sindicalos obreros. La redefinicién de la funcién econémica del estado, asi como la protundi- zacién de la inlervencién estatal en las relaciones obrero- patronales, fueron percibidas por estas asociaciones ‘como avances autoritarios sobre el poder empresarial Mientras que ambas asociaciontes se opusieron al pero- hismo, sus posturas y consecuencias fueron muy diver- sas. La SRA, que tenfa una clara contradiccion de inlereses con el proyecto peronista, mantuvo unidad en sus filas y a medida que el peronismo avanz6 politicamente la asociacién se replegé a un nivel de ‘demandas puntuales y reclamos que no pusieran explici tamente en cuestién al régimen politico. En todo caso, sus acciones tendientes a afectar al régimen fueron variando del apoyo explicito a posturas politicas anti- peronistas hacia medidas conspiralivas de caracter no piblico. Por otra parte, la UIA, a pesar de las coincidencias de intereses que podia tener con algunos de los objetivos, industrializadores del peronismo, se lanzO a una mas comprometida participacién en el frente politico anti- peronista, la "Unién Democrética”, llegando inclusive a aportarle fondos para la contienda electoral, La victoria peronista de 1946 tuvo consecuencias inmediatas. Pri- mero, sus filas $2 dividieron entre aquellos que acentua- ban el cardcler industrializador del peronismo y los que lo hacian con el avance obrero y estatista que implicaba Por ello, algunos de sus miembros abandonaron la instituci6n y se acercaron al nuevo gobierno. Segundo, y con respacto al propio peronismo, que en la elapa 1943-1946 habia tratado de establecer vinculos de coope- racién con la UIA, una vez en el gobierno varid su esirategia de acercamiento y acusandola de haber vio- lado su condicién de entidad no politica, fa disolvio telirandole su personeria juridica. Esta situacion se mantuvo hasta e! derrocamiento del gobierno peronista en 1955. La UIA reaparecié en la escena politica nacional como consecuencia de la instauracion del regimen autoritario que inaugura la proscripcién del peronismo hasta 1973. Como se vio en la década del cuarenta la presencia Politica de las asociaciones empresariales no era una 30 novedad. Sus acciones ya habian estado relacionadas tanto con la composicién y medidas de gobiernos nacio- rnales, como con rupluras y cambios del régimen politico. Sin embargo, los cambios en la estructura social y feconémica, asi como aquellos referidos al surgimiento organizacién de nuevos actores politices y a redetinicio- ‘nes institucionales, implicaron una revolucién de las contradicciones y de los costos/beneficios enfrentados por los empresarios y sus asociaciones. Ahora no solo las preferencias y acciones de las organizaciones em- presariales, sino su propia existencia dependia de los resultados del més alto nivel de lucha politica, esto es, aquella ‘elerida al cardcter del régimen politico, La constitucion de asociaciones de cuipula® surge dentro de este contexto de lucha politico-empresarial. 1.3. Organizaciones empresariales de cipula A continuacién se explicita 1a importancia y significado politico del surgimiento de organizaciones empresariales de cuarto grado (o de cupula, como ACIEL, APEGE 0 CGE). Las organizaciones empresariales de cuarto grado, desde su surgimiento a principios de la década de los anos cincuenta, no han sido un actor de presencia continua La Confederacion General Econémica (CGE), tundada en 1952, nacié ligada al proyecto peronista de basar las politicas socio-econémicas en acuerdos neo- corporativos entre el estado y los sectores del capital y trabajo. La experiencia de la CGE, ropresentante de los intereses de la burguesta local, también ilustra la estre- cha relacién entre ol tipo de régimen politico y la lucha inter-empresarial. Bajo el argumento de su caracter totalitario fue disuelta por el gobiemo militar que derrocé a Peron en 1955, recreada durante el gobiemo de Frondizi (1958), disuelta nuevamente luego del golpe militar de 1976 y, finalmente, reconstituida nuevamente en la actual etapa democratica (1984), Por otra parte, las organizaciones ligadas al gran capital local y multinacional (Sociedad Rural Argentina, Union Industrial Argentina, Camara Argentina de Comercio, etc.) consttuyeron en dos perfodos asociaciones de uarto grado: a Accién Coordinadora de las Insituciones Empresarias Libres (ACIEL, 1958-1973) y la Asamblea Permanente de Entidades Gremiales Empresarias (APEGE, 1975-76). En ambas oportunidades el objeto central de su creacién fue el de entrentar la presencia politica de la CGE En lo politico, y mas alld de su formal “apoliticidad” partidatia, la CGE estaba ligada fundamentaimente al peronismo y a partir de fines de los afos cincuenta también a sectores del radicalismo, viendo su influencia ampliada durante gobiernos civiles. Dada la dinamica estructural antes descripta, el avance de los intereses representados por la CGE coincidia con la etapa ascen- dente de los ciclos econémicos y la ampliacién de su poder dependia de aperturas politicas que permitiesen la canalizacién institucional de su alianza con los secto- res obreros, En lo ideolégico, la CGE sustentaba la necesidad, a) de una fuerte presencia del Estado como gufa y ordenador de la economia, b) de concertar las estrategias socio-econémicas con el Estado y los sectores sindicales, y ©) de reducir la presencia del capital multinacional en areas consideradas “estratégicas Consecuentemente con este ultimo punto, las empresas de capital multinacional, si bien podian incorporarse a la CGE ylo a sus asociaciones-miembro, no podian constitulr parte de su nivel directivo. Por el contrario, tanto ACIEL como APEGE sustentaron Una ideologia de corte liberal manteniendo, par ende, a) la necesidad de reducir la presencia del estado tanto fen lo econdmico como en et plano de las decisiones sociales en general, ) la importancia de basar el desarrollo en una asig- nacién de recursos guiada por el libre juego de las fuerzas de mercado y no en una dinémica de nego- clacién entre “corporaciones” que por su politizacion s6l0 podia resultar en una ineficiente asignacién de recursos, y ©) el relevante papel que el capital multinacicnal debia jugar en el proceso de desarnllo, Dado aue el poder politico de estas asociaciones tenia un cavacter inverso @ la partcipacién en el gobierno de representantes de la alianza entre la burguesia local Y los trabajadores (mayoritaria en téxminos electorates), en el periado 1955-1973 la relacién de estas entidades 82 eslablecié con gobieras autontarios, aportando a eslos aitimos apoyo poltico-ideologico y un importante numero de funcionarios para cubrir puestos jerérauicos del aparato estatal.33 12) Os fas. las ligne oad produ He ee £0) Ver al spect, Nos, Jae: Ls enpesas esa agen (195-1968), 31 11.4, El segundo Peronismo y los empresarios El objetivo de esta parte es explicar las razones historicas por las que asociaciones empresariales (oarticularmente la CGE y sus afiliados) se constituyeron en actores centrales del proceso polltico en la Argentina, El periodo 1955-1966 se habia caracterizado por un alto nivel de conflictividad social y politica con consecuen- cias directas en el enfrentamiento inter-empresario. El juego imposible" en que se vieron inmersas las FF.AA, y 108 partidos politicos no peronistas al intentar la realizacién de contiendas electorales nacionales con la exclusion del peronismo, fue un factor clave de perma- nente inestabilidad politica en el periodo 1955-1966 y para ol surgimiento dol régimen militar burocratico- autoritario que destituyé al gobierno radical en 1966.°° Las organizaciones miembros de ACIEL recibieron al ‘nuevo gobierno con declaraciones legitimadoras de la intervencién autoritaria, El régimen militar intent6 superar las crisis econémicas y politicas buscando reducir la necesidad de importar insumos por parte de la industria ‘profundizando” el proceso de sustitucién de importacio- s de bienes de capital y productos eslabonados ‘cia atrés” en el proceso productivo industrial (produc- tos quimicos, metalicos, y de industrias de base). El modelo politico que se inauguraba se cent en la sistematica exclusion de los sectores populares y en tuna gestién gubernamental distanciada de “los politicos” pues, mas alla de que fuesen 0 no peronistas, eran identificados como cortesponsables de haber generado con “sus” luchas la crisis a superar. Las FF.AA. se asumian asi como el agente de "modernizacién” capaz de superar las luchas sectoriales causantes de la crisis politico-sacial argentina, Durante el gobierno del general Juan C. Ongania (1966-1970) el disenio de politicas apunté a transferir recursos de los sectores agrarios, la ourguesia local y los trabajadores a la gran burguesia industrial. Combinando esta transferencia de recursos con una esperada estabilidad politica de largo alcance y un estilo de gestion tecnocratico y “eficiente”, se buscaba lograr la confianza y el apoyo inversor del capital multinacional y los grupos industriales locales mas concentrados, piezas centrales en el modelo de acumulacién que se intentaba alcanzar. A pesar de los logros que alcanz6 a politica de Krieger Vasena (lines de 1966-1963) en términos de control de la inflacién, disminucién del déficit fiscal y crecimiento de las inversiones, produccién y exportaciones