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21. La espacialidad de la vida cotidiana: hologramas socio-territoriales de la cotidianeidad urbana Auicia LINDON Universidad Autonoma Metropolitana, Campus Iztapalapa, ciudad de México Este capitulo se aboca a la reflexién sobre la espacialidad de la vida cotidiana desde una mirada que llamamos “otras geografias”. Esta meta requiere dos aclaraciones. Una respecto a la mirada (Las otras geogra- fias), y otra respecto al objetivo concreto (La espacialidad de la vida diana). Poner como punto de partida “las otras geografias” puede conducir al snos, por dos caminos bastante diferentes entre si. La primera de estas rspectivas analiticas resulta de pensar la expresién “geografias” de jera més o menos “tradicional” en el buen sentido, es decir donde la labra geografia refiera a una forma de conocimiento cientifico, espe- izado, sobre la relacién espacio/sociedad. En consecuencia, el califi- ivo que la precede (otras), subraya la aspiracién de definirse como a disciplina geografica diferente, renovada y, por qué no, abierta a is ciencias sociales, para asi estudiar la espacialidad de la vida diana. La segunda perspectiva analitica que se abre frente a la expresién geografias”, se alimenta en buena medida de los estudios cultu- les. En este camino la palabra geografia ya no refiere a una ciencia 0 conocimiento cientifico, sino a los comportamientos espaciales de las nas, las précticas sociales espacializadas!, 0 a las formas espacia- Para esta forma de hablar de geografias”, muy difundida en la iltima década (suele ‘extenderse a la voz “eartogratias’), lo geogrfico es el territorio mismo. Esto supone ‘una asociacién no dicha entre el espacio y lo material. Asi, el concepto implicito de ‘espacio sobre el cual se construye este discurso suele ser bastante limitado: 426 ALICIA LINDON Jes resultado del actuar humano. Esta no es la mirada que seguimos, de hecho esta dimension es lo que le da cuerpo lo que en nuestras palabras es la “espacialidad de la vida cotidiana’. En suma, en este capitulo la expresién “geografias” refiere a ese conocimiento cientifico que permite hacer inteligible la espacialidad, y el objeto de estudio es la vida cotidiana de las ciudades, expresién clara de lo multiple y heterogéneo en el mundo actual. Para ello el capitulo se estructura en cuatro partes, En la primera se esboza brevemente esta mirada geogréfica particular, A continuacién, se presenta una propuesta tedrico-metodologica para abordar las espacialidades cotidianas de las ciudades, que intenta no desdibujar 1a complejidad ni la dindmica del fenémeno estudiado, Luego, se presentan algunos ejemplos —a modo de hologramas— en log cuales se destacan los ejes ordenadores de la anterior propuesta; para terminar con unas reflexiones finales. Otra geografia tras las huellas de la vida cotidiana Si entendemos que la geografia es el conocimiento especializado q permite hacer inteligible la espacialidad de la vida social, cabe pres tarnos zen qué puede radicar lo renovado —“otra”— de la mira geografica? Para la geografia, el estudio de la vida cotidiana es relati mente reciente. Por ello, la constitucién de lo cotidiano en objeto estudio geogréfico representa un nuevo desafio, ya que no es parte de! tradicién geogréfica. Hasta hace pocas décadas, lo cotidiano ha sido desafio para las ciencias sociales en general, recién comenz6 a reconocida en ciertos ambitos de la filosofia y las ciencias sociales ( ejemplo, la sociologia) como digna de andlisis cientifico en los ‘altimos: 050 aos (Lefebvre, 1972). Aunque lo cotidiano es Ja vida misma, en ag yacio es un plano euclidiano en el cual se ubican los fenémenos. A veces onuderado simplemente emo un espacio abgouto (un plane geométicn fénco Mientras que tas vecen, eat mo un cepci lav, uP suitia en el cual se localzanabjetoe fendmenos. A pesar de tratarse de titurates ets espaialdad resulta proxima ala que ha dominado durante af in onrafia econtmia, tan erticads donde “otras gengrfias" Bs interés ‘espacio es meritorio, pero atin no ha remontado cestudios culturales por el esp torio, pe ere LA ESPACIALIDAD DE LA VIDA COTIDIANA. 427 ciencias sociales su legitimacién como objeto de indagacién no termina de aceptarse. En el caso especifico de la geografia, esta aceptacién de lo cotidiano es mucho més reciente y menos reconocida que en otras ciencias sociales. ‘Cuando la geografia se atreve a estudiar la vida cotidiana, cabe otra pregunta: {Qué es la vida cotidiana? {Bs un todo monolitico? O bien, {la vida cotidiana se integra de numerosas dimensiones, planos, elementos y resquicios entre ellos? La segunda alternativa parece mais atinada. Pero esta opcidn conducea otra pregunta: {Cudiles son esas dimensiones, planos y elementos que incluye la vida cotidiana? La respuesta no es sencilla, aunque se puede iniciar planteando que la vida cotidiana requiere de la consideracién de las précticas sociales, en el sentido mas amplio del “hacer” social del ser humano. Las précticas son indisociables del reconocimiento de su carécter diverso, multiple, a veces banal y efimero, mintisculo. Asumir que las précticas pueden ser materia de estudio geografico — para una particular mirada que quiera transitar rambos poco reconocidos disciplinariamente— supone preguntarnos por laespacialidad —en todas sus formas—dedichas practicascotidianas. Estaaclaraciénnoestangencial, ya que si se omite la espacialidad de dichas précticas cotidianas se perderia la especificidad geogréfica del abordaje y el estudio de las practicas se podria subsumir en una sociologia de la vida cotidiana, Elestudiode las practicas otidianas también implicadarlecentralidad al sujeto, a la persona, que las realiza. La geografia contemporénea, en reiteradas ocasiones, ha planteado la necesidad y relevancia del actor, el sujeto ola persona. Aunque, en pocos casos est ha ido més alld de una declaracién