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8indice
PRoLoco
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Parte I
La SUBVERSION FREUDIANA
1. Los tres momentos de la direccién de la cura y sus
pertinencias conceptuales en la obra de Sigmund Freud...
2. Las conceptualizaciones del lugar del psicoanalista segtin Freud
3. Apuntes para una concepci6n del trauma en la obra de Freud
4. La fijacion y el lugar del analista
5. La ensefianza de una decepcién
6. La “reelaboracién” ...
7. Abstinencia a la sugestiOn
8. Algunas notas sobre el concepto “presencia del analista” ..
g. La experiencia ética del psicoanalisis y la produccién de
los conceptos: el padre, lo femenino y el obstaculo en la
elaboracién freudiana
10. Del olvido al ombligo
11. En los albores, la defensa ..
42. La transferencia como motot
13. Las manifestaciones residuales
14. Pulsién y necesidad de castigo
45. Reaccién terapéutica negativa
16. Anilisis del suefio de angustia: “Padre, éentonces no ves
que me abraso?”
17. Consideraciones criticas de la concepci6n freudiana
de los complejos de Edipo y castracionParte IT
Las CONSECUENCIAS
i. De la nacién neocolonial al capitalismo tardio ...
2. Lo que cae fuera de la serie ...
3- La actualidad de Freud y Bataille ....
4. La anticipacién de un desanudamiento.
5. La cuesti6n y el debate ....
6. La posicion del analista y la angustia .
7. Etica y clinica...
8. Efectos terapéuticos, efectos analiticos. Un debate ético..
9. El acontecimiento traumatico
10. Subversién de lo interminable
11. Psicoanilisis y salud mental
12. La Red Asistencial ...
13. La “enfermedad artificial” y la Red Asistencial ...
14. Inconsciente y verdad ..
45. Sobre El banquete de los analistas de J. A. Miller
16. Transferencia de trabajo ...
17. Reflexiones sobre la abduccién
18. Joyce: el sinthoma
4g. El acto analitico y la tetradimensién heideggeriana....
20. La reconquista del campo freudiano ..
2 7
Prdélogo
ns éste un texto generoso que invita a la lectura.
= Este libro propone un recorrido en dos movimientos: en
primera parte abreva en textos fundantes en un minucioso
trabajo de reinterrogar, redescubrir articulaciones inéditas, im-
plicancias impensadas, sorprender una vez mas disrupciones
amortiguadas, despertar significaciones inadvertidas, lo que
constituira en la segunda parte del libro “las consecuencias”.
Este movimiento inaugural de itinerarios fuertemente funda-
mentados es convocado, actualizado, desde una interrogacién
que no excluye la intencién de configurar problematicas alre-
dedor de lo que el autor ubica como puntos de corte.
En la primera parte del libro, el autor despliega en 17 ca-
pitulos un complejo entramado de cuestiones en el que se re-
cortan insistencias tematicas: se destacan, en primer lugar,
temas que orbitan alrededor de la figura del analista: su lu-
gar, su presencia; la cura, su direccion, la experiencia anali-
tica. En segundo lugar, alrededor de conceptos fundamenta-
les del psicoandlisis como el deseo, el olvido, la transferencia,
los suefios; insistencia que va derivando en una tematica abier-
ta: suetios de angustia, trauma, reaccion terapéutica negati-
va, repeticién, necesidad de castigo que preanuncian una li-
nea en tensién, problematicas que anticipan desenlaces, que
seran abordados en la segunda parte.
No sorprende entonces que los textos de Freud mas fre-
cuentados en la primera parte del libro sean Andiisis termi-
nable e interminable, Recuerdo, repeticién y elaboracion, Mas
allé del principio del placer y en segundo término Inhibi-
cién, sintoma y angustia, Construcciones en psicoandlisis,
EL Yo y el Ello y La interpretacién de los suefios. Textos abier-
tos, controversiales, textos que merodean, cercan, plantean
las problematicas cruciales a los que el autor remite porque
los considera clave para atrapar la trama de la encrucijada
de la subversién freudiana.ee ___ OSVALDO DELGADO.
. = oo inaugural plantea en forma contunden-
punto de partida el lugar del analista, las cuestio-
nes fundamentales del psicoanalisis, pero también lo inquie-
tante: las cuestiones abiertas, no resueltas, no ligadas, —:no
ligables? jAgujeros?— decepciones, angustias, repeticiones,
lo no elaborado, hiatos, “més alla”, “en construccién”, “in-
terminable”. El autor elige “textos trauma” para derivar, pen-
sar desde ahi, las “consecuencias”: segunda parte del libro
Freud sugiere en la “la Interpretacién de los suefios” que el
efecto es causa y la causa, efecto: claro que, en los sueiios.
éPor qué no jugar por un momento a que las consecuencias
“sean” la primera parte del libro y la subversién del descu-
brimiento freudiano —la primera, el punto de Megada— su
efecto? ;Certidumbre anticipada y elaboracién? No puedo
dejar de pensar que Freud escribe “Mas all del principio
del placer” en pleno auge del régimen nazi -momento de
cierre agobiante totalitario méximo- del cual casi no puede
escapar —oliendo la muerte.
La primera parte plantea cuestiones que apelan decidi-
damente a amplias referencias textuales freudianas, recu-
rrentes remisiones a los Seminarios de Lacan, de J. A. Miller
y de Cottet. Se destaca como muy interesante la secuencia
que dibujan y sugieren la concatenacion tematica de sus ulti-
mos capitulos: Capitulo 12, “La transferencia como motor”,
Capitulo 13: “Las manifestaciones residuales”, el 14, “La pul-
sién y la necesidad de castigo: 1. El juego del carretel. 2. Sue-
fios traumaticos 3. Repeticion y transferencia. 4. Necesidad
de castigo”. Capitulo 15: “Reaccién terapéutica negativa”. Ca-
pitulo 16: “Analisis del suefio de angustia” y Capitulo 17: *Con-
secuencias criticas de la concepcién freudiana de los comple-
jos de Edipo y castracién”, ya que en ella el autor consigue
aproximar, cefiir, las aporias y desafios freudianos en los cua-
les engarzan los desenlaces de la segunda parte.