indus- triales, ya en 1967 la SRA y la CGE expresaban criticas iblicas a las medidas econémicas, y a partir de 1968, la exclusion de los sectores populares comenzo a enfren: tar una creciente movilizacién liderada por grupos obre- ros y estudiantiles. El "cordobazo" y otras explosiones 32 sociales que ocurrieron entre 1969 y 1972, asi como el endurecimiento de la posicién peronista y el surgimiento de varias organizaciones guerrilleras, causaron diferen- ccias intemas en las FF. AA. sobre la estrategia a imple- mentar frente a la amenaza social. De 1969 a 1972 las, crisis y cambios a nivel guberamental reflejaron estas tensiones: después del “cordobazo” Krieger Vasena fue reemplazado en el Ministerio de Economia, Ongania fue dertocado al poco tiempo y no fue largo el periodo que ‘81 general Levingston, sucesor de Ongania, ejercié el poder ejecutivo. Finalmente, en 1972 la contlictiva situacién social articu lada con demandas de apertura democréttica obligaron al general Alejandro A. Lanusse ~quien habia derrocado fa Levingston- y a las FF. AA. a aceptar tanto elecciones libres coma, por primera vez a nivel nacional desde 1955, la participacién peronista en las mismas. Y fue su victoria en 1973 la que redefinié 1a posicién relativa de la CGE con respecto a las asociaciones ligadas a ACIEL La CGE habfa participado durante esos afios en actividades conjuntas con la Confederacién General del Trabajo (CGT) y con los partidos politicos nucleados en la "Hora del Pueblo’.%® Su alianza con el peronismo resulté tanto en el nombramiento como ministro de Economia de José Ber Gelbard, quien habia sido cabeza de la CGE desde su creacién, como en la consecuonte implementacién del plan socio-econémico elaborado por la conduccién de la CGE. El objetivo del plan era superar jos “ouellos de botella’ redefiniendo los limites estructurales que habian caracte- rizado a la economia argentina, a) por medio de un aumento de la produccién agrope- cuaria sancionando a la desinversién por medio de un Impuesto a la renta potencial de la tierra (que nunca se llegé a aprobar), 2) Slgienco al Yabo de Gslerra ODonrli Uodazaion and Gucsucrat ‘Atararonsm: Stes in Gos aneean Pots, capt 25) Ver sot ete solos, ODannel, Guiberro: 6 Etc Buco Auer: Tn Doras y Cues, 10061072 Emr doin Unie’ Bearer Bienes Ares, 1082 y “socone on te Pane of Changes he Buea ‘Avoaratan Seen Lain Amocan Reson Aaven 3, 1628 b) favoreciendo a la produccién y competitividad indus- {rial fortaleciendo el mercado interno y subsidiando sus exportaciones, ©) profundizando el papel del estado como productor y asignador de recursos coordinando sus actividades pro- ductivas y nacionalizando los depésitos bancarios, d) respondiendo @ las demandas sociales via un aux ‘mento salarial que, ademas, redundase positivamente sobre la demanda agregada, ) evitando efectos inflacionarios por medio de! “pacto social" y la imposicién de precios maximos y controles estatales sobre e! mercado. El control del Ministerio de Economia por parte de representantes de la CGE también redefinié la relacion de fuerzas que habia oxistido entre la CGI y la UIA desde fines do la década de los afos cincuenta. La ausencia de canales de comunicacién con las nuevas autoridades nacionales obligé a la UIA a aceplar su Integracién a la CGE por medio de su fusién con la CGI. Esta fusidn dio como resultado en 1974 la consti- tucidn de la CINA (Confederacién Industrial Argentina}. La nueva entidad, demostrando que a apesar de su eso econémico los seciores ex UIA “padecian’ la hegemonia politica de los representantes de la burguesia local, nacié explicitando su coincidencia con el plan econdmico de la gestion peronista y con los enunciados del Acta de Compromiso Nacional “pacto social diseado por la CGE y promovido desde el gobierno entre empresarios, organizaciones obreras y el estado Las organizaciones de empresarios no incluidas en la CGE intentaron disminuir los costos de la nueva distri- bucién de fuerzas y, aunque en contradiccién con el discurso politico-econémico que habian mantenido du- rante décadas, explicitaron su acuerdo con la necesidad del pacto social solicitando ratificar el Acta de Compro- miso, No pasé demasiado tiempo para que el plan enfrentase importantes escolios. Por un lado, la situacién internacio- nal empeor dado el cierre de tradicionales mercados de productos agropecuatios argentinos (la CEE) y la inflacion de los precios internacionales por la crisis del Petrdleo. Por el otro, y en el plano local, el contro! de precios redundé en desabastecimiento, y los contlictos dentro del peronismo, asi como el descontento social, derivaron en incrementos de los conflictos sindicales y los hechos de violencia (incluyendo acciones armadas or parle de grupos guerrlietos surgidos durante la anterior etapa de gobierno militar). Frente a la apaticién de las primeras_dificultades econémicas las entidades empresarias independientes de la CGE modificaron su posicién original y calificaron al pacto social de "imposicién autoritaria’. En este contexto, la muerte de Juan Domingo Perén en 1974, quien ejercia la presidencia desde fines de 1973, pro- dujo alta incertidumbre y debilito la posicién de la CGE. Finalmente, en 1975, José Ber Gelbard abandond el Ministerio de Economia y la CGE perdio acelerada- mente posiciones politicas enfrentando, ademas, fuertes tensiones intemas por la actividad de los grupos ex UIA (a esta altura organizados como una "linea interna” de la confederacién) 8 Con la agudizacién de la crisis a lo largo de 1975, la SRA, CAC, CRA y la Bolsa de Comercio constituyeron luna nueva asociacién de cuarto grado -APEGE- ue surge con el explicito objetivo de oponerse al gobierno constitucional. En pocos meses se suman a esta insti- tucién otras organizaciones como la Cémara Argentina de ta Construccion, ADEBA y la en esa época reciente- mente creada COPAL (Comisién Coordinadora de las Industrias de Producios Alimenticios, bebidas y afines) 2 Como culminacién de una intensa actividad opositora, a principios de 1976 APEGE realiza un “lockout” patro- nal que tiene significativo éxito y constituye un severo golpe politico para el gobierno. El gobiemo constitucional, inmerso en una profunda crisis econémica, social y politica que se manifestaba en violencia, movilizacién social e hiperinflacién (700 % anual), cayo en marzo de 1976, Las FF. AA. tomaron el Poder declarando el inicio del “Proceso de Reorgan zacién Nacional"y el de la restauracién de “orden” en todos los niveles de la vida social argentina. 57 Son muy numero: os etoks ue caben to suceico en et paved. Exe ios manos se deste, Aes, RT Sack Pct se Anica Poy. Apr fea etn eee. Estudos Sacales CEDES, 1, 1781 Tels. The eesoamte poles Mowtra® bar tae gover 187970) Winn Catering apt Cras paca vie Meare Sct #176 de CRs {Enos sacs te reapupion an 1875 no qua se cerning el Movi InauattArenine et MIA Nasa oy pn denko vceada ' congolamiono de preien 3) eno resets la esoctecion 33 1.5, Los empresarios y el ultimo gobierno militar En contraposicién con el apartado anterior, éste apunta a explicar la dinamica por la que las asociaciones empresariales perdioron su condicion de actores centiales del proceso politico durante of ultima gobierno militar. Ei diagnéstico del gobierno militar, y particularmente el del equipo de técnicos que se hizo cargo del Ministerio de Economia bajo el liderazgo de José A, Martinez de Hoz, era que la crisis argentina no solo se debia a la accién de la guerrilla, el desborde del poder sindical 0 el peronismo, sino también a aquellos factores que habian servido de causas para estos fendmenos: una economia semicerrada que redundé en una subéptima Gistribucién de recursos, una industrializacién subsi- Giada que encubrié beneticios a empresarios ineficien- tes,“ y una “politizacion” de la transterencia de los fecursos que desembocd en crisis de acumulacion y violentas luchas por la distribucién. En este marco, el ‘disciplinamiento” de los actores sociales en la Argen tina debia abarcar a los sectores populares y, necesaria- Mente, a importantes grupos de empresarios. Si las medidas debian tender a una apertura y desregulacion de la economia,*' la precondicién para su implemen- tacién exitosa era la neutralizacion de la influencia de las presiones sectoriales tradicionalmente corporizadas en las demandas y lobby de las asociaciones empresa- flales. Por ello, si bien los empresarios gozaron de un lugar privilegiado en su papel de empleadores (dada {a prioridad que fijé la dictadura en desarticular/teprimir toda forma de organizacion popular), su capacidad de influir medias que los afectaban como productores (esto 8, medidas que implicasen transferencias de recursos ligadas a contradicciones entre grupos empresarios) tue mucho menor a la que caracterizé su relacién con otros gobiernos militares, El proceso de reforma tuvo entre los empresarios gran- des beneticiados (como ios sectores financiers) y gran- des atectados (como los sectores industriales) «? Sin embargo, le tomé varios afos a los sectores empre- sarios afectados articular reacciones conjuntas de peso Tres son las razones centrales para esta relativa paralisis, En primer lugar, y como ya se dijo, durante la etapa VidelaiMartinez de Hoz del gobierno {0 sea, durante los, primeros cinco arias de gestion militar) el equipo a cargo Jel Ministerio de Economfa se aisié de las presiones Ssectoriales. Las pautas de las medidas a tomar tenian como fuente un modelo econdmico de corte monetarista ue dejaba poco margen para la negociacién sectorial.