de principios (Gumuchianetal.,2003; Racine, 1985; Lajarde, 2002; Debarbieux, 1997). La centralidad del sujeto y sus prcticas permite explorar el movi- miento a ellas asociado, en varios planos. Uno es el movimiento en el tiempo, lo que permite observar si las practicas permanecen y se repiten, ‘si se renuevan (De Castro, 1997). También nos interesa el movimiento de las practicas en términos espaciales, es decir, si una préctica se Tealiza en un lugar y luego en otro. ¥ por tiltimo, incluimos otra forma de movimiento relacionada con las practicas, menos estudiada: El “desplazamiento de los sentidos” asociados a las practicas. Elindividuo despliega sus practicas —su permanente hacer—dentro de lo que son sus espacios de vida, amplios y dispersos o, concentrados, reducidos, fragmentados. Desde la perspectiva del sujeto, esas prcticas 428, ALICIA LINDON se constituyen en experienciasespaciales. Entonces, oe peat esaquella que nose limite las précticas cotidianas espacializadas, sino que las comprenda dentro de una circunstancia mas amplia, la ave algunos autores han denominado la “experiencia espacial” (Tuan, 197; Seamon, 1979). , ‘Asi ubicadas las précticas cotidianas como el centro de la experiencia espacial, el desafio es identifica esos comportamientos, acciones, Bes. tos, a veces minisculos, otras veces no tanto, y en muchas ocasiones repetitivos, con los cuales las personas hacen sus lugares, Hs can man material y/o simbolieamente, se apropian de ellos, les ovorge ciertas funciones, los eluden, los abandonan o los hacen suyos. Un desafio de este tipo resulta atractivo, pero también complejo cuando es analizado en el mundo urbano, en las ciudades, porque en iiss Is diversidad de practicas, actores y espacios materialmente definidos eg enorme. Ese es el desafio que asumimos: Pensar algunos retazos experiencias espaciales de las grandes ciudades. Una propuesta particular: Escenarios y desplazamientos de las subjetividades La espacialidad de lo cotidiano ha sido estudiada tangencialmente 9 indirectamente por diversas miradas, més o menos distantes de Jo ave ms arriba esbozamos como aspectos hisicos de una geografia de ia Hd cotidiana, Estas miradas han realizado aportes nada despreciables Muchas veces han trabajado a partir de algunos supuestos bastante conocidos y legitimados, aunque de tipo dicotémico, Dos de los mie empleados han sido el del “Trabaj/Residencia” y el de los Espacith publicos/Espacios privados” (Chombart de Lauwe, 1963; McDows 2000; Pred y Palm, 1978). , investigaciones que permi= “Ambos supuestos han orientado diversas investigacion tieron comprender muchos aspectos de la vida social iocluyenel espacialidad, que tan frecuentemente la investigacion social ha soslaya do. Una de las debilidades de estos sonora eae a i “puras’ ‘ialidades cada dia m: espacialidades “puras”, espacialids ciiclen a ena realidad. A pesar de esa debilidad, estas concepcione legitimacién tal que diluye y oscurece espacialidades cotidianas, a veces: efimeras, a veces sin sentido y casi siempre “no puras”. a icotomi i i idea modernista—vs dicotomia trabajo/residencia partié de lai e eee risen pero dificilmente de validez universal— de LA ESPACIALIDAD DE LA VIDA COTIDIANA 429 existian lugares claramente asignados al trabajo y lugares.en donde sélo transcurria la vida doméstica. Asf, segiin esta légica, los espacios del trabajo sélo incluyen trabajo y se rigen por légicas laborales. Los espacios domésticos sélo albergan ala vida doméstiea y se organizan por logicas familiares. Esta perspectiva ha sido tratada por ciertas geogra- fias urbanas en términos de la especializacién funcional de las distintas zonas de una ciudad y también aliment6 buena parte de la Time Geography, sobre todo en el estudio de trayectorias y senderos de desplazamientos espaciales entre el hogar y el trabajo (Pred y Palm, 1978). En el caso de los “Espacios publicos/Espacios privados” también se asume una separacién nitida entre lo publieo y lo privado, relacionada con diversas condiciones, como la de género (Sabaté et al., 1995). Esta separacién no es ajena a la anterior dicotomia (Trabajo/Residencia), operan de manera interrelacionada. Estos supuestos conciben la espa. cialidad en términos de “espacios divididos” y tres de sus rasgos basicos —y debilidades— son los siguientes: * Tendencia a la delimitacién nitida de fragmentos territoriales. * Tendencia a sobrevalorar la “funcionalidad” (las funciones) en la configuracién espacial. ‘Tendencia a dicotomizar los espacios, aunque muchas veces esto ha sido matizado. En el caso del supuesto del Trabajo/Residencia una forma de superar el cardcter dicotémico fue incluyendo los espacios cireulatorios (transporte), o también mediante los llama- dos espacios intermedios entre el trabajo y la casa, como los cafés, bares y cantinas. No obstante, aun cuando se sortea la dualidad, no se resuelven los dos puntos previos. tas tres tendencias orientadoras delas concepciones de los espacios divididos muestran los limites intrinsecos de estas miradas. No obstan- te, se debe reconocer que estas dicotomias de las “espacialidades dividi- das” tuvieron sentido en un mundo en el cual era frecuente que las Personas realizaran extensos desplazamientos diarios conectando los dos espacios de vida més importantes: el trabajo la casa, Ain resultan Pertinentes para estudiar muchos casos, Mas alla de la multiplicacién actual de situaciones en las cuales el trabajo y la residencia no corresponden a dos espacios separados (Lindén, 1999), atinhay otro problema enestas miradas, Estas dicotomias de las espacialidades divididas se constituyeron en un esquema analiti- 430 ALICIA LINDON LAESPACIALIDAD DE LA VIDA COTIDIANA 431 co rigido por la forma en que se utilizaron: Aun cuando hubiese espacios. espacio mévil en el que se despliega una préctica. Es el espacio de un diferenciados funcionalmente, no se tuvo en cuenta