La segunda parte del libro, “Consecuencias”, muestra en
el despliegue de 20 capitulos un material “heterogéneo”, au-
daz hoy, que propone diversas estrategias tematicas que pul-
san las problematicas actuales: inaugura con articulaciones
La subversién freudi
Y sus consecuencias. Prélogo
ae
de como el psicoandlisis puede pensar la sociedad y la cultu-
ra, la época que nos toca vivir —desde la fundacién del Estado
nacional, su caracter mis6gino y el lugar conferido a Ja femi-
neidad en esa escena y en las formas del capitalismo tardio
de la posmodernidad, en relacién al destino y las nuevas for-
mas del “Otro” (Capitulos 1 a 6),
Un segundo conjunto tematico retoma una insistencia,
como punto de partida: la “posicién del analista”, su deseo en
relacion a la angustia, al fin de andlisis y su “abstinencia”;
para desde alli abrir los nuevos nombres de la clinica: sus efec-
tos terapéuticos, lo traumético, la salud mental, la red asis-
tencial, la enfermedad “artificial” (Capitulos 6 a 13).
En un tercer juego tematico, el autor busca retomar cues-
tiones fundamentales como “Inconciente” y verdad, conside-
rando decididamente la produccién de J. A. Miller y sus apor-
tes en “La naturaleza de los semblantes” y “Sobre el banquete
de los analistas” (Capitulos 14 a 16).
Finalmente, en el itinerario que delinean los ultimos ca-
pitulos, Osvaldo Delgado va prefigurando, en ensayos origi-
nales que incluyen la tensién del juego de interlocuciones
discursivas de variados referentes, “Reflexiones sobre ab-
duccién”, “Joyce, el synthoma”, “El acto analitico y Heideg-
ger”, un desenlace para nada imprevisto: una vuelta a “la
reconquista del campo freudiano”.
El recorrido entre el planteo original y el desenlace mues-
tra el itimerario de temas investigados por Delgado, su tarea
de orfebre en la minuciosa pero contundente fundamentacion,
el estilo ameno, divertido, sorprendente, una sdlida formacién
que autoriza sus hallazgos, inéditos, su impecable escucha en
la lectura de los maestros, los pares y la escritura de un texto
propio, que configura una produccién que se caracteriza por su
modalidad original, valiente y audaz en una propuesta con-
ceptual con disefio y estilo propio. Su sabiduria y paciencia de
la transmision que invita a darse tiempo para reflexionar,
madurar, recorrer los laberintos textuales, forjadores de no-
ciones y conceptos psicoanaliticos de indudable vigencia en =
cotidianeidad de la practica del psicoanalisis.Personalmente, no puedo dejar de destacar como impac-
tante por original la apertura de la segunda parte: Poder y
goce. En una impecable lectura, el autor efectia una articu-
lacién de dos textos clasicos —Psicologia de las Masas y El
Malestar en la cultura de Freud— de las que deriva conclu-
siones desde una solida fundamentacion: La misoginia en la
cultura, la globalizacién y las nuevas formas del totalitaris-
mo: el Dios oscuro (tan parecido al Leviatdn de Hobbes). Las
referencias a Touraine y a Chomsky muestran una 4gil in-
clusién de textos recientes en conceptos como “homogenei-
dad en la produccién” y las nociones de “heterogéneo” e “im-
puro” que piensa Bataille, o la anticipacién del “desanuda-
miento” y “el agujero”, como propone Miller. Finalmente, me
sorprendié el hallazgo y la lectura de escenas argentinas
tempranas en que se arriesgan lecturas respecto al lugar
asignado a la femineidad, el impactante andlisis de la “do-
mesticacién concertada entre Estado e Iglesia” a las muje-
res anarquistas argentinas que a principios de siglo procla-
maban: “Ni Dios, ni patria, ni padre, ni marido”.
Prof. Dra. Lucia A. Rossi
Parte I
LA SUBVERSION FREUDIANAoi
Los tres momentos de la direcci6n de la cura y sus
pertinencias conceptuales, en la obra de Sigmund Freud
onsidero que la referencia de Freud en el Capitulo III de
“Mas alla del principio de placer”, respect de los tres mo-
mentos de “la técnica psicoanalitica”, anudan un criterio de
investigacion. Esos tres momentos son
1. El arte de la interpretacién.
2. El levantamiento de las resistencias.
3. Las resistencias estructurales.
El texto mencionado puede ser un faro orientador para
abarcar tan vasta obra porque enmarca el ultimo y fundamen-
tal giro de la produccién freudiana. Ese ordenamiento permite
leer anticipaciones en estado practico, mostrando al mismo
tiempo que ciertos términos tienen un valor especifico de acuer-
do con el estado de la doctrina en cada momento.
Cada uno de los tres momentos define:
a) Un ordenamiento del aparato psiquico.
b) Una conceptualizacién del padecimiento.
c) Un criterio sobre la finalidad de la cura.
d) Una formulacién especifica del lugar del psicoanalista-
A su vez, el primer momento tiene un chivaj fundamen-
tal, porque abarea la consideracion del inconsciente descrip-
tivo y del dinamico. Es posible ordenarlo a partir de la formu-
lacion de la regla de la asociacién libre. El segundo aleanza el
obstaculo del amor de transferencia y la regla de abstinencia.
El tercero reordena esa problematica incluyendo la pulsion
de muerte hasta la consideracién del fin del andlisis. ‘
Tal como lo expresa Freud en la Conferencia “Nosotros y la
muerte”, la actividad psiquica del ser humano se ordena a partir,
de la nocién de conflicto. :ALDO DELGADO
“Lo que desencadendé la iny.
enigma intelectual, ni tam:
sino que fue el conflicto de
muerte de seres queridos q
fias y odiadas. De este confl
estigacién del hombre no fue el
poco todos los casos de muerte;
los sentimientos a] producirse la
jue también eran personas extra-
icto surgié primero la Psicologia”
En cada uno de los momentos, el conflicto se ubica de un
modo singular, y a cada uno de los momentos le corr
una modalidad de respuesta.
Ese trayecto sittia la construccién del aparato Dsiquico
en términos de instancias articuladas y separadas; un orde-
namiento metapsicologico y una formulacion del principio
que gobierna el aparato psiquico,
El primer momento marca la ruptura principio de cons-
tancia- principio de placer (via la experiencia de Satisfaccién),
produciendo la tensién irreductible del deseo y la subversion tem-
Poral cronolégica, en un imicial ordenamiento metapsicolégico.
Defensa y trauma, produccién del inconsciente, proceso primario
y trabajo psiquico. Distincién entre inconsciente descriptivo y di-
namico que da lugar al Sujeto propio del psicoandlisis.
Asi como fundamentalmente esta articulacion se centra
en el despliegue del inconsciente, sus leyes y dinamismo y el
trabajo de interpretacién por el analista nombran el factor cuan-
titativo en la compulsién del sintoma.
La introduccién del concepto fundamental de “pulsién” re-
define la causalidad de las neurosis, posibilitando el pasaje
del trauma a la fantasia, y ordenando las coordenadas de la
transferencia analitica.