«® En segundo lugar, algunos de los grupos empresarios atectados consideraron a los costos como parte necesa- fia de una etapa ce ajuste y disciplinamiento destinada @ superarse. Estos costos, se argumentaba, permitirian 34 iterenciar a los “verdaderos” industriales de los “bol cheros” u oportunistas, pues estos ultimos no podrian aguantar la presin de la competencia. Para estos grupos habla que apoyar las reformas y “esperar’ Cualquier reciamo debia ser puntual sin poner en cuestién el fondo de las politicas socio-econdmicas del gobierno, En tercer lugar, algunos de los grupos mas atectados por las medidas estatales estaban en el centro de la “mira” del Ministerio de Economia, por lo que sus asociaciones habian sido estralégicamente disueltas 0 intervenidas militarmente (que, como veremos mas abajo, fue el caso de la CGEICGI y UIA) 40) candice ucertzooueiae de agin a8 bjs de decstin. Sin 41) La apse como ‘oma de canto I isn elocanc coma “ecto” posible Ios tecores poaucivos & inetemanar tu competnss doaepwae st -tesrequlacon impteaba una vngorante relonma fnanciera,elecvaca en 1977 et mame dob segue I onc dt tens, 42) exo ln ner is tr eins 3 epuvu.D Sasaio,€. 9 Keawie, ME! Auswe Podr Economic. Lepean buenos Ares 1286 Cantes, Ata dina Sie eben def portce seononia” in ensayo sore programa eanamice oe gohan. eine ‘desde 16% en Besrote Econsmeo 1, Te. Gusos Arse 980 “Oran Seca! y tonsirsro™ esto Sooner CEES, @ 7, at Domi, Wey Farel i. "Decsoes do cares y tonsvencen dengue en un oad se meaabiidad maieccnoca" men CEDES,Guetos hes, fs 8 TT, Eugenio A Banca. Custer of | aise S908 Scher JM so oe U3 lac ooca de paca sconsme’Eutite SEA Buoy Aros, 1053, Sowroula, JV. Koco Py Lactgsl J" Tarenscenalsecy 1 can enprosaig waras ation ge es més ti ‘cose’ sodas mires paris! guoeramorial que hein, ‘on dl Minera oo Eoooria oe sous tl De hecho el eat pata Las asociaciones ligadas a APEGE dieron su apoyo activo al golpe militar e hicieron publica su adhesion a la politica econémica del nuevo gobierno. Este apoyo a la “filosotia’ del “Proceso” se mantuvo incondicional aunque surgieron algunos reclamos por temas puntuales ‘que, como la demanda de la rebaja de las tasas de interés, la “velocidad” en que se electuaba el ajuste 0 ‘el aumento del valor de! ddlar, significaban luchas por transferencias de recursos entre fuertes grupos empresa- ros, Para estas asociaciones fue la perspectiva del reemplazo de Videla y el consecuente alejamiento de Martinez de Hoz del ministerio la principal fuente de incertidumbre que determiné cierto distanciamiento con respecto al gobiemo militar. En el afio 1980 se dieron algunos indicios de que el programa enfrentaba problemas que de no solucionarse prontamente podian derivar en una nueva crisis econémica. En marzo de ese afio la politica monetaria, el bajo valor del dolar y las altas tasas de interés locales resultaron en signos de recesién y en tuna crisis bancaria sin precedentes: el Banco Central tuvo que intervenir a tres de los mas grandes bancos nacionales (con depésitos equivalentes a 2,000 millones de délares, 0 el 10% de los depésitos tolales)# El recambio presidencial y de ministos iba a ocurrir en marzo de 1981 y hacia fines del ano 1980 era vox populi que los asesores econémicos de! general Viole, quien reemplazaria @ Videla, demandaban rectificacio- nes de fondo en la politica (como la devaluacién del peso). En octubre se dio un repunte inflacionario y en Noviembre la pérdida de reservas fue de alrededor de mil millones de délares. Este contexto de incertidum- bre determiné por parte de las asociaciones empresa- riales: a) cierto distanciamiento con respecto al gobierno mili- tar, y ') la primera reoreacién de espacios de trabajo conjunto ente estas asociaciones luego de la disolucién de APEGE. Lis intentos de trabajo conjunto se dieron a fines de 1980 y durante 1981 con el objetivo de recrear sus relaciones con otros aclores politicos y sociales y el estado. Frente a la incertidumbre los empresarios se reorganizaron y comenzaron a presionar para ampliar ‘su patticipacién en las decisiones estatales, Asi, en la primera de las fechas nombradas surge la Comision Interempresaria, en la que se reunen las asociaciones de distintos sectores de la actividad econémica que habian mostrado identificacién ideolégica-polltica con el gobierno militar. En el afio 1981 se constituye la “Miniempresaria” como espacio exclusivo de los repre~ sentantes del gran capital. SRA, CAC, Bolsa de Comer- clo, ADEBA y UIA. En lo que se refiere al empresariado industrial la si- tuacién luego del golpe militar de 1976 era muy diferente a la que hemos descripto para los otros sectores empre- sariales, En 1976 el gobierno del general Videla intervino a la CGE y en 1977 la disolvid, asi como a todas sus confederaciones, expropiando todos sus bienes. Ademas, dejo sin efecto Ia fusién en la CINA de la CGI-UIA y Testituyd a esta Ultima su personeria y bienes aunque, simulléneamente, designé a un interventor militar como autoridad de la reflotada institucién EI perfodo que se abrié con el "Proceso de Reorgani: zacién Nacional” fue sin duda uno de los més dificiles, para la industria argentina, Destacaremos aqui los etec- tos que sobre los intereses y comportamiento del empre- sariado industrial tuvieron las consecuencias de la politica econémica del gobierno militar. En primer lugar, la politica econémica formulada & implementada por el ministro Martinez de Hoz determind tuna efectiva fragmentacién, dispersion y hasta redeti nicion de intereses industriales, Ante la ejecucion de la reforma financier y de la apertura de la economia, los empresarios industriales ensayaron una serie de respues- las en la que prevalecié la I6gica individual sobre la colectiva.*® Algunos empresarios, los que pudieron con- lar con financiacién propia o crédito externo, importantes niiveles de acumulacién e innovacién tecnolégica, apro- vecharon las nuevas condiciones modemizando sus equi- p08. Otros se adaptaron reduciendo los costos fijos, disminuyendo el nivel de actividad y reconvirtienda su actividad industrial en la de importador y comerciante. tos, integraron sus actividades industriales muy a menudo en crisis con la especulacién financiera. Es claro que estos empresarios frente a la inexistencia y/o inefectividad de formas de accién colectiva, se “salva- ron" individualmente y, adoptando una racionalidad es- trictamente microeconémica, contribuyeron a la caida de la actividad industrial y a la pérdida de posiciones de! sector en el conjunto de la economia, Hubo también muchos empresarios que simplemente tuvieron que des- podir a la fuerza laboral y cerrar sus empresas. 48) C1, Seunouila, Jan Va a op BATS 46) Ea lina tguneral sara Laura Golben_ on “El consotamsete forces» ln aparra Gels econona™ PREALG.Doeumento Tabs 231 Samoyed Ce 1988 36 En segundo lugar, a doble consecuencia de este pro ‘ceso ue, por un lado, la desaparicién de algunas amas © sectores de la industria y, por el otro, el fortalecimiento de ciertos grupos econémicos caracterizados por la diversificacion y patrén oligopdlico de sus actividades. Con respecto a los costos sulrides por el sector industrial baste una descripcion ilustrativa de los cambios ocurti- dos entre 1975 y 1982 “el producto industrial cayo en mas del 20 %, ubicéndose en niveles similares a los de quince afos atrés; la ocupacién se redujo en un 26% del personal de pro- duccién, expulsando en total alrededor de 400.000 per- sonas, la participacién de la industria en el PBI dismi- nuyd del 28% al 22%, asociéndose esto a una mayor lercerizaci6n de la economia con menores niveles de productividad: cerraron alrededor del 20% de los esta~ blecimientos fabriles de mayor tamaf; (..) el nivel de inversion en equipos durables de produccién disminuys en los ultimos cinco afios a una tasa superior al 5 % anual; la participacién de los asalariados en fos ingresos ‘ayo del 49% en 1975 al 32,5 % en 1982." Los beneficiados fueron aquellos ligados a algunas empresas de gran tamafo que, a partir de una estrecha relacién con el estado y por medio de fusiones, adqui- siciones y desplazamientos, fueron conformando impor- tantes grupos -de capital nacional y extranjero- que, por su creciente control sobre los distintos mercados, profundizaran el proceso de concentracién (proceso que fue de intensidad variable segun ta rama)” Desde e! punto de vista del comportamiento gremial, la intervencién de la UIA y de la CGE llevaron a la casi pparalizacién do las actividades institucionales de cupula hasta fines de 1980, cuando fue aprobado el nuevo Reglamento General, complementario del Estatuto de la UIA, Esta situacién favorecid la concentracién de las actividades gremiales a nivel de las cémaras y federa~ clones. La intervencién de la UIA y la disolucién de la CGE produjeron por lo tanto un fortalecimiento relativo de las cémaras y, en conseouencia, una importante fragmentacion y desagregacién de los intereses indus- triales, Desde 1980 a 1983, tres fueron los momentos de relevancia en la relacién estado-organizaciones empre- sariales. Primero, y con respecto a la