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B Serge Conér @ tesis més popular del freudismo, sexwalidad infantil, No obstante, ese esquema’\ + concemiente alasexualidad, es queéstano conserva-toda.su valor por el hecho que muestra la / 2.) comienza con a pubertad, de allfsindudael dimadurezsexualdel sujetohablante, sujetosicmpre | menor interés que otorgaron los analistas a este tomado or sorpresa{én su encuentro con lo sexual-/ perfodo, Repeticién dela primera olade las pulsiones ee sexuales, a causa de la emergencia de la genitalidad, la pubertad, como dice E. Jones, “recapitula y prolonga el desarrollo que el individuo ha cumplido durante los cinco primeros afios”. Sin embargo esta tesis que hace prevalecer una continuidad entre las dos épocas choca con los No obstante, lejos de que ese real haga la relacién ‘cambios que se observan en ese momento, y de los sexual posible, es sabido que suscita los fantasmas que los més importantes, tales como la eleccién de que la alejan; también el momento de la pubertad ” objeto amoroso 0 el nacimiento de una perversién, hace més manifiesto que ningiin otro ese exilio. Fea i as pushes eons cement ac a ent te infancia la Primavera, ese episodio crucial, indica que la_ ‘Hay que recordar que segin Freud, la pubertad, _ sexualidad, mas que hacer sentido, “hace agujeroen isi6n por lo real biol6gico, To real”. ee ea” fio €s menos un momento de represion. ENTélacion Los mitos a que dan lugar los amores de los | ld priitierd mfancia, en €f€to, ef objeto pare Parental adolescentes, tanto como el fantasma de la | jefinitivamente_condenado como objet adolescencia dificil, Megan a enmascarar esa Sexual, ladivisiondeaguasentrelosobjetossexuales maldiciGn que sinembargoes universal. Todo sucede y los padres se hace muy nitida ~~~ como si el encuentro tops, y misterioso con el 2 Reo pr aE toma hms partenaire fuese proyectado a ‘ealempo on un que la pul at comienzo inaugural. Sin duda, se. revela el por Sin duda, su teorfa de la seduccién malentendido entre los dos sexos que no hacen ¢l Sexual pr650z del nifio habia permitido hacer de ese amor al mismo diapas6n. Para retornar a Wedekind, rea] un trauma “a destiempo”. Afirmaba entonces a quien Selena el problema del queel acontecimiento accionaba con retardo, dando varon ‘no tiene ‘que el fantasma de la finalmente sentido a lo sexual por medio de la mujer de ser pegada por su padre: posibilidad de una descarga real de la excitacién: ef La pubertad presenta entonces para Freud hecho de que esa descarga sea inadecuada en la todosloscaracteres de un sintoma: manifestaciénde histeria y en forma desplazada en la crisis, no hace _unaluchaq rge contra las pulsiones; s parcial, oe fe Su $ex0. ardo de Jo biol6gico en la batalla hace estragos en ei punto donde el peep ae -lebe Wihitoarac Oo toa Wester eee 7 “Las Telaciones de la sexualidad infantircon ey Ja pubertad a veces se presentan como si el primado on ertinepée e\demasiado poco gouarde de la genitalidad se-apoderara de lo parcial ¥ infancia us de gozar de la pubertad, por permitiese. Ia sintesis, Estadio supremo de la bs i emancipacién sexual, es mds bien un Wilhem Reich i ida sino en razon del Nearer que se tenia en esa 6poce de la. quien hard Ia apologfa deta eniaidad Fred u sm Escaneado con CamScanner Sor ‘ gociacién, cuya li mtrario, considera la perversién polimorfa como sexual es susceptible de una negociacién, cuyalllave ‘28uperable, 5 Retatio sy , ; 22 {Romo violento de las corrientes de la sexualidad, Sia €S¢ momento compatibles, se vuelve un Problem: aida de eras que eontienen a la tierna infancia. La Sintesis imposible ‘También Freud limita a un s6lorasg la adolescencia”™=estel=wardin;-tayi- Wogancia, saree. Agresividad y otros rasgas_propios.de la dificil identificacién, son sélosuconsecuencia:esel Es la cuestion de la genital sobre.el objeto de el prototipo de esta relacién eSid_definitivamente tachada_por. la lo. esa bella armonfa de las pulsiones sexuales y de la Corriente tierna. A veces se olvida que segiin Freud todas las pulsiones en la primera infancia pueden satisfacerse con-el mismo objeto: la madre, un hermane, un familiar, Lo que es muy natural en las pulsiones, sin cambiar de objeto pero sf de fin, se transforman, se subliman, en tanto la demanda de amor puede servir de moneda'de intercambio a su satisfaci6n. Pero solo por un tiempo... La salida trégica de la sexualidad del “Hombre de los Lobos” nos da el ejemplo princeps de esa sintesis imposible: enlapubertad, nos dice Fread, la presién heterosexual domina y viene a cubrirlaantigua escenade seduccién con un fantasma donde ia hermana es el centro, invirtiendo los roles. A los catorce afios intenta una relacién sexual con ella y es rechazado. A este ‘encuentro prohibidole sucede una elecciénde objeto hermana amada, se agrega Ja corricnte perversa reactivada por el recuerdo de su gobernanta. Prueba de que el genital love, caro a los ingleses, es en su