que el sujeto en su conjunto de practicas méviles y concertadas por distintos sujetos y un ‘cotidianidad conectaba estos espacios, Ilevando elementos de uno a otro marco en el que toman sentido. yviceversa y en consecuencia, noresultaban tan independientes unos de Por su parte, la movilidad espacial ha sido un tema de interés para la ‘otros, 0 lo eran sélo parcialmente. geografia en todos los tiempos. Sin embargo, las geografias de la vida Frente a estas limitaciones, una geografia que busque la inteligibili- cotidiana analizan la movilidad espacial desde la perspectiva del indi- dod we ia vida cotidiana urbana sin mutilar eu complejidad ni Ia viduo que se mueve en el espacio en diferentes ciclos temporales (Diaz ‘dindmica que le es inherente, puede encontrar un recurso fecundo en la. ‘Murioz, 1989). Para estas geografias, un tipo de movilidad espacial de articulacién de las dos entradas analiticas siguientes: Los escenarios y particular interés es el que se produce en el ciclo cotidiano de las 24 la movilidad espacial. Veamos a qué nos referimos. horas. En esta ocasién retomamos esta modalidad por su anclaje en la s mite persona. No obstante, esos movimientos no los consideramos entre Los escenarios (tanto interiores como exteriores*) constituyen un espacios rigidos (como pueden ser los espacios de trabajo y domésticos, recurso te6rico-metodologico desarrollado por ciertas geografias de la olos espacios publicos y privados) sino como la movilidad espacial entre vida cotidiana de gran potencialidad analitica y que retomamos en esta, escenarios, también méviles (Lindén, 2006-a). Dicha movilidad no se ocasién (De Castro, 1997). Los escenarios parten de cierta espacialidad limita a la practica en si de moverse o desplazarse, nos interesa el “otro ‘materialmente definida. Son un recorte espacial, pero no en el sentido ae dics deecladersienter Corporat denentidtacralgntetin tradicional de definir un lugar a partir de unos limites precisos y fijos, Mas ras hemnene ae are ie vamecaieltnter ana n como en otro tiempo se definieron los espacios de trabajo y los espacios: otras palabras, considerar sélo el desplazamiento fisico de las personas domésticos. Los escenarios se definen a partir de las practicas del sujeto Fe oopatin, cerita aruylimitac, Renacesprioiniesrome cas mpytors ¥y porlo tanto, noexisten con anterioridad alas précticas mismas. Porese loa la persona. movilize en dicho, desploaatnlento en téemlnos, de nexo intrinseco eon las précticas, también son méviles, tanto como loson ee declare rect ti soa, ls eanaea acpareamnsargeas a las précticas que les dan sentido, Pero, un escenario es algo mas que el fe ieje constraceién de tramas da aentidos del lugar, que sou bxjdes por las personas en las multiples conexiones cotidianas. Una geografia que asuma esto puede comprender mejor las eee cotidianidades urbanas actuales marcadas por constantes y numerosos 2 Para Relph, inside y outside no refieren a lo interior o exterior de los escenarios 8 desplazamientos entre los diversos escenarios en loscuales se desarrolla sentido fs, ssinoa’ n bev vest ere iets eee lavida de las personas, que lo que podria lograr una mirada de “espacios ae eee er De entat necones deivan los conceptos de insidenese ¥ divididos”. El desafio es analizar esta dinamica espacial a través de los dutatdeness (1976-49-56), que se pueden traducir como inteioridad y extorioridad. vineulos de sentido entre los lugares, yno limitarnos alos desplazamien- Relph eonstruye una tipologia do “exterioridades”einterioridades’, en la.cual eada tos en si mismos: Por ejemplo, analizar los tiempos de traslado en los tipo transita gradualmente hacia el siguiente, es decir los tipos se definen sobre we medios de transporte que siguen ciertasrutas dentro del espacio urbano, educa lugar, Pr ello para este ator 0 : : genta pmmeeepme pemenyyireih puede ser un primer acercamiento, Pero easi siempre el resultado de ‘Ritrnoy extero nose debe una estructura material errada a mvdo de en su auseneia, sino, como ocurre con otras visiones de indoor y outdoor. Lo internoy esas aproximaciones no llega a captar esa totalidad que es la vida fexterno reaultan de la experiencia que el individuo tenga con ese lugar. Cuando los cotidiana de las personas, ni menos atin las formas de vivir esos espacios fagares carecen de sentido, Relph habla de una “exterioridad existencial”, que Breteecis diorren. Por cso una geografia eiferente’ que se atreva.a podria ser experimentada tanto en un lugar abierto fisieamente como on tnd penetrar la vida cotidiana sin mutilarla, debe reconstruir ese movimien- 4+ irre. erafias de la vid ctiiana retoman la iden pionera‘e los escent toen el cual las personas llevan objetos de un lugar a otro, pero también cotidianos de Erving Goffman, quien a pesar de no buscar hacer una “geografia” de ‘ideas y esquemas de pensamiento, transformando tanto al uno como al Ta vida cotidiana, sino una socilogéa de la vida cotidiana incluye la espacialidad y otro. Las otras geografias de lo cotidiano deberfan restituir la compleji- en gu metalor ee ‘inclaye el “esrenario” como uno de los elementos dad a partir de esa capacidad activa de las personas de conectar los ‘entrales (Goffinan, SO 432 ALICIA LINDON LA ESPACIALIDAD DE LA VIDA COTIDIANA, 433 lugares a través de los desplazamientos y, con cada conexi6n, rehacer esos pareos* espaciales se transfieren y movilizan sentidos de los cada lugar. lugares, con lo que la construecién del sentido del lugar se torna muy compleja. Este pareo también reduce el margen para construir el sentido La construceién socio-simbélica de los lugares no sélo se va impreg- es a ‘ lugar a partir del mismo lugar. nando de distintas hibridaciones*, también va adquiriendo un carécter’ transversal. En principio, la transversalidad parece opuesta y contra~ Los sentidos del lugar que la persona construye de manera topofilica, dictoria con