UIA, el gobierno nombré nuevo interventor a Eduardo Oxenford, un evento que indica que los industriales ya hablan reconquistado clerta capacidad de influir algunas areas del estado. El papel que jugé Oxenford, como hombre del sector, tue mas el de expresar los inlereses de éste frente al estado que lo contrario, Su discurso en la celebracion del Dia de la Industria, el 2 de septiembre de 1980, se 36 cconstituyé en un hito por el tono eritico con respecto a la politica econémica de Martinez de Hoz. Ademas, ‘cumplié el proceso de “normalizacién” y devolucion de la direccién de la entidad que culmina con las eleccio- nes internas de 1981. De esta forma, la UIA reaparece como un actor independiente en un contexto de tensién con parte de la conduccién del régimen militar. Es de destacar que al contemplar el nuevo estatuto la partici- pacién de la minoria en la conduccién de la entidad, y ante el enfrentamiento de la UIA con el gobierno y la muy lejana posibilidad de que resurgiese la CGI, cobré sentido para muchas camaras de primer y segundo ‘grado que habian pertenecido a la CGI-CGE afiliarse a la UIA. Por lo que la asociacién, al haber incorporado intereses regionales y de pequefios y medianos empre- sarios, surgié de esta etapa con una representatividad superior la que la caracterizé hasta 1973. Segundo, durante el breve gobierno del general Viola “sucesor de Videla-, y con el objeto de recomponer la base de sustentacién social del régimen militar, se buscd disminuir la incertidumbre y tensién que habian comen- zado a generarse con sectores capitalistas en la ultima etapa de Videla, para lo que el nuevo gobierno tod distancia de la estrategia monetarista y nombré como ministros, asi como en otros altos cargos publicos, a reconocidos miembros de la dirigencia de las asociacio- nes empresariales mas poderosas, Los ministerios de Economia, Industria, Agricultura y Ganaderia y la Secre- tatla de Comercio’ fueron ocupados por empresarios ligados a las conducciones de la UIA, CARBAP y CAC. En este contexto, los indicadores econémicos empeora- on al incrementarse la inflacién, las tasas de interés y la deuda de las empresas, Ademés, 1981 fue un ano donde aumentaron los reclamos y movilizaciones de sectores populares. Tercero, a fines de 1981, el general Leopoldo F. Galtieri reemplaz6 a Viola por medio de un golpe palaciego. EI de Galtieri fue un intento de que el régimen retomase el “contro!” de la situacién, En términos econémicos se dio un retorno a las politicas monetaristas. En términos pollticos, la estrategia consistié en neutralizar la movill- Zacién social de protesta canalizéndola hacia un enfren- tamiento con actores mas alld de las fronteras: la invasién de las Malvinas debia tomar secunderios los, sacrificios y temas domésticos (que cubrian desde el deterioro econémico a los reclamos por las violaciones de los derechos humanos). La conocida debacle militar en la que desembocd la estrategia gubernamental deses- fructuré el frente interno militar y dejé al gobierno 48) ©, Sour, JV, Ra, a0 8. 427) Ver a espacio, Arias Dot top ey Souroul, J, a op. it impotente frente al avance de las fuerzas politicas y sociales. En la etapa post-Malvinas, y como una de las formas de administrar la crisis, el gobierno del general Bignone —reemplazante de Galtieri- hizo varios intentos de coneertacién que llegaron a incluir a los sectores obreros. Sin embargo, la crisis econémica, el ya claro peso de la deuda externa (con la inevitable limitacién ‘que los acuerdos con el FMI imponian) y la creciente movilizacin de fuerzas politicas y sociales, profundiza- ron el conflicio enire el gobierno y las organizaciones empresariales y, particularmente, con la UIA. La estati- zacién de la deuda externa privada (précticamente la mitad de la deuda total), no basto para reducir el grado de enfrentamiento. Miontras que la UIA sostenia fuertes criticas a las medidas econémicas del gobierno (que dado el desorden reinante no se pueden llegar a calificar de “politica’), otras organizaciones (como la CAC) to- davia interpretaban a la crisis como conseouencia de la interrupcién de la politica econémica implementada fen la etapa de Martinez de Hoz. De todas maneras, y frente a la agudizacién de la incertidumbre con respect fala direccién en que se encaminaba la protesta social, las -organizaciones empresariales. reconocieron en. la apertura democratica la estrategia menos riesgosa. Como fen otras oportunidades histéricas, el conjunto de estas asociaciones desempolvaron los principios democraticos de la ideologia liberal y expresaron su apoyo al fuluro regimen constitucional. Pero la coyuntura que se abria en 1983 tuvo para los sectores capilalistas un significado muy diverso al de las otras aperturas democréticas que se habian dado desde la década de los afos cuarenta. 11.6. La victoria electoral radical y su sig para los empresarios icado El argumento central de esta seccién es que la victoria electoral radical signiticé un importante quiebre politico en términos del significado que la democracia tenia para los empresarios desde fa década de fos anos cuarenta. Especificamente, la razén central de este cambio esté en que en 1983 se rompe la “ley de hierro' por la que apertura democratica significaba la victoria electoral peronista y la implementacién de politica socio-econémicas mercado-internistas coincidentes con el avance de fa influencia de los sectores sindicales. Como vimos, desde la década del cuarenta la presencia politica de las asociaciones empresariales no era una Novedad. Ya desde antes de esta década habian estado comprometidas tanto con la conformacién y medidas de gobieres nacionales, como con rupturas y cambios del régimen politico. Sin embargo, los cambios en la estructura politica, social y econémica que se fueron desarrollando, asi como aquellos referidos al surgimiento! organizacién de nuevos actores politicos y a redetinicio- 1nes institucionales, implicaron un cambio de las contra dicciones y de los costos/beneticios enfrentados por los capitalistas y sus asociaciones. La forma que asumio la lucha socio-politica a partir del surgimiento del pero- nismo incidié no sélo sobre las preferencias y acciones de las organizaciones ompresariales sino, para algunas, su propia existencia dependia de los resultados del mas alto nivel de lucha politica, esto es, aquella referida al caracter del régimen politico Con respecto a la relacion de los empresarios con regimenes autoritarios, su experiencia durante la ultima dictadura militar habla modificado la percepcién de importantes grupos capilalistas con respecto a los castos, y 8 los beneficios implicilos en estos regimenes. Efecti- vamente, la implementacién y los resultados de politicas disefladas con su sistematica exclusién los habla atec- tado con una intensidad en muchos casos superior a los costos que surieron durante periodos democraticos. Por otro lado, y con respecto a la relacién de los fempresarios con regimenes democraticos, desde la década de los cuarenta hasta 1983, elecciones de- mocraticas significaban la victoria peronista con el con- secuente avance politico sindical y de los grupos y organizaciones empresariales mercado-internistas, asi como la implementacién de estrategias tendientes a fortalecer tanto al mercado interno como el papel socio- ‘econémico del estado, De esta forma, para los sectores ‘empresarios de mas peso econdmico, ligados a asocia~ ciones liberales, la democracia implicaba una amenaza dado: a) el mencionado avance de los grupos sindicales y de la CGE, con su consecuente pérdida de influencia sobre el aparato estatal ») la disminucién del peso del mercado como asignador de recursos, y ) para algunas de las organizaciones de tercero y cuarto grado, como la UIA 0 ACIEL, su eventual diso- lucién, El triunfo electoral radical de 1983 implicd, por lo tanto, un cambio en el significado de la democracia para los, ‘grupos y organizaciones empresarias. La primera redeti nici6n tuvo que ver, obviamente, con la relacién eleccio- nes democraticasiperonismo. La “ley de hierro” que establecia que el peronismo constituia la mayoria ya ro tenia vigencia. Ademds, el discurso anticorporativista del radicalism durante la campaia electoral parecia apuntar a frenar el esperado incremento de los reclamos sindicales. De esta forma, el espacio que se abria con el triunfo radical presentaba una serie de interrogates a los grupos y organizaciones empresariales: jcorres- ponderian las politicas radicales con su discurso electo- 37 ral respecto del poder y papel de los sindicatos?, cual seria el papel de los empresarios y sus organizaciones en el disero de las politicas publicas?, Zqué papel ocio-econémico le asignarfa el gobierno al estado? Asi, si bien el resultado electoral de 1983 auguraba para la burguesfa un escenario democratico menos amenazante que en el pasado, a principios de 1984 su real significado todavia constituia una incégnita.