La concepcion dindmica del inconsciente permite situar el
fundamento de las neurosis de transferencia conectando in-
consciente y represién. A su vez, la conexion pulsién y repre-
sion posibilita un nuevo ordenamiento metapsicolégico.
Por su parte, las articulaciones entre inconsciente y narcisis-
mo permiten ubicar las peculiaridades del amor de transferencia y
su valor resistencial en Ia cura, ya como segundo momentos, segiin
el referido Capitulo IIT de “Mis all del principio de placer”,
En la época de elaboracién de la doctrina, e] segundo mo-
delo pulsional permite formular la erogeneizacion del yo y la
esponde
La subversi6n freudiana y sus consecuencias Parte I: La subversicn frewdiana 19
distincién de las dos series de] objeto, anticipandose el nicleo
inconsciente del yo (ello) con la libido no reversible
La segunda ruptura (principio de placer-mas alla del
principio de placer) redefine la direccién de la cura en la
ultima etapa, y permite resolver conceptualmente el obsta-
culo del amor de transferencia y una nueva consideracién
del estatuto de la angustia, al mismo tiempo.
Esta relacién se sostiene en el tercer modelo pulsional yen
el ultimo ordenamiento metapsicolégico.
La articulacién entre sexualidad infantil con el nudo del
ordenamiento edipico, la consideracién del problema econémi-
co del masoquisms, y la ubicacién del complejo de castracion
como niicleo de la neurosis y referente del sintoma sitdan las
coordenadas de los obstaculos a la curacién en las resistencias
del ello y el supery6. ?
Si eA el ssuivies momento, situabamos el estatuto inaugu-
ral de la regla fundamental, y en el segundo, la importancia
de la respuesta ética llamada regla de abstinencia, el tercer
momento marca una declinacién de la interpretacion respec-
to de la que no retorna jamas como recuerdo abriendo el ca-
ino a la construccién. ae '
Tae preguntas: qué es un padre y qué quiere una mujer, se
sittian al final de la obra de Freud como interrogantes segues
en concordancia con la produccién del analista comoBibliografia
Assoun, P_L., Introduccion a ia
dos, Buenos Aires.
Bercherie, P., Genesis de los conceptos freudianos, Paidés.
nos Aires, 7s:
Cottet, S., Freud y el deseo del
Buenos Aires.
De Certeau, M., Historia y psicoandlisis, Iteso,
Freud, S., “Analisis terminable e interminable”, Obras Com-
pletas, Vol. XXIII, Amorrortu, Buenos Aires,
—Correspondance (1873-1959), Gallimard, Paris
Lacan, J., Seminario 16, “De un otro al Otro”, inédito, clases
delas.
—Comentario del Seminario Inexistente, Manantial, Bue-
nos Aires.
—Seminario 15, “El acto psicoanalitico”, inédito, clases de 1a 6.
“Marginalia de Milan’, en revista Uno por uno.
Miller, J. A., Los signos dei goce (Cap. X, XI, XIV y XXVI), Pai-
dos, Buenos Aires.
Silvestre, M., Mariana el psicoandlisis. (Parte III), Manantial,
Buenos Aires.
Psicoanalista, Manantial
epistemologia freudiana, Pai-
Oi
Las conceptualizaciones
del lugar del psicoanalista segiin Freud
bb construcci6n de la doctrina freudiana muestra continuas
rupturas y obstaculos.
El enfoque clinico del padecimiento subjetivo implieé a un
mismo tiempo la produccién conceptual y la consecuente rede-
fimicién de la finalidad y los medios de la cura.
Cada obstéculo exigié una nueva conceptualizacién del incons-
ciente, de la pulsién, del sintoma y de la transferencia. Es decir,
exigid que avanzara desde el principio que gobierna el aparato psi-
quico, al ordenamiento de las instancias. De las respuestas sobre
como se produce una cura, a los obstaculos para su conclusi6n,
El lugar del psicoanalista se vincula innumerables veces
en la obra freudiana con el instrumento, la interpretacin; otras
veces, con al soporte libidinal, la neurosis artificial.
En otros momentos, Freud sefiala las diferencias, por ejem-
plo con el pedagogo, el médico, el sacerdote. También propone
diferencias en cuanto a la dimension ética y su polémica res-
pecto del benefactor, el moralista y el politico. a
‘Alfinal de su obra, le inquieta la supervivencia de su creacién y el
advenimiento de mneves peooornlies See age
te y pulsién son los conceptos que en absolutamente campo
propio del psicoandliss, yl articolacién y la disyuncion entre ambos
diversas conceptualizaciones del lugar del psi ;
diferentes modalidades de prod ae)22 OSVALDO DELGADO
En algunos momentos, el “qué” y el “cémo” de esas concep-
tualizaciones son contemporaneas de otras producciones de la
doctrina; en otros momentos, hay ciertos “retrasos”, Lmpasses,
como también anticipaciones.
A su vez, la deteccién de ciertos autores posfreudianos ha
originado lecturas no sdélo distintas entre si sino hasta opues-
tas, y ha generado supuestas autorizaciones en la letra freu-
diana. Para citar sélo un ejemplo, basta mencionar la referen-
cia al analista como nuevo superyé que aparece en el texto
“Esquema del psicoandlisis”.
Las formulaciones freudianas en la segunda topica, en re-
lacién con esa instancia y las consideraciones de un texto tan
cercano temporalmente al ya citado, como es el caso de “Anali-
sis terminable e interminable”, abren un abanico de conside-
raciones disimiles sobre la afirmacién: “nuevo supery6”
Ademés, esta el “analista involucrado en el conflicto psiqui-
co”, el “sustituto paterno” de “Analisis terminable e intermina-
ble”, que define su lugar por una mediacién simbélica: el contrato.
Estd el analista al servicio de la funcion secundaria, mien-
tras que el paciente, sujeto a la regla fundamental, queda so-
metido a la funcién primaria. La relacion analitica se presenta
como modelo de la actividad psiquica.
El analista que se incluye en el conflicto constituye una nueva
instancia. El estatuto de la neutralidad del psicoanalista definido
tanto desde el ideal como desde el soporte pulsional, desde lo “no
caritativo” hasta el no suturar la hiancia del conflicto inconsciente,
Neutralidad y abstinencia: ésdlo dos términos para nom-
brar lo mismo? El analista como Soporte de la crudeza del dis-
Positivo, in absentia, in effigie, etcétera. Todos estos, y otros
mas son los nombres que intentan cercar el lugar del psicoa-
nalista en varios momentos de la elaboracién doctrinaria.