la idea de que cada lugar tiene rasgos particulares. Peroesa i devte coe egrids pOO MND eigen out pea NeeBe aL idea de que cada lugar es tinico resulta insuficiente. El problema es mas Toatrastes”: Aut e egyails por un Higa cal tunica prée dl Taga6n complejo. En el devenir cotidiano, los lugares se construyen con vestidu- i as dal coisas igs Wc Ste laget tet ton SP eeClase ras “singulares” bajo el entendido de que esas singularidades son del lugar que el habitante configura de manera topofébica (con rechazo ‘combinaciones (no tnicas) de rasgos presentes en distintos lugares, que y desagrado por el lugar) parecerfa que se asocian bastante con los son movilizados por las personas a partir de sus experiencias. rasgos del mismo lugar, ya sean rasgos materiales o situacionales (por ejemplo, personas que estén en él). No siempre opera asf este proceso de construccién de los sentidos del lugar. Algunos lugares se viven de manera topofdbica por la asociacidn con otros territorios, pero aun en es0s casos el sentido topofdbico resulta del hallazgo in situ de rasgos semejantes a los de otro territorio conocido y por el cual se siente topofobia. En el caso de los sentidos del lugar topofilicos es distinto el proceso: E agrado por un lugar puede resultar del reconocimiento de rasgos asociados con lugares queridos, pero lo mas frecuente es que el agrado proceda de una contrastacién en sentido negativo: el lugar es visto como lo opuesto a otro rechazado. Asi, la topofilia suele proceder de comparaciones que muestran diferencias, mientras que la topofobia resulta de rasgo del mismo lugar o de comparaciones con otros lugares que destacan semejanzas. Esta movilizacién de subjetividades espaciales contribuye a que él sentido que se le otorga a un lugar no proceda de un rasgo, 0 de varios, que son propios de ese lugar, sino que también pueden proceder de asgos de otro lugar. Asi, resulta esclarecedor preguntarnos por la clave desde la cual la persona contrasta un lugar con otros. En otras palabras, nos preguntamos qué aspectos de la realidad consideran las personas para construir “pares de lugares” y compararlos de manera esponténea. Muchas veces esas claves constituyen constructos culturales legitima: dos. Son claves socialmente construidas y compartidas, también son diversas y a veces, contradictorias entre si. Un ejemplo de esas claves suele sera idea de tranquilidad atribuida a ciertos lugares, o bien lade seguridad, lo natural, la falta de historia en tanto menor carga pasada, Pero otras veces, la clave con la que se evaltia los lugares es la concentracin de personas, la vidaen ebulicin, la memoria con a corea de pasado que significa. Al descifrar estas claves, se torna inteligible ane sentido que una persona le otorga al lugar. Algunos fragmentos de cotidianidades urbanas Las experiencias espaciales de los habitantes de las grandes ciuda- _ Para esta perspectiva, las espacialidades cotidianas que se exploren des se han diversificado tanto (en parte por la movilidad espacial), siempre seran incompletas, s6lo constituirsn una parte de todas las que que nuestro acervo espacial se ha hecho muy amplio y complejo, aunque varia dependiendo del tipo de sujeto social. Esto es decisive para que en toda experiencia espacial actual, la persona contraste ese lugar presente con muchos otros lugares en los cuales ha estado en ME PBaPeah ta ecpreciin “parec”y “ncery 4 * r a ; mos la expresin “pareo” y “acervo de conocimiento de sentido comin’ en el cireunstancias diversas, aun de manera efimera (Di Meo, 2000°). En sentido fenomenoligico, y més particularmente de Alfred Schutz, La primera se ‘fire al gjercicide Ia conciencia de formar “pares de cosas” para compararlas. La segunda expresién da cuenta del conjunta de conocimiento de sentido comin de que 4 fispone una perms, Jon relacién& la topoflia abe senalar que estamos tomando el coneepto a pai Sie areas eee SET Ste nee teen ner ae Canelini (1990), pero enfatizando la dimensién territorial. Temitimos « nuestros propios trabajos sobre el toma roalizados en el eso de la 5 ate autor analiza este fenémeno en términos de *multescalaridad” periferia oriental de la edad de Mexico, (Lindén, 2005-2 y 2006-0). — a A ‘menos queremosmencionar algunos de ellos. Unode estos hologramas, 434 ALICIA LINDON se podrian estudiar. BI cardcter incompleto es inherente a cualquier forma de conocimiento de lo social, y de ninguna manera se debe ver ‘como una limitacién del particular enfoque. En este trabajo, se seleccio- han algunas pocas espacialidades cotidianas por su valor como hologramas socio-territoriales (Lind6n, 2006-a; Lindén, 2005-b). ‘Metodolégicamente, los hologramas socio-espaciales son fragmentos de narrativas de habitantes del lugar, que dan cuenta de cireunstancias— en apariencia— banales pero ricas en contenido, por condensar claves socie-culturales empleadas en la construccién del sentido del lugar. En Consecuencia, dan pautas acerca de la forma en que la persona se relaciona con éste. Estos hologramas socio-espaciales (por la condensacién que en ellos haplasmadoel lenguaje) no s6lo abren pistas para interpretar el sentido de esa situacién especifica, también proporcionan indirectamente pau: tas para comprender otras situaciones que en algin aspecto estén concetadas con ella. Mas atin, permiten comprender —al menos parcial> tnente—algunas formas de relacién del sujeto con su espacio de vida que van mésallé de una situacién particulary de otra. Poreso, loshologramas Socio-espaciales tienen la virtud de dar cuenta del cruce dello situacional (con su temporalidad fugaz) con lo que permanece (con su temporalidad prolongada): eso es lo que denominamos, la singularidad. sta cualidad especifica de los hologramas, nos hizo buscar fragmen= tos espaciales que tuvieran esa capacidad de expresar otras cotidianeidades, més alld de la situacién particular en la que se encarna cl holograma. A