*® lll. Caracteristicas y comportamiento de las organizaciones empresariales en el Brasil ‘Como en la mayoria de los paises latinoamericanos, en €l Brasil las asociaciones empresariales tuvieron presen- cia desde el sigio XIX. La primera asociacién de caracter nacional fue la Sociedade Nacional de Agricultura (SNA) creada en 1897, Eniro sus logros se cuentan la legis~ lacién reguladora de las actividades organizativas em- presariales (1902) y ol apoyo a la oreacién del Ministerio de Agricultura (1906). Con respecto a los capitalistas industriales, la primera asociacién estrictamente dedi- cada a la defensa de sus intereses tue la Associagao Industrial fundada en 1880. Sin embargo, fue recién en 4902 cuando surgié el Centro Industrial do Brasil (CIB), primera asociacion industrial de caracter nacional. Final- mente, es con el Centro das Indistrias do Estado de ‘$40 Paulo (CIESP) y la Federagao das Industrias do Estado do Sao Paulo (FIESP) que en 1926 y 1929 se comienza a articular un discurse proindustrial con aspira-~ clones hegeménicas lilt. Tres diferencias que explican la mayor cohesion de los empresarios brasilenos con respecto a los argentinos Las diferencias que se explicitan en esta parte se refieren a la diversa capacidad de los empresarios aigentinos y brasilerios de influir las politicas de los estados en los respectivos paises, fos diferentes patrones de contradicciones e intereses comunes que cohesionan y enfrentan a fos miembros de fas burguesias en cada una de estas sociedades y, por ultimo, la diversa influencia que el estado tiene en la Argentina y Brasil sobre la organizacién y comportamiento empresarial. 1) Una primera diferencia con el caso argentino es la relativa debilidad organizativa y politica de los empresa- rios rurales brasilenos para influir al estado nacional Los sectores rurales que alcanzaron mayor presencia politica fueron los ligados a la produccién y exportacion cafetalera de la regién de San Pablo. La Sociedad Rural Brasileira (SRB) represent los intereses de estos secto- res, aungue sus actividades organizativas trascendieron tanto su region de origen como la defensa de los 46) 6 andes especten ool proces gle se ato a pate do ls tamsicon {tra Cole a Pana ieee tat fa se plea ens! nm nud tn Blt irae Tet apitalistas catetaleros. La SRB model6 su estructura organizativa en la influyente Sociedad Rural Argentina‘? y tuvo un papel central en la creacién y posterior administracion del Instituto de Café de S40 Paulo (ente oficial regulador de la produccién cafetalera), asi como en el nombramiento de los secretarios de Agricultura del estado de SP. Pero el poder econémico-poltico de los exportadores de café no se fusioné con los intereses del poder politico central en Rio de Janeiro como si sucedié en el periodo 1870-1949 entre los intereses de la burguesia agroexportadora de la pampa argentina y los distintos gobiemos en Buenos Aires. Por ello, y a diferencia de la Sociedad Rural Argentina, la relacién de la SRB con el gobierno nacional fue tensa y con no pocos enfrentamientos. Los nucleos de tensién entre la SRB y el gobierno nacional fueron, en primer lugar, la resistencia de la primera a toda estrategia u organismo encaminados a establecer un control extrarregional sobre la actividad cafetalera y, en segundo lugar, la resistencia del estado a ceder ante las presiones del estratégico sector exportador que lo obligarian a abandonar su papel de “érbitro” entre los contradictorios intereses de las diferentes oligarquias regionales 2) La segunda diferencia con respecto a la Argentina est ligada al patrén de relaciones y cohesion inter- burguesas que se dio en el Brasil En el Brasil la relacién entre los intereses de los ‘exportadores cafetaleros y los industriales no revistié las caracteristicas de conllicio propias de la relacién que en la Argentina se dio entre la burguesia agroexporta- dora bonaerense y los industriales después de iniciado el proceso de "semi-cierre" de la economia en 1930. La razén central para esta ausencia de contlicto radio en que, a diferencia del trigo y la carne, el café sultié severas crisis no coyunturales en el mercado internacio- nal antes de que se acelerara el proceso de sustitucion de importaciones en 1930. La falta de control sobre el estado, que a diferencia de la burguesia pampeana argentina caracterizé a la burguesia cafetalera paulist impidio que ésta pudiera simplemente “pasar” sus pérdi- das a olfos sectores de Is sociedad brasilefia, Las presiones de la SRB sobre ol estado nacional resultaron entonces insuficientes como estrategia de detensa frente a la caida de la tasa de ganancias. Es en este contexto que cambios en los patrones de inversién fueron la estrategia mas eficiente para disminuir los costos que imponia el mercado internacional a los exportadores cafetaleros. Por ello, y no por la presencia de una supuesta cultura 0 ideologia mas “modemizante” que la de la burguesfa pampeana argentina, es que ya antes de la crisis de 1929 fuertes grupos cafetaleros comenza- on a diversiticar sus inversiones hacia actividades dustriales. De esta forma es que se produjo un espacio de articulacion entre intereses industriales ligados al mercado interno e intereses rurales ligados a la expor- tacion de café que results en una cohesién inter- burguesa inexistente con ese grado en la Argentina, Cuando en 1930 los pafses lalinoamericanos. vieron cerrarse los mercados importadores de sus productos, Argentina y Brasil tuvieron consecuencias muy distintas fen lo referido a las relaciones inter-burguesas en cada sociedad. Los capitalistas cafetaleros mostraron mayor “flexibilidad” frente al proceso de sustitucién de importa- ciones y sus posibilidades futuras. En definitiva, la diversificacién de inversiones a. la que los obligé las anteriores crisis del café en el mercado internacional hizo que la posible estabilidad en el largo plazo de la industrializacién sustitutiva de importaciones constituye- se una menor amenaza a sus inlereses que para la burguesia pampeana. Por otro lado, la hegemonia que sobre el estado argentino ejercia esta ultima le permitis "pasar" los costos alos otros sectores rurales®? y urbanos. El proceso de sustitucién de importaciones fue considerado por los capitalistas pampeanos como una medida coyuntural de emergencia, sélo tolerada con el objeto de ahorrar divisas y no como un “negocio’ alternative @ la exportacién de productos agropecuarios, Sin embargo, las transformaciones estructurales durante la década dot treinta no tenfan cardcter coyuntural. ‘Lo ‘ocurrido a partir de que el peronismo articulé ta indus twializacion con la reorganizacién del estado y de la participacién social y politica de las clases en un modelo de largo plazo, ya {ue analizade en la seccién referida a la Argentina 3) Una tercera diferencia con el caso argentino esté en la mayor influencia estatal que se da en el Brasil sobre la propia organizacién y comportamiento de las asociacio- nes empresariales, En el Brasil, “como en ningin otto pais sudamericano, el estado fue (..) el polo aglutinador de la sociedad La idea de que es el estado el encargado de fiiar las metas porque la sociedad no puede hacerlo maximi- zando | progreso nacional constituyé (..) la base del Credo @ incluso de la accién politica de la élite brasilefia en el siglo XIX, incluidos los liberales."S! EI régimen politico desde 1889 hasta 1930, la Republica Vieja, se basé en la accién concertada y traudulenta de las oligarquias regionales. La revolucién de 1930 fue el resultado del descontento de muy diversos sectores. 4) come ta Pippa Schnee nee Confit and Change n Bra. 51) GF. nana do i: “Pais Fotos y Paspactvas de Consalacion dele Gonceraes Argenta, Gal y Unguay, Dosen Taba 2 Cause ‘9 nso oe Paras Poca, CEDESELACSD, Sonos Mex 04? 39 La intervencién gubernamental en la organizacién em- presarial comenzé con la redetinicion de! papel del estado después de la revolucién liderada por Getulio Vargas en 1930. Un mes después de la revolucién tue creado el Ministerio de Trabajo, Industria y Comercio, y en 1931 se legislaron importantes cambios en la regla- mentacién referida a la organizacién y parlicipacion obrera y empresarial.% Las asociaciones empresariales, asi como las obreras, debian estructurarse jerarquicamente en sindicatos (correspondiente al primer grado organiza~ tivo), federaciones (segundo grado) y una confederacion nacional (tercer grado). Estas serlan reconocidas y su- pervisadas por e! ministerio recientemente creado. Una vez reconocidas, gozaban de manopolio de representa vidad para su sector en lo referente a la participacion en érganos estatales consultivos, negociacién y acuerdos con el sector trabajador y/o el estado. Dado que la legislacién contemplaba en detalle ol funcionamiento y contral sobre las organizaciones que obtuvieran el reconocimiento estatal y, por ende, el monopolio representativo, éstas resultaban entidades semi- pUblicas mientras que las asociaciones empresariales sin este status representativo eran consideradas "entida- des civiles’. Por ello, estas ultimas no estaban sujetas a control estatal mas alla del marco legal vigente para cualquier entidad privada sin fines de lucro. Esta diferen clacién tuvo importantes consecuencias para la fulura dinamica de las acciones empresariales pues posibilité los grupos empresarios desarrollar una doble estrate gia, beneficidndose alternativamente de las ventajas oftecidas por los espacios corporativos y de las que caracterizaban @ aquellos que permitian mayor libertad de movimiento y expresicn. La tendencia corporativa presente desde 1930 se profun- di26 después del golpe que inauguid el Estado Novo fen 1997. Los cambios que fueron