I. El aparato psiquico
cuyo
examen queda reservado al pensar filoséfico y cuya justifi-
cacién reside en sus resultados. De lo que Hamamos nuestra
@siquem@vidaganimica), nos son consabidos dos términos:
en primer lugs we
_gucctalontsistemavnervis) por otra parte, auestroseaGtOs
. que son dados inmediatamente’y gue ninguna
cambio, ; no nos es dada una referencia
directa entre ambos puntos terminales de nuestro saber. Si
ella existiera, a lo sumo brindarfa una localizacidn precisa de
los procesos de conciencia, sin contribuir en nada a su
intel-gencia.
Nuestros dos supuestos se articulan con estos dos cabos
@icomienzoside nuestro saber. El (primer stipwesto atafic a la
localizacisn.’ SiipSneMOsIqueMlavidalanimicares Ja funcién
de un aparato al que attibuimos ser extenso en el espacio y
estat compuesto por varias piezas; nos lo representamos,
pues, semejante a un telescopio, un microscopio, 0 algo asi.
Si dejamos de lado cierta aproximacién ya ensayada, el des-
plicgue consecuente de esa representacién es una novedad
cientffica.
Hemos Ilegado a tomat noticia de este aparato psiquico
or el estudio del desarrollo individual del ser humano.
él a la mas antigua de estas provincias o instancias
psiquicas: su contenido es todo lo hetedado, lo que se trae
con el nacimiento, lo establecida constitucionalmente; en es-
pecial, entonces, las pulsiones que provienen de Ia organiza-
cidn corporal, que aqui [ @a@MWell6) encuentran una primera
expresién psiguica, cuyas formas son desconocidas {no con-
sabidas} para nosotro:
Bajo el influjowdelumundovexteriortreakobjetivo que nos
circunda, una patte del ello ha experimentado un desarrollo
1 [EI segundo se enuncia en pag. 156.]
2 Esta parte més antigua del aparato psiquico sigue siendo Ia més
importante durante toda la vida, En cla se inicid también el trabajo
de investigacién del psicoandlisis.
143parncular; originariamente un estrato cortical dotado de
los Srganos para la recepcién de estimulos y de los dispo-
sitivos para la proteccién frente a estos, se ha establecido
una organizacién particular que en lo sucesivo media entre
el ello y el mundo exterior. A este distrito de nuestra vida
animica le damos cl nombre de yo.
Los caracteres principales del yo. A consecuencia del
vinculo preformado entre percepcién sensorial y accion
muscular, el yo dispone respecto de los movimientos volunta-
rios. Tiene la tarea de la autoconservacin, y la cumple to-
mando hacia afucra noticia de los cstimulos, almacenando
experiencias sobre ellos (en@lalimemoria), evitando estimu-
los hiperintensos (mediantewlawhuida),'enfrentando esti-
mulos_moderados (mediante Ia adaptaéién) y, por fin,
aprendiendo a alterar ef mundo exterior de una manera
acorde a fines para su ventaja (aétividad); y hacia adentro,
hacia el ello, ganando imperio sobre las exigencias pulsio-
nales, decidiendo si debe consentirseles Ia satisfaccién, des
plazando esta iiltima a los tiempos y circunstancias favora-
bles en el mundo exterior, 0 sofocando totalmente sus
excitaciones. Bnisulactividadtes™guiado por las noticias de
las tensiones de estimulo presentes o registradas dentro de
él: su elevacién es sentida en general como un displater, y
su rebajamiento, como placer. No obstante, es probable que
x no sean las alturas abso-
lutas de esta tensidn de estimulo, sino algo en el ritmo de su
aleracién. El yo aspira al placer, quiere eviter el displacer.
Un acrecentamiento esperado, previsto, de displacer es res-
; y su ocasién, amenace
pondido con I
ella desde afucra o de:
po en tiempo, cl yo
‘tetior y se retira al estadowdeldorinir, en cl cual altera
considerablemente su organizacién. Y del estado del dormir
cabe inferir que esa organizacién consiste en una particular
distribucidn de la energia animica.
Como precipitado del largo periodo de infancia durante el
cual el ser humano en crecimiento vive en dependencia de
sus padres, se forma dentro del yo una particular instancia
en la que se prolonga el influjo de estos. Ha recibido el
nombre de G#pé¥yd. En la medida en que este superyd se
separa del yo o se contrapone a él, es un tercer poder que el
yo se ve precisado a tomar en cuenta.
Asi las cosas, |<
delssuperys y
deslamtealidad-objetiva, vale decir, cdo abe econciar
entrersfsustexigencias. Los detalles del vinculo entre yo y
Ow
144supetyé se vuelven por completo inteligibles reconduciéndo-
s. Naturalmen-
te, en el influjo de los progenitores no sélo es eficiente la
indole personal de estos, sino también el influjo, por ellos
propagado, de la tradicién de Ia familia, la raza y'el pueblo,
asi como los requerimientos del medio social respectivo,
que ellos subrogan. De igual modo, en el curso del desarro-
Ho individual cl supeey6. recdgeuaportee de”posteriores com
tinuadores y personas sustitutivas de los progenitores, como
pedagogos, arquetipos ptiblicos, ideales venerados en la so-
ciedad=Se ve que ellosysuperys, a pesar de su diversidad
fundamental, muestransunalcoincidencia cn cuanto represen-
an {reprisentieren) los influjos del pasado: duellowlestdel
+ GmsEpErys, cn lo esencial,
in tanto, el princi-
palmente , vale decir,
Este esquema general del aparato psiquico habr4 de con-
siderarse valido también para los animales superiores, se-
mejantes al hombre en lo animico. Cabe suponer un superyd
siempre que exista un periodo prolongado de dependencia
infantil, como en el set humano. Y es inevitable suponer
una separacién de yo y ello. La psicologia animal no ha
abordado todavia la interesante tarea que esto Je plantea.
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