esta circunstaneia de expresar lo particular y también rasgos sociales que pueden estar presentes en distintas situaciones particulares, la denominamos condensacién. Ast, seleccionamos tres hologramas socio-territoriales, que son los siguientes: “las calles tomas das” “las periferias y urbanizaciones de la vida natural, tranquil ¥ solitaria” y “la construccién de la interioridad en la exterioridad’. Las: Gos primeros son ejemplos fuertes de los procesos de transferencias dé sentidos, asi como de la construccién del agrado por un lugar Pot ropresentarlo.como el reverso de lugares rechazados (el desplazamient Je centidos del lugar), El tercer holograma es un ejemplo del derrumbe oe ie dualidad entre lo publico y lo privado. En un sentido ampli, él primer holograma expresa la exacerbacién de lo publico, en tanto que segundo, muestra la exacerbacién de lo privado. Hay muchos otros hologramas socio-territoriales que ameritan 0 andlisis detallado y que en esta ocasién no los hemos seleccionado, pero LA ESPACIALIDAD DE LA VIDA COTIDIANA, 435 * refiere a “los espacios intradomésticos complejos”, muy difundidos en las periferias metropolitanas pobres en donde se ha roducido anion le lo doméstico y lo laboral dentro del espacio de la casa, Otro | loonstituyen “lee eepacibs dal teabajo con ocio", casi-sienpre-asociadoa lugares en donde se realizan actividades comerciales o de prestacién "7 servicios _ En estos lugares se trabaja al mismo tiempo que se realizan versas interacciones y se pueden produeir eneuentros inesperados ¢ incluso, actividades personales. Este holograma es relevante por ex sarel agrado por ciertos espacios laborales debido ala multiplicidad de inteacsiones y eneuentros que en ellos cure, a diferencia de los licionales espacios 1: is ‘ingic actividad y sin ieee rearra ate oe Otro holograma es el de las “calles vividas como | espacio de proteccioi frente a los espacios domésticos de la violeneia’, es decir frente a los fstpacios inttadomeésticos sin abrigo’, Por Cltima, eueesnrio mangle. nar un holograma socio-trritorial muy difundido en algunas grandes ciudades actualos, como esel de los “espacios del miedo al acechodelotr peligroso”, que lleva a vivir las calles y espacios piiblicos como Higa Ea ‘pasar” y no como lugares para “estar” (Lindén, 2006-b). Estos jogramas, igual que muchos otros no abordados aqul, son figura condensadoras de las formas de vivir y hace la ciudad Tea losufcientemente analizados pores miradas gografeas més tradicio. Bis A senile presentamos los tres hologramas mencionados al Las calles tomadas B Peecestion escenarios holograméticos es el que denominamos las Eales tomadas" Bate escenario es complejo y fuertemente movil Bés- famente se puede describir como la concentracién de grandes masas de habitantes que convergen en las calles, cirulando lentamente y sin un Re 10 u objetivo definido. Este escenario no debe confundirse con aquel a pele pobladas de enormes masas de transetintes que van de un Jugar a otro (por ejemplo, de a casa al trabajo). En este holograma de las pes ‘omadas” las précticas que dominan son las de “estar”, mientras pe lee de los transetintes que van de la casa al trabajo y eg eee las préeticas de “pasar por ahi”. En las calles pereeas ae estar en situacion de proximidad con el otro mnocid”. Bs je tomar la forma del “ rinse" por circuit pr-etableide,ednico, A veces se incaye a 436 ALICIA LINDON préctica de la comunicacién a través de teléfonos méviles con otros que no estén en la masa o en ciertos casos, con otros que incluso estén en la. misma masa. La practica consiste en mantenerse en masa, pasear en un. tinico y extenso grupo denso. Escenarios urbanos de este tipo, aun cuando a primera vista parecen rememorar las interpretaciones dela vida en las grandes metropolis que Simmel esbozaba a inicios del siglo XX (1986"), son diametralmente distintos, En aquellas ciudades de la modernidad avasallante, la alta densidad del espacio piiblico era entendida como algo que resultaba perturbador al urbanita, por esola actitud de hastio y el bloqueo ante los estimulos sensoriales del entorno que no se podian evitar. En los escenarios de las actuales calles céntricas “tomadas”, tal vez la densidad pueda ser semejante. Pero la gran diferencia radica en el sentido del lugar y no tanto en los rasgos materiales de la aglomeracién callejera. ‘Aqui el sentido del lugar es topofilico, se busca esa situacién y se fexperimenta con agrado ese estar en la masa de desconocidos. En cambio, el urbanita de Simmel se sentia agobiado por una situacién: semejante. : Este holograma es un escenario mévil que no tiene raz6n de ser sin las précticas de “estar en masa”. Aun cuando se trata de précticas de “estar”, y node circular ode pasar por ser un particular “esta” en masa, no es una préctica fijada en un lugar sino de movimiento espacial, de un. paseo lento, colectivo y sin un rumbo fijo ni definido, Sin esas practieas de “estar en masa’, fisicamente estos lugares se constituyen en simples calles 0 espacios pablicos céntricos. En el caso de las calles, cuando me devienen en este escenario particular, las practicas ms: a oriaa se alojan son las circulatorias, es decir ya no son un lugar de “estar ahi’, sino un lugar de “pasar por ahi”. {Qué ocurre con Ja movilizacién de sentidos del lugar? En und primera perspectiva se podria considerar que ese estar ena masa dense fuera algo desagradable y que generara topofobia. Sin embargo, en 18 perspectiva considerada es lo contrario. Desde el punto de vista d& quienes buscan participar en la masa sin un rumbo ni orientacion, 0 siente agrado por estar en ese escenario callejero. Por eso, el estar ent masa densa es topofilico. {Cudl seria en esta situacién la clave transferencia de sentidos que opera? Una de las claves tiene relacién con ® El texto original es do 1908. LAESPACIALIDAD DE LA VIDA COTIDIANA 437 el sentido de la soledad que