ocurriendo se sintetiza~ ron en la promulgacién de la Consolidagéo das Leis, do Trabalho en 1943 Eslos cambios no se dieron sin tensiones y contlictos Es mas, fue en este periodo que las asociaciones empresariales comenzaron a desarrollar estrategias en Un nivel “superior” de ta lucha politica, influyendo la redefinicién de las leyes que al reglamentar su funciona- rmiento determinaban distribuciones diferenciales de po- dor entre los propios empresarios. Por ejemplo, en 1939 el Ministerio de Trabajo promovid un decreto por el cual se reconocia status representativa a tantas federa- clones como sindicatos hubiese en una regién. De acuerdo a las intenciones del Ministerio de Trabajo, esto atentaba contra los intereses monopélicos de poderosas federaciones por sector econémico regional que, como la FIESP, velan en la tragmentacion representativa una pérdida de su capacidad de influir las decisiones estata- les. Lo sucedido es un buen indicador de cémo el poder 40 que a esta altura habian alcanzado algunas entidades no permite considerarias meros apéndices del aparato estatal. Después de una larga lucha donde la FIESP ‘apunté a intluir la posicion de sectores estatales “parale- los" 0 de nivel decisional superior al de! Ministerio de Trabajo (especialmente de la Presidencia), la FIESP consiguié que en la regiamentacién se incluyese un articulo por el cual se olorgaba al presidente de la epublica el poder discrecional de reconocerle a algunas federaciones un cardcter representativo exclusiva por region, De esta forma, y frustrandose los objetivos del Ministerio de Trabajo, el poder dentro de la estructura ‘organizativa empresarial se asenté a nivel de las tedera- clones, El cédigo laboral aprobado en 1943 mantenia: afiliacion voluntaria, representacién monopélica por rama ylo sec- tor econémico, tratamiento igualitario ~aunque paralelo~a las oganizaciones obreras y de empresarios y, final- mente, los controles estatales tendientes a coordinar tas actividades de estas organizaciones y a asegutar que sus acciones correspondiesen con los “intereses nacio- rales". Sin embargo introdujo importantes modificacio- nes como un impuesto “sindical", un sistema de legis- lacion y juzgados laborales y la ley de salario minimo. A diferencia de lo ocurrido en la Argentina, las variacio- nes ocutridas desde 1930 no fueron percibidas por los empresarios urbanos como una amenaza 0 avance de los sectores obreros. Las estructuras corporativas y las politicas estatales, si bien redundaban en ventajas mate- riales para el sector trabajador (como la reglamentacién de! derecho a vacaciones 0 la imposicién de salarios minimos), eran implementadas de tal forma que la igualdad entre las organizaciones empresarias y obreras ‘se tornaba formal y no efectiva en la realidad. Si las medidas neocorporativas del peronismo significaron una fuerte amenaza a los empresarios y una activa partici pacién en las luchas interburguesas, el corporativismo brasilefio fue de la mano de los intereses de los empresarios y sus entidades representativas. Los mayo- res conllictos en los que se vieron envueltas las asocia: clones empresarias estaban ligados al problema del nivel de agregacién organizacional en el que se concen- trarla e| poder de los empresarios (sindicatos o tedera- clones} y no a luchas entre sectores econdmicos © con los trabajadares. Ya en su Manifiesto de 1930, Vargas habla proclamado que el proletariado urbano y rural necesitaban de un control tutelar por parte del estado, 52) Ee ob cetcar ue a elon eetds a lat aooscones ampraare fr omts edids reprodue taj cdas xganaabva deb De hecho, el control esiatal no sdlo se sumé a las viejas leyes de prohibicién y represién del activismo comunista y anarquista, sino que la intervencién autoritaria en las organizaciones obreras fue mas intensa que en las empresarias, teniendo importantes efectos desmoviliza- dores. Es mas, en el periodo 1990-1944 con el sistema de partidos disuelto y la posibilidad de formar un partido Unico descartada, el acceso al estado y al ejecutivo resultaba clave para la realizacién de intereses. Y en este sentido, las organizaciones empresariales se encon- traban, como vimos, en una mejor posicion que las de trabajadores. EI impuesto sindical es un mecanismo que hasta hoy olorga a las organizaciones empresariales un poder feconémico no comparable con otras de América Latina, Por este mecanismo, el estado cobra a cada firma, esté © no afiliada a una asociacién, un impuesto en funcion del capital declarado, siendo esta enorme masa de capital distribuida por el Banco do Brasil entre las asociaciones empresarias.®? Los recursos provenientes, del impuesto significaban en 1965 alrededor del 70 % de los ingresos de los sindicatos y mas del 90% de los de las federaciones y confederaciones. Por ello, y a diferencia de lo observado en la situacién argentina, las asociaciones de segundo y tercer grado en el Brasil terminaron con una densidad burocrética, equipos técni- cos y capacidad de implementar esirategias de for- macién o influencia de opinién pUblica en gran medida Independientes de sus miembros mas poderosos y, paradgjalmente, hasta del propio estado. Diversos inten- tos de anular esta imposicién sobre las empresas, que se dieron en contextos politicos tan distintos como el perlodo inmediato posterior al golpe militar de 1964 y la actual etapa democratica, enfrentaron hasta ahora la exitosa resistencia de las organizaciones empresariales, entre las que se destacan las acciones de la CNI y de la FIESP.% lll.2. Del “Estado Novo" al régimen burocratico- autoritario Esta seccién sintetiza el proceso que se desarrollé desde fa caida de Vargas (1945) hasta el quiebre de! régimen democratico durante el gobierno de Goulart (1964) y fas razones por las que ef empresariado brasileno percibié una creciente amenaza a sus intereses. Con la deposicién de Vargas en 1945 comenzé una apertura politica que resulté en el surgimiento de patti- dos y 12 expectativa de reformas de la estructura corpo- rativa. Los partidos que surgieron, como era de esperar en un contexto con una sociedad civil relativamente débil e importantes organizaciones de intereses caracte- rizadas por su cardcter semipiiblico, 10 hicieron intima- mente ligados a contradicciones que habian tenido desde 1930 una manifestacién intra-estatal. El Partido Trabalhista Brasileifo (PTB) fue fundado por el propio Vargas y se constitu en base a los cuadros del Ministerio de Trabajo y del movimiento de sindicatos de trabajadores. Por otra parte, el Partido Social De- mocratico, aunque miembro de la alianza varguista de posicién més conservadora que el PTB, absorbid a umerosos cuadros de otios sectores del estado y de las burocracias publicas regionales. Ei papel de la oposicién lo cumplié. la Unién Democratica Nacional, de posicién mas liberal que el PTB y el PSD. La nueva Constitucién de 1946 parecia encaminarse en una direccién pluralista no-corporativa al asegurar la libertad de asociacién, aunque de manera ambigua dado que abria la posibilidad a mantener monopolios representativos y controles estatales sobre las asociacio- nes, Sin embargo, el nuevo régimon realizé pocos ‘cambios en el cédigo laboral de 1943, El gobierno de Gaspar Dutra (1945-1950) terminé de disipar dudas con respecto al calibre de los supuestos cambios en lo referente al papel del estado, Elecciones en los sindica- tos obreros fueron reiteradamente pospuestas y, en el clima de la "guerra fria’, en 1947 la Confederagao dos ‘Trabalhadores Brasileiros (CTB) ia mas importante cen- tral obrera de cépula~ y el partido comunista fueron disueltos. En nombre de la “paz social” los controles y la represién sobre las organizaciones obreras se acre- centé. Cuando finalmente tuvieron lugar las elecciones en los sindicatos abretos y patronales, los candidatos con afiliacién politica pro-gubemamental recibieron el consistente, y no siompre ajustado a las disposiciones legales, apoyo estatal. En 1952 comenzd una etapa de mayor diversidad y militancia en las conducciones de los sindicatos obreros. El proceso de militancia independiente por parte de los sectores rabajadores se mantuvo y profundizé hasta el gobierno de Goulart. Este tenémeno, observado con preocupacién por las organizaciones patronales, lleq6 ‘a un punto donde parecié cambiar las histéricas reglas de control estatal. Desde los seclores conservadores el gobierno de. Goulart era considerado terreno fértil para £3) pain ditrindive estudio por tame 9 porno conden 18% puta is fgsanan, 60% pare el areata, 58) C1 Pope Scheie, op. 128. 