: Los posibles aportes de esas elaboraciones serian los
siguientes:
a) Un pormenorizado estudio de las conceptualizaciones
del lugar del Psicoanalista y la modalidad de produ-
cirlas, en la obra de Freud,
b) En forma manifiesta o latente (utilizando los términos
10s), esas conceptualizaciones guian el conjun-
to de la claboracién de la doctrina.
La subversién freudiana y sus cc
c) A partir del concepto de “goce” en la obra de Lacan, es
posible hallar una constante en esas variaciones.
d) Del item precedente desprendo la siguiente hipdtesis:
se trataria, como constante, de una operacion de vacia-
miento de goce respecto del lugar de psicoanalista.
e) Esta operacion Heva a Freud a considerar el advenimien-
to de nuevos analistas,
f) El verdadero intento de Freud, el analista, es responder
de manera inédita al malestar en la cultura. No sdlo en
cuanto a la religion, sino también en cuanto a las dos
construcciones que le han sido contempordneas: el fas-
cismo y él marxismo.
Al mismo tiempo, considero que los modos de retornar del
malestar, en la actualidad, son diversos de los formulados por
Freud. Esto no invalida y, por el contrario, tiene su fundamento
en la elaboracién respecto del lugar del psicoanalista en rela-
cién con la perspectiva que brevemente expongo a continuacién.
. Psicologia de Masas y analisis del yo" no se reordena
a partir del Ideal sino a partir de la ley del mercado yrproduce diver-
sos colectivos. La incorporacién masiva de mujeres y nifos en el
mercado, el smtoma social de la desocupacién, los avances de la ge-
nética, para citar sdlo algunos factores, conmueven los lugares refe-
renciales basicos. Asicomo el estalhido de los lazos sociales que supe-
ne el mundo contemporaneo produce nuevas formas de segregacion.
A pesar de que la produccion de la doctrina psicoanalitica
no depende de la situacién historica ni de sus contingencias,
éstas inciden y pueden operar sobre el quehacer del analista.
Esta perspectiva anuda lo actual con el imperativo de decir, rs
el lugar del psicoanalista como el refugio de lo imposible de ae
capitalismo actual implica wna voluntad de goce que ninguna fied
litica puede acotar. Se sostiene en el rechazo de la castracion yx
ne Jo tanto, en um rechazo del amor, produciendo nuevas enferme-
ae del amor. Hay nuevas formas del sintoma como la —
un intento de agujerear la presencia masiva ee
nolégicos del capitalismo, la histérica ofrecida ala mut anes id
Ja técnica, la depresién como el sujeto identifieado a
cho, en tanto no se enlaza socialmente y se desrespons:24 OSVALDO DELGADO
La corrupcién, como un efecto de la encarnacién de la
ley al servicio de la acumulacién de goce en el funcionario
es el soporte de los lobbies sin principios, pero con reglas
para acumular goce. Empuje al goce con la forma del super-
y6 actual, sin culpa y sin deuda. Para los psicoanalistas se
trata de un problema ético. Decir algo positivo en relacién
con la ética, sin decirle a cada sujeto o al conjunto de los
humanos cual es el bien. Porque, ;qué es para Freud el bien?
El supremo bien que seria el incesto, para Freud es el mal
El problema, por lo tanto, implica una ética que pueda ser
fundada mas alla del principio de placer, mas alla de log limi-
tes que el principio de plager pudiera poner al goce, pero por
su insuficiencia.
; No podemos hacer de la herencia freudiana una moral, ni
siquiera con el sentido de:
...@l masoquismo es primario, los humanos gozan danan-
dose y dafiando a otros; esto es resignadamente asi”
Ni siquiera como;
“Se trata de organizar una sociedad sobre la solidaridad,
el amor y la caridad, y todo eso desapareceria”’.
Se trata, en fin, de concebir una ética que transforme el
masoquismo, la culpa inconsciente y la necesidad de castigo
en posiciones éticas.
Bibliografia
Aramburu, J., El deseo del analist
nds, fa, Tres Haches.
Cottet, S., Freud y el deseo del psico
nos Aires,
Freud, S., “Esquema del Psicoandlisis”,
a analisis”, OC, Vol. XXIII, Amo-
analista, Manantial, Bue-
a
Apuntes para una concepcién del trauma
en la obra de Sigmund Freud*
1) “El Sistema nervioso se afana por mantener constante
dentro de sus constelaciones funcionales algo que se
podria denominar la suma de excitacidn, y realiza esta
condicién de la salud en la medida en que se tramita
por via asociativa todo sensible aumento de excitacién o lo
descarga mediante una reaccién motriz corre: spondiente”.
2) “Deviene trauma psiquico cualquier impresién cuyo tra-
mite por trabajo del pensar asociativo o por reaccién
motriz depara dificultades al sistema nervioso”.
Estas dos citas pertenecen al punto 5 de “Sobre la teoria del
ataque histérico” que es el capitulo C de “Bosquejos de una ‘Co-
municacién Preliminary”, (1893) {Qué nos permiten despejai
a) Un principio de aparato (constancia).
b) Una tendencia (la anulacion de la tensi6n). oF
c) Una cantidad perturbante (suma de excitacidn).
d) Un trabajo (la tramitacién). :
e) Un resultado que vale como resto de la operacién (trau-
ma_ psiquico).
Si hacemos una descripeién fisica del fenémeno podemos
a la existencia de una
decir: tomamos como punto de partid: , m
cierta cantidad de tensién igual a A; esta cantidad de tension
*Publicado en Transferencia en la clinica psicoanalitica, Buenos ———26, OSVALDO DELGADO
entra en un circuito que debe, mediante un trabajo, permitir a
la salida la reduccién a cero de ¢ antidad de tensidn,
Freud descubre en la experiencia que la reduccién a cero no
se produce, de tal manera que queda siempre una cierta canti-
dad mayor que cero; se articula de entrada con lo que denomina
trauma psiquico. A su vez, esta cantidad es la causa de un tra-
bajo para este aparato. Formulando la existencia de esa canti-
dad, el ja. {Qué implicaria e]
éxito absoluto, la reduccién bsoluta, sin resto? ;Cero tensién?
En un texto muy posterior, “El problema econémico del
masoquismo”, (1924), responde que la reduccién a cero implica
conducir la vida inestable a la estabilidad del estado inorganico.
Por lo tanto seria identificable en el limite a la muerte misina,
La ley de la constancia implica, entonces, descargar los excesos
de energia y es el principio que regula por excelencia el aparato
psiquico. Por lo tanto, un Sujeto, experimenta una impresién
psiquica en su sistema nervioso y aumenta algo que se denomi-
na suma de excitacién. En todo sujeto, para conservar la salud,
existe el afin de empequenecer esa suma de excitacion
La disminucién de esa suma de excitacién depende de cuan-
to restara de esa impresion psiquica inicial, Si disminuye esa
suma de excitacién, también sera distinto el efecto de la im-
presién psiquica inicial que acrecenté la suma de excitacién.