muchos delos paseantes en masa experimen- tan en otros de sus espacios de vida, y particularmente en sus espacios domésticos, muchas veces hogares unipersonales. Ese sentido atribuido a otros espacios de vida se traslada a los escenarios de las “calles tomadas” y genera el sentido topofilico por estar en la masa densa, cerrada y sin rumbo. El sentido del lugar no es topofilico por lo que representa el lugar o la situacién en si, sino por vivirse como el reverso de otros espacios, vividos desde la soledad. Este es un caso del fenémeno de transferencia de sentidos mencionado: Las “calles tomadas” compen- san los “espacios de la soledad”. Esta transferencia de sentidos hace que la dualidad entre el espacio publica y el espacio privado pierda fuerza: Se trata de espacios ptblicos que devienen en estos escenarios por la transferencia de sentidos de espacios privados. Esto expresa una forma de hibridaci6n territorial. Este tipo de holograma se presenta en diversas ciudades, con singu- laridades distintas, siendo frecuente en las ciudades europeas. Por ejemplo, ciertas calles céntricas de Madrid dan vida a estos escenarios. Asi, la Puerta del Sol y sus entornos, ya sea la calle Mayor o la de Preciados, suelen encarnar estos escenarios. Pero también los podemos hallar en ciudades latinoamericanas, por ejemplo en algunas calles del barrio de Coyoacén, en la ciudad de México, Las periferias y urbanizaciones de la vida natural, tranquila y solitaria Un segundo holograma que seleccionamos es el de “las periferias, ‘urbanizaciones, fraccionamientos, suburbios, de la seguridad, la vida natural y el automéyil” (Lindén, 2006-b). El interés en este holograma_ Socio-territorial en parte deriva de que puedeentenderse comoel reverso del anterior. Pero también resulta relevante por la amplia difusién que esta cobrando en diversas ciudades del mundo oceidental. Este holograma incluye précticas de “estar” y précticas “circulato- Nias”. Algunas de las primeras transcurren en escenarios interiores (ndoor), es decir dentro de un recinto, que casi siempre es la casa ‘aunque no exclusivamente. Se trata de la mayor parte de las précticas domésticas (con toda la diversidad que esto supone) y de escenarios domésticos. Son los tipicos escenarios de la vida familiar. Otra parte de las practicas son las de tipo cireulatorio en el sentido tradicional de la Palabra, es decir las practicas de desplazamiento de un lugar a otro. En 438 ALICIA LINDON: estos escenarios circulatorios se reproduce una interioridad, un dentro de un recinto en el sentido de una “burbuja’, a partir del automévil particular. El automévil es medio que crea una interioridad en la exterioridad. El tercer tipo de practicas son las de“estaren movimiento”, el paseo contemplativo y més 0 menos solitario. Este holograma no genera un escenario mévil sino muchos, configu- rados circunstancialmente en torno a los tipos de préeticas menciona- dos. Un rasgo caracteristico de estos escenarios es que incluyen pocos actores sociales. No son escenarios densos y saturados como los del holograma previo. Aun cuando sean escenarios dentro de una metrépoli fuertemente poblada, crean la ilusién de despoblamiento, la fantasia geogréfiea de la baja densidad. En el caso de los escenarios fuera de recintos, un rasgo caracteristico es que en su montaje se incluyen: elementos que recuerdan la naturaleza. El ejemplo més caracteristico | son los jardines como reconstruccidn artificial de una naturaleza rememorada en un medio urbanizado que, en esencia, ha transformado lonatural. En la medida en que la vida suburbana coloniza la ciudad, notoria la instauracién de una cultura del jardin, que también comercializa activamente y que recrea la “re-presentacién” de lo natue ral. 4 Estos tiltimos dos rasgos artificiales, la ilusién de lo “natural” ylad “la baja densidad”, tienen un papel importante en la construccién d sentido del lugar en términos de tranquilidad, a pesar de habit metrépolis que, en si mismas, no son tranguilas, ni lentas, ni armonio- sas En esta construccién del sentido del lugar también se da un zamiento 0 transferencia de sentido: Estos escenarios se viven topofilicamente como tranquilos, naturales y no saturados de otro habitantes en contraste con un sentido topofobico hacia los centros de ciudad, saturados de transetintes, (aunque también de memoria), poc® “naturales”, intranquilos e inseguros. El sentido de rechazo por 10 espacios “Ilenos” constituye una pauta de la vida suburbana extendid Se rechazan los espacios con mucha gente (como los centros hist6ricos d ‘muchas ciudades), pero también las calles con mucho trafico y todos Io lugares que tengan ese rasgo. Ese sentido se extiende hacia los espacios interiores a la vivienda, asi la ilusién de lo vacio dentro de una viviend se redefine en el sentido de lo “espacioso”. Y ese sentido se vende (po parte de los promotores inmobiliarios, entre otros) y se consume Avid ‘mente. El vacfo también es vacio de historia y memoria, que en otro LA ESPACIALIDAD DE LA VIDA COTIDIANA 439 Pero actualmente, la expansion de la cultura suburbana, con su consi- guiente colonizacién de la ciudad, ha consagrado el “gusto por lo vacio”. __ Un recurso extensamente difundido en los mismos contextos territo- riales y con el cual se compensa la fantasia de los espacios vacios, es el de lenar el tiempo cotidiano, con actividades, compromisos, obligacio- nes, calendarios y cronogramas. Los tiempos cotidianos “llenos” se compensan con lugares “vacios” o espaciosos. _ Este tipo de holograma —igual que el anterior— también se halla en Gistintas ciudades, aunque es mas frecuente en las ciudades ‘americanizadas” (0 en sus fragmentos) ya que se define a partir de la suburbanizacién (y la vida suburbana) en la perspectiva americana. El atributo de “americanizadas” nolo restringe a las ciudades americanas, ya que este modelo se sigue extendiendo de manera