59) Con rerouta @ le tid de le aecoiiciones onprearat et a etapa 02 evocation a 1 moreso © © Moreno Pico. Eo 3 Neve do Pasta eo enor to Peo" pp. SOSH, reregrateprosarads ‘etic obra Ia Eltee Police de In Atscagae Nacional Ge Pee ‘Saguag « Pestuea en Cercar Soe, Ages Pet. S60 Paulo CCE 4 el avance de los trabajadores organizados sobre el estado. En este contexto, las organizaciones empresaria- les no dudaron en actuar colectivamente en la cons truccién del frente autoritario que derrocd a Goulart en 1964. No slo fueron un importante actor politico en el cambio de régimen, sino que constituyeron uno de los pilares de sustentacién y activa participacién en la alianza tecnocratica-militar que dio marco al régimen burocratico-autoritario que goberné a Brasil de 1964 a 1985. II13. Los empresarios y el autoritarismo estatal Mas allé de fa reconstruccién de la dindmica politico- econémica que determiné la relacién de! estado con los empresarios brasilenos durante el ultimo régimen militar, esta seccién muestra las razones por las que los ‘empresarios se constituyeron en un actor politico relevante para la reinstauracién de la democracia. La nipdtesis central es gue cumplieron este papel no porque los caracterice una ideologia "mas" democratica que la predominante entre los empresarios argentinos, sino porque la apertura democritica respondia mas funcionalmente a sus intereses como clase y sector. Como es sabido, los objetivos de! gobierno militar eran consolidar el desarrollo capitalista con un patrén de acumulacién donde el estado, y grupos oligopélicos de capital local y multinacional, jugarén el papel central La desmovilizacién y desarticulacién de la organizacion de los sectores populares era la precondicién politica para forzar exitosamente la necesaria transferencia de recursos hacia el sector capital La primera etapa del régimen (1964-1967) tuvo como ‘bjetivos tanto la desmovilizacién popular como controlar la inflacién y el déficit fiscal. La disolucién de los parlidos € intervencién @ sindicatos de trabajadores fueron de las primeras medidas adoptadas por el nuevo gobierno, Las metas empresarias y gubernamentales eran de absoluta coincidencia en este sentido. Sin embargo, y aunque la prioridad estuviese puesta fen los sectores populares, la administracién del general Castelo Branco no romperia con la tradicién de inter- vencién estatal en las organizaciones empresarias. Por ejemplo, en 1964 Ia intervencién del nuevo gobierno fen las elecciones de la CNI tuvo .como objetivo forzar la elecoién del general Macedo e Soares (retirado y acluando como empresario}. Para lograrlo, el gobierno no dudé en presionar a diferentes grupos con decisién © inclusive amenazar al propio electorado empresarial sobre las potenciales consecuencias de la derrota del general por medio de la intervencién de una de sus federaciones el mismo dia de la eleccién. Los mensajes, 42 fueron claros: | general fue primero candidato a la presidencia de la asociacién y posteriormente electo or una amplia mayorla ®® Con respecto al estado, ef peso de su intervencién en la sociedad si bien tuvo aspectos de continuidad (como los vistos), también se dieron algunas importantes redeti- niciones, Se crearon nuevos mecanismos de regulacién ‘econémica (como la ley del mercado de capitales), el nuevo Ministerio de Planeamiento reemplaz6 al de Tra bajo en su papel de guia de los sectores productivos, y comenzé un proceso de ampliacién de la presencia de bancos. (como el Banco Nacional de Desenvolvi- miento Economico y el Banco Nacional de Habitagao) y empresas estatales. Ademas, se dio una disminucién de la participacién corporativa empresarial y obrera de los entes estatales. Este Proceso tuvo dos consecuencias ppara las organizaciones empresariales. En primer lugar, y frente a la pérdida de influencia de las asociaciones con cardcter semi-pUblico, dejé de tener sentido el costo” de las restricciones de que eran objeto. Por ello, se dio un gran desarrollo de las asociaciones empresa- ales con cargcler de enlidades civiles paralelas al aparato semi-estatal. De hecho, el 65 % de las asociacio- nes empresariales industriales de este tipo surgieron después de 1964.5” En segundo lugar, su efecto hasta 1974 fue de exclusién del sector trabajador mas que del capitalista, dado que los nuevos entes estatales con funciones centrales en el proceso de disefo de politicas y toma de decisiones, como por ejemplo el Conselho Monetario Nacional, operaron coro espacios donde las decisiones estatales se articularon con los intereses de os empresarios. Esto fue posible por medio del nombra- miento de representantes del "sector privado" (esto es, capitalista) en sus drganos directivos. En esta primera etapa, las asociaciones empresariales mantuvieron cierta ambivalencia con respecto a las medidas de austeridad. Dado que el “milagro” todavia no habia comenzado, la reduccién del deficit fiscal significaba una transforencia de recursos al estado sin contrabalancearse con una mayor actividad econémica La segunda etapa del régimen militar, 1968-1974, coin- cide con el “despegue” econémico 0 “milagro bra- sileno" 56) CL Phi Senter: net Cont. op. 049.26, 57) CL Eh Dine y Ole Bal de Lina @ sir an. “Mogarizagio Aatars: O Ernresra s nevangio do tstado na Esoom’. p12, NPERY Se Con respecto a los resultados econémicos de esta segunda etapa basta con recordar que si la lasa de crecimiento del PBI en el periodo 1962-1967 fue 3,7 %, la correspondiente al periodo 1968-1974 fue de 10.1 %. El crecimiento industrial jug6 un importante papel en este proceso habiéndose incrementado a tasas del 12,2 9% anual y pasando a tener un mayor peso en las exporla- ciones (los productos manufacturados pasaron de ser un 7,2 % dol total exportado en 1965 a ser un 27,7 % fen 1974). Este proceso fue acompafado por una consistente concentracién de la riqueza o exclusion de los sectores populares en la distribucién. A modo de ilustracion, el ingreso del 50% més pobre de la po- blacion decays de un 17,4% en 1960.a un 14,9% en 1970 y a un 12,6 % del total de ingresos nacionales en 1980, mientras que los ingresos del 10% mas rico de la poblacién se incrementé en los mismos afos de un 39,6 % a un 46,7 % y un 50,9 % respectivamente.*? Es en este perfodo que la patticipacién e influencia empresarial se catacleriza por una diversidad organiza- tiva que coresponde con los distintos canales y “espa- ios” creados por el estado. Por un lado. se mantiene la participacion directa en entes de planificacion y regulacién estatal de las asociaciones paralelas a la estructura corporativa. Por otro lado, no s6lo sobrevivie- ron areas corporativas, sino que se crearon algunas nuevas. Por ejemplo, en 1968 se crea e! Conselho Interministerial de Pregos contemplando la participacién de las organizaciones patronales y obreras, aunque ya ‘no con carécter deliberative sino consultivo. De todas maneras, inclusive en estos entes un desacuerdo empre- sarial frente a una consulta revestia significative peso Finalmente, la influencia empresarial también estaba presente, aunque como canal para intereses particulares y relaciones de clientelismo, en los “anillos burocraticos” descriptos por Cardoso. El éxito de la gestion gubernamental tenia claras conse: ‘cuencias politicas. El régimen desde un primer mumento habia teemplazado a la estructura partidaria por dos Nuevas organizaciones con participacion en un parla mento sin mayores poderes: el partido oficial (ARENA) y el de oposicién (MDB). En las elecciones de 1968 y 1970 el partido oficial habia resultado victorioso, con tuna tendencia a ampliar su margen electoral El tercer periodo se inicia en 1974 y corresponde con 1 gobierno de! general Geisel (1974-1978). La crisis del petrdleo y el aumento de las importaciones que ‘causé la expansion industrial resultaron a parlir de 1974 en incrementos de la tasa de inflacién y disminucion del crecimiento. El gobierno de Geisel respondio al inicio de la crisis con una concentracién del poder a nivel del ejecutivo y restringiendo la influencia y auto- nomia de los drganos decisorios y consullives con atticipacién empresarial (por ejemplo, el Ministerio de Pianeamionto se convierte en una secretaria dependionte directamente del ejecutiva). La creacién de nuevos entes eslalales tuvo como patrén la no inclusion de represen- lantes empresariales. Esta concentracién de poder y ierre de espacios y canales de participacién de los empresarios caus6, primero, el fortalecimiento del clien- telismo y la actividad de los “anilios burocraticos’, y por ende la posibilidad de que intereses empresariales Particulares se realizasen en detrimento de los colecti- vos: y, segundo, la redefinicién del significado de! alto eso estatal en la economia: si en la elapa anterior significaba la actividad de un aliado con intereses ‘comunes, en ésta comenzé a aparecer como un peli- groso amo. Esta nueva siluacién se articuld con cierto desgaste politico por parte del gobiemo que se manifestd en el incremento electoral del MDB en las elecciones de 1974, Las criticas empresariales, surgidas alrededor de 1975 y lideradas tanto por algunas federaciones corporalivas como la FIESP, como por asociaciones independientes del estado, se centraron en el peligro de la estatizacion de la economia. La amenaza de que los burdcratas feemplazasen a la iniciativa privada se constituyd en tun tema central de la discusién politica, Las aclaracio- nes del gobierno poco efecto tuvieron frente al manteni- miento de la marginacién de los representantes empresa- Tiales. En 1978 las tensiones, hasta ese momento expre- sadas como un problema de caracter “econdémico", se ubicaron en el contexto deliberativo de la sucesién Presidencial. La consecuencia fue que la solucién al problema de gestién "econdmica” para algunos grupos ‘empresariales comenzé a significar la necesidad de un cambio en el “estilo” de la conduccién del régimen, mientras que otros comenzaron a acentuar la relacién entre el desarrollo econémico e instituciones politicas democraticas.