De este modo se refiere Freud a la ley de la constancia en
“Sobre el mecanismo psiquico de fenédmenos histéricos”, (1893),
Pero, en ese texto, ademas de deslindar el trauma mecanico y
ubicar el factor eficaz del trauma psiquico (se trata de trau-
mas psiquicos que comandan, por efecto de terror, de manera
univoca la naturaleza de los sintomas) hace dog afirmaciones
capitales para el desarrollo de la doctrina psicoanalitica,
a) La referencia simbélica,
b) La tramitacion mediante la palabra,
Del primero se da el siguiente ejemplo: una enferma padecia
de penetrantes dolores en e] entrecejo. Se averigué que de nina
su abuelo la escudring “penetrdndola” con la mirada, La misma
Paciente sufrid Posteriormente de dolores en el talén derecho,
La subversién freudiana y sus consecuc
ss Parte I: La subversion freudiana 27
Esto habia surgido en un momento de angustia en que en
una presentacion en sociedad le habia sobrevenido el temor
de “no entrar con el pie derecho o de no andar derecha”
éQué concluye Freud de esto? Que existe el propésito de
expresar el estado psiquico mediante uno corporal, para lo cual
el uso lingitistico ofrece los puentes.
La segunda afirmacién se refiere al valor de la palabra en susti-
tucién de la accién como medio de tramitar la impresién psiquica.
“El primero que en vez de arrojar una flecha al enemigo le
Janz6 un insulto fue el fimdador de la civilizacién”. (Freud)
El trabajo de tramitacién de la impresién traumatica rea-
lizado por las palabras.
“Una afrenta devuelta, aunque solo sea de palabra, se re-
cuerda de otro modo que una que debié tolerar, y es carac-
teristico que la lengua lame ‘mortificacion’ a este padecer
tolerado calladamente”.
Krankung que significa mortificacién tiene la misma raiz
jue Krankheit: enfermedad. se,
: Por esto se sostiene que el histérico padece de unos trau-
mas psiquicos incompletamente abreaccionados. La cee
es la finalidad del trabajo de tramitacion psiquica regulado
por la Ley de Constancia.
“Si la reaccién frente al trauma psiquico tuvo que aur
rrumpida por alguna raz6n, aquél conserva su estat lo be
nario; y toda vez que el ser humano no puede aligerarse
aumento de estimulo mediante abreaccién, est dada la -
sibilidad de que el suceso en cuestion se convierta en
trauma psiquico”,
Tanto la teoria de abreaccién, que se hae ie ieee
sentido que el fisico emplea el supuesto _ an ea
corre, como la teoria de la investidura oe oe oe
texto “Las neuropsicosis de defensa” (18 ‘i ene
Auccién cientifica de la época en que Freud es28 OSVALDO DELGADO.
Teoria de la Investidura
Investidura (Besetzung) significa ocupar o lenar un lugar.
“En las funciones psiquicas cabe distinguir algo (monto de
afecto, suma de excitacién) que tiene todas las propiedades
de una cantidad, aunque no poseamos medio alguno para
medirla, algo que es susceptible de aumento, disminucién,
desplazamiento y descarga, y se difunde por las huellas mné-
micas de las representaciones como lo haria una carga eléc-
trica por la superficie de los cuerpos”
Se trata entonces en la base del principio de constancia, de
Ja teoria de la abreaccién, la nocién de una cantidad desplaza-
ble, que Freud denomina tanto suma de excitacién como mon-
to de afecto.
Es claro que en este contexto “monto de afecto” es una de-
nominacién econémica homéloga a suma de excitacion; por lo tan-
%0, no se refiere en absoluto a “los afectos” a los que nos referimos
vulgarmente, segiin Strachey, en el apéndice a “Las neuropsico-
sis de defensa”. El principio de constancia tiene, en su origen,
una hipotesis fisiolégica en el “Proyecto de psicologia”, (1895), en
el denominado principio de inercia neuronal:
“Las neuronas procuran aliviarse de la cantidad (...) Se vislum-
bra ademas una tendencia que acaso gobiemne la arquitectura
del sistema de neuronas, edificado con varios sistemas: un cada
vez mayor apartamiento (cantidad intercelular) de las neuro-
nas. Entonces, Ja arquitectura del sistema nervioso serviria al
apartamiento, y su funcién a la descarga de las neuronas”.
‘ Strachey, apoyandose en el “Proyecto de Psicologia”, hace
comceidir principio de constancia y principio de placer.
“Resultandonos consabida una tendencia en la vida psiqui-
ca, la de evitar displacer, 4, 5
fs Raa spp ne a identificarla
La subversién freudiana y sus consecuencias Parte I: La subversién freudiana 29
una ruptura entre principio de constancia y principio de pla-
cer. Esa ruptura se denomina experiencia de satisfaccion.
Es el arranque desgraciado para el individuo humano, y
supone una ruptura radical sujeto-objeto; del objeto perdido
como resto de la experiencia de satisfaccién produce una ten-
sion en el aparato que es ineliminable.
Con el reafloramiento del estado de esfuerzo o de tensién, la
investidura traspasa sobre los dos recuerdos y los anima.
Tal vez sea la imagen-recuerdo del objeto la alcanzada pri-
mero por la reanimacién del deseo.
La ley fundamental de la asociacién por la simultaneidad
implica que el recordar productor constituye la base de todas
las conexiones entre las neuronas. Este recordar reproductor
sostiene la capacidad alucinatoria, como tensién deseante i-
rreductible a cero y constituye la base en el “Proyecto de psico-
logia”, de todas las conexiones entre neuronas.
En la seccién o apartado 6 del capitulo VII de La interpre-
tacién de los suerios (1905), hallamos por primera vez la sepa-
racién entre principio de constancia y principio de placer, pun-
to central de inflexién y ruptura con las teorias fisicas, neuro-
fisiol6gicas y energetistas de la €poca. ath
El recordar-reproductor es una memoria no organica.
“Hubimos de aceptar la fiecién de un primitive aparato psi-
quico, cuya labor era regulada por la tendencia a evitar la
acumulacién de excitaciones y mantenerse en ella en lomas
baja posible”.