acelerada en diferentes lugares del mundo, Por ejemplo, muchas ciudades europeas se estan americanizando en sus periferias en forma acelerada'®, y en muchas de las latinoamericanas esto es algo instituido. a La construccién de la interioridad en la exterioridad El tercer holograma seleccionado, que también resulta emblematico de las ciudades actuales, es el de “Ia interioridad dentro de la exteriori- dad”, 0 dicho con el vocabulario anglosajén que diera origen a estos Conceptos: el Indoor dentro del Outdoor (De Castro, 1997)". Se trata de los espacios abiertos en sentido material, es decir fuera de todo recinto, Bee itso pps ral pee ne cen ee eee eee eras iocoensaen dae tet fo guapins frtemnene cr cau ee a Se ced are eee ens vreau ert ‘suele llegar a paradojas como la profundizacién de las de “ mah Sacer a eee iene ee ais cores ner 2 onda Dk, CS ocr ekki eek an ee Or eae ace del concepto de lugar” (1971:25), 440 ALICIA LINDON en los cuales las personas construyen socio-simbélicamente una interig ridad. Hay muchas formas de crear interioridades en los espaci abiertos, la forma mas usual es a través de la interaccién entre ocas personas que es cerrada a otros y a lo que ocurre fuera de situacién (Goffman, 1981). Sin embargo, no nos referimos a escenarios goffmanianos, Lacreacién de una interioridad dentro de la exterioridad a la cual: referimos es la apropiacién material y simbélica de un fragmento espacio publico para constituirlo en “casa”, Es la préctica de los sujet sin hogar (conocidos como homeless) de habitar las calles cre particulares interioridades. Este fenémeno urbano, que en ese consiste en habitar las calles y demas espacios piblicos, ha comenzado a estudiarse bajo la expresién homelessness. Hace algunos afios, log especialistas interesados en el fendmeno lo identtificaban con la expre= sin homeless, en referencia directa al sujeto sin casa que protagoniza este fendmeno. Actualmente, aparece en la literatura especializada el neologismo homelessness dando cuenta del fendmeno urbano, es decit parece constituirse en una condicién de la vida urbana (Sommerville, 1992; Zeneide-Henry, 2003). Este holograma se presenta en escenarios definidos a partir de précticas de apropiacién y marcado del territorio, tantoen términos socio-simbélicos como materialmente a través de objetos y seres diversos (animales), Estas précticas de apropiacién se realizan en fragmentos de espacios puiblicos. Es Ja apropiacién a través del “instalarse” en un lugar, aun cuando sea una instalacién efimera. Esas précticas de instalacién son parte del montajey desmontaje de un escenario, que se puede mover al mismo tiempo que se repite la instalacién en otro lugar. Estos escenarios del rineén de un espacio Publico constituidoen “hogar”, indudablemente resultandelas précticasde apropiacién particulares que realiza el homeless. Cuando ese sujeto no “esta” en ese lugar instalado, el mismo lugar deviene en otro escenario que puede ser muy distinto. Las prdcticas de apropiacién construyen escenarios particulares en. los cuales el sujeto reconstruye espacios “domésticos” en lo que estricta- mentees un espacio puiblico y exterior (Outdoor). Si bien en términos de sentido del lugar, esos espacios se apropian como si fueran una interio- ridad, materialmente son externos y, por ello, las préicticas basicas dela vida doméstica se tornan enteramente visibles. En términos materiales, casi siempre se busca un lugar que presente alguna hoquedad, como un zaguén, 0 al menos un muro, es decir los elementos basicos para la construccién de una casa, o bien se lo recrea con materiales fragiles, LAESPACIALIDAD DE LA VIDA COTIDIANA 441 como es el caso del cartén, Esas formas materiales son la base para construir simbélicamente lo abierto, en cerrado. Esto es una transfor- macién en la vida urbana ya quele da visibilidad publica a précticas que nola tenian. Como ejemplo emblematico se puede mencionar la préctica de dormir en las calles a la vista del transednte. En términos de transferencias de sentidos, estos escenarios mues- tran que el sujeto puede llegar a establecer el sentido porel cual un lugar —que en la préctica es parte de un espacio puiblico— es vivido como su refugio, un lugar en donde siente cierta “proteccién”, es decir, lo hace su “hogar”, aun cuando sea de manera muy efimera y con entera visibili- dad. El hecho de que en esas instalaciones fugaces, el homeless busque lacompania de animales, parece expresar la transferencia del sentido de la mascota doméstica. Eneste holograma, la transferencia de sentido es de distinto tipo ala operada en los dos anteriores. Aqui es directa: a un espacio (en el caso, pubblico, las calles) se le transfiere el sentido de otro (en este caso, privado, la casa). En los dos hologramas anteriores, la transferencia de sentido opera de manera diferente: Es indirecta o inversa, a partir del sentido de un lugar, a otro lugar se lo construye como su opuesto. En algunas ciudades del mundo occidental este fenémeno viene adquiriendo fuerte presencia en los uiltimos afios —un ejemplo es Barcelona— aunque a lo largo de la historia urbana siempre ha existido ‘con mayor 0 menor presencia, dependiendo de la ciudad y el momento histérico. No obstante, la geografia tradicional no ha reparado en este fenémeno, ni en otra época ni en ésta, y por lo mismo no ha desarrollado formas de acereamiento al mismo, posiblemente por esa tendencia a priorizar los espacios divididos. Reflexiones finales A fines de los aiios setenta, Michel-Jean Bertrand sefialaba que “la ciudad no es un sistema 0 un modelo econémico, y nada seria sin sus habitantes” (1981:12)". Sin duda, era un alegato en favor de “otra 2 EL libro se publics inieialmente en francés en 1978, aunque la cita es de la edicion espafiola de 1981. La version francesa llevé por titulo Pratique de la ville, mientras ‘que la traduccidn al espanol lo replantes como La ciudad cotidiana. 