fondo prohibido. Este ideal sintético de todas las pulsiones, ideal ingenuamente reactivadoen laedad adulta, traiciona gus origenes infantiles; pero los tiempos han ‘cambiado: la genitalidad perturba esa bella armonfa forque no es susceptible de las mismas Pp jones. Lorealdel sexonoes integramente apto para ta sublimaclon: sad 2 Principalmente en el caso del varon. El__serfa la demanda del Otro. El apoyo del fantasma Por otra parte, estrictamente hablando, no hay para el psicoanilisis pulsién genital: no en el sentido ‘enquenoestarfa en uegouna exigenciaincondicional de satisfaccién, sino que ésta no podria satisfacerse sin el apoyo del fantasma. Son precisamente esos fantasmas de la primera infancia los que se ponen en juego. La sexualidad pregenital esel arsenal con que se surte el fantasma adolescente para la puesta agin/ punto de la relacién sexual, y no puede hacerlo sino al precio de una reactivacién del prototipo antiguo, > Freud considera que la reunién de la corriente tiernay delacorriente sexual se vuelve problemética en la pubertad por la misma razén. El objeto de la ternuraha sidocondenadocomo objeto sexual desde hace ya tiempo; condena que abre cl perfodo de latencia. La presi6n puberal, al contrario, hace revivir una interdiccién: gozar sexualmente del objeto de amor. Bien, ese goce sin duda tuvo lugar, salvo ese plus de gozar ahora exigido. Las nuevas represiones que de €lproceden dan cuenta, para Freud, del clivaje tipico de la relacién amorosa en e! hombre. La divisién ternura-goce sexual que nos representamos como el sintoma obsesivo, encuentra en la “muy notable historia del desarrollo de la vida amorosa”, como dice Freud, sus razones estructurales. Es en efecto en la pubertad, quizd no se lo haya notado demasiado, que la degradacién de la vida amorosa del varén puede ejercerse a través de una misoginia colectivamente compartida al calor de las ¢fusiones viriles. De donde la nota critica de Freud enrelacién aun tema literario demasiado tilladoen ‘su opinién, el amor roméntico cuyo ideal de inaccesibilidad enmascaraasurevés por una partee! fantasma edipico del adulto que revela la temura pregenital; por otra parte de las formas clandestinas del goce, pieza indispensable de la “educacién Combate contra el destino i Mientras que la pubertad mascalina que la p se descifia, _- segtin Freud, como un sintoma obsesivo,la pubertad ; SS ee Escaneado con CamScanner 7 de a joven tesponde a un madela hisiérico: es decit que ‘ecto principal, una vez pasados ‘elestupory la angustia, eS nada menos que el desagrado por la sexualidad. Desagrado sin cardcter neurético - reconoce- y que sanciona la dificil asuncidn de la feminidad en la fase de lareactivacién del penis-neid, Enadelante, los signos irreversibles de la feminidad comandan la represién de la masculinidad y el desagrado por la masturbacién en tanto que prototipo del goce masculino. La humillacién narcisista padecida en ocasién de ésa prictica, para Ja que el instrumento es tan poco adecuado, ¢s su motor. Lejos de ser momento en que se desarrolla la sexualidad femenina, para la joven la pubertad es el momento de una eleccién por o contra la identificacién femenina. Bien se ve enla génesis que propone Freud de“un aso de homosexualidad femenina”: la posicién smasculina adoptada en relacién a la mujer en el momento crucial de la pubertad responde a la decepcién infantil por no tener un nifio del padre, decepci6n reactivada en este caso por lo real de la pubertad que viene a coincidir con el nacimiento de ‘un nifio en la realidad familiar. Asi también, Freud adjudicaré una importancia creciente a 1a pubertad en Ia génesis de las erversiones. Primero, a partirde 1919, paramostrar que la perversién no es en el adulto la Tepeticisi cofiioa cieloabierto, de la perversiGn infantil. Lugo, con la importancia que acuerda al nareisismo y principalmente al ideal del yo en su segunda tépica, esnormal que se vea llevadoa tomar en consideracién esa 6poca olvidada por la clinica analttica, época en que se constituye la identificacién al tipo ideal de} sexo. Eneste sentido, lejos de ser solamente una etapa dificil de la vida amorosa, los amores que nacen en la pubertad son muy reveladores del impasse de la relacién sexual: las idealizaciones roménticas del ‘objeto, eso del encanto que Freud Hama liberschatzung, son la contrapartida y el revés de un deseo amenazante que enloquece al sujeto, ala edad cen que la ereccién de un deseo desconocido segrega ficciones destinadas a apaciguar 1a parte no simbolizada, En ese sentido los amores de los adolescentes, lejos de estar estructurados como novelas que tratan de un asunto imaginario, son efectivamente draméticos. Verifican la maldicién que pesa sobre el sexo_y_que ilustra el combate -del“sujeto con su destino anatémico, L’Ane Nt 22 Traduccién: Luis Seiffe ‘Tomado de Ia revista E1 Murcigiago. 13 Escaneado con CamScanner

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