Hasta aqui principio de constancia-
“Discutimos después las consecueneias psiquicas de una ex:
periencia de satisfaccién (ruptura) y pudimos esclarecer enn
segunda hipétesis, esto es, que la acumulacion de
cién es sentida como displacer y pone actividad enrie
para atraer nuevamente el suceso satisfactorio, en la que
fismi én de la excitacién es sentida como placer. Tal eo-
rriente, que parte del displacery tiende hacia el_placer, es1o
denominamas un deseo y hemos dicho que slo un deseo ;
sodia ser susceptible de poner en movimiento= NSVALDO DEI
aparato, y que la derivacién de la excitacién era regulada
en él, por las percepciones de placer y displacer. El prime:
deseo debid ser una carga alucinatoria del recuerdo de |.
Satisfaccion”.
r
a
Para Paul Bercherie en su texto Génesis de los Conceptos
Freudianos, la separacién de la representacién sexual reg-
pecto de su afecto y la conexién de éste con otra representa-
cién que le conviene, pero que no es inconciliable, indica e]
lugar propio del psicoandlisis mas alla de los modelos psicofi-
sioldgicos. Bercherie, en su excelente trabajo, ubica estas te-
orizaciones a la altura de 1894-95 y las considera como Jog
aspectos esenciales de la teoria psicoanalitica en sus inicios,
a) La concepcién asociacionista del pensamiento y del psi-
quismo con toda su ambivalencia psiconeurolégica (como
sustitucién de terminologia).
b) La hipétesis auxiliar
: que seria el aspecto aleman del
fisiologismo freudiano
Segtin Paul-Laurent Assoun, en su Introduccion a la epis-
temologia freudiana, el origen del principio de constancia se
cofisiea, (1860),
Fechner es citado por Freud en Interpretacién de los sue-
nos como el tinico que dijo algo sensato sobre los suefios,
separando el escenario de los suenos y la vigilia. Vuelve a
citarlo precisamente en “Mas alla del Principio de placer”,
encia del aparato Psiquico a mante-
la cantidad de excitacion presente
mantenerla constante,
r cir la ley que expresa la relacién -
ral de la excitacién y de la sensacién, aides que i. a
sacién aumenta como el logaritmo de la excitacién,
Pio de inercia neurdtica del ”
cual las neuronas tienden a
senta al organismo como sisi
ner lo mas baja posible
en él, 0 por lo menos a
Fechner logra dedu
El princi-
“Proyecto de Psicologia”, segiin el
deshacerse de las cantidades, pre-
tema fisico de inercia libre, Segan
La subversin freudiana y sus consecuencias Parte I: La subversicn freudiana 31
Assoun, Freud adopta la idea central de la energética, segin
Ja cual toda la energia es libre,
Dice Freud en 1920, a la altura de “Mas alla del principio
de placer”;
no podemos permanecer indiferentes ante el hecho de
que un sabio tan agudo como Fechner, concebia el placer y
displacer de una manera que en sus rasgos mas esenciales,
se asemeja a la que se desprende de nuestras investigacio-
nes psicoanaliticas”.
Pero el “idolo” de Freud era Helmholtz, médico berlinés,
profesor de fisiologia y patologia, que publica en 1847 su tra-
bajo mas importante titulado “Acerca de la conservacion de la
energia”. En ese texto sitta el principio de conservacién:
“ya que no hay mas que fuerzas, sea en estado latente,
que tienden a poner en movimiento un punto material sin
por ello producir movimiento, sea en estado vivo, cuando la
fuerza produce actualmente movimiento”.
Efectivamente, podemos encontrar las marcas de sus maes-
tros en Freud, en su formacién médica y en los apoyos del de-
sarrollo cientifico de su época. Pero el punto de ruptura entre
principio de constancia y principio de placer, aunque hallemos
en este Ultimo términos propios de la psicofisiologia y elener-
getismo, sittan la experiencia de satisfaccion como el lugar
propio del psicoanalisis, que sostiene una tension en el apara-
to, que concibe el deseo como lo indestructible. Asi se sostiene
cién del proceso primario. :
3 A SERRE eee eats el proceso primario como =
busqueda de una identidad de percepcion, de lo identicament
idéntico: el mismo objeto, en el mismo momento, de Ja misma
experiencia de satisfaccién. Esto en si mismo i lo ne
ble del encuentro y la consecuente pérdida del objeto, ve:
igual a si mismo en el instante del Postlle ae
La realizacion del deseo aparta al sujeto de la via .
satisfaccién, Hevandolo hacia una bisqueda que fracasa en
sentido adaptativo. Sabemos que volver a evocar esaMOV AMIN? Uite.
1a subversién freudiana y sus consecuencias Parte I: La subversién freudiana 33
es el fin propio de la realizacién del deseo (como identidad de
percepcion). La realizacién del deseo se cumple cuando reapare- = - - a
ce la percepcion. Y cual es el instrumento especifico? La aluci- | Experiencia de Satisfaccion
nacion, Se trata de una ruptura con la concepcién del arco refle-
Principio de constancia | de placer
jo en tanto este ultimo tiende a la satisfaccién de la necesidad, fa > ~ E i
@De qué modo es formulado en el “Proyecto de psicologia”? Equilibrio: Homeostasis Tensi6n del deseo
Freud, introduce el concepto de accién especifica definiéndola | Funcion: Descarga de cantidades| Placer de desear
como aquella cuya ejecucion trae aparejada la satisfaccién de Operacién Memoria neuronal Placer de la repeticion
Ja necesidad y, por consiguiente, el cese del aumento de la car- fundamental: (memoria psiquica)
ga. Tendencia homeostatica del aparato con la raiz en la psico- Aparato: Sistema neuronal Siscaetaaetheine
fisiologia, Pero, subraya que dicha accién exige en el ser hu- mmémicas
mano por ser prematuro, una ayuda externa, ajena a él, ayuda Winakaad Gataatacior dela Redizacisndev deseo
de otro al cual atrae mediante una descarga interna (el grito, necesidad
el Hanto, alguna forma que es leida como Mamado). Se trata Objeto El adecuado Objeto como falta y
del inicial desamparo y desvalimiento, Dice Freud: alucinacién
“Si el individuo auxiliador ha operado el trabajo de la ac- ae eee eee es
cion especifica en el mundo exterior en lugar del individuo Rho
desvalido, este es capaz de consumar sin mds en el interior Dinamica: Tnercia neuronal Proceso primario
de su cuerpo la operacién requerida para cancelar el esti- ‘Cambio de signo
mulo endogeno. El todo constituye, entonces, una vivencia de la tension eo ®
de satisfaccion, que tiene las mas hondas consecuencias para irreductible: Fracaso Deseo
el desarrollo de las funciones del individuo”. og eo
La inclusion como conceptos operatorios del desamparo y
el Otro, sostienen la inscripcién de la huella mnémica como
2 pay . i
imagen mnemonica desiderativa. Esta imagen es la clave del
senuelo logrado, de la alucinacién propia del cumplimiento. acer
del deseo; senuelo que desplaza a la accién especifica e intro- Inicialmente, el trauma aparece en la obra de Freud defi-
duce la rememoraci6n alucinatoria. nido por dos caracteres.