® En uno u otro caso, la direccién del cambio debia ser en el sentido de una menor concen- tracién del poder en el ejeculivo. Esta direccién coin- cidia con las demandas provenientes de los sectores politicos de oposicion que, desde su avance electoral en 1974, habian comenzado a canalizar el descontento social generado por los costos que les imponia el modelo de crecimiento, 5) Ontos ctados por El Di y Ola ras de Lins # Suir an Maden 58) C1 Eh Dine “0 Erprerar #@ MomenloPaltiea.” ap ot. 8 8 60) Cara mca Farendo H Cardo a) of a poten los emutesion ‘ead nel Foro epanizad or Gazeta Morar en 1977 Cl Coden, Basie: p18 DADOS, 261198, i 43 Si bien la eleccién de Figueiredo cred un periodo de expectativa, la segunda crisis del petroleo en 1979 y los consecuentes incrementos en las tasas de inflacion e interés, no le dejaron demasiado margen al gobierno para descentralizar las decisiones y los controles de las, variables econémicas que consideraba claves. Las con- secuencias en el plano de las asociaciones empresaria- les no se hicieron esperar. Algunas asociaciones empre- saariales mantuvieron su apoyo a Figueiredo y continuaron demandando apertura dentro de "un esquema de man- tencién del régimen’.®! Sin embargo, en 1980 grupos fempresariales con una dura posicién con respecto a la pollticas gubernamentales ganaron las elecciones inter- has en la influyente FIESP, reemplazando asi a una conduceién que, aunque también critica con respecto al estado, no era lo suficientemente contestataria, También fen 1980, y frente a la falta de respuesta gubernamental, fue que reaparecieron los documentos y oxpresiones ‘empresariales que ligaban la solucidn al problema de la estatizacién de la economia a una apertura de~ moeratica, por lo que la direccién de las demandas empresariales se encaminaba ya no a un cambio de estilo de conduccién dentro del régimen, sino a un cambio del propio régimen politico. La apertura que se planteaba, a pesar de signiticar un cambio de régimen politico no necesariamento revestia un caracter inclusivo con respecto a los derechos de los trabajadores, Reitera- damente los representantes empresarios se opusieron, y algunos todavia se oponen, al derecho de huelga 0 a la existencia de centrales laborales de cupula. Sin embargo, mas alla de los limites de las intenclones empresariales, estas demandas pusieron en crisis a la alianza socio-palitica que habla sustentado las estrate~ gias del régimen militar, Cuando en 1982 las acciones empresariales se conjugaron con las elecciones donde el MDB obtuvo la mayoria en la camara de diputados y el control de gran parte de las gobemaciones estatales, la suerte del régimen se vio sellada y comenzé el proceso de alignzas y apertura que, finalmente, desem- 'b0cd en la eleccién de Tancredo Nevez. Como apuntan tanto Cardoso® como Diniz y Brasil de Lima Junior,® no es éste un proceso donde la condicién “modernizante" de la burguesia finalmente resulté en ‘su identificacién con los ideales democréticos y en un liderazgo capitalista hacia el cambio de régimen. La critica empresarial se dio dentro de la alianza he- gemnica y no tendié a desarticular, sino a redefinir el acto autoritario. Esto es claro cuando recordamos que la “apertura” demandada por los grupos capitalistas fue originada en el cierre de los canales de su participacion fen un regimen que bas6 su estabilidad en la exclusion social y politica de las mayorias y, sobre todo, en la represién y desmovilizacion de los sectores populares. En definitiva, aunque la consecuencia de las estrategias empresariales haya sido la instauracién del actual régi- 44 men democrético, su comportamiento no permite: inferit vocacién o intenciones democraticas (0, al menos, la presencia de valores “mas” democraticos que los que caracterizan al empresariado argentino). Es mds, los estudios refetidos al periodo nos permiten explicar el comportamiento empresarial en funcién de sus intereses de clase. 1) Como exreso Moro Gamso, weepesdonte de CN @ rnp empress Tondo at set evonersia. Crago or El Die Oso Das i ier et hodamizagan., 2.9. 6 2) En" Panel. on ct. 2 (3) Ea “Wosemizagao. 2. ep. Una consideracion final ‘A modo de sintesis, y ahora a partir de lo visto en los procesos historicos en la Argentina y el Brasil, podemos reatirmar lo dicho al principio del trabajo: el tipo Importancia politica de las acciones colectivas de los empresarios no se puede asumir o explicar fuera de relaciones sociales espacial y temporalmente acotadas. En otras palabras, este comportamiento y su importancia variargn en funcién de la articulacién de factores estructural- ‘econémicos, politico-institucionales e ideolégicos en di- ferentes sociedades, perlodos y coyunturas. Cuando en la Argentina observamos la contraposicién de la con- ducta de un empresariado que invierle poco y tiene una actitud poco comprometida (y, en algunos casos, hasta ‘opuesta) con la democracia, con la del empresariado brasilefio, que invirliendo hace “punta de lanza” en las, demandas de apertura democratica de su sociedad, no debemos preguntamos sobre las diferencias de propie~ dades entre los capitalistas que componen a una y otra burguesta, Las causas de estos diferentes comportamien- tos, mas alla de que uno resulte mas funcional al desarrollo econémico y a la estabilidad democratica mientras que el otro los socave, no estan ni en que el Brasil tiene una “sefiora burguesia” ni en que “algo” les falie a los empresarios argentinos. Si buscamos entender! explicar la conducta de actores sociales como los empresarios, nuestras preguntas deben apuntar a las formas de la lucha poltico-econdmica en que los mismos se constituyeron como actor colectivo, y produjeron uno y otf comportamiento por parte de los empresarios. Lo que causa un ciferente comportamiento empresario no es la ausencia 0 presencia de cateyorias definitorias de la “verdadera naturateza” del capitalista, sino las caracteristicas de las diversas opciones que enfrentan los capitalistas en cada sociedad. Como ya se dijo, puede ser racional para dos empresarios en distintas sociedades 0 momentos actuar de manera contradictoria (por ejemplo, trente a las opciones de invertir 0 no, exportar © no, llevar adelante una alianza con la clase obrera organizada 0 no) si los contextos politico-sociales deti- nen distintos costos, beneficios, riesgos y' probabilidad de éxito a cada una de estas altemativas... No fueron distintas “mentaiidades” o “culturas" las determinantes de las acciones empresariates en uno u otto caso, sino estructuras de relaciones sociales con muy distintos Patrons de lucha politico-econdmica. Las diferentes caracterislicas del estado brasiletio con respecto al argentino, el diverso patrén organizacional de los capita listas y de contradicciones interburguesas que caracteri- zan al Brasil y a la Argentina, asi como el distinto grado de amenaza que la clase capitalista de cada una de estas sociedades percibid con respecto a Ia activacién’ organizacién de los sectores populares en general, y el trabajador en particular, estan en el centro de las causas del comportamiento diferencial entre ambas burguestas. Si el comportamiento de los empresarios argentinos socava la posibilidad de desarrollo econémico con estabilidad democratica y, si tanto este desarrollo como la democracia son objetivos prioritarias y no negociables en funcién de los intereses de la sociedad, entonces la Pregunla estratégica para la Argentina actual no os cémo variar la “mentalidad” 0 “cultura” de la burguesia argentina. La pregunta debe apuniar a cémo redefinir las caracteristicas de la estructura de opciones que entrentan los agentes de ecumulacién en la sociedad de tal forma que su comportamiento varie en una direccién mas acorde a la realizacion simulténea dol desarrollo econémico en democracia. En otras palabras, el camino critico de las decisiones a encarar debe responder en primer lugar si el capitalismo es un sistema de producciéniacumulacién que permite en la Argentina una variacion del palrén de lucha politico-econémica como para que desarrollo y estabilidad democratica se puedan realizar simulténeamente. El segundo paso en este proceso de decisiones, y en caso de que la respuesta sea negativa, la nueva pregunta a responder 8 qué sistema socio-econémico permitira la realizacién de {os objetivos definidos como prioritarios. En contrapo- sicidn, en caso de una respuesta positiva al primer interrogante, las opciones a resolver apuntarén a cudles deben ser las moditicaciones en la estructura politica social y econémica (0 sea, en la forma que asumieron las relaciones sociales capitalistas en la Argentina) como para determinar un cambio en el comportamiento empresarial que los constituya funcional a la estabilidad democrética y al aumento de los recursos. sociales disponibles. La etapa que se inicid con la apertura domocratica y particularmente con la implementacién del "Plan Austral”, opt6 por esta ultima rama en el camino critico, apuntando a redefinir caracteristicas cen trales del sistema socio-econémico caracteristico del capitalism argentino. La parte Il de este estudio apunta justamente a explicar la légica que subyace tanto a la estrategia de las polticas gubernamentales en esta linea, como al comportamiento y reaccién empresarial frente a las mismas. 45

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