442 ALICIA LINDON geografia” para el estudio dela ciudad desde la perspectiva del habitan- te,el sujeto, en su vida cotidiana. Mas omenos en el mismo tono, casi una década mas tarde, David Ley (1987:95) decia, que hacer una geografia de la vida cotidiana de la ciudad es reseatar el movimiento, y no caer en lo més conocido y estudiado, como los usos del suelo urbano. A partir de un trabajo pionero del gedgrafo britanico P.R. Crowe de 1938, Ley desafiaba a la geografia tradicional —enfatica en lo morfolégico— diciendo que este tipo de estudios de la ciudad sélo dan cuenta de la ciudad del homo dormiens. Hay muchas otras voces que, desde la geografia que se interesa por la ciudad, han hecho otros llamados de atencién sobre la necesidad de construir otra geografia, atenta a lo cotidiano y al habitante. A pesar de esas voces, pareceria que la geografiano termina de legitimar este “giro hacia locotidiano”. Mas bien se encuentra sumida en la tensién entre estas tendencias innovadoras yotrasinstituidas, para las cuales locotidiano noes visto comorelevante y la centralidad del sujeto genera falsas sospechas y temores mal entendidos, disfrazados de “individualismo”. Desde otros campos del conoeimiento (la antropologia), pero con un interés compartido por la ciudad, Néstor Garefa Canclini en 1990! escribi6 una obra, que devino un verdadero hito en los estudios cultura- les, en la cual el tema central es la “hibridacién cultural”. A partir de ese momento, este tema atrajo diverso tipo de investigaciones urbanas. Sin embargo, esos temas siguen siendo un vacio casi no abordado por la geografia, que ha optado frecuentemente por seguir pensandoel espacio urbano, eomo decfa P.R. Crowe, como una geografia del homo dormiens endonde todo se define por sus funciones y dondenohay sujetos, mas que ocultos en los datos agregados. Sin embargo, cabe la pregunta por los espacios hibridos en nuestras ciudades, y la vida cotidiana es un campo fecundo para indagar la hibridacién en su dimensién espacial. Esa geografia alternativa de la vida cotidiana de la ciudad puede tomar diversas estrategias metodolégicas, pero lo ineludible es pensar el espacio desde la perspectiva del habitante. En otra ocasién a estos enfoques los hemos denominado miradas “egocéntricas” (desde el punto de vista del habitante), en oposicién a las “exocéntricas” (desde el punto de vista de un analista externo) (Hiernaux y Lindén, 2004). En ese 18 Beta obra no sélo fue un hito en los estudios culturales, también recibié el Premio beroamerieano Book Award de la Latin American Studies Association como el mejor libro sobre América Latina publicado en el periodo 1990-1992. LAESPACIALIDAD DE LA VIDA COTIDIANA 443, camino es importante superar las aproximaciones dicotémicas, el pen- samiento tinico, las miradas que entienden el territorio s6lo en términos de funciones, localizaciones ventajosas o desventajosas, racionalidades espacializadas, o sea miradas externas y lejanas. Situaciones cotidianas como las de los hologramas previos, para la mirada geogrifica convencional ni siquiera son visibles, ni mucho menos objeto de estudio. Pero las geografias alternativas sobre lo cotidiano penetran en estas configuraciones espacio-temporales cotidianas —aun cuando sean fugaces y efimeras como los escenarios que se arman y desarman répidamente— para descifrarlas. Estos desafios tienen fuertes implicaciones téenico-metodologicas, ya gue requieren instrumentos para producir la informacién empirica y estrategias analiticas, que usualmente no son muy cercanas ala geogra- fia. Por ejemplo, todo lo relacionado con el lenguaje y también con las imégenes. Asimismo, exigen el acercamiento a lo observable, las microescalas. La estrategia de los escenarios méviles definidos a partir de las practicas, puede ser un recurso fecundo para captar y desentrahar circunstancias que suelen reiterarse, pero que en esencia son fugaces y ademas méviles. Asimismo, la entrada metodolégica de las transferen- cias y desplazamientos de sentidos del lugar tiene la virtud de esclarecer formas “no puras” ni unidimensionales de vivir cotidianamente los espacios de laciudad. Esta entrada analitica de los desplazamientos de sentidos viene a agregar una dimensién importante al movimiento ‘otidiano, casi siempre limitado a la espacialidad fisica o, a la tempora- lidad. En iltima instancia, resulta ser una forma de abordar la hibrida- cién espacial. Los hologramas presentados ponen de manifiesto que ciertos escenarios pueden configurarse por una pauta dominante de lo ublico que llega a absorber lo privado, como en las calles tomadas. En otros escenariosla pauta dominante puede serlo privado queseextiende sobre lo publico, como en la vida suburbana™’. Aun cuando estos escenarios sean fugaces, efimeros y méviles, resultan mas potentes para entender las ciudades actuales que las propuestas de un espacio puiblico y otro privado, o de uno residencial y otro labora. M4 Jean-Frangois Staszak inicia un articulo sobre el espacio doméstico y la geografia e lo interior (2001:339), con las palabras de un anuncio publicitario de un fabricantedemuebles, que resulta ejemplar de esta instauracién’ delo priv ‘verdadera vida comienza en el interior’ 444 ALICIA LINDON BrsuiocRaria Bertrand, Michel-Jean (1981), La ciudad cotidiana, Madrid, Instituto de Estudios de ‘Administraci6n Local. Primera edicién en francés Editorial Masson, 1978. CChombart de Lauwe, Paul-Henry y Jacques Jenny (1963). "Lugar de trabajo y resem ‘ia’, en: Friedmann, Georges y Pierre Naville, Tratado de Sociologia del Trabajo, vol, 1, Mexico, PCE. Crowe, P:R. (1938), “On progressin Geography”, Scotislt Geographical Magazine, nam, 34, pp. 1-19, De Castro, Constancio (1997),Lageografiaen a vidacotidiana, Barcelona: Ediciones del Serbal Debarbieux, Bernard (1997), “Liacteur et le teritoire. 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