La memoria cambia de signo, tiene una funcién desadap-
tativa en relacién con la memoria del organismo y produce la
instalacién de una nueva dimensién del placer que quiebra el
marco de la homeostasis.
El recordar-reproductor orientado a la re-presentacién
a) Accidental: porque da cuenta de la experiencia sexual
prematura traumatica. ; ae
b) Inasimilable: porque la articulacion misma que pone en
juego la defensa deja la escena como irrecuperable.
: Limit formulado
de los signos de la presencia del Otro, como hambre de sig- Estos dos caracteres nombran un oS La
nos, impone el placer de desear como meta que, desde el como acontecimiento, el retorno se present
registro biolégico, es impensable. posibilidad de desciframiento opera con las aque se mueven en la cadena asociativa hasta cierto limite, ya
que la representacion inconciliable para el yo es en conexién
con esa escena pero que vale como recuerdo.
Si el primer tiempo del trauma es silencioso y tiene un va-
lor potencial, es necesaria una represién posterior por recuer-
do, para que adquiera el valor traumatico —esto es, a posteriori,
A posteriori implica que el recuerdo produzca un displacer
mayor que el que tuvo la vivencia.
En este punto es licito conectar el exceso de placer de la
escena traumatica, que retorna en la neurosis obsesiva, con la
fuente independiente de desprendimiento de displacer (hipé-
tesis auxiliar, 1894). A esta altura, la defensa opera separando
la representacién del monto de afecto, y es el testigo en la pro-
duccién de lo reprimido inconsciente, del encuentro inconcilia-
ble con la sexualidad traumatica.
El zwang de la representacién reprimida sostiene wna nue-
va satisfaccion, irreconocible y que se manifiesta como sufri-
miento. Mientras que la representacion, via sustitucién, ubica
el sintoma en el registro de las formaciones del inconsciente,
la suma de excitacién, en tanto exceso, habla de la ganancia
primaria de la enfermedad. Esto es posible a partir de que, si
la suma de excitacién como exceso habla de la ganancia pri-
maria de la enfermedad, sostiene en su desplazamiento el fal-
so enlace, al mismo tiempo vale como resto, porque la fuente
de la que proviene no se agota en la representacién, El éxito de
la defensa se corresponde con la constitucién misma del in-
consciente, y su fracaso en conexién con lo inasimilable retor-
na lo compulsivo del sintoma.
Existe, entonces, una correspondencia puntual con lo
formulado por Freud en el “Proyecto de psicologia”, en re-
lacién con las dos partes en que se divide el objeto parti-
cularmente en la experiencia hostil (complejo del seme-
jante). Sabemos que una parte forma el conjunto de ca-
racteres perceptuales constantes que aparecen unidos
como cosa (lo inasimilable); mientras que el segundo ele-
mento sobre el objeto es lo que denomina juicio de atribu-
cién (los atributos: bueno o malo),
__la subversion freudiana y sus eonsecueneias Parte J: La subversién freudiana 35
Lo que va a orientar al sujeto en la via de sus deseos es la
cosa, de la cual podemos saber a través de los atributos, sin
poder jamas alcanzar el nucleo constante. Posicién fija de la
cosa, que se caracteriza como lo que vuelve siempre al mismo
lugar, sosteniendo en lo fallido del encuentro, la imposibilidad
de cualquier complementariedad. Los atributos marcan lo que
es cualidad. Puede ser entendido por la memoria, por una re-
mision al cuerpo propio del sujeto, a la propia experiencia sub-
jetiva. Dicho atributo, va a constituir las representaciones,
incluidas las primitivas, alrededor de las cuales se va a articu-
lar lo que va a ser regulado por el principio de placer-displacer.
Por lo tanto, se trata de los signos que la alucinacién recupera.
Por su parte, la experiencia de satisfaccion produce al obje-
to como perdido, con los referentes conceptuales del desamparo
y el Otro prehistorico. El recordar-reproductor indica una me-
moria no organica constituyendo el placer de desear. A su vez, a
Ja altura de “Tres ensayos para una teoria sexual” (1905), Freud
indica claramente que no hay adecuacién sujeto-objeto, en la
medida que existe la sexualidad a partir de la pérdida del sexo.
Si la pulsién aparece conectada a bordes (agujeros) del
cuerpo nombrado como libidinal, la madre marcada por la
prohibicion con el referente del complejo de castracién situa
la no complementariedad.
pan8
La primera pregunta que nos formulamos es {cual = la
relacion de la angustia y “Mas alla del principio de placer”? La
segunda pregunta es, respecto de la diferencia entre la angus-
tia traumatica y angustia sefial. En “Mas alla del principio de
placer”, la angustia surge como. reaccién ante un peligro, de-
terminado por la ruptura de la barrera protectora.
El peligro, en el nivel de la angustia traumatica, es la per-
turbacién econdémica, producida por un incremento de las mag-
nitudes de estimulo (nucleo genuino del peligro).36 OSVALDO DELGADO
El micleo genuino del peligro nos lleva a lo que habiamos
trabajado en el “Proyecto de psicologia”. El estado de desampa-
ro no implicaba, como angustia real, una fantasia de amenaza
sino claramente una amenaza real.
En “Mas alla del principio de placer’, la inundacién econé-
mica de magnitudes se articula con el automatismo econémi-
co. La angustia se generé como reaccién, ante un estado de
peligro. Pero, cual es ese peligro? Freud lo dice claramente en
el capitulo VIII de “Inhibicion, sintoma y angustia”: el aumen-
to de tensién de la necesidad, frente al cual es impotente
Elincremento de las magnitudes de estimulo en espera de
tramitacion implica el peligro del desvalimiento psiquico, en
relacién con el periodo de inmadurez del yo. En la situacién
traumatica, frente a la cual se esta desvalido, coinciden el pe-
ligro externo y el interno, lo que Freud llama peligro realista y
exigencia pulsional.
La situacion econémica es en ambos casos la misma y el
desvalimiento motor encuentra su expresién en el desvalimien-
to psiquico.
£Pero, y cual seria esa experiencia pulsional, respecto de
la cual la angustia seria una respuesta? La pulsidn de destruc-
cion vuelta hacia la propia persona. Conexién Angustia y “Mas
alla del principio de placer’. Entonces, ,dénde realiza Freud la
articulacién que considero fundamental en este desarrollo? En
Ja Conferencia XXXII, titulada “Angustia y vida pulsional”,
Freud afirma que lo esencial, respecto de esa gran excita-
cidn que es sentida como displacer y que el sujeto no puede
dominar con su descarga, estado en que fracasan los esfuerzos
del principio de placer, es el instante traumatico. El instante
traumatico paraliza la funcién del principio de placer, y daa la
situacién de peligro su significacién. La represién primaria nace
directamente de instantes traumaticos. Entonces hay una li-
mea que ubica:
a) Desvalimiento.
b) Inundacién de magnitudes de estimulo-ruptura de la
barrera protectora,
c) Respuesta ante un peligro.
La subversiGn freudiana y sus consecuencias Parte I: La subversién freudiana 47
d) Exigencia pulsional, como pulsién de destruccién con-
tra la propia persona.
e) Instante traumiatico, como fYacaso del principio de pla-
cer y base de la represion primaria.
f) El principio de placer nos asegura contra un daiio deter-
minado de nuestra economia psiquica
éQué obtenemos de esto? La angustia traumAtica es res-
puesta a la ruptura del principio de placer, a partir de una
exigencia pulsional. Como pulsién de destruccién, se sostiene
en ese instante traumatico, base de la represién primaria.
Y, desde la misma conferencia, hacemos la segunda arti-
culacion. Freud realiza la siguiente afirmacién: hay un doble
origen de la angustia:
a) Del instante traumatico.
b) Como senal de que amenaza la repeticién de tal instante.
Por lo tanto:
“La fuente econémica de la angustia debe ser netamente
diferenciada de la pérdida de objeto, mas atm, es la pertur-
pacién econémica, la que da su lugar a la importancia de la
madre como objeto y a su pérdida”.
La angustia frente a la separacién, se funda en un despla-
zamiento de la perturbacién econémica, al otre que logra im-
pedirla, es “decir a su eondicién”. Condicién, en tanto que siel
objeto esta ausente, se produciria el desencadenamiento del
automatismo econdémico. a ie
Citemos a Freud en el capitulo VIII de “Inhibicion, sinto-
ma y angustia”.
“Con la experiencia de que un objeto exterior, apre i
ble por via de la percepcion, puede poner término a la =
tuacién peligrosa que recuerda al nacimiento, el contenit
del peligro se desplaza de la situacion econdmica a aSeR
dicién, la pérdida del objeto. La ausencia de la madre le-
viene ahora el peligro. El lactante, da la senal de angustia,
tan pronto como se produce, aun antes que sobrevenga
situacién econémica temida”.g
3 OSVALDO DELGADO:
En esta linea, la angustia vale como una funcién, ;Cual?
Ser una sefial para la evitacién de la situacién de peligro. Como
sefial, siendo lo fundamental el desplazamiento que se opera,
de la reaccién de angustia desde su origen en la situacién de
desvalimiento hasta su expectati
tenemos dos cuestiones.
la situacion de peligro,
a) Expectativa del trauma (anticipacién).
b) Repeticién amenguada de é1.
Respecto de la primera decimos: la situacion de peligro es la
situacion de desvalimiento discernida, recordada, esperada, Res-
pecto a la segunda: el yo que ha vivenciado pasivamente el trauma
“repite” (wiederholen) ahora de manera activa una reproduccién
(Reproduktion) morigerada de éste, con la esperanza de poder guiar
de manera auténoma su decurso. Por lo tanto, la angustia en tanto
su funcién como senal, implica, tanto la expectativa, como la repro-
duccién morigerada. Se articula con la repeticion y el recuerdo.
Entonces, esta reaccién es una forma de recuerdo y se
situa en el marco de la historia del sujeto.
“El peligro del desvalimiento ps{quico se adecua al periodo de
Ja inmadurez del yo, asi como el peligro de la pérdida de obje-
to, a la falta de autonomia de los primeros atios de la ninex”,
Precisamente, en relacién a la angustia sefial se destaca el lu-
gar central del yo. El yo es la sede misma de Ja angustia, y la pre-
cocidad del yo no es madurativa sino por lo contrario, estructural;
“..en la medida en que la existencia de la seal en el nino
responde a la anticipacién que se esboza en la triada: des
amparo, Otro y Namado; aquello que permite que la estruc-
tura del lenguaje se posesione del organismo haciendo ce-
venir sujeto”.
La angustia,
trada por el yo.
En el Seminario de “La angustia”, Lacan dice que la an-
gustia es la sefial en el yo, pero sefial del peligro para todo
Sujeto. Y, ,de qué peligro? Peligro de que el sujeto sea tomado como
en tanto estado afectivo sélo puede ser regis-
La subversion freudiana y sus consecuencias Parte I; La subversiGn frewdiana 40
objeto por el Otro, no como cbjeto de deseo, sino como el objeto
que causo al Otvo como deseante, en wna especie de salto tempo-
ral, Peligro, para el sujeto, de su desaparicién misma como suje-
to. Punto en donde deseo del Otro, vale como goce, (objeto del
goce del Otro),
Volviendo a Freud, diremos que la angustia traumatica vale
como inundacién econdmica en ruptura del principio de placer,
que fija ese instante traumAatico, en donde se sostiene la nece-
sidad de la represién primaria misma.
Instante trauméatico, como valor de goce en la estructura
psiquica misma, no asimilable por el principio de placer. Lu-
gar propio del mas alla del principio de placer. Punto en donde
se sostiene la pulsién de destruccién contra si mismo, A partir
de aqui, en tanto senal,
lo temido, el objeto de la angustia, es cada vex la apari-
cion de un instante traumatico, que no puede ser tratado
segin lng normas del principio de placer”
Asta irrupeién de goce, del denominado instante traumatico,
la angustia sefial le da un marco con la repeticién-reproduccién
que, como dice Freud, morigera lo vivenciado pasivamente, La an-
gustin sefial se articula con la represién secundaria y con la forma:
cién de sintomas. Pero los instantes traumaticos surgen de Ia vida
animica, sin relacién con las situaciones traumiiticas supuestas,
en las cuales la angustia no es despertada, por tanto, como seial,
sino que nace basada en un fundamento inmediato (irrupeidn).
La angustia traumatica, por lo tanto, se articula con Jairrup-
cién de goce, Paralizacién, de la funcién del principio de placer
en su capacidad de ligar las magnitudes de estimulo; dafoen la
economia psiquica, fracaso de las formaciones del inconsciente.
Si la represién primaria se sostiene en. instantes traumiati-
cos, para que puedan retornar instantes traumaticos eg necesa~
rio que haya una vacilacién en la estructura misma in eee
que articula la represién primaria y el masoquisme (pé el
marco de la pulsién de destruccién vuelta contra la persona).
Si la pérdida del objeto se articula como condicién, en
to seal de angustia, en verdad, pérdida, ausencia de la